Informe Sobre La Fe Según Ratzinger

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    VITTORIO MESSORI

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    C a r d . Joseph RatzingerV i t t o r i o Messo r i

    INFORMESOBRE LA FESEGUNDA EDICIN

    BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOSMAD RID 1985

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    Ttulo de la edicin italiana: Rapporto sulla, fede.Han realizado la traduccin del original italiano: Jos LuisLegaza (cap.l), Bartolom Parera (cap.2, 3, 5, 6, 7, 8 y 9) yGonzalo Haya (cap.4, 10, 11, 12 y 13).

    by Edizioni Paoline SR L, Cinisello Balsamo (M ilano) 1985. de esta edicin: Biblioteca de Autores Cristianos, de La EditorialCatlica, S. A. M adrid 1985. Mateo Inurria, 15.Depsito legal M. 26.057-1985.ISBN 84-220-1193-x.Impreso en Espaa. Printed in Spain.

    NDICE

    Pdgs.Captulo I . Encuentro inslito 13Pasin y razn 13Vacaciones del cardenal 15Derech a-izquierda. Optim ismo-pe simism o 16N i po r exceso ni po r defecto 19Telogo y pastor 21La som bra del Santo Oficio 24Un servicio incom prendido? 26

    To dava hay herejas 29Cap tu lo II . Descubrir de nuevo el Concilio 33Do s errores contrapuestos 33Descubram os el verdadero Vaticano II 35Un a receta contr a el anacro nismo 37Espritu y anti-espritu 39N o ruptura, s ino continuidad 41Restauracin? 43Efectos imprevistos 45La esperanza de los mov imientos 48Cap tu lo III. La raz de la crisis: la idea deIglesia 53La fachada y el misterio 53N o es nuestra , es suya 56Para una verdade ra reforma 58

    Captulo IV. Entre sacerdotes y obispos 63Sacerdote: un hom bre desazonado 63El proble ma de las Conferencias episcopales 67Vo lver al coraje perso nal 697

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    Pgs.M aestros de la fe 72Rom a, a pesar de todo 75

    Captu lo V.S eales de peligro 79Una teologa individualista 79Un a catequesis hecha aicos 80Qu ieb ra del vnculo entre Iglesia y Escritu ra 82El Hijo redu cido, el Pad re olvidado 85D ar su lugar al peca do original 87Cap tu lo VI. El drama de la moral 91De l liberalismo al perm isivismo 91U na serie de fracturas 92Lejos de la socieda d o lejos del M agisterio ? 94Busca ndo pun tos firmes 97Captulo VIL Las mujeres. Una Mujer 101U n sacerdocio en cuestin 101Co ntr a la trivializacin de la sexualidad 103En defensa de la natu ralez a 104Fem inismo en el convento 107Un futuro sin monjas? 109U n reme dio: Mara 112Seis mo tivos para no olvidarla 115Ftima y aledaos 118Cap tu lo VIII. Una espiritualidad para hoy 123La fe y el cu erp o 123Diferentes del m undo 125El desafo de las sectas 127Captulo IX. La liturgia entre antigedad ynovedad 131Riqu ezas por salvar 131La lengua, po r ejemplo 134

    Plura lismo, pero para todos 136U n espacio para lo sagrado 138Msica y arte para el Ete rno 1408

    Solemn idad, no tr iunfalismo 143Euc arista: en el coraz n de la fe 145N o slo la Misa 147Cap tu lo X. Sobre los novsimos 149El dem onio y su cola 149U n pensam iento s iempre actual 152

    U n adis sospec hoso 155Biblistas o socilo gos? 158Del purga torio al l imbo 160U n servicio al m un do 163N o olvidar a los ngeles 165El reto rno del Espritu 167Cap tu lo XI . Hermanos, pero separados 171Un cris tianismo ms moderno ? 171

    H ay quien dice 175U n largo camin o 178P ero la Biblia es catlica 180Iglesias en la tem pes tad 183Captulo XII. Sobre una cierta liberacin 187U na Instrucc in esclarecedora 187La necesidad de redenci n 189U n texto de telogo particular 192Entre marxismo y capitalismo 206

    U n dilogo imposible 209Cap tu lo XIII.Predicar de nuevo a Cristo 21 3En defensa de la misi n 213Un evangelio para frica 215U no solo es el Salvador 219

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    INFORME SOBRE LA FE

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    CAPTULO IENCUENTRO INSLITO

    Pasin y raznUn alemn agresivo, de talante orgulloso; un

    asceta que empua la cruz como una espada.Un tpico bvaro, de aspecto cordial, que vivemodestamente en un pisi to junto al Vaticano.U n Panzer-Kardinal que no ha dejado jamslos atuendos fastuosos ni el pectoral de oro dePrncipe de la Santa Iglesia Romana.Va solo, con chaqueta y corbata, frecuentemente al volante de un pequeo utilitario, por lascalles de Roma. Al verle, nadie pensara que setrata de uno de los hombres ms importantes delVaticano.Y as podramos seguir. Citas y citas (todas autnticas) , naturalmente, tomadas de art culos publ icados en d iar ios de todo e l mundo. Son ar tculos que comentan algunas de las primicias (publicadas en la revista mensual Jess y luego traducidas a muchas lenguas) contenidas en la entrevistaque nos concedi el cardenal Joseph Ratzinger,Prefecto, desde enero de 1982, de la Sagrada Congregacin para la Doctrina de la Fe, institucin vaticana que, como es sabido, hasta hace veinte aos

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    se vino llamando durante cuatro siglos "Inquisicin Romana y Universal" o "Santo Oficio" .Al leer retratos tan dispares del propio aspectofsico del cardenal Ratzinger, no faltar algn malicioso que sospeche que tambin el resto de talescomentarios est ms bien lejos del ideal de "objet ividad informativa" , del que tan a menudo hablamos los periodistas en nuestras asambleas.No nos pronunciamos a l respecto; nos l imitamos a recordar que en todo hay siempre un ladoposit ivo.En nuestro caso, en estas contradictorias "transformaciones" sufridas por el "Prefecto de la fe"bajo la pluma de algn que otro colega (no detodos, por supuesto) est, acaso, la seal del inters con que ha sido acogida la entrevista con elresponsable de una Congregacin cuya reserva eralegendaria y cuya norma suprema era el secreto.El acontecimiento era, en efecto, realmente inslito. Al aceptar dialogar con nosotros unos das, elcardenal Ratzinger concedi la ms extensa y completa de sus escassimas entrevistas. Y a ello hayque aadir que nadie en la Iglesia aparte, naturalmente, el Papa habra podido responder conmayor autoridad a nuestras preguntas.

    La Congregac in pa ra l a Doc t r ina de l a Fetngase en cuenta es el instrumento del que sesirve la Santa Sede para promover la profundiza-cin en la fe y velar por su integridad. Es, pues, laautntica depositara de la ortodoxia catlica. Aello se debe que ocupe el primer puesto en la listaoficial de las Congregaciones de la Curia romana;como escribi Pablo VI, al darle precedencia sobretodas las dems en la reforma posconciliar, "es laCongregacin que se ocupa de las cosas ms impor tantes" .As, pues, ante la singularidad de una entrevista14

    tan amplia con el "Prefecto de la fe" y ante loscontenidos que por su claridad y franqueza rayanen la crudeza, se comprende fcilmente que elinters de algunos comentaristas haya derivado enapasionamiento y en necesidad de alinearse: a favor o en contra.Una toma de posicin, que ha afectado incluso ala propia persona f sica del cardenal Ratzinger,convertida en positiva o negativa, segn el estadode nimo de cada periodista.Vacaciones del cardenal

    Por lo que a m respecta, yo estaba al corrientede los escritos de Joseph Ratzinger, pero no le conoca personalmente. La ci ta qued concertadapara el 15 de agosto de 1984, en la pequea e ilustre ciudad que los italianos llaman Bressanone ylos alemanes Brixen: una de las capitales histricasdel territorio que los primeros llaman Alto Adigioy los o t ros T i ro l de l Sur ; t i e r r a de p r nc ipesobispos , de luchas ent re papas y emperadores ;campo de encuentro y, hoy como ayer, de choque entre la cultura latina y la germnica. Unlugar cas i s imbl ico , por tanto , aunque c ier tamente no e legido a propsi to . Por qu , pues ,Bressanone-B rixen ?No faltar quien siga imaginndose a los miembros del Sacro Colegio, a los cardenales de laSanta Iglesia Romana, como a unos prncipes quesalen los veranos de sus fastuosos palacios de laUrbe para pasar las vacaciones en lugares deliciosos.

    Para su eminencia Joseph Ratzinger, cardenalPrefecto, la realidad es muy distinta. Los escasosdas en que logra escapar del agosto romano los15

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    pasa en la no demasiado fresca cuenca de Bressa-none. Y all no se hospeda en un chal ni en unhotel, sino que se queda en el seminario, que alquila a precio mdico algunas habitaciones, con loque la dicesis consigue algunos ingresos para elsostenimiento de los estudiantes de teologa.En los pasillos y en el refectorio del antiguoedificio barroco se encuentran ancianos eclesisticos atrados por tan modesto veraneo; se cruzangrupos de peregrinos alemanes y austr acos quehacen una parada en su viaje hacia el sur.El cardenal Ratzinger est all, toma los sencillosalimentos preparados por las monjas tirolesas sentado a la misma mesa que los sacerdotes en vacaciones. Vive solo, s in el secretario alemn quetiene en Roma y sin ms compaa que la eventualde los familiares que vienen a encontrarse con ldesde la cercana Baviera.Uno de sus jvenes colaboradores de Roma nosha comentado la intensa vida de oracin con quecontrarresta el peligro de convertirse en un granburcrata, rubricador de decretos ajenos a la humanidad de las personas a las que afectan. Confrecuencia nos deca ese joven nos rene en lacapilla del palacio para una meditacin y oracinen comn. Hay en l una constante necesidad deenraizar nuestro trabajo diario, frecuentemente ingrato y en contacto con la patologa de la fe, enun cristianismo vivido.Derecha - i zqu ie rda . Op t im i sm o-pes im i sm o

    Es, pues, un hombre inmerso por entero en unadimensin religiosa. Y slo desde esta su perspect i va podrem os cap ta r e l ve rdade ro sen t ido decuanto dice. Desde este punto de vista carecen de16

    sentido esos esquemas (conservador-progresista;derecha-izquierda) que proceden de una dimensin bien distinta, la de las ideologas polticas, yno son aplicables, por consiguiente, a la visin delo religioso, que, al decir de Pascal, pertenece aotro orden que supera, en profundidad y altura, atodos los dems.Estara igualmente fuera de lugar aplicarle otroesquema adocenado (optimista; pesimista), porquecuanto ms hace suyo el hombre de fe el acontecimiento en que se funda el optimismo por excelenc ia la Re sur r e cc in de C r i s to , t an t o m spuede permitirse el realismo, la lucidez y el corajede l lamar a los problemas por su nombre, paraafrontarlos sin cerrar los ojos o ponerse gafas decolor rosa.En una conferencia del entonces telogo, profesor (era el ao 1968), encontramos esta conclusina propsito de la situacin de la Iglesia y de su fe:Puede que esperaseis un panorama ms alegre yluminoso. Y habra motivo para ello quizs en algunos aspectos. Pero creo que es importante mostrar las dos caras de cuanto nos llen de gozo ygratitud en el Concilio, entendiendo bien d-e estemodo el llamamiento y el compromiso implcitos

    en ello. Y me parece importante denunciar el peligroso y nuevo triunfalismo en el que caen con frecuencia precisamente los contestadores del triunfalismo pasado. Mientras la Iglesia peregrine sobre latierra no tiene derecho a gloriarse de s misma.Esta actitud podra resultar ms insidiosa que lastiaras y sillas gestatorias, que, en todo caso, son yamotivo ms de sonrisas que de orgullo 1 .Este su convencimiento de que el puesto de laIglesia en la tierra est solamente al pie de la1 Das Neue Volk Gottes, p.150 y ss.2- Informe sobre la fe 17

