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Una luz en el Islam de Marruecos Las negociaciones para la construcción de una gran mezquita en la plaza de toros Monumental de Barcelona parecen estar avanzadas. Según información publicada por varios diarios nacionales, la familia Balañá, propietaria de la plaza de toros, estaría negociando su venta con el emir de Qatar, quien habría ofrecido la escalofriante cifra de 2.200 millones de euros por su compra y reconversión, más permisos y licencias pertinentes El auge de la extrema derecha y el papel que deben jugar los musulmanes en el panorama político europeo La misión de los musulmanes de Europa Ibn Abbad de Ronda Bienvenido sea el mes que nos purifica De Jaime a don Jaime Un silencio rodea la figura del jefe. Sin embargo, es imprescindible en todas las esferas de la vida: la familia, la amistad, la empresa mercantil o industrial, la política Ramadán es bien todo él: el ayuno del día y la oración de sus noches. Dar en él es como dar en el camino de Allah PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LA COMUNIDAD ISLÁMICA EN ESPAÑA · www.islamhoy.com · EJEMPLAR GRATUITO · JUL/ AGO 2014 · Nº 33 · AÑO VI ▶3 2 ▶ 10 ▶5 ▶ 15 ▶ 8 y 9 Un gobierno sin Estado y sin impuestos opresivos es posible La mezquita de Barcelona podría construirse en La Monumental

ISLAM HOY no. 33, julio – agosto 2014

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Trigésima tercera edición del periódico ISLAM HOY.

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Ramadán 1435 /Julio 2014 ISLAM HOY 1

Una luz en el Islam de Marruecos

Las negociaciones para la construcción de una gran mezquita en la plaza de toros Monumental de Barcelona parecen estar avanzadas. Según información publicada por varios diarios nacionales, la familia Balañá, propietaria de la plaza de toros, estaría negociando su venta con el emir de Qatar, quien habría ofrecido la escalofriante cifra de 2.200 millones de euros por su compra y reconversión, más permisos y licencias pertinentes

El auge de la extrema derecha y el papel que deben jugar los musulmanes en el panorama político europeo

La misión de los musulmanes de Europa

Ibn Abbad de Ronda

Bienvenido sea el mesque nos purifica

De Jaime a don JaimeUn silencio rodea la figura del jefe. Sin embargo, es imprescindible en todas las esferas de la vida: la familia, la amistad, la empresa mercantil o industrial, la política

Ramadán es bien todo él: el ayuno del día y la oración de sus noches. Dar en él es como dar en el camino de Allah

PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LA COMUNIDAD ISLÁMICA EN ESPAÑA · www.islamhoy.com · EJEMPLAR GRATUITO · JUL/ AGO 2014 · Nº 33 · AÑO VI

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Un gobierno sin Estado y sin impuestos opresivos es posible

La mezquita de Barcelona podría construirse en La Monumental

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Ramadán 1435 /Julio 2014 ISLAM HOY2

l reciente advenimiento de un nuevo partido político ha cau-sado todo tipo de reacciones en

la arena política española. Siguiendo la estela de otros movimientos, como el de Pepe Grillo en Italia, Pablo Iglesias y su partido, Podemos (la mención del líder delante del partido no es casual, sino consciente, dado que usaron su imagen como logo de la campaña), ha reunido el descontento justificado de un sector de la sociedad y lo ha mez-clado con una retórica de izquierdas para crear un cóctel explosivo. Cóctel que, en contacto con la también pa-tente escalada de los partidos de ultra-derecha en Europa, puede causar una reacción química peligrosa.

Lo cierto es que ni en el discurso, ni en la forma de presentarlo ni en la simbología usada Podemos ha creado

nada nuevo. Se ha nutrido de otros movimientos clásicos (valga la con-tradicción) de izquierda y antisistema, para, haciendo un muy buen uso de la comunicación y de cierta demagogia para ganar el apoyo, mayoritariamen-te, de los “indignados”, convertirse en el movimiento político del desconten-to popular.

Dado que Podemos no es nada nuevo (en cuanto a esencia), corre los mismos peligros que toda izquierda, la radicalización de su discurso y entro-nización de su líder, ejemplo repetido durante la historia (Stalin, Lenin, Mao, Chávez). Además, el nombre de la or-ganización es una película con final abierto.

¿Podemos?, pero ¿qué es lo que podemos? ¿Podremos cuestionar los principios sobre los que se basa el sis-tema en el que funcionamos, es decir, democracia, bancos (usura) y progre-so (evolución)? ¿O tendremos que se-guir aceptando estos postulados como verdades religiosas?

Redacción

E

s común ver reducidos los con-flictos de Oriente Medio en los medios de comunicación oc-

cidentales (tanto mainstream como alternativos) a una simplista explica-ción de ser un inmemorable enfren-tamiento entre musulmanes (que ellos definen como sunníes) y shías. La rea-lidad es que todo esto es algo mucho más complejo y que poco tiene que ver con esta visión, aunque en ciertos mo-mentos muy particulares sí pueda ser cierto.

Tomemos por ejemplo Iraq, donde tropas contrarias al régimen estableci-do por los EE. UU. se han apoderado de una gran parte del territorio del país. Cuando leemos estas noticias se nos dice que un grupo rebelde ex-tremista sunní se ha rebelado contra el Gobierno apoyado por Irán (en

consecuencia shía). Reducir esto a una simple cuestión ideológica no hace sino demostrar la ignorancia, o pre-tendida ignorancia, de estos medios.

En Iraq hay muchos factores en juego: supremacías tribales, control del territorio, animosidad contra todo lo que tenga que ver con los EE. UU., ganancias económicas, control sobre el petróleo y el carácter de una gente a la que, en gran medida, des-conocemos. También hay una histo-ria de estabilidad en este territorio previa a que Occidente lo tomase y lo dividiese en naciones-Estado.

Conociendo todo esto, y otros intereses geopolíticos en la región, reducir en los medios de comunica-ción el conflicto a un enfrentamiento sectario, como se tiende a hacer (y a pesar de que en ciertos momentos esto sí pueda ser una factor de peso), es poco menos que una falta de res-peto para con las gentes que sufren estos conflictos y con los lectores de estos medios.

Podemos,pero ¿qué podemos?

Iraq y Oriente Mediono son un conflicto sectarioRedacción

E

ecientemente, un artícu-lo publicado por la CNN (14/6/2014, en su página

web) hacía referencia al proyecto de ley por la que se concederá la nacionalidad a los judíos sefardíes que puedan demostrar de algún modo (bastante vago) que sus an-tepasados vivieron en España. Lo curioso es que el artículo en cues-tión mencionaba el terrible agra-vio causado a los sefardíes con su expulsión por los Reyes Católicos y ensalzaba la voluntad de los po-líticos españoles de enmendar este “error histórico”, pero en ningún momento mencionaba a los an-dalusíes musulmanes que fueron expulsados.

En otro artículo publicado por EL PAÍS (23/6/2014, en su página web), la autora menciona que ni el Gobierno ni las mismas comu-nidades judías saben cuánta gente podría solicitar la nacionalidad.

Es también curiosa la pericia que desvela la escritora para evi-tar mencionar a los andalusíes musulmanes.

El Gobierno ha esbozado un proyecto de ley al que le falta para que ésta sea definitiva la aproba-ción del Senado. Dada la escasa co-bertura mediática que este asunto está recibiendo (a pesar de los artí-culos citados) es probable que pase sin pena ni gloria por esta Cámara y que en breve sea ratificada.

La pregunta es: ¿bajo qué están-dar funciona el Gobierno de este país que se puede permitir crear una ley como esta en la que ignora a los andalusíes musulmanes, los cuales tienen el mismo derecho, si no más que los sefardíes, a ser sujetos de una “reparación históri-ca”? Y dado que este es el caso, ¿no estará aplicando este doble patrón a muchas otras cuestiones de vital importancia?

No deja de ser llamativo tam-bién que los medios de comuni-cación ignoren casi por completo una realidad histórica tan obvia coma esta.

Los andalusíes musulmanes no fueron expulsadosRedacción

R

as negociaciones para la cons-trucción de una gran mez-quita en la plaza de toros

Monumental de Barcelona parecen estar avanzadas. Según información publicada por varios diarios naciona-les, la familia Balañá, propietaria de la plaza de toros, estaría negociando su venta con el emir de Qatar, quien ha-bría ofrecido la escalofriante cifra de 2.200 millones de euros por su com-pra y reconversión, más permisos y licencias pertinentes.

Aunque el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, ha desmentido tener información sobre el proyecto, se ha manifestado diciendo que “sería ló-gico que en Barcelona hubiera una mezquita”. La ciudad de Barcelona es una de las pocas grandes ciudades de Europa que no tiene mezquita. Barcelona cuenta con más de 290.000 musulmanes y roza los 500.000 en toda Cataluña. Con esta población se entiende la afirmación y la necesidad

a la que hace referencia el alcalde. Esta necesidad latente ya fue mani-festada en su día por asociaciones y responsables de la comunidad mu-sulmana, haciéndose patente en 2004 con las negociaciones con el entonces alcalde de Barcelona, Joan Clos, para la construcción de una mezquita en la plaza de toros de Las Arenas.

El proyecto de reconversión de La Monumental en mezqui-ta central de Barcelona sería reali-zado por la sociedad empresarial alemana formada por  KSP Engel, Zimmermann Architekten, Krebs y Kiefer International, y se convertiría en la tercera mezquita más grande del mundo y la primera de Europa. La estructura del edificio deberá conser-varse al estar considerado Patrimonio Histórico. El plazo estimado para la construcción de la mezquita sería de cinco años –con inauguración y aper-tura para el 2020–. Tendría capacidad para 40.000 personas y un gran mi-narete de hasta 300 metros de altura, además se conoce que contaría con sala de conferencias, museo, institu-tos de investigación, escuela coránica, restaurantes y tiendas.

Redacción

L

La mezquita de Barcelona podría construirseen La Monumental

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Ramadán 1435 /Julio 2014 ISLAM HOY 3

esde hace más de diez años, miembros de la EMU, European

Muslim Union, intentamos analizar las diferentes facetas del Islam en Europa. Es indudable que la presencia hoy en día de musulmanes europeos muestra con claridad que el Islam no es un fenómeno que representa algo “extranjero”. Durante años, el Islam ha dejado huellas en la historia de Europa. A esto se une, por supuesto, el legado histórico de los musulmanes del sureste y del este de Europa, de Sicilia y de Andalucía. Se puede afirmar que, sin un es-tudio de la presencia del Islam en Al-Ándalus a través de los siglos, la imagen del Islam en Europa no se comprendería en absoluto. Sin conocimientos claros de la historia del Islam, nos resulta también muy difícil frenar la influencia destructiva de ideólogos y fanáticos musul-manes sobre la imagen de los musulmanes.

Del mismo modo, es ne-cesario recordar a los pensa-dores y filósofos de Oriente y Occidente y su relación con el Islam en Europa para compren-der en profundidad la forma de vida islámica. Muchos filósofos europeos vieron en el fenóme-no de la Unicidad de Dios, que también es fundamental en el Islam, una posibilidad fascinan-te de reconciliar pensamiento y religión. En febrero de 2013, por poner un ejemplo, duran-te un seminario en Weimar se examinó detalladamente esta relación polifacética en la obra de Johann Wolfgang von Goethe. Goethe escribió la co-nocida frase: “Si el Islam signifi-ca sumisión a Dios, en el Islam vivimos y morimos todos”.

Más adelante, nos propu-simos exponer la obra de Ibn Jaldún dentro de un contexto europeo. El historiador Arnold Toynbee ve en él a uno de “los más brillantes y perspicaces es-píritus, y a uno de los mejores historiadores que nos ha dado la Humanidad”.

Ibn Jaldún no fue sólo un historiador, sino que también fue un letrado excelente y un defensor convencido del sufis-mo. Como pasa con todas las grandes personalidades y pen-sadores del pasado, la obra de Ibn Jaldún impresiona por su

notable actualidad. Me gustaría analizar de forma breve algunas ideas centrales de Ibn Jaldún, en la interpretación de la situa-ción de Europa y también de la realidad de los musulmanes en Europa.

Lo primero que nos llama la atención de Ibn Jaldún es su famosa tesis que trata del in-evitable auge y declive de todas las civilizaciones, y más concre-tamente sobre la cuestión de Europa. ¿En qué situación se encuentra Europa hoy en día?

Algunos pesimistas hablan ya de la decadencia de la cul-tura europea, en favor de una cultura mundial vacía; temen la extranjerización y los con-tinuos problemas de inmigra-ción. Se habla de la crisis del cristianismo, o incluso de una lucha inminente entre las cul-turas “de casa” y las “extran-jeras”, dentro de las fronteras europeas. Esta nueva forma de pesimismo se acrecienta con la precaria situación económica en la que nos encontramos en estos años de crisis financie-ra. Es precisamente la cultura inflacionaria que se practica en toda Europa, y que obliga a que cada vez circulen ma-yores cantidades de dinero, la que produce el aumento de las preocupaciones de cualquier pensador. Y ciertamente, se-gún estudiamos la obra de Ibn Jaldún, el lujo, el consumo y las deudas son signos claros de una civilización en declive. La idea salvadora del crecimiento ilimitado, que en Europa sigue siendo determinante, no sería aprobada por el sentido común económico de Ibn Jaldún.

