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Síntesis: Daniela Pasquet fue la primera egresada misionera de la carrera de Diseño Gráfico de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente reside en la ciudad de Posadas, donde se destaca por ser una las pocas diseñadoras gráficas de la provincia que se maneja en el ámbito del arte, y con un perfil contemporáneo. Esta artista nació en Buenos Aires, el 26 de septiembre del 1967. Es hija de Isabel Acasuso y Agusto Daniel Pasquet. Realizó la primaria en el colegio Santa María y la secundaria en la escuela Industrial, egresando así con el título de Maestro Mayor de Obras. Más adelante estudió Diseño Grafico en la Universidad Nacional de la provincia de Buenos Aires, donde pasó seis años de su vida. Tras recibirse, Daniela fue contratada para trabajar en el diario El Territorio, por lo que volvió a la ciudad de Posadas. Al poco tiempo, se reencontró con un ex novio de la secundaria: Alejandro Ignacio Raimondi, con quien se casó y compartió los siguientes 15 años de su vida; años durante los cuales tuvieron tres hijos: Camila, Juan Ignacio y Josefina. Actualmente Daniela es profesora de una de las materias troncales de la carrera de Diseño Gráfico en la Facultad de Artes de la cuidad de Oberá. Además, participa de diferentes proyectos de diseño gráfico, y presenta sus obras en diferentes muestras fotográficas. Comprometida con 2

Historia de vida sin imágenes

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Síntesis:

Daniela Pasquet fue la primera egresada misionera de la carrera de Diseño

Gráfico de la Universidad de Buenos Aires. Actualmente reside en la ciudad de

Posadas, donde se destaca por ser una las pocas diseñadoras gráficas de la provincia que

se maneja en el ámbito del arte, y con un perfil contemporáneo.

Esta artista nació en Buenos Aires, el 26 de septiembre del 1967. Es hija de

Isabel Acasuso y Agusto Daniel Pasquet. Realizó la primaria en el colegio Santa María

y la secundaria en la escuela Industrial, egresando así con el título de Maestro Mayor de

Obras. Más adelante estudió Diseño Grafico en la Universidad Nacional de la provincia

de Buenos Aires, donde pasó seis años de su vida.

Tras recibirse, Daniela fue contratada para trabajar en el diario El Territorio, por

lo que volvió a la ciudad de Posadas. Al poco tiempo, se reencontró con un ex novio de

la secundaria: Alejandro Ignacio Raimondi, con quien se casó y compartió los

siguientes 15 años de su vida; años durante los cuales tuvieron tres hijos: Camila, Juan

Ignacio y Josefina.

Actualmente Daniela es profesora de una de las materias troncales de la carrera

de Diseño Gráfico en la Facultad de Artes de la cuidad de Oberá. Además, participa de

diferentes proyectos de diseño gráfico, y presenta sus obras en diferentes muestras

fotográficas. Comprometida con el movimiento cultural artístico de la provincia, su

nombre es uno de los más destacados al hablar de diseño gráfico en Misiones.

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Prólogo: Paradas

Todo lugar, todo espacio, por más cotidiano y ordinario que sea, esconde un

relato. Por ejemplo, la infinidad de historias que pueden haber tomado lugar en una

parada de colectivo es incalculable, un gran universo. Un cementerio, un gran pastizal,

un camino que lleva a algún lugar. Paradas, de colores, texturas y construcciones

diversas, con inscripciones y marcas del paso del tiempo, estáticas y estéticas, que tal

vez ya no sean paradas y ahora sean solamente posibles refugios.

Por la vida pasamos lugares, recorremos, nos detenemos, estamos en un

constante estado de espera: al taxi, a un amigo, colectivos, etc. Detrás de esas pausas y

personas hay un antes y un después; un presente, sentimientos y entornos que

construyen nuestra experiencia vivida.

Todos tenemos una historia. Así lo intentó reflejar Daniela Pasquet en las obras

de su muestra “La Parada”, donde retrató distintos momentos de espera. Fue en uno de

esos pausas cotidianas que la vi a ella, sentada tomando un té en el Bar Español,

aguardando mi llegada. Ella me esperaba, y con ella una historia familiar que ya

conocía, porque otros me la habían contado. Pero me faltaba oír una versión, una voz, la

suya.

Un soñador dijo una vez “La vida es lo que pasa mientras estás ocupado

haciendo planes”. Yo pienso, desde mi punto de vista, que la vida pasa también

mientras esperamos. Al igual que yo esperé este momento -desde el día en que me

designaron a Daniela, para escribir su historia de vida- hoy ella me esperó a mí. Voy a

ver por fin su mirada, su vida desde los ojos que la presenciaron, los ojos de Daniela

Pasquet.

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Introducción:

¿Ya viste una foto suya?; ¿viste que linda que es?; Es una mujer hermosa…

Malena López.

Ojos celestes, tés blanca, bien parecida, un buen semblante cual burguesa.

Mi primer acercamiento a esa mujer hermosa fue gracias a mi compañera de

clase, la típica estudiante que sabe mucho, para variar sabía cómo llegar a mi personaje

de historia de vida. Fue un alivio. Me dijo que podía entrevistar a una amiga suya,

Malena López, que fue alumna de una materia que Daniela dicta en la Facultad de Artes

de la ciudad de Oberá.

Al llegar a mi casa esa mañana inicial, lo primero que hice fue googlear su

nombre. Un verbo extraño y joven este último, pero muy útil; con esto de las nuevas

tecnologías todo es mucho más fácil. Entre varios datos -notas en periódicos, artículos

en páginas web, menciones artísticas- encontré su cuenta de Facebook. Una gran ventaja

y un aliento saber que ella tenía esta cuenta, ya que por este medio sería un poco más

sencillo lograr entablar un vínculo y además identificar quienes eran sus amigos, hijos,

familiares; de la misma forma, desde ahí pude ver una foto suya, y finalmente ponerle

un rostro a su nombre.

De cualquier manera, las imágenes además de su significado superficial, tienen

una interpretación subterránea. Por lo tanto no podía quedarme con la imagen del perfil

de su red social; era necesario ir más allá y seguir investigando. En ese momento le

mandé un mensaje a mi primer entrevistada –Malena López- y empecé a armar el

rompecabezas.

Mis primeras preguntas eran: ¿cómo es Daniela?; ¿qué es aquello que la

destaca, como para que hoy yo tenga que escribir su historia? No es solamente una

diseñadora gráfica. Ella va más allá de lo simple, “marca una diferencia” -como me

dijeron muchos de los primeros entrevistados-. Un antes y un después, que podremos

comprobar más adelante a través de relatos que me contaron las personas que

transitaron y transitan la vida junto a ella.

