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Espacialidad urbana y el desarrollo espacial de las ciudades, una breve mirada desde lo económico a la ciudad de la globalización. Hecho por: Julián Andrés Angarita Suárez. “(…) el desarrollo de las ciudades está vinculado a los progresos del comercio” (Le Goff, 1982, pág. 15). La anterior cita nos permite hacer una breve connotación de la inserción del comercio en algunos territorios europeos en los albores y medianías de una revolución comercial endémica a la espacialidad aludida en el siglo XI y XII; en la cual el espacio que antes eran escenarios de lucha ahora eran escenarios de intercambio, desarrollando “rutas comerciales, nudos de vías de comunicación, puertos marítimos o fluviales (…)” (1982, pág. 15) para configurar así “los barrios de los comercios, del mercado y del tránsito de las mercancías” (pág. 15). Ello sucedió principalmente en los grandes polos de comercio, los cuales eran: Italia; España; Alemania (hanseática). Prueba del desarrollo que introdujo el comercio, en un sentido regional, fue la construcción del primer puente colgante, el Gotardo, en 1237; el cual tuvo como propósito aminorar la distancia entre Alemania e Italia, para disminuir los costos de transportación y el riesgo de inseguridad, en la movilización de las mercaderías (Le Goff, 1982). Ésta breve alusión al papel del comercio en un segmento de la historia europea, se realiza adrede para explicitar cómo, la vocación económica o una actividad económica dominante en un espacio delimitado, principia a ser un entorno en el cual se

Ensayo Final de Urbana, Con Ulteriores Transformaciones

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Espacialidad urbana y el desarrollo espacial de las ciudades, una breve mirada

desde lo económico a la ciudad de la globalización.

Hecho por: Julián Andrés Angarita Suárez.

“(…) el desarrollo de las ciudades está vinculado a los progresos del comercio” (Le

Goff, 1982, pág. 15).

La anterior cita nos permite hacer una breve connotación de la inserción del

comercio en algunos territorios europeos en los albores y medianías de una

revolución comercial endémica a la espacialidad aludida en el siglo XI y XII; en la

cual el espacio que antes eran escenarios de lucha ahora eran escenarios de

intercambio, desarrollando “rutas comerciales, nudos de vías de comunicación,

puertos marítimos o fluviales (…)” (1982, pág. 15) para configurar así “los barrios de

los comercios, del mercado y del tránsito de las mercancías” (pág. 15). Ello sucedió

principalmente en los grandes polos de comercio, los cuales eran: Italia; España;

Alemania (hanseática). Prueba del desarrollo que introdujo el comercio, en un

sentido regional, fue la construcción del primer puente colgante, el Gotardo, en 1237;

el cual tuvo como propósito aminorar la distancia entre Alemania e Italia, para

disminuir los costos de transportación y el riesgo de inseguridad, en la movilización

de las mercaderías (Le Goff, 1982).

Ésta breve alusión al papel del comercio en un segmento de la historia europea, se

realiza adrede para explicitar cómo, la vocación económica o una actividad

económica dominante en un espacio delimitado, principia a ser un entorno en el cual

se presenta una concurrencia y aglomeración de personas y de flujos; en el caso

moderno, de empresas, capitales e información; un entorno en el que, para hacer

más eficiente el desarrollo de la actividad económica se realizan obras de

infraestructura física y otro tipo de obras físicas para la reproducción de la fuerza de

trabajo1, configurando una espacialidad urbana2. En éste sentido, la ciudad no puede

concebirse como un producto naturalmente dado (concepción respectiva a la

1. Presupuesto analítico tomado de la clase sociología urbana, perteneciente a la escuela francesa de sociología urbana.2. Lo cual no se agota en lo económico, pero, por el matiz de éste escrito, nos referiremos al asunto del comportamiento económico urbano moldeado a partir de la actividad económica dominante.

