14
INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN DOCUMENTOS TEMÁTICOS Objetivos de Desarrollo Sostenible Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura 20 Introducción La globalización El imaginario neoliberal Replantear los propósitos de la educación Reformar la gobernanza Problemas del imaginario neoliberal Conclusión: más allá del imaginario neoliberal Fazal Rizvi 1 Departamento de Estudios Globales sobre Educación Universidad de Melbourne RESUMEN Las políticas y programas más recientes de reforma educativa se han elaborado, justificado y promovido partiendo de la creencia ampliamente compartida de que es necesario armonizar las políticas y prácticas educativas con los cambios económicos, políticos y culturales que trae consigo la globalización. No obstante, esta idea se ha plasmado en la mayoría de los casos en términos neoliberales, esto es, una visión de que la globalización es en gran medida un fenómeno de orden económico, en el que los mercados desempeñan un papel fundamental en la reconfiguración de la naturaleza de las relaciones sociales. Esta manera de pensar se ha vuelto tan presente en todo el mundo que se le puede denominar un “imaginario social”. El imaginario neoliberal de la globalización ha transformado los propósitos y la gobernanza de la educación, ya que se le enfoca en términos de capital humano, al mismo tiempo que se respaldan los intereses propios de cada individuo en una sociedad cada vez más competitiva. Este documento sugiere que la era contemporánea requiere nuevas maneras de interpretar la interconexión e interdependencia mundiales más allá de las perspectivas económicas de la globalización, tomando también en cuenta las preocupaciones de orden moral e intercultural. Por tanto, la necesidad de trabajar en pos de bienes comunes mundiales es ahora mayor que nunca, ya que es una manera de garantizar que el mundo no se dirija hacia niveles mayores de desigualdad, desconfianza y conflicto social. 1 Dirección de correo electrónico del autor: [email protected] Febrero 2017 La globalización y el imaginario neoliberal de la reforma de la educación

INVESTIGACIÓN Y ROSPECTIVA ACIÓN DOCUMENTOS …unesdoc.unesco.org/images/0024/002473/247328S.pdf · fortalecer la contribución de la educación para el logro de los derechos humanos,

Embed Size (px)

Citation preview

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN

DOCUMENTOS TEMÁTICOS

Objetivos deDesarrolloSostenible

Organizaciónde las Naciones Unidas

para la Educación,la Ciencia y la Cultura

20

Introducción

La globalización

El imaginario neoliberal

Replantear los propósitos de la educación

Reformar la gobernanza

Problemas del imaginario neoliberal

Conclusión: más allá del imaginario neoliberal

Fazal Rizvi1

Departamento de Estudios Globales sobre Educación Universidad de Melbourne

RESUMEN

Las políticas y programas más recientes de reforma educativa se han elaborado, justificado y promovido partiendo de la creencia ampliamente compartida de que es necesario armonizar las políticas y prácticas educativas con los cambios económicos, políticos y culturales que trae consigo la globalización. No obstante, esta idea se ha plasmado en la mayoría de los casos en términos neoliberales, esto es, una visión de que la globalización es en gran medida un fenómeno de orden económico, en el que los mercados desempeñan un papel fundamental en la reconfiguración de la naturaleza de las relaciones sociales. Esta manera de pensar se ha vuelto tan presente en todo el mundo que se le puede denominar un “imaginario social”. El imaginario neoliberal de la globalización ha transformado los propósitos y la gobernanza de la educación, ya que se le enfoca en términos de capital humano, al mismo tiempo que se respaldan los intereses propios de cada individuo en una sociedad cada vez más competitiva. Este documento sugiere que la era contemporánea requiere nuevas maneras de interpretar la interconexión e interdependencia mundiales más allá de las perspectivas económicas de la globalización, tomando también en cuenta las preocupaciones de orden moral e intercultural. Por tanto, la necesidad de trabajar en pos de bienes comunes mundiales es ahora mayor que nunca, ya que es una manera de garantizar que el mundo no se dirija hacia niveles mayores de desigualdad, desconfianza y conflicto social.

1 Dirección de correo electrónico del autor: [email protected]

Febrero 2017 La globalización y el imaginario neoliberal de la reforma de la educación

a_alhabshi
Typewritten Text
ED-2017/WP/2
a_alhabshi
Typewritten Text
a_alhabshi
Typewritten Text

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS2

INTRODUCCIÓN

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptados por los Estados Miembros para guiar a los gobiernos, al sector privado y la sociedad civil en sus esfuerzos encaminados a acabar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar prosperidad para todos, requieren un nuevo tipo de globalización que combine beneficios económicos, sociales y ambientales (Sachs, 2016). En lo que se refiere a la educación, la idea de la globalización se ha integrado en la representación colectiva de las y los encargados de la formulación de políticas educativas en todo el mundo. La mayor parte de las políticas y programas de reforma educativa ahora se elaboran, justifican y promueven partiendo de la creencia ampliamente compartida de que es necesario armonizar las políticas y prácticas educativas con los profundos cambios económicos, políticos y culturales que trae consigo la globalización. Karen Mundy y sus colegas han hecho en su libro Handbook of Global Education Policy (2016) un repaso exhaustivo de dichos cambios y las maneras en que están repercutiendo en las prescripciones de reforma educativa. Por ejemplo, han planteado que la globalización del conocimiento y la economía han exigido nuevas maneras de pensar acerca de la educación. Han indicado asimismo que la circulación mundial de personas ha transformado y diversificado las comunidades de todo el mundo, permitiéndoles permanecer en contacto aunque se encuentren a gran distancia. Han demostrado de qué forma la aparición de nuevas tecnologías digitales ha transformado la naturaleza de la comunicación, promoviendo la circulación mundial de ideas e ideologías educativas de manera novedosa.

Al mismo tiempo, la globalización ha dado lugar a nuevos patrones de consumo, preferencias culturales y dificultades económicas, en especial entre las y los jóvenes. La globalización incide en las vidas de este grupo de una gran variedad de formas, debido a que repercute en sus aspiraciones y los conceptos que tienen de las condiciones sociales y económicas cambiantes a las que tendrán que hacer frente en el futuro. Por ejemplo, actualmente la mayoría de la juventud es consciente

de las presiones resultantes del cambio económico y cultural incesante a las que se ve sometida. Se dan cuenta de que conocerán nuevas maneras de trabajar y ganarse la vida, y de que la diversidad cultural, el intercambio y el conflicto se han convertido en una característica permanente de la vida social. Habida cuenta de la dinámica de las redes sociales, cada vez más globalizadas, las y los jóvenes están conscientes también de que las instituciones formales no son ya la única fuente de la que pueden obtener conocimiento.

La globalización ha transformado el espacio social en el que tiene lugar la educación. La mayoría de las personas encargadas de la formulación de políticas educativas se da cuenta de que las instituciones de enseñanza ya no pueden prometer a sus estudiantes vidas profesionales cuya seguridad sea predecible. Admiten que las profundas transformaciones ligadas a la globalización han sacado a la luz cuestiones sobre la legitimidad y la confianza en las instituciones educativas. Sin embargo, afirman que la globalización no solo ha traído consigo una serie de nuevos retos para las instituciones educativas, sino que ha creado nuevas oportunidades para replantear la educación. Insisten en que no es solo conveniente, sino necesario, realizar grandes reformas en la manera en que se organiza y lidera la educación, a fin de poder abordar las dificultades de la globalización y revelar su potencial. Estas preocupaciones se expresan en el Marco de Acción Educación 2030, que hace hincapié en que una educación que contribuya a construir sociedades pacíficas y sostenibles es esencial en el contexto del mundo globalizado en el que vivimos, en el que persisten dificultades sociales, políticas, económicas y ambientales no resueltas. En el Marco de Acción también se destaca la importancia de fortalecer la contribución de la educación para el logro de los derechos humanos, la paz y la ciudadanía responsable del plano local al mundial, la igualdad entre hombres y mujeres, el desarrollo sostenible y la salud (UNESCO, 2015a).

Ciertamente, algunos filósofos de la educación como Zhao (2009) han recalcado que es necesario replantear los propósitos de la educación, así como realizar importantes ajustes de las prioridades de los planes de estudio, los enfoques pedagógicos del aprendizaje, y las prácticas de evaluación en todos los niveles de la educación. Esta corriente de pensamiento sobre la globalización y sus repercusiones para replantear los propósitos y la gobernanza de la educación parece haberse convertido en algo habitual. De hecho, tal vez el empleo del término “globalización” en el discurso educativo se ha “globalizado”. A pesar de ello, aunque globalización se haya convertido en cierta manera en una palabra de moda, también es una idea que suscita apasionados debates. Es poco el consenso que existe en cuanto a sus definiciones y repercusiones para las políticas. Ha dividido

[…] las y los jóvenes están conscientes también de que las instituciones formales no son ya la única fuente de la que pueden obtener conocimiento.

