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Pensamientos Guías para el Servicio Divino
Iglesia Nueva Apostólica
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Domingo, 3 de abril Venga tu reino
Miércoles, 6 de abril Camino angosto
y puerta estrecha
Domingo, 10 de abril El pan para el cuerpo
y el pan espiritual
Miércoles, 13 de abril La paciencia de Dios
Domingo, 17 de abril Perdona como yo
perdono
Miércoles, 20 de abrilCaminos hacia la paz
Domingo, 24 de abrilAlabanza y gloria de Dios
Miércoles, 27 de abrilPureza de la comunidad
Servicio Divino para la juventud¡El poderoso Salvador está contigo!
Publicación mensual para los portadores de ministerio Abril 2016
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Pensamientos Guías, abril de 2016 Prólogo
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El Padre Nuestro estará en el centro de los Servicios Divinos dominicales que se realizarán en el mes de abril. El objeto de la prédica cada domingo del mes consistirá en los principales con-tenidos de la oración que nos ha enseñado Jesucristo. Es pro-bable que a pesar de que pronunciamos esta oración en cada Servicio Divino, en general no reflexionemos sobre sus ricos con-tenidos. Nuestro propósito será, entonces, explicar y lograr que la comunidad comprenda toda la riqueza de la oración del Padre Nuestro.
La prédica del primer domingo de abril se centrará en el comienzo de la oración. Hablará sobre la importancia del reino de Dios. El reino de Dios tiene una dimensión presente y una futura: es presente en Jesucristo y en su Iglesia, pero al mismo tiempo es futuro y recién llegará a su consumación en la nueva creación.
En el segundo domingo, la petición “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” será el núcleo del mensaje. El “pan” es símbolo de la preservación de la vida natural por medio de Dios, pero al mismo tiempo también se refiere a que la voluntad de Dios en sí es una comida que fortalece. Finalmente, el pan también es una alusión a la Santa Cena. El pan es una metáfora del sustento del espíritu, el alma y el cuerpo por medio de Dios.
El tercer domingo de abril estará dedicado a la petición del perdón y a profesar nuestra disposición para perdonar. Pedir a Dios por el perdón de los pecados y tener la firme voluntad de cambiar nuestra conducta y nuestra actitud es necesario para llevar una vida con Él. La disposición para perdonar es una con-secuencia directa de esta petición de perdón. Únicamente el que se muestre dispuesto a perdonar, podrá pedir perdón a Dios en forma creíble. Es importante que la comunidad comprenda que el perdón de los pecados no ocurre en forma automática, sino que para recibir el perdón es necesaria su participación, es decir que es necesaria su disposición para perdonar.
El último domingo de abril estará dedicado al final del Padre Nuestro, la doxología, que es alabar la gloria divina. Este pasa-je nuevamente hace referencia al reino de Dios, cuya presencia experimentamos ya hoy y cuyo futuro es objeto de nuestro anhe-lo. Además se hablará del “poder” propio de Dios, que se expre-sa directamente en Él como Creador. La “gloria” significa santi-dad e inviolabilidad. Nos encontramos con la gloria directamente en Jesucristo y en los Sacramentos que Él ha instituido. El “por todos los siglos” con que termina la doxología alude a que Dios también es el creador y regente del tiempo.
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El Padre Nuestro: el reino de Dios
Servicio Divino dominical3.4.2016
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino.Mateo 6:9-10
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Venga tu reino
Mensaje
Manifestemos la naturaleza de Jesús y experimentemos la comunión con Dios hoy y por toda la eternidad.
Explicaciones
La oración del “Padre Nuestro” tiene un significado central en nuestros Servicios Divinos. Ya al dirigirse al “Padre nuestro”, Jesucristo transmitió una rela-ción especial con el Dios todo-poderoso. Cuando invocamos a Dios colectivamente como comunidad, queda claro que el trino Dios está en medio de la comunidad. Cuando esta ora-ción conjunta se hace de todo corazón tiene como efecto la unificación, ya que puede pro-piciar un mejor trato recíproco en la comunidad. Todas las peticiones son presentadas ante el Señor colectivamen-te, así que rogamos tanto por nosotros como por los herma-nos y hermanas.
El reino de Dios
El reino de Dios está presen-te en Jesucristo. Comenzó su obrar anunciando el reino de Dios (Mr. 1:15). En el centro de su anuncio estaba el reino
de Dios en su forma presente y futura. Por lo tanto, el “reino de Dios” es
n el mismo Jesucristo
n su Iglesia.
Además, la imagen del reino de Dios es una referencia clara al hecho de que Jesucristo gobierna en su Iglesia (4º artícu-lo de la fe).
La decisión por el reino de Dios
En diversas parábolas, Jesús muestra el reino de Dios enfo-cando diversos puntos princi-pales (Mt. 13). En cada uno de los casos describe carac-terísticas que hacen a la natu-raleza del reino de Dios. En este sentido, por ejemplo la parábola del tesoro escondido en un campo habla de esta-blecer prioridades y de que es necesario tomar decisiones claras en lo que atañe al reino de Dios.