Una consecuencia preocu-pante de esta crisis espiritual y del fortalecimiento del nuevo pesimismo en Europa puede verse en el fortalecimiento de partidos políticos nacionalistas y de derechas, sólo hay que re-cordar los resultados de los co-micios europeos de 2014. Estos partidos proponen evitar el declive cultural y la pérdida de identidad de Europa reactivan-do las ideas nacionalistas. El ejemplo del partido fascistoi-de Front National en Francia muestra la tendencia, sustituir el antiguo antisemitismo por una nueva islamofobia y clasi-ficar a los musulmanes como extranjeros carentes de dere-chos civiles.

El lema de los nuevos nacionalistas es simplista: “¡Nosotros somos europeos porque ellos no lo son!”. Al nuevo movimiento de dere-chas o nacionalista le resulta

claramente más fácil definir al enemigo, al adversario, que ver el contenido positivo de una nueva cultura europea. No tie-nen ninguna cultura renovada que ofrecer. Infame es también el intento de tratar incluso a los musulmanes nacidos en Europa como no europeos y negarles los derechos civiles que todo europeo adquiere desde su nacimiento. Además, en el ámbito económico, este nuevo populismo “de dere-chas” tampoco propone nin-gún concepto, como el de una nueva “economía nacional”, que pueda existir bajo las con-diciones globales de los merca-dos financieros.

Este movimiento sirve también, lo queramos o no los musulmanes, para incre-mentar la visión negativa de muchos europeos con respecto al Islam. En Alemania, según un estudio de la Universidad de Leipzig, el 56% de la po-blación está en contra de una nueva inmigración procedente de los países islámicos. Bien es verdad que la plaga del antise-mitismo retrocede también en Alemania, pero a costa de una nueva imagen del enemigo, especialmente a expensas de un creciente rechazo al Islam. Como musulmanes nos debe preocupar el hecho de que hay posiciones en contra del Islam dentro de la sociedad. El anti-guo presidente de la República Alemana, Christian Wulff, que tuvo que dimitir tras 598 días en el cargo, cuenta en sus memorias cómo su declara-ción “El Islam forma parte de Alemania” le trajo enemistades y oposición.

Como musulmanes debe-mos velar porque en Europa se establezca un nuevo optimis-mo, así que fijémonos en los otros, los que tienen un punto

de vista optimista.La cuestión sobre cómo se

relaciona Europa con el Islam tiene un significado decisivo para el carácter de la Europa futura. Naturalmente somos nosotros, los musulmanes eu-ropeos, los que estamos lla-mados a tomar parte de for-ma activa en este debate que se produce en nuestra propia casa. Como musulmanes, que por naturaleza buscamos el camino intermedio, nos opo-nemos tanto a los modelos de nacionalismos provincianos como a un centralismo de Estado mundial. En cambio, para nosotros es enormemente importante la unión social de todos los pueblos a nivel local.

En la obra de Ibn Jaldún encontramos otro pensamien-to clave: la asabiyya. Este tér-mino, como sucede con mu-chos otros de la terminología del Islam, no se puede tradu-cir de manera concisa en nin-gún idioma europeo. Se trata de dar nombre a un nexo de unión social, el denominador común entre los hombres que representa su naturaleza políti-ca actual y su estatus. Requiere siempre de una decisión libre sobre los asuntos económicos, políticos, sociales y culturales, que hacen posible actuar con-juntamente. Ibn Jaldún mues-tra con este término su oposi-ción al puro individualismo, que, según su criterio, no se corresponde con la naturaleza política y social del hombre.

Según Ibn Jaldún, la for-ma más elevada de asabiyya es la asabiyya motivada por la “religión”. Va más allá del pensamiento tribal provincia-no. Desde un punto de vista islámico, esta forma elevada de asabiyya no tiene nada que ver ni con el nacionalismo ni con la dominación de una

determinada cultura.Por supuesto, puedo ser

español, inglés o alemán y mu-sulmán al mismo tiempo. Por desgracia, existe actualmente en Europa una falsa impresión, ya que todavía hay muchas or-ganizaciones anticuadas que se constituyen sobre una base de limitación étnica y formación de guetos.

Por el contrario, se puede definir a los musulmanes eu-ropeos como europeos que ha-blan los diferentes idiomas de Europa y que quieren hacer su aportación social, económica y cultural. Un nexo de unión importante para nuestras co-munidades sería la recauda-ción correcta del Zakat, y no la procedencia o la etnia.

Está claro que sólo cuando podamos dar a conocer las di-ferentes aportaciones del Islam en los ámbitos social y econó-mico, podremos asumir un papel positivo y determinante. Todavía muchos europeos no ven la contribución civiliza-dora que tiene Islam, que se muestra en la exigencia de un mercado libre, un comercio global y justo, el derecho eco-nómico y los awqaf. Y, como se muestra también en el pensa-miento de Ibn Jaldún, el pen-samiento islámico continúa con la búsqueda europea hacia la unidad del ser y hacia el en-tendimiento de los procesos de la vida. Y en esta disposición de la verdadera y constructiva temática del Islam es donde la EMU tiene, sin duda, un papel importantísimo.

Abu Bakr Rieger es aboga-do y editor del periódico ale-mán Islamische Zeitung. Desde hace 10 años es el presidente de la EMU, European Muslim Union.

Abu Bakr RiegerStralsund, Alemania

La misión de los musulmanesde Europa

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Conferencia de la EMU en Sevilla.

¿Qué nos enseña la obra de Ibn Jaldún?

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Ramadán 1435 /Julio 2014 ISLAM HOY4

“Deja su comida y su bebida y su apetito por Mi causa. El ayuno es para Mí y Yo recompenso por él, y la buena acción (vale) por diez

como ella”.

Hadiz Qudsi

EDITORIAL

Ramadán es un tiempo reservado para la reflexión y el análisis de lo que cada uno está haciendo en su vida, qué errores estamos cometiendo y cómo poner nues-tras acciones en un buen rumbo. Es un mes de adora-ción donde Allah nos pone a prueba con la paciencia, con el control de los apetitos y con el cambio de la ru-tina diaria que realizamos a lo largo del año.

El mes de Ramadán tiene multitud de secretos es-condidos que van más allá de nuestra razón. Uno de ellos es la forma tan clara con la que se pueden percibir ciertos aspectos de nuestra sociedad. Así, en las últi-mas semanas hemos sido testigos de las reformas eco-nómicas que el Gobierno ha puesto en marcha, que en definitiva no son más que una reordenación del abo-minable sistema impositivo. Los impuestos están en los titulares de cabecera de todos los medios de comu-nicación, y hemos querido desde ISLAM HOY aportar nuestro punto de vista.

“Barcelona necesita una gran mezquita”. Esta frase, de la que nuestra publicación se ha hecho eco en el pa-sado, parece que ha tomado fuerza en las últimas sema-nas con la noticia de la construcción de una gran mez-quita en la Plaza de toros Monumental de Barcelona. Es una buena noticia, y a los políticos, que ya aparecen como voces discordantes, quiero recordarles que hace muy poco estaban dispuestos a modificar todo tipo de leyes, incluso contra la salud pública, para facilitar el establecimiento de un megacentro recreativo de juego al modelo de Las Vegas. No les pido que se salten la ley, como pretendían hacer en el caso mencionado, sólo que se ajusten al derecho y que, si el proyecto cumple con las normativas que rigen las ordenanzas municipa-les, no pongan trabas.

Comienza el mes de Ramadán, un mes de purifica-ción, cargado de actividad y de noticias apasionantes para los musulmanes. El camino no será fácil, pero si mantenemos una intención correcta por Allah, el éxito está garantizado. Y sólo Él conoce la sinceridad en los corazones y sólo a Él tendremos que rendir cuentas.

Assalamu aleikum

Malik A. Ruiz Director

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GLOSARIO Asar: la oración de media tarde. Da nombre también a la azora 103 del Corán.‘Alim. pl.: ‘Ulamá: Un erudito, especialmente de las ciencias del Islam.Awliya: Persona cercana a Allah.Baraka: La bendición que emana de una persona o lugar determinado.Dawa: Lit.: Llamada. Acto de llamar a la gente al Islam.Dhikr: Recuerdo y, en consecuencia, invocación de Allah.Dhimma: obligación o contrato. En particular, tratado de protección para los no musulmanes establecidos en territorio musulmán.Din: La transacción vital, lit. la deuda entre dos partes, en este caso entre el Creador y el creado. Dua: Pedir a Allah.Dhuhr: la oración del mediodía que consta de cuatro rak‘ats.Emir: Persona de autoridad.Faqih. pl. fuqahá: Hombre que tiene conocimiento del fiqh en virtud del cual puede emitir juicios legales.Faqir: pl.: Fuqará. Lit.: Pobre. El que sabe que está necesitado y dependiente de Allah, el Rico y Autosuficiente. Faŷar: amanecer, alba. Oración del amanecer.Fiqh: la ciencia de la aplicación de la Shari’a. Al experto en fiqh se le llama faqih.Futuwa: Cortesía espiritual que se manifiesta en el buen comportamiento.Hadiz: Transmisión de las palabras del Profeta, a quien Allah bendiga y conceda paz. Halal: Lo permitido por la Shariah. ‘Id. pl.: A’yad: Celebración para los musulmanes; existen dos al año, una tras el final del Ramadán y la otra tras el final del Hayy.Iman: Creencia islámica.Isha: la oración de la noche.Jutba: discurso; en particular el que pronuncia de pie el Imam el viernes antes de la oración.Magrib: oración de la puesta de sol. El Magreb también designa los territorios musulmanes del noroeste de Africa y es el nombre árabe de Marruecos.Nafs: “el ser, el yo”. Normalmente designa al ser inferior, ya sea el ser que indica el mal o el ser censurador. Según Ibn al Arabi, el nafs es lo que está producido por los atributos del esclavo.Rakat: Una de las partes en las que se divide la oración.Ramadan: Noveno mes del año lunar, durante el cual se debe observar ayuno desde el amanecer hasta el ocaso.Salat. Pl.: salawat: Oración. Cada una de las cinco oraciones obligatorias del musulmán. Segundo pilar del Islam.Shahada: Atestiguar; afirmar que no hay más divinidad que Allah y que Muhammad es el Mensajero de Allah.Sheij. pl.: Shuŷuj. Título de respeto en virtud de la edad o condición social. En el sufismo, el maestro espiritual que te guía desde el conocimiento de tu “yo” al conocimiento de tu Señor. Tasawwuf: Cincia del sufismo.Táriqa: El camino, la vía, el sendero. Es salir del lugar seguro para ir hacía la búsqueda. En esta forma se refiere a las cofradías sufíes.Ummah: Comunidad de seguidores del profeta Muhammad.Waqf.pl.: Awqaf Poner el cuerpo de una propiedad fuera de nuestro dominio para traspasarlo hasta el Día del Juicio a la Propiedad de Allah, dedicando su usufructo en beneficio de otros.Wudu: Ablución y purificación obligatoria para la oración.Yízya: impuesto de protección pagadero por los no musulmanes, como tributo, a un gobernante musulmán; tradicionalmente eran 4 dinares o 40 dirhams al año.Yumua: Oración en grupo que se realiza en la mezquita los viernes.Zakat: Impuesto sobre la riqueza, uno de los cinco pilares fundamentales del Islam.

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Ramadán 1435 /Julio 2014 ISLAM HOY 5

e ha transmitido de ‘Umar, que Allah esté complacido con él,

que cuando entraba el mes de Ramadán, solía decir: «Bienvenido sea nuestro puri-ficador, pues Ramadán es bien todo él: el ayuno del día y la oración de sus noches. Dar en él es como dar en el camino de Allah».

El mes de Ramadán posee dos aspectos que se comple-mentan y definen su carácter exclusivo: uno es el ayuno diur-no y el otro la oración nocturna.

El ayuno del día consiste, como todo musulmán sabe, en abstenerse de comer, beber y mantener relaciones sexuales desde el despuntar el alba hasta la puesta del sol. Esto Allah lo ha hecho obligatorio, a partir de la pubertad, para todo mu-sulmán, varón o hembra, que pueda físicamente llevarlo a cabo. Como una extensión de este ayuno, se incluye también el ayuno de la vista, el oído y la lengua, que consiste obviamen-te en tener cuidado con lo que miras, lo que escuchas y lo que hablas. Esto no tiene el carácter obligatorio de lo primero, en el sentido de que el lapsus en ello es una probabilidad considera-ble y es más difícil de controlar; de hecho, el Zakat al-Fitr, que se paga al final de Ramadán, sir-ve para compensar los deslices en este sentido. Sin embargo, su importancia es de enorme transcendencia, baste con re-cordar el conocido hadiz en el que el Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz, le dice a Mu’adh que guarde su lengua y, ante su extrañeza, le responde: «¿Acaso hay algo que arroje a la gente de cara al Fuego sino lo que cosechan sus len-guas?». Y afecta necesariamente a los pensamientos, por lo que el ayunante ha de procurar evi-tar malos pensamientos sobre los demás o sobre sí mismo y tener la mejor opinión de Allah

y de Su creación, ayunando de todo lo que lo distraiga de Allah y Su recuerdo.

El otro aspecto es la oración nocturna. La oración nocturna, que es esencial en Ramadán, no tiene el carácter obligatorio del ayuno, pero es una sunna esta-blecida que completa el sentido del ayuno diurno.

Lo que ahora conocemos como tarawih, que alude al des-canso que se hace cada cuatro rak’ats, y cuya raíz es la misma que la de ruh, ‘espíritu’, fue esta-blecido por ‘Umar Ibn al-Jattab, que Allah esté complacido con él.

