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JOSÉ ANTONIO, LO QUE NO ES - JULIAN PEMARTIN SANJUAN

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Conferencia pronunciada en el Círculo Medina el día 18 de noviembre de 1959, en la apertura del Curso que sobre José Antonio fue organizado por la Delegación Nacional de la Sección Femenina. Si repasamos uno a uno los textos de José Antonio comprobaremos cuán poco dado es a la lamentación. José Antonio no es quejumbroso y la prueba eminente de ello la encontramos en su último escrito, en su testamento, que también contiene la elocuente excepción confirmadora de la regla. Aquella sosegada conformidad que resplandece en todos los párrafos del documento ejemplar, se quiebra de pronto en un solo y breve período en que late la congoja: "Me asombra que, aun después de tres años, la inmensa mayoría de nuestros compatriotas persistan en juzgarnos sin haber empezado ni por asomo a entendernos".Pues bien: esta dolorida recriminación sigue golpeando nuestras conciencias, si no en su literalidad, en un sentido no menos conminatorio. Ahora no se trata, es cierto, de desconocimientos o ignorancias más o menos inocentes o culpables, sino de deformaciones o confusiones producidas, a veces, desde el más cumplido aunque hostil conocimiento, y, a veces-reconozcámoslo con remordimiento efectivo-, por nuestro propio egoísmo o pereza, como puntualizaremos más adelante.Creemos, en consecuencia, que sigue siendo misión ineludible y primordial nuestra, si no la de divulgar principios y conceptos-ya sabidos-el de esclarecerlos y dilucidarlos, para restablecer la contemplación y valoración exacta y fiel. Tarea que creemos conviene particularmente en ocasión como ésta, en la que concurre la solemnidad del día-la víspera de la fecha conmovedora-y lo singular del sitio: esta casa, este templo, me atrevería yo a decir, en que arde perpetuamente aquella "lámpara votiva" de que nos hablaba Eugenio d'Ors.Pero, como, según dijimos, no se trata ahora de un empeño de difusión doctrinal por el establecimiento de afirmaciones o definiciones, sino de una tarea de desbrozo y depuración, y, en cierto modo, de aislamiento, conviene escoger un método semejante al que nos ofrece la Botánica cuando clasifica-aisla- por aquel sistema dicotómico en que por sucesivos contrastes eliminatorios llega a la perfecta identificación de la especie en litigio; sistema que, por cierto, tiene, en nuestro caso, la ventaja de quedar al alcance de cualquier principiante en Ciencias Naturales.

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JOSÉ ANTONIO, LO QUE NO ES - JULIAN PEMARTIN SANJUAN 

JULIAN PEMARTIN SANJUAN

JOSÉ ANTONIO LO QUE NO ES

Conferencia pronunciada en el Círculo Medina el día 18 de noviembre de 1959, en laapertura del Curso que sobre José Antonio fue organizado por la Delegación Nacional de la

Sección Femenina.

Si repasamos uno a uno los textos de José Antonio comprobaremos cuán poco dado es a lalamentación. José Antonio no es quejumbroso y la prueba eminente de ello la encontramos en suúltimo escrito, en su testamento, que también contiene la elocuente excepción confirmadora de laregla. Aquella sosegada conformidad que resplandece en todos los párrafos del documentoejemplar, se quiebra de pronto en un solo y breve período en que late la congoja: "Me asombraque, aun después de tres años, la inmensa mayoría de nuestros compatriotas persistan en juzgarnos sin haber empezado ni por asomo a entendernos".

Pues bien: esta dolorida recriminación sigue golpeando nuestras conciencias, si no en su

literalidad, en un sentido no menos conminatorio. Ahora no se trata, es cierto, dedesconocimientos o ignorancias más o menos inocentes o culpables, sino de deformaciones oconfusiones producidas, a veces, desde el más cumplido aunque hostil conocimiento, y, a veces-reconozcámoslo con remordimiento efectivo-, por nuestro propio egoísmo o pereza, comopuntualizaremos más adelante.