[…] la globalización no solo ha traído consigo una serie de nuevos retos para las instituciones educativas, sino que ha creado nuevas oportunidades para replantear la educación.

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS3

tanto a los teóricos como a los profesionales, y ha suscitado graves controversias en torno a sus orígenes históricos, sus diversas formas, y sus consecuencias políticas y culturales. Algunos asocian la idea de globalización al progreso, la prosperidad y la paz, mientras que para otros evoca un sentimiento de carencias, desastre y miseria. En términos normativos, la globalización ha sido considerada de distintas formas como una fuente importante de nuevas oportunidades y optimismo en el mundo, pero al mismo tiempo de peligrosos niveles de inestabilidad y desigualdad, tanto dentro de los países como entre ellos.

Más allá de los cuestionamientos al concepto de globalización, no cabe duda de que se refiere a una novedad en cuanto a las maneras en que ahora se organiza el mundo, en que se produce y difunde el conocimiento, en la forma en que se relacionan las comunidades entre sí y cómo se forjan las identidades. Estos son asuntos de una gran importancia educativa. Por ejemplo, las cuestiones sobre cómo se podrían conceptualizar ahora los propósitos de la educación para orientar a las comunidades hacia direcciones socialmente productivas, reconciliando las exigencias contrapuestas de la economía y la sociedad, revisten una importancia fundamental. Igualmente significativo es el asunto de cómo la reforma de la educación podría responder simultáneamente a las presiones y prioridades mundiales, nacionales y locales.

Este documento tiene por finalidad alentar la reflexión sobre debates recientes acerca de los temas de la globalización y las políticas de la reforma de la educación. En él se señala que, mientras que los procesos de la globalización se han descrito de formas diversas, un enfoque particular para interpretar sus formas y efectos ha pasado a ser dominante en todo el mundo, hasta el punto de resultar evidente. Este enfoque reposa en una serie de profundos presupuestos ideológicos ligados al concepto de “neoliberalismo”, es decir la idea de que se debe permitir a los mercados desempeñar un papel fundamental para definir las prioridades y políticas educativas. Esta interpretación de la globalización se ha vuelto tan común e implícita en nuestra conciencia colectiva que podría ser apropiado decir que constituye un “imaginario social” (Taylor, 2004).

En este documento se plantea que el imaginario social neoliberal de la globalización ha llevado a dar prioridad a una manera particular de conceptualizar los requerimientos de la reforma educativa en torno a la valorización del mercado. La principal consecuencia de un enfoque de ese tipo de la reforma ha sido que se reste importancia al vínculo que la educación ha tenido tradicionalmente con la noción de bienes comunes, esto es bienes que son comunes a todos los individuos como parte de una empresa social colectiva, cuya definición se centra en un proceso participativo, y que al mismo tiempo toman en consideración la diversidad de contextos, conceptos de bienestar y ecosistemas de conocimiento (UNESCO, 2015b). Sin embargo, en este documento se explica que no hay nada inevitable acerca del imaginario neoliberal de la globalización, y que los presupuestos en los que se basa deben cuestionarse desde un punto de vista político. Mientras que la globalización es un fenómeno cuyas realidades ya no pueden pasarse por alto, en este documento se hace hincapié en que debe ser posible considerar los requerimientos de la reforma de la educación de maneras que vayan más allá del prisma conceptual de su imaginario neoliberal. Esto permitirá recuperar la noción de la educación como bien común, de una forma que toma en cuenta las realidades de la interconexión e interdependencia mundiales, aunque sin dejar de lado la importancia de los imperativos éticos de dar igual consideración a las dimensiones económica, social, cultural y cívica del aprendizaje.

LA GLOBALIZACIÓN

Se puede afirmar que, a lo largo de los tres últimos decenios, dos acontecimientos históricos destacados han impulsado los procesos de la globalización contemporánea. En primer lugar, los avances de la tecnología de la información y la comunicación han influido en los flujos mundiales de capital, información, personas y objetos, en medidas y ritmos sin precedentes. En segundo lugar, el colapso del bloque soviético, simbolizado más visiblemente por la caída del Muro de Berlín, ha transformado el panorama ideológico, dando predominancia mundial a maneras de pensar sobre el intercambio económico, político y cultural en términos de mercado. Para autores como Fukuyama (1992), el fin de la Guerra Fría representó un “fin de la historia”, un triunfo irreversible de los principios de mercado y la democracia liberal como los únicos preceptos de organización de las sociedades del mundo.

A pesar de que la declaración de Fukuyama podría haber sido prematura, no se puede negar que la desaparición de ideologías opuestas, como el comunismo, ha creado condiciones que han facilitado que una comprensión única de la globalización económica se haya vuelto hegemónica en todo el mundo. Esta comprensión está vinculada a una serie de ideas previas sobre

[…] se refiere a una novedad en cuanto a las maneras en que ahora se organiza el mundo, en que se produce y difunde el conocimiento, en la forma en que se relacionan las comunidades entre sí y cómo se forjan las identidades.

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS4

la importancia del mercado para organizar la vida económica y social. Con el paso del tiempo, diversos aspectos de la vida humana han comenzado a definirse poco a poco en términos de mercado, lo que ha llevado a algunos economistas como Stiglitz (2002) a calificarlos de una forma de “fundamentalismo de mercado”. De diversas maneras, los principios en los que reposa ese fundamentalismo han dado vigencia a las ideas del libre comercio, han promovido nuevas maneras de enfocar y organizar el trabajo y las relaciones laborales, y han privatizado bienes y servicios que anteriormente se consideraban públicos. También han dado validez a las premisas básicas en las que reposa el trabajo de las organizaciones internacionales, lo que les permite promover ideologías de mercado de manera más amplia y confiada. Asimismo, han incitado cada vez más a países en principio socialistas, como China y Vietnam, a adoptar muchas de las ideas y prácticas del mercado.

Probablemente, las ideologías de mercado se han anclado profundamente en nuestra conciencia colectiva. Esto ha llevado a un cierto número de teóricos a asumir que la globalización es en gran medida un fenómeno económico, que abarca también una serie de procesos sociales que implican una integración inexorable de los mercados, los Estados-nación y las tecnologías hasta un punto nunca antes visto, de forma tal que está permitiendo a los individuos, las empresas y los Estados-nación llegar a otras partes del mundo más lejanas, y de forma más rápida, intensa y barata que nunca antes (Friedman, 1999). El lenguaje de la integración mundial se ha vuelto omnipresente. Habla de un mundo en el que las fronteras nacionales son permeables y no deben representar una barrera para una acumulación de capital de alcance mundial. La actividad económica no debe tropezar con obstáculos al comercio e impedimentos burocráticos impuestos en el plano nacional. Aunque este planteamiento ya no goza de la popularidad que antes tenía, la idea de un comercio sin trabas más allá de las fronteras nacionales sigue siendo el principio básico que guía el enfoque de muchos encargados de la formulación de políticas sobre las opciones adecuadas de configuraciones económicas mundiales. El concepto de “economía global” pertenece ahora totalmente a nuestro léxico, caracterizada como una economía de la información, basada en el conocimiento, post-industrial y orientada a los servicios, así como, por supuesto, conectada a una red mundial (Castells, 2000).

La idea de la economía global necesita un nuevo enfoque de la gobernanza, que a su vez requiere un planteamiento radicalmente revisado de las funciones y responsabilidades de los gobiernos nacionales, minimizando la necesidad de burocráticas centralizadas son muy lentas, resultan ineficaces y no están en “sincronía” con las necesidades emergentes del capital transnacional, y que además las formas descentralizadas de gobernanza responden mejor a las exigencias de la economía mundial. Los discursos populares en torno a la economía mundial sugieren que también ha cambiado la naturaleza del empleo, haciendo que sea menos seguro y más temporal y “flexible”, y que exija una nueva serie de aptitudes y actitudes. Las rigideces del fordismo, que ponía de relieve la estandarización, la producción en masa y las cadenas de distribución previsibles, han sido reemplazadas por una nueva cultura organizativa post-fordista que abarca formas de administración integradas de forma vertical y sistemas de distribución just-in-time, que tienen por finalidad satisfacer las necesidades de un mercado mundial muy diferenciado. Como los procesos de producción se tornan cada vez más globales, se sugiere que ahora es posible trabajar en equipos transnacionales, aprovechando la diferencia de horario y los patrones mundiales de consumo que resultan de los distintos gustos y preferencias culturales.