Al principio, en la clase donde me asignaron reconstruir la historia de Daniela,

nos dijeron que sería muy bueno escribir en primera persona -de esta forma nos estamos

haciendo cargo de lo que escribimos-. En mi caso, para lograr narrar desde un “Yo”,

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primero tuve que establecer ciertas comparaciones. ¿Cómo podría compararme con una

persona con tan largo curriculum y, más allá de eso, con tanto prestigio?

Sin embargo, tras indagar en la vida de Daniela, me sorprendí al ver las

similitudes que pude encontrar con mi personaje. Pero no nos adelantemos todavía.

Vuelvo sobre una de mis principales interrogantes al comparar mi vida con la de

Daniela: ¿Qué estudiante universitario no quiere lograr recibirse y trabajar en aquello

para lo que estudió? Disfrutando al hacerlo, sobre todo. Algunas veces me pregunto

“¿cómo voy a hacer para terminar el ciclo lectivo?”. Cursar tantas materias, y al mismo

tiempo intentar tener vida social, hizo que me repitiera a mí misma miles de veces esta

pregunta. Esta fue una de las tantas inquietudes que me dieron pie para seguir

investigando sobre la vida de Daniela.

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Capítulo uno: Infancia.

“No viví en una caja de zapatos, aunque intentaron hacerme vivir en una…”

Daniela Pasquet

Esta historia comenzó en Buenos Aires, el 26 de septiembre del 1967. Isabel

Acasuso se encontraba en trabajo de parto en el hospital militar Cosme Argerich,

esperando la llegada de su primer hijo. Solamente diez minutos pasaron desde que entró

a la sala, cuando la mujer recibió a una niña de piel rosa, sin cejas ni pestañas y de ojos

casi transparentes. Lo primero que pensó Isabel fue que su hija sería albina. Sin

embargo ese no fue el caso de la niña, quien durante su infancia fue rubia y, al llegar a

la adultez, su pelo se oscureció.

Su padre, Augusto D. Pasquet, reconoció en los ojos de su beba una mirada

familiar. Esa mirada transparente que la distinguió toda su vida, era la misma que tenía

su bisabuelo paterno, Daniel Pasquet. Es por esta razón que encontrar un nombre para la

recién nacida no fue una tarea difícil: la niña casi albina se llamó Daniela.

La pareja era originaria de Posadas, se mudaron a Buenos Aires ya que Augusto

comenzó a estudiar la carrera de Arquitectura en la Universidad Nacional de la Plata, y

su esposa decidió acompañarlo. Isabel Acasuso, fue docente durante más de 20 años en

el Colegio Santa María, la misma institución en donde realizó sus estudios primarios.

Posteriormente, trabajó en la Asociación de Disciplina del Consejo General de

Educación, y se desempeñó como Jefa Administrativa en el Superior Tribunal de

Justicia durante dos años.

Augusto -más conocido como “Tito”- Pasquet fue uno de los primeros nombres

que surgieron cuando me dispuse a preguntar por su hija. El famoso “Tito Pasquet” fue

militante peronista durante la última etapa del proceso militar argentino. En la época en

que nació Daniela, se encontraba estudiando Arquitectura en la Universidad de La Plata,

carrera que se vio interrumpida tras la llegada del bebé a la familia. Además fue

profesor de la cátedra de Comunicación Audiovisual de la carrera de Comunicación

Social, en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM. Trabajó en

diversos diarios y publicaciones, y logró hacerse un nombre como un fotógrafo

reconocido. Al entrevistarlo y enterarme de estas cosas, supe claramente que la fruta no

cae muy lejos del árbol. Ambos padre e hija, son hoy artistas.

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“Daniela no fue hija única”…

Isabel Acasuso.

Debido a que Tito no lograba conseguir un empleo en Buenos Aires, la pequeña

familia decidió regresar a la ciudad de Posadas. No pasó mucho tiempo hasta que el

matrimonio tuviera una segunda hija: Betina –que nació seis días antes de que Daniela

cumpliera un año-. Hasta aquí todo parecía marchar bien, la pareja de recién casados

tenían dos hermosas hijas y conservaban una excelente relación.

Betina Iliana, fue el mejor regalo de cumpleaños que la pequeña Daniela podría

haber tenido; desde un principio, las niñas eran inseparables. A diferencia de su

hermana mayor, los ojos de Betina eran oscuros y grandes.

Durante la charla que tuve con Isabel, ella me mostró un álbum de fotos en el

cual pude apreciar varias imágenes de las dos hermanitas. Nostalgia pude notar en la

mirada de esa madre mientras hojeaba el álbum, explicando cada foto. Fue cuando

Daniela tenía tres años y medio aproximadamente, cuando falleció Betina. A la pequeña

le habían detectado un cáncer, del cual no logró recuperarse e inevitablemente, lo peor

sucedió.

Este lamentable acontecimiento, marcó la vida de la pequeña familia. Fue ese el

punto de quiebre del matrimonio entre Isabel y Tito. La mujer me confesó que en ese

momento no pudo soportar un golpe tan duro, por lo que la joven pareja decide

separarse.

Esta madre sufrió la perdida durante muchos años, conservando un profundo

resentimiento hacia su ex-marido, quien no estuvo muy presente durante tan difíciles

momentos. Resentimiento que solamente logró superar tras el paso de los años, después

de todo, Tito no dejaba de ser el padre de sus hijas.

Para Daniela no fue nada fácil tener que sufrir la ausencia de su compañerita, su

cómplice, su mimada; y además tener que entender obligadamente en qué consiste la

muerte desde tan pequeña. ¿Cómo explicarle a una niña de tres años que su hermana se

fue al cielo y que ya no a volverían a verla? Por otra parte tener que sobrellevar la

separación de sus padres: los conflictos entre grandes, sus dolores y el porqué su papá

ya no dormía en la misma casa.

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Más adelante, tanto Isabel como Tito vuelven a formar sus vidas con otras

personas. Isabel con Julio Ruso quien ya tenía una hija anterior matrimonio, Gabriela.

Ambos comienzan a formar parte de la vida de Daniela cuando ella ya tenía diez años.

Por su parte, Tito se casó con Elena, con quien tuvo dos hijos más. El más grande

Ignacio –que nace cuando Daniela tenía 6 años, con quien lleva una relación muy

fraternal- y Nicolás.

Durante la etapa de crecimiento de Daniela, su padre hizo notar su ausencia; no

sólo por el hecho de no vivir con su hija, sino por sus responsabilidades, que lo

mantenían ocupado gran parte del tiempo.

