Entre La Tecnociencia y El Deseo

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    Esther azEntre la tecnociencia y el deseoL a const r uccin d e una epi stemol oga ampl i ada

    Editorial BiblosF i l o s o f a

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    Daz, EstherE nt re la tecnociencia y el deseo. L a const ruccin deuna epistemologa ampliada. - la. ed. -Buenos Aires: Biblos, 2007.167 pp.; 23 x 16 cm.ISBN 978-950-786-601-21. F ilosofa. I . T t ul o.CDD 190

    Diseo de tapa:L u ci a n o T i r abassi U .Armado:H er nn D a z E sther D az, 2007 Editorial Biblos, 2007Pasaje J os M . Giuffra 318, C1064ADD Buenos [email protected] / www.editorialbiblos.comH echo el depsito que dispone la L ey 11.723I mpreso en la ArgentinaNo se permi te la reproduccin parcial o total, el almacenamiento, el alqui ler, la trans-misin o la transformacin de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, seaelectrnico o mecnico, mediante fotocopias, digital izacin u otros mtodos, sin el per-miso previo y escri to del editor. Su infraccin est penada por las leyes 11.723 y 25.446.E sta primera edicin de 1.500 ejemplaresse termin de imprimir en Primera Clase,California 1231, Buenos Aires,Repblica Argentina,en septiembre de 2007.

    mailto:[email protected]://www.editorialbiblos.com/http://www.editorialbiblos.com/mailto:[email protected]
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    18 Esther Dazjeto estudiado, como ms all del cuadro est el rey, como ms all dela pantalla el jurado, como ms all de ambos los espectadores.Desde esa distancia crtica se determinan las leyes que rigen noslo los destinos humanos sino tambin los de la naturaleza. Sinembargo, a pesar de sus poderes para juzgar la realidad, al cient fico(como al juez) se le escabulle la verdad indeclinable, mientras nue-vos sentidos se deslizan por el cimbronazo constante del fluir de losacontecimientos. Porque, en ltima instancia, desde su atalaya, estconfinado -igual que nosotros- a observar recortes de una realidadinfinita. E l observador imparcial , en su versin K urosawa, depen-de de un haz de luz en el que no est representado. Y en su versinVelzquez, de su virtual reflejo en un espejo. En ambas versiones seencuentra fuera del recorte de la realidad representada.En las dos obras de arte evocadas la ubicacin del jurado y la delrey semejan tambin el lugar del epistemlogo, que reflexiona sobrelos derroteros del conocimiento cient fico ms all de la escena propia-mente cientfica. L egisla acerca de la val idez de las teoras y reina enla duplicacin cognoscitiva formalizando los enunciados protocolares. L os legisladores civiles, desde los arcanos del tiempo, trazan lascoordenadas por las que deben transitar los sujetos. L os cientficos, desde la modernidad, formulan las leyes del cono-cimiento. L os epistemlogos, desde principios del sigloXX analizan los pro-cesos cognoscitivos.2 Qu es la epistemologa?

    L a epistemologa es a la ciencia lo que la crt ica de arte al fenme-no esttico. El artista produce obra de arte, el crtico la analiza. Elcientfico produce teoras y prcticas cientficas, el epistemlogo re-flexiona sobre ellas. L a epistemologa construye conceptos sobre elconocimiento, cuyos principales ejemplos son extrados de la ciencia.Es un debate (sin solucin de continuidad a la vista) acerca dea) la ahistoricidad, forzocidad, universal idad, formalizacin y neu-tralidad tica del conocimiento cientfico, ob) de la responsabilidad moral, el origen epocal, contingente, sesga-do, interpretativo y atravesado por lo poltico-social de ese conoci-miento.

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    Qu es la epistemologa 19Se suele denominar lnea fundadora o concepcin heredada 6a

    quienes defienden lo primero y epistemologa crtica o alternativaa las corrientes que postulan lo segundo.7Estos ltimos son fuentesque derraman sentido en este libro.Tambin es tema de la epistemologa el anlisis de las condicio-nes de posibilidad para que una comunidad cientfica establezca acuer-dos sobre problemas, mtodos, simbologas y estados de las cosas.L os acuerdos, segn las corrientes que adhieren a la posicin here-dada, se desprenden del minucioso anl isis de los enunciados cient-ficos y de los procedimientos para la contrastacin emprica de esosenunciados, cuyo mayor mri to es la posibi lidad de ser formalizados,garantizando as su validez universal. Esto se pone en entredichodesde posturas alternativas.Cabe preguntarse, por ejemplo, si el concepto de universalidad noes slo una construccin lingstica, un modo de generalizar enun-ciados sobre constataciones empricas que no por numerosas dejande ser singulares;8 as como los enunciados, que no por ser claros

    6. Denomino lnea fundadora a los primeros epistemlogos modernos y a sus segui-dores. Tambin uti li zo la expresin concepcin heredada , denominacin acuadapor H ilary Putnam en L o que las teoras no son (en Oliv y Prez Ransanz, 1989:312), quien alude a la misma corriente terica compartida, con diferencias internas,por epistemlogos empiristas, racionalistas, formalistas y/o justificacionistas, desdeRudolf Carnap hasta Karl Hempel, incluyendo a Hans Reichenbach, Karl Popper,E rnest N agel, as como a los nuevos formalistas, como J oseph Seneed, Woolfang Steg-mller, Car los M oul ines y algunos representantes locales de esa epistemologa querechazan cualquier consideracin filosfica que intente estudiar la ciencia en su rela-cin con la sociedad.7. Cuando se habla de europeos preocupados por temas relacionados con la ciencia sesuele pensar en germanos y anglosajones porque ellos integraron la corri ente tr iun-fante (a la que se plegaran casi mayoritar iamente la epistemologa estadounidense ysus satli tes culturales en lengua espaola). Pero no se debera obviar que en A le-mania surgieron tambin cr ticas contundentes al reduccionismo y que la epistemolo-ga francesa, en general, fue y es crtica de la epistemologa desgarrada de la historia,propia de la concepcin fundadora. Cabe mencionar tambin la apertura del estado-unidense Thomas K uhn y del austr aco Paul F eyerabend hacia una epistemologaarticulada con la historia. De todos modos, en epistemologa la corriente tcnico-ana-ltica fue hegemnica durante gran parte del sigloXX yan lo es entre la mayora delos cientficos de las ciencias duras y entre varios epistemlogos.8. Estas generalizaciones son tiles para la ciencia y para la cotidianidad. Aqu seintenta problematizar la pertinencia epistemolgica de la categora de verdad uni-versal, olvidando la contingencia de la realidad y los sesgos desde los que se abordacualquier conocer (o cualquier pensar).

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    20 Esther Dazdejan de ser metforas del mundo. P ero hay algo que parece ir refuta-ble: las comunidades cientficas proponen e imponen experimentosde valor universal, aunque se trata de una universalidad expuesta alriesgo de que se demuestre lo contrario o que, por imprevisibles gol-pes del destino, sea sustituida por otra.Veamos un ejemplo desde la ciencia. Promediando el sigloXEX lacomunidad cientfica acordaba en que los procesos fermentativos obe-decan al accionar de componentes meramente qumicos. Pero L ouisPasteur (1822-1895) descubri elementos biolgicos en la produccindel cido lctico, oponindose as a las verdades cientficas entoncesvigentes que coincidan en rechazar la idea de algn tipo de influen-cia de la organizacin y la vida en esos procesos. Al analizar la pro-duccin de cido lctico por fermentacin Pasteur dise pruebas paraque su objeto de estudio demostrara su temple vital .Y no sin enfren-tar duras acusaciones e iracundos ataques de parte de sus oponen-tes, logr imponer su innovacin. Se acept finalmente la accin demicroorganismos en la fermentacin que produce el cido lctico. Apartir de los experimentosylas luchas de poder del cient fico fran-cs no slo se resolvi un enigma crucial sino que tambin se dio pasoa una nueva disciplina, la bioqumica.P ero nada le cay de regalo al cient fico de L il le, que deba lucharen varios frentes al mismo tiempo: en el laboratorio, abr indose pasoentre el marasmo de datos empricos borrosos, mientras atisbabaposibles confirmaciones de sus hiptesis; en la comunidad cient fica,debatiendo contra quienes defendan la naturaleza puramente qu-mica de los fermentos y lo convertan en blanco de sus chicanas aca-dmicas; en el plano pol tico, al que apelaba recordndole a las auto-ridades que las guerras perdidas por su pas se correspondan con eldesinters de los gobernantes por la investigacin cientfica, mien-tras que las ganadas le deban mucho a las inversiones estatales eninvestigacin. L a apelacin a lo blico para incrementar subsidios ala investigacin ya haba sido utili zada por Galileo Gali lei y se reite-r varias veces en la historia. De hecho, muchos desarrollos cientfi-cos se deben a la rivalidad entre los pueblos. Es decir que lo interno-el logro de nuevos conocimientos- est directamente penetrado porlo externo.E l empeo de P asteur en imponer sus innovaciones corra parejocon su esfuerzo cientfico. De nada valdra lo actuado en la soledaddel laboratorio si sus resultados no circulaban por la sociedad. Sepropuso entonces divulgar personalmente sus hallazgos. Estableciy fortaleci influencias. Cuando, finalmente, sus experimentos fue-

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    E sther Dazen agentes qumicos. Al abordarlos de manera diferente de como lohaba hecho P asteur en 1858, produjeron otra realidad, o as lo pare-ca a la luz de la recin nacida ciencia de las enzimas, que son com-puestos qumicos actuantes en los procesos fermentativos (Latour,2001: 181). Pero el devenir de la investigacin determin que las en-zimas son producidas por organismos vivos. As se rescat el logro dePasteur, aunque actualmente existen sntesis artificiales de algunasenzimas.Pero independientemente de este avatar histrico-cientfico, Pas-teur postulaba que el origen y la evolucin de ciertas enfermedadeseran anlogos a los procesos fermentativos. Consideraba que exis-ten enfermedades que se producen por el ataque de agentes etiolgi-cos procedentes del exterior del organismo, a la manera de losgrmenes que invaden la leche y causan su fermentacin. Y logrdemostrar que existen microorganismos en el polvo atmosfrico que,cuando encuentran un lugar propicio con abundante alimento (comolos caldos nutritivos), proliferan. Su postura fue muy resistida porcientficos de todo el mundo.

