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Con la lectura de ‘Ash-Shifá’, la admiración, la estima y el amor por el Profeta de Allah (s. a. w. s.) crecen en nuestro interior En la época bendecida del establecimiento del Din en Medina Al Munawarah, el Mensajero de Allah, El Profeta Muhámmad (s. a. w. s.) estableció el WAQF, que se convirtió, con el paso de los tiempos, en la red más completa de asistencia social, con funcionamiento totalmente autónomo, independiente de los Gobiernos. El restablecimiento de la justicia, la libertad y el reparto misericordioso de la riqueza, donde el bienestar de los más necesitados está contemplado como una obligación individual, sólo se puede dar en una sociedad que no tiene necesidad de inventar constantemente leyes, sino que acata con sumisión y complacencia las leyes inmutables que el Creador de todo el universo ha establecido hasta el final de los tiempos. Mientras peor se presenta a los musulmanes en los ‘mass media’, más gente se interesa en el Islam El auge de Islam en Latinoamérica Qadi ‘Iyad y el ‘Shifá’ El Islam en Cataluña Elecciones democráticas, ¿cambiar para que nada cambie? Los musulmanes tenemos la responsabilidad de conseguir este cambio Cataluña es la comunidad con más musulmanes del territorio peninsular, casi medio millón ▶5 12 ▶7 ▶6 ▶ 10 8 y 9 Sólo hay una salida, la obediencia a Allah Sobre el restablecimiento del ‘waqf ’ en esta época PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LA COMUNIDAD ISLÁMICA EN ESPAÑA · www.islamhoy.com · EJEMPLAR GRATUITO · SEP/OCT 2015 · Nº 39 · AÑO VII

ISLAM HOY 39, año VII, septiembre-octubre 2015

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Trigésima novena edición del periódico ISLAM HOY.

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Page 1: ISLAM HOY 39, año VII, septiembre-octubre 2015

Con la lectura de ‘Ash-Shifá’, la admiración, la estima y el amor por el Profeta de Allah (s. a. w. s.) crecen en nuestro interior

En la época bendecida del establecimiento del Din en Medina Al Munawarah, el Mensajero de Allah, El Profeta Muhámmad (s. a. w. s.) estableció el WAQF, que se convirtió, con el paso de los tiempos, en la red más completa de asistencia social, con funcionamiento totalmente autónomo, independiente de los Gobiernos.

El restablecimiento de la justicia, la libertad y el reparto misericordioso de la riqueza, donde el bienestar de los más necesitados está contemplado como una obligación individual, sólo se puede dar en una sociedad que no tiene necesidad de inventar constantemente leyes, sino que acata con sumisión y complacencia las leyes inmutables que el Creador de todo el universo ha establecido hasta el final de los tiempos.

Mientras peor se presenta a los musulmanes en los ‘mass media’,más gente se interesa en el Islam

El auge de Islam en Latinoamérica

Qadi ‘Iyad y el ‘Shifá’

El Islam en Cataluña

Elecciones democráticas,¿cambiar para que nada cambie?Los musulmanes tenemos la responsabilidad de conseguir este cambio

Cataluña es la comunidad con más musulmanes del territorio peninsular,casi medio millón

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Sólo hay una salida,la obediencia a Allah

Sobre el restablecimiento del ‘waqf ’ en esta época

PUBLICACIÓN BIMESTRAL DE LA COMUNIDAD ISLÁMICA EN ESPAÑA · www.islamhoy.com · EJEMPLAR GRATUITO · SEP/OCT 2015 · Nº 39 · AÑO VII

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audia Airlines, la com-pañía aérea líder en Arabia Saudita, cele-

bró la noche del 13 de julio una cena iftar en el Hotel Intercontinental de Madrid para agentes de viajes.

El iftar es la comida noc-turna con la que se rompe el ayuno diario durante el mes islámico del Ramadán. Durante el Ramadán, esta comida se hace en grupo, reuniéndose para romper el

ayuno. Tradicionalmente, esta comida se realiza justo después del maghrib –puesta de sol– y el dátil es el primer alimento que se consume al romper el ayuno.

El encuentro organizado por la compañía aérea con-tó con la asistencia de 24 agentes representantes de las principales agencias de via-jes de tráfico religioso con presencia en España.

Según María González Carmona, supervisora de Ventas y Marketing de Saudia para España y Portugal: “Hemos querido realizar este evento para compartir un momento muy especial con los agentes de viajes de

la comunidad musulmana. Es una forma de acercarnos a nuestro colaboradores del día a día”.

El menú halal servido durante el evento estuvo

formado por las típicas so-pas, ensaladas, platos ca-lientes y postres. Así, los asistentes pudieron de-gustar platos tan típicos como el mutabal, hummus,

tabbouleh y el cordero tagine con verduras y cuscús, entre otros.

Acerca de Saudia Airlines

Saudia Airlines, creada en el año 1945, es una de las ae-rolíneas más importantes del Medio Oriente, y traslada a más de 21 millones de pasa-jeros al año.

La compañía saudi-ta opera una flota de 116 aviones hacia destinos del Medio Oriente, África, el Subcontinente Indio, Lejano Oriente, Europa y Estados Unidos, con vuelos a 78 des-tinos, 26 domésticos y 52 internacionales.

finales del pasado mes de mayo (29, 30 y 31), tuvo lugar, en la ciudad

de Kelat Mgouna, la conocida mundialmente como la Ciudad de las Rosas, un encuentro que llenó de luz y de inspiración a todos los que acudieron a él; también a todos los que re-gresaron y fueron capaces de transmitir esa luz y ese aroma, que como si de una rosa se tra-tara, fue traspasándose de una persona a otra, hasta llegar a iluminar y perfumar miles de corazones, todos anhelantes de recibir las noticias de lo que allí había ocurrido.

El evento al que nos esta-mos refiriendo fue el Mausim de Sheij Moulay Murtada Elboumashouli, que ya se ha

convertido en una tradición y en un evento prácticamente obligatorio para los integran-tes de la Tariqa Shadiliya-Darqawiyah, y que este año, 2015, gracias a Allah, ha cele-brado su cuarta edición.

El primer día del Mausim, el viernes 29 de mayo, se reu-nieron todos los asistentes en la jaima –lugar en torno al que gira el evento, ya que es el sitio donde se celebran los dhikras– poco antes de la hora del salat del yumu’ah. Gentes de España, Inglaterra, Alemania, Suiza, Malasia, Indonesia, Sudáfrica, Méjico y otros lugares del mundo estaban presentes en ese momento y en ese lugar.

Tras la oración del yumu’ah, y una breve visita a una ma-draza coránica tradicional, en la que los estudiantes dedican sus días completos a la memo-rización del Corán, se regresó a la jaima, atravesando caminos pintorescos, donde los asisten-tes fueron invitados a comer.

La siguiente cita tuvo lu-gar en el mismo sitio, en esa jaima tradicional, adecua-da para la ocasión como una zawiyya, como lugar princi-pal del evento, a la hora de la oración de magrib. Tras la oración, comenzó una vela-da de recitación del Corán, de cantos de alabanza a Allah, de elogio y bendiciones al mejor de la creación, el Mensajero del Islam, Muhámmad, salla allahu alaihi wa sallam.

Tras la cena, se emplazó a los asistentes para la mañana siguiente en el ayuntamiento de la ciudad, donde tendrían lugar las conferencias aca-démicas, a las que asistieron importantes hombres de co-nocimiento tanto del Reino de Marruecos como de otros países.

Esa misma noche, la no-che del sábado 30, fue la no-che importante del evento, la noche del Mausim, una noche en la que los corazones de los

asistentes se estremecieron al escuchar cómo las voces de los cantores se elevaban unas sobre otras para engrandecer a Allah, para elogiar a Su Profeta y Mensajero, entonando mara-villosas melodías para deleite de los oídos y los corazones.

Terminó esta noche con un discurso pronunciado por Sheij Murtada, en el que habla-ba de la visión, de la mirada, como el sentido más elevado que posee el ser humano. La mirada que puede ser para ti un beneficio o un perjuicio, la mirada que puede ser causa de tu entrada en el Jardín o pue-de ser causa de tu entrada en el Fuego; la importancia que tiene en el Islam la cuestión de hacia dónde diriges tu mirada, y cómo una mirada de amor hacia tu hermano puede llegar a ser mejor que cuarenta años de i’tikaf. Y tal como dice Sheij Muhammad Ibn Al Habib en su Diwán: “Cuando mis ojos miran los rostros de mis

amados, esas son las oraciones voluntarias de mis noches”.

El domingo fue el último día del Mausim pero no por ello menos importante, ya que tuvieron lugar dos aconteci-mientos dignos de mención: el primero de ellos fue por la ma-ñana con la visita a la zawiyya de Mulay Abdul Málik, abuelo de Sheij Murtada, recitándose diferentes suras del Corán y el conocido Dua’ An Nasiri. Y el segundo acontecimiento de ese día, que el propio Sheij Murtada calificó como el cierre soñado para el evento, fue una barbacoa organizada por la Comunidad Islámica en España en el hotel en el que se alojaban, a la que acudieron todos los asistentes al Mausim, y que fue la guinda que coronó el pastel de unos días tan intensos, llenos de luz y de bá-raka, llenos de amor y de her-mandad, unos días que se man-tendrán siempre en el recuerdo de todos aquellos que tuvieron el honor de haberlo vivido.

Saudia Airlines organizó el pasado mes de Ramadán una cena ‘iftar’ para agentes de viaje

Celebración del Mausim de Sheij Murtadaen Kelat Mgouna, Marruecos

RedacciónGranada

Sheij Ahmed BermejoGranada

S

A

Miembros de Saudia Airlines con otro agentes de viajes.

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egún un estudio efec-tuado por el Pew Research Center (1),

durante los últimos veinte años el número de musulma-nes en el mundo ha aumen-tado considerablemente.

“Las estadísticas de 1973 indicaban que la población mundial de musulmanes era de 500 millones, cifra que alcanza hoy los 1.500 mi-llones. Actualmente, una de cada cuatro personas es mu-sulmana. Con toda proba-bilidad la población musul-mana continuará creciendo, convirtiéndose el Islam en la religión más numerosa del mundo”.

“La razón de este conti-nuo crecimiento no es sólo el incremento de la pobla-ción en los países musulma-nes, sino el gran número de personas que se convierten al Islam, fenómeno que ha aumentado, especialmente tras los ataques contra las Torres Gemelas el 11 de sep-tiembre de 2001. Este ata-que, condenado por todo el mundo, especialmente por los musulmanes, ha atraído la atención de la gente (espe-cialmente americanos) hacia el Islam”.

La gente de Occidente se pregunta “acerca de qué cla-se de religión es el Islam, qué es lo que el Corán dice, qué

obligaciones acontecen a los musulmanes y cómo las lle-van a cabo”.

Así como en el resto del mundo, el Islam está crecien-do rápidamente en Europa. Este incremento no sólo es debido a la inmigración, sino también al gran número de personas que adopta Islam como modo de vida.

Un reportaje de NTV News afirmó que, “en Francia, tras los ataques del 11/S, el número de personas conver-tidas al Islam había pasado de 30.000 a 40.000 en el año 2004”.

También se informa en otro estudio que “hoy en día existen 13 millones de musul-manes viviendo en Europa, 3.2 millones en Alemania, 2 millones en Gran Bretaña, 4-5 millones en Francia y el resto disperso por Europa, aunque especialmente en los Balcanes. Esta representación viene a ser más del 2% de la población europea, siendo moderados en las cifras, ya que la realidad parece ser superior”.