El reino de Dios en nosotros
Debemos esforzarnos por permitir que el reino de Dios se vuelva una realidad dentro de nosotros, es decir que se desarrolle y revele la naturale-za de Jesús en nosotros con la ayuda de Dios. En última instancia, el objetivo es incor-porar profundamente y com-penetrarse con las caracterís-ticas del reino de Dios.Un ejemplo de ello es decidir-se clara y continuamente por
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el Señor y su Evangelio, y por la doctrina que transmite. Para ello necesitamos su gracia y nuestra disposición a crecer, orientándonos en el ejemplo de Jesús.
El reino de Dios en el futuro
El reino de Dios también repre-senta nuestra expectativa del futuro. Tras el retorno de Cris-to, el reino de Dios se manifes-tará:
n en las bodas del Cordero (Ap. 19:6-7);
n en el reino de paz;
n en el eterno reinado de Dios en la nueva creación;
n en la vida eterna.
Nuestra petición conjunta: “Venga tu reino” comprende nuestro anhelo de ser como Jesús y de vivir con Él en comunión eterna.
Contexto
El Padre Nuestro es, por cier-to, uno de los textos más importantes del Sermón del Monte. Jesús enseña a los dis-cípulos cómo deben orar: con pocas palabras y abundante contenido. “Venga tu reino” es la petición por la manifestación perfecta del reino de Dios. El mensaje del reino de Dios inminente y que se acerca cada vez más tiene importancia central en la prédica.
Notas
El reino de Dios
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Resumen
■ La oración del “Padre Nuestro” tiene un significado central en nuestros Servicios Divinos. Como oración colectiva tiene como efec-to la unificación de los miembros de la comunidad.
■ La petición “Venga tu reino” expli-ca claramente la importancia del reino de Dios que está presente en Jesucristo.
■ El reino de Dios también se vuel-ve una realidad dentro nuestro, tomando forma la naturaleza de Jesús en nosotros.
■ El reino de Dios también represen-ta nuestra expectativa del futuro: la comunión eterna con el trino Dios.
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Saber bíblico: camino angosto y puerta estrecha
Servicio Divino de entresemana 6.4.2016
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.Mateo 7:13-14
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Camino angosto y puerta estrecha
Mensaje
Sin esfuerzo no es posible el camino del hombre hacia Dios.
Explicaciones
En el Sermón del Monte (Mt. 5-7) Jesús puso a su audito-rio ante la disyuntiva de una vida con o sin Dios. El hom-bre debe decidirse inevitable-mente por Dios o por el mal. Dios no acepta compromisos a medio camino entre uno y el otro (Ap. 3:16).
La puerta ancha y la puerta estrecha
La metáfora de la “puerta estrecha” que utiliza Jesús en el Sermón del Monte se deri-va de la arquitectura de las ciudades rodeadas de muros de aquella época. Junto a las puertas principales de grandes dimensiones, que durante el día debían atravesar las per-sonas y las mercancías para
ingresar a la ciudad, había puertas laterales más peque-ñas y angostas. Durante la noche, cuando la puerta prin-cipal se cerraba, únicamen-te se podía utilizar una de las puertas laterales más peque-ñas, fáciles de vigilar, a las que se daba en llamar “ojo de aguja”. Las puertas laterales eran tan pequeñas que había que agacharse para pasar por ellas.
Si el hombre quiere acceder al reino de Dios, no llegará allí fácilmente y con comodidad. Se tiene que inclinar, lo que significa humillarse, delante del todopoderoso, omnisciente y sempiterno Dios. Tiene que estar dispuesto a someterse a la voluntad divina.
En Mt. 19:24, Jesús advierte: “Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”. Los peligros que entra-ña la riqueza son la vanidad y la arrogancia. Es imposible que un hombre vanidoso y arrogante pueda ingresar al reino de Dios. La metáfora muestra esto con claridad.
El camino espacioso y el camino angosto
La comparación con un cami-no nos resulta corriente en la vida cotidiana. Cuanto más angosto es el camino tanta más atención requerirá para no chocar, no dar pasos en falso o desviarse de él. En contraste, el camino espacio-so se caracteriza por la falta de cuidado, la distracción y la
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superficialidad. Los seguido-res de Jesús deben transitar el “camino angosto”, es decir respetar la doctrina de Jesús, no adoptar una actitud distraí-da frente al prójimo y cumplir con agrado la voluntad y las leyes divinas (Sal. 40:8). El camino angosto también es el camino difícil del seguimiento, el camino de las tribulaciones, de la “persecución” por causa de Cristo.
Las palabras de Jesús sobre los dos caminos no sólo se refieren a las “puertas” a través de las que se llega a la vida o a la perdición, sino que señalan los caminos para llegar hasta ellas: comprenden una metá-fora sobre diferentes formas de vida. El camino angosto, el menos cómodo, conduce a la salvación. Esto significa que no es posible alcanzar la salva-ción sin atravesar tribulaciones o sufrir limitaciones.
El camino a la puerta del cielo
Queda claro que al reino de Dios no se llega a través del camino espacioso ni de la puerta ancha, sino a través del camino angosto y de la puerta estrecha. No es por una rec-titud externa que se accede al reino de Dios, sino por la genuina renovación del espíri-tu, tal como enseña Jesús.