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    cruz, ciertamente no conduce segn l a laresignacin, sino a todo lo contrario: El Concilioseala quera sealar el paso de una actitud deconservadurismo a una act i tud misionera. Muchosolvidan que el concepto conciliar opuesto a "conservador" no es "progresista" , s ino "misionero".El cristiano recuerda por si hay alguien todava que le sospeche pesimista sabe que la historia est ya salvada, y que, al final, el desenlace serposit ivo. Pero desconocemos a travs de qu hechos y vericuetos llegaremos a ese gran desenlacefinal. Sabemos que los "poderes del infierno" noprevalecern sobre la Iglesia, pero ignoramos enqu condiciones acaecer esto.En un determinado momento le he visto abrirlos brazos y brindar su nica "receta" frente a unasituacin eclesial en la que ve luces, pero tambininsidias: Hoy ms que nunca, el Seor nos ha hecho ser conscientemente responsables de que sloEl puede salvar a su Iglesia. Esta es de Cristo, y aEl le corresponde proveer. A nosotros se nos pideque trabajemos con todas nuestras fuerzas, sin darlugar a la angustia, con la serenidad del que sabeque no es ms que un siervo intil, por muchoque haya cumplido hasta el final con su deber. Incluso en esta llamada a nuestra poquedad veo unade las gracias de este perodo difcil. Un perodocontina en el que se nos pide paciencia, esaforma cotidiana de un amor en el que estn simultneamente presentes la fe y la esperanza.A decir verdad (y en aras de esa "objetividad dela informacin" de la que hemos hablado), a lolargo de los das que pasamos juntos no me ha parecido descubrir en l nada que justifique esa imagen de dogmtico, de frreo Inquisidor Mayor conque quieren algunos etiquetarlo. Le he visto alguna vez, s, amargado, pero tambin le he odo18

    rer a placer, contand o alguna ancdota o c om entando alguna ocurrencia. A su sentido del humouraade otra caracterstica que contrasta tambin conese clich de "inquisidor": su capacidad de escucha, su disponibilidad a dejarse interrumpir por elinterlocutor y su rapidez de respuesta a cualquierpregunta con franqueza total, sin importarle que elmagnetfono siguiera funcionando. Un hombre,pues, muy alejado del estereotipo de "cardenal decuria" evasivo y socarronamente diplomtico. Periodista ya veterano, habituado, por tanto, a todaclase de interlocutores (altos prelados vaticanos incluidos), confieso haberme quedado alguna vezcon la boca abierta al recibir una respuesta clara ydirecta a todas y cada una de mis preguntas, incluso las ms delicadas.Ni por exceso ni por defecto

    Dejo, por tanto, a juicio del lector (sean cualesfueren despus sus conclusiones) estas afirmaciones,tal como las hemos transcrito, esforzndonos porser fieles a cuanto hemos escuchado.N o e s t a r d e m s r e c o r d a r q u e l o s t e x t o stanto los del artculo como los de este librohan sido revisados por el interesado, que, al aprobarlos (no slo en el original italiano, sino tambinen sus traducciones, empezando por la alemana,que ha servido de norma para las restantes), ha declarado reconocerse en ellos.Decimos esto por quien en los vivacsimoscomentarios al anuncio previo de esta obra hadado a entender que en la entrevista pudiera haberdemasiado del entrevistador. La aprobacin de lostextos por parte del cardenal Ratzinger demuestraque no se trata de el cardenal Ratzinger segn un

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    per iod i s ta , s ino de e l Ra tz inger que , en t r ev i s t a d o p o r u n p e r i o d i s t a , h a r e c o n o c i d o e n t a l e st e x t o s la f i d e l i d a d d e i n t e r p r e t a c i n . P o r l od e m s , a s p a r e c e h a b e r l o c o n f i r m a d o a u t o r i z a d a mente l a ampl ia s n tes i s pub l icada por L'Osserva-tore Romano.O t r o s , p o r e l c o n t r a r i o , h a n s o s p e c h a d o o i n s i nuado que en e l t ex to habr a demasiado poco denues t r a cosecha ; a lgo as como s i s e hub ie ra t r a tado de una operac in "p i lo tada" , de un mane joden t ro de qu in s abe qu comple ja es t r a teg ia , en l aq u e e l p e r i o d i s t a q u e d a r e d u c i d o a u n h o m b r e d ep a j a . C o n v e n d r , p u e s , p u n t u a l i z a r c m o s e d e s a r r o l l a r o n l o s h e c h o s e n t o d a s u s e n c i l l a v e r d a d .L os ed i to res con los que co laboro hab an cu r sadouna pe t ic in co r r ien te de en t r ev i s ta . L a idea e raq u e s i e l c a r d e n a l p u d i e s e d i s p o n e r n o d e u n a sh o r a s , s i n o d e a l g u n o s d a s , e l a r t c u l o p r e v i s t opara un d ia r io espec ia l i zado podr a conver t i r s e enl ib ro . Pasado un t i empo , l a s ec re ta r a de l ca rdena lRatz inger r espond i c i t ando a l pe r iod i s ta en Bres -sanone , donde e l P re fec to s e puso a d i spos ic inde l en t r ev i s tador , s in que med ia ra acuerdo p rev ioa l g u n o , c o n l a - n i c a c o n d i c i n d e r e v i s a r l o st e x t o s a n t e s d e s u p u b l i c a c i n . N o h u b o , p u e s ,c o n t a c t o a l g u n o p r e c e d e n t e , n i t a m p o c o c o n t a c t oo i n t e r v e n c i n d e n i n g u n a c l a s e d e s p u s , s i n op lena conf ianza y l ibe r tad ( en e l marco de una obv ia f ide l idad) para e l r edac to r de l as conver sa c i o n e s .E n t re los que ab r igan susp icac ias de un demasiado poco es tn qu ienes acaso nos echan en ca rano hab er es tado con Jos ep h Ra tz inge r su f ic ien te m e n t e " p o l m i c o s " , " c r t i c o s " ; m s a n , " m a l i c i o s o s " . P e r o t a l e s o b j e c i o n e s p r o v i e n e n d equ ienes dan lugar a eso que a noso t ros nos parece ,s in ms , un ps imo per iod i smo: aque l en e l que e l20

    in te r locu to r no es ms que un p re tex to para que e lc ron i s ta pueda en t r ev i s ta r s e a s m ismo, exh ib i r s e ,pon iendo de r e l i eve su modo de ver l as cosas .N o s o t r o s , e n c a m b i o , e n t e n d e m o s q u e e l v e r d a dero s e rv ic io de qu ienes nos cons ideramos " in fo r m a d o r e s " c o n s i s t e p r e c i s a m e n t e e n informar a lo slec to res de l pun to de v i s ta de l en t r ev i s tado , de jando a los l ec to res que juzguen . Animar a l in te r locu to r a que s e exp l ique , da r le l a opor tun idad deque diga lo que t iene que decir : es to es lo que,c o m o c o n c u a l q u i e r o t r o , h e m o s t r a t a d o d e h a c e rtambin con e l P re fec to de l a Congregac in parala Doc t r ina de l a Fe .Pero, eso s , s in ocul tar (quede claro para evi tarh ipcr i t as aspav ien tos sobre una impos ib le "neut r a l i d a d " ) n u e s t r o p r o p i o c o m p r o m i s o c o n l aaventura de la Igles ia en la encruci jada actual de suh is to r ia ; y s in esconder que hemos aprovechado laocas in para t r a ta r de comprender qu es lo quees t ocur r iendo en una d imens in ec les ia l que nopor s e r s eg la res de ja de a fec ta rnos per sona lmen te .P o r l o t a n t o , l a s p r e g u n t a s a l c a r d e n a l , a u n q u epropues tas en nombre de los l ec to res , e r an t amb i n nuestras p r e g u n t a s y o b e d e c a n t a m b i n anuestra n e c e s i d a d d e c o m p r e n d e r . E s u n d e b e r ,nos parece , de qu ien s e d ice c reyen te , de qu ien s ereconoce miembro de l a Ig les ia ca t l i ca .T e l o g o y p as tor

    N o c a b e d u d a q u e , a l n o m b r a r a J o s e p h R a t z i n ger r esponsab le de l ex San to Of ic io , Juan Pab lo I Ise p r o p u s o re a l i z a r u n a e l e c c i n d e " p r e s t i g i o " .D e s d e 1 9 7 7 , p r o m o v i d o p o r P a b l o V I , e r a c a r d e na l a rzob ispo de una d ices i s de t an i lus t r e pasadoy t a n i m p o r t a n t e p r e s e n t e c o m o M u n i c h . P e r o21

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    a q u e l s a c e r d o t e l l a m a d o p o r s o r p r e s a a a q u e l l asede episcopal era ya uno de los ms famosos pens a d o r e s c a t l i c o s , c o n u n p u e s t o m u y c l a r o e ncua lqu ie r h i s to r ia de l a t eo log a con tempornea .Nac ido en 1927 en Mark t l - am Inn , d ices i s b-v a r a d e P a s s a u ; o r d e n a d o e n 1 9 5 1 , d o c t o r a d o c o nuna tes i s sobre San Agus t n y pos te r io rmen te p ro feso r de T eo log a dogmt ica en l as ms c leb resu n i v e r s i d a d e s a l e m a n a s ( M n s t e r , T b i n g e n , R e -g e n s b u r g ) , R a t z i n g e r h a b a a l t e r n a d o p u b l i c a c i o n e scient f icas con ensayos de al ta divulgacin convert idos en best-seller e n m u c h o s p a s e s . L a c r t i c apuso de r e l i eve que sus obras no s e movan pore rud i tos in te reses meramente s ec to r ia les , s ino porla inves t igacin global de lo que los alemanes l lam a n das Wessen, la esencia misma de la fe y sup o s i b i l i d a d d e c o n f r o n t a c i n c o n e l m u n d o m o derno. En es te sent ido es t p ica su Einfhrung indas Christentum, i n t r o d u c c i n a l c r i s t i a n i sm o , u n aespec ie de c ls ico incesan temente r eed i tado , con e lque s e ha fo rmado toda una generac in de c l r igosy s eg la res , a t r a dos por un pensamien to to ta lmen te"ca t l i co" y a l a vez to ta lmen te "ab ie r to" a l c l iman u e v o d e l V a t i c a n o I I . E n e l C o n c i l i o , e l j o v e nt e l o g o R a t z i n g e r p a r t i c i p c o m o e x p e r t o d e l e p i s copado a lemn , conqu is tndose e l ap rec io y so l i dar idad de quienes en aquel las his tr icas ses ionesv e a n u n a o c a s i n p r e c i o s a d e a d e c u a r a l o st iempos la praxis y la pas toral de la Igles ia .Un "p rogres i s ta" equ i l ib rado , en una pa lab ra , s is e q u i e r e u s a r e l e s q u e m a d e s o r i e n t a d o r d e q u eh e m o s h a b l a d o . E n t o d o c a s o , y c o n f i r m a n d o s urepu tac in de es tud ioso "ab ie r to" , en 1964 e l p ro f e s o r R a t z i n g e r a p a r e c e e n t r e l o s f u n d a d o r e s d eaque l la r ev i s ta in te rnac iona l Concilium q u e a g r u p aa la l lamada ala progres is ta de la teologa, ung r u p o i m p r e s i o n a n t e , c u y o c e r e b r o d i r i g e n t e e s t 22