No pude más que sentirme identificada con ello, ya que mis padres también se

separaron cuando yo tenía 3 años. Desde entonces viví esa ausencia de la figura paterna,

cuestionándome tal vez las mismas cosas que ella a medida que fui creciendo. Cuando

le pregunte a Daniela como fue su infancia, podía entender que tal vez era una pregunta

un tanto incómoda. “No fue en una nube de pedo como debería ser cualquier infancia”

fue la respuesta de Daniela. En esas palabras noté el sarcasmo que hoy la caracteriza.

Creo que habrá sido complicado para ella entender los nuevos cambios que iban

surgiendo. También supongo que los valores propios de la época, con ideales de

familias un tanto más estructuradas que las de hoy, fueron factores importantes en el

proceso. La relación con su padre tampoco fue la ideal, el mismo Tito me lo confesó:

“Yo la trataba como a todo el mundo. Como padre estaba

permanentemente desorientado acerca de cómo tratarla, cuando ella

era chica la trataba como si fuese un par mío, como una amiga. Al no

vivir juntos yo estaba permanentemente desorientado con respecto a

esta relación”.

Sin embargo, también me contó que la situación no permaneció siempre así. Con

el tiempo lograron entenderse, mejorar estas cuestiones. Si bien su padre no vivía bajo

el mismo techo, no dejaba de visitarla. También lo veía en la casa de sus abuelos

paternos, que se constituyó como un punto de encuentro para ambos, ya que allí estaba

el estudio de su padre. Cuando le pregunte a Isabel como vivió Daniela la ausencia de

su padre, me dijo:

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“tardó mucho tiempo en superarlo, porque el padre no le prestaba la

atención que ella esperaba. Pero ella creo que con los años recuperó a

su padre. O sea su papá se recuperó como padre, esa es la realidad”.

La madre de Daniela, además de contarme algunos de las cosas que mencioné,

mostró mucha fascinación por su única hija:

“…fue la luz que me ilumino toda la vida. Sin ella yo estaría perdida,

totalmente. Sigo todo su transitar por la vida, o sigo en detalle, me

encanta hacerlo, aunque ella no se entere yo estoy ahí”.

“Daniela era muy terrible”…

Isabel Acasuso.

El barrio donde vivían sus abuelos paternos, fue también donde logró formar un

lindo grupo de amigas. La “barra brava” es como las llamó Tito al grupo de amigas de

su hija, eran alrededor de diez niñas las que se juntaban a jugar. Con esta junta, Daniela

comenzó a manifestar los primeros rasgos de su personalidad, tal como lo ejemplifica la

siguiente anécdota acerca de la simpática travesura de una niña.

En ese momento, en el país, había una producción importante de juguetes. Los

niños empezaban a tener en sus manos juguetes que simulaban ser lo más real posible:

juegos de cocina, de muñecas, de doctor, herramientas, etc.

Una tarde mientras Daniela jugaba con sus amigas, una de ellas muestra a las

demás su nuevo juego de cocina; entre los elementos del set había una cafetera, que

simulaba funcionar como un electrodoméstico real. Intrigada, Daniela se la pide

prestada a su dueña, y –junto con su amiga Sonia- parte hacia la casa de sus abuelos

para examinar en detalle la novedad.

“Y bueno a mí me mataba la curiosidad de saber cómo funcionaba

eso. Entonces abrí la cafetera y obviamente empieza a perder todo el

líquido, en ese momento me dije ‘la rompí, rompí la cafetera de mi

amiga’. Entonces agarré el juguete y le dije a mi amiga vos no te

preocupes la cargue con agua, le puse tierra para simular que fuera

café, la tape y le dije ‘tomá, andá y llévale’”.

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O sea, no solo que le rompí el juguete a una de mis amiguitas, si no

que lo rearme mal y le mande a la otra a que la devuelva.”.

Daniela Pasquet

Desde chica, esta mujer demostró tener un gran poder de decisión y un carácter

muy frontal, incluso imponente e intimidante. Personalidad que solo fue creciendo con

el paso de los años, y que determinaría las decisiones que tomó de allí en adelante.

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Capitulo dos: Formación académica

“De chica fue muy habilidosa con las manos”

Tito Pasquet.

La muerte del más reciente miembro de la familia, tuvo como consecuencia una

crisis emocional muy importante entre sus integrantes, siendo la más vulnerable la

pequeña Daniela. Luego de lo que pasó, una de las monjas del colegio Santa María

ofreció a su madre cuidar a la niña durante las clases de los niños del jardín. Debido a

que era la institución más cercana a su casa, y sumado a que en aquel entonces no

existían las guarderías, Isabel aceptó la propuesta de la monja.

De esta forma, teniendo tan solo tres años y medio de edad, Daniela había

comenzado el colegio prematuramente. Era un modo de ayudar con la situación, en la

que la niña terminó sorprendiendo a todos con su buena adaptación y habilidades para

aprender. Lo que empezó siendo una especie de guardería por su temprana edad terminó

siendo el inicio de sus estudios.

Al crecer, Daniela comenzó a tomar sus propias decisiones, haciéndose cargo de

las mismas. Decide dar un gran cambio en su educación, pasando de un colegio

religioso, a una escuela industrial.

“la secundaria fue otra cosa…. Yo, elijo ir al industrial, entonces lo

tomaba como una especie de desafío a eso Porque me parecía muy

singular, algo distinto y tenía como una especie de desafío. Llamame

ridícula porque aparte eran seis años, pero tenía como una cosa que

no planteaba una escuela secundaria común.”

Daniela Pasquet

Fue un cambio radical, no solamente porque ahora iba a tener más carga horaria

que los demás colegios secundarios, sino que también era posible que le toque hacer

trabajos un tanto más pesados, ya que eran varones los más acostumbrados a las tareas

que implica una institución de este tipo. Pero lo que posiblemente otros veríamos como

dificultad, ella lo vio como un nuevo desafío. Y así lo tomo. De esta escuela egresó con

el título de Maestro Mayor de Obras. No solo representó una etapa importante de

formación sino que además la disfrutó mucho, me contó Daniela.11

La fruta no cae muy lejos del árbol

Generalmente, al momento de elegir una carrera, uno tiende a seguir –de manera

consciente o no- los pasos de sus padres. Sin embargo, si bien Daniela no quería

estudiar Arquitectura, por el hecho de que no le gustaba la idea de diseñar casas -

además de ser una carrera bastante estructurada-; tampoco le atraía la idea de ser

docente como su madre.

