Gustavo Bueno - El Individuo en La Historia

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HISTORIACOMENTARIO A UN TEXTO DE ARISTTELES.

POTICA 1451be donde se deduce que la Historia no es Ciencia (o Filosofa), sino, acaso, descripcin (crnica) de lo que hizo o le pas, por ejemplo, a Alcibades. Sabemos que el camino aristotlico es de largo recorrido y que, atravs de los siglos, nos conduce a teoras de la ciencia que podemos considerar todava actuales. Por ejemplo, a la teora de E. Durkheim, que culmina en la oposicin entre Sociologa e Historia "esa especie de saco en el que se meten todos los actos humanos juzgados ms

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superficiales y a la vez ms casuales" ( 11 ) o la propia teorfa de Levi-Strauss sobre la distincin entre el punto de vista lgico y el punto de vista histrico. La animacin conjunta contenida en la resolucin aristotlica equivale tambin formalmente a la negacin de cualquiera de las alternativas de las negaciones A o B. Ahora bien: Cuando negamos la conjuncin de las premisas de Aristteles (una negacin que ser obligada, modus tollens, por todo aquel que pretenda defender el carcter cientfico de la Historia, es decir, por todo aquel que no est dispuesto a aceptar la conclusin anstotUca) ser posible, al menos, reconocerle a la Historia su carcter de ciencia. Y ello de tres modos segn tres caminos o vas que habr que agregar a la va aristotlica (puesto que 1 (A A B) (T A A1B) equivale al trilema (AAl B)V(1 AAB)v V(1AA1B). Segunda va (A A 1 B). La ciencia se ocupa de lo universal, pero la Historia no se ocupa de lo individual, al menos en un sentido exclusivo. La Historia se mantiene, principalmente, en el trato con lo universal y, en consecuencia, en cuanto Historia nomottica, la Historia puede ser considerada como una discq>lina cientfica. Esta es la va, sin duda, ms frecuentemente transitada hoy por quienes mantienen la consideracin de la Historia como una ciencia. Tercera va, (1AAB). La Historia se ocupa de lo individual en un sentido preferente, y an exclusivo (B), pero ello no saca a la Historia de la "repblica de las ciencias", puesto que se considera necesario admitir la posibilidad de ciencias en tomo a lo individual (en oposicin de la primera tesis aristotlica). Sern las ciencias histricas, precisamente, la encamacin ms pura de las ciencias idiogrficas. Es la "metodologa de lo singular" aquel concepto que permitira emancq>ar a las ciencias histricas de la dictadura de las ciencias naturales; la metodologa que, depurada, permitir que la Historia encuentre su verdadero camino como ciencia y no se confunda, por ejemplo, con la Sociologa ( 1 2 ) . Cuarta va ( 1 A A 1 B ) B 1 ( A V B ) . Ni la ciencia se ocupa de lo universal (al menos en su sentido exclusivo) ni la Historia, en el mismo sentido, se ocupa de lo individual. Es tesis que puede interpretarse de modos diversos: elegiremos aqu los ms obvios, los que de algn modo incluyen la posibilidad de un compromiso entre lo nomottico y lo idiogrfico. Un compromiso que asegure a la Historia una situacin comparable a la de las otras ciencias, incluidas las ciencias naturales. S. Las cuatro opciones, as expuestas, lejos de presentrsenos como opciones independientes, se nos muestran totalmente conectadas, mediante la negacin, hasta d punto de que puede decirse de todas ellas que forman un "sistema polmico". No solamente el planteamiento aristotlico (A AB) es l mismo la negacin (polmica) de la cuarta va 1 ( 1 AV1B); tambin, por ejemplo, la tercera va (1AAB) contiene de algn modo la negacin de la segunda 1(A VIB) y recprocamente. Estos esquemas formales y puramente "abstractos" de las relaciones entre las tesis formantes del sistema polmico cobran un inters inusitado cuando advertimos que,

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precisamente en su estado de abstraccin, estn presidiendo, en gran medida, el curso de muchas polmicas historiogrfcas (polmicas entre los propios historiadores de ocio) en tomo a los objetivos del trabajo histrico cientfico. Cuando, como ejemplo eminente, despus de la segunda guerra mundial, y en virtud de la influencia de historiadores franceses (Braudel, la revista Annales, etc.) comenz a perder terreno la concepcin idiogrfica de la Historia (junto con la propia "Historia evenemencial") desarrollada en la primera mitad de nuestro siglo en los crculos neokantianos alemanes (que, a su vez, alimentaban sus doctrinas gnoseolgicas sobre el factum de la historiografa rankeana), la alternativa que se ofreci fue, de algn modo, la vuelta la concepcin nomottica de la Historia, la orientacin de la metodologa histrica verdaderamente cientfica "hacia lo universal", en estrecha colaboracin (las "constantes" de Simiand) por tanto, con la Sociologa nomottica y con las diversas disciplinas necesarias para aproximarse al ideal de una Historia total (13 ). Seguramente que esta vuelta "a lo universal" no fue impulsada nicamente por motivos lgico-formales. El desvo de lo individual tendra que ver con la nueva ideologa socialista o marxista (o, simplemente, democrtica) que pona en el centro de la historia antes a las masas (o a las clases sociales, o incluso a los grupos) que a los individuos. Aunque estos individuos fuesen los hroes de la Historia poltica o los genios de la Historia de la Ciencia o del Arte. Pero lo que aqu nos interesa es el hecho de que estas diferencias materiales e ideolgicas se encontrasen, en el momento de su formulacin lgica, con la alternativa aristotlica entre el individuo y lo universal. Y, as, se haca consistir a la "historiografa aristocrtica" o "burguesa" en su inters por el kroe individual (gnoseolgicamente, en su inters por la Biografa.) Y lo que se entenda por universal era, en realidad, el conjunto de procesos sociales, culturales o polticos en los cuales el individuo enclasado, quedara difuminado (como si las masas que asaltaron la Bastilla o el Palacio de Invierno no fueran, histricamente hablando, tan individualizadas como Mirabeau o Lenin). Queremos pues ir a parar al siguiente "diagiu5stico": que las frmulas lgicas (gnoseolgicas) que actan en las discusiones internas de los propios historiadores son, con frecuencia asombrosa, mucho ms abstractas y rgidas de lo que cabra esperar por parte de quienes estn orientados hacia intereses materiales (categoriales). Y al siguiente "pronstico": que el estado de abstraccin de semejantes frmulas lgicas ejercer sienq>re una influencia perniciosa en la propia autoconcepcin de la ciencia histrica (por ejemplo, en la teora de la oposicin entre evento y estructura, en la oposicin entre lo cuantitativo y lo cualitativo, que tanto tiene que ver con la oposicin aristotlica que nos ocupa). Por mi parte no estoy condenando, en modo alguno, las nuevas orientaciones de la metodologa histrica, precisamente porque si ellas van encontrando "senderos ms seguros", podrn considerarse inmunes a toda condenacin gnoseolgica. "La naturaleza se mueve a saltos, pese a que los filsofos se lo han prohibido expresamente". Lo que critico son muchas de las propias autoconcepciones gnoseolgicas de los cientficos y las influencias marginales y, a veces profindas, que estas autoconcepciones pueden tener en el curso del propio trabajo cientfico, orientndolo hacia metas imposibles (como pueda serlo, por ejemplo, a nuestro juicio, la "Historia total"). Para atenernos a los trminos de nuestro asunto: lo que encontramos ms formal y abstracto es el uso de la oposicin individual/universal (o bien: idiogrfico/nomottico) al margen de un concepcin gnoseolgica adecuada de la construccin cientfica, en general, o de la construccin histrica, en particular. -14Gustavo Bueno, El individuo en la Historia, Oviedo, octubre 1980

Porque lo universal, por si mjsmo, no tendra mayor signifcado gnoseolgico que lo individual. Y sera enteramente gratuito, o puramente emprico, inclinarse hacia unolT otro extremo. Y poique en la oposicin univenal/individual va envuelta la oposicin todo/parte. No quiero decir que la inclinacin por las diversas alternativas sea aibitraria. Hay razones y motivos, ya sean ideolgico-metafsicos ("lo universal es lo efectivamente real y permanente", o bien, "lo individual, el hombre de carne y hueso, es el nico lugar en donde vive la realidad intrahistrica"), ya sean ideolgico-polticos. ("La Historia idiogrfca brota del individualismo subjetivista aristocrtico o pequeo burgus"). Incluso hay razones o motivos que podran considerarse gnoseolgicos ("Braudel necesita apelar a los tq)os en un sentido ms o menos afn al de Max Weber, y los tipos son universales, nomotticos"). Estos motivos o razones, aunque sean gnoseolgicas, no aparecen suficientemente aclaradas y se nos presentan, ms bien, como justificaciones empricas (s Braudel necesita apelar a los tipos, l mismo, o cualquier otro historiador cientfico tambin necesita apelar a Felipe II, que es individual e irrepetible). La cuestin de la eleccin entre lo individual y lo universal en la historiografa mantiene una oscuridad impenetrable cuando se la plantea al margen de todo marco gnoseolgico general, en el cual sea posible redeflnir la funcin de la universalidad y de la individualidad histrica. Un marco que habr de permitimos redefinir las inck>nes que a lo universal hay que atribuirle en la constmccin histrica, as como tambin los papeles que convienen a la individualidad en esta construccin y, por ello, la ms precisa redefinicin gnoseolgica del signifcado del individuo en la Historia. Cuando el profesor Seco, por ejemplo, nos dice -siguiendo a Jess Pabn- que hay dos modos de aproximarse, mediante la biografa, al individuo histrico, a saber, trazando la vida del personaje desde dentro, o bien trazndola por lneas exteriores, nada se nos est aclarando gnoseolgicamente, sino que, por el contrario, todo se est confundiendo, al creer ingenuamente que se dice algo con la contraposicin dentro/fuera ( 14). Porque la distincin dentro/fuera es una distincin metafsica, en el momento en que consideremos al mentalismo, no ya como meta inacesible, sino como mtodo vaco, simple "modo material de hablar", en el sentido de Cam^>. Y no por ello queremos decir que esta distincin sea gratuita, porque evidentemente con ella denotamos metodologas efectivas diferentes. Lo que queremos decir es que la distincin entre interioridad del individuo y sus lneas exteriores, tiene que ser redefsiida y reelaborada gnoseolgicamente ( 15).

