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    CENTRO DE ESTUDIOS SOBRE DESARROLLO ECONOMICO

    FACULTAD DE ECONOMIAAPARTADO AEREO 4976 BOGOT - COLOMBIATELEFONOS: 3324495 FAX: 3324492

    PAZ PUBLICAPrograma de Estudios sobre Seguridad, Justicia y Violencia

    Universidad de Los Andes

    Documento de Trabajo N 3

    LAS FARC- EP : UNA MIRADA ACTUAL

    Por: Alfredo Rangel Suarez *

    JULIO DE 1997

    * Ex consejero para la seguridad nacional

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    INTRODUCCION

    Este ensayo no pretende hacer un recuento de la mitologa que se ha ido tejiendo en tornoal origen de la guerrilla en Colombia, un pas que ya tiene suficiente con haber hecho de losepisodios de violencia sus grandes mitos fundacionales : la guerra de la Independencia, lade Los Mil Das, la Violencia de los aos cincuenta. Nos centraremos en analizar laevolucin reciente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -Ejrcito delPueblo ( FARC-EP)-, grupo guerrillero que en trminos militares siempre ha sido el msnumeroso y fuerte, y en trminos sociales ha contado con las ms amplias basescampesinas, con lo que se ha constituido, individualmente considerado, en la mayoramenaza desestabilizadora y en el mayor peligro para la seguridad nacional y ciudadana.

    Las actuales FARC-EP han sido una organizacin guerrillera que ha pasado por sucesivastransformaciones en su naturaleza, en sus fines y en su modo de operar; metamorfosis que,

    ocurridas ms o menos cada diez aos, han significado el paso de lo que en sus inicios fueun grupo espontneo de autodefensa campesina, a un movimiento agrarista en busca de unaideologa poltica que posteriormente se convirti en un instrumento estratgico del PartidoComunista Colombiano para la toma del poder mediante la combinacin de todas lasformas de lucha, y que finalmente adquiri plena autonoma poltica, financiera y militarpara constituirse en una organizacin con propios y bien delimitados objetivos en cada unode estos campos.

    El momento de quiebre definitivo, a partir del cual empieza a configurarse lo que en laactualidad son las FARC-EP, hay que buscarlo en los inicios de la dcada de los aos

    ochenta, cuando esta organizacin realiz su Sptima Conferencia1

    . En relacin con losaspectos militares, en este evento las FARC- EP identificaron la Cordillera Oriental comoel eje del despliegue estratgico de la fuerza, y a la capital de la Repblica, ubicada enplena Cordillera, como el centro de ese eje. En ese momento disearon una estrategiaorientada hacia la toma del poder mediante la creacin de un Ejrcito revolucionario quecopara ese espacio estratgico, lo que marc un cambio fundamental en el despliegue de lafuerza militar que hasta ese momento se realizaba ms o menos espontneamente, sinmayores criterios estratgicos. Adems, adoptaron un plan militar inmediato que consistaen la ubicacin de doce frentes guerrilleros en la Cordillera Oriental, la conformacin deocho bloques de frentes y la acumulacin total de cuarenta y ocho frentes con una fuerzaglobal de veintiocho mil hombres. Para avanzar en la formalizacin del grupo guerrillero,

    aprobaron un rgimen disciplinario y unas normas fijas de comando. Empezaron a otorgaruna importancia estratgica al trabajo militar urbano, encuadrado dentro de una perspectivainsurreccional. Establecieron un sistema de seguimiento conformado por balances decumplimiento de los planes que se presentaran cada cuatro meses (Sptima Conferencia1982). Finalmente, fijaron unos principios, bastante vaporosos, que guiaran la unidad deaccin con otras organizaciones y que ni siquiera insinuaban la posibilidad futura de unaunidad orgnica.

    1Conclusiones Generales de la Sptima Conferencia Nacional de las FARC-EP, Mayo 4-14 de 1982.Mimeo.

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    Este planteamiento militar se constituye en el nico desarrollo importante despus delplanteamiento que realiz la organizacin en la Quinta Conferencia efectuada en 1.973. Enese entonces el Partido Comunista tena un claro liderazgo sobre las FARC y prcticamenteorden su asentamiento en la regin de La Uribe, en el departamento del Meta, dondeadems, debera ubicarse el Secretariado, creado tambin a instancias del PartidoComunista. An cuando igualmente se convino que para proteger al Secretariado, y evitarun nuevo cerco al estilo del que realiz el Ejrcito Nacional a las FARC en la regin deMarquetalia en los aos sesenta en el Tolima, se deberan crear muchos frentes en todo elpas con el fin de dispersar al Ejrcito y mantenerlo amarrado al territorio, evitando as suconcentracin en contra del Secretariado. Igualmente, desde este momento se establecique la regin de Urab era la salida al mar para las FARC, y va de aprovisionamiento dearmas y pertrechos. Por ello, su primer dispositivo fue crear una cadena de frentes queunira a la Uribe con Urab. Sin abandonar del todo este planteamiento, la SptimaConferencia realizada casi diez aos despus, otorg prioridad a otra cadena de frentessobre la Cordillera Oriental que unira a la Uribe con la frontera venezolana -zona dondetradicionalmente se ha realizado contrabando de armas hacia Colombia- a lo largo de dichaCordillera que, adems de contener a Bogot, constituye la barrera de separacin natural dela Orinoquia y la Amazonia con respecto al resto del pas.