En Israel, el mismo Jesús úni-camente encontró fe en unos pocos. Sólo unos pocos lo siguieron. Por esta razón dijo: “…y pocos son los que la hallan”.
Dediquemos nuestra vida para andar por este camino de manera perseverante hasta alcanzar la meta.
Contexto
Ya en el antiguo pacto, Dios presentó a cada ser huma-no la disyuntiva: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal” (Dt. 30:15). También el profe-ta Jeremías remite a la misma disyuntiva: “He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte” (Jer. 21:8).
Notas
Camino angosto y puerta estrecha
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Resumen
■ El hombre está ante la disyuntiva de una vida con o sin Dios. Tiene que decidirse por la “puerta estre-cha” y por el “camino angosto”.
■ Tiene que estar dispuesto a humillarse ante el todopoderoso, omnisciente y sempiterno Dios, y a poder someterse a su voluntad.
■ Tiene que respetar la doctrina de Jesús, no distraerse frente al próji-mo y cumplir con agrado la volun-tad de Dios.
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El Padre Nuestro: el pan de cada día
Servicio Divino dominical10.4.2016
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.Mateo 6:11
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El pan para el cuerpo y el pan espiritual
Mensaje
Pedimos a Dios que nos dé lo que necesitamos tanto para la vida de nuestro cuerpo como para la vida espiritual.
Explicaciones
El pan para la vida del cuerpo
En el Sermón del Monte, Jesús habló de orar y enseñó la ora-ción del “Padre Nuestro” a su auditorio. La petición: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” atañe primero a nuestra vida sobre la tierra.
n Pedimos a Dios que nos dé lo que necesitamos para vivir. De este modo expresamos nuestra con-fianza en que nuestro Padre celestial conoce nuestras necesidades (Mt. 6:32); Él vela por nosotros.
n Pedimos a Dios por su ayuda para cumplir el encargo que nos ha con-fiado de cultivar y preser-var la tierra. De este modo expresamos nuestra con-
vicción de que todo viene de Dios y le agradecemos por ello.
El pan para la vida espiritual
Sin embargo, esta petición también atañe a nuestra alma. Cuando hablamos del “pan de cada día” también nos referi-mos a la palabra de Dios como “comida” para el alma inmor-tal (Jer. 15:16) y nuestra vida espiritual (Mt. 4:4):
n La oración para la sal-vación de nuestra alma debería ser igual de inten-sa que la oración para las necesidades del cuerpo.
n La preparación del Servi-cio Divino es función de toda la comunidad. Todos están convocados a orar por los portadores de ministerio que deben pre-dicar.
La comida de Jesús
La comida de Jesús consistía en hacer la voluntad del Padre (Jn. 4:34). En ello también nos orientamos nosotros:
n Alcanza la vida eterna únicamente el que hace la voluntad de Dios (Mt. 7:21). Roguemos a Dios que nos dé la fuerza para que todos los días nos podamos someter a su voluntad.
n Hacer la voluntad de Dios es una comida que forta-lece. Quien hace la volun-tad de Dios puede estar
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seguro de que anda por el buen camino y que Dios le ayudará.
n Para los que aman a Jesucristo es vital tener comunión con Él.
El pan de vida
La petición: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy” se refiere al pan de vida, a la Santa Cena.
Jesús dijo: “Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo” (Jn. 6:51).
Dios se ocupa de que este pan esté disponible para nosotros siempre para transmitirnos la comunión de vida con Cristo y que recibamos la fuerza para vencer. Participemos digna-mente de la Santa Cena para que podamos vivir en Cristo y crecer en su naturaleza.
Pensamientos del Apóstol Mayor
Contexto
En el Sermón del Monte, Jesús habló sobre las tres prácticas más importantes de la devoción judía: dar limos-nas, orar y ayunar (Mt. 6:1-18). Pero quien las practique con el propósito de ganarse la admiración de los hombres, malinterpreta esta devoción (Mt. 6:3-6, 17-18).
Jesús rechazaba las “vanas repeticiones” al orar y ense-ñó a sus discípulos el Padre Nuestro (Mt. 6:7-9). La ora-ción del “Padre Nuestro” es un legado valioso que Jesús dio a los que creen en Él. Con esta oración, el Hijo de Dios dio un ejemplo de cómo debemos orar al Padre en el cielo (Cate-cismo INA 12.1.7 / Catecis-mo INA PyR 630-642).
Notas
El pan de cada día
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Resumen
Pedimos a Dios:
■ que nos dé cada día lo que necesi-tamos para vivir;
■ que nos dé su palabra;
■ que nos dé la fuerza para hacer su voluntad.
■ que haga posible que podamos participar dignamente de la Santa Cena.
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Servicio Divino de entresemana13.4.2016
Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación.2 Pedro 3:15
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La paciencia de Dios
Mensaje
La paciencia de Dios hace posible prepararnos para el retorno de su Hijo.
Explicaciones
La segunda epístola de Pedro interpreta la aparente demora del retorno de Cris-to como una expresión de la paciencia de Dios. El pasaje bíblico no procura sólo conso-larnos, sino que hoy tiene un sentido profundo para noso-tros. Hace referencia a la mise-ricordia de Dios.