    U no de los principales razonamientos aducidos en su contra eraque el papel desempeado por los grmenes en la enfermedadera secundario y careca de importancia. La posibilidad de que unpuado de microorganismos fuera capaz de matar a organismos al-tamente desarrollados resultaba inconcebible. L a historia que siguees por dems conocida, as como la vigencia de gran parte del acervotecnocientfico aportado por Pasteur.Ahora bien, a partir de los dispositivos de saber-poder que se ati s-ban detrs de esta semblanza histrica, cabe preguntarse sobre lapertinencia de la divisin, con fines de estudio, entre historia exter-na e interna de la ciencia como orientadora del anlisis de las teorasy las prcticas cientficas. Porque, como queda claro en el paradig-mtico caso de Pasteur, si el cientfico se hubiera dejado avasallarpor sus oponentes, por las crt icas insidiosas o por los obstculos (noslo epistemolgicos) que debi afrontar, sus teoras no habran tras-cendido. E xistan pocas posibil idades por cierto de que la verdad triun-fara por s misma. Necesit poder para imponer su verdad y sta, asu vez, le posibilit mayor circulacin por los entrecruzamientos defuerzas institucionales.E videntemente el ncleo gnoseolgico, al que denominamos in-terno , interacta con la supuesta exterioridad.EnE l m er ca d er d e Veneci a, de Shakespeare, el mercader no pue-de tomar una libra de carne del cuerpo de su deudor porque la ley

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    Qu es la epistemologa 23permite cortar un trozo de carne al que no paga, pero impide que sederrame sangre. Y como no se puede cortar carne viva sin desangrar ,Shylock no puede cobrar. Algo similar ocurre cuando se aplica la na-vaja de Occam9para delimitar el alcance de la epistemologa.En la construccin del conocimiento incide la integridad de lamquina social. Esto vale tanto para quienes cortan hacia el inte-rior de la ciencia como para quienes cortan hacia el entorno. Tam-bin existen disciplinas preocupadas por los contextos no cientficosde las investigaciones. Sus estudios se dirigen hacia los factores es-pecficamente poltico-sociales relacionados con la empresa cientfi-ca, mantenindose en el extremo opuesto al internalismo.10Sin embargo tambin hay corrientes tericas que exploran unaalternativa a la polaridad y borran lmites ms que establecerlos,como la antropologa de la ciencia que opera sobre la complejidad delos emprendimientos cientficos.11 B runo L atour (2001: 133), espe-cialista en estudios sobre la ciencia, considera que nicamente ladesatencin y el descuido de los mltiples instrumentos de anlisisexplican que se pueda defender un modelo que opone el contexto al

    9. El filsofo nominalista Gui llermo de Oecam (1298-1349), considerado por algunosexpertos como el fundador de la ciencia experimental , afirma que los universales noson reales (son trminos que significan cosas individuales), por lo tanto, no hay raznpara agregar intermediarios nominales entre las palabras y las cosas. Por ejemplo, siAndrs y Pablo tienen algo en comn, no es porque exista una entidad universal elhombre de la que participan. Simplemente son hombres y, en este caso, son dos, notiene sentido agregar un tercer trmino. L a expresin uti lizar la navaja de Occamsignifica qu e n o se deben multiplicar los conceptos sin necesidad, sino ms bien tendera la simpleza.10. Es la postura de los socilogos del conocimiento cientfico. E n 1929 K arl M ann-heim public d eologa y u t opa , donde considera que la sociologa debera ocuparsede lo que H ans Reichenbach denomin contexto de descubr imi ento (pertenecientea la historia externa), expresando que el otro contexto, el de justi ficacin (pertene-ciente a la hi storia interna), segua siendo dominio de los epistemlogos (E cheve-rra, 1995: 21).11. L a antropologa de la ciencia, tambin l lamada estudios sobre la ciencia , se resis-te a ocuparse nicamente de los asuntos internos o externos. Suelen distinguirse cua-tro grandes corrientes que operan en tal sentido: el p r o gr am a fuert e en l a soci ol ogade l conocim ien toci en ti co, en la que David Bloor es uno de sus pioneros; laa n t r op o l o-ga o etn om etod o loga d e la c ienc ia , representada, entre otros, por Bruno Latour; elp r o gr am a em p i c o d el r el a t i v i sm oocons t r u ct i v i sm o socia l , inspirado por J ean P ia-get; y loses tu d i os sobr e ci en c ia y ger o, trabajados por Susan Harding y otros teri-cas y tericos de la ciencia (E cheverra, 1995: 22-32).

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    24 Esther Dazcontenido para evitar abordar la heterognea y variada labor de loscientficos. Concentrarse en un solo aspecto del quehacer cientficoes como construir un teln de acero que separara a las ciencias de losfactores extracient ficos .Se trata entonces de saltar ese muro terico y sumergirse en lasestribaciones, a veces caticas, de los procesos cognoscitivos; enlas indeclinables afecciones humanas y en la incidencia de los ele-mentos no humanos que forman parte de esta complejidad.Adhiero a esa posicin y propongo apli car conceptos epistemolgi-cos para abordar objetos de estudios que van ms all de la forma delos enunciados o la racionalidad de los mtodos, tales como el anli-sis del deseo, la relacin entre los cuerpos o, en general, la incidenciade la ciencia no slo en la cultura sino tambin en la naturaleza. Eneste sentido oriento mi propio anlisis desde una mirada filosfica.E s decir , desde el anlisis y la elaboracin de conceptos propios deuna filosofa de la ciencia y la cultura que, como tal, se preocupa delncleo duro de la ciencia, pero sin aislarlo del entretejido de fuerzasen el que se produce y desarrolla. M e gua la premisa de que la racio-nalidad del conocimiento, aun la ms estricta y rigurosa, hunde susraces en luchas de poder, factores econmicos, connotaciones ticas,afecciones, pasiones, idearios colectivos, intereses personales y plu-ralidad de nutrientes que no estn ausentes, por cierto, en el xito oel fracaso de las teoras.12Creo que la rampa de lanzamiento hacia esta epistemologa am-pliada a lo poltico-social no ha de perder de vista ni los anteceden-tes histricos de la disciplina, ni los conceptos de los pioneros de lafi losofa de la ciencia. Sobre ellos trazo algunas pinceladas en el se-gundo captulo de este libro.4 L a gaya tcnica

    Acaso no es el cienti ficismo un miedo al pesimismo y una escapa-toria frente a l?, se pregunta N ietzsche enE l n a cim i en t o d e a t r a ge-

    12. L a presente propuesta (a la que denomino epistemologa ampliada ) no es unasociologa de la ciencia, aunque tiene un aire de familia con ella. La diferencia resideen que el socilogo de la ciencia anali za especfi camente la historia externa del conoci-miento cient fico, mientas que el epistemlogo ampliado busca relaciones entre ambashistorias, tratando de no desatender ninguna de las dos.

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    Qu es la epistemologa 25d a . Se impone aclarar que pesimismo , en este contexto, no tieneconnotaciones negativas ni peyorativas, ya que N ietzsche concibe unpesimismo de la fortaleza, una predileccin intelectual por los desa-fos de la existencia. Esa predileccin surgira de una salud desbor-dante, de una plenitud de vida propia de pocas o grupos que noatenan contra los impulsos vitales. Ese libro refiere a los griegoscuando todava su cultura no se haba fosilizado con el cors de unarazn expulsora de excitaciones vitales. Nietzsche piensa en la cul-tura griega arcaica, en la que el mpetu de ese pueblo admita latensin entre lo apolneo y lo dionisaco. En cambio, sus sucesores,los griegos clsicos, rechazarn a Dioniso y se entregarn al dominiohegemnico de Apolo, el dios que hiere de lejos porque todo lo me-diatiza a travs de la razn (N ietzsche, 1980).E xiste una aparente contradiccin entre una afirmacin de lasprimeras pginas deE l n a cim i en t o d e a r a g ed i a y el contenido de laobra, que se edit por primera vez en 1871; en su tercera edicin(1886) el fi lsofo le agreg una introduccin que titul E nsayo deautocrtica .13 Ah se dice que la tarea de ese libro es dilucidar elproblema de la ciencia y que se plantea un problema nuevo, inditohasta entonces: el de la ciencia concebida como problemtica, comodiscutible y -aunque no est explcito se podra agregar como de-cadente .La ciencia decadente sera la contracara de la ciencia alegre quese asume con una perspectiva humana, histrica, oponindose a laciencia moderna autoproclamada universal y verdadera. El saberentonces sera decadente cuando priva de sentido a quien no se rigepor los estrictos parmetros lgico-racionales exigidos por la tradi-cin ilustrada. L a ciencia jovial , por el contrario, sera propulsora depluralidad de sentidos, afirmativa de la existencia y promotorade libertad. C onsidero que, en realidad, el acontecimiento fundamen-tal deE l n a cim i en t o d e l a t r a g ed i a es la reflexin sobre la vida, lamuerte y la ciencia: la vida en tanto productora de individuaciones,la muerte como establecedora de unidad, y el anhelo de una cienciarefractaria a las codificaciones anquilosantes. Nietzsche (1980: 27)se refiere a un libro imposible, porque el problema de la ciencia nopuede ser conocido en el terreno de la ciencia [del saber] . A parti r deello, cabe concluir que el contenido explcito del libro es circunstan-

    13. Vase la Introduccin de Andrs Snchez Pascual y E nsayo de autocr tica enN ietzsche (1980: 7-39).

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    26 E sther D azcial. Seran circunstanciales entonces las referencias aWagneroScho-penhauer, as como a los griegos, sus dioses, sus poetas y sus filso-fos. Pues la concentracin de ese texto, su densidad conceptual, pro-viene de la delimitacin que se establece entre el terr itorio del arte yel de la ciencia.14M ejor dicho, al sealar que el arte es el ltimo reducto de DionisoNietzsche est dejando al descubierto los lmites de la ciencia, por-que ella comienza all donde termina el arte. L as regiones apolneaslindan con las dionisacas. sta sera una explicacin posible (unainterpretacin) de la afirmacin nietzscheana acercadeE l n a cim i en t od e a r aged i a como acceso a una comprensin profunda de la proble-mtica de la ciencia. En su autocrtica dice:

    Se trata de un libro[E l n a cim i en t o de l a t r a g ed i a ] que hasatisfecho a los mejores de su tiempo. Ya por esto debera sertratado con cierta deferencia; a pesar de ello no quiero repri-mir del todo el decir cun desagradable se me aparece ahora,diecisis aos despus -ante unos ojos ms viejos, cien vecesms exigentes, pero que no se han vuelto ms fr os, ni tampocoms extraos a aquella tarea a la que este temerario l ibro ospor vez primera acercarse ver la ciencia con la ptica del ar-tista, y el arte, con la de la vida. (N ietzsche, 1980: 29)

    N ietzsche tuvo una intuicin que le permiti captar la ciencia comoacontecimiento surgido desde las relaciones de poder y relacionadocon la tica y la esttica. Consider adems que las fronteras del arte-el lugar en el que deja de ser arte- estn establecidas por la racio-nal idad, la formalizacin y la lgica. E sas fronteras cir cunvalan yexcluyen los sentidos, el deseo, la materialidad y el azar. L a raciona-lidad cientfica sera el lmite rocoso contra el que se estrellan lastumultuosas olas del arte. E ste reafirma la vida, mientras el conoci-miento cientfico moderno la diseca, entre otras cosas, al formalizarlos enunciados sobre la realidad y al esforzarse por imponer comoverdades lo que en ltima instancia no son ms que metforas. M ien-

    14.M u tat i s m u t a n d i s, ocurre algo simi lar con lo que produce L udwig Wittgenstein enelTr actatus L ogi co-ph i l o soph i cus (1985), la diferencia es que Wittgenstein se refiereespecfi camente a las proposiciones lgico-cientfi cas y a los hechos del mundo, pero lorealmente importante para este fi lsofo (la tica, la esttica y el sentido de la vida) seencontrara ms all de los lmites mismos de los temas tratados en su libro.

