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Tabla de Contenido LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA INFANTIL Y DE LA ADOLESCENCIA CONCEPTOS GENERALES SOBRE LA SUBJETIVACIÓN PROFESORA LEONOR KAUFMAN ESTUDIANTE: JOSÉ FABIO GUEVARA SÁNCHEZ IIQ-2015 1

Fidélitas-Subjetivación-Lacan

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Conceptos lacanianos

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Conceptos Generales sobre la Subjetivacin

en Lacan y en el Psicoanlisis

Licenciatura en Psicologa

Clnica Infantil y de la Adolescencia

Profesora

Leonor Kaufman

Estudiante: Jos Fabio Guevara Snchez

IIQ-2015

Tabla de ContenidoNecesidad, demanda y deseo1Los tres tiempos del Edipo1La metfora paterna3Castracin3Falo5Falo imaginario.5Falo simblico.5Falo como patrn simblico.5Narcisismo6Narcisismo en Lacan:6La Significacin del Falo:7El Estadio del Espejo7El objeto a9Referencias Bibliogrficas:12

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Necesidad, demanda y deseo

En Freud aparece primeramente como la bsqueda de placer. A partir del llanto del beb aparece una necesidad desconocida para el observador que ante su incapacidad por el desvalimiento inicial, es necesaria la intervencin de un otro primordial que le permite una primera satisfaccin que solventa esa necesidad. A partir de ah el nio espera que reaparezca ese objeto primario de satisfaccin y pueda apaciguarlo. Pero entre la satisfaccin obtenida y la anhelada aparece el deseo, por lo que dir Freud que es el principio del displacer el que moviliza el deseo. Y muy importante es que ante esta huella de goce del objeto primordialmente perdido, hay una inscripcin significante que marca un proceso de repeticin.

Es este el objeto que como dice Lacan est perdido desde siempre y que permite que se ponga en marcha el movimiento de la pulsin, instaura un vaco y desencadena la repeticin de la imposibilidad de volver a encontrar lo mismo. La demanda metaforiza la necesidad sin lograrlo por completo y el resto que queda de esta operacin es el deseo. El nio hace emerger esa necesidad con su grito y es la madre la que se presenta como Otro primordial que puede responder. Cuando esa necesidad atraviesa por el sentido que la madre le otorga entonces queda convertido en demanda.

La demanda queda apresada en la red significante como sentido del Otro. Traduce la incidencia de lo simblico a lo real. Esta demanda es ausencia o presencia del Otro, que se desliza hacia la demanda de amor. sta busca los signos de presencia del Otro todopoderoso. La presencia de la madre como Otro primordial le da presencia a la hiancia, lo reconoce como faltante y ella misma es confrontada a la falta. El ms all de la demanda remite a la metonimia del deseo en relacin a la articulacin significante de la demanda; su ms ac evoca la dependencia al Otro primordial en su demanda de amor. En la medida en que el Nombre-del-Padre introduce esa hiancia entre madre y nio se dice que sostiene el deseo.

Los tres tiempos del Edipo

En Lacan estos tres tiempos del Edipo llegarn a convertirse en la frmula de la metfora paterna y permiten pensar la clnica y la constitucin del sujeto. En el primer tiempo el nio se identifica con el objeto de deseo de la madre, el falo. Qu desea la madre? La respuesta es: el falo. Ella siente su incompletud, su falta, su castracin en la medida en que le falta el falo. Esto es lo que hace que la mujer que desea ser madre busque un hijo que la hara sentirse completa; ella simboliza el falo en el hijo inconscientemente, es decir, produce la ecuacin nio = falo. El nio, a su vez, se identifica con aquello que la madre desea, se identifica al falo; l es el falo para la madre y la madre pasa a ser una madre flica, completa, a la que no le falta nada.

En este primer tiempo del Edipo est en juego lo que Lacan denomina la trada imaginaria: el nio, la madre y el falo; el falo cumple aqu con su funcin imaginaria: crearle la ilusin al sujeto de que est completo. La madre se siente plena, realizada, completa con su posesin.

