Jurisprudencia en Materia de Medio Ambiente

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  • 8/18/2019 Jurisprudencia en Materia de Medio Ambiente

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    ESCUEL DE C P CIT CIÓN JUDICI L

    Coordinación del Área de Derecho Social

    Jurisprudencia Relevante en materia de

    Derecho de Medio mbiente

    Carlos Aristides JovelCoordinador del Área de Derecho Social

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    JURISPRUDENCIA EN MATERIA DE MEDIO AMBIENTE

    SENTENCIA N° 1

    301-2006

    SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San

    Salvador,____________del día de febrero de dos mil siete.

    I. El abogado Luís Francisco López Guzmán, en su carácter de apoderado general judicial de la

    Asociación Herencia Natural y de la Federación Unidad Ecológica Salvadoreña, ha presentado demanda contra

    el Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales  (MARN), por haber emitido la resolución número

    6314-5227-2007, de fecha cinco de mayo de dos mil seis, en la que se otorga permiso ambiental al proyecto

    denominado “Ampliación de campo de golf exclusivamente del Club Campestre Cuscatlán”, el cual considera

    nulo de pleno derecho.

    Señala que, tanto la resolución administrativa que impugna como el Decreto Legislativo Número 432

    /93, que en esencia declara como zona protegida una cierta parte de la Finca El Espino, son normas jurídicas en

    términos generales. Sin embargo, la primera contradice a la segunda, lo cual ha configurado un conflicto jurídico

    de tipo irreconciliable. Considera que al entrar en conflicto una con otra, habrá que atender a la validez jerárquica superior del Decreto, tanto en el aspecto formal como sustancial, pues el Decreto referido ostenta

    superioridad jerárquica frente a una resolución ministerial como la impugnada.

    Por tanto manifiesta ostentar un interés legítimo en esta situación, pues sus representadas están

    legitimadas para intervenir en defensa, protección y conservación del ambiente, el cual ha sido vulnerado con el

    acto administrativo que se impugna, pues éste además de contradecir el contenido del Decreto Legislativo antes

    mencionado, afecta de forma negativa e irreversible a los componentes ambientales como la biodiversidad, el

    recurso hídrico, entre otros, que posibilitan el desarrollo de la vida. En consecuencia, solicita la inmediata

    suspensión provisional de los efectos del acto impugnado.

    II. Expuesto lo anterior, resulta procedente manifestar que, entre los requisitos de la pretensión

    formulada en sede Contencioso Administrativa, se destaca que el demandante ostente un derecho o interés

    legítimo y directo. Respecto de ello, resulta indispensable realizar unas consideraciones jurídicas en torno a éste

    último, para efecto de habilitar la competencia de este tribunal en el conocimiento de la situación planteada.

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    De acuerdo a la jurisprudencia de la Sala de lo Contencioso Administrativo, el interés legítimo se

    constituye como la pretensión a la legitimidad del acto administrativo, que viene reconocida a aquel sujeto que

    se encuentre respecto al ejercicio de la potestad, en una especial situación legitimante.

    Debe aclararse que al demandante no lo legitima un abstracto interés por la legalidad –el llamado

    interés simple no habilita para acceder al proceso contencioso- sino el interés concretísimo de estimar que la

    administración le está perjudicando al obrar fuera de la legalidad.

    El artículo 9 de la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa hace alusión al término interés

    legítimo y directo que el demandante puede ostentar, entendido como un interés cualificado o específico, que

    tienen aquellas personas que por razón de la situación objetiva en que se encuentran, por una circunstancia de

    carácter meramente personal, o por ser precisamente los destinatarios de una regulación sectorial, son titulares

    de un interés propio, distinto de cualquier ciudadano; con lo cual no es posible la impugnación de aquellos actos

    que afecten intereses meramente generales, bajo la figura del interés simple, o de la acción popular.

    La misma jurisprudencia advierte que, los alcances que se otorguen a la figura del “interés legítimo y

    directo”, determinan la apertura o restricción del acceso a esta sede judicial. En este sentido, se entiende que tal

    interés, tal y como ha sido interpretado hasta este momento, en lugar de abrir o ampliar el campo de la

    legitimación procesal, constituye una especie de válvula que cierra el acceso a la jurisdicción, pues en aquellos

    casos en los cuales no se configure una afectación directa y personal a la esfera jurídica de los administrados,

    como la situación que plantea el peticionario, simplemente no tienen la oportunidad procesal para poder

    formular sus pretensiones.

    Ante la situación anteriormente acotada y para efecto de potenciar el acceso a la jurisdicción a todos

    aquellos que ostenten de manera suficiente y razonable intereses que escapan de las premisas relacionadas, en

    esta sede judicial, resulta conveniente interpretar de forma amplia o extensiva el sentido de lo que el legislador

    ha previsto como “interés legítimo y directo”, en la normativa antes mencionada, es decir, más allá de la

    perspectiva individual o personalizada; por lo que también debe entenderse como parte de su esencia, una

    vertiente de naturaleza colectiva, a partir de la cual pueden suscitarse una multiplicidad de controversias de

    horizonte diferente, que también deben ser conocidas por este Tribunal, ya que hoy en día no sólo los derechos e

    intereses individualizados erigen a sus portadores en sujetos con aptitud para pedir su tutela, sino que también,

    a los que se encuentran identificados bajo la concepción de lo que se conoce como interés difuso.

    Mosset Iturraspe en su libro “El daño ambiental” sostiene que, el interés difuso es un derecho subjetivo

    de goce diluido entre los miembros de un conjunto social. De manera que, en el titular del denominado “interés

    difuso” se debe ver al titular de un derecho subjetivo, que tiene de difuso sólo lo relativo a la titularidad que ha

    sido extendida o proyectada hacia otros sujetos que se encuentran en igual o semejante situación jurídica.

    Comprende una amplísima gama de verdaderos derechos vitales no susceptibles de titularidad exclusiva, como

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    la calidad de vida, preservación del medio, defensa de los derechos del consumidor, la tutela de la fauna, etc, los

    cuales no pueden quedar en desamparo. Son entonces éstos derechos e intereses los que requieren actualmente

    de una adecuada protección administrativa y judicial.

    La doctrina afirma que la categoría de interés difuso implica la concurrencia de dos supuestos: por una

    parte, un elemento de carácter subjetivo, que consiste en la pertenencia a una pluralidad indeterminada de

    sujetos que pueden, inclusive, ser todos los que integran la comunidad y, de otra parte, un dato normativo, que

    es el que justamente atribuye la juridicidad. De manera que, toda vez que se presenta una situación en la que

    esté involucrado un grupo de individuos indeterminados, no vinculados entre sí por una relación jurídica, que

    participen del mismo grado de interés respecto de bienes de disfrute necesariamente solidario y sobre los cuales

    ninguno de los integrantes del grupo pueda invocar derechos propios o exclusivos, se está en presencia de un

    interés difuso.

    Se produce entonces una especie de globalización en ciertos intereses de una pluralidad de sujetos, lo

    que hace que resulte una cierta objetivación de los mismos. De manera que, el sujeto individual se integra a la

    sociedad defendiendo intereses personales, pero al mismo tiempo, consolida el principio de solidaridad social al

    extender su acción de tutela a todos aquellos que se encuentra en situaciones semejantes.

    A partir de lo colegido en los párrafos precedentes se desprende la siguiente inquietud: ¿quién está

    suficientemente legitimado para ejercer la representación del grupo en sede judicial? Respecto de este punto,

    resulta imprescindible hacer referencia a lo que la doctrina ha sostenido en relación a la legitimación activa.

    Eduardo Couture por ejemplo, señala que la misma constituye la condición jurídica en la que se encuentra una

    persona con relación al derecho que invoca en el juicio, sea en razón de su titularidad o de otras situaciones que

     justifican su pretensión.

    Sin embargo, es preciso advertir que, cuando la controversia se refiere a intereses difusos, se impacta con

    el concepto fundamental de la legitimación, pues en casos de intereses ambientales por ejemplo, se está en

    presencia de un litigio masivo, de legitimación colectiva a gran escala, en el cual es necesario hacer una

    reformulación respecto de quiénes tienen aptitud para representar los intereses de tal envergadura.

    Así, el clásico proceso contencioso administrativo de “pocas” partes y con un esquema rigurosamente

    acotado, impone la necesidad de rearmar técnicas instrumentales adecuadas que envuelvan a las nuevas

    legitimaciones. Y es que, la nueva comprensión de bienes de mayor trascendencia jurídica impone la necesidad

    de acentuar la apertura legitimatoria en otra clase de figuras que van más allá de la incidencia individual y

    directa, para efecto de obtener la tutela de los derechos que se consideren amenazados o conculcados de igual

    manera.

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    Ampliar entonces el ingreso jurisdiccional, por vía de hacer más transparente y efectivo el concepto de

    legitimación activa en la defensa de los intereses difusos, implica la reducción de los obstáculos formales, en la

    búsqueda de un proceso con rostro más humano.

    Desde esta perspectiva, los intereses difusos los ejercen tanto los afectados como las asociaciones que

    ostentan un plus de reconocimiento social en la protección de ciertos intereses o situaciones. Por ello, el interés

     jurídicamente protegido ha quedado pues como una denominación de uso generalizado. Se ha verificado

    entonces una especie de conversión del interés en derecho o situación jurídica tutelable y el correlativo ascenso

    de las legitimaciones.

    De manera que, el concepto de afectado debe ser vinculado a la persona natural o jurídica que acredite

    un interés “razonable y suficiente” en defensa de aquellos intereses que por ello mismo son supraindividuales.

    Por tanto, resulta evidente que, las asociaciones ambientalistas creadas para fines de protección, conservación y

    mejoramiento de la naturaleza y del mundo animal como HERENCIA NATURAL Y FEDERACIÓN UNIDAD

    ECOLÓGICA SALVADOREÑA, ostentan un interés legítimo razonable y suficiente, en su vertiente colectiva, para

    efecto de velar por el ejercicio –conforme a los parámetros de legalidad- de una potestad administrativa como

    la del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), la cual ha sido considerada -por dichos

    entes- contraria al Decreto Legislativo número 432/93, cuya ejecución produciría afectación irreparable a la

    biodiversidad, suelo, agua, entre otros.