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    Qu es la epistemologa 27tras la ciencia se preocupa en extender la vida a cualquier precio, elarte se empea en reafirmarla con su fuerza.N ietzsche vislumbr conceptualmente el comienzo, a veces incon-fesable, de aquellos conocimientos que nuestra cultura considera se-rios, incontaminados, slidos, cientficos. Foucault, en cambio, partide investigaciones empricas y las reconvirti en conceptos filosfi-cos. N ietzsche arroj sus ideas como dardos danzarines, Foucaul t lasdespleg a travs de los archivos, los testimonios, los documentos,los monumentos. E s como si F oucault produjera i lustr aciones de ca-tegoras nietzscheanas. Ilumina, por ejemplo, el surgimiento de lasciencias sociales a partir de prcticas que, en primera instancia, pa-receran no tener nada que ver con la ciencia, como el encierro, lavigilancia y el castigo. Al hablar de ellos, Foucault est mostrandolos lmites de las ciencias sociales, as como al hablar de los mitosgriegos Nietzsche muestra los lmites de la racionalidad occidentalen general.15L os conceptos y los objetos cientficos interactan con sujetos epo-cales, no con un sujeto ahistrico. F orman parte del caleidoscopio deldevenir, pueden variar en cualquier momento. Esas variaciones sonlas que permiten que los conceptos, los objetos y los sujetos mismos(estos ltimos, en tanto autorrepresentacin cientfica) puedan lle-gar a desaparecer, como desaparece en los lmites del mar un rostrodibujado en la arena.16N o obstante, a pesar del presentimiento terico de F oucault, elhombre como objeto de estudio de las disciplinas sociales an no hadesaparecido; tampoco el espritu rector de la ciencia tal como N ietzs-che lo conoci. Pues sigue siendo solemne y omnipresente, con hege-mona sobre cualquier otro tipo de saber. P ero la historia est demos-trado que la ciencia no es independiente del resto de la cultura.

    15. M ichel F oucaul t. adems de las obras anteriormente citadas, anali za aspectoscientficos enH i st or i a d e l a l ocu r a (1977b),E l na cim ien to d e la cln i ca (1966),L aar qu eo loga d el saber (1970) yV ig i la r y cast i ga r (1977a) respectivamente, adems deen diferentes dichos y escritos que se extienden a lo largo de su vida profesional.16. Esta expresin est tomada del final deLa s pa l ab r as y la s cosas y se refiere alhombre como objeto de estudio de las ciencias sociales, el cual as como surgi de uncambio reciente de episteme (ocurrido a partir del siglo X V I I I ) , puede desaparecerdel campo de la ciencia tan pronto sta (u otro tipo de saber) construya otros objetosque ocupen el volumen histrico-cultural que actualmente ocupa el estudio de lohumano.

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    28 Esther DazExiste un punto en el que un vstago de la ciencia, que en s mis-

    mo es poder, se consolida de manera proverbial: se trata de lan i -ca ,que forma parte de un dispositivo en el que interactan conoci-miento, prcticas cientficas, agentes humanos y no humanos(naturaleza y artefactos), intereses corporativos, econmicos, polti-cos, simblicos (ideologas, imaginar ios, religiones) y la idea decon s-t r ucc in como elemento predominante.Ahora bien, al aislar la problemtica de la tcnica con fines deanl isis, se cae inevitablemente en la confrontacin ciencia-tcni -ca . Es aqu donde, a partir de mediados del sigloXX se produce unatorsin. H asta esa poca -mal que bien se acept que la investiga-cin bsica es independiente de la apl icacin tcnica. Y se acept encontra de las evidencias histricas, ya que la mayora de los grandesdesarrollos cientficos surgieron de problemas que exigan solucio-nes tcnicas, tales como urgencias de salud, clima, transporte, in-dustria, comunicacin y guerra, entre otros aconteceres que ocupana la ciencia. Pero a partir de la invencin de las computadoras, laobtencin de la fisin atmica y el desarrollo de la ingeniera genti-ca, por nombrar slo algunos ejemplos paradigmticos, queda claroque no existe investigacin bsica incontaminada de tcnica.E ntiendo que sera un reduccionismo de sentido contrario al mo-derno proclamar que nuestra poca est signada por la tcnica y nopor la ciencia. Ambas forman parte de un agenciamiento complejo.Pero as como la modernidad se centr fundamentalmente en laciencia (aunque obviamente tambin produca tcnica), la posmo-dernidad se amasa y cocina en las aplicaciones tecnolgicas (de esaciencia de la que forma parte). N ietzsche, que transi t el positivistasiglo XIX, se enfrent al endiosamiento de una ciencia creda de smisma y negadora de los impulsos vitales. Contraponindose a esapostura, el fil sofo pens la posibi l idad de una ciencia conscientedel sentido histri co, desacartonada, i ntegradora del deseo, descul -pabilizante, alegre.Por otra parte, nuestra patencia es la de una tcnica que ni si-quiera est creda de s misma, porque directamente no se piensa. E sdecir, quienes la hacen y quienes la utilizamos no la pensamos; pro-ducimos de ese modo una negacin de la sensibilidad social desdeuna carencia de sentido histri co. P ongamos por caso la atraccin delas poblaciones pauprrimas por parte de los decididores tecnocien-tficos -integrantes de engranajes pol ticos y de mercado que si mi-ran haca las masas desposedas es para utili zar a sus miembros comocobayos de laboratorios u objetos a patentar . J eremy R ifkin denuncia

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    Qu es la epistemologa 29el uso de seres humanos como propiedad intelectual de empresasmultinacionales en perjuicio de comunidades indigentes, donde ins-tituciones cientficas de primera lnea violan la privacidad genticade grupos tnicos, sin advertirlos de sus intenciones. Y una vez quelogan sus objetivos de investigacin solicitan patentes de los caracte-res detectados, sacando provecho del patrimonio gentico en el mer-cado mundial. L os beneficios, por supuesto, recaen en quienes usu-fructan los resultados y no en los pobladores manipulados, que aveces pagan con sus vidas las pruebas de verificacin de innovacio-nes farmacolgicas a las que son sometidos (Rifkin, 1999: 67).

    P romediando el siglo XX, E dmund H usserl y M artin H eideggerinstalaron un pensar crtico respecto de la incidencia de la tcnicamoderna en nuestro modo de ser en el mundo. H oy se revela conmayor intensidad que la tecnociencia, en general, se rige por las re-glas del mercado, la pronta entrega , la obsolescencia de sus pro-ductos, el devenir de la poltica, la bsqueda de recursos y la maqui-nar ia blica travestida bajo la apremiante obsesin de segur idad ,que beneficia a clases y naciones pr ivilegiadas, a costa de la invasino explotacin de las carenciadas.Quiz haya que pensar la tcnica -pu nta de lanza del gran dispo-sitivo cientfico con sentido histrico, conciencia tica y mi litanciaterica, es decir, reafirmando el presente, midiendo las consecuen-cias de un desarrollo tecnolgico divorciado del contexto social y tra-tando de evitar o revertir los aspectos negativos para la comunidad.4.1 . N i etzsch e, Foucaul t y l a cel ebr ac i n d e a a l egr a

    Existe una estrecha relacin entre algunas lneas de indagacinfoucaultianas y ciertas propuestas tericas expresadas por Nietzs-che enL a gaya ci en ci a . 1 ' Adems, los desarrollos de Foucault estn

    17. Cabe aclarar que por esos misterios de las traducciones y sus aceptaciones o recha-zos, en algunos idiomas -entre ellos el espaol- ese libro suele ser editado con elnombre deL a gaya cienc ia . N ietzsche, desde su primera edicin, lo titulD i e r hl icheWifSenschaft. J os J ara traduceL a c i en c i a o v i a l (N ietzsche, 1999) y alega que de esemodo respeta la idea del autor, no slo acerca del ttulo de la primera edicin, sino dela segunda. En ella Nietzsche, adems de conservar el ttulo inicial:D ie f r h l i c heWi/ Senschaft , le agrega un subttulo ente parntesis y con comillas( L a gaya sc ien z ia )expresado en el latn tardo propio de la cultura provenzal del sigloXII.La primeraedicin publ icada por N ietzsche es de 1882 y la segunda de 1887.

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    30 Esther Dazatravesados por un espritu similar al que moviliz la escritura deese libro, en el que N ietzsche rechaza el imaginario alemn de supoca por juzgarlo carente de sensibilidad histrica. No encuentraesa carencia, en cambio, en la cultura caballeresca que floreci en elsiglo xil, en el medioda francs, cuyo hlito estara impregnado depertenencia temporal, vuelo de libertad, anhelo de aventuras y arre-batos de alegra.El subttulo,L a gaya sci en za , revela el objetivo nietzscheano derecuperar el sentimiento histrico como celebracin del presente queimperaba en tiempos de caballeros y cantores provenzales, imbuidos-segn lo interpreta N ietzsche- de alegre espiri tual idad. E n el pre-sente texto utilizoL a gaya ci en ci a como ttulo del l ibro de N ietzsche,en lugar de la tendencia actual a denominarloL a ci en ci a ov i a l . Detodos modos, el ttulo, el subttulo y el contenido de esa obra dancuenta de un estado de nimo y de una disposicin conceptual queaspiran a un saber lozano, propio de quienes no se cuestionan la muer-te y reafirman la vida sin negar su voluntad de podero.La alegra que aqu se intenta destacar opera tambin en la obrade F oucault, quien, segn Gil es Deleuze (1987: 49), nunca considerla escritura como una meta y eso precisamente lo convierte en unescritor que impregna de regocijo lo que escribe. Por ejemplo, ante sudivina comedia de los castigos el lector no puede dejar de fascinarsehasta el ataque de risa frente a tanta invencin perversa, tanto dis-curso cnico, tanto horror minucioso. Desde los aparatos antimastur-batorios para nios hasta los mecanismos de prisin para adultos sedespliega una cadena que puede suscitar risas inesperadas. Risasque slo la vergenza, el sufrimiento y la muerte hacen callar. Y silos verdugos no ren, tampoco lo hacen los censores; pero ren quie-nes los combaten. Se trata de un jbilo de estilo que se confunde conla poltica del contenido. Basta con que la indignacin est suficien-temente viva para que de ella se pueda extraer una alegra no ambi-valente; no la alegra del odio ni del resentimiento, sino la de des-truir lo que mutila la vida.