En el segundo tiempo se produce la inauguracin de la simbolizacin. En el segundo tiempo del Edipo, interviene el padre, pero ms que el padre, interviene la funcin paterna. El padre, o la persona que cumpla con su funcin, interviene privando al nio del objeto de su deseo -la madre-, y privando a la madre del objeto flico -el nio-. El nio, entonces, gracias a la intervencin del padre, deja de ser el falo para la madre, y la madre deja de ser flica. Esto ltimo es lo ms importante de este segundo tiempo: que la madre deje de sentirse completa con su posesin, que se muestre en falta, deseando, ms all de su hijo, a su esposo, o alguna otra cosa, es decir, que ella se muestre en falta, castrada, deseante.

De no suceder as, el nio queda ubicado como dependiente del deseo de la madre, y la madre se conserva como madre flica, lo que puede dar como resultado que el nio llegue a ser un perverso, ya que, como lo indica Lacan, todo el problema de las perversiones de un sujeto consiste en concebir cmo un nio se identifica con el objeto de deseo de la madre, es decir, el falo. Cuando el nio es el falo de la madre y la madre permanece siendo flica, esto nos va a dar la perversin.

La prdida de la identificacin del nio con el valor flico es lo que se denomina castracin simblica; l deja de ser el falo y la madre deja de ser flica, ella tambin est castrada; es decir que la funcin paterna consiste en separar a la madre del nio y viceversa. Es por esto que se dice que el padre, en este segundo tiempo, aparece como padre interdictor, como padre prohibidor, en la medida en que le prohbe al nio acostarse con su madre, y le prohbe a la madre reincorporar su producto. l entonces tiene como funcin transmitir una ley que regule los intercambios entre el nio y su madre; esa ley no es otra que la ley de prohibicin del incesto, ley que funda la cultura y regula los intercambios sociales.

El tercer tiempo corresponde al declive del Edipo: el nio pasa de ser el falo de la madre a la problemtica de tenerlo. En el tercer tiempo del Edipo, producida la castracin simblica e instaurada la ley de prohibicin del incesto, el nio deja de ser el falo, la madre no es flica y el padre tampoco, es decir, el padre no es la ley -lo cual lo hace parecer completo, flico-, sino que la representa -padre simblico-. En este tercer tiempo del Edipo se necesita de un padre que represente a la ley, no que lo sea, es decir, se necesita de un padre que reconozca que l tambin est sometido a la ley y que, por tanto, tambin est en falta, castrado. En este tercer tiempo del Edipo, el falo y la ley quedan instaurados como instancias que estn ms all de cualquier personaje; ni el nio, ni la madre ni el padre son el falo; el falo queda entonces instaurado en la cultura como falo simblico.

La metfora paterna

Es la metfora que sustituye el Nombre-del-Padre en el lugar primeramente simbolizado por la operacin de la ausencia de la madre segn Lacan. La metfora paterna indica el carcter metafrico, es decir sustitutivo, del propio Complejo de Edipo. Es la metfora fundamental de la que dependen todas las significaciones: por esta razn toda significacin es flica. Si el Nombre-del-Padre est forcluido, como en la psicosis, no puede haber metfora paterna, y por lo tanto ninguna significacin flica.

Hay tres posibles significaciones que el nio toma en relacin a la madre: como sntoma (neurosis), como falo de la madre (perversin), o como objeto del fantasma materno (psicosis). El deseo materno, que da cuenta de la frmula de la metfora paterna, tiene consecuencias directas en la ubicacin del nio respecto del deseo del Otro, dando lugar de esta manera al establecimiento del la estructura clnica del sujeto, pudiendo identificarse con el falo (perversin), con el objeto de goce materno (psicosis), o bien ubicarse como sntoma de la pareja parental (neurosis).