Esto ha creado las condiciones para que las interacciones culturales entre las comunidades nacionales y étnicas crezcan sin cesar. No es entonces sorprendente que ahora se asocie la globalización a mayores niveles de movilidad, no solo de capital, productos financieros, bienes y servicios, sino también de personas. Éstas están atravesando las fronteras nacionales por muchas razones, ya que lo hacen como migrantes o refugiados, con fines comerciales y de negocios, para buscar oportunidades de empleo, como turistas, a fin de asistir a convenciones y conferencias internacionales, y para recibir educación. Los niveles sin precedentes de movilidad son tanto una prueba como un resultado de las maneras en que están funcionando los sistemas económicos y políticos mundiales (Urry, 2007). Éstos dependen en gran medida de la creación de nuevos gustos y patrones culturales de consumo, lo que resulta en mayores flujos de dinero. La movilidad mundial del trabajo es ahora de gran valor para el capital global, debido a su capacidad de fomentar una mayor productividad económica mediante la circulación de aptitudes que resultan muy necesarias y recursos humanos asequibles.

En torno a esas ideas, prácticas y resultados de la globalización existe un discurso popular conformado por una serie de ideas vagamente conectadas sobre nuevas formas de gobernanza político-económica, basadas en la ampliación de las relaciones de mercado. El neoliberalismo se asocia a una preferencia por un Estado minimalista, preocupado por promover los valores instrumentales de la competencia, la eficiencia económica y la elección, para desregular y privatizar las funciones estatales. Tal como afirman Peck y Tickle (2002), el neoliberalismo promueve y, hasta cierta medida, normaliza un enfoque que prima el crecimiento económico en las políticas, otorgando un papel secundario a las preocupaciones relativas al bienestar social. Reposa en una naturalización generalizada de la lógica de mercado, con frecuencia justificada por razones de eficiencia, e incluso de “libertad”, “justicia” y “equidad”. Promueve una ideología en la que es posible elegir, y da prioridad al control del

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS5

número de funcionarios, la privatización, la desregulación y los regímenes competitivos de asignación de recursos. Respalda el principio de “libre comercio” mundial, que se aplica tanto a los bienes como a los servicios, incluidos algunos como la salud y la educación, que tradicionalmente se caracterizaban por su marcado carácter nacional. Por tanto, el neoliberalismo reemplaza una noción anterior que consideraba que la provisión estatal de bienes y servicios era necesaria para garantizar el bienestar social de una población nacional.

EL IMAGINARIO NEOLIBERAL

El neoliberalismo implica un enfoque de la globalización normalizado, en tanto que descripción neutral y autoevidente de las realidades contemporáneas. No obstante, esto está lejos de la realidad, debido a que un enfoque de ese tipo no solo describe ciertos cambios de las maneras en que está organizado el mundo, sino que prescribe cómo debería ser. Se presenta como la única manera de interpretar la globalización, concretamente que ésta abarca una serie de procesos objetivos, lo que da la impresión de que son inevitables desde un punto de vista histórico. Así pues, este determinismo histórico promueve una compresión particular de cambios recientes de la economía y la cultura mundiales, esto es una manera específica de interpretar los “hechos” de la interconexión e interdependencia mundiales. Por ende, no se toman en cuenta sus aspectos normativos. Encubre, por ejemplo, el supuesto altamente ideológico de que la globalización se trata sobre todo de la liberalización y la integración mundial de los mercados, y de que se preocupa en gran medida por cuestiones económicas. Asigna un lugar secundario a las cuestiones políticas y culturales, que se derivarán de una supuesta lógica económica. Además, sugiere que la globalización es una fuerza histórica inevitable e irreversible que beneficia a todas las personas por igual. Su neutralidad se da por supuesta dado que nadie está realmente a cargo de los procesos de globalización, y que los mercados mundiales tienen su propia lógica intrínseca.

Estos presupuestos ideológicos indican por tanto que las fuerzas mundiales no pueden ser orientadas por las decisiones humanas. No obstante, tal como señala Steger (2003), todo examen crítico de dichos presupuestos demuestra que tienen motivaciones políticas, y contribuyen a la construcción de una concepción particular de la globalización. En este sentido, el enfoque neoliberal de la globalización es altamente normativo, y nos conduce a una percepción uniforme del mundo como un espacio único en el que se presume que nuestros problemas están interconectados, lo que requiere una visión del mundo que nos exige reconocer nuestra interdependencia, aunque desde un punto de vista particular. Uno de los principales problemas de este punto de vista, sin embargo, es que trata la globalización como una cuestión preexistente, que tiene lugar fuera del pensamiento (Smith, 2001), con su propia lógica. No admite que los procesos mundiales sean un producto en constante cambio de prácticas humanas, sino que los ve como expresiones de la lógica más profunda de ciertos imperativos económicos.

Por tanto, el neoliberalismo presenta diversos aspectos de la globalización como inevitables desde un punto de vista histórico, que las personas, las instituciones y las naciones sencillamente deben asumir y negociar lo mejor que puedan. Algunos son capaces de sacar partido de sus posibilidades, mientras que otros no. Así pues, este enfoque se basa en ciertos supuestos dados por sentado sobre las modalidades de funcionamiento de la economía mundial, y la manera en que las relaciones de poder se filtran a través de su lógica universal. Este enfoque “ontologiza” la lógica de mercado, creando individuos que deben ver sus opciones de la vida a través del prisma conceptual que constituyen sus principales preceptos, entre otras cosas un énfasis en los principios de mercado, un papel minimalista del Estado, un mercado de trabajo desregulado y, sobre todo, el individualismo (Brown, 2014).

Bourdieu (2003) ha demostrado cómo las exposiciones supuestamente descriptivas de la globalización con frecuencia se convierten en prescripciones normativas o de actuación sobre una economía que ahora debe abarcar el planeta entero. Éstas hacen que se deje de lado la función de las decisiones normativas. En este sentido, Bourdieu ve la creación de una economía global enmarcada por el neoliberalismo como un proyecto político. Sin embargo, este modo de pensar neoliberal de la globalización es tan dominante, que en los decenios recientes se ha convertido en un imaginario social (Rizvi y Lingard, 2010). No se trata ya simplemente de una ideología, sino que ha pasado a darse por sentado, es decir la única manera en que pueden plantearse las relaciones económicas, políticas y culturales. Por ende, se ha convertido en una manera de pensar compartida por la gente común, una especie de comprensión generalizada que hace posibles las prácticas.

[…] el neoliberalismo reemplaza una noción anterior que consideraba que la provisión estatal de bienes y servicios era necesaria para garantizar el bienestar social de una población nacional.

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS6

De acuerdo con el filósofo canadiense Charles Taylor, la idea de imaginario social aborda una mezcla compleja, desestructurada y contingente de lo empírico y lo afectivo. No se trata de una comprensión completamente articulada de nuestra situación completa, en la que salen a relucir características particulares de nuestro mundo, pero sí constituye, a pesar de ello, una poderosa fuerza en el mundo (Taylor, 2004). Su poder reside en el hecho de ser asumido e implícito, ya que ciertamente está integrado en ideas, prácticas y sucesos, y lleva consigo nociones e ideas normativas más profundas. Un imaginario social, según Taylor (2004), se transmite en imágenes, mitos, parábolas, historias, leyendas y otras narraciones, y, sobre todo, en la época contemporánea, en las redes sociales. Es por conducto de su imaginario social compartido que las relaciones y la sociabilidad entre extraños, dentro de las sociedades y entre las mismas, resultan posibles. Es por medio de sus imaginarios sociales que las personas son capaces de construir un sentido del futuro y de lo que se necesita para hacerlo realidad.