    En lo poltico, esa Conferencia aprob el Programa Agrario de los Guerrilleros, que serauna versin reformada y actualizada del Programa aprobado a mediados de los aos sesentaen la zona de Marquetalia, Tolima. Hicieron mucho nfasis en trabajar polticamente alinterior de las organizaciones populares de todo tipo, bajo la direccin de la organizacin

    poltica, es decir del Partido Comunista. Igualmente, convinieron la creacin de Ncleos deSolidaridad de carcter clandestino, previa autorizacin del PCC, en las reas de operacinde la guerrilla, as como la asignacin de cuadros polticos a cada uno de los frentesguerrilleros (Sptima Conferencia 1982).

    En cuanto a lo financiero, ubicaron como objetivo expoliar el gran capital financiero de lasciudades, los monopolios y los latifundistas. En las reas cocaleras, el objetivo seran losgrandes traficantes cuidando, eso s, de que el nombre de la organizacin no aparecieraimplicado pblicamente, al tiempo que se rechaz el gramaje y la imposicin de otrostributos a pequeos y medianos cultivadores.

    En el Pleno del Estado Mayor realizado en 1985, tres aos despus de la SptimaConferencia, se actualiz el plan aprobado en este ltimo evento, para cuyo cumplimientose establecieron tres fases.2 En la primera fase, a realizarse entre 1.985 y 1.990, se deberancumplir tres objetivos: el primero sera el crecimiento de la organizacin y su despliegue atravs de la creacin de frentes en todo el pas, condicin previa indispensable para ejecutarel plan estratgico; el segundo consista en el control de la Cordillera Oriental y el cerco de

    2Pleno Estado Mayor FARC-EP, Conclusiones, 1985.Mimeo

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    la capital de la Repblica, con el fin de aislar los Llanos Orientales y la capital del resto delpas, para lo cual se requera la creacin de una fuerza disponible de quince mil hombres yun cuerpo de autodefensas campesinas con cinco mil hombres para realizar labores de

    apoyo, control y limpieza de rea; el tercero era la creacin de un Gobierno Provisional,luego de una ofensiva mediante ataques simultneos en todo el territorio nacional queinmovilizaran en sus puestos a la Polica Nacional y al Ejrcito, insurrecciones en lasciudades y control de las poblaciones situadas al Oriente de la Cordillera que se constituiraen el eje del despliegue estratgico.

    Para la culminacin de la primera fase se requeriran cuarenta y ocho frentes compuestospor seiscientos hombres cada uno, para un total aproximado de sesenta mil hombres enarmas.

    La segunda fase estara caracterizada por la consolidacin del Gobierno Provisionalestablecido al cabo de la primera fase, la obtencin de su reconocimiento internacional y lallegada masiva del apoyo de los pases comunistas.

    En la tercera fase se nombraran y ejerceran el poder las nuevas autoridades; en su respaldoy para la defensa de las nuevas fronteras se requerira duplicar la fuerza militar hastaalcanzar sesenta mil hombres; finalmente, se destruiran las fuerzas contrarevolucionarias yse consolidara un gobierno de corte marxista leninista.

    Posteriormente, en el Pleno de Estado Mayor realizado en el ao 1.989, empezaron a darlecarcter cada vez ms relativo, subordinado y voltil a la lucha poltica cuyos espacios yescenarios, estimaban, no eran muy durables, razn por la cual siempre tendran que estarpreparndose para la guerra que, al final, definira la cuestin del poder y adquirira elcarcter de guerra civil.3 En consecuencia, continuaron insinuando la necesidad de hacertotalmente clandestina la lucha poltica, an cuando las coyunturas polticas pasajeras, en suvisin, tendran que explotarse al mximo para consolidar espacios, al tiempo quepreparaban y desarrollaban el plan estratgico.

    Sin embargo, a esta altura las FARC-EP todava no contaban con planes concretos para la

    ejecucin de su estrategia general. Por esa razn en este evento se reconoci la necesidadde establecer planes especficos para cada uno de los frentes con el fin de integrarcompaas o columnas mviles de carcter obligatorio en cada zona; acordaron tambin eldesdoblamiento de los frentes cuya composicin pasara de cincuenta integrantes, as comola creacin de varios frentes en reas crticas desde el punto de vista estratgico y larecuperacin de reas claves de donde la guerrilla haba sido desplazada por la accin de lafuerza pblica o por grupos paramilitares.

    3Pleno Estado Mayor, FARC-EP, 1989.Mimeo

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    Finalmente, en la Octava Conferencia realizada en 1.993, esta organizacin guerrilleraanaliz y evalu su experiencia poltica y militar de los ltimos once aos y realiz unbalance muy positivo habida cuenta de la muy significativa ampliacin lograda en lacobertura de la organizacin, an cuando reconocieron que todava les faltaba laimplantacin en algunas reas importantes del pas.4

    En esta Conferencia le dieron versin definitiva al Programa Agrario de los Guerrillerosque sustancialmente consiste en: liquidar todo tipo de explotacin atrasada de la tierra, lossistemas de aparcera, los arriendos en especie o en dinero; confiscar las propiedades de lascompaas multinacionales sin importar el uso que le estn dando a la tierra, obligar a losdueos de los predios objeto de reforma a abandonarlos, tomar posesin de las tierraspromoviendo invasiones directas por parte de las organizaciones populares, apoyadas por

    abogados de la organizacin; destruccin de los documentos que prueben deudas de loscampesinos con la Caja Agraria y reimplantar los colectivos de produccin, que son fincasde la organizacin donde trabajan obligatoriamente un da a la semana los campesinos de lazona.