    Y es que, la defensa del medio ambiente está implicando una verdadera revolución sobre los esquemas

    hasta ahora bastante rígidos de la legislación procesal. En ella, el concepto de legitimación está sufriendo una

    transformación en sentido progresista, con objeto de permitir la defensa judicial de los intereses difusos

    representados por asociaciones de defensa y protección de la naturaleza.

    III. Habiéndose motivado la competencia de este Tribunal para el conocimiento de pretensiones como la

    que ha formulado el peticionario, y de forma previa a emitir un pronunciamiento sobre la admisibilidad de la

    misma; resulta pertinente analizar si la medida cautelar que solicita el mismo, en cuanto a suspender

    provisionalmente los efectos del acto administrativo impugnado, cumple con los requerimientos legales y

     jurisprudenciales de esta Sala.

    De conformidad con la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, la suspensión de los efectos del

    acto impugnado en el juicio contencioso puede decretarse luego de analizar los presupuestos diseñados por

    dicha normativa, los cuales consisten: (1º) Que el acto produzca o pueda producir efectos positivos (art. 16 LJCA);

    (2º) Que la ejecución del acto impugnado pueda producir un daño irreparable o de difícil reparación por la

    sentencia definitiva (art. 17 LJCA); y (3º) Que la adopción de la medida cautelar no produzca un perjuicio

    evidente al interés social u ocasionare o pudiera ocasionar un peligro de trastorno grave del orden público

    (art´18 LJCA).

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    En la jurisprudencia más reciente, este Tribunal ha tomado en consideración y analizado por lo general

    al momento de otorgar la suspensión de la ejecución de los efectos del acto administrativo impugnado, como

    únicos requisitos: primero, que mediare petición de parte y, segundo, que se tratase de un acto capaz de

    producir efectos positivos.

    Al interpretar los requisitos que determinan la procedencia de la suspensión, se ha procurado garantizar

    que, en la mayoría de los casos, la sentencia definitiva que haya que dictarse sea eficaz desde el punto de vista

    material; es decir, de la satisfacción plena de los intereses del demandante, a pesar de que se dicte después de

    transcurrido el tiempo necesario que dura la tramitación del proceso. Sin embargo, a esta Sala también le

    corresponde velar porque la suspensión de los actos impugnados no se traduzca injustificadamente, y menos sin

    la previa ponderación de los intereses en juego, en menoscabo de la función que realiza la Administración

    Pública, cuyo objetivo primordial es, y así debe presumirse, la consecución de los intereses generales.

    En ese sentido, este Tribunal considera que existe otra forma más adecuada de interpretar la exigencia

    de los requisitos necesarios para resolver la suspensión cautelar, la cual seguirá siendo respetuosa del derecho de

    los ciudadanos a que se les garantice la efectividad de la sentencia; pero también lo será del interés general que

    persigue la actividad de la Administración Pública.

    De acuerdo con lo anterior, este Tribunal interpreta que la resolución sobre la suspensión requiere

    previamente el examen y valoración de todos los requisitos que determina la ley, de modo que, la suspensión no

    constituya en el proceso contencioso administrativo salvadoreño una medida cautelar automática que atienda

    la sola petición y el efecto positivo que del acto derive. Cabe añadir que tales requisitos que deben concurrir no

    sólo al momento en que debe ser resuelta la suspensión, sino también durante el tiempo que ésta deba

    mantenerse vigente. Por ello, la medida puede ser solicitada tanto al inicio del proceso, como durante la

    tramitación del mismo, de conformidad con los artículos 22 y 23 LJCA.

    Conforme a las consideraciones expuestas, son tres los requisitos que deben examinarse en cada caso

    para efecto de resolver la procedencia de la suspensión:

    1º) Que sea un acto capaz de producir efectos positivos; es decir que mediante sus efectos sea capaz de

    crear, modificar o dejar sin efecto una situación preexistente a su emisión. Precisamente, es la consolidación deesa nueva situación, que altera un statu quo  determinado, lo que se pretende evitar mediante la suspensión de

    los efectos del acto prevista por la ley.

    2º) Que exista un daño irreparable o de difícil reparación por la sentencia. Se entiende que puede existir

    un daño irreparable cuando no pudiere restituirse el bien jurídico lesionado íntegramente si se consuman los

    efectos del acto; y que el daño provocado por la consumación del mismo sea de difícil reparación cuando la

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    situación alterada es difícil de ser restablecida por la sentencia. Como se ha expuesto, el daño –como parámetro

    de procedencia de la medida cautelar- está íntimamente vinculado con los efectos del acto sobre la esfera

     jurídica del destinatario, en relación con la duración del proceso.

    Corresponde, entonces, a quien solicita la suspensión, proporcionar los elementos objetivos con los cuales

    acredite, cuando menos de forma indiciaria, las razones por las que considera que los posibles daños y perjuicios

    que pudieran derivarse de la inmediata ejecución del acto impugnado no serían reparados efectivamente por

    la sentencia. En este sentido, no será suficiente la mera invocación o previsión de unos daños y perjuicios que

    pudieran producirse como consecuencia de la ejecución del acto, sino que será indispensable que éstos sean de

    tal entidad que, razonablemente, permitan estimar que su reparación por la sentencia definitiva sería imposible

    o cuando menos muy difícil.

    3º) Que la suspensión no produzca un perjuicio a un evidente interés social o pueda ocasionar un peligro

    al orden público.

    En cuanto a este último requisito, su alegación y comprobación se encuentra a cargo de la

    Administración, quien deberá aportar los elementos que permitan considerar que la suspensión causa un

    perjuicio o un peligro al interés u orden público superior al derecho del administrado que se pretende garantizar

    con la adopción de la medida.

    Además, en cuanto a la ponderación de intereses debe señalarse que, a pesar del silencio del legislador,

    para la decisión sobre la medida cautelar es necesario valorar no sólo los intereses de la parte demandante y los

    públicos que demandan la inmediata ejecución, sino también los intereses de terceros que puedan resultar

    perjudicados con la adopción de la medida. Si la Ley de la Jurisdicción Contencioso Administrativa reconoce la

    posibilidad de que los terceros puedan intervenir en el proceso con el fin de recabar la tutela de sus derechos e

    intereses, es correcto interpretar que su posición también deba ser considerada a la hora de decidir la suspensión

    del acto.

    Al trasladar las anteriores consideraciones al caso que se examina, se colige lo siguiente:

    El peticionario quien manifiesta ostentar un interés legítimo en la protección, conservación, y

    mejoramiento del ambiente, impugna la resolución emitida por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos

    Naturales, por medio de la cual decidió otorgar permiso ambiental al Proyecto denominado “Ampliación decampo de golf exclusivamente del Club Campestre Cuscatlán, cuyo número de referencia corresponde 6314-

    5227-2006, de fecha cinco de mayo de dos mil seis, pues considera que éste es contrario al Decreto Legislativo

    número 432/93, y atenta contra la biodiversidad, agua, suelo, etc, elementos imprescindibles para la

    sostenibilidad de la vida. Consecuentemente, expone en la parte petitoria de su demanda que, este Tribunal

    suspenda provisionalmente los efectos del acto administrativo que impugna.

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    Es evidente que el acto administrativo impugnado produce efectos positivos, tal y como lo ha

    manifestado este Tribunal en los párrafos precedentes, pues ha creado una situación que hasta la fecha de

    otorgamiento del permiso referido, era inexistente. Sin embargo, tal como se mencionó anteriormente, la

    suspensión no procede automáticamente por el simple hecho de que el acto administrativo produce efectos

    positivos; es necesario que la petición cumpla con los otros dos requisitos ya señalados.

    En cuanto al segundo de los requisitos expuestos, el peticionario solicita la medida cautelar referida,

    mencionando expresamente algunos de los daños que puede ocasionar la materialización del acto

    administrativo impugnado, en ciertos componentes del entorno como la biodiversidad, el suelo, el agua, que

    posibilitan las condiciones indispensable para el desarrollo del ciclo de existencia de seres humanos y no

    humanos; los cuales no pueden ser reparados efectivamente por la sentencia. En consecuencia, tal solicitud

    cumple con este requisito.

    El tercer requisito hace referencia a que la suspensión no produzca un perjuicio a un evidente interés

    social o pueda ocasionar un peligro al orden público. Respecto de ello, en el caso que se analiza, la lógica opera

    en sentido adverso, en la medida que resulta clara la existencia de un interés por la protección, conservación, y

    mejoramiento del ambiente, como un interés difuso en la sociedad salvadoreña, representado en asociaciones

    como las peticionarias, en caso de no suspenderse la ejecución del permiso ambiental impugnado, se produciría

    una afectación irreversible a los componentes ambientales que mencionan dichos entes en la demanda. De

    manera que ningún momento opera el supuesto de que la materialización de la medida cautelar produce

    afectación a un interés social. En definitiva, procede adoptar la suspensión de la ejecución del acto

    administrativo impugnado, pues dicha solicitud ha cumplido con los tres presupuestos antes analizados.

    En virtud de las anteriores razones y de conformidad con el artículo 16 de la Ley de la Jurisdicción

    Contencioso Administrativa, esta Sala RESUELVE:

    A. Admítese la demanda contra el Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), por

    haber emitido el acto administrativo de permiso ambiental al Proyecto denominado “Ampliación de campo de

    golf exclusivamente del Club Campestre Cuscatlán, cuyo número de referencia corresponde 6314-5227-2006, de

    fecha cinco de mayo de dos mil seis, el cual ha sido considerado nulo de pleno derecho, por contradecir el

    Decreto Legislativo número 432/93 y por atentar de forma irreversible contra la biodiversidad, recursos

    forestales, suelo, agua, entre otros. Tiénese por agregada la documentación anexa, en los términos en que hasido detallada por el Secretario de esta Sala a fs doce vuelto.

