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ANJEL LERTXUNDI ERRAMUN OSA JOAN I MARI BERNAT PATXI BAZTARRIKA ANDRES URRUTIA KONRADO MUGERTZA JOXEAN MUÑOZ REVISTA DE PENSAMIENTO E HISTORIA. SABINO ARANA FUNDAZIOA. MARZO 2011. Nº 36. 5 EUSKARA A DEBATE: DARWIN O BABEL

Hermes 36: Euskara a debate: Darwin o Babel

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ANJEL LERTXUNDI

ERRAMUN OSAJOAN I MARI BERNATPATXI BAZTARRIKAANDRES URRUTIAKONRADO MUGERTZAJOXEAN MUÑOZ

PENTSAMENDU ETA HISTORIA ALDIZKARIA. SABINO ARANA FUNDAZIOA. 2011. MARTXOA. 36. ZBK. 5

EUSKARAREN AUZIA:DARWIN ALA BABEL

ANJEL LERTXUNDI

ERRAMUN OSAJOAN I MARI BERNATPATXI BAZTARRIKAANDRES URRUTIAKONRADO MUGERTZAJOXEAN MUÑOZ

REVISTA DE PENSAMIENTO E HISTORIA. SABINO ARANA FUNDAZIOA. MARZO 2011. Nº 36. 5

EUSKARA A DEBATE:DARWIN O BABEL

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Edita: SABINO ARANA FUNDAZIOA. dirEctor JOSÉ ANTONIO RODRÍGUEZ RANZ.coordinadora: OLGA SÁEZ.consEjo dE rEdacción: BELÉN GREAVES, IÑIGO CAMINO, SEBASTIÁN GARCÍA TRUJILLO, IÑAKI MARTÍNEZ DE LUNA, ANDONI ORTUZAR, MARI KARMEN GARMENDIA, FERNANDO MIKELARENA, IRAT xE MOLINUEVO, OLAT Z GONZÁLEZ ABRISQUETA, MANU CASTILLA, ASIER MUNIATEGI, JUAN LUIS BIKUÑA, MIKEL DONAZAR, IÑAKI BERNARDO, DANIEL INNERARITY, ARANT ZA GANDARIASBEITIA, NINO DENTICI, JOSÉ LUIS MENDOZA, IRUNE ZULUAGA, AITOR BIKANDI. colaboran: ERRAMUN OSA, JOAN I MARI BERNAT, PAT xI BAZTARRIKA, ANDRES URRUTIA, KONRADO MUGERT ZA, JOxEAN MUÑOZ, NEREA AZURMENDI.disEño: LOGORITMO. obra Gráfica: VICTOR ARRIZABALAGA. FOTOGRAFÍA: T xET xU BERRUEZO. TRADUCCIÓN: GABRIEL PIEDRA. imprimE: FLASH IMPRESIÓN.

SABINO ARANA FUNDAZIOA:MANDOBIDE,6-3º. 48007 BILBAO. T: 94 405 64 50. idazkarit [email protected] www.sabinoarana.org.

d.l.: BI-986-01 ISBN: 1578-0058

por vez primera, en la revista Hermes hemos recurrido a la publicación de textos originales y de su traducción. Un original en castellano se ha traducido y se publica también en euskara, y del resto de artículos, originariamente escritos en euskara, se ofrece también su versión traducida al castellano.

¿por qué? Queríamos que las reflexiones sobre el euskera -sobre el nuevo horizonte que la construcción europea ofrece a las lenguas, sobre la relación entre convivencia lingüística y cohesión social, sobre el desa-rrollo del corpus, sobre el papel de la escuela y los mo-delos lingüísticos, sobre la creación cultural y el euskara o sobre el binomio lengua-identidad- hechas por y desde el mundo/los mundos del euskara llegasen también al universo castellano-hablante. por eso lo hemos hecho.

somos conscientes de que el bilingüismo basado en la traducción no es la solución; de que quizás sean necesarios mensajes específicos –y no traducciones- para cada uno de los universos lingüísticos; de que muy posiblemente el futuro se escribirá en términos de bilingüismo asimétrico en un marco de plurilingüismo operativo; y también de que hoy no convivimos en la asimetría sino en la desigualdad. no queremos ghetos lingüísticos, sino un debate abierto que interpele a todos y exija compromisos a todos, también a los monolingües castellanos. contribuir a ese debate es el objetivo de este número de Hermes.

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finales del siglo XIX eran muchos los que difundían a los cuatro vientos la opinión y la idea de que la lengua vasca, el euskera, no conseguiría llegar al siguien-te siglo. Sin embargo, en aquella

época no solo erraron en sus opiniones sino que también lo hicieron en sus apocalípticas predicciones. De hecho, el euskera consiguió llegar a principios del siglo XX, pero, eso sí, su situación era más débil tanto en extensión geográfica y funcional como en el número de hablantes.

También durante el siglo XX era fre-cuente encontrar en cualquier lugar gente que pronosticaba que el euskera no iba a llegar al siglo XXI. Profundizando más en ese contexto, son conocidas, entre otras, las afirmaciones de conocidos vascófilos de Iparralde en el sentido de que el euskera no lograría ver el nuevo siglo en el País Vasco continental… y ahí sigue… el euskera permanece vivo, todavía vivo… y mientras esté vivo igualmente perduran las posibilidades para su revitalización, ¡ahora más que nunca!

En ningún sitio está escrito el futuro de las lenguas ni el de las comunidades lingüísti-cas que se sirven de las mismas. La evolución del euskera da fe de que las previsiones más agoreras pueden no cumplirse. Su reconoci-

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miento y una normativa legal apropiada, una política lingüística eficaz –proactiva – a favor de la lengua más débil, la adhesión y el compromiso de la ciudadanía, así como recursos de todo tipo son los in-gredientes indispensables para la revitalización de una comunidad lingüística en retroceso, elementos en los que es preciso apoyarse para explicar el impulso –en unos lugares más suave, en otros más vigoroso – que ha tomado la recuperación o normalización del euskera en todos los territorios.

La normalización del euskera no está en manos sólo de una persona, ni de una asociación o institución, está en manos de todos, ¡si es que ha de estar en algún sitio concreto! No hay que dejar la responsabilidad que a todos y todas nos concierne en las espaldas de los demás. Todos podemos hacer, debemos hacer aún más para que el euskera llegue a ser válido en todos los ámbitos de la vida. ¿Qué vamos a hacer nosotros, cada uno de nosotros, para que el euskera, la lengua más vieja de Europa, y a su vez, una lengua moderna gracias a la labor desarrollada los últimos decenios, tenga un futuro más halagüeño? He ahí la pregunta. Todos nosotros estamos interpelados y obligados a dar cumplida respuesta –por favor, no dejemos la respuesta a la pregunta a cargo del prójimo –.

Como se ha dicho, el euskera ha dado pasos muy importantes en el camino de la normaliza-ción. Tiene más hablantes que nunca, sobre todo entre las generaciones más jóvenes. En la CAV está viviendo una recuperación o normalización más rápida; más lenta en Navarra y, por primera vez en la historia, en Iparralde se perciben indicios de recuperación. También es patente su expansión en lo que a ámbitos de uso se refiere… y junto a los viejos retos (ganar hablantes y ámbitos de uso) ahora se le presentan otros nuevos (que los que saben euskera lo utilicen aún más, la aportación de los euskaldunes pasivos en los diferentes capítulos de la normalización, etc.).

Esa preocupación, ese deseo de reflexionar, es lo que llevó a la Fundación Sabino Arana a organizar este seminario desarrollado bajo el título de “Normalización del euskera en el siglo XXI, perspectivas y retos”. La jornada de reflexión se desarrolló durante dos días; por un lado en Bilbao, el veinte de octubre, en el Palacio Euskalduna, jornada que fue emitida en directo en colaboración con la emisora de radio Onda Vasca. A ella se invitó a todos los partidos con representación en el Parlamento Vasco. Lamentablemente, los dos partidos que sustentan el Gobierno Vasco -PSE y PP- al final no asistieron, aunque se habían comprometido a participar; por otro lado, al siguiente día, en San Sebastián, se desarrolló una jornada muy sustanciosa, en sesiones de mañana y tarde. En las mismas intervinieron las asociaciones y organismos más significativos que operan en el ámbito del euskera. Sean mis palabras de agradecimiento para todos, para todos los que intervinieron, tanto para los que prepararon las ponencias como para los miembros de la Fundación, que facilitaron la organización de este seminario.

Con motivo de su décimo aniversario, en este número especial de la revista HERMES que tiene como eje al euskera se reproducen por escrito las intervenciones de quienes hablaron en San Sebas-tián, también la ponencia de nuestro amigo Joxan Muñoz, que no pudo dar su conferencia debido a un lamentable suceso. Y además, se reproduce la excelente entrevista, llevada a cabo en los dos idiomas, que la periodista Nerea Azurmendi hizo a Angel -Andu- LERT XUNDI, Premio Nacional de Ensayo 2010. Ése es el contenido de este número.

Pese a lo que en muchas ocasiones parece, la reflexión, las ideas son las que mueven, renue-van la sociedad. Ésa es la misión de la Fundación Sabino Arana. Ayudar con las ideas al fortaleci-miento y renovación de nuestro pueblo, porque no tenemos en nuestras manos nada que pueda ser más potente, más justo y democrático, ni más eficaz, viable y duradero que las ideas expresadas y defendidas con las palabras.

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Hi zkunt zak ingurune so-zial, politiko eta eko-nomiko zehat z batean bizi, biziraun eta etorki-zunerant z proiektat zen dira. Hi zkunt za bat ez

da bizi edozein egoeratan bere kautan, ez eta komunikazio-gailut zat, ideiak elkartrukat zeko eta arte-sorkunt za-rako ibilga ilut zat, edo, azken batean, mundua moldat zeko tresnat zat bera erabilt zen duen gizartearen gorabehe-retatik at. Unibert so propio bat sort ze-ko, hi zkunt za-ibilga ilu bat behar da,

Joan I marÍ BERNAT

KaTaLunIaKo GeneraLITaTeKo HI ZKunT Za PoLITIKaraKo IDaZKarI oHIa

HI zkUNT zA GUT XITUAk ETA HI ZKUNT ZA ANIZTASUNA EUROPAN

* TRADUCIDO EN LA REDACCIóN

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baina ez ideiak elkartrukat zeko bakarrik balio duena, ezpada ze errealitatea sort zeko eta errealitatearen gi-zarte-eraikunt zarako tresna ere badena.

Euskara edo katalana bezalako hi zkunt zak bizi diren eta, halaber, eurak etorkizunerant z proiektatu ahal izateko esparrua Europar Batasuna da. Egia esan, europar zelaia aldekoagoa zaigu Espainiako jokalekua baino, nahiz eta azken horrek bere burua estatu jakobinoaren eta autonomia-erkidegoezko estatu plural baten arteko erdibideko tresna batez zuzkitu duen. Europar egitasmoa urrat sez urrat s gauzat zen ari da, geldi-geldika, makineria oso-oso konplexu bati dagokion erritmoan, hain zuzen.

Orain dela mende-erdi pasat xo Jean Mon-net-en egitasmoa abian ipini zutenean, ez zegoen oso argi, berrogeita hamar urteren buruan ekimen arrakastat sua izango ote zenik ere, nahiz eta gaur egun, jada, hala izan dela egiazta dezakegun. Go-goan izan hainbeste gerratatik zetorrela Europa, zatiketa sumingarrietatik, senideen arteko borroka odolt suetatik eta kontinentea sunt situ zuten mundu-gerra bitatik. Bigarren Mundu Gerra amaitu berritan arrakasta-bermerik, den t xikiena ere, izan zezakeen egitasmo erkide bat imajinat zeak berak ameslarien kimera hut sa zirudikeen. Baina Jean Monnet, Robert Schumann, Alcide De Gasperi, Hans J. Spaak edo konrad Adenauer eta horrelako zenbait pert sonak ez zuten et si eta, garai zail haietan, gaur egun Europar Batasuna denaren hazia erein zuten.

Horixe da gure jokalekua. Lehia-toki horrexetan ebat zi be-harko da Europako hi zkunt zen etorkizuna. Hi zkunt za guztiena, hot s: komunikazio-gune bat har-tuta daukatenena; estatuetako hi zkunt za ofizialena (izari han-dikoak, ertainekoak, t xikiak…), eta, ezein estatutako hi zkunt za ofizialak izan barik, estatuaz azpiko mailaren baten ofizialak direnena. Baita, nola ez bestela, hi zkunt za gut xitue na ere.

Gure hi zkunt zak erabat erregularizat zeko eta haien gizarte-erabilera normalizat zeko prozesua jokaleku hori ez beste esparruren batetik biderat zea guztiz desego-kia izango lit zateke, errealistatik gut xi edukit zeaz gain. Gainera, ni-

re irudiko, Europar Batasunaren esparrua, estatu na-zioen esparruak izan direna baino askoz aldekoagoa izan daiteke gure hi zkunt zent zat, baldin eta geure kartak ondo jokat zen baditugu.

Baita uste dut ere, eta ez ondorio praktikoei begira bakarrik, ezpada ze ikuspuntu etikotik eta eu-roparren arteko elkartasunetik begiratuta ere, guztiok geure egin behar genukeela erabat jokaleku hori. Orain jada ez da interkonexio sendo bako mundurik, gu guztion onerako, hain zuzen. Gaur egun mun-dua oso ondo interkonektaturik dago, globalizaturik dago. Eta globalizazioak nola funt zionat zen duen ulertu behar dugu, gure hi zkunt zen eta kulturen al-de jardun dezan. Badakit haizearen kontra nabilela, mundu globalizatuaren defent sa egiten dudanean. Baina ziur naiz, XXI. mendearen hasieran eratu de-naren bezalako mundu globalizatu bat askoz hobea dela euskararent zat edo katalanarent zat, historiako zenbait alditan jasan dugun autarkia (edo erdi-au-tarkia) baino. Globalizazioa arbuiat zea eta bizkarra ematea ez lit zateke oso zent zuzkoa izango, ezta oso emankorra ere, eta ez lieke ezer onik ekarriko hi zkunt zak biziberrit zeko prozesuei.

EUROPA: BATASUNA ASKOTARIKOTA-SUNEAN

Nahiz eta, denok dakigun bezala, gauza bat izan sinestun izatea eta beste bat, oso beste-lakoa, praktikantea izatea (Pat xi Baztarrika nire lagun handiak esango lukeen bezala), Europar Batasunak “Batasuna askotariko-tasunean” goiburua ezarri du bere ezaugarrit zat. Europar Batasunak askotarikotasunari eusteko boron-datea asmo propiot zat adieraztea aldeko elementu bat da Europako hi zkunt zen etorkizunerako (bai ha-laber hi zkunt za gut xituent zat eta gure kontinentean han-hemen es-tu eta larri bizi diren gut xiengo-hi zkunt zent zat).

Dagoeneko askotariko-tasuna, Europa eraikit zeko pro-zesuan dagoen beharrizan hut sez, eraikit zen ari den Eu roparen ezau-garrietako bat bilakatu da. Asko-tarikotasuna europar eraikunt za politikoaren muinean egongo da, baldin eta Europa gero ere erabat

Mundu globalizatu bat

askoz hobea dela euskararent zat

edo katalanarent zat,

historiako zenbait alditan jasan

dugun autarkia (edo erdi-autarkia)

baino

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finkat zen bada egitasmo politiko gisa. Eta askotarikotasuna oso zaila da erdizka bereganat zea. Jo dezagun ez dugula geure egi-ten erabat, baina landari hesiak ipint zen hasi: non ipiniko genuke langa? zeint zuk hi zkunt za beharko genituzke defenditu, eta zeint zuek ez lukete babesik jaso behar? Non ipini be har dugu muga?

Egia bada ere, gaur egun-go Europar Batasunak muga es-tatu kideen hi zkunt za ofizialetan ipint zen duela, hori abaguneko muga bat da. zergatik izan be-har ditugu kontuan estatu kideen hi zkunt za propioak, eta ez es-taturen baten barruko hi zkunt za ofizial guztiak? Eta, nolanahi ere den, zergatik eduki beharko ge-nuke hi zkunt zekiko begirunearen parametro bakart zat hi zkunt zen ofizialtasuna, eta ez, dauden hi zkunt za-erkidegoek Gizateria osoari egin izan dioten ekarpena?

Batasunaren oinarri gisa askotarikotasuna onart zen delarik, bide onean gara. Estatu-jakobinismoak berrehun urtean ondo baino hobeto erakut si digu, unitarismoak, nahitaezkoa ba-lit z legez, askotarikotasuna murrizterik ez lort zea ez ezik, kasu askotan ez duela besterik egiten giza erki-degoen arteko harremanetan elementu gaiztoak sar-tu baino. Eta, behin ezarritakoan askotarikotasunaren alde gaudelako print zipioa, orduan errazagoa da askotarikotasuna zer den xedat zea (absurdoaren bi-dezko arrazoibide hut sez egiten bada ere). kontuan izan beharreko askotarikotasuna zergatik oi narritu behar da estatu kideen hi zkunt za ofizialetan baka-rrik? Halako ideiak aldezten dituztenak ez al dira konturat zen independentismoa sustat zen lagunt zen ari direla argi eta garbi, zeharka baino ez bada ere, eta seguruenez halakorik egiteko asmorik gabe? Bal-din eta, Europak nire hi zkunt za kontuan izan dezan, gure hiztun-erkidegoa estatu kide bilakatu behar ba-da, orduan ez dugu beste irtenbiderik independent zia politikoarena baino. Europak argi eta garbi uzten digu ezarrita, horixe dela gure aukera bakarra.

Egia da beste ahalbide bat zuk egon litezkeela, baina logika berriaren bidea, orain dagoen askota-rikotasuna osorik, ez haren zati bat bakarrik, onart zea izango lit zateke.

EUROPAR BATASUNAK EGITEN DUEN HI ZKUNT ZA ASKOTARIKOTASUNAREN KUDEAKETA DELA ETA

Europar Batasunaren ba-rruan dagoen hi zkunt z askotariko-tasunaren kudeaketa erakustean, Europak ostendu egiten du bere goiburu nagusia: Batasuna asko-tarikotasunean. Funt sean esta-tuen batasuna azpimarrat zen da. Eta ez da argi islat zen inolako hi zkunt za-politika bere-bererik, ez Europaren batasuna, ez munduko gure alde honen barruan dagoen askotarikotasuna.

Europar Batasunaren ba-rruan burut zen ari den hi zkunt za-politikak (edo hi zkunt za-politikek) funt sean frogat zean du (dute), europar egitasmoaren barnean bertan ez dagoela kohesiorik ez sendotasunik. Europar Bata-sunaren barruan euren muga-ba-rruetan hi zkunt za-politika erabat

berdintasunezkoak sustat zen dituzten estatu bat zuk ditugu (hala lit zateke, zuzenketa t xiki bat zuk eginda, Belgikaren kasua, edo Finlandiarena), eta beste bat zuk, euren askotarikotasuna onartu arren, ber-dintasuna onart zen ez dutenak (Espainiako Erre-suma dago jarrera horretan). Eta badaude, baita, oraint xe berton EBeko kide egiterik izango ez luke-ten Europar Batasuneko estatu bat zuk ere, zeren eta, aniztasunarekiko eta askotarikotasunarekiko errespetuaz denaz bezainbatean, hi zkunt za-poli-tikari buruzko kopenhageko Print zipioak betet zen ez dituzten; estatu horietako bat zuk europar egi-tasmoa sortu zen unetik bertatik daude Europa politikoaren barruan (estatu mult zo horren eredu paradigmatikoa Frant zia da).

Ez dago, beraz, hi zkunt za-politika europarrik. Gaur egun Europar Batasunak ez dauka bere estatu kide bakoit zaren hi zkunt za-politikan erabakimenez eragiteko lain sendotasun politikorik. Hortaz, bada, ez du besterik egiten, estatu kideek hi zkunt za-politika-ren arloan egoki derit zena jaso baino. Horrenbestez, Belgikak hiru hi zkunt za ofizial edukit zea, Irlandak eta Finlandiak bi eta Espainiak eta Greziak bana –esta-tuaren hi zkunt za ofizial bakar-bakarra – ez da inolako arazo ez oztopo Europar Batasunaren barruan egun garat zen ari den hi zkunt za-politikarent zat. Egiten

3~7. HI zkUNT zA GUT XITUAk ETA HI zkUNT zA ANIzTASUNA EUROPAN. JOAN I MARÍ BERNAT

Baldin eta, Europak nire hi zkunt za kontuan izan dezan, gure hiztun-erkidegoa estatu kide bilakatu behar bada, orduan ez dugu beste irtenbiderik independent zia politikoarena baino

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dena da, estatu kide bakoit zaren lurraldeetan egiten den hi zkunt za-politika espezifikoa jasota ut zi, ez besterik, Europar Batasunaren beraren hi zkunt za-politikarik benetan garatu gabe, alegia.

Europak hi zkunt za-politikaren arloan izan de-zakeen eragina ert zekoa da, periferikoa, eta hori ezin izan daiteke, inolaz ere, kezkagarria estatu kide-ent zat. Pent sa daiteke, ostera, Europar Batasunaren kohesioa eta hark egitasmo politiko gisa dukeen in-darra areagot zea dakarren prozesu batek hi zkunt za-politika paneuropar bat egiturat zen lagundu ahal duela, gauzak estatu kide bakoit zaren hi zkunt za-po-litika espezifikoez harant zago eramanez.

GEHIENEN HI ZKUNT ZAK, HI ZKUNT ZA GU-TxITUAK ETA GUT xIENGO HIZKUNT ZAK

Europaren eremuko hi zkunt za-politikaren garrant zirik eza froga dezakeen adibide baten bila hasita, hona funt sezko bat: Eu-ropak bere barruan soilik hi zkunt za ofizialak eta hi zkunt za gut xituak daudela onart zen du; ez du beste inolako berei zketarik egiten. Euro-par Batasuneko hi zkunt za ofizia-lek baldint za nagusi bi bete behar dituzte: bera osat zen duten esta-tu kideek ofizialt zat aint zatestea eta estatu kideok EBari hi zkunt za haiek Batasuneko hi zkunt za ofizia-lak izateko eskat zea. Beste guz-tiak “gut xiengo-hi zkunt zak” dira, bakoit zaren ezaugarriak eta ingu-ruabarrak kontuan hartu barik.

