Gonzalo Figueroa Y_Curso de Derecho Civil

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    I. GENERALIDADES

    31. ExplicaciónPara que se configure la responsabilidad

    civil extracontractual, y por ende surja laobligación de indemnizar los perjuicios,deben concurrir los siguientes requisitos:

    a) Una acción u omisión del agente.b) La imputabilidad. Esto es, que la

    acción u omisión se haya efectuado pornegligencia o dolo del agente.

    c) El daño a la víctima.d) La relación de causalidad entre el he-

    cho imputable del agente y el daño sufrido

    por la víctima. Esto significa que el dañosufrido por la víctima sea consecuenciadirecta de la acción u omisión imputabledel agente.

    e) La capacidad del autor del hechoilícito.

     A estos cinco requisitos clásicos, el pro-fesor René Abeliuk agrega un sexto requi-sito: La no concurrencia de una causal deexención de responsabilidad.1

    Se dice que las tendencias modernas han

    elaborado una nueva enumeración de losrequisitos de la responsabilidad extracon-tractual. Así, por ejemplo, el profesor HugoRosende Álvarez señala que los requisitosson los siguientes: i) El hecho del hombreque incluye también la omisión, cuando laabstención o la pasividad infringe un deberde actuar impuesto por la ley; o cuando,en ausencia de una prohibición legal, elhombre pudo representarse el daño y es-

    1  DESCHEUNAUX, HENRI, TERCIER , PIERRE, Laresponsabilité civile, 2ª edición, edición Staempfli etCie S.A., Berne, pág. 86.

    tando en condición de evitarlo sin riesgo,se mantiene pasivo y el hecho se efectúa);ii) la imputabilidad, que comprende lacapacidad y la culpa o el dolo; iii) la antiju-

    ridicidad de la conducta; iv) el daño; y v) larelación de causalidad entre el hecho y suconsecuencia dañosa.2 El profesor HernánCorral hace una clasificación bipartita de losrequisitos. Este autor señala que dentro delos requisitos debemos distinguir entre unpresupuesto general y los requisitos o ele-mentos del hecho particular que da origena la responsabilidad. El presupuesto generalo común de la responsabilidad extracon-tractual es la capacidad. Los elementos del

    hecho generador de responsabilidad sonlos siguientes: i) el hecho voluntario delhombre; ii) que ese hecho del hombre seailícito; iii) que el hecho sea antijurídico;iv) el daño; v) la relación de causalidadentre el hecho voluntario, ilícito y antiju-rídico con el daño causado a la víctima; y

     vi) la imputabilidad del agente.3Como podemos notar, los requisitos clá-

    sicos de la responsabilidad extracontractualhan evolucionado a nivel doctrinario. Esta

    evolución no sólo se refiere a su enumera-ción, sino también a los presupuestos decada uno de ellos. En principio se sostuvoque los elementos de la responsabilidadextracontractual eran la acción del hombre,la capacidad, la imputabilidad, el daño y elnexo causal entre la acción y el daño. Ac-tualmente, ya no se habla de la acción, sino

    2  TUNC, A NDRÉ, Les problèmes contemporains de laresponsabilité civile delictuelle , Revue de Droit Comparé,París, France, 1967, Nº 4, pág. 773.

    3  A BELIUK  M ANASEVIC, R ENÉ, Las obligaciones, Tomo I, 3ª edición, Editorial Jurídica de Chile,Santiago, 1993, pág. 176.

    C a p í t u l o V I I  

    REQUISITOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVILEXTRACONTRACTUAL

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    Tercera parte. Los delitos y cuasidelitos

    del hecho del hombre, y se incluye dentrode este requisito la omisión del hombrebajo ciertos presupuestos. Se exige queeste hecho del hombre sea antijurídico, loque significa que debe tratarse de accionesu omisiones jurídicamente prohibidas. Apartir de ello, se agregó como un segundorequisito de la responsabilidad extracon-tractual la antijuridicidad del acto. Algunossostienen que para que la acción u omisiónantijurídicas sean imputables, la personadel infractor debe ser capaz de cometerdelitos o cuasidelitos civiles. Otros señalanque la capacidad es el presupuesto generalde esta responsabilidad, a diferencia de losotros que constituirían elementos del hechoparticular del agente. Finalmente, se conti-núa hablando del daño y de la relación decausalidad. No obstante respecto de estosúltimos la doctrina ha variado considera-blemente en cuanto a los presupuestos decada uno de ellos.

    En los siguientes párrafos analizare-mos con profundidad cada uno de estosrequisitos.

    II. EL HECHO DEL HOMBRE

     A. GENER ALIDADES

    32. ExplicaciónPara configurar la responsabilidad civil

    extracontractual, llamada también res-ponsabilidad por actos ilícitos, se exige enprimer lugar la existencia de un hecho del

    hombre. El hecho se encuentra definidopor el Diccionario de la Real AcademiaEspañola como la acción u obra; la cosa quesucede, o bien como el asunto o materia deque se trata.4 Para los efectos de establecerlos requisitos de la responsabilidad extra-contractual, se ha entendido el hecho del

    4  R OSENDE Á LVAREZ, HUGO, “Algunos aspectosacerca de las nuevas tendencias sobre la responsabi-lidad civil extracontractual”, artículo publicado en laRevista de Derecho de la Universidad del Desarrollo , Nº 2,

     julio, 2000. En este mismo sentido R ODRÍGUEZ GREZ,P ABLO, Responsabilidad extracontractual, Editorial Jurí-dica de Chile, Santiago, 1999, págs. 115 y sgtes.

    hombre en la primera de estas acepciones.Es la acción del hombre la que, si concurrenlos demás requisitos, puede configurar laobligación de indemnizar a quien por esaacción hubiere sufrido un daño. Es por elloque encontramos autores que individualizaneste requisito como “la acción u omisióndel agente”.5

    El hecho que configura esta responsa-bilidad, debe ser un hecho del hombre.En palabras del profesor Pablo Rodríguez,“quien habla de un ilícito civil deberá en-tender comprometido el comportamientode la persona humana, aun cuando ellono sea más que el trasfondo del resultado

    dañoso. En la llamada responsabilidad porel hecho de las cosas o de los animales, laresponsabilidad se funda en la negligenciao en la creación de un riesgo derivados dela conducta humana”.6

    Pero para que el hecho del hombreconfigure la obligación de indemnizar,debe ser voluntario. En consecuencia, loshechos realizados por un sonámbulo nopueden configurar responsabilidad deeste tipo. Asimismo, para algunos, el caso

    fortuito no configura esta responsabilidadporque el hecho que causó el daño no fue voluntario. Para otros, la responsabilidad nose configura por no cumplirse el requisitode la imputabilidad.

    No cabe duda de que el hecho del hom-bre puede consistir en una conducta positivade la misma. Las acciones voluntarias delhombre sin duda alguna permiten configu-rar la misma. En un momento se discutió silas conductas omisivas, o sea, las omisiones

     voluntarias del hombre podían configuraruna responsabilidad de este tipo.Según señala el profesor Hugo Ro-

    sende Álvarez, “por regla general, nadieestá obligado a desarrollar una conductaactiva, sino en aquellos casos que la ley loordena”.7  ¿Cuándo ordena la ley alguna

    5  CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Lecciones de respon- sabilidad civil extracontractual, Editorial Jurídica deChile, Santiago, 2004, págs. 105 y 106.

    6  http://buscon.rae.es/draeI/, visitado en 21

    de agosto de 2007.7  CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Lecciones de responsa- 

    bilidad civil extracontractual, Editorial Jurídica de Chile,

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    Cap. VII. Requisitos de la responsabilidad civil extracontractual

    conducta activa? Lo hace por ejemplo enel artículo 2333, que confiere una acciónpopular para los casos de daño contingen-te o eventual causado por negligencia dealguien y que amenace a ciertas personas.Con todo, se señala que en todos aquelloscasos en que la ley obliga una conductaactiva o una acción a las personas, se señalaque la omisión voluntaria de ese deber deconducta podría hacer surgir la obligaciónde indemnizar a quienes resulten dañadaspor esa conducta.

    Pero fuera de los casos de infracción deobligaciones legales de conducta, ¿podríauna persona responder por su inacción?Expliquemos con un ejemplo. Mientrasleía un libro bajo el sol de la playa, donFrancisco Ovalle observó que una perso-na (don Andrés) se ahogaba en el mar.Observó también que era la única personaque notaba este hecho. No obstante, donFrancisco continuó su lectura, y observóque cinco minutos más tarde el salvavidascorrió al mar y rescató a quien se ahogaba.Producto del tiempo en que estuvo sumer-gido en el mar, don Andrés sufrió daños

    neurológicos considerables. ¿Podría don Andrés demandar al señor Ovalle por haberignorado el hecho de que se ahogaba? ¿Quédeber habría infringido el señor Ovalle parasostener que es responsable de los dañossufridos por don Andrés? La respuesta a estapregunta aun no es unánime. Si bien existeunanimidad en la doctrina en cuanto a quefuera de los casos en que exista mandatoexpreso de la ley, la omisión voluntariadebería en ciertas hipótesis configurar

    la responsabilidad civil extracontractual,no hay consenso en cuanto a las hipótesisen las cuales esta responsabilidad deberíaconfigurarse.

    Los profesores Hugo Rosende y PabloRodríguez sostienen que en los casos deomisión, para determinar los casos en queuna persona es obligada a indemnizar porlos daños que por esa omisión se produje-ron, debemos atender a dos elementos: i) la

    Santiago, 2004, págs. 112 a 117; A BELIUK  M ANASEVICH,R ENÉ, Las obligaciones, Tomo I, 3ª edición, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, págs. 180 y sgtes.

    representación del daño, y ii) la naturalezade la actividad que debe realizarse paraevitarlo, o sea, si habiéndose representadoel daño, está en condiciones de evitarlosin riesgo significativo.8 Así, en el casodel ejemplo, don Francisco Ovalle, al vera don Andrés sumergiéndose en el agua,pudo representarse el daño que sufriría;no obstante, debido a la fuerte corrientedel mar, no estaba en condiciones de sal-

     varlo si no era corriendo un fuerte riesgode ahogarse él mismo. El fundamento dela responsabilidad por omisión para estosautores es la obligación de solidaridad quetiene toda persona por el hecho de vivir ensociedad. Esta obligación es explicada porel profesor Rodríguez señalando que “todapersona, por el sólo hecho de vivir en lacomunidad civil, está obligada a adoptar lasprovidencias de mínimo riesgo para impedirque sus iguales experimenten perjuiciossusceptibles de evitarse.9

    Para el profesor Hernán Corral la res-ponsabilidad por omisión se configuracuando la omisión viola el “deber generalde cuidado que obligaba al agente a asumir

    una determinada conducta y éste no larealizó”.10 Para este autor, esta obligaciónde asumir determinada conducta en virtudde su deber general de cuidado está dadapor la posición de garante del agente, osea, por una posición determinada que loobliga a proteger a los demás. Esta posiciónde garante surge del vínculo de familia queliga al agente con la víctima, por una asun-ción voluntaria, por el control de peligrosque se encuentran en su propio ámbito de

    8  R ODRÍGUEZ GREZ, P ABLO, Responsabilidad ex- tracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,1999, pág. 119.