Existe un número impor-tante de personas británi-cas, casi todas ellas mujeres, que se están convirtiendo al Islam. La proporción de con-versiones hacen ver que “el Islam se volverá la religión más importante rápidamente en este país. De hecho, en los próximos veinte años el nú-mero de conversos británicos igualará, o dará alcance, a la comunidad musulmana in-migrante que llevó la fe allí, puesto que ninguna nación o

etnia puede decir que el Islam le es algo propio. Las conver-siones al Islam se han acelera-do, sobre todo en las mujeres, dado que es una mentira ex-tendida en Occidente que el Islam maltrate a las mujeres”.

En los EE. UU., “las con-versiones de mujeres supe-ran en número a las de los hombres por cuatro a uno; y en Gran Bretaña, se estima que por cada 10.000 hombres conversos, hay 20.000 muje-res conversas, dándose la ma-yoría de las conversiones en-tre personas de 30 a 50 años de edad”.

En Dinamarca, después del gran espacio dedicado al Islam por los medios de co-municación, consecuencia del 11 de septiembre, muchos daneses se han interesado en esta religión, “notándose un importante incremento en la venta del Corán. Muchas mujeres danesas convertidas al Islam afirman que han sido atraídas por éste, después de haberlo estudiado de cer-ca, encontrándolo racional; añadiendo que esta religión define claramente reglas en materia de moralidad, ali-mentación y relación entre hombre y mujer”.

(1) El Centro de Investigaciones Pew Research Center es un think tank  con sede en  Washington D. C.  que brinda información sobre problemáticas, actitudes y tendencias que caracterizan a los  Estados Unidos  y el mun-do. Pew regularmente presenta encuestas de gran alcance de este tipo sin tomar posturas en

cuanto a políticas públicas. Con seis años en el proceso, su estu-dio recopiló datos de 234 países y territorios, pronosticando el des-tino de cinco religiones impor-tantes –budismo, cristianismo, hinduismo, judaísmo e islam– al igual que las religiones tradicio-nales y las personas sin afiliación religiosa, entre ellos, los ateos.

El estudio, que según Pew es el primero de este tipo, basa

sus proyecciones en la edad de la población, tasas de fecundi-dad y mortalidad, así como los patrones de migración y con-versión. En pocas palabras, los musulmanes tienen las fami-lias más numerosas, conser-van más miembros y son más jóvenes que los adeptos de otras religiones. Más de 1 de cada 3 musulmanes es menor de 15 años.

l Gobierno de Malasia, por medio de su vicepresidente,

Tan Sri Muhyiddín Yassin, hizo, durante el pasado mes de Ramadán, una dona-ción de 1 000 000 $ para el Centro Cultural Islámico de Sevilla. La donación fue he-cha a través de la Embajada de Malasia en España, donde

quedará a disposición de la Fundación Mezquita de Sevilla, para el proyecto del Centro Cultural Islámico de Sevilla.

Los musulmanes sevilla-nos en particular y los espa-ñoles en general queremos, en primer lugar, dar nuestro más sincero agradecimien-to al Gobierno de Malasia; a su vicepresidente, Tan Sri Muhyiddin Yassin; al presi-dente del Senado, Tan Sri Abu Zahar Ujang; a todos los altos cargos del Gobierno y al pue-blo malasio por su inestimable

ayuda, generosidad y cortesía de cara a este proyecto desde el primer momento.

Recibimos esta ayuda con agrado y conscientes de la gran responsabilidad que ello conlle-va. Con esta ayuda se da el pri-mer paso en el establecimiento del Centro Cultural Islámico de Sevilla, el primero de muchos, ya que esto es tan solo el comienzo. Nuestro más sincero agradeci-miento a todos aquellos que han ayudado, contribuido y nos han mantenido en sus du’as para ha-cer de este proyecto una realidad. ¡Alhamdulillah wa shukrulillah!

Islam, el ‘din’ con más crecimiento,expansión y proyección mundial

El Gobierno de Malasia dona 1 000 000 $ para el Centro Cultural Islámico de Sevilla

RedacciónGranada

S

Fuente: Pew Research Center.

RedacciónSevilla

E

Las perspectivas de crecimiento del Islam serán superiores al de la población general en todas las regiones, excepto en América Latina. Especialmente notable es el aumento de la población musulmana en América del Norte. Según este cuadro, la población mundial crecerá un 44% y la población musulmana un 91%, dando a entender que por cada habitante nuevo, habrá dos musulmanes nuevos. Es decir, la mitad de la población mundial será musulmana para 2050.

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“Un hombre de noble corazón irá muy lejos guiado por la palabra gentil de

una mujer”.

Johann Wolfgang Goethe

EDITORIAL

Dice Allah en su Sagrado Libro, el Corán: “Alejaré de Mis signos a quienes se llenan de soberbia en la Tierra sin razón; ésos que, aunque vean todo tipo de signos, no creen en ellos, y aunque vean el camino de la guía recta, no lo toman como camino, pero que si, en cambio, ven el camino de la perdición, lo toman como camino.

Eso es porque han negado la verdad de Nuestros signos y son indiferentes a ellos” (Sura “al Àraf ”, 146).

Qué enseñanza tan profunda encierran las pala-bras de Allah, subhanahu wa ta’ala, en la aleya ante-rior. Las enseñanzas del Din de Allah y de la sunna de Su Mensajero han sido trasmitidas a lo largo de los siglos. Para ello, los ulamâ, la gente de conocimiento, los shuyuj que han recibido una trasmisión correc-ta se han encargado de enseñarlo a la comunidad de musulmanes.

Sin embargo, vivimos en una época de gran con-fusión. Sin duda, es la era de la comunicación, de la velocidad en la trasmisión de datos y, al mismo tiempo, es la época con la mayor falta de conocimiento y de claridad de la historia.

Y no es que no exista gente de conocimiento con íd-hem y con una trasmisión correcta, es que, como dice Allah: “Aunque vean el camino de la guía recta, no lo toman”. Enseñanzas prácticas sobre nuestra vida, como el matrimonio, la educación de los hijos, el com-promiso con la comunidad, la protección de los débiles y tantas y tantas indicaciones han sido explicadas por la gente de conocimiento de forma nítida, pero insisti-mos en no ver la realidad de los signos y nos embarca-mos en el camino de la perdición. Son elementos muy sutiles, pero no hay nada más peligroso que tener un conocimiento y no llevarlo a la práctica, o, peor aún, tener un conocimiento y hacer lo opuesto.

Pido a Allah que nos haga ser gente con un conoci-miento útil, que nos haga gente de reflexión y gente de buen consejo, y pido a Allah que nos otorgue lo mejor en esta vida y en la Próxima. Amín.

Malik A. Ruiz Director

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GLOSARIO Asar: la oración de media tarde. Da nombre también a la azora 103 del Corán.‘Alim. pl.: ‘Ulamá: Un erudito, especialmente de las ciencias del Islam.Awliya: Persona cercana a Allah.Baraka: La bendición que emana de una persona o lugar determinado.Dawa: Lit.: Llamada. Acto de llamar a la gente al Islam.Dhikr: Recuerdo y, en consecuencia, invocación de Allah.Dhimma: obligación o contrato. En particular, tratado de protección para los no musulmanes establecidos en territorio musulmán.Din: La transacción vital, lit. la deuda entre dos partes, en este caso entre el Creador y el creado. Dua: Pedir a Allah.Dhuhr: la oración del mediodía que consta de cuatro rak‘ats.Emir: Persona de autoridad.Faqih. pl. fuqahá: Hombre que tiene conocimiento del fiqh en virtud del cual puede emitir juicios legales.Faqir: pl.: Fuqará. Lit.: Pobre. El que sabe que está necesitado y dependiente de Allah, el Rico y Autosuficiente. Faŷar: amanecer, alba. Oración del amanecer.Fiqh: la ciencia de la aplicación de la Shari’a. Al experto en fiqh se le llama faqih.Futuwa: Cortesía espiritual que se manifiesta en el buen comportamiento.Hadiz: Transmisión de las palabras del Profeta, a quien Allah bendiga y conceda paz. Halal: Lo permitido por la Shariah. ‘Id. pl.: A’yad: Celebración para los musulmanes; existen dos al año, una tras el final del Ramadán y la otra tras el final del Hayy.Iman: Creencia islámica.Isha: la oración de la noche.Jutba: discurso; en particular el que pronuncia de pie el Imam el viernes antes de la oración.Magrib: oración de la puesta de sol. El Magreb también designa los territorios musulmanes del noroeste de Africa y es el nombre árabe de Marruecos.Nafs: “el ser, el yo”. Normalmente designa al ser inferior, ya sea el ser que indica el mal o el ser censurador. Según Ibn al Arabi, el nafs es lo que está producido por los atributos del esclavo.Rakat: Una de las partes en las que se divide la oración.Ramadan: Noveno mes del año lunar, durante el cual se debe observar ayuno desde el amanecer hasta el ocaso.Salat. Pl.: salawat: Oración. Cada una de las cinco oraciones obligatorias del musulmán. Segundo pilar del Islam.Shahada: Atestiguar; afirmar que no hay más divinidad que Allah y que Muhammad es el Mensajero de Allah.Sheij. pl.: Shuŷuj. Título de respeto en virtud de la edad o condición social. En el sufismo, el maestro espiritual que te guía desde el conocimiento de tu “yo” al conocimiento de tu Señor. Tasawwuf: Cincia del sufismo.Táriqa: El camino, la vía, el sendero. Es salir del lugar seguro para ir hacía la búsqueda. En esta forma se refiere a las cofradías sufíes.Ummah: Comunidad de seguidores del profeta Muhammad.Waqf.pl.: Awqaf Poner el cuerpo de una propiedad fuera de nuestro dominio para traspasarlo hasta el Día del Juicio a la Propiedad de Allah, dedicando su usufructo en beneficio de otros.Wudu: Ablución y purificación obligatoria para la oración.Yízya: impuesto de protección pagadero por los no musulmanes, como tributo, a un gobernante musulmán; tradicionalmente eran 4 dinares o 40 dirhams al año.Yumua: Oración en grupo que se realiza en la mezquita los viernes.Zakat: Impuesto sobre la riqueza, uno de los cinco pilares fundamentales del Islam.

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n Latinoamérica no exis-te respecto a Islam el re-chazo a priori que es os-

tensible en muchos lugares de Europa, y ello, entre otros mo-tivos, porque no hay un rechazo visceral hacia los grupos de in-migrantes como en el viejo con-tinente, quizás porque por acá con el europeo ya se contaba del mismo modo que en la mayor parte del continente con la gen-te de ascendencia africana que llegó como mano de obra escla-va junto con aquel a sumarse a la población autóctona. De ma-nera que, como América Latina cuenta con una asentada mix-tura de gentes (aunque Europa es una antigua encrucijada de pueblos y superposiciones cul-turales, la última ola migrato-ria tiene apenas unas décadas), las tensiones que en Europa o EE. UU. se producen debido a la xenofobia (término elegante para expresar lo que siempre hemos llamado racismo), aquí no constituyen, salvo excepcio-nes –relacionadas al clasismo de las élites europeizantes–, un ingrediente significativo para el rechazo o los prejuicios.

Sin embargo, si el Islam hu-biese llegado a América como un asunto puramente acotado a los emigrantes musulmanes, lo asumiríamos como algo obvio y una cuestión cultural, pero el caso es que hasta una parte considerable de los musulma-nes de ascendencia árabe está constituida por conversos pro-venientes de familias de tradi-ción cristiana que, explorando los orígenes de la nobleza y la riqueza de la cultura de sus an-tepasados, desembocaron en el Islam. No obstante, a ellos se añade además un goteo cre-ciente e incesante de personas

naturales de los países de la región, que no tienen ningu-na ascendencia árabe, sino que en muchos casos más bien indígena.

Por otro lado, resulta pa-radójico que mientras peor se presenta a los musulmanes en los mass media, más gente se interesa en averiguar por su cuenta qué es este asunto del Islam. Debe ser que para la gen-te no es muy difícil hoy en día darse cuenta de lo burda que es la manipulación de la informa-ción por los medios, y lejos de ser efectiva la (des)información que de ese modo deviene en propaganda, su resultado vie-ne siendo poner ante los ojos de muchos algo que, de extra-ño, a más de alguno motiva a indagar.

