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f ¡. códigos e ideología en la arquitectura monástica del siglo XVI iUana godoy patiño Hablar de códigos en arquitectura, nos remite a la no- ción de un proceso comunicativo que implica niveles con- vencionales de congruencia entre significante y significa- do. Siendo para la arquitectura el significante equivalente al objeto arquitectónico en sí; y el significado lo que dicho objeto comunica a los usuarios en cuanto a su utili- dad o función primaria y en cuanto a su caracter expresi- vo o función secundaria. (ver: La estructura Ausente. Umberto Eco). En todo proceso de codificación existe una tendencia predominante, ya sea de caracter científico o artístico; los códigos científicos y técnicos son esencialmente monosé- micos (significado unívoco) y tienen un alto nivel de con- vencionalismo; los códigos artisticos o hermenéuticas, por el contrario, tienen un significado subjetivo en mayor o menor grado basado en la analogia (correspondencia estructural) o en la metonimia (correspondencia basada en relaciones de proximidad). La arquitectura como una de las Artes Visuales, se clasifica dentro de estas herme- néuticas o sistemas de comunicación estética. Es importante aclarar que la codificación de los len- guajes, tanto cientificos como estéticos, es un proceso di- námica regido por los cambios Que se den en los contex- tos socioculturales.Así vemos que existen condiciones que. propician el carácter convencional de los códigos ha~ cia aspectos retóricos, y condiciones que por el contrario tienden a descodificar el mensaje para generar así nuevos significados. Es la aceptación y el uso generalizado de los signos es- téticos, el factor determinante en el proceso hacia la codi- ficación convencional., y su rechazo o indiferencia por parte de la sociedad, determina por el contrario su carác- ter exótico y falta de significado. La agricultura como ob- jeto cultural de gran trascendencia social, participa de los 48 caracteres de hermenéutica ya mencionados y del proceso de codificación de los dos sentidos hasta aquí descritos. Para determinar los caracteres de la codificación ar- quitectónica durante el S XVI será necesario analizar en primera instancia los códigos anteriores que regían en ambas culturas (hispánica y mesoamericana); después de analizar los rasgos que tienden a conservarse de ambas culturas en la fusión; y por último determinar las nuevas aportaciones que constituyen el lenguaje propio y origi- nal de la arquitectura del S XVI. A partir de estos análisis podremos abordar lo que constituye la meta última de todo proceso comunicativo, la cual consiste en la transmisión del sentido considerado como una nueva configuración ideológica; configuración sumamente compleja durante el S XVI, pues se trata de una transculturación con fundamentos ideológicos y téc- nicos radicalmente distintos. Dentro de este enfoque, habrá que hacer hincapié en que el sentido real de la ar- quitectura no es sólo resolver funciones y comunicar ideologías, sino que además de esto, promueve ciertas formas de jerarquización y relación sociales que se en- cuentran implícitas en el propio discurso arquitectónico subyacente. Iniciando el análisis propuesto, veremos en primera instancia las características culturales y de codificación estética vigentes en la sociedad mesoamericana.a la llega- da de los españoles. La religión nahuatl se caracterizaba por su rigidez y abstracción de conceptos altamente codi- ficados y manejados por un pequeño grupo de sacerdotes apoyados por un enorme poder militar. Los signos plásti- cos y arquitectónicos de esta cultura, se encontraban en una fase retórica (Horizonte Posclásico Tardio), ya que la referencia original con las fuentes (Teotihuacan, Tula) se encontraba oculta para la gran ~ayoría de la pobla- I

f¡. códigos e ideología en la arquitectura monástica del ... · formas de jerarquización y relación sociales que se en-cuentran implícitas en el propio discurso arquitectónico

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códigos e ideologíaen la arquitecturamonástica del siglo XVIiUana godoy patiño

Hablar de códigos en arquitectura, nos remite a la no-ción de un proceso comunicativo que implica niveles con-vencionales de congruencia entre significante y significa-do. Siendo para la arquitectura el significante equivalenteal objeto arquitectónico en sí; y el significado lo quedicho objeto comunica a los usuarios en cuanto a su utili-dad o función primaria y en cuanto a su caracter expresi-vo o función secundaria. (ver: La estructura Ausente.Umberto Eco).

