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de Buenos Aires Liliana Inés Cortés Jardín Botánico

Jardin Botanico de Buenos Aires

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Revista del jardin botánico

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Page 1: Jardin Botanico de Buenos Aires

de Buenos Aires

Liliana Inés Cortés

Jardín Botánico

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“La botánica era una

orientación de la medicina”

Desde los mismos comienzos de la historia, el hombre, se ha visto íntimamente relacionado con las plantas de su entorno, aprendió a conocerlas, utilizándolas para su alimentación, vestido y vi-vienda. Con el paso del tiempo y a partir de la investigación les encuentra nuevas apli-caciones, descubriendo principios tóxicos, medicinales, tintóreos, etc.. Como consecuencia de todo ello acrecienta su interés por los vegetales, comenzan-do a cultivarlos y tratando de tener a su alcance la mayor cantidad de especies junto a su morada. Nace así el jardín y la huerta familiar. Los ante-cedentes más antiguos que se conocen de la Botánica se re-montan a la Grecia antigua con Teofrasto en su Encyclopedia Universalis del siglo IV AC. en la que se describe a las plantas conocidas por en-tonces, siendo además el primer creador de un Jardín Botánico en las cercanías de Atenas.

La Botánica era una orientación de la Medicina y los jardines botánicos eran un apoyo didácti-co para los estudiantes. Los árabes, en el siglo X fueron quienes dieron mayor desarrollo a las

aplicaciones medicinales de las plantas, poseían sus propias colecciones para investigación y uso.

Los jardines botánicos como los conocemos hoy en día surgieron en los albores de la moderni-dad, cuando comenzó la introducción en Europa

de especies exóticas de América y África en primer lugar, luego de Oriente y

Oceanía. Estas especies vegetales requerían un cuidadoso proceso de aclimatación y prueba para su incorporación bajo cultivo en los jardines de Europa. Los primeros jardines botánicos modernos fueron desarrollados

en el Renacimiento, a partir de las colecciones que albergaron los

monasterios del Medioevo. Estos jar-dines medievales eran conocidos como

Hortus conclusus. Durante las invasiones y gue-rras los monasterios fueron refugios ocasionales que lentamente se convirtieron en centros de vida autosuficiente. Tras los muros de castillos, forta-lezas y monasterios comenzó a desarrollarse una actividad que mantendría viva la esencia del jar-dín: el huerto, que estaba ligados no sólo a la ali-mentación de la población sino también a la me-dicina medieval. El primer jardín diseñado como

Los Jardines Botánicos

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“El jardín botánico de

Buenos Aires es monumento

histórico”

tal es el de Pisa, creado entre los años 1543/44 por Luca Ghini a pedido de Cosimo de Medici, seguidos por los de Padua, Florencia y Bolonia. Fueron los primeros jardines de aclimatación y pruebas relacionados con centros académicos, acompañaron al desarrollo de la ciencia y las disciplinas científicas actuales. Estos espacios de plantación eran generalmente pequeños y de planta cuadrangular, con sub-divisiones internas para una perfecta ordenación interior. Las familias botánicas eran reunidas en un orden taxonó-mico que mostraba la clasifi-cación general de las plantas, reflejo de la Ilustración y el Enciclopedismo. La formi-dable obra de los naturalistas como Linneo, Von Humboldt, Bonpland, con la catalogación sistemática y la ubicación taxonómica fundaron, con el acopio de material y notas de expediciones científicas de ultramar, las bases de la botánica moderna.

El Jardín Botánico de Buenos Aires, cuyo nombre oficial desde 2009 es “Dirección Operativa Jardín Botánico Carlos Thays, es un jardín botánico que se encuentra próximo a los bosques del barrio de Palermo de la menciona-

da ciudad. Desde 1996 es Monumento Histórico Nacional. Su extensión es

de 69.772 m², en los que se en-cuentran más de 5.500 especies vegetales. Cuenta además con numerosas esculturas como “La Primavera” u “Ondina de Plata”, “Loba Romana”, “Mercurio”, “Venus”; y grupos

magníficos como “Saturnalia”, estatuas de mármol que simboli-

zan los movimientos de la VI sin-fonía de Beethoven, y el grupo escul-

tórico “El Despertar de la Naturaleza”. Posee además un invernáculo, una biblioteca, el museo Botánico, y la Escuela Municipal de Jardinería, todo rodeado de serenos senderos para caminar y contemplar la variada vegetación. Fue inaugu-rado el 7 de septiembre de 1898 y su manteni-miento depende del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Jardín Botánico de Buenos Aires.

