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Nahúm Flores del corazón de los objetos a la piel de la memoria por Carlos A. Lanza

Exposicion Los herederos–Nahúm Flores en el Museo para la Identidad Nacional

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Ensayo por Carlos Lanza

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Nahúm Floresdel corazón de los objetos a la piel de la memoria

por Carlos A. Lanza

Los objetos convocan, atraen, vislumbran; ellos son

la memoria inmarcesible o el encanto de un instante.

Nahúm Flores, artista hondureño residente en

Canadá, articula un compendio de objetos que frente

al vacío contemporáneo redefinen nuestra percepción

del entorno: la nostalgia abandona su tono triste

y melancólico, la realidad se vuelve absolutamente

simbólica, direccionando nuestra sensibilidad

hacia zonas vitales y trascendentes; estos objetos

comportan un sentido de pertenencia que hasta hace

poco estaba invisibilizado por la cultura de lo útil.

Algunos objetos que forman parte de las vivencias del

artista, se han subjetivizado en función del sentido

y significado que éste les ha otorgado; otros objetos

han llegado a él por contingencia o generosidad de

alguien, en cualquiera de los casos, éstos forman parte

de la memoria individual o colectiva; son agentes

trasmisores de recuerdos, huellas que han marcado

destinos o propósitos; son la piel de la memoria:

tersura o cicatriz, pero memoria humana al fin.

Verlos allí detenidos en el tiempo, se perciben

como fragmentos de una existencia que se mueve

entre lo trascendente y lo precario: las cosas tienen

la particularidad de negarnos o afirmarnos. Los

recuerdos que se deslizan por la memoria pueden

transitar por prados de luz o habitar la piel de

lúgubres cavernas: el pincel de Renoir o la picana

del milico que tortura.

Nahúm Floresdel corazón de los objetos a la piel de la memoria

Carlos A. Lanza

La industria ha producido la pala del campesino,

la tenaza del mecánico, el martillo del carpintero,

la lámpara del minero; en fin, ha producido los

objetos que necesita la sociedad del trabajo pero, al

mismo tiempo, el objeto industrial ha desdibujado

a la persona que lo produce, la ha convertido en un

subproducto de la sociedad posindustrial. La técnica

ha intensificado la producción pero ha generado el

contrasentido de la existencia. Cuando Nahúm Flores

desviste estos objetos quitándoles su ropaje utilitario,

deja al desnudo el esfuerzo humano, la intención

primigenia de crear, de transformar, de sentir la

materia en nuestras manos, de moldear una idea, de

abrir caminos; los objetos tocados por el misterio

de la creación y no de la producción, se instalan en

nosotros como vectores extraordinarios

de sensibilidad: transitamos de la piel de los objetos

a la piel de la memoria.

Despojados del falso brillo utilitario, el óxido de un

objeto o la opacidad del mismo, pueden convertirse

en cualidades renovadas, en la textura de una

experiencia distinta marcada por el deseo de vivir,

de sentir, de amar más allá de las cosas. Juntar

objetos para mostrarlos como parte de una

antropología de lo estético, hacen de Nahúm Flores

un artista serio, que tiene clara la función del objeto

artístico como signo que abre múltiples perspectivas

de sentido. Flores va hacia el objeto con una

revisión crítica pero dotada de una ternura que nos

conmueve: el viejo cementerio de escombros, en

manos de Nahúm Flores, puede ser un cálido espacio

donde la memoria guiñe su ojo a los recuerdos que

nos llaman a la vida otra vez.

Tegucigalpa, 9 de mayo de 2016

Los herederosExposición en el Museo para la Identidad NacionalTegucigalpa, Honduras 2016