Taylor sostiene, sin embargo, que el imaginario social no solo está incorporado en las nociones e imágenes cotidianas, sino también en teorías y políticas. Para el autor, la distinción entre teoría social e imaginario social es considerable. Con frecuencia las teorías están en manos de relativamente poca gente, mientras que el imaginario social está más ampliamente aceptado y posibilita un sentimiento más compartido de legitimidad, sin el que la gente podría no ser capaz de trabajar colectivamente en pos de objetivos comunes. Las teorías surgen de un imaginario social establecido, aunque dejen abierta la posibilidad de una manera alternativa de interpretar el mundo. Las teorías comienzan como ideas de un pequeño grupo de personas, pero para convertirse en imaginario social deben infiltrar la comunidad en un sentido más amplio. Deben transformarse en cierto tipo de entendimiento común que enmarque nuestras prácticas sociales cotidianas. En este sentido, un imaginario social es al tiempo factual y normativo, y conecta un sentido del futuro con las realidades del presente; es decir, que comprendemos cómo suelen ir las cosas, pero ello está entrelazado con una idea de cómo deben ir, de cuáles errores invalidarían la práctica (Taylor, 2004).

Así pues, ¿de qué manera se han convertido diversas ideas teóricas sobre el neoliberalismo en un imaginario social, a través del cual se interpretan ahora ampliamente los procesos de la globalización? No hay nada inevitable y natural acerca de un imaginario neoliberal. Por el contrario, es el resultado de un considerable trabajo ideológico. Tuvo que ser “vendido” a la

comunidad en su conjunto. Ciertamente, los líderes políticos y económicos han tenido que esforzarse por convencer al pueblo acerca de los beneficios de la globalización económica. Diversos medios de comunicación e instituciones educativas han llevado a cabo esta tarea. Las revistas de negocios y libros populares han evocado constantemente las oportunidades derivadas de la economía mundial. Incluso se han debatido los problemas relacionados con la globalización dentro del marco neoliberal, en tanto que cuestiones técnicas, y no como asuntos que requieren debates morales y políticos.

Por más de dos decenios, Appadurai (1996) ha escrito sobre la manera en que las “concatenaciones de imágenes” neoliberales circulan políticamente en todo el mundo. Aunque, por supuesto, es posible que todo tipo de ideas circulen libremente en los medios de comunicación mundiales, las políticas públicas convergen ahora en una concatenación particular de ideas neoliberales. Esta última resulta patente en los procesos de préstamo, modelización, transferencia, difusión, apropiación y copia de políticas que ocurren entre los Estados-nación. Estos procesos se afianzan por medio de la labor de organizaciones internacionales, cuyos debates y evaluaciones sobre políticas suelen formularse en términos neoliberales. En países de altos ingresos muchas organizaciones internacionales promueven intensamente el imaginario neoliberal, al fomentar políticas de desregulación y privatización basadas firmemente en ciertas convicciones ideológicas sobre la función del Estado, el libre comercio y el emprendimiento individual.

En los países de bajos ingresos se promovió en los años noventa un imaginario neoliberal de tipo económico y social mediante ideas de ajuste estructural (Abouharb y Cingranelli, 2007) que establecieron, para varios organismos de ayuda, un conjunto de condiciones para los préstamos y donaciones ofrecidos a países en desarrollo, que estipulaban una serie de ideas que ponían de relieve no solo la necesidad de reformas, sino que definían su contenido. Esas condiciones destacaban los valores de disciplina macroeconómica, apertura del comercio y políticas microeconómicas favorables para los mercados. En el ámbito de la educación, esto suponía una disciplina fiscal en cuanto a la financiación de la educación, una reorientación de las políticas del gasto público hacia esferas que ofrecen tanto un alto rendimiento económico como el potencial de mejorar la distribución de los ingresos, así como la privatización y la desregulación. Las decisiones de inversión de las corporaciones transnacionales siguen dependiendo de la condición de que se reestructuren y reformen los sistemas educativos en términos neoliberales.

Lo que esto sugiere es que el imaginario neoliberal desempeña un papel importante en la formación de subjetividades dentro del contexto globalizador en el que vivimos ahora, que se caracteriza por la difusión de imágenes, ideas e ideologías sociales entre comunidades alrededor del mundo por distintos medios. Irónicamente, los mismos procesos de globalización

Incluso se han debatido los problemas relacionados con la globalización dentro del marco neoliberal, en tanto que cuestiones técnicas, y no como asuntos que requieren debates morales y políticos.

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS7

contribuyen a la difusión y promoción en todo el mundo del imaginario neoliberal, lo que conduce a la convergencia de una serie de ideas determinadas sobre los propósitos y la gobernanza de la educación en el plano mundial. Con frecuencia, los encargados de la formulación de políticas en la esfera de la educación adoptan estas ideas, ya sea porque no tienen una opción normativa, o porque no pueden imaginar ninguna alternativa viable al imaginario neoliberal en el que han sido completamente socializados. No resulta sorprendente entonces que los esfuerzos recientes para reformar la educación en el mundo estén formulados en términos neoliberales.

REPLANTEAR LOS PROPÓSITOS DE LA EDUCACIÓN

¿De qué manera ha moldeado entonces el imaginario neoliberal de la globalización la conceptualización de las reformas recientes de la educación? Posiblemente lo más significativo es que ha engendrado una exigencia de que los propósitos de la educación se reformulen ampliamente plicando sistemas educativos, mediante enfoques similares a la reforma de la educación autores, y no reflejan necesariamente en términos económicos. Esto ha excluido totalmente las preocupaciones morales y culturales de la educación, o las ha relegado a un segundo plano. Ha propuesto que la educación se oriente hacia el cumplimiento de las exigencias de la economía mundial. En todo el mundo, la mayoría de las organizaciones internacionales y los gobiernos nacionales promueven ahora intensamente ese enfoque instrumental de la educación, por medios tanto formales como informales. El resultado es que, en los últimos dos decenios, ha habido una muy clara tendencia a una convergencia normativa mundial al abordar las distintas presiones a las que se ven confrontados los sistemas educativos, mediante enfoques similares de reforma educativa (Ball, 2008). Estos enfoques se nutren casi universalmente por un cambio de supuestos social-demócratas por otros de orden neoliberal. En consecuencia, los sistemas de educación del mundo están ahora bajo una gran presión, no solo para que se incremente la cantidad de educación formal que reciben las y los jóvenes, sino para que se armonice la educación con las exigencias de la economía mundial.

Los debates en torno a los propósitos de la educación han pasado a fundamentarse progresivamente en la teoría del capital humano, que postula que los gastos en formación y educación son grandes, pero deberán considerarse una inversión. Ésta no solo incrementa los ingresos personales, ya que puede explicar las diferencias de sueldos ocupacionales, sino que puede promover la productividad nacional. La nueva teoría del capital humano amplía esta afirmación a la economía mundial y a la ventaja competitiva de individuos, corporaciones y naciones. Mientras que la teoría del capital humano es técnicamente compleja, en su forma popular plantea que todo el comportamiento humano se basa en el interés económico propio de individuos que actúan dentro de mercados competitivos. Asume que el crecimiento económico y la ventaja competitiva son un resultado directo de los niveles de inversión para desarrollar el capital humano. Señala que, en una economía mundial, el rendimiento está vinculado al caudal de conocimientos, los niveles de aptitud, las capacidades de aprendizaje y la adaptabilidad cultural de las personas. Por ende, fomenta políticas que aumentan la flexibilidad laboral, no solo mediante la desregulación de los mercados, sino por medio de reformas de los sistemas de educación y formación, diseñadas para ajustarlos a la naturaleza cambiante de la actividad económica.

El imaginario neoliberal sugiere una concordancia estrecha entre los avances de las tecnologías de la información y la comunicación y la naturaleza cambiante de la producción y aplicación del conocimiento, la organización del trabajo y las relaciones laborales, las modalidades de consumo y el comercio. Por esa razón señala que la educación necesita ahora producir distintos tipos de subjetividades que pueden ser capaces de funcionar de forma más creativa con el conocimiento; que son flexibles, adaptables y móviles; que tienen una perspectiva mundial y una seguridad intercultural; y que integran conocimientos a lo largo de toda la vida. Lo que implica este enfoque es que aprender solo por el simple hecho de hacerlo ya no es suficiente, y que la educación no tiene finalidades intrínsecas como tal, sino que debe siempre estar vinculada a los propósitos instrumentales del desarrollo del capital humano y la auto-maximización económica. Esto no significa que las preocupaciones éticas y culturales pierden su pertinencia para la educación, sino que deberán ajustarse al marco más amplio de finalidades económicas de la misma.

Esta perspectiva de los propósitos de la educación ha conducido a dar énfasis a la idea de la economía del conocimiento, basada en una naturaleza fundamentalmente alterada de la relación entre la producción de conocimiento y su aplicación

[…] señala que la educación necesita ahora producir distintos tipos de subjetividades que pueden ser capaces de funcionar de forma más creativa con el conocimiento; que son flexibles, adaptables y móviles; que tienen una perspectiva mundial y una seguridad intercultural; y que integran conocimientos a lo largo de toda la vida.