Lo que si le gustaba, era la cuestión del diseño, por lo cual se inscribe para la

carrera de Publicidad en la Universidad del Salvador de Buenos Aires. No obstante,

cuando viajó a la ciudad en la que nació, y tras ver el programa de la carrera, descubrió

que Publicidad no encuadraba con lo que estaba buscando. Entonces su padre la llevo al

departamento vocacional de la Universidad de Buenos Aires en donde le mostraron otra

opción: Diseño grafico.

Se trataba de una carrera naciente, que empezaba ese mismo año, y que a su vez

conserva mucha relación con la arquitectura, ya que uno de sus creadores justamente era

un arquitecto conocido de su padre. A pesar de que DG – diseño grafico- era una carrera

muy nueva, Daniela lo tomó como otro de sus desafíos y se inscribió, dejando de lado

los planes de estudiar Publicidad.

Como reto en la vida de Daniela, lo superó. De esta forma, logró ser una de las

primeras egresadas de la carrera. El martes 13 de diciembre de 1991, día en el que

rindió su última materia, recibe una llamada de uno de los representantes del diario

misionero “El Territorio”, ofreciéndole ser la encargada de diseñar la nueva imagen del

diario. Ante tal oferta, decide volver de capital Federal. Si bien su idea era venir a

Posadas, aprovechar este trabajo para ahorrar y poder luego seguir formándose, su

destino tenía otros planes.

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Capítulo tres: Amor y familia

El amor puede más…

Ya estando en Posadas -y con un buen trabajo- comenzó a vivir con una amiga,

Mónica Millán, una talentosa pintora que serviría de gran soporte por estar insertada en

el ámbito del arte. Daniela puso su propio estudio y así arrancó la vida laboral. Con su

primer sueldo se compró una moto. Entonces iba a trabajar al diario con la moto. Su

madre me admitió que ella vivía con el corazón en la boca.

Más adelante, luego de trabajar tres años en el diario, Daniela renunció. En un

principio, ésta me pareció una decisión poco lógica; es decir, tenía un buen puesto,

gente a su disposición y hasta un muy buen sueldo. Entonces me pregunté: “¿Cuál

puede ser el motivo para tomar esta medida?”

La razón –luego descubrí- tiene nombre, apellido y apodo: Alejandro Ignacio

Raimondi. “Laco” – como le decían- había sido novio de Daniela en la secundaria. Al

volver a Posadas, se reencuentra con él, la persona con quien compartiría los siguientes

quince años de su vida.

Una tarde, Daniela se presentó a la casa de su madre para contarle que se casaría,

y que junto a su esposo viajarían a Europa. Tras esta espontanea decisión, la joven

pareja inició su viaje, dejando en esta aventura casi todos sus ahorros. Un giro de ciento

ochenta grados en su vida.

Luego de haber disfrutado de su larga luna de miel- como jóvenes

bienaventurados- volvieron a Posadas, para comenzar juntos una nueva etapa. Daniela

dejó de vivir con su amiga Mónica, para así irse junto a su esposo y compañero de

aventuras.

“la verdad es que con Laco nos llevábamos excelente, teníamos una relación

muy fraternal, además de ser pareja éramos muy buenos amigos, creo que

eso lo que ayudó a que hoy nos relacionemos tan bien”

Diseñando una familia:

Al año de estar casada, Daniela sugirió a su esposo la posibilidad de tener un

bebé. Tras sólo una semana de haber mencionado la propuesta, nuestra protagonista

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descubre que estaba esperando un hijo. Y la manera de comunicar a su madre que sería

abuela fue una particular y propia de Daniela.

Una tarde Daniela condujo su moto hacia la casa de Isabel para darle la noticia.

“Vino y me dejó la moto ahí. Entonces me dice: ‘pueden hacer con la

moto lo que quieran’. ‘Pero, ¿por qué? Le pregunté’. ‘Porque estoy

embarazada y no voy a manejar más la moto’, y ese fue el ultimo día

que tocó la moto”

Isabel Acasuso

Una vez más, demostró así ese carácter decisivo – informando, no preguntando-

al igual que cuando decidió casarse. De esta manera Isabel supo que sería abuela y

nueve meses después, el 20 de abril de 1995, recibieron con los brazos abiertos a la

nueva integrante de la familia: Camila Raimondi.

Luego de su primera beba, Daniela y su esposo siguieron buscando más hijos.

Lograron concebir otro bebé, pero lamentablemente perdió el embarazo. Algo muy

doloroso para cualquier madre. Es entonces que, acompañada por su familia, viaja a

Estados Unidos de vacaciones. Estando allá, una tarde se sentía un poco mareada y le

molestaban los olores, por lo cual su madre le compró un test de embarazo.

“Estábamos Camila, Laco y yo esperando en la habitación. Cuando

salió del baño pegó el grito de felicidad: ‘¡Estoy embarazada!’ Estaba

esperando a Juan Ignacio, a nuestro querido Juani”.

Isabel Acasuso

Este viaje terminó siendo más que significativo para la familia: la noticia de la

llegada de Juan fue una bendición. El 6 de septiembre de 1998 año nació el único hijo

varón de Daniela.

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Capítulo cuatro: Aprender a enseñar a pensar el diseño

“La mina es muy inquieta, muy activa, interesante y tolonga”.

Un ex alumno.

Una década atrás, el campo del Diseño era una noción novedosa, que comenzó a

instalarse hasta el punto de llegar a estar muy de moda. Las posibilidades de negocio

que esta tendencia ofrecía no pasaron desapercibidas; un grupo de diseñadores creó un

instituto privado de diseño llamado “Idear”. Para la nueva institución, era necesario

conformar un equipo docente sólido y el nombre de Daniela surgió inmediatamente.

“…fuimos convocados aquellos que ya estábamos trabajando. Yo

nunca había dado clases, esa cosa de pensarme ahí, de pensar y de

armar, además de que siempre le tuve mucho respeto a ese otro que

está sentado del otro lado. Entonces, cuando a mí me llaman para dar

un taller, yo digo ‘no, yo no puedo dar clases’. Y me dicen ‘pero,

¿cómo que no?, si vos sos diseñadora gráfica’…”

Daniela Pasquet

Esto es algo que me llamó mucho la intención: hablando con mi personaje,

descubrí que al principio ella no se creía capaz de enseñar a pensar el diseño. Marcando

así una paradoja, ya que sus alumnos relatan que esa es justamente su característica

como docente. Lo que en un principio era algo de lo que ella no se creía capaz, hoy es lo

que la destaca.

“Parecía una profesora de humanidades, porque teorizaba al diseño.”