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Gustavo Bueno, El individuo en la Historia, Oviedo, octubre 1980

Artculo Segundo: Exposicin crtica de las cuatro opcforiet generait que envuelven a la ratohicin ariitotlica

I. LA "PRIMERA VIA" (LA VIA ARISTOTLICA) ( A A B ) : "LA CIENCL\ ES DE LO UNIVERSAL. LA HISTORL\ DE LO INDIVIDUAL: LUEGO LA HISTORLV NO ES CIENCIA" A) Aristteles sostiene que la ciencia trata de lo universal. Sin duda "universal" es una traduccin de diversas expresiones aristotlica^principalmente: Ka^Xov Ka^' avTO, Ka^okov Kara iravro^;, IT KCT' ewoc), diversidad que, por s misma, testimonia la confusa complejidad del anlisis aristotlico contenido en los Analticos (una complejidad que aqu no podemos ni intentar siquiera desentraar). Pero nosotros estamos ahora situados en la perspectiva priorstica, en cuanto ella misma es rei^licable (en virtud de una suerte de conisin objetiva) a las propias estructuras posteriorfsticas. Esta reaplicacin es precisamente la que habra llevado al propio Aristteles, en su Potica a destacar el rasgo de la universalidad como rasgo contrapuesto a la individualidad "tal como la de Alcibades". Ahora bien, el regressus a una perspectiva priorstica no puede hacemos olvidar que Aristteles ha pisado previamente el terreno gnoseohSgico. Queremos decir, ante todo que la tesis de Aristteles que nos ocupa ("La ciencia es de lo universal") no parece haberse configurado propiamente a partir de una pura perspectiva epistemokSgico-psicolgica ("Nuestro entendimiento slo conoce los universales, porque lo individual slo es accesible a la sensacin; y por ello, ser preciso apelar a la abstraccin de la materia individual, abstraccin encomendada al entendimiento agente, como princqiio cq)az de extraer de los sensibles concretos los universales abstractos que aquellos contienen en potencia"). Ni siquiera a partir de una perspectiva ontolgica ("Slo entre las esencias universales cabe hablar de conexiones necesarias, aquellas que interesan a un conocimiento perfecto, distinto de la mera opinin, o de la fe"), aunque tanq>oco tenemos por qu negar la influencia de la luz proyectada desde estas perspectivas. Lo que queremos subrayar es el profundo arraigo que la tesis aristotlica ("la ciencia es de lo universal") tiene en la perspectiva estrictamente gnoseolgica, pues ello nos permite intentar la reinterpretacin de la concepcin aristotlica desde los si^uestos de la teora del cierre categorial. En cualquier caso, Aristteles al abordar en sus Segimdos Analticos

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el anlisis del conocimiento cientfico, no estara sin ms "elevando los ojos al cielo" (como l mismo dice irnicamente de Jenfanes) ( 16 ) para disponerse (especulativamente) a contemplar en lo eterno las condiciones de un conocimiento perfecto, cientfco, sino que estara concentrando su atencin sobre cierto gnero de escritos ya dados y distinguidos de otros, sobre ciertas instituciones cientficas "en marcha" (lo que, en trminos de Kant, solemos llamar el factum de la ciencia). Qu instituciones podran ser stas? Nos permitimos advertir que estas instituciones (si efectivamente mantenemos nuestra afirmacin acerca de la naturaleza gnoseolgica de la perspectiva aristotlica) debern poder ser consideradas, al cabo de ms de veintitrs siglos, como instituciones cientficas, puesto que, con el mismo Aristteles, no admitimos la posibilidad de una teora de la ciencia anterior a toda ciencia (al factum de la ciencia). Y, por ello, nos inclinaramos a considerar a las matemticas y, en particular, a la geometra, en cuanto nica ciencia antigua que conserva an hoy su valor de verdad -y no a la "ciencia jurdica" o a la "taxonoma biolgica", etc. como aquella institucin que Aristteles habra tenido delante de sus ojos en el momento de tratar de establecer, en los Segundos Analticos, las caractersticas de un conocimiento cientfico. Incluso podra llegarse a aventurar que fueron los Elementos de Teudios de Magnesia (precursores de los Elementos que, un siglo despus, escribira Euclides, fuertemente impregnado a su vez l o su escoliastas alejandrinos por las propias ideas gnoseolgicas aristotlicas) el manual que Aristteles tuvo presente en el momento de trazar las caractersticas del conocimiento cientfco, en general: los ejemplos que Aristteles ofrece son, casi invariablemente, geomtricos y parecen estar tomados de la obra de Teudios (17). Y aquello en loque primero parece recaer la atencin de Aristteles al buscar las caractersticas del conocimiento cientfico (geomtrico) es su estmctura racional, en el sentido preciso expuesto en las primeras lneas de los Segundos Analticos: "Todo conocimiento racional, sea enseado, sea adquirido, deriva siempre de conocimientos anteriores". El sabor platnico de esta tesis no se pierde aunque Aristteles no est refirindose a la anamnesis del Menn (como subrayaron los comentaristas escolsticos) ( 18 ), precisamente porque tambin Platn, en el Menn, haba sealado la diferencia entre un conocimiento cierto que puede ser muy bello pero que nada vale y el conocimiento por los fundamentos. Aristteles nos est diciendo, con ms precisin (la que se deriva de su doctrina del silogismo) que todo conocimiento racional deriva de conocimientos anteriores, es decir, de las premisas o de los principios: "Y constatamos que as ocurre en las ciencias, pues esto ocurre en las matemticas y en todas las dems artes sin excepcin". La caracterizacin que del conocimiento cientfico est dndonos Aristteles es, pues, estrictamente lgica (ms que epistemolgica o psicolgica), hasta el punto de que podra ser parafraseada con las ideas del fundador del positivismo lgico de nuestros das, Moritz Schlick "Mantuvo que todo conocimiento genuino consiste en una reduccin de una clase de entidades a otra o, lo que es equivalente: en la derivacin de proposiciones ms especficas a partir de otras ms generales (en forma de ley)" (19). Ahora bien, esta caracterizacin del conocimiento geomtrico como conocimiento racional (discursivo), aunque es interna y esencial, no es exclusiva: conviene tambin a los procedimientos retricos y a los dialcticos (en el sentido aristotlico). La racionalidad -18Gustavo Bueno, El individuo en la Historia, Oviedo, octubre 1980

del conocimiento cientfco, en cuanto contradistinta de la racionalidad sofstica, o del conocimiento "por modo accidental", consiste, segn Aristteles, en la necesidad del nexo. Una necesidad que, por cierto, es presentada, en los Segundos Analfticos, de modo dialctico (apaggico), como determinismo: "Creemos conocer las cosas de manera absoluta y no por modo sofstico o accidental cuando conocemos la causa por la cual existe la cosa y que sta no puede haber sido de otro modo". Se trata de un criterio de conocimiento cientfico tan riguroso como podr serlo el que Descartes -^ero no Leibniz habr de proponer al cabo de los siglos. Un criterio que, tal como Aristteles lo formula, parece que incluye (cuando lo contemplamos desde la perspectiva del cierre categorial) la discusin de las diversas alternativas operatorias, pues slo asi tiene sentido decir que "la cosa no podra haber sido de otro modo". Si las medianas del tringulo se cortan en un punto, el baricentro, se cortan necesariamente, y no puede pensarse que "ocurra de otro modo". Pero no en virtud de un determinismo puramente psicolgico ("tener que pensar de este modo"). El componente psicolgico ("pensar") se refiere nicamente a lo que no es (a las operaciones realizadas "en el vaco") aunque desde ah alcancemos la perspectiva operatoria, la operacin que nos conduce "a lo que es" como necesaria o determinista. Subrayamos esta idea porque nos permite dar un estatuto gnoseolgico a las "hiptesis histricas" al menos si son verosmiles (operatorias). Desde el punto de vista de la teora del cierre categorial podamos decir que Aristteles est ofreciendo una idea constructivista de la ciencia, si bien sta aparezca analizada en el plano proposicional, como una construccin de proposiciones por va silogstica. Aqu es donde nos encontramos con el punto ms oscuro de la teora de la ciencia aristotlica. Porque la necesidad atribuida al conocimiento cientfico (geomtrico) debe tener, por un lado, en cuanto constructiva, la forma silogstica (que es requisito prorstico); pero, en cuanto necesaria, no puede ser derivada slo de esta forma (comn a construcciones no cientficas, por ejemplo sofsticas), sino que debe arraigar en la materia. Una materia que Aristteles, en lugar de hacerla brotar, en cuanto necesaria, de la misma construccin, ha disociado de la forma silogstica, hacindola derivar de los principios, cuya evidencia y necesidad ya no procederan de la ciencia, sino de la intuicin ( voix; ), Y esta intuicin, por muy naturalsticamente que sea entendida-el ltimo captulo de los Segundos Analticos- permanecer tan exterior a la fundamentecin gnoseolgica como si fuese justificada en trminos msticos, por ejemplo, la Oea fioipa del Menn. ( 20 ). Por la materia, el trmino medio, para ser universal, debe expresar la causa del nexo, pues la causa es precisamente el "universal proporcionado" ( KadXov anfierpov ) de los Segundos Analticos ( 21 ). Una causa que, al menos en geometra, es causa formal -en modo alguno causa final o, causa eficiente ni, menos an, material ( 22 ). Son, pues, los principios, que aprehenden estos nexos causales, aquellos que han de ser dados a la ciencia: son princ4>ios no operatorios, poique no los son las operaciones del entendimiento agente. Sin duda, el entendimiento agente trabaja sobre los datos sensibles y de eUos extrae los universales. Y, con ellos, se desprenden los principios necesarios y verdaderos (materialmente verdaderos), eternos, los que ponen en movimiento el discurso cientfico. Pero se dira que las operaciones de este Entendimiento, puesto que no pueden ser "quirrgicas" (manuales) -como tampoco eran manuales las operaciones del -19-

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entendimiento o de la razn kantianos- no tienen significado gnoseolgico inmediato. Son, en rigor, operaciones metafsicas, el ejercicio o acto de una intuicin ( VCXK )por la que se ofrecen las conexiones internas ( Ka^' aUTO ) entre las esencias. De este modo, parece como si el paralelismo entre el orden ontolgico-metafsico de la realidad (el Primer Motor inmvil, que eternamente pone en agitacin circular a todos los seres subordinados, siguiendo una rigurosa jerarqua que se termina en aquellos movimientos sin regla que pueden tener lugar en la esfera de la Tierra) y el orden lgicognoseolgico del conocimiento cientco (los Primeros principios inmviles, que comunican la verdad a todo el curso circular -deduccin e induccin- de los razonamientos silogsticos) se estrechase hasta su lmite. Tanto podra afirmarse que el orden gnoseolgico produce, en la concepcin aristotlica, el orden ontolgico, como reciprocamente. Porgue tampoco puede olvidarse que el primer motor inmvil, es llamado precisamente vovlo) o de Tucidides, e incluso, la de Hegel, cuando presenta a estos historiadores como ejemplos de la "simple historia". Desde el constructivismo aristotlico (silogstico), el Alcibiades de Tucidides difcilmente puede asimilarse a la figura triangular (individual) de los Elementos de Teudio de Megara. La. figura triangular, descompuesta en sus factores, puede repetirse uiversalmente. Pero no podemos construir a Alcibiades por medio de operaciones