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS8

comercial. Se ha señalado que la aparición de actividades de gran contenido cognitivo y la producción y difusión de tecnologías de la información ha llevado al desarrollo de nuevos modelos de organización del trabajo (Paul, 2002). En la economía del conocimiento, según se afirma, los nuevos trabajos bien remunerados serán los de industrias de altas tecnologías como las telecomunicaciones y los servicios financieros. Esto pone de manifiesto la necesidad de recalibrar la relación entre la economía y los propósitos de la educación, que los sistemas de educación del mundo se han esforzado por definir en términos políticos prácticos. No solo los países de la OCDE, sino también países con economías en rápido desarrollo como Singapur e India, y países como China y Vietnam donde los partidos comunistas siguen ejerciendo el control, han comenzado a definir los propósitos de la educación en términos similares y neoliberales.

Ahora se asume en todo el mundo que la economía del conocimiento requerirá que una proporción mayor de trabajadores esté preparada para empleos altamente cualificados, tenga las competencias para utilizar las nuevas tecnologías y pueda adaptarse a cambios rápidos y continuos, incluso si la mayoría de los nuevos empleos son en industrias de servicios que ofrecen bajos salarios. En un mundo en rápida mutación, entre las nuevas competencias que se necesitan figuran rasgos del comportamiento como adaptabilidad, lealtad para la institución e integridad, y la habilidad de trabajar en contextos diversos desde un punto de vista cultural y asumir funciones de liderazgo (OCDE, 1996). Esta visión de los propósitos de la educación abarca un nuevo enfoque del desarrollo del capital humano, que no se basa tanto en la cantidad de información de la que disponen las y los estudiantes, sino en los aspectos del aprendizaje que son capaces de desarrollar, con los que pueden hacer frente de forma eficaz y creativa a condiciones laborales desconocidas y que cambian rápidamente. Hace hincapié en el desarrollo de competencias genéricas amplias, como habilidades comunicativas, resolución de problemas, capacidad de trabajar independientemente y bajo presión, toma de responsabilidad por las decisiones, y aptitud para obtener rápida y eficazmente conocimientos de un ámbito específico y determinar su potencial comercial (Foray y Lundvall, 1996).

La idea del aprendizaje a lo largo de toda la vida es un elemento importante de este imaginario neoliberal, en cuanto a las maneras en que la educación debe responder a las fuerzas de la globalización. Por supuesto, la noción más general del aprendizaje a lo largo de toda la vida no es nueva, y ha señalado por largo tiempo la necesidad de adquirir nuevos conocimientos y nuevas habilidades de forma continua. No obstante, este concepto más reciente de aprendizaje a lo largo de toda la vida es también más específico, y se enmarca en un discurso neoliberal de crecimiento económico y competitividad. Tal como señalan Field y Leicester (2000), este discurso ha surgido principalmente de cambios de la economía, incluidos algunos como la rápida difusión de tecnologías de la información y la comunicación, la aplicación constante de las ciencias y la tecnología, y la globalización del comercio de bienes y servicios. Esta observación refleja la afirmación de la OCDE (1996) de que el incremento del ritmo de la globalización y el cambio tecnológico, la naturaleza cambiante del trabajo y el mercado laboral, y el envejecimiento de las poblaciones son algunas de las fuerzas que ponen de relieve la necesidad de seguir mejorando las aptitudes para el trabajo y el aprendizaje a lo largo de la vida. Esto cambia el enfoque del aprendizaje de ”saber qué” a “saber cómo”, haciendo que surjan nuevas concepciones de las maneras en que se define, organiza, valora, utiliza y promueve el aprendizaje.

El énfasis renovado en la enseñanza de las asignaturas de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) en todo el mundo reposa en una lógica similar. La enseñanza de dichas asignaturas se promueve no solo por su propio beneficio o para entender mejor el mundo natural, sino para aprovechar las nuevas oportunidades vinculadas a la economía del conocimiento y contribuir a los empeños en favor de la productividad y la innovación nacionales. No se hace hincapié en la importancia de impartir aptitudes tecnológicas tanto para facilitar el contacto de las personas entre sí, sino para promover el desarrollo educativo y la productividad. Dentro de este imaginario neoliberal se enmarca a la perfección la importancia que se da al aprendizaje del inglés, no porque es provechoso aprender idiomas, sino porque el inglés se ha convertido en la lengua del comercio mundial y, por tanto, es útil para el intercambio comercial (Crystal, 1997).

A esto se vincula otra exigencia de la reforma de la educación; a saber, la internacionalización de la educación. Como en el caso anterior, la idea de una educación internacional no es nueva. Siempre ha existido una movilidad internacional de alumnos e investigadores que buscan nuevos conocimientos, así como oportunidades de formación cuando no estaban disponibles localmente. Siempre ha habido también un interés por el conocimiento intercultural y por programas de lenguas y estudios extranjeros, como una manera de mejorar el nivel de comprensión y cooperación internacionales. Sin embargo, el imaginario neoliberal ha dado mayor validez a ese parecer, al destacar las maneras en que las instituciones educativas deben comprometerse en favor de los “imperativos” emergentes de la globalización. Este discurso evoca las oportunidades comerciales que brinda la mayor circulación de personas, capital e ideas. Promueve un nuevo tipo de conocimiento sobre las relaciones y programas internacionales, partiendo de una interpretación particular de la naturaleza cambiante de la economía mundial, que se considera que está basada en el conocimiento y requiere un mayor nivel de comunicación intercultural. En este sentido, la cooperación internacional y el valor de las redes de conocimientos se formulan en términos económicos.

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS9

REFORMAR LA GOBERNANZA

El imaginario neoliberal de la globalización no solo ha orientado los sistemas educativos hacia la reformulación de los propósitos de la educación, sino que también ha supuesto reformas de su gobernanza. Los nuevos requerimientos de la gobernanza han destacado la comercialización, mercantilización y privatización de las instituciones educativas. Al mismo tiempo han surgido nuevas y mayores exigencias de rendición de cuentas, vigilancia y burocratización de las instituciones educativas, junto con un enfoque más consumista de la educación. Como el gasto público en educación ha disminuido después de la crisis financiera de 2008 (OCDE, 2013), se ha dado mayor importancia al papel del sector privado en la impartición de la educación. Pero a pesar de las presiones para que los sistemas educativos del mundo se diversifiquen, y respondan así a las distintas necesidades de sus clientes y de la economía mundial, éstos han tendido, en cierta forma, paradójicamente, a imitarse unos a otros, aplicando una serie común de soluciones a sus problemas fiscales y organizativos. Ciertamente, incluso han interpretado las necesidades de reforma de una manera igualmente amplia.

La mayor parte de los argumentos en favor de la necesidad de reformar la gobernanza de la educación se formula ahora en términos económicos. Se asume cada vez más que la comercialización, mercantilización y privatización conducirían a un mayor nivel de eficacia en relación con los costes, reforzando la productividad tanto de los individuos como de las instituciones (Rizvi y Lingard, 2010). Ahora se presume ampliamente que el poder de los derechos de propiedad privada, las fuerzas del mercado y la competencia sacarán a relucir lo mejor de las personas y que, por ende, la prestación de un servicio privatizado será más eficiente. Se afirma que, cuando las instituciones educativas se integran en entornos de mercado, su organización se vuelve mucho más ágil y se tornan más innovadoras, lo que se refleja en un mayor compromiso en favor de las reformas. Estas últimas se consideran también necesarias para el crecimiento económico y la capacidad de los individuos y las naciones de competir con éxito en la economía mundial. Dichos argumentos se basan en una idea fundamental de que el “Estado de bienestar” es cosa del pasado y ya no es capaz de responder a las exigencias ni de las sociedades ni de las personas, que cada vez tienen más interés en manejar sus propios asuntos y no confían en que el Estado se ocupe de ellos.