Florencia Aguirre, ex - alumna

Tras la experiencia como docente en el instituto privado Idear, Daniela comenzó

a trabajar desde 1997 como profesora en la Facultad de Artes de Oberá. Según los

testimonios de alguno de sus ex – alumnos, el particular método de instruir de la

diseñadora gráfica llegaba a ser en algunos momentos bastante complejo.

Creo que solemos cuestionar -o no entender como me dijo Florencia, quien fue

su estudiante- a los profesores que más nos hacen trabajar, quienes parecen hacernos el

camino más complicado. Todas las personas que la tuvieron como profesora a las que

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consulté, coinciden en el mismo punto: de que su materia en particular se caracteriza

por hacer pensar. Su cátedra, -hoy por hoy- es la troncal de la carrera de Diseño Gráfico.

La principal herramienta a la que recurre Daniela para poder saber enseñar, es la

semiótica. Para especializarse en dicho campo, comenzó a cursar una maestría

especializada en esta área. A pesar de que todavía no la finalizó, al perfeccionarse más

en esta área, Daniela se consideró satisfecha, sintiéndose más segura acerca de aquella

inquietud inicial de no creerse capaz de enseñar a pensar el diseño.

Creo también, que hoy en día, uno de los desafíos académicos que más cuesta es

aprender a pensar. Es que vivimos en una sociedad donde consumimos imágenes e

interpretaciones de otros; pensamos lo ya pensado por otros. Es una lucha constante de

lo original y diferente en un mundo donde la pólvora ya se creó, y donde estamos

acostumbrados a esa comodidad de leer imágenes y quedarnos con lo que nos dan.

Entonces, cuando alguien quiere hacernos pensar con nuestras propias cabezas -

inmersas en el cómodo acostumbramiento- nos desequilibra. “Ella te vuela la cabeza”,

dicen sus estudiantes. Se trata de hacernos un poco cargo del rol y el papel que nos toca,

de saber hasta dónde podemos llegar desde el lugar donde estamos parados y las metas

que aspiramos alcanzar. Para lograr que sus alumnos comprendan esto, Daniela estudia

constantemente, se sigue especializando.

Esto me hace reflexionar nuevamente sobre las palabras de mi personaje de

historia de vida, cuando me dijo que -en un inicio- se planteó si verdaderamente estaba

preparada para enseñar. En este comentario encontré el por qué de tanta exigencia hacia

sus alumnos: ella se autoexigió en su momento para llegar al hoy, y saber qué decir y

cómo.

Entonces retomé las preguntas que me plantee al principio, sólo que esta vez se

lo pregunté cara a cara. ¿Cómo hace Daniela? ¿Cómo sobrelleva miles de roles?

Pareciera que funciona como un reloj Suizo. Creo que sobre todo hay que disfrutar, ella

misma lo dijo: “siempre disfruté”. Más allá de ser “hija de”, Daniela supo ganarse su

lugar en el mundo del diseño, del arte, la cultura y hasta las humanidades y ser

reconocida por sí sola. Es verdad que su padre tuvo una gran trayectoria, pero en la vida

real, el éxito o el fracaso depende de uno mismo.

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Capítulo cinco: Seguir creciendo.

“La más chiquita vino de contrabando”.

Isabel Acasuso.

Como mencioné anteriormente, Daniela nunca dejó de perfeccionarse. En el año

2001 fue becada por la Fundación Antorchas para el programa de "Jóvenes Artistas del

Nordeste" y por el Centro Metropolitano de Diseño para asistir a los talleres sobre

Identidad. Fue una etapa de formación importante, que trajo consigo también la sorpresa

de ser madre una vez más: Josefina, estaba en camino.

El 30 de mayo del 2002 nació su última hija. “La más chiquita es un Sol”, me

dijo Isabel, mientras me contaba sobre su última nieta. Josefina es la más compañera, la

que sigue a Daniela a todas partes. Fue inesperada, pero muy bien recibida.

En esta etapa, además obtuvo el primer premio en el concurso de fotografía

latinoamericana "Juanito Laguna" de la Fundación Volpe Stessens, sumando así cosas

en común con su padre, quien es reconocido en este campo.

Más adelante, obtuvo el primer premio del concurso para la Identidad Visual del

MACUNaM (Museo de Arte Contemporáneo de la UNAM). Justamente, este concepto

–Identidad- es una de las nociones que más recalca Daniela en su cátedra -El taller tres

de la carrera de Diseño Gráfico-. Según la docente, a partir del desarrollo de sus

contenidos mínimos establece su línea de pensamiento y búsquedas de conocimientos

sobre los conceptos de identificación, identidad, construcciones de significaciones.

Todo ello enmarcado dentro de múltiples culturas, y por consecuencia se trata también

de entender que a partir de allí, el hombre/mujer es un ser de interpretación y a igual

tiempo productor de sentidos.

Actualmente, es miembro de concursos docentes, de extensión e investigación

de la Universidad Nacional de Misiones. Dirigió proyectos editoriales como

“Emboyeré: Proyecto Experimental” y “Agenda Curiosa”. Este último proyecto surgió

a partir de un programa de radio que tenían unas amigas suyas. Una sección del show se

llamaba “Agenda Curiosa”, y las conductoras solían mencionar que sería bueno hacerla

gráfica. Pero no pasaba de eso, comentarios de una posibilidad.

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La situación continuó así, hasta que un día, llegó Daniela y –fiel a su carácter-

tomó las riendas del proyecto, haciendo realidad lo que hasta entonces fueron solamente

ideas.

“…yo les digo a las chicas, ‘¡hagámoslo!’ Entonces armé la estructura

y el diseño. Con eso listo, les dije, bueno ahora salgamos a vender y

así empezamos.”

Daniela Pasquet.

“Siempre en algún lugar pones el piloto automático”

Daniela Pasquet.

A pesar de que anteriormente utilice la metáfora del reloj suizo, Daniela confesó

que ha llegado más de una vez al desborde, por el hecho de que abordar tantas cosas

juntas es abrumador. “Siempre en algún lugar pones el piloto automático. La facultad

ha tenido el piloto automático, Tipas Gráficas -uno de los proyectos en los que

trabajó- , y hasta mis hijos”, me contó Daniela durante nuestra charla.

“…Siempre fui como muy extrema, y aparte me metía en todo.