En la neurosis el nio cobra valor de sntoma, donde el significante de Nombre del Padre se inscribe limitando el goce materno. Es la articulacin del discurso de la madre al padre, incluyendo la accin de la metfora paterna. En la psicosis el nio ocupa el lugar del objeto en el fantasma materno. Forcluido el Nombre del Padre el nio queda identificado al objeto de goce del fantasma de la madre. Queda como objeto del Otro. En la perversin, el nio es identificado por la madre con el falo, por lo que la falta queda obturada. El nio se vuelve objeto del goce del Otro, no hay metfora sino goce ligado al falo.

Castracin

El reconocimiento de que hay una diferencia entre los sexos. La necesidad de aceptar que existen lmites para el cuerpo y para el deseo y que hay una serie de normas que dirigen estas relaciones.

Lo ms importante es que no slo sucede en la niez sino que se reactiva en la vida adulta y sobre todo en el anlisis.

En el nio se esquematiza en cuatro tiempos:

1. Al darse cuenta de que hay alguien que no tiene pene, ste ya no es una posesin segura. Hay angustia.

2. Las amenazas y advertencias acompaan este descubrimiento y van convirtindose en el origen del supery.

3. Es real: se puede perder el pene. Se descubre visualmente su ausencia en la zona genital femenina, sin embargo se asume que es porque an no ha crecido.

4. La madre est castrada. La amenaza es totalmente real. Surge la angustia de castracin. La visin y el recuerdo de las amenazas escuchadas. Finalmente, el nio elige salvar su pene a costa de renunciar a su madre. Se reconoce la ley paterna. Asume su falta y crea su lmite.

En la nia, igual que en el nio, tiene como fundamento la universalidad del pene y la separacin de la madre castrada, pero se organiza de forma diferente: en el nio el complejo de Edipo se aniquila con el complejo de castracin. En el caso de la nia, la castracin significa el inicio del Edipo. Para la nia la separacin de la madre, lo ms importante del complejo de castracin, es la repeticin de otra separacin anterior: la del seno materno. Hostilidad y rencor por haberla hecho mujer.

1. El pene es universal. La nia ignora la diferencia entre los sexos y la existencia de su rgano sexual.

2. Por va visual descubre que no tiene pene. El reconocimiento de la castracin de la nia es inmediato. Ha sido castrada. la angustia de la amenaza en el varn es vivida en la nia por el deseo de poseer.

3. Todas las mujeres padecen esta falta. Se revive el odio de la separacin anterior ahora en reproche. La nia se separa de la madre por segunda vez y ahora elige al padre como objeto de amor.

Finalmente la nia puede adoptar tres actitudes para su femineidad:

1. Niega la rivalidad y no siente envidia por el pene.

2. Niega su castracin y mantiene la esperanza de crecer un pene como el del varn. Se aferra a la masculinidad amenazada. Incluso puede llevarle a eleccin de objeto homosexual.

3. Reconocimiento inmediato de la castracin:

a. Cambio de objeto de amor, la madre cede el lugar al padre. Inicia el complejo de Edipo que persiste a lo largo de toda la vida.

b. Cambio de zona ergena: el cltoris da lugar a la vagina. El deseo del pene es ahora deseo de gozar de un pene en el coito. La vagina es el albergue del pene y hereda al seno materno.

c. Cambio de objeto deseado. El deseo de gozar de un pene se metaboliza en el deseo de tener un hijo.

La femineidad es una constante bsqueda de equivalentes para el pene.

Falo

El falo no como rgano (pene) sino como representacin psquica, imaginario, estadio flico en el desarrollo de la sexualidad infantil durante el cual culmina el complejo de castracin. Como representacin organiza toda la sexualidad humana. Como representacin organiza el complejo de castracin.

Falo imaginario.

La representacin psquica inconsciente que resulta de tres factores:

Anatmico, carcter prominente del rgano, fuerte pregnancia y buena forma-

Libidinal, intensa carga acumulada en esa regin que suscita el tocamiento autoertico.

