Fábulas

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Fbulas Clsicas - Fbulas de Esopo

Autor: Esopo

La Zorra

Animal de la familia de los canes. Afamado como sumamente astuto y sagaz por sus habilidades escapatorias y de cacera. De hocico puntiagudo y con una bella, ancha y peluda cola. La coloracin de su pelaje vara desde el amarillo y el rojo hasta el gris. Por lo general su longitud es superior a un metro. Sus vctimas preferidas son las aves y los animales pequeos, en especial liebres, conejos y reptiles; tambin gusta de mieles y ciertas frutas como uvas, higos y bellotas. Tampoco desprecia las carnes de animales muertos. Aunque su estado es principalmente salvaje o natural, actualmente existen criaderos domsticos para comercializar sus pieles.

01 El guila, el cuervo y el pastor.

Lanzndose desde una cima, un guila arrebat a un corderito.

La vio un cuervo y tratando de imitar al guila, se lanz sobre un carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo al mximo sus alas no logr soltarse.

Viendo el pastor lo que suceda, cogi al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llev a sus nios.

Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y l les dijo:- Para m, slo es un cuervo; pero l, se cree guila.

Pon tu esfuerzo y dedicacin en lo que realmente ests preparado, no en lo que no te corresponde.

02 - El guila, la liebre y el escarabajo.

Estaba una liebre siendo perseguida por un guila, y vindose perdida pidi ayuda a un escarabajo, suplicndole que le ayudara.

Le pidi el escarabajo al guila que perdonara a su amiga. Pero el guila, despreciando la insignificancia del escarabajo, devor a la liebre en su presencia.

Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el guila pona sus huevos, y hacindolos rodar, los tiraba a tierra. Vindose el guila echada del lugar a donde quiera que fuera, recurri a Zeus pidindole un lugar seguro para depositar sus huevos.

Le ofreci Zeus colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la tctica escapatoria, hizo una bolita de estircol, vol y la dej caer sobre el regazo de Zeus.

Se levant entonces Zeus para sacudirse aquella suciedad, y tir por tierra los huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las guilas no ponen huevos en la poca en que salen a volar los escarabajos.

Nunca desprecies lo que parece insignificante,pues no hay ser tan dbil que no pueda alcanzarte.

03 - El guila de ala cortada y la zorra.

Cierto da un hombre captur a un guila, le cort sus alas y la solt en el corral junto con todas sus gallinas. Apenada, el guila, quien fuera poderosa, bajaba la cabeza y pasaba sin comer: se senta como una reina encarcelada.

Pas otro hombre que la vio, le gust y decidi comprarla. Le arranc las plumas cortadas y se las hizo crecer de nuevo. Repuesta el guila de sus alas, alz vuelo, apres a una liebre para llevrsela en agradecimiento a su liberador.

La vio una zorra y maliciosamente la mal aconsejaba dicindole:--No le lleves la liebre al que te liber, sino al que te captur; pues el que te liber ya es bueno sin ms estmulo. Procura ms bien ablandar al otro, no vaya a atraparte de nuevo y te arranque completamente las alas.

Siempre corresponde generosamente con tus bienhechores, y por prudencia mantente alejado de los malvados que insinan hacer lo incorrecto.

04 - El guila y la zorra.

Un guila y una zorra que eran muy amigas decidieron vivir juntas con la idea de que eso afianzara su amistad.

El guila escogi un rbol muy elevado para poner all sus huevos, mientras que la zorra solt a sus hijos bajo unas zarzas sobre la tierra al pie del mismo rbol.

Un da que la zorra sali a buscar su comida, el guila, que estaba hambrienta cay sobre las zarzas, se llev a los zorruelos, y entonces ella y sus cras se regocijaron con un banquete.

Regres la zorra y ms le doli el no poder vengarse, que saber de la muerte de sus pequeos; Cmo podra ella, siendo un animal terrestre, sin poder volar, perseguir a uno que vuela? Tuvo que conformarse con el usual consuelo de los dbiles e impotentes: maldecir desde lo lejos a su enemigo.

Mas no pas mucho tiempo para que el guila recibiera el pago de su traicin contra la amistad. Se encontraban en el campo unos pastores sacrificando una cabra; cay el guila sobre ella y se llev una vscera que an conservaba fuego, colocndola en su nido.

Vino un fuerte viento y transmiti el fuego a las pajas, ardiendo tambin sus pequeos aguiluchos, que por pequeos an no saban volar, los cuales se vinieron al suelo.Corri entonces la zorra, y tranquilamente devor a todos los aguiluchos ante los ojos de su enemiga.