La longanimidad y la constancia de Dios
La paciencia de Dios se expre-sa en su longanimidad: en lugar de tratar al hombre con la severidad de su justicia, le abre la posibilidad de cambiar para bien.
La paciencia de Dios también se muestra en su constancia para hacerse eco de nues-tras necesidades. Del mismo modo que velaba por la lluvia tardía que era necesaria para una buena cosecha en Pales-tina, a nosotros nos da todo lo necesario para nuestra madu-
rez espiritual (Joel 2:23; Sgo. 5:7).
Dios nos da su palabra
En su paciencia, Dios nos da su palabra para que podamos ser preparados para el retorno de Jesús. Jesús promete que Él vendrá otra vez: “Cierta-mente, vengo en breve” (Ap. 3:11).
n Al oír estas palabras por primera vez, nos alegra-mos en la certeza de que podríamos escapar de la gran tribulación si perma-necemos fieles.
n Más tarde comprendimos que Jesús vendrá para llevar con él a su novia y que debemos crecer en el amor hacia Él.
n Finalmente hemos reco-nocido que Él vendrá para conformar con nosotros el futuro sacerdocio real. De ello concluimos que debe-mos aprender a servir a Dios y a amar a todas las personas.
Dios da gracia a partir de la paciencia
Dios nos da su gracia en cada Servicio Divino, para:
n brindarnos la oportunidad de un nuevo comienzo y
n para brindarnos la posi-bilidad de aprovechar la gracia de manera cada vez mejor y purificar todo nuestro ser.
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Dios nos envía pruebas
De vez en cuando, el Señor también nos envía pruebas. Su motivo no radica en hacernos sufrir. Los sufrimientos no son la fuente de nuestra redención. Deben hacernos posible
n concentrarnos en lo esen-cial: nuestra relación con Dios (Sal. 73:25-26).
n que en nuestra fidelidad y perseverancia seamos ejemplo y fuente de ben-dición para otros.
En su paciencia, Dios nos da la posibilidad:
n de comprender todavía mejor su amor;
n de diferenciar lo que real-mente es decisivo para nuestra salvación de aque-llo que se deriva de la tradi-ción o de nuestro ambiente social;
n de aprender a amar a todas las personas, sin importar quiénes son.
¡Aprovechemos el tiempo de gracia que Dios nos da en su paciencia!
Pensamientos del Apóstol Mayor
Contexto
El autor de la segunda epísto-la de Pedro se dirige contra de los que cuestionan la creen-cia en la venida de Jesucristo y exhorta a los creyentes a que tengan paciencia. Al hacerlo remite al Apóstol Pablo y a sus epístolas (2 P. 3:15-16).
En la epístola de Santiago se trata el mismo tema. En Israel, las lluvias tempranas y tardías eran las que se precipitaban antes y después de la tempo-rada de lluvias. Tenían y aún tienen hoy enorme importancia para la calidad de la cosecha (Sgo. 5:7-8).
Notas
La paciencia de Dios
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Resumen
■ En lugar de juzgarnos con su justicia, Dios nos da la posibilidad de concentrar nuestros esfuerzos para cambiar para bien.
■ Nos da su palabra para que este-mos preparados para el retorno de Jesucristo.
■ Dios también nos envía pruebas para que aprendamos a con-centrarnos en lo esencial y nos convirtamos en bendición para los demás.
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El Padre Nuestro: el perdón
Servicio Divino dominical17.4.2016
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.Mateo 6:12
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Perdona como yo perdono
Mensaje
El perdón de los pecados es inseparable del hecho de per-donar también al prójimo.
Explicaciones
La oración formó parte de la vida de Jesús. Con sus indi-caciones sobre cómo orar correctamente en la intimidad y sin demasiadas palabras, Jesús no descarta la oración pública y conjunta. Antes bien, a los discípulos les deja una oración como legado, que es simple, concisa y universal.
Hoy, el Padre Nuestro es un componente fijo de la liturgia en nuestros Servicios Divinos. Posee un valor especial por su cercanía con el festejo de la Santa Cena, así como por la petición de perdón.
Y perdónanos nuestras deudas…
Antes de cada festejo de la Santa Cena oímos el anuncio del perdón de los pecados, junto con las culpas relaciona-das con ellos. Al escucharlo, tomemos conciencia de que
el perdón no se puede obtener por alguna obra o algún mérito humano (Ro. 3:24), sino úni-camente por medio del sacri-ficio único y plenamente vale-dero de Jesucristo (Ro. 5:18). Dios no rechaza al pecador que se acerca a Él con arre-pentimiento y pidiendo per-dón. Le demuestra su gracia y perdona sus pecados.