G u t x i e n g o - h i z k u n t z a k zeint zuk diren zehazterakoan, ez da ezelako diferent ziarik egiten es-tatu baten agintepeko lurralderen baten zati diren lurralde zehat z ba-teko gehienen hi zkunt zen eta hiztu-netan eta lurraldez dagoeneko oso murrizturik daudenen artean. Ezta ez da inolako diferent ziarik egiten, historikoki lurralde zehat z batean finkaturik dauden hi zkunt zen eta, gorabehera historikoek zein sozio-ekonomikoek eraginda, migrazioen ondorioz berriki jarritakoen artean.

Hortaz, bada, EBak bere barruan duen hi zkunt za-aniztasunari hurbilt zeko egiten duen aha-

legina nahikoa kaskarra da. Bakoit zaren egoeren eta inguruabarren askotarikotasuna askoz ere aberat sa-goa da.

Ezin ipini dezakegu hi zkunt za ofizial guztiak zaku berean, ez estatu kideren bateko (edo Euro-par Batasuneko) ofizialak ez direnak “gut xiengo-hi zkunt zak” izenburupean ipini, inolako azalpenik eman gabe.

Hi zkunt za ofizialez denaz bezainbatean, ha-lako interlingua moduko bat dugu, ingelesa, zeinen erabilpena Batasunaren instituzioen barruan ehuneko hirurogei ingurukoa baita. Ezin konpara daiteke, beraz, haren egoera beste hi zkunt za ofizialekin; erabilpen-maiztasunari dagokionez, Europaren eremuan inge-lesari gehien hurbilt zen zaiona alemana da. Urrunago gerat zen da frant sesa, zeinek oraint su arte historian

zehar ingelesarekin partekat zen izan baitu Batasuneko gehien-tasuna. Jakina, beste hi zkunt za ofizialak oso-oso at zean gerat zen dira aipatu hiruren aldean. Bere garaian, Europar Parlamentuko ki-dea nint zelarik, proposatu nuen, Ekialdeko hi zkunt za batek (nire proposamena poloniera zen) esta-tus berezi bat izan zezan, Europar Batasuneko instituzioen arteko erabilpen-hi zkunt za baliat zeko; horrek ustekabeko niganako be-gikotasuna eragin zuen Poloniako eurodiputatuen artean.

“Gut xiengo-hi zkunt zak” epigrafean sartu ditugun hi zkunt zei dagokienez ere, bes-te horrenbeste gertat zen da. “Gut xiengo-hi zkunt za” horietako bat zuk hi zkunt za ofizialak dira (ofizialtasun bikoit z edo ofizialki-detasunaren araubidez) bakoit za bere lurraldean, hala nola: ga-liziera, katalana eta euskara. Gure hi zkunt zek, EBaz denaz bezainbatean, estatus espezifiko bat dute, Espainiako Erresumak

memorandum bat aurkeztu zuenetik; dokumentu horretan zehazten zen haiek bakoit za bere lurraldean ofizialak direla, baina Europaren eremuan eraba-teko ofizialak izatera irit si gabe. Nolanahi ere den, bai katalana bai euskara anomalia estatistiko handi ere handiak dira, ezen beren egoeragatik askoz ant z handiagoa dute –hiztun kopuruagatik, litera-

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Ezin ipini dezakegu hi zkunt za ofizial guztiak zaku berean, ez estatu kideren bateko (edo Europar Batasuneko) ofizialak ez direnak “gut xiengo-hi zkunt zak” izenburupean ipini, inolako azalpenik eman gabe

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tura-ekoizpenagatik, esparru akademikoetan duten present ziagatik – daniera, finlandiera, letoniera edo esloveniera eta horrelako beste hi zkunt za bat zuekin (EBeko erabateko hi zkunt za ofizialak dira), okzitanie-rarekin, friulerarekin edo ladinoarekin baino (benetako gut xiengo-hi zkunt zak dira).

Orobat, ezin konpara daiteke, bateko, gut xien-goenak izan arren euren lurraldean historikoak diren hi zkunt zen zeregina eta, besteko, migrazioen ondo-rioz berriki lekualdatutako gut xiengoen hi zkunt zena. Begi-bistakoa da bretoierak edo korsikerak bakoit zak bere lurraldean duten eginkizuna ezin izan daitekeela Letoniako errusieraren edo T xekiako alemanaren berdina.

MUGAK ETA HIZKUNT ZAK EUROPAR BATASUNEAN

Europar Batasuna be-re barruko hi zkunt za-politika-ra zein gut xi hurbilt zen den frogat zen duen beste gertaera bat da, hi zkunt zen mugak eta estatu-mugak bat ez etort zea. Ia berdin zailak dira Europar Batasunean estatu elebaka-rrak aurkit zea eta hi zkunt za-maparekin bat datozen mapa politikoak aurkit zea.

Izan ere, nola katalana hala euskara mugaz gaindiko hi zkunt zak dira. Era berean, zatiketa administratibo kezka-

garriak jasaten dituzten hi zkunt zak dira. kontua ez lit zateke hain kezkagarria izango, zatiketagatik beragatik izango balit z, baina bai bada, herritarren hi z kunt za-eskubideekiko errespetuari dagokionez, maila desberdinak sorrarazten dituelako. Adibidez, Estatu bik –Herbehereak eta Belgika– Nederlandera-ren Agiria (herbeheretarrei eta flandriarrei zuzendua) sinatu dutelarik, hi zkunt za horren hiztun guztiek hi zkunt za-eskubide ber-berak izatea bermat zeko, eta bakoit za jaio den hi zkunt za-gunea kontuan hartu barik, Perpinyako hiztun batek, ostera, edo Pragako batek, ez dute ia beren hi zkunt za-eskubideekiko aint zatespenik izango, baina Bart zelonako batek edo

Andorrako batek positiboki onartuagoak izango dituz-te eskubideok, eta Alacant-ekoa nahiz Valent ziakoa izanda, kontua erdibidean edo egongo lit zateke.

Era berean, euskararen eginkizun instituzional eta akademikoak desberdinak dira Euskadiko Auto-nomia Erkidegoan, Nafarroan (hiru gunetan zatitua berori ere) edo Iparraldean (non estatu frant sesetik sortutako hi zkunt za-politika pairat zen ari baitira).

zatiketak hainbat arlotan sorrarazi ditu di-ferent ziak, hot s: hi zkunt za-politikan, hi zkunt zaren estatusari dagokionean eta hiztunen hi zkunt za-es-kubideak aint zatet si eta onart zearenean. Ezbairik gabe, historikoki gertaera hori kaltegarria izan da gure hi zkunt zent zat. Baina Europar Batasunaren garapenak parametro berri bat ekarri du, guk geure alde erabili behar duguna, alegia: mugaz gaindiko elkarlanak ematen duen ikuspen positiboa. Gaur

egun, asko eta nonahi dira mugaren alde banatako erre-gioek parte hart zen duten programak, EBaren beraren ko hesioa sendot zearren eta auzoen arteko elkartrukeak erraztearren. Europar logika berri hori erabili behar du-gu mugaren alde bateko eta besteko euskaldunen arteko harremanak finkat zeko, Euro-pako beste inguru bat zuetan egiten den bezala (Alsazia eta Lorena, Alemaniarekin; Hego Tirol, Austriarekin, etab.).

Mugaz gaindiko elkar-lana, bada, lagungarria izan daiteke, estatu-mugek Histo-riaren beste sasoi bat zuetan sunt situ nahi izan zutena be-rregiteko.

HURBILPEN EKOLINGUISTIKO BAT

Nago Ekologiaren paradigma oso ondo aplika dakiekeela gizartearen nahiz kulturaren antolaketa-ren zenbait alderdiri. Horrenbestez, bada, nik uste dut halako hurbilpen ekologiko bat aplika dakieke-ela hi zkunt za-politika artezten duten parametroei. Halaxe defenditu nuen orain dela lau urte Projecte Ecolingüística / Ecolinguistics Project saiakeran. Ekologiaren paradigma hartuta abiapuntu, orduan ezart zen da ekosistemak sendoak direla euren as-

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Ia berdin zailak dira Europar Batasunean estatu elebakarrak

aurkit zea eta hi zkunt za-maparekin bat datozen

mapa politikoak aurkit zea

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kotarikotasuna eta aberasta-suna gordet zeko gauza diren ginoan. Hori posible egiteko, diskriminazio positiboaren print zipioan oinarrituta jardun behar da. Hartara, esate bate-rako, arreta berezia ipini behar zaio gut xi direnen aldeko de-fent sari, hiztun asko dutenen aldean. Adibide bat ipiniko dut: duela urte bat zuk Tramonta-nako mendizerratik (Mallorca) inguru haietan bizi den bertako saiaren hamabi espezimene-tako batek ihes egin zuen. Berehala alarma guztiak hasi ziren jo eta jo, eta Europako hainbat gunetako ornitologo talde zenbait hasi ziren aipatu saiaren bila; zorionez hegaz-tiak eraztun bat zeukan, eta eraztunean sent sore bat, bera detektatu ahal izateko. Handik egun bat zuetara sai bidaiaria Alsazian aurkitu zuten; beraz, ondoren bere berezko habitatera it zuli zuten. zergatik hainbesteko kezka hegazti-espezimen bakar batengatik? Oso gut xi daudelako. Begirune guztiarekin, egongo ote zen interes berdinik kaio bat izan balit z?

Hurbilpen ekolinguistikoak ezart zen du ezen, hi zkunt za-komunitate guztietako hi zkunt za guztiek dutela etorkizunerant z proiektat zeko eskubidea, euren tamaina, historia edo artearen eta kulturaren arloan ekoit zi dutena kontuan hartu barik. Hi zkunt za bakoit za adierazpen- eta komunikazio-tresna bat da, baina baita mundua eraikit zeko tresna bat ere. Halako eraz ezen, hi zkunt za bat galt zen denean, ha-rekin batera mundu-ikuskeraren kosmo-ikuspen oso bat galt zen baita. Eta Gizateria pixka bat t xiroagoa bilakat zen da.

Ildo horretan, kataluniako Parlamentuak berri-ki onet sitako Okzitanieraren Legea, Araneko Harane-rarena, errebindikatu nahi dut.

Okzitaniera, Erdi Aroko hi zkunt za aint zat su bat, olerkari okzitaniar, frant ziar, italiar eta katalanen literatur ekoizpenerako koine izandakoa, honako leku hauetan hit z egiten da: Frant ziar Errepublikaren barruko eremu handi bat, Italiaren mendebaldeko eremu t xiki bat (Valada edo Ibar Okzitaniarrak) eta kataluniako autonomia-erkidegoaren eskualde bat (Aran Harana; izen hori zuoi euskal hiztunoi erre-dundante begitanduko zaizue, seguruenez). Aran

Haranean hamar mila pert so-na inguru bizi dira, eta ho-rietatik ia erdiak okzitaniera, hau da, aranera, dute ohiko hi zkunt zat zat. kataluniako print zerriko gut xiengo histo-riko bat dira; hortaz, bada, Autonomia Estatutu berriak okzitanieraren ofizialtasuna ezarri du, eta orain dela gut xi onet si dugun Legeak ofizialta-sun hori azalt zen du.

Okzitanierak katalunian duen ofizialtasunak eragin positiboa izango du Okzita-nian, ziur naiz horrezaz. Alde batetik, hi zkunt za erregula-tu, estandarizatu eta beraren araudi-eredu bat ezart zeko prozesua garatu beharko du-gu. Bestetik, ofizialtasunak

berehalako ondorioak ditu nazioarte mailan. Adibide bat ipint zearren: Estatu espainolak Lisboako Ituna-ren okzitanierazko bert sio bat ut ziko du Bruselan, europar erakundeetan, gaztelania, galiziera, euskara eta katalanezko bert sioekin batera. Horrenbestez, kataluniako edozein herritarrek Lisboako Ituna, eta pixkanaka okzitanierara it zult zen joango diren beste itun bat zuk, kont sultatu nahi baditu, hala egin ahalko du. Baina baita Bordeleko, Tolosa Lengadoc-eko, Narbonako edo Marseillako edozein pert sonak ere. Gertaera horren eragina oso handia izan daiteke okzitanieraz mint zat zen diren frant ziar eta italiar lurraldeetan.

EUROPA, HI ZKUNT ZA POLITIKA HANDI-NAHIAGO BATERAKO ESPARRUA

Orain artean Europar Batasunak ez du bere hi zkunt za-politikarik eduki. Estatu kide bakoit zaren hi zkunt za-politika it zuli –Europa eremuan– besterik ez du egin.

Hain zuzen ere, Europa eraikit zeko pro-zesuan, eta kontuan izanda prozesu horren umot ze politikoaren maila, oraindik ezinezkoa da Europak bere hi zkunt za-politika bat, hau da, estatu kide

Hurbilpen ekolinguistikoak ezart zen du ezen, hi zkunt za-komunitate guztietako hi zkunt za guztiek dutela etorkizunerant z proiektat zeko eskubidea, euren tamaina, historia edo artearen eta kulturaren arloan ekoit zi dutena kontuan hartu barik

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bakoit zaren hi zkunt za-politiken gainetik dagokee-na, egituratu ahal izatea.

Baina ez dut zalant zarik, bestalde, bihar-et zi batean europar jokalekua izango dela gure hi zkunt zen etorkizunerako partida nagusiak jokatuko diren joko-zelaia. Lehenago adierazi dut uste dudala, guret zat europarront zat Europa joko-zelai aldekoa-goa dela estatu-zelaia baino. Europan, bederen, et xean jokat zen dugu. Ez dago horren argi, Espainian edo Frant zian katalanek eta euskaldunek et xean jokat zen dugunik.

Hortaz, bada, uste dut, Europaren eraikunt za-prozesua aurrera eramaten lagundu behar dugula eta, zeharbidez, prozesu hori indart zea oso ekarpen ahalt sua dela gure hi zkunt zen etorkizunerako ateak ireki ahal izateko. Europa politikoa eraikit zeko pro-zesua dinamikoa da, elkarreraginezko prozesu bat, non mota askotako eragileak lan egiten ari diren, askotan, gainera, elkarrekiko norabide kontraesanko-rretan dihardutelarik. Geure menpe, geure ahalegina-ren eta geure ekinaren menpe egongo da balant zak alde batera edo bestera egitea.

Europak enfasi handiz aldarrikat zen du asko-tarikotasuna artat zeko borondatea duela, eta halaber kontinentearen kultura-ondarearen ezagut za man-tendu, hedatu eta sustat zekoa. Logika horren ba-rruan, Europar Batasunaren oinarrizko helburuetako

bat, Europan dagoen hi zkunt za-askotarikotasuna artat zeak izan behar du, baina askotarikotasun hori, estatu kideen hi zkunt za ofizial asko egotea lez barik, benetako askotarikotasun gisa ulertuta.

Gure hi zkunt zak –katalana eta euskara – esta-tu kide biren artean daude banatuta (Frant zia, joera argi eta garbi unitaristaduna; eta Espainia, zeinek aho t xikiz aldarrikat zen baitu Trant sizioa posible egin zuten akordioen askotarikotasuna, baina ahaleginak eta bost eginez, estatukeria gogorrenez jarduteko), eta estatu horiek oso gut xi lagunduko dute Europa hau pluraltasunez beterik eraikit zen. Baina euskaldu-nak eta katalanak gero eta prestago gaude europar eraikunt zaren prozesuan arizale aktiboak izateko, prozesu horretan aktiboki parte hart zeko eta geure ekarpenak egiteko. Europa mailan eragina izateko erakut si dezakegun gaitasunaren menpe egongo da, zati handi batez be hint zat, Europaren etorkizune-ko egituraketaren nondik norakoa. Egituraketa hori osoagoa edo urriagoa izan daiteke, hurrenez hurren: edo bertan denok sentitu ahal garen ordezkaturik, edo eraikunt za-prozesua estatu-erakundeen ekar-penekin bakarrik egiten den. Orduan, bada, erronka gogorrak ditugu aurrean, tokikoak, gure herri eta hi zkunt za-komunitateent zako espezifikoak, baina baita, aldi berean, orokorrak ere, ezen gaur egun maila biak elkarrekin bilbatuta daude, ezin bereizi direlarik, gainera.

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VICTOR ARRIZABALAGA. Mañaria, 1957.

ExPOSICIONES INDIVIDUALES: 1983: ARTEDER 83. Bilbao. Sala de exposiciones de C.L.P. de Durango. 1984: Salas municipales de Cultura Ezkurdi. Durango. C. L. P. de Deus-to. Bilbao. 1986: Sala de exposiciones Enrike Renteria. Amorebieta. 1987: Casa de Cultura de Basauri. 1993: Sala Ajuria. Vitoria-Gasteiz. 1994: Galería Ederti. Bilbao. 1998: Galería Olaet xea. San Sebastián. Museo de Arte e Historia de Durango. 1999: Galería Carmen Carrión. Santander. 2000: Galería Ederti. Bilbao. 2002: Galería Pilar Mulet. Madrid. 2003: Galería Ederti. Bilbao. 2004: Galería Pilar Mulet. Madrid. 2005: Museo ONCE. Madrid. Otros libros. Fundación Museo Evaristo Valle. Gijón. 2006: Galería Juan de Juanes. Alican-te. 2007: Galería Ederti. Bilbao. Color al cubo. Galería Armaga. León. 2008: Pasen y vean. Colegio de abogados. Bilbao. 2009: Sex o no Sex. Fundación Antonio Pérez. Cuenca. 2010: Tentaciones. Galería Juan Manuel Lumbreras. Bilbao.

OBRA EN COLECCIONES: Caja VITAL. Vitoria-Gasteiz. Museo ONCE. Madrid. Fundación Museo Evaristo Valle. Gijón. Fundación Antonio Pérez. Cuenca. Museo de Arte e Historia de Durango. Ayuntamiento de Durango. Ayuntamiento de Elorrio. Colegio de Abogados de Bizkaia.

ILUSTRACIONES

www.victorarrizabalaga.com

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PaT xI BAZTARRIKA

JeFe DeL servIcIo De eusKera DeL ayunTamIenTo De anDoaIn y ex vIceconseJero De PoLÍTIca LInGüÍsTIca DeL GoBIerno vasco

DE UN PARADIGMA LIN-GüÍSTICO OBSOLETO A OTRO INNOVADOR

Debería ser fácil compren-der y aceptar que poseemos una o varias lenguas, que deseamos utilizar tales lenguas y que, cuan-do utilizamos la lengua propia autóctona, cuando utilizamos (también) una lengua no hege-mónica, no lo hacemos contra ninguna otra lengua ni contra na-die. Como dijera aquél: “no seas estúpido: se trata de la pluralidad lingüística”.

LEGITIMIDAD Y EFICACIA:PILARES DE UNA POLÍTICA LINGÜÍSTICA DEMOCRÁTICAG

AIAK

GU

RE * TRADUCIDO EN LA REDACCIóN

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La pluralidad lingüística, ciertamente, es un valor inherente a la mayoría de las sociedades. Por consiguiente, el tema de debate no es la pluralidad lingüística en sí, sino la actitud y el comportamiento ante esta realidad insoslayable. La expresión prin-cipal del multilingüismo de la sociedad vasca la constituyen el euskera y el castellano, pues ambas son lenguas de aquí. La cuestión, el problema, no reside en que seamos una sociedad bilingüe, sino en el desequilibrio lacerante que sufre el euskera respecto del castellano, lo que afecta notablemente a la convivencia, puesto que el desequilibrio entre el euskera y el castellano trae consigo una situación de desigualdad entre los vascohablantes y los castella-nohablantes monolingües. El objetivo que ha per-seguido la política lingüística desarrollada desde la década de los ochenta hasta nuestros días ha sido, justamente, la superación de dicho desequilibrio.

Hay quienes cuestionan de raíz tal política. Aquellos que, ante este bilingüismo o multilingüismo que nos es tan propio, muestran actitudes hegemo-nistas son quienes niegan legitimidad o eficacia –o ambas – a la política lingüística llevada a cabo en Euskadi durante las dos o tres últimas décadas.

Algunos quieren mantener esa hegemonía, lo que en la práctica acentúa el conflicto lingüístico y legitima la discriminación, en perjuicio de la convi-vencia. Así, en el “Manifiesto por la lengua común” podemos leer lo siguiente: “hay una asimetría entre las lenguas españolas oficiales, lo cual no implica injusticia de ningún tipo porque en España hay di-versas realidades culturales pero sólo una de ellas es universalmente oficial en nuestro Estado democráti-co”; y en opinión de uno de los firmantes del citado Manifiesto, “¿es que vamos a discriminar entre len-guas en el plano legal? Pues sí (…) Los derechos del castellanohablante a utilizar la lengua común están por delante de los del euskaldún”.

En opinión de otros, el desequilibrio y la hege-monía son algo ineludible en la cuestión lingüística,

y la solución sería, por tanto, promover el cambio de bando en la actual situación de discriminación y hegemonía lingüística. Así, en el foro digital de Argia hubo quien expresaba su opinión afirmando que “Eso del bilingüismo es una gran mentira, al menos en lo que concierne al bilingüismo social. Pienso que necesitaríamos un único idioma hegemónico, aunque los individuos fuéramos capaces de utilizar más de un idioma. Yo distinguiría, por tanto, entre el bilingüismo social y la condición individual de bi-lingüe. Yo, por mi parte, desearía poder vivir sólo en euskera en toda Euskal Herria”.

Matices aparte, ambas formulaciones son expresión del monolingüismo social: la primera, manifestada desde la atalaya de la lengua he-gemónica, y la segunda, desde una posición de resistencia que desearía apoderarse del bastión de la hegemonía. Bajo el subterfugio de la lengua común, la primera reivindica el castellano como lengua casi única del espacio público; y lo mismo quiere la otra parte para el euskera. A partir de este mismo planteamiento, ambas cuestionan –en ocasiones incluso niegan- legitimidad y eficacia a la política lingüística desarrollada durante las tres últimas décadas. Pues bien, por el contrario, yo

pienso que el paradigma del monolingüismo -o el del hegemonismo- es un paradigma obsoleto; fren-te a ello, soy de la opinión de que para una lengua como el euskera -y con la vista puesta en la desea-da cohesión social- resulta más eficaz y legítimo otro paradigma: el paradigma de la gestión demo-crática y sostenible del bilingüismo, un paradigma que promueva el equilibrio y la paridad lingüística social y que respete, de manera real y efectiva, las opciones lingüísticas de la ciudadanía.