Cada vez más, la noción de eficiencia enfocada hacia el mercado se ha convertido en una especie de meta-valor, dentro de cuyo marco se interpretan otras inquietudes de la educación, como la igualdad y la cohesión social. La eficiencia suele referirse al logro de los mejores resultados posibles con un cierto nivel de financiación. Con frecuencia, esta idea se articula en términos que sugieren que se debe “hacer más con menos”. La noción conexa de eficacia suele interpretarse como la consecución de una serie de objetivos fijados en los plazos definidos. En el contexto de una merma de los fondos públicos y un incremento de la demanda de educación, las ideas relativas a la eficacia y la eficiencia han dado lugar a un discurso de “buena gobernanza”, que en particular adoptan con frecuencia los organismos internacionales de desarrollo, a fin de orientar a los países de menores ingresos hacia un cambio de organización que abarque una mayor transparencia de los procesos de toma de decisiones, maneras de aplicar la descentralización, la formulación de indicadores de rendimiento adecuados, y una mayor importancia de mecanismos de garantía de calidad y sistemas rigurosos de rendición de cuentas.

El hecho de centrarse en la rendición de cuentas ha dado lugar a lo que se ha denominado una “cultura de auditoría”, basada en la noción de que, aunque el mercado es intrínsecamente bueno, requiere cierto grado de administración estatal, en especial cuando los fondos públicos se utilizan para prestar servicios. En la educación han surgido, en gran medida y por influencia de las teorías de la nueva gestión pública (new public management), nuevos sistemas para evaluar los resultados y el rendimiento, no solo en los países sino en todo el mundo. Las ideas de referencia y comparación internacionales se han vuelto comunes en sistemas de rendición de cuentas mutua, en los que los sistemas nacionales de educación se abren al escrutinio mundial. Es este énfasis en la comparación mundial el que explica la importancia creciente que dan los sistemas nacionales de educación a los programas internacionales de evaluación de estudiantes como el Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA) de la OCDE y el Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias (TIMSS) de la International Association for the Evaluation of Educational

El imaginario neoliberal de la globalización no solo ha orientado los sistemas educativos hacia la reformulación de los propósitos de la educación, sino que también ha supuesto reformas de su gobernanza.

El hecho de centrarse en la rendición de cuentas ha dado lugar a lo que se ha denominado una “cultura de auditoría”, basada en la noción de que, aunque el mercado es intrínsecamente bueno, requiere cierto grado de administración estatal, en especial cuando los fondos públicos se utilizan para prestar servicios.

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS10

Achievement (IEA por sus siglas en inglés). El auge de una industria de garantía de la calidad también ha promovido la cultura de auditoría, haciendo que las comparaciones internacionales resulten inevitables y siempre benéficas.

PROBLEMAS DEL IMAGINARIO NEOLIBERAL

La tendencia mundial a la comercialización, mercantilización y privatización de las instituciones educativas se ha integrado en todo el mundo en las maneras en que se formulan las reformas. Los argumentos en favor de estas últimas se presentan frecuentemente como evidentes. Gran parte de los debates se centran en los aspectos técnicos de cómo llevar a cabo la comercialización, mercantilización y privatización, en lugar de examinar sus virtudes. Es de esa manera que dichas ideas de reforma han pasado a formar parte del imaginario neoliberal de la globalización, que cada vez más se considera la única manera de interpretar y abordar los desafíos y oportunidades vinculados a la globalización. Con frecuencia se pasa por alto el hecho de que la mayoría de sus afirmaciones no pueden respaldarse con datos concretos. Así pues, por ejemplo, que los actores del sector privado prestan servicios de forma más eficiente y eficaz en relación con los costes, sin arriesgar la calidad, es una aseveración que, en repetidas ocasiones, ha demostrado no tener fundamento, ni posiblemente ser verificable (Verger y Fontdevila, 2016) y, sin embargo, esto no impide a los defensores de la privatización afirmarlo como si fuera un mantra.

El hecho es que los argumentos económicos técnicos no pueden por sí solos justificar las ideologías y prácticas de la comercialización, mercantilización y privatización. Tratar de hacerlo supone subestimar en gran medida su carácter intrínsecamente político, así como malinterpretar el papel de la ideología para promoverlas. Al final, el contexto político en el que por ejemplo se promueve la privatización es intrínsecamente ideológico. Se basa en el supuesto de que el sector privado es más productivo que el público, y que los propósitos de la educación pueden debatirse adecuadamente dentro del marco de la filosofía de mercado. Además, asume que solo se puede determinar la capacidad de respuesta de los sistemas educativos en relación con la medida en que satisfacen las necesidades previstas del mercado laboral de la economía mundial. En este sentido, se considera que el principal propósito de la educación es el papel que debe desempeñar para preparar a las y los estudiantes para un ámbito laboral enmarcado en un mundo cambiante interconectado y altamente competitivo.

Esta visión reposa en el supuesto filosófico de que son los individuos que se maximizan quienes constituyen una sociedad cuya organización más adecuada gira en torno a los principios de mercado, y que los gobiernos deberán cumplir una

función de supervisión, en el mejor de los casos. En su versión más radical, las instituciones públicas se consideran órganos de gobierno distantes e indiferentes, que representan serias amenazas para los derechos de propiedad y la libertad individuales. Aunque el neoliberalismo admite que podría resultar necesario cierto control de los mercados, señala que el Estado de bienestar sobrepasó su autoridad democrática, y ya no es pertinente para la vida económica y social contemporánea, en especial en las condiciones de la globalización. De esta manera, a pesar de que ciertos valores sociales como la libertad, la justicia y la eficiencia mantienen su vigencia en un imaginario neoliberal de la globalización, ahora también se está redefiniendo su propia imagen. Estos conceptos socialdemócratas tradicionales se han reemplazado por un nuevo enfoque basado en supuestos neoliberales. Así pues, por ejemplo, dentro del discurso neoliberal la idea de libertad se ha vinculado a una visión negativa de la libertad en tanto que “libertad de” en lugar de una visión positiva de la misma en tanto que “libertad para”, como plantea

Amartya Sen (1997), quien interpreta la libertad en términos de las capacidades que tienen las personas de tomar decisiones y vivir vidas decentes, libres de pobreza y explotación.

De forma similar, la idea de justicia se ha reducido a derechos de propiedad, en lugar de derechos personales (Bowles y Gintis, 1987). El derecho de propiedad otorga a los individuos el poder de entablar relaciones sociales sobre la base y en la medida de su propiedad, mientras que los derechos personales reposan en el simple hecho de pertenecer a su colectividad social. Los derechos personales abarcan un tratamiento equitativo de los ciudadanos, la capacidad de gozar de autonomía, un acceso equitativo a participar en la toma de decisiones en las instituciones sociales, y reciprocidad en las relaciones de poder y autoridad. La visión neoliberal de la justicia se encuentra, por el contrario, en los procesos de adquisición y producción, en lugar de en la necesidad de consolidar vidas comunitarias y sociales caracterizadas por la dignidad humana para todas las

Aunque el neoliberalismo admite que podría resultar necesario cierto control de los mercados, señala que el Estado de bienestar sobrepasó su autoridad democrática, y ya no es pertinente para la vida económica y social contemporánea, en especial en las condiciones de la globalización.

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS11

personas. Una concepción de la justicia de esa índole privilegia necesariamente a las élites mundiales, que pueden acceder a derechos de propiedad dentro de un sistema de relaciones de poder asimétricas y de explotación laboral.

La noción de eficiencia se define de igual forma. Como se señaló, el neoliberalismo la interpreta en términos técnicos estrechos, sin hacer referencia a los criterios morales y políticos más básicos en función de los que podría evaluarse. Nada es eficiente por sí mismo. Debemos formular la pregunta más básica “¿eficiencia en qué términos?”. Como indica el filósofo Alasdair MacIntyre (1981), hay sólidas razones para refutar la afirmación de que la eficiencia es un concepto neutral desde un punto de vista moral. En vez de ello, es indisociable de un modo de existencia en el que el artilugio es fundamentalmente la manipulación de seres humanos para que se adapten a patrones de comportamiento (p. 71). En un marco institucional, la eficiencia se logra siempre controlando a los individuos, ya sea mediante sanciones o un cumplimiento hegemónico. Lo que pone de relieve este breve análisis es entonces que aceptar la interpretación de los conceptos de libertad, justicia y eficiencia en términos neoliberales supone aceptar un cierto modo de existencia, y una visión estrecha de la educación que el imaginario neoliberal ha promovido tan exitosamente en el mundo.