Sin embargo, el perdón de los pecados no ocurre en forma automática, sino que se vincu-la con determinadas condicio-nes, que son las siguientes:
n Tomar conciencia y reco-nocer la propia pecami-nosidad (Ro. 3:23). Pecar comprende no sólo la con-ducta equivocada cons-ciente o inconsciente, sino también la falta de fe y la omisión de hacer el bien.
n Reconocer la necesidad del perdón (Jn. 8:24), porque el pecado aparta de Dios y conduce a la dependencia del mal.
n Confesar los pecados y la fe en el perdón de los pecados, del modo que ya se lo formulaba en las Con-fesiones de fe de la Iglesia del principio y también en nuestro tercer artículo de la fe.
n El remordimiento y arre-pentimiento sincero. A ello no sólo se refirió Juan el Bautista, sino Jesús mismo al comenzar su actividad pública (Mt. 3:1-13).
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n El anhelo de gracia a partir del sacrificio de Cristo y la petición de perdón.
…como también nosotros perdonamos a nuestros deudores
El Hijo de Dios hizo depender el perdón de los pecados de que también nosotros perdo-nemos a nuestros deudores. Jesús resaltó la importancia de que también nosotros debe-mos perdonar, repitiéndolo y reforzándolo de inmediato a continuación del Padre Nues-tro (Mt. 6:14-15). Por otra parte, también la parábola del siervo malvado (Mt. 18:21-35) se refiere a la necesidad de perdonar.
Además, Jesús nos enseña:
n A no darle espacio al espí-ritu fariseo, sino orientar la mirada a nuestro propio cora-zón (Lc. 18:13).
n A reparar en el hecho de que nuestro hermano podría tener algo en contra de noso-tros (Mt. 5:23-25).
n A amar incluso a nuestros enemigos (Mt. 5:44).
Contexto
El Padre Nuestro es la oración de Jesús que se transmite en el marco del Sermón del Monte. En él se explica cómo orar de la manera correcta. En esta oración, Jesús incluye a los suyos en su relación con Dios.
Con respecto al texto bíblico, encontraremos una explica-ción más amplia en el Cate-cismo INA 12.1.7.2.6 / Cate-cismo INA PyR: 638.
En relación con las Confesio-nes de fe de la Iglesia antigua y el tercer artículo de la fe, véase el Catecismo INA 2.2 y 2.4 / Catecismo INA PyR 31-50.
Notas
El perdón
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Resumen
El perdón de los pecados no se obtie-ne por mérito propio, sino únicamente a partir del sacrificio de Cristo. Lo obtiene el pecador arrepentido, que
■ muestra remordimiento, confiesa y se arrepiente de sus pecados, pide gracia y ruega por perdón;
■ perdona al prójimo y lo ama.
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Servicio Divino de entresemana20.4.2016
Entonces Abram dijo a Lot: No haya ahora altercado entre noso-tros dos, entre mis pastores y los tuyos, porque somos hermanos.Génesis 13:8
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Caminos hacia la paz
Mensaje
Los esfuerzos honestos por la paz deberían ser el factor determinante de nuestro víncu-lo, no los altercados ni la dis-cordia.
Explicaciones
Del texto bíblico se desprende que Abram quería que hubie-ra paz entre sus pastores y los de Lot. Primero repudió la disputa, argumentando que él y Lot eran parientes. Pero este argumento no cambió la situa-ción en nada. Abram no quiso soportar durante más tiempo esa situación y como modo de solución propuso a Lot sepa-rarse. Hasta le permitió elegir qué zona de pastoreo quería. Abram demostró su genero-sidad renunciando a los dere-chos que habría podido recla-mar por ser el mayor.
A pesar del largo tiempo trans-currido desde que ocurrió este suceso, hoy el tema de la paz es tan relevante como en aquella época.
Causas de discordia
Hoy también existen muchos motivos para que haya discor-dia:
n La avidez de poder y de éxito.
n Los encarnizados com-bates por la riqueza y las posesiones que se pro-ducen en muchas ocasio-nes.
n Una actitud competitiva que puede producir des-avenencias sumamente desagradables.
n Sentirse confinado y limi-tado en su ámbito inme-diato de vida, como la casa paterna, el matrimo-nio, los socios comercia-les o incluso la comuni-dad.
n Las disputas hereditarias que no se resuelven sino sembrando encono.
n Los conflictos familiares o la formación de grupos opuestos, también en el seno de la comunidad, que ya han generado pequeñas guerras que duran años y que parece imposible zanjar.
Caminos hacia la paz
Es menester diferenciar entre la paz humana y la paz de Jesucristo.
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La paz entre los hombres
n Cuidando lo que decimos (Sgo. 3: 5), aplicando el sentido común y la buena voluntad se pueden evitar muchas confrontaciones y dirimir conflictos.
n Renunciando al reclamo insistente de nuestros propios derechos y recor-dando lo que tenemos en común se contribuye a la sensación de bienestar colectivo y prosperidad.
n En caso de desacuerdos graves que son imposi-bles de resolver, también puede ayudar y ser útil una separación.
La paz de Cristo
La paz verdadera y permanen-te entre Dios y el hombre úni-camente es posible por medio del sacrificio y la resurrección de Jesucristo, porque Él es nuestra paz (Ef. 2:14). El antagonismo originado en el pecado original entre Dios y el hombre pudo ser eliminado. Dios acepta al hombre peca-dor y le quiere brindar salva-ción. Esto repercute en toda nuestra vida.