De esa manera han ido lle-gando al Islam gentes de toda Latinoamérica, por lo que ya no queda país en el continente que no cuente en sus ciudades con alguna comunidad, aunque sea incipiente, de musulmanes no emigrantes. Incluso en EE. UU., donde el número de musulma-nes alcanza actualmente la cifra de cinco millones, el crecimien-to del Islam, que se dio primera-mente a través de las comunida-des afroamericanas, ha pasado el testigo a la comunidad latina, de manera que siendo la comu-nidad que más crece en aquel territorio –hasta el punto de que pronto constituirá la población mayoritaria del país–, el creci-miento del Islam en su interior –por ahora un seis por ciento del total– le es correlativo.

Brasil, uno de los países ca-tólicos más grandes del mundo, es el segundo país del continen-te en cuanto a presencia musul-mana y el primero del ámbito latinoamericano, con un mi-llón y medio de musulmanes, cifra que se estima podría cua-druplicarse en menos de diez años, con mezquitas, como

alguna de Sao Paulo, en las que hay una docena de conversos cada mes; crecimiento que no deja de sorprender a muchos, aunque lo que más sorprende es que –y esto es extensivo a toda Latinoamérica– aunque los medios presentan al Islam como una religión “machista” y opresiva para las mujeres, sean

justamente ellas las que llevan la delantera en las conversiones. Entre las razones que en parte lo explican está el que muchas mujeres se cuestionan la situa-ción a que las empuja el eco-nomicismo de la sociedad mo-derna, en contra de su legítimo anhelo de vivir la maternidad de la manera más plena posible.

A ello se añade por supuesto lo que es común a hombres y mujeres, una búsqueda exis-tencial relativa al sentido de la vida, como así mismo la bús-queda de valores y referentes claros en una sociedad globali-zada que los tiene cada vez más deteriorados.

Argentina es el tercer país del continente, con una comu-nidad de unos setecientos mil musulmanes, crecida en torno a una exuberante comunidad de emigrantes de Oriente Medio; pero se pueden encontrar allí situaciones semejantes a la de todos y cada uno del resto de los países latinoamericanos, donde el crecimiento de las comuni-dades ha comenzado a darse significativamente a través de gentes que, sin tener ninguna vinculación con los países de tradición islámica, se han ad-herido a la práctica del Islam, como en México, Colombia, Perú o Venezuela, o hasta en la República Dominicana, en cuya capital existen no una o dos sino varias tariqas de tasawuf. Todo ello señala una realidad incontenible y al mismo tiem-po inimaginable hace tan sólo veinte años.

El auge del Islam en LatinoaméricaYaqub GonzálezSantiago de Chile, Chile

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Lo que más sorprende es que, aunque los medios presentan al Islam como una religión ‘machista’ y opresiva para las mujeres, sean justamente ellas las que llevan la delantera en las conversiones

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l 20 de noviembre de 1975 moría Franco en Madrid y se abría para

España una nueva época llena de cambios y transformaciones. Por aquellos días, tres jóvenes españoles con apenas veinte años buscaban por Europa un sistema distinto y alternativo a todo lo que ya conocían, un sis-tema que les permitiese vivir, a ser posible en comunidad, con un decidido grupo de amigos que compartiesen sus inquietu-des y desavenencias con el siste-ma establecido, y que les diese respuestas a sus múltiples inte-rrogantes tanto en lo personal y lo social como en lo material y lo espiritual.

Tras muchas visitas infruc-tuosas a comunidades y grupos de toda índole, y cuando empe-zaban a creer que no serían ca-paces de encontrar lo que busca-ban, una noche fueron guiados –acompañando de paseo a unos amigos– a una calle en Londres donde tenía su zawiyyah (lugar de residencia, reunión, ense-ñanza y culto) una comunidad de jóvenes musulmanes, en su mayoría europeos y americanos, que habían tomado y aprendido el Din de manos del Shaij Abdal Qadir As Sufi, quien lo había aprendido hacía unos años de manos del Shaij Muhámmad Ibn al Habib en Meknés, antes de ser enviado de nuevo a Occidente como muqaddim para llamar a sus gentes al Islam.

Al pasar junto a la zawiyyah, comenzaron a escuchar cánti-cos e invocaciones que llama-ron poderosamente su atención y conmovieron profundamente

sus corazones; la intensidad de ese momento hizo crecer en ellos la firme determinación de visitar aquel lugar a horas menos intempestivas. Cuando lo hicieron fueron invitados a tomar té por la tarde y después a participar en sus actividades comunitarias en la zawiyyah y a conocer poco a poco a los miembros de la comunidad y sus quehaceres en talleres, tien-das y oficinas. Tras más o me-nos una semana en la que visi-taron la zawiyyah diariamente participando en todas sus acti-vidades y rezos, el muqaddim regresó de un viaje que le había mantenido ausente; al verlos, preguntó quiénes eran, y tras ser informado y mantener una breve conversación, y viendo su inclinación a ello, les pregun-tó si querían ser musulmanes; ellos dijeron que sí, que lo esta-ban deseando, y esa misma tar-de abrazaron el Islam.

Tras algo más de un año de intenso aprendizaje y práctica del Din y en compañía de alguna nueva incorporación, regresaron a España, abrieron una zawiyyah en Córdoba y comenzaron a lla-mar al Islam a sus amigos y fa-miliares, y a sus nuevos vecinos cordobeses. Por aquel entonces, y paralelamente, otros españo-les habían sido guiados al Islam y lo habían abrazado, entre ellos, por mencionar algunos, el re-cientemente fallecido Álvaro Machordom, que Al-lah lo tenga en Su misericordia; Umar Rivelles, en Madrid; Yusuf Cabré, en Dinamarca, y Muhámmad Rafiq Pallarés, en el, entonces, bendito reino de Afganistán. Por otro lado habían ido llegando a España jó-venes estudiantes musulmanes procedentes, sobre todo, de Siria y Marruecos, algunos comerciantes y pequeños grupos de trabajado-res paquistanís en las minas de Linares, Peñarroya y León.

Todos ellos, amparados por la ley de libertad religiosa aprobada en su forma defini-tiva en julio de 1980, fueron inscribiéndose como enti-dades en el registro abierto a este efecto en el Ministerio de Justicia. Así lo hicieron tam-bién nuestros protagonistas, quienes tras haber aumenta-do considerablemente su nú-mero, primero en Córdoba y luego en Sevilla, funda-ron en Granada la que tras varios cambios de nombre acabó siendo la Comunidad Islámica en España, que con-siguió desde Granada un gran arraigo y crecimiento, pro-duciendo abundantes frutos y semillas que, junto con las otras ya existentes más las que fueron trayendo los vientos de la emigración, han dado como resultado el inmenso, fron-doso y variopinto bosque del Islam en España.

Comienzo de la Comunidad Islámica en España

El Islam en Cataluña

Muhámmad del PozoMurillo de Río Leza(La Rioja)

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ataluña es la comunidad con más musulmanes del territorio peninsular,

casi medio millón. Las primeras comunidades las formaron mu-sulmanes del Próximo Oriente, en su mayoría sirios y palestinos que vinieron a estudiar y al mis-mo tiempo escapaban de situa-ciones políticas difíciles en sus países de origen. Así surgieron los primeros centros islámicos, que eran lugares de encuentro y donde se establecieron los primeros ŷumas. Esta primera población la componían musul-manes de un cierto nivel tanto económico como cultural, prin-cipalmente universitarios, que se adaptaron fácilmente al modo de vida local.

A finales de los setenta em-pezó a llegar emigración pro-cedente de África, del norte y subsahariana; en los ochenta y noventa, con el crecimien-to económico y el descenso de natalidad en España, esta po-blación creció exponencialmen-te. En este caso, el perfil de los musulmanes que vinieron era el del emigrante por razones eco-nómicas, mano de obra con un bajo nivel cultural, aunque entre ellos sí había un número consi-derable de gente con una sólida formación en el Din, muchos hufadah de Corán con un buen conocimiento del Din, del fiqh tradicional, la Risala e Ibn Ashir. A este grupo hay que añadir

una ola de emigración proce-dente de Pakistán. Éstos tienden a auto emplearse abriendo sus propios comercios; en el barrio del Raval, a la derecha de las Ramblas según se baja, su pre-sencia es tan notable que se le empieza a llamar el Ravalistán. Allí está ubicada su principal mezquita; con un aforo aproxi-mado de trescientas personas se ven obligados a hacer tres turnos de ŷuma los viernes. Y es común verles jugando al cricket en las calles.

Los musulmanes de África se emplearon mayormente en el campo y la construcción, diseminándose por todo el te-rritorio catalán, y empezaron a alquilar locales en los barrios donde residían para usar como mezquitas. Al mismo tiempo trajeron consigo unos patrones sociales muy sólidos, pues sue-len agruparse gentes del mismo pueblo, muchos de ellos familia, siguiendo con la estructura so-cial de sus regiones de origen. Así, dondequiera que uno vaya, siempre hay una autoridad lo-cal reconocida. Por ejemplo, en el pueblo que vivo ahora hay una considerable comunidad de Gambia. Hablé con uno de ellos, vecino mío, para orga-nizarnos para rezar juntos el tarauih y enseguida me dijo: “Tienes que hablar con fulano, que es el jefe”. Esto es común allí donde vayas.

Volviendo a las mezqui-tas, estos pequeños locales de alquiler con el tiempo se quedaron pequeños y, habien-do aumentado el número de gente que podía hacer aporta-ciones, se dio un paso más y

se empezó a comprar locales, en su mayoría industriales, que, con la crisis, tenían unos precios bastante asequibles y posibilidades de negociar el precio y el modo de pago,

evitándose en muchos casos la intervención de los ban-cos. En la actualidad muchas mezquitas son de propiedad, compradas a través de colec-tas que se hacen por todo el territorio como suplemento a las aportaciones mensuales que hacen las comunidades locales. Esto nos muestra el poder de la asabiya, cómo con pequeñas aportaciones de un gran número de personas se están comprando locales por toda Cataluña. Por ejemplo,

en Mataró hay tres mezquitas en zonas industriales, den-tro del pueblo, que en unos años estarán integradas en la ciudad, pasando a ser zonas residenciales. En el ŷuma se

juntan unas dos mil perso-nas entre las tres, y en la más grande, en la Lailatu al Qadr, hay unas dos mil personas. En esta mezquita, Masŷid al Nur, a principios de Ramadán desembarcan cuarenta o cin-cuenta fuqaha, que man-da el Uisaratu al Auqaf de Marruecos, que se distribuyen por toda Cataluña para hacer de imames en el tarauih y dar clases en las mezquitas.

En una primera fase, se mezclaba un Islam tradicional

con grupos modernistas, como el Tabig ŷama o indivi-duos con una escasa forma-ción, que pretendían saber en base a haber leído algunos li-bros de escritores modernis-

tas, haciendo bastante daño con su influencia. En una segunda fase esta influencia cada vez es menor y, ahora, la comunidad es plural, encon-trándose gente de zauiya –ya hay algunas en Barcelona–, de hecho, en la época del Maulid en un barrio de Barcelona los Pakistanís salen por la calle haciendo dhikr y enarbolando bande-ras verdes con la Shahada; se celebra en una considerable cantidad de mezquitas.

Muhámmad RafiqPallarésBarcelona

C

Musulmanes de Cataluña celebran la oración del Id al Fitr.

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u nombre comple-to es Abul-Fadl ‘Iyad Ibn Musa Ibn ‘Iyad

Ibn ‘Imrán Al-Yahsabí, Al-Andalusí, As-Sabtí (el ceutí), Al-Malikí.