Legitimidad y eficacia: una política lingüística avanzada y democrática necesita cumplir ambas condiciones: legitimidad porque la cohesión social es una condición indispensable, y eficacia porque la necesita como garantía de éxito. En el contencioso lingüístico es la convivencia la que está en juego;

Y si se quiere ser eficaz en la promoción del euskera, es necesario mantener los pies en el suelo y actuar con prudencia […] conciliar múltiples derechos, intereses y sensibilidades

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y esto, desde el punto de vista de la legitimidad, requiere que se cumplan las reglas de juego demo-cráticas y que se respete la pluralidad también en cuestiones lingüísticas. Y si se quiere ser eficaz en la promoción del euskera, es necesario mantener los pies en el suelo y actuar con prudencia, teniendo presente que el 45% de los ciudadanos vascos ni siquiera entiende el euskera, que hay miles y miles de ciudadanos que aceptan al euskera como lengua del País Vasco y se sienten plenamente vascos aun sin saber euskera, y que existen enormes diferen-cias socio-lingüísticas entre las diferentes zonas y comarcas del País Vasco, lo que, obviamente, nos obliga a conciliar múltiples derechos, intereses y sensibilidades.

SOBRE LA LEGITIMIDAD

Voy a abordar la cuestión de la legitimidad, de la justificación democrática de la política lin-güística, desde tres perspectivas: en primer lugar, desde la legitimidad política (o, si se quiere, desde la legitimidad legal, puesto que en las sociedades democráticas la legitimidad política se asienta en las reglas de juego de la legalidad y en la normativa legal); en segundo lugar, desde la legitimidad social; y en tercer lugar, desde la legitimidad ética.

Con respecto a la legitimidad política, antes de nada hemos de decir que -en lo relativo a la cues-tión lingüística- ni el régimen jurídico del que nos hemos dotado ni la realidad social que tenemos en el mayor territorio social del euskera (la CAV) tienen nada que ver con los de, por ejemplo, países como Bélgica, Suiza o Canadá. A la hora de elaborar y de-terminar la legislación lingüística a establecer en el Estatuto de Gernika y en la Ley del Euskera, se plan-tearon varias opciones diferentes: una, considerar a los vascohablantes como un universo diferenciado y reconocerles –sólo a ellos – determinados dere-chos lingüísticos, de tal forma que la comunidad de vascohablantes hubiera quedado condenada para siempre a no crecer y a seguir siendo una minoría; otra opción era la de consagrar diferentes recono-cimientos de derechos lingüísticos por territorios, según la diferente presencia -histórica o a la sa-zón- del euskera en cada zona o territorio (por algo similar optaron en Navarra). En definitiva, diferenciar comunidades o diferenciar territorios.

Sin embargo, la representación legítima de la CAV rechazó dichas alternativas y se decantó por otra: conceder al euskera el mismo reconocimiento legal que al castellano y declarar oficiales a ambas lenguas en todo el territorio. Se reconocieron los mismos derechos lingüísticos a todos los ciudada-nos, y se impuso a todas las instituciones públicas la obligación de adoptar medidas que garantizaran el ejercicio efectivo de tales derechos lingüísticos.

Y nuestros legisladores fueron más allá: con-siderando el patente desequilibrio social entre las dos lenguas oficiales, optaron explícitamente por la promoción del uso del euskera, incorporando esa opción a la normativa legal.

En el fondo de esta opción se encuentra no solo un modelo para la convivencia lingüística, sino también un modelo de sociedad; es la opción de la integración y de la pluralidad: una única sociedad, plural en lo que concierne a la lengua, pero úni-ca. Y en su base, un planteamiento claro: en esta sociedad que posee dos lenguas, un bilingüismo lo más equilibrado posible es el mejor medio para fortalecer la convivencia y la cohesión social. Pre-cisamente por ello, no resulta suficiente ofrecer una mera protección a los vascohablantes para que lo sigan siendo, sino que, además, se opta -aunque de forma progresiva y en perspectiva de futuro- por una sociedad constituida por ciudadanos bilingües, es decir, por una sociedad que verdaderamente sea bilingüe (pues, no se puede construir una sociedad bilingüe sin ciudadanos bilingües). El objetivo es, en definitiva, proteger al vascohablante y, además, po-sibilitar el crecimiento social del euskera; a esto res-ponden, por ejemplo, el planteamiento de que en el sistema educativo reglado sea obligatorio aprender los dos idiomas oficiales, el establecimiento de un sistema público para la euskaldunización de adultos, o la materialización de políticas de promoción del uso de la lengua vasca en la vida social.

En segundo lugar, en cuanto a la legitimidad social, entiendo que la pregunta clave que debemos realizar es la siguiente: ¿Es reflejo del deseo de los ciudadanos la política lingüística desarrollada en estas últimas décadas? En mi opinión –más allá de ciertos errores o desajustes y de algunos excesos e insuficiencias que deben ser siempre corregidos–, la política lingüística desarrollada ha sido, en general, una política a la medida de la voluntad de la amplia mayoría de la ciudadanía. Si bien las cuestiones lingüísticas acostumbran a resultar conflictivas en muchos estados y lugares (no hay más que fijarse

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en Bélgica), aquí, en Euskadi, los firmes pasos da-dos en favor de la normalización del euskera se han dado en un ambiente sosegado e integrador, aunque haya quienes se empeñen en crear problemas, más que en solucionarlos, y en crispar innesariamente el ambiente social, en perjuicio de la convivencia.

Hay muchos datos objetivos que corroboran lo que digo. Por obligada brevedad, citaré aquí sólo tres de ellos.

El primero corresponde a la Educación. Des-de que en el curso 1983-84 se establecieran en el sistema educativo los modelos A, B y D hasta la actualidad, se ha producido un constante crecimien-to de los modelos que garantizan un mejor conoci-miento del euskera (es decir, los modelos D y B); y ha ocurrido esto porque así lo han decidido, año tras año, la inmensa mayoría de los padres y madres, tanto bilingües como monolingües. Durante aquellos años iniciales, el 80% del peso de la educación obli-gatoria recaía en el modelo A. En la actualidad, sin embargo, el modelo A no alcanza al 6% de los alumnos en la Educación Infantil y Primaria.

El segundo dato concierne a la Universidad. También en la en-señanza universitaria ha sido cons-tante el crecimiento de la demanda de estudios en euskera; asimismo, es de reseñar que el porcentaje de alumnos que optan por hacer en euskera las pruebas de selectividad alcanza ya el 57%.

El tercer dato proviene del ámbito de las investigaciones sociológicas. El Eus-kobarómetro de mayo de 2009 daba a conocer la nota que los ciudadanos concedían a las políticas públicas desarrolladas por el último gobierno pre-sidido por Ibarret xe. Entre los doce ámbitos de las políticas públicas que fueron calificados, la nota más alta, la primera de la clasificación según los ciudada-nos, fue para la política sobre el euskera, que obtuvo una puntuación de 6,2. Es indudable, por tanto, la aceptación social de tales políticas.

Para acabar este apartado sobre la legitimi-dad, una breve referencia acerca de la legitimidad ética. En este caso habría que preguntarse si la política lingüística respeta la libertad y la igualdad de oportunidades del individuo. Debemos a la de-

mocracia la puesta en valor de la igualdad, así como al liberalismo la puesta en valor de la libertad. En la conjunción de ambos valores reside la base de un progreso justo y sostenible. No son valores contra-puestos, más bien al contrario: la libertad necesita de la igualdad.

La legitimidad ética demanda que la cuestión lingüística sea abordada no en clave de conflicto, sino en clave de convivencia. Soy de la opinión de que no es admisible nada que perjudique grave-mente a la convivencia o que debilite severamente a la cohesión social. La clave está en respetar las opciones ejercitadas por los ciudadanos entre las dos lenguas oficiales, es decir, “no imponer, no im-pedir”: no imponer opciones lingüísticas que vayan

en contra del deseo del receptor o destinatario, ni por activa ni por pasiva; y, consecuentemente, no impedir en la práctica ninguna op-ción lingüística de los ciudadanos. A ese principio –no imponer, no impedir – responde, por ejemplo, el Decreto sobre los derechos lingüís-ticos de las personas consumido-ras, que el actual Gobierno Vasco -con la excusa de las sanciones de marras y con el anuncio engañoso de una hipotética y falsa aplicación de las mismas- ha dejado lamen-tablemente sin efecto. Y en este principio se asienta plenamente, en conjunto, la política lingüística impulsada en Euskadi en estas últi-mas décadas.

En último término, el debate sobre la legitimidad se concreta en

torno a cuatro o cinco conceptos: libertad, coer-ción, igualdad, imposición y lengua común, entre otros. Hay quien considera que algunos de ellos son contrapuestos entre sí –la libertad y la coer-ción, por ejemplo –, aunque, en mi opinión, son más bien plenamente compatibles. Precisamente, una característica intrínseca de las sociedades democráticas avanzadas es promulgar normas que garanticen el interés general, la libertad, los derechos y la cohesión social, y hacerlas cumplir (lo que algunos injustamente denominan “coerción impuesta” cuando la norma trata sobre la política lingüística o, mejor dicho, cuando se trata de la promoción del euskera). La cuestión estriba en que una parte de la sociedad es monolingüe y otra bilin-güe; tal anomalía provoca notables desequilibrios,

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La anomalía no la constituyen el euskera y las personas bilingües, sino la ausencia de un bilingüismo bien arraigado

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desequilibrios que afectan al ámbito de la libertad personal y al de los derechos de los hablantes y que, en última instancia, hacen que concurran los derechos de los monolingües y de los bilingües. Ese desequilibrio es lo que hace imprescindible la adopción de medidas correctoras (una política lin-güística igualitaria). La anomalía no la constituyen el euskera y las personas bilingües, sino la ausencia de un bilingüismo bien arraigado.

Cualquier persona adulta puede optar por no aprender euskera, y, aun sabiéndolo, por no utilizarlo. Pero no resulta éticamente admisible la imposición de dos jerarquías, una jerarquía entre las lenguas y una jerarquía entre los derechos lingüísticos de los ciudadanos monolingües y los de los ciudadanos bilingües, considerando así de segunda división a las lenguas oficiales diferentes del castellano, o menospreciando por anómala la opción de vivir en euskera. Esto no concuerda con la voluntad de la mayoría de la ciudadanía. Por tanto, carece de legitimidad. No es legítimo que el bilingüe sufra un menoscabo en sus derechos lin-

güísticos precisamente por ser bilingüe. El derecho a elegir la lengua es un derecho propio de la per-sona bilingüe; por tanto, no se le puede imponer ni impedir de hecho optar por una lengua u otra.

No existen derechos ilimitados (el único derecho absoluto es el derecho a la vida). Todo derecho lleva necesariamente consigo algún deber. Los derechos sin sus correlativos deberes no son un derecho: unas veces serán un privilegio y otras veces solo letra muerta. Tampoco la libertad es ilimitada. Nadie es libre, por ejemplo, para no es-colarizar a sus hijos o hijas, o para negarse a que en la escuela se estudien determinadas asignaturas del currículum, ni para otras muchas cuestiones. El consenso sobre el que se ha construido nuestra sociedad ha dejado sin carácter de derecho el mo-nolingüismo, porque no es éticamente aceptable en la medida que obstaculiza la igualdad de opor-tunidades. La política lingüística no ha de impedir que las personas adultas que se obstinan en seguir siendo monolingües lo puedan hacer. Pero nadie tiene derecho a imponer –no al menos, sin vulnerar la legitimidad ética – a los niños y jóvenes de hoy –adultos del mañana – un hipotético derecho antiso-cial a no aprender euskera, ni nadie tiene derecho a eternizar deliberadamente el actual desequilibrio social entre las dos lenguas oficiales.

SOBRE LA EFICACIA

Para que una política lingüística resulte útil, ha de ser no sólo legítima, sino también eficaz. En mi opinión, será eficaz aquella que garantice que no se produzcan interrupciones o pausas en el avance del conocimiento y del uso del euskera, y que sirva para fortalecer la aceptación del euskera y la adhesión social hacia esta lengua. No sería efi-caz una política que se limitara a plantear o aceptar tales objetivos, sin llevarlos a cabo o sin buscar hacerlos realidad. No en vano la política lingüísti-ca es política y, en la línea de las reflexiones del pensador Max Weber sobre la política y la ética, en la acción política hemos de fijarnos no solo en las meras intenciones sino también en los resultados. La eficacia es algo que requiere el cumplimiento de muchas condiciones, pero hay una que siempre debe estar presente: que el objetivo que nos pon-gamos sea realizable. Una política lingüística que se aleje de los deseos y posibilidades de la socie-dad está condenada al fracaso. Ciertamente, no es posible desarrollar una política lingüística avanzada sin esfuerzo, pero igual de cierto es que, entre no-

Pero nadie tiene derecho a imponer –no al menos, sin vulnerar la legitimidad ética – a los niños y jóvenes de hoy –adultos del mañana – un hipotético derecho antisocial a no aprender euskera, ni nadie tiene derecho a eternizar deliberadamente el actual desequilibrio social entre las dos lenguas oficiales

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sotros, uno de los enemigos más efectivos de la eficacia es el voluntarismo.

La evolución del euskera ha sido diferente en cada uno de sus tres territorios. En la CAV ha experimentado un crecimiento notable y firme; un crecimiento moderado -realmente débil- en Navarra; y pérdidas en el País Vasco Norte. Esta diferente evolución nos ayuda a comprender los factores que provocan el avance o el retroceso social de una lengua. Y la clave de bóveda de todos ellos es la adhesión de la ciudadanía. Pero la adhesión social no surge por generación espontánea. Por fortuna, la persona vasco-hablante es bilingüe; por tanto, ha de elegir el idioma. Si ha de optar por el euskera, habrá de encontrar y reconocer un valor al euskera. Por ejemplo, la creación en euskera y los productos en esta lengua habrán de resultarle atractivos y satisfactorios. De la misma forma, la adhesión necesita ser nutrida por una política lingüística eficaz de los poderes públicos, y uno de los nutrientes que fortalece la adhesión de los ciu-dadanos hacia la lengua es el propio discurso: el mensaje sobre la lengua que las autoridades y los representantes políticos hacen llegar a la sociedad y su actitud práctica hacia aquella.

Ha transcurrido ya un año desde que se constituyó el gobierno actual de la CAV. No han sido iguales las posturas mantenidas durante estas últimas décadas por los dos partidos (PSE-EE y PP) que hoy sustentan el gobierno de Pat xi López. Por ejemplo, el PSE fue partícipe -junto con el PNV, EA y la EE de aquella época- en los consensos básicos so-bre política lingüística (entre otros, en la Ley del Euskera), mientras el PP ha venido optando por mantenerse fuera de aquellos consensos. Entiendo que sería altamente positivo que se mantuviera sin grietas el consenso que ha existido hasta ahora y, si fuera posible, se for-taleciera y ampliara. No parece, sin embargo, que eso esté nada asegurado. A pesar de que hace dos años, en torno al proyecto Euskara 21, surgieron posibilidades y condiciones pa-ra renovar y fortalecer el consenso, en estos últimos tiempos resulta difícil no presentir más riesgos de debilitamiento del consenso que condiciones para su fortalecimiento. Corres-ponde al Gobierno Vasco –más que a nadie – hacer los esfuerzos necesarios para reforzar el consenso social y político en torno a la cues-tión lingüística.

Las líneas maestras del discurso general sobre política lingüística del actual Gobierno Vasco están recogidas en el acuerdo que sus-cribieron (“Bases para el cambio democrático al servicio de la sociedad vasca”) PSE-EE y PP con vistas a la constitución del gobierno. A la luz de diversas afirmaciones del citado texto, así como de las declaraciones realizadas por algunos altos cargos del gobierno y por el propio lehendakari –durante estos últimos me-ses más que al principio de la legislatura –, y leyendo las hechas por el máximo dirigente del PP en Euskadi, a la vista está que al gobierno actual y a los dos partidos que lo amparan les parece “excesiva”, desde muchos puntos de vista, la política lingüística llevada a cabo has-ta ahora. Además, tengo la impresión de que ese “parecer excesivo” lo han convertido en consigna y argumento para distanciarse de los nacionalistas en este tema, aunque para ello deban en ocasiones describir la realidad de manera totalmente desfigurada. Por ejemplo, juzgan como una desmesura que provoca, al parecer, la marginación de los ciudadanos, la valoración que se concede al conocimiento del euskera en los servicios públicos, aunque tal valoración haya sido avalada por diversos tribunales y ratificada por el propio Tribunal Constitucional, y a pesar de que, en las Ofertas Públicas de Empleo de estos años, la valora-ción que se hace del euskera es menor que la permitida por la legislación. Los servicios públicos de salud son el ejemplo más utiliza-do para denunciar el supuesto exceso en el que se incurre al valorar el conocimiento del euskera. Por ejemplo, cuando se dice: “(No puede ser) que la sanidad pública contrate a los médicos que mejor conocen esta lengua y no a los que mejor saben operar, o que te impongan el idioma que tienes que hablar dentro de tu comercio. Es imprescindible que defendamos con ahínco la lengua común y las libertades”. (A. Basagoiti).

O, en palabras del lehendakari: “siempre se pone el mismo ejemplo: el cirujano al que se le puntúa más por saber euskera que por saber operar. Bueno, todo esto va a desaparecer, para que lo que de verdad puntúe sea la profesiona-lidad”.

Según este discurso, parece ser que la profesionalidad y la calidad de los servicios no guardan relación alguna con la utilización del

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idioma del paciente, y que, en todo caso, para ser contratado por Osakidet za saber euskera es –dicen- más determinante que cualquier otro aspecto. Las verdades de Osakidet za, sin embargo, son diferen-tes, y para desmontar tales afirmaciones, basta con observar con atención los datos de la Oferta Pública de Empleo de 2008:

• De entre todos los puestos de trabajo de Osakidet za, solo en el 15,52% es requisito el co-nocimiento del euskera. En el caso de los médicos de hospital, no llegan ni al 5% los puestos en los que es obligatorio el conocimiento del euskera.

• En el resto de las plazas, el conocimiento del euskera ha sido valorado como mérito junto con otro tipo de aptitudes (experiencia profesional, pu-blicaciones, docencia…). Y, como prueba de mayor peso o puntuación, en el examen de valoración de la formación teórica se podían conseguir 100 puntos como puntuación máxima.

• He aquí una de las consecuencias: en el apartado de los médicos de familia, por ejemplo, de entre quienes en el examen teórico han obtenido 90 puntos (una nota muy alta, sin duda, siendo 100 el máximo posible), han sido 167 quienes han quedado sin plaza, aun habiendo acreditado la competencia en euskera que les correspondía; y, al contrario, al mismo tiempo han sido 132 quienes han conseguido plaza sin haber acreditado la competencia en euske-ra que les correspondía (y habiendo conseguido en el examen teórico idéntica nota -90 puntos- que los citados 167).

A la luz de estos datos, la realidad en Osakidet za es notoriamente diferente a la que nos pintan: en Osakidet za son centenares los aspiran-tes que han obtenido plaza sin haber acreditado el correspondiente conocimiento de euskera; y son centenares quienes se han quedado sin plaza, aun habiendo conseguido una nota muy alta en el examen teórico y habiendo acreditado el perfil lingüístico que se exigía. Esto ha sucedido así por-que son más decisivos los méritos en experiencia profesional y en formación/investigación que el conocimiento del euskera. El conocimiento del eus-kera sólo es determinante entre aquellos aspirantes que han conseguido una puntuación muy alta en el examen teórico, en experiencia profesional y en formación/investigación, es decir, en la totalidad de los tres apartados.

El déficit de Osakidet za no radica en la debi-lidad del castellano ni en la supuesta imposición del

euskera: al contrario, en todo caso, el déficit a co-rregir consiste en garantizar el ejercicio efectivo de la opción lingüística, cuando ésta es el euskera. Así las cosas, el discurso del lehendakari debería ser un discurso efectivo para la creación de un clima que permita impulsar tal tarea con firmeza, paso a paso pero sin pausa; un discurso que fomente la sensibilidad en ese sentido.

Por ello, mensajes como el de la supuesta “imposición del euskera” no deberían encontrar cobijo alguno en el discurso del lehendakari y de los poderes públicos, puesto que no se corresponde con la realidad y porque va en contra de la eficacia de una política lingüística cuyo objetivo sea reducir en la medida de lo posible y de manera progresi-va la asimetría social actual entre el euskera y el castellano. Resulta difícil y paradójico argumentar la imposición del euskera sin desfigurar totalmente la realidad, cuando, por ejemplo, son menos de la mitad los puestos de la Administración Pública que tienen como requisito el conocimiento del euskera; o cuando hoy en cualquier lugar de Euskadi, por suerte, está garantizada –tanto en el ámbito privado como en el público – la opción por el uso del caste-llano, pero no lo está todavía, desgraciadamente, la del uso del euskera; o cuando se puede llegar a ser alcalde, juez, diputado general, presidente del Parla-mento o lehendakari aun sin saber euskera.

Realmente, el discurso de la pretendida impo-sición mezcla muchas cuestiones básicas y diferen-tes, en perjuicio del débil y en beneficio del fuerte. Adoptar medidas para garantizar e impulsar el uso del euskera mediante acuerdos democráticos no es una imposición, es simplemente acordar y adoptar normas legales para la convivencia de las dos len-guas oficiales. Por ello el discurso seudo-ideológico de la presunta imposición lingüística debería ser completamente ajeno al discurso de los poderes públicos.

Ciertamente, el dogmatismo lingüístico de-fendido por algunos es contrario a la eficacia por-que, a la hora de establecer los objetivos y ritmos del proceso de normalización del euskera, no reconoce adecuadamente ni la realidad social ni la masa crí-tica de la población vascohablante. Pero también es contraria a la eficacia –y es perjudicial para la igualdad y la convivencia – la política de darwinismo lingüístico que se apoya en el principio “laissez-faire, laissez-passer”.