Nunca traiciones la amistad sincera, pues si lo hicieras, tarde o temprano del cielo llegar el castigo.

05 - El guila y la flecha.

Estaba asentada un guila en el pico de un peasco esperando por la llegada de las liebres.

Mas la vio un cazador, y lanzndole una flecha le atraves su cuerpo.Viendo el guila entonces que la flecha estaba construida con plumas de su propia especie exclam:

-Qu tristeza, terminar mis das por causa de las plumas de mi especie!

Ms profundo es nuestro dolor cuando nos vencen con nuestras propias armas.

El Elefante

Mamfero herbvoro de gran tamao, el ms corpulento y fornido de los animales terrestres actuales, con una trompa que le sirve para prensar objetos. Posee dos colmillos de marfil, que lo hace muy codiciado por cazadores inescrupulosos. Su piel es rugosa. Cuando est domesticado es usado como medio de transporte y de carga. En los estados salvajes vive en manadas o grupos.

06 - El guila y los gallos.

Dos gallos rean por la preferencia de las gallinas; y al fin uno puso en fuga al otro.

Resignadamente se retir el vencido a un matorral, ocultndose all. En cambio el vencedor orgulloso se subi a una tapia alta dndose a cantar con gran estruendo.

Mas no tard un guila en caerle y raptarlo. Desde entonces el gallo que haba perdido la ria se qued con todo el gallinero.

A quien hace alarde de sus propios xitos, no tarda en aparecerle quien se los arrebate.

07 - Las zorras a orillas del ro Meandro.

Se reunieron un da las zorras a orillas del ro Meandro con el fin de calmar su sed; pero el ro estaba muy turbulento, y aunque se estimulaban unas a otras, ninguna se atreva a ingresar al ro de primera.

Al fin una de ellas habl, y queriendo humillar a las dems, se burlaba de su cobarda presumiendo ser ella la ms valiente. As que salt al agua atrevida e imprudentemente. Pero la fuerte corriente la arrastr al centro del ro, y las compaeras, siguindola desde la orilla le gritaban:

- No nos dejes compaera, vuelve y dinos cmo podremos beber agua sin peligro!

Pero la imprudente, arrastrada sin remedio alguno, y tratando de ocultar su cercana muerte, contest:

- Ahora llevo un mensaje para Mileto; cuando vuelva les ensear cmo pueden hacerlo.

Por lo general, los fanfarrones siempre estn al alcance del peligro.

08 - La zorra a la que se le llen su vientre.

Una zorra hambrienta encontr en el tronco de una encina unos pedazos de carne y de pan que unos pastores haban dejado escondidos en una cavidad. Y entrando en dicha cavidad, se los comi todos.

Pero tanto comi y se le agrand tanto el vientre que no pudo salir. Empez a gemir y a lamentarse del problema en que haba cado.

Por casualidad pas por all otra zorra, y oyendo sus quejidos se le acerc y le pregunt que le ocurra. Cuando se enter de lo acaecido, le dijo:

- Pues qudate tranquila hermana hasta que vuelvas a tener la forma en que estabas, entonces de seguro podrs salir fcilmente sin problema!

Con paciencia se resuelven muchas dificultades.

09 - La zorra y el espino

Una zorra saltaba sobre unos montculos, y estuvo de pronto a punto de caerse. Y para evitar la cada, se agarr a un espino, pero sus pas le hirieron las patas, y sintiendo el dolor que ellas le producan, le dijo al espino

-- Acud a ti por tu ayuda, y ms bien me has herido. !

A lo que respondi el espino:

-- T tienes la culpa, amiga, por agarrarte a m, bien sabes lo bueno que soy para enganchar y herir a todo el mundo, y t no eres la excepcin!

Nunca pidas ayuda a quien acostumbra a hacer el dao.

10 - La zorra y el leador.

Una zorra estaba siendo perseguida por unos cazadores cuando lleg al sitio de un leador y le suplic que la escondiera. El hombre le aconsej que ingresara a su cabaa.Casi de inmediato llegaron los cazadores, y le preguntaron al leador si haba visto a la zorra.El leador, con la voz les dijo que no, pero con su mano disimuladamente sealaba la cabaa donde se haba escondido.Los cazadores no comprendieron las seas de la mano y se confiaron nicamente en lo dicho con la palabra.La zorra al verlos marcharse, sali silenciosa, sin decirle nada al leador.

Le reproch el leador por qu a pesar de haberla salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra respondi:--Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo.

No niegues con tus actos, lo que pregonas con tus palabras.