    9  R OSENDE Á LVAREZ, HUGO, “Algunos aspectosacerca de las nuevas tendencias sobre la responsabi-lidad civil extracontractual”, artículo publicado enla Revista de Derecho de la Universidad del Desarrollo ,Nº 2, julio 2000.

    10  R OSENDE Á LVAREZ, HUGO, “Algunos aspectosacerca de las nuevas tendencias sobre la responsabi-lidad civil extracontractual”, artículo publicado en laRevista de Derecho de la Universidad del Desarrollo , Nº 2,

     julio 2000. R ODRÍGUEZ GREZ, P ABLO, Responsabilidadextracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,1999, pág. 126.

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    dominio, o por sus deberes de control paracon la conducta de terceros.11 A la posiciónde garante, el profesor Corral agrega quees necesario que el autor no haya actuado,debiendo y pudiendo hacerlo sin gravemenoscabo para su propia persona.

    Como podemos ver, no difieren los auto-res en cuanto al requisito que sostiene queel agente está obligado a actuar en aquelloscasos en que pudo evitar un daño de untercero, sin que su acción lo colocara en elmismo riesgo. Pero esta exigencia es másamplia para los profesores Rosende y Ro-dríguez que sólo se limitan a esta exigencia.En cambio, el profesor Corral limita estedeber de cuidado a determinadas personas:a las que se encontraban en posición degarante respecto de la víctima. Analicemosesto con un ejemplo. La pequeña Antoniacomienza a ahogarse en una piscina. Siuna de las personas que se encontraba enel lugar pudo representarse el peligro queello generaba a la menor y estaba en con-diciones de salvarla, porque por ejemplosabía nadar, está obligada a hacerlo; si nadahace, de acuerdo a la tesis de Rodríguez y

    Rosende, será responsable de los daños quesu inacción hubiese ocasionado a la menor.En la posición de Corral, si esta personano tiene la posición de garante respectode la menor, no está obligada a rescatarla.Para Corral esta obligación surgiría, porejemplo, para sus padres, para el salvavi-das de la piscina, o bien para la persona aquien los padres confiaron el cuidado dela menor.

    LECTURA COMPLEMENTARIA Los textos incorporados en los núme-

    ros 33 y 34 fueron agregados como lecturacomplementaria. El objetivo es que losalumnos puedan profundizar respecto ados problemas específicos relacionados conel requisito que recién hemos estudiado.En primer lugar, analizaremos la posicióndel profesor Hernán Corral en cuanto atratar el caso fortuito como un hecho que

    11  R ODRÍGUEZ GREZ, P ABLO, Responsabilidad ex- tracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,1999, pág. 127.

    excluye la voluntariedad del que causa undaño. Y en segundo lugar, estudiaremosel análisis que este autor efectúa respectoal problema de la voluntariedad de laspersonas jurídicas.

    B. EL CASO FORTUITO COMOCAUSAL DE EXCLUSIÓN

    DE RESPONSABILIDAD POR FALTADE VOLUNTAD

    33. CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Leccionesde responsabilidad civil extracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,

    2004, págs. 114 a 116El caso fortuito es el imprevisto a que no esposible resistir (art. 45). A nuestro juicio,aunque el caso fortuito puede ser concep-tualizado como causal de exoneración deresponsabilidad por falta de antijuridicidad,o de culpa, o de nexo causal entre el hecho

     y el daño, lo más propio es ubicarlo comocausal de supresión de la voluntariedad delhecho. Es efectivo que cuando el daño seproduce por fuerza mayor o caso fortuitopuede decirse que no hay ilicitud, ni culpani tampoco causalidad. Pero no los hay por-que primeramente ha quedado suprimida la voluntariedad básica sobre la cual se edificatoda la construcción de la responsabilidad.Cuando un daño se produce por un casofortuito, en rigor no puede ser vinculadoa una voluntad humana.

    Se incluyen en el concepto de casofortuito o fuerza mayor no sólo los hechosnaturales (terremotos, incendios, naufra-gios), sino también actuaciones humanas.

     Así si a alguien lo empujan de un modoirresistible y cae sobre una vitrina de unatienda, estará exento de responsabilidad,porque ha sido materialmente utilizado(sin su voluntad) para causar un daño.Será en todo caso el instrumento perono el autor del perjuicio. En el supuestogeneral del caso fortuito deben quedar in-cluidas algunas causales de exención de la

    responsabilidad penal (aplicables tambiénal derecho civil), cuales son: causar un malpor mero accidente mientras realiza un

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    Cap. VII. Requisitos de la responsabilidad civil extracontractual

    acto lícito no negligente (art. 10 Nº 8 CP),obrar violentado por una fuerza irresistibleo impulsado por un miedo insuperable(art. 10 Nº 9 CP), e incurrir en una omisiónhallándose impedido por causa legítima oinsuperable (art. 10 Nº 12 CP).

    Se ha pensado que también hay casofortuito si los daños se producen por el cum-plimiento de una orden de una autoridadlegítima. Se sostiene que la orden debe pro- venir de la ley o de la autoridad pública, node autoridades privadas, como los padres,el patrón o el mandante.12 Pareciera que lorelevante no es la fuente de la autoridad,sino más bien el grado de coerción que

    conlleva, es decir, si es capaz de suprimir la voluntariedad del agente en la produccióndel daño. Esto raramente sucederá, ya quela mayor parte de las órdenes requierende una obediencia reflexiva. No obstante,el mandamiento del superior podría serconsiderado como causal de exclusión dela ilicitud por aplicación del art. 10 Nº 10del Código Penal, que exime de responsa-bilidad al que “obra en cumplimiento deun deber”.13

    Nuestra jurisprudencia ha fallado quelas características de irresistible e imprevistodel caso fortuito deben apreciarse objetiva-mente: “Ello implica que la imposibilidadde prever o resistir el acontecimiento debeser absoluta… la presentación de unadificultad que puede subsanarse por unhombre prudente jamás puede tener elcarácter de caso fortuito” (C. Concepción,7 de noviembre de 1985, RDJ , T. LXXXII,secc. 4ª, pág. 288). La misma sentencia

    requiere que el caso fortuito sea la causaúnica del daño y que no contribuya a élculpa del agente.

    La imprevisibilidad del resultado presen-ta serias dificultades para ser demostrada.Los tribunales suelen ser muy severos a lahora de analizar este requisito, llegándoseincluso a niveles que parecen extremos. Se

    12  CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Lecciones de res-  ponsabilidad civil extracontractual, Editorial Jurídicade Chile, Santiago, 2004, pág. 112.

    13  CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Lecciones de res-  ponsabilidad civil extracontractual, Editorial Jurídicade Chile, Santiago, 2004, págs. 112 y 113.

    ha fallado que es previsible para un conduc-tor el que, a altas horas de la madrugada, losdemás conductores no respeten las reglasdel tránsito, por cuanto “es posible preverun accidente del tránsito en un cruce deuna calle en horas de la madrugada, si nose maneja con sumo cuidado, ya que esde ordinaria frecuencia que a esa hora nosiempre se observen las normas del tránsitopor los conductores” (C. Sup., 12 de agosto1981, RDJ , T. LXXVIII, secc. 4ª, pág. 120).La Corte considera que tampoco concurrela inevitabilidad del resultado.

     Alessandri piensa que el caso fortuito noes eximente cuando hay responsabilidadobjetiva.14 Díez-Picazo y Gullón sostienenlo contrario.15 En verdad, en algunos casosde responsabilidad objetiva la misma leydispone su inaplicabilidad si el daño seproduce por eventos como guerras, sub-

     versiones, etc.

    C. EL PROBLEMADE LA RESPONSABILIDAD DE

    LAS PERSONAS JURÍDICAS

    34. CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Leccionesde responsabilidad civil extracontractual,Editorial Jurídica de Chile, Santiago,2004, págs. 116 y 117.

    Si se exige voluntad humana para generarresponsabilidad, surge el problema de laposibilidad de que respondan las personas

     jurídicas. Para la doctrina que ve en lapersona jurídica una mera ficción, no cabehablar de responsabilidad de ella, puesto

    que, al carecer de voluntad propia, no po-

    14  A LESSANDRI, A RTURO,  De la responsabilidadextracontractual en el Derecho Civil chileno, ImprentaUniversitaria, Santiago, 1943, Nº 524, pág. 604.

    15  HERVADA , J AVIER , Lecciones propedéuticas de Filo- sofía del Derecho, Eunsa, 3ª edición, Pamplona, 2000,págs. 279-280, sostiene en general que el ejecutor deuna orden injusta es coautor del daño junto con elque la impera, ya que no hay deber de obedecer unaorden ilegítima. Concordando con esta conclusión,en la práctica no siempre el subordinado tendrá

    elementos de juicio para calificar de injusta la ordendel superior. No siempre estará en condiciones delibertad para rehusar su cumplimiento.

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    Tercera parte. Los delitos y cuasidelitos

    dría incurrir en ilicitudes. La ficción sólopuede alcanzar los fines lícitos del ente. Losdaños ilícitos no pueden ser imputables ala persona jurídica, sino únicamente a laspersonas naturales que la integran, quetienen voluntad real, no fingida, y que porlo tanto pueden delinquir.

    Para la teoría de la realidad de la per-sona jurídica, ésta si tiene un espíritu yuna voluntad propia, y por lo tanto nopuede excluirse que a la voluntad del entecolectivo, manifestada de acuerdo con suforma de existir, le sea atribuido un dañoilícito que debe ser reparado con cargo alpatrimonio de la misma persona jurídica,

     y no al de sus integrantes individuales.En Chile, la responsabilidad civil extra-

    contractual de las personas jurídicas cuentacon un respaldo legal: el art. 39 CPP disponeque “Por las personas jurídicas respondenlos que hayan intervenido en el acto puni-ble, sin perjuicio de la responsabilidad civil queafecte a la corporación en cuyo nombre hubierenobrado”. En forma casi idéntica se expresa elart. 58 NCPP:16 “Por las personas jurídicasresponden los que hubieren intervenido

    en el acto punible, sin perjuicio de la respon- sabilidad civil que les afectare” .17Lo cierto es que la persona jurídica es

    más que una mera ficción legal, y aunquetambién sea exagerado absolutizar la rea-lidad de la personalidad técnica que sele atribuye, bien puede identificarse una voluntad colectiva generadora de un dañoque será imputable a la persona como tal,en la medida en que esté manifestada através de las personas naturales que actúan

    como representantes u órganos de la misma.Incluso respecto de la responsabilidad dela persona jurídica es posible hablar de he-chos voluntarios, y se mantiene la exigenciade la voluntariedad como elemento de laresponsabilidad civil extracontractual.