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escuela de chicago), sino como un producto histórico-social (concepto lefebvreano);

en el cual se manifiestan dos características de forma concomitante, las cuales son:

“la producción en el espacio y la producción del espacio” (Lefebvre, pág. 219). Dicha

producción del espacio se encuentra determinada a su vez por las formas en cómo

las sociedades desarrollan su lucha económica por la existencia3; es decir, la forma

en que las sociedades se relacionan de forma intencional e instrumentalmente entre

ellas mismas y con un espacio el cual habitan, en un marco de tiempo, para

garantizar su existir; es en éste punto donde se presenta una determinación

antrópica del espacio4. Bajo ésta perspectiva es que aseveramos que el factor de

cambio, y que a su vez dinamiza el proceso, es el factor económico; presentando

consigo unas formas dominantes del espacio, y a su vez dominadas (Lefebvre), las

cuales son históricas y que posibilitan matizar el espacio con epítetos, v. gr., el

espacio hogaño moderno, el espacio capitalista, la ciudad capitalista. Dicha

apropiación y producción dominante del espacio de tipo capitalista, se da bajo unas

necesidades e intereses de tipo histórico; siendo el caso del capitalismo, la ciudad

se configura bajo la necesidad inherente del sistema, según la premisa marxista: “la

reproducción de las relaciones sociales de producción” (Lefebvre, pág. 223).

Haciendo una breve digresión, el capitalismo no se instaura en el siglo XI como

modo dominante de producción para el ejemplo citado; pero si hacemos una

retrospectiva genealógica del capital y del comercio, podremos explicitar el proceso

y la tendencia de la repercusión que han tenido ambos en el espacio, en la ciudad

(tanto medieval, como moderna); en la cual se realizan una serie de

transformaciones con tal de posibilitar el intercambio y de recepcionar los flujos de

diversa índole: de capital, de mano de obra, de materia prima; en el caso moderno,

de industrias, de información por la constitución de mercados sin fronteras, de

cadenas empresariales encargados a la transformación de una parte del producto

para la agregación de valor y, en hogaño, de la generación de oferta y demanda de

servicios a través de clústeres de apoyo, con la función de aminorar costos de

3. Concepto Weberiano. 4. La determinación se da en el sentido conceptual y epistemológico, pues el hombre, en su pugna por desarrollar su existir en una espacio-temporalidad, transforma el espacio para poder reproducirse; sin embargo, cuando la acción es sustancializada, es decir, cuando hay ideas e intenciones, el espacio empieza a revestir significados endilgados por el hombre concreto e histórico. (Hombre como género universal; es decir, seres humanos).

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producción y hacer un uso eficiente de los recursos en la función productiva y

lucrativa de la empresa.

Para adentrarnos en el tema de la espacialidad urbana, la premisa que impera (para

nosotros) en este aspecto es: el que haya una actividad económica dominante,

proyectada espacio-temporalmente; lo cual determina la función esencial del espacio

social, a su vez de la ciudad, pues el espacio; a través del desarrollo de las

interacciones sociales, va adquiriendo significados subjetivos, otorgados por los

seres humanos que coexisten allí5. Es en éste punto preciso; que además es de tipo,

mas no únicamente, económico6, donde la producción del espacio y el desarrollo de

la ciudad, se empieza a generar en los tres ejes que propone Lefebvre: función

(actividad económica históricamente dominante), forma (formas arquitectónicas y

urbanísticas con su respectiva disposición espacial) y estructura (conjunto del

espacio urbano)7. En palabras lefebvreanas:

“(…) el espacio no está únicamente organizado e instituido, sino que también está

modelado, configurado por tal o cual grupo de acuerdo con sus exigencias, su ética

y su estética, es decir, su ideología” (Lefebvre, Espacio y Política, el derecho a la

ciudad II, 1976, pág. 66).

Lefebvre asevera que “la industrialización es el motor de las transformaciones de la

ciudad”8; ésa fue la función específica e intencional del espacio en épocas

antecesoras, no muy lejanas, a la era de la globalización; es mas, podríamos

reconocer que fue la necesidad por racionalizar las relaciones sociales de

producción, por lo que se da la industrialización en la ciudad, generando unas

transformaciones espaciales contemporáneas9.