Creemos, en consecuencia, que sigue siendo misión ineludible y primordial nuestra, si no lade divulgar principios y conceptos-ya sabidos-el de esclarecerlos y dilucidarlos, para restablecerla contemplación y valoración exacta y fiel. Tarea que creemos conviene particularmente enocasión como ésta, en la que concurre la solemnidad del día-la víspera de la fecha conmovedora-y lo singular del sitio: esta casa, este templo, me atrevería yo a decir, en que arde perpetuamenteaquella "lámpara votiva" de que nos hablaba Eugenio d'Ors.

Pero, como, según dijimos, no se trata ahora de un empeño de difusión doctrinal por elestablecimiento de afirmaciones o definiciones, sino de una tarea de desbrozo y depuración, y, encierto modo, de aislamiento, conviene escoger un método semejante al que nos ofrece laBotánica cuando clasifica-aisla- por aquel sistema dicotómico en que por sucesivos contrasteseliminatorios llega a la perfecta identificación de la especie en litigio; sistema que, por cierto,tiene, en nuestro caso, la ventaja de quedar al alcance de cualquier principiante en CienciasNaturales.

Creemos que si, como ya se nos previno con autoridad máxima, hace hoy veintiún años, ydesde el puesto de mando, en Burgos, de la mezcolanza, de la confusión más o menospremeditada, vamos arrancando, vamos separando todo lo que no es José Antonio, acabaremospor tener en nuestras manos y ante nuestros ojos aquello que queremos volver a contemplar y

utilizar en su pura, eficaz y actual originalidad.Pero antes de iniciar este empeño habremos de precisar qué es lo que queremos decir

cuando decimos José Antonio.

Cuando decimos José Antonio no nos referimos exclusivamente a su persona. manifestadaa través de la anécdota, por sugeridora o edificante que sea, pero proyectada hacia el claustro dela intimidad, hacia los círculos de la vida profesional brillantemente ejercida y despuésdolorosamente abandonada por servicio de mayor trascendencia; no nos referimos a lasvivencias puramente personales, sino a la persona del Fundador en una proyección total que enlos últimos años de su vida constituye una entrega sin reservas a una inquietud suprema,España, y a una obra de su propio espíritu y de su propia acción, la Falange, creada para servir eldestino de aquélla. Al hablar de José Antonio, decimos doctrina política, actividad creadora de un

movimiento de unidad entre los españoles, de esfuerzo organizador de un dispositivo hábil raraencauzar por nuevas rutas los destinos de la Patria. Cuando decimos José Antonio decimos laFalange, fundada por él para vivir después de la muerte del Fundador con vivencia propia, y

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decimos, por tanto, y, sobre todo, pensamiento; es decir, doctrina joseantoniana, doctrina de laFalange.

Pensamiento y obra qué, tras vencer la etapa de tanteo, de preludio, se perfila ya concaracteres firmes de proyecto político, de empresa histórica, en el discurso pronunciado enMadrid el 19 de mayo de 1935; y que va luego desarrollándose más o menos específica y

concretamente, pero siempre con máxima severidad corolaria, en sucesivos discursos,minoritarios o abiertos, intervenciones parlamentarias, artículos, circulares internas, actitudes yhasta gestos... ; acervo conceptual, normativo y preceptivo, que se acrisolaría en síntesisresplandeciente en aquella explicación que dió a sus jueces y ejecutores de Alicante, en la últimamedia hora que los hombres le concedieron para la siembra de su idea.

¡Qué calidad alcanzaría aquella última lección de José Antonio en que el pensamiento y lateoría iban trágicamente corroborados por el cumplimiento exacto de sus clamantes predicciones;cuando ya los españoles, por no haber escuchado antes aquella lección, tantas veces gritada, seestaban desgarrando en una lucha terrible, cuyo torrente de sangre podía resultar estéril...! Ytambién en su testamento quedó la huella de aquella lección, pero ya no en los apóstrofes de unaqueja, sino en las palabras de una oración; oración ferviente que, como toda oración buena,

estaba fundada en la fe y levantada por la esperanza: "Ojalá sea la mía la última sangre española que se vierta en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas calidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia." .