    En Chile la posibilidad de que las perso-nas jurídicas puedan delinquir civilmente

    16  A LESSANDRI, A RTURO,  De la responsabilidadextracontractual en el Derecho Civil chileno, ImprentaUniversitaria, Santiago, 1943, Nº 521, pág. 603.

    17  DÍEZ-PICAZO, LUIS y GULLÓN, A NTONIO, Sistemade Derecho Civil, Tecnos, 4ª edición, Madrid, 1983,pág. 628.

    ha sido aceptada sin cuestionamientos porla doctrina y jurisprudencia tradicionales,a través de la recepción de la teoría delórgano como contrapuesta a la de la repre-sentación (C. Sup., RDJ , T. XCVI, secc. 1ª,pág. 192). Recientemente, sin embargo,se ha hecho ver que ambas teorías se ba-san en una ficción de voluntad y que si laresponsabilidad por culpa es básicamenteimputación de culpabilidad, las personas

     jurídicas, no siendo seres humanos, nopueden responder. Como no se quiereextraer la consecuencia de que las perso-nas jurídicas sean liberadas de soportar elcosto de los daños ilícitos que causen, sepretende que, a falta de responsabilidadpor culpa, se explique su imputación comouna suerte de responsabilidad objetiva opor la actividad desarrollada en el giro dela persona jurídica.18

    PREGUNTAS Y EJERCICIOS 

    1. ¿Qué requisito debe cumplir el acto hu- mano para que se configure la responsabilidadcivil extracontractual? 

    2. ¿Considera usted que la omisión puedeconfigurar responsabilidad civil extracontrac- tual? 

    3. Si su respuesta anterior fue afirmativa,¿cuáles son a su juicio los requisitos que debecumplir la omisión para configurar esta respon- sabilidad? 

    2. ¿Por qué sostiene el profesor Corral que elcaso fortuito no es eximente de imputabilidad sinoque exime de responsabilidad por no concurrirel requisito de la acción humana? 

    III. LA IMPUTABILIDAD

     A. GENER ALIDADES

    35. ExplicaciónClásicamente se ha sostenido que para

    que surjan las obligaciones emanadas deun delito o cuasidelito civil, el hecho del

    18  Nota del autor: Cuando el profesor Corralhabla de NCPP, alude al nuevo Código ProcesalPenal.

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    Cap. VII. Requisitos de la responsabilidad civil extracontractual

    hombre debe ser imputable (o reprocha-ble). La imputabilidad es un requisito dela responsabilidad extracontractual en lossistemas de responsabilidad subjetiva, comoel nuestro.

    Este requisito significa que para que surjala responsabilidad delictual o cuasidelic-tual, el hecho voluntario del hombre debeprovenir de su culpa o dolo. Si el hecho

     voluntario no proviene de la negligenciao del dolo del agente, no dará origen a laresponsabilidad que estudiamos.

    Este requisito se desprende de lo estable-cido en el artículo 2284, cuyos incisos 3º y4º definen lo que para nuestra legislacióncivil se entiende como delito y cuasidelito.La norma señalada, en su inciso primero,establece que las obligaciones que se contraensin convención, nacen o de la ley, o del hechovoluntario de una de las partes. El inciso 3ºde dicha norma establece que si el hecho esilícito, y cometido con intención de dañar, cons- tituye un delito. Luego, establece el inciso 4ºque si el hecho es culpable pero cometido sinintención de dañar, constituye un cuasidelito. Este requisito se encuentra reafirmado en el

    artículo 2329, ubicado en el título referentea los delitos y cuasidelitos civiles. Señalaesta norma que por regla general todo dañoque pueda imputarse a malicia o negligenciade otra persona, debe ser reparado por ésta. Sibien ninguna de las normas citadas hablapropiamente de dolo y culpa, ellos debendeducirse de los términos empleados porel legislador.

    El dolo se encuentra definido en elartículo 44 inciso final del Código Civil

    como la intención positiva de inferir injuria ala persona o propiedad de otro . El dolo se refie-re por tanto a actos positivos tendientes acausar un daño a un tercero. Esta definiciónconcuerda plenamente con el requisitoque habla del hecho ilícito y cometidocon intención de dañar, señalado en elartículo 2284; y concuerda además con lamalicia, señalada en el artículo 2329.

    La culpa podría ser definida como lafalta de la diligencia o cuidado debidos

    para la realización de ciertos actos.El dolo es constitutivo de delito civil, y la culpa es constitutiva de cuasidelito.

    Esta distinción sólo se realiza para efectosde determinar si la responsabilidad derivade delito o cuasidelito civil. En cuanto alos efectos, éstos serán los mismos. Ya seaque el hecho sea doloso o culpable, la res-ponsabilidad por los delitos y cuasidelitosciviles es la misma. Una vez configurada lafuente que dio origen a la obligación deindemnizar, la obligación será la misma,

     ya sea que la fuente sea un delito o uncuasidelito civil. Como señala el profesor

     Abeliuk, “salvada esta separación, no hayotras entre éste y aquél, y no es mayor laresponsabilidad en el caso de dolo que enel de la culpa, pues su intensidad se midepor el daño y no por la actuación del agen-te”.19 Es por ello, porque los efectos de uno

     y otro son los mismos, que las doctrinastienden a señalar que la responsabilidadpor delito o cuasidelito civil debería serdenominada “responsabilidad por loshechos ilícitos”.

    El profesor Corral señala algunos casosen que la distinción entre delito o cuaside-lito civil es relevante. Los casos señaladospor el profesor Corral son los siguientes:

    “1º) En materia de accidentes del trabajo:la Ley Nº 16.744 exceptúa los accidentesdel trabajo “producidos intencionalmentepor la víctima” (art. 5º).20

    2º) Las cláusulas de irresponsabilidadno proceden respecto del acto cometidopor dolo (delito).

    3º) Es posible asegurarse contra el riesgoproveniente del propio cuasidelito (salvoculpa lata); pero no del propio dolo: Segúnel art. 552 CCom, se prohíbe al aseguradorconstituirse en responsable de los hechospersonales del asegurado.21

     A estas diferencias cabe añadir otras:4º) Sólo en caso de dolo se autoriza la

    demanda contra el tercero, que sin ser autor

    19  Es obvio que la expresión “que les afectare”se refiere a las personas jurídicas.

    20  A EDO, CRISTIÁN, El daño moral en la responsabili- dad contractual y extracontractual, Libromar, Valparaíso,2001, pág. 121.

    21  A BELIUK  M ANASEVICH, R ENÉ, Las obligaciones, Tomo I, 3ª edición, Editorial Jurídica de Chile, San-tiago, 1993, pág. 176.

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    Tercera parte. Los delitos y cuasidelitos

    o cómplice del delito, ha recibido provechode la actuación dolosa (art. 2316).

    5º) En ciertos ilícitos típicos se exige eldolo, por lo que se descarta la responsabi-

    lidad por culpa (incluso grave): así sucedecon el consejo malicioso (art. 2119) y con la venta de cosa inexistente (art. 1814)”.22

     Analizaremos a continuación el dolo y laculpa como elementos de imputabilidad enla responsabilidad civil extracontractual.

    B. EL DOLO. GENERALIDADES

    36. Explicación

    Como señalamos anteriormente, el dolose encuentra definido en el artículo 44inciso final del Código Civil como la inten- ción positiva de inferir injuria a la persona o

     propiedad de otro . El dolo es una instituciónque recorre todo el Código Civil. Lo estu-diamos en la teoría de los actos jurídicos, apropósito de los vicios del consentimiento(art. 1458). Lo estudiamos dentro de laresponsabilidad contractual por incumpli-miento, como agravante de responsabilidad

    (art. 1558). Toca ahora estudiarlo comoun presupuesto del delito civil. En todosestos casos hemos definido el dolo como la

    22  Nota del autor: La Ley Nº 16.744 que establecenormas sobre accidentes del trabajo y enfermedadesprofesionales, establece en su artículo primero laobligación de los empleadores de contratar un segurosocial sobre accidentes del trabajo y enfermedadesprofesionales. El artículo 5º, citado por el autor, se-ñala cuáles serán las contingencias que dicho segurodeberá cubrir. Para ello señala una definición legal delos accidentes de trabajo. Señala como excepción a laobligación de la empresa aseguradora de cubrir estascontingencias en los casos de accidentes producidospor fuerza mayor “extraña que no tenga relaciónalguna con el trabajo”, y luego los “accidentes produ-cidos intencionalmente por la víctima”. Esta últimahipótesis es la que señala el profesor Corral. Ella serefiere a los casos en que por el dolo de la víctima sehaya producido un accidente que le causare daño.Pensamos que esta hipótesis excluye la responsabi-lidad de indemnizar en razón de que no se trata deuna acción del empleador, más que tratar el dolocomo causal de imputabilidad, la exclusión tiene la

    razón lógica de que el daño causado no se debió alhecho voluntario del empleador, lo que implicaríaque no ha nacido su obligación de indemnizar.

    intención de causar un daño a un tercero.Este tercero puede ser una contraparte enlos actos jurídicos; un acreedor, cuandopor dolo se incumple una obligación; ola víctima, en el delito civil. En cada unode estos casos, la regla es que el dolo nose presume; por lo mismo, quien lo alegadebe probarlo. Así lo señala el artículo 1459en cuanto al dolo como vicio del consenti-miento, norma que se ha hecho aplicablea todos los casos de dolo.

    Se sostiene que el dolo debe apreciarsein concreto , esto es, según las circunstanciasdel agente. Como señala el profesor Abe-liuk, “el dolo se aprecia in concreto , según lascircunstancias del actor, ya que incluye unelemento psicológico: la intención, el deseode causar el daño, cuya prueba correspon-derá siempre al demandante”.23 Puesto quela prueba de esta intención puede resultardificultosa para la víctima, en general ellaintentará probar la culpa del agente.

    C. DELIMITACIONES DEL CONCEPTODE DOLO

    LECTURA COMPLEMENTARIA Los textos incorporados en los núme-

    ros 37 y 38 fueron agregados como lecturacomplementaria. La finalidad es que losalumnos profundicen lo ya señalado respec-to del dolo en materia de responsabilidadextracontractual y conozcan algunas delimi-taciones que doctrinariamente se han dadoal dolo como requisito del delito civil.