    En esta reunin tambin se insisti sobre la necesidad de reconstruir la organizacinpoltica (diezmada por el genocidio de la UP y por su distanciamiento del PCC) a partir delas estructuras clandestinas.

    FISIOLOGANo cabe duda de que buena parte del xito de las FARC-EP en relacin con su crecimientomilitar y su expansin territorial se ha debido a la manera eficiente como ha sabidomultiplicar sus frentes a partir del desdoblamiento de los ya existentes. En trminosgenerales, el proceso de creacin de un nuevo frente ocurre como se describe acontinuacin, mediante la sucesin de tres fases consecutivas.

    En la primera fase, que puede denominarse organizativa y financiera, se explora lapoblacin y el terreno de la zona donde eventualmente se crear el nuevo frente, y seestudian las posibles fuentes de financiamiento. Esto lo hace una pequea comisin de

    cuadros polticos, vestidos de civil, sin armamento, cuya funcin esencial es acercarse a lagente de las veredas, hablarle de la injusticia social en la zona y ofrecerles el respaldo de lasarmas de la organizacin para solucionar problemas de seguridad y de justicia, los delinderos, presencia de abigeato, etc. Al mismo tiempo, esa comisin recoge informacinsobre trochas, caminos, evala la actitud de la Polica hacia a la poblacin, hace un balancede las posibilidades de financiamiento de la organizacin en la regin. Por lo general, unprimer secuestro financia el surgimiento del nuevo frente.

    4 Octava Conferencia FARC-EP, conclusiones, 1993.Mimeo

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    Una segunda fase, llamada fase de orden pblico, se inicia cuando se tiene la aceptacinforzada o voluntaria de la gente del rea, se conoce el terreno y se dispone de nuevosrecursos. El siguiente paso es atacar los puestos de Polica y realizar una `limpieza` de la

    delincuencia. Por lo regular, las FARC-EP ataca los puestos de Polica cuyos miembrostienen malas relaciones con la comunidad, pues si ellos tienen buenas relaciones con lapoblacin, los guerrilleros se exponen a ser objeto de rechazo por parte de esta.

    La tercera fase es de asentamiento. Una vez que la Polica sale del pueblo o es inmovilizadaen el casco urbano, al tiempo que la guerrilla ha logrado el acatamiento de una parte de lapoblacin, ya estn dadas las condiciones para que surja un nuevo frente con el excedentede personal del frente originario. A medida que el control crece, aumentan los recursos, lasarmas y el reclutamiento y empieza a generarse condiciones para la creacin de un nuevofrente, reiniciando el proceso con la puesta en marcha otra vez de la primera fase en otra

    zona a partir de la ya consolidada.

    Esta estrategia de multiplicacin continua de frentes de combate le ha resultado muyexitosa a las FARC-EP a tal punto que les ha permitido pasar de 10 frentes que tena en1980 a tener en 1985 y a en 1995. Esto corresponde a una estrategia que desde el puntode vista militar, busca no solo el asentamiento y el control de zonas clave, sino que tambinpretende extender su presencia incluso a los sitios ms apartados del territorio nacional y alugares que no tienen aparentemente ninguna importancia econmica ni militar. Estaspretensiones no son fortuitas ni caprichosas, sino la concrecin sobre el terreno delprincipio del manejo del espacio que ilumina la guerra de guerrillas: la libertad demovimiento; que es el contenido esencial de toda estrategia militar. Se logra extendiendo laconfrontacin a todo el territorio del pas donde se desarrolla la guerra irregular. Alconvertir todo el pas en zona de operaciones, la guerrilla logra fragmentar las fuerzas delenemigo, dispersa su potencial blico y, al mismo tiempo, lo ata al territorio y lo convierte,casi, en una fuerza de ocupacin esclava del espacio y le permite a la guerrilla, utilizando lasorpresa, lograr la superioridad tctica y desmoralizar al adversario, compensando as suinferioridad estratgica que est determinada hoy en da por una relacin de combatientesde 10 a 1 en contra de la guerrilla.

    Las FARC-EP ha aplicado este principio de la guerra irregular de manera muy hbilmediante una doble estrategia de expansin territorial. Una estrategia centrfuga, que busca

    extender la confrontacin hasta los lugares ms apartados del pas y cuyo propsito esdispersar la accin de las fuerzas militares, y otra estrategia centrpeta, que concentra suactividad en zonas de muy alto potencial desde el punto de vista econmico y de muchovalor e importancia desde una ptica poltica y estratgico-militar. An cuando estastendencias sean aparentemente contradictorias, son en realidad muy complementarias yestimarlas as ayuda a explicar lo que una mirada desprevenida podra apreciar como unaexpansin catica y azarosa de la guerrilla por todo el territorio nacional.

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    Ahora bien, las relaciones de las FARC-EP con la poblacin tiene muchas facetas. No sonpocos los ganaderos y agricultores que les realizan donaciones voluntarias a cambio de laproteccin de sus bienes. Ellas, de hecho, venden seguridad como una empresa privada del

    ramo a ciertos hacendados a los que protegen de asaltos y de abigeato. Su influencia enalgunas zonas es tal que, incluso la Polica ha llegado a aconsejar a la vctima de un roboque busque a la guerrilla para que le ayude a solucionar su problema. An cuando, claro,las ms de las veces la contribuciones son impuestas mediante el terror que infunde lapresencia de unos grupos armados siempre dispuestos a cumplir sus amenazas y a imponersu ley a sangre y fuego.