    e n la " F u n d a c i n C o n c i l i u m " , en N i m e g a ( H o landa) , y que puede d i sponer de med io mi l l a r dec o l a b o r a d o r e s i n t e r n a c i o n a l e s , q u e a n u a l m e n t eproducen unas dos mi l pg inas t r aduc idas a todaslas l enguas . Hac e ve in te aos , Jos eph R atz in ger e s taba al l , entre los fundadores y direct ivos de unap u b l i c a c i n - i n s t i t u c i n q u e h a b r a d e c o n v e r t i r s een in te r locu to r c r t i co de l a Congregac in para l aD o c t r i n a d e l a F e .Qu supuso ta l co laborac in para qu ien iba aser , con el t iempo, Prefecto del ex Santo Oficio?Una desgrac ia? Un pecado de juven tud? Y ent r e tan to , qu ha ocur r ido? Un v i r a je en su pens a m i e n to ? U n " a r r e p e n t i m i e n t o " ?S e l o p r e g u n t a r c o m o b r o m e a n d o , p e r o s u r e s pues ta s e r r p ida y s e r ia : No soy yo e l que hacambiado , han cambiado e l los . Desde l as p r imerasreun iones p resen t a m is co legas es tas dos ex igencias . Primera: nues t ro g rupo no deb a s e r s ec ta r ion i a r rogan te , como s i noso t ros furamos la nuevay verdadera Ig les ia , un mag is te r io a l t e rna t ivo quel leva en el bols i l lo la verdad del cr is t ianismo. Se gunda: t en amos que ponernos an te l a r ea l idad de lVaticano I I , ante la le t ra y el espr i tu autnt icosde l au tn t ico Conc i l io , y no an te un imag inar ioVat icano I I I , s in dar lugar , po r t an to , a escapadasen sol i tar io hacia adelante . Es tas exigencias , con elt i e m p o , f u e r o n t e n i n d o s e c a d a v e z m e n o s p r e sen tes , has ta que s e p rodu jo un v i r a je s i tuab leen to rno a 1 9 7 3 c u a n d o a l g u i e n e m p e z a d e c i rque los t ex tos de l Va t icano I I no podr an s e r ya e lpun to de r e fe renc ia de l a t eo log a ca t l i ca . Se dec a , en e fec to , que e l Conc i l io per tenec a todav a a l" m o m e n t o t r a d i c i o n a l , c l e r i c a l " d e l a I g l e s i a , yq u e , p o r t a n t o , h a b a q u e s u p e r a r l o ; n o e r a , e nsuma, ms que un s imple pun to de par t ida . Paraen tonces yo ya me hab a desv incu lado tan to de l

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    Sea lo que fuere, hoy ya, incluso en lo que serefiere a la Inquisicin romana o ex Santo Oficio,todo es to empezando por e l nombre no esms que un recuerdo. Como decamos, esta Congregacin fue la primera que reform Pablo VI,mediante un motu proprio del 7 de diciembre de1965, ltimo da del Concilio. La reforma, pese alas modificaciones procesales introducidas, la ratific en su tarea de velar por la rectitud de la fe,pero le asign tambin un papel positivo: de estmulo , de propuesta y orientacin.Cuando pregunt a Ratzinger si le cost muchopasar de ser telogo (al que Roma, por cierto, noperda de vista) a convertirse en controlador de lalabor de los telogos, no vacil en responderme:Jams habra aceptado prestar este servicio ecle-sial si mi cometido hubiera sido, ante todo, el deejercer un control. Con la reforma, nuestra Congregacin ha conservado, s, unas tareas de decisin e intervencin, pero el motu proprio de Pablo VI le asigna como objetivo prioritario el papelconstructivo de "promover la sana doctrina a finde brindar nuevas energas a los mensajeros delEvangelio" . Naturalmente, estamos l lamados comoantes a vigilar, a "corregir los errores y a conduciral recto camino a los equivocados", como seala elpropio documento, pero esta proteccin de la fedebe ir acompaada de la promocin.Un servicio incomprendido?

    Sin embargo, a pesar de todas las reformas, hay,incluso entre los catlicos, muchos que no logranentender ya el sentido de servicio prestado a laIglesia por esta Congregacin, que, arrastrada albanquillo de los acusados, tiene tambin derecho a26

    hacer que se oigan sus razones, que ms o menossuenan as, si hemos entendido bien cuanto se encuentra en documentos y publicaciones y cuantonos han dicho telogos que defienden su funcin,considerndola hoy ms que nunca esencial.Dicen stos:Punto irrenunciable de partida, es, ahora ysiempre, una prospectiva religiosa, fuera de la cualcuanto es servicio aparecera como intolerancia ycuanto es obligada solicitud podra parecer dogmatismo. Si se entra, pues, en una dimensin rel igiosa, se comprende que la fe es el bien ms alto yprecioso. Y, en consecuencia, el que vela para quen o s e c o r r o m p a d e b e r a s e r c o n s i d e r a d o a lmenos por parte de los creyentes todava msbenemrito que al que se ocupa de la salud delcuerpo. El Evangelio nos recomienda "no temer aquienes matan el cuerpo", sino "ms bien a losque, junto con el cuerpo, pueden matar tambin elalma" (Mt 10,28). Y el propio Evangelio, recogiendo palabras del Antiguo Testamento, recuerdaque el hombre no vive "slo de pan", sino antetodo de la "Palabra de Dios" (Mt 4 ,4) . Ahorabien, esa Palabra, ms indispensable que el al imento, debe ser acogida en su autenticidad y conservada al abrigo de contaminaciones. La prdidadel verdadero concepto de Iglesia y la reduccinde la esperanza nicamente al horizonte de la hist o r i a ( d o n d e l o q u e s o b r e t o d o c u e n t a e s e l"cuerpo", el "pan", y no "el alma", la "Palabra deDios") son los responsables de que aparezca comoirrelevante, cuando no anacrnico o, peor an, nocivo, el servicio de una Congregacin como la dela Doctrina de la Fe.Siguen hablando los defensores de la Congregacin de la que Joseph Ratzinger es el Prefecto:Circulan por ah slogans faci lones. A tenor de

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    uno de e l los , lo que cuen ta hoy s e r a so lamente l aortopraxis, es dec i r , e l " compor ta r s e b ien" , " amara l p r j i m o " . E n c a m b i o , t e n d r a v a l o r s e c u n d a r i o ,cuando no a l i enan te , l a p reocupac in por l a ortodoxia, es dec i r , e l " c reer de modo rec to" , s egn e ls en t ido verdadero de l a E scr i tu ra l e da den t ro dela Tradicin de la Igles ia . Fci l slogan s te , por susuper f ic ia l idad , porque ( en todo t i empo , pero hoysobremanera) acaso no cambian r ad ica lmen te loscon ten idos de l a ortopraxis, d e l a m o r a l p r j i m o ,segn se en t ienda de un modo u o t ro l a ortodoxia?Para poner un e jemplo de ac tua l idad en e l t emac a n d e n t e d e l T e r c e r M u n d o y A m r i c a L a t i n a :Cul es l a p rax i s jus ta para socor re r a los pobresde fo rma verdaderamente c r i s t i ana y por t an to e f i caz? L a opc in por una accin c o r r e c t a n o p r e s u pone acaso un pensamiento cor rec to? , no r emi te al a b s q u e d a d e u n a o r t o d o x i a ? .E s tas son , pues , a lgunas de l as r azones sobre l asque s e nos inv i ta a p ronunc ia rnos .H a b l a n d o c o n l d e e s t a s c u e s t i o n e s p r e l i m i nare s , indis pen sabl es par a entra r en el me o io de lacues t in , e l p rop io Ra tz inger me d i jo : E n mediode un mundo donde , en e l fondo , e l e s cep t ic i smoha con tag iado tambin a muchos c reyen tes , e s unverdadero escnda lo l a conv icc in de l a Ig les ia deq u e h a y u n a V e r d a d c o n m a y s c u l a y q u e e s t aV e r d a d e s r e c o n o c i b l e , e x p r e s a b l e y , d e n t r o d ec ie r tos l m i tes , de f in ib le t ambin con p rec i s in . E sun escnda lo que compar ten t ambin ca t l i cos quehan perdido de vis ta la esencia de la Igles ia , quen o es u n a o r g a n i z a c i n n i c a m e n t e h u m a n a , ydebe defender un deps i to que no es suyo , cuyaproc lamacin y t r ansmis in t i ene que garan t iza r at r a v s d e u n M a g i s t e r i o q u e l o r e p r o p o n g a d em o d o a d e c u a d o a l o s h o m b r e s d e t o d a s l a spocas .28

    Pero sobre e l t ema de l a Ig les ia , pun tua l iza ensegu ida , vo lver ms ade lan te ; po rque , pa ra l , enes te punto es tar a una de las races de la cr is is actua l .Tod av a h ay h erej a s

    Pese a l nue vo pape l t ambin pos i t ivo asum idop o r l a C o n g r e g a c i n m e p e r m i t o o b s e r v a r , s t a s i g u e m a n t e n i e n d o l a f a c u l t a d d e i n t e r v e n i ra l l d o n d e s o s p e c h e q u e a n i d a n " h e r e j a s " q u eamenacen la au ten t ic idad de l a f e . T rminos como" h e r e j a " o " h e r t i c o " s u e n a n , a n u e s t r o s o d o sm o d e r n o s , c o m o a l g o t a n r a r o q u e n o s v e m o s p r e c i s ados a po ner l os en t r e comi l las . A l p ron unc ia r lo so esc r ib i r los nos s en t imos a r r as t r ados a pocas quep a r e c e n r e m o t a s . E m i n e n c i a , p r e g u n t o , q u e d a n d everdad "here jes "? , s igue hab iendo "here j as "? N o s o y y o q u i e n r e s p o n d e r e p l i c a e l c a r d e n a l ; l o h a c e e l n u e v o C d i g o d e D e r e c h o C a n n i c o , promulgado en 1983 t r as ve in t i cua t ro aosde t rabajo que lo han rehecho de arr iba abajo y lohan pues to -per fec tamente en l nea con la r enovacin conci l iar . En el canon (es decir , ar t culo) 751se dice: "Se l lama herej a la negacin per t inaz, despus de r ec ib ido e l bau t i smo, de una verdad queha de creerse con fe divina y catl ica, o la dudaper t inaz sobre l a m isma" . Por lo que s e r e f ie re alas sanciones , e l canon 1.364 es tablece que el hereje a la par que el aps tata y el c ismtico inc u r r e e n l a e x c o m u n i n latae sententiae. Y es to ,que es vl ido para todos los f ie les , agrava las med idas con t ra e l he re je que adems s ea s acerdo te .V e m o s , p o r t a n t o , q u e , t a m b i n p a r a l a I g l e s i aposconc i l i a r (y va lga es ta expres in que no acep toy exp l ica r por qu) , he re jes y here j as rubr i -