El euskera debe encontrar su espacio de desarrollo en un terreno plagado de asimetrías de

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diverso tipo, puesto que, al menos en lo que con-cierne a las actuales generaciones, no podremos conocer un País Vasco compuesto de ciudadanos y territorios que sean bilingües en la misma medi-da o intensidad. La política lingüística debe estar libre de excesos. Pero es imposible -completa-mente imposible- corregir sin incomodidades el desequilibrio social existente entre el euskera y el castellano; no es posible recorrer el camino hacia la sociedad bilingüe sin que los monolingües asu-man alguna incomodidad. Si de verdad queremos construir una sociedad bilingüe y queremos de verdad garantizar la libre opción lingüística de los ciudadanos, es imprescindible actuar con flexibi-lidad, pero necesariamente ha de aceptarse que los poderes públicos deben adoptar medidas po-sitivas con el fin de garantizar e impulsar el uso del euskera. Nadie debe considerar esto como una discriminación contra nadie. Así pues, en lugar de dar cobijo al discurso de la “imposición del eus-kera”, es fundamental que los poderes públicos hagan suyo y practiquen el principio recogido en el artículo 7.2 de la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias, que dice así:

“La adopción de medidas especiales en favor de las lenguas regionales o minoritarias, destinadas a promover una igualdad entre los hablantes de esas lenguas y el resto de la población o destinadas a tener en cuenta sus situaciones particulares, no es considerada como un acto de discriminación hacia los hablantes de las lenguas más extendidas”.

Albergo la convicción de que para fortalecer la convivencia lingüística, incrementando el uso del euskera y acrecentando la adhesión social hacia el euskera, es necesario un discurso inequívocamente euskalt zale o vascófilo de los poderes públicos, un discurso cimentado en la democracia lingüística y alejado tanto del dogmatismo lingüístico como del darwinismo lingüístico. En este sentido, creo que sería totalmente eficaz que todos –el Gobierno, los partidos políticos y otras instituciones – asumieran sin mutilaciones y socializaran la ruta marcada por el antes citado proyecto Euskara 21.

El camino que va del desequilibrio al equilibrio adolece de un acusado punto débil: el descono-

cimiento que sobre los mundos del euskera tiene una gran parte del mundo monolingüe de nuestra sociedad. Aproximadamente un 90% de los caste-llanohablantes monolingües afirma que le resultan “desconocidos” los mundos del euskera. Ese grave déficit no es del euskera; es un déficit de la propia convivencia.

Se ha de denunciar la apropiación excluyente del euskera, en todos los casos en los que así su-ceda; pero sería deseable que los sectores que se encuentran o se sienten alejados del euskera dieran los pasos necesarios para acercarse al euskera, para hacerse euskalt zales. Se puede ser vascófilo sin ser nacionalista –¡faltaría más!-, y todos deberían –es tarea propia de cada cual- incorporar su propio color a los colores de los mundos del euskera.

Corresponde a los poderes públicos hacer pedagogía ante los monolingües para facilitar su acercamiento al euskera, dejando a un lado los fantasmas de la imposición y proyectando hacia la sociedad los beneficios personales y sociales de la convivencia lingüística y de un auténtico bilingüis-

mo, generando las oportunidades necesarias para garantizar el conocimiento y uso del euskera y ani-mando a los ciudadanos a que hagan uso de tales oportunidades.

El eje de una política lingüística eficaz son los hablantes, no el euskera. Ello hace que la política lin-güística deba sustentarse en valores como la convi-vencia, el consenso, la adhesión y la atractividad. De la mano de estos valores será posible hacer frente con eficacia a los grandes desafíos que tenemos las generaciones actuales: incrementar progresivamen-te el conocimiento y el uso del euskera, compactar y fortalecer la comunidad vascohablante, aumentar sobre todo los usos naturales y no formales del euskera, poner en valor el bilingüismo pasivo y, en el caso concreto de Navarra y del País Vasco Nor-te, cambiar con urgencia la actitud de los poderes públicos.

Además, si queremos actuar con la máxima eficacia de cara al futuro, es necesario que identifi-quemos nuestros problemas con la mayor claridad

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posible. Por ello, no quisiera acabar esta reflexión sin recoger aquí algunos problemas a los que, en mi opinión, debiéramos prestar toda nuestra atención. Por ejemplo: ¿De entre todas las perso-nas bilingües, cuántas son “realmente” hablantes, cuántas utilizan el euskera y qué uso le dan? En los últimos años ha aumentado el uso del euskera –en el ámbito público, no en el salón de casa –, pero lo ha hecho porque hoy los bilingües somos varios miles más que en el pasado, no porque los bilingües hoy utilicen el euskera más que en el pasado. Los alumnos que estudian en euskera en las escuelas o en las universidades, ¿qué lengua utilizan fuera del aula, en el patio, en el pasillo o en la cafetería? ¿Y fuera del recinto escolar, en la cuadrilla o en los momentos de ocio? ¿No será que para muchos el euskera es casi exclusivamente una lengua académica? Ha aumentado enormemente la oferta de productos de todo tipo en euskera, y tam-bién ha aumentado notoriamente el número de sus consumidores potenciales, pero ¿cuántos de ellos son consumidores reales de productos en euskera? ¿Ha mejorado o se ha debilitado la fluidez oral de los vascos-hablantes naturales o “euskaldunzaha-rras”? Junto a aquella vieja y acertada proclama del siglo XVI, “euskara jalgi hadi plazara” (¡euskera, sal a la plaza!), ¿no habremos de proclamar en el XXI “euskara hator et xera eta lagunartera” (¡euskera entra en casa y en la cuadrilla!)? ¿Con qué tipo de valores sociales asocian hoy los jóvenes al eus-kera? ¿Por qué todavía se cuentan por miles los ciudadanos monolingües que viven completamente ajenos al euskera? ¿Por qué muchos de quienes han realizado el notable esfuerzo de aprender eus-kera en edad adulta no lo usan luego habitualmen-te, aun teniendo ocasión para ello?

Aún nos podríamos hacer más preguntas, pero, en todo caso, ninguna de las cuestiones cita-das se puede resolver por medio de leyes y decre-tos. Si deseamos buscar soluciones, es mejor que nos miremos a nosotros mismos y, parafraseando al presidente kennedy, nos preguntemos “¿qué puedo hacer yo, qué debo hacer yo mismo?”, sin caer en la postura fácil de los discursos resisten-cialistas y pesimistas, imputando toda la culpa siempre a terceros.

Estoy convencido de que la eficacia nos pide que pasemos de proclamar que “el euskera está oprimido” a asumir que “el futuro del euskera está en nuestras manos”. Lo que la eficacia exige es que los poderes públicos desarrollen, de manera constante y sin pausa, una política lingüística activa y de fomento, y para eso es imprescindible el lide-razgo de los máximos responsables y representan-tes públicos. Pero, igualmente, tengo la convicción de que las principales claves para el avance del euskera son el uso, la voluntad y el consenso social y político.

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Se describe la situación actual del euskera a través del corpus plan-ning elaborado durante estos úl-timos 40 años por la Academia de la Lengua Vasca. De hecho, ateniéndose a la teoría socio-lin-

güística, se distinguen cuatro fases o momen-tos dentro del denominado corpus planning, in-sertándose en cada una de ellas la realidad del euskara. Estas cuatro fases son: la elección de idioma, la codificación, la implementación y la elaboración. Por último, se hacen una serie de reflexiones sobre el camino que va de la diglo-sia a la gobernanza de la lengua, subrayándose el papel de Euskalt zaindia en ese proceso.

Palabras clave: corpus planning, pla-nificación lingüística, unificación del euskara, diglosia, gobernanza de la lengua.

EL CORPUS DEL EUSKERA: LA SITUACIóN DESPUéS DE 40 AÑOS

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E * TRADUCIDO EN LA REDACCIóN

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0. PREÁMBULO

Tal como lo han pedido y han establecido los organizadores, he recogido el título que sirve de lema o punto de partida a esta jornada, aunque no lo com-parta del todo.

De hecho, el propio título de esta jornada nos indica la clave y el quid de lo que aquí se quiere de-batir. En mi opinión “La normalización del euskara” sería la clave de bóveda del tema, porque es en esa normalización donde todos depositamos el núcleo de nuestras expectativas, viéndola como un camino de esperanza por nuestra lengua.

La esperanza, sin embargo, requiere de inicia-tivas, si queremos que tal esperanza se convierta en realidad como consecuencia de la acción. Hace tiem-po ya que se propuso el instrumento para hacerlo, y se llama política lingüística.

En ese sentido, y adentrándonos en ese tipo de política, en lo que a la dualidad académicamen-te consolidada que suponen el corpus/estatus del euskara, parece que le correspondería a la Academia de la Lengua Vasca (Euskalt zaindia) la capacidad de decidir sobre el primero, y en cuanto al segundo, tratarlo como si fuera una preocupación ajena, sin más. No ratificaré esa idea. Más bien al contrario, la negaré, pues la Academia de la Lengua Vasca o Euskalt zaindia ha asumido ambos aspectos, el cor-pus y el estatus, desde sus inicios. Las ramas de es-tudio del euskara especificadas por los académicos fundadores fueron denominadas como secciones, Iker (estudio) y Jagon (cuidado). El objetivo que se es-tableció para la primera fueron las normas lingüísticas del euskara, y la segunda, en cambio, tomó para sí el ámbito que abarca el uso social del euskara.

Actualmente ambas prosiguen con sus tareas. Por otra parte, es verdad que en tales cometidos también existen hoy día otras realidades, pero la preocupación sigue siendo la misma: Iker/Jagon, corpus/estatus discurren paralelos, y ambos son deudores y acreedores el uno del otro, porque, entre otras cosas, ambos son reflejos diferentes de dos as-pectos de la misma lengua, tal como el caleidoscopio de un cristal.

1. EL DEVENIR DE LA HISTORIA: EL COR-PUS DE LA LENGUA Y LA UNIFICACIÓN DEL EUSKARA

Sería muy largo relatar aquí los vaivenes que ha conocido el corpus del euskara. Ya han sido estudiados sus pormenores, aunque sea posible profundizar aún más. En una palabra, entre nosotros, se ha llegado a identificar el corpus del euskara con la unidad del euskara, es decir, con ese molde que le era necesario para poder sobrevivir en el siglo XX.

1.1. LA FUNDACIÓN DE EUSKALT ZAINDIA

El primer intento de unificación en el s. XX fue-ron los congresos de Hendaia y de Hondarribia (1901-1902); la intención de estas iniciativas era reunir a su alrededor a representantes de todo el País Vasco. Aunque supusieron un fracaso, en ambos casos se plasmaron algunas ideas que a la postre iban a ser decisivas.

Dejando a un lado todo lo que allí sucedió, queda claro que fruto de aquel ambiente surgieron la necesidad y la urgencia de una academia de la lengua vasca. Y por fin vio la luz en el Congreso de Oñati, celebrado en los años 1918-1919, a la vez que se creaba la Sociedad de Estudios Vascos, y por su iniciativa.

Para decirlo con palabras del P. Villasante: “Lu-ze eztabaidatu zen Oñatin ez ote ziren, baten ordez, bi Erakunde sortu behar: bata euskara ikert zeko eta bestea zaint zeko (ezen ikert zaile hut sak ez omen dira euskararen biziaz axolat zen, eta, bestalde, euskararen biziaz kezkat zen direnek ikerketaz axola guti omen dute). Azkenean erabaki zen Erakunde bat bakarra sort zea, baina bi sailez osatua: Iker saila eta Jagon sai-la. Erakunde honen Arautegia (Estatutuak) ere Eusko Ikaskunt zak egin arazi zituen”. (Villasante 1988: 131).

La Academia trabajó durante largos años tra-tando de lograr la unificación del euskara; incluso se dio una formulación en ese sentido a instancias de Azkue, el llamado gipuzkera osotua (1935).

Así lo describió él mismo: “Gure euskera zar oni, aint zinako izkera guziai bezela, umet sua izateak

La esperanza, sin embargo, requiere de iniciativas, si queremos que tal esperanza se convierta en realidad como consecuencia de la acción. Hace tiempo ya que se propuso el instrumento para hacerlo, y se llama política lingüística

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beronen bizit zea erruz erkint zen dio. Bakarra izan balit z, euskaldun geienok ezkenduke adiskide-artean erdera-ra yo behar izango. Ezin bakartu dezakegu, batu bai. Beredin izkelki motaren gainean (Italian eta Alemanian eta Frant zian eta Inglaterran eta lurbira zabaleko Erri andi geyenetan bezela) oso ta non-nai zabalt zeko in-dardun bizi izango lit zate, bat egitea eskuratu ezkero. Gipuzkoako izkelkia dugu onetarako gaiena. Beronen gainean izkera batu liteke, bazterretako izkelkien gainean ez, erraz beint zat”. (azkue 1935: III)

Hubo otros muchos académicos cuyos esfuer-zos se dirigieron en el mismo sentido: Altube, Eguz-kit za, Elizalde… La guerra, sin embargo, complicó y truncó aquel esfuerzo, y al final fue abandonado.

Aquella iniciativa aportó tres consideraciones principales:

a) La unificación del euskara, unificación entre sus dialectos, era algo im-prescindible para la super-vivencia del euskara.

b) Las opciones morfosintácticas entre dia-lectos que tal unificación de por sí suponía. Azkue, por ejemplo, se decantaba por el guipuzcoano, otros, por el contrario, optaban por otras vías.

c) El sujeto de la unificación, sea como fue-re, era la Academia, que gozaba de una amplia re-presentación tanto de los dialectos como de toda la actividad desarrollada en torno al euskara.

1.2. EL LARGO PERÍODO DE LA POSGUERRA (HASTA 1968)

La vida del euskara en la época de la posgue-rra no fue nada fácil, ni tampoco la de la Academia de la Lengua Vasca. Según expone Villasante, en 1950 Euskalt zaindia volvió a retomar la cuestión, es decir, el desarrollo de los temas que concernían a la unifi-cación del euskara, iniciativa que vino principalmente por parte del académico krutwig. A tal fin, él mismo hizo una propuesta más concreta: que se tomara co-mo base el euskara del País Vasco continental. Vistos los pros y los contras de las propuestas tanto de krut-wig como de otros autores anteriores, también apare-cieron otras iniciativas (Oskillaso, “Euskal Idazkunt za” de Baiona, Aresti, Mirande, T xillardegi, Irigoien, Jakin,

Gure Herria…) que serán el preludio del trabajo que va a abordar a continuación Euskalt zaindia.

Citaré de nuevo unas palabras del P. Villa-sante que describen la situación de esos años per-fectamente: “Kezka hau aint zat hartuz, Euskalt zaindia euskara batu horren arazoan gidarit za hart zera jarriko da. Izan ere bada orain giro bat eta badira indar bat zuk lehen ez zirenak. Hori da Mit xelenak «indar biologikoak» aipat zearekin esan nahi zuena. Izan ere, alferrik da batasunerako aurre-asmo edo plan bat egitea, gero asmo hori pratikara eramateko ez girorik, ez biderik, ez indarrik ez baldin bada. Hori gertatu zen, neurri handi batean, Euskalt zaindiaren lehen urteetako batasun-asmoekin.

Baina orain beste giro bat eta beste indar bat zuk somat zen ziren. Eta eskabideari erant zuna eman behar zit zaiola uste izan zuen Euskalt zaindiak. Izan ere, bere

Sortarauetan agint zen zena egin gabe zeukan oraindik.

1968. urtean Eus-kalt zaindiak bere urrezko eztaiak ospatu zituen. Hori dela eta, Arestik eskatu zuen batasunaren auzia eraba-kit zeko, Bilt zar bat, berariaz gai honi eskainia, egin zeza-la. Euskalt zaindiaren aginduz t xostenak eskatu ziren, baina Mit xelenari egot zi zit zaion ba-tasunaren aurre-asmo orokor bat taxut zeko agindua.

Guztiok dakiten be-zala, Bilt zar hura Arant zazun egin zen. Eztabaida zara-tat suak egon ziren, batez ere ortografian H onart zeari

buruz. Euskalt zaindiak erabaki zuen begi onez ikusiko zuela letra honi euskal ortografia arruntean sarrera ematea”. (villasante 1988: 117)

Diez años más tarde, en Bergara (1978), Eus-kalt zaindia ratificó el camino emprendido en Arant za-zu (Villasante 1988: 115-116).

Poco tiempo después el euskara fue declara-do oficial (1978), aunque ya desde el año 1976, por medio de un Decreto del Gobierno de España, era re-conocida la personalidad jurídica de la Academia de la Lengua Vasca. Después fue designada como insti-tución asesora oficial en el ámbito del euskara. Así lo establecían, entre otras, la Ley Orgánica 3/1979 del 18 de diciembre de Estatuto de Autonomía del País Vasco, y la Ley Foral 18/1986 sobre el Euskara del 14 de diciembre de la Comunidad Foral de Navarra.

Hay dos ejes principales, por tanto, en la unificación del euskara, o, si se prefiere, a la hora de precisar las tareas del euskara. El primero “euskara batua / dialectos” y el segundo, “lenguaje coloquial / lenguaje culto”

3~8. EL CORPUS DEL EUSkERA: LA SITUACIóN DESPUÉS DE 40 AñOS ANDRES URRUTIA

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En esta segunda época hay que destacar va-rias características:

a) Se considera indispensable para la supervi-vencia del euskara la unificación del mismo, la de sus dialectos, puesto que el euskera se encontraba prohi-bido y en situación difícil. El proyecto es asumido por las generaciones vascas más jóvenes como seña de una identidad propia, algo acorde, por otra parte, con el ambiente que se respiraba en la época.

b) Esa unificación supone, en cuanto a la len-gua vasca, una apuesta clara en la búsqueda de lo que se iba a llamar “euskara batua”, el cual recogerá diferentes elementos de entre todos los dialectos. Son tres los apartados en juego: la ortografía, el vo-cabulario y la gramática, tal y como ha sucedido en otras lenguas (el catalán, por ejemplo); por tanto, en el ámbito del euskara también se comienza entonces en un verdadero corpus planning.

c) El sujeto de la unificación es la Academia, que posee una amplia representación de los dialectos y de la actividad en torno al euskara.

1.3. DEL CONGRESO DE ARANT ZAZU HASTA NUESTROS DÍAS (1968-2010)

1.3.1. DIAGNÓSTICO GENERAL

He aquí lo que posiblemente mejor concuerda con el título de este texto. De hecho, ¿cómo pode-mos contemplar esas tres variantes de las que hemos hablado, es decir, la supervivencia del euskara, la unificación del euskara y el cometido de la Academia, después de que hayan transcurrido cuarenta años desde la formulación de la unificación?

El proceso es claro para mí desde hace tiempo como expresé a través de las palabras que pronuncié hace ya más de diez años y que resumen, a mi juicio, la situación actual:

Horren bitartez, ezari-ezarian hasi dira eztabai-dat zen eta zabalt zen hi zkunt zaren inguruko bestelako dinamikak. Dinamika horiek eraman gaituzte, besteak beste, euskara batua-euskalkiak bikote horren aldame-nean, bestelako tirabirak ere plazarat zera, alegia, hi-zkera arrunta-hizkera berezituak gogorarazten diguten dema bizi horietara[…] Horren frogak edonon haute-man daitezke. Terminologia zentroek, administrazioek, komunikabideek unibert sitateek… etengabe dihardute langint za horretan, euskara emait za berrietan moldatu nahian. (urrutia 1998: 37-38)

Dos ejes principales, por tanto, en la unificación del euskara, o, si se prefiere, a la hora de precisar las ta-reas del euskara. El primero “euskara batua / dialectos” y el segundo, “lenguaje coloquial / lenguaje culto”.

1.3.2. EL IDIOMA ESTÁNDAR SEGúN LA TEORÍA DEL corpus planning

Antes de seguir permítaseme, sin embargo, que haga un excursus y, tomando como base la teoría socio-lingüística, examine lo hecho hasta ahora en el seno del euskara, para poder describir en qué se ha acertado y en qué no.

El noruego Einar Haugen distinguió cuatro fa-ses diferentes en la planificación de una lengua. Dos de ellas corresponden al campo social, o sea, al uso del idioma, y las otras dos, en cambio, a la estructura del idioma, es decir, al corpus de la lengua.

En ese sentido, escribió lo siguiente: In what I may call it s “classic” form the fourfold model includes (1) selection of norm; (2) codification of norm; (3) imple-mentation of function; and (4) elaboration of function. Numbers (1) and (2) deal with the norm, (3) and (4) with the function. On the other hand, numbers (1) and (3) are primarily societal, hence external to the language, while (2) and (4) are primarily linguistic, hence internal to the language:

Norm Function

Society (1) selection (3) implementation

Language (2) codification (4) elaboration

(Haugen 1983: 269-270)

1.3.2.1. Elección. Se refiere a optar por alguna de las variantes de la lengua. En el caso del euskara la elección fue crear un estándar, haciendo confluir en el mismo elementos que se encontraban en diferentes dialectos. Y así lo hizo Euskalt zaindia, a la vez que tomaba nota de las iniciativas que se estaban dando en la sociedad.

1.3.2.2. Codificación. En la que confluyen tres procesos:

• La grafía, o establecimiento de normas orto-gráficas (lo más básico).

• Cultivo de la gramática, o lo que es lo mismo, morfología y reglas sintácticas.

• Lexicografía, es decir, afianzamiento del léxi-co del euskara unificado (euskara batua).

1.3.2.3. Implementación. Es decir, extender a toda la sociedad el nuevo estándar, sobre todo a un nivel formal. En este proceso adquieren mucha importancia la participación de los poderes públicos y las aportaciones de la sociedad. He ahí los agentes sociales y lingüísticos que con su uso continuo pue-den, entre otras cosas, ir corrigiendo las propuestas de la estandarización.

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1.3.2.4. Elaboración. La cual requiere del desarrollo de la lengua, es decir, la actualización, enriquecimiento y especialización continua de los recursos lingüísticos que posee el idioma.

En el mismo sentido se expresa el lingüista Bibiloni: Una llengua estàndard és el resultat final de tot aquest procés i les seves propietat s són les resultant s de cada una de les etapes: unitat formal, completesa i diferenciació estilística. Més e ncara: una llengua estàn-dard, a diferència d’una llengua simplement codificada o normativit zada, és una varietat que, a més de tenir les propietat s esmentades, té un ús efectiu dins una societat, és acceptada per la comunitat de parlant s i fa les funcions que hem descrit en un apartat anterior. (Bibiloni 2004: 37-38)

1.3.3. LA UNIFICACIÓN DEL EUSKARA SEGúN EL DENOMINADO CORPUS PLANNING

1.3.3.1. Elección. A la vista está que el modelo escogido para el euskara fue el composicional, es decir, el formado a base de diferentes componentes de cada uno de los diversos dialectos, y a ser posible, tratarlos diasistémicamente, decantándose por las estructuras lingüísticas más amplias.