Fantasmtico, la angustia provocada por el fantasma de que un da pudiera desaparecer

Falo simblico.

Como falo simblico se convierte en un objeto que puede ser intercambiable, que puede ser reemplazado por cualquier objeto que se le ofrezca al nio en su renuncia al goce con la madre.

La funcin de estos objetos sera mantener el deseo sexual del nio, y a la vez apartarle de la posibilidad de gozar de la madre.

Falo como patrn simblico.

Por cuanto es a travs de l como objeto central imaginario que organiza la castracin, que los dems objetos o experiencias se harn sexualmente equivalentes y referidas a la castracin. El deseo sexual como deseo tan insatisfecho como el deseo incestuoso al que tuvo que renunciar. La renuncia al goce de la madre y la aceptacin de la insatisfaccin del deseo.

Como significante del deseo sexual, el falo es deseo que nunca es satisfecho. En Lacan la castracin viene a ser la separacin entre la madre y el hijo, pero entendiendo que la primera ha situado su deseo insatisfecho en el falo imaginario donde ha colocado a su hijo, y el segundo, colocado en ese lugar, asume el papel de falo. La castracin no recae sobre el nio sino sobre el vnculo madre-nio, y el agente de esta operacin resulta ser el padre como la ley que prohbe el incesto, produciendo entonces con la palabra paterna una doble castracin: del Otro materno de tener el falo y del nio de ser el falo. Con la castracin lacaniana se rompe la ilusin de identificarse con aquello que imaginariamente se cree omnipotente.

Narcisismo

El narcisismo primario como autoerotismo ante la no constitucin del yo. El placer que un rgano obtiene de s mismo. Coopera la posicin de los padres que proyectan en sus hijos los sueos a los que ellos mismos renunciaron. As resurge el narcisismo de los padres. Se inscriben las imgenes y palabras de los padres.

El narcisismo secundario como narcisismo del yo. La libido inviste a los objetos y retorna invistiendo tambin al yo, al que tambin toma por objeto. El nio, que estaba en un estadio de autoerotismo, sale de ah confrontado con un ideal que lo mide: el ideal del yo, ideal que se forma exteriormente y le es impuesto.

Estas exigencias se expresan a travs del lenguaje. El nio reconoce que la madre desea ms all de l y ahora necesita hacerse amar por el otro. Para ello debe satisfacer las exigencias de ese ideal del yo. Con el narcisismo primario el otro era uno mismo. Ahora uno slo se puede experimentar a travs del otro. El sentimiento de incompletitud que se experimenta tras el complejo de castracin genera el deseo de reencontrar la perfeccin narcisista.

Narcisismo en Lacan:

El primer perodo se establece a travs de la teora del estadio del espejo. El nio se experimenta como cuerpo fragmentado pero queda cautivado por la imagen del espejo. Se toma por esa imagen y la asume como que es l, aunque sea verdaderamente una imagen exterior. Esa identificacin con la imagen prepara la identificacin con el semejante, que es tambin un espejo. As ambas se pueden ubicar en el esquema bajo la forma de un yo ideal. Al no reconocer lo que est en l y verlo fuera en el otro, genera una estructura paranoica propia del yo.

En el segundo perodo la imagen narcisista que significa esta identificacin con el espejo se convierte en una de las condiciones de la aparicin del deseo. El nio percibe su deseo a travs del otro. El ideal del yo sostiene al narcisismo. Desde este ideal del yo el nio se ve susceptible de ser amado, al satisfacer sus demandas. En la relacin narcisista del yo con el otro se establece la relacin con el objeto del deseo. As los deseos de los otros se inscriben. Se inscriben los significantes. El significante se define como una cadena lingstica donde se inscribe el deseo del otro. La imagen del cuerpo sera el primer lugar de captacin de los significantes, sobre todo los de la madre.

