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Escrito sobre una piel de Severo Sarduy Es evidente que el título de este artículo cita, remernora y altera aquél del propio Sarduy, Escrito sobre un cuerpo ‘;entre este libro de ensayos y el último. El Cristo de/a. me Jacob 2 han pasado casi veinte años. En este tiempo, ciertos planteamientos radicales han resultado fuertemente con- testados, criticados y, en parte, reasumidos, pero ya desde una óptica diferentes. Dicho en otras palabras, la distancia que Sarduy ha recorrido desde 1 969 hasta 1987 señala el paso desde posiciones estnicturalistas, que privilegiaban el aspecto textual de la obra, a otros en los que caben, sin abandonar totalmente los presupuestos de aquella época, referentes de carácter personal, includo íntimos, porque en este último trabajo el escritor se adentra de manera decidida en lo que para entendernos llama- mos/icción narrativa autobiográfica. En este trabajo, utilizando de nuevo otro título del propio Sarduy, el autor deja de ser «un testigo fugaz y disfrazado», de apariciones intermitentes y solapadas, para hacerse pre- sente y entregarnos un relato intrego desde la primera persona. El libro dc 1969 se abría con un ensayo sobre Sade en el que se con- templaba la obra de éste desde la perspectiva de la repetición y del ritual sin fin. El sadismo, se decía allí, es una repetición perversa del gesto con el que el sujeto quiere supeditar, fijar o esclavizar al objeto. En la medida que éste se le resiste, escapa o se hace más esquivo, el gesto se convierte en reiteración y en plegaria ritual, en oración propiciatoria ~. El Oíslo de/a rue Jacob, por su lado, se inicia ya en la misma portada con una pintura del escritor cubano. Es esta una de sus pinturas, que, (nos explica en el interior) realizada con el pincel más pequeño que hay, nace de la superposición de infinitos puntos sobre la tela. El resultado aparente es el de un tejido de franjas del mismo color en diferentes tonos. El modelo, por tanto, y no solo de la pintura, «es la pulsión de repetición, la manía obsesional de repetir algo», que toma la forma de invocación religiosa de algo desconocido e inalcanzable. Del texto sadiano al tejido personal, el hilo conductor es el mismo: la reiteración simulada del mis- mo gesto vital que se va escribiendo sobre la tela o sobre la piel misma. Buenos Aires. Sudamerieana, 4969. Barcelona. Mall¡ Narrativa Serie Ibérica, 1987, Oir ca, pp. 13-15- Oir <it., pp. 67-68. ,lnWes de Iizeraíura hi.spanoomericono. núnr 19. Ud. Univ. Complutense, Madrid, 1990.

Escrito sobre una piel de Severo Sarduy · tes. Un encuentro fortuito en el bosque, después del paso de los ciervos; una frase banal pero imborrable; la foto de una niña atrapada

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  • Escrito sobreunapielde SeveroSarduy

    Es evidentequeel título de esteartículocita, remernoray alteraaquéldel propio Sarduy,Escritosobreun cuerpo ‘;entre estelibro de ensayosyel último. El Cristo de/a.meJacob2 hanpasadocasi veinteaños.En estetiempo, ciertos planteamientosradicaleshan resultadofuertementecon-testados,criticadosy, en parte, reasumidos,pero ya desdeunaópticadiferentes.Dicho en otraspalabras,la distanciaqueSarduyha recorridodesde1 969 hasta1987 señalael pasodesdeposicionesestnicturalistas,queprivilegiabanel aspectotextual de la obra,a otros en los quecaben,sin abandonartotalmentelos presupuestosde aquellaépoca, referentesde carácterpersonal,includo íntimos,porqueen esteúltimo trabajoelescritorse adentrade maneradecididaen lo queparaentendernosllama-mos/icciónnarrativa autobiográfica.En estetrabajo,utilizandode nuevootro título del propio Sarduy, el autor deja de ser «un testigo fugaz ydisfrazado»,de aparicionesintermitentesy solapadas,parahacersepre-sentey entregarnosun relato intrego desdela primerapersona.

    El libro dc 1969 se abríaconun ensayosobreSadeen el que se con-templabala obrade éstedesdela perspectivade la repeticióny del ritualsin fin. El sadismo,se decíaallí, es una repeticiónperversadel gestoconel queel sujetoquieresupeditar,fijar o esclavizaral objeto. En lamedidaqueéstese le resiste,escapao se hacemásesquivo,el gestose convierteen reiteracióny en plegariaritual, en oraciónpropiciatoria~.

