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INFORME REALIZADO POR ENCOMIENDA DE LA . - - " . . . . •; - y Osiris Delgado • Adam Szászdi • Ricardo Alegría

INFORME REALIZADO POR ENCOMIENDA DE LA

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INFORME REALIZADO POR ENCOMIENDA DE LA

. • - - " . . . . •; - yOsiris Delgado • Adam Szászdi • Ricardo Alegría

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C DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LEY

1998, Academia Puertorriqueña ,de la Historia Dr. Luis González Vales, Presidente

Diseño tipográñco y emplanaje: Editorial Espuela, Inc.

Impresión y encuadernación: Imprenta Costa, Inc.

Impreso en Puerto Rico

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SOBRE EL LUGAR DEL DESCUBRIMIENTO DE PUERTO RICO

Esta publicación corresponde al

Boletín de la A cadem ia Puertorriqueña d e la Historia

Vbl. XVII, N úm .53,1ro d e enero de 1996

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TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN.......................................................................... 1

I. CONTROVERSIA HISTÓRICA SOBRE EL BOJEOCOLOMBINO: NORTE O SUR ................................................ 3

II. BAHÍA AGUADA-AGUADILLA EN QUE RECALALA FLOTA COLOMBINA........................................................ 5

III. EL DESEMBARCO: FUENTES PRIMARIAS................... 7

IV. EL DESEMBARCO: INTERPRETACIÓN DELAS FUENTES....................................................................... 11

V. EL MARCO GEOGRÁFICO: LA ENSENADADEAGUADA......................................................................... 1 . 15

VI. EL MARCO HISTORICO: EL RÍO CULEBRINAS............ 23

VII. EL MARCO HISTORICO: EL PUERTO DELOS POZOS........................................................................... 31

CONCLUSIÓN................................. ............................................ 35

NOTAS........................................................................................... 39

MAPAS ANTIGUOS...................................................................... 55

MAPAS MODERNOS..................................................................... 57

APÉNDICE I................................................................................... 61

APÉNDICE II ................................................................................. 99

APÉNDICE III................................................................................ 105

BIBLIOGRAFÍA............................................................................. 107

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INTRODUCCIÓN

í , a problemática del Descubrimiento de Puerto Rico ha acu­sado, y aún plantea en algún caso, complejidades que conciernen 1) al concepto descubrimiento, 2) a la ruta seguida por Cristóbal Colón durante su segundo viaje, y 3) al punto específico en que ocurre el desembarco de Colón.

Queremos aclarar que no le damos otro sentido a la voz «descubrimiento» que el que tenía para'los europeos rela­cionados con las exploraciones marítimas en el siglo XV, en particular portugueses y castellanos. Des-cubrir— destapar, quitar lo que oculta — es lo mismo que hallar o encontrar y si nos atenemos al primer párrafo de la Capitulación de Santa Fe del 17 de abril de 1492, donde se afirma que Colón «ha descubierto», puede tener incluso el significado de «obtener noticia», «tener conocimiento». El sujeto o sujetos responsa­bles de la acción que denota el verbo son gentes del Viejo Mundo; el complemento directo lo constituyen las tierras y gentes que habían sido desconocidas. Es cuestión de sintaxis, etimología y semántica, no de preferencias culturales o antropológicas.1

Por otra parte, hay que distinguir entre descubrimiento y desembarco. La presente opinión que emite la Academia Puertorriqueña de la Historia, es en torno al punto en que Colón y sus hombres desembarcaron en la tarde del 19 de noviembre o en la mañana del día siguiente. No se pronun­cia sobre la posibilidad de que Martín Alonso Pinzón hubiese pisado tierra de Boriquén durante el mes de diciem­bre de 1492; no se entra a discutir lo significante que pueda ser el que Colón, en su carta a los Reyes del 4 de marzo de

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1493, menciona por su nombre la isla de Boriquén; tampoco se intenta determinar aquí el día en que la armada colom­bina avistara desde el este nuestra Isla, a la cual se dirigía guiada por los aborígenes tomados en el Primer Viaje y por las boricuas liberadas en Guadalupe.

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ICONTROVERSIA HISTÓRICA SOBRE EL

BOJEO COLOMBINO: NORTE O SUR

D esde hace más de un siglo el punto más controvertido concierne al derrotero seguido por el Almirante en su bojeo por el litoral de Boriquén. La pugna sobre si fue por la banda del norte o aquella del sur naturalmente habrá de repercutir en variantes respecto a la localización del sitio del desem­barco. Fray Iñigo Abbad en el siglo XVIII, y en el XX José González Ginorio, Guillermo Esteves Vólckers, Manuel Ballesteros Gaibrois y Labor Gómez, al igual que el Capitán Roberto Barreiro Meiro (Subdirector del Museo Naval de Madrid), abogan por la ruta del norte y especifican la Bahía de Aguada como lugar del desembarco. En el siglo XIX José Julián Acosta y Manuel María Sama también aceptan la de­rrota septentrional pero señalan a Mayagüez como escala en Puerto Rico. Por el contrario, en la misma, centuria son sostenedores del paso de la flota colombina por el sur los historiadores Cayetano Coll y Tosté y Salvador Brau (con desembarco en la ensenada de Aguada); y posteriormente los hermanos Juan y Salvador Perea, el Dr. Montalvo Gue- nard, así como Samuel Morison en 1939 (por Boquerón-Cabo Rojo); luego don Aurelio Tió y Samuel Morison en 1974, am­bos por Añasco.

El hallazgo del Libro Copiador de Cristóbal Colón, ocurrido providencialmente poco antes de la celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, establece defini­tivamente que durante su Segundo Viaje el Almirante hubo de seguir por la costa norte de la Isla de Boriquén. El Libro

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Copiador es de una autenticidad inequívoca. Es descubierto en una librería de antigüedades en Tarragona, España, y ad­quirido por el Gobierno español que lo deposita en el Archi­vo General de Indias. En dicho Libro hay una carta de Colón dirigida a los Reyes Fernando e Isabel, con fecha de enero de 1494, en la que narra la experiencia de su Segundo Viaje a Indias. En la misma el Almirante escribe:

«Torno a mi propósito de mi camino, y digo que junto con la ysla de Santa Húrsula y las Honze Mili Vírgines fallé otra ysla, de la qual no vi salvo la parte della del norte, con aquel de poniente, mas según mi albedrío maior que Secilia, y de maiores tierras y más fermosas, y ansi de la mesma fechura, a la qual dixe el nombre de Sant Juan Baptista».2

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IIBAHÍA AG UAD A -AG U A D U L A EN QUE

RECALA LA FLOTA COLOMBINA

D ilucidada así la controversia sobre el litoral por el que ocurre el bojeo colombino,3 es preciso advertir que si el obje­tivo del Almirante es la costa norte de la Isla Española, es ra­zonable pensar que la flota no tenía j\i debía doblar Punta Jigüero hacia el sur.4 Ésta marca el extremo occidental de la Isla; a poca distancia hacia el nordeste se halla Punta Gorda, límite sudoccidental de la Bahía de Aguada, también cono­cida como de Aguadilla, mientras Punta Borinquen — al norte del puerto de Aguadilla — constituye su extremo nororiental.5

La presunción — basada en la realidad geográfica — de que el surgidero de la armada colombina fuera la Ensenada o Bahía de Aguada queda fehacientemente confirmada por varias fuentes coetáneas. El hijo del Almirante, Hernando Colón, basándose en el perdido diario del Segundo Viaje, escribe que «en un puerto al occidente fondeó la armada».6 Fray Bartolomé de las Casas, siguiendo bien a Hernando o al mismo diario, nos informa que «en una bahía della, al poniente [. . . ] salieron a tierra algunos cristianos».7 Y Pedro Mártir, aun con mayor precisión, señala que «pasaron de largo por esta isla [... ] sin embargo, unos pocos saltan a tierra en su ultimo cabo por occidente, sólo para hacer aguada».8 Versión ésta que coincide con una traducción ita­liana coetánea, conocida como el Libretto, donde leemos: «Li nostrí, per non troppo tardare, pretermisseno questa ínsula, salvo da un canto in ver ponente, che per far acqua scorsero.» 9

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Como Punta Jigüero ni Punta Borinquen pueden conside­rarse como posibles surgideros, el «ultimo cabo», canto o «angulus» de Anglería—bien con el sentido de golfo o extremo — equivale forzosamente a la Bahía de Aguada- Aguadilla. Indudablemente es en ella que fondea la armada colombina el 19 de noviembre de 1493.

Astrolabio marinero siglo XV-XVI.

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IIIEL DESEMBARCO:

FUENTES PRIMARIAS

Establecido el marco geográfico dentro del cual anclara la armada de Castilla, tendríamos que proceder a fijar con al­guna precisión la zona exacta, dentro de la ensenada, que sirviera de surgidero, con lo cual estaríamos determinando simultáneamente el punto de desembarco de Cristóbal Colón y sus hombres. Desafortunadamente las fuentes primarias son demasiado parcas en sus noticias al respecto. Veamos lo que dicen.

Diego Alvarez Chanca escribe:«En un puerto desta isla estovimos dos días, donde saltó mucha gente en tierra; pero jamás podimos aver lengua, que todos se fuyeron como gente temorizadas de los caribes.10

Miguel de Cuneo también viajaba en la Capitana:«El XVIIII arribamos a una isla de indios bellísima y grandísima que en su lengua tenía por nombre «Boluchen» [... ] tomamos refresco en la dicha isla, y nos hicimos a la vela el día XXI.»11

Simón Verde, mercader florentino, recibió su información de boca de Antonio dé Torres, al regresar éste a principios de 1494:

«Al navegar nunca perdieron de vista una u otra isla, y encontraron una grande — dicen que es como Sicilia—y descendieron a tierra. Y a poca distancia de la orilla del mar encontraron una grandísima y her­mosísima casa deshabitada. Estiman que en determi­nadas estaciones del año algún hombre principal ya a

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morar allí por placer. No vieron allí otra población o gente.»12

Pedro Mártir de Anglería se informó igualmente de Torres así como de otros que regresaron con él — Melchor Maldona­do, Ginés de Gorvalán — y de la Relación del Dr. Chanca:

«Pasaron de largo por esta isla, para no detenerse. Sin embargo, unos pocos saltan a tierra [... ] Allí, según la costumbre de este pueblo, encontraron una casa grande y magnífica, a la que rodeaban otras doce del común, pero desiertas. No se supo bien si, según las estaciones del año, emigraban unas veces a la montaña a causa del calor, y otras a la llanura cuando refrescaba el aire, o bien habían abandonado del todo sus casas por temor a los caníbales.» 13

Cristóbal Colón informa a los Reyes a fines de enero de 1494, carta que pudo haber visto Anglería, u otra parecida dirigida a él mismo:

«Aquí vi muy buenas casas y adornamientos en el camino de algunas dellas, de rredes y de cañas, de una parte y de otra de[l] camino que salían [sic] de las casas, fasta la mar, al luengo. Y allí adonde fazían fin en la playa, tenían un entretexido cadafalso, como agutea sobrel camino, casi en manera de puerta, y de tan perfecto lavor, que en Valencia sería bien acebto.14

Sería sin duda de grande interés el texto perdido del diario del Segundo Viaje, seguramente más completo y pro­lijo. Se conservan dos resúmenes de este diario, uno por fray Bartolomé de las Casas y otro por Hernando Colón. El del primero es más largo, no se puede saber si por haber consul­tado directamente el diario, o si el original en castellano de Hernando que el dominico leyera hubiera sido mutilado cuando se virtió al italiano, o si fray Bartolomé adornara el texto del hijo del Almirante con cosas de su propia cosecha. No obstante, aunque la huerta valenciana es, y ha sido

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famosa por sus extensos naranjales, Colón acababa de venir de Barcelona, donde Fernando e Isabel pasaron la mayor parte de 1493: por consiguiente, la mención de los naranjales de la Ciudad Condal en el diario perdido del Almirante sería perfectamente lógico.

Notemos también la palabra «torres» en el resumen de Hernando, que interpretamos como un error del traductor, o del impresor veneciano. La versión de fray Bartolomé nos parece la correcta, además de que es perfectamente descrip­tiva: se trata de setos vivos que producen caminos cubiertos.

Revertido al castellano, la Historia de Hernando Colón nos informa:

«Fueron algunos cristianos al oriente, a ciertas casas bien fabricadas, según costumbre de los indios, las cuales tenían la plaza,y la salida hacia el mar una calle muy ancha con torres de cañas; a los dos lados y lo al­to estaba tejido con bellísimas labores de verdura, co­mo los jardines de Valencia. A lo último, hacia el mar, había un tablado en el que podían estar diez o doce personas, alto y bien labrado.15

Fray Bartolomé de las Casas, por fin, nos transmite una versión algo menos escueta:

«Salieron en tierra algunos cristianos, y fueron a unas casas por muy buen artificio hechas, todas empero de paja y madera, que tenían una plaza con un camino desde ella hasta la mar, muy limpio y seguido [recto], hecho como una calle, y las paredes de cañas cruzadas o tejidas, y por lo alto también, con sus verduras gra­ciosas como si fueran parras o vergeles de naranjos o cidros, como los hay en Valencia o en Barcelona. Y junto a la mar estaba un miradero alto, donde podían caber diez o doce personas, de la misma manera bien labrado: debía ser casa de placer del señor de aquella isla o de aquella parte della. No dice aquí el Almirante, que hobiesen visto allí alguna gente; por ventura debían huir cuando los navios vieron.16

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IVEL DESEMBARCO:

INTERPRETACIÓN DE LAS FUENTES

Podemos visualizar al yucayeque no muy lejo del mar, donde vemos el magnífico caney del cacique, y una plaza rodeada de doce bohíos desde la que sale un camino bordeado de cañas entretejidas que llega hasta el mar. Junto a éste se levanta el miradero, sin duda un puesto de vigilancia; y el camino cubierto hasta la aldea tendría también como justificación el impedir que se observaran los movimientos de la gente, además de la ventaja adi­cional de dar protección contra la lluvia y el sol.

Empero, el dato más importante —junto a la cercanía del mar— es el detalle que incluye Hernando; «Fueron algunos [... ] al oriente.»

«Al oriente» puede indicar una de dos cosas:1. que la aldea quedaba al este del fondeadero de la flota;2. ,que la aldea se situaba al este del mar, de la playa.

En el caso particular de la estrecha faja costera de Agua- dilla entre la playa y la Cordillera Jaicoa, la cual cae casi en picada, no nos parece plausible que el yucayeque pudiera haber estado mucho más al norte de la actual línea divisoria entre los municipios de Aguada y Aguadilla. En tal caso tendríamos que ubicar el miradero mencionado en la playa al sudoeste de la Escuela Superior y Colegio San Carlos, de Aguadilla [mapa «Aguadilla», 1960] (Fig. 6A, B, C).

Considérese, sin embargo, que las fuentes no dicen que el mirador hubiera estado frente a, o pegado al fondeadero de la armada. Precisamente por no decir que se ancló frente a un pueblo indígena, la impresión que se obtiene es que había cierta distancia, distancia que nó se precisa — ¿un cuarto de legua? — entre las naves y el miradero.

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Quizás excavaciones arqueológicas podrán, en el futuro, echar alguna luz sobre la situación de ese poblado. Por el momento, al no poder afirmar nada concreto, planteamos la hipótesis de que la aldea se encontrara entre las bocas viejas y la actual del Río Culebrinas de forma tal que tuviera acceso fácil a retaguardia a dicho río o una vía acuática que comu­nicara con él, permitiendo el rápido escape en canoa hacia el interior.17

Por otra parte la expresión de Cristóbal Colón de que «aquí vi yo muy buenas casas y adornamientos en el camino», invalida la teoría de que el Almirante no hubiera desembarcado, no hubiera pisado suelo de Boriquén y, por ende, tampoco habría tomado posesión en nombre de la Corona de Castilla. La citada carta del Descubridor, de fines de enero de 1494, avala las deposiciones de dos de los testi­gos de los Pleitos Colombinos.18 Es así que Francisco de Morales testifica:

«se saltaron en la Ysla que dizen Guadalupe, e en otras Yslas de las que descubrieron, en algunas de ellas, e tomó posessyón el dicho almirante en nombre de sus altezas, cortando árboles con una espada, e poniendo cruces».

Por una parte, no desembarcó en todas las islas halladas en su camino — como se sabe por todas las fuentes del Segundo Viaje — y por otra parte el testigo lo que dice es que además de Guadalupe saltaron en algunas de las islas descu­biertas, en que el Almirante tomó posesión. Pero, por si las dudas, leamos la declaración que hace el 30 de septiembre de 1514 en la ciudad de Puerto Rico, Gonzalo de Sevilla:

«este testigo venía con el Almirante el segundo viaje, quando se descubrieron las yslas contenidas en la dicha pregunta, e lo vido. E que vido como el dicho Almirante saltó en tierra en la ysla que se dize Mari Galante e tomó allí la posesión por Sus Altezas, e

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asymismo en la ysla de Guadalupe e en esta ysla de San Juan. E que las otras contenidas en la dicha pre­gunta, las descubrió e no saltaron en tierra, pero que les puso nombres a todas el dicho Almirante».

¿En qué punto se tomó la posesión? En ningún momento se sugiere que hubiera sido al pie del miradero o frente al caney. Lo razonable es pensar que el Virrey arrancó hierbas, dio cuchilladas a un árbol y procedió con los demás actos simbólicos de la toma de posesión en nombre de Fernando e Isabel — además de levantar una gran cruz de madera — lo más cerca que se podía de donde anclaba la nao Capitana y en el punto más apropiado para ello.19

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Carabela del siglo XV. Grabado del libio Peregrinationes, M aguncia, 1486.

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VEL M ARCO GEOGRÁFICO:

LA ENSENADA DE AGUADA

A ntes de tocar el tema de la evolución histórica del surgidero o puerto natural que se conoce bajo el nombre de Bahía de Aguadilla por ser ésta la principal población a sus orillas y por su 1 importancia portuaria en el siglo pasado — pero en realidad, con propiedad geográfica e histórica es la Ensenada de Aguada— conviene poner en claro algunos de los elementos que caracterizan su litoral y que inciden en la interrogante del desembarcadero de Colón.

Entre Punta Borinquen y Punta Gorda — antes Punta de Aguada y Punta de San Francisco — la costa abarca aproxi­madamente 21 kilómetros. De ese arco se pueden eliminar los extremos como zonas de anclaje enteramente improba­bles.

Del trecho entre Punta de San Francisco y el Río Guayabo —unos 6.5 kms. (6,500 metros) —el Derrotero de las Antillas de 1810 hace constar, que «del Río Guayabo hasta dicha Punta de San Francisco siguió la costa acantilada, con fuertes rompientes que dificultaban la aproximación a aque­lla costa.»20 Y lo cierto es que a través de los siglos no quedó constancia de que se hubiera utilizado este sector al­guna vez para fondeadero de navios.

El segundo sector que se puede omitir de toda considera­ción es la línea de costa que corre de Punta Borinquen hasta la parte meridional del barrio Tamarindo de Aguadilla, donde incluso se encuentra un escollo cerca de la playa. Son

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unos 5.3 kms. (5,300 metros) de fachada al Atlántico, sin pro­tección de los vientos norte, y casi carente de terreno llano entre el filo del agua y la Cordillera Jaicoa que cae en picada, al sur del punto que se conocía como Peñas Blancas.21 Es sólo en este siglo que se llegó a utilizar esta parte septentrio­nal de la ensenada para fines portuarios con la construcción de un muelle. Tampoco hubo allí, según parece, posibilidad de hacer aguada.

Por consiguiente, se reduce el arco de costa con potencial para haber servido de desembarcadero colombino a 9 kilómetros aproximadamente, que podemos dividir en cua­tro sectores:

A. De la boca del Río Guayabo hasta la Punta del Boquerón — barrio Guaniquilla de Aguada — unos 3.1 kms. (3,100 metros)

B. Desde Punta del Boquerón hasta la desembocadura del Culebrinas actual — barrio Carrizal de Aguada — aproxi­madamente 1.4 kms. (1,400 metros).

C. Desde el Culebrinas actual hasta el punto donde la costa comienza a seguir una línea norte-sur — barrio Espinar de Aguada y Victoria de Aguadilla — unos 2.6 kms. (2,600 metros).

D. Desde ese último punto hasta el escollo frente a la colin- dancia de los barrios Tamarindo y Santa Bárbara, de Aguadilla — por la calle Cristóbal Colón — 1.9 kms. (1,900 metros).

Sin salir, del marco de esta subdivisión, habría que darle una consideración especial a la playa de algo como mil me­tros de largo que se halla a caballo entre los sectores C y D, y que abarca desde la altura de la Plaza de Aguadilla hasta la parte meridional del barrio Higüey, con otros 1,100 metros desde allí hasta la boca más occidental de la antigua desem­bocadura del Culebrinas. Entre estos dos segmentos, el mapa de 1:20.000 — de 1940-1960 — (fig. 6A, B, C) indica en la

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representación altimétrica, a 1 metro sobre el nivel del mar, un antiguo cauce proveniente del sur y que ha sido obliter­ado, al parecer, por las obras de la vía férrea.

Identificados así los cuatro sectores de potencial surgidero y desembarcadero, tenemos que considerar en el caso de cada uno de ellos los elementos cualitativos que los distinguen. Estos son:

1. la calidad de la playa hasta un fondo razonable;2. el fondo o calado del mar junto a la línea de costa;223. el abrigo de los vientos y corrientes;4. la distancia y visibilidad desde el punteo de entrada en la

ensenada, es decir, tras haber montado la Punta Borinquen;5. la disponibilidad de hacer aguada;6. la cuestión de cómo se compagina el asiento del yucayeque

con la situación geográfica del sector.[A.] En el primer sector—del Río Guayabo hasta Punta

del Boquerón — la playa en sí parece adecuada para el desembarco.23 Hay, sin embargo, deficiencia de calado: ade­más del banco de arena junto á la boca del río, hacia el oeste,24 en un ancho de 300 a 500 metros no hay más de 2 a 3 pies ingleses de agua, conforme al mapa terrestre (1:20.000), o de sólo media braza inglesa — 1 yarda ó 0.914 metro — según la carta hidrográfica.25 Colón no se aventu­raría a pasar de la línea de aproximadamente 3.5 a 4 brazas españolas: de unos 5.8 a 6.7 metros. (Véase el Apéndice III sobre antiguas medidas de longitud y sus equivalencias.) La cos­tumbre del Descubridor era acercarse a la orilla, pero sin co­rrer riesgos, y en este sector esto significaría una distancia de unos 500 metros. La insuficiencia de fondo no elimina este sector como posible fondeadero; pero en todo caso, los navios tendrían que anclar a una distancia mayor de la playa.26

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En cuanto a los vientos, este sector está medianamente cubierto de las brisas—es decir, los vientos del este, los alisios — ya que, a pesar de quedarle en esa dirección el valle del Culebrinas, los Cerros Casualidad le dan alguna pro­tección. En cambio, está totalmente abierto a los vientos del norte y nordeste, prevalecientes aquí, y que producen, ade­más, oleaje, marejadillas y que — a juzgar por la dirección en que se depositan las arenas que arrastran los ríos — dan lugar a una corriente costera hacia el sudoeste. Es aplicable lo que Fernández de Oviedo dice en general de la costa norte de la Isla:

«Por la parte del Norte es costa brava [... ] es peli­grosa costa, por ser traviesa del Norte.»27

Es decir, los buques corrían el riesgo de ser echados en la costa por la tramontana.