    A los narcotraficantes, paradjicamente, y contra lo que podra deducirse de sus buenasrelaciones comerciales en ciertas regiones productoras de droga, los consideran como partede los principales enemigos de la revolucin a largo plazo ya que los sealan como egostas

    y traicioneros, an cuando no por eso dejen de aprovechar la actividad del narcotrficocomo fuente de financiamiento. Pero si una metodologa eficiente de creacin de nuevosfrentes y la imposicin de su ley en sus relaciones con la poblacin han sido factores queexplican los altos ndices de crecimiento de las FARC-EP en los aos recientes, no lo sonmenos una frrea disciplina, un constante entrenamiento y unas abundantes y crecientesfinanzas. Pero el control de todos estos factores lo han hecho posible mediante un grandesarrollo de las comunicaciones que, adems, les posibilita una gran movilidad la cual, enuna guerra irregular, significa fuerza.

    De hecho, cada frente est enlazado de manera permanente con el Secretariado General(instancia que ejerce funciones de comandancia operativa), y dispone de rastreadores queles permiten a los comandantes de los frentes estar todo el da en contacto con los jefes delas distintas comisiones de sus respectivos frentes que se encuentran operando en el rea.Algunos frentes, incluso, han montado en sitios estratgicos del pas antenas repetidoraspara hacer ms eficientes sus comunicaciones. Sus avanzados equipos les permiten rastrearlas comunicaciones de finqueros, militares y paramilitares. La codificacin de sus propiascomunicaciones les da mucha seguridad, pues los cdigos solo los conocen loscomandantes de frente y el Secretariado. La interferencia de estas comunicaciones escomplementada por giles redes de inteligencia a nivel veredal que aportan informacin alos comandantes de frente que la analizan y la envan al Secretariado.

    De otra parte, las actuales milicias no son otra cosa que una versin evolucionada de lasantiguas autodefensas campesinas, construidas por el Partido Comunista para defender suszonas de influencia durante los aos cincuenta y comienzos de los sesenta, autodefensasque realizaban labores de identificacin, expulsin y eliminacin de personas que ellosconsideraban delatoras o infiltradas. Esas organizaciones, sin embargo, se salieron delcontrol del Partido Comunista y de las FARC en muchas zonas del pas, por lo cualtuvieron que, incluso, eliminar a algunos de sus miembros pues parte de esos grupos habantomado una dinmica propia hacia el ms puro bandolerismo en provecho personal. Elpropio Partido Comunista reconoci esta situacin en el Plnum que realiz en el ao de1.984 y solicit a las FARC-EP realizar una purga al interior de esas organizaciones de

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    resultado muy positivo y ha suplido con creces la carencia de un proyecto poltico creble yatractivo para las grandes masas urbanas.

    Desde muy temprano, las guerrillas percibieron que la influencia que tenan en las zonasrurales sera incompleta y deficiente si no lograban una importante influencia en las zonasurbanas donde se establecera un poder municipal muy robustecido en lo administrativo, lofiscal y lo poltico como producto del proceso de descentralizacin que empez adesarrollarse en el pas desde mediados de la dcada de los ochenta. En este aspecto, elEjrcito de Liberacin Nacional fue pionero entre las guerrillas colombianas, de maneraperfectamente explicable: prcticamente resurgi de sus cenizas alimentado por los grandesrecursos financieros derivados de la extorsin a empresas multinacionales vinculadas adistintas fases de la industria petrolera, recursos que posteriormente serian manejados atravs de las administraciones municipales mediante la figura de las regalas. Si las

    alcaldas y los concejos municipales iban a administrar recursos del petrleo, pues habaque meterse en las administraciones locales.

    Su influencia en el proceso poltico municipal empieza en las mismas campaas electoralesprotegiendo a los candidatos que han realizado acuerdos con ella y amedrentando einmovilizando a los que no los hacen, con lo cual les restan posibilidades de ser elegidos;los resultados electorales son de esta manera distorsionados en muchos municipios y enalgunas gobernaciones por la presencia velada o abierta de la presin armada sobre loscandidatos y sobre los votantes. La presin armada contina durante el ejercicio de lasfunciones administrativas por parte de las autoridades locales y departamentales, hasta elpunto de tener capacidad para orientar de tal o cual forma los recursos pblicos, paradeterminar en qu sitios se invierten, a qu sectores de la poblacin benefician las obraspblicas, y quines s y quines no van a ser empleados pblicos o contratistas de las obrasdel gobierno local.

    Como se puede apreciar, las funciones clientelistas y gamonales que por la va del terror hallegado a desempear la guerrilla en las regiones no son en esencia muy distintas de las quesiempre han ejercido las lites polticas tradicionales en las localidades. De hecho, comoplantea Daniel Pcaut, las guerrillas en las regiones actan como redes de poder, entendidaspor tales actores organizados que manejan instrumentos de fuerza y son capaces de imponerestrategias de control sobre la poblacin y de alcanzar metas de dominio a travs del uso de

    dosis ms o menos considerables de coaccin y de la referencia a una racionalidadinstrumental (Pecaut 1994).