El imaginario neoliberal de la globalización ha reformulado los términos discursivos en que se abordan cada vez más las cuestiones de los propósitos de la educación, en relación con el currículum, la pedagogía y la evaluación. También ha transformado las maneras en que se tratan los asuntos de la gobernanza de la educación. Existe ahora una convergencia destacable hacia un discurso sobre las políticas educativas defendido por una serie de organizaciones internacionales. Este discurso ha sido adoptado ampliamente por sistemas nacionales tanto del Norte como del Sur. Sin embargo, las contradicciones de este discurso de las reformas de la educación nutrido por el imaginario neoliberal también se están volviendo patentes. Cada vez más se reconoce que el neoliberalismo ha dado lugar a inseguridades en todos los niveles de la sociedad. Las inequidades sociales entre las naciones, y dentro de ellas, se han intensificado, y el ritmo más acelerado de la vida, tal como afirmó Harvey (1989) hace más de dos decenios, ha tenido repercusiones desorientadoras y perturbadoras en prácticas político-económicas, en el equilibrio del poder de las clases, así como en la vida cultural y social (p. 171). La función de la educación de mejora moral y social se ha visto comprometida, ya que ahora se percibe en gran medida como un instrumento de productividad y crecimiento económicos.

CONCLUSIÓN: MÁS ALLÁ DEL IMAGINARIO NEOLIBERAL

Entonces, ¿cómo podemos abordar las exigencias de la reforma de la educación dentro de las condiciones de interconexión e interdependencia mundiales, más allá del imaginario neoliberal? La respuesta a esta pregunta no es fácil, debido a que el imaginario neoliberal se ha incorporado tanto en la conciencia colectiva, que inclusive resulta difícil considerar cuáles podrían ser las alternativas. Es posible que la consecuencia más devastadora del imaginario neoliberal haya sido su influencia para dejar de lado los debates morales y culturales en torno a los propósitos básicos de la educación. Parecemos haber perdido la capacidad de examinar y debatir cuestiones morales y culturales que siempre han ocupado un lugar central en la educación.

Una dificultad adicional a la que hacemos frente hoy en día es que los debates sobre los propósitos y la gobernanza de la educación antes tenían lugar en el plano local, y se esperaba que los gobiernos locales o nacionales tomaran las decisiones normativas. Éstas están ahora cada vez más sujetas a los análisis y directrices de los organismos internacionales. El lugar en que se formulan las políticas sobre educación parece haber cambiado, lo que plantea la pregunta de la medida en que los sistemas nacionales y las comunidades locales siguen teniendo voz en la determinación de sus propias prioridades, en términos de sus propias tradiciones culturales e históricas, y no se ven abrumados por las imposiciones normativas de los organismos que trabajan dentro y fuera de los Estados-nación. A medida que las organizaciones internacionales, los organismos de ayuda y las corporaciones educativas mundiales adquieren la capacidad de influir en las opciones normativas nacionales, y a veces limitarlas, en función del imaginario neoliberal, una nueva política para la formulación de políticas educativas adquiere pertinencia, lo que requiere comprender las maneras en que las fuerzas mundiales y las prioridades locales se relacionan entre sí.

Darse cuenta de que el imaginario neoliberal parece tener un dominio absoluto no supone negar la capacidad que tienen las comunidades humanas de encontrar alternativas a fuerzas que podrían parecer inmutables, irreversibles e incuestionables. De hecho, debe ser posible idear alternativas, en especial en contextos en los que la brecha entre la ideología del neoliberalismo

Es posible que la consecuencia más devastadora del imaginario neoliberal haya sido su influencia para dejar de lado los debates morales y culturales en torno a los propósitos básicos de la educación.

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS12

y su capacidad de crear un bienestar humano colectivo se está ensanchando. En los últimos años ha surgido una mayor conciencia de que la globalización neoliberal ha ocasionado graves desigualdades y que, además, no es fundamentalmente democrática. En muchas partes del mundo esto ha dado lugar a crisis en las que cobran importancia opiniones discrepantes y voces de resistencia. No obstante, esas voces no se han expresado al unísono y con frecuencia han entrado en conflicto, por lo que no han podido encontrar una alternativa viable al enfoque neoliberal de la globalización.

Algunos críticos del enfoque neoliberal de la globalización han pensado abandonar totalmente las instituciones de la globalización. Han culpado a esta última por la mayor parte de los males que afectan a sus comunidades o naciones. Temiendo la pérdida de su autodeterminación nacional y la destrucción de sus culturas, se han comprometido a proteger sus formas de vida tradicionales, en las que la diversidad cultural, derivada de la movilidad mundial de las personas, se considera el enemigo de su etnonacionalismo. La popularidad de este modo de pensar ha crecido en el último decenio, pero la convicción de es posible detener la movilidad transnacional de alguna manera y acabar con las redes que las nuevas tecnologías han vuelto ineludibles no es plausible e incluso, tal vez, peligrosa desde un punto de vista político. Justamente es éste el caso de las alternativas a la globalización neoliberal que los movimientos religiosos fundamentalistas han tratado de promover. Las formas de aislamiento cultural que defienden algunos movimientos no tienen en cuenta el hecho de que los seres humanos comparten un único planeta que nos une, no solo desde una perspectiva ambiental, sino también social. El supuesto de que las considerables diferencias en cuanto a valores religiosos y culturales hacen que los empeños por definir los bienes comunes mundiales sean imposibles, es quizá tan errado como el imaginario neoliberal. Tal como señala el filósofo Appiah (2006), aunque no sea posible formular los bienes comunes en términos universales, no debemos dejar de tratar de crear maneras de comunicar y dialogar a pesar de las diferencias culturales y religiosas. Se deberá asignar a la educación un papel preponderante en el desarrollo de las capacidades necesarias para dichos diálogos.

Otra alternativa al imaginario neoliberal puede encontrarse entre los movimientos progresistas comprometidos en favor de entablar una relación más equitativa entre las distintas comunidades. Existe ahora un número creciente de organizaciones no gubernamentales, redes transnacionales y movimientos sociales que respaldan lo que consideran una serie de valores humanos universales, como la protección del medio ambiente, el comercio justo, los derechos laborales y humanos y las cuestiones relativas a las mujeres. Estos grupos no rechazan la globalización, sino que tratan de crear un nuevo orden mundial basado en la redistribución mundial de la riqueza y el poder. En este sentido, critican la “globalización desde arriba” que promueve el neoliberalismo, y en vez de ello exigen una “globalización desde abajo” que favorezca a las personas marginadas y pobres. A pesar de lo encomiables que puedan ser estos sentimientos, los problemas de esta alternativa al neoliberalismo son tanto prácticos como epistémicos. Debido a la falta de recursos y poder, estos movimientos sociales no han sido capaces de mantener sus esfuerzos y con frecuencia se han dividido en grupos políticos rivales. Más grave aún es el hecho de que su afirmación acerca de la universalidad de los valores que defienden no se ha demostrado y, por tanto, no ha podido salvar las diferencias humanas y resultar convincente, ni suscitar el interés de los diversos grupos que persiguen programas políticos opuestos.

En muchas ocasiones el programa político de los movimientos sociales mundiales ha resultado muy ambicioso. Teleológicamente se define con una serie de valores universales cuya aplicación se presume que es igual para el mundo entero. Sin embargo, dichos valores no toman en cuenta las circunstancias particulares culturales, políticas e históricas de la vida diaria de las personas, y dan prioridad a sus actividades. No parten de las condiciones específicas del contexto en el que los individuos trabajan y aprenden, sino que buscan definir los bienes comunes mundiales en términos universales. Dicho enfoque aplica un sentido común universal de la globalización, en lugar de procurar desarrollarla en condiciones reales empíricas mediante procesos tanto analíticos como pedagógicos. Un enfoque productivo podría comenzar localmente, con el fin de comprender y revelar las verdaderas prácticas y consecuencias del imaginario neoliberal de la globalización, y demostrar cómo sus representaciones cognitivas y simbólicas se vinculan a los distintos intereses económicos y políticos, para después imaginar las posibilidades transformadoras en que se definen los bienes comunes en términos locales, incluso cuando el mismo plano local mantiene una relación con la interconexión mundial.

La noción de aprendizaje cosmopolita (Rizvi, 2008) resulta útil en este caso. Parte del supuesto de que, en el marco de las condiciones históricas contemporáneas, muchas personas ya somos testigo de formas de cosmopolitismo en la diversidad cultural que existe en la mayoría de las comunidades. La naturaleza de nuestras condiciones de vida está cambiando rápidamente y dando lugar a múltiples posibilidades de encuentros cosmopolitas. Sin embargo, esos encuentros son con frecuencia banales, y se caracterizan por los encantos de la cultura de consumo, que algunos pueden disfrutar y de los que otros quedan excluidos. El aprendizaje cosmopolita empieza reconociendo esta inequidad y desigualdad, y pretende poner de manifiesto las fuerzas mundiales que las causan. Por lo tanto, considera al cosmopolitismo como ordinario y orgánico, pero también abre la posibilidad de intervenciones políticas. Requiere que nuestras condiciones se interpreten de formas históricas, relacionales y reflexivas. Esto hace necesario que las experiencias cosmopolitas diarias, incluidas sus formas banales, consumistas

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS13

y elitistas, sean visibles, abiertas al escrutinio e interpretaciones opuestas, y conduzcan a diálogos al tiempo factuales y normativos.