    4.2 . L os u egos d e a ver d ad en a cons t i t u cin del m od el o ci en ti coF oucaul t siempre ha pretendido saber cmo el sujeto entra en losjuegos de la verdad. En sus primeras obras se preocupa por estudiarde qu manera esos juegos van constituyendo un modelo cientfico.Indaga en las condiciones de posibilidad histricas del asentamiento

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    Qu es la epistemologa'1 31de determinadas verdades, en detrimento de otras aserciones quenunca alcanzan el status de verdaderas o que lo alcanzan, lo pierdeny a veces lo recuperan en el transcurso de la historia. Trata de diluci-dar la constitucin del conocimiento cientfico mediante una arqueo-loga de las ideas. Su mirada crt ica hacia los formalismos, y sensiblea las condiciones de posibi lidad histrica del surgimiento de las cien-cias modernas, corre paralela a espacios tericos abiertos por N ietzs-che. Sin obviar, por supuesto, la presencia de otros autores y la pro-pia creatividad de Foucault.La forma de conocimiento surgida del modelo de racionalidadnewtoniano, preado de concepciones lgico-matemticas propias dela modernidad, eligi referirse a cuestiones empricas desde formasvacas de contenido. Esta reaccin contra el espritu dionisaco pre-tendi fundamentarse en la matemtica y validarse mediante la l-gica. La compulsin hacia lo formal es propia, segn N ietzsche, deespritus enfermos de Apolo, espritus que necesitan refugios contrael caos, la var iedad, la diversidad y la feracidad de lo real. E llo expli -ca la recurrencia occidental a la lgica como inteligibilidad concep-tual de la existencia. Pues lo formal tranqui liza, produce confiabili-dad desde su fro esqueleto argumental, alejando el pensamiento de loazaroso para ofrecer un horizonte tan falso como optimista (N ietzs-che, 1999: 370).Cuando Nietzsche (1999: 83) preanuncia una posible arqueolo-ga de las ideas postula la necesidad de una voluntad rastreadora deantigedades. Para que esa voluntad adquiera vigor habra que ex-perimentar el goce y la intensidad del sentido histrico. ste es elguante que recoge F oucault para su propia arqueologa siguiendo, dealguna manera, lo que ya se anunciaba en L a gaya ci en ci a , dondeNietzsche dice que -paradjicamente resulta indeciblemente msimportante cmo se llaman las cosas antes que lo que ellas son. Elnombre de una cosa se arraiga y encarna en ella hasta convertirse ensu propio cuerpo. L a creencia de que la palabra coincide con lo nom-brado se acrecienta de generacin en generacin. De este modo, laapariencia del comienzo se convierte casi siempre, al final, en la esen-cia, y acta como tal. Basta con crear nuevos nombres, valoracionesy probabilidades para crear a la larga nuevas cosas . E n realidad setrata de una arbitrariedad de origen; pues por qu se las llama deuna manera y no de otra? Las cosas son alojadas en vestidos lings-ticos, que les son completamente ajenos, pero terminan convirtin-dose en su esencia y en su piel (dem: 58).Estas consideraciones nietzscheanas podran servir de prlogo a

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    32 E sther Dazvarios textos de Foucault. Fundamentalmente aL a s p a l a b r a s y l a scosas yL a a r qu eo loga d el saber , donde estudia las condiciones deposibilidad histricas de las ciencias sociales en particular y del co-nocimiento cientfico en general. Incluso en las ltimas pginas deL as pa l a b r a s y l a s cosa sFoucault apela explcitamente a Nietzschepara avalar su conclusin acerca de que si el lenguaje construyeal hombre, encontrar el ser del lenguaje es, para el hombre, encon-trarse con su propia nada que biolgicamente significa muerte. Cuan-do se comprende que Dios es una creacin del lenguaje y del ser vivoque trabaja y habla, es decir , del hombre, ste choca contra su lmite.Quien ha matado a Dios debe responder ahora por su finitud y afron-tar el retorno de las mscaras, mientras emite una carcajada mspotente que las inconsistentes ensoaciones sobre perdidos parasoscientfico-metafsicos (Foucault, 1975: 374).Tal vez no sera osado interpretar que el lugar dejado por la divi-nidad asesinada es ocupado actualmente por la tecnociencia en suaspecto ms expuesto: la tcnica. Tal vez ella sea el cadver de Dios.E s difcil imaginar - por el momento- la posibilidad de una tcnicadiferente, y por lo tanto de otra ciencia y de otra epistemologa. Perovale la pena intentarlo, porque comenzar a pensar es comenzar acambiar la realidad.

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    ANEXOConceptos elementalesdel pensamiento cientfico

    1 Investigacin cientfica y desarrollo tecnolgicoCuentan los bilogos que la lapa zapati lla, un molusco que habitaen aguas cenagosas, observa la peculiar conducta de agruparse conotras amontonndose verticalmente. L as lapas de menor tamao seacoplan sobre las mayores formando una pila de doce o ms indivi-

    duos. Las pequeas, que ocupan la parte superior, son invariable-mente machos. L as ms grandes, que les sirven de apoyo, hembras.El acto en s no es banal ni sencillo: se trata de una relacin sexual.L os machos, a pesar de su escasa masa corporal, poseen rganos ge-nitales tan largos como para alcanzar a las hembras que consti tuyenla plataforma del grupo. Y, si es necesario, los finos y desmesuradospenes se deslizan como una antena contorneando a otros machos hastalograr contacto con las hembras.Pero la novela sexual de estas lapas no termina ah. Tambin cam-bian de sexo. L as formas juveni les maduran, en pr imer lugar, comomachos, y cuando crecen devienen hembras. L os animal itos que seinstalan en la zona intermedia del conglomerado son transexuales,machos que se estn convirtiendo en hembras. En circunstanciasespeciales tambin ellas se transforman.L inneo (1707-1778) estableci los principios de la taxonoma na-tural en funcin de la sexual idad binar ia y bautiz a esta especie demoluscos con el sugestivo nombre deC r ep i d u l a f or n i ca t a . Segura-mente L inneo ignoraba los hbitos sexuales de las lapas, ya que lasdescribi basndose en especmenes sueltos que encontraba en cajo-nes de museo.C r ep i d a , en latn, quiere decir sandal ia o sandal i-ta , que se corresponde aproximadamente con el nombre vulgar de

    [131]

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    132 Esther Dazesta lapa, zapatil la , cuya forma recuerda vagamente la de un pe-queo calzado. Pero por qu le agreg or n i ca t a lEl bilogo Stephen Gould (1941-2002) confiesa que, siendo ado-lescente, festejaba la inventiva li bidinosa de L inneo. P ero sufriuna desilusin cuando se enter de quef or n i x , en latn, significaarco , e infiri que L inneo habr a elegido ornicata para indicar laforma suavemente arqueada de la base del molusco. E ste descubr i-miento fue un poco decepcionante para el joven Gould (2004), peroestimul su atraccin por estos animalitos, a quienes sigui inves-tigando de adulto.

    La historia de la ciencia no es unidireccional. La lingstica lesuministr al estudio de las formas de la vida una asociacin entrelas curvas arquitectnicas, las anatmicas y el sexo. Los romanosconstruan compartimientos de piedras abovedadas en las partessubterrneas de los grandes edificios. En esas oscuras concavidadessolan ejercer su oficio las prostitutas. A partir de ello, los primerosescritores cristianos desarrollaron el verboor ni care como sinnimode frecuentar prostbulos o lugares de hacinamiento sexual al abrigode los arcos escondidos (Gould, 2004: 40 n. 1).Esta acepcin fue la inspiracin para L inneo? Ante la casi impo-sibilidad tcnica de que en su poca hubiera podido observar la con-ducta reproductiva de esos seres mnimos, subsiste un interrogante,intuy L inneo la vida sexual de las lapas o simplemente relacionsu aspecto fsico con los arcos?, cundo y cmo se fue construyendoconocimiento sobre la vida de estos moluscos?, se los investiga slopor el placer de conocer la naturaleza, o de ese conocimiento se po-dran derivar tecnologas? Preguntas como stas pueden ser deto-nantes para la investigacin cientfica.Distintas etapas constituyen -convencionalmente- el proceso debsqueda tecnocientfica que, si pretende insercin en los cnonesde la produccin de conocimiento slido, deber seguir ciertos l inea-mientos, aunque durante el proceso no se tenga demasiado claro enqu etapa uno se encuentra, ni ello importe demasiado. P ero una vezfinalizado el recorrido, se puede analizar. A continuacin enumerolas etapas cannicas de la investigacin cientfica:1)I nvesti gacin bsica p u r a . E s la investigacin cuyo objeto de estu-dio es elegido libremente por el investigador con la finalidad deproducir conocimiento, sin proyecto de aplicacin tcnica. En nues-tro ejemplo, esta categora comprende tanto la clasificacin taxo-

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    Conceptos elementales del pensamiento cientfico 133nmica de L inneo como los estudios biolgicos de Gould (en dis-tintos momentos de su vida), siempre y cuando investigaran li-bremente, aun cuando estuviesen subsidiados.2)I nvesti gaci n bsi ca or i en tada. Corresponde a la indagacin exentade aplicacin tcnica, pero que debe encauzarse segn la lnearequerida por la agencia patrocinante. Aunque los investigadoresobtuvieran prebendas econmicas o institucionales, continan enesta etapa.3)I n v est i g a ci n a p l i ca d a . Imaginemos que por intereses econmi-cos, ecologistas o de cualquier otro orden, se estableciera la con-signa de intervenir tcnicamente sobre las comunidades de lapas.E n ese caso es obvio que debern proyectarse planes de accinpara la transicin hacia el uso concreto de las teoras. L os investi -gadores desarrollan entonces modelos tericos que eventualmen-te podran convertirse en realidades materiales. Se disean pro-totipos. Se inventan planes de actividades y procedimientos paraobtener las modificaciones buscadas. En este caso y sin que seintervenga directamente en el objeto estudiado, se est implemen-tando investigacin aplicada, no porque realmentese aplique, sinoporque se instrumentan los medios para una aplicacin posible.4)T ecnologa. Si se decidiera actual izar los modelos diseados y pro-ducir modificaciones sobre las lapas zapatillas, se aplicara el co-nocimiento. E sta es la etapa tecnolgica. Requiere de personasbien entrenadas para instrumentar los medios establecidos porlos investigadores, es decir, personal capacitado para la tcnica.El desarrollo de la investigacin forma parte de un complejo dis-positivo, pero con fines analticos puede desglosarse as:

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    134 E sther DazDispos i t ivo tecnoc ient f ico soc iop o l t ico y cu l tu ra l

    Investigacin bsica

    Investigacin bsica pura

    Investigacin bsica orientada

    Investigacin aplicada

    Tecnologa

    El devenir tecnocientfico no siempre reviste esa clara distincinen la prctica. De hecho, en el discurso cotidiano se denomina inves-tigacin bsica tanto a la pura como a la orientada; y tcnica , tec-nologa o ciencia aplicada tanto a la investigacin aplicada como ala tecnologa (tcnica y tecnologa operan como sinnimos).2 Caractersticas del conocimiento cientfico

    H ay consignas que no se corresponden con ninguna real idad, oque lo hacen parcialmente. Se trata de enunciados de algo que noexiste, pero produce efectos concretos sobre la existencia. Son idealesa seguir aunque no siempre logren cumplirse; pero resultan tilescomo reguladores de procedimientos y conductas. De esta ndole sonlas caractersticas del conocimiento cientfico que a continuacin semencionan.I . C L A R O Y P R E C I S O