    37. R ODRÍGUEZ GREZ, P ABLO, Responsabili- dad extracontractual, Editorial Jurídicade Chile, Santiago, 1999, págs. 163 a172 (fragmento).

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    En suma, nuestra posición puede sinte-tizarse en la siguiente forma:

    23  A LESSANDRI R ODRÍGUEZ, A RTURO,  De la res-  ponsabilidad extracontractual en el Derecho Civil chileno, Imprenta Universitaria, Santiago, 1943, pág. 15;

    citado por CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Lecciones deresponsabilidad civil extracontractual, Editorial Jurídicade Chile, Santiago, 2004, pág. 208.

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    Cap. VII. Requisitos de la responsabilidad civil extracontractual

    El dolo en cuanto intención positiva deinferir injuria a la persona o propiedad deotro se satisface siempre que el autor delhecho (acción u omisión) se encuentre ensituación de: a) Prever racionalmente elresultado dañoso, por lo menos como pro-bable (lo cual supone descubrir la cadenacausal que desemboca en la consecuenciadañosa); b) Aceptar este resultado y, porlo mismo, asumir que el perjuicio obedecea esa y no a otra acción complementaria oconjunta; y c) Estar en situación de optarpor una conducta opuesta que excluya eldaño.

    Suponer que el dolo es el resultadodel obrar maligno de un desconformadocerebral que procura el mal por el mal nonos parece posible. Son muy escasos, si loshay, los actos de esta especie. Quien actúadolosamente, por lo general persigue unbeneficio propio que pasa por el dañoque experimenta el tercero, el cual no sequiere, pero se acepta en función de aquelbeneficio.

    En el fondo, nuestro planteamientodesplaza el elemento central contenido

    en la definición de dolo, de la intención a la representación racional y aceptación del resultado dañino, lo cual aparece másajustado a la realidad y amplía su campode aplicación al objetivizar los elementosen que se descompone.

     A todo lo anterior debe agregarse, aún,una condición objetiva de existencia. Nohay dolo en materia civil si no concurreefectivamente el daño patrimonial. De aquíque podamos afirmar que el análisis de este

    elemento subjetivo se realizará a partir delperjuicio y como causa de él.En Chile don Arturo Alessandri Rodrí-

    guez sostiene una posición radicalmenteopuesta a la nuestra:

    “Hay dolo cuando el autor del hecho uomisión obra con el propósito deliberadode causar daño, cuando el móvil de la ac-ción o abstención, el fin que con ella per-sigue, es precisamente dañar a la personao propiedad de otro. Si el autor del hecho

    u omisión no quiso el daño, si el móvil desu conducta no fue causarlo, sino otrodiverso, aunque haya podido preverlo o

    haya obrado a sabiendas de que su acciónu omisión debía originar el daño, no haydolo. No basta la conciencia  de que se puedacausar un daño, es menester la intenciónde dañar (artículo 2284). La intención,según el sentido natural y obvio de estapalabra, es la determinación de la voluntadhacia un fin, el deseo de ver realizada unadeterminada consecuencia”.24 Creemos queesta concepción, fundada en el tenor literalde la norma, es insostenible. Mantener elconcepto de dolo congelado en el marcoestricto del significado de las palabras delartículo 44 del Código Civil importaríafrenar el desarrollo de la interpretacióndestinada a renovar el derecho.

    No puede desatenderse, creemos noso-tros, que el dolo (en la medida que éste seaconsiderado como la intención positiva dedañar) se alberga, por consiguiente, en elfuero interno de la persona, de lo cual sesigue que resulta imposible probarlo contrala voluntad del hechor. Esto explica que elCódigo Penal, en su artículo 1º, contengauna presunción general de dolo, a partir dela voluntariedad del acto. Esta presunción,

    por cierto, no existe en el derecho civil.Lo que señalamos demuestra la necesidadinsoslayable de objetivizar, en alguna medi-da, el dolo civil, lo cual se logra, por la víainterpretativa, por el hecho de desplazar laintencionalidad pura a la representación

     y la certeza o probabilidad del resultado.Ninguna duda puede asistirnos sobre quede esta manera damos a la ley una interpre-tación finalista que se afinca en la voluntad

     y el espíritu de la ley.

    Quien ejecuta una conducta, así sea unaacción u omisión, conociendo la cadenacausal que desemboca en un resultadodañino y, a ciencia y conciencia, acepta elresultado, generalmente en función de unbeneficio propio, no puede ser tratado enel derecho sino como un sujeto “maligno”,como dice la doctrina francesa, que causa eldaño voluntariamente. En el mundo moder-no, la sola posibilidad de causar un daño es

    24  CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Lecciones de res-  ponsabilidad civil extracontractual, Editorial Jurídicade Chile, Santiago, 2004, pág. 208.

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    Tercera parte. Los delitos y cuasidelitos

    un antecedente suficiente para imponer alautor la más drástica sanción social.

    Como puede constatarse, el problemaque queda planteado dice relación con elelemento distintivo del dolo. Hasta este mo-mento, tradicionalmente en el campo delderecho civil se ha puesto énfasis en la inten-ción de dañar. Nuestra posición desplaza elelemento rector del dolo a la previsibilidaddel daño, su representación consciente ysu aceptación, en función, generalmente,de un lucro o beneficio patrimonial queno corresponde legítimamente al autordel daño. De esta manera queda abierta laposibilidad de que la víctima del dolo pueda

    acreditar, mediante el examen de la cadenacausal, la posibilidad de que el autor se hayarepresentado el resultado, siguiendo de ellola aceptación de la consecuencia dañosa.

    La posición que sustentamos tiene, cree-mos nosotros, pleno asidero en el texto denuestro Código Civil. El artículo 1558, altratar del incumplimiento doloso, estableceque “si no se puede imputar dolo al deudor,sólo es responsable de los perjuicios que seprevieron o pudieron preverse al tiempo

    del contrato; pero si hay dolo, es respon-sable de todos los perjuicios que fueronuna consecuencia inmediata o directa deno haberse cumplido la obligación o dehaberse demorado su cumplimiento”.Parece evidente, en consecuencia, queel dolo para nuestro legislador va inclusomás allá de la previsibilidad en materia deperjuicios contractuales, ya que se haceresponsable de todos los perjuicios previstosal deudor que incurre en culpa. Nótese que

    esta disposición se refiere a los perjuiciosque se siguen del incumplimiento, no alincumplimiento mismo. Ante esta regla,resulta evidente que el incumplidor obradolosamente cuando se representa (prevé)que su conducta causará daño.

    38. CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Leccionesde responsabilidad civil extracontractual,Editorial Jurídica de Chile, Santiago,2004, págs. 209 y 110 (fragmento).

    Tradicionalmente se ha sostenido que eldolo civil implica un animus nocendi, es

    decir, un ánimo específico de causar unperjuicio o daño a otro; intención que noexige el dolo penal. La jurisprudencia haseñalado que sólo hay dolo civil cuandohay una manifestación de voluntad enca-minada a causar daño (C. Sup., 3 de marzode 1927, RDJ , T. XXV, secc. 1ª, pág. 117).De esta manera, tampoco se aplicaría enderecho civil el llamado dolo eventual delderecho penal. Alessandri, en este sentido,llega a sostener que “Si el actor del hechou omisión no quiso el daño, si el móvilde su conducta no fue causarlo sino otrodiverso, aunque haya podido preverlo ohaya obrado a sabiendas de que su acciónu omisión debía originar el daño, no haydolo”.25

    Esta posición es, a nuestro juicio, criti-cable. Se basa en una interpretación dema-siado apegada al texto literal de los arts. 44

     y 2284, que hablan de intención de inferirdaño o intención de dañar. El concepto dedolo es uno solo: la conciencia de hacer loinjusto. Injuria en el art. 44 debe tomarseen este sentido: de obrar contra derecho.Si existe esta intención general, haya o no

    ánimo específico de causar daño tambiénen materia civil. Basta, en consecuencia,que el sujeto se haya representado comoposible el resultado lesivo y lo haya querido,aunque a su pesar, como resultado directode su acción (es lo que los penalistas llamandolo eventual para distinguirlo del dolodirecto).26 Si el autor, en cambio, lo haprevisto como posible, pero lo ha rechaza-do pensando que el evento dañoso no seproducirá, habrá culpa o negligencia. Otra

    cosa es que para que surja la obligaciónde indemnizar no sea suficiente con laconciencia del autor de obrar ilícitamen-te, sino que su hecho haya causado dañoefectivamente.

    25  A BELIUK  M ANASEVICH, R ENÉ, Las obligaciones,Tomo I, 3ª edición, Editorial Jurídica de Chile, San-tiago, 1993, pág. 176.

    26  A LESSANDRI R ODRÍGUEZ, A RTURO,  De la res-  ponsabilidad extracontractual en el Derecho Civil chileno, Imprenta Universitaria, 1943, págs. 97 y 98; citado

    por R ODRÍGUEZ GREZ, P ABLO, Responsabilidad extra- contractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,1999, pág. 166.

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    Cap. VII. Requisitos de la responsabilidad civil extracontractual

    Según Monateri, lo que sucede es queel dolo admite gradaciones como la culpa.

     Así, el dolo puede ser entendido como la voluntad de provocar un específico dañoa una específica persona (animus nocendi) ,la voluntad de provocar un daño genéricoo, finalmente, la mera conciencia de laeficacia dañosa de los propios actos.27 Enocasiones, la ley exigirá un dolo específico,es decir, con intención de provocar un pre-ciso daño, como sucedería con los llamadosactos emulativos, es decir, aquellos actosamparados por el derecho de propiedad,pero que el dueño realiza sólo para dañara un tercero.28

    PREGUNTAS Y EJERCICIOS 

    1. ¿Qué entiende usted como imputabili- dad? 

    2. ¿Por qué cree usted que la imputabilidades requisito de la responsabilidad extracontrac- tual? 

    3. ¿Cuándo el hecho dañoso es imputable? 4. En materia de responsabilidad extracon- 

    tractual, ¿cuál es la regla general, la imputabi- lidad o la inimputabilidad del acto? 

    5. ¿Cómo define el Código Civil al dolo?¿Cómo interpreta usted esta definición? 

    6. ¿Concuerda usted con los autores de queel dolo va más allá de los puros actos positivos?¿Qué requisitos considera usted que deben cum- 

     plirse para considerar que el agente actuó condolo? 

    7. Investigue los conceptos penales de doloeventual y culpa con representación. ¿Podríanestos conceptos ser aplicados para determinar laimputabilidad del agente en materia civil? 

    27  A LESSANDRI R ODRÍGUEZ, A RTURO,  De la res-  ponsabilidad extracontractual en el Derecho Civil chileno, Imprenta Universitaria, 1943, pág. 163; citado porCORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Lecciones de responsabili- dad civil extracontractual, Editorial Jurídica de Chile,Santiago, 2004, pág. 209.