    B. Tiénese por parte a la Asociación Herencia Natural y a la Federación Unidad Ecológica Salvadoreña,

    a través del abogado Luís Francisco López Guzmán, en su carácter de apoderado general judicial.

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    C. Rinda informe en el plazo de cuarenta y ocho horas el Ministro de Medio Ambiente y Recursos

    Naturales (MARN), en el que manifieste si ha pronunciado o no el acto administrativo que se le atribuye.

    D. Remítase copia de la demanda motivadora de este proceso a la referida autoridad. Asimismo,requiéresele que remita a esta Sala el expediente administrativo relacionado con el presente proceso, el cual

    estará también a disposición de las demandantes, quienes podrán solicitarlo para su examen.

    E. Suspéndase provisionalmente los efectos del acto impugnado, en el sentido de abstenerse de llevar a

    cabo cualquier tipo de acto relacionado a la ejecución del Proyecto de Ampliación de campo de golf

    exclusivamente del Club Campestre Cuscatlán.

    F. Hágase saber la existencia de este proceso al Club Campestre Cuscatlán, a través de su representante

    Ricardo Sol Meza, quien ha sido señalado por el actor como tercero beneficiado.

    G. Tómese nota de la Calle Colima número veintidós, Colonia Miramonte, San Salvador, como lugar

    para oír notificaciones.

    H. Notifíquese la presente resolución.

    PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS Y SEÑORAS MAGISTRADAS

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    SENTENCIA 2

    104-98/ 105-98/ 106-98 Rivera y otros vrs Directora Ejecutiva de la Oficina de

    Planificación del Area Metropolitana de San Salvador y otros

    SALA DE LO CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: Antiguo Cuscatlán, a lasdoce horas y ocho minutos del día dos de diciembre de mil novecientos noventa y ocho

    El presente proceso de amparo acumulado ha sido promovido por los señores David Pereira Rivera,de cuarenta y nueve años de edad, profesión desconocida, del domicilio de San Salvador; RosendoMauricio Sermeño Palacios, ingeniero electricista, de cincuenta y uno años de edad, del domicilio deSan Salvador; y Angel María Ibarra, de cuarenta y uno años de edad, profesión desconocida, deldomicilio de San Salvador, respectivamente, contra actos de la Directora Ejecutiva de la Oficina dePlanificación del Area Metropolitana de San Salvador (OPAMSS) y del Jefe del Servicio Forestal yFauna del Ministerio de Obras Públicas, que estiman violatorios de lo que denominan derecho al

    medio ambiente sano, consagrado en los artículos 69 inc. 2° y 117 de la Constitución.

    Han intervenido en el presente proceso de amparo acumulado, además de los demandantes, laarquitecta Marta Silvia Marroquín de Sandoval y el arquitecto Mario Lungo Uclés, sucesivamente,como directores de la OPAMSS; el ingeniero Miguel Alberto Valle Campos, Jefe del Servicio Forestal yFauna; el arquitecto Roberto Bará Osegueda, Ministro de Obras Públicas, como tercero beneficiado; yel doctor Mauricio René Castillo Panameño, en su calidad de Fiscal de la Corte

    I.- Conveniente es, a criterio de este Máximo Tribunal de Justicia y como en todo proceso jurisdiccional, precisar con claridad el objeto sobre el cual versa la presente controversia, a fin deresolver con pleno apego a la normativa constitucional. Al respecto, tanto de los textos de las

    demandas como de los escritos presentados en la prosecución del proceso por las autoridadesdemandadas, aparece que los actos sobre los cuales gira el objeto procesal en el presente amparo -yque han sido reconocidos expresamente por las autoridades relacionadas- son: (a) aprobación departe de la OPAMSS, con fecha cuatro de marzo de mil novecientos noventa y ocho, del "Proyecto deAmpliación de la Calle El Espino (Chiltiupán)", localizado entre la Calle El Pedregal y AvenidaMasferrer, El Espino, Municipios de San Salvador y Antiguo Cuscatlán, según autorización enviada ala Dirección General de Caminos del Ministerio de Obras Públicas; y (b) autorización de parte del Jefedel Servicio Forestal y Fauna del MAG, con fecha nueve de marzo del presente año, de la tala deárboles en el área en donde se desarrollará el proyecto mencionado.

    Es indispensable aclarar que, como el rechazo de una demanda ab initio -al inicio del proceso-, através de la figura de la improcedencia (de conformidad a la especie regulada en el Art. 13 de la Ley

    de Procedimientos Constitucionales), es una herramienta procesal utilizada por los juzgadoresexcepcionalmente, se estimó conveniente, para no prejuzgar, darle trámite a los presentes amparosacumulados, pues existían dudas razonables del apego de los actos reclamados a la normativaconstitucional y sobre la naturaleza de los mismos, en el sentido de entender, al menos liminarmente,que parecían incluidos en el ámbito de competencia de este Tribunal, por ser capaces de generar"intereses difusos" respecto de sus efectos.

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    Y es que respecto de este último aspecto -el interés difuso que posibilita las actuaciones de este tipo-,así como consta en la admisión de la demanda y a fs. 340- 342, 271-273, esta Sala bien hizo al afirmarque, para no crear zonas exentas de control o en "horfandad constitucional", si bien es cierto que hasido jurisprudencia de este Tribunal que para que proceda la pretensión de amparo es necesario queúnicamente la presente la persona que haya sufrido de manera directa y personal el agravio, ello noimplica que dicho criterio no pueda evolucionar y ampliarse, ateniéndose a las nuevas realidadessocio-jurídicas.

    En efecto, en el presente proceso se estableció, como razones suficientes y amplias que motivan elcambio de jurisprudencia, que cualquier persona que considere que se le vulnera un derecho denaturaleza difusa, adquiere legitimación procesal para plantear la pretensión constitucional deamparo -en virtud de la protección de los intereses difusos- sin necesidad que intervengan en elproceso los demás titulares del mismo, por su compleja amplitud social.

    En suma, pues, esta Sala advirtió la necesidad de algunas modificaciones en el tratamiento de ladinámica del proceso, la legitimación procesal y el contenido de algunas resoluciones, a fin deampliar, de ahora en adelante, el ámbito subjetivo de los efectos de las sentencias pronunciadas ante

    una pretensión de naturaleza difusa, ampliando su manifestación contralora de toda la actividad jurídica constitucional.

    II.- Determinado con precisión el acto reclamado, y reafirmado que fue la posibilidad de promoveramparo por actos de autoridad supuestamente violatorios de intereses difusos, como bien hareconocido la jurisprudencia y legislación internacional (v.g. el artículo 49 de la Constitución de laProvincia Tierra de Fuego, Argentina: "La Ley otorga y garantiza a toda persona, sin perjuicio de laresponsabilidad del Estado provincial, la legitimación para obtener de las autoridades la protecciónde los intereses difusos, ecológicos o de cualquier otra índole..."), esta Sala advierte que, no obstanteque el proceso no se ha tramitado completamente, en el transcurso del mismo se ha advertidoamplia y objetivamente una circunstancia que incide en la configuración de la pretensión discutidaen el mismo, que si bien es ajena a la legitimación inicial de las partes demandadas, influye en elmantenimiento del sustrato fáctico de sus pretensiones, necesario para obtener la satisfacción jurídicade toda forma normal de terminación del proceso -sentencia "definitiva"-. Tal circunstancia es lacomprobación de que el fundamento de los reclamos deducidos en las demandas, están configurados-como más adelante se demostrará- por una simple inconformidad con el contenido de lasresoluciones administrativas base de la ejecución del proyecto carretera Chiltiupán -así referido enesta decisión-.

    Ahora bien, es indispensable en la presente resolución explicar el impacto procesal de la advertenciade estas circunstancias en el desarrollo de un amparo, y para dejar establecido que lasconsideraciones hechas en el presente proceso acumulado, referidas a la desestimación de dospeticiones de sobreseimiento hechas por la dirección de la OPAMSS y por el tercero beneficiado,

    estaban encaminadas exclusivamente a la defensa de la legitimación procesal para iniciar un procesode amparo por posibles violaciones constitucionales a lo que la doctrina ha llamado intereses difusos;mas no relacionadas con la causal a explicar.

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    Entonces, para apreciar el "impacto" aludido, es indispensable, en primer lugar, hacer una brevereseña acerca de los asuntos de mera legalidad dentro del proceso de amparo, sus causas yconsecuencias procesales; y, en segundo lugar, hacer referencia al fundamento constitucional paraproceder a una resolución de este tipo. Lo anterior, servirá de marco de referencia a la decisión adictarse en el presente proceso constitucional acumulado.

    1. Esta Sala considera necesario establecer, como en innumerables ocasiones, pero para una mejorcomprensión inter partes, que los asuntos de mera legalidad son todas aquellas cuestiones osituaciones que, por carecer de fundamento objetivo en la Constitución, es decir, por tener unfundamento legalista que no trasciende al ámbito constitucional al no ser capaz de demostrarposibles vulneraciones constitucionales, no son propias de la materia constitucional, como por ejemploel planteamiento de cuestiones puramente administrativas, que se reducen -por la falta defundamento objetivo- en una simple inconformidad con el contenido de las resolucionesadministrativas.

    Y sólo está facultada esta Sala para conocer de los mismos asuntos, sean de cualquier materia,cuando en el procedimiento para su dictamen se conculquen los derechos constitucionales de los

    gobernados.

    En virtud de lo anterior, e interpretando los artículos 13 y 31 ordinal 3° de la Ley de ProcedimientosConstitucionales, esta Sala puede también exteriorizar que si el sustrato fáctico de la pretensiónconstitucional de amparo, por falta de fundamentación objetiva en la Constitución y por la parcaargumentación constitucional, se reduce únicamente a una simple inconformidad con el contenido deuna decisión judicial o administrativa, aquélla deber ser repelida por haber imposibilidad absoluta de juzgar el caso desde la perspectiva constitucional, precisamente por revelar manifiestas intenciones dequerer utilizar el presente proceso como instancia para repeler actuaciones que, a dicho de losparticulares, son lesivos a sus intereses; no obstante que las actuaciones estén dentro del marco decompetencia de las autoridades demandadas.