Si consideramos el cuarto punto, la distancia, recordare­mos que el Dr. Coll y Tosté escogió la costa del barrio Guariiquilla precisamente porque hacía llegar a Colón desde el sur, doblando las Puntas Jigüero y San Francisco: la primera playa plausible para el desembarco era ésta del ba­rrio Guaniquilla. Empero, si la armada montaba Punta Bo- rinquen, entonces es la costa de Aguadilla — nuestro sector D — que le quedaba más a la mano, y también más visible, primero por la prominencia del Monte Jaicoa, y luego, tras avanzar un poco hacia el sur, al distinguirse la arena blanca de la playa a babor.28

En cuanto a la posibilidad de hacer aguada, Coll y Tosté sitúa aquí seis de los nueve pozos—jagüeyes—a una distan­cia de 150 a 750 metros del mar. La distancia aumentaba de oeste a este, con el primer jagüey a 300 metros de la boca del Río Guayabo. Además, y principalmente en época de lluvias, la mayoría de los pozos desaguaban por la playa. El mismo

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río, de escasa agua en tiempo de sequía, podía aprovecharse en los meses con precipitación.29

Por fin, un yucayeque hacia el este — nordeste — es com­patible con el barrio Guaniquilla.

Resumiendo, la costa del barrio Guaniquilla de Aguada constituye un posible desembarcadero, principalmente en su mitad occidental, si bien poco plausible, tanto por los defec­tos señalados, como por el hecho de no haber sido utilizado como puerto en los quinientos años transcurridos, excepto posiblemente por el tráfico ilícito llevado a cabo en yolas, chalupas o barcas.

[ B. ] El segundo sector corresponde al barrio Carrizal de Aguada. Presumiblemente la playa no ofrecía dificultades, aun cuando a fines del siglo pasado se creyó necesario desviar la quebrada Placeres con el fin de desaguar la planicie.30 En cuanto al calado, el mapa terrestre señala pro­fundidades de 13 a 18 pies muy cerca de la orilla, entre Punta del Boquerón y la desembocadura actual del Culebri­nas; la carta hidrográfica señala de 2.5 a 3 brazas inglesas (entre 4.5 y 5.4 metros), a unos 400 metros, para aumentar inmediatamente a 8 brazas.

Este tramo de costa tiene menos abrigo del viento este que el anterior, pero quizás esté un poco menos expuesto al nordeste. En distancia y visibilidad, en relación con Punta Borinquen, es casi lo mismo que el barrio Guaniquilla. La disponibilidad de aguada podría haber sido menor — los jagüeyes se hallaban a mayor distancia de la playa — pero se contaba con la quebrada Tinaja que baja de los Cerros Casua­lidad, así como con la quebrada Placeres, desviada posterior­mente. Aun más, la flota colombina pudo haber encontrado una excelente aguada en la boca del río o quebrada Mal

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Paso, correspondiente a la desembocadura actual del Culebrinas.31

Si ubicamos la aldea indígena al este de la flota colom­bina, ésta pudo haber anclado al oeste del Mal Paso — actual Culebrinas — y se podría visualizar dicha aldea como más allá de su boca, en terreno del actual barrio del Espinar, Sin embargo, dicho sea de paso, al no contar con el diario de Colón, sino con una traducción al italiano del resumen per­dido del diario que hiciera Hernando Colón, la expresión «al Oriente» tampoco constituye una guía segura.

Si la indicación de Hernando fuera correcta y si el ele­mento de juicio decisivo en determinar el desembarcadero colombino fuese ésa, en tal caso el sector del barrio Carrizal tendría que considerarse la alternativa más probable, aunque no por ello única.

[C.] El sector del barrio del Espinar de Aguada limita con el mar nediante una lengua de tierra o lomo aluvial, detrás del cual el terreno es anegadizo y de nivel mínimo, y queda todavía una laguna en medio de un área pantanosa. Se trata de un delta embriònico. La costa es poco favorable para el desembarco, no sólo por las características referidas, mas igualmente por el escasísimo calado, de 3 a 6 pies ingleses — Vi - Vt de braza, yendo de oeste a este — lo que sin embargo no la excluye de consideración, ya que a unos 300 metros de la playa hay fondo de 18 pies, o según la carta náutica, de 4.5 brazas inglesas, suficiente para que sirviera de surgidero.32

Se trata de una zona de transición entre la costa norte-sur y la de este-oeste; pero, en cuanto al viento este, es la menos abrigada, pues tiene a sus espaldas la «puerta de salida» del valle del Culebrinas, la que tiene por marco los Cerros

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Viñet — parte de la Cordillera Jaicoa — y los Cerros Casuali­dad. La playa del Espinar se halla sin duda más a la mano para naves que doblaran Punta Borinquen que la costa que sigue hacia Punta Gorda, aunque la diferencia es mínima con respecto al barrio Carrizal.

La posibilidad de hacer aguada se reduciría a uno de los dos brazos del Culebrinas — hablaremos de esto más adelante — además de que hace quinientos años le quedarían cerca la quebrada Placeres en el barrio Carrizal, así comtí el desaparecido caño al, sur del barrio Higüey de Aguadilla.

Por otra parte, estimamos que el'miradero de la aldea indígena de 1493 sé habría hallado cerca de uno de los dos extremos de la playa del Espinar. Si fuera así, y por lo dicho más arriba, tal ubicación excluiría este sector como posible desembarcadero, a no ser que fuera en su extremo nororiental — donde la costa cambia de dirección, hacia el norte — por el Colegio San Carlos y la Escuela Superior de Aguadilla. (1:20.000,1960) (Fig. 6A, B, C)

[ D.] La cuarta zona o sector corresponde propiamente al tradicional casco urbano y zona portuaria de Aguadilla, hasta aproximadamente la calle Cristóbal Colón, al norte; o, más propiamente, hasta la colindancia de los barrios Tamarindo y Santa Bárbara.

La playa era óptima para el desembarco, firme y de sufi­ciente ancho. La carta hidrográfica da, de sur a norte, 1 - 2.5 brazas pegado a la orilla; a unos 150 metros hay 3.5 brazas — lo que las naves de Colón requerían — a 200-300 metros ya se tienen de 6 a 7 brazas, y de 15 a 19 brazas (entre 30 y 38 metros) a unos 400 metros del filo del agua.33

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La Cordillera Jaicoa da protección completa contra los vientos alisios, y con Punta Borinquen se tiene buen abrigo contra los nordestes, y limitado contra los nortes. Este sector de la costa es, además, el más inmediato y a la vista tras haber montado el buque la Punta Borinquen. La visibilidad es favorecida, no sólo por la menor distancia, sino también por el alto perfil que le da el Monte Jaicoa.

Por fin, hablando de la disponibilidad de agua potable, el Río Chico que brotaba del jagüey y río subterráneo — el Ojo de Agua — a corta distancia, tan plásticamente descritos por fray Iñigo, ese río, repetimos, ofrecía la de mejor calidad en cantidad abundante en toda la Ensenada. Y en el extremo meridional de este sector, existía otro caño y potencial aguada.34 De hecho, si ya en la segunda mitad del siglo XVI Aguadilla — es decir, la costa que le corresponde — comien­za a imponerse como el principal y, luego, único fondeadero frecuentado por las naves,35 es debido precisamente a sus superiores características portuarias.

Cabe añadir que si nos dejamos guiar por lo que Her­nando Colón recoge acerca de la dirección en que se hallaba el pueblo indígena — interpretándole en el sentido de que se ubicaba al este del mar — el área del surgidero correspon­dería con toda probabilidad a la parte meridional del sector D, al sur de la altura de la Plaza de Aguadilla.

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VIEL M ARCO HISTORICO:

EL RÍO CULEBRINAS

E n 1775 Fernando Miyares escribe: «El río Culebrinas no es donde hacen aguada las embarcaciones, aunque atraviesa la playa, sino el riachuelo llamado Aguadilla, que se halla al este de este puerto».36 La explicación general que puede aducirse para entender el por qué de lo afirmado por Miyares es que, precisamente porque el Culebrinas es el río de más caudal en la Ensenada, tiene el inconveniente de que sus aguas sean menos limpias, al arrastrar mayor volumen de fango y vegetación, más aun en época de lluvias. «El riachuelo llamado Aguadilla» es el Río Chico, el del Ojo de Agua. Pero naturalmente, lo que se practicaba hacia 1775 poco nos dice de lo que ocurrió en noviembre de 1493, si sólo se tratase del punto donde se hacía aguada. Si citamos aquí a Miyares, es porque el Culebrinas es el eje del puerto — de la ensenada — y constituye también el eje en el análisis de las fuentes históricas.

El valle del bajo Culebrinas es de suelos de sedi­mentación cuaternaria, apenas sobre el nivel del mar, por lo que ha requerido obras de drenaje para poder aprovecharlo con fines agrícolas. A unos 1750 metros del mar el valle casi se cierra entre los Cerros Casualidad y los Cerros Viñet. Lo que queda más allá es una especie de delta embriònico, cuyo crecimiento es frenado por la insuficiente fuerza del río, la profundidad del mar y la corriente que se lleva los depósitos aluviales hacia el sudoeste. En esta parte que corresponde al

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barrio del Espinar, gran parte del terreno está a menos de 2 metros sobre el nivel del mar y mucha a menos de 1 metro; el suelo es pantanoso cerca del mar, y subsiste allí una laguna.

Precisamente en la «boca» indicada del valle existen unos meandros muertos que muestran claramente el sector en que el Culebrinas ha modificado su curso (junto a la antigua vía férrea).

Suena mucho en las discusiones y controversia en torno a la cuestión que nos ocupa el desvío intencional del Río Cule­brinas, y la distinción entre la Madre Vieja — y boca vieja — del río, y la boca actual o Boca Carrizal. Trata el tema y ofrece detalles importantes don Eugenio González, quien atribuye el desvío al Administrador de la Central Coloso y Síndico del municipio de Aguada, Emilio Vadi. No obstante, la fecha sugerida — primer tercio del siglo XIX — no puede ser correcta, y el desvío, parcial, probablemente se habría realizado a principios del último tercio decimonónico.37

El curso antiguo del Culebrinas sin duda coincide con la colindancia de los municipios de Aguada y Aguadilla. Por consiguiente, el llamado «Caño Madre Vieja» (Aguadilla, 1960) en los barrios Victoria y Palmar de Aguadilla, al pie de los Cerros, Viñet, el cual desagua en la Madre Vieja del Cule­brinas pasada la vía férrea, es un curso de agua distinto, probablemente la quebrada Inca que menciona Córdova (1832). En cuanto a la boca vieja del Culebrinas, en el citado mapa de 1:20.000 del Departamento de Obras Públicas, de 1960, (fig. 6A, B, C) se comunica con el mar al oeste del Par­que Colón, con un meandro cegado hacia el este y sudeste que casi forma una isla y que corresponde al lindero munici­pal. En cambio, en el mapa militar de 1977, de 1:50.000 (fig. 10A, B) la boca occidental aparece tapada, y abierta al

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mar la oriental, la del referido meandro. A lo que hay que añadir, que los contornos de nivel de 1 y 2 metros sugieren la existencia de dos antiguas bocas en el barrio del Espinar — forman parte del área pantanosa a menos de un metro sobre el nivel del mar — además de otro rastro de boca fluvial, más antigua, en el barrio Carrizal.

Lo pertinente de estas consideraciones es que, más que la probable — pero mínima — modificación de la línea de costa en este sector en el transcurso de los últimos quinientos años, el cauce y la desembocadura del Río Culebrinas no constituyen un elemento de juicio fijo, pues dicho curso flu­vial ha estado cambiando de madre periódicamente.

Es así que fray Iñigo, en la octava década del siglo XVIII, dice que el Espinar tiene el mar por el norte, el caño Carrizal por el oriente, el Río Culebrinas por el sur, y «una espaciosa llanura al poniente.» 38 Esta planicie tiene que referirse al ac­tual barrio Carrizal; el Culebrinas por el sur se conforma con nuestra realidad geográfica; en cuanto al «caño Carrizal» co­mo límite oriental, tiene que tratarse de la Madre Vieja y boca vieja del Culebrinas, a no ser que el monje — secretario del Obispo, con quien hizo la visita pastoral de la Isla — se hubiera desorientado completamente. Es cierto que antes había escrito (p. 133), que «a distancia de medio cuarto de legua de esta población [San Carlos de Aguadilla] desem­boca en el puerto el río Culebrinas»; aunque esa distancia (menos de 700 metros), parece en todo caso insuficiente, la explicación podría ser que por entonces el Culebrinas vertía sus aguas tanto por la boca vieja — el caño Carrizal de Abbad — como por el actual Culebrinas Nuevo (o Culebri­nas Hijo).39

Poco antes, Miyares afirma que los navios que surgían frente a Aguadilla. tomaban el agua de dos ríos y dos

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quebradas, pero no del Culebrinas. ¿Qué dos ríos y dos que­bradas? Uno de los ríos es sin duda el Río Chico, y el otro podría ser el actual Culebrinas Viejo; las quebradas, la que dejó su rastro al sur del barrio Higüey, con una del barrio Carrizal (quebrada Tinaja o quebrada Placeres).40

La descripción que hace Miyares permite, es cierto, inter­cambiar de posición el Culebrinas con el Carrizal. Empero, el croquis que acompaña el «Derrotero de Cádiz a la Habana» de 1761,41 (fig.3) muestra el Río Grande—es decir, el Culebrinas — donde se encuentra en la actualidad (Culebri­nas Nuevo o Boca Carrizales).

Y, plenamerte de acuerdo con esto, el plano de 1737 del ingeniero Francisco Fernández de Valdelomar muestra, con leyenda que le identifica, el «Río Culebrinas», largo, al oeste de otra vía de agua, corta y que no se comunica con él.42 Identificamos esta última con la Madre Vieja del Cule­brinas, que es el Caño Carrizal de fray Iñigo.

¿Cuándo cambió el Culebrinas su curso para el que tuvo en el siglo XIX?

Creemos que pudo haber sido en ocasión del huracán que azotó la Isla a mediados de agosto (17 al 19) de 1807. Escribe Pedro Tomás de Córdova, que los ríos «salieron de madre, inundaron las tierras bajas». Además «se abrieron montañas y formaron caudales de agua [. . . ] En Aguadilla se abrió uñ torrente entre dos peñascos inmediatos, y se formó un caudaloso río que siguió su curso por medio de la calle principal».43

No se trata del histórico Río Chico que servía de aguada desde la segunda mitad del siglo XVI. Y si brotó un torrente nuevo de la base del Monte Jaicoa, y los llanos se hallaban todavía bajo una vera de agua a los cuatro días de la tor­menta, muy bien pudo haber variado su curso el Culebrinas

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en esas fechas. Ya para 1832 sabemos que la actual boca del Culebrinas corresponde a la quebrada Mal Paso, que traía sus aguas limpias del sur, de la colindancia de Aguada con Añasco, teniendo por tributaria la quebrada, intermitente, de Hicacos.44

Ahora bien, el cuadro que se manifiesta antes de 1832 — creemos que hasta 1807 — había existido para fines del siglo XVII, como se deduce del perfil de piloto de esa época, conservado en el Museo Naval de Madrid.45 (Fig. 1) Al este de lo que tiene que ser Punta del Boquerón se señala un «Río que desemboca en la Ensenada»: tiene que ser el Mal Paso (actual Boca Carrizal del Culebrinas). Más al este entra en el mar el «Río' Grande»: es el Culebrinas (boca vieja). Viene de lejos, del este, con un afluente menor del sur: el Río Cañas. Otra vía de agua desemboca más al nordeste, en un punto que quedaría inmediatamente al sur del barrio Higüey: podría ser la quebrada Jagüey o la desembocadura de lo que ahora se llama Caño Madre Vieja.46 Más al norte se muestra el «Río de la Aguada»: es indudablemente el Río Chico que nace del jagüey llamado Ojo de Agua: su boca se hallaría en el actual barrio Nuevo de Aguadilla. Cinco buques están al ancla frente a los actuales barrios aguadilla- nos del Tamarindo al Higüey, aunque en toda esa costa no se muestran casas. Sin embargo, las hay a lo largo de la margen derecha del Río Grande (el Culebrinas), lo que corresponde al actual barrio Victoria de Aguadilla, y también en la izquierda, cerca de la boca del río, es decir, en el Espinar.

Otro hito importante es — cien años antes — la «Luz de navegantes» de Baltasar Vellerino de Villalobos.47 El sur­gidero que recomienda en lo que llama Aguada de Puerto Rico—en contraste con la Aguada de San Francisco que es la Ensenada de Añasco —es anclar en 12 a 15 brazas de agua,

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entre «un riachuelo pequeño» al principio de la playa de arena, y otro río, como a una milla más al sur. Como Villalobos hace doblar Punta de la Aguada que, entonces (1592), corresponde a Punta Borinquen, está claro que en primer término se refiere al Río Chico de Aguadilla; el «otro río» tiene que ser el Culebrinas en su boca vieja, es decir, en el deslinde entre Aguada y Aguadilla o, por lo menos, cerca de allí.

Juan López de Velasco, Cronista y Cosmógrafo del Con­sejo de Indias, coincide en 1574. Hay dos Aguadas, la una corresponde a la boca del Guaorabo, mientras la otra se halla en la Ensenada de Aguadilla. La descripción avanza hacia el este desde «Punta del Buhío del Azúcar, que debe ser la que se dice Punta Delgada»: se trata de Punta Jigüero —Punta de San Francisco. Se llega al Río Culebrinas y luego al de la Aguada: «Aquí se hace un buen puerto, abrigado de la brisa [el viento este], y hay donde pueden hacer aguada los navios. Dende a siete leguas [... ] la boca del Río de Guahataca.»48

En términos generales, López de Velasco se conforma a lo que escribirá Villalobos: y lo que dice del puerto apunta igualmente a la playa de Aguadilla. Por lo que el Río Chico equivale al Río de la Aguada, y el Culebrinas desemboca por la misma boca vieja que en las instrucciones de Villalobos. Es el mismo cuadro que presenta ya a fines del XVII el perfil de piloto del Museo Naval de Madrid. (Fig. 1) Es decir, el Cule­brinas cambió de cauce, tal vez a principios del siglo XVIII; pero no parece haber habido modificación sustancial de su curso desde la segunda mitad de la centuria anterior.

Alonso de Santa Cruz y Juan de Castellanos no son fuentes independientes, primarias. Mas lo son, señalada­mente, Gonzalo Fernández de Oviedo y Alonso de Chaves.49 El primero estableció su residencia definitiva en

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Santo Domingo a partir de 1532 y da a la imprenta su obra en 1535, pero ya antes pasó varias veces por estas partes en viajes desde, o a España. Sus datos pueden proceder de observación personal o de información de primera mano, tomando en cuenta además que el Cronista de Iridias era informador y pesquisidor acucioso. Para nuestros fines, lo más importante en su texto es lo que sigue:

«A la parte occidental desta isla está una villa que se dice Sanct Germán [... ] El puerto della no es bueno, porque es un ancón o bahía grande, desabrigada, en la cual entra un río que se dice Guaorabo».

Se refiere obviamente a la Bahía de Añasco. Pero añade inmediatamente:

«Y en la mesma costa del Poniente hay otros ríos, así como [tal como] el Aguada e Culibrinas, entre los cuales estuvo un pueblo llamado Sotomayor.50 Y de la otra parte de Sanct Germán, hacia el sur en la mesma costa del Poniente, están Mayagüex [...]»

Es decir, coloca el Río de la Aguada al oeste del Culebri­nas, y si éste no cambió de curso en los cuarenta años siguientes — hasta tiempos de Velasco — aquél debe corres­ponder al Mal Paso, alias Boca Carrizales; o en su defecto — lo que no creemos — al Río Guayabo.

Chaves, quien escribe en la misma época que Oviedo, abona la ecuación Aguada = Mal Paso, al afirmar que se halla a 3 leguas de la Punta del Aguada (actualmente Jigüero) y a 2 leguas de la Punta de Ayala (ahora Borinquen). Aunque Chaves incurre en una serie de errores, algunos quizás de transcripción, en este punto le avala la esencial coincidencia con Oviedo.

Resumiendo, aunque desde ya 1570 por lo menos el surgidero favorito de las naves que vienen a hacer aguada en

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la Aguada Vieja o del Norte es entre el Culebrinas (boca vieja) y el Río Chico de Aguadilla, siendo éste el Río de la Aguada, hasta 1535 por lo menos este último nombre es aplicado a la boca del Mal Paso (actual boca nueva del Culebrinas), lo que al mismo tiempo sugiere que por entonces se anclaba frente al actual barrio Carrizal. '

La referencia de Oviedo a la villa de Sarmiento — que, sin intentar terciar en controversias, nos parece que se asentó en 1510 en lo que ahora es el barrio Espinar, — indicaría que para entonces existía la misma relación entre ambos ríos o bocas fluviales que veinticinco años después. ¿Hubo cambio del cauce del Culebrinas durante los diecisiete años anterio­res? No se puede saber, aunque creemos que no.

Sin embargo, aunque por lo menos de 1510 en adelante se hiciera aguada en la boca del Mal Paso, esto en nada garan­tiza que allí la hubieran hecho las 17 velas de Cristóbal Colón: no hay continuidad en las fuentes, como tampoco la hubo en la ocupación. Ni Colón estuvo obligado a hacer aguada donde otros la iban a hacer diecisiete años después, ni estos otros tenían que hacerla precisamente en el punto donde la había hecho la armada colombina.

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VIIEL MARCO HISTORICO:

EL PUERTO DE LOS POZOS

H a s ta donde sepamos, la información más antigua que poseemos en torno a la Ensenada de Aguada — excepción hecha de las fuentes primarias del Segundo Viaje — es lo relacionado con Vicente Yáñez Pinzón, en 1500 y 1505.

El hermano menor de Martín Alonso y Capitán que había sido de la Niña, inició un viaje en 1499 a las costas del Brasil, siendo el primero en recorrer un gran trecho de ellas, por lo que es también el descubridor del Río Marañón o de las Amazonas. Luego se dirigió hacia el norte, por las Pequeñas Antillas; y, camino a la Isabela en la costa septentrional de la Isla Española, habría tocado en la costa occidental de Boriquén, por mayo de 1500.

Como ya lo señaló Brau, Vicente Yáñez llevaba consigo, no sólo al hijo mayor de Martín Alonso, sino también a otros que habían tomado parte en los dos primeros viajes de Colón,51 infiriendo don Salvador que éstos guiarían la flotilla a la aguada de Colón.