La Significacin del Falo:

Lacan distingue el deseo de la necesidad y la demanda, siendo la necesidad un instinto biolgico que se articula en demanda. La demanda tiene una doble funcin al articular por una parte la necesidad, y por otra actuar como demanda de amor. An cuando la necesidad articulada como demanda quede satisfecha, la demanda de amor permanece insatisfecha. Ese remanente es el deseo.

Para Lacan el deseo no es ni el apetito por la satisfaccin ni la demanda de amor, sino la diferencia que resulta de las sustraccin del primero del segundo. En tanto la demanda se va separando de la necesidad, se va dando forma al deseo. Por lo tanto el deseo nunca puede ser satisfecho. La razn de ser del deseo sera ms bien su propia reproduccin como deseo.

El Estadio del Espejo

El Estadio del Espejo juega un papel fundamental para entender lo que sera la gnesis del yo. El primer momento de este proceso de constitucin del yo es el Estadio del Espejo. He aqu el relato de la experiencia:

Entre los 6 y 8 meses, si se coloca a un nio frente aun espejo, vemos aparecer una serie de conductas ms o menos tpicas: 1. El nio ve su imagen. 2. Busca la mirada de quien lo sostiene, se da vuelta para observarlo, y vuelve su mirada hacia la imagen propia. 3. Esta secuencia es seguida de un gran jbilo. El nio intenta erguirse (recordemos que a esa edad, un beb no tiene casi ningn dominio sobre su motricidad), y juega con su imagen.

Este nio se comporta de una manera muy distinta de la de los monos o animales domsticos. Estos animales no experimentan sorpresa ni placer al ver reflejada su imagen. Se limitan a comprobar si es peligrosa, y pierden todo inters en el asunto. Por el contrario, el nio frente al espejo se reconoce a s mismo, a las personas y las cosas, y se maravilla frente a este reconocimiento.

En Freud existe una fase en el desarrollo de la libido que que denomina narcisismo, donde el yo se constituye, correlacionando formacin del yo y narcisismo. Es decir, el yo freudiano se constituye cuando la libido inviste una imagen que pasa a funcionar como un objeto. El yo es el primer objeto ocupado por la libido.

Al decir objeto, se referiere a que el sujeto otorgar a su yo caractersticas como la unidad, la permanencia en el tiempo, el autodominio y la sustancia, con la consecuente resistencia al cambio. As, la constitucin del yo se produce por un nuevo acto psquico, a saber, una identificacin.

Lacan recupera esa antigua descripcin de la conducta del nio frente al espejo, y la transforma en una pieza clave en la teora del narcisismo freudiano y de la formacin del yo. Dice que el estadio del espejo consiste en una identificacin, a la que define como la transformacin producida en el sujeto cuando asume una imagen. Esa ser la lectura que Lacan hace del nuevo acto psquico que menciona Freud: el yo se constituye por la identificacin del nio a la imagen de s en el espejo.

En el apartado XIV de Una Introduccin a Lacan, se establece como punto de partida de la teora del espejo el hecho de que a los seis meses el infante reconoce su imagen en el espejo aunque al no poder coordinar sus movimientos corporales, esa imagen y su incapacidad entran en conflicto. La imagen est completa, como un todo. Sin embargo para la criatura el contraste con su falta de coordinacin le hace percibirse como un cuerpo fragmentado. Y antes de estar fragmentado busca mejor transformarse en esa imagen.

En un principio este contraste provoca una rivalidad entre el infante con su propia imagen, generando una tensin agresiva entre el sujeto y la imagen que implica una fascinacin por esa imagen. Lacan la llam libido-eroto-agresiva.

La tensin que se produce entre la insuficiencia del cuerpo al verse fragmentado y la anticipacin de la imagen hace que el nio experimente un jbilo ante su imagen que deja una marca de identificacin: esa imagen soy yo. Para tratar de resolverla, el sujeto se va a identificar con la imagen, y es esta primera identificacin con la contraparte la que dar formacin al yo. El yo se forma entonces por identificacin.