Dijo ‘Aisha, que Allah esté complacido con ella, que el Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, salió al princi-pio del seno de la noche en Ramadán y rezó en la mezqui-ta, y la gente rezó siguiendo su oración. Por la mañana, la gente habló de ello, y la noche siguien-te se multiplicó el número de gente; y rezó, y rezaron siguien-do su oración. Cuando llegó la tercera noche, la gente era tan-ta que no cabía en la mezquita, pero no salió ante ellos hasta la oración de la aurora. Y cuando hubo rezado la oración de la au-rora se volvió a los presentes y dijo: «No se me esconde lo que os pasó esta noche, pero temí imponeros la oración de la no-che y que no pudierais».

Y de ‘Aisha también, que Allah esté complacido con ella, que el Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, los estimu-laba a hacer oración nocturna en Ramadán sin imponérselo, y cuando el Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz, murió, el asunto continuó sin cambios durante el califato de Abu Bakr y al principio del califato de ‘Umar, hasta que ‘Umar Ibn al-Jattab los reu-nió detrás de Ubayy Ibn Ka’b,

que Allah esté complacido con ambos.

Dice Abul-Laiz as-Samar-qandi: «Me relató mi padre, con su cadena de transmisión, de ‘Ali Ibn Abi Talib, que Allah esté complacido con él, que dijo: “‘Umar Ibn al-Jattab no hizo sino tomar este tarawih de un relato que oyó de mí”. Dijeron: “¿Y cuál es, emir de los creyentes?”. Dijo: “Escuché al Mensajero de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz, de-cir: ‘En verdad Allah, sea ensal-zado, tiene alrededor del Trono un lugar llamado el Recinto de la pureza, que es de luz, en él hay ángeles cuyo número no conoce sino Allah. Ellos adoran a Allah, sea honrado y enal-tecido, sin parar un instante, y cuando llegan las noches de Ramadan, le piden permiso a su Señor para bajar a la Tierra y rezar con los hijos de Adam. Entonces bajan cada noche a la Tierra y todo el que los toca o es tocado por ellos es feliz con una felicidad tras la cual nunca será desgraciado’.

Y dijo ‘Umar, que Allah esté complacido con él, en ese momento: “Nosotros tenemos más derecho a eso”. Y reunió a la gente para el tarawih y lo estableció».

Y se ha transmitido de ‘Ali Ibn Abi Talib, que Allah esté complacido con él, que salió una noche de Ramadán y oyó la recitación en las mezquitas y vio los candiles encendidos en las mezquitas y dijo: «¡Que Allah ilumine la tumba de ‘Umar como ha iluminado nuestras mezquitas con el Corán!».

Y se ha transmitido algo si-milar de ‘Uzmán Ibn ‘Affán, que Allah esté complacido con él.

Dice el Shaij Ahmad Ibn ‘Atáillah en sus Hikam: «Él ha hecho la morada de la Otra Vida como lugar de la recompensa

de Sus siervos porque esta mo-rada no contiene lo que quie-re darles y porque los tiene en demasiada estima como para recompensarlos en una morada en la que no hay permanencia».

El ayuno de Ramadán con su oración nocturna es una evi-dencia de esta sabia y hermosa afirmación del gran maestro. La paciencia que exige el ayuno durante el día, que externamen-te implica cerrar ventanas que normalmente están abiertas, a veces de par en par, y la ora-ción nocturna, que viene justo cuando el nafs desea expansión tras la constricción del día, es-conden esa recompensa que no cabe en este mundo y que no queda interrumpida, como to-dos los placeres de este mundo.

El deseo de expansión es genuino y es en realidad el de-seo primordial por el bienestar completo y el placer máximo. La enseñanza de Ramadán es que si bien una parte, o un anticipo, podríamos decir, de ese bienestar total y felicidad duradera, se puede degustar y atisbar en este mundo, como el placer de romper el ayuno y el gusto por estar relajado después disfrutando de la compañía de los cercanos, la realidad no deja de ser que la recompensa que es interesante, la que de verdad busca el inteligente, no cabe en este mundo y por supuesto no dura. De manera que el rigor de Ramadán no es sino para abrir una puerta a los aspectos sutiles de esta vida, que son aquellos que se perfeccionan y perduran en la próxima vida.

Se ha dicho en una transmi-sión antigua: «Si esta vida fuera de oro efímero y la otra vida de oropel permanente, el inteligen-te elegiría lo que permanece so-bre lo que se extingue».

Pero el caso es que la otra vida es, en realidad, el oro que

permanece, mientras que esta vida es el oropel que se extin-gue. Y más aún que eso, como dijo el Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz: «Dice Allah, sea ensalzado: “He preparado para Mis siervos rectos lo que ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado ni el cora-zón de ningún ser humano ha podido concebir”». Y luego recitó: «Y no sabe nadie lo que le está reservado de frescura de ojos como recompensa por lo que hicieron» (Sura de la Postración, aleya 17).

También se dice en otra transmisión del Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, que Ramadán es el mes de la pa-ciencia, y la recompensa de la paciencia es el Jardín. Por eso tenemos que ver el asunto des-de esta perspectiva: si Allah ha hecho obligatorio ayunar el mes de Ramadán es porque ha he-cho obligatorio para nosotros el Jardín. ¡Qué buenas noticias!

Transmitió Abu Huraira, que Allah esté complacido con él, del Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, que dijo: «Allah, sea ensalzado, dice: “Toda buena acción que hace el hijo de Adam, se le multipli-ca desde diez hasta setecientas veces, pero el ayuno Me perte-nece y Yo recompenso por él. Deja su apetito y su comida y su bebida por Mí. El ayuno es un escudo y el ayunante tiene dos alegrías: una alegría en el momento de romper el ayu-no y otra cuando se encuen-tre con su Señor el Día del Levantamiento”».

Abdel Ghani Melara es filó-logo y autor de una de las tra-ducciones del Corán en lengua española más reconocidas y aceptadas a nivel mundial. Ha traducido numerosas obras entre las que cabe mencionar: Al Muwatta, de Imam Malik; Ash-Shifa y Qawaid Al Islam, de Qadi Iyad; Mujtasar, de Al Bujari; Tanbih al Ghafilin, de Abu Laiz As Samarqandi; el Diwán, de Shaij Muhmmad Ibn Al Habib, etc., además de artí-culos y conferencias sobre dis-tintos aspectos del Islam.

Abdel Ghani MelaraGranada Bienvenido sea el mes

que nos purificaS

Fotografía de La Alhambra con la luna creciente.

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Ramadán 1435 /Julio 2014 ISLAM HOY6

a vida en las ciudades y las muchas ocupacio-nes han llevado a las

comunidades de musulmanes a hacer uso de hojas y progra-mas de horarios que marcan el momento de los salawat. En ellos se ha hecho coinci-dir, con mayor o menor for-tuna, dos ámbitos que fueron familiares desde la antigüe-dad postclásica: el Fiqh y la astronomía. Como es sabido, la creencia fomentó el cono-cimiento científico –particu-larmente las matemáticas y la astronomía– en una relación sana difícil de reconocer hoy.

El Fiqh y su interpretación

En el Fiqh –nos centramos aquí en el máliki– la entrada de los momentos del salat está bien precisada:

-) Fayar: momento en que comienza a ser perceptible en el ambiente el primer signo de luminosidad por la auro-ra, y termina poco antes del amanecer.

-) Duhur: momento inme-diatamente posterior al que está señalado por tener los ob-jetos verticalmente colocados su sombra mínima en el día.

-) Asar: momento en que la sombra de los objetos vertical-mente colocados mide igual que la sombra mínima más la longitud del objeto.

-) Magrib: momento en el que se oculta por el horizonte la corona solar, aunque perdu-ren los efectos luminosos de sus rayos en el entorno.

-) Isha: momento en el que desaparece todo vestigio de la luz solar del crespúsculo.

La interpretación matemática

El principal problema al interpretar matemáticamente el Fiqh surge de concebir el concepto de crepúsculo, luz dispersa por refracción en la atmósfera antes de salir el sol (amanecer) y después de ponerse éste (anochecer). El crepúsculo se ha asociado a depresiones solares de 6 (ci-vil), 12 (náutico) y 18 (astro-nómico) grados. El momento del fayar (resp. isha) se señala por alcanzarse el crepúsculo

astronómico y decreciendo (resp. creciendo), aunque di-ferentes grupos solventes de musulmanes han adoptado otros criterios para el ángulo variando las elecciones en-tre 15 y 19.5 grados, incluso distinguiendo en el uso del ángulo según se trate de la isha o el fayar. En Granada, por ejemplo, se usa el ángu-lo de 18 grados para ambos momentos, al igual que en la Universidad de Ciencias Islámicas de Karachi. La ISNA (Islamic Society of North America, por sus si-glas en inglés) lo fija en 15, indiferentemente.

El cálculo de la pues-ta de sol y el de su salida es

muy delicado, pues influyen bastantes factores de difí-cil ponderación: forma del horizonte, naturaleza de las coordenadas que se consi-deran (topocéntricas versus geocéntricas), influencia de la refracción de la luz (depende de la densidad de la atmós-fera), altura del lugar, exten-sión del área de validez de los cálculos, orografía de la zona, etc. En la mayoría de los ca-sos se toman para el cálculo coordenadas topocéntricas, se incluye la refracción de la luz para una puesta de sol aparente y se toma en consi-deración la altura del lugar más alto en el área de validez.

El cálculo de los momen-tos del duhur y el asar no tiene dificultad alguna y está exento de polémica, al mar-gen de la directriz de la es-cuela seguida.

El uso de la tabla de tiempos

Cuando se cuenta con una tabla de tiempos con las ca-racterísticas que se han expli-citado más arriba, como es el caso de la ciudad de Granada (España), se ha de usar cui-dadosamente. Las principa-les directrices explicadas por momentos del salat son las siguientes:

-) Fayar. Se ha observado que, calculado con el crepús-culo astronómico, se obtiene mucha fidelidad. Sin ir más lejos, instantes después nace el bullicio de los pájaros al co-menzar su actividad diaria. A partir de ese momento se pue-de hacer la oración y se puede dejar de comer algún tiempo antes del mismo en Ramadán. Creemos idóneo ese ángulo. No se debe postergar la ora-ción del fayar al momento calculado de la salida del sol, pues éste habrá salido aunque la visibilidad de la corona de-penderá de las irregularidades del horizonte.

-) Duhur. La mayoría de los teóricos y las recetas de cálculo cifran la entrada de este tiempo a los cinco minu-tos del medio día astronómico del lugar. Es un tiempo de ora-ción largo.

-) Asar. Se puede hacer la oración en el momento fijado por el cálculo.

-) Magrib. En los supuestos antes referidos para el cálculo del magrib, puede ofrecerse la oración del magrib justo en el momento calculado y también romper el ayuno. De todas for-mas, en el asunto de la puesta del sol nunca creemos ser lo suficientemente pesimistas, dada la enorme complejidad de cálculo antes referida.

-) Isha. Nos inclinamos por considerar que el momento de la isha y el fayar son simétri-cos y que deben ser calculados mediante el mismo ángulo de 18 grados. Sin embargo, por la experiencia, no consideramos descabellada la asimetría en el cálculo: considerar para el fayar el ángulo de 18 grados y para la isha el de 17. Esto sig-nifica que la isha se adelanta-ría algo. En cualquier caso, la oración de este momento pue-de hacerse inmediatamente llegado el momento fijado por el cálculo.

Consideraciones generales

Cualquier tabla de hora-rios para la oración es un

mero consejo, que estaría supeditado a la observa-ción del adorador. Sin em-bargo, una tabla bien hecha no debe ser menospreciada, dado su valor unificador.

El que usa una tabla de-bería hacer averiguaciones previas sobre distintos as-pectos de su elaboración. Se debería descartar una tabla que no tuviese en cuenta la refracción de la luz como factor de cálculo para el ma-grib, máxime si no tiene en cuenta la altura del lugar. Este último rasgo sería su-ficiente para descartarla. No tiene sentido usar una hoja válida en un área de pocos metros cuadrados; ¿habría

de tener cada vecino la suya? El uso de la hoja debe estar desapegado de una actitud compulsiva, especialmente en Ramadan. Sobre todo en este mes no debería servir nunca de polémica lo que se acepta sin ésta a lo largo del año.

Yahya García es Doctor en Ciencias por la Universidad de Granada, es-pecializado en Lógica, pro-fesor de Matemáticas para la Informática, programador y traductor del árabe al es-pañol. Aficionado a la as-tronomía y la observación. [email protected]

Yahya GarcíaGranada

Fundamento de la hoja de horariosdel ‘salat’

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Cualquier tabla de horarios para la oración es un mero consejo, que estaría supeditado a la observación del adorador. Sin embargo, una tabla bien hecha no debe ser menospreciada, dado su valor unificador. El que usa una tabla debería hacer averiguaciones previas sobre distintos aspectos de su elaboración

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Ramadán 1435 /Julio 2014 ISLAM HOY 7

l ritmo de sus latidos ga-lopa. Se reconoce en el despliegue de cada gesto,

de cada pausa. Es decidida en su diálogo con la fuerza creadora y mantiene el pulso compro-metida con su propia natura-leza. Hay serenidad en sus ojos fogosos porque aún no se ha prendido la hoguera. Acabo de conocer a la señorita Claudel y su estela se presenta misteriosa.

Exterior día, interior noche y viceversa. Camille tiene un único objetivo, dar forma entre sus dedos a la percepción del movimiento humano liberando las figuras. Ha de sentir el barro bajo sus pies, entre sus manos, como si pudiera reconocerse en esa materia. Consigue perderse en la noción del tiempo, y es en-tonces cuando se encuentra, casi fundida, con la propia escultura.