    2. Ahora bien, dependiendo de la etapa procesal en que tal vicio sea advertido, distinto será elpronunciamiento de la Sala, no obstante tener como telón de fondo siempre el rechazo de lapretensión implícita en la demanda, como manifestación contralora de la actividad jurisdiccionalconferida constitucionalmente a todos los juzgadores, pues en virtud del principio constitucional depronta y cumplida justicia (Art. 182 #5 Cn.), hay que rechazar las demandas desde el momento enque el Tribunal advierta un vicio en su pretensión, para no proseguir inútilmente con un proceso que,de llegar al final, se sepa anticipada y objetivamente que la decisión jurisdiccional siempre será"negativa" a los intereses de la parte actora.

    En efecto, si dicho vicio es manifiesto, se tendrá que declarar -al inicio del proceso- improcedente lademanda que contiene dicha pretensión, de conformidad con el artículo 13 de la ley citada; pero si

    dicho vicio al comienzo era encubierto, pero es advertido en la prosecución del proceso, a través decualquier medio probatorio o análisis posterior, habrá que terminar el proceso constitucional deamparo anormalmente a través de la figura del sobreseimiento, de conformidad al artículo 31 ordinal3° de la Ley de Procedimientos Constitucionales y en armonía con la pronta y cumplida justicia.

    III.- A partir del marco de referencia expuesto, corresponde ahora determinar la concreción de talesconsideraciones en el caso sub judice.

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    En el presente caso, la Oficina de Planificación del Area Metropolitana de San Salvador, con fechacuatro de marzo de mil novecientos noventa y ocho, aprobó el "Proyecto de Ampliación de la CalleEl Espino (Chiltiupán)", localizado entre la Calle El Pedregal y Avenida Masferrer, El Espino,Municipios de San Salvador y Antiguo Cuscatlán, según autorización enviada a la Dirección Generalde Caminos del Ministerio de Obras Públicas; y por otro lado, el Servicio Forestal y Fauna del MAGautorizó, con fecha nueve de marzo del presente año, la tala de árboles en el área en donde sedesarrollará el proyecto mencionado.

    Tales actuaciones parecían, al inicio del presente amparo acumulado, que podrían haber vulneradoderechos constitucionales protegibles por el amparo, puesto que los demandantes argumentaron quela construcción de la ampliación de dicha carretera afectaría sus derechos, de naturaleza difusos, almedio ambiente sano, porque se talarían muchos árboles y se destruiría el hábitat de muchasespecies animales, obstaculizando también la debida captación de agua o, en síntesis, porqueproducirían un impacto ecológico negativo.

    No obstante lo anterior, esta Sala considera que en el transcurso del proceso -con los informes de lasautoridades demandadas y los argumentos del tercero beneficiado, superior jerárquico del Jefe del

    Servicio Forestal y Fauna- quedó evidenciado que las actuaciones impugnadas fueron realizadas conapego a la normativa legal que rige las actuaciones de este tipo, y basadas en un informe técnicopositivo sobre el impacto ambiental de la construcción de la ampliación de la carretera dicha.

    Y siendo los únicos argumentos de los demandantes tendentes a demostrar la inconstitucionalidad delas actuaciones de las autoridades demandadas que, a su criterio, los impactos ambientales directosgenerados por la ampliación de la calle afectarán los recursos, sin justificar ni subjetiva nitécnicamente sus aseveraciones, no obstante el informe rendido por el Ministro de Obras Públicas,previo a los traslados del artículo 27 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala afirmaque las pretensiones de los demandantes se reducen a una simple inconformidad con el estudioambiental realizado por las autoridades demandadas y con los actos emitidos en virtud de lahabilitación que hicieran dichos informes. Por tanto, las pretensiones planteadas no son capaces delograr una sentencia "definitiva".

    Además, en el proceso acumulado objeto de estudio las autoridades demandadas y el tercerobeneficiado han manifestado que la ampliación de la carretera se llevará a cabo en una propiedadprivada, tal como consta a fs. 63 vuelto, cuando el Ministro de Obras Públicas mencionatextualmente que "La Prolongación de la Calle Chiltiupán, sobre un inmueble de naturaleza urbana,de propiedad privada,... es uno de los VEINTITRÉS proyectos de la primera etapa de la SoluciónIntegral al problema vial...".

    En relación, tenemos que en el proceso los mismos demandantes han confirmado tal aseveracióncuando en sus demandas, por ejemplo la encontrada a fs. 1 frente, afirman que "el ingeniero Valle

    Campos, por haber autorizado en ese mismo proyecto, con fecha 9 de marzo pasado, la tala deárboles en el área donde se desarrollará ese proyecto, según nota enviada al señor Oscar Díaz Cañas,representante legal de Roberto Miguel Dueñas Herrera, propietario de ese inmueble".

    En perspectiva con lo anterior, se tiene que la simple inconformidad reflejada en las pretensiones delos demandantes, no sólo está constituida por la falta de fundamentación o conceptos de la supuestaviolación a sus derechos constitucionales, sino también porque la zona donde se va a elaborar elproyecto impugnado -por lo que consta en el presente proceso acumulado- es propiedad privada, lo

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    cual -se concluye- reduce el supuesto interés difuso en lo que la doctrina llama "interés simple", esdecir, en una simple inconformidad subjetiva con lo realizado por una autoridad en el ejercicio de suspotestades; inconformidad que, de acuerdo a Miguel S. Marienhoff en su obra "Nuevamente Acercade la Acción Popular. Prerrogativas Jurídicas. El "interés difuso", no es capaz de ser conocida comouna pretensión procesal, vía amparo, mas sólo es posible ser deducida como una simple peticiónadministrativa a las autoridades involucradas. Y es que tampoco pueden establecer comofundamentos de una pretensión basada en intereses difusos, razones tendentes a salvaguardar laflora y la fauna existente en una propiedad privada.

    Todo lo anterior -interés simple por la falta de fundamentación y por recaer las actuaciones ensupuesta propiedad privada- significa que, si bien esta Sala -para no prejuzgar- inicialmenteestableció la procedencia de la pretensión constitucional de los demandantes, por estar basada enuna posible transgresión al interés difuso señalado aquí como derecho a un medio ambiente sano, enla prosecución del proceso se advirtieron objetivamente unas circunstancias que vulneran el sustratofáctico de dicha pretensión, lo que genera, no obstante la legitimidad reconocida a los impetrantes,una imposibilidad absoluta de juzgarla desde el punto de vista constitucional por estar constituida lapretensión, en puridad, por una simple inconformidad con la decisión administrativa de ampliar una

    carretera ocupando un inmueble de propiedad privada, al no expresar argumentos que lleven a estaSala a tener duda razonable sobre alguna inconstitucionalidad en las actuaciones de las autoridadesdemandadas. Y es que los expresos argumentos planteados no son capaces de demostrar, en esteproceso, un agravio ni directo ni difuso, porque se reducen a una mera legalidad vinculada con loactuado administrativamente por las autoridades demandadas.

    En conclusión, por economía procesal y por el principio de pronta y cumplida justicia (celeridadprocesal) reconocido constitucional (Art. 182 #5 Cn.) e infraconstitucionalmente (Art. 2 Pr. C.), esteproceso debe de terminar en esta etapa anormalmente a través del sobreseimiento, por encajardicho supuesto en el artículo 31 ordinal 3° de la Ley de Procedimientos Constitucionales, y en esesentido hay que pronunciarse.

    En consecuencia, esta Sala, en base a los artículos 13 y 31 ordinal 3° de la Ley de ProcedimientosConstitucionales, artículo 69 inc. 2°, 117 y 182 #5 de la Constitución, RESUELVE: (a) Sobreséese en elpresente proceso de amparo acumulado; (b) condénase en costas procesales a los demandantes; y (c)notifíquese.---TENORIO---HERNANDEZ VALIENTE---MARIO SOLANO---O. BAÑOS---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---J ALBERT ORTIZ---RUBRICADAS.

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    104-98 y acumuladas

    SALA DE LO CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: Antiguo Cuscatlán, alas quince horas del día cuatro de diciembre de mil novecientos noventa y ocho.

    Esta Sala advierte que en el primer párrafo de la resolución dictada en el presente amparo alas doce horas con ocho minutos del día dos de diciembre de mil novecientos noventa y ocho, através de la cual se sobresee el mismo, se estableció como una de las autoridades demandadasal "Jefe del Servicio Forestal y Fauna del Ministerio de Obras Públicas" cuando dichadependencia corresponde al Ministerio de Agricultura y Ganadería; consecuentemente, locorrecto es hacer alusión como autoridad demandada al Jefe del Servicio Forestal y Fauna delMinisterio de Agricultura y Ganadería.

    En consecuencia, esta Sala resuelve: modificase el primer párrafo de la resolución dictada poreste tribunal en el presente amparo, a las doce horas con ocho minutos del día dos dediciembre de mil novecientos noventa y ocho, en el sentido que la segunda autoridaddemandada es el Jefe de Servicio Forestal y Fauna del Ministerio de Agricultura y Ganadería.--

    -HERNANDEZ VALIENTE---MARIO SOLANO---O. BAÑOS---PRONUNCIADO POR LOSSEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---J ALBERT ORTIZ---RUBRICADAS.

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      SENTENICA N° 3

    2-2009

    Inconstitucionalidad

    Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia : San Salvador, a las diez horas ycinco minutos del día veinticuatro de marzo de dos mil nueve.