    El conocimiento cientfico se expresa mediante proposiciones quedeben cumplir con ciertos requisitos, que lo distinguen del conoci-miento de la vida cotidiana. El lenguaje debe ser claro y preciso, sinvaguedades, valoraciones ni ambigedades. Pasteur, por ejemplo,enuncia: E xisten microorganismos en el polvo atmosfrico que cuando

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    Conceptos elementales del pensamiento cientfico 135encuentran un lugar propicio (caldo nutritivo) proliferan . Eseenunciado es cientfico, est expresado en indicativo y posibil ita quepueda ser contrastado con la experiencia. En cambio, si su formafuera: P areciera que existen unos bellos pero malvados microorga-nismos que a veces proli feran y a veces no , se lo rechazara por im-procedente. E ste segundo enunciado no reviste forma cientfica: con-tiene dos juicios de valor (uno esttico y otro tico), no ofreceposibil idad de ser puesto a prueba con la experiencia, no es una pro-posicin que se pueda refutar -entre otras cosas- por el modo poten-cial del verbo principal, la falta de precisin de lo enunciado y lainclusin de una disyuncin (a veces s, a veces no).I I . P R O V I S O R I O

    Otra caracterstica del conocimiento cientfico es la provisoriedad.En el caso de Pasteur, es notoria su lucha con otros cientficos queafirmaban que en los procesos fermentativos -productores del cidolctico operan nicamente agentes qumicos. Pasteur impuso unatesis contraria enunciando la accin de microorganismos en ese pro-ceso. Pero, como se seal en el primer captulo, hubo marchas, con-tramarchas y variaciones. E llo corrobora que el xito de una teorano est asegurado a futuro.I I I . O B J E T I V O

    N o obstante se pretende que el conocimiento cientfico es objetivo,en el sentido de que obtiene acuerdos intersubjetivos. Sin embargo,segn los supuestos tericos desde los que se considere, la objetivi-dad existe y vale por s misma, o es construida y se la debe vigilar.Los enunciados de la ciencia deben formularse de manera quediferentes investigadores puedan reproducir el experimento, o ponera prueba sus fundamentos tericos. En ello, y con sus limitaciones,residira la objetividad, que nos tiende un puente hacia otro aspectocientfico: el control del conocimiento.I V . C O N T R O L A B L E

    L as teoras deben someterse a contrastaciones empricas, siem-pre y cuando el objeto de estudio lo permita. De lo contrario, el con-trol se realiza buscando analogas con estados de cosas similares oconstruyendo argumentos contundentes. Alfred Russel Wallace, uncientfico contemporneo a Charles Darwin, se enfrent a un trasno-

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    136 Esther Dachado defensor de la teora de la planicie de la T ierra, que lo desafioa demostrar la redondez del planeta. Wallace acept.Para su puesta a prueba eligi un lago de nueve kilmetros deextensin. Tena un puente en una orilla y un dique en la costa extre-ma. Coloc una diana (superficie con crculos concntricos para prac-ticar puntera) junto al puente, a un metro y ochenta centmetros dela superficie acuosa. I nstal un catalejo en el dique a la misma altu-ra. A medio camino de ambos clav una estaca con otra diana de lasmismas dimensiones que los dos elementos anteriores. Es decir quesi la T ierra fuera plana, al mirar por el catalejo slo se distinguira ladiana ms cercana. Sin embargo, cuando se realiz la observacin,la diana que coronaba la estaca intermedia sobresala en un nivelms alto que la lejana, que estaba junto al puente. Wallace prob asique el haz acutico se curvaba por efecto de la redondez de la Tierra.E ste ejemplo sirve tambin para i lustrar otras calificaciones delconocimiento cientfico, tales como ser descriptivo, explicativo ypredictivo.V . D E S C R I P T I V ODescribir significa enunciar los rasgos esenciales de un estado decosas abstenindose de formular ju icios de valor. L a puesta en esce-na de Wallace est al servicio de probar una descripcin de la morfo-loga terrestre, sealando la curvatura que la diferencia de otras for-mas imaginables.V I . E X P L I C A T I V O Y P RE D I C T I V O

    E xplicar es deducir consecuencias a parti r de un sistema de leyes.E n el ejemplo, los resultados empricos se explican por la teora de laredondez terrestre, y son al mismo tiempo una consecuencia obser-vacional de esa teora. A partir de esa demostracin tambin se pre-dice que cada vez que se realice un experimento de ese tenor, se ob-tendrn efectos similares.V I L M E T D I C O Y S I ST E M T I C O

    Se exige asimismo que el conocimiento cientfico sea metdico,que se pliegue a una sucesin de instancias coherentes y reguladaspara alcanzar un objetivo. L os mtodos de investigacin responden algicas preestablecidas que integran un orden sistemtico, esto es.

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    Conceptos elementales del pensamiento cientfico 137una estructura dinmica o dispositivo organizado. Un sistema estconstituido por un conjunto de elementos dispuestos para lograr ciertafinalidad. El sistema obviamente es ms abarcativo que el mtodo.V I I I . V I A B L E

    Los mtodos y los sistemas colaboran en la viabilidad de un pro-yecto cientfico, aunque intervienen tambin otros factores. L a viabi-lidad es la posibil idad de concretar un proyecto. A lfred K insey (1894-1956) realiz estudios inditos hasta ese momento sobre las conductassexuales humanas. La resonancia internacional de sus investigacio-nes se debi no slo al impacto escandaloso que produjo en buenaparte de la sociedad estadounidense sino tambin al rigor metodol-gico y sistemtico de su proyecto que no por ambicioso dej de serviable. Prueba de ello es que public, con xito inusitado, los resulta-dos de sus titnicas y minuciosas investigaciones. Pero la moralinade la poca presion y atac a los mecenas de sus investigaciones.F inalmente le cortaron los suministros. K insey debi suspender susbsquedas cientficas. L a falta de apoyo financiero y simbli co con-virti su proyecto en no viable.I X . C R T I C O Y A N A L T I C O

    Existen otros requisitos para el conocimiento cientfico, como laexigencia de cr tica y anlisis de las investigaciones. Crit icar es ana-lizar; dicho de otra manera, la crtica est relacionada con el anli-sis. Analizar es separar en partes los elementos de un todo para so-meterlos a estudios rigurosos. L as conclusiones que se obtienen deese proceso son crt icas. Se manifiestan mediante interpretaciones,objeciones y/o reconocimientos de los temas elaborados.X . L G I C A M E N T E C O N S I S T E N T E

    De este tipo de conocimiento tambin se espera robustez lgica,esto es, coherencia y falta de contradiccin entre los enunciados delas teoras. En el caso de algunas ramas de las ciencias naturales, laconsistencia se afianza mediante la posibil idad de formalizar los enun-ciados. Al convertirlos en smbolos vacos de contenidos se pretendegarantizar una coherencia y una exactitud de las que carece la reali-dad (a la que esos enunciados remiten).

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    138 Esther DazX I . U N I F I C A D O

    Otra exigencia cientfica es la unificacin de los saberes. Se aspi-ra a que las diferentes disciplinas cient ficas logren acuerdos de baseen cuanto a sus objetos de estudio, sus mtodos y su simbologa paraque el conocimiento resulte frtil. Se supone que, en ese caso, cadanuevo conocimiento puede convertirse en un sendero para buscar otrosconocimientos.X I I . F E C U N D O

    La fecundidad reside en la capacidad de poder seguir investigan-do y construyendo a partir de conclusiones anteriores. L os conoci-mientos, en interaccin con las prcticas, se reproducen y multipli-can. Cada respuesta puede suscitar una nueva pregunta.Resumiendo: el conocimiento cientfico se caracteriza por ser cla-ro, preciso, provisorio, objetivo, controlable, metdico, sistemtico,viable, descriptivo, explicativo, predictivo, consistente lgicamente,unificado y fecundo.M ientras los mandatos de la ciencia exigen certeza, neutralidadvalorativa y prescindencia deseante, las investigaciones concretascomparten su rigor gnoseolgico con las complejidades humanas en-trelazadas con lo no humano. E ld eber ser ci en ti co marca delimita-ciones entre el conocimiento y el resto de la realidad. Pero elser t ec-noc ien t ico se produce desde las entraas mismas de lo vital ehistrico; donde la racionalidad no se escinde de los afectos, el cono-cimiento no se produce aislado de los dispositivos econmicos, la in-

    vestigacin no queda exenta de responsabilidad moral y el respetopor la naturaleza sigue siendo una asignatura pendiente.3 Clasificacin de las ciencias

    Obligar a la naturaleza a que responda a lo que se le propone es laclave de bveda sobre la que se elev la empresa moderna bautizadaciencia . Pero al agotarse o hiperdesarrollarse los ideales de la mo-dernidad, nos encontramos con un nuevo tipo de conocimiento y deprcticas relacionadas con l y con un planeta que comienza a emitirsignos alarmantes de la devastacin tecnocientfica.E n consecuencia, el volumen histrico que desde el sigloXVIhastamediados del XX fue ocupado por la ciencia es habitado actualmente

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    Conceptos elementales del pensamiento cientfico 139por el tipo de conocimiento y de prcticas derivadas que, provisoria-mente, denomino posciencia ,1aunque con fines prcticos aqu ha-blo de ciencia o tecnociencia para referirme a la empresa cient fi-ca actual.U na de las tantas exigencias del conocimiento cientfico modernofue que la investigacin se desarrollara en el interior de los rgidoslmites de cada disciplina. Pero a partir de la complejidad y la proli-feracin de nuevos saberes di fcilmente una discipli na puede hoyabastecerse a s misma . Es evidente que existen indagaciones queforzosamente deben restringirse a su especificidad. Pero es discuti-ble que algn rea de la investigacin se pueda perjudicar por abrirsus fronteras a conocimientos provenientes de otras disciplinas.2N o obstante, es dificultoso lograr porosidad entre los muros quedelimitan las diferentes modalidades cientficas. Tal porosidad faci-litara el intercambio de experiencias y la construccin conjunta deconocimiento. La resistencia a la apertura de los paradigmas no esajena al temor a posibles prdidas de poder cognoscitivo, normativo,controlador, tecnolgico, econmico y/o simblico.3L os saberes tien-den a cerrarse en compartimientos estancos, aunque tambin exis-ten intercambios. Se pueden caracterizar los modos de hacer investi -gacin en1) disciplinar, cerrado en s mismo, e2) interdisciplinar o transdisciplinar, interactuante.