En cada Servicio Divino expe-rimentamos que Jesucristo nos libera de los pecados y nos da su paz. De este modo podemos atrevernos una y otra vez a un nuevo comien-zo. Cuando estamos llenos de la paz del Resucitado, actue-mos como corresponde a lo
que Jesús nos ha regalado. Entonces también será posible que nosotros mismos seamos pacificadores (Ro. 14:19).
Contexto
La Sagrada Escritura informa cómo Abram, que en el ínterin se había hecho rico en Egipto, y Lot se dirigieron a la región de Bet-el con todas sus per-tenencias y ganado. Como en ese momento otros pueblos vivían en el lugar, las pastu-ras comenzaron a escasear. La situación desencadenó un conflicto entre los pastores de Abram y los de Lot. Final-mente, los adversarios dividie-ron las zonas de pastoreo y ambos grupos se separaron.
Caminos hacia la paz
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Resumen
Causas de discordia pueden ser:
■ La búsqueda de posesiones y poder, las actitudes competitivas, el ámbito de vida limitante, las dis-putas hereditarias y los conflictos familiares.
Hay diferentes caminos que conducen a la paz: ■ Entre los hombres son aplicar el
sentido común y la buena volun-tad, renunciar a nuestros propios derechos y en ocasiones también la separación.
■ Entre Dios y el hombre es el sacri-ficio de Cristo, la condición para ser pacificadores también nosotros mismos.
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El Padre Nuestro: alabar la gloria de Dios
Servicio Divino dominical24.4.2016
Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos.Mateo 6:13
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Alabanza y gloria de Dios
Mensaje
La adoración y la alabanza de Dios son fuentes de fuerza y confianza.
Explicaciones
Al final de la oración del “Padre Nuestro”, la comunidad alaba y glorifica el reino de Dios, su poder y su gloria. Esta oración conjunta de la comunidad nos transmite valor en la fe y nos fortalece.
La alabanza en la parte final del Padre Nuestro está rela-cionada con la petición que le antecede: “...líbranos del mal”. El diablo es el maligno y el ten-tador. Mientras Jesús perma-neció en el desierto, el diablo le mostró todos los reinos de este mundo y le dijo: “A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy” (Lc. 4:5-6).
El mal siguió desplegando su poder hasta nuestros días. Las personas sufren de egoísmo, avidez de ganancias y odio; la distribución de la riqueza, en contadas ocasiones es justa.
Tuyo es el reino…
Sin embargo, el poder de Satanás ya ha sido quebran-tado (Lc. 10:18); la influen-cia del mal está limitada en el tiempo y no puede detener el desarrollo del reino de Dios. ¡El reino pertenece a Dios y así permanecerá por siempre! ¡Dios da su reino a quien Él desea! ¡Él quiere la salvación de todos los hombres, Él reina eternamente, Él quiere tener la última palabra!
...y el poder...
Dios es todopoderoso. Quien quiere experimentar a la omni-potencia de Dios tiene que creer y someterse a su volun-tad.
El plan de Dios tiene por obje-to la salvación de los hombres. Para ello, Dios aplica su poder: aparta los obstáculos, pero lo hace únicamente cuando los obstáculos son impedimentos para nuestra salvación.
¿En qué consiste el poder de Dios? Es el poder del amor. Dios siempre le deja al hombre la libertad de decisión. Él úni-camente trabaja con el amor.
...y la gloria
La gloria de Dios se manifes-tó en Jesucristo, el Hijo de Dios, en su amor, su poder, su paciencia, su victoria, su naturaleza: ¡esto es gloria para nosotros! Para nosotros, la gloria también consiste en haber sido llamados a entrar
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en ella: en la comunión con Jesucristo, en la comunión con el trino Dios.
El esplendor de la gloria que está siendo preparada para nosotros hará posible que olvi-demos todas nuestras tribu-laciones previas (1 Ts. 4:17-18).
Glorifiquemos a Dios permi-tiendo que nuestro prójimo reconozca lo grandioso que Él ha hecho por nosotros.
La Iglesia de Cristo ha sido destinada a alabar y a adorar a Dios. De este modo, la aten-ción se dirige a la salvación que Dios prepara en su Iglesia por medio de Jesucristo.
Cuando estemos con Jesús en su reino, alabaremos juntos la salvación, la gloria y el poder de Dios (Ap. 19:1).
Pensamientos del Apóstol Mayor
Contexto
La doxología, es decir la ala-banza de la gloria de Dios, recién puede hallarse en los manuscritos tardíos del Evan-gelio de Mateo. No aparece en el Evangelio de Lucas (Lc. 11:1-4). Incorpora palabras de oraciones del Antiguo Testa-mento (1 Cr. 29:10-11). Este tipo de alabanzas también se han incluido en el Apocalipsis (Ap. 5:13). Desde comien-zos del siglo II, los cristianos ya acostumbraban terminar la oración del “Padre Nuestro” con esta fórmula de alabanza.
Notas
Alabar la gloria de Dios
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Resumen
■ ¡El reino pertenece a Dios y así permanecerá por siempre! ¡Dios da su reino a quien Él desea!