    Vista y analizada la demanda de inconstitucionalidad presentada por los ciudadanos José Luis ElíasEscalante y Oscar Armando Solis Girón, mediante la que solicitan se declare la inconstitucionalidad  delos arts. 1, 3 y 4 del  Decreto Legislativo No. 432 del 14-I-1993  , publicado en el Diario Oficial No. 22Tomo 318, de fecha 2-II-1993, por medio del cual la Asamblea Legislativa establece como zonaprotectora del suelo y declara como zona de reserva forestal una porción del inmueble denominado

    "El Espino" . Previo a resolver lo que corresponda, esta Sala hace las siguientes consideraciones:

    I. Los motivos de inconstitucionalidad han sido planteados en los siguientes términos:

    1.  Los demandantes afirman que la ley, para ser considerada como tal, debe tener el atributo degeneralidad  , es decir que debe ser aplicada a todas las personas, pero el decreto legislativoimpugnado sería inconstitucional por ser aplicable únicamente a una porción de la Finca El Espino. Yes que –agregan– , si bien la Asamblea Legislativa puede actuar para casos especiales como otorgarnacionalidad o condecorar con distinciones honoríficas -art. 131 de la Cn.-, esto es distinto a suactividad legislativa porque no puede legislar para casos específicos.

    Desde esa perspectiva, relaciona el art. 117 de la Cn. a partir del cual ejemplifica que declarar unazona de veda forestal en cualquier zona del país es competencia o atribución del órgano ejecutivo, yque dicha disposición constitucional no implica la posibilidad de decretar leyes especiales paradeterminadas zonas, pues lo especial radica en la materia a regular, no en las personas ni fincasconcretas.

    En general, los peticionarios exponen que los legisladores no pueden, mediante un decreto, producirafectaciones específicas de bienes o de personas pues, de lo contrario, cualquier persona estaríaexpuesta a los vaivenes políticos de los diputados.

    2.  Además, los pretensores también sostienen que al carecer de generalidad, el decreto objeto deimpugnación es violatorio del principio de igualdad  –art. 3 de la Cn .– , pues consideran que nohay justificación para dar un trato único a una finca; en este sentido, cuestionan los fundamentos porlos que en El Espino una porción pueda urbanizarse y otra no.

    3.  Otro parámetro de control propuesto son los principios de seguridad jurídica  y de divisiónde atribuciones de cada Órgano del Estado   –arts. 1, 2 y 86 de la Cn .– , y en este punto losdemandantes sostienen que la elaboración de leyes le corresponde al Órgano Legislativo, pero en elcaso del decreto que impugnan estiman que mediante ley han materializado una labor que esmateria de un acto administrativo   afectando así la esfera jurídica de los gobernados, lo cual nopuede hacerse si no es por procedimientos regulares y autoridades competentes establecidaspreviamente.

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    Los peticionarios opinan que la seguridad jurídica se ve afectada cuando las normas pretenden dictarcontenidos ultra específicos sin atender consideraciones de igualdad y generalidad.

    Con respecto a estos principios, la parte actora desglosa tres motivos de su vulneración:

    A.  Los ciudadanos demandantes afirman que la inseguridad jurídica deviene por normas especialespara casos concretos pues invaden atribuciones de otros Estados, en el sentido que la AsambleaLegislativa no puede dictar sentencias ni emitir actos propios de otros Órganos del Estado, comoocurre con el decreto impugnado, y relacionan en este punto la Ley Forestal que facultaba paraestablecer vedas forestales y zonas de protección, conforme a la cual el Órgano Ejecutivo debíaprobar la necesidad y conveniencia de esas medidas, y era aplicable a todas las personas y fincas.

    Para los pretensores, el decreto impugnado viola la seguridad jurídica –arts. 1, 2, 117, 172 de la Cn.– , enla medida que es al Órgano Ejecutivo a quien corresponde la atribución de gestionar los negociospúblicos del Estado y la aplicación de las leyes, y para ello están las secretarías –art. 159 y 168 No. 15de la Cn.– , mientras que al Órgano Legislativo le compete emitir decretos o disposiciones de caráctergeneral, ya sea que se trate de materias genéricas o especiales.

    Desde esa perspectiva, la parte actora considera que el Órgano Legislativo, en el caso planteado,asume la función del Órgano Judicial pues el decreto objeto de control es una norma individualizada,lo cual coincidiría con las características de una sentencia, esto es, la aplicación de leyes a casosconcretos y, en tal sentido, sostienen que los legisladores han decidido sobre situaciones concretas, sinoír a los afectados o beneficiados de la Finca El Espino, y suprimiendo así el debido proceso.

    Otro argumento orientado en esa misma línea es que el decreto impugnado reviste tambiéncaracterísticas de acto administrativo concreto o de una sentencia invadiendo así atribuciones propiasdel Órgano Ejecutivo.

    B.  Por otro lado, se invoca la violación a la seguridad jurídica por supuestas nuevas normas quevuelven inconstitucional el decreto impugnado. En este punto, los actores argumentan que no puedeexistir en el ordenamiento jurídico normas del mismo rango, regulando las mismas situaciones, y sinembargo existen varias normas sobre el tema ambiental, y el decreto impugnado vendría adistorsionar el sistema jurídico, pues es incierta la norma a aplicar.

    Los demandantes explican que el decreto impugnado fue emitido en enero de 1993 para regular unasituación ambiental forestal, pero ya existía la Ley Forestal desde febrero de 1973, que regulaba sobrela conservación, mejoramiento, restauración y acrecentamiento de los recursos forestales del país. Enigual sentido, exponen que existe la Ley del Medio Ambiente del año 1998, una ley general, la cualconsideran que deroga el decreto objeto de control, por ser aquélla de fecha posterior a éste, y por serespecial en los temas tratados, y general en cuanto aplicable a todas las personas y casos.

    También aluden a la Ley Forestal del año 2002 y la Ley de Áreas Naturales Protegidas del año2005, de las cuales reiteran los mismos argumentos de la supuesta derogación que suponen conrespecto al decreto impugnado.

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    En virtud de la emisión de tales leyes, los pretensores aseguran que el decreto impugnado ha sidoderogado, razón por la cual y en aras de la seguridad jurídica, debe expulsarse la norma cuyavigencia ha sido retirada por la emisión de otra norma de igual jerarquía, posterior y sobre la mismamateria, pues en caso contrario, según afirman, equivaldría a darle efectos ultraactivos a una normasin eficacia, y por lo tanto atentar contra la seguridad jurídica.

    C.   Por otro lado, los peticionarios consideran que el decreto impugnado carece de justificacióntécnica, a pesar de que las leyes deben cumplir con criterios de razonabilidad que, citando jurisprudencia de esta Sala, pueden obtenerse de la argumentación de la autoridad emisora de lanorma, los considerandos y el texto de la ley, o documentos oficiales que contengan la propuestatécnica de las disposiciones enjuiciadas.

    Desde esa perspectiva, sostienen que no existe un estudio ni diagnósticos ambientales que justifiquenun trato único para la Finca El Espino, y agregan con respecto a esto que en dicha finca no puedeestablecerse una reserva forestal porque no existe un bosque, sino una plantación de café para lacual se utilizan árboles para sombra; de ahí sostienen que no puede dársele tratamiento de bosques,áreas naturales protegidas o reservas forestales, etc. a una finca de café.

    4.  Finalmente, los peticionarios invocan la supuesta vulneración a la autonomía de los municipios, enlo relativo a regular en materia forestal –art. 203 Cn.–. Aquí sostienen que la Finca El Espino estádentro de los municipios de San Salvador, Antiguo Cuscatlán y Santa Tecla, pero sobre estasautoridades se impone el Jefe del Servicio Forestal y de Fauna del Ministerio de Agricultura yGanadería (MAG), de manera que esos municipios no pueden decidir, dentro de sus territorios, nadaconcerniente al Espino.

    En este punto citan jurisprudencia de esta Sala, para argumentar que el legislador sólo puedesustraer o desplazar a los municipios una competencia con marcado carácter local, por motivos deinterés general y como última opción si no existe otro medio de asegurar el ordenado cumplimiento

    de la competencia.II.  Con respecto a los argumentos expuestos por la parte demandante, se observan algunasdeficiencias en la configuración de la pretensión.

    1.   En cuanto a la generalidad de la ley y el principio de igualdad   invocado por los demandantescomo parámetro de control, es importante aclarar que las normas que puede producir el legislador,en principio, deben ser generales, sin embargo esto no elimina las posibilidades permitidas en lasingularidad normativa. Ya la jurisprudencia de esta Sala ha acotado –ver sobreseimiento del 3-XI-1997 pronunciado en el proceso de Inc. 6-93–  que el control en este tipo de procesos no deberestringirse a reglas de carácter general y abstracto, producidas por los órganos legisferantes, sino quedebe hacerse extensivo a actos concretos que se realizan en aplicación directa e inmediata de lanormativa constitucional.

    En ese entendido, las manifestaciones de la potestad normativa pueden incluir actos de contenidoconcreto, pues el principio de generalidad y universalidad de la ley no es absoluto si se toma encuenta que hay situaciones o hechos que ameritan la especificación por parte del legislador; la leysingular no está peleada con el principio de igualdad, y son compatibles cuando la singularidad de lasituación normada resulte inmediata a los hechos, de manera que el supuesto de la norma esté

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    determinado por ellos, quedando al legislador únicamente la tarea de establecer las consecuencias jurídicas necesarias para alcanzar el fin que se propone.

    Desde esa perspectiva, y tomando en cuenta que los peticionarios invocan la generalidad comocaracterística inherente a la ley para la realización del principio de igualdad, también resultaaplicable lo expuesto en este apartado a dicho principio. Es decir, la igualdad ante la ley no puedeinvocarse vulnerada por el simple hecho de estar frente a una ley singular, ya que estos conceptos soncompatibles, como se explicó en el párrafo anterior, tomando en cuenta además que la efectiva yreal singularidad de los supuestos de hecho normados son razones que pueden justificar al legisladorpara aprobar una ley singular, apartándose de la generalidad y universalidad, aunque esto, claroestá, no deba constituir una práctica sistematizada de su actuación.