Los estudios en Bellas Artes le saben a poco; rechaza el aca-demicismo y alza la proyección de su mirada. Impulso que continuamente se ve amenaza-do por una madre que se niega a valorar el talento de la joven. Los prejuicios sociales son de-masiado fuertes para una mujer de su tiempo. También lo son

para su hermano, que inspirado por Víctor Hugo, trata de cal-mar su sed existencial a través de las palabras. Pero Camille no está dispuesta a recibir órdenes. Consciente de la época que le ha tocado vivir, entra en contacto con Rodin, al que persigue y re-siste al mismo tiempo. Es cuan-do comienza como aprendiza del conocido escultor que am-bos se reconocen en esas formas de materia viva; en la profun-didad de los contornos, en los abismos de la piel, en el corazón descubierto.

La necesidad de esculpir la domina. El maestro puede darse cuenta: Camille moldea con el

alma enlazada a la propia tie-rra. De ese descubrimiento nace una nueva mirada y Auguste decide invitarla a París, donde apoyada por su padre, aunque no del todo conforme, empieza una nueva etapa como artista.

Es bajo la luz de la nueva ciu-dad que la inspiración y la pa-sión se vuelven una, dando lu-gar a varias obras conjuntas (El eterno ídolo, El beso, El pensador y La Aurora, firmados por él, y El abandono, La edad madura y los bustos de Rodin, por ella). El panorama artístico del mo-mento lo celebra, pero es Rodin quien se lleva los aplausos, y con ellos, el fuego de la fama

y de los artistas del momento. La alquimia entre la pareja se enturbia. Camille no acepta la injusticia de los mercaderes del arte, y, de pronto, ser la amante y la musa, le saben a poco; quiere ser la esposa, lo quiere solo para ella. Él se aleja, y este hecho la debilita. Su crecimiento como artista pasa a ser impulsado por ese amor infinito que acaba en él, cegando su propio ser. Sus creaciones son un triunfo para el escultor, pero ella ha perdido su norte. La ceguera amorosa le ha hecho olvidar el origen espi-ritual (anterior e independiente de Rodin) de su arte. Ha perdido su fe y por lo tanto se ha vuelto

vulnerable, frágil. ¿Dónde estás Camille? La imaginación se ha desfigurado y el compás pierde la armonía en tu propio olvido.

La pasión de Camille Claudel (Francia, 1988) es un drama biográfico sobre la vida de la escultora del siglo XIX que da nombre a la película; hermana del poeta, dramaturgo y diplo-mático, Paul Claudel, y musa del famoso escultor Auguste Rodin. El film está basado en el libro de Reine-Marie Paris, nieta de Paul, y fue llevado al cine bajo la dirección de Bruno Nuytten, contando con la interpretación principal de la actriz Isabel Adjani (mujer del director y también productora) y el actor Gerard Depardieu.

La historia, volvió a las pan-tallas en una segunda ocasión (2013) de la mano del director Bruno Dumont y fue interpre-tada por la magnífica Juliette Binoche. En este caso, la pelí-cula, llena de silencios, se centra en la larga y última parte de su vida, donde la escultora reside en el sanatorio de Ville-Evrard en Montdevergues, en el que es internada tras la muerte de su padre y donde pasa sus días esperando el regreso de su her-mano (Jean-Luc Vincent) y la vuelta al hogar familiar. A pe-sar de su recuperación y de los ruegos a Paul, tras treinta años de encierro, Camille muere abandonada.

‘Y de postre, te imprimo unas fresas’

de postre, te imprimo unas fresas es el título de un artículo reciente-

mente publicado por la prensa en nuestro país.

Todos hemos oído ya ha-blar de las impresoras 3D que fabrican toda suerte de productos, algunos con ver-dadera utilidad, ingeniosos e impresionantes, como puede ser el caso de la “impresora” que construye casas en apenas unas horas, aunque posible-mente los obreros de la cons-trucción deberán aprender el nuevo oficio de fabricantes de impresoras, podrían llegar a ser muy útiles en casos de gra-ves catástrofes, construcción de viviendas dignas para gente sin techo o en condiciones de pobreza extrema, si eso consi-gue abaratar los costes de di-chas viviendas.

Sin embargo, la osadía del ser humano en cuanto a la búsqueda de nuevos horizon-tes no tiene límites en esta

época; ahora le toca el turno a los productos que son el ali-mento de nuestro cuerpo y de nuestra vida en la Tierra, y no contentos con toda la manipu-lación química y genética a la que se les está sometiendo, lo que se pretende ahora es crear nuevos productos con caracte-rísticas diferentes a las origi-nales ya creadas.

Mediante la técnica de la esferificación, ya usada actual-mente en alta cocina, que con-siste en convertir los alimentos en pequeñas esferas por medio de gelificantes (es decir, que convierten los alimentos o el agua en gelatina) con inten-ción de darles distintas carac-terísticas de textura, la citada impresora, aunque no con-sigue todavía darle la forma exacta, combina líquidos con distintos sabores para crear la “ilusión” de una fruta.

Y digo yo, ¿para qué nece-sitamos algo que sea casi igual que una fresa si ya tenemos fresas? Y están muy buenas tal como son, ¡y estaban mejores cuando crecían de forma natu-ral sin la ayuda de fertilizantes ni insecticidas!

El lugar del hombre, del ser humano, es el de ser el califa

de Allah en la Tierra y asu-mir el cuidado de la Creación –a la que Allah ha puesto en nuestras manos– y del propio ser humano, cuyo instinto de supervivencia existe en nues-tras células más allá del pro-pio ser, en la continuación de la especie generación tras ge-neración, y no el de competir con la Creación de Allah, que Él ha hecho ya con perfección inigualable:

“No verás en la Creación del Misericordioso ninguna imperfección. Vuelve la vista: ¿Ves algún fallo?

Vuelve a mirar una y otra vez, la vista regresará a ti de-rrotada y exhausta”.

(Corán, Sura de la Soberanía. 67: 3)

Y toda la capacidad, la in-teligencia y la habilidad que el ser humano posee debería ser utilizada para cuidar lo que tenemos y no para inten-tar “¿mejorarlo?”, cambiarlo, explotarlo… Y eso sí tendría una gran repercusión en el bienestar de toda la especie humana, sin duda.

Gran parte de ese tipo de investigaciones para “fabricar” alimentos con distintas características a los ya creados

en la naturaleza se realizan en la NASA con el fin de enviar al espacio alimentos para la nutrición de tripulantes menos perecederos que los naturales.

Se puede entender la curiosidad y la inquietud del ser humano en descubrir y explorar todo lo que nos rodea, pero dejando aparte el efecto de este tipo de comida en nuestros cuerpos y cómo puede llegar a alterar las funciones en el individuo, cabría plantearse si no es más necesario invertir toda esa cantidad de dinero en encontrar la manera de alimentar a la gran cantidad de seres humanos que viven en condiciones miserables, apoyando los cultivos sostenibles y no permitiendo la explotación masiva de los recursos naturales de algunas zonas de la Tierra.

Allah, exaltado sea, ha puesto directrices en el Corán sobre nuestra alimentación, y aunque no existan alusiones directas a este tipo de innovaciones, el hecho de que se nos hayan dado unas normas con respecto a lo que comer y a lo que no, significa que lo que ingerimos tiene una influencia directa no solo en nuestro cuerpo, sino en nuestra mente y en nuestro espíritu, ya que somos un todo indivisible y no compartimentado, y al igual que cuidamos de que lo haram no forme parte de nuestra mesa –y sabemos que lo haram puede ser también todo aquello comprado con ingresos cuya procedencia lo sea–, debemos preguntarnos cada vez que vamos a ingerir un alimento si conocemos su procedencia y cómo nos va a afectar.

Iman YauhariahGranada

La pasión de CamilleSarah OjembarrenaCiudad del Cabo, Sudáfrica

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Retrato de Camille Claudel, 1884.

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Ramadán 1435 /Julio 2014 ISLAM HOY8

‘The Second Inevitable’

“Two things in life are inevitable: death and taxes.”

Benjamin Franklin

Crisis financiera

a crisis financiera actual es un fe-nómeno global. Las distinciones entre Oriente y Occidente, Norte y

Sur se están convirtiendo, cada vez más, en un dato irrelevante, a medida que el mundo se precipita hacia lo que un re-ciente informe patrocinado por la NASA denominaba como “un colapso irreversi-ble” cuyo origen es “la sobreutilización de los recursos debido a la tensión que se ha puesto sobre la capacidad total del ecosis-tema” y “la estratificación económica de la sociedad en élites (ricos) y pueblo (po-bres)”. Redireccionar esta “estratificación económica” se está convirtiendo, cada vez más, en un asunto de máxima urgen-cia por el bien de todos. Como vamos a analizar, el sistema tributario contempo-ráneo contribuye sustancialmente a la estratificación económica. Pero ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

La autoridad y la dinastía de la realeza

Comúnmente se esgrime que la per-dición de la civilización europea es la monarquía y que el deterioro de la civi-lización musulmana comenzó con el es-tablecimiento de la monarquía y el desvío de fondos para mantener los lujos de estas élites. Ibn Jaldún argumenta la necesidad de la autoridad real. Puesto que un objeti-vo fundamental del Islam es la aplicación de la ley, sin la cual la justicia es imposi-ble, la autoridad real como guardián de la ley debe ser respetada por el bien de la propia ley. Este es un argumento central en la tesis de Ibn Jaldún.

No obstante, dada la capacidad hu-mana para la codicia, la envidia y el re-sentimiento, siempre se ha dado el caso de que muchos habitantes de palacio nunca entendieron el papel necesario de la autoridad real en el mantenimiento de la ley y la sociedad, llegando a considerar estos fondos reales como su prerrogati-va personal. Segmentos importantes de la población anhelaban la forma de vida que percibían en reyes y sultanes. En Europa, esta envidia latente contribuiría sustancialmente a la siguiente fase, el na-cimiento del Estado Moderno.

El Estado

El Estado es un fenómeno europeo que se ha universalizado hasta tal punto que se llega a afirmar la necesidad de un “Estado islámico”.

Con la ruptura del orden europeo del Imperio de los Habsburgo y la Iglesia ca-tólica romana durante las luchas que pro-vocó la Reforma, se logró una resolución a la terrible Guerra de los Treinta Años a través de una serie de tratados cono-cidos como la Paz de Westfalia, en 1648.

Se definieron los Estados de acuerdo a pueblos soberanos, ya fuesen protestan-tes o católicos, en lugar de la definición universal anterior que representaban los Habsburgo y la Iglesia.

En este orden social y político, el sis-tema tributario estaba representado por el sistema feudal y el diezmo. La Iglesia tomaba el 10% de los productos agríco-las, vestigio de su antigua función am-paradora de pobres y necesitados. Los Habsburgo obtenían sus impuestos por el sistema feudal, en el que los campesinos sufrían la peor parte.

El siguiente paso de disposición po-lítica tuvo lugar durante la Revolución francesa, 1789-1799. El Estado, de ahora

en adelante, dejaba de girar en torno al soberano para hacerlo en torno a la “na-ción” –o “el pueblo”–, en este caso la na-ción francesa; aunque esta entidad fuese una realidad espuria. Francia estaba ha-bitada por una gran variedad de pueblos con culturas y lenguas diferentes. Como Ian Dallas demuestra en su obra maes-tra La hora del beduino, una consecuen-cia del planteamiento de “nación” fue el genocidio de los que no encajaban en el perfil nacional. Más allá del exterminio de la aristocracia, la Revolución se volvió contra grupos inconvenientes en Francia y los eliminó de las formas más terribles.

Este patrón se ha visto repetido siem-pre que la fiebre por el Estado nación ha mostrado sus síntomas. Fue uno de los factores determinantes en la desinte-gración del gobierno osmanlí. Cuando serbios, croatas, bosnios, macedonios, griegos y albaneses se rebelaron en su deseo de crear Estados nacionales inde-pendientes el resultado fue el exterminio o expulsión de las poblaciones que no en-cajaban dentro del paradigma nacional. Este factor diferencial también es aprecia-ble en Turquía, que pasó de ser una tie-rra con una rica mezcla de musulmanes, cristianos y judíos, y una forma de go-bierno que absorbía fácilmente a kurdos, albaneses y armenios, a una entidad casi

exclusivamente turca con un “problema kurdo”.

En Europa, este desarrollo fue acom-pañado por la aparición de las clases medias, que aspiraban a una parte del lujo que imaginaban que disfrutaban la realeza y la aristocracia. Todo el mundo quería su porción del pastel, ingresos del Estado, y cuando esto no era posible, comenzaron a incrementarse los clien-tes de los bancos, que paulatinamente avanzaban hacia la vanguardia de la vida cívica.

Con la transformación global que provocó la Revolución Agrícola y el aumento de las poblaciones rurales en las nuevas ciudades y megalópolis, el

Estado asumió nuevas responsabilida-des, convirtiéndose, junto con las gran-des empresas, en empleador y sustenta-dor de la gran masa de la población. Hoy en día, dentro de la Unión Europea, más de la mitad de la población trabaja para el Estado, incluyendo también a aque-

llos que están en el paro. Por lo tanto, las imposiciones tributarias son defendidas y necesarias por y para muchos, ya que contribuyen directamente al medio de vida de gran parte de la nación.