    En fin, a todos los vicios que acompaan estas formas tradicionales y premodernas de hacerpoltica, que en muchas ocasiones, adems, se realizan en conjuncin con los viejoscaciques polticos de las localidades, hay que agregar la condenable amenaza y uso de laviolencia armada para crear terror entre la poblacin no combatiente, casi siemprefuncionarios pblicos inermes, con el fin de someter su voluntad a los designios de laguerrilla . Desgraciadamente para el pas, ya se pueden contar por decenas la cantidad de

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    alcaldes y de funcionarios pblicos municipales que han sido muertos por la guerrilla comoproducto de estas formas de presin sobre la vida local, y son varios los centenares dealcaldes que en todo el territorio nacional se encuentran hoy por ella amenazados. Con base

    en cifras de la Consejera Presidencial para la Seguridad Nacional podemos estimar quedesde la primera eleccin popular de alcaldes la guerrilla ha asesinado un alcalde y dosconcejales cada tres meses, y ha secuestrado dos alcaldes y un concejal cada dos meses 5.Estos hechos constituyen, sin duda, flagrantes violaciones al derecho mnimo de la guerracontenido en las normas del Derecho Internacional Humanitario, adems de ser violentas,criminales y autoritarias interferencias en los procesos polticos pacficos y democrticos delas comunidades locales.

    An cuando la influencia de las guerrillas es perceptible en cerca de trescientos municipios,es precisamente en las localidades sin mucha experiencia administrativa ni mayor pericia

    para manejar grandes recursos econmicos que sobrevienen de manera casi sbita comoproducto de bonanzas inesperadas, donde las posibilidades y mrgenes de accin de losinsurgentes son mayores . Esto es lo que ha sucedido en los nuevos municipios petroleros y,en general, en las localidades receptoras de regalas originadas por su presencia en algunafase de la industria extractiva.

    No obstante considerar que los apoyos polticos de la guerrilla no se pueden medir entrminos de cantidad de votacin o nmero de alcaldes o concejales electos por grupospolticos cercanos a esas organizaciones armadas, es necesario sealar que los nuevos tiposde apoyos que recientemente ha logrado la guerrilla por medio del clientelismo armado - yque no aparecen en los resultados electorales-, son cuando menos discutibles: apoyosprecarios, ligados a la permanencia de la contraprestacin material; apoyos voltiles, quedesaparecen cuando cesa la gratificacin; apoyos espreos que alienen la voluntad polticade las personas y de las comunidades, y que distorsionan los procesos democrticos locales;en fin, las guerrillas tambin estn estableciendo con las comunidades locales relacionespuramente instrumentales no ligadas a ningn proyecto poltico nacional. Tal es el aporteactual de las guerrillas al desarrollo democrtico del pas.

    El proceso descentralizador iniciado hacia mediados de la dcada de los ochenta yfortalecido por los cambios constitucionales del 91, abri nuevos espacios polticos a nivellocal, al tiempo que el municipio y los departamentos ganaron ms autonoma y

    robustecieron sus presupuestos. Sin embargo, esta ampliacin de la autonoma local secontina realizando en el marco de una gran debilidad institucional, sobre todo en lorelacionado con la capacidad del Estado para hacer cumplir las leyes en las localidades. Enefecto, el aparato coercitivo y el sistema de justicia son muy precarios en las regiones.Baste decir que en Colombia en el 95% de los corregimientos y en el 10% de losmunicipios no existe presencia policial. Sobre esta debilidad de la autoridad local se ha

    5 Las cifras de esta Consejera Presidencial son escalofriantes: la guerrilla ha asesinado 29 alcaldes, 65concejales y 12 diputados entre los aos1.987 y 1.995; tambin ha secuestrado 102 alcaldes, 58 concejales y18 diputados entre 1.988 y 1.995.

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    expandido la guerrilla desde cuando se fij como objetivo copar y penetrar las entidadesadministrativas y de gobierno regional y municipal para condicionarlo y bloquearlo". 6

    Pero es tan grande la rentabilidad econmica y poltica que est representando para laguerrilla esta modalidad de accin sobre la vida municipal, que no solo la han aplicadosobre los municipios ya existentes sino que, incluso, han presionado y obtenido de algunasAsambleas Departamentales la elevacin a la categora de municipio de muchos pobladosen donde ella ha contado previamente con influencia local. Tambin de esta manera laguerrilla ha influido sobre el escenario de la descentralizacin. Pero los efectos en trminosde la eficiencia y de la transparencia en el gasto pblico en los municipios influidos por laguerrilla no parecen ser los mejores. Parece ser ms bien que en ellos la persistencia de losviejos problemas de servicios pblicos, de falta de oportunidades, de ineficienciaadministrativa, constituyen la norma y no la excepcin. De esta manera, la guerrilla misma

    se ha convertido en factor de corrupcin y de ineficiencia de las administraciones localesque drena los recursos pblicos hacia su utilizacin y aprovechamiento propios.

    De otra parte, y como ya se explic, la dinmica de expansin de la guerrilla ha estado enlos ltimos tiempos muy ligada al escenario municipal como se puede establecer en laforma como generalmente se crea un nuevo frente a partir del desdoblamiento de otro yaexistente. En dicho proceso, la llamada comisin de orden pblico tiene como primerobjetivo eliminar los delincuentes del rea y como segundo propsito - una vez ganada lasimpata de la poblacin por la mejora en las condiciones de seguridad ciudadana que esosasesinatos, paradjicamente, provoca- ,atacar el cuartel de Polica con el fin de neutralizarlaen el casco urbano, como lo confirma la mayora de estas acciones. Si la Polica noabandona el pueblo, la repeticin de esos ataques ocasiona un inmenso pnico dentro de lapoblacin que, como producto del terror, empieza a distorsionar totalmente su comprensinde la situacin. A tal punto puede llegar esta circunstancia que los pobladores terminan demanera absurda sealando la presencia de la Polica como el principal factor de inseguridadcolectiva, pues ante los ojos atemorizados de la gente inerme sera su permanencia en elpueblo y no la ferocidad de la guerrilla lo que ocasionara el peligro para la poblacin. Deah a la insolidaridad de la gente y al aislamiento de la Polica no hay sino un slo paso.