Ya dentro de nuestro propósito hay que advertir, también, que la busca, la identificación, porvía negativa, que hoy empezamos, tendrá que referirse, en estos principios, al grado más ampliode la clasificación, el genérico; es decir, que apuntará, tan sólo, de momento, a la determinaciónde la "naturaleza" de la concepción política de José Antonio, de la "naturaleza" de la Falange; porlo que no debe extrañar que nuestras primeras conclusiones resulten casi ofensivas de purosabidas y vulgares.

Y efectivamente, los primeros contrastes de nuestro sistema eliminatorio nos ofrecen dosnegaciones fulminantes.

Cualquier confrontación, por superficial que sea o por lejana que venga, de los textos  joseantonianos, concluye inmediata y primeramente que la Falange no es un remediocircunstancial; que la Falange no es una receta, un específico, una fórmula político-social paraser aplicada en momentos de anormalidad o enfermedad y ser archivada en el botiquín debajo delos frascos medio vacíos, una vez advenida la tranquilidad o iniciada la convalecencia. No; esevidente que la Falange esencial, en la acción y en la previsión de José Antonio, no había depertenecer al género de los regímenes políticos quirúrgicos o de emergencia.

Pero, en segundo lugar, hemos de establecer en seguida que tampoco la doctrina  joseantoniana entraña una reacción. Tampoco la Falange pertenece al grupo de los impulsospolíticos o sociales nacidos contra un movimiento pendular y extremoso y sin otro designio ofunción que la de restablecer el equilibrio y con él la inmovilidad.

Quienes hayan intentado suponer por un momento el carácter reaccionario o meramenteequilibrador de la Falange frente a un extremismo de cualquier signo, tuvieron que soslayar conlos ojos bien vendados y las orejas bien tupidas el propósito y el procedimiento quizás másevidentes y palpables, más permanentes y definidores, en las expresiones y actos de JoséAntonio: contra el término medio, que es la mediocridad estabilizada a costa de la mutilación delos límites, del cercenamiento de las alas, la conciliación de extremos por vía de superaciónintegradora.

Pero si la obra tan concienzuda y tan personalmente ejecutada por José Antonio no es unremedio circunstancial ni es, tampoco, una reacción equilibradora ; si la doctrina joseantoniana nopertenece al género de las construcciones políticas emergentes, esencialmente coyunturales ytransitorias, habrá que preguntarse en seguida, ¿supone, entonces, el pensamiento de JoséAntonio un cuerpo de doctrina plenamente estructurado, definitivamente desarrollado,determinante de un sistema político, en sí mismo, a punto de inmediata y concreta ejecución?

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Pues, otra vez no, camaradas; no, otra vez, a despecho de desilusiones de los más fervientes, delos más apasionados y, acaso, de los más puros. La doctrina de José Antonio no se aplicó a laelaboración de soluciones concretas referidas a los problemas inmediatos de una función degobierno, aunque, sin embargo, hemos de decir, desde este momento, que el pensamiento deJosé Antonio no presentaba lagunas ni vaguedades ni utopías.

No, por tercera vez, pero, al fin, tanta contestación negativa, tanta eliminación deposibilidades nos deja desnudo y entero el núcleo sustancial, definidor y afirmativo. José Antoniono es un instrumento de emergencia o de reacción, ni un sistema estructurado y desarrollado,porque José Antonio es un germen.

¿Un germen nada más? ¡Un germen nada menos! Germen, sí; pero germen vivo ycompleto; completo y acabado en su orden. germinar, en su orden de semilla.

Y me vuelve aquí a morder el recelo de que estoy malgastando vuestro tiempo y benévolaatención con descubrimientos pueriles, ya no de mares mediterráneos, sino de albercasdomésticas; pero si me otorgáis un momento más de paciencia, quizá lleguemos inmediatamente,a través de esta primera conclusión, si afirmativa todavía elemental, a comentarios másenjundiosos e interesantes.

Ya hemos identificado a José Antonio y su Falange: germen conceptual y activo; vivo ycompleto en su orden.

Y esta identificación de la' naturaleza de la obra joseantoniana, nos va a suministrarinmediatamente seguras directrices para su valoración y tratamiento.

En primer lugar, ese germen, vivo y completo, no puede ser partido, dividido, para serutilizado en trozos. El medio .más fácil, no ya de deformar, sino de contradecir radicalmente elplanteamiento y las conclusiones de José Antonio, es el de emplearlo parcialmente, el deutilizarlo en pedazos.