    La igualdad ante la ley no debe comprenderse de manera simplista, pues es necesario recordar quedicha igualdad es el presupuesto constitucional de la diferencia legislativa, esto es, que la razón de serde la ley es la diferencia resultante e innegable de las realidades a normar. Entonces, la generalidadde la ley no debe entenderse como una regla inamovible e ineludible para el legislador, cuando lassituaciones a regular requieran un tratamiento singularizado,  lo cual obviamente vendrá a beneficiar

    o afectar a unos destinatarios de las normas más que a otros.

    El criterio jurisprudencial de este Tribunal ha sido reiterado en cuanto que la igualdad constitucionales compatible con las diferenciaciones legislativas, y entre éstas, la más extrema es la ley singular.

    Y en lo concerniente a las regulaciones normativas que suponen diferenciaciones, y más en concretoen lo que se refiere a la materia regulada en el decreto impugnado, juega un papel ineludible lalibertad de configuración que tiene el legislador porque, como se precisó en la  sentencia del 2-VII-1998, pronunciada en el proceso de Inc. 5-93, "no es posible la aplicación de las medidas de proteccióna todo el territorio nacional, ni dejar a la subjetividad de los individuos o los grupos sociales ladeterminación de las zonas reservadas".

    En suma, los argumentos de los peticionarios, tendientes a proponer la supuesta inconstitucionalidaden este caso por vulneración al principio de igualdad por falta de generalidad en el decreto objetado,carece de un real término de comparación, indispensable para analizar pretensiones de estanaturaleza, pues el fundamento se encuentra en la subjetiva estimación de los demandantes acercade la generalidad de la norma en la declaratoria de zona protectora del suelo y reserva forestal delinmueble El Espino, por lo que tampoco resulta confrontable como parámetro de control el art. 3, 121y 131 de la Cn.,  vinculados con la característica de generalidad de las leyes, cuando su invocación sesustenta exclusivamente en torno a que el objeto de control tiene un carácter singular.

    2.   En cuanto a la seguridad jurídica cuya vulneración es invocada, es necesario desglosar lasobservaciones en los tres aspectos planteados por la parte actora en torno a este motivo de

    inconstitucionalidad:

    A.  En un primer punto, los demandantes vinculan la seguridad jurídica con la división de atribucionesde cada órgano del Estado  , y argumentan que la creación de normas específicas aplicadas a casosconcretos vulnera ese principio –art. 1, 2, 86 y 172 Cn.– , a lo que resulta aplicable lo explicado en elnumeral anterior de este considerando. Es decir, que el Órgano Legislativo no está vedado de emitirnormas de naturaleza singular, razón por la cual carece de fundamento sostener que en ese supuestose encuentre invadiendo atribuciones de Órganos como el Ejecutivo o Judicial.

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    Es más, la actuación de los Órganos estatales está circunscrita a la Constitución y a las leyes de laRepública, y en ese marco es que la Asamblea Legislativa puede producir normativa especial, y nopor esta circunstancia deberá entenderse que se haya arrogado facultades ajenas de otros Órganos;estos deberán acomodar o compatibilizar su actuación a tales leyes.

    Sirve además citar lo que este Tribunal expuso en la sentencia del 2-VII-1998, pronunciada en elproceso de Inc. 5-93, cuando se estableció que el art. 117 Cn. es una típica manifestación del carácterconcentrado de los mandatos constitucionales,   ya que en él se determinan las directrices y loslineamientos básicos para el desarrollo de una política estatal relativa a los recursos naturales y elmedio ambiente  , que dan lugar a una considerable regulación infraconstitucional, que deberá seremitida primariamente por el Órgano Legislativo; pero también a una serie de medidas operativasen las que se involucran otros órganos del Gobierno.

    Es más, en dicho precedente jurisprudencial, cuyo objeto de control recaía sobre el mismo decretolegislativo ahora impugnado, se determinó que con la declaratoria de zona protectora y de reservaforestal, la Asamblea Legislativa había actuado en uso de su potestad legislativa,   conferida por laConstitución, materializando las disposiciones legales respectivas para el aprovechamiento, desarrollo

    y ordenamiento de los recursos naturales.

    En tal sentido, del art. 117 de la Cn., invocado por la parte actora en este motivo deinconstitucionalidad, se entiende la  remisión al legislador secundario para que desarrolle, medianteleyes especiales, las actividades relacionadas con los recursos naturales y el medio ambiente  ; es decir,la obligación de establecer el marco normativo necesario e idóneo para facilitar la utilización racionalde los recursos naturales por los particulares y el Estado.

    De ahí que, en los términos utilizados por los pretensores, no sea posible la confrontación entre lasdisposiciones legales objeto de control y las constitucionales propuestas como fundamento delprincipio de separación de poderes en relación con la seguridad jurídica.

    B.   En un segundo punto, la seguridad jurídica se alega conculcada por la existencia de nuevasnormas infraconstitucionales que supuestamente volverían inconstitucional el decreto objeto de

    control . Al respecto cabe aclarar que la eficacia y vigencia de una norma infraconstitucional, enrelación directa con el surgimiento de otra norma del mismo rango jerárquico, no es materia deestudio en los procesos de inconstitucionalidad.

    La seguridad jurídica que se alega para verificar la derogación de una norma o de un cuerponormativo en este tipo de procesos, corresponde al supuesto en que se impugnan normas pre-constitucionales pero el parámetro de control siempre es la Constitución, y no otras leyes.

    En el presente caso, los peticionarios hacen alusión a ciertas leyes –Ley Forestal, Ley de Áreas

    Naturales Protegidas, etc.– para fundamentar la supuesta derogación del decreto objeto de control,lo cual, como es evidente, no constituye un motivo de inconstitucionalidad; para configurar unorealmente es indispensable que el pretensor señale de forma específica la norma que pretende seacontrolada en su constitucionalidad y la norma emanante de la Constitución cuyo contenido violaríala norma superior, a efecto que sus argumentos giren en torno a demostrar la oposición entre ambos,guardando así la petición la debida coherencia con lo argumentado.

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    C.   En un tercer punto, los demandantes sostienen que la seguridad jurídica es vulnerada por noexistir una justificación técnica del decreto objeto de impugnación . Al respecto, cabe retomar loslineamientos jurisprudenciales establecidos por este Tribunal en el precedente de Inc. 5-93anteriormente aludido, según los cuales la validez de una ley no puede condicionarse a exigencias deestudios técnicos previos, pues lo contrario implicaría un desconocimiento de la esencia y carácterpolítico del Órgano Legislativo, y produciría en términos prácticos una restricción a la libertadlegislativa de la Asamblea.

    En todo caso, los estudios constituyen un instrumento ideal para la conveniencia y mejor adecuaciónde la ley a configurar, pero no pueden constituir un parámetro objetivo de constitucionalidad, puesforma parte del ámbito de libre configuración del legislador. Admitir el planteamiento de un motivode esta índole llevaría a una incorrección funcional por parte de esta Sala al opinar sobre cuestioneseminentemente técnicas y no propiamente jurídicas, derivables de la Constitución.

    3.  Finalmente, en lo que concierne a la invocación del art. 203 de la Cn ., relativo a la autonomía delos municipios   para regular la materia forestal, se advierte que el contenido normativo de dichadisposición constitucional no reporta ningún elemento jurídico objetivable para concluir lo que los

    demandantes afirman, sobre la exclusividad de los municipios para decidir asuntos concernientes asus respectivos territorios, en materia forestal.

    Los vicios en la configuración de este motivo de inconstitucionalidad se proyectan en similarestérminos a los explicados en torno a la división de los Órganos del Estado en sus respectivasatribuciones, en la medida que el desarrollo de la política ambiental en general, y especialmentesobre las zonas protectoras del suelo y de reserva forestal, no aparecen atribuidas con exclusividad aun Órgano del Estado en especial. Por lo tanto, la premisa de la cual parten los sujetos activos en esteproceso, es errónea para argumentar la violación a la separación de poderes así como la AutonomíaMunicipal.

    III.  En resumen, los argumentos expuestos por los pretensores en el presente proceso no logranentablar una posible confrontación entre el decreto impugnado, en concreto las disposiciones que delmismo se tachan de inconstitucionales, y las disposiciones constitucionales que proponen como asiderode los principios de seguridad jurídica (2 Cn.), igualdad proyectada en la generalidad de las normas(3, 121 y 131 Cn.), legalidad en el ejercicio de las competencias y división de los poderes del Estado (86Cn.), y la autonomía municipal (203 Cn.), con relación a la promoción del desarrollo económico ysocial mediante el incremento de la protección, conservación, mejoramiento, producción y racionalutilización de los recursos naturales y del medio ambiente (101 y 117 Cn.).

    En consecuencia, no es procedente conocer el fondo de la pretensión planteada en este proceso.

    IV. Por las razones antes expuestas respecto de los elementos conformadores de la pretensión, deconformidad al artículo 6 ord. 3° y, supletoriamente, el 14 de la Ley de ProcedimientosConstitucionales, esta Sala RESUELVE:

    1 . Declárase improcedente la pretensión contenida en la demanda presentada por los ciudadanosJosé Luis Elías Escalante y Oscar Armando Solis Girón, en cuanto a la inconstitucionalidad  de los arts. 1,3 y 4 del  Decreto Legislativo No. 432 del 14-I-1993  , publicado en el Diario Oficial No. 22 Tomo 318, defecha 2-II-1993, que contiene la Declaratoria de Zona Protectora del Suelo y Zona de ReservaForestal, de una porción de terreno denominada "El Espino" ubicada al Noroeste del inmueble

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    Cuscatlán, Departamento de La Libertad, por la supuesta vulneración a los arts. 2, 3, 86, 101, 117, 121,131 y 203 de la Constitución  ; en virtud que existen vicios que hacen imposible el contraste normativocon las disposiciones impugnadas.

    2.  Notifíquese.  ---A. G. CALDERON---J. N. CASTANEDA S.---J. ENRIQUE ACOSTA---M CLARÁ---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS.