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    cadas por el nuevo Cdigo como "delitos contra lareligin y la unidad de la Iglesia" existen y estprevisto el modo de defender de ellas a la comunidad.Y prosigue: La palabra de la Escritura es actualpara la Iglesia de todos los tiempos. Por lo tanto,tiene hoy tambin actualidad la admonicin de lasegunda carta de Pedro a que nos guardemos "delos falsos profetas y de los falsos maestros que inculcarn perniciosas herejas" (2,1). El error no escomplementario de la verdad. No olvidemos que,para la Iglesia, la fe es un "bien comn", una riqueza que pertenece a todos, empezando por lospobres y los ms indefensos frente a las tergiversaciones; as que defender la ortodoxia es para laIgles ia una obra socia l en favor de todos loscreyentes. En esta perspectiva, cuando se est anteel error, no hay que olvidar que se deben tutelarlos derechos individuales de cada telogo, perotambin los derechos de la comunidad. Naturalmente, visto todo a la luz del alto aviso evanglico:"verdad en la caridad". Tambin por esto, aquellaexcomunin en la que hoy sigue incurriendo el hereje es considerada como "sancin medicinal", enel sentido de una pena que no busca tanto el castigo como la correccin y curacin. Quien, convicto de su error, lo reconoce, es siempre acogidocon los brazos abiertos, como un hijo especialmente querido, en la plena comunin de la Iglesia.S in em bargo obse rvo , todo e s to pa rece ,cmo diramos?, demasiado simple y transparentecomo para estar en consonancia con la realidad denuestro tiempo, tan poco susceptible de esquemasprefijados.Eso es verdad responde. Las cosas , enconcreto, no son tan claras como las define (no30

    podra proceder de otra forma) el nuevo Cdigo.Esa "negacin" y esa "duda pertinaz" de que sehabla no las encontramos hoy da casi nunca. Y noporque no existan, sino porque no quieren aparecer como tales. Casi siempre las propias hiptesisteolgicas se opondrn al Magisterio diciendo queste no expresa la fe de la Iglesia, sino slo "la arcaica teologa romana". Dirn que no es la Congregacin, sino ellos, los "herejes", los que estnen posesin del sentido "autntico" de la fe transmitida. A diario admiro la habilidad de los telogos que logran sostener exactamente lo contrariode lo que con toda claridad est escrito en los doc u m e n t o s d e l M a g i s t e r i o . Y , s i n e m b a r g o , t a lvuelco se presenta, mediante hbiles artificios dialcticos, como el "verdadero" significado del documento que se discute.

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    C A P T U L O IIDESCUBRIR DE NUEVO EL CONCILIO

    Dos errores contrapuestosEntrando en materia, nuestro coloquio no podasino comenzar por el acontecimiento extraordina

    rio del Concilio Ecumnico Vaticano II, de cuyaclausura se conmemoran los veinte aos en 1985.Veinte aos que han cambiado a la Iglesia catlicamucho ms que dos siglos.Acerca de la importancia, la riqueza, la oportunidad y la necesidad de los grandes documentosdel Vaticano II , nadie que sea y quiera seguirsiendo catlico puede alimentar dudas de ningngnero. Comenzando, naturalmente, por el cardenal Prefecto de la Congregacin para la Doctrinade la Fe. El solo hecho de mencionarlo parece msridculo que superfluo; a pesar de ello, en algunoscom e n ta r ios descon ce r t an t e s hechos a r a z de lanuncio del contenido de esta entrevista no ha faltado quien abrigara dudas al respecto.Sin embargo, las palabras que reproducamos delcardenal Ratz inger en defensa f i rme del Vat i cano II y de sus decisiones no slo eran del todoclaras, sino que haban sido reiteradas por l ennumerosas ocasiones.Entre los innumerables ejemplos que podramos3. Informe sobre la fe 33

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    aduc i r es t su in te rvenc in con ocas in de los d ieza o s d e l a c l a u s u r a d e l C o n c i l i o , e n 1 9 7 5 . E nBressanone, rele a l cardenal las palabras de aquel lain te rvenc in y me conf i rm que hoy s e r econoceen e l l as en te ramente .E scr ib a , pues , d iez aos an tes de nues t ro co lo q u i o : E l Vat icano I I s e encuen t ra hoy ba jo unaluz c repuscu la r . L a co r r ien te l l amada "p rogres i s ta"l o c o n s i d e r a c o m p l e t a m e n t e s u p e r a d o d e s d e h a c et iempo y , en consecuenc ia , como un hecho de l pa s a d o , caren te de s ign i f i cac in en nues t ro t i empo .Para l a par te opues ta , l a co r r ien te "conservadora" ,e l Conc i l io es r esponsab le de l a ac tua l decadenc iade la Igles ia catl ica y se le acusa incluso de apos-tas a con respecto al conci l io de Trento y al Vat i cano I : has ta t a l pun to que a lgunos s e han a t r e v ido a ped i r su anu lac i n o una r ev i s in t a l qu eequ iva lga a una anu lac in .Con t inuaba : F ren te a es tas dos pos ic iones cont r apues tas hay que de ja r b ien c la ro , an te todo , quee l Va t icano I I s e apoya en l a m isma au to r idad quee l Vat icano I y que e l conc i l io T r iden t ino : es decir , e l Papa y el colegio de los obispos en comun in con l . E n cuan to a los con ten idos , es p rec i sorecordar que e l Va t icano I I s e s i ta en r igurosacon t inu idad con los dos conc i l ios an te r io res y r e coge l i t e r a lmen te su doc t r ina en pun tos dec i s ivos .D e a q u d e d u c a R a t z i n g e r d o s c o n s e c u e n c i a s :Primera: E s impos ib le para un ca t l i co tomar pos iciones en favor del Vat icano I I y en contra d eT r e n t o o d e l V a t i c a n o I . Q u i e n a c e p t a e l V a t i cano I I , en la expres in clara de su le t ra y en lac l a r a i n t e n c i o n a l i d a d d e s u e s p r i t u , a f i r m a a lm i s m o t i e m p o l a i n i n t e r r u m p i d a t r a d i c i n d e l aIg les ia , en par t i cu la r los dos conc i l ios p receden tes .Valga es to para e l as l l amado "p rogres i smo" , a lm e n o s e n s u s f o r m a s e x t r e m a s . Segunda: D e l34

    m i s m o m o d o , e s i m p o s i b l e d e c i d i r s e en favor d eT r e n t o y d e l V a t i c a n o I y en contra d e l V a t i cano I I . Qu ien n iega e l Va t icano I I , n iega l a au to r idad que sos t iene a los otros dos conci l ios y losa r ranca as de su fundamento . Va lga es to para e las l l amado " t r ad ic iona l i smo" , t ambin s te en susfo rmas ex t r emas . Ante e l Va t icano I I , toda opc inpar t id i s ta des t ruye un todo , l a h i s to r ia m isma de l aIg les ia , que s lo puede ex i s t i r como un idad ind iv i s ib le . D e s c u b r a m o s e l v e r d a d e r o V a t i c a n o I I

    N o s o n , p u e s , n i e l V a t i c a n o I I n i s u s d o c u mentos (hue lga cas i menc ionar lo ) los que cons t i t u y e n p r o b l e m a . E n t o d o c a s o , a j u i c i o d e m u c h o s y J o s e p h R a t z i n g e r s e e n c u e n t r a e n t r e e s t o sd e s d e h a c e t i e m p o , e l p r o b l e m a e s t r i b a e n m u chas de l as in te rp re tac iones que s e han dado dea q u e l l o s d o c u m e n t o s , i n t e r p r e t a c i o n e s q u e h a b r a nconduc ido a c ie r tos f ru tos de l a poca posconc i l iar .D e s d e h a c e m u c h o t i e m p o , e l j u i c i o d e R a t z i n ger sobre es te per odo es t a jan te : Resu l ta incontes tab le que los l t imos ve in te aos han s ido dec i s ivamente des favorab les para l a Ig les ia ca t l i ca .L os r esu l tados que han s egu ido a l Conc i l io pare cen oponer se c rue lmen te a l as esperanzas de todos ,c o m e n z a n d o p o r l a s d e l p a p a J u a n X X I I I y , d e s p u s , l a s de Pab lo VI . L os c r i s t i anos son de nuevominor a , ms que en n inguna o t r a poca desde f i na les de l a an t igedad .As expl ica el cardenal es te severo juicio (que harepe t ido a lo l a rgo de l co loqu io , pe ro que no deber a so rp render a nad ie , s ea cua l s ea l a op in inque merezca , pues to que ha s ido r e i t e rado por l

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    en numerosas ocasiones): Los Papas y los Padresconciliares esperaban una nueva unidad catlica yha sobrevenido una divisin tal que en palabrasde Pablo VI se ha pasado de la autocrtica a laautodestruccin. Se esperaba un nuevo entusiasmo,y se ha terminado con demasiada frecuencia en elhast o y en el desaliento. Esperbamos un sal tohacia adelante, y nos hemos encontrado ante unproceso progresivo de decadencia que se ha desarrollado en buena medida bajo el signo de un presunto "espritu del Concilio", provocando de estemodo su descrdito.Segua diciendo Ratzinger hace diez aos: Hayque afirmar sin ambages que una reforma real dela Ig les ia presupone un decidido abandono deaquellos caminos equivocados que han conducidoa consecuencias indiscutiblemente negativas.En cierta ocasin escribi: El cardenal JuliusDpfner deca que la Iglesia del posconcilio es ungran astillero. Pero un espritu crtico aada a estoque es un gran astillero donde se ha perdido devista el proyecto y donde cada uno contina trabajando a su antojo. El resultado es evidente.Pero no deja de repetir con la misma claridadque en sus expresiones oficiales, en sus docurmentos autnticos, el Vaticano II no puede considerarse responsable de una evolucin que muyal contrario contradice radicalmente tanto la letra como el espritu de los Padres conciliares.Dice : Estoy convencido que los males quehemos experimentado en estos veinte aos no sedeben al Concilio "verdadero", sino al hecho dehaberse desatado en el interior de la Iglesia ocultasfuerzas agres ivas , cent r fugas , i r responsables osimplemente ingenuas, de un optimismo fcil, deun nfasis en la modernidad, que ha confundido elprogreso tcnico actual con un progreso autntico36

    e integral. Y, en el exterior, al choque con una revolucin cultural: la afirmacin en Occidente delestamento medio-superior , de la nueva "burguesadel terciario", con su ideologa radicalmente liberalde sello individualista, racionalista y hedonista.La cons igna , l a exhor t ac in de Ra tz inge r atodos los catlicos que quieran seguir siendo tales,no es ciertamente un "volver atrs", sino un volver a los textos aut nt icos de l autn t ico Va t i cano II. Para l, insiste, defender hoy la verdadera Tradicin de la Iglesia significa defender elConcilio. Es tambin culpa nuestra si de vez encuando hemos dado ocasin (tanto a la "derecha"como a la " izquierda" ) de pensar que e l Vat i cano II representa una "ruptura" , un abandono dela Tradicin. Muy al contrario, existe una continuidad que no permite ni retornos al pasado nihuidas hacia delante, ni nostalgias anacrnicas niimpaciencias injustificadas. Debemos permanecerfieles al ho y de la Iglesia; no al ayer o al maana:y este hoy de la Iglesia son los documentos autnticos del Vaticano II. Sin reservas que los cercenen. Y sin arbitrariedades que los desfiguren.