■ El poder de Dios se muestra en su amor y nos quiere salvar. El ofre-cimiento de salvación únicamente puede ser experimentado con fe.
■ La gloria de Dios, de la que dio testimonio Jesucristo, es incom-parable. Para acceder a la gloria eterna esforcémonos por glorificar a Dios.
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Servicio Divino de entresemana27.4.2016
Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.Juan 15:3
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Pureza de la comunidad
Mensaje
Permitamos ser purificados para dar más fruto.
Explicaciones
Con la metáfora de la vid y los pámpanos, Jesús se dirige a sus discípulos y les describe en forma de parábola la vin-culación entre ellos y Él. Esta relación también puede trans-ferirse luego a Jesucristo y su Iglesia.
La naturaleza de la Iglesia
Para dar frutos, la Iglesia debe estar unida a Cristo igual que los pámpanos con la vid (ver-sículo 4; Gá. 5:22-23). Todo fruto es una vida nueva de la planta, que al mismo tiempo la multiplica. En el plano espi-ritual también hay un fruto. Se muestra en una comunidad:
n que respete la unidad con el Señor y de unos con otros (Jn. 17:20-21).
n que sea consciente de la santificación de Jesús para los suyos y se esfuer-ce por tener una conducta santa (Jn. 17:17-19).
n que, al igual que Jesús, no excluya a ninguna perso-na (Jn. 4:1 ss.).
n que esté firmemente esta-blecida sobre el funda-mento de los Apóstoles de Jesús.
Todos estos puntos se refieren a la naturaleza de la Iglesia de Cristo que es una, santa, uni-versal y apostólica (Catecismo INA 6.4.1. / Catecismo INA PyR 381-386).
El cuidado de la Iglesia
Para obtener una buena cose-cha, el vitivinicultor limpia con regularidad los pámpanos que darán frutos, quitándole los vástagos nuevos que van naciendo y que impiden el desarrollo de los que ya salie-ron. Al igual que la vid, tam-poco nuestra comunidad se puede limpiar a sí misma. Es Dios quien realiza esa limpie-za y purificación (versículo 2). Ningún hombre está en condi-ciones de ello, porque dema-siado rápido vemos como obstáculos lo que es bendi-ción, o consideramos inofensi-vo lo que amenaza el fruto.
En el pasaje bíblico citado, se les confirma a los discípulos que la palabra de Jesús, es decir toda su entrega y devo-ción, ya produce su purifica-ción y limpieza. Y el Señor espera los mismos efectos de los dones que entrega a su comunidad. Estos dones son los Sacramentos, su gracia y su amor y su palabra inspirada por el Espíritu.
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Efectos de su cuidado
La pureza de nuestra comuni-dad se demuestra:
n en que no producimos nada que genere abati-miento en el prójimo o que incluso lo haga caer (Mt. 15:18).
n en que colocamos en el centro el honor y la gloria de Dios en todas nuestras acciones. Él es el único bueno (Mr. 10:18) y el dador de todos los bue-nos dones.
n en nuestro compromiso por el Señor (Lc. 16:13).
n en nuestra confesión incondicional del retorno de Cristo y en la nece-sidad del ministerio de Apóstol de prepararnos para este evento (2 Ts. 2:1-2).
Sin embargo, la pureza no se demuestra no teniendo error alguno. Las indicaciones de Dios para que nos arrepinta-mos buscan purificarnos de todo sentimiento de superiori-dad en virtud de la “paja” que vemos en el ojo del prójimo, que demasiado fácilmente nos vuelve presuntuosos y nos hace juzgar a otros (Mt. 7:1-5).
Contexto
En Jn. 15:1-8, Jesús habla de Él mismo como de la “vid ver-dadera”. El Padre es como un vitivinicultor que corta todos los pámpanos de la vid que no traerán frutos. Pero en los que sí traerán frutos se practica una limpieza y se les quitan los elementos indeseables para estimular la formación de más frutos.
Discípulos son aquellos que, de acuerdo con las palabras de Jesús, exhiben la corres-pondiente conducta. Oír la prédica debe tener conse-cuencias, debe producir “fru-tos”.
Notas
Pureza de la comunidad
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Resumen
■ Usando la metáfora de la viña Jesús describe en forma de pará-bola la vinculación entre Él y su Iglesia.
■ El fruto que representa la naturale-za de Jesús muestra una comuni-dad unánime, santa, misericordio-sa y apostólica.
■ El cuidado de esta comunidad por medio de los Sacramentos, la gracia y la palabra inspirada por el Espíritu debe purificar y limpiar para que pueda dar más frutos.
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Podemos confiar en Dios
Servicio Divino para la juventudAbril 2016
No temas; Sion, no se debiliten tus manos. Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.Sofonías 3:16-17
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¡El poderoso Salvador está contigo!
Mensaje
Dado que el poderoso Salva-dor Jesucristo está con noso-tros, no necesitamos sentir temor.
Explicaciones
Apliquemos nuestro texto bíblico en la realidad de nues-tra vida cotidiana.