¡Qué fácil es por este sistema de parcelación hacer de José Antonio, bien un ultraconservador egoísta-"el magisterio de costumbres y refinamientos "-o bien un demagogoirresponsable-"a los hambrientos de siglos hay que instalarlos como primera medida; luego se verá si se pagan las tierras "-.

Pero en estas deformaciones, estas falsificaciones, por escisión, por división, de JoséAntonio, cuánta parte corresponde a nuestra propia responsabilidad y nuestras propias culpas.Porque, con cuánta frecuencia, no los ajenos a nosotros, lectores por extraños, superficiales yapresurados de "nuestra doctrina familiar", no los enemigos claros y abiertos o los turbios yagazapados, sino nosotros mismos, camaradas de todas las horas, hemos contribuido a laconfusión, a la adulteración del pensamiento político de José Antonio, por este medio que estoydenunciando.

¡Cuántas veces hemos sido también nosotros apresurados y superficiales y hemos

despedazado el pensamiento de José Antonio en fragmentos sin querer darnos cuenta de queJosé Antonio, como germen vivo, es una unidad indivisible, indestructible; y, sin embargo,recurríamos a esos fragmentos, a esas frases poéticas, sonoramente concisas comoinscripciones lapidarias, o todavía peor, a algunos de sus conceptos estructurales ofundamentales, pero aislados de los otros, sólo porque nos venían como anillo al dedo paraavalar nuestros propios juicios, nuestras propias opiniones preconcebidas; y cuántas veces esasfrases, esos conceptos partidos, han sido el punto de apoyo inocente para la gran deformacióninteresada!

José Antonio no puede ser dividido ni utilizado en trozos, ,como no puede serlo la semillaque sinceramente pretendemos fecunda, en despliegue de toda la fuerza de su naturaleza. PeroJosé Antonio tampoco puede ser valorado y ofrecido como una solución total o definitiva, lograday en actividad inmediata que si bien tendría la virtualidad de ofrecer respuesta concreta a cada

una de las cuestiones que plantea un 'determinado momento político, sería también como el

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momento al que hubiera servido, transitoria, fugaz y necesitada de superación ajena o derectificaciones continuadas.

Por eso, camaradas, quienes por exceso de fervor inocente o por sobra de pereza o deincapacidad pretendieron o pretenden ofrecer a José Antonio como la panacea inmediata ysimple de la salvación de España, incurren en el mismo desafuero o locura en que caería el

adorador delirante que ofreciera a la amada de sus sueños, como el más exquisito de losmanjares, un plato de raíces.

Mas entiéndase bien. Raíz o germen es José Antonio pero raíz agarrada firmemente en elhumus patrio y henchida de savia nueva y ya capaz de estallar luego en el triunfo definitivo de losfrutos. Germen vivo y completo, del que se presienten con certidumbre directrices permanentes yno recetas circunstanciales. Germen vivo e integral con toda su potencia de futuro, con todas susposibilidades intrínsecas de cosechas renovadas, _y que no tiene otra ley de crecimiento que eldesarrollo biológico; que no puede prolongarse y permanecer ni por la vía mineral de lasyuxtaposiciones ni por tratamientos artificiales de polinización ni de injertos que, a través de lahibridez degeneran ten esterilidad; sino por la vía natural de las ramificaciones y de laflorescencia garantizadas y estimuladas por el buen cultivo, por el abono fertilizante y por la poda

de toda la hiper-fronda que sofoca y debilita y malogra el normal crecimiento del fruto, lagranazón de la espiga.

Vemos, pues, que la mera identificación de la naturaleza de la obra joseantoniana, alponernos frente a ella sin disfraces ni pantallas intermedias, nos suministra un esclarecimiento. almismo tiempo definitivo y minucioso, para su justa valoración y utilización, para su total ypermanente entendimiento. Claridad, iluminación que no puede extrañarnos, pues esprecisamente la. claridad la virtud que empapa, por así decirlo, en transparencia y en luz toda laobra de José Antonio.