    Una rece ta cont ra e l anacronismoCrtico ante la "izquierda", Ratzinger no es enmodo alguno condescendiente con la "derecha",con aquel tradicionalismo integrista que se hallahoy representado por el anciano obispo MarcelLefbvre. Me ha dicho a este propsito: No veofuturo alguno para una posicin tan ilgica y des

    cabellada. El punto de partida de estos integristases el Vaticano I y su definicin del primado delPapa. Pero por qu los Papas hasta Po XII y no37

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    ms all? Acaso la obediencia a la Santa Sede depende de las pocas y las simpatas?Pero es un hecho, observo, que si Roma ha intervenido ante la "izquierda", no lo ha hecho hastaahora con el mismo vigor ante la "derecha".Responde: Los adictos a Mons. Lefbvre afirman lo contrario. Dicen que al benemrito y anciano arzobispo se le ha aplicado inmediatamenteel duro castigo de la suspensin a divinis, mientrasque se muestra una tolerancia incomprensible contoda suerte de desviaciones de la otra parte. Noquiero terciar en la discusin sobre la mayor omenor severidad aplicada a unos y otros. Los dostipos de reaccin son desde luego de muy diversanaturaleza. Las desviaciones a la "izquierda" representan en la Iglesia sin duda una vasta corrientedel pensar y actuar de hoy, pero en ningn lugarha llegado a cristalizarse en un fondo comn jurdicamente tangible. El movimiento de Mons. Lefbvre, en cambio, es presuntamente mucho menosvasto, pero dispone de conventos, seminarios y deun ordenamiento jurdico netamente definido, etc.Es evidente que debe hacerse todo lo posible paraque este movimiento no degenere en un verdaderocisma, en el que incurrira si el arzobispo se decidiera a consagrar obispos. Esto, gracias a Dios, nolo ha hecho todava, esperando la reconciliacin.Hoy, en el mbito ecumnico, se deplora que entiempos pasados no se hiciera ms para evitar lasnacientes disensiones con una mayor comprensinhacia los grupos afectados y una mayor disponibilidad a la reconciliacin. Es, pues, natural, que estecr i te r io nos s i rva hoy de norma de compor tamiento. Hemos de empearnos por la reconcil iacin, hasta donde se pueda y en la medida en quese pueda, aprovechando todas las oportunidadesque se nos ofrezcan.18

    Pero Lefbvre, digo, ha ordenado y continaordenando sacerdotes.Para el derecho de la Iglesia, se trata de ordenaciones i l ci tas, pero no invlidas replica.Hay que considerar tambin el aspecto humano deestos jvenes que, para la Iglesia, son "verdaderos"sacerdotes , aunque en s i tuac in i r regular . Suspuntos de partida y sus orientaciones difieren mucho. Algunos estn muy influenciados por su situacin familiar y han tomado sus decisiones enfuncin de ella. Otros han sufrido desengaos conla Iglesia actual y se han sumido en amarguras ynegaciones. No faltan quienes desean trabajar en lapastoral normal de la Iglesia, pero, ante la insatis-factoria situacin que se cre en los seminarios dealgunos pases, se aferran a sus decisiones. As resulta que unos se encuentran bien en cierto modocon la escisin, mientras otros muchos esperan lareconciliacin y con esta esperanza persisten en lacomunidad sacerdotal de Mons. Lefbvre.La receta que propone para "desmontar" el casoLefbvre y otras resistencias anacrnicas parece reflejar el pensamiento de los ltimos Papas, desdePablo VI a nuestros das: Estas absurdas situaciones han podido mantenerse hasta ahora graciasprecisamente a la arbitrariedad y la imprudencia deciertas interpretaciones posconciliares. Mostremosel verdadero rostro del Concilio y caern por subase estas falsas protestas.Espritu y anti-espritu

    Pero , digo, en cuanto al "verdadero" Concil io,los pareceres no coinciden: aparte de aquel "neo-triunfalismo" al que haca referencia y que se resiste a mirar de frente a la realidad, se est de

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    acuerdo, en general , en que la Igles ia se encuentraactualmente en una dif c i l s i tuacin. Pero las opin iones s e d iv iden tan to para e l d iagns t ico comof>ara la terapia. El diagnstico de a lgunos es queos diferentes aspectos de la cr is is no son s ino f ieb r e s b e n i g n a s , p r o p i a s d e u n p e r o d o d e c r e c i mien to ; pa ra o t ros , en cambio , son s n tomas deu n a e n f e r m e d a d g r a v e . E n c u a n t o a l a terapia,unos p iden una mayor ap l icac in de l Va t icano I I ,inc luso ms a l l de los t ex tos ; o t ros , una dos i s menor de r e fo rmas y cambios . Cmo escoger? Aquin dar l a r azn?R e s p o n d e : C o m o e x p l i c a r a m p l i a m e n t e , m idiagns t ico es que se t rata de una autnt ica cr is isque hay que cu idar y s anar . Rep i to que para es tacurac in e l Va t icano I I es una r ea l idad que debeacep ta r se p lenamente . Con la cond ic in , s in embargo , de que no s e l e cons idere como un pun tode par t ida del cual hay que alejarse a toda pr isa ,s ino como una base sobre l a que cons t ru i r s l idam e n t e . A d e m s , e s t a m o s h o y d e s c u b r i e n d o l a f u n c in "p ro f t i ca" de l Conc i l io : a lgunos t ex tos de lV a t i c a n o I I , e n e l m o m e n t o d e s u p r o c l a m a c i n ,parec an ade lan ta r se a los t i empos que en tonces s ev iv an . Despus han ten ido lugar r evo luc iones cu l tu ra les y t e r r emotos soc ia les que los Padres no pod an en abso lu to p rever , pe ro que han pues to demani f ies to que sus r espues tas entonces an t ic i p a d a s eran las que exiga el futuro inmediato .H e a q u p o r q u v o l v e r d e n u e v o a l o s d o c u m e n t o s r e s u l t a h o y p a r t i c u l a r m e n t e a c t u a l : p o n e ne n n u e s t r a s m a n o s l o s i n s t r u m e n t o s a d e c u a d o sp a r a a f r o n t a r l o s p r o b l e m a s d e n u e s t r o t i e m p o .E s tamos l l amados a r econs t ru i r l a Ig les ia , no a pesar, s ino gracias a l v e r d a d e r o C o n c i l i o .A e s t e C o n c i l i o " v e r d a d e r o " , a l m e n o s e n s ud i a g n s t i c o , s e c o n t r a p u s o , y a d u r a n t e l a s s e -40

    s iones y con mayor in tens idad en e l pe r odo pos te r io r , un s ed icen te "esp r i tu de l Conc i l io" , que esen r ea l idad su verdadero "an t iesp r i tu" . Segn es tep e r n i c i o s o Konzils-Ungeist, t o d o l o q u e e s"nuevo" (o que por t a l s e t i ene : cun tas an t iguashere j as han r eaparec ido en es tos aos ba jo capa denovedad! ) s e r a s i empre y en cua lqu ie r c i r cuns tan cia mejor que lo que se ha dado en el pasado o loque exis te en el presente. Es el ant iespr i tu , segne l cua l l a h i s to r ia de l a Ig les ia deber a comenzarcon e l Va t icano I I , con s idera do co mo un a espec ied e p u n t o c e r o .

    N o r u p t u r a , s i n o c o n t i n u i d a d Ins i s te en que qu ie re s e r muy p rec i so en es tep u n t o : E s n e c e s a r i o o p o n e r s e d e c i d i d a m e n t e ae s t e e s q u e m a t i s m o d e u n antes y de un despus enla his tor ia de la Igles ia; es algo que no puede jus t i f i ca r se a par t i r de los documentos , lo s cua les noh a c e n s i n o r e a f i r m a r l a c o n t i n u i d a d d e l c a t o l i c i smo. No hay una Ig les ia "p re" o "pos t" conc i l iar : exis te una sola y nica Igles ia que camina

    hac ia e l Seor , ahondando cada vez ms ycomprend iendo cada vez mejo r e l deps i to de l a f eque El mismo le ha conf iado. En es ta his tor ia nohay s a l tos , no hay rup tu ras , no hay so luc in dec o n t i n u i d a d . E l C o n c i l i o n o p r e t e n d i c i e r t a m e n t ein t roduc i r d iv i s in a lguna en e l t i empo de l a Ig le s ia .Cont inuando su an l i s i s , a f i rma que la in ten c i n d e l P a p a q u e t o m l a i n i c i a t i v a d e l V a t i c a n o I I , J u a n X X I I I , y d e a q u e l q u e l o c o n t i n u f ie lmen te , Pab lo VI , no e ra poner en d i s cus in undepositum fidei, q u e , m u y a l c o n t r a r i o , a m b o s t e -

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    nan por incontrovertido y libre ya de toda amenaza.Quiere tal vez subrayar, como hacen algunos,la intencin predominantemente pastoral, ms quedoctrinal, del Vaticano II?Quiero decir que el Vaticano II no quera ciertamente "cambiar" la fe, sino reproponerla de manera eficaz. Quiero decir que el dilogo es posiblenicamente sobre la base de una identidad indiscu-t ida ; que podemos y debemos "abr i rnos" , peroslo cuando estemos verdaderamente seguros denuestras propias convicciones. La identidad firmees condicin de la apertura. As lo entendan losPapas y los Padres conci l ia res , a lgunos de loscuales pudo parecer, tal vez, que se dejaron ganarpor aquel optimismo un poco ingenuo de aquellostiempos, un optimismo que en la perspectiva actual nos parece poco crtico y realista. Pero si pensaron poder abrirse con confianza a lo que de positivo hay en el mundo moderno, fue precisamenteporque estaban seguros de su identidad, de su fe.En contraste con esta actitud, muchos catlicos, enestos aos, se han abierto sin filtros ni freno almundo y a su cultura, al tiempo que se interrogaban sobre las bases mismas del depositum fidei,que para muchos haban dejado de ser claras.Contina: El Vaticano II tena razn al propiciar una revisin de las relaciones entre Iglesia ymundo. Existen valores que, aunque hayan surgido fuera de la Iglesia, pueden encontrar debidamente purificados y corregidos un lugar en suvisin. En estos ltimos aos se ha hecho muchoen este sentido. Pero demostrara no conocer ni ala Iglesia ni al mundo quien pensase que estas dosrealidades pueden encontrarse sin conflicto y llegara mezclarse sin ms.42

    Propone acaso volver de nuevo a la antigua espiritualidad de "oposicin al mundo"?No son los cr i s t ianos los que se oponen a lm undo . Es e l m undo e l que se opone a e l l o scuando se proclama la verdad sobre Dios, sobreCristo y sobre el hombre. El mundo se rebelasiempre que al pecado y a la gracia se les llamapor su propio nombre . Superada ya la fase de"aperturas" indiscriminadas, es hora de que el cristiano descubra de nuevo la conciencia responsablede pertenecer a una minora y de estar con frecuencia en contradiccin con o que es obvio, lgico y natural para aquello que el Nuevo Testam e n t o l la m a y n o c i e r t a m e n t e en s e n t i d opositivo "el espritu del mundo". Es tiempo deencontrar de nuevo el coraje del anticonformismo,la capacidad de oponerse, de denunciar muchas delas tendencias de la cultura actual, renunciando acierta eufrica solidaridad posconciliar.Restauracin?