Consecuencia de este viaje y de la recalada en Boriquén es el encargo Real a Pinzón de colonizar, poblar la Isla. Como medida previa, con el fin de asegurar el sustento de los colonos, Vicente Yáñez hace echar en sus costas ganado menor para que se reprodujere en estado cimarrón. En escri­tura pasada ante Gonzalo de los Ríos, escribano de la nao Santa Cruz anclada en el «puerto de los pozos», el maestre de la nao, García Alonso Cansino, hace constar que echó en

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tierra «dos puercas e un puerco, e una cabra e un cabrón». Esto tuvo lugar el viernes 8 de agosto de 1505.52

Los pozos son jagüeyes. 53 El término de «puerto de los pozos» que emplea el maestre es quizás la forma, por 1505-1506, de distinguir entre la Ensenada de Aguadilla y la Bahía de Añasco, pues ésta última se la llama, en el contexto de la primera expedición de Ponce de León (1506), el Aguada.54 En cualquier caso, el «pozo» o jagüey más caracte­rizado de la Ensenada ha sido el Ojo de Agua, por donde manaba un río subterráneo, para darle existencia al Río Chico.55 Según el dato recogido por Hernández Aquino, habría habido otra quebrada Jagüey en Aguadilla; a lo que podemos sumar el fenómeno de manantiales espontáneos que hizo brotar el huracán San Jacinto de 1807, reportado por Córdova.56 Por otro lado están los nueve pozos de los barrios Guaniquilla y Carrizal de Aguada, con los que argu­mentaba su tesis el Dr. Coll y Tosté.

¿Qué se puede concluir de todo ello? Si el Ojo de Agua era el jagüey más importante y más adecuado para hacer aguada, no era el único. Eso si, podemos estar razonable­mente seguros de que García Alonso Cansino desembarcó los animales en una zona extensa de monte, lo más lejos de la aldea indígena más propincua. Podía haberse tratado de los Cerros Casualidad, inmediatamente al este de la boca del Río Guayabo, como también de la costa al norte del Río Chico; y, de hecho, pudo haberse tratado de ambos sitios, si hubiera habido mayor número de animales y más de un acta notarial.

Ante la incertidumbre planteada, observemos en todo caso, que cuando las fuentes antiguas que tratan dé la Ense­nada de Aguada utilizan el término «puerto», se refieren a toda la bahía, aun cuando el surgidero preferido o

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acostumbrado se hallara en tal o cual sector de ella. Por lo que «puerto de los pozos» es término genérico: abarca, en principio, todo entre Punta Borinquen y Punta Gorda. Y no olvidemos, además, que entre noviembre de 1493 y agosto de 1505 un buen número de naves habrían hecho aguada en la Ensenada, o Bahía, de Aguada.

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Carabela del siglo XV, tipo Nao Santa Maria.

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CONCLUSIÓN

P o r todo lo expuesto anteriormente, la Academia Puertorri­queña de la Historia concluye que la flota colombina surgió el 19 de noviembre de 1493 (calendario juliano) en la Ense­nada de Aguada (Bahía de Aguadilla). Dentro del área am­plia de dicha Ensenada, la zona potencial de desembarco se reduce a unos 9 kilómetros (9,000 metros) de costa, específicamente entre la colindancia de los barrios Tamarindo y Santa Bárbara, y la desembocadura del Río Guayabo en la jurisdicción de Aguada. En la extensión de este arco distinguimos entre las zonas posibles de desembarco — costa de los barrios Guaniquilla, Carrizal, Espinar y seguidamente Aguadilla hasta la colindancia de los barrios Santa Bárbara y Tamarindo. De la totalidad de la amplia área de la Ensenada de Aguada (Bahía de Aguadilla) consideramos como los sectores de mayor probabilidad: el barrio aguadeño de Carrizal, y Aguadilla desde la altura de la Plaza hasta la colindancia con Aguada. Por otra parte se nos hace obvio que el barrio del Espinar es el núcleo, el corazón del área de interés histórico de la Ensenada de Aguada.

En cuanto a la disyuntiva que plantean los dos trechos de probable surgidero y desembarcadero, supondremos las si­guientes alternativas:

1° que se fondeó al azar2o que el fondeadero se escogió conforme a información

previa que tuviera Colón57

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3o que se ancló tras una previa exploración de la costa por barcas tripu­ladas por expertos marineros

Si Colón hubiera actuado conforme a la primera alternati­va, no se podría formar un criterio razonado acerca del pro­blema que nos ocupa. Empero, eso hubiera sido un acto de grave irresponsabilidad aun tratándose de una sola nave, peor con una flota Real de 17 velas de más de mil personas a bordo, y con animales y carga destinados a fundar una colo­nia en gran escala. Por consiguiente, descartamos del todo tal alternativa.

Si Colón hubiera basado su decisión en información pre­via, en principio pudo haber surgido en cualquier parte de la Ensenada; pero en realidad la información recabada habría girado en torno a las mismas consideraciones que hubiera tenido presente si su selección de fondeadero hubiera depen­dido únicamente de la exploración in situ.

La última alternativa — procedimiento normal, incluso de rigor — no excluye la posibilidad de la anterior. Significa que se tomarían en cuenta los siguientes factores: posibilidad de hacer aguada, cercanía de una población indígena, y con­sideraciones de tipo naval, portuario.

La posibilidad de hacer aguada está presente, de forma abundante, desde la boca del Río Chico (barrio Iglesia de Aguadilla) hasta el actual Río Grande (límite entre Aguada y Rincón).

Si la presencia de alguna aldea indígena hubiera sido el factor decisivo, a base de la Historia de Hernando Colón el trecho de costa más plausible sería el correspondiente al ba­rrio Carrizal de Aguada, mas sin que se pudiera descartar como alternativa el sector entre las bocas del Río Chico y Culebrinas (boca vieja).

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Si la consideración principal es la de características portuarias —fondo, cercanía de la playa y aguada, abrigo de los vientos y marejadas — además de la inmediatez del fondeadero después de haberse doblado Punta Borinquen, entonces la balanza se inclina netamente a favor dél trozo de costa indicado en la jurisdicción de Aguadilla. Sin embargo, no por ello queda descartada la costa del barrio Carrizal co­mo potencial surgidero.

Además de estas consideraciones, no existen — hasta donde sepamos — fuentes históricas que puedan dirimir la cuestión.

Por otra parte, llama la atención hasta qué punto Colón se impresionó con la extrema abundancia de pesca en torno suyo, lo que constituye un caso único en el curso de sus cua­tro viajes. Nunca podremos saber si esa impresionante riqueza ictiológica estuvo distribuida por igual en las aguas probables bajo consideración. Al presente, a tenor con la información que nos llega no existe una fundamental dife­rencia que se pueda considerar como factor decisivo en la identificación de alguno de los cuatro sectores como fondeadero de la armada colombina.58

Tras el amplio y detenido análisis que hemos acometido, juzgamos que los 9,000 metros de costa de la Ensenada de Aguada (Bahía de Aguadilla) entre el Río Guayabo (Munici­pio de Aguada) y la colindancia de los barrios Tamarindo y Santa Bárbara (Municipalidad de Aguadilla), es trecho de litoral incontestable como zona del surgidero y desembar­cadero de la flota colombina el 19 ó el 20 de noviembre de 1493, y donde en algún punto del mismo el Almirante Cristóbal Colón definitivamente pisó tierra de Boriquén y procedió con la ceremonia de rigor: levantar una gran cruz y tomar posesión de la Isla a nombre de Fernando e Isabel.

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NOTAS

1. En cuanto al término «encuentro», además de otras objeciones que nacen de los hechos históricos, no hay constancia de que hubiera habido en 1493 — ni en los años inmediatamente siguientes — encuentro alguno entre europeos y habitantes de Boriquén, con la excepción de los cautivos y cautivas en poder de los caribes en Guadalupe.

2. La prim era edición corrió por cuenta del Ministerio de Cul­tura, Antonio Romeu de Armas y la editorial Testimonio: Manuscrito del Libro Copiador de Cristóbal Colón, M adrid 1989, II, 453. Se incluye una transcripción mejbrada del manuscrito en la antología preparada por Consuelo Varela y Juan Gil: Cristóbal Colón. Textos y documentos completos; nuevas cartas, Alianza Editorial, M adrid 1992, p. 241. Así, Varela y Gil corri­gen «no ai», que debe leerse no vi.

3. Los numerosos y prestigiosos historiadores partidarios de la ruta por el sur de la Isla se fundam entan en la información que proporciona Pedro M ártir de Anglería, cuando advierte que «el lado meridional de esta isla que bordearon se extiende alrededor de doscientas millas», distancia que equivale a cin­cuenta leguas. En cambio, el médico Diego Alvarez Chanca, quien hace el viaje junto a Colón, escribe que «llegamos a vista de otra isla llam ada Burequén, cuya costa corrimos todo un día. Juzgávase que tem ía por aquella vanda treinta leguas.» (Hay muchas ediciones, tanto de Anglería como de Chanca. Aquí citamos de Juan Gil y Consuelo Varela: Cartas de particulares a Colón y relaciones coetáneas, Alianza Editorial, M adrid 1984, pp. 56 y 163).

La aseveración de Pedro M ártir sobre el bojeo por el sur pudiera justificarse m ediante la siguiente conjetura: Que de las diecisiete naves de Colón, las dos que éste deja atrás en las Islas Vírgenes pudieron haber seguido la costa desde Punta y Bahía de Puerca (Ceiba) vía el litoral sur, para luego subir hasta el ángulo nor-occidental, punto de encuentro que habría

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sido previamente acordado, y donde llegarían las dos cara­belas con algún retraso con respecto a la flota. Ello justificaría las cincuenta leguas señaladas en la narración de Pedro Mártir a diferencia de las treinta del Dr. Chanca. El infor­mante de aquél pudo haber sido Antonio de Torres, bajo cuyo mando pudieron haber estado las aludidas carabelas, ya que era el hombre de confianza de Colón y también de los Reyes. El Almirante tenía órdenes para buscar la presencia de navios portugueses, y Torres pudo' haber sido el encargado de inspeccionar las islas, metiéndose en medio de ellas, mientras las otras quince velas seguían de largo en el mar abierto. (Fue precisamente bajo el mando de Torres que doce naves regre­saron de Isabela a España a principios de febrero de 1494). Por lo demás, la aludida tardanza en arribar al punto de encuentro pudiera justificar la prolongación de la estancia de Colón en la Isla, a pesar de que tenía urgencia en llegar al fuerte de la Navidad.

Por su parte el Dr. J.N. Sepúlveda justifica la medida de 200 millas que Pedro Mártir expresa como navegadas por la costa de Buríquen a base de implicar el concepto de «isla mayor» que incluye en dicha medida los cayos e islotes desde Virgen Gorda, es decir, el archipiélago de Boriquén. Cita pero no abunda sobre la referencia que hace el cronista del bojeo por el sur de nuestra isla y justifica la prolongación de la estancia de Colón en la aguada por el interés de auscultar una supuesta abundancia de oro que le fuera informada anterior­mente. [Sepúlveda Carrero, J.N.: Aymaco y el encuentro de Boriquén, San Juan, P. R., 1991, pág. 116],

4. Consideramos válida la observación del Capitán Barreiro; «... es lógico señalar, que si el viaje se realizó por la costa norte, tanto San Germán como Mayagüez, Boquerón y Cabo Rojo quedan eliminados como lugar de la aguada, pues la intención clara y constante de Colón era ganar latitud y no perderla.»

Punta Jigüero ha tenido diferentes nombres, como Punta Delgada, Punta Calvache y Punta Aguada (véase el Apéndice I). Gonzalo Fernández de Oviedo alude a ella en el capítulo I del Libro XVI de su Natural y general historia de las Indias, islas

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y tierra fírme del Mar Océano: «. . . Boriquén o Sanct Jo an ... en la punta de la cual, al occidente, tiene un isleo redondo e alto que se llama Cicheo. . .» [Edición Biblioteca de Autores Españoles, tomo CXVIII, M adrid 1959, p. 88.]

A unque Colón dice, que pudo observar la costa occidental de la Isla, esto habría sido al am anecer del 21 de noviembre, después de haber m ontado Punta Jigüero, camino a la Isla Española. [Colón a los Reyes, enero de 1494.]

5. También Punta Borinquen ha tenido varios nombres, como Punta Ayala en la prim era m itad del siglo XVI, y luego Punta Aguada, hasta la segunda m itad del siglo XVIII. Se distinguía, además, entre las Puntas del Norte y del Sur de la Aguada. (Véase el Apéndice I).

6. H ernando Colón; Historia del Almirante, cap. XLVIII. Tra­ducción del italiano por M anuel Serrano y Sanz (1931); edición de Luis Arranz. H istoria 16, M adrid 1984.

7. Fray Bartolomé de las Casas: Historia de las Indias, Libro I, cap. LXXXV. Edición por Juan Pérez de Tudela; Biblioteca de Autores Españoles, tomo XCV, M adrid 1957.

8. Pedro M ártir de Anglería: Década I, Libro II, en Gil y Varela, obra citada, p. 56. El milanés escribe: «Ad tamen in eius último ad occidentem ángulo, aquandi solum gratia, pauci in terram descendent.»

9. Reproduce el Libretto, Aurelio Tió: Nuevas fuentes para ¡a histo­ria de Puerto Rico, Ediciones de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, San Germán 1961, dos láminas (fotocopias) insertas entre las págs. 122 y 123.

El «canto» italiano tendría el mismo significado que en castellano, según lo emplea Fernández de Oviedo al referirse al cabo o extremo de la isleta de San Juan. — Otros traduc­tores vierten angulus como «esquina» o «ángulo»; pero el sus­tantivo en latín significa tam bién golfo. (A. Gariel: Dictionnaire Latin-Français, Paris 1941, p. 41). En castellano dará angla, que significa cabo o punta.

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10. Hay varias ediciones, como la de don M artín Fernández de Navarrete, o la de Aurelio Tió: Dr. Diego Alvarez Chanca (Estu­dio biográfico), Barcelona 1966. Aquí citamos de la de Gil y Varela, p. 163.

11. Gil y Varela, p. 242.

12. Gil y Varela, p. 211.

13. Gil y Varela, p. 56. Véase también el Libretto.14. Libro copiador.15. H ernando Colón, pp. 169-170.

16. Casas, p. 249.

17. Hacia 1950, en visita que realizaran Ricardo Alegría y Osiris Delgado a la Ermita de Espinar, la evidencia arqueológica indígena se manifestaba en la superficie de los terrenos adya­centes a la misma.

Véanse los m apas Aguadilla Quadrangle, escala 1:20.000, por el Departamento de Obras Públicas (1960) así como Agua- dilla, escala 1:50.000, Defense M apping Agency, Washington (1977) (Fig. 10A, B). Entre los planos antiguos, queremos lla­m ar la atención sobre el de «Aguada del Norte de la Ysla de Puerto Rico, donde van a hacerla las flotas». Museo Naval, M adrid (Cartografía sobre Puerto Rico, n° 104 (Fig. 1). Lo dio a conocer Miles E. Fairbank: Debated Headiands -Cristóbal Colón’s Second Voyage and Puerto Rico. Hato Rey 1973, pp. 130-131.

18. Pleitos colombinos, tomo III. Escuela de Estudios H ispano­Americanos, Sevilla 1984, pp. 218-219, 228-229. — Morales es vecino de la ciudad de Puerto Rico, donde testifica en la misma Probanza, prom ovida por don Diego Colón.

19. Lo más probable es que el acta pasó ante el escribano Fernán Pérez de Luna, a quien Colón nom brará Escribano de la ciu­dad de Isabela, y luego le lleva consigo en la exploración de la costa meridional de Cuba y de la isla de Jamaica. (Por cierto, Francisco Morales, entonces vecino de Sevilla, también par­ticipó en ese viaje). Pérez de Luna murió antes del 14 de enero

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de 1495, y le sucedió Diego de Peñalosa. [Gil y Varela, pp. 217-223.]

20. Derrotero de las Antillas, costas de Tierra Firme y Seno Mejicano, Im prenta Real, M adrid 1810. Citado por Cayetano Coll y Tosté en «Aguada», Boletín Histórico de Puerto Rico, Año XIII, n° 1 (enero y febrero de 1926), pp. 17 y 31. Comenta don Cayetano, que la Dirección Hidrográfica de M adrid «ha reproducido este Derrotero en 1820, 1837, 1858, 1863, 1877 y 1890 y siempre repitiendo» lo citado. [Apéndice 1.5.]

Añadamos, que conforme a la carta hidrográfica de 1:100.000, la costa entre el Río Guayabo y el actual Río Grande — término municipal entre Aguada y Rincón — sigue siendo de m edia braza de profundidad, con un banco de arena que obstruye por ambas bandas el acceso al segundo de estos ríos. La m isma situación prevalece en Punta Gorda, y desde allí la playa es inaccesible hasta Punta Jigüero. [Véanse los mapas Rincón Quadrangle, escala 1:20.000, Departam ento de Obras Públicas, Estado Libre Asociado de Puerto Rico, 1966, (Fig. 9A, B, C) y West Coast of Puerto Rico, escala 1:100.000, United States D epartm ent of Commerce . . . National Oceanic Service, Coast and Geodetic Survey, W ashington D.C. 1972.]

21. Peñas Blancas corresponde a 18°27’30”N, y 67°10’ al oeste de Greenwich, en el barrio Borinquen de Aguadilla, junto al mar, Eli oeste del Cerro Vigía (U.S. Reservation). [ Aguadilla Quad­rangle, Departam ento de Obras Públicas, Estado Libre Asocia­do, 1960 (pero basado en datos de 1940) (Fig. 6A, B, C)]. Las menciona Sánchez de Toca y el m apa inglés copiado del «Spanish portulano» de 1818, seguram ente publicado por la Dirección Hidrográfica de M adrid [Apéndice 1.2 y 4.]

22. Además de los mapas modernos, se cuenta con los sondeos hechos por los españoles en los siglos XVIII y XIX — que ates­tiguan la importancia y movimiento marítimo de la Ensenada de Aguada en esos tiempos — sondeos que se reflejan también en las fuentes inglesas: así, Jeffrey’s: The Engiísh Piiot, editado hacia 1760; o Pilot's Guide oíthe Westlndies, posterior a 1818, y citado por Miles E. Fairbank, p. 139. [Apéndice 1.4.]

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23. Sin embargo, Pedro Tomás de Córdova en 1831 informa, que en ese sector el agua «se rebalsa en la bajura inmediata a la playa». En Memorias geográficas, históricas y estadísticas de ¡a Isla de Puerto Rico, II, 161. (Citado por Coll y Tosté, op. cit. pp.39-40). [Apéndice 1.3.]—Según el citado Derrotero de las Antillas, al este «del Guayabo en adelante toda la costa es de playa muy aplacerada por los muchos manantiales, que desaguan en ella». «APLACERADO [...] Dícese del fondo del mar llano y de poca profundidad; y de la costa o playa, isla o bajo que tiene placeres en sus inmediaciones.» — «PLACER [...] Sonda llana y poco profunda, de arena, fango o piedra... los hay igualmente que son fondeaderos a propósito para las embarcaciones, o bien otros que carecen de esta cir­cunstancia por no tener fondo suficiente.» [Timoteo O’Scan- lan; Diccionario marítimo español, Madrid 1831, (reimpresión facsímil, 1974), pp. 45 y 423-424.]

24. Véanse los mapas citados.- Sánchez de Toca, refiriéndose a la Ensenada de Aguadilla, comienza así sus Instrucciones'. «Co­mo sus únicos peligros son las barras de arena de los arroyos que desembocan en su parte meridional, que salen fuera 2 cables». [Desde fines del siglo XIX, un cable mide 185.2 me­tros. Véase el Apéndice III]

25. Aguadilla Quadrangle, 1:20.000; West Coast of Puerto Rico, 1:100.000. (Fig.6A,B,C)

26. No obstante, una minuciosa búsqueda por los marineros que se adelantan en la barca para explorar el fondo podría des­cubrir canales. Así, en el abarcador estudio sobre Climatología, variaciones del nivel del mar y refracción de olas que realizó la firma CSA Architects and Engineers en 1991 en el litoral noroeste de Puerto Rico, específicamente en la parte conocida como balneario Pico de Piedra en el barrio Guaniquilla, entre los varios bajos rocosos que existen en el sector se descubrió un canal de 710 pies (198 metros) de ancho por 28 pies (casi 7.8 metros) de profundidad, y otro menor de 525 pies (unos 146.5 metros) de ancho por 10 pies (2.80 metros) de profundi­dad. Es propio advertir, que si bien no tenemos conocimiento de otros estudios similares que pudiesen haber sido

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realizados con el rigor de aquél del balneario de Pico de Piedra, hay evidencia de otros canales en el frente marítimo de los barrios que continúan hacia el nordeste, como Carrizal y Espinar en Aguada, e H igüey en Aguadilla, aunque ninguno de la m agnitud de los de Pico de Piedra.

27. Fernández de Oviedo. [Apéndice 1.16.] Es pertinente aquí la cita que hace Aurelio Tió del United States Coast Pilot, 1949, p. 143: «El anclaje es suave [en la Bahía de Aguadilla], con los vientos usuales del este, pero de noviembre a marzo sopla a veces un fuerte viento y marejadas del norte, que son peli­grosas para los barcos anclados. Siempre hay oleaje, pero el desembarco no es usualm ente difícil, excepto con viento del norte, cuando se hace impracticable. La playa es arenosa». [Apéndice I.I.]

Los meses de noviembre a marzo corresponden al invierno boreal, el cual, para fines prácticos, se adelanta un mes en la costa nordeste de los Estados Unidos. Téngase pre­sente, además, que el 19 de noviembre del calendario juliano corresponde al 29 del gregoriano.

Podemos citar igualmente una descripción náutica de la Bahía de Aguada, del año 1840: «Aguadilla: es una ensenada, abrigada de los vientos del 1er y 2o cuadrante, que por ser los reynantes, es lo que lo hace un buen fondeadero, a pesar de tener que fondear cerca de tierra, por lo acantilado de su fondo, sin embargo que ya con vientos del Norte franco hay que dar la vela, por la m ucha m ar que se introduce». [Archivo General de Puerto Rico: Fondo, Obras Públicas; Serie, Puertos de la Isla, año 1840. Citado por Walter A. Cardona Bonet: Aguada, San Juan, 1985, p. 19.]

El primer y segundo cuadrante abarcan todos los vientos entre norte y sur, pasando por el nordeste, este y sudeste, La descripción alude al único fondeadero utilizado en 1840, que era el puerto de Aguadilla: si el viento norte ahuyentaba de allí los veleros — a pesar del precario abrigo de Punta Borinquen— ¿qué pensar de la costa sur de la ensenada?

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28. Véanse: Sánchez de Toca; el Derrotero de Cádiz a la Habana de 1761; Baltasar Vellerino de Villalobos, «Luz de navegantes», 1592 [Apéndice 1.12.]; y Alonso de Chaves (1535) el cual, tras mencionar Punta de Ayala — la actual Punta Borinquen — dice que «en doblándola está el Aguada». [Apéndice 1.17.]

29. Sobre los pozos de Guaniquilla y Carrizal, Coll y Tosté (1926), pág. 32, escribe que «en la actualidad hay cuatro de estos Pozos que m antienen agua todo el año. En las épocas de lluvia todos tienen agua. Hace treinta años los dueños de estos te­rrenos, donde están localizados los célebres Pozos abrieron grandes zanjas para dar salida a las aguas y dirigirlas al mar, desecando los terrenos para fines agrícolas. Los manantiales continúan dando agua. El río Guayabo en tiempos de seca cierra su desembocadura en el mar, lo mismo cuando hay marejada». Y añade que «estos Pozos están rodeados, algunos en parte, y otros totalmente por montes.»