He aquí de nuevo Bibiloni, quien nos dice: “b. Model composicional (dit també compositiu). Es construeix un estàndard unitari, però no sobre un sol dialecte, sinó a partir d’aportacions de tot s, encara que un d’ells pot tenir més pes que els altres. És el cas d’algunes estandardit zacions modernes, com la de l’euskara batua (basc unificat), que no s’identifica amb cap dels dialectes preexistent s, sinó que apareix com una síntesi de tot s. Aquest model d’estandardit zació reclama una codificació que treballi a fons amb el cri-teri de diasistematicitat (vegeu més endavant aquest concepte), és a dir que seleccioni les formes més representatives del sistema global; i és important la noció de transdialectalit zació, és a dir, el fet que les opcions adoptades per a l’estàndard, si són pròpies d’una part de la comunitat lingüística, siguin difoses i emprades a la resta de la comunitat. I és necessari, per descomptat, que la transdialectalit zació tingui un caràcter multidireccional, no l’unilateral propi dels models unitaristes. El model composicional porta a un estàndard inicialment artificiós, i això pot comportar algunes dificultat s en la socialit zació, per tal com no és la varietat nativa de ningú; però això mateix també representa uns avantages, en tant que permet que els parlant s de totes les àrees lingüístiques se sentin implicat s en un procés més igualitari i democràtic.” (Bibiloni 2004: 40-41)

Dicha elección ha recibido el beneplácito de casi todos y, asimismo, una gran mayoría de la so-ciedad aprueba el esfuerzo hecho y que aún sigue haciendo Euskalt zaindia; desde que el euskara es oficial, la elección también ha sido ratificada por las leyes.

Otra cuestión es sin duda el cultivo de la dia-lectología, tal y como lo ha hecho Euskalt zaindia con su proyecto de EHHA o Atlas de los Lenguajes Lo-cales del Euskara, o la recomendación sobre cuándo se debe utilizar el batua y cuándo los dialectos, tal y como hizo en Lezama (2004), con el reconocimiento del uso de diferentes registros lingüísticos (Norma 137 de Euskalt zaindia).

1.3.3.2. Codificación. He aquí los ámbitos de esta fase, expresados al modo tradicional:

• Ortografía. Se ha hecho un esfuerzo básico. Aún falta decidir sobre algunas cuestiones, como puede ser letra mayúscula/letra minúscula, o v/b, x/s, en términos cultos principalmente.

• Sintaxis. La Comisión de Gramática ha publi-cado los llamados EGLU (Primeros pasos de gramá-tica vasca), y en los próximos años habrán de darse más pasos para convertir en realidad la verdadera gramática normativa del euskara.

• Morfología. Están acabadas, en cierta me-dida, la declinación y composición de palabras, la sufijación y la prefijación. Sin embargo, aún está incompleto el trabajo de la comision LEF (Lexiko Egituren Finkapena –Consolidación de Estructuras Léxicas– ).

• Diccionario. El Diccionario Unificado (Hiztegi Batua) sigue enriqueciéndose continuamente. Eus-kalt zaindia, además, ha acelerado el ritmo creando dos comisiones delegadas, y es su intención que pa-ra finales de año se encuentre disponible la 3ª edición del citado diccionario. Esta última edición recogerá

El noruego Einar Haugen distinguió cuatro fases diferentes en la planificación de una lengua. Dos de ellas corresponden al campo social, o sea, al uso del idioma, y las otras dos, en cambio, a la estructura del idioma, es decir, al corpus de la lengua

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además las dudas resueltas de la 2ª edición; com-parada con la anterior, su contenido tendrá un tercio más de entradas. La Academia terminará para el 2011 su diccionario “euskara-euskara” y tendrá acabada la 2ª revisión de Hiztegi Batua para el período 2011-2012. En total serán: por una parte, 40.000 formas normadas, y, por otra, por primera vez en la historia, las entradas léxicas y acepciones de la primera edi-ción del denominado Hiztegi Batua, con sus signifi-cados y ejemplos correspondientes expresados en euskara. Se trata, por tanto, de dos frutos diferentes de la planificación del euskara batua: Hiztegi Batua (Dicciona-rio Unificado) y Euskalt zaindiaren Hiztegia, adierak eta adibideak (Diccionario de la Academia de la Lengua, acepciones y ejemplos).

• Onomástica/Exonimia. En este momento Euskalt zaindia se encuentra trabajando de lleno en el desarrollo normativo, y así deberá seguir durante los próxi-mos años.

• Fonética/Fonología. Aun-que han sido aprobadas algunas normas, todavía quedan muchos ámbitos por desarrollar.

• Difusión de la codificación. La Academia está trabajando con ahínco en este campo; para ello utiliza tres recursos a) La carpeta Arauak (Normas); b) Su publicación periódica Euskera; c) Su página web: www.euskalt zaindia.net.

1.3.3.3. Implementación. El llamado euskara batua actualmente es lengua oficial; por otra parte es innegable su penetración en ámbitos muy diversos, sobre todo en la administración pública, la ense-ñanza, los medios de comunicación, en el ámbito socio-económico en general… Su presencia en la so-ciedad es, pues, notoria y esa implementación resulta imprescindible si se quiere alcanzar un euskara pleno de expresividad y funciones.

1.3.3.4. Elaboración. Para trabajos de termi-nología nos servimos del euskara batua, es decir, para nosotros ese euskara unificado es un instrumento de trabajo para el desarrollo de la lengua vasca, y también es de gran ayuda para perfilar su trayectoria estilística (literatura, traducción, etc.). En ese sentido, hemos de destacar la actividad de la comisión Cor-pus de Euskalt zaindia, que es la que se ocupa de la revisión estilística del euskara batua. Por poner un ejemplo, citaré el libro Testu-antolat zaileak, trabajo coordinado por Pello Esnal y que pronto tendrá con-tinuación. En ese sentido, y he de decirlo claramente,

un aspecto que preocupa muy especialmente a la Academia es que aquellas personas e instituciones que trabajan en el proceso de estandarización y en las vías de desarrollo del idioma, tengan noticia las unas de los otros, porque en su opinión es más que necesario que su actividad normativa tenga eco entre los autores y agentes que se desenvuelven en ese ámbito.

Con ese fin, el año pasado se puso en marcha una encuesta, a través de la empresa Siadeco, para

conocer qué gama de relaciones se daba en este campo; es un trabajo que la Academia lleva a cabo con gran ilusión, sirvién-dose de diferentes mecanismos que sirvan para poder mantener una relación cada vez más fluida con quienes trabajan en la im-plementación y elaboración de la norma lingüística y, a ser posible, también para recoger sus pro-puestas para el momento de la formulación del estándar. Mues-tra de ello son los diferentes convenios suscritos con aquellos

que, junto con Euskalt zaindia, velan por el euskara y se dedican a su estudio.

2. SITUACIÓN ACTUAL: MIRANDO HACIA DELANTE

Llegados a este punto, está claro que he de ratificar las siguientes palabras del P. Villasante: Eus-kara bere hedadura guztian hart zen du Euskalt zaindiak, bere galt zarrean euskalki eta eskualde guztietako or-dezkariak dituelarik. Ordezkarit zak ditu Euskal Herriko hiriburuetan. Erabakiak hart zeko baditu bere erregelak, Arautegian garbi eta zehat z jarririk daudenak. (villasante 1988: 137)

Hi zkunt za baten normalkunt zan zerbait ant zeko gertat zen da, bada. Hi zkunt za gizartearen lokarria da. Gizarteak, bere har-emanetarako, behar du lokarri hori bateratua egon dadin. Hi zkunt za, ordea, bere kasa ut zirik denean, zatikatua egon ohi da; baditu mila hari-mutur aidean, han hala eta hemen hola. Egoera horretan dagoen bitartean, lokarri-ofizioa betet zeko ez da gai izaten; batez ere idat zizko zereginak betet zeko. Orduan norbaitek, autoritate batek, alegia, behar ditu puntu horiek erabaki, ez it su-it suan, noski, literatur tradizio-ari, gaurko erabilerari etab. begiratuz baizik. (villasante 1988: 138)

Una gran mayoría de la sociedad aprueba el esfuerzo hecho y que aún sigue haciendo Euskalt zaindia; desde que el euskara es oficial, la elección también ha sido ratificada por las leyes

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Estas palabras suponen un proyecto completo y, en cuanto a tal proyecto, la dirección actual de Eus-kalt zaindia opina que resulta imprescindible realizar esos estudios si quiere elaborar el corpus planning de la forma más certera y provechosa.

Precisamente, esos son los objetivos por los que ha puesto en marcha sus proyectos la Aca-demia; sobre todo, para que se utilicen las nuevas tecnologías entre nosotros. Así mismo, con esa idea, ha asumido un verdadero compromiso tanto para el desarrollo de los corpus informáticos, como también para su ubicación social; pues es así como entiende la Academia el mandato recibido de los poderes pú-blicos y de la sociedad misma en lo que respecta al euskara.

Y dentro del mismo proceso se sitúa la impor-tancia que se le ha dado a la renovación de la página web de la Institución.

Es así como la Academia asume el corpus, o unificación del euskara, o, si así se quiere, el trabajo de los departamentos Iker y Jagon. Nuestra Acade-mia sabe muy bien que si quiere ser protagonista del corpus de la lengua vasca, ese protagonismo habrá de ganárselo día a día, gracias a su trabajo y esfuer-zo, sea en un ámbito u otro.

Hubo un tiempo en el que se dieron acalorados debates sobre la unificación del euskara. En nuestro caso se vieron acentuados por la situación que vive el euskara en la sociedad. Lo que antes era dependien-te y de segundo nivel vemos que ahora, en cambio, avanza, y que lo hace con la cabeza alta. Aunque no se encuentre en un camino libre de peligros, actual-mente parece encontrarse algo mejor. A ello ayudó la unificación, y en esa tarea todavía nos queda mucho trabajo y mucho por estudiar y concretar.

Como resumen del diagnóstico sobre el trabajo no expondré aquí mis palabras, sino las de un experto gallego: Agora ben, para procurarmos a socialización efectiva desta variedade estándar autónoma e propia e para evitarmos o perigo potencial da estandardización limitada (ou mesmo da desestandardización; isto é, da restrición progresiva do uso efectivo da variedade mo-delo cara a ámbitos máis e máis formais ou, dito doutro xeito, de “morte cara arriba”), cómpre construír esta variedade modelo en solución de continuidade coas nosas falas vernáculas populares. En opinión da mo-derna sociolingüística, unha relación fluída ente a norma consuetudinaria ou implícita (isto é, entre o conxunto de regras intuitivas que permite, sen instrución previa, a produción de enunciados que son percibidos como co-

municativamente efectivos e claros) e a norma explícita ou codificada (isto é, o conxunto de regras prescritivas recollidas en gramáticas, dicionarios, manuais de orto-grafía e textos similares) contribuirá á expansión social da variedade estándar en tanto que facilitará a transición natural dos falantes desde as súas normas intragrupais (é dicir, desde as regras primarias adquiridas durante a infancia de xeito inconsciente na interacción diaria cos pais e “grupo de iguais”) cara ás normas prescritivas (é dicir, cara ás regras secundarias aprendidas, primeiro, na escola e, logo, de adulto durante a vida laboral). Con termos de sociolingüística moderna, poderiamos afirmar que a situación ideal a conseguir entre a nosa variedade estándar autónoma e as nosas variedades lingüísticas vernáculas populares non sería unha conxuntura de diglosia (isto é, unha fractura aberta entre norma con-suetudinaria e norma explícita) senón unha situación de diaglosia (isto é, unha constante relación bidireccional fluída entre norma implícita e norma explícita por medio de toda unha serie de falas interpostas entre unha e outra). (Sánchez 2010: 17)

3. CORPUS PLANNING: DE LA DIGLOSIA A LA GOBERNANZA

Todo lo dicho sirve de ayuda a la hora de con-cretar el corpus; pero para avanzar, en mi opinión, es más que necesario afianzar e incluir en nuestras tareas otro tipo de conceptos, como puede ser, precisamente, el saber hasta dónde condiciona el desarrollo de su estructura interna la situación social de una lengua como el euskara.

No entraré en debates estériles, y no hablaré de la ideología de los citados corpus y status plan-ning.

Recordaré dos citas que nos hablan de la im-posibilidad de realizar un corpus planning (unificación del euskara), así sin más, sin que también se lleve a cabo un verdadero status planning. He aquí la prime-ra, del célebre Joshua Fishman, con un diagnóstico muy lúcido de la cuestión: The major conclusion that we seem to have arrived at is that corpus planning is full of intimations of status-planning goals and aspirations. There is no (and there can be no) sharp division between these two pursuit s when they are both addressed from the point of view of intrasocietal definitions of what it is that corpus planning is really about functionally spea-king, insofar as the wishes of it s sponsoring community and their authorities. It raises the question, at every turn, of not only how corpus planning is conducted and by whom, but of the larger agenda, the sociocultural agenda to which language planning as a whole inevita-

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bly contributes and from which it derives the popular legitimization upon which it s actions can be based. (Fishman 2006: 124)

La segunda, y en el mis-mo sentido, me servirá para pre-guntarme, para preguntarnos, por un concepto muy extendido a principios del siglo XXI, es decir, por la gobernanza de la lengua: Appliquée à la sociolin-guistique et plus particulièrement à la politique linguistique, cette notion recouvrirait l’ensemble des décisions légales et gouverne-mentales émanant d’une autorité officielle ou d’une puissance juri-dique et qui ont trait à la gestion des langues, depuis l’interdiction de leur usage et de leur appren-tissage jusqu’à leur normalisation et leur normativisation, en passant par tous les degrés de reconnaissance ou de tolérance et en tenant compte aussi des mesures prises ou non en faveur de leur développement, de leur enseignement et de leur divulgation.

[…] dépourvue ou dépos-sédée de gouvernance propre, une langue peut aussi subir les répercussions de la gouvernance d’une autre langue, souvent voi-sine ou proche, dont elle devient alors collatérale. (reynés 2008: 8)

Así pues, Euskalt zaindia tiene que emplearse también en la gobernanza del euskara al realizar sus trabajos, sean sobre el corpus, o sean de otro tipo.

Precisamente por ese motivo deseo terminar formu-lando un proyecto de futuro, y convertiré el tantas veces citado dakigunetik ez dakigunera (de lo que sabemos para ir hacia lo que no sabemos) en éste de diglosiatik gobernant zara (de la diglosia a la gobernanza), con el

objeto de que también el euskara pase de ser lengua minoritaria a ser una lengua que pueda ser tomada en cuenta para la gobernanza de la sociedad, de nuestra sociedad.

Para avanzar, en mi opinión, es más que necesario afianzar e incluir en nuestras tareas otro tipo de conceptos, como puede ser, precisamente, el saber hasta dónde condiciona el desarrollo de su estructura interna la situación social de una lengua como el euskara

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KonraDo MUGERT ZA

InsPecTor De eDucacIón

Sospecho que pocas cosas se pueden decir sobre este tema, puesto que en el am-biente educativo hace tiempo que venimos hablando sobre ello. Sin embargo, el valor de

cada aportación personal estará allí donde se ponga el énfasis, o en los elementos es-cogidos. Yo trataré de hacer la mía.

Tras hacer unas consideraciones ge-nerales sobre la educación y la escuela vas-ca para ubicar el tema, y mirado desde el punto de vista de la complejidad del mismo, haré una propuesta con la idea de incidir en cuatro apartados en mi opinión importan-tes: escuela “más escuela”; escuela más euskaldun (vasco-parlante); factores emo-cionales; y los jóvenes.

OPORTUNIDADES PARA LA CONSOLIDACIÓNDEL USO Y MANTENIMIENTO DEL EUSKARA DESDE LA EDUCACIóNG

AIAK

GU

RE * TRADUCIDO EN LA REDACCIóN

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Humildemente, tomaré como punto de partida mi propia experiencia, así como opiniones y reflexio-nes que cuentan con un gran apoyo de la comunidad educativa, pero no las investigaciones de la neuro-ciencia, la psico-lingüística y la socio-lingüística, dis-ciplinas con una gran importancia y mucho que decir en el campo que nos corresponde pero que quedan lejos de mi alcance.

ESCUELA Y EDUCACIÓN

Escuela y educación no son la misma cosa y las confundimos con frecuencia. Actualmente expre-siones como educación continua, educación a través de la vida, educación no formal y educación informal han adquirido una enorme presencia y dimensión en el amplio campo de la educación. En este siglo XXI la escuela no es la única institución para la trans-misión del conocimiento ni para la enseñanza; a la escuela sólo le corresponde una parte de la educa-ción completa. De todas formas hay que dejar muy claro que la escuela es un centro privilegiado para aprender, como la sala de cine lo es para ver cine. Yo por mi parte, en la reflexión que hago a través de estas líneas, me centraré en la misión y actividad de la educación reglada o escuela.

La escuela es simultáneamente un tiempo, un espacio, una estructura y una institución; pero, se mire por donde se mire, su cometido lo realiza con personas muy jóvenes y, como se desarrolla durante largo tiempo, es un campo delicado y con una po-tencialidad enorme. De ese carácter provienen, por una parte, las expectativas que depositamos en la escuela, muchas veces desmesuradas, y, por la otra, y algunas veces, el riesgo de caer en tentaciones ile-gítimas (adoctrinamiento…). Actualmente, el poseer una escuela excelente se ha convertido ya en uno de los principales retos de los diferentes pueblos y naciones, y como muestra de ello está la preferencia que se concede en la agenda política a la educación, al menos a nivel de declaraciones. De hecho “la edu-cación guarda un tesoro”, en palabras de Jacques Delors.

El objetivo general de la educación sería el desarrollo de tres dimensiones principales: dimen-sión personal; dimensión social, puesto que esta-mos situados en una cultura y en una sociedad; y la dimensión cósmica, en cuanto que somos parte de la Naturaleza. En otro nivel de concreción, dicho con más exactitud, nuestro sistema educativo tiene como objeto el desarrollo de competencias educa-

tivas. Este planteamiento del desarrollo de compe-tencias educativas1 –es conveniente subrayarlo – ha sido el logro de mayor consenso conseguido a nivel europeo en el ámbito de la educación, logro que nos abre una puerta para poder responder tanto a las necesidades actuales de la sociedad como para la innovación.

En lo que concierne a la ubicación de la es-cuela en la sociedad, creo apropiada esta reflexión que nos ofrece un juego de palabras curioso. Por un lado, la escuela es “isla” (reflejo en euskara) porque se encuentra insertada dentro de una comunidad más amplia y, en consecuencia, porque en ella se manifiestan los retos y problemas de la sociedad. Por otro lado y simultáneamente, y algunas veces de forma muy notoria –si tomamos como referente el euskara, por ejemplo –, también puede ser “irla” (isla en euskara), una isla que tiene poco que ver con el entorno. Observando algunos apartados –el euskara o la convivencia, por ejemplo – se podría decir que la escuela es una “simulación” de la sociedad y que la sociedad es la “realidad” misma, como un ensayo general y representación real de una ópera.

DÓNDE NOS ENCONTRAMOS ACTUAL-MENTE EN LA ESCUELA VASCA

Las competencias, el trilingüismo, el currícu-lum, el euskara, las evaluaciones diagnósticas, la convivencia, la digitalización, la integración de los emigrantes, la calidad…, he ahí algunos de los prin-cipales retos a los que se enfrenta la escuela vasca, retos candentes y fuente de muchos y profundos debates.

En lo que respecta al euskara y a algunos as-pectos que influyen en el euskara, ¿qué puede ser significativo? Existen unas evidencias, y se puede decir que también se divisan con cierta claridad al-gunas tendencias generales:

Observando algunos apartados –el euskara o la convivencia, por ejemplo – se podría decir que la escuela es una “simulación” de la sociedad y que la sociedad es la “realidad” misma, como un ensayo general y representación real de una ópera

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- Año tras año el porcentaje de alumnos ma-triculados en el modelo D, en general, va subiendo y el A, bajando. No obstante, podría darse el riesgo de que el modelo A se convierta en isla o fortaleza de unas tipologías concretas de alumnos. (Volveré más tarde a esta cuestión).

- A pesar de que en comparación con otras comunidades autónomas el número de emigrantes no es muy grande, ese número va en aumento; con-cretamente la mayoría de esos emigrantes son lati-noamericanos los cuales muestran una preferencia por la opción del modelo A, en contra de la tenden-cia general de la población autóctona.

- Existen grandes diferencias en el número y porcentajes del número de emigrantes –red pública, ikastolas, kristau Eskola –, también entre colegios de la misma zona geográfica.

- El porcentaje de profesores euskaldunes es alto, y va en aumento.

- Ha aumentado el conocimiento del euskara en cuanto al número de euskaldunes tanto en la es-cuela como en la sociedad.

- El uso social del euskara no se ha extendido en la misma proporción, y en muchos lugares y ám-bitos incluso ha disminuido.

- ¿Qué se puede decir de la calidad del euska-ra? Pues que sobre eso se habla muy poco y que es muy significativo. ¿Importa sólo la cantidad?

MENTALIDAD LINEAL vs MENTALIDAD COMPLEJA

Pisar el acelerador del coche y en conse-cuencia ir más rápido. Es sabido que a una acción corresponde una reacción. Ésa puede ser la expli-cación más sencilla y clara del pensamiento lineal.

Ante los retos y pro-blemáticas del euskara también hemos utilizado con frecuencia diagnósti-cos y propuestas dema-siado simples que iban en función del pensamiento lineal. Como muestra de ello se pueden citar mu-chas frases y expresiones que no nos resultarán nada extrañas: “la escuela sal-vará el euskara”; “si todos

estudian euskara en las escuela…”, “lo que tengan que recoger las leyes y nada más, ya está”; “si tu-viéramos el poder político…”; “si el euskara fuera oficial…”; “todo se resolvería implantando el mo-delo D como único y universal”; “si se pusieran los recursos necesarios…”; “si no hay otro remedio que imponer…”. Ciertamente todas estas expresiones muestran una defensa entusiasta del euskara y una indudable apuesta a su favor.