Sin embargo, esa imagen con la que el nio se identifica para dar formacin a su yo, est sostenida por la mirada del Otro, proviene del Otro, del deseo materno transmitido desde la mirada de la madre, la castracin de la madre que le da al hijo su lugar de falo imaginario. Y esta es la matriz simblica en la que el yo se precipita.

Se mencionan tres caractersticas importantes del yo en esta formacin de espejo: la inercia que hace que el sujeto no modifique su imagen y tienda siempre a ser idntico a ella; la permanencia que se produce por alienacin y provoca la resistencia a ser modificado; y finalmente la inversin que es una caracterstica de la visin en espejo en donde el reflejo se presenta de forma inversa a lo reflejado.

La funcin del yo viene a permitir que el sujeto se reconozca, por cuanto ste desaparece cuando habla, dando paso al sujeto verdadero que vendra a ser sus determinaciones inconscientes. Esta primera imagen como forma de alienacin es lo que en el psicoanlisis se entender por el yo ideal: una unidad que se encuentra en la imagen, no as en el cuerpo, y vendr a ser como el tronco desde donde se ramificarn todas las dems imgenes del sujeto.

El yo siempre necesita reconocimiento para que se le asegure la permanencia de su imagen. A diferencia de otro que parece coincidir con su imagen, y por consiguiente ocupa un lugar, cuando no hay coincidencia no hay un lugar y no hay reconocimiento. Ese otro llegar a ocupar el lugar de la imagen estableciendo una relacin de fascinacin y rivalidad. Esta amenaza de fragmentacin genera una respuesta agresiva hacia el otro que refleja la necesidad de fragmentarlo para poder ocupar su lugar.

El objeto a

El objeto a es algo de lo que el sujeto, con el fin de constituirse a s mismo, ha separado de s como rgano. Esto sirve como un smbolo de la falta, es decir, del falo, no como tal, pero en la medida en que se carece. Debe, por lo tanto, ser un objeto que es, en primer lugar, separable y, por otro, que tiene alguna relacin con la falta. Voy a explicar lo que quiero decir. (Lacan, 1978, p. 103).

La reflexin empieza con una pregunta fundamental: Quin es el otro? Quin es mi semejante? Y se explica como para Freud ese otro es el objeto y para Lacan el objeto a. Este aparece como una especie de no respuesta. Su funcin central consiste en nombrar un problema no resuelto, y por ello es la ausencia de respuesta a esa pregunta constante. En el desarrollo terico representa una imposibilidad y una resistencia.

Ese otro se puede ver como una imagen creada por uno mismo, que sera la respuesta imaginaria. Pero tambin como una prolongacin del propio cuerpo, la respuesta fantasmtica. Y tambin puede verse como el representante del anecdotario de todos los seres amados en la vida de la persona, la respuesta simblica. Esta ltima definicin permite entonces distinguir lo que sera un rasgo particular en todos esos seres amados.

Este rasgo es la particularidad de la persona misma. Dice Nasio: El sujeto es el rasgo comn de los objetos amados y perdidos a lo largo de una vida. Esto es, precisamente, lo que Lacan denominar el rasgo unario (Nasio, 2004).

De las tres respuesta anteriores, dice Nasio, aquella que representa ms directamente el concepto de Lacan del objeto a es la fantasmtica, donde el otro es la parte gozante que se prolonga y se escapa del cuerpo. Nasio define al objeto a como aquello que es heterogneo a la red del conjunto significante, un producto residual excedente del sistema. El sistema de significantes necesita de un elemento exterior, S1, y de un producto eliminado, el objeto a. El significante exterior se relaciona simblicamente con el conjunto mientras que el producto residual lo hace de manera real y es heterogneo al conjunto, por lo que escapa a la lgica del significante.