    Llegados a es te punto como a lo la rgo detodo el coloquio, el magnetfono zumbaba en elsilencio de la habitacin abierta al jardn del seminar io, he planteado al cardenal Ratzinger la pregunta cuya respuesta ha suscitado las ms vivasreacciones. Estas reacciones se deben tambin almodo incompleto con que se ha reproducido y alcontenido emotivo de la palabra utilizada (restauracin), que nos remite a pocas histricas ciertamente irrepetibles y al menos a nuestro juiciono deseables.

    He preguntado, pues, al Prefecto de la fe: peroentonces, si nos atenemos a sus palabras, pareceran tener razn aquellos que afirman que la jerar-43

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    qua de la Iglesia pretendera cerrar la primera fasedel posconcil io, y que (aunque retornando no alpreconcibo, s ino a los documentos "autnt icos"del Vaticano II) la misma jerarqua intentara proceder ahora a una especie de "restauracin".He aqu ia respuesta textual del cardenal: Sipor "restauracin" se entiende un volver atrs, entonces no es posible restauracin alguna. La Iglesiaavanza hacia el cumplimiento de la historia, conla mirada fija en el Seor que viene. No: no sevuelve ni puede volverse atrs. No hay, pues, "restauracin" en este sentido. Pero si por "restauracin" entendemos la bsqueda de un nuevo equilib r io (die Suche auf ein nenes Gleichgewicht)despus de las exageraciones de una apertura indiscriminada al mundo, despus de las interpretaciones demasiado positivas de un mundo agnsticoy ateo, pues bien, entonces una "restauracin" entendida en este sentido (es decir, un equilibrio renovado de las orientaciones y de los valores en elinterior de la totalidad catlica) sera del todo deseable, y por lo dems, se encuentra ya en marchaen la Iglesia. En este sentido puede decirse que seha cerrado la primera fase del posconcilio 2.

    2 En muchos comentarios periodsticos a esta respuesta no se harecogido la palabra "restauracin" con todas las precisiones necesariasy que aqu se resean. Esta es la razn de que, interpelado por un peridico, el cardenal Ratzinger declarase por escrito lo siguiente:Ante todo, quiero simplemente recordar lo que he dicho en realidad: no se da ningn retorno al pasado; una restauracin as entendida no slo es imposible, sino que ni siquiera es deseable. La Iglesiaavanza hacia el cumplimiento de la historia, teniendo ante su miradaal Seor que viene. Pero si el trmino "restauracin" se entiende segn su contenido semntico, es decir, como recuperacin de valoresperdidos en ei interior de una nueva totalidad, dira entonces que esprecisamente ste el cometido que hoy se impone, en el segundo perodo del posconcilio. Sin embargo, la palabra "restauracin", paranosotros, hombres de nuestro tiempo, se encuentra determinada lingsticamente de tal modo que resulta difcil atribuirle este significado. En realidad, quiere decir literalmente lo mismo que la palabra44

    Efectos imprevistosLo que en realidad sucede, me explica, es quela situacin ha cambiado; el clima ha empeoradomucho con relacin a aquel que favoreca una euforia cuyos frutos estn hoy ante nosotros, comouna seria advertencia. El cristiano debe ser realista;

    con un realismo que no es otra cosa que atencin"reforma", trmino este ltimo que tiene para nosotros un sentidototalmente distinto.Tal vez pueda esclarecer la cosa con un ejemplo sacado de la historia. En mi opinin, Carlos Borromeo es la expresin clsica de unaverdadera reforma, es decir, de una renovacin que conduce haciaadelante, precisamente, porque ensea a vivir de un modo nuevo losvalores permanentes, teniendo presente la totalidad del hecho cristiano y la totalidad del hombre. Puede decirse ciertamente que Carlosreconstruy ("restaur") la Iglesia catlica, la cual, en el Miln deaquel entonces, se hallaba casi destruida, sin retornar por esto al medievo; al contrario, cre una forma moderna de Iglesia. Cuan poco"restauradora" fuese una tal "reforma" se comprende, por ejemplo,por el hecho de que Carlos suprimiera una orden religiosa entoncesen decadencia y asignase sus bienes a nuevas comunidades vivas.Quin posee hoy el valor de declarar definitivamente superado loque se halla interiormente muerto (y contina viviendo slo exterior-me nte) y de conf iar lo con c lar ida d a la energa de los nu evostiempos? Con frecuencia, nuevos fenmenos de despertar cristianoencuentran la hostilidad precisamente de quienes se presentan comoreformadores, los cuales, a su vez, defienden espasmdicamente instituciones que cont inan exis t iendo slo en contradiccin consigomismas.

    En Carlos Borromeo podis ver, por lo tanto, lo que yo he querido decir con "reforma" (o "restauracin", en su significado originario): vivir proyectados hacia una totalidad, vivir de un "s" que re-conduce a la unidad las fuerzas recprocamente encontradas de laexistencia humana. Un "s" que les confiere un sentido positivo en elinterior de la totalidad. En Carlos se puede tambin ver cul es elpresupuesto esencial para una renovacin semejante . Carlos pudoconvencer a otros porque l mismo era un hombre convencido. Pudoconservar su certeza en medio de las contradicciones de su tiempoporque l mismo las viva. Y las poda vivir porque era cristiano en elms profundo sentido de la palabra, es decir: estaba totalmente centrado en Cristo. Lo que verdaderamente cuenta es restablecer esta integral relacin con Cristo. De esta relacin integral con Cristo no sepuede convencer a nadie slo con argumentos; pero se la puede viviry, a travs de esta vivencia, hacerla creble a los otros, invitndoles acompart i r la.45

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    completa a los signos de los tiempos. Por esto, nome cabe en la cabeza que se pueda pensar (con unsentido nulo de la realidad) en seguir caminandocomo si el Vaticano II no hubiera existido nunca.Los efectos concretos que hoy contemplamos nocorresponden a las intenciones de los Padres, perono podemos ciertamente decir: "mejor sera quenunca hubiera exist ido". El cardenal Henry New-man, historiador de los concilios, el gran estudiosoconvertido al catolicismo, deca que el Concilio representa siempre un riesgo para la Iglesia; es necesario, en consecuencia, convocarlo slo para pocascosas y no prolongarlo demasiado. Es verdad quelas reformas exigen tiempo, paciencia y que entraan riesgos; pero no es lcito decir: "dejemos dehacer las , porque son pel igrosas" . Creo que e ltiempo verdadero del Vaticano II no ha llegadotodava, que su acogida autntica an no ha comenzado; sus documentos fueron en seguida sepultados bajo una luz de publicaciones co n frecuencia superficiales o francamente inexactas, Lalectura de la letra de los documentos nos har descubrir de nuevo su verdadero espritu. Si se descubren en esta su verdad, estos grandes documentosnos permitirn comprender lo que ha sucedido yreaccionar con nuevo vigor. Lo repito: el catlicoque con lucidez y, por lo tanto, con sufrimiento,ve los problemas producidos en su Iglesia por lasdeformaciones del Vaticano II, debe encontrar eneste mismo Vaticano II la posibilidad de un nuevocomienzo. El Concilio es suyo; no es de aquellos3 ue se empean en seguir un camino que ha con-ucido a resultados catrastrficos; no es de aquellos que no por casualidad ya no saben quhacer con el Vaticano II, el cual no es a sus ojosms que una especie de "fsil de la era clerical".Se ha observado, digo, que el Vaticano II es un46

    unicum porque ha sido, tal vez, el primer Conciliode la historia convocado no bajo la presin de exigencias urgentes, de crisis, sino en un momentoque pareca (al menos en apariencia) de tranquilidad para la vida eclesial. Las crisis han sobrevenido despus, y no slo en el interior de la Iglesia,sino en la sociedad entera. No cree que se puededecir (tomando pie de una sugerencia suya anter ior ) que la Ig les ia se habr a v is to obl igada aafrontar en todo caso aquellas revoluciones culturales, pero que, sin el Concilio, su estructura habra sido ms rgida y los daos habran podidoser ms graves? Su estructura posconcil iar , msflexible y elstica, no le ha permitido absorbermejor el impacto, aunque pagando el necesario tributo?Es imposible saberlo responde. La historia, sobre todo la historia de la Iglesia, que Diosgua por caminos misteriosos, no se hace con los"ses". Dios lo ha querido as . A principios de lo saos sesenta estaba a punto de entrar en escena laeneracin de la posguerra; una generacin que noaba participado directamente en la reconstruccin, que encontraba un mundo ya reconstruido ybuscaba, en consecuencia, otros motivos de com

    promiso y de renovacin. Haba una atmsfera general de optimismo, de confianza en el progreso.Adems, todos en la Iglesia, compartan la esperanza en un sereno desarrollo de su doctrina. Nose olvide que incluso mi predecesor en el SantoOficio, el cardenal Ottaviani, estaba a favor delproyecto de un concil io ecumnico. Una vez queel papa Juan lo anunci, la Curia romana trabajjun tam en te con los r ep resen tan t e s m s d i s t i n guidos del episcopado catlico en la preparacinde los esquemas, que seran luego arrinconadospor los Padres conciliares por demasiado tericos,

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    d e m a s i a d o " m a n u a l e s " y m u y p o c o p a s t o r a l e s . E lP a p a n o h a b a c o n t a d o c o n e s t o . E s p e r a b a u n a v o tac in rp ida y s in f r icc iones de los esquemas quehab a l e do y ap robado . Es c l a ro que n inguno dee s t o s t e x t o s p r e t e n d a c a m b i o s d e d o c t r i n a . S eque r a una me jo r s n t e s i s y a lo s umo una mayorc l a r i d a d e n p u n t o s h a s t a e n t o n c e s n o d e f i n a o s .Slo en es te sen t ido se en tenda e l esperado desar ro l lo doc t r ina l . A l des echa r d i chos t ex to s , t ampoco lo s Pad res conc i l i a r e s iban con t r a l a doc t r inacomo t a l , s ino con t r a e l modo in s a t i s f ac to r io defo rmu la r l a y t amb in , des de luego , con t r a c i e r t a spun tua l i zac iones que has t a en tonces no s e hab anhecho y que hoy mis mo s e juzgan inneces a r i a s . Esn e c e s a r i o , p o r l o t a n t o , r e c o n o c e r q u e e l V a t i cano I I , d es de un p r inc ip io , no s igu i e l de r ro te roq u e J u a n X X I I I p r e v e a ( r e c u r d e s e q u e p a s e sc o m o H o l a n d a , S u i z a , l o s E s t a d o s U n i d o s e r a nve rdade ros bas t iones de l t r ad ic iona l i s mo y de l a f i de l idad a R o m a! ) . Es neces a r io t amb i n r eco noce rque al menos has t a aho ra - no ha s ido e s cu chada l a p l ega r i a de l papa J uan pa r a que e l C onc i l io s ignif icase un nuevo sa l to adelan te , una v ida yuna un idad r enovadas pa r a l a I g l e s i a .