Ni que decir tiene que, según esa mentalidad, los resultados conseguidos al cabo de muchos años por fuerza han de ser mediocres: “la escuela ha fra-casado” o “las leyes han fracasado”, y valoraciones negativas como éstas se han oído más de una vez y las seguimos oyendo.

Realmente el proceso de euskaldunización y, especialmente, la expansión social del euskara son procesos sociales complejos en los que no tie-ne sentido aplicar la mentalidad lineal y simple. No cabe duda de que muchos elementos citados en las expresiones más arriba indicadas son positivos, y son necesarios y ayudan: oficialidad, poder político, leyes, recursos… Pero pensar que la clave está en ellos es no considerar la complejidad de la realidad, y muchas veces resulta hasta perjudicial. Volviendo de nuevo al ejemplo inicial, en una autopista pode-mos ir más deprisa si pisamos el acelerador, sí, pero nuestra realidad social se parece más a una “asto-pista” (camino de burros en euskara) llena de aguje-ros, en la que aumentar la velocidad nos puede dejar tirados en la cuneta. “Hay amores que matan” reza el conocido dicho.

Por una parte, en los sistemas complejos hay muchos factores en juego; por otra parte, un mis-mo factor puede tener influencias positivas y nega-tivas al mismo tiempo porque interacciona muchos

de esos factores. Por tan-to, ¿dónde colocamos la palanca? ¿Dónde hemos de invertir las fuerzas? La respuesta no es sencilla, ni tampoco un diseño seguro del proceso.

El desarrollo del eus-kara en el siglo XXI ha de hacer frente a esta comple-jidad, tanto en la escuela como en la familia como en la calle, por medio de “una metodología apropiada”. Y aunque los elementos an-teriormente citados se han

Aunque oficialidad, leyes y recursos se han de tomar muy en consideración y son necesarios, se nos presentan otros conceptos mucho más eficaces, como pueden ser la participación, la empatía, el diálogo, el acuerdo…

3~7. OPORTUNIDADES PARA LA CONSOLIDACIóN DEL USO Y MANTENIMIENTO DEL EUSkERA DESDE LA EDUCACIóN. kONRADO MUGERT zA

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de tomar muy en conside-ración y son necesarios –oficialidad, leyes y recursos –, se nos presentan otros conceptos mucho más efi-caces, como pueden ser la participación, la empatía, el diálogo, el acuerdo… que precisamente están direc-tamente vinculados a los factores emocionales que indicaré más adelante.

Necesariamente de-bemos desarrollar ese ca-mino, así como creer que para llegar a meta lo mejor y más rápidamente posi-ble debemos ponernos en marcha con calma y con firmeza.

ESCUELA QUE SEA “MÁS ESCUELA”

Sin duda, durante este último cuarto de siglo los ámbitos sociales que mayor esfuerzo han realiza-do en el proceso de euskaldunización han sido el sis-tema vasco de educación y el mundo de la escuela, y tomando como referencia al euskara, los que han sufrido una mayor transformación. Las autoridades en su época apostaron a favor de todo eso, una apuesta que la sociedad vasca ha venido ratificando año a año. El esfuerzo de los diferentes sectores de la educación ha sido grande, especialmente el de los profesores, y el reflejo que tal esfuerzo ha tenido en la sociedad ha sido enorme, aunque limitado.

No obstante, con frecuencia exigimos de-masiado a la escuela, tanto en este apartado como en otros, pero la escuela ya tiene suficiente, y más que suficiente, con llevar a cabo adecuadamente su cometido y responder al reto de la calidad2 de la educación.

¿Cómo avanzar por el camino de la calidad? Diferenciaré dos niveles: colegio y sistema educativo.

“Los sistemas educativos no son mejores o peores; son los colegios los que son mejores o peores”; son palabras de Joel klein, máximo res-ponsable de las escuelas públicas de Nueva York, y actualmente son muchas las opiniones que están de acuerdo con esa afirmación. A decir verdad, el centro de enseñanza es limitado y accesible y es fácil percatarse en un plazo corto de tiempo de la influen-cia de las decisiones y actividades llevada a cabo a nivel de centro. Las evaluaciones de diagnóstico de

los últimos años también nos muestran claramente lo mismo. Dicho de otro modo, la evaluaciones nos han aportado el concepto de valor añadido, algo que ya sospechábamos de an-tes, pero ahora sustentado en datos y evidencias.

Según las investiga-ciones realizadas en el ám-bito de la educación de la OCDE3, un buen centro de enseñanza debe asentarse sobre cuatro columnas fir-

mes, bien colocadas y bien desarrolladas:

a) Profesorado: preparación, profesionalidad.

b) Participación de la comunidad educativa: comunicación de las decisiones entre familias, alum-nos, profesores…

c) Buen ambiente escolar, abierto al entorno.

d) Liderazgo: liderazgo de la dirección y auto-nomía del centro.

Algunos de estos cuatro factores principales actúan directamente y otros, indirectamente, pero to-dos son factores que influyen en los resultados esco-lares de los alumnos. Dicho de un modo más amplio, existen otros elementos a tratar a nivel de sistema y que pueden ser tan importantes como los anteriores. Principalmente destacaría los siguientes:

a) Adecuado diseño del currículo con un alto nivel de consenso y que conjugue el euskara y la cultura vasca.

b) Pedagogías apropiadas: adecuadas al desa-rrollo de las competencias y basadas en el desarrollo de la autonomía del alumno.

c) Metodología, actividad y organización exito-sas. Metodologías apropiadas de las lenguas, trata-miento unitario de las lenguas...

d) Enseñanza personalizada.

e) Material docente.

f) Cultura de la evaluación y de la rendición de cuentas del centro, de los profesores, de la direc-ción...

La escuela vasca y el sistema educativo vasco tienen mucho donde mejorar si quieren situarse en los mejores parámetros mundiales y para asumir y des-envolverse en las actividades exitosas y excelentes de la educación actual, con el fin de responder con garantías a las necesidades y retos de la sociedad en general.

La escuela ha de ser “más escuela” y cuanto más

excelentes sean los centros, en la misma medida lo serán los niveles de competencia

de nuestros jóvenes, incluida la del euskara, así como la formación de nuestros

ciudadanos

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La escuela ha hecho mucho y hace mucho pero puede hacer más y, sobre todo, puede hacerlo mejor. Es decir, la escuela ha de ser “más escuela” y cuanto más excelentes sean los centros, en la mis-ma medida lo serán los niveles de competencia de nuestros jóvenes, incluida la del euskara, así como la formación de nuestros ciudadanos.

“Lo que vale en política son los resultados”. Trasladando aquí las palabras de Max Weber también podríamos afirmar que “Lo que vale en educación son los resultados”, pero entendidos los resultados en su significado más amplio, los que corresponden al fin más noble y elevado de la educación.

UNA ESCUELA MÁS EUSKALDUNEl sistema de modelos de enseñanza ha posi-

bilitado la euskaldunización del sistema educativo y, en consecuencia, ha dado un impulso enorme a los procesos de recuperación y normalización del eus-kara. Ese sistema, resultado de un amplio acuerdo social y político, ha sido fructífero de verdad, muchas veces más y mejor valorado internacionalmente que en casa. Esta afirmación, sin embargo, no ha de es-conder algunos puntos débiles del sistema de mode-los de enseñanza. Los últimos 30 años ha cambiado mucho la sociología de la escuela y han quedado al descubierto algunas consecuencias que en un principio no se previeron. Además, en este momento disponemos de los resultados de un buen número de evaluaciones, de las evaluaciones de diagnóstico que se vienen efectuando año tras año.

¿Qué conclusiones podemos extraer del reco-rrido de los modelos de enseñanza desde el punto de vista actual? ¿Existe el suficiente consenso dentro de la comunidad educativa sobre el diagnóstico que se puede hacer y las nuevas vías que se pueden propo-ner? Analicémoslo.

Aunque el modelo D tenga en qué mejorar, en el modelo A, en general, no se logran ni de lejos los objetivos lingüísticos en lo que respecta al euskara.Así lo ratifican las diferentes evaluaciones que se han hecho y, lo que me parece muy significativo, así quedó recogido en Parlamento Vasco en un acuerdo histórico que suscribieron todos los partidos políti-cos, excepto el PP. De hecho, el Parlamento solici-taba al Departamento de Educación, Universidades e Investigación que se estudiara inmediatamente y se pusiera en práctica lo antes posible un modelo en el campo educativo que garantizara el dominio de

las dos lenguas oficiales de la comunidad, porque el sistema de modelos que estaba –y está – en vigor en la enseñanza no garantizaba debidamente el conoci-miento del euskara.

Pero hay algo que es preciso destacar: no podemos imputar sin más solamente al sistema de modelos los resultados del nivel de competencia en euskara. Eso sería caer en el simplismo. Se viene repitiendo una y otra vez que la escuela es un pilar im-prescindible para la euskaldunización y la normaliza-ción del euskara, pero también, al mismo tiempo, que no es el único pilar y, a veces, ni siquiera el principal. Más arriba decía que hemos depositado demasiadas expectativas en lo que la escuela podría conseguir, y creo que, en lo que respecta a este apartado, eso es lo que nos ha sucedido.

Por otra parte, el sistema de modelos también tiene sus efectos colaterales no deseados los cuales estamos viendo más claramente con el paso del tiempo. El Consejo Escolar de Euskadi4 ha llamado la atención una y otra vez sobre esta cuestión. Este sistema distribuye y clasifica a los alumnos, y eso no le hace ningún favor a lo que la escuela debe fomentar ni a la cohesión social y cultural que tan necesaria nos es. De hecho, estadísticamente se comprueba lo siguiente: En los modelos A públicos se concentran los alumnos de bajo ISEC5 mientras que en los A privados concertados los de ISEC alto. El sistema de modelos, aún sin querer, en gran me-dida clasifica a los alumnos en función de criterios socio-económicos y culturales. Como consecuencia de todo ello las expectativas académicas de los cen-tros y de los alumnos, y en última instancia también los resultados escolares, son diferentes según la red y el modelo.

Este fenómeno casi no se nota en algunos te-rritorios y zonas porque el modelo A está a punto de desaparecer de un modo natural, pero es muy notorio en algunas zonas sociolingüísticas donde el castella-no es hegemónico, por ejemplo en la Margen Izquier-da. Para los alumnos de esas zonas la escuela es en muchas ocasiones el único ámbito que les ofrece la oportunidad de aprender euskara y utilizarlo. Y ni que decir tiene que, aún siendo comarcas totalmente castellano-parlantes, en lo que se refiere al nivel de competencia del euskara existen grandes diferencias entre los modelos de enseñanza.

En mi opinión, y estoy de acuerdo con la reflexión realizada sobre esta cuestión por el Con-sejo Escolar Vasco, ya es hora de que, basados en

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un amplio acuerdo social y político, se supere el sistema de modelos de enseñanza y, apoyados en investigaciones y evaluaciones, nos encaminemos progresivamente –tanto en tiempo como en orga-nización– hacia un modelo “único” y flexible. En mi opinión ya es hora de alejarse de actitudes maxi-malistas –por un lado el temor infundado de que no aprenderán el castellano, o, por otro, la imposición universal del modelo D – situando la cuestión de la colisión de derechos, en la medida de lo posible, en un nivel fundamentado en crite-rios pedagógicos y técnicos. En una sociedad compleja como la nuestra no es fácil, pero a mi humilde entender, y al de una amplia mayoría de la comunidad educativa, hay que anteponer el dere-cho de los alumnos a que aprendan las dos lenguas oficiales a un nivel apropia-do –lo que se recoge en las leyes, nada más – al dere-cho de los padres a escoger modelo –también recogido en las leyes –. A ser posible aplicando criterios técnicos y, en cualquier caso, por la vía del consenso amplio.

FACTORES EMOCIONALES

Durante los últimos años, además de ha-bernos percatado de la complejidad de algunos procesos, el concepto de inteligencia emocional ha adquirido una presencia notable en las actividades y proyectos basados en las relaciones humanas, por ejemplo en la educación y en el mundo de la empresa. Para poder comprender en su conjunto la dinámica de los sistemas humanos complejos y así mismo poder influir en ellos, además de los parámetros de la “razón”, son necesarios los de la “emoción” o factores emocionales.

Volviendo al ámbito del euskara, debido al valor simbólico e identitario que la lengua vasca conlleva, con frecuencia los aspectos emocionales prevalecen sobre todos los demás. Además, las sensibilidades y puntos de vista diferentes con los que podernos toparnos en el País Vasco y en la es-cuela vasca nos obligan a tomar muy en cuenta los aspectos emocionales.

Citaré, por tanto, algunos sentimientos, acti-tudes y conductas que guardan relación directa con

tales factores emocionales que son necesarios de-sarrollar y sacar a la superficie no sólo en la escuela, sino en muchos ámbitos de la sociedad.

En general hemos de asociar la positividad con el euskara y nos tenemos que esforzar en rebajar la ansiedad y la presión que tan normales y frecuentes han sido, sobre todo las que van vinculadas al domi-nio del euskara. En ese sentido, considerando que

las prisas e imposiciones son más perjudiciales que benefi-ciosas; hemos de ganar ami-gos para el euskara, atraerlos a nosotros, crear empatía, utilizar el humor, conseguir la adhesión.

Quisiera relatar un caso concreto para funda-mentar los siguientes argu-mentos. En Get xo, localidad en la que vivo, más de una vez he sido testigo de una situación más o menos pa-recida a ésta: domingo por la mañana, jóvenes padres euskaldunes que han estu-diado en una ikastola se en-cuentran tomando algo junto con sus hijos pequeños. Los

padres entre ellos hablan en castellano, por supues-to, y con lo críos en euskara, por supuesto, a la vez que exigen a sus hijos que hablen en euskara entre ellos, por supuesto. Y me asaltan ciertas dudas y preguntas: ¿Se encuentra asegurada la transmisión del euskara a la siguiente generación en esas familias “euskaldunes”? ¿Qué mensaje oculto se les transmite a esos hijos a través de la conducta de los mayores? ¿Qué es lo que falla en tales casos y por qué?

La propagación social del euskara difícilmente podrá avanzar si no se mantienen ciertas actitudes y conductas en el campo personal. Términos como compromiso, coherencia, concienciación, perseve-rancia, actitudes proactivas, sentimiento de perte-nencia o militancia parecen estar bastante demodé en este mundo pragmático y competitivo de hoy en día, al tiempo que no faltan entre nosotros mensa-jes que pregonan que aquéllos no van de acuerdo con la modernidad. De cualquiera de las formas, actualmente la inteligencia emocional e Internet nos enseñan que el efecto de la acción de unos pocos se puede multiplicar por mucho en las redes sociales, y por consiguiente, estos valores no sólo no debemos de menospreciarlos sino, al contrario, fomentarlos y servirnos de ellos.

6~7. OPORTUNIDADES PARA LA CONSOLIDACIóN DEL USO Y MANTENIMIENTO DEL EUSkERA DESDE LA EDUCACIóN. kONRADO MUGERT zA

Ya es hora de que, basados en un amplio

acuerdo social y político, se supere el sistema de

modelos de enseñanza y, apoyados en investigaciones

y evaluaciones, nos encaminemos

progresivamente –tanto en tiempo como en

organización– hacia un modelo “único” y flexible

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Para acabar, en este apartado de la inteligen-cia emocional hay que citar uno de los principales pecados que se le imputa a la educación y a los alumnos en general: la motivación, o, mejor dicho, la falta de motivación. Sin entrar a analizar esa cruda realidad ni buscar su origen –no es el momento ni el lugar y yo tampoco soy nadie para hacerlo –, sabido es que la motivación es una clave importantísima y motor tanto para la enseñanza como para llevar a ca-bo cualquier proyecto. Creo que dentro del mundo de la escuela todos debemos reflexionar para fomentar la motivación y la ilusión, pero teniendo en cuenta que ni la una ni la otra se pueden enseñar, de la misma manera que, por ejemplo, no pueden ser obligatorios el amor ni la afición a la lectura. No tenemos más remedio que crear un ambiente apropiado y sembrar adecuadamente para que aquéllas florezcan.

LOS JÓVENESLa siguiente cita la he extraído del libro “Babeli

gorazarre” (Homenaje a Babel) de Pat xi Baztarrika, concretamente del prólogo de David Crystal: “y ade-más sabemos que no hay lengua que vaya a vivir sin el apoyo y el entusiasmo de los más jóvenes”. Coin-cido totalmente con esta afirmación, por supuesto, pero la cuestión es cómo conseguir el compromiso, cómo conseguir ese apoyo, de los jóvenes, de los alumnos. Sin pretender dar respuesta a esta pregun-ta de calado y estando inmersos en el mundo de la escuela, quisiera hacer saber aquí al menos un par de pormenores de mis reflexiones.

La escuela está diseñada para los niños y los jóvenes; ellos son el objeto de todas las actividades, y así ha de ser. “Todo para los jóvenes pero sin los jóvenes”; no obstante, me parece que en verdad es una situación que está cerca de la realidad y que bien podría ser una versión para la escuela del despotismo ilustrado.

Según lo que también recogen la teoriza-ción, la reflexión, el discurso y las normas sobre la educación, “es el propio alumno quien deber ser el protagonista de su proceso de aprendizaje”, y efecti-vamente ahí están al servicio directo de esa finalidad la competencia para aprender a aprender y la com-petencia para la autonomía e iniciativa propias. Sin embargo, ¿hasta dónde son protagonistas nuestros alumnos? ¿Se puede desarrollar en verdad la auto-nomía propia dentro de las inercias y esquemas que vivimos en muchas de nuestras escuelas?

A mi entender deberíamos apoyar desde otra óptica la participación de los jóvenes en la escuela así como fomentar los procedimientos de abajo arriba, y no sólo para participar sino también para

decidir, para que dispongan de verdaderas posibili-dades. Cuando las normas se imponen desde arriba la vulneración de esas normas con frecuencia se considera un prestigio entre los jóvenes. Cuando las normas han sido elaboradas por ellos, sin embargo, el prestigio entre ellos está en mantener tales nor-mas. Lo comprobamos muchas veces en las escue-las y en nuestras relaciones con la gente joven.

Debemos preparar a los jóvenes y debemos ayudarles para que aprendan a tomar decisiones, pero al mismo tiempo los mayores debemos estar dispuestos a arriesgarnos y darles confianza.

En el mundo, y también en algunas de nues-tras escuelas, existen planteamientos y experiencias que coinciden con esta filosofía, así como voces autorizadas del ámbito académico6. Se trata, entre otras, de las nuevas vías que es preciso desarrollar para consolidar el uso y mantenimiento del euskara en la escuela vasca.

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1. ¿Qué es una competencia? Un conjunto de recursos (conceptos, pro-cedimientos, actitudes, emociones…) que la persona puede movilizar simultáneamente y de una forma integrada ante una situación concreta, dentro de un contexto concreto, para resolverla con eficacia. Se de-muestra a través de la actividad.

2. La CALIDAD, en la actual política educativa, es la suma de los concep-tos EXCELENCIA y EQUIDAD.

3. OCDE: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

4. El Consejo Escolar de Euskadi es un organismo de consulta y asesoramiento del Gobierno Vasco para temas educativos. Lo componen todos los agentes sociales que tienen algo que decir en la educación (pública y concertada) de la CAV, es decir, padres, profesores, alumnos, administración, sindicatos, patronales de la educación, empresarios y ayuntamientos principalmente.

5. ISEC: Índice Socio Económico y Cultural.

6. Ramón Flecha y Comunidades de Aprendizaje.

NOTAS

La propagación social de euskara difícilmente podrá avanzar si no se mantienen ciertas actitudes y conductas en el campo personal

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Cuando la Fundación Sabino Arana me solicitó que prepara-ra una presentación sobre las perspectivas y retos a los que se enfrenta la normalización del euskara en siglo XXI, me lo

tomé como una posibilidad de utilizar palabras e imágenes. Antes de nada quiero agradecer a la Fundación el haberme dado esta opor-tunidad. Ahora me veo en la obligación de expresar sin imágenes las ideas que entonces sí venían acompañadas de muchas de aqué-llas. No las presenté en su día porque me lo impidió un problema personal grave a causa del cual no pude asistir a las jornadas. Éste que tienen en sus manos es, por tanto, el texto de una propuesta no presentada que entonces quedó sin debate y ahora viene huérfano de imágenes.

EUSKARA DESDE LA CULTURA, CULTURA DESDE EL EUSKARA

Joxean MUÑOZ

ex DIrecTor De TaBaKaLera

GAI

AKG

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E * TRADUCIDO EN LA REDACCIóN

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Las imágenes, sin embargo, son fundamen-tales. En una presentación son necesarias para ganar en expresividad, pero también para imaginar la situación, para representarla, verla y hacerla ver. Puesto que las imágenes condicionan nuestro punto de vista, deberíamos no sólo utilizarlas, sino tomar-las como tema de reflexión.

UN BARCO DE VAPOR

Un barco, un barco de vapor, en el agua. Cuando he comenzado a escribir este texto la ima-gen que me ha venido a la memoria es una de hace unos años; es un vídeo del artista Simon Stirling, (Autoxylopyrocycloboros, 2006) en el que aparece un barco de vapor en apuros. El vídeo nos muestra a un vapor que se sirve de la madera de su propia borda para alimentar el fuego del horno, para mantener vivo el motor. Aunque no se encuentra en el mar –segu-ramente lo que se ve en las imágenes es un lago de Escocia–, el barco sin duda está sobre el agua, y lejos de tierra y del puerto. El marinero que hace moverse al vapor y es a su vez transportado por éste hace leña metódicamente y sin descanso del maderamen del propio barco, con el fin de alimentar el fuego; también se encuentra a bordo un segundo marinero manejando el timón. No se ve, no se nos muestra, hacia dónde dirigen el barco, pero ese barco necesita llegar a algún sitio. Me he imaginado que nosotros nos encontramos en ese barco.

ANGUSTIA

A la imagen electrónica se le ha incorporado una imagen lite-raria: “Somos como los marineros que se ven en la necesidad de reparar el barco en la mar, sin posibilidad alguna de hacer ese trabajo en tierra.” Son palabras del diseñador Otto Neurath, cuando se encontraba reflexionando sobre su trabajo, sobre la influencia que debería tener el diseño gráfico en la vida cotidiana, y sobre la necesidad de una lengua gráfica universal. Sin embargo nos sirve para reflexionar sobre la supervi-vencia de una lengua minorizada y pequeña.