Una vez que se da visibilidad a las experiencias cosmopolitas, el próximo paso es promover una práctica crítica y reflexiva, evitando el pensamiento binario derivado de un enfoque ético bueno/malo, y profundizando en las complejidades de las decisiones cotidianas en las que los distintos valores y los derechos de los distintos grupos entran en conflicto o se superponen, tanto dentro como fuera del ámbito nacional. Este intercambio deberá realizarse en forma de diálogos colectivos sin plazo definido, que brinden la oportunidad de debatir el cosmopolitismo en función de experiencias reales de las y los participantes, reflexionando sobre las complejidades inherentes a cada decisión, sin importar cuán trivial o profunda sea. En este sentido, es posible orientar esas experiencias del cosmopolitismo ordinario existente hacia un cosmopolitismo moralmente productivo, donde dicha moral es en sí misma algo que se negocia y no que se impone desde arriba como una forma de tecnología. En lugar de aprender sobre las culturas de manera abstracta, dicho enfoque podría abarcar un análisis del cruce entre los circuitos transnacionales de comunicación, los flujos de capital mundial y los intercambios entre las prácticas sociales locales y transnacionales, y las diversas consecuencias para las distintas personas y comunidades. De esa forma, un diálogo cosmopolita pedagógicamente productivo no necesita tener por finalidad alcanzar un consenso. Por el contrario, la importancia de entablar un debate profundo y escuchar las distintas posturas con respeto y una mente abierta deberá promoverse como una virtud en sí misma, tal como señaló Appiah (2006).

Lo ideal es que esos diálogos morales y culturales tengan lugar en el plano local, donde las preocupaciones de las comunidades locales son primordiales, y donde podría ser posible examinar cómo deberán interpretarse, frenarse y negociarse los discursos hegemónicos mundiales sobre los propósitos y la gobernanza de la educación. La globalización ha instaurado aspectos de la vida que ya no pueden dejarse de lado. No hay más vuelta atrás en lo que se refiere a las nuevas tecnologías, ni tampoco es sensato rechazar las oportunidades que han abierto. La movilidad mundial de personas, ideas y medios de comunicación ha producido grandes beneficios para la mayoría de las comunidades, aunque claramente de manera desigual e injusta. Por tanto, la globalización debe formularse de nuevas maneras que no estén condicionadas por el neoliberalismo, es decir fundamentada en preocupaciones morales e interculturales, y no moldeada únicamente por sus posibilidades económicas. Esto debe tener lugar en cada comunidad y en todos los planos, ya sea local, nacional o transnacional.

REFERENCIAS

Abouharb, R. y Cingranelli, D. 2007. Human Rights and Structural Adjustment. Cambridge, Cambridge University Press.

Appadurai, A. 1996. Modernity at Large: Cultural Dimensions of Globalization. Minneapolis, University of Minnesota Press.

Appiah, K. A. 2006. Cosmopolitanism: Ethics in a World of Strangers. Nueva York, W. W. Norton & Company.

Ball, S. 2008. The Education Debate. Bristol, Policy Press.

Bourdieu, P. 2003. Firing Back: against the Tyranny of the Market 2. Londres, Verso.

Brown, W. 2015. Undoing the Demos: Neoliberalism’s Stealth Revolution. Nueva York, Zone Books.

Castells, M. 2000. The Rise of the Network Society, 2a Ed. Oxford, Blackwell.

Crystal, D. 1997. English as a Global Language. Cambridge, Cambridge University Press.

Dicken, P. 2003. Global Shift: Reshaping the Global Economic Map in the 21st Century. Nueva York, Guildford Press.

Field, J. y Leicester, M. (eds). 2000. Lifelong Learning: Education Across the Lifespan. Londres y Nueva York, Routledge/Falmer.

Foray, D y Lundvall, B. 1996. The knowledge-based economy: from the economics of knowledge to the learning economy. Employment and Growth in the Knowledge-Based Economy. París, OCDE.

Friedman, T. 1999. The Lexus and the Olive Tree. Nueva York, Farrar Straus Giroux.

Fukuyama, F. 1992. The End of History and the Last Man. Nueva York, Free Press.

Held, D. y McGrew, A. (eds). 2000. The Global Transformation Reader: An Introduction to the Globalization Debate, 2a Ed. Cambridge, Polity Press.

INVESTIGACIÓN Y PROSPECTIVA EN EDUCACIÓN • DOCUMENTOS TEMÁTICOS14

MacIntyre, A. 1981. After Virtue: A Study of Moral Theory. Londres, Duckworth.

Mundy, K., Green, A., Lingard, B. y Verger, A. (eds). 2016. Global Education Policy. Oxford, Wiley Black.

OCDE. 1996. The Knowledge Economy. París, OCDE.

OCDE. 2013. Education Indicators in Focus 18. París, OCDE.

Paul, J. 2002. University and the knowledge-based economy. J. Enders y O. Fulton (eds), Higher Education in a Globalizing World. Dordrecht, Kluwer Academic Publishers.

Peck, J. y Tickle, A. 2002. Neoliberalizing space. Antipode, Vol. 34, No. 3, pp. 380-404.

Rizvi, F. 2008. Education and its cosmopolitan possibilities. B. Lingard, J. Nixon y S. Ranson (eds), Transforming learning in schools and communities: the remaking of education for a cosmopolitan society. Londres y Nueva York, Continuum.

Rizvi, F. y Lingard, B. 2010. Globalizing Education Policy. Londres, Routledge.

Sachs, J. 2016. Sustainable development: a new kind of globalization. The Boston Globe. https://www.bostonglobe.com/opinion/2016/07/18/sustainable-development-new-kind-globalization/8n33gJUKfUVDyMUD3J5iJK/story.html (Consultado el 25 de enero de 2017.)

Smith, M. P. 2001. Transnational Urbanism: Locating Globalization. Oxford, Blackwell Publishers.

Steger, M. 2003. Globalization: A Very Short Introduction. Oxford, Oxford University Press.

Stiglitz, J. 2003. Globalization and its Discontents. Nueva York, Norton.

Taylor, C. 2004. Modern Social Imaginaries. Durham, Duke University Press.

UNESCO. 2015a. Educación 2030: Declaración de Incheon y Marco de Acción: hacia una educación inclusiva y equitativa de calidad y un aprendizaje a lo largo de la vida para todos. París, UNESCO.

UNESCO. 2015b. Replantear la educación ¿Hacia un bien común mundial? París, UNESCO.

Urry, J. 2007. Mobilities. Malden Mass., Polity Press.

Verger, A. y Fontdevila, C. 2016. The Privatization of Education: A Political Economy and Global Education Reform. Nueva York, Columbia University Press.

Zhao, Y. 2009. Catching Up or Leading the Way: American Education in the Age of Globalization. Alexandra Va., ASCD Press.

La Serie de Documentos de Investigación y Prospectiva en Educación – Documentos Temáticos genera y difunde hallazgos derivados de trabajos en curso, o que han sido completados recientemente, con el fin de promover intercambios de ideas acerca de la educación y el desarrollo en un mundo caracterizado por la incertidumbre, la complejidad y la contradicción. El propósito de la serie es acopiar contribuciones que puedan iluminar los actuales debates sobre política educativa y sus desafíos, y ponerlas a disposición para una mayor discusión y para trabajos posteriores. La serie tiene por objeto también informar a un público amplio, en particular a las personas responsables de la formulación de políticas y la toma de decisiones, las y los académicos, activistas y profesionales, sobre los conceptos y principios que guían las políticas educativas mundiales, así como los ámbitos prioritarios de la Agenda de Educación 2030. Los artículos llevan el nombre de las personas de su autoría y no reflejan, necesariamente, la opinión o visión de la UNESCO y sus organizaciones afiliadas, o las de los gobiernos que representa.

Para citar el artículo:

Rizvi, F. 2017. La globalización y el imaginario neoliberal de la reforma de la educación. Investigación y Prospectiva en Educación, No. 20. París, UNESCO. https://es.unesco.org/node/262744