    »Número de expediente: I2-2009

    »Fecha de resolución: 24/03/2009

    »Hora de resolución: 10:05

    Anotación:

    Las normas que puede producir el legislador, en principio, deben ser generales, sin embargo esto noelimina las posibilidades permitidas en la singularidad normativa. Ya la jurisprudencia de esta Salaha acotado –ver sobreseimiento del 3-XI-1997 pronunciado en el proceso de Inc. 6-93– que el controlen este tipo de procesos no debe restringirse a reglas de carácter general y abstracto, producidas porlos órganos legisferantes, sino que debe hacerse extensivo a actos concretos que se realizan enaplicación directa e inmediata de la normativa constitucional.

    Anotación:

    Las manifestaciones de la potestad normativa pueden incluir actos de contenido concreto, pues elprincipio de generalidad y universalidad de la ley no es absoluto si se toma en cuenta que haysituaciones o hechos que ameritan la especificación por parte del legislador; la ley singular no está

    peleada con el principio de igualdad, y son compatibles cuando la singularidad de la situaciónnormada resulte inmediata a los hechos, de manera que el supuesto de la norma esté determinadopor ellos, quedando al legislador únicamente la tarea de establecer las consecuencias jurídicasnecesarias para alcanzar el fin que se propone.

    Anotación:

    La igualdad ante la ley no puede invocarse vulnerada por el simple hecho de estar frente a una leysingular, ya que estos conceptos son compatibles, como se explicó en el párrafo anterior, tomando encuenta además que la efectiva y real singularidad de los supuestos de hecho normados son razonesque pueden justificar al legislador para aprobar una ley singular, apartándose de la generalidad yuniversalidad, aunque esto, claro está, no deba constituir una práctica sistematizada de su actuación.

    Anotación:

    La igualdad ante la ley no debe comprenderse de manera simplista, pues es necesario recordar quedicha igualdad es el presupuesto constitucional de la diferencia legislativa, esto es, que la razón de serde la ley es la diferencia resultante e innegable de las realidades a normar. Entonces, la generalidadde la ley no debe entenderse como una regla inamovible e ineludible para el legislador, cuando las

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    situaciones a regular requieran un tratamiento singularizado, lo cual obviamente vendrá a beneficiaro afectar a unos destinatarios de las normas más que a otros.

    Anotación:

    La igualdad constitucional es compatible con las diferenciaciones legislativas, y entre éstas, la másextrema es la ley singular.

    Anotación:

    En lo concerniente a las regulaciones normativas que suponen diferenciaciones, y más en concreto enlo que se refiere a la materia regulada en el decreto impugnado, juega un papel ineludible lalibertad de configuración que tiene el legislador porque, como se precisó en la sentencia del 2-VII-1998, pronunciada en el proceso de Inc. 5-93, "no es posible la aplicación de las medidas de proteccióna todo el territorio nacional, ni dejar a la subjetividad de los individuos o los grupos sociales ladeterminación de las zonas reservadas".

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    SENTENCIA 4

    312-2001 

    Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia:  San Salvador, a las once

    horas y cinco minutos del día cinco de marzo de dos mil dos.Examinada la demanda de amparo presentada por los abogados María Silvia Guillén,Abraham Atilio Abrego Hasbún y Luis Enrique Salazar Flores actuando en calidad deapoderados generales judiciales de los señores Santiago Cabrera Alemán, Ángela CeciliaDubón de Girón y otros, contra omisiones del Ministro de Obras Públicas, Transporte,Vivienda y Desarrollo Urbano, el Viceministro de Vivienda y Desarrollo Urbano y elDirector de la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador, esta Salaestima necesario efectuar las siguientes consideraciones:

    I. Exponen los profesionales mencionados, en lo esencial, que los funcionarios demandados

    omitieron prevenir de manera suficiente y razonable los riesgos detectados en la zona delCerro La Gloria y que afectaban las urbanizaciones adyacentes, omisiones que provocaronel fallecimiento de personas que eran familiares cercanos de los actores.

    Relatan que una de las consecuencias del sismo que sacudió el territorio nacional el díatrece de enero de dos mil uno fue un deslizamiento de tierra que se produjo en la zona surdel Municipio de Nueva San Salvador, exactamente en el lugar denominado Cerro LaGloria, elevación integrada en la Cordillera de El Bálsamo, el cual produjo la muerte dealrededor de quinientas personas y la destrucción de trescientas viviendas.

    Aseguran que los peticionarios han sido lesionados en sus derechos en vista de que losfuncionarios demandados tenían la información suficiente para conocer el riesgo de undeslizamiento de las características del ocurrido, y porque éstos ostentaban competencias decarácter técnico y facultades de gestión y de decisión que les obligaban a tomar medidas, eneste caso de mitigación y de prevención, orientadas a garantizar el derecho que estimanconculcado los demandantes.

    Sostienen que la pasividad de los funcionarios que, teniendo información y obligacioneslegales inherentes a su cargo, no ejercieron el deber de prevención en relación a lasalvaguarda de derechos fundamentales importa una violación a los mismos, cuyaresponsabilidad debe ser asumida por aquéllos.

    Por otra parte, declaran que la titularidad activa en los mecanismos de protección delderecho a la vida, se legitima a partir del concepto de víctima recogido en la Declaraciónsobre los Principios Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos y del Abuso delPoder adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en su resolución 40/34, deveintinueve de noviembre de mil novecientos ochenta y cinco. En este sentido, agregan quela titularidad o legitimación activa de los demandantes en este proceso se obtiene de laconjugación de tres elementos, a saber: (a)  la calidad de los demandantes de familiarescercanos de las personas fallecidas; (b)  el hecho de que la afectación es producto de

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    omisiones del Estado; y (c)  que tales omisiones han conculcado el derecho a la vida de personas, el cual posee un amplio reconocimiento internacional.

    Manifiestan que no reconocerles a los demandantes la antedicha titularidad llevaría alabsurdo de que la pérdida de la vida por parte de sus familiares quedaría en el plano

    constitucional en la impunidad, lo que desnaturalizaría la esencia y las formas de lossistemas de protección de derechos humanos, los cuales reconocen una amplia titularidadactiva en esta materia.

    Finalmente, aseveran que el amparo tiende a encauzar las quejas del sujeto que de algunamanera se siente afectado por un acto u omisión, como en el caso de los actores; dado quela afectación del derecho a la vida se extiende al grupo familiar, el que se ve lesionadoafectiva, psíquica y hasta materialmente.

    En definitiva, los actos contra los que reclaman los demandantes son las omisiones de losfuncionarios demandados de prevenir suficiente y razonablemente los riesgos detectados enla zona del Cerro La Gloria, por estimar que aquéllas lesionaron su derecho a la vidareconocido en el artículo 2 de la Constitución.

    II.  Delimitados los elementos de la realidad que configuran el sustrato fáctico de la pretensión de amparo, conviene ahora para resolver adecuadamente el caso en estudioexteriorizar brevemente los fundamentos jurídicos de la presente decisión, los cuales debencentrarse, dadas las particularidades de la materia analizada, en los matices de la protección jurisdiccional dispensable a la categoría constitucional que sirve de soporte a la pretensión propuesta, esto es, el derecho a la vida cuya tutela reclaman los peticionarios.

    En la sentencia de 4/IV/2001, amparo 348-99, en relación a la naturaleza, contenido yalcances del derecho a la vida, esta Sala sostuvo literalmente que: "Independiente de lasacepciones que se hayan dado a la categoría "vida" en razón de las diferentes perspectivasque la enfocan -filosóficas, teológicas, médicas, genéticas-, la misma ha sido reconocida ennuestro ordenamiento jurídico como un derecho fundamental que por su propia connotaciónconstituye un  presupuesto axiológico esencial del cual depende el desarrollo de todos losdemás derechos que la Constitución reconoce, razón por la cual se explica con claridad suubicación dentro del Capítulo Primero Sección Primera de dicha Norma". (...) "En esteorden, los primeros artículos de la Constitución -arts. 1 y 2- se refieren a la vida como underecho fundamental la cual se garantiza desde el momento de la concepción"."Efectivamente, tal aseveración evidencia el valor superior que constituye la vida humanadesde su primera fase, la cual obviamente no queda resuelta ahí, al contrario, el desarrollodel proceso vital requiere no sólo el respeto de parte de los demás miembros de la sociedady del Estado en el sentido de abstenerse de obstaculizarla o violentarla sino de unaactividad mucho más positiva que permita conservarla y procurarla de forma digna".

    Así mismo, se perfiló en la decisión comentada que el derecho a la vida debe observarsedesde una doble dimensión, desde el derecho a evitar la muerte y desde el derecho a vivirdignamente. Desde la segunda perspectiva, ampliando lo dicho en el fallo aludido, se reparaque tal categoría se haya vinculada al goce de las condiciones mínimas absolutamente

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    indispensables para asegurar la existencia física, sin cuyo soporte no es imaginable,lógicamente, el disfrute del derecho a la vida.

    En la sentencia 53/85, de 11 de abril, el Tribunal Constitucional Español definió la vidahumana como "un devenir, un proceso que comienza con la gestación, en el curso del cual

    una realidad biológica va tomando forma corpórea y sensitivamente configuración humana,y que termina con la muerte; es un continuo sometido por efectos del tiempo a cambioscualitativos de naturaleza somática y psíquica que tienen un reflejo en el  status  jurídico público y privado del sujeto vital".

    Respecto a la protección estatal de la vida, el Tribunal Constitucional Federal Alemán,BVerfGE 39,1 y ss., de 25 de febrero de 1975, apuntó que: "La obligación del Estado de proteger la vida es de índole comprensiva. No se limita a los requisitos obvios de la nointerferencia del Estado en el desarrollo de la vida humana; el Estado debe tambiénfomentar y proteger la vida, en particular contra la interferencia ilegal de terceros". (...) "Lavida humana constituye, lo cual no necesita mayor análisis, un valor supremo en elordenamiento constitucional; es el fundamento vital de la dignidad humana y el presupuestode todos los otros derechos fundamentales". Esta línea jurisprudencial ha sido sostenida pordicho Tribunal en posteriores decisiones, v.g., BverfGE 88, 203 y ss., de 28 de mayo de1993.