Autores aguadeños dan los nombres de hasta once pozos, siendo algunos los de los propietarios: Blanes, Noboa, Ortiz, Caldas, Rivera, así como Corozas, Placeres, Güira, San José, San Francisco, Halla Redonda. Sostienen, además, que en días de lluvia las aguas del Guayabo son más limpias que las de los demás ríos de la ensenada. [Eugenio González González: Memoria histórica de Aguada, San Juan 1990, p. 255. — Cardona Bonet, p. 14.] (Fig. 7)

30. E. González G.: pp. 159-160; citado por Jaime Noel Sepúlveda Carrero: Aymaco y el encuentro de Boriqiién. Hallazgos recientes para la historia, H ato Rey 1992, p. 38.

31. Discutiremos luego los cambios de curso del Culebrinas. En el plano de 1737 de Francisco Fernández de Valdelomar [Apéndice 1.9.] (Fig. 2) se ven dos buques surgidos algo afue­ra, pero frente a la «Boca Carrizales»; sin embargo, por entonces ésta correspondía, como ahora, al Culebrinas.

32. La guía citada de Jeffrey (1760) da por m edidas de profundi­dad desde cerca de la desembocadura del Culebrinas (Madre Vieja) hacia mar afuera — pero dentro de la bahía— las cifras de 5, 8, 13, 17, 30, 35 y 40 brazas inglesas. La carta también inglesa titulada Aguadilla Bay, al parecer basada en otra

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española de 1818 [Apéndice 1.4.] muestra bancos o escollos frente al Río «Guayavo» y Punta del Boquerón (cuyo nombre omite). Llama R. Boquerón la boca actual del Culebrinas, y R. Grande la boca vieja. Más o menos paralela a la costa corre una línea que marca 3.5 brazas, aproximadamente a dos cables (370 m.) frente al Río Grande (Culebrinas), y cable y medio (277 m.) frente a Aguadilla y el Río Chico.

33. West Coast of Puerto Rico, 1:100.000 (1972). — La diferencia con el sondeo de principios del siglo XIX (Aguadilla Bay) probable­mente se debe a una mayor exactitud del mapa moderno, pero quizás también sería un factor el desvío de la boca del Culebrinas y la obliteración del Río Chico, lo qu.e haría dis­minuir la sedimentación. Por otra parte, a una distancia adi­cional de dos a tres cables — siempre al norte de la boca vieja del Culebrinas — se marcan, de sur a norte, braceajes de 4.5, 11, 20, 23. Sánchez de Toca [Apéndice 1.2.] escribe que «ordi­nariamente se fondea a 400 o 500 metros de la playa [...] en 14 a 16 metros de agua»; es decir, entre 8 y 9 brazas españolas.

En el mapa Aguadilla Bay se señalan muy claramente, con dos puntos, los escollos cerca de la colindancia de los barrios Tamarindo y Santa Bárbara. (Lo publicó Miles E. Fairbank).

34. Esta vía de agua desaparecida se muestra, sin embargo, en el perfil de piloto de alrededor de 1700 — o fines del XVII— del Museo Naval de Madrid (Fig. 1) [Apéndice 1.10. Lo dio a co­nocer Miles E. Fairbank.]

35. Según el Derrotero del capitán y piloto Juan García (1655) ya se hacía aguada en el Río Chico. [Guillermo Esteves Vólckers Apéndice al tarjetero histórico. Editorial Artes Gráficas, Madrid 1960, pp. 80-81.]—En 1592, Baltasar Vellerino de Villalobos, en su «Luz de navegantes» dice del fondeadero: «Y al princi­pio de la playa de arena descubrirás un riachuelo pequeño, y una milla más adelante el otro Río, entre los quales darás fondo, como dicho.» [Apéndice 1.12. Citado y reproducido por Fairbank. ] — Nótese, que según Villalobos las naves avi­saban de su llegada a la población mediante un cañonazo, lo que indica que los habitantes vivían a cierta distancia.

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También Juan López de Velasco (1574) coloca el río de La Aguada después del Culebrinas, yendo desde Punta Jigüero hacia la costa norte de la Isla, lo que indica que para esa fecha ya se acostum braba hacer aguada en lo que actualmente es jurisdicción de Aguadilla. [ Geografía y descripción universal de las Indias, Biblioteca de Autores Españoles, tomo 248; M adrid 1971, p. 69.] La información utilizada por el Cronista y Cosmógrafo M ayor del Consejo de Indias procedía del primer cuestionario circular enviado a todas las autoridades india­nas.

36. Fernando Miyares González: Noticias particulares de ¡a Isla y Plaza de San Juan Bautista de Puerto Rico, con un A punte pre­lim inar por Eugenio Fernández Méndez, Editorial de la Uni­versidad de Puerto Rico; Río Piedras 1954, pp. 71-73.

37. Citado por Sepúlveda Carrero, pp.38, así como 242-244. Entre 1800 y 1830 no pudo haber existido la Central Coloso, y Emilio Vadi es uno de los personeros — ¿el Síndico?— del Ayuntamiento de Aguada en 1867, cuando dicha corporación municipal aprueba la demolición de la ermita del Espinar. Por otra parte, Coll y Tosté en su croquis (1926) hace desembocar al Culebrinas por la boca vieja, mientras el Culebrinas nuevo es un ramal de m enor caudal del mismo río. Conviene tomar en cuenta lo que escribe Esteves Vólckers (p. 44): «la aguada tradicional se hace en la boca Carrizales del río, que siempre he sostenido era antes el riachuelo Caño Carrizales que fue llamado El Aguada, pues tenía agua continua y clara, y por épocas recibía una parte del Culebrinas.»

38. Fray Iñigo Abbad y Lasierra, Historia geográfica, civil y natural de la Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico, con un Estudio Preliminar por Isabel Gutiérrez del Arroyo, Editorial de la U niversidad de Puerto Rico, Río Piedras 1959, pp. 133-135.

39. Véase la nota 37. — Añadamos, que con ocasión del Cuarto Centenario se hablaba de un solo Culebrinas. Citamos del Boletín Histórico de Puerto Rico, Año XIII n°4 (julio-agosto de 1926), p. 236: «Con motivo del affaire surgido entre los munici­pios de Aguada y Aguadilla en lo que respecta a la Cruz de Colón, culm inando en la destrucción del histórico

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monumento, publicamos a continuación el acta» [que sigue]: «El secretario de la Junta del 4o Centenario del Descubrimien­to de Puerto Rico CERTIFICA: Que en Sesión celebrada por la Directiva, el 28 de febrero de 1894 acordó, entre otros el parti­cular que sigue: ‘Dada lectura al acta levantada en la Aguada por la Comisión designada para recibir el m onum ento erigido a las márgenes del río Culebrinas, acordó la Junta se dé por recibido el expresado m onum ento [...] Así mismo se acordó comisionar al señor Dr. Don Luis Vadi para que haga formal entrega a nombre de la Junta del m onum ento referido, al Ayuntamiento de Aguada». — Firma el 3 de marzo de 1894, J. E. M artínez Quintero, con el Sello de la Junta y el visto bue­no del Presidente J. Muñoz.

40. Miyares, p. 73.

41. Apéndice 1.8. Publicado por Fairbank, pp. 133-135.

42. «Planos de las Bahías de la Aguada, Bahía de Añasco y Puerto de Mayagüez»: Archivo General de Puerto Rico, Archivo 1, Gaveta 4, n°436 (Fig. 2). Al parecer existe otro original en el Museo Naval de M adrid, cuya copia dio a conocer Fairbank. El que existe en el AGPR fue reproducido parcialmente por Walter A. Cardona Bonet: Aguada... Notas para su historia; San Juan 1985, p. 58, de donde lo tomó Sepúlveda Carrero, p. 207. El plano m uestra un fuerte proyectado en la margen izquierda del Culebrinas (actual). [Apéndice 1.9.] Es así que Esteves Vólckers escribió (p. 44): «[...] la aguada tradicional se hace en la boca Carrizales del río, que siempre he sostenido era antes el riachuelo Caño Carrizales que fue llamado EL AGUADA, pues tenía agua continua y clara y por épocas recibía una parte del Culebrinas [Madre Vieja].»

43. Citado por Coll y Tosté (1926), p.43. [Apéndice II.3.] Él 17 de agosto es día de San Jacinto.

44. Citado por Coll y Tosté (1926), pp. 39-40. [Apéndice 1.3.]

45. Museo Naval, Madrid: Cartografía sobre Puerto Rico, Ms. 104; (Fig. 1). Lo dio a conocer Fairbank, pp. 130-131. Lo utilizó luego Aníbal Sepúlveda Rivera: San Juan, historia ilustrada de su desarrollo urbano, 1508-1598. San Juan 1989, p. 101, de donde

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lo reprodujo Sepúlveda Carrero, pp. 224-226. [Apéndice 1.10.]46. Véase el mapa Aguadilla Quadrangle, 1:20.000, de 1960.

(Fig.6A, B, C) —Sobre la quebrada Jagüey, véase a Luis Hernández Aquino: Diccionario de voces indígenas de Puerto Ri­co, Bilbao 1969, pp. 215-216. [Apéndice II.5.]

47. Museo Naval, Madrid. Reproducido por Fairbank, pp. 141, 144. [Apéndice 1.12.]

48. Juan López de Velasco: Geografía y descripción universal de las Indias, Biblioteca de Autores Españoles, tomo 248; Madrid 1971, p. 69. [Apéndice 1.14.]

49. Alonso de Santa Cruz: Islario general. [Apéndice1.15. ]—Alonso de Chaves: «Quatri Partitu en Cosmografía, y por otro nombre llamado Espejo de Navegantes», citado por Roberto Barreiro Meiro: La aguada de Colón en Puerto Rico, Instituto Histórico de la Marina; Madrid 1974, pp. 6-7. Y del mismo investigador, Puerto Rico, la aguada, Ponce de León, etc.. Instituto Histórico de la Marina; Madrid 1977, pp. 38-39. [Apéndice 1.17.] Sobre la interpretación de Chaves véase también a Sepúlveda Carrero, pp. 32-39. — Fernández de Oviedo, edición y tomo citados, pp. 88-89, 92. [Apéndice1.16. ]

50. Oviedo trató de cerca a don Cristóbal de Sotomayor, Secreta­rio que fue de Felipe el Hermoso, pero lo referido a Puerto Ri­co lo habría sabido por boca de otros, debido a la muerte de don Cristóbal.

Otro dato de interés es que Sotomayor y Hernando Colón viajaron juntos de Sevilla a Santo Domingo cuando aquél acompañó a su hermano don Diego, el cual iba a tomar pose­sión de su virreino. En esa ocasión don Cristóbal le vendió un libro a Hernando.

51. Juan Manzano Manzano y Ana María Manzano Fernández- Heredia: Los Pinzones y el Descubrimiento de América, Instituto de Cultura Hispánica; Madrid 1988, 1, 237-243, 407-409. [Apéndice 1.21.] Participaron en este viaje Diego Fernández Colmenero, yerno de Martín Alonso; Diego Martín Pinzón el viejo, primo hermano de los Pinzón, el cual acompañó a

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Colón en el primer y tercer viaje; Juan (que no Giovanni) de Umbría, vecino de Moguer y primo de los Pinzones, piloto quien participó en los dos primeros viajes de Colón, como lo hicieron también el piloto Juan de Xerez y el marinero García Alonso. Otro veterano del Primer Viaje era García Fernández, compadre de Martín Alonso, despensero de la Pinta que había sido.

52. Del mismo modo que darles cuchilladas a los árboles — o al mar— arrancar hierbas, caminar de un lado a otro de un pre­dio o de una nave, eran actos simbólicos de posesión, el soltar animales de su propiedad en la Isla servía igualmente el propósito de tomar posesión. —El acta del 8.VIII. 1505 se pu­blicó varias veces. Citamos de Manzano, III, 100-101.

53. Fray Bartolomé de las Casas: Apologética Historia, cap. III. En Obras escogidas de fray Bartolomé de las Casas, Edición Biblioteca de Autores Españoles, tomo CV (III de las Obras)', Madrid 1958, pp. 13-16. [Apéndice II.1.]

54. Se comienza a utilizar la aguada nueva, o del sur, al trasladarse la capital de la Isla Española a Santo Domingo a fines de 1496. Aun así, para las naves qup partían del puerto del Ozama para España era más conveniente la aguada vieja o del norte.

Brau utilizó la Probanza de Juan González Ponce de León, gracias a que el ilustre historiador chileno, José Toribio Medi­na, le indicara la existencia de este importante documento. La conoció también Esteves Vólckers, y la publicó íntegramente Tió, en Nuevas fuentes.

55. Véase la descripción que hace fray Iñigo hace más de doscien­tos años: pág. 132. [Apéndice 1.6.]

56. Hernández Aquino, p. 215. —Pedro Tomás de Córdova, III, 154, en Coll y Tosté (1926).

57. Las fuentes hipotéticas de tal información podrían ser: el diario o cuaderno de bitácora de Martín Alonso, el único ciguayo superviviente, Diego Colón (el de Guanahaní), o las boricuas liberadas en Guadalupe, especialmente las «dos mujeres y un muchacho de los rescatados de los caníbales

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[quienes] se arrojaron al agua y huyeron nadando a su lugar natal», como nos dice Pedro Mártir.

58. Las Casas advierte que en Puerto Rico pescaron «sábalos, sar­dinas algunas, y, en m ucha cantidad lisas, porque destas es la m ayor abundancia que hay en estas Indias, en la m ar y en los ríos». H ernando Colón nos dice que pescaron «caballos, lenguados, sardinas y sábalos.» Hoy día el más abundante a la par que de m ayor importancia por su tamaño es el sábalo, que se encuentra en las inmediaciones de las playas e inclu­sive en los ríos, caños y manglares donde suele desovar. Así mismo abundante es la lisa. El primero suele adentrarse en los ríos, y las crías del segundo emigran río arriba durante ciertos meses del año. En todo caso y en consideración a la abundancia de la pesca referida por los cronistas, es obvio que el anclaje de la flota y el desembarco ocurrió en una bahía o ensenada en la que, como señala Aurelio Tió, «desembocan varias corrientes de agua dulce o algún río caudaloso». Este mismo autor advierte que «Pudiera cualificar en ésto bahías como las de Aguada-Aguadilla, Mayagüez, Añasco o aún Boquerón». [Tió, Aurelio: «Un factor colombino en Puerto Ri­co» en Boletín de ¡a Academia Puertorriqueña de la Historia, vol. 1, núm. 1; San Juan, P.R., 1968, p. 35.] Así mismo lo señala J. A. Suárez Caabro en El mar de Puerto Rico, Editorial Univer­sitaria, p. 73, donde nos informa que el 57% de la producción total de la pesca en Puerto Rico se extiende desde Lajas hasta Aguadilla, y que los centros pesqueros de mayor producción están en Lajas, Cabo Rojo, M ayagüez y Aguadilla.

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REFERENCIAS SOBRE LOS PRINCIPALES MAPAS CONSULTADOS

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MAPAS ANTIGUOS

1. «Aguada del Norte de la Ysla de Puerto Rico, donde van a ha­cerla las flotas». Mapa ca. 1700. Museo Naval de Madrid (Fig. 1)

2. Plano de la «Bahía de Aguada, Bahía de Añasco y Puerto de Mayagüez» por Francisco Fernández de Valdelomar, 1737. Ar­chivo General de Puerto Rico: Archivo 1, Gaveta 4, no. 436. (Fig. 2)

3. Croquis de la ensenada de Aguada: Museo Naval de Madrid. Posiciones Geográficas, 2do Documento, Manuscrito 177. Año 1761. (Fig. 3)

4. Sección nor-oeste de Puerto Rico. Servicio Hidrográfico Español. Entre 1750 y 1780. Biblioteca Nacional de Madrid. (Fig. 4)

5. «Plano de las Aguadas de Sn. Juan y Sn. Francisco de Añasco en la Ysla de Puerto Rico». 1784. Archivo General de Puerto Ri­co, Archivo 5, Gaveta 1, No. 1170. (Figs. 5A, B)

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MAPAS M ODERNOS

1. «Puerto Rico e Islas Limítrofes», escala 1:240.000, Gobierno de Puerto Rico, Departamento del Interior [United States Depart­ment of the Interior, Geological Survey, Washington, D.C.] 1952.

2. «Aguadilla Quadrangle», escala 1:20.000. Commnonwealth of Puerto Rico, Department of Public Works... 1966. (Figs. 6A, B, C)

3. «San Juan Local», Local Aeronautical Chart, escala 1:250.000, United States Department of Commerce, Coast and Geodetic Survey, Washington D.C., 1947-1960.

4. Mapa del nor oeste de la Isla con señalamiento sobre ubicación de corrientes de agua relacionadas con los «Pozos de Aguada» De la Memoria histórica de Aguada, por González González, Eugenio, 1962. (Fig. 7)

5. «Mayagüez Quadrangle», escala 1:20.000, Commonwealth of Puerto Rico, Department of Public Works... 1964. (Figs. 8 A, B)

6. «Rincón Quadrangle», escala 1:20.000, Commonwealth of Puerto Rico, Department of Public Works... 1966. (Figs. 9A, B, C)

7. «West Coast of Puerto Rico», escala 1:100.000, United States, Department of Commerce, Oceanic and Atmospheric Administration-National Ocean Service, Coast and Geodetic Survey, Washington D.C., 1972.

8. Mapa Oficial [de carreteras] de Puerto Rico, escala 1:230.000, Rand McNally & Co., 1974

9. «Aguadilla», escala 1:50.000, Defense Mapping Agency-Topo­graphic Center, Washington D.C., 1977. (Figs. 10 A, B)

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APÉNDICES

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APÉNDICE I

Inciso 1. 1949Bahía de Aguada-Aguadilla: «El anclaje es suave, con los vientos usuales del este, pero de noviembre a marzo sopla a veces un fuerte viento y marejadas del norte, que son peligrosas para los barcos anclados. Siempre hay oleaje, pero el desembarco no es usualmente difícil, excepto con viento del norte, cuando se hace impracticable. La playa es arenosa.»[United States Coast Pilot, 1949, p. 143: citado por Aurelio Tió, Nuevas fuentes para la historia de Puerto Rico, Barcelona 1961, p. 217. — En la página anterior don Aurelio cita de la obra de Adolfo de Hostos, Investigaciones históricas, p. 157: «La rada de Aguada carece en absoluto de protección alguna de los vientos del norte y nordeste, que son precisamente los prevalecientes en la costa norte de Puerto Rico; son los causantes de las grandes y pequeñas mare­jadas que hacen impracticable o sumamente incómodo el anclaje en los puertos faltos de abrigo.»]

Inciso 2. 1890«Costa Noroeste de Puerto Rico. — Desde Arecibo a la punta Peña Agujereada, situada a unas 24 millas al oeste de la primera, la costa corre baja, con playas de arena; luego [de Punta Peña Agujereada] principia a elevarse una peñascosa barranca que se inclina al Sudoeste en distancia de 2 millas, hasta terminar en la punta Bruquen [sic, por Punta Borinquen], que es la más Noroeste de la isla, desde la cual sigue nuevamente la playa hacia el Sur, y a la distancia de 1 milla se encuentra la punta de Peñas Blancas, cubierta de árboles, baja y arenosa, que forma la parte septentrio­nal de la ensenada o rada de Aguadilla.

«Las puntas Bruquen [sic] y Peñas Blancas se hallan rodeadas de arrecife que se extiende hacia fuera 0.5 de milla, con 6.8 m. de agua en su cantil, pero convendrá darles resguardo de 1 milla.«Fondeadero de la Aguadilla. La población de San Carlos, o sea pue­blo de la Aguadilla, se halla a orillas de un arroyo de muy buen agua que da nombre a la ensenada; y otro pueblo llamado San

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Francisco se encuentra cerca de otro arroyo, también de buen agua, denom inado de la Aguada, que se derram a en la parte m eri­dional de la misma ensenada.

«La ensenada o rada de la Aguadilla la constituye el espacio comprendido entre la punta de Peñas Blancas al Noroeste, y la de San Francisco al Sudoeste. En su gran extensión puede servir de fondeadero a cualquier núm ero de buques, de los de mayor porte y calado, ofreciendo completo abrigo de los vientos desde el Nordeste al Noroeste [sic: ¿Sudoeste?] y por el Este; pero ordina­riamente se fondea a 400 o 500 m. de la playa de enfrente de la población [de Aguadilla], en 14 a 16 m. de agua.» ..........

«Instrucciones. — Como sus únicos peligros [de la ensenada de Aguadilla] son las barras de arena de los arroyos que desembocan en su parte meridional, que salen fuera 2 cables, su entrada es por demás sencilla, y bastará — viniendo del Norte — se doble la punta del Bruquen [sic] por 30 a 36 m. de agua, dándole 1.5 milla de resguardo, como a la de Peñas Blancas, la llamada Cabeza del Cerezo (Comandancia M ilitar), hasta que situada 1 milla al Sur de la primera [¿Punta Borinquen?] y hacer desde luego rum bo a (demorando ese edificio [¿la Comandancia?] al Este-nordeste), a la torre de la iglesia; al Este un cuarto del Sudeste se alcanza el braceaje de 12 a 16 m, o mayores en época de vientos.

«De noche, para buques de vela tiene la dificultad de que el viento se queda en calma.

«Viniendo del Sur, pueden pasar entre la isla del Desecheo y la Punta de San Francisco, o la del Jigüero, 0.5 milla al Sudoeste cuarto del Sur de aquélla [de la Punta de San Francisco], pero no se pondrá la proa a la punta del Jigüero hasta haber rebasado todos los peligros exteriores de la costa occidental [de Añasco-Rincón], y teniendo presente que las puntas de San Francisco y Jigüero son sucias.

«La punta de Jigüero, que es frondosa, poco elevada y atracable a prudente distancia, forma con la de la Cadena la ensenada del Rincón, que puede barajarse sin riesgo a 0.5 milla, y en la cual, a 1 milla escasa al Sur-sudeste de dicha prim era punta, se halla la de la Ensenada, unida a ella por un trecho limpio a corta distancia».

[Pedro Sánchez de Toca, Las costas, puertos, ensenadas, fondeaderos,

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bahías, radas, pasas, desembarcaderos, cabos, puntas, cayos, arrecifes, restingas, bajos, morrillos, faros, corrientes y mareas de la Isla de Puerto Rico, Depósito Hidrográfico de Madrid, 1890: reproducido en Boletín Histórico de Puerto Rico, Año XII n° 5, sept.-oct. 1925, pp. 257-302. Lo citado corresponde a las págs. 269-270.]

Observemos que la medida de 1 cable equivalía a 120 brazas, o sea, 240 varas castellanas (835.9 mm. cada vara), lo que da 200 me­tros 616 mm. por cable. Posteriormente se lo hace equivalente a la décima parte de una milla marítima, es decir, 185 metros, que sería la medida empleada por el Teniente de Navio, Sánchez de Toca.