Entonces cuando llegaba la situación de desborde, bajaba la persiana

y decía: ‘bueno, se terminó acá’ (…) Pero claro, eran tantas las cosas

que hacía que, bueno, entonces con muchos años de terapia me di

cuenta que en realidad uno puede disminuir y sumarse y decir ‘bueno

de esto yo no me hago cargo y de esto si me hago cargo’…”

Finalmente, a mediados del 2007 su vida da un giro nuevamente. Además de ser

el año en que Daniela decide hacer una pausa de muchas de sus actividades; fue cuando

decide distanciarse de su marido, dando fin al matrimonio. “Mientras vos vas creciendo,

vas formando diferentes intereses, y es como que de alguna manera u otra los caminos

comienzan a separarse”, expresó Daniela acerca de su relación con Laco. Si bien

siempre tuvieron un trato muy fraternal, decidieron tomar distancia, lo que resultó

beneficioso para ambos.

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“Quiero soluciones, no problemas”

Como ya mencioné, Daniela tiene un carácter frontal y una irónica forma de

abordar las situaciones. “Quiero soluciones, no problemas”, esta fue la frase que causó

la impresión definitiva acerca de Daniela, para Gabriel, un ex alumno y actual ayudante

de cátedra.

“…creo que esa fue el día que deje de llamarla profesora. Cuando me

preguntó por qué yo no la llamaba como el resto de mis compañeros le

dije que partir de sus tercer frase irónica deje de hacerlo. Es así tiene

un humor sarcástico y directo creo que es eso la que la define”

Gabriel González

Quienes la conocen, dejan en claro que no llega a ser avasallante tampoco, sino

que lo usa como estrategia y en medida justa. Ella misma me confesó que la ironía la

utiliza como divertido juego entre amigos, y hasta como arma para así decir las cosas

que no le gustan.

Ella misma se define como una mujer un tanto obsesiva, y, si bien no lo quiere

aceptar, llega a ser bastante perfeccionista. Es consciente de que su personalidad no le

agrada muchos. También me confesó que una de las cosas que más la inquieta, es la

comodidad, el conformismo. Esa curiosidad que la mueve, combinado con su no

conformismo, es lo que no le permite pasar por alto hasta el más mínimo detalle. La

suma de estas características fue lo que muchas veces la llevó a la confrontación con los

demás.

De todas maneras, es increíble lo bien que sabe desenvolverse en su vida, en

cuanto a relaciones se refiere. Amigas del barrio de su abuela, compañeras de la

secundaria, continúan formando parte de las diferentes etapas de su vida. Además de los

amigos que le van quedando de los diferentes trabajos y proyectos en los que tuvo la

oportunidad de participar.

“Tener amigos es un laburo, lleva tiempo, pero creo que sobre todo

hay que aprender a disfrutar, y yo siempre disfruté (…) Se trata de

aceptar al otro. Con los años te vas dando cuenta de a quien poner las

fichas y a quién no. Todo depende si es de buena madera, sabes que

con ese sí.”

Daniela Pasquet

19

Capítulo seis: Daniela hoy.

Hoy en día, ella continúa participando en sus diferentes proyectos y tareas, y

además acompaña a sus hijos en los suyos. Su hija más grande, Camila, se está

preparando para comenzar la carrera de Psicología en la provincia de Buenos Aires; y

Daniela la apoya en el proceso. Entre los proyectos personales de la diseñadora gráfica,

están finalizar su formación en semiótica y participar en la edición de un libro en

alusión al Museo de Arte Contemporáneo de la UNaM -institución que se cerró en

2008-.

En cuanto a lo sentimental, Daniela se encuentra de novia con Javier Chemes,

actual vocalista de la emblemática banda de rock Posadeña: Los Pie. Si bien es una

relación reciente – por lo cual Daniela eligió no entrar mucho en detalles- tanto su

madre como sus amigos me contaron que se los ve muy bien juntos. Javier fue un

compañero de la secundaria de Daniela, y hace alrededor de seis meses que la vida los

reencontró y decidieron formalizar en una relación.

A lo largo del trabajo, me iba acercando cada vez más a las respuestas que me

movilizaron en un principio. ¿No será que muchas veces nos ahogamos en un vaso de

agua? Creo que todas las cosas cumplen sus ciclos. Entre errores, gustos y disgustos

Daniela aprovechó de cada una de estas cosas que en su vida supieron cumplir su ciclo,

como ser su ex marido con el cual aun lleva una buena relación. Como una frase que

escuche una vez, “la vida se trata de confiar en nuestros sentimientos, enfrentar retos,

encontrar felicidad, valorar los recuerdos y aprender del pasado.”

La espera llegó a su fin:

Mezclemos colores como nos enseñan en primaria

Nuestra conversación estaba llegando a su fin, cuando recibió una llamada

telefónica de una de sus hijas, pidiéndole que compre temperas. “¿No te conviene

comprar una roja y otra blanca para armar el rosa?, me era imposible no escuchar lo

que decía mientras hablaba por teléfono.

En ese momento aproveché, y mire la hora en mi celular: eran las siete y media

de la tarde. El tiempo pasó volando, habían pasado dos horas desde que la entrevista

comenzó. Y así, el día, el momento que tanto esperé -desde hacía casi un mes- estaba

20

llegando a su fin. Me llevó más de lo que pensaba, pero la charla se sintió como algo

muy natural. Es decir, no existieron esas tensiones e incomodidades propias de conocer

a alguien nuevo. De hecho, todas las personas de su entorno mostraron ser muy

colaboradoras, incluso cálidas.

Fue así como nos despedimos. Ella pagó su té, y yo apague mi grabador. Nos

levantamos, fuimos hasta la puerta de ese bar, y nos despedimos. Cada una siguió su

camino, ella se fue a seguir cumpliendo uno de sus tantos roles, en este caso, él de

madre. Yo volví a la facultad a seguir pensándola, y me llevé conmigo la posible clave

de ese equilibrio del ser y como ser: “Sobre todo siempre disfrutar”. Así fue como

conocí a Daniela Pasquet.

21

Epílogo: Una utopía

Tengo que ser sincera: al elegir narrar esta historia en primera persona, debo

mencionar también mis impresiones durante el proceso de trabajo. Por ello, creo

pertinente confesar que es probable que si hubiese conocido a Daniela en otro momento

de mi vida, no la hubiese comprendido. Es decir, sin tener la perspectiva de un

estudiante universitario, no habría entendido la cuestión del equilibrio entre quienes

somos y quienes queremos ser, esa lucha constante con nosotros mismos, por ser y

sobre todo cómo ser.

Es un puente existencial en el que nos solemos encontrar, y Daniela no sólo

pudo pasar esta barrera dificultosa y enriquecedora que es la Universidad; sino que

siguió más adelante, sobrevivió y vive bien. Por mi parte, todavía me encuentro en esa

búsqueda.