    El Oíslode/a rueJacob,por su lado, se inicia yaen la mismaportadacon unapinturadel escritorcubano.Esestaunade suspinturas,que,(nosexplicaen el interior) realizadacon elpincel máspequeñoquehay,nacede la superposiciónde infinitos puntossobrela tela. El resultadoaparentees el de un tejido de franjas del mismo color en diferentes tonos. Elmodelo,por tanto, y no solo de la pintura,«es la pulsión de repetición,la maníaobsesionalde repetir algo», que toma la forma de invocaciónreligiosade algo desconocidoe inalcanzable.Del texto sadianoal tejidopersonal,el hilo conductores el mismo: la reiteraciónsimuladadel mis-mo gestovital quese va escribiendosobrela telao sobrela piel misma.

    Buenos Aires. Sudamerieana,4969.Barcelona. Mall¡ Narrativa Serie Ibérica, 1987,Oir ca, pp. 13-15-Oir

  • 200 .¶bOiII,L>I Alberca

    1. EL CUERPO-RELATO

    Los lectoresquehayanseguidola carreraliteraria de esteescritornopodrán por menosquesorprendersedel notable viraje efectuadohaciacontenidosautobiográficosdesdela rigurosaposición estructuralistaini-cial, defensoraa ultranzadel carácterautónomodesustextosanteriores.

    Sin embargo,la línea de ruptura que señalaeste libro venía siendoanticipada en algunosde sus últimos escritosy entrevistas.De hecho,aunquede manerasingulary paródica,hacealgúntiempo, a requerimien-to de unapublicación,habíaescrito unahumorísticay subversiva«auto-cronologia»,quese inciabaenel momentoen quesuspadresse conocian,al tiempo que recogíael momentomismo de su propio nacimiento Aaquel primer acercamientoal género, viene a sumarse.El Cris/o..,,abriendoexpectativasnuevasen su futuraproducción,porqueeste traba-jo no parecesino un adelantode lo quepodría serunainvestigaciónmáscontinuadaen lo autobiográfico.de acuerdoconlas clavesqueaquíse es-bozan.

    En unaya lejanaentrevistasobreunade sus novelas.Sarduyhabíaanunciado,si bien con otro título, la obraquenos ocupa,anticipandoelpeculiarestilo autobiográficoquehabríade presidirlo:

    «Digamosque todo lo que he escritoes estrictamenteautobiográficoy, so-bre todo, las escenaseróticas.Los lugaresquecito, por ejemploen extremooriente, o en Irán. son los lugaresque he frecuentadolargo tiempo y queconozco muy bien: Barcelonao Bombayestánigualmentepresentesporquelas conozco. Sin embargo.aunquetodoes autobiográfico,enestesentidodea palabra.yo nuncahe habladode mí. Por primeravez en un libro inédito.que se llama Fragmentasde un discursoluctuoso, me he decididoa hablarde mí: es decir, a intentaruna especiede simulaciónautobiográfica»

    Por tanto se trata de desarrollarunanarración,que tomandocomobase los referentespersonalesaparentaseel compromisode veracidad,característicosde estaclasede escritos: recuperasedel olvido los datosconstitutivosdel sujeto y dispusieseun principio ordenadorparatodoslos acontecimientos.A estospresupuestos,el relatoautobiográficosardu-yano proponeotra lógicarepresentativa,la pulsiónvital por simular,por-que no en vano habíaadvertidoya en la «autocronologia»citada:

    Severo Sorduv(Ed. Julián Ríos). Madrid. Fundamentos.1976. pp. 8-14.«Maitreya o lii entradade Budaenta Habana»(Conversacióncon5, Sardus>por i. kios,

    Quimera. Barcelona, n. 20, Junio. 1982, p. 23. Estáclaro que lo que iba a titularse 1-ragmne,ítos...en cita y homenaje al libro de R. Barthes. Fragmentosde un discuto,amoro.sr, ha pasadoallaniarse El Cristo de la rue Jacob, porque dos fragmentos que se incluyen en este libro. «Sueño»y «Café Flora», fueron publicadosbajo el título de «fragmentosde un discursoluctuoso»en un«dossier»dedicadoa Barthes.muertopor entonces,en la revista Quimera .3 Enero. 981. PP.40-42.