Inciso 3. 1831AGUADA. — «Corren por la jurisdicción los ríos Culebrinas, Cañas que entra en el anterior, Culebras que sale al mar con el nombre de Guayabo, Ingenio que desagua en éste, y río Grande, todos permanentes; y las quebradas Mamey que entra en río Cañas, Mal Paso que desagua en la costa y se denomina Boca Ca­rrizal, Inca que entra en río Culebrinas, Lima que se une a la ante­rior, Salada que va al río Ingenio, y el caño de Santo y Ponce que sale al mar, todas permanentes; la de Pámpanos que cae al río Culebras, la del Pueblo que entra en la anterior, y la de Hicacos que va a la de Mal Paso, ninguna de éstas es permanente.

«Las tierras de esta jurisdicción son bajas y algo quebradas, pero hay muchas vegas buenas... En el paraje donde está situada la población e inmediato al río existen vestigios como de una casa fuerte de remota antigüedad.»

«Los caminos son incómodos en tiempos de lluvias, porque el terreno es pantanoso, a pesar del cuidado con que se componen los malos pasos. Desde la Villa a la playa se ha construido una her­mosa calzada y un puente de madera que han evitado el que los caminantes sufran, como acontecía, la incomodidad de ir sobre el agua que se rebalsa en la bajura inmediata a la playa y los atolla­deros que había en el tránsito. Hay dos lagunas pequeñas, y en la boca del río Culebrinas un ancón de pasaje. .

«El partido es muy escaso en madera, pero abunda la piedra de cal. Está dividido en los barrios Pueblo, Espinar, Piedras, Jagüey, Río Grande, Jobo Dulce, Carrizal y Laguna...» [Pedro

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Tomás de Córdova, Memorias geográficas, históricas y estadísticas de la Isla de Puerto Rico, II, 161: citado por Cayetano Coll y Tosté en «Aguada. Orígenes y datos históricos.—Pozos de la Aguada.—Desembarco de Colón», Boletín Histórico de Puerto Rico, año XIII, n” 1, enero-febrero 1926, pp. 39-40.]

Inciso 4. 1818«AGUADILLA BAY. Copied from the Spanish Portulano, 1818. Aguadilla Lat. 182° 25’ 20" N. Long. 67° IT 0” W. Good anchorage off the centre of the town in 4 to 10 fathoms. Much swell and surf with the wind at NNE.»

Muestra Punta de Peña Ahugereada [sic, por Agujereada], Punta de Borinquen, Peñas Blancas, San Francisco Point y Punta del Jigüero. Los ríos que aparecen en este plano son el Río Chico (pero sin que conste el nombre), en medio de la población de Aguadilla: el Río Grande, que es el Culebrinas (Boca Vieja); el Río Boquerón que debe de ser la actual desembocadura del Culebri­nas, y que Córdova llama quebrada Mal Paso que «se denomina Boca Carrizal»; por fin, el más occidental, el Río Guayabo.

El pueblo de Aguada es señalado con relativa corrección, tierra adentro y formando ángulo de 90 grados con las bocas del Boquerón y el Guayabo. San Carlos de la Aguadilla se representa como área poblada, con doce rayitas marcando las casas.

Entre Peñas Blancas y el llamado Río Grande (Culebrinas) una línea más o menos paralela a la playa señala el comienzo de 3.5 brazas de fondo. Corre esta línea hasta la altura de la actual calle Colón a un cable del filo del agua (185 metros); es el doble, más o menos, frente a la boca del Culebrinas (370 m.); y cable y medio (277 m.) frente a la boca del Río Chico. Entre el Culebrinas y el Guayabo la línea fluctúa entre esta última distancia y aproximada­mente la de 3 cables (unos 556 metros), pero en este sector marca 4.5 brazas. El mapa parece indicar bancos o escollos frente al extremo norte de la población de Aguadilla, frente a la Punta del Boquerón .(sin nombrarlo, a mitad de distancia entre el Guayabo y el Río Boquerón), así como en la desembocadura del Guayabo.[La primera impresión inglesa de esta carta hidrográfica corres­ponde a Piiot’s Guide ofthe West Indies. Un ejemplar se conserva en

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el Museo Naval de Madrid, que facilitó una fotocopia a Miles H. Fairbank, quien la reprodujo en su meritoria obra, Debated Head­lands. Cristóbal Colón s Second Voyage and Puerto Rico, Sutclift Press, Hato Rey 1973, p. 139.]

Si no iguales, parecidos son los datos que se obtienen de la carta hidrográfica West Coast of Puerto Rico, de 1992, a escala de 1:100.000, publicada por Coast and Geodetic Survey, U.S. Depart­ment of Commerce. En el frente nororiental de la Bahía la línea de las 3.5 brazas (inglesas) se acerca a la playa un mínimo de 100 me­tros, en el sector norte, frente a la Plaza de Aguadilla marca aproximadamente 150 metros, más al sur llega a alcanzar unos 400 metros, estrechándose a unos 250 junto a la boca vieja del Culebri­nas. Desde allí a la boca del Guayabo el frente sudoccidental tiene la línea de las 4.5 brazas a 300-400 metros del filo de agua, con unos 150 metros aproximadamente en Punta del Boquerón, y con la particularidad de que los sondeos junto a la costa marcan gene­ralmente un cuarto de braza o media braza, con la excepción del sector entre la boca actual del Culebrinas y Punta del Boquerón, donde hay 2.5-3 brazas. Las mismas circunstancias generales de poco fondo en 300-400 metros prevalecen al oeste del Río Guayabo. La carta también muestra bajos de arena en las desem­bocaduras del Guayabo y del actual Río Grande, así como en las cercanías del Cabo de San Francisco. En cambio, frente al centro urbano de Aguadilla los sondeos dan 2-2.5 brazas entre el filo del agua y la línea de las 3.5 brazas, con 1 braza desde el pueblo hasta la boca vieja. Un escollo o peñasco al norte del pueblo —¿a la altu­ra del cementerio de Aguadilla? — podría ser considerado como el extremo septentrional del atracadero o surgidero.

Inciso 5. 1810

«Punta de San Francisco. — Al oeste, y a siete millas de Aguadilla, está la Punta de San Francisco, con varias piedras alrededor. Del río Guayabo hasta dicha Punta de San Francisco siguió la costa acantilada, con fuertes rompientes que dificultaban la aproxima­ción a aquella costa. Del Guayabo (lado este) en adelante toda la costa es de playa muy aplacerada por los muchos manantiales que desaguan en ella». [ Derrotero de las Antillas, costas de Tierra Firme y Seno Mejicano, Imprenta Real, Madrid 1810, Citado por Coll y

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Tosté, «Aguada», pp. 17 y 31.] Se trata de millas marítimas, cada una equivalente a un minuto del meridiano (1852 metros).

Inciso 5 bis. 1784PLANO DE LAS AGUADAS DE SAN JUAN Y SAN FRANCISCO

DE AÑASCO EN LA ISLA DE PUERTO RICO por

don Joseph Magrele, Pilotín del número, baxo la corrección de don Pedro Rivelles,

Maestro Delineador por S.M.Departamento de Cádiz.

Escala de 3 leguas de 20 en grado. (Fig. 5A, B)La línea de la costa está muy mal dibujada, pero se señalan

importantes detalles. Punta Borinquen se llama Punta de la Agua­da, y hay bajos junto a ella. La ensenada de Aguada hasta Punta de San Francisco es costa abierta, ligeramente cóncava, mientras una bahía en forma casi de herradura constituye el puerto, con la leyenda de «Aguada de San Juan». Del lado Nordeste tiene el «Río Chico» — su curso es relativamente prolongado—y al Sudoeste está el «Río Grande», presumiblemente el Culebrinas. Aparecen casas entre ambos ríos, y el puerto en herradura termina hacia el oeste en un cabo, qua probablemente quiere representar la Punta del Boquerón. Se muestran hacia el Sudoeste dos ríos sin nombre, que, a juzgar por su importancia, deberían de ser el Guayabo y el Río Grande. Se indican los sondeos de la ensenada. Doblando Punta de San Francisco, antes de llegar a «Punta Calbache», se indican «los bajos de Jigüero en la «Ensenada del Rincón». «Punta de Calbache» se halla inmediatamente al Noroeste de «Punta Cadena».

Más al sur se representa el «Río Grande de la Aguada Nueva»: en la boca se le une el «Río de Añasco», y hay casas a ambos lados del último. Éste—Río Grande de Añasco—es el histórico Guaorabo; el «Río Grande de la Aguada Nueva» tiene que corres­ponder al Caño La Puente, por cuya boca desembocaba otrora en el mar, al parecer, el Río de Añasco. [Plano original en el Archivo General de Puerto Rico, Archivo 5, Gaveta 1, n° 1170.]

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Inciso 6. 1776FRAY IÑIGO ABAD

Págs. 6-7.«Siguiendo la costa del norte, y al noroeste de ella, está el Cabo

de Borinquen en los 18 grados 45 [sic] minutos de latitud... y corre debajo del agua más de un tiro de pedrero, formando un bajo o arrecife ... la bahía de Puerto Rico [ San Juan]... y es la úni­ca que hay desde la Cabeza de San Juan hasta el Cabo Borinquen, capaz de recibir navios...

«Al Oeste del Cabo de Borinquen, a poco más de dos leguas, está el de San Francisco, en los 18 grados 47 [sic] minutos de lati­tud, entre los cuales se forma el puerto de San Francisco de la Aguada, capaz de las mayores flotas, aunque poco resguardado de los nortes. En la extensión intermedia de estos dos cabos desaguan el Río Chico, el de la Aguada, Culebrinas, el de Cañas, y otros pequeños.»Págs. 10-11.

«No sabemos, qué puerto de la Isla fuese éste en que dio fondo el Almirante Colón con su flota; pero siendo regular, según el rumbo de [la isla de] Santo Domingo, costease a Puerto Rico por el norte, hay motivo de persuadirnos, fue en el puerto de la Agua­da, que está al noroeste de la Isla. Me iniclinan a esta conjetura la situación del puerto, su grande extensión, buen fondo y espaciosa entrada. A esta parte de playa le dan el nombre de Guadilla [sic], que en el idioma de los indios de aquella Isla significa jardín; que además de convenir al sitio, por ser el más ameno y delicioso, parece explica la disposición y forma del pueblo que vieron los españoles a su arribo. Pero, como no tenemos autor ni documento en qué fundar el pensamiento, quedará siempre en la clase de con­jetura.

«Colón se hizo a la vela para Santo Domingo el 22 de noviem­bre de 1493, sin acordarse más de Puerto Rico, que quedó olvi­dada hasta que Juan Ponce de León volvió a reconocerla en 1508».

[Por el Dr. Chanca y Miguel de Cuneo se sabe que la flota levó anclas en la madrugada del 21 de noviembre, se avistó la Isla Española el anochecer, y se surgió al día siguiente.

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Igualmente — véanse entre otros los trabajos de don Aurelio Tió — el «reconocimiento» por Ponce tuvo lugar en 1506.]

Págs. 131-135.La mayor parte de los habitantes de San Antonio de la Tuna

«están en sus estancias, que se extienden dos leguas hasta la que­brada de los Cedros, en donde crían los ganados y cultivan tabaco y legumbres, con muchos pavos, gallinas y otras aves que bajan al puerto de la Aguada, para los navios que se detienen a hacerla. Esta circunstancia utiliza mucho a este pueblo, pues con facilidad venden sus frutos.»........

«Después de la quebrada de los Cedros que apenas trae agua y divide los términos entre el pueblo antecedente y el de San Carlosde la Aguadilla, hay otras dos leguas de montaña llana__hastallegar a la cuesta de Jaycoa... dobla la Isla su costa desde el Cabo de Borinquen, en que termina la montaña de Jaycoa.

«Debajo de ella se halla la nueva población de San Carlos de la Aguadilla, y la ciñe por el oriente y mediodía; por el estenordeste [la ciñe] el Cabo de Borinquen, por el noroeste la mar, y por el suroeste el río Culebrinas, quedando situada a lo largo del puertoen una angosta playa formada entre la mar y la montaña...........Hacia el medio de la montaña hace una concavidad que baja des­de arriba, y en el pie queda una mediana cueva. Ésta sirve de estanco a un arroyo de agua cristalina que nace en ella, en donde se ven multitud de peces que crían entre las piedras del fondo, que es de poco más de una vara... El terreno del frente — que corre hasta la mar como 80 toesas — está lleno de palmas, naran­jos, limones, cidras, limas, tamarindos, totumos y otros frutales, regados del riachuelo que pasa ondeando este pequeño bosque, entrándose luego en la mar con el nombre de río Pequeño. En su embocadura se ven los alcatraces, gaviotas, azores y otras aves acuátiles que divierten con sus zambullidos para sacar la pesca.

«En el centro de la arboleda, muy cerca de la cueva, está la igle­sia, que es pequeña pero hermosa, y sirve de parroquial a esta población que consta de 58 casas situadas a lo largo de la orilla del mar, en un arenal molesto, y expuestas a que cualquiera barco ene­migo las destruya, pues están indefensas a la orilla del agua. Las demás, hasta el número de 195 familias con 1,045 almas, viven

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parte en la ribera derecha del río Culebrinas —que dista medio cuarto de legua — y algunos pocos están arriba en la montaña de Jaycoa, en donde cultivan tabaco, maíz, frijoles, batatas, con otras legumbres, y aves que venden a los navios que llegan a hacer aquí el aguada.

«El puerto [de la Aguada], formado entre los Cabos de Borin- quen y San Francisco, es de mucha extensión. Está abierto por el nordeste [sic: lapsus por noroeste], tiene buen fondo, capaz de las mayores, los navios de línea pueden abordar hasta 12 o 15 toesas de la playa. [Una toesa equivale a 1 m. 946 mm.] Su entrada, muy ancha y sin peligro, aunque es preciso dar resguardo al Cabo de Borinquen. Hay abundancia de buenos pescados, los pasajeros en­cuentran todo refresco ... Cuando llegan las flotas de España, con­curren de los pueblos inmediatos con todo género de comestibles y frutos de la tierra, levantan rancherías a lo largo de la playa, y se forma en pocas horas una divertida feria que dura los cuatro o seis días que tarda la flota en refrescar los víveres y tomar el agua». {Más arriba, como vimos, fray Iñigo dice que los de La Tuna «bajan al puerto de la Aguada» con sus productos: es obvio que se refiere a Aguadilla; pero la Bahía, es decir, el puerto, se conocía co­mo de La Aguada: no olvidemos que Aguadilla sólo fue erigida en parroquia — hecho pueblo — en 1775.]

Págs. 133-135.«A distancia de medio cuarto de legua de esta población [San

Carlos de Aguadilla] desemboca en el puerto el río Culebrinas, que es caudaloso y da paso a los lanchones hasta la ermita del Espinar. Baja de las montañas del Pepino, y en su curso riega dilatadas vegas que fructiferan todos los frutos de la Isla...

«... hacia el nacimiento del río está el pueblo del Pepino. Su vecindario asciende a 190 familias, con 1,053 almas cogen con abundancia cuantos frutos cultivan, y venden con prontitud en el puerto de la Aguadilla...

«Pasada la boca del río Culebrinas y siguiendo la costa de la mar por camino llano y hermoso, a distancia de una legua se halla el pueblo de San Francisco de Asís de la Aguada, cercado de cua­tro ciénagas o lagunas, en una llanura que se anega en tiempo de lluvias. Está formado de cuatro hileras de casas, que dejan una

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espaciosa plaza, en cuyo centro se ve la iglesia, siempre arruinada; pues, aunque se ha reedificado muchas veces, el suelo pantanoso no resiste la fábrica por los malos cimientos. A un lado de la plaza hay una capilla decente y capaz, que sirve de parroquia a falta de ésta.

«Este pueblo es de los más antiguos de la Isla... ha tenido dife­rentes situaciones, prefirieron ésta... aunque le era más ventajosa la de la Ermita de N. Señora del Espinar. Su terreno seco, circun­dado del mar por el norte, del caño del Carrizal por el oriente, del río Culebrinas por el sur, y de una espaciosa llanura al poniente, la navegación del río para transportar sus frutos al puerto y la pro­porcionada distancia a todas las partes de su distrito, dictaban la fundación del pueblo [de Aguada] en este sitio, con exclusión del de la Aguadilla; pero el interés particular prevaleció.

«El territorio que gozaba [Aguada] era de mucha extensión.' De él se han separado dos de los tres pueblos antecedentes [Agua­

dilla y Moca] y el de Rincón; pero hoy le ha quedado bastante reducido y la mayor parte de mala calidad, pues desde el río Cule­brinas hasta el pueblo es todo arenal... La parte que corre hacia el mediodía y poniente es menos malo, aunque de corta extensión... Con todo, el vecindario es respectivamente considerable: hay en esta jurisdicción 685 vecinos con 4,117 almas. Verdad es que la mayor parte viven del contrabando que hacen en las mismas costas, o pasando los sobrantes de sus cosechas, ganados, cueros y tablazón al Guarico...

«Este pueblo dista medio cuarto de legua de la costa del mar. Siguiendo ésta hacia el poniente, se deja el Cabo de San Francisco a la derecha, en cuya costa desembocan los ríos Grande, Cañas, y otros de menos aguas... A dos leguas cortas está el pueblo de Santa Rosa de Rincón, en la punta de Calbache, en un arenal inme­diato al puerto de su nombre. Se fundó en agosto de 1772...» [La Punta Calbache de Abbad sería la actual Punta Ensenada.] [Fray Iñigo Abaad y Lasierra, Historia geográfica, civil y natural de ¡a Isla de San Juan Bautista de Puerto Rico, Estudio Preliminar por Isabel Gutiérrez del Arroyo, Ediciones de la Universidad .de Puerto Ri­co, 1959.]

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Los puntos cardinales señalados por Fray Iñigo respecto al Espinar sugieren que por entonces el Culebrinas seguía al mar por el mismo curso que ahora, y que el Caño Carrizal correspondía a la boca vieja de ese río. Lo sugiere también con decir que «pasada la boca del río Culebrinas y siguiendo la costa de la mar por camino llano y hermoso, a distancia de una legua se halla el pueblo... de la Aguada.» El «medio cuarto de legua» que supues­tamente separaba a Aguadilla del Culebrinas, podría referirse al espacio entre el Caño Carrizal —o Río de la Aguada— de fray Iñigo y el Culebrinas (boca actual). En otra parte escribe que el Río Culebrinas ciñe a Aguadilla «por el suroeste».

En el curso de los siglos el Culebrinas pudo haber cambiado de curso más de una vez, como resultado de fuertes precipitaciones causantes de riadas que afectaran los sedimentos aluviales. Por lo que el Río de la Aguada que fray Iñigo en su texto coloca entre el Río Pequeño y el Culebrinas [pág. 7], podría ser su Caño Carrizal, actualmente la boca vieja del Culebrinas.

[Coll y Tosté escribe en el Boletín Histórico, XIII, p. 31: «Véase el mapa de fray Iñigo Abbad, hecho en 1773... Este mapa no lo reprodujo D. José Julián Acosta en 1861; pero yo poseo una copia que sacó de él Baldorioty de Castro en Madrid. El original está ahora en la Biblioteca Pública de Nueva York, en la sección de Manuscritos». 1

Inciso 7. 1775Fernando Miyares

Págs. 71-73.Aguadilla. «Es población moderna de la isla, y la qué ha tenido mayores oposiciones en su principio, siguiendo dilatadas compe­tencias judiciales sus fundadores con los vecinos de La Aguada,de quien se separó........ se libraron los expedientes para elefecto de la división real con fecha de primero de febrero de [1775]. En este corto tiempo han dado manifiestas pruebas los nuevos pobladores de la justicia con que se les protegió, pues se dedican incesantemente a la conclusión de la iglesia, cuya fábrica siguen de piedra.

«A este puerto llegan las flotas, navios de azogues y otros de guerra y marchantes a hacer agua y refrescar víveres. Su situaciónDelgado • S zá szd i • Alegría 71

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es amena y deliciosa, por cuya razón le llamaban los indios natu­rales de esta isla Guada, que quiere decir en su idioma jardín, aunque después se ha vulgarizado con el de Aguada, por la que allí se hace, cogiéndola de las mismas bocas de dos ríos y dos que­bradas, las cuales están rodeadas de naranjos, limones y otros árboles frondosos que patentizan su fertilidad.

«Con motivo de haber estado hasta ahora comprendido este territorio en la jurisdicción de la Aguada, ha llevado aquel nombre y no el de Aguadilla, a el cual debe el primero mucha parte de los elogios que le dispensan los pasajeros.

«Hay en este paraje varias casas a lo largo del puerto, cuyas inmediaciones son sumamente agradables. Un río nombrado Culebrinas va serpenteando por la playa, y se introduce a la tierra más deliciosa. Suceden alternativamente caños y quebradas que forman la más hermosa vista. Por una parte se descubren pal­mares, úcares y otros árboles de gran magnitud; por la otra, pla­tanales, espinillos y montes-bajos; aquí bosques de naranjos y limones... al otro lado fértiles estancias...

«El río Culebrinas no es donde hacen aguada las embarca­ciones, aunque atraviesa la playa, sino el riachuelo llamado Agua­dilla, que se halla al este de este puerto, capaz de contener muchos navios, pero tiene la falta de estar casi descubierto del [viento] norte».

Curiosamente, cuando Miyares da la lista de los veintitrés ríos principales de Puerto Rico (pág. 11), siguiendo la costa norte y dando la vuelta a la Isla por el oeste, luego sur y este, menciona el «Arecibo, Calveche, Río Chico, Guarabro [por Guaorabo], Mayagüez ... », pero no al Culebrinas.]Pág. 74.

Aguada. «Dista este partido del anterior legua y media de camino bueno ... Tiene el pueblo unidas ciento y ochenta casas... El te­rreno es muy abundante y fértil.

«Al oeste está el puerto llamado la Peña de San Francisco, capaz de navios de guerra, y fue el primero que se descubrió en la isla«.

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[Como la Punta o Cabo de San Francisco no es puerto, esta rara aseveración de Miyares puede proceder de un escrito, mal descifrado, en que se señalara dicho Cabo como límite del puerto de la Aguada; pero lo más seguro es que proceda del informe de 1756 del Jefe de Escuadra don Andrés de Reggio, quien hizo agua­da, con tres navios de azogues en la Nueva Aguada, o Aguada del Sur. La tal Peña de San Francisco es la actual Punta Cadena, extremo norte de la Bahía de Añasco y último remate de los Cerros de San Francisco, estribación a su vez de los Cerros de La Cadena, a que pertenece el Pico Atalaya, de 361 metros. Correspondía esta «Nueva Aguada» al «puerto de San Francisco» junto a la villa de San Germán, que mencionan los documentos por 1528. Sobre Re­ggio, véase la obra citada de Fairbánk; sobre San Germán, la de Aurélio Tió.]Págs. 74-75.Añasco. «Para llegar a este partido [desde Rincón], se anda parte del camino por la orilla del mar, y como la playa es monte bajo y arenal, hace allí un calor insufrible, cuando en otras partes será tolerable. [Sería por la falta de los vientos del norte y del este.] Una legua larga antes de llegar al lugar, se encuentra un puerto espacioso del mismo nombre, cubierto del norte, pero muy lleno de bajos. Es aquí penoso el hacer aguada, porque mezclándose el agua de la bahía con la del río, la mantiene salobre hasta mucha distancia. Las embarcaciones de porte no pueden dar fondo sino una legua de la orilla, a causa de los bajos que encierra, y se han perdido diferentes buques, lo que no ha sucedido en la Aguadilla, que es sumamente limpio.»