Puede levantarse temor como resultado de circunstancias difíciles que debemos atrave-sar en la vida, como también por echar una mirada a la situación política mundial. Las personas a menudo no ven solución para las dificultades que se presentan o simple-mente no pueden influir en lo que les genera temor. El que es temeroso muchas veces carece de incentivos. Después de todo, ¿qué podría servir como motivación cuan-do todo lo que ocurre se preci-pita a lo incierto?
El profeta Sofonías propone una tarea y provee una razón de por qué podemos tener confianza:
n La tarea: sigue obrando sin dejarte impresionar. Dice: “No se debiliten tus manos”.
n La razón de la confian-za: Dios está contigo. Él es poderoso y siempre ayuda.
Los temores de nuestro tiempo
Una mirada a los hechos de la actualidad muestran que son muchos los temores que pesan sobre las personas: el peligro de guerra, las amena-zas de pobreza y enfermeda-des, y en líneas generales, un futuro incierto.
En ciertos países, los cris-tianos serios temen que la cristiandad se encuentre en retroceso, que sea desplazada por otras religiones e ideolo-gías. En numerosos países, los cristianos sienten temor de ser perseguidos y muertos por su fe. Muchos cristianos nue-voapostólicos se preocupan por el futuro de su comunidad. Preocupaciones como estas no son producto de la fantasía, sino que son ciertamente fun-damentados.
Cómo manejar los temores
No nos lleva a nada perder-nos en los temores, porque nos paralizaríamos y debilita-ríamos. El que solamente mira
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las dificultades, ya no encon-trará alegría. Sin embargo, nos debemos esforzar para poder ver claramente la realidad.
La ayuda verdadera se encuen-tra orientándonos consecuen-temente en el que está siempre con nosotros, en Jesucristo. Él es el Emanuel, que traducido significa “Dios con nosotros” (Mt. 1:23). Nos ha prometido estar todos los días con noso-tros. Él, el Salvador poderoso, es más fuerte que el poder del pecado (Mt. 1:21).
El profeta Sofonías dice que el Salvador se gozará sobre nosotros. Esto “lo gustamos y vemos” especialmente en los Sacramentos y en el perdón de los pecados (Sal. 34:8).
Y nuestro Dios, el Salvador, se regocijará y alegrará sobre nosotros. Esto nos recuerda las palabras de Is. 62:5: “Y como el gozo del esposo con la espo-sa, así se gozará contigo el Dios tuyo”. Encontramos nuevamen-te esta metáfora de la alegría en Ap. 19:6, donde se presenta la unión definitiva de Jesucristo con los suyos mediante la ima-gen de las bodas del Cordero. Entonces ya no habrá razón para sentir temor. La alegría y la felicidad de Cristo como el Novio y su novia harán olvidar todo lo que fue.
Esto es lo que efectuará Jesu-cristo, el Salvador poderoso que ha vencido el pecado y superado la muerte.
¡El Señor está contigo! ¡Siem-pre!
Contexto
El profeta Sofonías escribió al pueblo de Israel en una época en la que muchos se habían apartado de Dios. Anunció un juicio que luego se cumplió a través de los babilonios. Pero también anunció que en el futuro se produciría un cambio de las difíciles circunstancias para los que confiaran en Dios. Sería Dios, el que ayudaría a su pueblo como un héroe poderoso.
En el Nuevo Testamento, el concepto “Salvador” significa “el que salva, el que redime”, y hace referencia a Jesús (Jn. 4:42; véase también Cate-cismo INA 4.4.2 / Catecis-mo INA PyR 247-250).
Notas
Podemos confiar en Dios
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Resumen
■ El profeta Sofonías demuestra por qué puede prevalecer la confianza aun en situaciones inciertas.
■ No es necesario que nos perda-mos en temores que paralizan y nos debilitan.
■ La ayuda verdadera se encuentra orientándonos consecuentemente en el que está siempre con noso-tros, en Jesucristo.
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Notas
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Abril 2016 Mayo 2016
1 Vi
2 Sa
3 Do Mt. 6:9-10
4 Lu
5 Ma
6 Mi Mt. 7:13-14
7 Ju
8 Vi
9 Sa
10 Do Mt. 6:11
11 Lu
12 Ma
13 Mi 2 P. 3:15
14 Ju
15 Vi
16 Sa
17 Do Mt. 6:12
18 Lu
19 Ma
20 Mi Gn. 13:8
21 Ju
22 Vi
23 Sa
24 Do Mt. 6:13
25 Lu
26 Ma
27 Mi Jn. 15:3
28 Ju
29 Vi
30 Sa
1 Do Ro. 5:5
2 Lu
3 Ma
4 Mi
5 Ju Hch. 1:10-11 Ascensión
6 Vi
7 Sa
8 Do Jn. 14:16
9 Lu
10 Ma
11 Mi Sal. 29:11
12 Ju
13 Vi
14 Sa
15 Do Pentecostés
16 Lu
17 Ma
18 Mi 1Co. 12:13
19 Ju
20 Vi
21 Sa
22 Do Jn. 17:21-22 Trinidad
23 Lu
24 Ma
25 Mi Gn. 11:7
26 Ju
27 Vi
28 Sa
29 Do Hch. 5:42
30 Lu
31 Ma
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