    L a e s p e r a n z a d e l o s " m o v i m i e n t o s "P e r o , p r egun to inqu ie to , s u imagen nega t iva dela rea l idad de la Ig les ia del posconci l io no deja luga r a a lgn e l emen to pos i t ivo? P a r a d j i c a m e n t e r e s p o n d e , e s e n r e a l i d a dla suma de los er rores , es lo negat ivo lo que es tt r a n s f o r m n d o s e e n p o s i t i v o . E n e s t o s a o s , m u

    chos ca t l i co s han hecho l a expe r i enc ia de l xodo ;han v iv ido lo s r e s u l t ados de l con fo rmis mo de l a sideo log a s ; han expe r imen tado lo que s ign i f i ca e s -48

    p e r a r d e l m u n d o r e d e n c i n , l i b e r t a d y e s p e r a n z a .S l o c o n o c a n e n t e o r a l a f a z d e u n a v i d a s i nDios , de un mundo s in f e . Ahora , l a r ea l idad s e havue l to d i f ana y en s u p rop ia penu r i a han pod idodescubr i r de nuevo la r iqueza de su fe y su absolu ta e ind i s pens ab le neces idad : ha s ido pa r a e l lo suna du ra pu r i f i cac in , como un pas a r a t r avs de lfuego , que l es ab r e a una m s ho nd a d im ens i n dela fe. S i n o l v i d a r n u n c a c o n t i n a q u e t o d o c o n ci l io es una reforma que desde e l vr t ice debe des pus l l ega r a l a bas e de lo s c r eyen te s . Es dec i r ,t o d o c o n c i l i o , p a r a q u e r e s u l t e v e r d a d e r a m e n t ef ruc t f e ro , debe i r s egu ido de una f lo r ac in de s an t idad . As s uced i des pus de Tren to , que p r ec i s a men te g r ac ia s a e s to pudo l l eva r a cabo una ve rda dera reforma. La sa lvacin para la Ig les ia v iene des u in t e r io r ; pe ro e s to no qu ie r e dec i r que venga delas a l turas , es deci r , de los decre tos de la jerarqua .Depende r de todos lo s ca t l i co s , l l amados a da r l ev ida , e l que e l Va t i cano I I y s u s cons ecuenc ia ss ean cons id e r ado s en e l f u tu ro c om o un pe r od oluminos o pa r a l a h i s to r i a de l a I g l e s i a . C mo dec aJ u a n P a b l o II c o n m e m o r a n d o e n M i l n a S a nC ar lo s B o r romeo : " La Ig le s i a de hoy no t i ene ne ces idad de nuevos r e fo rmadores . La Ig le s i a t i eneneces idad de nuevos s an to s " .No ve , pues , i n s i s to , o t ro s r e s u l t ados pos i t ivos a d e m s d e a q u e l l o s q u e p r o v i e n e n d e l o " n e g a t i v o " en es te per odo de la h is tor ia ec les ia l?N a tu r a lm en t e que s . N o me re f i e ro a l im pu l s ode las jvenes Ig les ias , como la de Corea del Sur ,n i a la v i ta l idad de las Ig les ias perseguidas , porquen o c a b e r e l a c i o n a r l o s d i r e c t a m e n t e c o n e l V a t i cano I I , como t ampoco s e puede s i tua r l a s d i r ec t a mente en la a tmsfera de cr is is . Lo que a lo largoy ancho de la Ig les ia universal r e s u e n a c o n t o n o s4. Informe sobre la fe 49

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    de esperanza y esto sucede justamente en el corazn de la crisis de la Iglesia en el mundo occidental es la f loracin de nuevos movimientosque nadie planea ni convoca y surgen de la intrnseca v i ta l idad de la fe . En e l los se manif ies tamuy tenuamente, es cierto algo as como unaprimavera pentecostal en la Iglesia.En qu piensa en particular?Pienso, por ejemplo, en el Movimiento caris-mtico, en las Comunidades neocatecumenales, enlos Cursillos, en el Movimiento de los Focolari, enComunin y Liberacin, etc. Todos estos movimientos plantean algunos problemas y comportanmayores o menores peligros. Pero esto es connatural a toda realidad viva. Cada vez encuentro msgrupos de jvenes resueltos y sin inhibiciones para

    vivir plenamente la fe de la Iglesia y dotados de ungran impulso misionero. La intensa vida de oracin presente en estos Movimientos no implica unrefugiarse en el intimismo o un encerrarse en unavida "privada". En ellos se ve simplemente una ca tolicidad total e indivisa. La alegra de la fe quemanifiestan es algo contagioso y resulta un genuino y espontneo vivero de vocaciones para elsacerdocio ministerial y la vida religiosa.Nadie ignora, s in embargo, que entre los problemas que es tos nuevos movimientos p lanteanest tambin el de su insercin en la pastoral general. Su respuesta es rpida: Lo asombroso es quetodo este fervor no es el resultado de planes pastorales oficiales ni oficiosos, s ino que en ciertomodo aparece por generacin espontnea. La consecuencia de todo ello es que las oficinas de programacin por ms progresistas que sean noatinan con estos movimientos, no concuerdan consus ideas. Surgen tensiones a la hora de insertarlosen las actuales formas de las instituciones, pero no

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    son tensiones propiamente con la Iglesia jerrquicacomo tal. Est forjndose una nueva generacin dela Iglesia, que contemplo esperanzado. Encuentromaravilloso que el Espritu sea, una vez ms, njspoderoso que nuestros proyectos y juzgue de manera muy dist inta a como nos imaginbamos. Eneste sentido, la renovacin es callada, pero avanzacon eficacia. Se abandonan las formas antiguas, encalladas en su propia contradiccin y en el regustode la negacin, y est llegando lo nuevo. Cierto,apenas se lo oye todava en el gran dilogo de lasideas reinantes. Crece en silencio. Nuestro quehacer el quehacer de los ministros de la Iglesia yd e l o s t e l o g o s e s m a n t e n e r l e a b i e r t a s l a spuertas, disponerle el lugar. El rumbo imperantetodava en la actualidad es, de todos modos, otro.En fin, para quien contempla la situacin espiritualde nuestros das, verdaderamente tempestuosa, nohay ms remedio que hablar de una crisis de la fe,que slo podremos superar adoptando una act i tudfranca y abierta.

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    C A P T U L O I I ILA RAZ DE LA CRISIS: LA IDEADE IGLESIA

    La fachada y el misterioEstamos, pues, en crisis. Pero dnde est, a su

    juicio, el principal punto de ruptura, la grieta que,avanzando cada vez ms, amenaza la estabilidaddel edificio entero de la fe catlica?No hay lugar a dudas para el cardenal Ratzin-ger: lo que ante todo resulta alarmante es la crisisdel concepto de Iglesia, la eclesiologa: Aqu estel origen de buena parte de los equvocos o de losautnticos errores que amenazan tanto a la teologa como a la opinin comn catlica.Explica: Mi impresin es que se est perdiendoimperceptiblemente el sentido autnticamente catlico de la realidad "Iglesia", sin rechazarlo deuna manera expresa. Muchos no creen ya que setrate de una realidad querida por el mismo Seor.Para algunos telogos, la Iglesia no es ms quemera construccin humana, un instrumento creadopor nosotros y que, en consecuencia, nosotrosmismos podemos reorganizar libremente a tenor

    de la exigencias del momento. Y as, se lia insinuado en la teologa catlica una concepcin deIglesia que no procede slo del protestantismo en53

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    sentido "clsico". Algunas eclesiologas posconci-liares parecen inspirarse directamente en el modelode ciertas "iglesias libres" de Norteamrica, dondese refugiaban los creyentes para huir del modeloopresivo de "Iglesia de Estado" inventado en Eur o p a p o r la R e f o r m a . A q u e l l o s p r f u g o s , n ocreyendo ya en la Iglesia como querida por Cristoy queriendo mantenerse alejados de la Iglesia deEstado, crearon su propia Iglesia, una organizacinestructurada segn sus necesidades.Cmo es para los catlicos?Para los catlicos explica la Iglesia estcompuesta por hombres que conforman la dimensin exterior de aquella; pero, detrs de esta dimensin, las estructuras fundamentales son queridas por Dios mismo y, por lo tanto, son intangibles. Detrs de la fachada humana est elmisterio de una realidad suprahumana sobre la queno pueden en absoluto intervenir ni el reformador,ni el socilogo, ni el organizador. Si, por el contrario, la Iglesia se mira nicamente como meraconstruccin humana, como obra nuestra, tambinlos contenidos de la fe terminan por hacerse arbitrarios: la fe no tiene ya un instrumento autntico,plenamente garantizado, por medio del cual expresarse. De este modo, sin una visin sobrenatural, yno slo sociolgica, del misterio de la Iglesia, lamisma cristologa pierde su referencia a lo Divino:una estructura puramente humana acaba siempreen proyecto humano. El Evangelio viene a ser entonces el "proyecto-Jess" , el proyecto l iberacin-social , u otros proyectos meramente histricos,inmanentes, que pueden incluso parecer religiosos,pero que son ateos en realidad.

    Durante el Vaticano II se insist i mucho enlas intervenciones de algunos obispos, en las relaciones de sus consultores telogos y, tambin, en54

    los documentos finales en el concepto de Iglesiacomo pueblo de Dios. Una concepcin que parece haberse impuesto en las eclesiologas posconciliares.Es verdad; se ha dado y contina dndose estainsistencia, la cual, sin embargo, en los textos conciliares se halla compensada con otras que la completan; un equil ibrio que muchos telogos hanperdido de vista. Y es el caso que, a diferencia delo que stos piensan, por este camino se corre elpeligro de retroceder en lugar de avanzar. De aquproviene el peligro de abandonar el Nuevo Testamento para volver al Antiguo. En real idad, "pueblo de Dios" es, para la Escritura, Israel en sus relaciones de oracin y de fidelidad con el Seor.Pero l imitarse nicamente a esta expresin paradefinir a la Iglesia significa dejar un tanto en lasombra la concepcin que de ella nos ofrece elNuevo Testamento. En ste, la expresin "pueblode Dios" remite siempre al elemento veterotesta-mentario de la Iglesia, a su continuidad con Israel.Perora Iglesia recibe su connotacin neotestamen-taria ms evidente en el concepto de "cuerpo deCristo". Se es Iglesia y se entra en ella no a travsde pertenencias sociolgicas, sino a travs de la insercin en el cuerpo mismo del Seor, por mediodel bautismo y de la eucarista. Detrs del concepto , hoy tan en boga, de Ig les ia como slo"pueblo de Dios" perviven sugestiones de eclesiologas que vuelven, de hecho, al Antiguo Testamento; y perviven tambin, posiblemente, sugest iones pol t icas , par t id is tas y colec t iv is tas . Enrealidad, no hay concepto verdaderamente neotes-tamentario, catlico, de Iglesia que no tenga relacin directa y vital no con la sociologa, sino conla cristologa. La Iglesia no se agota en el "colect ivo" de los creyentes: siendo como es "cuerpo de

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    Cristo", es mucho ms que la simple suma de susmiembros.Para el Prefecto, la gravedad de la si tuacinv iene acen tuada por e l hecho de que en unpunto tan vital como la eclesiologa no pareceposible intervenir de manera resolutiva mediantedocumentos. Aunque stos no hayan fal tado, sera necesario, a su juicio, un trabajo en profundidad: Es necesario recrear un clima autnticamentecatlico, encontrar de nuevo el sentido de la Iglesiacomo Iglesia del Seor, como espacio de la presencia real de Dios en el mundo. Es el misterio deque habla el Vaticano II con palabras terr iblemente comprometedoras, en las que resuena todala T r a d i c i n c a t l i c a : " L a I g l e s i a o r e i n o d eCristo, presente actualmente en misterio" (Lumengentium n.3).No es nuestra, es suya