[Véase la citada carta hidrográfica, West Coast of Puerto Rico, en que se aprecian los bajos mencionados. Por algo se encontró hace algunos años en el fondo de la Bahía de Añasco un astrolabio, recuerdo, sin duda, de un naufragio.] [Fernando Miyares González, Noticias Particulares de la Isla y Plaza de San Juan Bautista de Puerto Rico, con un Apunte preliminar por Eugenio Fernández Méndez; Ed. Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, 1954.]

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In c iso 8. 1761

Derrotero de Cádiz a la HabanaPlana que muestra uYi croquis de la Ensenada de Aguada,

(Fig. 3) debajo de una línea en que se lee: «Enfilar La Punta de N de la Aguada con la del S...» Se señalan en el croquis, inscritos sobre la Isla: «Punta del N. de la Aguada Vieja»; «Punta del S. de la Aguada»; «Río Chico» que corre aproximadamente de norte a sur, con casas marcadas a lo largo de la playa a ambos lados de su desembocadura; «Río Grande», que es el Culebrinas, y parece co­rresponder a su desembocadura actual; y «Punta de San Fran­cisco», donde termina el croquis. Se distingue la Punta del Boquerón, al oeste del Río Grande, aunque no se la identifica; se señalan escollos entre la Punta del Norte y la Punta del Sur de la Aguada ( la segunda es Punta Borinquen), y la dirección Norte- Sur se marca por una recta que sale de cerca de Punta del Boquerón, hacia el este, y termina junto a los escollos que se proyectan entre las dos Puntas de la Aguada.

Al margen, junto al texto debajo del croquis, se lee: «Ensenada en que se halla el Aguada de San Francisco o de Puerto Rico, por otro nombre la Aguada Antigua. El texto es como sigue:

«Toda la Ysla de San Juan de Puerto Rico, por la banda del N. se puede costear sin recelo alguno distante de la costa dos leguas. Se se ha de entrar en Puertó Rico [San Juan], se procurará recalar en la Cavesa [sic] de San Juan, o entre ésta y Luiza... Mas si se ha de seguir a la Aguada, que si es al ponerse el sol, o ya tarde, que concidere [sic] no alcansar [sic] la Aguada con día, se pondrá a la capa NNE, SSO con la Punta del Norte de la Aguada sobre las gavias, media noche la cavesa [sic] para fuera, y el restante para tierra, manteniéndose así hasta las 10 del día, que llame la brisa del L [este] para el NE; que mareará a pasar una milla de la Punta del Norte y Sur de la Aguada, la qual montada, oreará [sic] a pegarse sin reselo [sic] a la costa de NNO, SSE; luego que se descubra el fondo de la ensenada y frente del Río Chico, por 36 o 25 brazas arena blanca y lama, dará fondo al ancla de babor que quedará a el NS, y un anclote al SO, con lo que quedará claro al terral y a la brisa.

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«Reconocimiento del Río Chico. —El Río Chico se conose [sic] por la Playa, de modo que luego que se halle montado la Punta del Sur de la Aguada, se verá una Playa corrida de arena blanca por toda la ensenada, mírese el principio de ella hacia el Norte, y a un tiro de cañón de a 3 de allí a el Sur corriendo la playa, se verán unos bujios, en el qual está el Río, con algunas palmas de cocos. Siguiendo para el SO, en el principio de la tierra vaja [sic] está el Río Grande, con muchas palmas de cocos». [Museo Naval, Madrid. Posiciones Geográficas, 22 Documento, Manuscrito 177. Dado a conocer por Miles E. Fairbank, pp. 133-135.]

Inciso 9. 1737

■ Francisco Fernández de Valdelomar:«Planos de las Bahías de la Aguada,

Bahía de Añasco y Puerto de Mayagüez.» (Fig. 2)El mapa fue ejecutado como parte de la comisión dada al

«Ingeniero Extraordinario» del Ejército, Valdelomar, para que rindiese un informe sobre las aguadas de la costa occidental y la manera de fortificarlas. Aparentemente esta comisión se relaciona con el informe de Reggio, del año anterior. El plano, aunque técni­camente imperfecto, ofrece detalles interesantes, así al sur de Punta de San Francisco, entre ellos el «Proyecto de Aguada» que corresponde al puerto de Mayagüez.

Conviene tomar en cuenta ciertos datos que se señalan en la «Bahía de Aguada». Ésta se halla enmarcada entre la «Punta de Bur[iqu]en» y la Punta de San Francisco. La costa sigue práctica­mente de norte a sur, y luego de este a oeste; desde Punta de San Francisco corre esencialmente de norte a sur hasta Punta de Cal- bache, actual Punta Cadena. La costa norte-sur de la Bahía de la Aguada se muestra como acantilado, con una franja costera desde lo que sería el centro de Aguadilla, pero no se indican casas ni ran­chos en ese sector.

Se representan dos ríos: el uno corto, y el otro más largo. Por su posición o desembocadura, corresponde el más corto a la actual Madre Vieja del Culebrinas, que fray Iñigo llamaba Caño Carrizal. El río más largo es sin duda alguna el que se decía Río Grande, que en este mapa se llama «Río Culebrinas»; es el actual

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Culebrinas, alias Boca Carrizal. Entre ambos ríos, junto almar, se muestran unas estructuras con la leyenda de «Los Ranchos». En la orilla izquierda del Río Culebrinas se dibuja un «Fuerte en Proyecto». Casas dispersas indican ranchos o estancias; y bastante tierra adentro se lee «Pueblo de San Francisco», debajo de doce o trece casas que circundan una iglesia. (Recordemos que fray Iñigo dice que la iglesia de San Francisco de Asís de la Aguada se halla­ba en el centro de la plaza, formada por cuatro hileras de casas).

Hay que mencionar un detalle importante: se muestran seis buques en las aguas de la Bahía de la Aguada. Un galeón está saliendo, con rumbo al oeste, al norte de Cabo de San Francisco; otro acaba de doblar Punta Borinquen, y se dirige al sur-sudeste, como otro navio que le precede; más adelante, una nave de menor porte parece dirigirse desde el sudeste hacia la actual Aguadilla; por fin, otro galeón, algo alejado de la playa, y más cerca, otra. embarcación menor, fondean con las velas recogidas, al norte de la desembocadura del Culebrinas.

En vista del lugar de anclaje de esos buques y la existencia de los ranchos entre las dos bocas fluviales, se puede inferir que en el plano de Valdelomar el surgidero usual se hallaba en el recodo entre el Culebrinas y tal vez el barrio Higüey de Aguadilla (zona sur).El mapa de don Francisco Fernández de Valdelomar se conserva en dos ejemplares coetáneos: el uno se halla en el Museo Naval, de Madrid, y lo dio a conocer Miles E. Fairbank en su obra; el otro quedó en la Isla, y actualmente forma parte de los fondos del Ar­chivo General de Puerto Rico [signatura: Archivo 1, Gaveta 4, n° 436], de donde lo reprodujo Walter A. Cardona Bonet, Aguada... Notas para su historia, San Juan, 1985, p. 58, trabajo que consultó Jaime Noel Sepúlveda Carrero: Aymaco y el encuentro de Boriquén, San Juan, 1992. (Reproduce parte del mapa en la pág. 207, con comentario en la pág. 224).

Inciso 10. ¿1700?

«Aguada del Norte de la Ysla de Puerto Rico, donde van a hacerla las flotas» (Fig. 1)

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Se trata de una carta de marear con perfil de la costa, típica de las que utilizaban los pilotos del siglo XVII para reconocer los diversos accidentes geográficos y entrar con seguridad en los puertos. El Almirante don Julio Guillén, Secretario de la Real Aca­demia de la Historia y Director del Museo Naval hasta su falleci­miento, le expresó a Fairbank la opinión que databa de cerca de 1700.

El plano muestra la ensenada de Aguada — llamada «Aguada del Norte» entre Punta de la Aguada (estimamos que es la del sur) y que corresponde a Punta Borinquen; y Punta de San Francisco. No hay instrucciones escritas: sirve ese fin lo dibujado. Un navio aca­ba de montar la Punta de la Aguada y se enrumba de norte a sur, linea que corta la costa meridional de la Ens'enada ligeramente al este de un cabo que presumimos que es Punta del Boquerón.

Se dibuja la rosa de los vientos en el punto donde una línea NE-SO diseca la línea N-S, conectando lo que parece ser Peñas Blancas (aí norte de Aguadilla) a las inmediaciones de Punta de San Francisco. Al este exacto del punto de referencia (rosa de los vientos) se halla la boca del «Río de la Aguada»: se trata del Río Chico de Aguadilla, y en un mapa moderno la línea apunta a la Plaza e iglesia de Aguadilla. Se señala un paraje en la costa hacia el norte, y se lee: «Parage donde se haze leña». Se halla unos 20 grados desviado del rumbo NE-SO, lo que lo identifica con el cerro que cae en picada hacia el mar, al norte del barrio Tamarindo de Aguadilla y al sur del muelle.

Entre lo que creemos que es Punta del Boquerón y la Punta de San Francisco se señala una boca fluvial con la leyenda de «Río que desemboca en la Ensenada». Lo plausible es identificarlo con el actual Río Grande, que sirve de lindero entre los Municipios de Aguada y Rincón. Falta, sin embargo, el Río Guayabo, acaso porque su boca no constituyera un accidente geográfico suficiente­mente llamativo.

Es obvio, que lo que resultaba importante para el piloto era todo aquello que se situaba al este del rumbo norte-sur. Siguiendo la playa hacia el este desde Punta del Boquerón, se llega a otro «Río que desemboca en la Ensenada». Después de un exhaustivo análisis, hay que concluir, que se trata de la boca actual del Río Culebrinas, de la cual Córdova decía en 1831: «la quebrada MalDelgado • S zá szd i • Alegría 77

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Paso que desagua en la costa y se denomina Boca Carrizal [permanente]... y la de Hicacos que va a la de Mal Paso» [no es permanente]. La quebrada Mal Paso nace al sudeste del pueblo de Aguada, en el barrio Mal Paso, sale al terreno llano y bajo junto a la Central Coloso, y se enrumbaba hacia el mar doblando el extremo oriental de los Cerros Casualidad, donde empata con el curso final actual del Culebrinas (Boca Carrizal).

Siguiendo en el plano de 1700 la costa este, ésta corre en línea recta desde Punta del Boquerón hasta más allá de la ancha boca de un río, con dos raíces: la una fluye del sudeste, y la otra, principal, del este. Se llama «Río Grande». Es incuestionablemente el Cule­brinas, pero queda por determinar el punto de su desembocadura, así como el curso superior de sus aguas. Opinamos que la raíz más corta, la meridional, es el actual Río Caño, límite entre los ba­rrios Guanábano y Mamey de Aguada. Córdova escribió: «Corren por la jurisdicción los ríos Culebrinas, Cañas que entra en el anterior... y las quebradas Mamey que entra en río Cañas...» En cuanto al curso fluvial que sale de las montañas lejanas, de este a oeste, es el propio Culebrinas, antes de unirse al Río Caño.

La boca del Río Grande (Culebrinas), por su posición en el plano de 1700, parece corresponder al caño que se comunica con el mar al sudoeste del Parque de Colón, al norte del Barrio del Espinar. Observemos, sin embargo, que tanto la línea de la playa, como el curso del río desde que sus aguas abren paso entre los Cerros Casualidad y los de Viñet (extremo meridional de la Cordillera Jaycoa), tuvieron que cambiar en los últimos trescientos años —y aun más en este medio milenio— tanto más que la deforestación y los cultivos tuvieron que haber aumentado la erosión y la sedimentación. Los meandros del río y la baja ele­vación — gran parte de los terrenos a menos de un metro sobre el nivel del mar, y la mayor parte a menos de dos — testifican en ese sentido.

Otro río pequeño baja de los cerros y entra en la ensenada, co­mo a la mitad de distancia entre el «Río de la Aguada» y el Río Grande. A base de las líneas de contornos de un metro, parece que esta boca se hallaba inmediatamente al sur del barrio Higüey de Aguadilla. Sus aguas habrían procedido, o de un jagüey al pie del cerro —como en el caso del Río Chico— siendo higüey

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corrupción de aquella voz, o tal vez sus aguas procederían del Caño Madre Vieja que corre de este a oeste al pie de los Cerros Viñet. Nos preguntamos si se trata — según Córdova — de la que­brada «Inca que entra en río Culebrinas, [y] Lima que se une a la anterior» (¿ el caño Media Luna?, que baja de los Cerros Viñet).

Entre este río sin nombre y el Río Grande se representan casas, incluso al oeste del Río Grande, aunque más alejadas .de la playa, y la leyenda dice: «Río Grande y Bugío de Gibaros». Es una repre­sentación, sin duda, del barrio del Espinar.

Por fin, cinco naves se hallan al ancla, orientadas todas nordeste-sudoeste, con la proa hacia tierra. El más septentrional fondea frente al paraje donde se hace leña; el más meridional está de estribor al norte del río pequeño sin nombre; otro está frente al «Río de la Aguada», aunque a bastante distancia, y los dos restantes con la proa apuntando hacia los barrios Tamarindo y Santa Bárbara.

Por cierto, las únicas construcciones que se observan son las de Espinar, con las pocas levantadas al oeste del Culebrinas.

Luis Hernández Aquino ha sugerido la posible confusión entre jagüey e higüey (pp. 200 y 215), y como 5o sentido de la primera de esas voces escribe: «Quebrada en Aguadilla, que nace en el ba­rrio Victoria», que es el sector sudoeste de la jurisdicción de Agua­dilla. [Diccionario de voces indígenas de Puerto Rico, Editorial Vasco Americana, Bilbao, 1969.]Este importantísimo mapa fue descubierto por don Julio Guillén en Cádiz, y forma parte de una colección de similares instrumen­tos de pilotaje: en otras palabras, se trata de un derrotero en dos tomos, que abarca el Caribe, el Seno Mexicano y la Florida. Se con­serva en el Museo Naval de Madrid, su signatura: Cartografía sobre Puerto Rico, Manuscrito n° 104. El plano de la Aguada lo publicó en su obra Miles E. Fairbank, pp. 130 -131. Lo utilizó luego Aníbal Sepúlveda Rivera en San Juan, historia ilustrada de su desa­rrollo urbano, 1508-1898, San Juan 1989, p. 101 y posteriormente Sepúlveda Carrero, Aymaco, p. 224-226.

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In ciso 11. SIG LO XVII

1664-1691Angel López Cantos, Historia de Puerto Rico (1650-1700), Escuela de Estudios Hispano-Americanos; Sevilla 1975.

En 1664 un barco carga bastimentos, de Aguada a San Juan (p. 300); el 4 de noviembre de ese año llega a la Aguada con los Galeo­nes (la Flota de Tierra Firme) el nuevo Gobernador, Jerónimo de Velasco (1664-1670), para luego hacer su entrada a San Juan el 22 de noviembre (p. 179).

La Armada de Barlovento, cuando tenía que hacer escala en Puerto Rico, no recalaba en la capital, sino en el puerto de la Aguada (p. 120).

El 25 de febrero de 1675, Bartolomé de Escañuelas le escribe a la Reina Gobernadora, Doña Mariana de Austria, desde la isla Margarita, y se refiere, en Puerto Rico, a las «poblaciones hoy casi acabadas de Coamo, San Germán, Aguada y Arecibo...» (p. 13).

En 1671 viven en Puerto Rico 57 extranjeros; de estos 23 resi­den en San Juan y 19 en Aguada (p. 28).

En diciembre de 1689 mueren en Aguada 25 personas de virue­las; en 1691 San Francisco de Aguada tiene 94 vecinos (p. 26).

A fines del siglo XVII el contrabando se hacía principalmente por el puerto de la Aguada, so pretexto de «arribada forzosa». Buques neerlandeses e ingleses traen ropas y esclavos (pp. 225 y 282).

Por abril de 1690 desembarca en la Aguada el nuevo Goberna­dor de la Isla, don Gaspar de Arredondo y Valle (p. 201).

1649-1660Salvador Brau, Disquisiciones sociológicas y otros ensayos, con intro­ducción de Eugenio Fernández Méndez; Ediciones del Instituto de Literatura, Universidad de Puerto Rico, México 1956, pág. 400:

«Acentuáronse luego el olvido y la soledad de los colonos puertorriqueños, hasta el punto de darse cuenta al Consejo de Indias por el Gobernador don Juan Pérez de Guzmán, en 16 de agosto de 1660, de que hacía once años no llegaba a ¡a isla un navio de

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registro. Ni de España se tenían más noticias que las comunicadas por las armadas de galeones que, al dirigirse a Veracruz o Carta­gena, lo mismo que a su regreso, tocaban puerto en la Aguada para renovar sus víveres y dejar la correspondencia».

1646-1647Licenciado Diego de Torres Vargas. [Boletín Histórico de Puerto Ri­co, Año IV, n° 5, Septiembre-Octubre de 1917, pág. 289.]

«Ríos. — Tiene esta isla 26 ríos principales que salen al mar ... [Diez de éstos en la costa norte]... Y en el Aguada hay dos ríos: el uno no tiene nombre, el otro se llama Calvache; y así mesmo dos quebradas sin nombre, en espacio de una legua, que hace una ensenada. Y aquí es donde hacen agua y toman refrescos las Flotas de Nueva España, y algunas veces Galeones, por ser tan acomodado el sitio que en las mismas bocas de los ríos y que­bradas está dulce el agua.

«Este paraje está a sotavento de Puerto Rico 18 leguas, y es tan ameno y lleno de muchas arboledas y árboles frutales, y especial de naranjos agrios y dulces y limones, que los navegantes le alaban, diciendo que no han visto cosa más deleitable en el mundo, que la naturaleza echó allí el resto...

«Está la villa de San Germán 12 leguas; y son las más fértiles tierras de su jurisdicción. — A la banda del oeste [de la Isla] salen los otros tres ríos, que son Guaorabo, Mayagües y Guanaxivo. Este último río pasa por la villa de San Germán».

[La referencia a los últimos tres ríos de la costa al sur de Punta Jigüero, indica que el Río Calvache que se menciona no es el río o Quebrada Grande de Calvache que desagua en el mar al norte de Punta Cadena y al sur del sitio Córcega, en el barrio Calvache del Municipio de Rincón. Por consiguiente, cabe presumir que es equivocación de Torres Vargas, por Río Culebrinas. El otro río, sin nombre, sería probablemente el Mal Paso, alias Carrizal (boca ac­tual del Culebrinas). Las dos quebradas que también se utilizan para aguada son, creemos, el Río Chico de Aguadilla, y la Que­brada Jagüey mencionada por Hernández Aquino, la que se apre­cia en el derrotero que acabamos de comentar. — La descripción de las huertas de cítricos se parece muchísimo a lo que fray Iñigo

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escribe en torno a Aguadilla. Creemos, que en el caso de Torres Vargas se refiere más que nada al Espinar, aunque tampoco se puede afirmar que no las hubiera habido por entonces alrededor del Río Chico, tanto más que éste era una de las cuatro aguadas. (Tomemos en cuenta, que hasta nuestros días el noroeste de la Isla es la zona productora principal de chinas). El hecho de que hasta mediados del siglo XVIII no parece haber habido construcciones permanentes en el área de Aguadilla, no excluye el que se levan­tasen tiendas o tinglados en ocasión de Flotas junto al Río Chico, ni tampoco impedía el hacer aguada en él.

No es necesario dar aquí a la medida de la legua una definición precisa: digamos que son unos 5500 metros, que hacen una ense­nada, es decir, corresponden al fondo de la Bahía de Aguada. La medida y el concepto remiten al litoral, desde el barrio Tamarindo de Aguadilla, aproximadamente, hasta la quebrada Tinaja que es el lindero occidental de la «U.S. Naval Communications Station Carrizal» (el límite oriental es el actual Culebrinas). Es ese espacio que constituiría el Puerto de la Aguada en tiempos de Torres Vargas.]

1624-1641Enriqueta Vila Vilar, Historia de Puerto Rico (1600-1650), Escuela de Estudios Hispano-Americanos; Sevilla 1974.

En 1641 la Real Audiencia de Santo Domingo nombra Gober­nador interino de Puerto Rico al licenciado don Juan Melgarejo y Ponce de León, el cual desembarca en Aguada (p. 52).

Después del ataque holandés a San Juan (1624), los neerlan­deses derrotados se retiran al puerto de San Francisco; según la autora, se trataba de Aguada (pp. 141,151).

Inciso 12. 1592

Baltasar Vellerino de Villalobos, Luz de Navegantes, donde se hallarán las derrotas y señas de las partes marítimas de las Indias, islas y tierra fírme del Mar Océano, dirigido al

Real y Supremo Consejo de las Indias... 1592 años.

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[Manuscrito en el Museo Naval, de Madrid, folios 55v.-56. Reproducido por Miles E. Fairbank, pp. 141,142-144.]... recalar antes de la medianía de la Playa, a la que berás, hasta tomar de 10 a 12 brazas de agua, y dejarás caer el ancla entre los dos Ríos que hay entre la medianía de esta ensenada, dando Proya [sic] a tierra, porque es acandilado, [sic] de modo que a dos cables de la orilla hay 100 brazas, y medio cable más afuera no hallarás fondo, por lo qual, si te descuydas, te desgariterás». [desgaritarse: irse al garete.]«Aguada de Puerto Rico»«Te prebengo, que assí la punta de la Aguada como toda esta ensenada es muy limpia y fondable, la Punta es alta y redonda, y luego que la hayas montado, como se a explicado, governarás al Sur como dos cables de la orilla, y de aquí al Sur[este]. Y al princi­pio de la playa de arena descubrirás un riachuelo pequeño, y una milla más adelante el otro Río, entre los quales darás fondo, como dicho, teniendo entendido que por enzima de la [¿tierra?] biene una briza, a bezes con buenas ráfragas [sic]. El [¿uso?] más común de dar fondo en esta ensenada, que [¿es en?] 12 a 15 brazas, a un tiro largo de fusil de la tierra, con un ancla al Norte y un anclote al Sur.»«Desde la punta de la Aguada a Cauo Rojo ai 12 leguas»«La frente que haze a el Oeste esta Isla corre casi de Norte a Sur, de modo que la punta que [mi]ra al Norueste se llama del Agua­da, y la que [¿mira?] al Sudueste se llama Cabo Rojo, y hay de la una a la otra como 12 leguas».«Punta de Calbache» [y más adelante, también al margen] «Desecheo» [y luego] «Aguada de San Francisco».

«Tres leguas al Sur de la punta de la [Aguada] está otra lla­mada Punta de Calbache, y desde la una a la otra haze ensenada la tierra, toda limpia y fondable.