    28  R ODRÍGUEZ, P., Responsabilidad extracontractual ,Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1999, pág. 165,señala como elementos del dolo “la previsibilidadracional del resultado dañoso y la aceptación delmismo”. Más que previsibilidad (que es un conceptoa apreciarse en abstracto) debiera hablarse de efec-

    tiva previsión: el autor previó el resultado, aunquesólo como posible, y aceptó su acaecimiento parael caso de suceder.

    D. LA CULPA 

    a) Culpa aquiliana. Concepto.Delimitación

    39. ExplicaciónEstablecer un concepto de culpa extra-

    contractual resulta difícil. La razón es que,como veremos, las normas de responsabi-lidad extracontractual señalan que sólodeben indemnizarse daños que provengande la culpa o negligencia del agente, sinseñalar a cuál de las clases de culpas civilesse refieren.

    Sabemos que el artículo 44 del CódigoCivil establece una definición legal de laculpa. Más que una definición unitaria, loque encontramos es una triple definiciónde la culpa. El artículo 44 clasifica la culpaen tres especies distintas; cada una de ellasimplica un cuidado mayor, y en cada casodefine la culpa a partir de ese nivel de cuida-do. Se habla de una gradación de la culpa,donde la que implica un mayor cuidadoes la culpa levísima, definida por el legis-lador civil como la falta de aquella esmerada

    diligencia que un hombre juicioso emplea en laadministración de sus negocios importantes. Enlos casos en que la ley señala que el agentedebe responder de ese grado de culpa, seentiende que responde de todas las demás, y que en consecuencia el cuidado que debeprestar debe ser precisamente el que un hom- bre juicioso emplea en la administración de susnegocios importantes. Luego, se requiere uncuidado menor cuando la ley señala que sedebe responder de culpa leve. La culpa leve

    está definida como la falta de aquella diligencia y cuidado que los hombres emplean ordinariamenteen sus negocios propios. Y, finalmente, el gradode culpa que requiere un cuidado menor esla llamada culpa grave, que se define como laque consiste en no manejar los negocios ajenos conaquel cuidado que aun las personas negligentes yde poca prudencia suelen emplear en sus negocios

     propios. En los casos en que la ley señala queel obligado responde de ese grado de culpa,la diligencia que se exige es menor. Se exige

    aquel grado de diligencia que aun las personasnegligentes y de poca prudencia suelen emplearen sus negocios propios.

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    Esta gradación de la culpa adquiereplena aplicación en la responsabilidadcontractual. Así lo desprendemos delartículo 1547, que obliga a emplear en laejecución del contrato un grado de dili-gencia distinto, dependiendo del interésque genere el contrato a las partes. Peroen materia extracontractual, cuando laley habla de culpa, en ningún momentoseñala la especie de culpa que genera laobligación de indemnizar. Si analizamosel Título XXXV del Libro IV del CódigoCivil, que regula la responsabilidad extra-contractual, son muy pocos los artículosque hablan de culpa propiamente tal, elresto utiliza la voz negligencia en lugar deculpa. En aquellos casos en que el legisla-dor sí utiliza la palabra culpa, en ningúnmomento indica cuál de sus especies esla que genera responsabilidad. Ello hallevado a sostener que el grado de culpaque se exige es la culpa leve. Se dice estoporque el artículo 44 del Código Civil en suinciso 3º señala que culpa o descuido, sin otracalificación, significa culpa o descuido leve. Seseñala a partir de esta norma que la regla

    general en materia de culpa es la leve. Si laregla general es la culpa leve, puesto que ellegislador no ha calificado expresamenteotro grado de culpa, se entendería que esesa la culpa que se exige. Pero esa no es ladoctrina actual, donde los autores han pre-tendido dar una delimitación distinta a laculpa extracontractual. Es por ello que hayautores que hablan de culpa contractual,que es aquella señalada en el artículo 44,

     y que admite gradaciones; y la distinguen

    de la culpa extracontractual o aquiliana,buscando una delimitación que permitaestablecer en qué momento el agente obracon culpa.

    El elemento común de todas las defini-ciones de culpa es la negligencia, o falta dediligencia del que realiza el hecho dañoso.La negligencia está definida por la Real

     Academia Española como “descuido, faltade cuidado”.29 Esta definición concuerda

    29  MONATERI, PIER  GIUSEPPE, La responsabilità civile(Trattato di Diritto Civile dir. Rodolfo Sacco) , Utet, Torino,pág. 129; citado por CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Lec- 

    con las culpas señaladas por el Código Civil.Se dice que la culpa nace de la negligencia,la imprudencia o la impericia. En efecto,como señala el profesor Hernán Corral,“no hay distinción en nuestro derechoentre los conceptos de culpa, negligenciao imprudencia (…) entre nosotros, losconceptos de negligencia e imprudenciano son sino formas de referirse a la culpa.El art. 2329 lo señala al poner frente a lamalicia (dolo) la noción de “negligencia”como sinónimo de culpa. Además, el art. 44habla de culpa grave o “negligencia” gravecomo términos intercambiables”.30 El pro-fesor Pablo Rodríguez, citando a CarlosGhersi, señala que se pueden caracterizar“estos tres conceptos en la siguiente forma:a) Negligencia. Esta cara de la culpa impli-ca una conducta omisiva: la persona hacemenos de lo que correspondería hacer. Deesta forma, habrá negligencia cuando, porejemplo, un abogado no estudió lo suficien-te el expediente al contestar la demanda, oun profesor no preparó adecuadamente suclase”.31 Como podemos notar, para estosautores la negligencia dice directa relación

    con la conducta omisiva del agente, esto es,con la infracción de un deber de conducta,infracción debida a la inacción del agenteen todas aquellas situaciones en que su obli-gación era precisamente actuar de la formaesperada. Estos autores distinguen de lanegligencia la imprudencia. La imprudenciaes para ellos alguno de los elementos quepueden dar origen a la culpa del agente.Señalan que la imprudencia “sería casi elinverso a la negligencia, dado que aquí

    existe un actuar positivo: la persona hacemás de lo que tendría que haber hecho.Como ejemplo de imprudencia, se puede

    ciones de responsabilidad civil extracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004, pág. 210.

    30  MONATERI, PIER  GIUSEPPE, La responsabilitàcivile (Trattato di Diritto Civile dir. Rodolfo Sacco) , Utet,Torino, págs. 133-140; citado por CORRAL T ALCIANI,HERNÁN, Lecciones de responsabilidad civil extracon- tractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004,

    pág. 210.31  http://buscon.rae.es/draeI/ visitado en 27

    de agosto de 2007.

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    Cap. VII. Requisitos de la responsabilidad civil extracontractual

    señalar a los conductores que circulan agran velocidad en zonas de mucho tránsito.

     A la imprudencia también se la denominaculpa inconsciente”.32 En otras palabras, laimprudencia consiste en efectuar accionesque van más allá de lo permitido por lanorma. Finalmente, para estos autores laculpa también nace de la impericia. Defi-nen la impericia como aquellos casos enque “no se actúa con la capacidad técnicasuficiente para realizar determinadas acti-

     vidades. Esta cara de la culpa se encuentraíntimamente relacionada con la mala praxisprofesional”.33

    b) Determinación de la culpa

    40. A BELIUK  M., R ENÉ , Las obligaciones,Tomo I, 3ª edición, editorial Jurídicade Chile, Santiago, 1993, págs. 176 ysgtes. (fragmento).

    Para apreciar la culpa existen en doctrinados concepciones que reciben, respecti-

     vamente, las denominaciones de culpaobjetiva o en abstracto, y de culpa subjetiva

    o en concreto. La primera asignación noes aconsejable, pues puede inducir a erroren relación a la responsabilidad objetiva

     y subjetiva, distinción que se funda en laconcurrencia de culpa como requisito dela indemnización.

    En la culpa en abstracto se compara laactitud del agente a la que habría tenidoen el caso que ocasiona daño una personaprudente expuesta a la misma situación, osea, se adopta un tipo ideal y se determina

    cómo habría éste reaccionado.En la responsabilidad en concreto o sub-

     jetiva, se procede, al igual que en el dolo, adeterminar la situación personal del sujetomismo al tiempo del accidente.

    32  CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Lecciones de res-  ponsabilidad civil extracontractual, Editorial Jurídicade Chile, Santiago, 2004, pág. 216.

    33  GHERSI, C ARLOS, Teoría general de la reparaciónde daños, Editorial Astrea, 1997, págs. 109 y 110.

    Citado por R ODRÍGUEZ GREZ, P ABLO, Responsabilidadextracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,1999, pág. 179.

    En nuestra legislación es indudable quese adopta el primer criterio, y el sujeto idealde comparación es el buen padre de familia,según el concepto del art. 44.

    41. CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Leccionesde responsabilidad extracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,2004, págs. 212 y 213.

    La culpa debe apreciarse en abstracto, estoes, comparando la conducta del agente conla que habría observado un hombre pru-dente, el “buen padre de familia”, que es elparadigma de hombre medio cuidadoso queutiliza el art. 44. El análisis no se hace “en

    concreto”, o sea, según las circunstanciasexclusivamente personales del agente o susdisposiciones psicológicas o anímicas. Peroeste análisis en abstracto debe ser relativi-zado para ponerlo acorde con el nivel deespecialización de las actividades riesgosasque existen en las sociedades modernas.Pensamos que el prototipo de hombreprudente con el que se debe contrastar elactuar del agente debe ser el que corres-ponde al hombre prudente promedio de la

    actividad en la que se desempeñó el actorpara causar el daño. Así, por ejemplo, si elautor es un médico, el hombre prudentemedio deberá ser un médico de la mismaespecialidad. Si el autor es un conductorde autobuses, su conducta deberá ser com-parada con lo que se exige a un conductordel mismo tipo de máquinas.

    Esta consideración de factores más indivi-dualizados no convierte la apreciación de laculpa in concreto , como parece pensar Rosso,

    quien sostiene con buenos argumentos lainaplicabilidad del art. 44 a la responsabili-dad extracontractual y defiende la completalibertad del juez para determinar la culpaen esta materia.34 El actuar del agente y suscircunstancias personales debe compararsecon un arquetipo (promedio o modelo deconducta), sólo que con mayores rasgos

    34  GHERSI, C ARLOS, Teoría general de la reparaciónde daños, Editorial Astrea, 1997, págs 109 y 110. Ci-

    tado por R ODRÍGUEZ GREZ, P ABLO, Responsabilidadextracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,1999, pág. 179.