Sus antepasados, de origen árabe genuino, se habían asen-tado en la zona de Baza y de ahí se trasladaron Al Magrib, estableciéndose en primera instancia en Fez y luego en Ceuta, donde nació en el año 476 de la hégira (1083 d. C.).

Su padre, Abu ‘Abdillah Muhámmad, dijo acerca de él: “Creció honesto y protegi-do, aceptando de buen grado las penurias, de palabras y he-chos loables, distinguiéndose por la nobleza, el entendi-miento y la perspicacia, bus-cador del saber, empeñado en él y esforzado, respetado y enaltecido entre los maestros de su tiempo, a los que fre-cuentaba con asiduidad”.

Y dijo Jalaf Ibn Bashkúwal (el hijo de Pascual): “Era de la gente de conocimiento que destaca en varios saberes con inteligencia y comprensión”.

Vivió en la época de los al-morávides y en la de los almo-hades y viajó entre Al-Ándalus y Al-Maghrib como era cos-tumbre en aquel tiempo, espe-cialmente entre la gente de sa-ber, cuando ambos territorios se consideraban dos orillas de una misma realidad.

En el año quinientos quince de la hégira (1121 d. C.) fue de-signado cadí de Ceuta, donde permaneció un largo tiempo, siendo recordado por el exce-lente desempeño de su cargo.

En el año quinientos trein-ta y uno (1136 d. C.) fue de-signado cadí de Granada, donde sólo permaneció un breve tiempo. Y a finales del año quinientos treinta y nueve (1144 d. C.), el emir Ibrahim Ibn Táshufín lo designó nue-vamente cadí de Ceuta.

Más tarde, al principio de la conquista almohade, fue desterrado a Marrakech, don-de murió asesinado de una lanzada por haberse negado a reconocer a Ibn Túmart como el mahdi esperado por los mu-sulmanes y haber negado su infalibilidad. Allí fue enterrado en la puerta de Aylán en el año 544 (1149 d. C.).

Ibn Jalakán dijo de él: “Era el imam de su tiempo”. E Ibn Farhún escribió: “Era el imam de su tiempo en el hadiz y sus ciencias, conocedor del tafsir y todas las demás ciencias, alfa-quí de los que conocen la raíces, erudito de la gramática, el fiqh, la lengua, las expresiones de los árabes, sus hazañas y sus lina-jes, protector de la escuela de Málik, poeta espléndido, trans-misor del conocimiento de la literatura, orador elocuente, de carácter paciente, indulgente, de buen trato, generoso, bené-volo, pródigo en dar sádaqa, perseverante en el trabajo y fir-me en la verdad”.

La importancia de su obra Ash-Shifá, una de las obras más reconocidas y comentadas en la historia del Islam, radica esen-cialmente en que pone de mani-fiesto la importancia que posee y la consideración que merece el mejor de la creación, nuestro maestro y profeta Muhámmad, que Allah le dé Su gracia y paz.

Qadi ‘Iyad lo tituló La curación por medio de dar a conocer lo que le es debido al Elegido.

Está dividido en cuatro par-tes: la primera trata de cómo Allah ensalza la importancia del Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, de palabra y de he-cho. Y encierra cuatro capítulos:

El capítulo primero trata del elogio que Allah, sea ensalzado, hace de él y cómo manifiesta la enorme importancia que tiene junto a Él.

El capítulo segundo trata de cómo completó sus buenas cua-lidades tanto de constitución física como de carácter y reunió en él todas las virtudes del Din y de este mundo armónicamente.

El tercer capítulo trata de las tradiciones auténticas y conocidas aparecidas sobre su enorme importancia ante su Señor y su rango, así como el honor que le concedió en ex-clusiva en ambas moradas.

El cuarto capítulo trata de los signos y prodigios que Allah, sea ensalzado, manifestó

a través de él y las distinciones y milagros con los que lo honró.

La segunda parte trata de lo que es obligado para los seres humanos en relación a sus dere-chos, sea con él la Paz. Y tiene a su vez cuatro capítulos:

El primer capítulo trata del precepto de creer en él y la obli-gatoriedad de obedecerlo y se-guir su sunna.

El segundo capítulo trata de la necesidad de amarlo y ser leal a él.

El tercer capítulo trata del engrandecimiento de lo que tie-ne que ver con él y la obligato-riedad de respetarlo y honrarlo.

El cuarto capítulo trata de la oración sobre él y el saludo, su obligatoriedad y su mérito.

La tercera parte trata de lo que es posible e imposible en re-lación a él según la ley revelada, así como de los asuntos huma-nos que cabe o no atribuirle.

Dice Qadi ‘Iyad: “Esta parte, que Allah te honre, es el secreto del libro y el núcleo del fruto de estos capítulos. Lo que hay an-tes son como los fundamentos, los preliminares y los indicios de lo que traemos a colación en él en cuanto a las ideas sutiles claras, y es el juez de lo que hay después de él y el que cumple en cuanto al propósito de esta composición su promesa. Y al culminar su promesa y librarse de su compromiso se oprime el pecho del enemigo maldito y reluce el corazón del creyente con la certeza, y sus luces llenan todo el pecho y el inteligente aprecia al Profeta en su verda-dera magnitud”.

Esta parte consta de dos ca-pítulos: el primer capítulo trata de los asuntos del Din que son

exclusivos de él, lo que está co-nectado con la disertación sobre su infalibilidad. Y el segundo ca-pítulo trata de sus estados mun-danales y los accidentes huma-nos que le pueden acontecer.

La cuarta parte trata sobre los distintos aspectos de los jui-cios sobre quien lo menoscaba o lo insulta, sea con él la Paz. Y se divide en dos capítulos:

El primer capítulo explica lo que supone insulto y menosca-bo en relación a él, sea por in-sinuación o de manera explícita.

El segundo capítulo trata del juicio del que lo ofende, perjudi-ca y menoscaba.

A esto se añade un tercer ca-pítulo, a modo de complemen-to de lo anterior, que trata del juicio de quien insulta a Allah, sea ensalzado, a Sus mensajeros, a Sus ángeles, a Sus Libros, a la familia del Profeta, al que Allah le dé Su gracia y paz, y a sus Compañeros.

Qadi ‘Iyad une a su gran co-nocimiento de las fuentes y su dominio de la lengua árabe una profundidad de visión y una sutileza propia de la gente de Allah. Y como tal ha sido con-siderado a lo largo del tiempo. En la visita a los llamados “sie-te hombres” de Marrakech, los Siete Walis protectores de la ciu-dad, él es el segundo en el orden de visita.

Lo que sucede a través de la lectura de Ash-Shifá es que la admiración, la estima y el amor por el Profeta de Allah, al que Allah le dé Su gracia y paz, crecen gradualmente en nues-tro interior. Leer el libro con detenimiento supone acceder a lo mejor de nosotros mis-mos, que es lo que representa el Mensajero de Allah, y el resulta-do es que el título del libro, Ash-shifá, la ‘cura’, se hace realidad y se convierte en una cura para nuestros corazones.

Qadi ‘Iyad y el ‘Shifá’Abdul Ghani MelaraGranada

S

Qadi ‘Iyad une a su gran conocimiento de las fuentes y su dominio de la lengua árabe una profundidad de visión y una sutileza propias de la gentede Allah

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n un chiste que circula por las redes sociales y que explica la economía mundial, país por

país,  con la metáfora de las dos vacas, el caso de Grecia se ridiculiza cómica-mente con este ejemplo: 

Grecia tiene dos vacas que le han prestado los bancos alemanes y france-ses. Grecia se come las dos vacas. Los bancos vienen a pedir la leche que les corresponde, pero la corporación grie-ga no puede darla y, entonces, llama al FMI. El Fondo Monetario Internacional le presta otras dos vacas. Los bancos y el FMI vienen a recolectar su leche y a reclamar sus vacas. Los responsables de la corporación griega no están, se han ido a cortar el pelo.

El corte de pelo es el “haircut” que pedía el anterior ministro griego de finanzas, Yanis Varoufakis, es decir, la reducción o el perdón de la deuda. La simplista imagen de las dos vacas pres-tadas ilustra bien la subordinación de los Estados modernos a sus acreedores, pero no es lo suficientemente gráfica como para mostrar la tiranía de la usu-ra que subyuga a los Gobiernos, las em-presas y los individuos con su torcida imperativa matemática, respaldada por las leyes nacionales e internacionales.  

En griego clásico, krisis significa ‘discernimiento, elección, juicio que permite resolver una disputa’, y pro-cede de una raíz (krino) que significa ‘elegir, juzgar, decidir, separar y dis-tinguir’. Un significado muy próximo al de furqán y a la raíz farraqa en ára-be. En las lenguas europeas, crisis ha venido a significar un punto crucial o decisivo, un punto de inflexión en un proceso.  Etimológicamente, crisis es pues discernimiento y elección, todo lo contrario a fatalismo y a aceptar como inevitable un destino catastrófico. El momento de crisis es el momento del discernimiento, del análisis (otra pala-bra griega) imparcial y ecuánime para tomar las decisiones adecuadas con in-teligencia y valentía sin sucumbir a las fuerzas dominantes que llevan al fraca-so, a la destrucción, y que imponen la tiranía y la injusticia.

Preguntas para pensar La crisis de la deuda en Europa y en

Grecia suscita interrogantes y muestra chocantes paradojas. El endeudamien-to endémico de los Estados a institucio-nes financieras extranjeras suscita pre-guntas legítimas para quienes no estén narcotizados por el lenguaje mágico, inescrutable y cifrado de la economía usurera.  Ese es el tipo de interrogantes auténticos que llevan a la toma de deci-siones con discernimiento.  

¿Por qué tienen los Gobiernos tal adicción al crédito? ¿Por qué viven los Estados endeudados? ¿Cómo se defi-nen contractualmente las obligaciones de un país endeudado a las entidades fi-nancieras? ¿Cuáles son exactamente las matemáticas usureras aplicadas al deu-dor? ¿Existe algún grado de soberanía

nacional y, por consiguiente, tiene algún valor real el proceso democrático cuando un país vive endeudado y son los acree-dores los que imponen las políticas del presupuesto nacional? ¿A dónde van a parar las exorbitantes cifras del rescate?, ¿quién dispone del uso y del  gasto de esas gigantescas sumas de mítico crédito?, ¿el Gobierno o los bancos? ¿Cuánto de ese dinero prestado se emplea en fortalecer la economía productiva del país y cuánto se dedica a pagar deudas anteriores a los mismos y a otros bancos?

No es posible responder con clari-dad y con inteligencia a estos interro-gantes si no se cuenta con un ángulo de visión adecuado, si no se observa desde un mirador elevado, por encima de la inextricable tela de araña que el siste-ma bancario y su cómplice, el Estado constitucional, han tejido alrededor de la existencia humana, desde la experien-cia individual hasta la política mundial globalizada, pasando por la familia, la ciudad, la pequeña y la mediana empre-sa, la corporación y las instituciones del Estado. Como el cáncer, la metástasis de la usura penetra en cada célula del orga-nismo vivo y, como el cáncer, el sistema usurero tiende a extraer toda la vitalidad

del sujeto al que parasita, hasta que, si no se remedia, le causa la muerte.

Ese mirador elevado lo proporciona la única guía y el único criterio revela-do –mejor no usar la palabra “religión” para denominar al Islam– que aún no ha sido adulterado en su autoridad nor-mativa sobre esas esferas de la existen-

cia, las transacciones y el gobierno. “La acción del musulmán es obediencia a Allah –dice Umar Vadillo en la intro-ducción a su obra La desviación esotéri-

ca en el Islam-, y la obediencia está por encima de cualquier otra meta, utilidad o propósito. La obediencia es la meta en sí misma. La obediencia a Allah desau-toriza y anula cualquier utilidad. Está libre de cualquier condicionamiento previo o interferencia auto-inducida. La acción en la senda de la obediencia

no está restringida por las limitaciones personales. La acción en la senda de la obediencia es querer lo que Allah quiere. La persona que se somete a Allah puede eliminar el sistema bancario de mane-ra instantánea. El sistema bancario no tiene poder a los ojos del musulmán. El sistema bancario solamente tiene poder

a los ojos del utilitarismo esotérico/exo-térico. Y eso es locura”.

