Las praderas naturalizadas y mejoradas son el principal recurso forrajero de la zona sur de Chile, la que es responsable de la gran mayoría de la producción de leche y carne bovina del país y se caracteriza por su producción bovina de tipo pastoril.Un adecuado conocimiento del comportamiento de las praderas naturalizadas y mejoradas, nos permitirá lograr un manejo más adecuado y sostenible de este recurso forrajero.La pradera naturalizada es la resultante de un equilibrio de parámetros químicos, físicos y biológicos de acuerdo a condiciones mayores que impone la interacción suelo-clima, cuya representación más evidente es una comunidad vegetacional polifítica y multiespecífica característica de un sitio determinado.Esta comunidad vegetacional es producto de condiciones de suelo y clima que se han equilibrado en un largo periodo de tiempo. En el caso del sur de Chile y en especial Chiloé, la acidez del suelo, su contenido de aluminio o el contenido de cationes básicos es el resultado de largos periodos de lixiviación del suelo, es decir de una larga relación entre un suelo poroso de baja densidad aparente y un clima caracterizado por su alta pluviometría.De esta forma, lo que podríamos denominar como condiciones imperantes, determinan puntos de equilibrio en los parámetros del suelo en torno a cuyo valor surgirán

comunidades vegetales que bajo dichas condiciones, pueden crecer, competir y desarrollarse ventajosamente. Es decir, características de sitio sumado al nivel de intervención y manejo, determinarán las especies componentes de la comunidad vegetacional de la pradera y la productividad de las mismas. Esto a su vez, definirá la capacidad de carga que estas praderas puedan sostener en el tiempo.

Respecto a la comunidad vegetacional existente en las praderas naturalizadas, estas pueden tener distintas especies componentes según su nivel de intervención y manejo. Así, existen praderas naturalizadas con un importante componente matorral y de especies herbáceas de bajo valor forrajero. Otras praderas han sido mejoradas por fertilización o drenaje y están principalmente compuestas por gramíneas y leguminosas forrajeras de mayor valor nutricional.Habitualmente una pradera naturalizada no recibe ninguna intervención salvo un pastoreo extensivo y extractivo. La comunidad vegetal que compone este tipo de pradera no son solo especies herbáceas sino también arbustivasCuando una pradera naturalizada es intervenida incorporando nutrientes al suelo, mejorando el drenaje, introduciendo nuevas especies o mejorando el sistema de

pastoreo, la comunidad vegetal se transforma y se puede observar una reducción en el número de especies y un aumento en el valor forrajero agregado de la pradera. Como hemos dicho una pradera naturalizada da cuenta de una situación de equilibrio dinámico, por lo tanto, una alteración en las variables determinantes de este equilibrio, afectará parte o la totalidad de la comunidad vegetal componente de la pradera.Cambios significativos en las condiciones que determinan este equilibrio, llevará los parámetros a otro valor y se producirá un efecto sobre la comunidad vegetal que se desarrollaba en dicho sitio. En este sentido, la intervención del hombre enfocada a aumentar los niveles de productividad, calidad nutricional y eficiencia de uso, está orientada a presionar una sucesión ecológica en la comunidad vegetacional de la pradera naturalizada, tendiente a favorecer aquellas especies que den cuenta de los objetivos productivos que se persiguen.

Las especies afectadas por este nuevo escenario, perderán capacidad de competir y tenderán a disminuir su presencia y/o a desaparecer generando un espacio ecológico que será ocuado por otras especies con mayor habilidad de competir bajo las nuevas condiciones.

Constantemente el hombre a través de su intervención está obligando a los sistemas pratenses a saltar hacinuevos equilibrios dinámicos, en la búsqueda de mejores y mayores rendimientos. Estos sistemas cada vez requieren de una mayor cantidad de “imput” tanto para manifestarse como para mantenerse posteriormente.En la representación esquemática que se presenta en la figura 1, es posible apreciar los saltos en productividad que se producen al presionar sucesiones ecológicas vía modificación de habitat.