La banca

Paralelamente al nacimiento de los Estados crecieron los bancos privados y los bancos nacionales. Estas dos instituciones se convertirían en inseparables para financiar los gastos del Estado y, como consecuencia, ingresar una parte sustancial del presupuesto nacional como pago al “servicio de la deuda”. En el Reino Unido, “en 2012, el costo anual del servicio de la deuda pública ascendió a unos 43.000 millones de libras esterlinas.... Cada hogar en Gran Bretaña paga un promedio de alrededor de 2.000 libras al año en impuestos para financiar los intereses”

(www.debtbombshell.com). Asimismo, la economista Margrit Kennedy calcula que casi el 45% del precio que pagamos por cualquier cosa que necesitamos en nuestro día a día es debido a los intereses compuestos.

Este análisis esta encapsulado en un contexto dentro del cual el Estado exi-me de impuestos a las grandes riquezas y compañías, mientras que grava a aquellos que la Sharía define como necesitados. Una persona necesitada es alguien que no puede ganarse la vida, incluso si es propietario de su casa, tiene un negocio o está empleado. Un gran número de tra-bajadores en el mundo contarían hoy en día como necesitados y no tendrían que pagar el zakat; al contrario, serían candi-datos para recibirlo.

Esta situación arroja algo de luz sobre la hostilidad inexplicable que muestran gran parte de los medios de comunica-ción y las clases políticas sobre el Islam y los musulmanes, que se perciben como hostiles a los intereses políticos y econó-micos debido a su oposición a las finanzas usureras y su política del zakat, que grava a los ricos y no los pobres. Sin embargo, el Islam no incita a un resentimiento socia-lista contra el poder y la riqueza, sino que honra a ambos. La protección de la pro-piedad y la riqueza es uno de los valores

Abdassamad ClarkeNorwich, Reino Unido

En 2012, el costo anual del servicio de la deuda pública ascendió a unos 43.000 millones de libras esterlinas. Cada hogar en Gran Bretaña paga un promedio de alrededor de 2.000 libras al año en impuestos para financiar los intereses

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fundamentales del Islam y los musulma-nes. De hecho, podría decirse que mu-chas de las dificultades que los musulma-nes están sufriendo se debe a su falta de comprensión de la banca y las finanzas, que se basan en el dinero fíat y la usura.

En este punto, nos preguntamos: ¿qué propone el Islam sobre estos temas?

Los impuestos

Los impuestos, según el Islam, es-tán representados en dos categorías: la primera, basada en el establecimiento del zakat: su recolección, recaudación y distribución; la segunda, basada en la prohibición de los impuestos sobre el comercio, a excepción de los aranceles aduaneros sobre los comerciantes de fuera de la organización política musul-mana. An-Nawawi, uno de los eruditos universales de la enseñanza islámica, dijo: “Maks es un acto de desobediencia y una mala acción mortal”. Maks es un porcentaje, por lo general del 10%, que se

aplica a los comerciantes por su actividad en el mercado. En otras palabras, una es-pecie de IVA, salvo que el IVA europeo es ahora más del doble de esa cantidad. De acuerdo con la Sharía, la única razón legítima para cobrar impuestos a comer-ciantes por su actividad en el mercado sería para el propio mantenimiento de éste u otras causas excepcionales, ya que toda actividad en el mercado es, y debe ser, libre de costo alguno.

Zakat

Una razón de ser fundamental de la forma de gobierno musulmán es que hace posible los aspectos obligatorios, como pueden ser la oración o el pago del zakat. En el zakat, la persona de autori-dad recoge la riqueza y la distribuye entre las ocho categorías legales definidas en el Fiqh. A pesar de que el zakat, en sí mis-mo, quizás no resuelva todas las necesi-dades o niveles la desigualdad entre ricos y pobres, es una forma de elevar esta ne-cesidad social al rango más alto. Como la mayoría de las obligaciones individuales, es mejor que el zakat sea realizado de la forma más publica posible, para que, como en el caso de la justicia, no solo se haga justicia, sino que también “se vea que se hace”. Suponemos que el lector

comprende que la “persona de autori-dad” puede ser desde el líder de una pe-queña comunidad musulmana a un rey o sultán que gobierna un vasto territorio.

El zakat no es sólo una obra de cari-dad voluntaria, como tampoco es parte de los ingresos del Estado. No se puede usar para los gastos del Gobierno o sus proyectos, por muy dignos que sean. La única excepción es para aquellos que recogen y distribuyen el zakat, ellos sí deben recibir una parte. El zakat puede incluso no ser utilizado para proyectos nobles e importantes, tales como la cons-trucción de mezquitas, madrazas, hospi-tales o carreteras, sistemas de alcantari-llado y otras infraestructuras. Tampoco se puede utilizar como salarios para el líder y su administración. Debe ser gas-tado a nivel local y no mandarlo a tierras lejanas, excepto cuando no haya destina-tarios válidos a nivel local, una condición extremadamente rara. En caso contrario el zakat podría ser enviado a la localidad necesitada más cercana.

Yizya

Claramente el Gobierno musulmán disfrutaba de otras fuentes de ingresos que no eran tan restringidas. La prime-ra de estas otras fuentes de ingresos es la yizya, que es un impuesto sobre los hom-

bres no musulmanes adultos que, ya sea como resultado de una conquista o de un tratado de paz, han llegado a un acuer-do para vivir bajo gobierno musulmán, de acuerdo al contrato conocido como dhimma. Este impuesto se ha convertido

en el hueso histórico de la discordia, ya que se percibe como “discriminatorio” y “humillante”, y sin embargo era un pago anual de cuatro dinares, es decir, aproximadamente 600 €. El pago de este impuesto eximía del pago del zakat. El impuesto de la yizya se reducía o se anulaba en caso de dificultades de pago. De hecho, muchos necesitados no mu-sulmanes recibían estipendios del teso-ro público (bayt al-mal). Hoy en día, si este impuesto siguiese en pie, podríamos observar colas para pagar un impuesto anual tan bajo.

Jarây

Un impuesto sustancial era el jarây, pagado sobre tierras que habían caído bajo gobierno musulmán, ya fuese por medio de un tratado o por victoria mi-litar. Era más o menos equivalente a la cantidad pagada en zakat por los mu-sulmanes, estando los no musulmanes exentos de pagar el zakat. Durante el

califato de Umar, los combatientes que conquistaron grandes territorios quisie-ron dividir estas tierras y convertirlas en sus haciendas personales, a lo cual Umar se negó. Algunas de las tierras más im-portantes en términos de ingresos era la zona iraquí conocida como As-Sawad, ricas tierras fértiles que contenían plan-taciones masivas de palmeras.

Umar se vio ante la necesidad de ad-ministrar grades riquezas, lo que en esen-cia era una dotación gigantesca (waqf) para el bienestar de la comunidad, y de-cidió asignar estipendios de acuerdo al rango y prioridad en el Islam, comenzan-do por las esposas del Profeta, siguiendo por los hombres que habían luchado en la batalla de Badr y así sucesivamente.

Los ingresos provenientes de la yi-zya y el jarây, al contrario que el zakat, no tienen restricciones en su uso. Estos fondos se pueden usar legítimamente para el bienestar público y para la gestión administrativa.

IRPF – Darība

El termino árabe dariba, impues-to sobre la renta, se usaba y tiene una connotación que se presenta revelado-ra. En la época clásica era muy común que los esclavos tuviesen habilidades

diferentes, y se les permitía trabajar y ser remunerados. Normalmente trabajaban para comprar su libertad. Una parte del acuerdo era que el amo podía negociar el precio de libertad, la dariba, una ne-gociación no del todo descabellada, ya que el amo era el responsable de la vi-vienda, del vestido y de la alimentación del esclavo.

De hecho, el impuesto sobre la renta se impuso recientemente. En el Reino Unido, se gravó por primera vez en 1799, durante las guerras napoleónicas, como una medida de emergencia, y una vez pasadas las guerras, se rescindió en 1816. El impuesto fue restituido de nue-vo por Robert Peel en 1842. Luego sufrió durante años altibajos, siendo restituido y rescindido en casos de emergencia, ya fuese esta militar o presupuestaria. Finalmente, se impuso con la Primera Guerra Mundial y nunca más fue abo-lido. Una reliquia de su carácter provi-sional es el ritual anual del presupuesto general del Estado, cuya razón de ser es demostrar que la exigencia que hizo ne-cesaria este impuesto adicional para los ciudadanos sigue vigente. Por supuesto, hay pocas personas que conozcan este hecho y, desgraciadamente, aún menos que llamen a la abolición del impuesto sobre la renta.

Así llegamos a un punto en la histo-ria en el que los impuestos han alcanza-do niveles sin precedentes, y, sin embar-go, tanto se depende de estos impuestos que se hace difícil objetar. ¿Exactamente quién impone y quién cobra los im-puestos, y a quiénes van dirigidos? Por supuesto, la figura de la banca en la ecuación todavía no ha sido clarificada. Sin embargo, el peligro de los impues-tos excesivos resulta en detrimento de la sociedad; las actividades culturales y económicas, sobre todo, se ven perju-dicadas, arrastrando a toda la sociedad hacia abajo.

Ibn Jaldún sobre tributación excesiva

“... cuando la dinastía sigue los ca-minos (sunna) del Din, sólo impone los impuestos que han sido establecidos por ley divina, como el zakat, el kharaj y la jizya”.

Y a continuación detalla cómo los impuestos ilegales se van incrementan-do de forma tan gradual que la gente casi no lo nota, convirtiéndose en una parte aceptada de la estructura econó-mica y social. Pero esta situación puede destruir la sociedad, ya que el deseo de hacer cualquier cosa es inhibida por la carga de los impuestos.

Ibn Jaldún cita ejemplos, como Salah Ad-Din Al-Ayyubi y Yusuf Ibn Tashfin, que abolieron los impuestos excesivos y restauraron los impuestos del Islam. El argumento de este artículo es que recti-ficar ante la situación de los impuestos, totalmente excesivos y opresivos, y defi-nir el papel de la banca en esta ecuación no sólo es posible, sino imprescindible, tanto para ricos como para pobres, para el futuro de nuestro mundo globalizado.

Abdassamad Clarke procede del Úlster. Es licenciado en Matemáticas y Física por la Universidad de Edimburgo. Aceptó el Islam de la mano de Shaij Dr. Abdalqadir as-Sufi en 1973 y más tar-de estudió árabe y Corán en El Cairo. En la actualidad es imam y profesor en la Mezquita Ihsan, Norwich, Reino Unido, y decano de la Muslim Faculty of Advanced Studies.

Rectificar ante la situación de los impuestos, totalmente excesivos y opresivos, y definir el papel de la banca en esta ecuación no sólo es posible, sino imprescindible, tanto para ricos como para pobres, para el futuro de nuestro mundo globalizado

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“Ibn Abbad umma wahdahu”.

u maestro, el también an-daluz, de Jimena de la fron-tera, Ibn Ashir de Salé, pro-

nunció estas palabras sobre él: “Ibn Abbad es la comunidad él solo”, y con esto anticipaba el sig-nificado futuro de su discípulo.

Todo Fez se conmocionó. Conforme la noticia de la muer-te de Ibn Abbad se extendía por la ciudad, las gentes abandona-ban sus barrios y quehaceres para sumarse al sepelio de este sabio andaluz de vida sencilla y humilde. A la cabeza del corte-jo iba el sultán y los principales de la ciudad. El pueblo vivió con exaltación este momento, in-tentando por todos los medios tocar la parihuela donde este servidor del Altísimo era con-ducido al cementerio ubicado al otro lado de Bab Fetouh, una de las puertas de la muralla nueva de Fez.

Nació en la ciudad de Ronda (733/1330), hoy provincia de Málaga, donde residió hasta los nueve años. Su padre, Abu Ishaq Ibrahim, le transmitió el Corán, que había memorizado a los siete años. Su tío Abdellah Al-Farisi le enseñó gramática árabe. Ellos se ocuparon de que reci-biese una educación esmerada en su infancia y juventud, tanto en Ronda como en Tlemecén y Fez.

Siendo ya un adulto bien formado, abandonó Fez durante algunos años para entregarse al conocimiento y la vida de reti-ro de la mano del maestro Ibn Ashir, en Salé. Permaneció en su compañía hasta la muerte de éste; habiendo sido objeto de un trato elevado y próximo por par-te de su maestro desde que lo vio por primera vez.

Volvió a Fez, donde residió hasta su muerte, ejerciendo du-rante quince años de Imam Jatib de la Qarawiyin por nombra-miento directo del sultán Abul Abbas en 1375.

Fue un hombre que desper-taba amor en su entorno. La puerta de su casa se llenaba de niños esperando que saliese para

verle y besarle la mano, también los grandes de la ciudad busca-ban su consejo y compañía.

Rechazaba cualquier tipo de gesto de deferencia y distinción del que era objeto por parte de la gente ilustre y se ruborizaba si alguien le pedía que hiciera su-plicas por él.

Vivió una vida sencilla. Se ocupó de las tareas domésticas y del cuidado de su ropa. En la intimidad vestía una túnica de remiendos que él mismo había cosido, aunque se cubría con otras, verdes o blancas, cuando salía a la calle para no llamar la atención y al mismo tiempo es-tar a la altura de la dignidad que le había concedido el sultán.

Alguien mencionó que algu-na vez estuvo casado, solo por cumplir con la sunna, aunque no hay certeza de ello. Su gran pasión fueron los perfumes, que era el único lujo que se permitía.

Dedicaba su tiempo al estu-dio y la enseñanza, siendo muy difícil encontrarlo en reuniones de cualquier tipo. De modo que la gente que le necesitaba solía encontrarse con él siempre en soledad. Su consejo era muy preciado por todos, pues su im-parcialidad y mirada, puesta en la eternidad, hizo de Ar-Rundi un guía para mucha gente en sus vidas.