    L a investigacin discipl inar cerrada en s misma muchas vecestoca su propio techo o achica peligrosamente sus fronteras por negar-se a la apertura indagatoria. L os lmites de mi lenguaje son tam-bin los lmites de mi mundo , dice Wittgenstein (1988: 163, prop.5.6 ss.). E ste concepto puede hacerse extensivo a los lmites del cono-cimiento cientfico para concluir que una disciplina que acota conser-

    1. Para mayores precisiones sobre las diferencias entre la ciencia moderna y la cienciaactual (o posciencia), vase Daz (2000, 1999).2. Al menos a nivel de la adquisicin de nuevos conocimientos, aunque muchas disci-plinas se cierran a la interaccin con otras por temor, entre otras cosas, a la prdidade poder que suponen- puede significar abrir sus tesoros cognoscit ivos a los expertosen reas diferentes de las suyas.3. Poder simblico , en el sentido conceptual de P ierre Bourdieu, tal como lo desarro-lla (entre otros escritos) enL a S en s p r a c t i q u e (1980) yCo sa s d i c h a s (1988).

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    140 E sther Dazvadoramente sus cdigos acota asimismo de manera alarmante sushorizontes cognoscentes.U na posibil idad para salir al paso de este desafo es abrir las com-puertas de la diversidad y las diferencias como variables a tener encuenta en la formacin de los futuros investigadores. N o se trata, porsupuesto, de abogar por un eclecticismo variopinto sin orden ni des-tino sino de articular diferentes perspectivas de la realidad reflejadas (o estu-diadas) buscando puntos de confluencia y fecundidad; procurar aportes que amplen las alianzas tradicionales, estimu-lando intercambios entre disciplinas consideradas lejanas, comola biologa y la antropologa, las ciencias jurdicas y las cienciasmdicas, o la termodinmica y la sociologa, entre otras,4y producir sntesis en las que se articulen de manera frti l los dis-tintos aportes, analizando y respetando semejanzas y diferencias.

    Si se desea lograr una mezcla armnica de colores, primero sedebe considerar cada color en s mismo. Traducido a la actual pro-puesta, si se quieren promover investigaciones interdisciplinarias ytransdiscipl inarias, es conveniente diferenciar de algn modo las dis-ciplinas. M e pliego en esto a la clasificacin cannica entrec i en c iasf o rma l e s yc i en ci a s ct i cas.

    matemticaslgica

    Ciencias

    naturales fsica, qumica, biologa y derivadas)

    sociales sociologa, historia, antropologa, entre otras)4. E jemplos de interdiscipl inariedad entre biologa y antropologa: el anl isis de res-tos mortales para dir imir identidad; de ciencias jur di cas y filosofa: el cotejo entrediversas (y semejantes) formas de bsqueda de la verdad; de qumica y sociologa: laaplicacin de las caractersticas de la segunda ley de la termodinmica para la com-prensin del desarrollo de ciertos fenmenos sociales.

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    Conceptos elementales del pensamiento cientfico 141L as ciencias formales comprenden la matemtica y la lgica. Su

    objeto de estudio son entes ideales que no existen en el espacio-tiem-po, a no ser como signos vacos de contenido. Carecen de encarnadu-ra emprica. No refieren a ninguna realidad extralingstica.5 Losenunciados de las ciencias formales son analticos. Permiten deter-minar su valor de verdad desde el mero anlisis de su forma. Porejemplo:Un t r i n gu l o esu n a igu ra d e tr es n gu l os,

    es una proposicin analtica y, como tal, expresa en el predicado loque ya anunci en el sujeto. No agrega informacin. Se trata de unaverdad formal. E l mtodo de las ciencias formales es deductivo. E xi-ge que a parti r de la verdad de algunos enunciados cruciales se infie-ra el valor de verdad de otros enunciados del mismo sistema.Por su parte las ciencias fcticas se subdividen en ciencias natu-rales y ciencias sociales. Su objeto de estudio son entes empricos y,en el interior de estas ciencias, el objeto de estudio es la naturalezaen las disciplinas naturales, y lo humano en las sociales. L os enun-ciados de las ciencias fcticas son sintticos, brindan informacinextralingstica. Pongamos por caso:

    E n a u ch a po r l a su per v i ven ci a sob r ev i ven los m s ap tos.E l valor de verdad de esta proposicin ha de buscarse ms all desu forma, en los datos de la experiencia. E ste enunciado, cuya exten-sin es universal, encuentra corroboraciones empricas singulares.

    Por ejemplo en las islas Galpagos, cuando las tortugas recin naci-das intentan alcanzar el mar para salvarse de las gaviotas, no todaslo logran. E ntre las gaviotas vale el mismo principio, algunas no con-siguen devorar ningn beb tortuga; son las menos aptas. E stamosante estados de cosas a los que se accede siguiendo recursos de lasciencias fcticas: la contrastacin emprica, con las variaciones y ex-cepciones inherentes a cada disciplina, porque no siempre una con-trastacin es posible.E xisten tres discipl inas bsicas en ciencias naturales: la fsica, la

    5. Los enunciados formales pueden enunciarse tambin mediante lenguaje interpre-tado (cualquier idioma del mundo) estableciendo correspondencias con los estados decosas.

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    142 Esther Dazqumica y la biologa; de ellas surgen otras disciplinas, como labioqumica, la astrofsica, la biologa molecular y la climatologa, en-tre muchas otras, algunas de ltima generacin.Por su parte, pertenecen a las ciencias sociales la historia, la psi-cologa, la antropologa, la geografa y la sociologa, adems de unagran variedad de disciplinas, pues tambin estas ciencias se siguenreproduciendo.En resumen:

    O b j e t o d ee s t u d i o

    M t o d o s V a l o r d ev e r d a d

    E n u n c i a d o s

    Form ales entes ideales deductivo interlingsticoformal

    analticos

    C i e n c i a s Entes empricos Emp ricos Extral ingstico

    FcticasNaturales

    Sociales

    naturaleza

    humanos

    contrastadores

    interpretativos

    experimentaly argumental

    testimonialy argumenta

    sintticos

    4 E pistemologa y metodologaCmo es posible ser riguroso en las disciplinas cientficas y, a lavez, abrir nuevos territorios de estudio sin correr el riesgo de serexpulsado de la comunidad cientfica? Cmo se desarrolla la creati-vidad si la investigacin est pautada tecnolgicamente, el conoci-miento dominado por tecnicismos, la libertad encorsetada por la tec-

    nocracia y la gestin constreida a parmetros preestablecidos?N o hay recetas nicas pero s recetar ios posibles. E xiste una bate-ra metodolgica que puede servir de rampa de lanzamiento parainvestigaciones futuras que no necesariamente deben atenerse a r-gidos sistemas preconcebidos. E sos recetar ios se nos ofrecen ms biencomo una caja de herramientas de la que podremos extraer aquellasque mejor se adecen a nuestra bsqueda, o modificarlas, o crearotras. Incluso debe tenerse en cuenta que ese arsenal metodolgicopuede ser aceptado o criticado, pero no negado, fundamentalmenteen la iniciacin profesional.P or otra parte, sera necio negar la experiencia acumulada acercade estos temas, as como sera paralizante atenerse acrtica y nica-mente a los mtodos vigentes. En principio hay que manejarlos yeventualmente- modificarlos, adecuarlos o crear nuevos. Sin des-

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    Conceptos elementales del pensamiento cientfico 143cartar tampoco la posibilidad de utilizarlos tal como los hemos here-dado, en tanto posibiliten el encuentro con lo buscado. E n definitiva,ste es el espritu que alentaba a Descartes (1596-1650) cuando es-cribi suD i scu r so d el m odo en los inicios de la modernidad.El origen de los mtodos se abisma en los arcanos de la civiliza-cin. Pero el mtodo asociado indisolublemente con la verdad y regu-lador de la prctica cientfica es un invento moderno.6La voluntadde saber que se despliega a partir del Renacimiento hasta nuestrotiempo es manifiestamente metodolgica.Sin embargo, en el siglo de oro griego Scrates se refera a supropio mtodo, la mayutica.7Durante el resto de la Antigedad y elM edioevo tambin se util izaron mtodos, que no siempre (aunque smayoritariamente) trataban acerca de estriles disquisiciones lgi-cas. Incluso los primeros modernos antes que Descartes o contem-porneamente con l - se refir ieron al mtodo como indispensable parael hallazgo de nuevos conocimientos.No obstante, elD i scu r so de l m odo es paradigmtico porque es-tablece la hegemona del mtodo cientfico como medio privilegiadopara acceder a la verdad desde un sujeto (en realidad, desde un yo).Ah Descartes confiesa con cierta humildad que su mtodo no es elnico, ni el verdadero, ni el mejor; simplemente es el que encontr yle result til. Por ello lo pone a disposicin del pblico, para el posi-ble seguimiento de sus reglas.L a epistemologa y la metodologa surgen de la filosofa. Durantelas postrimeras del siglo XIX y los albores delXX tanto los europeosfundadores de la epistemologa moderna como algunos pensadoresestadounidenses preocupados por la ciencia reforzaron los estudiossobre la val idez lgica de los mtodos -tpi co indiscut iblemente epis-temolgico- y tambin sobre la instrumentacin de tcnicas especfi -

    6. Respecto de la no especifi cacin en el estudio del mtodo hasta la modernidad, lasiguiente frase es reveladora: N o sigo rigurosamente el curso de la historia del mto-do experimental , cuyos primeros comienzos no son todava bien reconocidos (K ant,1968: 130).7. M ayuti ca , en griego, es dar a luz . Scrates deca que se era su mtodo, puesconsideraba que no le imprima conocimientos a sus interlocutores. P or el contrari o, elconocimiento est en el sujeto y un maestro debe ayudar a su alumno a que d a luz lasverdades que existen en su interioridad. La mayutica es el arte de las parteras, queno ponen de s ms que la tcnica para inducir al parto, pero tanto lo que surge comoel esfuerzo por obtenerlo provienen de la parturienta.

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    144 Esther Dazcas para lograr productos cognoscitivos y tecnolgicos confiablestema eminentemente metodolgico.8Cules son las coincidencias y las diferencias entre epistemolo-ga y metodologa ? N o existe metodologa sin supuestos epistemo-lgicos, ni epistemologa sin sustento metodolgico. Ser por eso quelos lmites entre ambas disciplinas son difusos. Comparten concep-tos, aunque no siempre los mismos significantes revisten los mismossentidos.9Se habla de metodologa propiamente dicha cuando se hace re-ferencia a las tcnicas util izadas en la puesta en marcha de un diagra-ma de investigacin. E n cambio, un proyecto de investigacin es unaespecie de programa general de todas las instancias indagatorias(cognoscit ivas y extracognoscitivas).10 Incluye tambin el diagramade investigacin o metodologa, en el que se determina el recorte dela realidad a estudiar , la transformacin de los hechos de la natura-leza en datos, las tcnicas cuantitativas y/o cualitativas para la re-coleccin de datos y su posterior anlisis, las matrices de datos, lasunidades de anlisis, las variables intervinientes y los criterios deevaluacin.N o todos los mtodos modifican la realidad empr ica (natural osocial), existen tambin mtodos que funcionan como instancias devalidacin de las teoras. L a epistemologa apela a estos mtodos in-tentando legitimar los conocimientos producidos por los investigado-res. Para el neoposit ivismo la funcin de la epistemologa es nor-mativa y el epistemlogo sera una especie de dador de normasgnoseolgicas . Estas ltimas deberan ser observadas puntillosamen-te por los investigadores, si pretenden arribar a resultados frtiles.8. J uan Samaja (s/f) considera que el momento fundacional de la metodologa se pro-duce con Charles Peirce (1839-1914), especficamente a partir de una publicacin de1888 ( L a fi jacin de la creencia ) donde establece con clar idad los rasgos pr imordialesde los mtodos para producir conocimientos; esa postura ser retomada y enriquecidapor Will iam J ames (1842-1910) y J ohn Dewev (1859-1952).9. U na cosa es la uti li zacin de algo (en este caso, los mtodos) y otra la toma dedistancia de ese algo para obtener una representacin conceptual y tematizarlo pu-diendo, incluso, reflexionar sobre l, adems de util izar lo y ensearlo. Tambin hayque diferenciar entre la existencia de reflexiones sistemticas, pero puntuales y aco-tadas, sobre el mtodo, de la exigencia hegemnica de mtodos de validacin, por unlado, y de metodologa de descubrimiento, por otro.10. I nstancias acadmicas o empresariales, administrativas, financieras, teri cas, detransferencia, de recursos humanos, y, entre otras, de construccin, desarrollo y eva-luacin del diseo experimental.