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histricas equiparables a las operaciones geomtricas. Luego quien habla de Alcibiades, quien relata sucesos "a la escala de Alcibiades", como Tucidides, no puede hacer ciencia silogstica. Y lo mismo se dira de Herodoto, sin que por ello sus relatos fuesen caticos o carentes de unidad interna. Y, sin embargo, es posible analizar de otro modo la estmctura de las Historias de Herodoto o de Tucidides, un modo segn el cual los "Padres de la Historia" se nos aparezcan, no como meros cronistas o hitoriadores particulares, sino como historiadores sistemticos, e incluso universales. La universalidad histrica (la "Historia universal") no podra definirse, en efecto, como una Historia total, por la sencilla razn de que esa totalidad no est nunca dada, salvo para Dios: lo que equivale a decir que el concepto de Historia universal es un concepto teolgico, puramente intencional, y no efectivo ( 37 ). El discurso sobre la Historia universal de Bossuet, acaso no es simplemente Historia sagrada, Historia particular de un pu^lo, aunque sea "el pueblo elegido"?. Voltaire comienza por China, pero acaso por ello puede decirse que hace Historia universal?. No pudo haber hablado de la Revolucin Francesa, como tampoco Marx pudo haber hablado de la revolucin de Octubre. La universalidad de la Historia universal, si tiene algn sentido, no puede ser el de una universalidad extensional, denotativa o material, sino el de una universalidad funcional, metodolgica o constructiva. Por ejemplo, la que se atribuye al "pueblo el^ido" en cuanto modelo del conjunto constituido por todos los dems pueblos, o simplemente, como ncleo organizador de la totalidad histrica (como pueda serlo Roma en cuanto pueblo "elegido" . . . por Polibio). En este sentido, toda Historia universal es Historia sagrada, poique la Historia sagrada no es Historia sagrada solamente por ser mstica o irracional (Espinosa, en su Tratado teolgico poltico, demostr el primero,cmo la Historia de los judos era una Historia particular, racionalmente construida) sino tambin por ser Historia del pueblo elegido. Y acaso los griegos, frente a los brbaros, no fueron el pueblo elegido por Herodoto? O es que a los judos los eligi Dios y no Moiss?. Y tambin Tucidides eligi a su pueblo s es que l fu quin escribi el primer prrafo de la Historia de la guerra del Peloponeso: 'Tucidides ateniense, historia la guerra sostenida entre los peloponesios y atenienses, dando comienzo apenas estall, por estimar sera trascendental y memorable entre todas las anteriores. . . fu la conmocin mayor que afect a los griegos y parte de los brbaros y an diramos a casi todo el mundo entero". La universalidad o generalidad de las Historias particulares de Herodoto o de Tucidides (o de Moiss o de Platn) no habr que buscarla en la universalidad de su campo, sino, regresando al plano gnoseolgico, en la universalidad de las relaciones y de las operaciones que ellas utilicen. (Se ha llegado a decir, de Tucidides al menos, que es mucho ms psiclogo que historiador y que si el princ>al inters de Herodoto est en los hechos mismos, el de Tucidides se concentra en las leyes universales, segn las cuales acontecen los hechos) ( 38 ). La universalidad o generalidad de una Historia no puede descansar en la universalidad o generalidad de su campo. Y esto se nos muestra con claridad cuando sustituimos el constructivismo silogstico por un constructivismo menos estrecho, que no trata de reducir los procesos cientfcos a la relacin de premisas y conclusiones, sino que, por de pronto, introduce un plano objetual (previo al preposicional) en el que hay trminos, relaciones y operaciones. En Herodoto y tambin Tucidides, funcionan como trminos los Estados (Esparta, Atenas, Babilonia) y tambii -27-

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los individuos; timinos que aparecen incluidos en dos grandes clases, la clase de los griegos y la de los bibaros. Estas divisiones estn atravesadas, de acuerdo con el espritu de la sofstica, por una relacin intensonalmente universal, comn a todas las clases, la relacin de igualdad humana ( 39 ). Las operaciones de Herodoto se diran ligadas a su concepto de la hybris: por su virtud unos trminos tienden a componerse con otros, para dar lugar a un tercero, que a veces figura como elemento absorbente. Hay aqu una concepcin de la historia, una "filosofa de la historia" muy distinta de la concepcin dramtica judeo cristiana (que pone la unidad de la historia en el juicio final) pero que no deja de ser una concepcin universal, arraigada incluso en unos "valores sagrados" que se consideran ya establecidos (los valores ligados a la igualdad y a la democracia): En modo alguno estamos ante una simple narracin. Los sucesos que relata Tucidides estn vinculados por relaciones y operaciones que tienen mcionalmente, por su racionalidad, im alcance que desborda el horizonte mediterrneo que l pudo contemplar ( 40 ). Podramos acordamos de que Tucidides fu discpulo de Anaxgoras y que, por tanto, tena que saber que ocupndose de una Historia tan parcial como, sin duda, lo eran las Historias de las guerras de los peloponesios, poda tambin estar ocupndose de la Historia universal: porque cada parte (cada homeomera) refleja la totalidad de las partes, el mundo entero. En cuanto a Platn sabemos que ha hablado de Historia ampliamente, y no slo contando mitos (por ejemplo, en el libro III de Las Leyes -que a fin de cuentas eran presentados como verosmiles), sino tambin proponiendo nexos universales, regulares, en las sucesiones de los acontecimientos histricos (su doctrina de los ciclos del desarrollo de los pueblos desde la vida en los montes hasta la bajada a la falda de las montaas y a las llanuras, su doctrina de la sucesin cclica, universal, de los tmiinos de la serie oligarqua, democracia y tirana). Por qu entonces Aristteles percibi las Historias de Herodoto, de Tucidides o de Platn, como simples Hstoras que se ocupan slo de lo individual y de lo contingente?. Porque, tal es nuestra tesis, las estaba analizando desde sus categoras silog&ticas, cuyos componentes formales le obligaban a devaluar, como tal, cualquier intento de construccin necesaria que pudiera tener lugar en el campo mismo de la prudencia, que se ejerce precisamente sobre lo individual, y sobre una individualidad tal que no admite universalizacin (como ocurre en otros fenmenos de la naturaleza). No poda reconocer que Herodoto o Tucidides, aunque "silogizasen" como Teudio de Megara, estaban construyendo operativamente (entre otras cosas porque Alcibiades, utilizado por Tucidides como un trmino, cuando hablaba de "lo que le pasaba a Alcibiades", no dejaba de ser utilizado como un operador, cuando deca "lo que hizo Alcibiades"). Pero justamente este operador es lo que Aristteles llamaba prudencia, en cuanto a accin racional que versa sobre lo contingente. Nuestro punto de vista quiere subrayar, por tanto, que en Aristteles, lo individual histrico es resistente a la ciencia, no solamente por ser individual, cuanto tambin por darse en el contexto de la prudencia, de la individualidad operatoria. Pero de sto hablaremos ms adelante.

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II. LA "SEGUNDA VIA" f AA1B): "LA CIENCIA SE OCUPA DE LO UNIVERSAL Y LA HISTORIA. EN CUANTO CIENCIA. TAMBIN DEBE OCUPARSE DE LEYES UNIVERSALES".

1. Al exponer la primera alternativa a la concepcin aristotlica debemos mantenernos lo ms prximo que nos sea posible a la misma idea de universalidad que hemos encontrado en los Primeros Analticos de Aristteles. Si ni siquiera conservsemos la forma aristotlica del universal y utilizsemos este concepto segn otras determinaciones, entonces la premisa "la ciencia se ocupa de lo universal", que esta segunda vfa mantiene, no tendra nada que ver con la de Aristteles y no podra estimarse siquiera como alternativa suya.

Podramos afirmar, acaso, que esta opcin se abre camino dentro de una teora de la ciencia ms general que, desde haca tiempo, haba podido presentarse como una alternativa a Aristteles, el Novum Organum, precisamente porque se mova en la misma escala de la gnoseologa aristotlica. Diramos que el Novum Organum pretende abrimos un camino opuesto, el de la induccin (en cuanto ya no es un silogismo) para entrar en el mismo reino que Aristteles consider como el reino propio del conocimiento cientfico: el de los universales distributivos. Un reino que, todava, Francisco Bacon crea que manifestaba conexiones neces*arias entre las formas metafsicas naturales "eternas e inmutables" ( 41 ) parecklas a aquellas de las cuales Aristteles haca depender el conocimiento cientfico. Ms tarde, iran interpretndose en un sentido cada vez menos metafsico, al estimarse que sera suficiente atenerse a la regularidad emprica de los fenmenos para alcanzar la universalidad. Una universalidad que, si bien ya no podr entenderse como expresin de la necesidad, s habr de entenderse como indicio de la probabilidad de las leyes naturales. Hasta el punto de que la misma universalidad de las conexiones empricamente contrastadas nos llevar a la conviccin de la invariabilidad de las leyes naturales (nueva versin de los universales), tesis fundamental de la ciencia positivista ( 42 ).

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No deja de ser interesante llamar la atencin de los historiadores de la Idea de Historia, que se han distrado en este punto acaso ms de lo debido, sobre la posibilidad de poner en conexin la reivindicacin de la Historia como ciencia (saltando por encima del interdicto aristotlico, que fu reiterado por el geometrismo cartesiano), con el desarrollo del empirismo inductivista y con su culminacin en el "espritu positivo". Porque es aqu en donde la historia humana comenzar a ser presentada como una disciplina histrica posible, al lado de la historia natural, ya en la propia obra de F. Bacon. Sobre todo habra que mencionar la obra de David Hume, y no ya slo su obra gnoseolgica sobre el entendimiento humano, sino su propia obra "cientfica" sobre la historia de Inglaterra. Pues esta obra sirvi de paradigma a Voltaire para formular su concepto de una filosofa de la historia. Una filosofa que no slo se opone a las "Historias milagrosas" de Gregorio de Tours o de Bossuet, sino tambin, sobre todo, a la interpretacin cartesiana de los sucesos histricos como si fuesen puramente aleatorios. Voltaire apela, con Hume, a la invariabilidad de la naturaleza humana, a su regularidad o repetibilidad, a la universalidad de las conexiones (43 ).