En todo proceso de codificación existe una tendenciapredominante, ya sea de caracter científico o artístico; loscódigos científicos y técnicos son esencialmente monosé-micos (significado unívoco) y tienen un alto nivel de con-vencionalismo; los códigos artisticos o hermenéuticas,por el contrario, tienen un significado subjetivo en mayoro menor grado basado en la analogia (correspondenciaestructural) o en la metonimia (correspondencia basadaen relaciones de proximidad). La arquitectura como unade las Artes Visuales, se clasifica dentro de estas herme-néuticas o sistemas de comunicación estética.

Es importante aclarar que la codificación de los len-guajes, tanto cientificos como estéticos, es un proceso di-námica regido por los cambios Que se den en los contex-tos socioculturales.Así vemos que existen condicionesque. propician el carácter convencional de los códigos ha~cia aspectos retóricos, y condiciones que por el contrariotienden a descodificar el mensaje para generar así nuevossignificados.

Es la aceptación y el uso generalizado de los signos es-téticos, el factor determinante en el proceso hacia la codi-ficación convencional., y su rechazo o indiferencia porparte de la sociedad, determina por el contrario su carác-ter exótico y falta de significado. La agricultura como ob-jeto cultural de gran trascendencia social, participa de los48

caracteres de hermenéutica ya mencionados y del procesode codificación de los dos sentidos hasta aquí descritos.

Para determinar los caracteres de la codificación ar-

quitectónica durante el S XVI será necesario analizar enprimera instancia los códigos anteriores que regían enambas culturas (hispánica y mesoamericana); después deanalizar los rasgos que tienden a conservarse de ambasculturas en la fusión; y por último determinar las nuevasaportaciones que constituyen el lenguaje propio y origi-nal de la arquitectura del S XVI.

A partir de estos análisis podremos abordar lo queconstituye la meta última de todo proceso comunicativo,la cual consiste en la transmisión del sentido consideradocomo una nueva configuración ideológica; configuraciónsumamente compleja durante el S XVI, pues se trata deuna transculturación con fundamentos ideológicos y téc-nicos radicalmente distintos. Dentro de este enfoque,habrá que hacer hincapié en que el sentido real de la ar-quitectura no es sólo resolver funciones y comunicarideologías, sino que además de esto, promueve ciertasformas de jerarquización y relación sociales que se en-cuentran implícitas en el propio discurso arquitectónicosubyacente.

Iniciando el análisis propuesto, veremos en primerainstancia las características culturales y de codificaciónestética vigentes en la sociedad mesoamericana.a la llega-da de los españoles. La religión nahuatl se caracterizabapor su rigidez y abstracción de conceptos altamente codi-ficados y manejados por un pequeño grupo de sacerdotesapoyados por un enorme poder militar. Los signos plásti-cos y arquitectónicos de esta cultura, se encontraban enuna fase retórica (Horizonte Posclásico Tardio), ya quela referencia original con las fuentes (Teotihuacan, Tula)se encontraba oculta para la gran ~ayoría de la pobla-

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ción que reaccionaba ante los símbolos religiosos de ma-nera automática, considerándolo sagrado dentro de unatradicióny continuidad cultural.

Esta continuidad cultural es retornada por los aztecaspara reforzar ideológicamente su poderío material y fun-damenta los principios de estratificación social, tributos ysometimiento que carcterizan al imperio mexica. Comoreflejo de estos contenidos culturales rígidamente estable-cidos, las artes siguen patrones fijos de creación a tal gra-do que podríamos hablar de una fase retórica dentro delarte nahuatl, sobre todo en este Horizonte PoscIásicotardío en que se produce la conquista. (Fig. 1).