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    Conceptos elementales del pensamiento cientfico 145

    En realidad, creo que la epistemologa, ms que normativa, debe-raserpen san te. Considerar las condiciones de posibi lidad histricasdel conocimiento. Conceptualizar nuestro presente atravesado poruna tcnica avasallante, estimular el cuestionamiento tico de lasinvestigaciones y abrirse a mltiples mtodos slidos y eficaces. Aun-que es obvio que para fomentar la fecundidad pensante se debe re-nunciar al dogma casi religioso de la existencia de un mtodo nicoen la ciencia, pues en la prctica cientfica slo los no creativos repi-ten un mismo mtodo.11Pero resulta que los defensores del mtodo nico, desde sus dis-tintas perspectivas, declaran que el mtodo es el elegido por su par-cialidad terica. Para un empirista, ser el inductivismo; para unracionalista, el hiptetico-deductivo; y para un racional ista crt ico, elfalsacionismo. stos son los mtodos de validacin ms influyentesen la reflexin epistemolgica sobre las ciencias naturales, y, como seve, parangonando al Dios de los catlicos, se trata de tres mtodosdistintos, pero un solo mtodo verdadero.11. Remito a un texto emblemtico en la defensa de la no unicidad del mtodo cient-fico: Feyerabend (1981).

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    146 Esther Daz4.1 . nvestigacin e im ag i n a r i o soci a l

    E lilso oy matemtico espaol E mmanuel L izcano ha realizadoun estudio comparativo y minucioso de tres cul turas diferentes entres, la china antigua, la griega clsica y la del alejandrismo tardo.Demuestra cmo la ciencia formal no est exenta de los prejuicios,los tabes y las ensoaciones que afectan a todos los mortales, inclu-so a los cientficos, hecho que obviamente se refleja en sus productoscognoscitivos. D ice L izcano:A la postre, las matemticas hunden sus races en los mis-mos magmas simblicos en los que se alimentaban los mitosque aspiraban a reemplazar . C ada matemtica echa sus racesen los distintos imaginarios colectivos y se construye al hi lo delos conflictos que se desatan entre los varios modos de repre-sentar/inventar esa ilusin que cada cultura denomina reali-dad. Las matemticas tambin se construyen desde ese sabercomn que todos los moradores de una cultura compartimos yaun cuando como entre nosotros- se constituye en un saber

    ejemplar, est imponiendo una concepcin del mundo. (L izca-no, 1993: 17)Tambin en las ciencias fcticas se detectan los rastros del ima-ginario social, de la autoridad y del poder. En los albores del sigloXX, lord Raleigh, un cientfico que gozaba de reconocido prestigio,envi unpa per a la Asociacin Britnica de Ciencias para su eva-luacin. Se trataba de un documento sobre varias paradojas de laelectromecnica. Por inadvertencia, cuando se despach el artculo

    su nombre fue omitido. El trabajo se rechaz con el despectivo co-mentar io de que el autor era un hacedor de paradojas . P oco tiem-po despus, el documento fue enviado nuevamente a la asociacincon el nombre del prestigioso cient fico, entonces el texto no slo fueaceptado sino que se le ofrecieron al lord toda clase de disculpas(K uhn, 1971: 237).La legitimacin, tradicionalmente, apunt a lo formal-metodol-gico. Validez es un trmino lgico y epistemolgico. En sentido lgi-co significa correcto y se aplica a los razonamientos que respondena leyes lgicas. E pistemolgicamente se refiere al hecho de que losenunciados de una teora son aceptados como verdaderos o slidos.L as posturas heredadas buscan la formal izacin de una teora cient -fica y aspiran a validarla en funcin de su pertinencia lgica y de laposibil idad de contrastacin de sus enunciados observacionales. L as

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    Conceptos elementales del pensamiento cientfico 147posiciones crticas, por el contrario, buscan la validez epistmica enfuncin de la solidez de las teoras. Tal solidez di fcilmente emane dela formalizacin y puesta a prueba, sino de la confrontacin entre losobjetivos propuestos y los logros alcanzados. H ay una tercera formade val idacin: una teora se acepta porque es eficaz (en sus efectos,en sus tcnicas y/o en su rentabilidad).Por ltimo, conviene aclarar que utilizar el mismo trmino -m-todo- para referirse a instancias diferentes del proceso cognoscitivodificulta la diferenciacin de roles. E n un abordaje esquemtico sepuede sortear el problema diferenciando entre mtodos para la obtencin de nuevos conocimientos, y mtodos para val idar tal obtencin.

    En el primer caso se trata de metodologa; en el segundo, de epis-temologa.

    4 ,2 . Ci en ti cos, ep i s tem l ogos y metocL l ogosE n el pr incipio fue el mtodo y quienes se ocupaban de l eran losfilsofos o cientficos . Actualmente existe una especie de divisinentre

    quienes usan los mtodos (los cientficos); quienes intentan validarlos (los epistemlogos), y quienes los disean (los metodlogos).El primer grupo pertenece obviamente al mbito tecnocientfico ylos otros dos, al filosfico.Si bien desde cierto punto de vista los trminos 'mtodo' y 'tcnica'son sinnimos, no siempre significan lo mismo. M todo, l iteralmen-te, significa camino para arribar a una meta, a un destino, a unlogro . Y tcnica, no tan li teralmente, significa modificacin de larealidad , saber hacer y tambin medio para obtener un fin . E n el

    caso de la investigacin cientfica, esa meta se alcanza instrumen-tando instancias reguladas para obtener conocimiento.12 Esas ins-

    12. En realidad creo que se obtiene informacin v, a partir de ella, se construye cono-cimiento, sin descuidar que la informacin tambin se construye a parti r de ciertos

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    148 E sther Daztancias son objeto de estudio de la metodologa, espacio propicio parala tecnificacin sin reflexin propia de las corrientes epistmicasanalt icas. Circulan discursos metodolgicos en los que el entramadoconceptual se elide. J ohn Galtung, un representante de esa concep-cin, dice:

    E xiste [en metodologa] el concienzudo anlisis fil osficode los fundamentos de la investigacin y [por otra parte] laelaboracin, igualmente concienzuda, de complejos detalles delas tcnicas. En el presente trabajo no se har ningn intentode profundizar en los fundamentos o en los tecnicismos; msbien se intentar ofrecer al lector un enfoque anal t ico. (Gal-tung, 1978: IX)

    El supuesto no explcito en este enfoque es la automatizacinmetodolgica al servicio de la tecnocracia. E ste tipo de metodologacoexiste con otras arraigadas a la formacin filosfica, en las que losmtodos se entretejen con conceptualizaciones de alto nivel terico,al estilo de la produccin de J uan Samaja, quien ha desarrollado unalnea metodolgico-filosfica que estableci, enlaArgentina, una ten-dencia diferente de la metodologa posit ivista.13

    5 Mtodos de validacin en ciencias naturalesH e aqu un fragmento compuestos con proposiciones cientficas:

    El universo en su conjunto engendra partculas elementa-les y fuerzas. L as estrellas fabrican tomos. En el espacio in-terplanetar io nacen las molculas. A medio camino entre estasdos escalas, estas mltiples interacciones hacen que la vidaemerja, primero en sus incipientes formas celu lares, y luego, alo largo de la evolucin, en forma de organismos multicelula-res, mamferos, homnidos o ecosistemas. (Reeves, 1999: 39)Todas las teoras se construyen con proposiciones. Es decir, con

    enunciados -formales o interpretados- de los que se puede predicarhechos. Pero para no diversificar demasiado el tema, momentneamente doy por bue-no obtener conocimiento , aunque la idea es construccin de conocimiento .13. Si bien en toda la obra de este autor se registra una fundamentacin terica de lametodologa, un texto ejemplar al respecto es Samaja (1993).

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    Conceptos elementales del pensamiento cientfico 149si son verdaderos o falsos. U na proposicin es verdadera si lo queenuncia se corresponde con lo enunciado. E l agua, a nivel del mar,hierve a los cien grados es una proposicin verdadera porque hastael momento- se ha corroborado que en esas condiciones el agua co-mienza a hervir. U n conjunto de proposiciones pueden formar un ra-zonamiento. Pero qu es un razonamiento? Una estructura lgicaconstituida por una o varias premisas y una conclusin. Tanto laspremisas como la conclusin, por ser proposiciones, pueden ser ver-daderas o falsas. L os razonamientos, en cambio, son vlidos o invl i-dos (correctos o incorrectos). Para que una combinacin de proposi-ciones sea considerada un razonamiento, una de esas proposicionesdebe extraerse o inferi rse de las dems. L a proposicin que se infierees la conclusin, las otras son premisas.L os razonamientos son formas lgicas. E ntonces, cmo se rela-cionan con las ciencias fcticas si sus componentes son signos sincontenido? M ediante su traduccin a lenguajes significativos. Vea-mos un ejemplo de razonamiento interpretado:

    Todo los metales se dilatan con el calor (primera premisa),E l hierro es un metal (segunda premisa),por lo tanto, E l hierro se dilata con el calor (conclusin).Cundo es vlido un razonamiento? Cuando no existe ningunaposibilidad de obtener una conclusin falsa de premisas verdaderas.E n osrazonamientos vlidos la verdad de las premisas se transmitea la conclusin. P ara distinguir si un razonamiento es correcto existeun procedimiento lgico denominado tablas de verdad . Su apl ica-

    cin posibilita la comprobacin de uno de los siguientes resultados: tautologa, contradiccin, contingencia.

    nicamente cuando el resultado de la tabla de verdad es una tau-tologa est garantizada la validez de un razonamiento. L a tautolo-ga est compuesta por verdades. Es la repeticin de un concepto conla misma o con di ferentes formas ( A = A , o un hexgono es unafigura de seis lados ). No aporta informacin ms all de su forma.L a contradiccin est compuesta de falsedades y la contingencia,de verdades y falsedades. Tanto la contradiccin como la contingen-cia indican que el razonamiento puesto a prueba no es vlido.