    Como confirmacin de la diferencia "cuali tativa" de la Iglesia con relacin a cualquier organizacin humana, recuerda que slo la Iglesia, eneste mundo, supera la limitacin esencial del hombre : la frontera de la muerte. Vivos o muertos, losmiembros de la Iglesia viven unidos en la mismavida que brota de la inserc in de todos en e lCuerpo de Cristo.Es la realidad, observo, que la teologa catlicaha llamado siempre communio sanctorum, la comunin de los "santos" , entendiendo por "santos"a todos los bautizados.As es dice. Pero no hay que olvidar quela expresin latina no significa slo la unin de losmiembros de la Iglesia, vivos o difuntos. Communio sanctorum significa tambin tener en comn

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    las "cosas santas", es decir, la gracia de los sacramentos que brotan de Cristo muerto y resucitado.Es es te v nculo mis ter ioso y rea l s imo, es es taunin en la Vida, lo que hace que la Iglesia no seaslo nuestra Iglesia, efe modo que podamos disponer de ella a nuestro antojo; es, por el contrario,su Iglesia. Todo lo que es slo nuestra Iglesia noes Iglesia en sentido profundo; pertenece a su aspecto humano y es, por lo tanto, accesorio, efmero.El olvido o el rechazo de este concepto catlicode Iglesia, pregunto, tiene tambin consecuenciasen las relaciones con la jerarqua eclesial?Sin lugar a dudas. Y de las ms graves. Aquradica el origen de la cada del concepto autnticode "obediencia"; sta, segn algunos, ni siquierasera virtud cristiana, sino herencia de un pasadoautor i ta r io y dogmt ico que hay que superar atoda costa. Si la Iglesia es slo nuestra, si la Iglesiasomos nicamente nosotros, si sus estructuras noson las que quiso Cristo, entonces no puede yaconcebirse la existencia de una jerarqua como servicio a los bautizados, establecida por el mismoSeor. Se rechaza el concepto de una autoridadquerida por Dios, una autoridad que tiene su legitimacin en Dios y no como acontece en las estructuras polticas en el acuerdo de la mayorade los miembros de la organizacin. Pero la Iglesiade Cristo no es un partido, no es una asociacin,no es un club: su estructura profunda y sustantivano es democrtica, s ino sacramental y, por lotanto , jerrquica; porque la jerarqua fundada sobre la sucesin apostlica es condicin indispensable para alcanzar la fuerza y la realidad del sacramento. La autoridad, aqu, no se basa en los votosde la mayora; se basa en la autoridad del mismoCristo, que ha querido compart ir la con hombres

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    que fueran sus r ep resen tan tes , has ta su r e to rno def ini t ivo. Slo atenindose a es ta vis in ser pos ibledescubr i r de nuevo la neces idad y l a f ecund idad dela obediencia a las leg t imas jerarquas ecles iales.Par a una ve r dade r a r e for m a

    C on t od o , d igo , jun to a l a expres in t r ad ic iona lcommunio sanctorum ( en e l s en t ido p leno an tess u b r a y a d o ) , h a y o t r a f r a s e l a t i n a q u e h a t e n i d os iempre derecho de c iudadan a en t r e los ca t l i cos :Ecclesia semper reformando., la Igles ia es t s iempreneces i t ada de r e fo rma. E l Conc i l io ha s ido c la roen es te pun to : Aunque la Ig les ia , po r l a v i r tudd e l E s p r i t u S a n t o , s e h a m a n t e n i d o c o m o E s p o s af iel de su Seor y nunca ha cesado de ser s igno des a l v a c i n e n e l m u n d o , s a b e , s i n e m b a r g o , m u ybien que no s iempre , a lo l a rgo de su p ro longadah i s t o r i a , f u e r o n t o d o s s u s m i e m b r o s , c l r i g o s olaicos , f ie les al Espr i tu de Dios . Sabe tambin laIg les ia que , aun hoy d a , e s mucha la d i s tanc ia quese da entre el mensaje que el la anuncia 'y la f ragi l i dad humana de los mensa je ros a qu ienes es t conf iado e l E vange l io . De jando a un l ado e l ju ic io dela h i s to r ia sobre es tas def ic ienc ias , debemos , s inembargo , t ener conc ienc ia de e l l as y combat i r l ascon mx ima energ a para que no daen a l a d i fu s in de l E vange l io (Gaudium et spes n . 43) . Res pe tando s iempre e l m is te r io de l a Ig les ia , no es tam os l lama dos a un es fuerzo para ca mbiar la? E s c i e r t o r e p l i c a ; e n s u s e s t r u c t u r a s h u manas la Igles ia es semper reformando. C o n t o d o ,es necesar io en tender de qu modo y has ta qupun to . E l t ex to de l Va t icano I I que acabamos dec i ta r nos o f rece ya una ind icac in muy p rec i s a a lhab la r de l a " f ide l idad de l a E sposa de Cr i s to" ,58

    ue no es pues ta en en t r ed icho por l a in f ide l idade s u s m i e m b r o s . P a r a e x p l i c a r m e c o n m a y o r c l a r idad, me refer i r a la frmula la t ina que en la l i t u r g i a r o m a n a p r o n u n c i a b a e l c e l e b r a n t e e n t o d a slas m isas , en e l momento de l " s igno de paz" queprecede a l a comunin . Dec a , pues , es ta p legar ia :"Dom ine Jesu Christe (...), ne respicias peccatam e a , sed fidem Ecclesiae t u a e " ; e s d e c i r : " S e o rJesucr i s to , no mi res mis pecados , s ino la fe de tuI g l e s i a " . H o y , e n m u c h a s t r a d u c c i o n e s ( y t a m b i nen e l nuevo tex to l a t ino) de l o rd inar io de l a m isa ,l a f rmula in t roduce e l noso t ros en lugar de l yo :" N o m i r e s nuestros p e c a d o s " . S e m e j a n t e c a m b i oparece i r r e levan te , y , s in embargo , r ev i s te g ran s ig n i f i cac in .Por qu conceder t an ta impor tanc ia a l paso de ly o a l n o s o t r o s ?Porque expl ica es esenc ia l que l a pe t i c ind e p e r d n s e a p r o n u n c i a d a e n p r i m e r a p e r s o n a : l oex ige l a neces idad de acep ta r personalmente l a p r o p ia cu lpa , e l ca rc te r ind i spensab le de l a conver s in personal, que hoy s e esconde con f r ecuenc iae n l a m a s a a n n i m a d e l " n o s o t r o s " , d e l g r u p o , d e l" s i s t e m a " , d e l a h u m a n i d a d , d o n d e t o d o s p e c a n y ,a l a p o s t r e , n i n g u n o p a r e c e h a b e r p e c a d o . D e e s t emodo se d i sue lve e l s en t ido de l a r esponsab i l idad ,e l s e n t i d o d e l a c u l p a p e r s o n a l . N a t u r a l m e n t e , c a b et a m b i n e n t e n d e r d e m o d o c o r r e c t o l a n u e v a v e r s i n d e l t e x t o , p o r q u e e l yo y el nosotros e s t ns iempre impl icados en e l pecado . L o impor tan te esque al acentuar el nosotros no se di luya el yo.E s s t e , o b s e r v o u n p u n t o i m p o r t a n t e , s o b r e e lq u e h a b r q u e i n s i s t i r m s a d e l a n t e ; p e r o v o l v a m o s a h o r a d o n d e e s t b a m o s : a l v n c u l o e n t r e e la x i o m a Ecclesia semper reformando y la pe t i c in aC r i s t o d e p e r d n p e r s o n a l .De acuerdo ; vo lvamos a aque l la p legar ia que l a

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    sabidura litrgica introduca en el momento mssolemne de la misa, aquel que precede a la uninfsica, nt ima, con Cristo hecho pan y vino. LaIglesia daba por supuesto que cualquiera que celebrase la eucarista tena necesidad de decir: "Y o hepecado; no mires, Seor, mis pecados". Era la inv o c a c i n o b l i g a t o r i a d e t o d o s a c e r d o t e : l o sobispos, el mismo Papa al igual que el ltimo delos sacerdotes, deban pronunciarla en su misa cotidiana. Y tambin los laicos, los restantes miembros de la Iglesia, estaban llamados a unirse enaquel reconocimiento de culpa. Por consiguiente,todos en la Iglesia, sin excepcin alguna, debanconfesarse pecadores, pedir perdn, tomar el camino de una verdadera reforma de sus vidas. Peroesto no significaba que la Iglesia en cuanto talfuera tambin pecadora. La Iglesia lo hemosvisto es una realidad que supera, misteriosa e infinitamente, la suma de sus miembros. Y as, paraobtener el perdn de Cristo, se opona mi pecadoa l a / e de su Iglesia.Y hoy?Hoy es to parece a lgo olv idado por muchostelogos, por muchos eclesist icos, por muchoslaicos. No se ha dado slo el paso del yo al nosotros, de la responsabilidad personal a la colectiva.Se tiene la impresin fundada de que algunos, hayque pensar que inconscientemente, tergiversan lai n v o c a c i n , e n t e n d i n d o l a d e e s t e m o d o : " n omires los pecados de la Iglesia, sino mi fe"... Siesto llega a tener lugar, realmente las consecuencias son graves: las culpas de los individuos pasana ser las culpas de la Iglesia, y la fe se reduce a unhecho personal, a mi modo de comprender y dereconocer a Dios y sus exigencias. Abrigo el temorde que ste sea hoy un modo muy difundido desentir y de razonar: es un signo ms de hasta qu60

    punto la conciencia comn de los catlicos se haalejado de la recta concepcin de la Iglesia.Qu hacer, entonces?Debemos responde decir de nuevo al Seor: "Pecamos nosotros, no la Iglesia que es tuyay es portadora de fe". La fe es la respuesta de laIglesia a Cristo; sta es Iglesia en la medida en quees acto de fe. Y la fe no es un acto individual, solitario; no es una respuesta de cada uno por separado. Fe significa creer juntamente con toda laIglesia.Hacia dnde pueden orientarse entonces aquellas "reformas" que estamos siempre obligados allevar a cabo en nuestra comunidad de creyentesque viven en la historia?

    Debemos tener siempre presente que la Iglesiano es nuestra, sino suya. En consecuencia, las "reformas" , las " renovaciones" por apremiantesque sean, no pueden reducirse a un celoso activismo para erigir nuevas y sofisticadas estructuras.Lo ms que puede esperarse de un trabajo semejante es una Iglesia "nuestra", hecha a nuestra medida, que puede incluso ser interesante, pero que,por s sola, no es la Iglesia verdadera, aquella quenos sostiene con la fe y nos da la vida con el sacramento. Quiero decir que lo que nosotros podemos hacer es infinitamente inferior a Aquel quehace. Verdadera "reforma", por consiguiente, nosignifica entregarnos desenfrenadamente a levantarnuevas fachadas, sino (al contrario de lo que piensan ciertas eclesiologas) procurar que desaparezca,en la medida de lo posible, lo que es nuestro, paraque aparezca mejor lo que es suyo, lo que es deCristo. Es sta una verdad que conocieron muybien los santos: stos, en efecto, reformaron enprofundidad a la Igles ia no proye ctand o planes

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    para nuevas estructuras, s ino reformndose a smismos. Lo que necesita la Iglesia para responderen todo tiempo a las necesidades del hombre essantidad, no management.

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    C A P T U L O I VENTRE SACERDOTES Y OBISPOS

    Sacerdote: un hombre des