Es así, que a lo largo de mi trabajo, logré encontrar una motivación para escribir

sobre esta mujer. Creo que somos quienes somos también a partir de nuestros defectos y

errores. Por eso creí oportuno jugar con esta cuestión del equilibrio del ser y cómo ser.

Se trata algunas veces de entender que somos a partir de esos otros, nos

construimos a partir de aquel otro. Desde mamá, papá, hermano, amigo, vecino, hijo,

vamos formando diferentes roles junto a nuestro entorno a lo largo del tiempo.

Daniela es también a partir de otros, y los otros a partir de ella; y así podríamos

seguir jugando con diferentes idas y vueltas de palabras. Es admirada por su padre, la

bendición de una madre, educadora y amiga de sus tres hijos; es ex mujer, novia actual

y muchas veces incomprendida por las características de su personalidad.

Muy apreciada también por esos amigos que la vieron crecer, que transitaron

este camino con ella, y esos ex alumnos que transformaron esa incomprensión -si se

quiere- en admiración. Incluso, algunos hoy la eligen como modelo a seguir.

Recordemos que somos a partir de esa confrontación con el otro. Es así que somos, es

así que soy, es así que sos y es ella hoy.

Es infinita la trama de relaciones que hacemos a largo de nuestras vidas; la

historia será contada diferente según dónde estemos. Elegí hablarles desde el lugar de

estudiante que está atravesando el puente que Daniela ya pasó. Desde ese lugar me paré

para contarles un poco más de Daniela, su historia, sus otros, su mirada.

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ANEXOS

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Entrevista a Isabel Acasuso:

Elegí la entrevista de su madre, porque me pareció ser la más allegada de

Daniela. Isabel no solamente sabe mucho sobre su hija, sino que además tiene un

profundo amor hacia ella. Amor que me interesó reflejar.

¿Cuando nació Daniela?

Daniela nació el 26 de septiembre del 1967 en Buenos Aires.

¿Por qué volver a vivir en Posadas?

Estábamos de paso en Buenos Aires y después nos establecimos en Posadas

porque el papá de Daniela no tenía trabajo en Buenos Aires y acá si consiguió trabajo.

Ahí nos instalamos en la casa de mis abuelos, y nació su hermana, que fallece

lamentablemente a los tres años de un cáncer. Daniela no era única hija y después de esa

contingencia -que fue dura para mí- nos separamos con Tito. Y yo tuve mucho

resentimiento hacia él. Fue una cosa que ahora pasó y bueno hoy tengo mucho cariño

por Tito y por Elena, que es su señora. Con los hijos de ella también, que son unos

divinos y por su puesto Daniela es lo principal para mí.

¿Cómo vivió Daniela la muerte de su hermanita?

Ella al principio sintió un poco su muerte. Pero un día me dijeron, ‘¿y por qué no

la llevas a la escuela ya?’ y fue en el Santa María en la única escuela que me la

recibieron. Las monjas me dijeron ‘tráemela que la voy a tener en el jardincito’.

¿Cómo fue en su infancia?

Era muy terrible. Tenía un grupo de amigas cerca de la casa de la abuela de la

madre de Tito que -al igual que ella- eran terribles. Eran como diez, pero vaguísimas

eran, sólo que ella era estudiosa.

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Y le digo: ¨mi hija, ¿vas a hacer los deberes conmigo?¨

Y me dice: ¨no, me voy a hacer con Canca¨. (Era una señora a la que todos le

tenían miedo, porque era mala la mujer, pero ella le tenía amor a la mujer).

Y le digo: ¨ ¿por qué te vas a lo de Canca?¨

- ¨Porque yo le quiero a ella¨.

Y un día le pregunto a Canca ¨ ¿Cuándo naciste vos?¨ Y me dice: ¨el 26 de

septiembre¨.

Canca era una vecina del barrio -una señora de setenta y pico de años- y ella iba

a hacer la tarea con esa señora. Daniela tenía como 6 o 7 años pero después ya enganchó

sola, salvo en una oportunidad que no andaba bien en física y que tuvo un apoyo. Pero

en general, siempre fue muy dedicada a todo lo que hizo.

Después ella tenía su habitación acá, pero ella dormía con la abuela. Tenía su

pieza con todas sus cosas, mas ella se iba a dormir con la abuela.

¿Con quienes vivía Daniela?

Con mi esposo, mi mamá y yo. La abuela andaba atrás de ella. Ella dejaba una

cosa acá y la abuela la recogía. Es su primera nieta, su amor.

¿Tuvo alguna enfermedad?

Nunca tuvo enfermedades infantiles. Sólo una alergia a todo lo que tenía

vitamina C y el médico que nos atiende hasta ahora -que ya tiene 87 años- fue el que le

descubrió, entonces le ponía vacunas. Pero enfermedad, no.

¿Cuáles son sus gustos respecto a la comida?

A Daniela le gusta comer bien, le gusta la frutilla. Todo lo que le hacía mal es lo

que más le gusta.

¿Cómo vive el tema de los padres separados?

Ella escuchaba una campana de mi mamá y escuchaba la campana de la abuela,

de la otra abuela. Entonces un día ella tenía trece años y nos encerramos en la 25

habitación y le dije: esta es la única vez que te voy a hablar de la situación y nunca más

vamos a hablar sobre esto, porque esto nos hace daño. Y esa fue la única vez que yo

hable con ella y le conté toda la historia. Y bueno ella lloro mucho, tardó mucho tiempo

en superarlo porque el padre no le prestaba la atención que ella esperaba, o sea mi

esposo fue el que más la atendió y bueno así fue su vida. Pero ella creo que recuperó

con los años a su padre. O sea su papá se recupero como padre, esa es la realidad.

¿Cómo fue la secundaria?

Ella salía de la escuela industrial a las 11 de la noche. Entonces en el intermedio

entre las 6 y ocho venia con sus compañeros acá yo les preparaba pizzas y se iban otra

vez.

Ella fue un poco complicada porque había elegido este colegio un poco más pesado que

los demás. Cuando estaba en tercer año quiso dejar y nosotros le dijimos, ¨no, lo que se

empieza hay que terminar¨ y siguió y se recibió de maestro mayor de obras. Y ella no

era una chica rebelde. Un día una amiga la invita y ella le dice que no, y su amiga le

dice: ¨insístile¨ y ella dice, ¨no, cuando mi mamá dice no, es no¨. Era muy respetuosa,

siempre lo fue.

¿Alguna otra característica de su carácter?