Es cierto que una ciencia histrica, as entendida, no recaer sobre lo individual. Alcibiades interesar al nuevo cientfico como elemento de una clase, y esta clase ser ahora una clase sociolgica, en cuanto mantiene nexos regulares con otras clases sociolgicas. La Historia, s es ciencia, ser una ciencia de leyes, una ciencia nomottica. en la terminologa de Windelband. Y, o bien los modelos historiogrficos clsicos de Herodoto o Tucidides se renterpretan adecuadamente como inspirados por una perspectiva en el fondo nomottica, o bien habr que proceder a la constmccin de una ciencia histrica nueva, en la que el estudio de los individuos o de las relaciones particulares entre los individuos sea reemplazado por la investigacin de las relaciones regulares entre masas de datos individuales ( lo que exigir, sobre todo, la utilizacin de los modos estadsticos de la "Historia cuantitativa"). Pues es cuando nos elevamos al plano de estas regularidades universales cuando la arbitrariedad de los hechos histricos desaparece, incluso cuando la propia fuente de nuestros conocimientos (el testimonio, la f) comienza a mostrarse como teniendo una estmctura racional. Es la repeticin (la universalidad), lo que permite, en efecto, remontar el nivel de una ciencia de testimonios (de una "ciencia por participacin") hasta alcanzar el nivel de una ciencia de pruebas ( 4 4 ) . Porque al darse repetidos los testimonios, se neutralizan como tales testimonios: se dira que el contenido de cada testimonio resulta probado por la forma universal de su repeticin. "Si dos visitantes independientes a distintos pases, pongamos un musulmn medieval a Tartaria y un ingls contemporneo a Dahomey o un misionero jesuta en Brasil y un wesleyano en las Islas Fiji, coinciden en describir algn arte, rito o mito anlogo en los pueblos que han visitado, resuha difcil o imposible atribuir esta coincidencia a algo accidental o a fraude voluntario", deca E. B. Tylor ( 45 ). Es cierto que esta condicin de la universalidad nos pondra, a lo sumo, en el camino hacia el establecimiento de verdades histricas, en el plano de lo que podramos llamar la Historia crtica (factual, o n ). Pero tambin es cierto que, al margen de la historia crtica, no es posible desarrollar la Historia causal, esencial ( SiOT ) que, en cuanto se definiese por el intento de establecer las leyes explicativas de los fenmenos (segn el The covering Law Model). tambin tendra que subordinarse a las condiciones de la universalidad ( 46 ).

-30Gustavo Bueno, El individuo en la Historia, Oviedo, octubre 1980

2. Pero evidentemente podr siempre decirse que una Historia nomottica, de este modo entendida, no e$ propiamente Historia, sino Sociologa o Etnologa. Es decir, algo que no es ya la Historia en el sentido tradicional. En todo caso, sera la Historia que reclama el verdadero ttulo de ciencia. "Una historia -deca Tylor con palabras que nos recuerdan las que Vohaire utiliz al dibujar los objetivos de sufilosofade la historia que no ser la de las tribus y las naciones, sino la historia de las condiciones del conocimiento, de la religin, el arte, las costumbres y otras semejantes" ( 47 ). Pues es el caso que este ideal nomottico de la ciencia tender siempre a aplicarse al propio campo tradicionalmente reconocido como histrico e incluso se presentatL como la nica posibilidad de llevar a cabo una Historia cientfca. Impresionados por el prestigio de este ideal nomottico (positivista) de la ciencia, los propios fundadores del materialismo histrico (en la direccin de Engels o Plejanov) han sostenido que los nombres propios, los individuos (Alcibiades o Napolen) carecen d signicacin para la Historia y que sta slo comienza a ser cientca cuando llegamos a comprender, en cada caso concreto, que, a lo sumo, "las personalidades influyentes pueden hacer variar el aspecto individual de los acontecimientos y algunas de sus consecuencias particulares, pero no pueden hacer variar la orientacin general, que es determinada por otras fuerzas" ( 48 ). No nos concierne encarecer aqu los efectos devastadores que estas metodologas nomotticas, actuando a travs de un sociologismo o de un marxismo convencionales, han podido tener en el campo de la enseanza de la historia, al menos en el Bachillerato, en exposiciones que desdean descender a nombrar incluso a Soln o a Pneles. Lo que nos importa es ver como es posible siquiera que los mtodos nomotticos puedan ser aplicados al material histrico, conservndolo como tal. Porque, por nuestra parte, no tratamos de impugnar esta posibilidad, sino de limitar su alcance. A fin de concretar nuestro anlisis nos atendremos a uno de los proyectos ms impresionantes de reconstruccin de la Historia total que se ha presentado ltimamente a partir de las perspectivas nomotticas elaboradas precisamente, en la tradicin de Tylor, en el mbito de las categoras etnolgicas (antropolgicas): el proyecto de Marvin Harris, cuyo materialismo o determinismo cultural se presenta, adems, como la nica alternativa cientfica al materialismo histrico ( 49 ). Y tampoco podemos referimos, como es obvio, al proyecto en su conjunto: para nuestros propsitos ser sufciente el anlisis de la construccin de la "figura" del capitalismo, del "mbdo de produccin capitalista". Nuestro objetivo puede replantearse de este modo: Hasta qu punto o en qu condiciones, desde las categoras nomotticas de la Etnologa ( SO) es posible la construcccin de una figura histrica tan caracterstica como pueda serio el "modo de produccin capitalista"?. La dificultad de nuestro problema, as planteado, aparece en el momento en que advertimos que las "legalidades nomotticas de la barbarie"no quedan, ni mucho menos, abolidas al pasar a la Historia, como tampoco las legalidades fisiolgicas monocelulares quedan abolidas al pasar al estudio del organismo pluricelular. -31Gustavo Bueno, El individuo en la Historia, Oviedo, octubre 1980

En cualquier caso, nos parece posible sostener que una exposicin como la de Marvin Hanis puede resolverse en la forma de una construccin gnoseolgica, en la cual los trminos del campo, sus relaciones y sus operaciones aparecen bastante explcitas ( 51 ). El campo cubierto por este anlisis abarca aproximadamente dos milenios, desde 500 hasta el 1500, en fechas redondas. a) Se introducen, como trminos (que a su vez habra que "construir" a partir de unos trminos previos) las diferentes sociedades o pueblos de la Edad del Hierro (galos, francos, teutones, britanos, . . .) que viven al norte de los Alpes -"donde no corre el Nflo, ni el Indo, ni el ro Amarillo"-. Son pueblos dispersos en un habitat hmedo, con pastos y selvas vrgenes. Este conjunto representa para los imperios mediterrneos algo as como lo que Amrica representar para Europa despus de 1500. Dos rasgos de esta exposicin tienen a nuestro juicio un claro signicado lgico material (gnoseolgico):1) La dispersin de la poblacln.concepto que realiza materialmente la forma de una totalidad distributiva, a la manera como la realiza la presentacin de las densidades de poblacin por milla cuadrada. 2) La similarldad o analoga ( Imperios mediterrneos/Europa transalpina): (Europa/Amrica), que armoniza muy bien con las perspectivas nomotticas (distributivas) a escala universal, dentro del "universo del discurso antropolgico".

b) Estos trminos complejos se ajustan a una estructura estratifcada. Se trata de la estraticacin indoeuropea en tres castas hereditarias: plebeyos (que viven en aldeas agrcolas o caseros pastoriles dispersos), aristocracia jerrquica guerrera y sacerdocio (los druidas, a cuyo cargo estaban losrituales,archivos, clculo del tiempo). Son las tres castas hindes, o las tres clases de la Repblica de Platn. A su frente, un rey guenero, hereditario o semihereditario. Reyes que desempean la funcin de los grandes distribuidores igualitarios, como los mumis de los sivai (Islas Salomn) y mantienen el monopolio del equipo esencial para mantener la ley y el orden y proseguir sus campaas militares (carros de guerra, espadas de hierro, etc.). Una determinacin esencial de estos trminos esencial tanto por el carcter interno a cada trmino, como por la naturaleza nomottica de la determinacin y el modo de establecerlo (la comparacin transversal con otras especies o tipos del mismo gnero "sociedades humanas")- es esta: las sociedades indoeuropeas transalpinas no se organizan como caciquismos redistributivos (tipo trobiandeses o cherokees) sino como Estados feudales (tipo bunyoros). Son, en efecto, Estados constituidos no internamente, como consecuencia de un incremento demogrfco (Estados prstinos de Morton Fried), sino Estados secundarios "para hacer frente a la amenaza militar de los imperios mediterrneos y para explotar las posibilidades de comercio y saqueo que ofreca la granriquezade Grecia y Roma". -32Gustavo Bueno, El individuo en la Historia, Oviedo, octubre 1980

Cabra decir que lo ms peculiar de la construccin antropolgico nomottica, incluso lo ms sorprenjdente para quien est situado en la perspectiva histrica de la tradicin clsica, reside precisamente aqu: En la similacin de los Estados celtas, por ejemplo, a los Estados bunyoros, o de los reyes germanos a los mumis de las Islas Salomn. La asimilacin no se hace inmediatamente, sino a travs de procedimientos indirectos: 1) Se describe a los reyes celtas como "cortadores de cabezas", jefes que se lanzan a la batalla emitiendo grandes aullidos (se deja caer, como pura fuente indicativa: "relatados en el Beowulfo", ect.); 2) A travs del concepto de "gran distribuidor" (que fu ejemplificado con los mumis de los sivai, estudiados por Douglas Oliver, en el cap. 7). Al llamar ahora (en el cap. 14) a estos reyes indoeuropeos "grandes distribuidores", se les alinea automticamente con los sivai. Se deja caer que su monopolio consiste en carros de guerra, espadas de hierro, pero a ttulo de bienes monopolizados, como pudieran ser lanzas, canoas: (Esta asimilacin funcional tiene como resultado abstraer la lnea histrica en la que habra que situar los carros de guerra, o a la metalurgia del hierro, as como tambin se abstraa la lnea histrica implicada en la circunstancia de disponer de una fuente escrita, el Beowulfo). Es el mismo tipo de asimilacin con el que se abri paso la Etnologa, las asimilaciones de Morgan entre la gens iroquesa y los aqueos, entre los jefes indios y los jefes homricos. Deca Edward B. Tylor: "La igualdad general de la naturaleza humana, por una parte, y la igualdad general de las condiciones de vida, por otra, esta similitud y consistencia, sin duda, puede trazarse y estudiarse con especial idoneidad al comparar razas con aproximadamente el mismo grado de civilizacin. Poca atencin necesita dedicarse en tales comparaciones a las fechas de la historia, ni a la situacin del mapa; los antiguos suizos que habitaban en lagos pueden ponerse junto a los aztecas medievales y los ojibwa de Amrica del Norte, junto a los zules de frica del Sur" ( 52 ). Esta asimilacin incluye adems una crtica potente, la disolucin del etnocentrsmo de los que viven en el "rea de difusin helnica" o en la Historia sagrada, como Historia del "pueblo elegido". Porque tales asimilaciones nomotticas borran toda la Historia sagrada en virtud del mismo mtodo nomottico. La crtica puede hacerse consistir en lo siguiente: que las figuras que la tradicin (la Historia) considera insertndose junto a otras figuras derivadas de ellas, en una lnea de curso vertical y nico, se desgajan o segregan de esa lnea para asimilarse horizotalmente a otras figuras, pensadas distributivamente. La crtica podra hacerse consistir, en efecto, en la misma disolucin del mtodo histrico, incluso en el supuesto de que ulteriormente cada figura se insertase en un lugar de un sistema de cursos paralelos (evolucionismo), porque aqu ya no habra construccin histrica en el sentido del cierre fijo ( 53 ). c) Una vez introducidas estas dos clases de trminos complejos (la clase de los Reinos feudales transalpinos y la clase de los Estados imperialistas mediterrneos, procedentes de los "Estados hidrulicos") se astablecer su composicin. Composicin que toma la forma de la absorcin o inclusin de la primera clase en la segunda, por medio de la extensin del imperialismo romano. Esta absorcin est entendida de un modo peculiar, y se dira que justamente para asegurarse, en un paso siguiente de la construccin, la "operacin inversa", la segregacin o restitucin de los Estados feudales (al menos en su forma general, que no excluye el que arrastren ciertas adherencias -las ciudades-) a su situacin anterior. "Los romanos consolidaron estos reinos feudales inconexos y mviles en provincias imperiales, contruyeron los primeros grandes edificios de -33-