Por lo tanto, un adecuado manejo de la pradera naturalizada consiste entonces en mantener al sistema agroecológico desviado de su equilibrio natural, generando y manteniendo nuevos equilibrios, con el objetivo de presionar una sucesión ecológica desde la comunidad vegetacional dominante y sostener el desarrollo de una comunidad vegetal más productiva y de mayor valor forrajero que la existente en la condición natural.Para poder seguir manteniendo nuevos equilibrios, las intervenciones tecnológicas características de un sistema ganadero bajo enfoque ecológico en el sur de Chile son:

Enmienda calcáreaLos suelos ácidos característicos del sur de Chile provocan limitaciones en el potencial productivo de praderas y cultivos. La toxicidad por aluminio afecta severamente las praderas, en particular el desarrollo y sobrevivencia de los tréboles. Para revertir esta situación es necesario la aplicación de enmiendas calcáreas a fin de neutralizar el aluminio tóxico.La enmienda calcárea es una intervención química dirigida a mejorar la eficiencia nutricional del suelo con respecto a las plantas. Se aplica un gran volumen de carbonato de calcio, el cual reacciona elevando el PH del suelo, reduciendo la saturación de Aluminio y mejorando substancialmente la absorción de Fósforo por parte de las plantas.

En términos tecnológicos se aplican entre 1 y 3 toneladas de carbonato de calcio soluble por hectárea, lo cual debe repetirse cada 2 a 4 años para sostener las condiciones modificadas.

FertilizaciónA pesar de que en los sistemas pastoriles gran parte de los nutrientes son devueltos al suelo a través de la orina y fecas, como también en los residuos de pastoreo que no utilizan los animales y material muerto, igualmente se producen perdidas de nutrientes, por lo tanto, un aspecto esencial de un sistema, bajo enfoque ecológico, es minimizar las pérdidas de nutrientes del sistema, para ello se establece una estrategia de reciclaje de los principales residuos del proceso productivos, purines y estiércol. El reciclaje parte por la distribución de “bostas”, lo cual resulta mejor bajo un pastoreo en “franjas”. Un segundo paso es el almacenamiento y distribución de purines y estiércol. En ambos casos la estrategia mas usada es concentrar todo el residuo en algunos potreros y de esa manera diferenciar el uso y productividad. Para poder optar a mayores niveles de productividad de la pradera se hace necesario intervenir el sistema agroecológico adicionando nutrientes que están presentes en el suelo, pero no en la cantidad suficiente para una productividad media o alta.

Figura 1. Productividad de diferentes tipos de praderasP. Mejorada 1: Pradera fertilizada primer añoP. Mejorada 2: Pradera fertilizada 2 años y más

Pastoreo.Es una de las principales intervenciones de un sistema ganadero y un poderoso presionador de sucesiones ecológicas en la comunidad vegetal que compone la pradera. Esta herramienta permite favorecer o perjudicar la presencia de una determinada especie, el avance de matorrales invasivos o la predominancia de especies de bajo valor forrajero.En un enfoque ecológico, el pastoreo es la columna vertebral del manejo. En el caso de Chiloé, en la pradera naturalizada, se debe favorecer un pastoreo no selectivo, es decir con alta carga por periodos cortos y una rotación sistemática que asegure presión, con un claro sentido de sucesión vegetacional. La principal estrategia es el pastoreo en franjas con cerco eléctrico, con frecuencias de pastoreo diferenciadas entre invierno y verano.Las ventajas pastoreos rotativos y pastoreos en franja se relacionan con una mejor utilización del forraje, una mejor distribución de fecas y orinas, un mejor control de malezas y un mejor control de la presión de pastoreo.

Mejoramiento de praderas sin “rotura” de suelo.Se mejoran las praderas por fertilización, enmiendas, reciclaje y pastoreo pero sin realizar rotura del suelo, de esta forma se estimula una acumulación de fertilidad, especialmente fosforada en los primeros centímetros de suelo ya que el fósforo es un nutriente de baja movilidad. La práctica convencional de roturar las praderas par sembrarlas cada 4 o 5 años incorpora en profundidad la acumulación nutricional realizada en ese periodo y deja en superficie suelo no mejorado químicamente, lo cual impide un mejoramiento progresivo de la fertilidad.

Introducción y manejo de leguminosas.El nitrógeno presente en un sistema ganadero proviene principalmente de la mineralización de materia orgánica, del reciclaje de nutrientes, de la fertilización y de la incorporación de nitrógeno atmosférico por parte de las especies leguminosas.

En Chiloé la condición de suelos desfavorece la presencia de leguminosas, por ello en forma natural solo se encuentra alfalfa chilota y trébol blanco, lo cual es extensible también a la flora rizhóbica que es muy específica. Por lo anterior, las especies leguminosas presentes no encuentran condiciones de suelo ni rizhobium adecuado para fijar nitrógeno en un nivel adecuado. Las intervenciones claves son mejorar las condiciones de suelo para favorecer la presencia de leguminosas, introducir leguminosas en siembra o en regeneración inoculadas con rhizobium.

Foto 2. Pradera sembrada del sur de Chile.

Foto 3. Pradera naturalizada mejorada del Sur de Chile.