Ella puede ser muy dulce, cariñosa o sino todo lo contrario. Cuando se enoja es

muy explosiva. Yo no me enojo nunca, ella sí, porque ella tiene una actividad y tiene

tres hijos y con tres hijos tenes que estar.

¿Cuándo se recibió?

Ella se recibió un martes 13, rindió su última materia un martes 13, vino a

posadas y ya empezó a trabajar en El Territorio. O sea que ella trabajo desde el primer

día que se recibió hasta ahora y es un poco excesiva con su trabajo. Le gusta, le gusta de

alma. Ella cuando fue a Buenos Aires se inscribió en la carrera de publicidad y la única

Universidad que dictaba la carrera de publicidad era la Universidad de

Salvador .Pagamos la inscripción y cuando ella vio los programas dijo: ¨no, esto no es

lo que yo quiero¨. Entonces mi esposo la llevo y le hicieron un test vocacional.

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Entonces le dijeron, ¨vos querés estudiar diseño grafico¨. Fue ahí cuando perdimos la

inscripción del Salvador y se anotó en la UBA.

¿Cómo viven esta etapa?

Cuando se fue, a mi me costó mucho. Había noches que no dormía, porque no es

fácil cuando uno perdió un hijo y le queda uno sólo que encima se va. Pero yo decía, ¨yo

tengo que asumir que ella se vaya y ella se tiene que ir, cortar el cordón¨. Y lo cortó

muy bien. Y bueno íbamos algunas veces con mi mamá y también iba mi esposo, así

como nos turnábamos para buscarla de los bailes cuando era chica: un fin de semana mi

esposo y un fin de sema yo.

¿Cómo la ve como madre?

Fue lo más lindo, fue realmente emocionante cuando tuvo su primera hija,

Camila. Y después la forma en que atendió a sus demás hijos, tan dedicada, con tanto

amor. Les pone sus límites, pero también les tiene mucho amor, y los malcría un poco

también.

¿Cómo hija?

No tengo quejas, para mí es un ser maravilloso. Fue la luz que me ilumino toda

la vida. Sin ella yo estaría totalmente perdida. Sigo todo su transitar por la vida, lo sigo

en detalle, me encanta hacerlo -aunque ella no se entere yo estoy ahí-.

Yo entre la sala de parto a las 1 y a las 1 y 10 nació ella, por parto natural.

Aumente 6 kilos nada más en mi embarazo. Cuando nació era color rosa, todo el cuerpo

rosa, no tenía cejas, no tenía pestañas, no tenía pelo. Entonces yo decía: ¨esta va a ser

albina¨. Además sus ojos eran transparentes. Y el médico me decía: ¨usted está loca, su

hija no va a ser albina¨. Entonces fue rubia y tenía el pelo rubio, así como el hijo de ella.

Y bueno después cuando se fue a Buenos Aires se le empezó a oscurecer.

Y si tiene algún problema, algún drama siempre viene y consulta. En su trabajo

es autosuficiente, pero en la vida alguna veces le cuesta tomar decisiones y bueno

entonces consulta ¨ ¿qué te parece mamá?¨. Eso es muy lindo también en la persona. No

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es orgullosa. Para mí no tiene defectos, que queres que te diga. Otros le verán los

defectos, pero yo no le veo.

Y cuando me dijo ¨yo me quiero comprar una moto¨

-¨No hija, yo no te voy a comprar¨

- ¨Me la voy a comprar con mi primer sueldo¨.

Y se compró la moto y se iba al diario El Territorio con la moto y yo vivía

asustada. Y bueno después se casó.

Al año y medio, vino, dejó la moto y dijo:

- ¨Pueden hacer con la moto lo que quieran¨

-¨ ¿Por qué Daniela?¨

-¨Porque estoy embarazada y no voy a manejar mas la moto¨.

Y ese fue el último día que tocó la moto. Y bueno mi esposo vendió la moto y

listo.

¿Cómo se lleva con sus hijos Daniela?

Ella entre Camila y Juan – su único hijo varón- perdió un embarazo. Entonces

fuimos a Estados Unidos los 5: Camila, mi esposo, Daniela, su esposo y yo. Ella paso

muy mal ese tiempo. Cuando fuimos a los parques ella se descompuso, entonces le digo:

¨vamos a una farmacia¨. Le compré un test de embarazo y estaba embarazada. Camila

tiene 17, él tiene 14 y la más chiquita tiene 10 años. Ella medio que vino de

contrabando. Pero tomaron la decisión de tenerla y es una belleza. Igualita a la madre.

Esa sí, cuando nació yo dije: ¨esta nena va a ser igual a vos Daniela¨, porque así era

Daniela cuando nació.

En su vida laboral, ¿Cómo la ve usted?

El otro día que dio una conferencia en el Montoya, vino y me la dio antes y me

pareció bárbaro.

¿Usted estudió arquitectura?28

No, soy maestra y trabaje en la justicia durante 32 años.

Me acuerdo que lo más importante que me paso con Daniela, fue que ella a los

16 años me escribió una carta. Porque yo después que me quede sola empecé a estudiar

en el Montoya Letras, y entonces ella un día me dijo: ¨mamá yo no te veo nunca, yo

quiero estar con vos¨. Entonces ella cuando cumplió 16 años en el día de las madres, me

hizo una carta, donde me decía que me había recibido y me había sacado diez en todas

las materias, pero como madre. Hasta hoy la leo y me emociono, esa es Daniela. Dejé de

estudiar porque ella se sentía sola.

¿Tenía algún juguete preferencial?

Tenía muchos juguetes, pero le encantaba más los corchos que yo le pintaba de

colores.

Una vez fuimos a la plata y ella me dijo: ¨yo agradezco todo lo que ustedes me

dan, porque ustedes me dieron todo a mí¨.

¿Cómo se ve Daniela a sí misma?

Duda mucho de ella. Ella se pregunta siempre ‘¿qué dirán?, ¿cómo me verán?’

Le vivo diciendo que es una persona totalmente realizada. Ella tiene sus inquietudes de

cómo la verán. Ella es muy humilde. Por eso, al ser tan humilde entonces piensa que no

la ven como lo que es en realidad.

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Lista de entrevistados:

Aquí se encuentra la lista de las personas que entrevisté para reconstruir la

historia de Daniela Pasquet:

Daniela Pasquet- personaje de la historia de vida.

Isabel Acasuso- madre de Daniela.

Augusto Daniel Pasquet- padre de Daniela.

Florencia Aguirre- ex alumna y actual amiga.

Gabriel Gonzales- ex alumno, actual ayudante de cátedra y amigo.

Malena Lopez- ex alumna.

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