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mampostera y los primeros caminos transitables, sistemas de acuacin, recaudacin regular de impuestos y tribunales de justicia" ( 54 ). Pero gran parte de ello fu slo un dbil barniz "puesto que el campo apenas estaba preparado para la categora de Estado". Todos eran analfabetos. Salvo en las ciudades, subsista la misma economa rudimentaria. d) En el siglo V de nuestra era, Roma se desmorona y de este modo los antiguos reinos feudales reaparecen ("con una cierta mayor rigidez"). Este es uno de los pasos ms ambiguamente tratados por Harrs. Pues, sin duda, no puede menos de reconocer que se trata de "Estados sucesores" (en el sentido de Toynbee, que es un sentido histrico, puesto que estos Estados no hubieran alcanzado su organizacin al margen del Estado romano y su sucesora, la Iglesia catlica). Pero mediante una frmula que toma ocasin de una referencia al analfabetismo -"la Europa transalpina no volvi a caer en la edad del oscurantismo, ya que nunca haba salido de ella" se sugiere que los Estados sucesores reproducen estructuralmente, en lo esencial, los antiguos Reinos feudales (para sto les haban llamado as en su momento), aunque "ms rgidos y formalizados que su variedad preromana" ( 55 ). Ocurre como si Harris, mediante la utilizacin de un concepto genrico, universal, de "Reino feudal", procediese a abolir o neutralizar la historia, considerando como adherencia o residuo a las ciudades. Pero de la operacin inversa misma (que ha reproducido estructuralmente la situacin anterior) no se nos d cuenta: simplemente "cae el Imperio romano", como si en su cada no hubieran tenido parte los ejrcitos brbaros (y el abstraera es slo un modo de conseguir que la reproduccin de la situacin primitiva sea slo un modo de encubrir la sucesin histrica). Tras la operacin, se nos presenta a Europa como reorganizndose polticamente en Reinos feudales. Organizacin que contrasta con la de los Imperios hidraUcos. "Las unidades bsicas de produccin eran las casas seoriales independientes, de autoabastecimiento y de agricultura dependiente de las lluvias" (y hay que tener en cuenta que el agua de estas lluvias se pide a Dios, mientras que el agua de las acequias se pide al Faran). As, la aristocracia feudal podr resistir a todo intento de establecer gobiernos autnticamente nacionales: el rey no puede convertirse en dspota oriental (faltando toda "cooperacin hidrulica") y slo podr ser el primero de los iguales (como Juan sin tiena, Runnymede, 1215). Advertiremos de paso que la referencia a los "dspotas orientales" tiene el efecto gnoseolgico de mantener la construccin sin introducir motivos acumulativos (histricos) en el momento de dar cuenta del feudalismo medieval as interpretado: ninguna referencia al Islam, por ejemplo. De este modo, se sugiere la impresin de que hemos podido dar cuenta de la Europa de la Alta Edad Media mediante la aplicacin de los principios nomotticos que se utilizaron ya para la Edad del Hierro (Estados hidrulicos, etc.). e) Como hemos dicho, la reaparicin de los Reinos feudales es presentada en forma que no suponga la desaparicin de las ciudades, como lugares de comercio: Harris aqu est con Wallerstein. De algn modo: la tesis sobre la persistencia de las ciudades constituye el reconocimiento de la historia, la resistencia de la Historia ante la Etnologa, la persistencia de un elemento heredado de los imperios mediterrneos, de elemento histrico. Pero tambin es verdad que esta clase de trminos, las ciudades, -34Gustavo Bueno, El individuo en la Historia, Oviedo, octubre 1980

que, de hecho, Harris hace figurar en su tablero, son consideradas de un modo muy abstracto. Pues ellas eneran en las categoras generales: nexo entre los castillos feudales, centros comerciales, etc. Durante largo tiempo (del orden de los 500 aos, desde el 500 al 1000) se les hace coexistir con el orden feudal. No lo subvierten (es decir, al componerse con l, no lo transforman de suyo). Para dar cuenta de la transformacin habr que regresar a los principios nomotticos generales, a los axiomas, en particular, a la presin demogrfica. Se supone dado un aumento natural de la densidad de poblacin. Con ella declina la eficiencia agrcola y su rentabilidad, tanto para los campesinos como para los seores feudales. Y sto les lleva a obtener ingresos suplementarios. As aparece la oveja como elemento de la "nueva clase de trminos" que, compuesto con los anteriores, ser capaz de tranformarlos. Son, en efecto, y principalmente las ovejas las que "se comieron los campos del feudalismo y condujeron al capitalismo". He aqu de que modo: la cada de la tasa de beneficios agrcolas de los seftores (consecutiva al incremento de la densidad de poblacin) habra determinado a buscar fuentes complementarias, "la ms importante de las cuales fi la cra de ovejas para obtener lana". Ello limit, a su vez, la tierra disponible para cosechas alimenticias y facilit la migracin a las ciudades y a los centros de produccin de lana. Los intentos para elevar el rendimiento de las tierras de labor (enterrando cenizas de paja, etc.) fueron intiles, porque la poblacin segua aumentando. Entre finales del siglo XII y principios del XIV se triplic el precio del trigo, al mismo tiempo que las exportaciones inglesas de lana aumentaron en un 40 o/o. O El proceso de descomposicin del feudalismo, como modo de produccin, intenta ser explicado, segn vemos, en virtud de los principios generales del materialismo cultural, a saber, las presiones reproductoras y las funciones de situacin ecolgica (agotamiento de fuentes de alimento, etc). Por supuesto, no se elimina la accin de los factores sociales que el materialismo histrico pondr en primer plano (factores sociales que agradecen mejor un tratamiento histrco, cuando se les vincula desarrollo cultural). Incluso se hacen declaraciones sobre la imposibilidad de dar a las razones econmico polticas y a las psicolgicas, hoy por hoy, diferentes rangos causales. Pero, sin embargo, se termina apelando a la tesis de Wittfogel, segn la cual no cabe decir que la hicha de clases haya sido motor de la historia, puesto que ms bien es esa lucha un lujo de las sociedades abiertas con mltiples centros: la lucha de clases (es decir, la posibilidad segn la cual las clases ms bajas alcanzan la libertad de luchar abiertamente por el control del Estado en Europa y Amrica, es decir, la democracia pariamentaria) es presentada slo como un efecto secundario, como un resultado o subproducto "circular" de la descomposicin del orden feudal, debida a motivos ecolgicos "radiales". Al regresar a los princq>ios generales (la presin demogrfica, la sobrecarga y el agotamiento del ecosistema, etc.) se abrir de nuevo la posibilidad de una asimilacin nomottica de la situacin as configurada a otras situaciones brbaras, a la de los yanomanos. en este caso ( 56 ) y eUo a propsito del infanticidio femenino. Porque los yanomanos practican el infanticidio femenino - y no intentan ocultarlo- libando a tasas de proporcin de sexos del tipo 148/100 ( 57 ). Tambin en los pueblos europeos cristianos, en la transicin del feudalismo al capitalismo "la proporcin entre sexos se elev a un pico" (130/100) entre los aftos 1250 y 1358. "El perodo inmediatamente anterior e inmediatamente posterior a la sobrecarga y el agotamiento de un ecosistema preindustrial deba caracterizarse por los puntos ms altos del infanticidio femenino". La diferencia con los -35-

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yanomanos estriba slo en la tendencia decidida a ocultar la operacin, el infanticidio (dado que la tradicin cristiana lo consideraba homicidio), haciendo los padres todos los esfuerzos posibles para que las muertes de los hijos no deseados parecieran puramente accidentales (la asbda del nio, debida a una "postura negligente" de la madre era el medio ms frecuente para el control de la poblacin, al cual se le aadiran, todava en el siglo XVIII, las inclusas "convertidas en mataderos": entre 1756 y 1760 ingresaron IS.OOO nios en la primera inclusa londinense, y slo 4.400 de los ingresados sobrevivieron hasta la adolescencia). g) Los procedimientos de limitacin de la poblacin, por medio del infanticidio femenino, parece que ms que conducir al establecimiento de la tasa adecuada en el crecimiento demogrfico medieval ha servido para poder establecer la comparacin antropolgica entre las poblaciones medievales europeas y los yanomanos. Porque "a pesar de la alta tasa de infanticidio femenino, la poblacin en Inglaterra continu aumentando hasta 1348". Y, con ello, la desnutricin. El remedio (una operacin natural) vino de la peste negra, que mat entre una cuarta parte y la mitad de la poblacin. Una operacin quiz no del todo exgena, pues no cabe descartar alguna relacin entre la desnutricin y la resistencia a la enfermedad. A pesar de sto y de un modo no muy coherente, Harris sigue apelando a la presin ecolgica para dar cuenta de la descomposicin final del rgimen feudal. La peste negra habra desequilibrado el sistema y Europa habra entrado en un intenso perodo de inquietud poltica (guerra de los cien aos, 1337,1453). Sin pararse a expUcar la conexin entre la disminucin de la poblacin por cuenta de la peste negra (con la consiguiente disminucin de la presin demogrfica) y la persistencia de la prctica del infanticidio, las guerras y, con todo ello, el aumento de la presin ecolgica (Harris no deja de insinuar la eficacia de "alguna perturbacin climtica") se concluye diciendo que "el sentido de todos estos hechos radica en que la intensificacin del modo de produccin seorial haba alcanzado sus lmites ecolgicos". Por tanto, que podramos decir que nos encontramos en situacin parecida a otras grandes crisis anteriores, sobre todo a la "revolucin neoltica", en la que se dibuja un giro hacia un nuevo modo de produccin (Gordon Childe).

Sin duda, podra pensarse que la disminucin de la poblacin despus de la peste negra debi haber conducido a un ciclo de altibajos demogrficos y econmicos similares a los que se esconden detrs de los cambios dinsticos de la sociedad hidrulica. La comparacin podr resultar disparatada a un historiador, pero es ella precisamente la que permite mantener la escala nomottica y perfilar los motivos del curso efectivo que slo a esa escala seran en todo caso perceptibles. En la sociedad hidrulica, en efecto, la pauperizacin y el colapso dinstico estaban relacionados (Wittfogel) con el deterioro y falta de reparacin de las obras hidrulicas. Las crisis se resolvan reparando la infraestructura, tarea encomendada a la nueva dinasta. Pero en la aisis del feudalismo europeo el problema resida en la carencia de tierras por parte de las vctimas de los cercados, en la cra de animales en terrenos necesarios para cultivar cosechas alimenticias. El remedio a la crisis no poda consistir ahora en restaurar la situacin anterior, en la que los seores feudales convertidos en comerciantes y fabricantes, expulsasen las ovejas devolviesen las tierras a los canpesinos y dejasen de manufacturar lana. "La maximacin -36Gustavo Bueno, El individuo en la Historia, Oviedo, octubre 1980

de su propio bienestar poltico y econmico inmediato no poda consistir en retroceder, sino en avanzar hacia intentos ms grandes y ms desinhibidos de hacer dinero y acumular capital, criando ms ovejas y produciendo ms artculos de lana".