El objeto a se convierte en el agujero de la estructura, como una fuerza aspirante que atrae a los significantes y le da consistencia al sistema. De esta manera se le representa como el plus de goce. Se dice que el objeto a aparece como la falta o ausencia inconsciente de la madre como ideal, por metonimia, la presencia de una falta original. Esta falta u objeto a se transforma en algo animador, o plus de goce, de la vida psquica. Se crea un fantasma en torno al objeto a, como significante de la falta, al que se le responde en el actuar del sujeto. Y se dice que la funcionalidad o no del fantasma otorga el grado de sanidad.

En la relacin madre-hijo, que viene a ser simbitica y alienante, la madre se ve completa por tener hijo, esto es, por tener falo; y a su vez el hijo se ve completo por verse como el falo que completa a su madre. Es el padre como portador de la ley el que ejecuta el corte de esa relacin madre-hijo, y de ese corte es el objeto a el residuo que cae.

De esta relacin es que se puede entender la esencia del deseo y la manera como este surge, siendo la necesidad, la demanda y el deseo la parte esencial de la obra de Lacan. Con la aparicin del objeto a, el deseo queda desplazado por el goce. El deseo va a ser el impulsador de la bsqueda del sujeto de un objeto de satisfaccin, algo que no podr suceder ya ms. De esta forma el deseo aparece siempre vinculado a la falta, a la ausencia de ese objeto que siempre queda pendiente y que es el que Lacan denomina objeto a.

En Torres vemos que este objeto a puede ser reemplazado por el pezn y tambin puede ser reemplazado por un gadget (Torres, 2008), refirindose al chupete y al chupn, que vendran a ser los antecedentes de los artilugios actuales. De aqu parte toda una reflexin del objeto a como gadget.

El objeto a entonces, como resto que cae del corte de la relacin madre-hijo se convierte en la causa del deseo que se ir desplazando de un objeto al otro, sustituyendo los objetos y motorizando este movimiento siempre detrs de una satisfaccin que nunca va a encontrar y que no podr nombrar.

Volviendo a Nasio, el objeto a es un elemento que escapa de la lgica del significante (del orden simblico), sin embargo, al ser el elemento heterogneo al conjunto homogneo de significantes, es el que viene a hacer borde, a dar consistencia a la cadena significante en la vida del sujeto. Se relaciona directamente con el agujero del inconsciente, este agujero que dej el significante que pas a hacer borde, a contener, por lo tanto, se refiere a un exceso y el exceso siempre est en relacin con el goce ya que no hay agujero sin goce que haga palpitar sus bordes. (Nasio, 2004).

Referencias Bibliogrficas:

Carvajal, E. (1996). Una Introduccin a Lacan. Apartado XIV en la Antologa de

Lecturas de Teora Psicoanaltica 2010, UCACIS.

Carvajal, E. (1996). Una introduccin a Lacan. Apartados 19 y 20 en la Antologa de Lecturas de Teora Psicoanaltica 2010, UCACIS.

Freud, S. (1914) Introduccin del narcisismo. Buenos Aires: Amorrortu Ediciones.

Lacan, J. (1958). La Significacin del Falo. Escritos 2. En la Antologa de Lecturas de Teora Psicoanaltica 2010, UCACIS.

Lacan, J. (1966). El Estadio del Espejo como formador de la funcin del yo tal como se nos revela en la experiencia psicoanaltica. En la Antologa de Lecturas de Teora Psicoanaltica 2010, UCACIS.

Lacan, J. (1978). The four fundamental concepts of psycho-analysis, New York: W.W. Norton & Company.

Nasio, J.D. (2004). Cinco lecciones sobre la teora de Lacan. Mxico, D.F.: Gedisa.

Nasio, J.D. (2009). Enseanza de 7 Conceptos Cruciales del Psicoanlisis. Mxico, D.F.: Gedisa.

Torres, M. (2008). Fracaso del inconsciente, amor al sntoma. Cap. III en la Antologa de Lecturas de Teora Psicoanaltica 2010, UCACIS.