Señalaremos a continuación algunas de las constanttarquitectónicas que se manejan:

a) La solución del binomio basamento-templo comuna constante, no sólo en el Altiplano, sino en tod,Mesoamérica.

b) Un ritual espectacular y complejo que se expresa ella riqueza y variaciones especiales de los centros ceremoniales.

c) En el aspecto funcional es fundamental considerar eculto al aire libre como una constante prehispánic;que se concreta a través de plazas.

1. Croquis de ubicación del recinto sagrado de Tenochtitlan. Tomado de ARQUITECTURA PREHISPANICA. Ignacio Marquin~Ed. INAH.

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d) El empleo de cuadrángulo en plazas Y basamentoscon las variaciones de proporción y ornamentaciónpropias de cada una de las regiones.

e) La composición a base de eje visuales generalmentemarcados por efectos de perspectiva y orientación.Como características específicas del Horizonte Pos-clásico encontramos las siguientes:

f) Los recintos-ceremoniales amurallados, limitadospor el muro de serpientes o Coatepantli.

g) La integración de los recintos sacerdotales (templos yhabitación) junto con los centros de adiestramientomilitar dentro del mismo centro ceremonial. Ej. Te-nochtitlan.

h) El modelo urbano centralizado respecto al centro ce-remonial, el cual se encontraba rodeado por las habi-taciones de comerciantes y artesanos y estos a su vezpor una población de agricultores, más dispersa amedida que se alejaba del centro.

i) Una marcada integración plástica entre arquitecturaescultura y pintura, predominando la escultura comovehículo de expresión plástica.

Al analizar el partido y solución del convento del SXVI veremos la manera en que estas características sonretornadas o transformadas en función del nuevo len-guaje arquitectónico que ha de gestarse.

Volviendo los ojos a la cultura espafiola que ha detrasplantarse en América, vemos que, mientras Europa seencontraba en pleno Renacimiento, Espafia se encontra-ba saliendo de una Edad media que transcurrió entre lainfluencia que le llegaba del resto de Europa, vínculo conla cultura occidental; y por la otra parte el largo procesode la Reconquista que culminó con la expulsión de losmusulmanes del reino de Granada y con la alianza matri-monial de los Reyes Católicos. En este mómento de pre-caria consolidación política, Espafia brinda su apoyo mo-ral y material a los expedicionarios que como Colónabren las puertas hacia un nuevo mundo.

Sin embargo, el verdadero trasfondo de esta voluntadde conquista, estaba en la insuficiencia del aparato eco-nómic~ que constaba de una aristocracia improductiva,un ejército desempleado, y un numeroso clero igualmenteimproductivo. Las colonias significaron para Espafia, laposibilidad de sostener un sistema económico estancadocon la inyección de oro y plata que Cortés tan hábilmentehizo ver al emperador Carlos V desde sus primeras Cartasde Relación. (Ver: La Herencia Colonial de América La-tina. Stanley J. Stein y Barbara H. Stein. Ed. S XXI)

Estas conquistas, debidamente reglamentadas por laBula de Alejandro VI, consiguieron reforzar el binomioEspafia-Catolicismo que fue en su tiempo una efectivabarrera que impidió la propagación del protestantismotanto en Europa como en las nuevas tierras americanas.La conquista debia llevar la cruz como estandarte y por#'"

ello debieron emigrar a la Nueva Espafia frailes con unaintegridad fisica y moral excepcionales en aquélla época.

Figura de especial relieve en este contexto es el cardenalXiménez de Cisneros quien propone una "reforma" paradepurar las costumbres y reforzar la fe en el clero, basán-dose en las ideas vanguardistas del humanista Erasmo deRotterdam (Epigrammata y Paraclesis) y en la famosaUtopía de Tomás Moro. Estas ideas de la reforma Cisne-riana, son adaptadas de inmediato por los frailes francis-canos y tomadas con pequefias variantes por otras dos ór-denes del clero regular: agustinos y dominicos. Por estasrazones, la Evangelización queda en manos del clero re-gular y no del secular demasiado acostumbrado a la inac-tividad y a las comodidades.