    Sobre la base de las notas expuestas en los parágrafos precedentes, se concluye que la vida-como proyección de las exigencias de la dignidad humana- es el derecho fundamental que protege las condiciones que sirven de soporte y posibilitan la existencia de los demásderechos integrantes de la esfera del hombre, y se halla garantizada por nuestroordenamiento jurídico positivo desde la Norma Suprema, reconocimiento que engendra para el Estado el deber de respetar las vidas humanas y el deber de protegerlas frente a losataques procedentes de otros particulares. La defensa de la vida humana frente a todaactuación de los poderes públicos que la amenace puede dispensarse, entre otrosmecanismos jurídicos, a través del amparo constitucional ante este Tribunal, con el objetode que se satisfagan las condiciones esenciales que permiten la subsistencia humana,durante el desarrollo del ciclo vital de la persona, el cual se inicia con la concepción ytermina con la muerte; esto último significa que la protección constitucional de la vida, enel sentido de la existencia histórica de la persona, es factible hasta el final de la misma,suceso que se corresponde con la muerte de aquélla.

    En otros términos, el derecho a la vida le corresponde a cualquiera siempre que "viva", yéste puede requerir a las instituciones estatales utilizando los cauces legales que se le brinde protección en la conservación y defensa de la misma antes de que concluya el últimoepisodio de la vida terrena; por lo que resulta absolutamente indispensable la presenciafisicobiológica del individuo para deprecar la tutela de su vida, ya que el citado derecho a la protección es de tipo prestacional, motivo por el cual no puede ser concedido a seres sin personalidad.

    La protección jurisdiccional de la vida, en definitiva, se encuentra condicionada por eldesarrollo del ciclo natural de la vida humana, que comienza -como antes se precisó- con laconcepción y termina con la muerte; de tal suerte, fuera del período en que se desenvuelve

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    el proceso vital no es jurídicamente aceptable solicitar ni otorgar medida de prestación o protección alguna, debido a la inexistencia del justiciable que como titular único de la vidaestá facultado para exigir su más amplia defensa.

    III.  Hechas las anteriores acotaciones y reflexiones, corresponde ahora examinar las

    características del reclamo formulado para enjuiciar, desde el enfoque del derecho procesalconstitucional salvadoreño, si resulta procedente su conocimiento por este Tribunal.

    En el caso traído al conocimiento de esta Sala, los peticionarios invocan como fundamento jurídico de su pretensión la vulneración del derecho a la vida de familiares cercanos aconsecuencia de las omisiones atribuidas a los funcionarios ubicados en situación de pasividad, hechos que desglosados esgrimen como título legitimatorio para entender procedente el reclamo constitucional planteado.

    Sobre la referida base, es preciso examinar con detenimiento si los demandantes seencuentran habilitados para actuar en este proceso con la finalidad de obtener medidasrestitutorias del derecho constitucional que estiman les fue conculcado a sus parientes.

    Siguiendo la línea argumental trazada, debe establecerse que los demandantes pretendenasumir en este proceso la posición jurídica que les correspondería a sus familiares en casode no haberse producido su fallecimiento, para obtener el juzgamiento constitucional de las presuntas conductas omisivas de los funcionarios que consideran responsables de latragedia ocurrida; invocando como fundamento de su intervención, que poseen la calidadde víctimas de las omisiones cuestionadas, a partir de la definición de tal apelativocontenida en la Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para lasVíctimas de Delitos y del Abuso de Poder antes comentada.

    Habiendo delimitado los motivos que los peticionarios estiman les asisten para promover laacción de la justicia constitucional, se vuelve indispensable apuntar que el derecho a lavida, como se ha reseñado con anterioridad, posee amplio reconocimiento en el orden jurídico positivo, tanto en preceptos derivados de fuentes normativas internas como en losinstrumentos internacionales sobre derechos humanos, y goza de la tutela reforzada que brindan los procesos constitucionales como el amparo. Sin embargo, debe ponderarsetambién que dada su naturaleza personalísima, no resulta aceptable que se pretenda protegerlo a través del amparo cuando su titular o titulares han sido privados en formadefinitiva de éste, por el acaecimiento -fortuito o provocado- de su muerte; en vista de laconclusión del ciclo vital del justiciable, el cual no puede ser extendido artificiosamentecon el propósito de plantear reclamaciones por los eventos que pudieron dar lugar a laextinción de la personalidad de aquéllos.

    Precisamente por tratarse de un derecho propio de la esfera personal, sólo el individuo quelo titulariza se encuentra habilitado para solicitar que le sea tutelado en esta vía jurisdiccional extraordinaria, a fin de favorecer su desarrollo integral y procurar todas las posibilidades derivadas de su condición de persona humana, por lo que una vez concluidosu ciclo vital, resulta imposible ejercer un control de constitucionalidad -preventivo oreparador- sobre las amenazas o violaciones cometidas, puesto que ha dejado de tener

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    existencia físico-biológica el sujeto que padeció la afectación de su derecho constitucional ala vida.

    Tales reflexiones, desde ningún punto de vista contradicen la esencia del proceso deamparo, que se encuentra en la cúspide del sistema nacional de protección de derechos

    fundamentales, sistema cuya idea común está constituida por la normativa constitucional, pues simplemente se trata de la adecuada aprehensión de la titularidad activa y laconsecuente facultad de exigir la defensa del derecho a la vida; valoración que no puede nidebe interpretarse como una negación del amplio universo de relaciones y situaciones jurídicas que son protegibles a través de este mecanismo de tutela constitucional.

    Así mismo, corresponde explicitar que los parámetros de legitimación en el proceso deamparo salvadoreño, no se encuentran supeditados a los principios o pautas instituidos eninstrumentos y doctrina de carácter internacional respecto a la asignación de titularidad parala promoción de mecanismos de protección a derechos fundamentales; en razón de la particular y específica competencia territorial y material de esta jurisdicción constitucionaly las características que la informan y singularizan de magistraturas de orden internacionalo supranacional, puesto que esta Sala utiliza como principal parámetro de sus decisiones lasdisposiciones y normas contenidas en la Constitución de la República y en el estatuto querige la tramitación de los proceso constitucionales.

    En razón de lo sostenido en los parágrafos precedentes, se infiere que la alegación por losquejosos del alcance del término "víctima", contenido en la norma internacional aludida yla tesis de éstos de encontrarse legitimados activamente por la conjunción de diversosfactores -como la relación familiar cercana que guardaban con los fallecidos a causa delfenómeno natural relatado, la imputación a funcionarios públicos de las omisionesimpugnadas y la relevancia del bien jurídico citado-, no permiten desde una perspectivacrítica considerar viable su participación en este amparo en procura de que se reconozca la privación del derecho constitucional alegado; ya que evidentemente no se trata de las personas que se vieron afectadas de forma directa a causa de la privación del derecho a lavida, ni se autoatribuyen afectaciones concretas y relevantes en sus esferas jurídicas particulares producto de las omisiones cuestionadas, para trazar de esa forma el títulolegitimatorio esencial a fin de juzgar proponible la queja deducida.

    En efecto, vista y analizada la esencia y límites de la protección jurisdiccional a la vida, serepara que no es factible reconocer a los actores la habilitación para reclamar en esta sede por la conculcación del derecho a la vida de sus allegados, puesto que tal posibilidadsupondría obviar el hecho inexorable de que éstos han concluido su ciclo vital y con ello seha extinguido sin más el derecho cuya lesión se invoca, lo que inhibe a esta Sala paraconocer la queja propuesta. Además, el hecho de que al presente sea físicamente imposibleque los afectados acudan a promover este amparo, no convierte a los peticionarios en portadores de un interés legítimo que justifique su actuación procesal, puesto queatendiendo al fundamento jurídico de su pretensión, es evidente que persiguen disponer deun derecho subjetivo que pertenecía sin intermediarios y hasta antes de su deceso a las personas con las que poseían algún grado de parentesco, derecho que por su carácter personal no puede entenderse transmitido a su ámbito de libertades ni siquiera en elsupuesto de ser considerados herederos.

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    De tal suerte, es evidente que los peticionarios no pueden promover con eficacia este proceso constitucional por el evento del fallecimiento de los sujetos que titularizaban elderecho a la vida en que se basa el reclamo de aquéllos; afirmación que no implica unadesnaturalización de la finalidad del amparo ni una negación del derecho de acceso a la justicia que asiste a todos los gobernados, sino llanamente una aplicación de las reglas

    sobre legitimación en el amparo a partir de la adecuada comprensión de los límitesnaturales de la existencia humana, los cuales lógicamente no pueden ser traspasados con elsofístico argumento de evitar que quede impune en el plano constitucional la pérdida de lasreferidas vidas.

    Tal como se deduce del texto del artículo 247 de la Constitución, el amparo puede ser pedido por toda persona, para obtener la protección de sus derechos constitucionales, lo que presupone innegablemente la existencia material del individuo, con la consecuentetitularidad de la capacidad para ser parte en el proceso, lo cual no es predicable de lossujetos cuya personalidad se ha extinguido por su defunción. En este sentido, la tutela que provee el amparo no puede hacerse extensiva a entes que carecen de la aptitud paratitularizar derechos y obligaciones de naturaleza material, hecho que incide a su vez demanera directa en la posibilidad de asumir la posición jurídica de parte en el proceso.

    En ese orden de ideas, conviene ponderar también que la Ley de ProcedimientosConstitucionales prevé que la pretensión de amparo se extingue con la muerte delagraviado, en tanto que como titular del derecho o categoría jurídica vulnerada constituye elsujeto habilitado para solicitar su protección jurisdiccional; situación que motiva elsobreseimiento del proceso, en caso de encontrarse en trámite. Esta premisa es