La locura de la crisis de la deuda griega

Poco después de que se desencade-nara el hundimiento de Wall Street en el 2008, Grecia apareció en el epicentro de la crisis de la deuda en Europa. En octubre  del 2009, con las economías de todo el mundo aún tambaleándose, las autoridades del país heleno admitieron que habían estado ocultando su verda-dero déficit desde hacía muchos años, y esa confesión propagó inmediatamente la preocupación acerca de la salud de la economía griega. De repente, se cerraron las puertas del crédito a Grecia. Hacia la primavera del 2010, Grecia se estaba aso-mando al abismo de la bancarrota, y ello representaba la amenaza de una nueva crisis financiera internacional. Para evi-tar esa calamidad, la temida autoridad usurera triangular, la nefasta Troika (el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) organizó el primer rescate a Grecia, se-guido de otro, que superaban en total los 240.000 millones de Euros.

Estos rescates eran concedidos con estrictas condiciones. Los prestamistas

La crisis de la deuda griegay el ‘furqán’ del Corán

Abdulhasib CastiñeiraCiudad del Cabo, Sudáfrica

La alarma del sistema ante la situación de insolvencia de Grecia consistía principalmente en el pánico por lo que pudiera ocurrir si Grecia abandonaba la unión monetaria y su posible contagio a otros países

E

Mezquita Tzisdarakis en Atenas.

Frente a la obediencia a los dictados de los bancos, sólo hay una salida con posibilidad de éxito: la obediencia a Allah

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impusieron términos muy duros de aus-teridad, subiendo los impuestos,  redu-ciendo el gasto público e imponiendo al Gobierno una reforma de su economía, racionalizando, según ellos, sus políticas para impedir la evasión fiscal y facilitan-do la inversión extranjera en el país.

Si Grecia recibió estos cuantiosos res-cates, ¿porqué seguía habiendo una cri-sis? Esa inyección de miles de millones a la economía griega tenía como objetivo la estabilización de sus finanzas y tranquili-zar a la zona euro del peligro de desmo-ronamiento de la unión monetaria. Pero los préstamos astronómicos no salvaron la situación. La economía griega  siguió encogiéndose y se redujo en esos cinco años, desde el 2010, en un 25%. Su des-empleo supera también el 25%. El dinero del rescate se emplea principalmente en pagar las deudas del Estado a los bancos y no llega  a la economía nacional. El país no avanza; el Gobierno no genera recur-sos propios para hacer frente a las deudas.  

Ante esta situación, muchos griegos, y algunos economistas, culpaban a las medidas de austeridad de los problemas interminables del país. La alarma del sis-tema ante la situación de insolvencia de Grecia consistía principalmente en el pá-nico por lo que pudiera ocurrir si Grecia abandonaba la unión monetaria y su po-sible contagio a otros países, algo que po-dría constituir una crisis de aún mayores proporciones: la pérdida de credibilidad del propio sistema. 

El partido SYRIZA se hace con el po-der en enero del 2015 prometiendo una renegociación del rescate y comprome-tiéndose a poner fin al “círculo vicioso de la austeridad”. Después de cinco me-ses de exasperantes negociaciones con la Troika, Alexis Tsipras agitó a la pobla-ción griega a principios de julio, invitan-do a votar contra la intimidación y los ultimatos impuestos por los acreedores en las negociaciones. El pueblo griego le apoyó mayoritariamente y votó “oxi” (no) en el referéndum del 5 de julio, con un triunfo considerado aplastante del 61% de los votos.

Una semana más tarde, el 13 de ju-lio, se anunciaba en Bruselas un acuer-do entre las autoridades griegas y los

acreedores europeos que representaba el final de meses de largas y duras ne-gociaciones y que alejaba el espectro de un abandono de la unión monetaria del euro por parte de Grecia. Una nueva inyección de fondos, un nuevo y gigan-tesco rescate a cambio de aún mayores restricciones presupuestarias, subida de los impuestos y recortes de prestaciones para la población de Grecia. En sólo seis meses el primer ministro griego ha trai-cionado sus promesas electorales, y en sólo siete días ha hecho exactamente lo contrario de lo decidido por su pueblo en un referéndum.

Lo que la crisis griega ha puesto al descubierto.

¿Para qué sirvió el referéndum?, se preguntaban muchos analistas. ¿Para qué sirvieron todas las promesas y los eslóganes de la campaña electoral de SYRIZA, que les hizo conquistar el po-der y que, según la lógica democrática y la más elemental ética política, les exigía

coherencia y fidelidad al mandato de los votantes?, se preguntan otros. ¿O acaso no muestra este caso, con absoluta y cris-talina evidencia, la verdadera naturaleza del sistema llamado democrático y la ca-

laña moral de la clase política en el siste-ma de partidos?, nos preguntamos otros. 

Dimitris Tsonkalas, secretario ge-neral del Ministerio del Interior del Gobierno de SYRIZA, confesaba a la BBC, en una entrevista días después de

la firma del nuevo rescate: “No hemos podido sobreponernos a los banqueros y a la élite del norte de Europa, que tienen el poder absoluto en este continente”.  

Las peripecias del primer ministro griego han impedido que Grecia aban-donara la zona del euro, afirmara su so-beranía y su independencia, y restaurara su propia moneda nacional, la dracma. La confesión de Tsonkalas reconocien-do la total hegemonía de los bancos es la verdadera descripción de la realidad. La soberanía, la voluntad popular, los dere-chos y las libertades son mitos para con-sumo de las masas. Los bancos dictan las políticas de los Gobiernos, y Alemania, implacable y disciplinada ejecutora de la voluntad del sistema bancario desde que su Constitución fuera establecida sobre las ruinas de una nación destruida e invadida por los Aliados, que la subyu-garon después de su rendición incondi-cional al término de la Segunda Guerra Mundial, dicta la política en Europa.

La claudicación ante los banqueros alivió en apariencia la angustiosa situa-ción de la población griega, que había estado haciendo colas en los cajeros, con restricciones para sacar su propio dinero de las cuentas y con una parálisis pro-gresiva de la economía.  La oportunidad histórica de dar la espalda a la tiranía de las instituciones bancarias y a la odio-sa injusticia de los préstamos usureros que desangran a naciones enteras no se resolvió con el discernimiento y con la valentía, a la que invita la etimología de la palabra krisis, sino acatando, una vez más, los dictados de los banqueros.

Obedecer a los banqueros u obede-cer a Allah.

En un discurso pronunciado en Kuala Lumpur, Malasia, el 26 de abril del 2015, Shaij Umar Vadillo decía:

Laicismo y constitucionalismo encon-traron respaldo en el capitalismo, con ese apretón de manos que dice «sólo a tra-vés de la laicidad puede la usura (riba) hacerse halal». Sólo eliminando el poder normativo de la religión puede la usura reinar. Y así es como la banca abrazó el constitucionalismo. Y del mismo modo la banca abrazó el laicismo. En un intento de hipnotizar por completo a las masas,

cambiaron la religión. (…) (los moder-nistas musulmanes a principios del si-glo XX) cambiaron completamente las mu›amalat, y dijeron que estas pueden modificarse.  Sin embargo, la prohibición de la riba no puede ser modificada. Riba es haram, para siempre. Es una declara-ción de Allah. Desde aquí hasta la eter-nidad. Mientras haya mundo, Su orden permanece inamovible.

Pero ha llegado el momento de que actuemos, y actuar en este asunto es mostrar soluciones y ponerlas en prácti-ca. Las soluciones se basan en la verdad, y la verdad se sostiene por cada uno de sus aspectos. Puedes tomar cualquier as-pecto de la Sharia y si tiras de él, acabas trayendo todo el sistema. Exactamente lo contrario de una mentira. Una mentira se basa en mentiras, y si tiras de un hilo, todo el edificio se derrumba, el tejido se deshace. Es completamente frágil. Cuanto más grande es la mentira, más frágil. Pero con la verdad es todo lo contrario. Así que nuestra tarea es muy fácil, si abrimos los ojos. Y con diminutos movimientos sutiles se puede modificar todo.  

Los grandes programas de transfor-mación social y económica y las com-plejas doctrinas revolucionarias han ge-nerado más tiranía y mayor confusión. Todos los “ismos” han resultado en opre-sión y tiranía, incluido el islam-ismo. La historia de las ideologías revolucionarias del último siglo es suficientemente elo-cuente. Lo que necesitamos son movi-mientos simples y elementales, tan sim-ples como vivir bajo la autoridad de un emir, como crear redes de comercio sin utilizar la moneda impuesta, como vol-ver a la producción de los recursos pri-marios y a la tierra, como realizar tratos, transacciones y contratos libres de usu-ra; representan los leves movimientos de las alas de la mariposa que generarán cambios decisivos y de enormes conse-cuencias en el planeta entero. 

Retomando la metáfora de las vacas, para volver a una economía real y pro-ductiva, los pueblos subyugados por la sangría de la deuda necesitan una nor-mativa nueva, un furqán nuevo para resolver la krisis, para criar sus propias vacas y generar productos y servicios reales, sin pedirlos prestados; para regir-se por parámetros equilibrados y justos en las transacciones comerciales y en los contratos, que impidan el abuso, el monopolio, la acumulación en manos de unos pocos y la extorsión del pode-roso al necesitado, de manera tajante y sin concesiones. Afortunadamente, y a pesar de la miserable claudicación de los movimientos modernistas, ese cri-terio, el furqán del Corán y de la Sharia del Islam, sigue perfectamente vigente y bien delimitado en la normativa islámi-ca del comercio y de las transacciones; desde la moneda hasta el préstamo, des-de la inversión al modelo de sociedad productiva. Y lo mismo con respecto a los límites razonables y justos de la auto-ridad gobernante.

El reto de nuestra generación y de las generaciones venideras de mu-sulmanes es precisamente ese: cortar, como Alejandro hizo, el nudo gordia-no, la maraña maligna y criminal del sistema usurero bancario, con la espada del conocimiento y de la acción. Como Musa (a. s.) cuando desarmó a los ma-gos del Faraón con su mano desnuda y su bastón de pastor. Y como Ibrahim se libró de la tortura de Nemrod y salió indemne de las llamas de la hoguera, invocando a Allah con total confianza y manifestando su dependencia absoluta de Él y de nadie más.

El reto de nuestra generación y de las generaciones venideras de musulmanes es precisamente ese: cortar, como Alejandro hizo, el nudo gordiano, la maraña maligna y criminal del sistema usurero bancario, con la espada del conocimiento y de la acción

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l sistema económico-financiero implantado

en todos los países del mundo no se cuestiona. No importa que surjan crisis, que entidades financieras, Estados y gran-des empresas asuman deudas enormes que no pueden pa-gar. No importa que mucha gente se quede sin trabajo, que muchas familias pierdan su casa, que la mayoría de los trabajadores vean reducido su salario. Los pobres pasan a ser un poco más pobres, pero no importa. El sistema es el me-jor posible y sólo hay que co-rregir algunos fallos. Eso es lo que nos dicen constantemente. La gente sale indignada a las calles en muchas ciudades, se manifiesta pidiendo cambios, y tienen razón. Pero a la hora de plantear un sistema distin-to, un nuevo paradigma, sur-gen propuestas muy distintas. Propuestas confusas, parciales y, a veces, descabelladas. El sis-tema impuesto a la fuerza en

todos los países que presumen de ser libres y democráticos no es lo que parece y, desde luego, no es lo que nos dicen que es. Todos los países del mundo es-tán dominados por un sistema financiero formado por enti-dades bancarias cuya principal actividad se basa en dos injus-ticias simultáneas. La primera es prestar un dinero que no es suyo, la segunda es hacerlo co-brando un interés.

