Solos en su propia casa

Oscar Ugarte Jiménez

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No solo en centros para

ancianos se presenta el

abandono a los adultos

mayores. Muchas veces

en sus propias casas

pueden experimentar la

soledad y el olvido por

parte de sus familiares.

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Durante muchas horas al

día, la televisión se

convierte en la compañía,

en la ventana al mundo

exterior y con quien se

comparte más tiempo.

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“También hay que hacer

algo por uno mismo”. No

solo de la pensión de Don

Francisco se puede vivir,

por eso Doña Bertilia

decidió trabajar

vendiendo recargas de

teléfonos celulares. “Con

algo hay que defenderse”.

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Este trabajo la reconforta

y la hace sentir, como ella

misma afirma, útil. “Me

distraigo y hablo con

otras personas”

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Otra actividad que les

gusta realizar es observar

la calle, la comunidad y

los vecinos

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“Es el barrio en el que he

vivido toda mi vida y

todos los días hay algo

nuevo”. Sentir un poco de

aire y olvidarse de todo,

al menos por un rato.

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“Pero nos tenemos el uno

al otro”. Con más de

cuarenta años de casados

uno es el sostén del otro y

el apoyo para los

momentos duros.

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“Nuestra vida es un poco

rutinaria, comemos

siempre a las mismas

horas”. En medio del

pequeño comedor

transcurren los momentos

de alimentarse y donde se

ponen al día de lo que

escucharon en sus ratos

afuera.

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Algo que les preocupa es

la inseguridad. “Las cosas

cambian y aquí se ha

vuelto peligroso”. No les

queda más remedio que

vivir entre rejas.

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Cuando reciben una visita

la alegría los embarga;

sin embargo muchas

veces se ven ignorados

por llamadas u otros

asuntos de los que no los

hacen parte.

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¿Cómo cambia el

semblante cuando

reciben a sus hijos?

El rostro serio se presenta

durante muchas horas.

Cuando pregunté en qué

pensaba contestó “solo

pienso”.

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Con motivo del día del

Padre, sus hijos llegaron

de visita. Las pocas horas

que duró la balada el

rostro de Don Francisco se

iluminó por completo.

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El rostro pensativo y

distraído vuelve a ser

parte de la escena, en los

ratos que están solos.

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Sus sonrisas delatan que

la presencia de sus seres

queridos son el mejor

regalo que pueden recibir,

por más breve que sea el

encuentro.

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Algunas labores

domésticas se vuelven

más pesadas con el

tiempo.

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Muchas veces, la ayuda

con los trabajos trae más

alivio emocional que

físico.

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Cuando se está solo hay

mucho tiempo para

pensar…

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Cuando se está

acompañado es mejor

cerrar los ojos y soñar.

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Ellos son Don Francisco y

Doña Bertilia. Como

muchos otros adultos

mayores muchas veces

sufren de la soledad en su

propia casa. Una pequeña

visita ilumina su rostro,

los días de ausencia lo

van apagando. El

abandono no solo está en

un asilo o en las calles,

muchas veces el

abandono está en medio

de nuestra familia y no

nos damos cuenta.

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