En sntesis: no se restableci el sistema feudal, sino que se reemplaz por un sistema basado en la teciK>loga cientfica, la produccin de mquinas, el capitalismo y la democracia parlamentaria. Curiosamente, Harris no menciona el colonialismo (que deba figurar en primer trmino) como la forma histrica mediante la cual tuvo lugar la solucin a las presiones demogrficas. Nos permitimos sugerir una razn gnoseolgica de este olvido: la penpectiva antropolgico-etnolgica privilegia el tratamiento distributivo nomottico de las sociedades pero el concepto de colonialismo envuelve un proceso atributivo, histrico que conduce hacia la sociedad universal. El tratamiento distributivo permite que nos mantengamos en el recinto de la sociedad europea de que se habla, aunque no se entienda muy bien como, por mucho que se ^ele al desarrollo del maquinismo -en gran parte destinado a la producin textil pueden alcanzarse los aumentos necesarios en la produccin de alimentos. Pero, sea lo que fuere en este orden de cosas, el "gran salto adelante" se habra producido mediante la liberacin de restricciones polticas, sociales y morales, por parte de individuos embiciosos para realizar intentos personales de acumulacin de riquezas ( 58 ). Y la obligada asimilacin nomottica: "como grandes hombres los capitalistas acumularon riquezas, haciendo que sus seguidores, -ahora llamados empleados trabajaran ms duramente. Pero a diferencia de los mumis de las Islas Salomn, los empresarios no tuvieron que rogar, halagar y seducir con maa". Simplemente compraban manos pues tenan c^ital, si bien la "ayuda" del gran hombre no colaboraba con el empresario para hacer una fiesta, sino simplemente para morir de hambre. "En sntesis, el gran hombre empresario era por fin libre de considerar la acumulacin del capital como una obligacin ms elevada que la redistribucin de la riqueza o el bienestar de sus seguidores".

Difcilmente se podr encontrar lugares mejores que ste para analizar los procedimientos de construccin nomottica y sus lmites. Se ha introducido la comparacin de los grandes en^resarios con los mumis, aunque sea para decir que son distintos. Pero estas asimilaciones nomotticas, aunque sean laterales, o muy forzadas, entre sociedades muy heterc^neas obligan a expulsar (o a poner entre parntesis) a los componentes que escapan del cuadro, y, que, suelen ser los componentes histricos. Los principales son stos: 1) Un principio de carcter econmico-ecolgico, una suerte de Ley de Malthus; 2) Un principio de carcter econmico-psicolgico, un principio imiversal, nivelador de la conducta humana, en cuanto definida por la racionalidad econmica (que determina tanto el infanticidio como la tendencia al incremento de la produccin). Pero este principio general se aplica combinado con otro principio diferencial de la conducta humana, basado en distinguir dos clases de hombres: aquellos dotados de una mayor ambicin (que son los menos), de los dotados de una menor ambicin (que son los ms). Esta diferencia no conculca el principio universal de racionalisino econmico. Simplemente sita sus variables. (El que tiene menos ambicin prefiere el costo de obedecer por el beneficio de ser restrbuido). -37-

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Equipados con este tipo de principios, se establecer la asimilacin de los yanomanos y los londiaenses, en cuanto a sus procedimientos de infanticidio, puesto que precisamente esa asimilacin est inspirada por el principio, a la vez que lo apoya. Se establecer tambin una asimilacin entre los mumis de la Islas Salomn y los empresarios de las Islas Britnicas, asimilacin que se mantiene slo en funcin del principio econmico-psicolgico que hemos llamado "diferenciador" (pues precisamente si este principio no estuviese presente, la asimilacin desaparecera: pues el mum es gran distribuidor, y el empresario distribuye hambre; el mumi regala, y el empresario compra etc.) Las Instituciones histricas (como puedan serlo las ciencias naturales modernas) sern vistas en cuanto instrumentos que fu preciso habilitar para subvenir a las necesidades generales por la presin demogrfica. Los acontecimientos histricos, tales como el descubrimiento de Amrica, sern simplemente omitidos del cuadro. De este modo ocurrira que el mtodo antropolgico-nomottico, cuando se aplica a la reconstruccin de un proceso histrico, puede producir la impresin de una construccin histrica. Es slo una apariencia derivada de la disposicin del materialhistrico mismo que ha de serle ofrecido. En rigor, lo que se est haciendo es disolver esa disposicin o, si se prefiere, resolverla, en un conjunto de procesos seculares distributivos. Las semejanzas nomotticas no tienen por que ser negadas por principio, en tanto recogen mecanismos antropolgicos genricos. La cuestin estriba en determinar su eficacia causal-histrica. Podr decirse con fundamento que la ambicin o voluntad de dominio de los empresarios capitalistas es la misma que la de los mumis de las Islas Salomn: pero es la misma etolgicamente y, por tanto, cubre tambin a las aves y a otras clases zoolgicas. Pero sto no significa que la voluntad de dominio pueda dar cuenta de la aparicin de los empresarios capitalistas. La diferencia entre Carlos V y un jefe yanomano no estriba en que aqul tenga unos mecanismos etolgicos diferentes, ni siquiera una forma muy distinta de insertarse en los crculos sociales o polticos genricamente considerados. La diferencia es que esa voluntad de poder est determinando ahora al Papa, y luego al Rey de Francia y, con ello, por cierto, a los propios jefes yanomanos.

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m. LA "TERCERA VIA" ( 1 AAB): "LA HISTORIA SE OCUPA DE LO INDIVIDUAL SIN QUE POR ELLO QUEDE EXCLUIDA DE LA REPUBUCA DE LAS CIENCIAS". L No impugna esta tercera va, como lo haca la segunda, la ^licacin a la Historia del pricipio aristotlico fundamental (la ciencia es de lo universal); lo que impugna es el principio mismo. Y, sin embargo, a pesar de todo, esta tercera va se abre paso en el propio terreno aristotlico. En ningn otro lugar mejor que en ste podramos ver confirmada la sentencia: contraria sunt circa idem. Lo "mismo" podra ser interpretado en trminos de la implicacin que consta en el texto de la Potica en torno al cual venimos discurriendo: "si la Ciencia es de lo universal (A) entonces la Historia, que se ocupa de lo individual, no es ciencia ( 1 B)". Porque ahora es esa tesis negativa de Aristteles la que se impugna, y en su ms estricto sentido ( 1 1 B). Y al impugnarla se est en rigor afrmando ( 1 1 BB) que la Historia, an ocupndose de lo individual, es ciencia. Por consiguiente, y en virtud precisamente de que nos movemos en el terreno mismo de la condicional aristotlica, tenemos que concluir modus tollens que la Ciencia no es de lo universal ( ~l A). Es decir, tenemos que impugnar el propio principio aristotlico fundamental, an mantenindonos en su propio "terreno". Que no es otro sino la misma oposicin entre lo universal y lo individual, entendida como la oposicin conformadora de la propia idea de ciencia. Y sera posible advertir la presencia de estas relaciones, que en s mismas podran parecer demasiado abstractas, analizando los procedimientos de fundamentacin seguidos por los propios fundadores del concepto de la ciencia de lo individual, Windelband y Rickert, an cuando ellos no hayan tenido la impresin de que seguan "prisioneros" de Aristteles. Incluso en el mismo momento en que Windelband, en su Discurso rectoral de Estrasburgo (1894) se acuerda de Aristteles, y, acaso llevado por su contraposicin a Platn (a quien asocia a la concepcin de la ciencia como "conocimiento de lo universal"), pretende ponerlo en la lnea de los espritus "que buscan la realidad en los seres concretos, desarrollados con arreglo a un fm". Sin duda, no es gratuito entender a Aristteles en esta direccin. Lo que discutimos es que esta direccin pueda -39-

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distinguise de la platnica como se distingue el camino de lo individual del camino de lo universal. Poique es Aristteles quien ha enseado constantemente que la ciencia lo es de lo universal, sin perjuicio de su doctrina sobre lo individual en el ordo inventionis. Y es el propio Windelband quien, al final de su Discurso, cuando est ultimando su caracterizacin de las ciencias naturales, apela a los silogismos (es decir, a Aristteles) porque todo acaecer especfico nos dice, "cobra la forma de uh silogismo en el que la mayor es una ley natural, o bien una serie de necesidades sujetas a leyes", etc., etc. Ms an: se dira que el cauce de la implicacin aristotlica es el que se manifiesta en el mismo momento de la graduacin de la cientificidad de las ciencias de lo individual. Se hablar de ciencias de lo individual, pero a condicin de ver en eltas (si efectivamente se mantienen en el mbito de lo individual) no precisamente el lugar en donde se forman las evidencias apodaticas y necesarias (como el propio Aristteles exiga) sino ms bien el lugar en donde se forman los juicios o afirmaciones aseitiicas, aquellas que Aristteles asignara a la opinin. So a .Parece como si Windelband, al menos en lo que se refiere a la modalidad de los conocimientos, permaneciera bajo el influjo del planteamiento aristotlico. Y cuando Rickert, por su parte, despus de haber recorrido brillantemente el camino del que hemos llamado modus tollens de la concepcin aristotlica, penetra en el anlisis mismo de la estructura del conocimiento singular, en cuanto conocimiento que pertenece a una ciencia sistemtica, encuentra de nuevo, acaso sin advertirlo demasiado, la necesidad de suavizar y an rectificar el modus tollens inicial. Pues advierte que esas individuaUdades de las que se ocupa la ciencia histrica deben encamar algn valor universal: "esta universalidad de los valores culturales es justamente la que evita el capricho individual en la concepcin histrica" ( 59 ). En el campo de la ciencia del lenguaje, Steinthal haba ya emprendido un movimiento similar de retomo, dentro del crculo aristotlico que se delimita por las lneas de lo universal y lo individual: "In sich allein eine Gattung Vertritt". Pero este aristotelismo efectivo (objetivo) que creemos advertir en los propios fundadores de la teora de las ciencias del individuo es, a la vez, intencional. Lo que Windelband y Rickert pretenden es fundamentar la tesis (sin duda no aristotlica) segn la cual la ciencia de lo individual no slo es posible sino real. Pues la teora de la ciencia slo puede apoyarse en las ciencias que, de hecho, ya existen como tales, en el factum de las ciencias. "De donde ha sacado la lgica moderna -pregunta Windelband- por opocicin a la lgica griega que fue su madre, la madura idea de lo que es la induccin?". Y se responde: "No la sac desde luego del nfasis programtico con el que Bacon las recomendara y describiera escolsticamente, sino de la reflexin sobre el empleo activo y efectivo que esta forma de pensamiento encontr en los trabajos concretos de las ciencias de la naturaleza y que, afinndose y fortalecindose de problema en problema se acredit desde los das de Kepler y Galileo". 2. Sobre el conjunto de las nuevas ciencias reales y concretas que en oposicin a las "ciencias de la naturaleza", se haban ido organizando en el curso del siglo XIX, el conjunto de aquellas ciencias que estaban siendo ya designadas como "ciencias del espritu" quiere recaer la atencin de Windelband. No podemos menos, por nuestra parte, de ver alguna ingenuidad en el "empirismo gnoseolgico", por otra parte muy sano, en