«Si por algún accidente no pudieses dar fondo en la Aguada y necesitares agua, bastimento, o algún palo o berga &a, desde la dicha Aguada irás costeando la tierra hasta montar la Punta de Sotabento, que es la de Calvache, pasando por entre ella y un islote que tiene como una legua al Oeste, llamado el Desecheo,

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llebando largas las belas que pudieres, para tenerte a barlobento, cerca de la costa, por lo mucho que por aquí corren las aguas al Norueste, y luego que hayas propasado la Punta del Calbache, darás en un plazel [sic], y en 20 a 22 brazas, fondo de arena, por lo que te prevengo, que no tiene[s] que rezelar de nada, si no de lo que vieres; e ynmediatamente descubrirás la ensenada de San Francisco, y en ella una playa en cuya orilla verás una empalizada de árboles secos, que es donde está el Río, al qual te encaminarás, disminuyendo fondo hasta de 8 a 6 brazas, donde dejarás caer el ancla. Y si disparares un cañonazo, bajarán los vezinos, como hazen los de la Aguada, y te proveherán de lo que necesitares y que da la tierra».«Ensenada de Roxas»

«Como tres leguas más al Sur de la Ensenada y aguada de San Francisco está otra Ensenada» [termina el folio 56].La Punta de ¡a Aguada es Punta Borinquen; Punta de Calbache es Punta Jigüero. La Aguada, a secas, es la Ensenada o Bahía de Agua­da; la Ensenada y aguada de San Francisco es la Aguada Nueva, alias Aguada del Sur, al este de Punta Cadena, costa norte de la actual Bahía de Añasco, al pie de los Cerros de San Francisco. El fondo de 8 brazas que se acerca a la playa a manera de fosa o canal se distingue claramente a mitad de distancia entre las quebradas Caguabo e Icacos, donde la carretera 115 (antigua n° 2) se acerca al mar desde el este.

Volviendo a la Ensenada de Aguada, los dos ríos que menciona como extremos del fondeadero, son el Culebrinas, al sur (sin que se pueda precisar el lugar exacto de la boca, más allá de presumir que se hallaría cerca, y al sudoeste, del límite o colindancia actual de Aguada con Aguadilla), y al norte el Río Chico, llamado por Villalobos «riachuelo pequeño», a una milla de distancia. Según Coll y Tosté (1926), pág. 32, «desde Aguadilla (zona urbana) hasta la margen derecha del río Culebrinas hay 1,200 metros». Esto es desde la colindancia con Aguada hasta el barrio Nuevo de Agua­dilla; hasta la Plaza pueden ser unos 1,750 metros, que es compati­ble con una milla (tercera parte de una legua).

Que el fondeadero se hallaba al norte de la boca del Culebrinas parece confirmarse por el hecho de que los buques avisaban a los

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habitantes de su presencia disparando un cañonazo: si anclaran frente a los bohíos que señala el derrotero de aproximadamente 1700 —en el Espinar— no hubiera sido necesario disparar una pieza. Lo que dice de la brisa (viento del este) sugiere igualmente que se anclaba al resguardo de la Cordillera Jaicoa. [El manuscrito de Vellerino de Villalobos se halla cosido, por lo que el borde inte­rior del folio 59 vuelto no es legible en la fotocopia de Fairbank: se indica entre corchetes la palabra supuesta. ]

Inciso 13. 1582RELACIÓN DE JUAN PONCE DE LEÓN

Y DE ANTONIO DE SANTA CLARA[ Boletín Histórico de Puerto Rico, Año 1, n° 1,

San Juan, enero-febrero de 1914.]Pág. 81Los ríos. ... Camuy ... Guajataca ... «Por la costa [norte] sale otro río a la mar que se dize Culebrina, que está a la Punta de la Agua­da: no tiene cosa memorable. A la parte del Oeste desta isla sale un río caudaloso que se dize Guaurabo, donde antiguamente estaba poblada una villa que se dize San Germán ... En esta costa [oeste], de Norte a Sur, que va desde la Punta de la Aguada a Cabo Rojo, ay otros ríos que llaman Guanaybo en la lengua de los yndios, que es el que pasa por la nueva villa de Salamanca...Págs. 89-90[Contestación al capítulo 41 de la circular enviada por el Consejo]. «Los cabos y puntas que hay en la costa norte... y al último de la isla de la dicha banda del norte hace la punta que llaman La Aguada, que atrás se ha referido. Pasado desta punta, en la costa de la isla que corre de Norte a Sur hasta Cabo rrojo, está una baya grande que se dize de San Germán, onde de antiguamente fue el pueblo ansí llamado: tiene una baya muy grande, y entre ella y la tierra della, biniendo al puerto governando al Este, puede entrar a surgir en el otro puerto, llegándose a una sierra que cae sobre la baya, que no a la boca del río Guaurabo que allí sale. Dende este puerto ban muy grandes bajos hasta el Cabo rrojo, que muéstranse algunas cabezas de ellos fuera del agua. Donde acaban estos bajos y el Cabo rrojo, pueden entrar nabíos de doscientas toneladas en

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un puerto cerrado que llaman el Puerto de Vargas; y dende este puerto al de San Germán, por entre los arrecifes dichos y la tierra de la isla, pueden ir nabíos pequeños de a ciento toneladas, porque donde hállanse menos agua, será tres brazas y media de mar llano, por el abrigo que los bajos hazen. Y ay otras ensenadas que llaman Puerto Francés y Puerto de Pinar.»

El último debe de ser el mismo que otra fuente llama Puerto de Pifias, Puerto Francés quizás Bahía de Boquerón, mientras Puerto de Vargas es seguramente Puerto Real, todos en la jurisdicción de Cabo Rojo. Las tres brazas y medio de mar llano en que pueden pasar navios de hasta cien toneladas confirman los datos que al respecto se tienen en cuanto a las carabelas de Colón. La Bahía grande de San Germán, es la actual Bahía de Añasco; el puerto o surgidero al pie de una sierra es el llamado de San Francisco.

La que llaman Punta de la Aguada corresponde a Punta Jigüero. En cuanto a que el río «que se dize Culebrina ... no tiene cosa memorable», don Cayetano se daba gusto en repetir que eso significaba que Colón no desembarcó allí. El argumento no podría ser más frívolo en vista de que el Almirante no fundó en la costa oeste de Puerto Rico una población permanente, ni tampoco le­vantó en el lugar un padrón de piedra al estilo portugués, por lo que dos vecinos de la ciudad de Puerto Rico, a unas veinte leguas de allí y noventa años después no podían tener idea alguna del lugar exacto. Decir que el Culebrinas no tenía cosa memorable sólo significa que en 1552 no existía allí pueblo alguno —lo que tampoco significa que fuera una zona totalmente despoblada— y sugiere además, en vista de los detalles que se ofrecen del litoral desde Añasco a Cabo Rojo, que en ese tiempo habría sido esa costa, y no la Ensenada de Aguada, la más frecuentada por navios. Pero ni eso se puede asegurar: podría tratarse de que Santa Clara o su compañero conocían mejor la costa sudoeste, tal vez por haber vivido alguna vez en San Germán. En todo caso, la distancia entre la playa de desembarco que favorecía el Dr. Coll y Tosté, inmediatamente al oeste de la actual boca del Culebrinas, y la boca vieja del mismo río, es tan escasa que si el Culebrinas «no tenía cosa memorable», esa carencia de importancia supuestamente histórica sería igualmente aplicable a la costa de los «pozos» de don Cayetano.

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Juan Ponce de León, sacerdote diocesano, era nieto del Adelan­tado de la Florida; el bachiller Santa Clara era abogado. Fue el Io de enero de 1582 que el recién llegado Gobernador Juan Melgarejo les encargó «la descrición e relación que se había de hazer desta isla y cosas memorables que en ella ay, conforme a una ynstrución de molde, que es la propia que se le embió, que aquí va inserta, atento a que no ha más de un mes que vino a govemar esta isla e no estar enterado de las cosas que en ella ay...» [Se trataba de la segunda de una serie de cuestionarios que el Consejo de Indias enviaba periódicamente para obtener información detallada en torno a los dominios de ultramar; la primera fue por iniciativa de Juan de Ovando —sobrino del Comendador— Visitador y refor­mador del Consejo.]

Inciso 14. 1574\

Juan López de Velasco, Geografía y descripción universal de las Indias, Biblioteca de Autores Españoles, tomo 248; Madrid 1971.Pág. 69.

Hidrografía y descripción de la costa de la Isla de San Juan.«Más adelante, volviendo al norte [desde el Cabo Rojo], está

un puerto que llamán de Pinas, y otro que llaman de Mayagüez. Luego está la bahía de San Germán [mal transcrito, como San Jerónimo] el Viejo, y la boca del río de Guaurabo [transcrito Guanabo] o la Aguada. Más al norte está la punta del Buhío dei Azúcar, que debe ser la que se dice punta Delgada.

«Volviendo hacia el leste por la costa, está el río de Culebrinas y el de la Aguada: aquí se hace un buen puerto abrigado de la brisa, y hay donde pueden hacer aguada los navios. Dende a siete leguas ... la boca del río de Guahataca...[Se nota la mención de dos aguadas, una antes de llegar a Punta Delgada o del Bohío de Azúcar —Punta Jigüero— que es la Aguada de San Francisco, al extremo noroeste de la Bahía de Añasco (o de San Germán el Viejo). Está muy claro que los ríos Culebrinas y de la Aguada se hallan en la Ensenada de Aguada. El orden de mencionarlos sugiere que el Río de la Aguada se hallaba al este o al nordeste del Culebrinas. La afirmación de que «se hace

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un buen puerto abrigado de la brisa» — los alisios — sólo es apli­cable al lado oriental (costa norte-sur) de la Ensenada, protegido por la Cordillera Jaycoa.

Cabe observar, que López de Velasco fue colaborador estrecho de Ovando desde el principio de la visita, y se le nombra eventual­mente Cosmógrafo Mayor de Indias. Aunque María del Carmen González Muñoz, en su estudio preliminar de la edición de la BAE, da 1574 como el año en que se completó su Geografía — escrita a base, principalmente, de las contestaciones al cues­tionario enviado a las autoridades en 1571 —notemos que precisa unas coordenadas para San Juan y para la Isla. (En el primer caso, 65 grados de longitud de la ciudad de Toledo y 18 grados de lati­tud; y para la Isla, entre 64.5 grados y 66.75 grados de Toledo y de 17 a 18.5 grados de altura). La latitud la tomaban los pilotos, y la máxima que da Velasco vale para la ciudad de Puerto Rico, es de­cir, San Juan. Pero en la longitud hay un error de tres grados que sobran (Toledo está en 4 grados al oeste de Greenwich): si el error procede de estima de pilotos, no debería sorprender; pero el Cosmógrafo Mayor fue el promotor de un ambicioso plan de observar los eclipses en Indias en 1577, 78 y 84, para lo que envió el Consejo sus instrucciones. (Véase el estudio de González Muñoz, pp. XV-XVI). En San Juan fue precisamente el nieto de Ponce de León el que llevó a cabo la observación del eclipse. Curiosamente, también en la ciudad de México se reporta un error de tres grados, lo que plantea la posibilidad — una de tantas — de que el eclipse hubiera sido mal observado en Toledo.]

Inciso 15. > 1572

Alonso de Santa Cruz, Islario General.Ríos: «Y a la parte ocidental salen Guarano [sic por Guaorabo], que sale a la baya do está la villa de San Germán, y otro, dicho Aguada, y otro, Colobrinas, y otro, Camu[y]; y declinando más al austro, salen Miaguez [sic, por Mayagüez] y Coriguez...

«Desde Puerto Rico [San Juan] sigue la costa al poniente... hasta una punta chica, dicha Punta de Ayala... Desde la Punta Ayala al poniente, por cinco leguas, está una ysleta pequeña, dicha Zacheo ... desde la qual punta torna a bolver la

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costa al mediodía casi, hasta un cabo llamado Roxo, por quinze leguas. En esta costa occidental de la ysla está un puerto llamado Castellano, entre el qualy Cabo Roxo está la villa de Sant Germán, junto a la playa. Tiene hasta 150 vezinos...»[Santa Cruz murió en 1572 y fue el predecesor de López de Velasco como Cronista y Cosmógrafo Mayor, por lo que pudo con­sultar muchas obras de autores anteriores. Notemos que coloca el Río de la Aguada entre San Germán (en Añasco) y el Culebrinas. Llama Punta de Ayala a Punta Borinquen, pero coloca el Desecheo a cinco leguas al oeste de ella; al decir que desde allí «torna a volver la costa al mediodía casi, hasta» Cabo Rojo, parece con­fundir Punta Borinquen con Punta Jigüero. La obra se ilustra con cartas geográficas: en la tabla VIII figura Puerto Rico. En ella el Desecheo aparece al oeste de Punta Ayala (ligeramente más al sur); Punta Jigüero - Cabo San Francisco no lleva nombre; y donde dice Aguada corresponde a la costa de Añasco-Rincón, Por otra parte, el «Puerto Castellano» sería el Puerto de San Francisco, en la misma costa.

Citamos de la edición de Franz R. v. Wieser, Die Karten von Amerika in dem Islario General des Alonso de Santa Cruz, Cosmógrafo Mayor des Kaiser Karl V, Innsbruck 1908, pp. 30 y 32.]

Inciso 16. 1525-1535GONZALO FERNÁNDEZ DE OVIEDO

«Llaman los indios Boriquén a la isla que agora los cristianos llaman Sanct Joan, la cual está al Oriente desta Isla Española veinte e cinco o treinta leguas. Y en la mitad deste camino está la isla de la Mona ... algunas naves hallan allí agua, cuando vienen con necesidad della.

«No pararé más en esto, por ir a la de Boriquén o Sanct Joan, que está otras doce o quince leguas adelante, más al Oriente de la Mona. En la punta de la cual, al Occidente, tiene un isleo redondo e alto que se llama Cicheo, el cual es deshabitado. Pero la mesma isla de Sanct Joan tiene de longitud cincuenta e cinco leguas, pocas más o menos; y de latitud hasta diez y ocho o veinte, donde es más ancha...

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«La parte occidental della está en diez e siete grados, e por la parte del Norte cuasi en diez e ocho, e así va del Leste al Hueste.

«Por la parte del Norte es costa brava, excepto la bahía [de San Juan] donde agora está el pueblo principal de ella. Todo lo demás es peligrosa costa, por ser traviesa del [viento] Norte. ..»

«El río más oriental en la mesma costa [norte]...se llama Luisa... y el más occidental río se dice Camuy...

«A la parte occidental desta isla está una villa que se dice Sanct Germán, en que habrá hasta cincuenta vecinos. El puerto della no es bueno, porque es un ancón o bahía grande, desabrigada, en la cual entra un río que se dice Guaorabo. Y en la mesma costa del Poniente hay otros ríos, así como el Aguada e Culibrinas, entre los cuales estuvo un pueblo llamado Sotomayor. Y de la otra parte de Sanct Germán, hacia el sur, en la mesma costa del poniente, están Mayagüex e Corigüex, ríos, e más adelante está la punta que lla­man el Cabo Rojo. Y de la banda del Sur, subiendo desde el Occi­dente, está primero una bahía donde estuvo un pueblo que se llamó Guánica...»

«Entrante el año de mili e quinientos e diez años, fue la gente que don Cristóbal de Sotomayor llevó e otros que pasaron desde aquesta Isla Española a la de Sanct Joan, e hicieron un pueblo que se dijo Guánica... pero en este pueblo hobo tantos mosquitos, que fueron parte muy bastante para lo despoblar; e pasóse aquella gente e vecinos al Aguada que se dice, al Hues-Norueste, e lla­maron a este otro nuevo pueblo, o asiento, Sotomayor.

«Y estando en este pueblo, se alzaron los indios de la isla un viernes, cuasi al principio del año mili e quinientos e once... y el cacique Agüeibana... como más principal de todos, mandó a otro cacique, dicho Guarionex, que... recogiese los caciques todos e fuesen a quemar el pueblo nuevo llamado Sotomayor... Y como todo lo de alrededor del pueblo, hasta él, eran arcabucos y montes cerrados de arboledas, no fueron sentidos hasta que dieron en la villa...[Natural y General Historia de las Indias, Islas y Tierra Firme del Mar Océano, Libro XVI, capítulos I y IV. Citamos de la edición de la Bi­blioteca de Autores Españoles, tomo CXVIII (II), Madrid 1959, pp.

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88-89, 92.]

Oviedo dio a la imprenta los primeros diecinueve Libros de su obra en Sevilla (Juan Cromberger) en 1535. Cuando en 1525 escribió en Toledo su Sumario—impreso en 1526 — no dice nada de Boriquén, si bien había tratado tanto a Juan Ponce de León co­mo a don Cristóbal de Sotomayor. Ahora menciona a Francisco de Barrionuevo, «que poco ha fue por Gobernador de Castilla del Oro», lo que fecha las citas aquí reproducidas en 1534, aun cuando los conocimientos que reflejan vienen de atrás. Desde 1533 Oviedo reside en Santo Domingo, con el cargo de Alcaide de la Fortaleza, además de haber sido nombrado Cronista de Indias. En sus muchos viajes a través del Atlántico posiblemente hizo escala en San Juan en alguna ocasión; en Santo Domingo más de una vez.

Es obvio que Alonso de Santa Cruz conocía la obra de Oviedo, aunque la aprovecha poco y mal. En términos generales, ninguno de los cronistas del siglo XVI — ni del XVII — ofrece la cantidad y calidad de información acerca de la isla que nos brinda Oviedo.

Además de la importante y pertinente observación del peligro que constituían los vientos norte para las naves frente a la costa norte—y creemos, más así de noviembre a'febrero — destaque­mos el carácter «desabrigado» del puerto de San Germán (Bahía de Añasco), y la clara distinción entre los ríos Guaorabo y de La Aguada. No es seguro, si la lista de ríos de la costa occidental parte hacia norte y sur desde San Germán y el Guaorabo, como parece, o si se cuentan desde Punta Borinquen (que Oviedo no menciona). En el primer caso, el Río de la Aguada parece ser el Mal Paso- Carrizal, actual boca del Culebrinas. (No obstante, en alguna época, quizás prehistórica, el Culebrinas habría seguido ese mismo curso hasta el mar, y no podemos saber con certeza cuál era el cuadro hidrográfico a fines del siglo XV y comienzos del XVI; incluso el Río Guayabo podría ser considerado como la aguada usada por los navios).

Ahora bien, lo que Oviedo refiere de la villa de Sotomayor su­giere que su asiento correspondía al actual barrio del Espinar, entre el curso antiguo y el actual del Culebrinas. Concuerda hasta cierto punto Santa Cruz — ya dijimos que tenía a su disposición la obra de Oviedo — al decir (pág. 31), que por los mosquitos la villa «se pasó en la parte oriental [sic, por occidental] de la ysla, a unDelgado • S zá szd i • Alegría 91

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lugar dicho el Aguada, y se llamó Sotomaior...» También López de Velasco escribe (pp. 68-69): «Poblóse otro pueblo, año de 1510, que llamaron Guánica... el cual se mudó de allí por los muchos mosquitos... y el pueblo se pasó a otro sitio de la costa occidental desta isla, que se llama la Aguada, y lo llamaron Sotomayor...»

Aun más de cerca, en muchos detalles, sigue a Oviedo el poeta de Tunja, Juan de Castellanos, en su elegía VI: así en el dato geográfico de que Sotomayor mudó la villa desde Guánica «al Aguada, que es al ueste-norueste desta vía». Esa es, efectiva­mente, la dirección en línea recta de Guánica al Culebrinas y Ca­rrizal. (Véase la edición de la BAE, tomo IV, Madrid 1944, págs. 51 y ss.). La argumentación de Tió, pretendiendo utilizar a Castellanos — y por ende, a Oviedo — para probar que el Río de la Aguada es el Guaorabo, cae por su propio peso. (Nuevas fuentes,pp. 611-612).

Inciso 17. 1535ALONSO DE CHAVES

Capítulo Tercero «que tracta de San Juan».«De Cabo Roxo hasta la Punta del Aguada se corre al Norte: ay de camino catorce leguas, y en esta costa está el puerto de Sant Jermán.«De la Punta del Aguada hasta la Punta de Aiala se corre al Les­Nordeste, ay camino cinco leguas. Y en este parage está la isla del Zacheo, y en la costa está la Aguada. Corren las aguas al Nor- Nordeste, y del Norte.«De Punta.de Aiala hasta Puerto Rico [San Juan] va la costa al Leste. Ay de camino veinte y quatro leguas; corren aquí las aguas al Hueste.»

En el mismo capítulo, al tratar «de las particularidades de esta Isla de San Juan», Chaves dice que «Punta de Aiala está a la vanda del norte 18.5 grados largos»; «Punta del Aguada está a la vanda del hueste I8V3 grados».

Punta de Ayala queda a 5 leguas al nordeste de la Punta del Aguada (rumbo correcto). Punta de Ayala está a 2 leguas «al Les­Nordeste» del Río de la Aguada.

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«Punta del Aguada está al Sudeste [sic, por Sudoeste] de Punta de Aiala, a 5 leguas; a 15 leguas de Cabo Engaño en la Isla Española; a 5 leguas al Norte de la entrada [sic, por ensenada] de San Germán; a 14 leguas al Norte del Cabo Roxo; y a 14 leguas al Nordeste de la Mona. Está al Hues-Sudueste del Río.de la Agua­da, dista 3 leguas».

«Punta de Aiala: Esta punta es segura, bien se puede llegar a ella, y en doblándola está el Aguada». — Y más adelante dice de Punta del Aguada: «es segura y limpia sin requesta, y es la más occidental desta isla». La proporción. 2/3 en la distancia de la Aguada de Punta de Ayala (Cabo Borinquen) y Punta del Aguada (Punta Jigüero) efectivamente remite a la actual boca del Culebri­nas (Mal Paso-Carrizal) como insiste Sepúlveda Carrero (1992), pp. 32-39. Sin embargo, hay ciertas incongruencias en el escrito de Chaves. En primer lugar, en sus distancias, en general, y en parti­cular en lo que concierne la Ensenada de Aguada, pues la suma de dos y tres leguas daría una línea paralela a la cuerda de 5 leguas que une las Puntas de Ayala y del Aguada, excepto si esas 5 leguas se miden por la costa y no en línea recta nordeste-sudoeste.

La dirección este-nordeste que da Chaves, del Río de la Agua­da [Culebrinas actual] a Punta de Ayala [Punta Borinquen] real­mente corresponde a la costa que corre desde Punta del Aguada [Jigüero-San Francisco] a la boca actual del Culebrinas, su Río de la Aguada.

Punta de Ayala no era tan segura como dice, había que darle resguardo. Por otra parte, cuando afirma que «doblándola está el Aguada», no parece referirse al Río de la Aguada, tanto por la omisión de la circunstancia de que se trata de un río, como porque el actual Culebrinas se halla a mayor distancia de lo que sugiere el texto. Es decir, puede haber un Río del Aguada en un lugar, y otra Aguada (Río Chico de Aguadilla) en sitio distinto.

Punta Ayala estaría aproximadamente al norte del Río de la Aguada, y al norte-noroeste de la otra Aguada.

Aunque se puede admitir, como aproximación, que Punta de la Aguada está al norte del Cabo Rojo, la dirección desde la ense­nada de San Germán (costa de Añasco) es claramente noroeste. Ya señalamos lo que tal vez se deba a una transcripción equivocada:

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de Punta de Ayala, Punta del Aguada queda al sudoeste y no al sudeste.