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    150 Esther DazE stamos refir indonos a las formas lgicas que pueden tener val i-

    dez, es decir, a los razonamientos deductivos (aunque tambin hayrazonamientos deductivos no vlidos). Otras formas lgicas como lainduccin o la analoga nunca son vlidas.U na alternativa a la realizacin de las tablas de verdad para de-tectar la validez de un razonamiento deductivo es conocer las leyeslgicas, ya que si una forma lgica coincide con una ley lgica tienesu validez asegurada. E sta breve alusin a la lgica se justifica aquporque existen corr ientes formalistas que tratan de validar los mto-dos de las ciencias fcticas a partir de su consistencia lgica.5 .1 . I n d u ct i v i sm o

    L a induccin es una forma de razonamiento que parte de proposi-ciones singulares o particulares e infiere enunciados universales.Sobre la base formal de la induccin se constituye el mtodo de lasciencias fcticas denominadoi n d u ct i v i sm o. Sus propulsores susten-tan teoras empir istas, por lo tanto, consideran que la investigacinparte de la experiencia, sin hiptesis previas al accionar del mtodo.En el inductivismo, como mtodo fctico, se siguen los siguientespasos: se parte de la experiencia (observacin de un caso); se anal izan las caractersticas del caso observado; se despliegan variables para abordarlo desde distintas perspecti -vas; se anali zan casos similares acumulando numerosas verificacio-nes, y se realiza una generali zacin emprica mediante un enunciadoque asegura que esas caractersticas se encontrarn en todos loscasos del mismo tenor.

    Para los inductivistas las hiptesis apareceran recin al final delproceso, cuando se generalizan de modo universal, pues consideranque los enunciados observacionales, que en realidad fueron verifica-dos individualmente, pueden generalizarse conservando la verifica-cin. E n realidad no existe manera de verificar si esa ley se cumplede modo universal. Ni siquiera un hombre inmortal que agotara suseternidades repitiendo casos alcanzar a a corroborar esa verificacinuniversal.

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    Conceptos elementales del pensamiento cientfico 151Un inductivista que agot la mayor parte de su existencia repi-

    tiendo casos fue Cesare L ombroso (1836-1909), el precursor de la cri -minologa. Realiz sus investigaciones en crceles y otros estableci-mientos de encierro correccional. Catalog a miles de individuos porsu estatura, color de piel, contextura fsica, caractersticas pilosas,dientes, vista, olfato, sensibilidad tctil , resistencia al dolor, anli sisde orina, sangre, temperatura, tatuajes, costumbres, gestos. En fin,todo aquello que le permitiera afirmar cientficamente que existenrazas inferiores, criminales natos y degenerados cuyo destino crapu-loso est determinado por sus rasgos fisonmicos .14L ombroso enuncia su ley a parti r de una investigacin inductivaexhaustiva. El criminlogo asegur que ciertos aspectos morfolgi-cos determinan la condicin del transgresor. No advirti que su pun-tillosa investigacin estaba acotada a una clase social marginada apriori . L ombroso estudiaba en un universo -el del encierro- que yahaba sido discriminado por la polica, los jueces y la sociedad engeneral.A l investigar no se le ocurri buscar a quienes realmente haban

    delinquido, ni en qu condiciones la justicia determina quin es sos-pechoso y quin no. Caracteriz cientficamente a quienes ya esta-ban caracterizados por los medios de exclusin social. Si en algunacrcel se encontraba con una minora de presos no caractersticos(rubios de ojos azules y de clase social acomodada, por ejemplo), des-cartaba el dato por irrelevante. Conclusin: el hombre delincuente esel hombre que la sociedad encierra por delincuente desde la discrimi-nacin y el prejuicio. Es decir , los sucios, feos y malos .Su teora fue muy exitosa. No debera olvidarse que su r igor cien-tfico estaba avalando prejuicios e intolerancias enraizados en lo so-cial. Incluso, hasta ms all de mediados del sigloXX solan exhibir-se afiches con los rasgos caractersticos del delincuente en las frasparedes de las salas de espera de las comisaras. Poco a poco fuerondesapareciendo. No se sabe bien si porque la teora lombrosiana ha-ba cado en desuso o porque esos rasgos se parecan alarmantemen-te a los de varios hombres de las mismas fuerzas de seguridad.

    14. C. L ombroso,L 'u omo d el i n cuen te, Turn, Fratelli Bocca, 1924.

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    152 Esther DazSe puede anali zar la investigacin de L ombroso a la luz de los

    imperativos del inductivismo: l a obser va ci n d e os h ech os se d ebe r ea l i za r s in h acer con j etu r as ap r i o r i (el inconveniente de L ombroso fue no haber advertido suspropios prejuicios); se d ebe r eg i s t r a r tod o l o obser va d o (la acumulacin titnica dedatos parece haber cumplido este principio, slo fall el no habermirado ms all de ellos); el n m er o d e en u n c iad os obser va ci ona l es ob ten i d os d ebe ser tanam p l i o com o sea posi b l e(el nico problema es que no sali de losencierros para investigar);

    l as obser va ci ones d eben r epet i r se va r i an d o la s con d i c i ones d e ob -servac in (las var i pero nicamente dentro de un universo aco-tado ); n i n gu n o d e os en u n ci ad os obser va ci ona l es ob ten i d os d ebe con t r a -d eci r l a l ey gen er a l qu e se va a i n f er i r (cuando lo observado con-tradeca su ley, lo descartaba por irrelevantes); an is i s , com pa r ac in y c la si f i cac in d e l os h ech os obser va d os yr e g i s t r a do s (imperativo cumplido por falla del mandato, ya quenada dice sobre la poblacin a ser estudiada); gen er a l i zaci ones em p i cas r efer en tes a as r el ac i on es en t r e os h e-chos cl as i f i cad os (las produjo fortaleciendo el prejuicio discrimi-natorio), y r ea l i zaci n d ei nf er encias pa r t i en d o d e l as gen er a l i zaci ones esta -b l e c i das(las reali z, prediciendo as el accionar social y delajus-ticia que, a partir de estas investigaciones, tendra aval cientfico

    para prejuzgar).E l mtodo inductivo no puede val idarse lgicamente, ya que entrelos casos estudiados por numeroso que ellos sean y la generaliza-cin emprica hay un salto ilgico: se pasa abruptamente de lo parti-cular a lo universal.Sin embargo, y a pesar de las crticas que se le pueden hacer alinductivismo, es preciso reconocer que no slo en la ciencia sino tam-

    bin en la vida cotidiana el inductivismo es un principio eficaz. Enciencia, el mtodo se salva acudiendo a las probabilidades: si en unalto nmero de casos estudiados se produjo determinado efecto, esposible concluir que existe alta probabilidad de que cuando se dencasos similares se producirn los mismos efectos.

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    Conceptos elementales del pensamiento cientfico 153Los inductivistas suponen una regularidad en la naturaleza y en

    la sociedady en ese sentido, todos somos un poco inductivistas. Perosi no furamos medianamente inductivistas, dudaramos de todo,incluso de que cada da amanezca. Certeza que proviene del hecho deque -h asta el momento- cada da de nuestras vidas amaneci.5.2. Modo h i po ti co-d ed u c t i vo

    L os inductivistas -coherentes con su empirismo pretenden abor-dar la investigacin sin hiptesis (esto es, sin supuestos), encaran-do dir ectamente la experiencia. E sta afirmacin es muy di scut ible,porque todo parece decir que cualquier decisin que tomamos vieneavalada por una hiptesis, incluso en la vida cotidiana: por quacudimos a un medio de transporte y no a otro, habiendo variosdisponibles? Es evidente que conjeturamos que el elegido ser elms ventajoso. Aunque obviamente sostener hiptesis no garantizaxito, no sostenerlas imposibilitara la accin o la convertira encompulsiva. Ambas posibilidades se contradicen con la idea de co-nocimiento.En realidad no hay observaciones sin hiptesis, ni hiptesis sinobservaciones; pero segn las diferentes perspectivas se priorizanunas o las otras. Postular que el punto de partida del mtodo es laconstruccin de una hiptesis universal responde a un principio ra-cionalista: de proposiciones universales se derivan conclusiones par-ticulares o singulares. Si sostengo la proposicin universal todo panalimenta , infiero la proposicin singular este pan que tengo antemis ojos alimenta . Aunque la historia, que no suele ser buena amigade la lgica, demostr que en determinadas circunstancias existe panque en lugar de alimentar envenena.N os introducimos ahora en los prolegmenos del mtodo hipotti -co-deductivo.Coprnico (1473-1543), cuando propuso la hiptesis universal he-liocntrica, no haba observado la movil idad de la T ierra ni la inmo-vi l idad del Sol. P ero haba observado var ios fenmenos que pare-can contradecir la tesis geocntrica vigente en su poca.Su tesis se enmarca en los requerimientos del mtodo hipottico-deductivo. L a observacin del estado de la real idad, de la ciencia y dela tcnica de su poca le permiti ver incluso lo que no vea: cons-truy una hiptesis universal. Una conjetura que posibilita deducir

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    154 E sther Dazconsecuencias observacionales y enunciados observacionales. L a con-secuencia observacional es conceptual, el enunciado observacionalremite a lo emprico.Cuando Alfred Russel Wallace -tal como se ve en el segundo apar-tado de este anexo es desafiado a demostrar la hiptesis de la re-dondez de la T ierra, infiere una consecuencia observacional. E lla co-rrobora la curvatura de la superficie terrestre. Al concretarse laconsecuencia se produjo un enunciado observacional. Se realiz elexperimento.Es preciso aclarar que no slo los racionalistas sino tambin algu-nos empiristas se plegaron finalmente a la consolidacin del mtodohipottico-deductivo.L as instancias bsicas de ese mtodo son las siguientes: L a investigacin cientfica par te de problemas y, en funcin deconocimientos previos y de la inventiva del investigador, formulahiptesis de carcter universal. L a hiptesis gua el desarrollo de la investigacin y la seleccin de

    datos que intenten confirmarla. Se elabora un diseo experimental (tarea de la metodologa de lainvestigacin) para orientar los pasos a seguir. De la hiptesis propuesta se deducen consecuencias observacio-nales. Se trata de contrastar las consecuencias observacionales median-te enunciados observacionales (he aqu un experimento: exigir le ala experiencia que responda a lo que se concibi tericamente). A parti r de un gran nmero de contrastaciones exitosas, se decideque la hiptesis qued confirmada; pasa as a ser una ley cientfi-ca (aunque tambin se la puede seguir llamndo hiptesis, ya quenunca se pueden contrastar todos los casos posibles).Adems, el mtodo hipottico deductivo ha intentado validarse apartir de una forma lgica que interpretada podra enunciarse as:Si el antibitico es bueno , entonces el enfermo se cura , y el enfer-mo se cura , por lo tanto el antibitico es bueno . Si se formaliza

    este razonamiento y se le apli ca la tabla de verdad, el resul tado seruna contingencia. Estamos frente a un razonamiento invlido, quese denomina falacia de afirmacin del consecuente ( el anti