  • Escrito sobre una piel 20]

    «Peroantesunaaclaración:redactarunacronologiaespara mí un verdade-ro «tour de force»: no tengo sentido algunodel tiempo, no comprendolasucesión deeventos,ni me parecequecorrespondanainstantesprecisos,nocreo en la ideade continuidad...»Y continuaba:«Releo estasnotasy medoy cuentaenseguidade quesi tuvieraqueretrazarmi vida ahoramismootravez lo haríade un modocompletamentediferentes.Otralíneadesenti-do, otros detalles.»7

    A esta concepciónrelativizadadel tiempo y a la incapacidadparacomprenderel efectode supaso,Sarduyañadeunadisposiciónparaolvi-dar con facilidad; a olvidar los grandessucesosy a retenerlos hechosn¡míos, las pequeñaspalabras,las percepcionesfugaces:

    «La memoriano es importante; lo importantees el olvido, El poetaescribepara salvar del olvido, no los datoshistóricos,ni las fechas,sino cosasqueha percibido. (...) No me preguntescuándonací, no me preguntesgrandeseventosde mi vida; lo olvidé todo. Perorecuerdoaúnla músicaconquemihermano entró en el jardín de infancia.»

    Cuestionadosel papelde la memoriay la concepciónconvencionaldeltiempo, el único relato autobiográficoposibleparaSarduyes aquelquebasadoen la discontinuidadtemporaly en el olvido, tomacomoreferenteLas huellasde la vida t que bien en forma de cicatrices han quedadosobrela piel o en forma de marcasnuméricas,grabadasen la memoria.

    El propio cuerpocon sus marcasy heridasse convierte en un esbozodc’ narración autobiográ/2ca, queconsisteprecisamenteen recorrerel iti-nerariode esasseñales.Sólo cuentalo quequedaescritoen el cuerpo;lasmarcasindeleblessiguenhablandoy narrandoel hechoquelas provocó.El relato de los acontecimientospersonalesse hilvanaen un diálogoama-ble y clarificadorentrelos dostiemposquereune(el tiempode la historiay el del discurso);diálogo liberadorde la cargatemporal,porqueni incu-rre en la nostalgiadel pasado,ni en la exaltacióndel presente.

    Sarduyha organizadosu libro en dos partes,con brevesnarraciones(viñetas,las llama él), fragmentariasy discontinuas,que reescribeny de-sarrollan aquelloshechoscifradosen las marcas.«La arqueologíade lapiel», de ciarasresonanciasfoucaultianas“~, no solo en el título,, sino enel propio modelo de saberquelo sustenta.es un autorretratoen el queseregistran las heridas,cortes y cicatrices impresosen el cuerpo, y cuyarelecturaconvoca los eventosque los propiciarony los hechosque demanerasuperpuestase le han ido agregando.El autorretratocomienza

    Ob» ¿it.. pp. 8 y 12«Severo Sarduy,lo importantees el olvido» (Entrevista de L. Alas) El País .Sc,nanal, 28 de

    Octubre de 1987, p. 38.Jean Siarobinski.La relación crítica. Madrid, Taurus.

    1974. p. 66.Michel Foucault.Árqueología del saber México. Siglo XXI, 970.

  • 202 ,tlanitc’l 1 ¡terca

    por unapequeñaheridaen la cabeza—«Espinaen la cabeza»—y termi-na, despuésde recorrerotras(órfalos, labio partido,etc.), por la cicatrizde unaverrugacauterizadaen el pie

    En la segundaparte,«Lecciónde efímero»,el modeloes similar, peroen ésta se trata de la descripcióny relato de las marcasque han idoinformandoel lienzo débil, pero indelebre.de la memoria:

    «Imágenes—la de unaciudad,la de un cuadro—,incidentes,eventos,muer-tes. Un encuentrofortuito en el bosque,despuésdel pasode los ciervos;unafrase banalperoimborrable;la foto de unaniña atrapadaen los escombros,que va a morir unossegundosdespuésy se despidede los suyos;unacartade LezamaLima: algunosparrafospara completarel texto póstumode unamigo» 2

    Si la primeraparte,revelalasecretapasióndel ascetao del masoquis-ta, evitandocualquieraspectomorboso,con su sistemáticade autopuni-ción y reconocimiento;en estasegunda,los referentesse hacenmásexplí-citos en un doble sentido: de un lado se recogen acontecimientospersonales,como viajes, costumbres,amigos,erotismo;y de otro, el fun-damentoepistemológicoque lo sustenta:la repetición,como artimañazafadorade la muerte;la fugacidadhuyentedel objeto;la vacuidadcomoprincipio estructurantedel todo, que es la nada, que es lo real, o lo quees lo mismo, la realidadcomo simulaciónde no sabemosqué.