    Tal como se evidencia, la guerrilla ha hecho de ciertos problemas tpicos de los municipioscolombianos relacionados con la seguridad ciudadana, la precariedad de la justicia local y

    las no siempre armoniosas relaciones de la Polica con la comunidad factores que explotaintensamente y aprovecha para la realizacin de sus propsitos de ampliar su influenciaterritorial y de lograr el copamiento geogrfico de muchas regiones del pas.

    Los sistemticos y reiterados ataques de la guerrilla a los puestos de Polica con el fin deprovocar su retirada del pueblo o de neutralizar su actividad, tienen como propsito hacerseal monopolio de la fuerza para imponer sus propias reglas de juego a las que, tarde o

    6Ejrcito de Liberacin Nacional,El Poder Popular, 1.990

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    temprano, todos terminan adaptndose y acomodndose: burocracia administrativaregional, grupos polticos, lites econmicas y la poblacin en general. Esto ocurremientras no surge otro actor armado, lase un grupo paramilitar, que le dispute a la guerrilla

    el predominio de la fuerza en la zona.

    As las cosas, la feudalizacin del pas y la disolucin de la precaria presencia institucionaldel Estado puede estar llevando a que en la Colombia de hoy existan por lo menos cuatrotipos de municipios : aquellos donde an predomina el Estado, los manejados por laguerrilla, los controlados por los paramilitares, y los que estn en disputa. En muchaszonas, incluso, podra apreciarse el paso rpido de una normas de comportamiento a otras,en funcin de la fuerza que predomine en el momento, circunstancia en que la poblacincivil demuestra una gran capacidad de adaptacin y la juventud mucha proclividad a hacerparte de los grupos armados que definen las reglas del juego por el solo hecho de serlo, y

    as en algunas ocasiones transitan de un grupo a otro sin mayores escrpulos. La violenciagenerada por el conflicto armado viene reestructurando de manera creciente la vida local yha reemplazado en muchas regiones conflictivas los lazos de solidaridad colectiva por ladesconfianza mutua que se manifiesta en el imperio de la ley del silencio y en laincomunicacin, a partir de lo cual es imposible construir comunidad y propiciar eldesarrollo (Pecaut 1994).

    Finalmente, es necesario anotar que la experiencia internacional es aleccionadora acerca dela importancia trascendental de la disputa del dominio municipal en el marco de una guerrainsurgente. Los casos de Malasia y de Vietnam en la lucha contra las guerrillas demuestra alas claras la importancia de que el Estado mantenga el control de las poblaciones y aldeasde las zonas rurales. Mientras en Malasia el Estado retuvo y fortaleci ese control, enVietnam el Estado lo perdi. El resultado fue que en el primer pas las guerrillas fueronderrotadas, en cambio en el segundo obtuvieron la victoria.

    Tal como lo plantea Richard Clutterbuck (1977, 87), los sudvietnamitas no supieronproteger adecuadamente a la poblacin rural, especialmente como resultado de su fracasopara instalar cuarteles de polica en las aldeas. Como resultado de esto, el aparatoadministrativo del gobierno en los distritos y en las aldeas no exista o era inoperante, de talforma que era muy escaso el control que el gobierno poda ejercer. De hecho, era lajerarqua paralela del Viet-Cong la que gobernaba en las aldeas. En este sentido aplicaron a

    la perfeccin el principio de Mao Ze Dong, en el sentido de que la funcin de un ejrcitoguerrillero es permitir que sus agentes polticos ejerzan el control sobre la poblacin ysustituyan gradualmente el gobierno legtimo a nivel local.

    En la guerra de guerrillas existe, pues, una disputa por el poder local que se desarrolla endos planos: de un lado, entre las fuerzas guerrilleras y la polica por el monopolio del usode las armas y, de otro lado, entre los agentes polticos de la guerrilla y las litestradicionales por el control poltico de las poblaciones y la disposicin del presupuesto

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    municipal. El que gane la primera disputa, el control de la fuerza, ganar la segunda, elcontrol poltico y fiscal, que aparece como su resultado.

    En el largo plazo, para las fuerzas insurgentes ganar esta confrontacin significa haberganado la guerra de guerrillas y prepararse para escalar hacia la guerra de movimientos, unavez se hayan conformado como ejrcitos regulares; para el Estado, ganar esta disputa puedesignificar acabar la guerra. Esta parece ser la dinmica que ha emprendido la guerrilla enColombia desde hace unos aos: rehuir el combate con el Ejrcito y atacar a la Polica conel fin de sacarla o neutralizarla en el mayor nmero posible de municipios, con el fin deconstituirse en el poder local de facto, descentralizado, en esas poblaciones. Es lo quepodramos denominar como la descentralizacin armada.

    ECONOMA

    Las FARC-EP ha sido, de lejos, el grupo gue rrillero colombiano que ha logrado obtener losms altos volmenes de recursos econmicos gracias al diseo y la ejecucin de unaestrategia financiera de largo plazo que le ha permitido sustraer de manera permanente eininterrumpida una parte significativa del producto nacional para solventar las necesidadesde la guerra.

    An cuando en realidad el apoyo econmico externo a las guerrillas colombianas nunca hasido muy significativo ni determinante y estas se han caracterizado ms bien por sucapacidad de autofinanciacin, es a partir de la dcada de los ochenta que las FARC-EPlogran una absoluta y plena capacidad para hacer autosostenible la gran dinmica que los hacaracterizado en el perodo reciente, y que les ha permitido superar inclumes la hecatombegeneral del socialismo y la consiguiente merma de los apoyos polticos y diplomticosinternacionales.