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    Tercera parte. Los delitos y cuasidelitos

    especificadores que el de un hombre me-dio cualquiera. Como ya sostenía Chironi,la apreciación de la culpa extracontractualsegún un modelo de conducta (buen padrede familia) no excluye la posibilidad deincluir en el análisis algunas circunstanciasparticulares del agente: “el tipo de compa-ración del hombre diligente o diligentísimodeberá referirse a la figura abstracta de unapersona en el mismo estado o condición delagente, de su grado de cultura y educacióncivil”.35 Hemos de precisar sin embargo queestas circunstancias singularizadas debenser generalizables en una cantidad inde-terminada de personas (por ejemplo, unaenfermera, un zapatero, etc.), pues de locontrario caeríamos en una determinaciónen concreto de la culpa.

    c) Prueba de la culpa

    42. A BELIUK  M., R ENÉ , Las obligaciones,Tomo I, 3ª edición, Editorial Jurídicade Chile, Santiago, 1993, págs. 176 ysgtes. (fragmento).

    Por regla general la culpa extracontractualdeberá probarla la víctima. En materiacontractual, el art. 1.547, inc. 3º, disponeque “la prueba de la diligencia o cuidadoincumbe al que ha debido emplearlo”, loque equivale a decir que dicha clase deculpa se presume, pues el deudor debeprobar que no ha incurrido en ella.

    No existe norma semejante en materiaextracontractual, por lo cual correspondeaplicar las reglas generales en materia de

    prueba; de acuerdo al art. 1698, toca acre-ditar la existencia de la obligación a quienla alega. La víctima que cobra indemniza-ción sostiene que ha existido de parte deldemandado un acto u omisión doloso oculpable que le causa daño, por lo cual estáobligado a la reparación, o sea, afirma laexistencia de una obligación, para lo cual

    35  GHERSI, C ARLOS, Teoría general de la reparaciónde daños, Editorial Astrea, 1997, págs. 109 y 110.

    Citado por R ODRÍGUEZ GREZ, P ABLO, Responsabilidadextracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,1999, pág. 179.

    deberá acreditar que concurren los requi-sitos legales para que ella tenga lugar, suselementos constitutivos, uno de los cualeses la culpa o el dolo. Es uno de los puntos,como decíamos, que hacen dificultoso parala víctima obtener su reparación.

    La prueba no tiene restricciones, comoque se trata de probar hechos, y puederecurrirse a las presunciones, a los testigos,a la confesión, peritajes, etc., sin limitaciónalguna.

    En relación con esta materia nos deten-dremos en los siguientes puntos de interésen los números que siguen a éste:

    1. Teoría de las obligaciones de pru-

    dencia o resultado, y 2. Presunciones de culpa.

     A. Teoría de las obligaciones de prudencia y de resultado 

    La doctrina y jurisprudencia francesashan establecido una distinción entre lasllamadas obligaciones determinadas o deresultado, y obligaciones generales de pru-dencia y diligencia o de medios.

    En las primeras, la obligación es concre-ta: el deudor debe obtener un resultado de-terminado, y así el vendedor ha de entregarla cosa vendida en la época convenida. Enotros casos, en cambio, el deudor se obligaa poner de su parte la diligencia necesaria,a conducirse con prudencia para obtener elresultado deseado, pero no a conseguir éste.El ejemplo más corriente es el de ciertosprofesionales, como el médico, quien no seobliga a mejorar al enfermo, sino a prestar

    toda su diligencia para conseguirlo; comoel abogado, para ganar el pleito que se leha encomendado, etc.

    Como consecuencia de esto, en elprimer caso el deudor ha incurrido enincumplimiento si no se ha producido elresultado prometido, en el ejemplo, en-tregar lo vendido en el día señalado, y enel segundo, si no ha prestado los cuidadosprudentes y diligentes para buscar y obtenerel resultado buscado. Puede que este no se

    produzca, pero no por ello está incumplidala obligación, siempre que se haya puestotoda la diligencia para conseguirlo.

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    Cap. VII. Requisitos de la responsabilidad civil extracontractual

    La importancia de la clasificación es-triba precisamente en materia de prueba,porque en las obligaciones de resultado elacreedor nada debe probar, pues al deudorde ellas le corresponde acreditar que seobtuvo el resultado prometido, y si él noha tenido lugar, que no hubo culpa suya enese hecho. En cambio, en las obligacionesde medios no basta establecer que no seobtuvo el resultado, o sea, en los ejemplos,se murió el paciente, se perdió el pleito,sino que el deudor no se ha comportadocon la diligencia o prudencia necesarias, yesta prueba corresponde al acreedor.

    En relación con la materia que estu-diamos, las obligaciones contractuales sonnormalmente de resultado; sin embargo,la responsabilidad profesional es normal-mente contractual, pero la culpa, según ladoctrina en examen, corresponde probarlaal acreedor.

    En materia extracontractual, se haestablecido, a la inversa, la existencia deobligaciones de resultado en relación a laresponsabilidad por el hecho de las cosas.El guardián de ellas está obligado a impedirque la cosa produzca daño a terceros, y side hecho los produce, a él le correspondeprobar que no fue por culpa suya.

    La importancia estriba, pues, en que lapresunción de culpa no opera únicamente y siempre en materia contractual, sino queen una y otra responsabilidad es precisodistinguir según si la obligación infringidaes de medios, en que el peso de la pruebacorresponde al acreedor, o de resultado, enque el deudor deberá probar su ausenciade culpa.

    Entre nosotros la distinción no resultaaceptable pues la disposición del art. 1547presume la culpa contractual sin hacerdiferencias y no es posible sostener laexistencia de obligaciones de resultado ex-tracontractuales, pero es digna de tomarseen cuenta en una futura modificación delCódigo, pues contiene una gran parte derazón desde un punto de vista teórico.

    B. Presunciones de culpa 

    Si la prueba de la culpa es uno de los ele-mentos que dificultan la obtención de la re-

    paración, el legislador ha tratado de paliarlaestableciendo presunciones de culpabilidadpara ciertos y determinados casos.

    Cuando veamos la responsabilidad porel hecho ajeno y de las cosas, veremos queella constituye una presunción de culpa ytambién en materia de accidentes causadospor vehículos motorizados existen algunaspresunciones de culpa.

    En relación con esta materia se ha discu-tido el alcance del art. 2329. El precepto ensu inciso 1º dispone que “por regla generaltodo daño que pueda imputarse a malicia onegligencia de otra persona, debe ser repara-do por ésta”. Y agrega a continuación: “son

    especialmente obligados a esta reparación”,enumerando tres casos que veremos al tratarlos hechos ilícitos en particular.

    Para muchos, hay una mera reiteraciónen el inciso 1º del artículo citado de lanorma del art. 2314, que impone al queha cometido un delito o cuasidelito laobligación de repararlo,36 pero el señor Alessandri37 ha sostenido que hay una pre-sunción de responsabilidad por el hechopropio “cuando el daño proviene de un

    hecho que, por su naturaleza o por las cir-cunstancias en que se realizó, es susceptiblede atribuirse a culpa o dolo del agente”. Sefunda este autor:

    1º. En la ubicación del precepto, acontinuación de las presunciones de res-ponsabilidad por el hecho ajeno y de lascosas;

    2º. La redacción de la disposición, pueshabla del daño que “pueda” imputarse y noque “sea” imputable, esto es, basta que sea

    racional y lógico entender que ha habidoculpa, y 

    36  R OSSO, GIAN FRANCO, El buen padre de familiacomo criterio de apreciación de la culpa y su aplicación ala responsabilidad cuasidelictual , en AA.VV., Derecho dedaños , LexisNexis, Santiago, 2002, págs. 3 y siguien-tes, en especial págs. 38 y sigtes. Citado por CORRAL T ALCIANI HERNÁN, Lecciones de responsabilidad civilextracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,2004, pág. 213.

    37  CHIRONI, G. P., La culpa en el Derecho Civil mo- derno, Tomo I, trad. A. Posada, Madrid, Reus, 1907,

    pág. 145. Citado por CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Lec- ciones de responsabilidad civil extracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004, pág. 213.

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    Tercera parte. Los delitos y cuasidelitos

    3º. Los casos del precepto, que sostieneson por vía ejemplar y suponen por sí solosla demostración de culpa.

    Con toda la autoridad de la opiniónantes señalada, discrepamos de ella, puesnada hay en el precepto realmente quepermita sostener una presunción de cul-pa, cuyos exactos alcances no se llegan aprecisar en la ley.

    Existen también algunas presunciones dederecho de culpabilidad; podemos citar en elCódigo el art. 2327, para el daño causado porun animal fiero de que no se reporta utilidadpara la guarda o servicio de un predio, y elart. 2321, referente a la responsabilidad delos padres por los hechos ilícitos de sus hijos

    menores si reconocidamente provienen demala educación o hábitos viciosos que leshan dejado adquirir.

    Finalmente, advirtamos que no es lomismo presunción de culpa que responsa-bilidad objetiva, pues en el primer caso elautor del daño puede eximirse probando sufalta de culpa, mientras que como ésta noes elemento de la responsabilidad objetiva,semejante prueba no lo libera de ella. Encambio, la presunción de derecho es equi-

     valente en sus efectos a la responsabilidadobjetiva, pues precisamente no se admiteprueba de falta de culpa.

    LECTURA COMPLEMENTARIA 

    El texto incluido en el Nº 43 fue agre-gado como lectura complementaria, demodo que los alumnos puedan conocerel concepto de responsabilidad sin culpa,

     y la forma en que ella ha sido recogida ennuestra legislación civil.

    d) Responsabilidad sin culpa

    43. CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Leccionesde responsabilidad civil extracontractual,Editorial Jurídica de Chile, Santiago,2004, págs. 218 a 225.

    LOS FUNDAMENTOS DE LARESPONSABILIDAD SIN CULPA 

    En el derecho contemporáneo existensectores de responsabilidad en los que el

    elemento de la culpabilidad no forma partede la estructura del deber de reparar: Setrata de la llamada responsabilidad objetiva,que recibe dicho nombre por prescindir delos contenidos subjetivos (dolo o culpa) delmodelo clásico. En el common law  se hablade strict liability.

    Pero se ha advertido que, aunque laculpa no desempeñe en estos casos el rolde justificación de la responsabilidad, esnecesario que algún otro concepto la susti-tuya de manera de evitar una atribución deresponsabilidad discrecional y que puedeaparecer como arbitraria e injusta. Surgenentonces propuestas sobre factores de impu-tabilidad diversos de la culpa que podríanreemplazar el rol justificatorio que ejercela culpa en el régimen tradicional.

    Los factores propuestos son los siguien-tes.38

    a) La teoría del riesgo-beneficio 

    Según esta teoría, la responsabilidadtendría su fundamento y justificación enel aprovechamiento pecuniario de unaactividad riesgosa o susceptible de causar

    daños. El responsable no es el que actúacon culpa, sino aquel que es beneficiadopor la producción del riesgo que determinóel resultado dañoso.