Asumir la transmisión de la religión católica y por lotarta de la cultura occidental, exigió una gran sensibiliddy penetración psicológica por parte de los frailes que lallevaron a cabo.

Este proceso tuvo su apoyo político y administrativo enla Bula expedida por Alejandro IV en 1496, donde seasienta que las órdenes pertenecientes al clero regularpodían "por todo el mundo, entre fieles e infieles, predi-car la palabra de Dios y el Santo Evangelio". (Ver: LaArquitectura Novo Hispana del S. XVI. Jorge Kubler.UNAM). Además, en 1527, Carlos V nombra como pri-mer obispo de la Nueva Espafia a Fray Juan de Zumárra-ga promotor de las ideas del cardenal Cisneros; con estehecho se refuerza la influencia del clero regular y la consi-deración que debieron tener los encomenderos aun contrasu voluntad, hacia los frailes de las órdenes mendincantes.

Esta preeminencia del clero regular, decayó a partir de1550, cuando el clero secular vuelve por sus fueros, estan-do prácticamente concluida la labor de Evangelización yaque, según Kubler: "ya antes de 1550, existían por lo me-nos 7 grandes establecimientos monásticos".

Es importante sefialar que las soluciones arquitectóni-cas que culminan con el partido y solución arquitectónicadel convento del S XVI (Ver Fig. 2) son expresiones aje-nas a todo academismo, ya que sólo excepciones, como esel caso de Fray Diego de Chavez, Fray Juan de Alameday Fray Juan de San Miguel, tenían verdaderos conoci-mientos arquitectónicos.

Lo más común fue que los frailes no contaran ni con la. norma estilística ni con el apoyo técnico de los libros dearquitectura; ya que la importación de libros y disefios ar-quitectónicos europeos se llevó a cabo sólo desde el últi-mo tercio del S XVI, cuando la mayoría de las obras im-portantes estaban concluidas.

Esto nos ilustra en la t~sis de que la arquitectura del SXVI es una arquitectura inovadora, creadora de nuevoscódigos formales y nuevas síntesis que servirán paratransmitir los cometidos de la nueva cultura occidental, to-mando como base no sólamente la tradición europea, si-no también de alguna forma la tradición prehispánica,

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2. Planta baja y alta del convento de Huejotzingo, Puebla.

puntos que aparecen claramente si analizamos cada unode los elementos espaciales que conforman el partido mo-nástico. Como una constante en la solución del conjuntoaparece el Atrio, gran espacio al aire libre, generalmentede forma cuadrangular (referencia a las grandes plazasprehispánicas) el cual está limitado por una barda conuna o varias entradas según el caso (Referencia prehispá-nica: Coatepantli). Fig. l.

Generalmente encontramos pequeñas capillas en susángulos llamadas capillas posas y la cruz atrial colocadaen el centro del cuadrángulo. Esta disposición sugiere lahipótesis de que los frailes rescatan una disposición geo-métrica de carácter sagrado para los aztecas que es elllamado quincunce con amplias referencias simbólicas y'astrológicas. (Ver: Pensamiento y Religión en MéxicoAntiguo. Laurette Séjourné. F.C.E. Breviario No. 128).Dentro de los elementos atriales destaca la creación de lacapilla abierta, que aislada o integrada al conjunto mo-nástico, es la aportación más original de la arquitecturamexicana del S Xvr. En estas capillas abiertas, el atriofunciona corno nave al aire libre, rescatándose asi un ele-mento clave de la religión prehispánica: el culto al aire

libre. (Ver: Capillas Abiertas Aisladas de México. JuanB. Atrigas H.) Fig. 2.

Atendiendo a la función primaria "utilitas", el Atriorescata como hemos visto signos del código precedentecorno el culto al aire libre y la delimitación de un espaciosagrado; en cuanto a la función secundaria o expresiva,rescata también conceptos de complicados rituales y litur-gias incluyendo la posibilidad de la danza y de la repre-sentación teatral. (Ver figura 1 de la página 7).