    Siguiendo a Naylor (1993, 13-51), es posible establecer tres tipos de financiamiento de lasFARC-EP que se distinguen por la forma como este grupo insurgente se relaciona tanto conla poblacin como con las economas regionales. Estos tipos son predatorio, parasitario ysimbitico. El financiamiento de tipo predatorio se realiza en las reas donde la guerrillano ejerce ninguna influencia sobre la poblacin, son zonas de contencin donde el Estado

    controla la situacin y por ello la presencia de la insurgencia es solo espordica y ocasional;las formas de sustraccin de recursos econmicos son el asalto, el abigeato, el secuestro yla extorsin.

    El tipo de financiamiento parasitario se realiza cuando la guerrilla logra vnculos con lapoblacin de la zona y gana apoyos pasivos y activos de algunos sectores como producto deun intenso proselitismo acompaado del terror y la coaccin provocada por la asiduapresencia de gente armada y organizada en una zona, as como de la realizacin de actos deescarmiento entre las personas renuentes a colaborar. Estas son zonas de expansin de losfrentes insurgentes cuyo control le disputan al Estado. En estas reas el boleteo y la vacuna,

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    cocana . Los ingresos derivados del secuestro se deben a la ejecucin de aproximadamenteuno de cada cuatro secuestros que se realizan en el pas.8

    A diferencia de la gran mayora de los grupos guerrilleros en Amrica Latina que, o hantenido grandes limitaciones econmicas o han dependido en gran medida del apoyo externomasivo, la situacin de las guerrillas colombianas hoy, y de las FARC-EP, es muy boyanteen lo econmico como consecuencia de una muy eficiente apropiacin del excedenteeconmico, particularmente del exportable, derivado en buena medida de las bonanzas,legales e ilegales, que se han superpuesto en el pas desde el inicio de la dcada de los aosochenta hasta hoy: la bonanza petrolera, la coquera, la carbonera, la bananera, la amapolera.Este acceso a grandes recursos originados en actividades vinculadas al comerciointernacional les permite disponer de capital en moneda dura necesario para acceder almercado negro internacional de armas y avituallamientos blicos con mucha solvencia y

    facilidad, acceso que est directamente relacionado con las necesidades de la confrontacin.

    Esta estrategia financiera no ha tenido una poltica articulada desde el Estado que laconfronte y por eso su desarrollo se efecta con una gran regularidad y muy bajo riesgo, locual les permite a las FARC-EP realizar proyecciones de mediano y largo plazo de susingresos y de sus inversiones, consolidndose de esta manera el carcter autnomo yautosostenible del conflicto armado en Colombia. En efecto, mientras existan recursoseconmicos que, transformados en recursos polticos y militares, les permitan a lasguerrillas ampliar y agudizar la guerra, si el resto de las condiciones sociales, polticas einstitucionales no varan, la confrontacin armada continuar por un tiempo indeterminadoen el pas.

    Pero las grandes posibilidades econmicas de la guerrilla no solo hacen factible lacontinuacin de la confrontacin, sino que tambin determinan el tipo de confrontacin quese seguir desarrollando. En efecto, la forma y las fuentes del recabamiento de ingresos porparte de la guerrilla condiciona la manera como ella se relaciona con la sociedad civil o, porlo menos, con parte de ella. La poblacin que es vctima de la sustraccin de parte de susingresos mediante la amenaza o el uso de la violencia, mantiene una relacin conflictiva, nocooperativa, pero que no siempre se manifiesta en forma de enfrentamiento violento con lainsurgencia.

    Sin embargo, este tipo de relacin conflictiva pero no violenta tiene un lmite de toleranciatanto en la intensidad como en la amplitud de la misma. Y ese lmite difuso puede ser

    8(El Tiempo, 27 de Octubre de 1996). Si se tiene en cuenta que alrededor del 40% de los secuestros que se cometen enun ao en el mundo se realizan en Colombia las FARC-EP realizara cerca del 10% de todos los secuestros anivel global. Probablemente esto las ubique como la organizacin que, individualmente considerada, mayorcantidad de secuestros realiza en el mundo entero.

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    difcilmente apreciable y fcilmente traspasable, por lo cual la guerrilla siempre estar adportas de provocar una reaccin civil masiva en su contra. En buena medida esta situacinest en la base del surgimiento y la consolidacin de grupos paramilitares en algunas

    regiones del pas, fenmeno que trastoca en sus fundamentos mismos la dinmica delconflicto y lo desva de las posibilidades de ser resuelto por vas institucionales.

    De otra parte, las exigencias de la guerra hacen que se deba ser muy poco optimista enrelacin con el logro de lo que se ha dado en denominar la humanizacin del conflicto. Enefecto, si para la guerrilla es imperativo su robustecimiento militar y poltico, y paralograrlo debe irremediablemente fortalecer sus finanzas, a no ser que cambiararadicalmente su estrategia econmica - lo que no se ve muy factible-, tendr que seguirutilizando las armas para esquilmar de manera creciente a la poblacin civil, lo cualconstituye una violacin flagrante de las normas contenidas en el Derecho Internacional

    Humanitario.