    La teoría ha sido acogida como funda-mento de la legislación sobre accidentes deltrabajo y para la responsabilidad objetivade otras actividades productivas riesgosas.Pero ha sido considerada insuficiente,por no alcanzar los casos en los que elaccidente se produce como consecuencia

    de una actividad que no reporta beneficioeconómico.

    b) La teoría del riesgo creado o agravado 

    Según esta teoría, la responsabilidadpuede justificarse no en el provecho eco-nómico o pecuniario que se reporta de unaactividad riesgosa, sino en el simple hechode haber generado un riesgo particular ohaber agravado un riesgo ya existente. En

    38  Por vía de ejemplo, RDJ , T. 3, secc. 1ª, pág. 60;RDJ , T. 29, secc. 1ª, pág. 549.

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    Cap. VII. Requisitos de la responsabilidad civil extracontractual

    el fondo, se presume que quien generaun riesgo lo hace porque le reporta algúnbeneficio, aunque no sea de carácter ma-terial o económico.

    Entre nosotros, Pablo Rodríguez aceptaesta teoría, pero sólo como fundamentopara la imposición legislativa de una res-ponsabilidad objetiva excepcional.39

    La teoría no está exenta de críticas, prin-cipalmente porque de aceptarse de manerageneralizada, al ser todas las actividadeshumanas potencialmente riesgosas, existiríauna inhibición del actuar humano que res-tringiría la libertad y coartaría el surgimien-to de actividades que, aunque peligrosas,necesitan desarrollarse en beneficio de lasociedad, y que con la carga de responderobjetivamente por todos los perjuicios nopodrían llevarse a cabo. Así, puede sostenerseque si el transporte aéreo hubiera tenido quecargar desde sus comienzos con el gravamende responder objetivamente de todos losdaños, el rubro de la aviación comercial nohabría podido desarrollarse.

    Otras construcciones se distancian de lateoría del riesgo creado para fundamentar

    la objetivación de la responsabilidad sobre labase de una pretendida “culpa social”, quese daría por el solo hecho de transgredirciertas normas positivas, o de una “obliga-ción de garantía”, que se traduciría en underecho a la seguridad de toda víctima quele permite reclamar la indemnización de losdaños sufridos a aquel que está en mejorposición para soportar el costo del daño.

    Se objeta a todas estas teorías el que ig-noran los fundamentos moralizadores que

    tiene todo sistema de responsabilidad, y quelo distancian de los modelos públicos deseguridad social. Prescindir completamen-te de la culpa en la generación del daño,incluso del comportamiento imprudentede la misma persona dañada, no parecesostenible si se desea mantener un sistemade reparación de daño que responda a lasinstituciones sociales compartidas sobre lo

     justo y lo injusto.

    39  A LESSANDRI R., A RTURO, De la responsabilidadextracontractual en el Derecho Civil chileno, Ediar Editores,Santiago, 1983, págs. 292 y sigtes.

    c) Las teorías mixtas 

    Frente a las dificultades de las teoríasobjetivadoras, se ofrecen teorías sincréticasque tienden a ver en la culpa y el riesgo los

    dos factores de imputabilidad de la respon-sabilidad. Entre estas corrientes existenalgunas que ponen en una posición equi-

     valente ambos factores de imputación, sinque ninguno de ellos tenga preeminenciasobre el otro, pero tal solución es criticadapor falta de certidumbre sobre los casosno expresamente contemplados en lasnormas.40 Otros piensan que el criterio deimputación subjetiva (culpa) debe conside-rarse el fundamental, aunque no exclusivo.

    El fundamento del riesgo funciona de ma-nera excepcional para ciertas materias, enlas cuales, por razones de política legislativa,se hace inconveniente la adopción de losenfoques culpabilísticos.

    Esta última parece ser la posición másaceptada y más sensata, en el estado actualde nuestro derecho. Como hemos dicho,la responsabilidad debe conservar su vín-culo nutricio con la intencionalidad delagente. Los paliativos de la responsabilidad

    objetiva son importantes y necesarios, perodeben cubrir sólo áreas en las que dicharesponsabilidad es factible, y siemprepermaneciendo como referente general ymecanismo supletorio el de la responsabi-lidad por culpa.

    LA SECTORIZACIÓN DE LARESPONSABILIDAD SIN CULPA Y SU ACOTAMIENTO LEGAL

    La responsabilidad sin culpa ha dejadode ser, en la actualidad, un modelo deresponsabilidad que aspire a sustituir alcriterio de la negligencia. La recepciónlegal del modelo ha sido fragmentaria ysectorizada. En ciertos ámbitos de acti-

     vidades especialmente riesgosas se handictado normas sobre responsabilidad porculpa presunta o por riesgo creado; por

    40  Señala el autor en una nota a pie de página

    que en este punto sigue la exposición de CONCEP-CIÓN R ODRÍGUEZ, JOSÉ LUIS, Derecho de daños, Bosch,2ª edición, Barcelona, 1999, págs. 19 a 21.

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    Tercera parte. Los delitos y cuasidelitos

    ejemplo, por daños empresariales al medioambiente, productos defectuosos, acciden-tes de circulación, navegación marítima oaérea, daños por actos terroristas y otrosde naturaleza similar.

    Por ello se señala que la llamada res-ponsabilidad objetiva no es un sistemamonolítico, sino más bien un género de-finido por una circunstancia negativa: laprescindencia de la culpa para fundar laimputación, pero que comprende un nú-mero variable de tipos o especialidades quese caracterizan por la concurrencia mayoro menor de otros factores de imputación, yque deben su creación y aplicación a ciertosector de la actividad social y a la decisióndel legislador.41

     Además de su aplicación sectorial, el mo-delo de la responsabilidad objetiva suele sermoderado con ciertas formas de limitaciónde responsabilidad. Se mencionan entreellas la tarificación o limitación del montode la indemnización reclamable, la conside-ración de causas especiales de exoneración,la constitución de fondos de limitación deresponsabilidad o de garantía y la obligato-

    riedad en la constitución de seguros.LA RECEPCIÓN DE LA

    RESPONSABILIDAD SIN CULPAEN EL SISTEMA CHILENO

     Al seguir la tendencia del derechoextranjero, la legislación y jurisprudencianacional han experimentado una evoluciónhacia una progresiva aplicación de criteriosdiversos a los de la culpa subjetiva parafundar la obligación de reparar un daño

    injusto. Se va abriendo paso, aunque conreticencias, la idea de una responsabilidadobjetiva, sin culpa o con culpa presunta,respecto de ciertos sectores acotados en losque parece inconveniente poner de cargode la víctima el probar la negligencia dealguno de los agentes que intervienen enla producción del daño.

    41  R ODRÍGUEZ GREZ, P ABLO, Responsabilidad extra- contractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1999,

    pág. 195. Citado por CORRAL T ALCIANI, HERNÁN, Lec- ciones de responsabilidad civil extracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004, pág. 219.

    Estas zonas de responsabilidad por riesgoo sin culpa son admitidas a veces expresa-mente por los textos legales. Más allá de eso,la interpretación que la jurisprudencia hacede las normas relativas a la responsabilidadpor el hecho de los dependientes parececonfigurar una responsabilidad que ya nose funda únicamente en la culpa o negli-gencia individual, sino en el riesgo creadopor ciertas actividades empresariales.

    No obstante, hay que reconocer quela regla general y el prototipo de res-ponsabilidad en nuestro ordenamientocontinúa siendo el de la responsabilidadpor culpa.

    Sobre la responsabilidad objetiva o sinculpa, se ha juzgado que no es la reglageneral de nuestro sistema de responsa-bilidad (cfr. C. Stgo., 9 de marzo de 1987,GJ  1987, Nº 8, págs. 48-49).42 La respon-sabilidad objetiva “no puede establecersecon una interpretación extensiva de lasnormas legales, pues por ser de carácterexcepcional, debe establecerse en formaexpresa” (C. Stgo., 31 de enero de 1002,RDJ , T. LXXXIX, secc. 2ª, pág. 13). Es decir,

    en nuestro sistema no puede haber objeti- vación de la responsabilidad por analogíao interpretación judicial, siendo necesariala intervención del legislador. En los casosdudosos, habrá de seguirse el criterio de laresponsabilidad subjetiva.

    LOS REGÍMENES DE LARESPONSABILIDAD SIN CULPA 

    Existen ya varios ejemplos en la legisla-ción chilena en los cuales claramente se ha

    aceptado la responsabilidad sin culpa. Lamayor parte de ellos puede justificarse enla teoría del riesgo-provecho, o en la delriesgo creado.

    Los casos más representativos de esta for-ma de responsabilidad son los siguientes:

    42 Es la tesis de Josserand. Un resumen de lascríticas a estas teorías puede verse en Y USEFF Q UI-ROS, GONZALO,  Fundamentos de la responsabilidadcivil y la responsabilidad objetiva , La Ley, Santiago,2000, págs. 199 y siguientes. Citado por CORRAL 

    T ALCIANI, HERNÁN, Lecciones de responsabilidad civilextracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,2004, pág. 220.

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    Cap. VII. Requisitos de la responsabilidad civil extracontractual

    1º. Responsabilidad por daños causadospor animales fieros: El art. 2327 contiene unclaro caso de responsabilidad objetiva al hacerresponsable de los daños causados por unanimal fiero que no es útil para la guarda oservicio de un predio, aun cuando no hubiereculpa, al dueño o tenedor del animal.

    2º. Responsabilidad por daños causadospor vehículos motorizados: La Ley Nº 18.290en su art. 174 dispone que el propietariode un vehículo motorizado es responsablesolidario con el conductor de los daños operjuicios que se ocasionan con motivo deluso del vehículo, sin que pueda excusarseprobando falta de culpa. Las únicas causalesde exoneración son que el vehículo haya sidousado sin su conocimiento o autorización.

    3º. Responsabilidad por daños causa-dos en aeronaves: El Código Aeronáuticocontempla una suerte de responsabilidadobjetiva con límites de indemnización paradaños que sufran los pasajeros, la carga oterceros en la superficie (arts. 142 y ss. y155 y ss.).

    4º. Responsabilidad por daños nuclea-res: La Ley Nº 18.302 establece un régimen

    de responsabilidad objetiva para el explo-tador de una instalación o establecimientonuclear (arts. 49 y ss.).

    5º. Responsabilidad por daños en laconstrucción: EL art. 18 de la Ley Generalde Urbanismo y Construcciones (D.F.L.Nº 458, de 1975, modificado por la LeyNº 19.472) establece la responsabilidad delpropietario vendedor por los daños que pro- vengan de fallas o defectos de construcción.Se trata de una responsabilidad objetiva,

    pero este primer responsable puede repetircontra el constructor o profesional que hayacausado la anomalía constructiva.