La iglesia, elemento volumétrico rector del conjunto,podía adoptar cualquiera de los siguientes partidos gene-rales: Iglesia de nave urnca, con o sin capillaS hornacinas;iglesia con planta basilica] de tres naves orglesias éonplanta de cruz latina y crucero. El modelo adoptado conmarca preferencial fue el de iglesia de nave única, con áb-side poligonal, presbiterio elevado y coro alto. Lasbasílicas de tres naves' son excepcionales (Tecali, Coyo-acán) asi corno las iglesias con crucero (YuririaOaxtepec).

Aunque el modelo que se generaliza corno solucióntiene antecedentes p.n España, (monasterio de Yuste,Mondejar) su adopción obedece más bien a su perfecta

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adaptación a los fines de la evangelización, ya que suscaracterísticas permiten una óptima concentración de laatención de los fieles hacia el punto elevado del presbite-rio, y sus !grandes superficies murales se prestan para ladidáctica representación pictórica, cumpliéndose así demanera completa la función primaria o utilidad.

En cuanto a funciones secundarias o simbólicas, el as-pecto masivo de la iglesia, con grandes contrafuertes entalud, debió sucitar cierta reminiscencia elevación-teoca1li en los nuevos usuarios. También influyen en elaspecto de la nueva connotación, los aspectos constructi-vos que permiten la creación de grandes espacios inte-riores, antes desconocidos por el hombre prehispánico yque debieron impresionarlo profundamente como ade-lantos tecnológicos detentados por, el conquistador.

Si analizamos el claustro, vemos que adoptó básica-mente dos modelos: A) Claustro de Contrafuertes, B)Claustro de arcadas. En ambos casos la disposición fun-cional coincide, ya que se resuelve en dos plantas, con lasdependencias semi publicas y de servicio en planta baja ylas habitaciones de los frailes y biblioteca en planta alta.

Por ser de uso casi exclusivo de los frailes, el claustroadoptó con mayor fidelidad los modelos europeos encuanto a partido, sin embargo en los aspectos ornamenta-les da amplia cabida a la mano de obra indígena de la quehay muestras extraordinarias principalmente en la pintu-ra (Epazoyucan).

Como una modalidad típica de programa, destaca, se-gún recientes investigaciones del Arq. Juan B. Artigas H.la Capilla Abierta Aislada, que no tiene ningún antece-dente en la arquitectura europea y que en México de-muestra su eficacia, construyéndose con profusión no só.lo durante el S XVI sino hasta entrado el S XVIII. En estegénero el atrio funciona como una gran nave al aire librey la capilla con varias funciones, demuestra siempre unprofundo estudio de los ángulos visuales que permite lacontemplación de las ceremonias por parte de todos losasistentes que se encontraban en el atrio. (Fig. 3).

Se han encontrado ejemplos de capillas abiertas aisla-das con capillas posas en los ángulos del atrio, lo cual in-dica que la complejidad y eficacia del ritual católico, nodependía tanto del emisor del mensaje, en este caso, delos frailes de las tres órdenes mencionadas. (Fig. 3). Elrespeto al código anterior en el rasgo de culto al aire libre,tuvo una doble consecuencja positiva al permitir una ma-yor identificación entre fieles y sacerdotes, al mismotiempo que' una mayor economía de medios materiales. .

En esta generación de nuevos. códigos, que venimosanalizando, destaca la pintura como vehículo idóneo derepresentación, dado su carácter didáctico tantas vecesaprovechado a través de la historia (lconicidad). Ver fí-gura 5. .

En el campo de la pintura donde se observa un mayorsincretismo cultural; ejemplo claro de esto lo tenemos en

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el catesismo de la época que se conserva, el cual contienelas oraciones básicas representadas en escenas a maneradé códice, ligándolas según el modelo prehispánico deescritura bustrófeda. Los ábsides y paredes de las iglesiasse encontraban profusamente decorados con pinturas alfresco que en algunos casos excepcionales como Ixmiquil-pan y Epazoyucan muestran una interpretación muy librede modelos europeos en los que se destaca la mano deobra indígena tanto en la composición como en el uso delcolor.