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el momento mismo en que busca fortificarse con un ejemplo que, irnicamente, poda hoy presentarse como ppieba en contrario: poique no vemos nada claro hoy que sean "los trabaos concretos de las ciencias de la naturaleza", precisamente en cuanto sus resultados se acreditan en los das de Galileo y Kepler, aquellos que permiten a la teorfa de la ciencia considerar a la ciencia natural en trminos de una ciencia inductiva. La teora de la ciencia tiene que partir del anlisis de las ciencias efectivas, consideradas como instituciones, que incluyen, en una reduccin cuasi psicolgica, "la prctica concreta" de los cientficos ( 60 ). Pero estas ciencias no hablan gnoseolgicamente por s mismas, o hablan aquvocamente (como hablaban equvocamente los cientficos de la naturaleza que crean poder caracterizar sus mtodos como inductivos). Y esto lo saba tambin el propio Windelband. Porque es l quien comienza por impugnar la misma autoconcepcin, corriente en la Alemania de su tiempo, segn la cual las nuevas ciencias han de entenderse como Geisteswissenschaften. La oposicin ontolgica entre el Espritu y la Naturaleza (por medio de la cual se pretenda formular la oposicin gnoseolgica entre Ciencias del Espritu y las Ciencias naturales) le parece a Windelband muy metafsica y, en todo caso, inadecuada. Una clasificacin de las ciencias, dice debe buscarse en un principio formal, metodolgico, antes que en un principio objetivo. (Por nuestra parte, no nos sera posible aceptar esta distincin en la foima que Windelband la propone, porque la perspectiva gnoseolgica no puede menos de incluir tambin la consideracin de la materia objetiva). Y examinando segn sus mtodos lo que la mayora de las disciplinas en:q>ricas, "que suelen agruparse bajo el nombre de ciencias del espritu" se proponen, Windelband cree poder concluir que ellas buscan resueltamente "exponer de un modo completo y exhaustivo un determinado acaecimiento ms o menos extenso de realidad transitoria y circunscrito dentro del tiempo". O, lo que es lo mismo, para Windelband (en un momento inmediatamente anterior al advenimiento del "estructuralismo"), las ciencias del espritu son en realidad las ciencias histricas. Porque mientras las ciencias naturales podran caracterizarse por la tendencia metodolgica (que Windelband asocia con el espritu platnico) hacia las leyes universales y comunes (y acua el hoy ya habitual trmino de ciencias nomotticas) las ciencias histricas tendran que ser caracterizadas por su tendencia metodolgica hacia lo individual y propio (ciencias idiogrficas) de los acontecimientos dados en el tiempo. No son ya las leyes sino las figuras o formas del pasado aquello que el historiador debe de nuevo vivificar. Y, por ello, no es la abstraccin, sino la intuicin su rgano de conocimiento. Nos interesa, desde nuestro punto de vista, considerar el concepto de lo idiogrfico de Windelband en su correspondencia con el concepto de lo individual de Aristteles. Y ello precisamente porque no parece que lo que es idiogrfico pueda sin ms ser categorizado como lo individual (en cuanto parte de un todo distrfl>utivo). El propio concepto de Windelband cruza, de hecho, aunque oscura y confusamente, por las totalidades atributivas -por ejen^ilo, cuando define la vida cultural humana "como una trabazn histrica que va apretndose ms y ms de generacin en generacin". Sobre este fondo, habra que estudiar la influencia de la oposicin aristotlica. Pues lo indivldual-distributivo es siempre relativo al universal y a su tipo lgico. Y se trata de comprobar hasta que punto lo idiogrfico de Windelband no se contrapone regularmente a las universalidades (o l^alidades) adscritas a correspondientes ciencias nomotticas. Lo idiogrfico es el acontecimiento dado en el tiempo, el evento. Puede ser "la esencia de

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la vida de un hombre o de todo un pueblo, de las caractersticas y el desarrollo de una lengua, de una religin, de un orden jurdico, de una obra literaria, artstica o cientfica". En esta enumeracin, tal como viene expuesta (sobre todo si la ponemos a la luz del concepto de lo discreto de Rickert) aparece claro que cada ejemplo supone dada una clase y alcanza su peculiaridad, por tanto en cuanto que es un individuo de esas clases, a las que corresponden las ciencias nomotticas: un hombre, es un individuo de la clase de los hombres que estudia la Psicologa, como un pueblo es un individuo de la clase de los pueblos, que estudia la Sociologa; y otro tanto se diga de una religin respecto de las religiones en general o de una obra literaria respecto de la clase correspondiente. Windelband no puede explcitamente decirlo pero est muy cerca de la posicin segn la cual todas las ciencias del espritu deberan tener una parte histrica (y biogrfica) y una parte sistemtica ( 61 ). Si lo hubiera dicho explcitamente, habra tenido que reconocer la incoherencia de su proyecto de redefinir las ciencias del espritu como ciencias histricas. Los componentes individual-distributivos incluidos en el concepto de lo idiogrfco, en cuanto van conjugados con los componentes universal-distributivos del concepto de lo nomottico (por ejemplo los predicados universales) de Windelband, explica la posibilidad de un intento tan radical como el de Oppenheim en cuanto a la redefinicin formal de la distincin de Windelband ( 62 ). Pues Oppenheim comienza su reconstruccin atendiendo al "vocabulario de individuo" (I, V) que aparece en los lenguajes de los textos cientficos. Este vocabulario se define porque su extensin (representada en el eje de las X) es 0. ( 63 ). Pero las publicaciones pueden diferir segn las series de trminos individuales a que hacen referencia. El volimien R (Range) del vocabulario de individuos de una publicacin se evaluar por el nmero de nombres propios o de descripciones, siempre que tengan un designatum diferente ("estrella de la maana" y "estrella de la tarde" se contarn como uno). Se introducir ahora el ndice r "* R/x, interpretado como grado de tipificacin (nmero de objetos individuales por predicado). Segn este ndice, una publicacin que hable de pocos trminos, pero los describa por mhiples predicados, es altamente individualizadora, y una publicacin que hable de muchos trminos individuales, utilizando pocos predicados, ser altamente tipificadora. Pero adems del concepto de grado de tipificacn ( T ), Oppenheim introduce el concepto de "grado de teorizacin" ( u ) partiendo del desdoblamiento de i en dos, a saber, el plano de la observacin emprica (0) y el plano de la terica (T). Esto permite desdoblar a su vez s en dos conceptos distintos: s ( 0 ) s fuerza emprica y s (T)a a fuerza terica. >e donde la "intensidad en^rica" vendr definida: i ( 0 ) s s (0)/xay, mientras que la "intensidad terica" se definir por la relacin i ( T ) B S (T)/xaz. (La intensidad emprica se medir por el nmero de observaciones empricas por predicado; la intensidad terica por el nmero de hiptesis atmicas por predicado). La intensidad i primitiva se redefinir de este modo: i B i (0) -(- i (T). Al desdoblar el eje i en otros dos (x, z) el lugar geomtrico de los textos cientficos de igual fuerza no se halla en una curva, sino en una superficie hiperblica. Ser el ngulo formado entre los ejes y s i (0) z i (T). La razn T/0 s t g ./^"f definir el grado de teorizacin de un texto. El valor deu no es lo mismo que el valor z (intensidad terica) porque un texto cientfico con gran valor z, puede tener un v bajo, si tiene gran cantidad de material emprico y puede tener un -42Gustavo Bueno, El individuo en la Historia, Oviedo, octubre 1980

V muy alto con z bajo s el texto tiene poca fueiza. En el sistema tridimensional (Si 7 , 1 ; ) la dileccin o tendencia de un texto cientfico estar detenninadapor7 y por i; juntos. La relacin de i con 7 y S (fuerza total) viene dada por la igualdad iat ^y . s ( 63 ).

Ahora bien, a primera vista se dira que la distincin nomottioo/idiogrfico de Windelband podi'a definirse por el grado conjunto que una publicacin tenga en teorizacin ( u ) y tipificacin ( T ) puesto que para definir lo nomottico seran condiciones necesarias y suficientes (1) un alto gra(k> de teorizacin v y (2) un alto grado de tipificacin r ; lo idiogrfco parece podrafijarsepor el bajo grado conjuntamente en y en T .

Sin embargo, sugiere Openheim, estas definiciones no reconstruyen el sentido de la oposicin de Windelband. Porque ste entiende la distincin como una dicotoma y como u y r varan independientemente, el criterio anterior nos arrojar a una oposicin puramente emprica, a uiu distincin entre situaciones (aha v , alta T ) no ligadas internamente entre s. Habra, ms bien, que concluir que una publicacin es idiogrfica si consta de muchas proposiciones (tanto en O, como en T) acerca de trminos particulares. Luego una publicacin puede ser idiogrfica y tener un grado alto a b^o de teorizacin ( t; = T/0 s z/y). Una publicacin nomottica ser aquella que conste de un alto grado de teorizacin (leyes universales, sobre todo, leyes estadsticas). I*uede referirse a un solo trmino individual (si muchas hiptesis son las impUcadas o probadas por un solo caso) o a muchos: es decir, puede tener un grado alto o bajo de tipificacin ( ^ = R/x). Segn esto, una publicacin idiogrfica debe tener un alto grado de tipificacin; pero el grado bajo de tipificacin r no significa que la publicacin sea idiogrfica (podra tener a la vez una ^ta teorizacin t; ). Y una publicacin qomottica debe tener un alto grado de teorizacin v , pero no porque lo tenga ser nomottica (pues podra tener un bajo grado de tipificacin).

Por ello, concluye Openheim, para llegar a explicar por qu nomottico e idiogrfico son contrarios, habr que tomar en consideracin algn otro criterio, por ejempto, la medida en que la fuerza de la publicacin (s) descansa en proposiciones universales o singulares. Cuando la publicacin tiene fuerza principalmente en proposicioiies universales ser nomottica; si en singulares, ser idiogrfica, cuando adems tenga un grado bajo de tipificacin pues si lo tiene alto, no ser ni idiogrfica ni nontottica, lo que no excluye un cierto grado de teorizacin-.