    6º. Responsabilidad por derrames dehidrocarburos: La Ley de Navegación,D.L. 2222, de 1978, contempla una res-ponsabilidad objetiva o sin culpa para eldueño, armador u operador de una nave oartefacto naval que produce el derrame odescarga de hidrocarburos u otras sustanciascontaminantes (art. 144).

    7º. Responsabilidad por daños causadospor medios de comunicación social: Encuanto la Constitución atribuye una res-

    ponsabilidad solidaria a los propietarios,editores, directores y administradores delmedio de comunicación social a través delcual se comete un delito contra la honrao la vida privada de la persona, consagrauna suerte de responsabilidad objetiva,aunque fundada en la comisión de un ilícitopunible (que requiere dolo) (art. 19 Nº 4,inc. 2º Const.).

    Hay casos en los que la responsabilidad,si bien tiende a la objetivación, supone to-davía alguna relación con el concepto deculpabilidad. Es lo que sucede con la res-ponsabilidad del Estado, municipalidades yorganismos públicos: existen disposicioneslegales que obligan a las municipalidades,a los organismos de la Administracióno al Fisco, en sus casos, a responder porla suspensión indebida de un medio decomunicación (art. 16 Ley Nº 12.297),por los accidentes que son consecuenciadel mal estado de las vías públicas o de suseñalización (art. 174 Ley Nº 18.290), opor los daños que provengan de una “faltade servicio” (art. 44 Ley Nº 18.575). Hayautores que defienden la responsabilidad

    objetiva del Estado sobre la base de reglas yprincipios constitucionales, pero su posiciónes controvertible.

    En otras ocasiones la ley contempla unapresunción de culpa, que admite comodefensa la prueba de que el autor actuócon la diligencia debida. Así sucede conlos daños causados al medio ambiente(Ley Nº 19.300, art. 52) o por productosoficialmente declarados peligrosos (LeyNº 19.496, art. 47).

    Se mencionan también como casos deresponsabilidad objetiva los contempladosen la Ley General de Servicios Eléctricos(D.F.L. Nº 4, de 31 de agosto de 1959, LeyNº 18.091, de 1981, y D.F.L. Nº 1, de 1982)en relación con las indemnizaciones a lasque tiene derecho el propietario del terre-no afectado por este tipo de servidumbres(art. 68, D.F.L. Nº 1, de 1982). Algo similarparece suceder con las indemnizacionesordenadas por el Código de Minería en

    relación con la facultad de catar y cavar, y deconcesiones de exploración y explotación(arts. 14, 16 3ª, 18, 113 y 116 del Código de

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    Minería), o con las servidumbres constitui-das en beneficio de la explotación minerasobre el predio superficial (arts. 19, 122 y123 del Código de Minería). Todo ello enconformidad con el principio manifestadopor el art. 14 de la Ley Nº 18.097, OrgánicaConstitucional sobre Concesiones Mineras,en el sentido de que el concesionario estáobligado a indemnizar el daño que causeal propietario del terreno o a otros conce-sionarios “con ocasión de los trabajos queejecute”. Asimismo, el art. 21 del Códigode Minería impone al Estado el deber dereparar los perjuicios que cause el ServicioNacional de Geología y Minería con ocasión

    de sus trabajos de geología. El D.L. 3.557,de 1981, que establece disposiciones sobreprotección agrícola, dispone, por su parte,diversas normas sobre la responsabilidadcuando se producen perjuicios por la rea-lización de actividades relacionadas conla prevención y el tratamiento de plagas(arts. 8º, 11, 12, 36 y 45). Se limita la indem-nización al monto del daño emergente cau-sado cuando se trata de daños provocadospor trabajos realizados por el S.A.G., o por

    terceros designados por éste (art. 8º). A nuestro juicio, es discutible que estoscasos –a los que podrían añadirse las indem-nizaciones que prescribe el Código Civilpor la imposición de servidumbres legales(arts. 847, 848, 850)– sean propiamentede responsabilidad objetiva, porque nosparece que no son supuestos de auténticaresponsabilidad, ya que falta el requisitode la ilicitud del daño. Por el contrario, setrata de intervenciones en el patrimonio de

    terceros que son autorizados por la ley. Laindemnización que se prescribe por tantono tiene su fundamento en la responsabi-lidad civil, sino en la afectación lícita dederechos o lo que Díez-Picazo denomina“indemnizaciones por sacrificio”.

    PREGUNTAS Y EJERCICIOS 

    1. ¿En qué se diferencia el delito y el cuasi- delito civil? 

    2. En materia de responsabilidad extracon- tractual, ¿es relevante la clasificación entre delito y cuasidelito? 

    3. La culpa extracontractual, ¿admite gra- dación? 

    4. ¿Cuáles son las causales que eximen deculpa extracontractual? 

    5. Lea el siguiente caso hipotético:  Don Heriberto Domínguez a raíz de sus

    múltiples deudas intenta suicidarse lanzándosedesde su departamento ubicado en el cuarto pisode un inmueble capitalino. A su pesar fracasó ensu intento, ya que el impacto fue amortiguado

     por una mujer que en ese momento transitaba por la calle, la que resultó con una fractura ensu cadera.

    Responda las siguientes preguntas: a) ¿Es imputable a don Heriberto la fractura

    sufrida por la mujer? b) ¿De qué causal de imputabilidad se tra- 

    taría? 

    44. JURISPRUDENCIA 

    EMPLEADOS DE CASTAGNETO HNOS. CONBANCO RÉGULO VALENZUELA Y CÍA.

    Corte de Apelaciones de Santiago, 21de agosto de 1940.43

    En el juicio seguido por los empleados

    de Castagneto Hnos. con el Banco Régulo Valenzuela y Cía. se dictó el siguiente fallo,por una de las Salas de la Corte de Apela-ciones de Santiago:

     Vistos: Reproduciendo la parte expositiva y considerando 11 de la sentencia apelada y teniendo presente:

    ILa cuestión que en esta causa se debate

    consiste en determinar si por la circuns-tancia de que el Banco Régulo Valenzuela

     y Cía. al solicitar la quiebra de la firmaCastagneto Hermanos, cometió respectode los empleados que esta sociedad huboque despedir en virtud de su estado defalencia, un cuasidelito civil;

    43  R EGLERO C AMPOS, L. FERNANDO, Conceptosgenerales y delimitación , en Rulero, L. Fernando(coord.), Tratado de responsabilidad civil,  Aranzadi,Navarra, 2002, págs. 196 y 197. Citado por CORRAL 

    T ALCIANI, HERNÁN, Lecciones de responsabilidad civilextracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago,2004. pág. 221.

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    Cap. VII. Requisitos de la responsabilidad civil extracontractual

    II Antes de estudiar la materia que aquí

    se propone, es menester sentar algunoshechos que dicen relación con ella:

    a) Por escritura de 1º de agosto de1929, ante el Notario Valenzuela Vargas,el citado Banco Régulo Valenzuela y Cía. ylos señores Emilio, Juan y Silvio Castagnetosometieron a la resolución del árbitro donOsvaldo Koch, con la calidad de arbitrador,todos los asuntos y dificultades actualmenteexistentes entre los comparecientes, asuntos y dificultades originados de las operaciones,actos y contratos realizados entre ellos ydemás obligaciones de cualquier índole

    habida entre los mismos; agregando queel árbitro determinará, entre otras cosas,el saldo líquido que resulte de esas opera-ciones y obligaciones, tomando en cuentatodos los créditos que puedan hacerse valer,etc.;

    b) La sociedad Castagneto Hnos. fuedeclarada en quiebra por auto de 24 deagosto de 1931; la que fue repuesta porresolución de una de las Salas de estaCorte de Apelaciones, de 16 de diciem-

    bre de 1932. Interpuestos los recursos decasación en la forma y en el fondo contraeste fallo, estos fueron rechazados por laExcma. Corte Suprema, quedando, enconsecuencia, ejecutoriada la sentenciaque repuso la quiebra de la mencionadafirma;

    c) Los señores Castagneto dedujeroncontra el Banco Régulo Valenzuela y Cía. de-manda sobre indemnización de perjuicios,fundados en el derecho que les confiere elartículo 39 de la Ley de Quiebras, juicio aque se puso término por transacción cele-brada entre las partes, según escritura de7 de mayo de 1936, ante el Notario MairaCastellón; y 

    d) Por sentencias ejecutoriadas se decla-ró prescrita la acción interpuesta por losdemandantes, sobre cobro de las indem-nizaciones por años servidos, desahucioe imposiciones del fondo de retiro, por

    haber transcurrido más de seis meses desdela fecha en que fue declarada en quiebradicha sociedad;

    IIIPlanteada como queda la cuestión sub

    litis, será preciso ahora estudiar si en nuestraley sustantiva se contempla la responsabi-

    lidad civil sin culpa y cuál es el verdaderoprincipio que ha informado a nuestroCódigo al consignar el Título XXXV sobrelos delitos y cuasidelitos.

    Desde luego, es menester decir que laculpa, elemento esencial del cuasidelito, sefunda, en nuestro derecho, en la responsa-bilidad subjetiva. Lo mismo que en la Ley

     Aquilia, de donde aquel título arranca suorigen.

    La ley romana, como la nuestra, mira,

    ante todo, la responsabilidad del sujeto. Siéste al ejecutar un acto incurre en culpa,descuido o negligencia, es responsablede él y está obligado a la indemnizacióncorrespondiente.

    En el cuasidelito civil, ocioso es expre-sarlo, no se hace la discriminación que esnecesario efectuar en otros casos, entreculpa grave, leve y levísima; pues la ley enesta parte ha sido mucho más simple y haprevisto sólo la culpa en sí, la actividad

    del individuo sin las diferenciaciones máso menos sutiles que en otro orden civil laley establece;

    IV En el artículo 2320 de nuestro Código

    Civil se consigna el principio general sobrela culpa, al expresarse que “toda persona esresponsable no sólo de sus propias acciones,sino del hecho de aquellos que estuvierena su cuidado”.

    Es cierto que la ley impone responsabi-lidad a una persona por un hecho ajeno,siempre que el que lo ejecuta estuviere a sucuidado; pero el inciso final de aquel pre-cepto agrega que “cesará la obligación de esapersona si con la autoridad y el cuidado quesu respectiva calidad le confiere y prescribe,no hubiere podido impedir el hecho”.

    De tal manera que aquí, como enotras disposiciones de ese título, se estáconsagrando expresamente la teoría de

    la culpa.En el artículo 2319, al decirse que “noson capaces de delito o cuasidelito los

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    Tercera parte. Los delitos y cuasidelitos

    menores de siete años ni los dementes