Principalmente para recordarnos que vivimos en una situación de angustia. El barco del euskara es un vaporcito, su motor está débil y está averiado. Es preciso, es imprescindible, actuar con valentía, con energía y sentido común, bien concienciados de la situación. Pues nos encontramos en el agua: en el mar.

EN EL AGUA

No diré que una lengua, una cultura, no tie-ne territorio: necesitamos puertos, muelles y faros, montes, valles y cuevas de tierra adentro, necesi-tamos tanto el pueblo como la piedra, las ramas y las raíces, sean reales o sean soñados; un lugar físico, hablantes, gregarismo, naturalidad, es decir, un pueblo, un ámbito coherente, geográfico, legal y político, además de ciertas referencias y redes cultu-rales concretas, tradiciones, referencias o ficciones compartidas. El navegar por el mar no niega ningún territorio, el marinero necesita el puerto, un lugar al que volver, de donde partir y, sobre todo, un sitio con el que estar conectado. Me parece, sin embar-go, que en ese puerto al que llamamos “nuestro” es posible que estemos reflexionando de espaldas al mar: desde tierra y para tierra adentro.

Sí, la representación en imágenes de la cultura vasca resulta demasiado seca pa-ra este “líquido” siglo XXI. El terreno que el euskara y la cultura deben ganar juntos ha de ser fluyente.

FLUIDO

No soy sociólogo, ni filósofo, me moveré entre imágenes, porque esa es mi profesión, porque si me su-mergiera en la teoría, podría hundirme fácilmente. No sé si para esta descripción me estoy sirviendo de zauman o de De Lancre: la época en la que vivimos, la época que nos hace vivir es como el mar, un medio variable, di-fícil de delimitar, inestable y constantemente extraño, un medio no afianzado, incierto y sin asidero. Deberemos mirar

Si creyéramos en la cualidad de euskaldun, si la

defendiéramos desde la “liquidez”, nuestra

perspectiva sería más amplia,

podríamos percibir, en nuestra pequeñez,

más euskaldunes, más posibilidades, mayor pluralidad y

riqueza

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LUMMY NIM NULLAOREM IURERO ERIUSTO CONSENT VULLA FEUGIAM ADION HENT LUPTATEM NIS DOLUPTAT NULPUT VOLOR GIATET ALIT IRILIT LUT IN VELIT PRAT, SE CORPERC IPISIM DOLESED MAGNIBH EUGUE

LUMMY NIM NULLAOREM IURERO ERIUSTO CONSENT VULLA FEUGIAM ADION HENT LUPTATEM NIS DOLUPTAT NULPUT VOLOR GIATET ALIT IRILIT LUT IN VELIT PRAT, SE CORPERC IPISIM DOLESED MAGNIBH EUGUE

de otro modo, para poder percibir de un modo más perspicaz dónde vivimos –“en una constante varia-bilidad”–, cuál es nuestra situación –“no en tierra, en el astillero, sino que en el agua”–, y por consiguiente, cómo actuar, cómo hacer que el barco avance.

Si creyéramos en la cualidad de euskaldun, si la defendiéramos desde la liquidez, nuestra perspec-tiva sería más amplia, podríamos percibir, en nuestra pequeñez, más euskaldunes, más posibilidades, mayor pluralidad y riqueza. Gracias al esfuerzo social y político de los últimos años ha aumentado notablemente el número de profesionales capaces de hablar en euskara, aunque no se desenvuelvan en ámbitos culturales que se desarrollan en euska-ra, o esporádicamente lo hagan en la industria de productos en euskara. Aparte de la tierra conocida, podríamos tomar en cuenta y mirar también a esas personas que, diseminadas, en sus trabajos de creación, ope-ran fuera de la “cultura vasca”. Autores y agentes, cineastas, dibujantes, diseñadores, arqui-tectos, bailarines, artistas, pro-ductores, distribuidores, etc., no podemos dar por “perdi-dos” a todos esos profesiona-les euskaldunes, no podemos desperdiciarlos, y pidámosles que vengan a puerto. (¿Qué parte del trabajo, qué proceso, podría llevar a cabo un arquitec-to euskaldun en euskara?). La cuestión no es cómo “traerlos” al territorio, sino cómo canalizar y facilitar las conexiones y los vínculos con aquellos que andan en la mar, cómo crear redes.

Además sería más eficaz mirar desde la liqui-dez porque estaríamos más cerca de la lógica de las redes, de las tendencias que priorizan la afinidad, la inmediatez, el intercambio y el diálogo continuo.

Vinculada a esa liquidez se encuentra asi-mismo la exposición de los procesos de trabajo, el visualizarlos y valorarlos, y no solamente de los pro-ductos culturales acabados. Nos daríamos cuenta claramente de que no existe ningún modo de distin-guir con nitidez entre dentro y fuera, veríamos que el internacionalismo y el localismo no están separados por una raya clara. Aquí vivimos en una comunidad internacional, aquí vivimos el mundo y ese nuestro aquí es mudable, puesto que se mueve porque es un barco que va navegando.

REDES

Como las olas, al igual que los fluidos o líquidos, las redes se crean, crecen, cambian, se renuevan, borran y mudan constantemente. Todos vivimos en redes, en complejas redes que dibujan afinidades y diferencias (personales, políticas, idio-máticas, profesionales, culturales…). No se forman todas en euskara ni se formarán todas en euskara. No solo el euskara nos define; no debemos utilizar el euskara solamente para definir la identidad como pueblo, la nacionalidad. Parece ser que es imposible limitar nuestra vida solamente a las redes que se expresan en euskara.

“Las redes sociales” son anteriores a Internet, por supuesto, pero se han transformado y han muta-do ante nuestros propios ojos en Internet. Las rela-

ciones que se dan en las redes sociales son relaciones entre compañeros, entre personas* (p2p, en inglés o “en global”), en función de los intereses, y se dan en cualquier lugar y tiempo; es decir, son variables, difíciles de delimitar, tienen el tempus del contacto, son un habla. Es-tamos habituados a preguntar para quién se hace el trabajo cultural, pero las redes sociales nos llevan a preguntar con quién estamos tratando: ¿con quién trabajamos, quién es nuestro camarada, compañero de tra-bajo, nuestro afín en intereses? Lo que sea que compartamos

en las redes sociales debe ser atractivo, conectivo y conectador, intercambiable, y por tanto beneficioso (en un sentido que va más allá del dinero).

Probablemente el propio euskara debería cul-tivar esos valores, y canalizar de ese mismo modo los frutos de la cultura vasca, es decir, de un modo atractivo, conectador e intercambiador. Es impres-cindible que se pongan a disposición de cualquier persona, y de un modo utilizable, los archivos, centros de documentación y archivos privados, y adecuarlos al flujo existente en el intercambio de conocimiento e información. Deberíamos fomentar la fluidez de nuestras instituciones culturales; pero, antes de nada, hemos de vivir y creer en el atractivo de la cultura vasca. Deberíamos también renovar el inventario de nuestros miedos, por ejemplo el pen-sar en que relajar la presión normativa no supondrá

Deberíamos fomentar la fluidez de nuestras instituciones culturales; pero, antes de nada, hemos de vivir y creer en el atractivo de la cultura vasca

3~7. EUSkARA DESDE LA CULTURA, CULTURA DESDE EL EUSkARA. JOXEAN MUñOz

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dar alas a una desidia lingüística que por otra parte está demasiado extendida. Deberíamos dirigir toda nuestra atención al riesgo más inminente de nuestra situación, esto es, al ámbito informal, a la comunica-ción no formal. A la oralidad.

Puesto que es la era de la oralidad ésta que estamos viviendo de los códigos escritos en pantallas, los espacios y programas dedicados a la oralidad son mucho más interesantes cuando constituyen un laboratorio de la oralidad actual que cuando se toman como reserva o almacén de los tipos de tradición y oralidad de cierta época.

AGENTES CULTURALES

Entre los límites y murallas que el flujo se ha llevado por delante hay uno que nos interesa especialmente: el flujo entre au-tores y destinatarios, entres los creadores profesionales y los aficionados. En un tiempo, crear cultura, recopilarla, utilizarla, di-vulgarla, o debatir sobre ella, era cosa de profesionales; todo lo demás era “público”, eran “destinatarios”, “audiencias”. De entre todos los cambios que se están dando uno de los su-cesos más interesantes es la supresión de fronteras: en la cultura es decisiva la función de la afición y de los aficionados.

Si cuando hablamos de hacer cultura resulta impres-cindible tener en cuenta a los aficionados, a los autores no profesionales, a los que se mueven no por oficio sino por afición, lo es aún más cuando hablamos de la creación de cul-tura en euskara. La vascofilia y el gusto por la cultura han venido fomentando redes comerciales y sociales, e importantes proyectos, industrias y planes de la cul-tura vasca. Cuando hablamos de agentes culturales, también nos referimos a creadores, promotores y usuarios no profesionales.

Los blogueros, las personas que navegan en las redes, las que nos dan la posibilidad de navegar, por-que se desenvuelven bien en la tecnología, se mueven entre archivos recogiendo, organizando y adecuando

el conocimiento a las redes, no obstante, navegan sin bandera. Nuestros barcos no tienen bandera, pero la necesitan. Esa bandera es más que necesaria para identificarse entre sí y para ser identificados. Para ser vistos; una lengua, una cultura han de ser perceptibles, han de ser vistas, han de ser visibles. En Cataluña trabajaron con ese fin y lo consiguieron con el eco pro-vocado por el dominio “.cat”; aquí se está impulsando “.eus”, entre múltiples problemas técnicos y políticos. Ya hemos perdido mucho tiempo, y, entre otras cosas, por una perspectiva demasiado seca, de tierra firme, de nuestros organismos culturales (tanto instituciona-les como no).

PROCESOS

Hace unos años leí “Funky Bussiness Fore-ver”, y en esa serie de consejos para la gestión de

nombre tan juguetón, la siguien-te descripción funky del proce-so de creación: “solemos tener ideas (gas), las debatimos con los demás (líquido) y, al final, las materializamos en un oferta o un producto (sólido)”.

Soy de la opinión de que cuando hablamos de cultura so-mos demasiado dados a consi-derar solamente la fase sólida, esto es, el objeto o producto cultural, sin tener en cuenta co-mo se debiera la fase de gas (creación de ideas) y la líquida (debate de ideas, de compar-tirlas y desarrollarlas conjunta-mente).

El territorio, la tierra fir-me, el puerto de la cultura vasca lo constituyen todos aquellos creadores, industrias, compradores y usuarios que realizan en euskara todos los

procesos, o los procesos principales. Ese territorio, repito, es imprescindible. Por tanto, no se discute la atención dedicada a la fase sólida de la cultura, o el hecho de que se identifique la promoción de la cul-tura vasca con el aumento de obras y de productos en euskara. Tales afirmaciones reconocen la impor-tancia del territorio, de las obras culturales que se crean, elaboran y divulgan en euskara, pero nada más que su importancia. Por una parte, olvidan o esconden que hay muchos vasco-parlantes hacien-

Las fases que hasta hace bien poco eran secretas hoy en día se sacan a la luz. Esos lenguajes –esos intercambios de palabras– que se utilizan antes y después del objeto cultural son los que hay que euskaldunizar: lenguajes que también deberían de darse en euskara

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LUMMY NIM NULLAOREM IURERO ERIUSTO CONSENT VULLA FEUGIAM ADION HENT LUPTATEM NIS DOLUPTAT NULPUT VOLOR GIATET ALIT IRILIT LUT IN VELIT PRAT, SE CORPERC IPISIM DOLESED MAGNIBH EUGUE

do cultura, pero no siempre en euska-ra, no siempre con las miras puestas en productos en euska-ra, no siempre den-tro del terreno que llamamos “euskal”, y siguen siendo pro-ductos vascos: so-mos más de los que estamos censados. Y por otra, oculta-mos que muchos productos en euska-ra (en la televisión, el cine, el teatro, los cómics…) se crean y elaboran en caste-llano, que las fases gaseosa y líquida se desarrollan en cas-tellano, aunque al final el producto só-lido se nos manifies-te en euskara (tras unas traducciones que por razones co-

merciales y vergüenza ideológica resultan secretas e inconfesables).

Las fases que hasta hace bien poco eran se-cretas hoy en día se sacan a la luz. Esos lenguajes –esos intercambios de palabras – que se utilizan antes y después del objeto cultural son los que hay que eus-kaldunizar: lenguajes que también deberían de darse en euskara.

HABLADOR

“La principal característica de la sociedad globalizada es la simbiosis entre el trabajo y la len-gua. En un tiempo, en la época de la manufactura y el fordismo, el trabajo era mudo, el trabajador debía ser silencioso. Actualmente, la materia prima del proceso de producción es el lenguaje. Hoy en día, la producción se teje* por medio del conocimiento y el intercambio de conocimiento, con la información, con las relaciones, con la buena educación. Nuestra era es habladora” (Paolo Virno).

En esta sociedad a la que se ha dado en lla-mar sociedad de la imagen, la hegemonía la ostentan el habla y la conversación constante. También las

imágenes y los sonidos se crean, se realizan, valoran, se contrastan, se difunden y se reciben envueltas en palabras. Por debajo de los productos con palabras y de los productos sin palabras y antes y después de la materialización de aquellos fluyen las palabras que han sido necesarias para inventar el producto, moldearlo, producirlo, venderlo, difundirlo, utilizarlo y compartirlo. Aunque el producto final sea en euskara, en castellano, o carezca de palabras, éstas circularán en un constante flujo comunicativo. Lo que hay que impulsar y fomentar es que esa conversación se rea-lize en euskara.

PANCARTA

“An artist who cannot speak english is NO artist”. Es un lienzo de un artista croata. Un pañuelo de seda pintado a mano, parecido a una pancarta de protesta; fue mostrado en una exposición inter-nacional. (Mladen Stilinovic, 1992).

Manifiesta la hegemonía de una lengua he-gemónica en el mercado de la palabra, dándole forma de denuncia. Saca a la luz la cuestión de las lenguas, y lo hace dándole forma de reivindicación (un lienzo, un texto, una pintada), en un pañuelo tos-camente elaborado que rompe el discurso “normal” de la exposición. La normalidad sería no poner en entredicho el inglés.

Este flujo global de la palabra tiene jefes y subalternos, cosa que no le es extraña a la lucha de los poderes que compiten en el mercado. Lo que Sti-linovic nos recuerda es que lo que no viene envuelto en inglés no es arte contemporáneo, sino que es arte local, periférico y, en el mejor de los casos, exótico. Si el artista que no sabe inglés no es artista, es por-que hay unas redes, unos filtros, plataformas, medios de comunicación globales y porque tales centros de decisión hablan en inglés. Hablar en inglés es hablar en “lengua global”, tanto en el arte contemporáneo como en otras muchas actividades intelectuales y culturales. El prestigio de ser artista se manifiesta en una lengua de prestigio. No hay posibilidad de optar por una lengua. Esa es la razón de que el lienzo esté pintado al estilo de una pancarta.

Por otra parte, el lienzo de Stilinovic es asi-mismo una afirmación. Por poner un ejemplo, la investigación científica, tecnológica o económica se deciden en un mercado y sistema globales, en in-glés. Decir que el investigador que no puede hablar inglés no es un verdadero científico no provocaría sorpresa, no parecería una reivindicación.

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Aunque el producto final sea en euskara, en castellano, o carezca de palabras, éstas circularán en un constante flujo comunicativo. Lo que hay que impulsar y fomentar es que esa conversación se realize en euskara

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LUMMY NIM NULLAOREM IURERO ERIUSTO CONSENT VULLA FEUGIAM ADION HENT LUPTATEM NIS DOLUPTAT NULPUT VOLOR GIATET ALIT IRILIT LUT IN VELIT PRAT, SE CORPERC IPISIM DOLESED MAGNIBH EUGUE

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LUMMY NIM NULLAOREM IURERO ERIUSTO CONSENT VULLA FEUGIAM ADION HENT LUPTATEM NIS DOLUPTAT NULPUT VOLOR GIATET ALIT IRILIT LUT IN VELIT PRAT, SE CORPERC IPISIM DOLESED MAGNIBH EUGUE

PLURILINGüISMO

En la medida que sistemas y mercados son globales, las lenguas que han llegado a ser “globa-les” son las hegemónicas en aquéllos. Es evidente la necesidad de lenguas globales, es innegable, y tampoco es condenable si la presión a favor de las lenguas globales no arrincona a las lenguas pequeñas. La clave está en definir qué tipo de plu-rilingüismo, qué tipo de globalización, qué tipo de internacionalización queremos; clave política al fin y al cabo, en tanto en cuanto estamos tratando de inventar, elaborar y materializar el tipo de conviven-cia. Las horas que pasamos mirando al pasado las deberíamos usar en imaginar que el futuro podría ser diferente.

El plurilingüismo es el presente, ya está pre-sente, pero principalmente es apuesta de futuro. Deberíamos vivir como una oportunidad el paso del bilingüismo al plurilingüismo. Los vasco-parlantes ya somos plurilingües. Los vasco-parlantes vivimos una complejidad lingüística que los monolingües en mu-chos casos no ven, ni siquiera se lo pueden imaginar, algo que, dicho sea de paso, deberíamos de explicar más como una riqueza que como una complicación. Al monolingüe le es desconocida la opción lingüís-tica. Utiliza siempre su lengua como lo más natural, exclusivamente vive su lengua. Precisamente la naturalidad define a una lengua poderosa, el que se dé naturalmente, el que al hablante el hecho de utilizar esa lengua le parezca lo más normal. Es un gran premio que concede la historia, como el que se les da a los vencedores: trascender la historia, con-vertirla en inevitable, convertirla en una realidad que ni siquiera se cuestiona. A los hablantes de lenguas cuestionadas nos interesaría especialmente una situación que muestre que nuestra vecina lengua poderosa también es una elección. Los euskaldunes deberíamos afanarnos más que nadie en el esfuerzo de pasar de ser bilingües a ser plurilingües.

El plurilingüismo es una situación que no tiene vuelta atrás, no hay sitio para la nostalgia del mono-lingüismo, y menos aún en el caso del euskara. Para algunos puede ser un sueño vivir sólo en euskara, pero una pesadilla para otros.

PROYECCIÓN

También quisiera extraer una consecuencia desde la imagen de mercado ruidoso y hablador: la gente no es “la gente”, sino “las gentes”, muchas, múltiples, que se reúnen en grupos cambiantes y

móviles. Por tanto, no existe un público que pueda ser tratado como conjunto fijo y singular y, sobre todo, no se encuentra en una sala cerrada esperando en silencio a las imágenes, a las experiencias y a los conocimientos. Cuando hablamos de “La proyección hacia el mundo de la cultura vasca” en la mente nos ronda una imagen concreta en la que hay un proyec-tor, el más potente posible, una pantalla limpia en blanco, y un conjunto de personas esperando ver las imágenes que ofrecerá el proyector. La “proyección” nos trae el eco de las salas de cine y el anhelo de proyectar por medio de un único foco una imagen agrandada y magnificada. Nación y cine coinciden en el mismo relato. Sin embargo, la gente se encuentra reunida en una sala esperándonos, en silencio y con curiosidad. También es pasado la época del ritual de las salas de cine a oscuras.

Hemos pasado de las salas cerradas a las redes. En vez de soñar en proyecciones, deberíamos empeñarnos en impulsar y alimentar las redes, ha-ciendo más fluidas nuestras instituciones culturales, más adecuadas para lo líquido, más dadas a facilitar la fluidez entre redes de la cultura vasca y la crea-ción en euskara.

UN ESPACIO (UN PROPÓSITO)

Imagen de un edificio, un espacio físico firme, bastante cerrado y fuerte. Este sitio tenía que haber sido una fábrica de crear imágenes, un centro inter-nacional sobre la cultura de las imágenes, en San Sebastián, en el País Vasco, en la Ciudad Vasca. Hasta hace poco he dirigido ese proyecto, lo que dimos en llamar Tabacalera, que ha quedado, en gran medida, irrealizado y en un mero proyecto. Parece ser que ahora están modificando el proyecto; no sé, ni me corresponde meterme en eso. Para acabar mi intervención, quisiera servirme de la experiencia en la citada Tabacalera.

Tabacalera se trataba de un proyecto de fábri-ca para crear imágenes, un lugar para la producción y un centro de conocimiento al mismo tiempo; Taba-calera quería promover influyendo en los diferentes procesos de creación de proyectos visuales y au-

El plurilingüismo es una situaciónque no tiene vuelta atrás

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dio-visuales: crear, adiestrar, producir, mostrar, ver, difundir, intercambiar, debatir. Es decir, los procesos gaseosos, líquidos y sólidos.

Como los procesos de la cultura son hablan-tes, y aún más, siendo a la vez centros físicos y virtuales, son agentes, promotores y orientadores de un flujo de palabras complejo. Era preciso influir en ese lenguaje, no solamente al final, en los productos últimos y su comunicación verbal, sino que en to-dos los procesos de creación, producción, debate, elaboración, recopilación, difusión y muestra, y a favor del euskara dentro del plurilingüismo. También en euskara, pero no siempre, y no solamente en euskara.

Siendo un centro internacional no le viene por naturaleza el ser euskaldun, no es natural, no es lógico: “el euskara no tiene difusión internacional”, “ni prestigio”, “el euskara son las raíces”, “es para casa”. No es fácil, no es barato, como bien saben los que participan en proyectos similares. Teníamos que haber aprendido a insertar el euskara en el plurilingüismo, a fomentar el euskara en el seno del plurilingüismo, y a gestionar esa promoción.

En el intento de dar respuestas a la preocupa-ción de la palabra y de la lengua, además del equipo de Tabacalera, tuve de compañeros a Jorge Gimenez e Iñaki Ugarte. Quiero agradecérselo de corazón. Por supuesto, en esta comunicación encontrarán muchas ideas y reflexiones de las que entonces utilizamos y elaboramos conjuntamente. En aquel entonces denominamos “Elea” (palabra) al esfuerzo de hablar en euskara en un centro. Utilizamos el símbolo L, pues se lee “ele”, es decir, “palabra” en euskara; se ve una L como pictograma de aprender, es decir, “Learning” en inglés global y en la señaléc-tica de occidente: la figurita que coloca en el coche el que está aprendiendo a conducir.