Porque, efectivamente, si nos atrevemos, por fin, a abandonar el cauto sendero de laseliminaciones para avanzar por el camino real de los asertos; si dejamos ya de buscar lo que no,es José Antonio, para decir tan sólo lo que es José Antonio, habrá que decir, en seguida, que

José Antonio es la claridad, y la trascendencia, o, más exactamente dicho, la claridad hecha.trascendencia.

Claridad, es cierto, que nace y se apoya en el rigor mental,, en la profunda y elaboradapenetración del razonamiento, pero; que también sabe remontarse con los impulsos de laintuición poética, ese vuelo directo a la verdad, no en contradicción, sino¡ por encima de larastreante andadura lógica y discursiva.

En José Antonio los conceptos se hacen diáfanos. Cuando, por un lado, la pugna políticadel país se nutría y se hinchaba de frivolidad, de torpes controversias personales o de latiguillosconsabidos e inconscientes, José Antonio definió a la Patria por encima de los pronunciamientosgeográficos, por encima de las vacuas sensiblerías, por encima de las, emociones epidérmicas yversátiles; José Antonio definió a la Patria con esfuerzo poético de adivinación, y la Patria para

los españoles dejó de ser mero soporte físico, gárrula evocación de glorias pretéritas o vanaresignación con un futuro sin empresas y se convirtió en un quehacer común de los españoles,en una misión histórica indeclinable; y el concepto que José Antonio nos dió de la Patria se hizoresorte de voluntades, imperativo de unidad, certidumbre de destino.

Y cuando, por el otro lado, José Antonio se enfrentó con la realidad social española y nosdijo que era necesario restablecer una base material más justa para la convivencia de losespañoles, no se encerró entre los límites demasiado estrechos de las soluciones técnicas a losproblemas pormenorizados que puede plantear un proceso de saneamiento económico o depromoción de las clases más humildes a posiciones más desahogadas. No se imaginó JoséAntonio tan sólo un panorama de líneas más elevadas, de niveles más satisfactorios; no miró conun solo ojo el paisaje humano y social de España, para contemplar sus figuras y elementos

proyectados sobre un solo plano en que se pierde toda perspectiva, sino que con sentido detrascendencia, con proyección al futuro, habló de una revolución necesaria, de unatransformación profunda de la vida y de la sociedad española, de una movilización plena de

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voluntades y de recursos al servicio de una convivencia bajo nuevo signo; una convivencia alegrey eficaz en que se hiciese necesaria y solidaria la existencia de cada uno de los españoles y enque la comunidad nacional quedase potenciada con algo más que con recursos materiales paradesempeñar el ineludible destino de la Patria; destino de vocación espiritual que señalara elrumbo a un mundo a la deriva... Un mundo en el que clama el insatisfecho divagar de lasnaciones, el apático vacío de las soluciones materiales; un mundo en el que ya no basta armar alos pueblos de Occidente ni acrecentar su potencial económico, sino que exige como tareaacuciante e inaplazable la de contribuir a armar, dar alma, de nuevo, a esta naciente, pero añejaEuropa, como centro de acaecer histórico, reavivando sus más altos y vigentes valorestradicionales con toda su fuerza creadora.

Sí; José Antonio es trascendencia o no es nada. 0 pervive trascendentemente en larenovada potencia germinativa de su obra o se convierte en un doloroso y nostálgico recuerdo deotra posibilidad malograda.

Pero en esta trágica alternativa no nos quedamos, como él nunca se quedó, en el lamento.No ocultemos la grave y urgente responsabilidad que nos corresponde. Esa responsabilidad quehace veintiún años nos señaló desde su puesto de mando en Burgos aquella voz de máxima

autoridad, cuando nos anunció, al mismo tiempo, la muerte física y la inmortalidad de JoséAntonio. Recordemos en todo momento el sentido entrañable y exigente de cada una de aquellaspalabras. José Antonio, germen vivo y completo, está ahí; palpitante y cálido, enraizado en lasentrañas mismas de la Patria; pero también está en nuestras manos. Y de nosotros depende queJosé Antonio muera. otra vez definitivamente, o que sea, como aquella voz quería y ordenaba, "la semilla que no se pierda, que un día y otro se renueve con nuevo vigor y lozanía ".