Es indudable que el ejerci-cio del poder requiere medios para poder ejercerlo. El dinero que necesita el poder, en estos tiempos, se lo proporcionan los bancos. Los bancos, que gozan del privilegio de dispo-ner del dinero que sus clientes depositan en él, son tan nece-sarios e imprescindibles para el poder político que pasan a ejercer el verdadero poder en la sombra.

Los bancos se crean, en un principio, para guardar el oro de los que preferían tenerlo depositado en un sitio con más seguridad; después, al darse cuenta de que pueden dispo-ner de parte de la suma total del dinero depositado, ya que es casi imposible que todos sus clientes vayan a retirar su oro

al mismo tiempo, empiezan a prestarlo cobrando un interés, obteniendo así un beneficio por prestar un dinero que no es suyo y sin pedir permiso a nadie para disponer de ese di-nero. Para hacerlo más fácil, en vez de oro se usan papeles respaldados por oro. Como sólo un pequeño porcentaje de esos papeles son rescatados en oro se empiezan a emitir pape-les sin ningún respaldo, pape-les que la gente acepta y que, al aceptarlos, hace válidos como dinero. Desde que Nixon ter-minó con el sistema de patrón oro en agosto de 1971, sistema en donde el dólar debía estar respaldado por oro y las demás monedas vinculadas al dólar, los papeles que llamamos bi-lletes no tienen ningún respal-do de valor real.

¡Qué maravilla! ¡El descu-brimiento de la piedra filosofal! Se puede crear dinero con la impresión de papeles siempre y cuando la gente los acepte. Se crean, por todos los Estados, bancos emisores encargados de la creación de dinero y se impone en todos los países la obligación a sus ciudadanos de aceptar estos papeles. Los Gobiernos permiten el uso

por los bancos del dinero que no es suyo y, a cambio, los ban-cos prestan a los Gobiernos las enormes cantidades de dinero que estos necesitan. La estre-cha colaboración entre ambos poderes, político y económico, se intensifica y se hace cada vez más estrecha. Cada uno tiene que cumplir su papel y se auxilian uno a otro cuando lo necesitan. Cuando un país está al borde de la quiebra, lo socorren los bancos, y, cuando le pasa a un banco, lo soco-rren los Gobiernos. El sistema transciende los límites nacio-nales y, en mayor o menor me-dida, todos están obligados a mantener el sistema en el que tienen que colaborar todos los bancos y países del mundo. Su mantenimiento exige, además de una estrecha colaboración entre los dos poderes, que sea prácticamente incuestionable; para lo cual, la gente ha de estar convenientemente adoc-trinada y que ni siquiera a ni-vel teórico se puedan plantear alternativas serias. En nues-tras sociedades democráticas, donde la libertad de expresión es un derecho sagrado, donde se plantean debates de todo tipo, la imposición del papel

moneda y la actividad de los bancos no se cuestionan.

Queremos una sociedad justa donde impere la liber-tad individual y no haya pri-vilegios para nadie, ni para banqueros ni para políticos. Donde la usura esté prohibida, los pobres y necesitados prote-gidos y la dignidad, nobleza y solidaridad de las personas se potencien y estimulen. Para poder conseguir estos objeti-vos, es imprescindible com-prender cómo funciona el sis-tema financiero y los efectos que causa en la sociedad a nivel general e individual. También debemos identificar a los tipos de personas que se benefician de este sistema porque no pue-den ser objetivos al exponer sus argumentos defendiendo sus virtudes.

Las elecciones democráti-cas hacen creer a la gente que este sistema puede cambiar, pero nunca vemos, en las dife-rentes propuestas, que ningún partido político cuestione la actividad de los bancos, la emi-sión de papeles como dinero y la práctica de la usura.

Los musulmanes tenemos la responsabilidad de conse-guir este cambio.

Elecciones democráticas,¿cambiar para que nada cambie? Umar Faruq GutiérrezGranada

E

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l pasado día 15 de mayo, correspon-diente con el 27 de

Rayab en el calendario de la Hégira, se conmemoró el Viaje Nocturno del Profeta Muhámmad, que Allah le bendiga y conceda paz, uno de los eventos más significativos e importantes en su vida y, por lo tanto, para la existencia de todos los musulmanes.

El viaje se divide en dos partes claramente distingui-das: el Isrá, que se refiere al via-je desde Meca hasta Jerusalén, y que se menciona en el Corán en el Sura Al-Isrá (17: 1), y el Mi’ray, la ascensión desde la Mezquita Al-Aqsa hasta la presencia de Allah, y que está recogido en el Sura del Astro (53: 1-18).

Este milagroso evento ocurrió durante el periodo de Meca, aproximadamente once años después de la primera

revelación en un momento en el que el Profeta, habiendo sufrido rechazo por gran parte de los Quraish en Meca y de la gente de Taif, se encontra-ba descorazonado por la obs-tinación de los árabes ante la llamada al tawhid. De acuer-do con muchos ‘ulama, sirvió como consolación y afirma-ción de su misión y del amor que Allah tiene por él.

Es así cómo durante una noche el ángel Yibril se pre-sentó al Mensajero de Allah con el Buraq, sobre el que fue transportado hasta la Mezquita Más Lejana. Allí se encontró con un grupo de los Profetas, los cuales le pi-dieron que ejerciera de imam en la oración, dirigiéndolos a todos ellos. A continuación el Mensajero de Allah ascendió, atravesando los Siete Cielos y encontrando en cada etapa a un profeta, hasta alcanzar el Árbol del Loto del Límite, un lugar a dos arcos de distancia, o incluso menos, donde nin-guna criatura antes había lle-gado. En este íntimo encuen-tro Allah encomendó a Su Mensajero las cinco oraciones

y las estableció como obliga-torias para los musulmanes, prometiendo que quien cum-pla con ellas obtendrá una recompensa equivalente a cin-cuenta oraciones por día.

El Mensajero de Allah vol-vió a Meca antes del amanecer e hizo el salah de subh en esta ciudad. Ese mismo día se di-rigió a la gente de Meca para anunciarles lo ocurrido, a pe-sar de que algunos intentaran disuadirle, temiendo que fue-ra ridiculizado y desmentido. El efecto que produjo su relato entre la gente fue variado. A los creyentes veraces les afir-mó su imán, mientras que los menos firmes no fueron ca-paces de aceptarlo y vacilaron en su Islam. Los enemigos del Profeta encontraron en esta noticia una nueva arma con la que descreditar al Mensajero de Allah. Fue en esta oca-sión, sin embargo, cuando Sayyiduna Abu Bakr se ganó el título de As-Siddiq (el que confirma la Verdad), pues cuando le llegaron las noticias lo creyó sin un atisbo de duda.

Existen muchas lecciones que se pueden extraer de tan

extraordinario y milagroso evento. La más importante sea quizá la indicación que nos da de la exaltada estación de nuestro amado Profeta y su rango y cercanía con Allah, más aún que el ángel Yibril. Él es el más amado y el más cerca-no a Allah de toda la creación. En segundo lugar, este viaje demuestra la inestimable valía e importancia de la oración, puesto que es el único pilar del Islam ordenado directa-mente por Allah al Mensajero sin mediación entre ellos. Por

último, cabe mencionar que nos recuerda las limitaciones de los sentidos y de la ciencia material, pues demuestra que existe todo un mundo que no vemos, Al Ghaib. Es fácil caer en la trampa de creer que la existencia se limita a lo que percibimos con nuestros cin-co sentidos, cuando la reali-dad es que estos nos permiten apenas rozar la superficie de la inmensa creación de Allah. Esto es importante recordarlo en una época de tanta satura-ción sensorial.

onocí a un hombre que decidió hacer rakats hasta que le

sorprendiera la muerte, cuando un vago perfume jamás percibido le sobre-cogió en el interior de su cerebro. Avanzó cansado con las piernas haciendo de corazón y comenzó sus postraciones. La mariposa se desprendió del capullo, desperezó las alas e inició el vuelo. La perdí de vista en un instante y sólo volví a deleitarme con los dibujos fractales de sus alas duran-te un sueño. En tales casos es asombroso si vuelves a encontrarte con semejante mariposa durante la vigilia.

He visto en los hospita-les crisálidas pendiendo del techo. Cuando se deja en paz a los pacientes al caer la tarde, el sol del ocaso hace intersecciones con el hilo de oro de las crisálidas. No deja de sorprender que algunos pacientes se agi-ten a esa hora. Coinciden los metabolitos tóxicos en el cerebro con el albor de la noche. No reconocen a sus familiares y atizan un

manotazo si no se les deja en paz. Miran hacia arri-ba –desencajados– viendo cómo el capullo de seda se seca y se seca. En el peor de los casos, algunos comien-zan a realizar carfologías con las manos –los médi-cos saben que es signo de un diálogo con la muerte–. A la mañana siguiente rei-nician el arduo ascenso por la fatigosa duna que ayer también subieron. En los hospitales las crisálidas se secan y la futura mariposa también.

Morir es semejante a nacer y en esos trances los médicos deben andarse con cuidado. El líquido amnió-tico debe encontrarse en su punto de densidad y de cantidad. Día arriba, día abajo, el oleaje de lo jus-to y conveniente deviene en contracciones de parto. Se vuelve necesario que la futura madre se encuentre ajena a conflictos vacuos insuflados por temores. Así el Destino y sus propios de-seos se sincronizan.

Morir no es un día y una hora y un certificado. Morir prepara las facies y las

carnes. Como sucede con la crisálida a punto de culmi-nar la metamorfosis, acon-tece cuando el último hilo completa el tejido dando la forma ovoidea –tan cósmi-ca– del capullo de seda. En ese momento el médico ha hecho acto de fe académica con una completa anam-nesis, una exploración por aparatos, ha valorado el pronóstico y debe decidir sobre el tratamiento para curar, paliar o acompañar. Pero Asclepios huiría des-pavorido si el médico del siglo XXI no mira de reojo.

Mirando con el rabi-llo del ojo es como se leen los espacios en blanco del texto.

¿Cuándo los médicos dejaron de mirar por el ra-billo del ojo? En la misma época en que también lo hicieron los artesanos y se convirtieron en fabricantes, el valor del oro se volvió dudoso y el incremento de las cosechas y de los bienes de consumo contrastó ex-trañamente con la pauperi-zación de las masas.

Al médico arquetípico se le ha desmembrado su fi-gura apretando un tornillo hiperespecializado sobre una porción de la salud del paciente. Cuando se desvis-te de su arquetipo ancestral pasa a transformarse en lo que Ernst Jünger llamó la figura del Trabajador. Se movilizan masas de voca-cionales –antaño sustenta-dores de sociedades equili-bradas– que conforman un Titán formidable e impara-ble por su vigor, pero desal-mado, que obedece órdenes sin criterio; siguiendo el sí-mil de la leyenda judía del Golem, ese ser monstruo-so y robótico creado por el rabino gracias a sus dotes esotéricas. Cuando éste, a petición de su esposa,

ordenó al Golem sacar agua del río, la creatura descere-brada extrajo agua sin posi-bilidad de cerciorarse de la inundación de la ciudad.

La esclavitud de hoy día cobra un valor inusita-do en la historia de la hu-manidad, en tanto los gri-lletes ya han atenazado al Corazón –como locus de conocimiento–.

La Medicina está secues-trada, al igual que el médi-co protocolizado, al igual que el abogado cuyo aliento empaña las cristaleras de la puerta del hospital. Como sucede con los familiares que demandan eternidad televisada, al igual que los cuerpos iatrogenizados desde al infancia.

La noche en un hospital permite guardias con depri-vación de sueño, y lejos de ser un inconveniente, ante el evento estresante de un an-ciano insuficiente cardiaco agudo, puede que el médico se sorprenda por un deste-llo dorado que procede del techo: una crisálida entrea-bierta por la que se libera el secuestro del alma.