    2. LOSGESTOSDE LA IDEA

    Ambas partesestánpresididaspor un procedimientogeneradorco-mún,querecuerdael queBarthes,en otro libro autobiográfico,llamó «losgestosde la idea» ¡2, el mismo queestáen la basede los relatossarduya-nos ~Cadahuella,cicatriz o marcamnémica,sirvepararevelaralgoque,oculto, estabalatentesin decidirsea hablar: la epifaníade algo inmate-rial “. Lo que perduraen cada vestigio es la impresión que vivifica el

    Michel Beaujour. «Autobiographie et autoportrait». Poetique. Paris, 1977. n. 32, pp. 442-458,

    2 5, Sarduy,El Cristo de la rue Jacob, p. 7.‘3 «rara vez partede la ideaparainvertarleluego unaimagen:partede un objeto sensuai.

    y esperaentonceshallaren su trabajola posibilidad de encontrarleunaabstracción,tomadadela cultura intelectual del momento: entonces,la filosofíano es másque unareservade imagenesparticulares, de ficciones, de ideas.» Roland Banhes.Rolaed Bartbcw. Barcelona, Kairós. 978,p, los.

    ‘~ En la mayoríade las novelasdeSarduyhayun centrogeneratriz,cuyaenergía,debidamen-te liberada,actúa comodesencadenantede la narración.En Gestos, es la impresiónvisual quela pintura de F. Kline le produjo, la que motivó el relato. En Dc’ donde von los can/ames, eslahuella musical del popular Son dela Lonia, su vaciamientoy su reverso.En (obra, la sugerenciade una frase escuchada al azar: Cobramurió en jet en la Fujiyama. (ManuelAlberca, Estrcturasnarrauvas en las novelas de Si Sarduy. Madrid. Universidad Complutense, 1983.)

    5 Ei Cris/o de la rucs Jacob. p. 7.

  • Escrito sobre una piel 203

    sucesoque lo inscribió, sin necesidadde recurrir al engañosorecuerdovoluntario; en cada una de estascifras corporales,sobrevivela mismaenergíaquesacudió,en sumomento,el silencioy el sopordel hábito; lamisma quesigue despertandoy golpeandocon la misma fuerzaahoraenel relato de la memoria,peroya en otro sitio, en otra esferade revelan-ción vital, en la muerte.

    Y es quequizásEl Cristó...hayaqueentenderlocomoanuncioy exor-cisnio de la muerte:la incisióncorporalcita y recuerda,consudolor y supérdida,esagran pausaqueiniciamos al morir. Relato hechode lapsus,anestesias,inconsciencias,ausenciasfugaces,pequeñasmuertesen suma,metáforasde la definitiva, premonicionesde la prostera.

    En otrasocasiones,la epifaníaprovienede la imagencontrapuestadedos ciudadescomo Henaresy Sarnath,quecon su aparienciadiferente,con suderrochede signos,coloresy voces,la primera,y la segundaconsupensamiento:«... el que,enmascaradopor la palabra,concibela realidadcomo purasimulación;el que,desdeel principio y de modo irreversible,ha comprendidoqueel vacíolo atraviesatodo y queel todo perceptibleno es másquesu metáforao su emanación»‘t

    Quizás la viñeta que abre el libro sea ejempliftcadorade lo que elautor nosquiere mostrar.En estaprimeranarracción.«unaespinaen elcráneo»,se relata la historia de una heridamínima de infancia, heridainíciáticaquesuponela revelaciónpor el dolor, la toma de concienciadelpropio cuerpoy la separaciórde la madre. Corte doloroso que en sureversoauspiciacl ámbito del placer:

    «Nos habíamosseparadoen el dolor, en el intersticiode esaheridamínima.Ahora sabíaqueeradueñode otra piel, de otrosganglios,mudo amasijodcmúsculosquedespetabaotra sed (...) la cámaraabseuradel placer»

    3. LAS¡fUELLASDEL SABER.

    Y conlas marcasfísicas,las intelectuales.Entreotrosnombresque sereclamanen este libro, la presenciaprincipal la constituyenM. Foucaulty R. Barther. Del primero, como ya se ha dicho, viene el título de laprimerapartedel libro, «La arqueologíade la piel», quecita inequívoca-menteLa arqueologíadelsaber. Pero no se tratade unasimplereferenciao parodia,sino queSarduy se basaen los conceptosde discontinuidad,corte epistemológico,etc. del pensamientohistórico queFoucault desa-rrolla en estaobra ‘ M. Eoucault, Ob>. ¿it., pp. 227-235.

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    mentode la vida. En cadacicatriz se puedeleer, comosi de estratossetratase,la conformacióndel propio cuerpoy del sujeto, con el discursoquelos va soldandoentresí. Pero como diría el mismoFoucault. no setrata de restituir, indagaro recuperaralgo secreto,sino de reescribir loque está sobre la piel, o en el exterior de la memoria,esperandoserdefinido o reguladoen su especificidad.No pretende,por tanto, Sarduyunaautobiografíaglobal, sino unaarqueologíade sí mismo en quecadaseñal remite a los anclajesde su sabery de su cuerpo.

    El resultadoha de ser necesariamenteun discursofragmentado.tal ycomo defendíay practicabaR. Barthesen sus libros autobiográficos,Ro-Iotid Baríhe.s “‘ e incidentes20 modelosdelo quehaqueridohacerel cuba-no en elsuyo,y con los queguardaalgomásquealgunascoincidencias

    Es sin dudael relato fragmentado,sin orden casualni temporal,sinun sujetocentradoque lo controle y lo dirija, el que mejor simula laintermitencia,la discontinuidade, incluso, el caso,conque la memoriavaconvocandosus revelacionessobrelos hechospasados.Es estetipo dediscursofisurado el quemejorpermitequeel sujetoaflore en su deriva.en su inconsistenciae imprevisibilidad.

    El relato de la memoriaopera con una lógica y unacoherenciade losimultáneo,el discursotiendea evitar unaargumentaciónencorsetada,ahuir de la aseveracióntajante;su manifestaciónes unaescritura«blan-cas>,en la quepredominala frasenominal (meraconstatacióny reescritu-ra de lo quehay); la omisión de las formas verbalesy de las conexioneshipotácticas,en unatendenciaa la sintaxisparatácticay a laacumulaciónporsuperposición.En suma,comodice elautor, «no haymanejoinfatua-do del saber,ni ostentacióndel texto>. ¿it., p. 7.23 Ibídem24 Philippe Lejeune, Moi aussi, París, Seuil, 1986, p. 31.23 «Tengola ilusión de creerqueal quebrarmi discurso,dejo de discurrir imaginariamente

    sobre mi mismo, que atenúo el riesgo de la trascendencia;perocomoel fragmentoes finalmenteun género retórico, y la retórica es esa capa del lenguaje que mejor se presta a la interpretación.al creer que me disperso lo que bago es regresarvirtuosamenteal lecho del imaginario». R,Barthes, 1?. fi.. p. 104.

  • Escritosobreuna piel 2(15

    4. NUEVOPARADIGMA:LA SIMULAClON AUTOBIOGRAFIC’A.

    Si comparamoseste libro de 5. Sarduy con cualquierautobiografíaconvencional,se comprendesucaráctersubversivoy desplazadordel pa-radigmaen quese asientanestetipo de relatos.En éstos,el interésradicaen construirunatrayectoriavital notable,de atractivoinnegable,cercanaa lo que se considerala tramade una«buenanovela»;estosrelatosguar-danentresí simetríasy paralelismos,reiterandoepisodiosmáso menosconstantes(niñez, orígenesfamiliares, relación con los padres,escuela,adolescencia,descubrimientodel amor, etc.). con similaresalternativas(amor al campo, rechazode la ciudad, rebeldíajuvenil, expulsión delcolegio,etc.).