Sus jutbas se conservaron con mucho aprecio y se leyeron en las mezquitas durante siglos

con motivo de ocasiones espe-ciales. Al Maqqari consigna ha-ber oído un jutba de Ibn Abbad en Marraqech el día del Maulud, nacimiento del Profeta, la paz de Allah sea con él, en 1601.

Al Xatibi, a raíz de una po-lémica surgida en el reino de Granada sobre la necesidad de tener un sheij vivo como medio de avanzar en la ciencia de los estados y conocimiento divino, o que esto se podía encontrar en los libros de Tasawuf, le hizo una consulta, a la cual respon-dió por escrito afirmando esta necesidad. Su obra y persona fue muy conocida y respetada en el último siglo y medio del Islam andalusí. De esta forma trascendió a los moriscos que se quedaron en la Península, pues hubo dos traducciones aljamia-das de su composición sobre Las suplicas según el orden de los hermosos nombres de Allah, texto que se ha recuperado re-cientemente y que en algún momento se atribuyó a Ibn al-Árabi de Murcia.

Poco más de veinte años habían transcurrido desde la muerte de Ibn Atail-lah Al Iskandari, que Allah esté com-placido con él, cuando nació Ibn Abbad, y algo más de cin-cuenta cuando el sabio rondeño realizó sus famosos comenta-rios a los aforismos del sufí de Alejandría, Al-Hikam, vertien-do en ellos el conocimiento que

había heredado y la ilumina-ción que Allah había puesto en su corazón.

El sheij de la Shadilía fasí, Ahmad Al Zarruq, le dedica gran parte de su introducción al comentario de Al-Hikam al ponderar el significado de Ibn Abbad en la tariqa, y nuestro noble maestro, el alim Ahmad Ibn Ayiba de Tetuán, en 1809, después de haber leído el co-mentario de Ibn Abbad dijo: “Abandoné las ciencias formales y me consagré a la devoción, el recuerdo de Allah y la oración sobre el Profeta, la paz y las ben-diciones de Allah sobre él.

Habían trascurrido cuatro-cientos años y la vida de su co-mentario poseía la fuerza primi-genia para producir este efecto en un hombre tan insigne.

Desde su profunda sabidu-ría, Ibn Abbad Ar-Rundi abrió el corazón de los ulemas de su época, gente tradicionalmente encontrada con el Tasawuf, ha-ciendo que los Hikam de Ibn Atail-lah se introdujeran en los estudios de la Qarawiyin, for-mando parte de los estudios formales como materia gene-ral. Este hecho es una de las bases que hicieron del Islam de Marruecos un modelo de in-tegridad en las tres ciencias del Din: Fiq, Aqida y Tasawuf.

Modelo que en el siglo XVII expuso Abdel Wahid Ibn Ashir Al Ansari, en su famosa

composición Al Murshid al-Muin; siendo este el texto más memorizado en la historia de Marruecos después del Corán. Integra el Fiq malikí, la Aqida ashari, y el Tasawuf shadili-yu-naidi, al que Ibn Abbad había dedicado su vida y corazón.

Más de seis siglos de Islam en Marruecos iluminados por la ciencia más elevada, aque-lla que diluye la dureza de las ciencias de las formas con la dulzura del agua del conoci-miento Divino. Que Allah esté complacido con él.

Cuando le llegó el momen-to de su muerte (792/1390), apoyó la cabeza en el regazo de un discípulo y empezó a recitar el Ayat Al-Qursi. Cuando llegó a las palabras “el Viviente, el Eterno”, continuó repitiendo: “¡Oh Allah! ¡Oh Viviente! ¡Oh Eterno!”. Alguien presente lo llamó por su nombre y reci-tó los versículos que seguían, pero el continuó: “¡Oh Allah! ¡Oh Viviente! ¡Oh Eterno!”.

Como buen creyente, antes de morir, legó una gran suma de dinero, que había enterra-do en la cabecera de su cama, para comprar un terreno y es-tablecer un habús de ayuda a la mezquita. La cantidad se ajus-taba a todos los pagos que ha-bía recibido del sultán durante los quince años como Imam Jatib. Al-Sakkak nos transmi-tió este verso compuesto por Ibn Abbad y que habla por sí mismo del ideal de belleza de su autor:

“El hombre no adquiere la nobleza si antes no compara el barro de esta Tierra con la eternidad”.

Jalid Nieto es Diplomado en Ciencias Sociales; es educador, conferenciante y articulista. Fue líder de los Movimientos Juveniles cristianos en la déca-da de los setenta. Más tarde se convierte al Islam y es fundador de la Comunidad Islámica en España de Sevilla (1984). Fue Presidente de la Comunidad Islámica en España (1993-95). Desde hace diez años dirige el Centro de Estudios Cadi Abu Bakr Ibn Al-Arabi para la ini-ciación y profundización en las ciencias islámicas dentro de la Fundación Mezquita de Sevilla de la que es Patrono fundador.

Jalid NietoSevilla Ibn Abbad de Ronda

Una luz en el Islam de Marruecos

S

Puente y Tajo de Ronda.

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El rapto de Europa

Los placeresde la mesa

n la mitología griega, es famoso el episodio en el que Europa, hija

de Ágenor, es raptada por un Zeus metamorfoseado en toro blanco. El simbolismo de este relato está hoy en día más patente que nunca, en una Europa secuestrada por los poderes financieros y que, además, sufre una especie de síndrome de Estocolmo.

Sin embargo, este secues-tro, que tan terribles con-secuencias está trayendo a millones de ciudadanos eu-ropeos (por ejemplo, en toda la Unión hay 27 millones de niños en riesgo de pobreza, según Save the Children) no es sino la última consecuen-cia de un rapto milenario que hunde sus raíces hasta la Alta Edad Media y que fue perpetrado, en última ins-tancia, por la conveniencia de la Iglesia romana.

El pontificado, para ello, se amparó en un documen-to falso, la Donación de Constantino, mediante la cual el emperador supuesta-mente había entregado al pa-pado la posesión del Imperio de Occidente. Fue esta auto-ridad basada en una falsedad histórica la que legitimó a León III el día de Navidad del año 800 a coronar Emperador a Carlomagno. Es este punto el que toma-mos como referencia para señalar la usurpación de la identidad europea.

Usurpación, porque, a partir de aquí, Europa que-dará asociada, en el imagi-nario de la cristiandad ro-mana, luego descompuesta

a comienzos de la Edad Moderna, al Sacro Imperio, en el cual no se integran ni los recién nacidos rei-nos cristianos de España ni Inglaterra, y al que, por su-puesto, permanecen ajenos Bizancio y un ámbito me-diterráneo que poseía unas raíces culturales netamente europeas.

Si Roma había sido la ca-pital imperial de Occidente y Bizancio la de Oriente, ahora el referente quedaba en tierras del norte, en ma-nos de pueblos y dinastías poseedoras de una cultu-ra que no era más que una pobre imitación, mal que le pese a algunos medievalis-tas, de la del esplendor clá-sico. Y de aquellos barros, estos lodos. Hoy en día, los terrenos de decisión de Europa se sitúan en las tie-rras de aquel viejo imperio, y su posición dominante es heredera directa de una fal-sedad documental, como ya hemos visto.

La Unión Europea reco-noce, de una forma más o menos implícita, al Imperio Carolingio como su ante-cesor. Y, para el desastroso modelo que ha venido con-solidando tratado tras tra-tado, lo es innegablemente. Con la boca pequeña se re-conoce, anteriormente, el papel desempeñado por el Imperio Romano en la di-fusión cultural o el de la de-mocracia ateniense, aunque sin entrar en detalles, por-que cualquier semejanza en-tre el modelo de la asamblea ática y el del Parlamento Europeo es pura coinciden-cia. Más bien, los mecanis-mos de designación de los presidentes de la Comisión y el Consejo, amén de casi todos los restantes cargos

de importancia, recuerdan a aquellos de las dietas impe-riales destinadas a elegir qué cabeza llevaría la corona.

Así, como hemos dicho, se ha venido configurando un panorama geopolítico histórico, aún vigente, en el que el núcleo gobernante de Europa se sitúa entre Francia, el Benelux y Alemania, que no son sino evoluciones de la tripartición del Imperio que los nietos de Carlomagno acuerdan en Verdún en el 843.

Esto es lo que se reclama cuando se hace referencia al origen cristiano (aunque realmente se deje fuera de ello a la Iglesia Oriental) de Europa. Se rapta su historia diversa y se la entiende con-ceptualmente en un esque-ma en el que hay unos pode-res geográficos que someten a otros.

Se dejan como secunda-rios el peso del Imperio bi-zantino, la influencia musul-mana andalusí y otomana, las ricas tradiciones eslavas, las diversas culturas propias de las minorías étnicas y los pueblos periféricos.

Sólo si comprendemos que la historia de Europa va mucho más allá de la cons-trucción de un dominio po-lítico por parte de algunas dinastías (como la borbó-nica) con el apoyo volun-tario o forzado del papado, luego refrendado por otras castas económicas, podre-mos liberar a nuestro Viejo Continente del secuestro de su identidad. Y una vez que Europa sepa realmente qué es, tendrá mucho camino ga-nado para escapar del rapto al que los poderes financie-ros, con la complicidad de las instituciones políticas, la tienen sometida.

medida que el intelec-to humano ha ido ga-nando refinamiento,

han aparecido nuevas técni-cas de cocinado y mezcla de ingredientes, y poco a poco ha aparecido lo que se podría denominar cultura culinaria. Esta cultura culinaria se ha ido transformando de gene-ración en generación hasta nuestros días.

El Creador, que ha hecho al hombre tal que tiene que co-mer para vivir, lo incita a co-mer por medio del apetito, y lo recompensa con placer.*

El placer y necesidad de alimentarnos nos acompaña desde que nacemos, siendo después de respirar nuestra primera obligación y consue-lo al llegar a este mundo. Por ello es un placer al que debe-mos dar su precisa importan-cia y tiempo.

Dime qué comes y te diré qué eres.*

Hoy en día ha surgido el fenómeno llamado “comida rápida”, o “comida basura”. En alguna ocasión he comido en algún establecimiento de comida rápida; si se la come rápido sin apenas saborear, es posible su ingesta; ahora, siéntese delante de un plato, o mejor dicho, una caja de comida basura, mire aten-tamente lo que está a punto de engullir, capte su aroma y saboréelo mientras lo masti-ca. ¿Es realmente placentero? Además, si como comida ba-sura, ¿qué dice de mí?

Los animales se ceban; los hombres comen; sólo el hom-bre de intelecto sabe cómo comer.*

Saber comer bien forma parte de nuestra educación. Esta educación generalmente se adquiere en casa, o se ad-quiría. Lamentablemente hoy en día el modelo familiar de reunirse a comer juntos se está perdiendo. Afortunadamente, hay un gran número de libros que tratan sobre este tema, en los cuales podemos aprende acerca de qué y cómo comer. También es importante entre-nar nuestros paladares, pres-tando atención y reflexionan-do sobre lo que comemos.

Si uno es víctima de indi-gestión es que no sabe comer.*

Parte de la educación de la mesa consiste en saber el orden y la compatibilidad de los alimentos. En los ban-quetes, en tiempos medie-vales, se solían servir diver-sos tipos de platos, todos al

mismo tiempo, sin ningún rigor ni orden, causando así en los comensales horribles indigestiones. Para evitar es-tas indigestiones es necesario aprender un orden en la in-gesta de alimentos, habiendo también una compatibilidad entre éstos. A veces encon-tramos platos que ya de por sí son difíciles de digerir; en estos casos tenemos que in-cluir en el menú comidas que tengan propiedades digesti-vas, para así ayudar a nuestro organismo a sobrellevar esas dificultades.

También es importante masticar bien, no comer en exceso, esperar tres o cuatro minutos desde que uno ter-mina su comida hasta que se levanta y respetar el cuerpo una hora después de comer no cargándolo con grandes tareas físicas.

La suerte de las naciones depende de la manera en la que comen.*

Esta frase puede sonar ra-dical, incluso disparatada. Por mi parte, viviendo en Ciudad del Cabo, soy testigo de que es totalmente cierta. Me ex-plico: en Ciudad del Cabo, gran parte de la población vive en la miseria. Un albañil después de una dura mañana de trabajo, almorzará un pa-quete de pan blanco, el que en España conocemos como pan bimbo, y una Coca-Cola, y en casa cenará pap (una harina obtenida mediante la trituración de la parte central de la panocha de maíz) con pollo. ¿Qué podemos, grosso modo, observar en esta gen-te que durante años, incluso generaciones, lleva esta dieta? Principalmente, disminución del intelecto y del sistema inmunológico, lo que a muy largo plazo llevará a la dege-neración genética.

Por el contrario, una per-sona que mantiene una dieta sana y equilibrada tendrá ma-yor capacidad de rendimiento tanto físico como mental. Por lo tanto, una sociedad que se alimenta adecuadamente va a ser una sociedad sana y fuerte.

Lo paradójico es que, en España, teniendo muchos de los mejores cocineros y res-taurantes del mundo, en el día a día, en las casas y en la calle, se come cada vez peor. Una persona come una media de tres o cuatro veces al día. Depende de nosotros mismos el sacar el mayor beneficio de ello, tanto a nivel fisiológico como a nivel social y lúdico.

*Brillat-Savarín, Los pla-ceres de la mesa, Ed. Penguin Books. (Traducción de Anne Drayton).

Nasim ParedesSevilla

Yusuf PérezCiudad del Cabo

A

E

Valentin Serov, El rapto de Europa, 1910.