En el aspecto estilistico, los conventos del S XVI, nosrevelan un extraordinario eclecticismo y una flexibilidadde conceptos raramente igualadas en Europa. Encontra-mos elementos góticos, como nervaduras y acos cono-piales; encontramos elementos musulmanes como el alfizen las portadas; encontramos también elementos rena-centistas y manieristas. Fundiéndose a veces todos estosestilos pasados por el tamiz de la interpretación indígena,conviviendo en una rara armonía dentro de un mismomonumento en no pocos casos.

Esta libertad de interpretación nos confirma el carácteranti académico de esta arquitectura, no por ello excentade afortunadas composiciones, en portadas retablos ypinturas. El resultado de estas composiciones plásticas,demuestra que no es la unidad de estilo como modelo sin-táctico, sino la sensibilidad en el manejo de las calidadesformales: Forma, escala, textura, color, lo que determinasu valor final de síntesis. (Fig. 5)

Por otra parte, mucho se ha discutido acerca del carác-ter defensivo de esta arquitectura. Si atendemos al códigooccidental, la connotación de elementos tales como alme-nas,torreones, pasos de ronda, etc. presentes en estasconstrucciones, su carácter defensivo sería innegable. Sin

3. Dibujo de capilla abierta aislada con atrio y posas. Tomado del Catá.logo de la Exposición Arquitectura del Yirreinato. Análisis y gráficas.Arq. Juan B. Artigas H.

4. Escena del desuello. Dibujo de los muraJes de Sta. Ma.Xoxoteco. LaPiel de la Arquitectura. Arq. Juan B. Artigas H.

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, embargo, en el caso de las almenas, existenclaros antece-dentes prehispánicos que les otorgan un significado orna-mental, recuérdese el remate de los templos teotihuaca-nos. (Ver: Arquitectura Prehispánica. Ignacio Marquina.INAH). Esta interpretación ornamental de las almenas enla arquitectura prehispánica, es congruente en es~e casocon la verdadera función que desempeñan en el conventoque no es otra que recortar con ritmo y ligereza el perfildel edificio contra el cieto. ,

Podria sugerirse también la hipótesis de relacionar lacresteria de origen prehispánico, con las espadañas quetan variadas formas adoptan como (emate de las iglesias.Pero volviendo al carácter defensivo, si atendemos a unanálisis puramente funcinal de los elementos, vemos queen el caso de un ataque real seria n ineficientes dadas susdimensiones.

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Esta consideración ha llevado a teóricos como Kubler aafirmar el carácter exclusivamente estético de estos ele-mentos.

Sin embargo siendo más atentos al hecho de que estasmanifestaciones. se dan en un proceso de codificaciónnuevo, deben haber producido un efecto psicológico deextrañeza o miedo 'en los indigenas, que tampoco

.conocían las especificaciones correspondientes al buenfuncionamiento de estos elementos 'arquitectónicos: Por.lo tanto, pensamos que el empleo de estos elementos nofue con finalidades estéticas únicamente, sino siguiendomodelos defensivos europeos que conforme avanzaba elproceso de penetración cultural adquirian un mayor sig-nificado del poderío de la nueva cultura impuesta, almargen de su eficiencia o ineficiencia funcional real.Además deben haber proporcionado un sentimiento de

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segu'ridad a los frailes moradores de los conventos loscuales sin ser arquitectos hicieron arquitectura y sin sermilitares, dieron expresión material a su necesidad de de-fensa.