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El jardín romano

Como su nombre lo indica, en este sector del Jardín Botánico se recrea el aspecto de un jardín de tiempos del Imperio Romano. Aquí se han re-unido las especies vegetales que el botánico ro-mano del siglo I de nuestra era Plinio el Joven tenía en su villa de los Apeninos, tales como ci-preses, álamos, y laureles.

El jardín francés

El jardin frances de estilo simetrico, se encuentra en la planicie sobre Av. Santa Fe, y representa en una escala pe-queña las características del estilo frances de los jardines de Versalles.

El jardín oriental

También cuenta con zonas donde las plantas se ordenan de acuerdo a su origen; de Asia se aprecian ejemplares ginkgo biloba de ho-jas amarillas en otoño y bellas japónicas de hojas coloradas; de Oceanía, con acacias, eucaliptus y casuarinas; de Europa, con robles, avellanas y olmos; y del África, con helechos, palmeras, y gomeros. Además, de Estados Unidos provienen las sequoias, pero sobre todo, haciendo especial hincapié en la flora argentina.

Escuela Municipal de Jardinería

Dentro de su perímetro se encuentra la Escuela Municipal de Jardinería Cristóbal María Hicken dependiente del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El lugar cuenta con 33 obras de arte entre esculturas, bus-tos y monumentos. Son de destacar: Los prime-ros Fríos , del catalán Miguel Blay y Fábregas;

Sagunto, de Querol y Subirats; Figura de mujer, Saturnalia, en bronce pa-

tinado, por Ernesto Biondi, una réplica de la célebre Luperca o Loba Capitolina, una réplica de la Diana de Versalles -el original corresponde al artis-ta griego antiguo Leocares-, una bella escultura en már-mol de una muchacha desnuda

llamada Ondina del Plata obra de Lucio Correa Morales que se

encuentra en medio de un estanque; El mensaje de Mercurio obra neoclásica

debida a Ricardo Celma y Eduardo Lloreda que substituye a una destruida representación escul-tórica de tal deidad. Un conjunto haciendo un círculo de esculturas en mármol blanco represen-ta a los movimientos 2°, 4° y 5° de la célebre sin-fonía Pastoral de Ludwig van Beethoven, estas esculturas debidas a Leonor Tomassi se llaman respectivamente como los nombres de los cita-dos movimientos de la ya dicha sinfonía: Escena

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“la botánica era una

orientación de la medicina”

por la orilla del río, La tempestad y Canción de los pastores , tal conjunto se completa con una escultura llamada El despertar de la naturaleza obra de Juan de Pari. Otra escultura que repre-senta a la diosa Venus -réplica de la Afrodita de Cnido- ; así como también una pequeña escultura en bronce patinado que representa a Flora, el monumen-to donado para el Centenario de Argentina por el Imperio aus-trohúngaro consistente en una especie de obelisco rematado por una esfera armilar.

Los Invernaderos

Otro de los atractivos del Jardín Botánico son sus cinco invernaderos. Siendo de señalar el invernadero mayor, de estilo art nouveau, que fue premiado en la Exposición de París de 1899, tiene 35 m de largo y 8 de ancho, por su diseño, se considera que es el único de su tipo que se conserva en el mundo.

La Biblioteca Botánica cuenta con 1.000 libros y 10.000 publicaciones de todo el mundo, libre-mente disponibles por los visitantes, y el Museo Botánico. Cabe destacar la gran ayuda que brindó

el Ingeniero Agrónomo Benito Carrasco en la con-creción de varias de éstas obras; y que hoy pode-mos disfrutar en el Jardín.

El edificio central

El edificio central de nuestro Jardín Botánico fue proyectado por un

Ingeniero Militar de origen po-laco. En sus cuatro esquinas tie-ne breves torreones que le dan un aspecto de castillo inglés, está revestido en su exterior de ladrillos rojizos, que justi-

fican el simpático nombre que alguna vez se le dio: “El Castillo

de Chocolate”. La fachada, es un fiel exponente de la arquitectura ladrillera de

alta calidad de manufactura. En la parte baja tenía seis amplias salas y en el piso alto, cuatro habita-ciones comunicadas entre sí por grandes arcos. Desde 1882 a 1894 fue sede del Departamento Nacional de Agricultura. De 1894 a 1896 fue sede del Museo Histórico Nacional. El 7 de setiembre de 1898, el público accede al jardín por primera vez. En la actualidad es sede de la Administración del Jardín Botánico.

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El Jardín Botánico de Buenos Aires es un lugar para gente que siente pasión

por la Naturaleza