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Ramadán 1435 /Julio 2014 ISLAM HOY12

finales de agosto del año antepasado, a partir del alza del transporte pú-

blico, comenzaron algunas pro-testas en la capital del estado de Río Grande del Norte, en Brasil. Pero no fue sino lo desmedido de la respuesta policial lo que echó a la gente a la calle, hasta el punto de que la presión popular consiguió la revocación del au-mento de la tarifa de autobús. Al año siguiente, un nuevo intento de elevar las tarifas, se encontró otra vez con enconadas protes-tas, a las que se sumó la crispa-ción de la gente ante el gasto gi-gantesco en los preparativos del Mundial de fútbol en contraste con lo exiguo del gasto público en salud y educación. Las pro-testas iban en alza, sumando más de un millón de personas en cerca de cien ciudades a lo largo y ancho de Brasil, hasta que la visita del Papa, electo el mismo año, aplacó las protestas, dado el catolicismo mayorita-rio del país, sin menoscabo de los ancestrales ritos africanos que se ocultan tras él junto a la imperiosa necesidad de creer de los necesitados, también mayo-ritarios en una tierra que aun-que abundante y rica, alberga contingentes enormes de gente endémicamente pauperizada, y que han hecho a Brasil triste-mente famoso por sus favelas, el “turismo sexual”, la prostitución infantil y los escuadrones de la muerte que en los años 80 “lim-piaban” las ciudades de niños de la calle; empobrecimiento que, sin embargo, se remonta a tiem-pos de la colonia.

Cuando los portugueses llegaron a la parte de América que les asignaba el Tratado de Tordesillas, no encontraron civilizaciones, sino tribus sal-vajes y dispersas que descono-cían los metales, y, a diferencia de la América española, Brasil parecía vacío de oro y plata, de modo que la explotación de ma-dera cubrió el primer período colonial. Le siguieron la produc-ción de azúcar, que hasta enton-ces los europeos cultivaban en modestas cantidades en Sicilia y archipiélagos de Madeira y Canarias, importándola en su mayoría de Oriente a precios de oro, siendo vendida en farma-cias y pesándosela en gramos. De modo que en el litoral hú-medo y caliente del nordeste de Brasil se alzaron los cañaverales, haciendo del país el mayor pro-ductor de azúcar –a la vez que

el mayor mercado de esclavos– y estableciéndose su capital en el puerto de Salvador de Bahía, hasta que el monocultivo y la explotación extensiva agotaron las tierras, dejando un paisaje de sabanas en lugar del bosque tro-pical, al tiempo que nuevos te-rritorios eran abiertos al cañave-ral en el Caribe, reduciéndose la producción brasileña a la mitad, relegada así a un rol secundario.

El mismo ciclo se repeti-ría luego con el algodón en Marañón, en el norte de Brasil, y en el sur, un siglo después, con el café. Entremedio se descubrió oro –y después diamantes– en la región que posteriormente se llamaría Mina Gerais (Minas Generales), y de allí, en menos de un siglo, se extrajo la mayor cantidad de oro obtenida has-ta entonces de América –una cantidad mayor que el oro que España había extraído de todas sus colonias en los dos siglos anteriores–, lo que desplazó el polo económico y político hacia el sudeste, pasando a ser el puer-to de Río de Janeiro la capital.

Hacia 1700 había en Brasil cerca de 300.000 almas. Un si-glo después esta cifra se había multiplicado once veces. Más de 300.000 portugueses fueron atraídos por la fiebre del oro (una población mayor que la que había aportado España a todas sus colonias); pero pasa-do un siglo, el oro se había es-fumado incluso de las manos de la corona portuguesa hacia las manos de sus acreedores. Pues si bien ya un siglo antes el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V, había dicho que en sus domi-nios no se ponía el sol, Jakob Fugger no había sido menos di-ciéndole: “Es también conocido

y manifiesto que su imperial majestad no hubiera podido obtener la corona romana sin mi ayuda”. Y en esta situación de subordinación fáctica de los reyes europeos –con sus guerras y aventuras coloniales– a los prestamistas, se sellaría el desti-no de Latinoamérica como su-ministradora de recursos, pues si bien es cierto que las empresas coloniales buscaban el provecho de sus dueños, no fue menos

cierto que al consistir éstas en la generación de materias primas, sus mayores beneficiarios fue-ron en último término quienes se ocuparon de su financiación, comercialización, industrializa-ción y distribución.

Por tanto, estas actividades productivas inauguraban pe-ríodos de auge seguidos por períodos de decadencia, que finalmente apenas dejaban algo en las tierras por las cuales pasa-ban, excepto excedentes de “ca-pital humano”. Desde los inicios de la colonia se introdujeron desde África cerca de 10 mi-llones de seres humanos, hasta que la abolición de la esclavitud

en 1888, una vez “liberados”, los constituyó en bolsas de po-breza y mano de obra dispuesta por salarios de hambre, subem-pleada luego en la extracción del caucho en el Amazonas –por la que se fundó la ciudad de Manaos–, y posteriormente en los cafetales del sudeste de Brasil. Este “excedente de pro-ducción” fue una población en constante desplazamiento al interior del país, y su condición empeoró por la mecanización de las actividades agrícolas y la constitución del latifundio, y se ocupó, en parte, en el levan-tamiento de ciudades, desde la nada, en zonas desiertas, como la nueva capital, Brasilia. Una vez construidas, dejaban un cin-turón de poblaciones satélites, habitadas desde entonces por un ejército de desocupados, que hoy son subempleados en el re-ciclaje “artesanal” de basura.

Entre tanto, la ciudad de Ouro Preto, en Mina Gerais, quedó como monumento al esplendor de otras épocas, pese a lo cual la riqueza de Brasil es-taba muy lejos de agotarse, pues se hallarían luego en el subsue-lo enormes reservas de hierro y petróleo, y en virtud de ciertos tratados, aviones norteamerica-nos sobrevolaron y fotografia-ron la zona de la Amazonia en 1964, con aparatos que detec-taban la presencia de metales radioactivos, comprobándose la existencia de importantes yaci-mientos de oro, plata, diaman-tes, titanio, uranio y manganeso, entre otros. Esta y otras riquezas fueron expropiadas de Brasil a golpe de deuda en la época de las dictaduras latinoamericanas de final de los años 60, bajo la lógica de que si el país no te-nía recursos para extraer sus

riquezas, debía cederlas a los “inversionistas”, que así dejarían parte de sus ganancias en el país al extraerlas, lo que no fue cierto en modo alguno, puesto que se llevaron casi todo, sin invertir nada propio salvo el mínimo necesario de sus “utilidades” en las actividades extractivas, eva-diendo toda clase de impuestos, aprovechando toda serie de re-galías y facilidades y dejando en la mayoría de los casos no sólo el despojo, sino además deuda privada que luego se forzaría a los sucesivos gobiernos a asumir como deuda pública; siendo la extracción del petróleo una no-table excepción.

Finalmente, hace sólo diez años, el electo presidente, Lula da Silva, de vientre prominen-te (de sindicalista que no de obrero –pese a que su parti-do se llame “el Partido de los Trabajadores”–), había prome-tido cinco comidas diarias a los 190 millones de brasileños, como si ignorase que más de tres cuartas partes de la po-blación se siente bendecida si alcanza el par de comidas diarias. Por entonces Brasil ya comenzaba a perfilarse bajo el nuevo paradigma de potencia emergente, donde las extremas diferencias sociales coexisten con un gran desarrollo in-dustrial y económico, que, no obstante, mantiene a los países a merced de las estructuras su-pranacionales. En ese sentido, no deja de llamar la atención que eventos como el Mundial de fútbol de la FIFA o los Juegos Olímpicos se hayan realizado en los últimos años en países de esta categoría, como los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, el Mundial de Sudáfrica de 2010 o los Juegos Olímpicos de Sochi en Rusia, con la diferencia de que la gente en Brasil manifiesta un estado de desasosiego previo al despertar, que se está hacien-do cada vez más frecuente en distintos lugares del mundo, y que no se contenta fácilmente con la fórmula romana “pan y circo”. Por último, no está de-más señalar que Brasil como potencia emergente comparte con Rusia y con EE. UU. un constante incremento de mu-sulmanes conversos.

Yaqub González es profe-sor de Filosofía en proceso de titulación. Trabaja en revisión y edición de textos educativos. Gestiona los blogs elpescador.blog.com y agorasur.blogspot.com. Ha escrito un libro de poemas, La luna es un espejo donde se baña Layla. Reside en Santiago de Chile y colabora con la revista Acéfalos y es escri-tor habitual de ISLAM HOY.

Yaqub GonzálezSantiago de Chile

Brasil 2014 y las protestas

Vista aérea del Cristo Redentor y el estadio de Maracaná en Rio de Janeiro, Brazil.

A

Brasil manifiesta un estado de desasosiego previo al despertar, que se está haciendo cada vez más frecuente en distintos lugares del mundo, y que no se contenta fácilmente con la fórmula romana “pan y circo”

Entre la enajenación y la esperanza

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i nombre en el Islam es Yasin. Fue el nom-bre que me otorgó

Emir Nafia el día que final-mente hice mi shahada ante la comunidad musulmana en México. Tengo 31 años, estoy felizmente casado con mi queri-da esposa Valentina desde hace siete años y, ¡alhamdulillah!, somos los felices padres de Ilyas Nim. Hace más de diez años me encuentro en un

proceso de regeneración de mi relación con la naturaleza y con la vida. Soy permacultor y soy musulmán. Desde hace más de siete años habito en una región al sur del estado de Veracruz, en la costa del Golfo de México, conocida como Los Tuxtlas. En este lugar decidí establecer mi hogar y desde este sitio trato de vivir con la congruencia que Allah enseña en el Corán

y también con la figura del Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones sean con él.

Mi acercamiento al Corán y a la vida del Profeta Muhammad fue a través de la lectura. La lectura y yo hemos estado conectados por divino mandato, divina gracia, divina providencia, que me ha permitido encontrar guía en este mundo, y si Allah quiere, en esta vida y en la que sigue. No es casualidad, pues, que mi shahada, pronunciada ante el entonces Emir Nafia, ahora Shayj Nafi´a Ad Darqawi, haya sido fuertemente influenciada por un libro, el texto Green Deen de Ibrahim Abdul Matin. En este libro, el autor nos habla de su experiencia como musulmán norteamericano, comprometido con las causas sociales y ambientales de su comunidad local y su país. Hace hincapié en temas fundamentales para la existencia y permanencia de la vida en la Tierra, como son: la energía, la comida, el agua y los residuos. Allah, a través de Sus Mensajeros y Sus Libros revelados nos recuerda constantemente que cuidemos la Tierra, nuestro hogar. Como huéspedes de la naturaleza no hemos aprendido a comportarnos como es debido y hemos deteriorado no solamente los medios para nuestra supervivencia más inmediata, sino que también nos hemos privado del goce

estético de la naturaleza. Seamos ambientalistas o no lo seamos, el Din del Islam está profundamente alineado con cultivar relaciones prudentes, o mejor dicho, saludables con nuestro ambiente social, económico y ambiental, por lo que al leer este libro me convencí de que quería saber más acerca de las personas que tienen como modelo de comportamiento y carácter al Profeta Muhammad.

En el apartado donde el autor habla de la energía, menciona a una comunidad musulmana que vive en México, en el estado de Chiapas. Esta información me llevó a buscar señales de la existencia de esta comunidad. Efectivamente, me encontré que había una comunidad musulmana en Chiapas y que en realidad llevaban bastante tiempo establecidos. Visité la página web www.islammexico.org.mx, así como también otras

páginas web de comunidades musulmanas en México, poniéndome en comunicación con Omar Weston y con Emir Nafia. 

Después de algunas visitas al Centro Ibn Jaldún, ubicado en la Ciudad de México, donde la comunidad musulmana ofrece sus publicaciones y también algunos seminarios para acercar a la gente a los musulmanes y a su gran legado, decidí hacer el salto de fe, decidí pronunciar mi Shahada. Ese día Emir Nafia me presentó a su hijo, Hafiz Umar, dejándome prácticamente en sus manos para que me transmitiera lo básico que debía yo saber acerca del wudu, la oración, la shahada y los primeros pasos de un musulmán. Para la hora de magrib ya había yo entendido muchas cosas. Gracias a esta transmisión directa al momento de la oración de isha ya me sentía mucho más seguro y firme

en mi intención y propósito. Participé en la oración y en el wird, y al finalizar, realicé mi shahada, sujetando la firme mano de Emir Nafia: “La ilaha illallah, Muhammad rasulullah”, después de lo cual recibí el nombre de Yasin. Este momento, muy emotivo, cerró con una cena en común, abundante en baraka, en la cual participamos todos los presentes. Muchos detalles hermosos, providenciales, sucedieron en mi interior y mi exterior. Ese día, al salir del Centro Ibn Jaldún, era pero no era ya el mismo. Algo en mí había cambiado profundamente, un cambio de retorno, un cambio hacia el reconocimiento de la Verdad y la Realidad con mayúsculas, una intención fuerte con una visión más clara.

Y sólo Allah sabe lo que mostramos y lo que escondemos y a Él habremos de regresar.

Salto de Eyipantla en Los Tuxtlas, México.