5. Relaciones de apropiación bajo figuras como la memoria colectiva, la importancia colectiva; es decir, factores sustantivos que posibilitan la yuxtaposición, y la apropiación, de las personas por un espacio que trasciende a ser social, dejando de ser un mero ente físico. 6. Es económico en tanto que el espacio en el cual se desenvuelven las interacciones tengan como objeto la lucha económica por la existencia. 7. Idea tomada de la exposición sumaria del profesor del curso sociología urbana sobre la teoría de la producción del espacio. 8. Cita tomada de la exposición sumaria del profesor del curso sociología urbana sobre la escuela francesa. 9. No olvidemos la comparativa metafórica que realiza Lefebvre de la ciudad como símil a “una obra de arte” (1976, pág. 66).

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Para el caso de la ciudad y la espacialidad urbana en la globalización, ya no es la

industrialización la propulsora de las transformaciones espaciales urbanas; es el

sistema de clúster y la reorganización institucional de las empresas bajo éste

sistema, lo que determina la forma en cómo se transformarán los espacios urbanos y

la ciudad. En una frase, en términos de Lefebvre, una nueva modelación estratégica

e ideológica del espacio de la ciudad. Prueba fehaciente de ello es la instalación de

éste tipo de diseño empresarial en Medellín; donde las empresas se instalan en

zonas geográficas estratégicas; ora sea por la presencia de socios; ora sea por las

ventajas comparativas y/o competitivas que ofrezca el espacio físico; entre otras,

dejando a un lado el modelo empresarial de competencia, pasando ahora a la

instalación de redes de servicios de apoyo productivo, con diferentes empresas, en

la escala de agregación de valor (Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia,

2006).

Estas consideraciones nos impelen a concebir la ciudad bajo dos aspectos, los

cuales son: la ciudad como espacio; la ciudad como sistema. Estos dos aspectos no

se encuentran dislocados, todo lo contrario, están en íntima ligazón en tanto que la

ciudad posibilita; para la realización de la actividad económica, sin pensar que la

función del espacio y la ciudad se agota meramente en ésta actividad10, “el contacto,

la regulación, el intercambio y la comunicación (…) en el marco de la relación entre

personas, colectivos e instituciones” (Rueda, pág. 1). Bajo los ejes Lefebvreanos, en

conjunción con estas posibilidades que oferta la ciudad, el espacio urbano empieza

a transformarse, tanto en su configuración distributiva espacial, como en sus

componentes de estructura física para la reproducción de las relaciones sociales de

producción; es decir, dicha reproducción es el leitmotiv por el cual la ciudad y el

espacio presenta diversas transformaciones, apropiaciones sustantivas, pero sin

agotarse en el aspecto económico; tal como se ha aludido con antelación.

En este sentido, a modo de conclusión, el espacialidad urbana y la ciudad, en ésta

nueva forma moderna; bajo la forma de la instalación de los clústeres, se enfocan

como territorio para la producción de bienes y servicios, para la agregación de valor

a tales bienes y servicios bajo la forma de cadenas productivas, para la oferta de

10. Sino que, para efectos de la reflexión gravitante en la órbita económica, nos focalizamos y

priorizamos tal órbita sobre la social, política, entre otras.

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condiciones óptimas para la reproducción de la mano de obra; surgiendo de aquí

todo lo relacionado con parques, espacios de convergencia para la dispersión y el

ocio, construidos por empresas en su ejercicio de la responsabilidad social

empresarial, pero siendo apropiados por las personas, construyendo espacios

sociales, al otorgarle un significado subjetivo y compartido (en al interacción) al

espacio y por último el espacio urbano y la ciudad se enfoca como un cúmulo de

medios para garantizar los procesos de reproducción social y material del capital11.

Bibliografía

- Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia. (2006). Clúster, una estrategia para crear ventaja competitiva. Medellín.

- Le Goff, J. (1982). Mercaderes y Banqueros en la Edad Media. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires.

- Lefebvre, H. (1976). Espacio y Política, el derecho a la ciudad II. Barcelona: Ediciones Península.

- Lefebvre, H. (s.f.). La Producción del Espacio.

- Rueda, S. (s.f.). La Ciudad Compacta y Diversa frente a la Conurbación Difusa.

11. Conclusiones tomadas de las notas de clase.