    PROYECCIONES

    En la actualidad, las FARC-EP pasan por el mejor momento militar de toda su historia.Quince aos despus de haber anunciado una `nueva forma de operar` basada en quedejaran de ``esperar al enemigo para emboscarlo`` y que en su lugar ``iran en pos de lpara ubicarlo, asediarlo, coparlo``, estn logrando, por fin, desarrollar esa estrategia conplenitud. Las demostraciones de capacidad tctica y operacional son contundentes. Entrminos ofensivos, el copamiento de la base militar de Las Delicias basta para probarlo. Enel nivel defensivo, los combates a campo abierto en San Juanito tambin lo corroboran.

    Adems, en Septiembre de 1996, las FARC-EP demostraron estar en capacidad deincomunicar por va terrestre al pas costero y andino del amaznico y llanero durantelapsos de tiempo considerables por medio de la obstruccin del trfico vehicular en lascuatro carreteras que unen esas dos mitades del territorio nacional.

    La desbocada carrera armamentista en que se han empeado recientemente las FARC-EPtiene como propsito lograr la capacidad militar suficiente para realizar combatessostenidos a campo abierto contra el Ejrcito Nacional, esto implica la concentracin enpuntos determinados de una gran cantidad de combatientes y de poder de fuego, una granmovilidad y capacidad logstica. La artillera liviana que esta adquiriendo la guerrilla

    eventualmente les posibilitara atacar y copar con xito bases militares y defenderterritorios por tiempos ms o menos prolongados. Es el paso a la guerra de movimientos yde posiciones que acelera en gran medida la confrontacin y podra precipitar un desenlace,los efectos polticos del resultado militar sern muy grandes y contarn de manera decisivaa la hora de la negociacin.

    Es ostensible un incremento en la frecuencia de sus acciones armadas y se deja entrever unadecisin de intensificar el conflicto y de elevar a un nivel ms alto la escala militar de laconfrontacin. En su ya muy larga trayectoria son las primeras intenciones serias por partede las FARC-EP para iniciar gradual y lentamente una guerra de movimientos, sin

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    abandonar todava la guerra de guerrillas, que seguir siendo la forma principal de laconfrontacin blica, mientras le es posible generalizar la primera. Sin embargo, tambinparece claro que esas acciones de ubicacin, asedio y copamiento al enemigo no se van a

    realizar en las zonas que este grupo insurgente considera estratgicas y donde tiene unrelativo control, sino en zonas ms secundarias con el fin de dispersar las fuerzas militares,consolidarse en las zonas estratgicas e impedir una accin contundente de las FuerzasMilitares sobre ellas.

    En estas circunstancias es posible que las FARC-EP no repitan la experiencia decomienzos de los aos ochenta cuando la puesta en marcha de la llamada nueva forma deoperar fue aplazada como consecuencia de la manera como ellas se involucraron en elproceso poltico que en busca de la paz inici el gobierno de Belisario Betancurt y quedemand todos los esfuerzos organizativos del grupo guerrillero en el apoyo del proyecto

    partidista de la Unin Patritica, que a la postre fracas como resultado del genocidiosistemtico del que fueron vctimas sus militantes y dirigentes.

    La conclusin entonces es que mientras el nuevo esquema operacional siga produciendo tanbuenos resultados, las FARC-EP no van a dialogar seriamente en bsqueda de la paz y, porel contrario, la confrontacin seguir su curso ascendente; mxime si se tiene en cuenta queen esta ocasin, a diferencia de comienzos de los aos ochenta, esta organizacininsurgente ya cuenta con una expansin territorial que le posibilita, manteniendo lainiciativa, construir los escenarios de operaciones ms adecuados para sus finesestratgicos, contando, adems, con el respaldo de unos ingresos y unas reservaseconmicas que le daran sustento real y sostenido a la estrategia militar.

    La gran incgnita es en qu medida ese desarrollo militar exitoso se lograr transformar enapoyos polticos ms efectivos y en un respaldo activo de la poblacin, para que tengaposibilidades de ocasionar impactos significativos para el curso de la guerra y de la paz. Porlo pronto, la decisin de las FARC-EP de construir un movimiento poltico clandestinohace suponer que se est preparando para una guerra larga en la que no estn dispuestas arealizar una labor proselitista abierta, ni a exponer inermes a sus militantes al riesgo de servctimas del fuego cruzado del conflicto. Ms bien, por el contrario, la intencin degeneralizar la organizacin de milicias pretendera involucrar masivamente sus apoyospolticos, tanto cuadros dirigentes como organizaciones sociales de diverso tipo,

    directamente en el conflicto armado. Todo esto, obviamente, no hace ms que afirmar lasperspectivas de agudizacin y escalamiento del conflicto.

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    Referencias

    Clutterbuck, Richard (1997) Guerrillas and Terroristas, Faber and Faber Limited, London

    Comit Intergubernamental para el Estudio de las Finanzas de la Guerrilla (1995) Mimeo.

    El Tiempo, 27 de Octubre de 1996, Conclusiones Octava Conferencia Nacional pag22AOctava

    Conferencia FARC-EP, conclusiones, (1993) Mimeo

    Naylor, R.T (1993) The Insurgent Economy: Black Market Operations of GuerrillaOrganizatons. En Crime, Law and Social Change. No 20, Kuwer Academic Publishers

    Pecaut, Daniel (1994) Es posible an una interpretacin global de los fenmenos recientes

    de violencia en Colombia ? , en Boletn Socio-econmico No. 27, Universidad del Valle,Junio de 1997

    Pleno Estado Mayor FARC-EP, Conclusiones (1985) Mimeo

    Pleno Estado Mayor, FARC-EP (1989) .Mimeo

    Sptima Conferencia Nacional de las FARC-EP, Conclusiones Generales, Mayo 4-14 de(1982) Mimeo.