Din VerdeYasin CarrilloVeracruz, México

M

Algo en mí había cambiado profundamente, un cambio de retorno, un cambio hacia el reconocimiento de la Verdad y la Realidad con mayúsculas, una intención fuerte con una visión más clara

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ada vez son más los intelectuales y pen-sadores occidentales

que notan que se avecinan tiempos de grandes cambios. Que ya están empezando, de hecho. A menudo se les es-capan aspectos importantes de ese gran cambio que se está dando y no tienen claro hacia dónde va; pero algu-nas de sus observaciones son interesantes.

Fernando Trías de Bes puede ser un ejemplo de eso. En su reciente libro El gran cambio (Ed. Temas de Hoy) incluye, entre otras cosas, una fábula que, en esen-cia, cuenta la historia de un alfarero que establece ne-gocios con un “hombre de ojos rasgados” al que vende algunas cerámicas a cambio de comprarle una gran varie-dad de productos. El truco que utiliza el hombre de ojos rasgados es que siempre le vende mucho más de lo que le compra y lo tranquiliza diciéndole que no se preocu-pe, que ya le pagará la deu-da contraída más adelante. El problema es que, año tras año, la deuda no deja de au-mentar pues cada vez es más grande la diferencia entre lo que el alfarero vende y lo que le compra al de los ojos rasgados. El ceramista ha ido contratando ayudantes para poder satisfacer los pedidos del hombre de ojos rasgados y está contento de que su negocio prospere. Pero cada vez está más preocupado porque ve que su deuda va en aumento, y si el hombre de ojos rasgados se enfada y

le pide lo que le debe, va a te-ner tres problemas: el prime-ro, que no podrá pagarle; el segundo, que su mujer y sus hijos, a los que ha acostum-brado a traer múltiples cosas del hombre de ojos rasgados, van a montar en cólera con él porque ahora no podrá llevárselas; y el tercero, que va a tener que despedir e indemnizar a los ayudantes que contrató para poder sa-tisfacer los pedidos del hom-bre de los ojos rasgados, que ahora dejará de comprarle.

La conclusión de la fábula a menudo la hemos adelan-tado en Islam: endeudar no es sólo una forma de negocio usurera; es, sobre todo, una forma de poder.

El autor analiza lo que está pasando entre las dos primeras economías del mundo actual: EE UU y China, la segunda, en teo-ría, comunista y capitalis-ta la primera. Por un lado China mantiene una balanza comercial muy positiva res-pecto a EE UU (y también respecto a la UE, por cier-to), mientras que EE UU no para de tomar préstamos de China para mantener finan-ciación externa y un déficit público cada vez mayores. China, para favorecer su co-mercio, realiza sus exporta-ciones en las principales di-visas extranjeras y especula para que la suya (el yuan) no aumente su valor y siga sien-do competitiva. Así, ha ido comprando millones de dó-lares USA que luego invierte en deuda pública estadouni-dense, con lo que se convier-te en la principal fuente de financiación del déficit ame-ricano. Ya tenemos quién es el alfarero y quién el hombre de ojos rasgados de la fábu-la. Lo más curioso de todo es que la competitividad de

la industria china se debe a los bajos precios de sus pro-ductos, conseguidos a base de una sobreexplotación de su mano de obra: los traba-jadores chinos trabajan, ¡en el mercado legal!, por poco más de un euro a la hora, sólo tienen un día de descan-so y si trabajan su día libre se les paga la hora al doble (lo cual supone apenas un poco

más de dos euros, tampoco es tan difícil para el empre-sario). Si eso es lo legal, lo ilegal para qué contar: tra-bajos sin contrato, horarios interminables, condiciones inhumanas, abusos de todo tipo, salarios retenidos, ho-ras sin pagar, etc., etc. No es de extrañar que el índice de suicidios sea muy alto. Y eso ¡en un país comunista! ¡Si Karl Marx levantara la cabeza! Haz un Manifiesto Comunista para esto…

Desde luego, cualquiera con un mínimo de luces se da cuenta de que ninguna de las dos alternativas sirve. El problema para Fernando Trías de Bes es que a la hora

de las soluciones se pierde en un maremágnum de cosi-tas, interesantes cada una de ellas, pero que no plantean en su conjunto una manera alternativa de organizar la sociedad. Son recursos indi-viduales para sobrevivir, de pequeñas comunidades que hacen trueque, uso imagi-nativo de las nuevas tecno-logías, iniciativas empren-

dedoras y cosas por el estilo; pero, en el fondo, lo que im-pide a éste como a tantos analistas una alternativa real es que tienen un prejuicio, un dogma “religioso” que los ata de manera ineludible. En una parte de su libro dice el autor que los préstamos (se deduce en consecuencia que los bancos, desde su ópti-ca) son necesarios porque sin ellos no se pueden ha-cer grandes inversiones en industria, infraestructuras, etc. Con lo cual, tal vez sin darse cuenta, está ponien-do las raíces sobre las que se asienta la usura. El autor, aparte de no fijar su aten-ción en momento alguno en

el vacío espiritual de la so-ciedad que está analizando, no conoce, ni parece querer conocer, las alternativas eco-nómicas que el Islam plantea y que, aunque ahora no están funcionando en ningún lu-gar del mundo, lo hicieron por ejemplo en el Califato otomano, en Al-Ándalus o en los primeros tiempos del Islam. Y fueron civilizacio-nes prósperas que permitie-ron avanzar a la técnica, el arte y la cultura del mundo y que daban felicidad y pro-greso a sus habitantes. Y hoy sería más fácil que entonces si la técnica se pusiera al ser-vicio del ser humano y no al contrario, y, además, cada vez es más necesario, pues el camino que lleva la civi-lización tecnológica y des-cabellada que domina hoy el mundo es el del abismo.

No es este artículo el si-tio para explicar esas alter-nativas. El propio periódico ISLAM HOY ha publicado varios artículos en distintos números explicándolas; a ellos me remito y a la pro-pia historia, cuando es con-tada de forma objetiva e imparcial.

Yahia Ballesteros es pro-fesor de Historia y Geografía en un I.E.S. andaluz. Tiene publicadas obras de poe-sía, novela, teatro y ensayo y ha recibido premios como el Río Henares de Sonetos (Guadalajara), el Primer Premio del Ministerio de Educación y Ciencia de Teatro (Madrid) o el de Novela de Olula del Río (Almería). Dirige la revista internacional de teatro y li-teratura Alhucema. Páginas con obra suya: https://s i t e s . g o o g l e . c o m / s i t e /emilioballesterosalmazan/

Yahia BallesterosGranada

Cambios que lleganLos grandes cambios que se avecinan, más allá del capitalismo y del comunismo imperantes, en el siglo en que vivimos

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n silencio rodea la figura del jefe. Sin embargo, es impres-

cindible en todas las esfe-ras de la vida: la familia, la amistad, la empresa mercan-til o industrial, la política, la religión. Quizás por ello, en un rincón de su obra sin-gular, Ernst Jünger exclama: “Bienaventurado aquél que posee el don inapreciable de tener un buen jefe”.

Lo primero en la figura de este jefe, cuando por milagro aparece, es la admiración que despierta su persona entre los que le rodean; por su fuerza y coraje o por su intelecto o por su visión o por una com-binación de cualidades; le ro-dea el aura del buen nombre. En algunos casos, la admira-ción por el jefe es acompaña-da por el amor; una clase de amor, sin embargo, muy dis-tinto de todos los demás.

Todo jefe nato tiene que llegar a serlo. En el caso me-tafórico que vamos a con-templar, un modelo de lide-razgo esculpido por la pluma de un escritor¹, nuestro jefe, desde el momento en que se da cuenta de que lo es, se ve movido a deponer al Jefe de Estado reinante movido por una dinámica oculta; puesto que germina el uno cuando el otro se ha vuelto un tirano.

Un complot para hacerse con el poder es cosa de vida o muerte, pero nuestro jefe recibe la ayuda de un confi-dente y de una mujer. El con-fidente le sirve de espejo; la mujer, no sin dudas, apuesta por él. El confidente pone también en marcha la má-quina de los habituales intri-gantes que acechan cuando el poder amenaza con derrum-barse. Para ello, el confidente no desestima ningún medio, puesto que en su pecho arde el amor por el jefe al que se ha hecho alusión. Tampoco debe olvidarse que a nuestro jefe, un capitán de dragones, allá donde se encuentre, le rodea siempre la admira-ción y el apoyo confiado de los hombres que luchan a caballo.

Tres condiciones se reve-lan por lo tanto necesarias inicialmente: un compañero devoto, el deleite, un bando activo y leal.

Una noche, el sino polí-tico hace que el compañero devoto y el tirano se hablen. Éste manifiesta conocer el golpe de Estado que se prepa-ra contra él y el papel que el confidente y los demás impli-cados juegan en ella. Confiesa seductoramente también que desde hace tiempo no espera sino la circunstancia que le li-bre del peso del poder.

El confidente malentien-de sus palabras, cree que se oculta en ellas una terrible amenaza, pero nuestro jefe se las explica debidamente: “Está cansado y tiene miedo. Te ha llamado para abrir una negociación, pero no habrá regateos. Hay que plantear batalla lo más pronto posible”, le dice.

Estas palabras muestran al devoto compañero que la mo-neda de su jefe tiene ya valor intrínseco, que el peligro de ser falsa ha dejado serlo. La admiración y el amor han de justificarse para no convertir-se en desprecio.

Algunos días más tarde dos hombres buscan al con-fidente. El primero le dice que para derribar al tirano y dar voz al pueblo, la prós-pera masonería apoyará a su jefe. La expresión “voz del pueblo” delata sus verdaderas intenciones. La nueva riqueza desea desbancar a la terrate-niente antigua. El segundo, un teólogo jesuita, es más si-nuoso. Mientras habla con el confidente desmenuza entre sus dedos una flor de mag-nolia. La Iglesia, viene a de-cir, apoyará por supuesto al vencedor.

Cuando el confidente re-porta a su jefe ambos encuen-tros, la respuesta de éste le revela hasta qué punto y con qué celeridad ha pasado a do-minar también en la zona de las sombras. “Nunca los ma-sones ni la Iglesia –con quie-nes me he puesto por otro lado de acuerdo– deciden los acontecimientos, sólo los constatan”, le dice.

Después de esto, el destino incalculable precipita la bata-lla. El nuevo jefe planea con la audacia sencilla de una per-fecta inteligencia el momento de la verdad, es decir, de la ac-ción que decide el acontecer.

Al frente de su tropa de hombres a caballo agitando sus aceros camino de la vic-toria o de la muerte, el alma del jefe, y con ella la de toda la partida, se eleva por en-cima de sí misma. No hay

momento como éste. Ni si-quiera el sabor de la victoria sería mejor. Porque es un mo-

mento, dice el escritor de esta metáfora, en que los hombres son verdaderamente amigos, fundidos en un amor que so-brepasa altaneramente a los otros amores. Misterio de la humanidad que se da por nada a nada.

La acción toma lugar en un pueblo a las puertas de la capital. El victorioso entrará en ella para ocupar de nuevo o por primera vez el Palacio, la sede visible del poder.

En la primera parte de la

batalla, nuestro jefe, los ji-netes y la infantería que les apoya, el partido del pueblo, son vencidos por el partido reinante de los terratenien-tes. Todo parece perdido. Sin embargo, no lo está comple-tamente, pues la pasión que arde en el interior del compa-ñero devoto se resiste tenaz-mente a extinguirse. Su ima-ginación evoca una segunda parte de la batalla en que ga-nar lo perdido; un enfrenta-miento nuevo y distinto, pues no será ya el choque entre los cuerpos de dos batallones sino entre los cuerpos de dos individuos. Un duelo entre dos corazones que se buscan desde el principio.

Así, mientras los soldados vencedores se emborrachan en el pueblo, conduce a su jefe, bajo la protección de la noche, hasta el convento don-de el Jefe de Estado aún rei-nante descansa solitariamen-te en un rincón de la capilla. Sorteando la vigilancia de los centinelas, el compañero y su jefe llegan hasta él con sus pistolas en alto. Don Benito, así se llama el tirano, se halla bajo sus puntos de mira, pero no es cuestión de pistolas. En medio del silencio de un lugar quizás ahora sagrado, Don Benito y Jaime, así se lla-ma nuestro jefe, se enfrentan

en una batalla de almas en el mismo corazón del momento de la verdad.

Repentinamente, Jaime baja la pistola y la enfunda. Este gesto produce una revo-lución en Don Benito, que en un segundo se siente bañado por la esperanza. Parece que Jaime quiere dar a su oponen-te la oportunidad de defen-derse. Quizás no ha sido ca-paz de matarlo. No es así. Don Jaime sabe que es malo jugar con la suerte por segura que parezca. En lugar de la pis-tola, en su mano aparece un cuchillo que sin vacilar hunde duramente, con mano segura, en el corazón de Don Benito, mientras éste se retuerce, pre-sa de la estupefacción.

1 Pierre Drieu La Rochelle. L’homme à cheval, Gallimard, 2012.

Dr. Abdelbasir Ojembarrena ha sido profesor de Literatura Española y Universal en la Universidad del País Vasco. Es premio Café Gijón, ha pu-blicado tres novelas: Ismael, Guerrita y Bajo la Noche; y cuentos en revistas america-nas y españolas. En la actuali-dad es profesor de Literatura Universal en el Dallas College, Ciudad del Cabo.

De Jaimea don JaimeAbdelbassir OjembarrenaCiudad del Cabo, Sudáfrica

U

Ernst Jünger, escritor, filósofo e historiador alemán.

Lo primero en la figura del jefe, cuando por milagro aparece, es la admiración que despierta su persona entre los que le rodean; por su fuerza y coraje o por su intelecto o por su visión o por una combinación de cualidades; le rodea el aura del buen nombre

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