Como conclusión de la dinámica de codificación ytransmisión de sentidos hasta aqui analizada, se observanlas siguientes tendencias:

a) La recuperación de una identidad perdida por mediode la religión católica que otorga a los hombres lacategoria de hijos de Dios sin distinción de raza, circuns-tancia que genera una nueva motivación y una posibili-dad de cohesiÓn social.

b) La transmutación que se lleva a cabo a niveles emo-tivo y estético mediante los complejos rituales de la litur-gia (ver figura 1 de la página 7) los cuales aunque no seasimilan en su amplia trascendencia, sirven sin duda co-mo medios de expresión comunitaria.

c) La adopción de nuevas fórmulas sin mayor cues-tionamiento por parte de las mayoría ya acostumbradas aestos simbolismos impuestos por la anterior dominaciónmexica.

d) La inclusión de nuevos signos a base de técnicas yaconocidas como la pintura y la escultura.

e) La recuperación directa en ciertos casos, de signosvitales de la cultura anterior como los rituales de flecha-miento y desuello sugeridos en el infierno representado enlas pinturas de Sra. Ma. Xoxoteco. (Fig. 4)

f) Un proceso de descodificación que se da paralela-mente, al atribuirse relaciones ocultas a los nuevos signi-ficados de la religión cristiana con los anteriores de la re-ligión prehispánica. Este proceso se lleva a cabo por losnobles y sacerdote.s que no fueron eliminados, quienescodificaron a su vez los nuevos signos dándoles una refe-rencia secreta con la religión anterior que en estos casosfunciona como referente oculto en el proceso de significa-ción.

g) la conciencia de los frailes de este doble' proceso decodificación y descodificación que se estaba operando, locual permitió la integración definitiva que se concreta ensimbolos que como la virgen de Guadalupe, fusionan ele-mentos de ambas concepciones religiosas.

h) El empleo de los caracteres estilísticos europeos co-mo signos de una retórica, más que como signos integra-dos en una sintaxis, el fenómeno quiza equivalente desdeel punto de vista lingüístico,seria construir un discurso a .

base de frases hechas, sin atender a su significado semán-ticosino únicamente estético. .

i) El empleo simbólico más que real de elementos de-fensivos en arquitectura.

Estas son algunas de las características de este procesode integración cultural que aún estamos viviendo y queno ha llegado a consumarse totalmente. Muestra de elloes el arte popular mexicano con evidentes reminiscenciasprehíspánícas que han perdido ya su referencia original.Un análisis a fondo del inconsciente colectivo, revelaría54

asimismo la distancia real que todavía separa la persona-lidad del mexicano de los ideales de la cultura occidental,temas tratados magistralmente por Octavio Paz en susensayos sobre la hístoria y la realidad nacionales.Así podemos entender por qué México al igual que lamayoría de los paises latinoamericanos sea fácil presa delfenómeno de enajenación cultural, ya que antes de haberasimilado plenamente nuestra historia con sus raícesautóctonas e hispánicas, nos vemos materialmente bom-bardeados por las manifestaciones ideológicas, artísticasy técnicas emanadas del modelo anglosajón de desarrolloque nos es estructutalmente ajeno y que sin embargoadoptamos como ideal la mayoría de I~s veces, ya seaconsciente o ínconscientemente.Es por eso necesario despertar el interés hacia el análisisde nuestra verdadera cultura, para valoramos a nosotrosmismos y reforzar una identidad nacional tan necesariaen los momentos de cambio inminente que vive nuestropaís. .

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50Planta de la Capilla Abierta de Teposcolula Oax. Tomado del catálogo de la exposición Arquitectura del Virreinato. Análisis y Gráficas.

D bibliografía

I Pierre Guiraud, La Semiología. Ed. S. XXI. 19792 Umberto Eco, La Estructura Ausente. Ed. Lumen. 19783 Umberto Eco, Tratado de Semiótica General. Ed. Nueva Imagen

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8 Laurette Séjourné, Pensamiento y Religión en el México Antiguo.Ed. Breviarios Fondo de Cultura Económica. No. 128.

9 México en la obra de Octavio Paz. Ed. Promexa. Mex. 1979. Col.Clásicos de la Literatura Mexicana.

10 Slanley Jo Stein Barbara Ho Slein La Herencia Colonial de AméricaLatina. Ed. S XXI Mex. 1970. .

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