Nótese la influencia de Chaves en el texto de Santa Cruz. [Alonso de Chaves, «Quatri Partitu en Cosmogafía, y por otro nom­bre llamado Espejo de Navegantes... Real Academia de la Historia, Madrid, Manuscrito 9.14.1. Citamos de las dos publicaciones de Roberto Barreiro Meiro: La aguada de Colón en Puerto Rico, Instituto Histórico de la Marina, Madrid 1974, pp. 6-7; y Puerto Rico, La Aguada, Ponce de León, etc. Instituto Histórico de la Marina, Madrid 1977, pp. 38-39.]

Inciso 18. 1528ATAQUE A SAN GERMÁN

DEL CAPITÁN DIEGO INGENIEROS

Carta de Vasco de Tiedra y Alonso Rodríguez, Regidores de la villa de San Germán, al concejo de la ciudad de Puerto Rico, 12 de agosto de 1528:

«Muy nobles señores... Porque sabrán vuestras mercedes, que el miércoles en que estamos, que se contaron doce días de este mes de agosto, amanescieron sobre el puerto desta villa tres navios... E como estábamos sobre aviso, porque anoche, a puesta de sol, vimos dos velas... nos venimos retrayendo poco a poco, trayendo nuestro fardaje adelante hasta el asiento del pueblo viejo... nos venimos a esta ribera de Guaribo... Lo que tenemos acordado es... volver esta noche a velar la puente e el río, e trabajar que no pasen acá... Esto es lo que hoy ha sucedido hasta la hora que ésta se escribió...»Carta del Tesorero Blas de Villasante al Oidor de la Real Audiencia de Santo Domingo, licenciado Gaspar de Espinosa, agosto de 1528;

«Señor... por mi carta le hice saber la llegada de los franceses que nos habían de venir a dar vista en esta ciudad, y parésceme fueron por la otra vanda del sur a San Germán, y lo asolaron y quemaron, según me escribió mi mayordomo desde el ingenio con un mensajero... Lo quel dicho mayordomo me escribió fue que él vio el pueblo todo quemado e lombardeado... solas tres casas quedaron en todo el pueblo, la una de Vasco de Tiedra e la otra de

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[Juan de] Cueto, alcalde de la dicha villa, e la otra de un vecino, porque estaban al pie de un cerro...»Carta de Vasco de Tiedra y Luis de Añasco ¿al licenciado Espinosa?, San Germán, 12 de septiembre de 1528:«Muy noble Señor... l'atalaya avía visto una nao grande desa parte del Ezecheo... desde el domyngo seys días, deste mes anduvo junto a esta Ysla al dicho Ezecheo, a la punta deste puerto; el miércoles syguiente... anduvo la dicha nao sobre el Aguada, y el jueves syguiente tomó la vía de Puerto Rico, con un vendaval que hizo, y no a parescido más».Instrucciones de la Real Audiencia al Capitán Juan Oliveros, Santo Domingo, principios de septiembre de 1528:

«Acá se ha platicado, dónde podría estar el dicho corsario. Y tiénese sospecha, que para se reparar habrá subido a las Vírgenes o a otra parte encima de la isla de San Juan, pues habiendo hecho tan buenos tiempos de vendavales... Y parécenos, que llegado que seáis a San Germán, o a la Aguada, no habiendo tenido nueva de dicho corsario, que debéis acer mensajero por tierra a Puerto Rico... habiendo nueva que está en alguna parte cercana a esta Isla [Española] y pudiendo buenamente seguirlo, por ninguna manera habéis de dejar de ir sobre él hasta lo tomar... y así bus­cando en estos puertos de la Mona y San Germán y la Aguada y Cabo Rojo, y los demás puertos y caletas a estos circunstantes...

«Acá se ha platicado... que si la nao no halláseis en la isla de la Mona, que vayáis derecho a San Germán... y no hallando allí el corsario, habéis de proveer luego en la misma hora el mensajero que arriba decimos, a Puerto Rico, y otros tres mensajeros, con hombres de aquel pueblo que sepan la tierra, el uno a la Aguada, y el otro a Cabo Rojo, y el otro a un puerto de la banda del sur que se dice Guánica, para que éstos sepan, si el corsario está en alguno de estos puertos, y os traigan la nueva de ello...»

Dice lió, (p. 610) que «al indicar los puertos en donde debían buscar a dicho corsario... las instrucciones... mencionaban: ‘Santa Catalina y la Saona e la Mona e Cabo Roxo e San Germán y el Aguada Vieja’...» Y en seguida vuelve a citar al Tesorero Villa­sante: «de my yngenio tengo avisó desta nueva de la destruyción de la villa de San Germán. Pude esconder el hato de las vacas que

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tenya en l’aguada, hize meter dos leguas de tierra adentro e que­mar el asyento de hato dos días antes que los franceses surgiesen en el cuerto de San Germán...»

Si, como afirma Tió, la atalaya de los sangermeños se hallaba en el actual Pico Atalaya, es probable que el'ingenio y hato de Vi­llasante se hallaba en el valle del Río Ingenio de Aguada. [Extrac­tado de: Salvador Brau, La colonización de Puerto Rico desde el descu­brimiento de la isla hasta ¡a reversión a la Corona española de los privile­gios de Colón. Cuarta edición anotada por Isabel Gutiérrez del Arroyo; Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan de Puerto Rico 1969, pp. 561-563. Brau da la signatura antigua del expedien­te en el Archivo General de Indias: Estante 53, Caja 1, legajo 9. Guillermo Esteves Vólckers también tuvo acceso al manuscrito original, cuya signatura en el Archivo de Indias la da Aurelio lió como Santo Domingo, legajo 9. Tomamos las citas de su obra Nuevas fuentes para ¡a historia de Puerto Rico, Universidad Interamericana, San Germán 1961, pp. 200-208, y 609-611.]

Abstrayendo lo esencial de estos datos y de algunos otros que proporcionan los autores citados, se establece que la villa de San Germán fue asentada en 1512 cerca del Río Guaorabo, no lejos del mar, pero poco antes de 1528 se dispuso su traslado más al norte, junto al mar, donde termina el llano y se elevan los Cerros de San Francisco —sitio, puerto o aguada de San Francisco — donde en la actualidad termina hacia el noroeste el Balneario de Añasco.

Los vendavales son vientos del Sur o Sudoeste. La ciudad de Puerto Rico es San Juan, Punta del Aguada es Punta Jigüero. La «Punta de este Puerto» es, al parecer, Punta Cadena. Pero, contra­rio a la opinión de don Aurelio que identificaba la Aguada con la Bahía de Añasco al analizar estos documentos, el envío simultáneo de mensajeros — exploradores — a Puerto Rico, a La Aguada, a Cabo Rojo y a Guánica prueba muy a las claras que Aguada era un sitio o bahía distante, y distinto a la Bahía de Añasco, independientemente de si tuviera en 1528 una mayor o menor población: no olvidemos, que la característica básica del poblamiento de la Isla era siempre la amplia dispersión de los habitantes, con muy pocas familias en el centro donde se levanta­ba la iglesia. Es así que la villa de San Germán, con su asiento en la costa de Añasco, tenía jurisdicción sobre algo menos de la mitad

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de la Isla, pero su núcleo urbano era reducido; ló que no signifi­caba que el resto de su jurisdicción careciese de población.

Inciso 19. 1506

PROBANZA DE JUAN GONZÁLEZ PONCE DE LEON .

Tió, en su citada obra reproduce la probanza del intérprete del Capitán Juan Ponce de León, hecha en la ciudad de Tenochtitlán México, 18 de junio de 1532. Dicho sea de paso, la Historia de Gon­zalo Fernández de Oviedo respalda esta información de méritos y servicios. Respecto a lo que nos interesa aquí, consta claramente, que cuando se habla de la Aguada en el contexto del desembarco de Ponce en 1506, se trata de la Bahía de Añasco y de la boca del Río Guaorabo. [Tió, op. cit. pp. 30-109.]

Como explicación, tómese en cuenta que desde la fundación de la ciudad de Santo Domingo, los barcos que llegaban de España costeaban a Puerto Rico por el sur, y la Bahía de Añasco se trans­formó en aguada preferida. Sin embargo, en el tornaviaje desde Santo Domingo a Sevilla se hallaba más a la mano — como última aguada que se podía hacer— la Ensenada de Aguada (o aguada vieja).

Inciso 20. 1505

Escritura otorgada ante Gongalo de los Ríos, escribano de la nao Santa Cruz, en el «Puerto de los Pozos que es en la Ysla de San Juan, que es de Su Alteza del Rey nuestro Señor, por el maestre García Alonso Cansyno», de que echó en tierra «dos puercas e un puerco, e una cabra e un cabrón,»... «lo qual dixo que echaua y echó en nombre de Su Alteza [Don Fernando] y de Vicente Yañes Pintón, su Gouernador de la dicha Ysla», en virtud de una carta que Pinzón le escribió, estando en la villa de Sanlúcar de Barrame- da.[Juan Manzano y Manzano, Los Pinzones y el Descubrimiento de América, Instituto de Cultura Hispánica, Madrid 1988, doc.43: Tomo III, pp. 100-101.]

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In c iso 21. 1500

Aunque no hay prueba sólida de ello, se presume que Vicente Yáñez Pinzón hizo escala en Boriquén —acompañado de Diego de Lepe— a mediados de 1500, viniendo de su exploración de la costa del Brasil y descubrimiento del estuario del Río Marañón ó Amazonas. Ya Salvador Brau consideró de interés mencionar aquellos hombres de mar que hicieron este viaje y habían estado en Boriquén antes, o en el Primer Viaje colombino o tenían otros antecedentes. Tomamos nuestra lista de Manzano:Vicente Yáñez, Arias Pérez Pinzón, hijo mayor de Martín Alonso

Pinzón;Diego Fernández Colmenero, yerno de Martín Alonso;Juan de Xerez, piloto; tomó parte en los dos primeros viajes

colombinos;Juan de Umbría, piloto, vecino de Moguer, primo segundo de los

Pinzones;Juan Quintero Príncipe, piloto, estuvo en el Tercer Viaje;Diego Martín Pinzón, el Viejo, primo de Martín Alonso y Vicente

Yáñez, estuvo en el Primer Viaje y en el Tercero;García Fernández, de Huelva, marinero, compadre de Martín

Alonso, despensero de la Pinta en el Primer Viaje;García Alonso, marinero, estuvo en el Primer Viaje y en el

Segundo[Juan Manzano Manzano y Ana María Manzano Femándes-Here- dia, Los Pinzones y el Descubrimiento de América, I, 237-243, 407-409.]

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APÉNDICE II

Inciso 1. PROVINCIA DE HIGÜEY

«... La isla de la Saona que está pegada con ésta cuasi dos ■ leguas ...pertenece a esta provincia de Higüey [en la Isla Española] Pertenece también, o está muy cerca, la isleta que dicen de Sancta Catalina...»

«Por esta parte desta provincia que decimos ser de peñas, no hay río alguno, y no carecen de aguas que beban, excelentes. Éstas están en aljibes obrados por la misma naturaleza, que en lengua de indios se llaman xagüeyes.

«La causa destos aljibes y aguas en ellos es ésta: Conviene a saber, que la otra parte desta provincia, que dejimos que era de campos rasos y campiñas, o zabanas, graciosas —que son el cabo de la Gran Vega— recibe en sí muchos arroyos y ríos muy lindos y frescos que descienden de las sierras que dejimos venir de la cordillera que tiene su origen en Monte Christi, y va por la Isabela y Puerto de Plata y Cubao y los aguayos, y hace, como es dicho, la Vega, y al cabo va a fenecer a las dichas zabanas y campiñas. Y, en llegando estos arroyos y ríos al medio dellas, súmense todos por debajo de la tierra, y van a salir grandes ayuntamientos de aguas a los dichos aljibes o xagüeyes — que son unas concavidades que la naturaleza hizo debajo de aquellas mesas y peñas — al menos a las más bajas: de las quales las aguas que dellas llenas sobran, van finalmente a vaciar en la mar.

«Diré aquí una cosa digna de oir que vide en aquella provincia, en la parte della que está en derecho de la isla Saona, en la tierra y señorío de un Rey o Señor que se llamaba Cotubanamá... En este señorío y tierra, cuatro o cinco leguas de la mar, está un aljibe o xagüey, cuasi media legua del pueblo donde residía el dicho Señor o Rey; el cual, según nos parecía a los que íbamos por allí, temía media legua de ancho, o quizá en todo él. Porque, amdando sobre las mesas dichas y peñas, lo que nunca antes en toda aquella tierra habíamos sentido, sonaban nuestros pasos como si anduviéramos sobre un hueco o vacío tablado, o sobre una tolda de navio, tanto, que íbamos no con poco miedo. Desque vimos el aljibe — llega­mos pues donde tenía la boca, que sería como tres palmos o cuatro

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en cuadra, cuasi como una escotilla del pañol que llaman los marineros en las naos — parámonos a mirar por ella. Y estaba tan oscuro todo lo de abajo, aunque determinábamos, que parecía un abismo.

«Alli no nos faltó harta grima. Puesta diligencia en buscar raíces que llamaban bejucos —que sirven de cuerdas— con un vaso de barro sacamos agua, la más dulce, delgada, fresca y fría, y la más sabrosa que podía ser vista. Había ocho brazas hasta llegar al agua desde arriba. Y, queriendo experimentar la hondura, ha­llóse finalmente que tenía cuarenta brazas de hondo: las treinta y dos de salada, y las ocho de dulce, la cual, por su ligereza, es natu­ral — como suele — estar encima.

«Otros muchos hay y hallamos, muy someros, de muy buena, clara, dulce y muy fría. «Lo que creíamos de aquélla salada, era que — aunque estaba lejos la mar — entraba por aquellas cavernas el agua salada della, y de los ríos que se sumían venía la dulce. Y cierto, este xagüey era verlo maravilla.

«Adonde se sumen los ríos, queda en seco tanto pescado, que podría mantenerse por algún tiempo la gente de una villa».[ Obras Escogidas de Fray Bartolomé de las Casas: Apologética historia, Capítulo III. Edición Biblioteca de Autores Españoles; Madrid 1958, tomo CV (III de las Obras), pp. 13-16.]

Inciso 2. EL OJO DE AGUA, siglo XVIIIFray Iñigo Abbad, obra citada, pág. 152: véase Apéndice 1.6.

Inciso 3. EL OJO DE AGUA, siglo XIXPedro Tomás de Córdova, Memorias (1852) 4 III, 154: ??

«Volvió a sufrir la isla en los días 17, 18 y 19 de agosto (1807) un fuerte huracán del este que duró 50 horas. Los 36 ríos que la fertilizan... salieron de madre, inundaron las tierras bajas y arrasaron con los arroces, platanales, maizales y otros frutos que estaban a punto de cosecha. Se abrieron montañas y formaron cau­dales de agua, y a los cuatro días de la tormenta se comunicaban todavía los vecinos en canoas, y pescaban en las vegas y sembra­dos. Perecieron algunas gentes y la pérdida de ganados fue consi­derable. A las pocas horas de la tormenta hubo pueblo en que

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habían ya caído 100 casas. En la Aguadilla se abrió un torrente entre dos peñascos inmediatos, y se formó un caudaloso río que siguió su curso por medio de la calle principal».

Coll y Tosté, haciendo caso omiso del testimonio de fray Iñigo, pretende que fue entonces que se «inventó» el Ojo de Agua. Escribe en el Boletín Histórico, XIII (1926), p. 43:

«La acumulación de agua en la plaza principal y calle (hoy) de José de Diego, obligó a los vecinos a presar el tal Río Chico; y de ahí surgió el Ojo de Agua, que tan útiles servicios ha prestado a los buques fondeados en el surgidero aguadillano. En 1826 el gober­nador D. Miguel de la Torre hizo gastar con tal fin cerca de 500 pesos. El Ojo de Agua, de Aguadilla es, pues, de principios del siglo XIX. Todas esas aguas subterráneas proceden del monte Jaicoa, contiguo al playín.»

Para ser justo, don Cayetano no se refiere, sin duda, a la caver­na, manantial o jagüey que daba ser al Río Chico, sino a una represa o estanque junto a la marina que recibía sus aguas. En otro lugar indica, que a mediados de ese siglo se hicieron otras obras relacionadas con el Ojo del Agua, que subsistían al momento del Cuarto Centenario.

Inciso 4. LOS POZOS DE AGUADA DE COLL Y TOSTE

El Dr. Coll y Tosté dictaminó que el desembarco colombino tuvo lugar entre el Río Guayabo, al oeste, y Punta Boquerón al este, casi al pie de los Cerros Casualidad, barrio Guaníquilla, muy cerca del pueblo de Aguada. Extractaremos de lo que escribe en el cap. XV de su sustancial artículo sobre Aguada, en el Boletín Histórico, XIII (1926), pp. 31-33:

«Del Guayabo (lado este) en adelante, toda la costa es de playa muy aplacerada por los muchos manantiales que desaguan en ella. [Cita tomada del Derrotero de las Antillas de 1810.] (Esto es bueno que lo lean los indocumentados y atrevidos escritores que dicen torpemente, que en la Bahía de la Aguada no hay ni ha habido más agua potable que el moderno Ojo del Agua de la plaza de Aguadilla).»«3.—Desde el Río Guayabo hasta el primer Pozo hay trescientos

metros. — Desde este Pozo al mar, 150 metros.«4.— Del segundo Pozo al mar, 200 metros.«5.— Del tercero, 250 metros.

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«6.— Del cuarto, 375 metros.«7.— Del quinto, 400 metros.«8.— [El sexto omitido]«9.— Del séptimo, 900 metros.«10.— Del octavo, 750 metros.»[Los Cerros Casualidad van alejándose de la playa: parece que los jagüeyes se hallaban al pie de la montaña, y así va en aumento la distancia hasta el mar: factor importante, si de aguada se trata.]

«En la actualidad [1925] hay cuatro de estos Pozos que mantienen agua todo el año. En las épocas de lluvia todos tienen agua. Hace treinta años los dueños de estos terrenos, donde están localizados los célebres Pozos, abrieron grandes zanjas para dar sa­lida a las aguas y dirigirlas al mar, desecando los terrenos para fines agrícolas. Los manantiales continúan dando agua. El Río Guayabo en tiempos de seca cierra su desembocadura en el mar, lo mismo cuando hay marejada.«11.— Estos Pozos están rodeados, algunos en parte, y otros total­mente por montes. Todo este lugar se llama Guaniquilla... ... Guaniquiya equivale a toma o lugar de agua, aguada, induda­blemente era como le llamaban los indios de la ranchería de Aymamórr, y allí iban con sus calabazos de jigüera y sus canaris... a proveerse de agua para sus bohíos.«12.—De la Aguada (pueblo) al puerto de los Pozos de la Aguada hay 1,400 metros. De la misma población a la margen izquierda del río Culebrinas 6 mil metros.«13.—Desde el octavo Pozo hasta el acantilado de Aguadilla hay 7,600 metros.«14.—Desde Aguadilla (zona urbana) hasta la margen derecha del río Culebrjnas hay 1,200 metros.«15—Al llegar [desde el sur] el crucero de las 17 naves de la segunda épica empresa del gran Navegante al lugar comprendido entre Punta de San Francisco y Desecheo— divisó por completo el mar Atlántico, y columbró la paite norte de la isla de Boriquén. La armada se puso al pairo— y echó los esquifes al agua al divisar al este de los barcos una gran bahía de mar tranquilo. Explorado el sitio, el crucero se fue acercando poco a poco y con grandes pre­cauciones a tierra. Eludió las rompientes que hemos dicho exis­tentes entre Punta San Francisco y margen izquierda del río Guayabo, y echó el ancla frente ,a los Pozos de la Aguada y donde pronto se dieron los viajeros y exploradores con la ranchería del cacique Aymamón. Los indios, aterrados ante el soberbio

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espectáculo que por vez primera surgía ante sus infantiles ojos, abandonaron sus bohíos y se escondieron en el monte. No les fue posible a los curiosos argonautas capturar un solo indígena.»

Inciso 5. JAGÜEY

‘(También Yagüey. Hoyo natural entre las rocas, donde haydepósito de agua dulce. 2) Arbol........ 3) Barrios rurales en losmunicipios de Aguada y Rincón, llevando los de este último los nombres de Jagüey Grande y Jagüey Chiquito. [Nota: el barrio Jagüey de Aguada queda al sur del pueblo, en la margen derecha, oriental, del Río Ingenio. Se prolonga hasta la colindancia con Rincón donde se prolonga en el barrio Jagüey de Rincón, hasta la Quebrada Grande de Calvache, límite del barrio Atalaya.] 4) Punta marítima del litoral oeste, en la zona de Cabo Rojo. 5) Que­brada en Aguadilla, que nace en el barrio Victoria...» Se repite este topónimo en Caguas, Coamo, Patillas; y como Jagüeyes, en Aguas Buenas, Caguas, Villalba, Gurabo, Yabucoa, Ponce y Humacao. [Luis Hernández Aquino, Diccionario de voces indígenas de Puerto Rico, Bilbao 1969, pp. 215-216.]

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APÉNDICE III

ANTIGUAS MEDIDAS DE LONGITUD UTILIZADAS EN EL TEXTO Y SUS EQUIVALENCIAS

1 - VARA CASTELLANA: 835.9 mm

2 - BRAZA: española = 1 metro 671 mm o 6 pies castellanosinglesa (1 fathom) = 1 metro 828 mm

3 - TOESA: 1 metro 946 mm

4- CABLE: 120 brazas o 200.52 metros. A fines del siglo XIX se reduce a 185.2 metros o Vio de milla marítima.

5 - MILLA MARÍTIMA: 1852 metros o V3 de legua.

6 - LEGUA: 3 millas marítimas o 5,556 metros.

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Córdova, Pedro Tomás de: Memorias geográficas, históricas y estadísticas de ¡a Isla de Puerto Rico. (1852)

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Fig. 1: «Aguada del Norte de la Ysla de Puerto Rico, donde van a hacerla las flotas». Mapa ca. 1700. Museo Naval de Madrid.

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Fig. 2: Plano de la «Bahía de Aguada, Bahía de Añasco y Puerto de Mayagüez» por Francisco Fernández de Valdelomar, 1737. Archivo General de Puerto Rico: Archivo 1, Gaveta 4, no. 436.

Page 112: INFORME REALIZADO POR ENCOMIENDA DE LA

Fig. 3: Croquis de la ensenada de Aguada; Museo Naval de Madrid. Posiciones Geográficas, 2d0 Documento, Manuscrito 177. Año 1761.

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Fig. 4: Sección nor-oeste de Puerto Rico. Servicio Hidrográfico Español. Entre 1750 y 1780. Biblioteca Nacional de Madrid.

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Fig. 5 A: «Plano de las Aguadas de Sn. Juan y Sn. Francisco de Añasco en la Ysla de Puerto Rico». 1784. Archivo General de Puerto Rico, Archivo 5, Gaveta 1, No. 1170.

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Fig. 5 B: «Plano de las Aguadas de Sn. Juan y Sn Francisco de Añasco en la Ysla de Puerto Rico». .1784. Archivo General de Puerto Rico, Archivo 5, Gaveta 1, No. 1170.

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Fig. 6 A: «Aguadilla Quadrangle», escala 1:20.000. Puerto Rico, Department of Public Works.

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GEOLOGICAL SURVEY

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