Feliz quien sabe recorrer caminos diferentes y más osados.

Ernst Jünger

Al-Isrá wal-Mi’ray,el Viaje NocturnoAbdellah CastiñeiraGranada

E

SecuestrosA. Nur Segura Sevilla

C

Mirando con el rabillo del ojo es como se leen los espacios en blancodel texto

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os Gobiernos del mun-do occidental, y cada vez más del resto del

planeta, están empeñados en convencernos de que el famoso “Estado del bienestar” lo vamos a alcanzar a base de pagar cada vez más impuestos, al mismo tiempo que sigue aumentando la deuda nacional, absoluta-mente impagable, que es el le-gado que vamos a dejar a nues-tros hijos.

Lo que sucede en realidad es que las, así llamadas, crisis fi-nancieras y económicas conlle-van de manera inmediata gran-des recortes en las prestaciones sociales y cada vez más empo-brecimiento de la mayor parte de la población que cuenta con menos recursos, mientras los Gobiernos siguen subiendo los impuestos, pues es necesario pagar los intereses de la deuda.

La diferencia fundamental entre los creyentes y los no creyentes es que los primeros

saben que el éxito de esta vida consiste en cumplir con las le-yes del Creador del Universo, Allah, el Único Dios, y así poder ganar Su recompen-sa en la otra vida después de la muerte. Mientras que para los segundos todo lo que el ser humano puede conseguir en su existencia se encuentra aquí, limitado al tiempo de la vida que conocemos.

En la época bendecida del establecimiento del Din en Medina Al Munawarah, el Mensajero de Allah, El Profeta Muhámmad (s. a. w. s.) estable-ció el WAQF, que se convirtió, con el paso de los tiempos, en la red más completa de asistencia social, con funcionamiento to-talmente autónomo, indepen-diente de los Gobiernos.

El Rasulullah (s. a. w. s.) fue el primero en convertir su huerto de dátiles en Medina en un waqf para Hawadlithud Dahr, es decir, para la protec-ción del Islam y otros casos de urgencia.

Así mismo, cuando Umar Ibn al Jattab, que Allah esté complacido con él, que tenía un huerto en Jaibar que le era muy querido, a raíz de escuchar al

Mensajero de Allah (s. a. w. s.) decir la aleya: “No alcanzareis la virtud hasta que no deis de lo que amáis. Y cualquier cosa que deis, Allah lo conoce”, fue a preguntarle y le pidió consejo sobre lo mejor que podía hacer con ese huerto, el Profeta (s. a. w. s.) le dijo: “Hazlo un waqf”.

El significado de la palabra waqf es ‘inmovilizar’. Quiere decir que una propiedad waqf queda totalmente inmoviliza-da y, por tanto, fuera del uso comercial.

La definición clásica y acep-tada por todas las escuelas de jurisprudencia islámica es la emitida por Qadi Abu Yusuf: “Waqf significa poner el cuer-po de una propiedad fuera de nuestro dominio para traspa-sarlo hasta el Día del Juicio a la propiedad de Allah, dedicando su usufructo en beneficio de otros”.

Esto está basado en el co-nocido hadiz del Mensajero (s. a. w. s.) que dice: “Si muere el hijo de Adam, se finalizan todas sus acciones excepto tres: una sadaqa yariah, un conocimiento que sirve de beneficio y un hijo recto que pide por él”.

Desde el momento de su establecimiento por el Profeta Muhámmad (s. a. w. s.), dicha práctica se fue extendiendo a lo largo y ancho de las tierras del Islam, teniendo uno de sus pun-tos culminantes en el Califato otomano, para mezquitas, ma-drazas, hospitales, alojamientos para viajeros (caravanserais), hospicios, comedores para los pobres, universidades y biblio-tecas, fuentes, puentes…; wa-qfs, o mejor dicho awqaf, para ayudar a las viudas, para liberar esclavos, para huérfanos e in-cluso para dar de comer y be-ber a los pájaros.

Las escrituras de constitución de los awqaf: waqfiyya, estable-cen, taxativamente, las condicio-nes del waqf que se constituye, describiendo la naturaleza del bien donado, cómo y por quién debe ser administrado, sus be-nefactores, los empleados que se requieren y sus salarios.

Con la caída del Califato y la colonización posterior, fun-damentalmente económica y política, de todos los territo-rios islámicos, la confiscación o control de todas las propie-dades waqf por parte de los Gobiernos de esos territorios frenó, por no decir que elimi-nó completamente, no solo su función social, traicionando sus escrituras, sino su desarro-llo y aumento.

El restablecimiento de la justicia, la libertad y el reparto misericordioso de la riqueza, donde el bienestar de los más necesitados está contemplado como una obligación indivi-dual, sólo se puede dar en una sociedad que no tiene necesi-dad de inventar constantemen-te leyes, sino que acata con su-misión y complacencia las leyes inmutables que el Creador de todo el universo ha establecido hasta el final de los tiempos.

Sobre el restablecimiento del ‘waqf ’ en esta épocaAbdessalam GutiérrezGranada

L Puente viejo Stari Most (waqf) de la ciudad herzegovina de Mostar.

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esde la antigua cul-tura clásica greco-rromana o china,

pasando por el teatro español clásico del Siglo de Oro, el tea-tro de Shakespeare, la Comédie Francaise de Molière, hasta la física clásica, la música clásica,

el rock clásico, coches clásicos (de época) y los famosos par-tidos deportivos, son muchos los usos de la palabra “clásico”. Según Wikipedia, lo “clásico” significa ‘algo digno de imita-ción’ (del latín classicus, ‘perte-neciente a una clase, particu-larmente a una clase superior respecto de una inferior; lo que debe tomarse como modelo por ser de calidad superior’). Sin limitarse a ninguna época o civilización en concreto, se reserva el calificativo de clási-cas a las producciones cultura-les que alcanzan el rango de lo sublime”.

Quizá el rasgo más propio de lo clásico, aparte de su ex-celencia, es su elevado sentido de la medida y del equilibrio. Como es modélico, lo clásico a menudo parece ser algo para museos, es decir, separado de la vida cotidiana. Pero como sus medidas clásicas siempre se refieren al ser humano, lo clásico no pertenece a museos, más bien es una manera de

cómo vivimos nuestra vida. Lo clásico es sobre todo la acep-tación consciente de que el mundo entero, empezando por nosotros mismos, está hecho de opuestos. Los clásicos se dis-tinguen de los demás (román-ticos, revolucionarios, esotéri-cos y exotéricos, etc.) porque confirman las polaridades de la vida para aguantar la enor-me tensión entre ellas en el ni-vel más alto posible. El filósofo Heráclito (535-484 a.C.) decía: “El camino hacia arriba y hacia

abajo, uno y el mismo” (frag-mento 69).

Eso sí, donde hay dos, hay duda. Para salir de la duda los clásicos buscan lo seguro, se acuerdan de lo invariable en un mundo que no para de cambiar, el equilibrio del justo medio, siempre anhelado pero raramente conseguido.

A finales de la Edad Media (siglos XV y XVI), Occidente rechaza la doctrina cristiana, pero también pierde la cone-xión íntima con el Creador –vaciar la bañera con niño y todo– buscando una verdad que no choque con la razón y la ciencia. Mientras la Iglesia des-truía muchos manuscritos de la Antigüedad, los musulmanes rescataron la herencia greco-rromana a través de sus traduc-ciones en el Bagdad del siglo IX y en Al Ándalus del siglo X y XI y la incorporaron en su visión más amplia de la creación.

Desde entonces hasta hoy, “lo clásico” siempre ha sido el recuerdo de las leyes, del orden,

de la armonía, una indicación hacia el secreto invariable del cosmos. Lo clásico procura su-perar el miedo porque vuelve a la experiencia de lo sublime. El Occidente cristiano no cono-cía los nombres de Allah que expresan este atributo Suyo: Al Alíi (El Sublime) o Al Adhim (El Grandioso); pero viendo una montaña inmensa, un cielo vasto, o escuchando una músi-ca poderosa el corazón no pue-de negar la experiencia de lo sublime. Y así como al enfermo

le da igual entender cómo un medicamento es capaz de qui-tarle sus molestias –le basta con

llegar al alivio, con o sin enten-dimiento de su funcionamien-to–, pocos llegaron al fondo de su experiencia.

Uno de los ejemplos en la Europa moderna, donde dos hombres extraordinarios (Goethe y Schiller) buscaron una respuesta a las convulsio-nes de su época, fue el perío-do entre 1786 (el año del pri-mer viaje de Goethe a Italia) y 1805 (cuando murió Schiller). Esa época literaria, de unos veinte años, fue nombrada el Clasicismo de Weimar, por la ciudad situada en el centro geográfico de Alemania, donde vivían. Para evitar futuras gue-

rras civiles que siguieran el mo-delo de la Revolución francesa, Goethe y Schiller volvieron a los ideales clásicos del arte de los antiguos griegos.

Goethe buscaba en la na-turaleza un modelo para en-tender el Universo; mientras tanto, Schiller se centraba en la historia y el arte. Mientras Goethe quería entender el mundo y contemplar su esen-cia, Schiller quiso cambiar al ser humano a través de la “edu-cación estética del hombre”; la belleza, la libertad del juego y la moral universal derivados del encuentro con lo sublime son sus claves para llegar a un ser humano completo. Según Schiller, lo sublime expulsa al hombre del mundo senso-rial y lo lleva al mundo de las ideas eternas. Lo sublime, para Schiller, es la tragedia donde el héroe (por ejemplo en su obra de teatro Wallenstein, 1799) encuentra su catarsis (puri-ficación) y, así, su papel en el destino. Para Goethe la obra de

arte más elevada es vivir una vida completa y feliz. En sus Máximas y reflexiones, dice la-cónico: “Lo clásico es lo sano, lo romántico es lo enfermo”.

A los musulmanes nos con-viene conocer la historia de este país y continente para ser capaces de entender y ayudar a nuestros contemporáneos que buscan la verdad y una vida digna en las ruinas de la his-toria. Toda la obra de Goethe y Schiller busca el justo medio de la creación, la confianza y la

justicia en vez de quedarse con la resignación o la venganza. El que entiende esto no quiere eli-minar a su oponente, sino que debe tratarle con nobleza por-que sabe que forma parte de su propio destino. Sin dos, no hay equilibrio. Quien dice: “¿Eres de derechas o de izquierdas?”, en realidad pregunta: “¿Qué tipo de manco quieres ser?”. Hoy, mientras los tiranos del mundo hacen lo que siempre hicieron: sembrar el miedo y enemistar a los pueblos para ampliar su dominio vil, sería útil conocer la historia de los tiranos, del faraón, para saber quién puede liberarse de su opresión. Quien busca lo clá-sico busca la clase, el modelo de una persona superior. Con toda su ilustración y desarro-llo tecnológico después de 1400 años de historia, Europa no tiene ni idea de quién es Muhámmad (la paz sea con él). Es el “secreto abierto” (Goethe) más grande que hay. Quien lo busque lo encontrará.

¿Qué es lo clásico?Ahmad GrossGranada

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Como es modélico, lo clásico a menudo parece ser algo para museos, es decir, separado de la vida cotidiana. Pero como sus medidas clásicas siempre se refieren al ser humano, lo clásico no pertenece a museos, más bien es una manera de cómo vivimos nuestra vida

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as guerras moriscas han dado mucho que hablar y cientos de

publicaciones sobre aquellos episodios; pero gran parte de lo escrito presenta lo ocurri-do de manera tan tendencio-sa y acientífica que para gran parte del público, poco o mal informado, aquellas fueron contiendas de españoles contra extranjeros de origen árabe. Y nada más lejos de la realidad. Que una parte bien numerosa de los hispanos fuera de reli-gión musulmana y tuvieran el árabe como primer idioma no implica en absoluto que fueran de raza árabe. Ni ellos ni sus antecesores, musulmanes tam-bién y áraboparlantes desde siglos atrás pero tan hispanos como los de lengua latina (ori-ginaria del Lacio, en la actual Italia, al fin). Así que decirles moros (o moriscos en otro contexto y tiempo) no puede significar otra cosa que islámi-cos de corazón y de fe.