Tabacalera era una ocasión para ir respondien-do a estas preocupaciones que he manifestado aquí y que, evidentemente, no son sólo mías. Ya se ha ido. No me extenderé. Solamente destacaré unos puntos, a modo de corolario: para asegurar la euskaldunidad de un proyecto de esta clase son necesarios la vo-luntad, la tierra, los barcos y los marineros avezados. La apuesta por el euskara debe estar incluida dentro de la misma definición del centro y en los objetivos (puesto que no es imprescindible, ni fácil, ni barato), y debe estarlo desde la misma defensa de la cultura: actuar a favor de la cultura es elegir la opción a favor del euskara.

Esa voluntad no ha de ser un mero deseo, una norma sin más, una voluntad que no se soporta en la realidad. Un centro cultural ha de crear y fomentar cierta realidad; para que en ese centro tenga sentido hablar euskara se necesitan vasco-parlantes. Por consiguiente, se necesita una tierra, atraer la actividad de los que crean cultura en euskara, promoverla, faci-litarla y canalizarla. Así mismo, habrán de guardarse, encauzar y preparar los documentos destinados a los barcos: aquí toma gran importancia la transformación hacia la liquidez de los archivos; necesitamos que lo creado en euskara esté preparado y listo para desen-volverse en cualquier lugar. La apuesta por el euskara supone inevitablemente un interés por la cultura crea-da en euskara, ser capaz de verla, servirse de ella y utilizarla. Tal capacidad habrá de ser desarrollada en el equipo interno, asegurándose de que hay profesio-nales que, además de saber la lengua, son capaces de reconocer, estimar y hacer que sean valorados los creadores, las empresas, los grupos y los agentes que operan en euskara. Profesionales vasco-parlantes y no profesionales del euskara.

AUTOxYLOPYROCYCLOBOROS

Quisiera terminar la presentación con las imágenes finales del vídeo contando cómo acaba la historia del barco de vapor que no tuvo otro remedio que alimentarse de sí mismo. El plano se va abriendo y vemos el recorrido del vapor: está dando vueltas; ese barco no va a ningún sitio, da vueltas y más vuel-tas. En su desesperado intento de seguir en marcha los marineros han dado al horno todo el maderamen del barco. El vídeo termina con el hundimiento del barco. El motor a tope, por la chimenean sale un espeso humo negro mientras se va perdiendo en el agua. El vídeo en su título da a entender eso mismo: muestra el ciclo en el que cada uno quema su propia madera, un intento desesperado, circular, sin salida. Esa imagen me asusta, la primera vez que la vi me provocó un escalofrío; perdonadme este final, este volver a recordar que nos encontramos en una situa-ción angustiosa.

En el vídeo la catástrofe no viene, quisiera señalar, porque ese barco quisiera ir a algún lugar y no lo haya conseguido, sino porque no iba a ningún sitio. Porque giraba y giraba alrededor de sí mismo, alimentándose de sí mismo, como cuando se dice que el euskara necesita “sus” ámbitos, “sus” redes, “sus” espacios, “sus” autores, “sus” industrias, “sus” públicos y “sus” circuitos. Más grave que el riesgo de ahogarse es el de ahogarse en balde.

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Esta entrevista tiene que cumplir dos condiciones: debe girar en torno al euskera y te-ner dos versiones, una en eus-kera y otra en castellano, pero sin que se repitan las pregun-tas. De hecho, ésta es la única pregunta común a ambas ver-siones. ¿Qué le sugiere?

En todas las literaturas hay libros, necesarios para esas literaturas y esas lenguas, que no se traducen porque hablan de cuestiones intrínsecas a la propia lengua, a su funcionamiento. Del mismo modo, hay obras que tienen un interés más general, y son esas las que se traducen. Yo quisiera poner las condiciones de la entrevista en esa misma perspec-tiva: hablar de algunos aspectos en euskera y para la gente que habla euskera y de otros, en castellano, para los lectores que desconocen la lengua. Ambos grupos comparten algunas circunstancias idénticas, pero hay otras que son diferentes y específicas.

¿Esa perspectiva podría tener algo que ver con aspectos relacionados con la identidad? Es una cuestión que, cuando se vincula al euske-ra, suscita muchas reticencias. Le planteo dos propuestas, cada una en un extremo: el lingüista irlandés David Crystal escribió que “la lengua

es la expresión primaria de la identidad. Cuando una lengua desaparece, des aparece una percepción sobre lo que sig-nifica el ser humano”; la escri-tora y periodista Irene Lozano, por su parte, afirmaba que “la lengua no condiciona el modo de pensar y ver el mundo”. ¿De cuál de las dos posiciones está más cerca?

No afirmaría lo que afirma Crystal con la con-tundencia con que lo hace pero, por supuesto, estoy más cerca de su visión que de la de Irene Lozano. Solo el hecho de que una lengua sea aglutinante o no afecta al modo de pensar, al modo de discurrir, y la manera en que uno vehicula los elementos de una frase influye necesariamente en el modo de pensar. Aunque haya otros, que yo conozca no hay ningún elemento que sea tan determinante desde el punto de vista de la identidad como la lengua. Todos manifes-tamos tener una lengua y, a la pregunta de cuál, muy poca gente dirá que tiene dos. Nos identificamos con una lengua determinada y con unos determinados conciudadanos de tal forma que, cuando la lengua desaparece en un determinado individuo, desaparece también su identidad anterior, porque se ha configu-rado una nueva.

“EN UN FUTURO CONSTRUIDO ENTRE TODOS,EL EUSKERA DEbE SER UN ELEMENTO BÁSICO”

No hay ningún elemento que sea tan determinante desde el punto de vista de la identidad como la lengua

EntrEVista: NEREA AZURMENDI. fotoGrafÍas: T xET xU BERRUEZO

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¿Optar por una determinada identidad lin-güística es una decisión estrictamente personal?

No creo que sea una decisión solamente personal, porque las circunstancias externas tienen mucha influencia, pero el factor personal es decisivo. Hasta que no se produce una simbiosis entre la len-gua que eliges y tú mismo, difícilmente puedes hablar de identidad, y por esa razón el proceso identitario lleva su tiempo, como se ve en las migraciones, en las que la identidad del país de acogida rara vez se siente como propia en la primera generación. La identidad no se compra en un estanco: o bien te viene dada, y la tienes que conservar, o puedes dotarte de una nue-va por decisión propia. Y eso es, siempre, un proceso personal que requiere tiempo.

¿Cómo encajan en esa construcción in-dividual de la identidad vinculada a una lengua elementos como la identidad colectiva o el mul-tilingüismo?

Le he dado muchas vueltas a esa cuestión, y creo que, fundamentalmente, también la identidad colectiva gira siempre en torno a la lengua. Y cuando me refiero a la lengua me estoy refiriendo a tradicio-nes literarias, a historias comunes relacionadas con la mitología, con la forma de ver el mundo… Con lo que no tiene nada que ver es con las historias polí-

ticas recientes. Pongamos por ejemplo la identidad vasca. Los tres últimos siglos han sido tan convulsos desde el punto de vista histórico y político que han ido tejiendo historias familiares absolutamente di-versas, así como lecturas de esas historias también radicalmente diferentes, pero no por eso se rompe la identidad. Desde mi perspectiva, cuando yo hablo en euskera estoy hablando en el marco de un entrama-do cultural que no tiene nada que ver con el mundo cultural castellano. En ese hablar en euskera están presentes Juana de Albret y los intentos de conseguir una lengua común, está Axular, está el integrismo religioso presente en nuestra literatura tradicional; están nuestros pastores en Estados Unidos o en Argentina… En cambio, cuando hablo en castellano en mis palabras está presente la poesía medieval, está presente Neruda, están presentes muchísimas referencias, porque una lengua no es exclusivamente un entramado comunicativo. Ese entramado comu-nicativo está revestido de un ropaje que es toda la tradición cultural y toda la historia de esa lengua. ¿Por qué yo me considero bilingüe? Porque, de una forma u otra, domino esos dos entramados. También hablo francés e italiano, pero no me considero bilingüe en esas lenguas, porque conozco sus mecanismos pero no todos los entramados que conllevan.

Si establecemos esas condiciones para ser considerado bilingüe, ¿cómo podemos deno-minar a quienes han aprendido euskera pero, en muchos casos, no han dado el siguiente paso? ¿Es también de los que opinan que la expresión ‘euskaldun berri’ resulta poco adecuada?

Tal como yo lo entiendo, saber otra lengua, sin más, no te convierte en bilingüe. Ser bilingüe es estar viviendo las dos lenguas como si fueran propias, aun-que siempre haya una de ellas que destaque y con-figure tu identidad. Con respecto a la otra cuestión, diría que el ‘euskaldun berri’ no existe. Esa expresión tan sólo se podría aplicar, y estaría mal aplicada, a aquella persona que conoce el euskera de manera únicamente instrumental, y creo que en ese caso tampoco sería adecuado. En el caso de la persona que se ha integrado totalmente en el mundo del eus-kera, el término ‘euskaldun berri’ no vale porque es insuficiente y, además, resulta lesivo. Por el contrario, en el caso de quienes tienen un conocimiento exclu-sivamente instrumental de la lengua, la definición es excesiva. A mi juicio, o se es euskaldun o no se es. De todas maneras, yo creo que al principio el término euskaldun berri era un término positivo, elogioso, de acogida y de reconocimiento del mérito, de un esfuerzo. En ese sentido, hay una cosa que me gusta repetir: somos muy exigentes con los demás, y no lo

Ser bilingüe es vivir las dos lenguas como propias, aunque siempre habrá una que configura tu identidad

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somos nada con nosotros mismos. Si nosotros, los ‘euskaldun zaharrak’, hubiéramos hecho el uno por mil del esfuerzo que ha hecho un ‘euskaldun berri’, las cosas nos irían bastante mejor. Sin embargo, les exigimos que hagan el mil por uno, cuando nosotros no somos capaces de hacer el uno por mil.

¿No sería más fácil tratar entender que hay más de una manera de ser euskaldun?

Esa no es una cuestión propia del euskera, porque no conozco ninguna cultura que se viva del mismo modo por todos y en todas partes. En el caso de culturas y lenguas adquiridas, esas percepciones tienen mucho que ver con las motivaciones por las que se produce esa adquisición. Hay formas que son históricamente más habituales o convencionales, como la emigración, y hay otras que tienen que ver con las motivaciones políticas, o con las relacionadas con el deseo de integrarse, de perte-necer a un determinado grupo. Los procesos son distintos, pe-ro el resultado es prácticamente el mismo. Desde mi punto de vista, el dilema está en deci-dir si vamos a intentar ponerle puertas al campo o si, por el contrario, vamos a mirar a esas cuestiones no como problemas sino como fenómenos inevitables que se van incorpo-rando a nuestra vida. Lo que hay que hacer es tratar de entenderlos y, en aquellos puntos en los que haya fallos, tanto en nuestra comunicación con ellos como en su integración en nuestra comunidad, tratar de solventar los problemas afrontándolos.

¿Cree que esas fallas en la comunicación y la integración han derivado o pueden derivar en problemas de convivencia entre el euskera y el castellano?

Lo que sí existe es un problema real de cono-cimiento. Mientras yo conozco la realidad cultural es-pañola, mi vecino de zaraut z desconoce totalmente mi realidad cultural. Sabe que yo hablo euskera, pero no conoce los contenidos culturales que mi lengua comporta. Esa es la tragedia que vivimos, ese es el problema. Yo diría que el otro supuesto problema, el conflicto lingüístico, lo han inventado y alimentado los políticos, porque creo que no se produce ni en las familias ni en las escuelas. La elección de una plaza escolar para un hijo, por ejemplo, es una decisión mucho más importante y más costosa que elegir a qué partido dar el voto y, a pesar de todos los discur-sos catastrofistas, esa elección está tomando todos

los años unos tintes determinados con respecto a la lengua. Y, curiosamente, las protestas que se han producido en el medio educativo no han venido por parte de los padres, algo que incluso hubiera sido comprensible en ciertos lugares, en ciertos contex-tos, sino por cierto núcleo de profesores.

¿Profundizar en el bilingüismo supondría mejorar la calidad de esa convivencia?

Por supuesto, el conocimiento de las dos len-guas por parte de la población es un elemento ‘sine qua non’ para la convivencia, pero siempre teniendo en cuenta que en ese conocimiento, y por mucho tiempo, la relación será desequilibrada, porque la presencia del castellano será mucho más potente. Pero, incluso en esa situación de desequilibrio, in-cluso en esa descompensación, cada paso que se

dé será positivo. No se trata de mirar hacia atrás y de empezar a hablar de reparaciones que nunca hemos pedido, pero hay que reconocer que durante los últimos 300 años se ha produ-cido una desculturalización de este país, en la que también participaron muchísimos vascos y muchísimos euskaldunes. Te-niendo eso en cuenta, hay que tomar en consideración que el problema del euskera no es un

problema exclusivo de los que hablamos euskera, es un problema de país. Cuanto más idónea y más justa sea la solución que se le dé, este país convivirá mejor. Hay una cuestión que yo tengo clara, y es que cuan-do hablamos de la pacificación, cuando hablamos de un futuro construido entre todos, el tema del euskera es un elemento básico. Me da la impresión de que en muchos comportamientos históricos el tema de la lengua ha tenido más importancia que componentes tradicionalmente ideológicos, porque lo que está en juego es la identidad. Por lo tanto, creo que el tema del euskera hay que contemplarlo con otro tipo de seriedad. Todos nos tenemos que despojar de mu-chos prejuicios que tenemos en torno al futuro de la lengua, al futuro del bilingüismo y al futuro del país.

¿Un eventual futuro en paz ayudaría a ha-cerlo?

No tengo ninguna duda de que sí. La violencia ha frenado el planteamiento de muchísimas cuestio-nes, y ha imposibilitado hablar de muchos temas a calzón quitado. Desde el punto de vista de la convi-vencia, uno de los efectos nocivos de la violencia ha sido precisamente no abordar muchos de los proble-mas existentes. En materia lingüística, por ejemplo, el tema de las marginaciones sociales, que en muchos

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Los euskaldunes hemos cedido y

seguimos cediendo mucho, y eso es algo que se nos debería

reconocer

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ámbitos del país es un tema muy presente y preocupante... La violen-cia ha fagocitado muchos debates, y yo tengo la esperanza de que uno de los más candentes, que es el del euskera, se pueda tratar con otra sinceridad, sin que esté viciado porque se introducen constante-mente elementos extraños.

El marco actual del deba-te institucional es el documento ‘Euskara 21’, que sienta las bases de la política lingüística para el siglo xxI. ¿Qué le parece?

En un tema tan importante como el lingüístico, los consensos son fundamentales, y creo que eso retrae un poco el juego político nor-mal que suele haber en otros ám-bitos. En otros temas, la ruptura del consenso es tan democrática como su mantenimiento, pero en el tema de la lengua nos estamos jugando mucho, y se cede mucho. En ese sentido, el marco me parece adecuado, lo que pasa es que los prejuicios están tan enraizados que acaban saliendo por todas las es-quinas. Cuando a mí el lehendakari me habla de la Euskadi profunda, yo sé exactamente de qué me está hablando: me está hablando de la Euskadi en la que está el euskera, la Euskadi rural, la de mentalidad atra-sada. Sé perfectamente que es así. Pero el lehendakari debería saber que para la comunidad lingüística euskaldun existe también una Eus-kadi profunda que está en nuestro imaginario y no coincide con la suya. Lo que sucede es que hay dos per-cepciones distintas del país, y que esas percepciones distintas del país vienen dadas por la lengua. También hay otra cuestión: todas las refe-

rencias que estamos haciendo se refieren a la Comunidad Autónoma Vasca, pero se da la circunstancia de que el país del vascoparlante es algo más. Al político de la CAV le basta con eso, pero a mí no. La cuestión es bastante más compli-cada de lo que parece, y uno se mantiene prudente con respecto a determinados temas, aunque poco a poco el tiempo va deshaciendo tabúes y creando otros. Yo, creo, en cualquier caso, que en muy poco tiempo vamos a empezar a hablar, y muy en serio, de todas esas cosas, por muy dolorosas que resulten, aunque hablar muy en serio tampo-co signifique absolutamente nada más que eso…

¿Ayudaría a dar ese paso que quienes viven en castellano tuvieran un poco más de empatía con los euskaldunes y sus cir-cunstancias?

No me gusta hablar en tér-minos personales, pero mi historia es la de una persona totalmente desculturalizada, la de alguien que llega monolingüe a la escuela, que a los quince o dieciséis años, casi ha perdido su lengua y ha adquirido una nueva y que, por las razones que sean, en un momento deter-minado decide que su lengua de cultura y su lengua de escritura va a ser el euskera. Hasta ahí, es una historia muy común en este país… Una vez tomo esa decisión, después de haber sido descultura-lizado, después de haber realizado un esfuerzo por culturizarme en mi lengua, soy tachado de antimoder-no, se me reprocha que escriba en euskera y, cada vez que se me hace una entrevista, se me pregunta por qué escribo en euskera y no en castellano, que también lo hago. Esa pregunta me parece una falta de respeto absoluta, una falta de respeto que viene de alguien que considera que lo suyo es lo bueno, superior a lo mío. Eso viene de siglos de mantenimiento de una idea sobre la función imperial del español, y desmontarlo va a exigir

tantos años y tantos esfuerzos que no sé si se va a lograr nunca.

Y exigirá seguir tomando medidas de apoyo al euskera, al-go que no todo el mundo ve con buenos ojos.

Sí, parece ser que la moder-nidad viene de la igualación por alto, pero eso no es cierto. La igualdad no viene por arriba, porque nosotros ahí no llegamos. Ese discurso teñido de modernidad de moderno no tiene nada y, en realidad, lo único que hace es negar los problemas. Lo que dice es “abandona tu lengua y ven a la normalidad”, dando la sensación de que la defensa de lo propio supone alejarse de la normalidad. En cierta medida, quien tiene algo siempre tiene miedo a perderlo, y hace un discurso desde la posición de quien no tiene problemas. Y quien no tiene problemas y no se pone en la piel del otro normalmente siempre es injus-to, y hace un discurso universalista. Yo también soy universalista pero, al igual que trato de ponerme en su discurso, echo de menos que se pongan en mi posición. Alguien que está viviendo la situación agónica de su lengua siempre la tiene presente y, sin embargo, eso no preocupa para nada al que está escribiendo en castellano…

Sin embargo, hay quien alerta sobre la marginación del castellano en Euskadi. ¿Cómo se puede percibir de maneras tan opuestas una misma realidad?

Si yo pongo como princi-pio un determinado elemento ideo-lógico, puedo ir casándolo todo conforme al mismo, y si no tengo ningún escrúpulo intelectual, fun-ciona. Ese tipo de cosas pasan cuando el objetivo político está por encima de la coherencia y de la honradez intelectual y, desde luego, la clase política no es la que más destaque por su honradez intelec-tual. Además, son tan impresio-nantes las maquinarias mediáticas

Las manipulaciones acerca del euskera siempre vienen del orgullo y el engreimiento de alquien que se considera superior

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Que me pregunten por qué escribo en euskera en vez de hacerlo en castellano me parece una falta de respeto absoluta

que se ponen en marcha que, con los medios y las voces con los que nosotros contamos, no se pueden contrarrestar. Como es imposible responder cada vez que se produce una de esas manipulaciones, tie-nes que recurrir a un arma que antes se llamaba paciencia histórica e ir sobrellevando las úlceras que provocan ese tipo de circunstancias, que vienen siempre desde el orgullo y el engreimiento de alguien que se considera superior, tanto en número como en poder. En ese sentido, los euskaldunes hemos cedido y seguimos cediendo mucho, y es algo que se nos debería reconocer.

¿Percibe algún riesgo de conflicto como consecuencia de ese tipo de actitudes?

Es posible que esos discursos alimenten únicamente a la parro-quia que comulga con ellos, pero cuando saltan a los medios de comu-nicación, y hay políticos a los que les vienen bien, pueden convertirse en peligrosos. Entre nosotros todavía no ha sucedido, no hay ninguna guerra lingüística y no se vislumbran en el horizonte posibilidades de que eso pueda suceder, entre otras cosas porque para que la hubiera el euskera debería tener mucha más fuerza de la que tiene. A mí lo que me preocupa de estas situaciones es que se pueda estar perdiendo aquello que durante la Transición parecía que teníamos ganado, esa especie de miramiento para con el euskera. Quizá tampoco nosotros hemos hechos las cosas del todo bien y hemos ido alimentando algunas de esas reac-ciones. Creo que tendríamos que hacer cierta autocrítica, porque hemos ido perdiendo por el camino algunas alianzas comunitarias, hemos perdido un poco el buen nombre, y creo que también hemos podido ser responsables de no haber sabido explicar bien las cosas.

Una de las exigencias que más a menudo plantean los políti-cos es la necesidad de despolitizar el euskera. ¿También le parece necesario a usted?

Yo creo que lo que se quiere decir cuando se habla de despo-litizar el euskera es que hay que desligar el euskera del nacionalismo. Y creo que sí, que tienen toda la razón, pero la única forma que veo de despolitizar el euskera y desvincularlo del nacionalismo vasco es sumándose ellos al euskera, y defendiéndolo mejor que el naciona-lismo tradicional. Eso es despolitizar el euskera, eso es hacerlo de

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todos. Lo que ocurre es que tengo la impresión de que parte de la po-blación y parte de la clase política de este país se siente incómoda con el tema del euskera, y tiene la sen-sación de que la situación mejoraría considerablemente si no existiera el problema lingüístico.

Existe también un discurso social en torno al euskera centra-do en su defensa, en la denuncia de los ataques que sufre y en la reivindicación de sus derechos. ¿Cree que el discurso institucio-nal y el social están suficiente-mente integrados?

A mí no me preocupa tanto que existan esos dos discursos, me preocupa que sean tan inope-rantes. Hay un enfrentamiento a veces solapado y a veces a la vista, hay dos sistemas distintos, todos sabemos que hay dos objetivos dis-tintos pero, sin embargo, eso no me preocuparía tanto si fueran más operativos. Pero son inoperantes, porque tanto la política oficial como la otra son dos sistemas de vida, de soluciones vitales personales. Yo solamente confío en que sigamos manteniendo la enorme paciencia histórica que hemos tenido, y en que hagamos entre todos un esfuer-zo por optimizar lo que tenemos, sin convertir cada paso que damos en un problema.