3. Pero es acaso en la teora de la ciencia de Rickert en donde mejor podemos comprobar la influenci suterrnea de la oposicin aristotlica entre lo formal-priorstico y lo material-posteriorstico. Porque creemos ver al pensamiento de Rickert debatindose en medio de conceptos y distinciones claras y distintas pero que, al acimiularse unas al lado de las otras, forman un conjunto confuso y obscuro (formid/nuterial, natura/cultura, nomottico/idiogrfico, continuo/discontinuo, homogneo/heterogneo, mtodo natura-

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lstico/mtodo histrico). Un conjunto de distinciones que reflejan, por cierto, la oposicin fundamental de Aristteles, como si quisieran desbordarla tanto ms cuanto permanecen ms prisioneras entre sus redes. Nos proponemos reordenar, desde el punto de vista de la distincin aristotlica, la catica doctrina de Ridcert -catica, sin perjuicio de su clara y ordenada apariencia. Con seguridad puede decirse que Rickert quiere partir, como Windelband, de la consideracin del factxun de las ciencias, y no de una idea apriorstica, utpica y ucrnica, de lo que la ciencia deba ser. El punto de partida de Rickert es gnoseolgico. Ahora bien, la oposicin coetnea entre Ciencias de la Naturaleza y Ciencias del Espritu le parece tambin, como a Windelband, inadecuada, y es Rickert quien propone, por de pronto, la sustitucin del concepto de Espritu por el concepto de Cultura que egresara, a su juicio, mejor el carcter objetivo y emprico -es decir, no mental, nifilosficode los campos de las ciencias correspondientes. Rickert concede que la distincin entre ciencias de la naturaleza y ciencias de la cultura es una distincin denotativa, que no es gratuita, sino que obedece a unas diferencias de orientacin innegables, incluso cuando estas diferencias se nos den dibujadas tan solo en el terreno material u objetivo (la oposicin Naturaleza/Cultura), con la obscuridad que ello comporta (Naturaleza tiene que ver con los bienes; Cultura, con los valores). Rickert cree que no es en el plano de los objetos en donde propiamente hay que fundar la posicin. Es necesario introducimos en la perfectiva metodolgico-formal ( 64 ). Y aqu la oposicin principal sera la que media entre el mtodo naturalstico y el mtodo histrico. Y no porque el mtodo histrico pueda declararse equivalente al mtodo de las ciencias culturales (aqu Rickert discrepa de Windelband) sino "por cuanto para todos los objetos de la cultura es una consideracin necesaria, su exposicin segn el mtodo histrico". Estas dos parejas de oposiciones (la opockSn material de los objetos Naturaleza/ Cultura- y la oposicin formal de los mtodos -mtodo naturalstico/mtodo histrico)- se cruzan, segn Rickert. La siguiente tabla puede servir para analizar las cuatro situaciones generales implcitas en la concepcin de Rickert:

^ V ; ^ Oposicin ^N>^ Material Naturaleza OpoMcinS^^^ MetodolgicMrSi^,^ Mtodo naturalstico Mtodo histrico Cultura

Situacin 1 Situacin 3

Situacin 2 Situacin 4

TABLA 1. Anlisis de la casificacin de as ciencias, de Rickert -44Gustavo Bueno, El individuo en la Historia, Oviedo, octubre 1980

La oposicin ms significativa, "la oposicin capital", serta la que media entre las situaciones diagonales 1 y 4. n la situacin 1 habr que considerar a las ciencias naturales, sobre todo a las fisicomatemticas ("la palabra naturales las caracteriza tanto por el objeto como por el mtodo"). La situacin 4 correspondera a las ciencias histrico culturales, de las que se habla en el capsulo X. En cambio, las situaciones 2 y 3 corresponden a los "territorios intermedios". O bien (caso de la Psicologa humana) territorios que son culturales por su contenido y naturalistas por su mtodo (situacin 2); o bien (como seria el caso de la Geologa histrica) territorios que son naturales por su contenido, e histricos por su mtodo (situacin 3). Se dira que, partiendo de esta tabla de clasificacin cua-emprica, Rickert procede a analizar los criterios que le sirven de fundamento. Pero, en el fondo de la oposicin, Rickert se encuentra precisamente con la oposicin aristotlica-formal (priorstica) entre lo universal y lo individual. Si la oposicin entre el mtodo naturalstico y el mtodo histrico tiene algn significado lgico, lo tendr en la medida en que la voz Naturaleza no significa "mundo corporal" cuanto, en sentido kantiano, "conjunto de cosas determinadas por leyes universales" ( 65 ). Pero ms adelante ( 66 ) nos dir que "por mucho que se distinga el concepto moderno de ley del antiguo concepto de especie, parece que hoy como antao conserva todo su valor (en ciencia natural) el aserto de que no hay ciencia de lo singular y particular: procurar, por el contrario, subordinar todos los objetos a conceptos universales y, en lo posible, al concepto de ley". Y es el mismo Rickert quien atribuye (en oposicin a Windelband) a la lgica aristotlica -"de la cual dependen en este punto casi todas las investigaciones lgicas hasta nuestros das"la inspiracin de estos conceptos caractersticos de las ciencias naturales, la nocin de conceptos nomotticos en la terminologa de Windelband, que Rickert acepta (aunque subrayando precedentes: Schopenhauer, Hanns, Naville, P^ul, Simmel). Y, por supuesto, Rickert sabe que es a Aristteles a quien se est oponiendo cuando, al desarrollar "una lgica que no quiere domear las ciencias, sino entenderlas", tiene que admitir sin duda ninguna, que la opinin de Aristteles -la opinin que no quiere admitir lo particular e individual en los conceptos de las ciencias tiene que ser falsa". Pues nada consigue la Lgica con frmulas y frases generales como, por ejenq>lo, "la ciencia es un todo unitario, o no puede haber varias verdades, o la historia, puesto que no generaliza, no es ciencia". Lo cierto es que la ciencia histrica existe, como ciencia de lo real. Y la realidad es nica, sin duda. Pero es esa realidad la que se hace naturaleza cuando la consideramos con referencia a lo universal; se hace historia cuando la conskieramos con referencia a lo particular e individual. Por lo dems, Rickert no analiza explcitamente la categora de lo individual -como si ya la considerase analizada por su oposicin aristotlica a lo universal-. De hecho, los ejemplos que utiliza se mueven constantemente en la escala de tal oposicin: "el historiador no expone nada de lo que su objeto tiene de comn con los dems ejen^lares de su especie, en el sentido de la ciencia natural" (lo cual es una peticin de principk), puesto que si se suprime ese sentido por qu no llamar nomottica a la proposicin de un historiador que establezca que "los emperadores ilricos fueron todos militares"?). Y cuando sus ejemplos, an partiendo de lo individual aristotlico, desbordan claramente este marco, Rickert no parece acusar tal desbordamiento. As en su brillante anlisis comparativo de los procedimientos

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(nomotticos) de K. E. von Baer, al exponer el desenvolvimiento del pollo en el huevo (exposicin que estara referida a un sistema de conceptos universales que se proponen valer para un ejen^lar cualquiera de esa multitud) y los procedimientos (idiogrficos) de Ranke, al e;q>oner el desenvolvimiento de los papas romanos en los siglos XVI y XVII (desenvolvimiento de una serie singular de realidades, una serie concebida de tal suerte "que la particularidad e individualidad de cada cosa recibe un expresin" y que la expresin "acoge y manifiesta aquello que no ha existido nunca antes"). Poique aqu lo individual parece ser, ante todo, cada imo de los papas de referencia (Alejandro VI, Po III, Julio II, Len X, Adriano VI, Gemente VII, Pablo ni, etc., etc.). A diferencia de cada uno de los pollos de von Baer, cada uno de ellos, (individuo de una clase), recibe una expresin. Pero tambin la serie es individual, y esta individualidad no es lgicamente del mismo tipo que la de sus elementos o partes (li serie de los papas es una totalidad de tipo T distinta de la clase de los papas). En cualquier caso, el individuo, en cuanto debe ser "expresado" por el historiador, abre un conjunto nuevo de problemas a la teora de la historia. Pues cuando Rickert dice que el "individuo recibe una e}q>resin" es porque se le aparece, no ya tanto como un trmino objetivo, encontrado acaso entre los escombros del Vaticano (por ejemplo, como un esqueleto identificable como individuo por sus medidas antropomtricas, incluso por sus cicatrices o por los restos de su indumentaria), sino sobre todo como un sujeto o "conciencia interior", que ser preciso "reconstruir" reviviendo la experiencia de sus pensamientos (el Nacherleben de Dilthey). En esta perspectiva, la cuestin del individuo en la historia da paso a una cascada de problemas que Aristteles mantiene bloqueados (aunque no carecen de representacin en su sistema, a travs, sobre todo, de la teora de la prudencia, segn hemos sostenido antes). Si, por ltimo, nos atenemos a la exposicin que Rickert nos ofrece cuando parece volverse al anlisis del criterio material de su tabla implcita, tambin podemos encontrar (aunque muy escondidas) las mallas de la oposicin aristotlica. La tesis central -de inspiracin kantiana es sta: la realidad es incognoscible en s misma, es irracional. Pero parece como si Rickert, deseoso de alejarse de los problemas metafsicos asociados a la idea de nomeno, necesitase buscar una frmula ms "positiva" capaz de conceptuar la raiz misma de esa irracionalidad de lo real. Y la encuentra en su concepto de lo cotinuo heterogneo. Lo real es irracional (excede a la comprensin racional) precisamente por ser continuo y heterogneo. No es fcil entender directamente porqu Rickert ha llegado a semejante frmula, que acaso fuera til comparar con la idea bergsoiana de la dure relle. Si ponemos en relacin la continuidad con la contigidad (al menos en el sentido de las "asociaciones por contigidad de Himie) y advertimos que heterogeneidad dice "n^acin de semejanza", cabra atribuir a Rickert un principio in:q>lcito tal como el siguiente: "Las cosas mximamente contiguas (continuas) debieran ser semejantes" -poique slo entonces cabra decir que es irracional lo "continuo desemejante"-. Asimismo "las cosas distintas heterogneas deben ser desemejantes", lo que nos permitira ver en el fondo del pensamiento de Rickert, la presencia del principk) de los indiscernibles ( 67 ). Ahora bien, la ciencia no es, dice Rickert, una reproduccin de lo real: es una rack>nalizacin de la realidad irracional. Y tambin esta idea, que Kant desarroll a travs de su doctrina filosfica de las formas a priori de la sensibilidad y del -46Gustavo Bueno, El individuo en la Historia, Oviedo, octubre 1980

entendimiento, parece quedar potivizada al extremo por Rickert, quien, en efecto, intenta reducir esa raciojiaiidad a los trminos de un procedimiento de simplificacin. Esta simplificacin (racionalizacin) de la realidad continua y heterognea se producir: o bien segr^ando de lo real la heterogeneidad (constituyoido una continuidad homognea) o bien segregando de lo real la continuidad (constituyendo una heterogeneidad discreta). El camino de la homogeneidad (continua e incluso a veces discreta) sera el camino de las matemticas, que son ciencias ideales; el