    Semejantemodelo de historia personalse encuentrapresode lo queen otro lugar hemosllamado«tendenciaa narrativizarla propia vida»Es decir, tendenciaa proyectar hilos conductoresen el relato vital; adosificar los hechosy a graduarlossegúnconvengaa la estructurade lahistoria: a buscarrelacionesde casualidadentre sucesosmás o menosligados:a ensayarexplicacionesretrospectivaso prespectivas:a establecersímbologíasfáciles o artificiales.

    En estoscasosel resultadoadolecede un cierto narcisismoexhibicio-nista (incluso si la visión final del autorresultadegradanteo aberrante>,puespretendehacerpasaruna idea global y significativa de sí mismo ydar un «orden»y un sentidoa la propia vida.

    Por otra parte,todaautobiografíade estetipo estáfalsificadapor lamaneravandálicacon queel recuerdoviolenta la memoriainvoluntaria,alterandoo embelleciendolo quede maneraforzadase busca en ella 22Relatos,en definitiva, incapacesde relativizar la acción del recuerdo,desconocedoresde la imposibildiad o de la dificultad de recordarconfidelidad, ignorantesde que«nadaes comoes, sino comose recuerda»2>

    Frentea esteparadigma,el relatode Sarduy,conocedorde todosestoslímites, conscientede que la autobiografíacanónicase acuerdamuy malconel fragmentarismoconquevivimos la existenciay conel azar,desor-dene incosencuenciade la mayorpartede los hechos,renunciaa recons-truir y ordenarla vida. a reiterarlos sucesosconsabidosy retóricos, adarlesotro sentidoque no seala propia interrogaciónmuday desconcer-tantecon quese presenta.

    Ante los enigmasde la realidady de susimprevisiblesmensajes,pare-cieradecirnosestelibro que no cabeotra posibilidadquerepetir,simular

    2> Manuel Alberca, «La estrategia vital» (A propósito de Vida Qn claro de J,Moreno Villa),José Moreno ‘¡lía Qn el contaw del 27, Barcelona, Anthropos, 1989.

    -, Walter Benjamín, citado por Angel 5. lfarguindey, «Juan Goytisolo en Marraquech.Elritmo de las cigíienas».El Paílr SemanaL Madrid, Noviembre. 1984,

    28 Valle Inclán. «Un pintor», en JuanAntonio Hormigón. Valle Inclán. Madrid. FundaciónBancoExterior, £987, p. 313.

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    una vez masesoseventos,devolverlosal lugar del queprocedenhechosnuevamenteinterrogación,signosilegiblesde no se sabequé:

    «Tomaba unacervezaheladaen el Pre-aux-clers,en la esquinaque formanlas callesJacoby Bonaparte,en París.De pronto, el tránsitose detuvo,paradejarpasarun camión descubiertoyenorme. Transportaba,hacia alguna iglesia o hacia e] cercano Louvre, uncuadrograndecomounacasa...(...) Representaba a un Cristo flagelado,quecontemplabala rue Jacob,el bar y hastaquizásla cervezahelada.Comprendíen seguidaquequeríadecirmealgo. (...) O másbien erayo quienquería decirle algo. Sí, eraeso. (...) Peronuncasupequé»20

    O imaginarrevelacionesen torno a las señalesinscritasen el cuerpo,queponenen marchaunacadenametonímicade signossuperpuestos,enun cercoobstinadode un centroque se resiste:La referenciaa la verrugadel pie inicia cl mecanismo.O másbien, es la presenciadel sida en unconocido,lo quehacepresentela cicatriz de la herida y la cauterizaciónde la verruga. El olor a carnequemadaes bien conocidopor el médicojudío que le cura. Finalmente,las relacionesde signosestratificadossi-mulan unaexplicación:holocausto,judíos. marginación,discriminación,sida. homosexualidad,acoso

    Tradicionalmentela autobiografíaha tenidocomo objeto la glorifica-ción del sujeto, su elogio franco o solapado,la exaltacióndel narrador-protagonistaa la categoríade arquetipo.Aquí, por el contrario,el auto-biógrafo se desliza descentradode viñeta a viñeta; se manifiestaen ellenguajede sus marcas:satisfechode mostrarel propio cuerpovulnera-ble, conviertesus eventosaccidentadosen un ritual de punición y des-trucción inconscientes,actosde repeticióny muerte.

    Manuel AlbercaUniversidadde Málaga

    Málaga(España)

    ~ Ob,