De entre las innumerables obras sobre aquella rebelión y su represión por el ejército cristiano, tres son las más re-conocidas, escritas además por testigos más o menos direc-tos pero que escribían cuan-do ocurrieron: La guerra de Granada, de Diego Hurtado de Mendoza, un noble gra-nadino que tuvo problemas con la burocracia de Felipe II, que era considerada por aquel como corrupta e ineficaz; Historia de la rebelión y castigo de los moriscos de Granada, de Luis de Mármol y Carvajal, un soldado con menos prepa-ración literaria pero de gran minuciosidad en sus relatos; y La guerra de los moriscos (en realidad Segunda parte de las guerras civiles de Granada), de Ginés Pérez de Hita, soldado también y que es el que escri-be la más vitalista y emotiva de las tres, siendo además la que deja más claro el carácter de “guerra civil” de aquellos enfrentamientos entre nati-vos del mismo país pero de

distintas religiones. Ninguno entra en las causas que los pro-vocaron, pues todos temían a la Inquisición. En 2008, Ana Reche Sánchez publica en Baza (ediciones ADG) una adaptación al español actual de la Crónica del cerco y des-trucción de la Galera morisca, fragmento de la obra de Pérez de Hita sobre estas guerras. Aunque el autor fue soldado en aquellos tiempos, no participó en el cerco a Galera, así que su narración no es la de un testi-go presencial, sino que se vale para ella del diario de guerra de un compañero de armas: el alférez Tomás Pérez de Evia, que sí intervino en los hechos. Que Pérez de Hita no fue tes-tigo presencial se nota en de-talles como el grito de guerra que pone en boca de los mo-riscos: ¡Mahoma! ¡Mahoma!, impensable en cualquier mu-sulmán, que ve en ese nom-bre la degeneración de origen cristiano y propósito despecti-vo hacia el nombre verdadero del profeta Muhámmad (s. a.

w. s.). A pesar de ello, habla de los moriscos con respeto y, si bien, como soldado cristiano que es, se deshace en halagos para con los suyos, reconoce el valor, la fe y la gallardía de los moriscos, que prefirieron mo-rir luchando con honor antes que entregarse. Llega a reco-nocer que, de haber contado estos con municiones y la ayu-da que esperaban, no hubieran podido vencerles. Y no oculta que mientras el bando cristia-no contaba con los tercios de Nápoles (los más temidos en el mundo de entonces), cua-tro piezas de artillería, pólvo-ra para voladuras de muros y murallas y un total de unos doce mil soldados profesiona-les, los moriscos de Galera, que no eran militares y apenas lle-gaban a cuatro mil (incluidos niños, mujeres y ancianos), tenían que defenderse con pie-dras (de la que eran expertos lanzadores, dice el cronista), flechas y espadas, junto a algu-nas herramientas de pico que utilizaban como armas.

Aun así, las tropas de D. Juan de Austria, con él mismo dirigiéndolas en persona, ne-cesitaron desde el 18 de enero al 9 de febrero de 1570 para tomar el pueblo, tres semanas. El cronista narra cómo hasta los niños y las mujeres inter-venían en las batallas suminis-trando piedras a los hombres y, en algún caso, intervinien-do las mujeres en el cuerpo a cuerpo, como una mujer lla-mada Zarzamodonia, descri-ta en la narración como alta y morena, que con su espada llegó a matar hasta 18 caba-lleros de entre los mejores del ejército cristiano antes de caer abatida por un certero arca-buzazo. Calderón de la Barca (cristiano nuevo) se inspiraría en un morisco relacionado con aquellos hechos para su drama Tuzamí de la Alpujarra, o Amar después de la muerte.

La represión de D. Juan de Austria, tras la victoria, no pudo ser más cruel, como el propio cronista reconoce. Mandó asesinar sin piedad a todos los supervivientes (po-cos, pues la mayoría había muerto en el combate), inclui-dos mujeres y niños. Sólo en el último momento se apiadó de algunas mujeres y de los niños menores de cinco años. También prohibió edificar en el pueblo, y si los herederos de D. Juan Enríquez, dueño de las tierras, querían repoblarlo, tendrían que hacerlo en la lla-nura y sin murallas.

Hoy día, Galera extien-de, junto al pueblo crecido con la repoblación en el lla-no, varios barrios de casas-cueva, en parte rehabilitadas por extranjeros que buscan un lugar tranquilo y hermo-so en el que vivir. Pasear por esas calles empinadas y bellí-simas, de casitas recogidas e integradas con la tierra que las rodea, agreste y singular, toda-vía puede hacer sentir aquella esencia espiritual y aquel ca-rácter aguerrido y hondo que un día las habitó.

La Galera moriscaYahia BallesterosGranada

L

Que una parte bien numerosa de los hispanos fuera de religión musulmana y tuvieran el árabe como primer idioma no implica en absoluto que fueran de raza árabe. Así que decirles moros no puede significar otra cosa que islámicos de corazón y de fe

Panorámica del pueblo de Galera, Granada.

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n la obra de Ibsen El pato salvaje, un perso-naje llamado Gregers

encarna la reivindicación del ideal, la demanda de hacerlo real, de que opere efectiva-mente en la vida ordinaria, se transforme en carne y san-gre. Tanto el escritor como el lector se adentran en la expe-riencia humana representada por Gregers,

Hasta el comienzo de la acción dramática, Gregers ha vivido retirado en las mi-nas de su padre situadas en las montañas, a donde ha escapado huyendo de su fa-milia. Como hacen los patos salvajes heridos por las balas del cazador, se ha sumergido tercamente en el fondo de las aguas para no ser capturado.

Los cazadores que han he-rido a Gregers son sus padres. Si bien ha recibido a través de ellos su salvajismo, su natu-raleza humana inocente, al mismo tiempo son ellos los primeros que han disparado contra ella. No han podido evitarlo, al igual que los por-tadores de una enfermedad contagiosa.

Su padre, Georges Werle, un comerciante y empresario rico, y su madre, una mujer excesivamente sensible, no se entienden. Esto enturbia la vida familiar de Gregers y se intensifica cuando el padre toma como amante a Gina, una de las criadas de la casa y tiene con ella una hija. Gregers se ve transformado entonces en objeto del afecto apasionado, desequilibrado, de la madre, quien le vuelve contra su padre. Estas son las balas que lo hieren. Sobre todo, cuando la madre muere sumida en la infelicidad y el rencor contra su marido.

En medio de las monta-ñas, separado de los hom-bres, Gregers cura sus heridas mentalmente. Cree volver a la inocencia de la niñez y se imagina que debe regresar a la ciudad para compartir la riqueza de sus ideales puros con aquellos que los necesi-tan. Sin embargo, como los ha consolidado lejos de los hom-bres, ignora lo que significa vivir el ideal, algo distinto del idealismo que ha adoptado.

Naturalmente, el drama de la confrontación del idea-lismo de Gregers con la reali-dad es una continuación de su historia familiar. Durante su ausencia, su padre ha orques-tado el matrimonio de Gina, su antigua amante y madre de su hija, con Hialmar, un

amigo de Gregers de la niñez, a quien su padre ha ayuda-do también para que se gane la vida como fotógrafo. En una escena del primer acto, Gregers, con una rígida e in-genua interpretación de los hechos que excluye la compa-sión, se lo reprocha amarga-mente a su padre.

Éste le anima a olvidar el pasado, a reconciliarse con él, reintegrase en la familia y entrar en sus negocios como socio. Gregers rechaza ciega-mente la oferta paterna. El lector experimenta cómo el misionero idealista no ha de-jado de ser el niño herido de antaño, al que sus traumatis-mos han vuelto de una cruel-dad cándida y entusiasmada. El lector se pregunta qué pue-de hacer una persona así.

La respuesta le llega inme-diatamente. Gregers le comu-nica a su padre que retirará la

venda de los ojos de su ami-go Hialmar, por quien siente afecto y respeto. La verdad exige que sepa que su matri-monio es un engaño, que su mujer no es sino la antigua amante de su padre, que su hija es la hija de otro hom-bre, que éste ha pergeñado no sólo su matrimonio sino

también la economía de su vida familiar.

Sólo así los cónyuges se purificarán y podrán iniciar una vida auténtica construi-da sobre fundamentos sóli-dos. En esto se concretará la misión iluminada concebida por él en las montañas. Por un lado, su padre será casti-gado y se restablecerá la jus-ticia; por otro lado, su amigo, ignorante de la corrupción en la que vive, se salvará y podrá vivir en adelante libre de toda mancha.

“Pobre desdichado” –piensa su padre. Ya que se dan, en el mejor de los ca-sos, dos verdades. Una, la idealista que Gregers se pro-pone restablecer en todo su esplendor. La otra es que, se juzgue como se juzgue lo que ha hecho su padre con Gina y Hialmar, el matrimonio de éstos es un matrimonio

logrado. Su éxito se encar-na en Hedvig, la hija bas-tarda, que es la luz de su hogar. Además, Hialmar no es el hombre de verdad que quiere imaginarse Gregers. Tampoco Gina es una pobre mujer liviana, sino todo lo contrario.

Como él, Hialmar sigue siendo niño. Pero no herido, sino mimado. Las dos vie-jas tías que le educaron con adoración hicieron de él una moneda falsa. Hermoso de aspecto, flautista aficionado, declamador de poesías escri-tas por otros, inventor iluso-rio, en realidad es un hom-bre perezoso, prendado de sí mismo, carente del carácter viril que se atribuye. A la vez, es afectuoso, buen ma-rido, padre y amigo. En esto sí han tenido éxito sus tías. Por ello su mujer y su hija, que son las auténticamente viriles, cuidan de su hogar y su negocio y le siguen ro-deando de los mimos que necesita para respirar.

Cuando Gregers le co-munica su verdad y le roba su ilusión, se derrumba como un castillo de naipes. Primero se vuelve contra su mujer, después contra su hija. El matrimonio que Gregers ha querido sublimar está punto de ser destruido. Sin embargo, el carácter fir-me de Gina, el heroísmo de Hedvig y la misma superfi-cialidad de Hialmar lo sal-van. La que no se salva es Hedvig, la hija, el pato salva-je, el único ser puro, verda-dero e inocente de la histo-ria. Es ella la que paga con su vida el precio del idealismo de Gregers.

Hedvig no es superficial y gregaria como su padre. Muy al contrario, su carácter y sus sentimientos son profundos y genuinos. Cuando Hialmar la rechaza, decide adoptar la opción desesperada que le propone Gregers. Sacrificar, como ofrenda propiciatoria a los pies de su padre, el pato salvaje que la familia guarda en el ático y que es su tesoro más preciado.

Sin embargo, finalmente, no vuelve la pistola contra su pato querido, eso sería ma-tar la misma vida sagrada e inocente, sino contra su pro-pio pecho. Una afirmación decisiva de su amor por su padre. Pero sobre todo de que su espíritu no es como el alma vacía de Hialmar, sino que encarna precisamente el ideal puro de Gregers.

Bajo la corteza amarga de Ibsen, la carne es jugosa y rica. Recuerda en parte la expresión por la mujer, alta-mente positiva, del más puro instinto de los sentidos a la que alude Wagner.

Idealismo y existenciaAbdulbasir OjembarrenaCiudad del Cabo, Sudáfrica

E

Una escena de El Pato Salvaje.

Naturalmente, el drama de la confrontación del idealismo de Gregers con la realidad es una continuación de su historia familiar

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