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KIAI003 - Clark Carrados - Lady Serpiente

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Novela oriental

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CLARK CARRADOS

LADY SERPIENTEColeccin KIAI n. 3Publicacin semanal

EDITORIAL BRUGUERA, S. A.

BARCELONA - BOGOTA - BUENOS AIRES - CARACAS - MEXICOISBN 84-02-04952-4 Depsito legal: B. 46.677 - 1976Impreso en Espaa - Printed in Spain1.a edicin: enero, 1977 Clark Carrados - 1977Texto Jorge Sampere - 1977 CubiertaConcedidos derechos exclusivos a favor de EDITORIAL BRUGUERA. S. A. Mora la Nueva. 2. Barcelona (Espaa)

Todos los personajes y entidades privadas que aparecen en esta novela, as como las situaciones de la misma, son fruto exclusivamente de la imaginacin del autor, por lo que cualquier semejanza con personajes, entidades o hechos pasados o actuales, ser simple coincidencia.

Impreso en los Talleres Grficos de Editorial Bruguera, S. A.

Parets del Valles (N-152, Km 21,650) Barcelona - 1977CAPITULO PRIMERO

Con el cigarrillo entre los labios, aunque sin encenderlo, George Washington Baxter, conocido por el apodo de Budd entre las pocas personas que podan alardear de su amistad ntima, contemplaba la enorme joya que era el plato fuerte de la exposicin. Budd Baxter tuvo que confesarse a s mismo que jams haba visto nada semejante.Estaba en la sala central, sobre un pedestal forrado ntegramente de negro terciopelo y de forma cilndrica, que se levantaba escasamente a un metro del suelo. La joya se hallaba sobre la cara plana superior del cilindro y era un diamante cbico de diez centmetros de lado.El diamante haba sido montado, de modo que descansara sobre uno de sus vrtices. Una serie de postes dorados, unidos por gruesos cordones de terciopelo rojo, pedan que nadie se acercase a la joya. Dos detectives la vigilaban constantemente, a la vez que otros guardias, stos de uniforme, ejercan una constante atencin sobre los visitantes.Adems, haba dos cmaras de televisin, con los objetivos permanentemente enfocados sobre la joya. La distancia entre los cordones y el pedestal era de metro y medio. Utilizar la mano, aun estirando todo el cuerpo, para apoderarse de aquella fantstica gema era, pues, imposible, ello sin contar las alarmas que hubieran funcionado de inmediato, apenas algn osado hubiese intentado lo que el director del museo reputaba como absolutamente imposible.Los ojos de Baxter estaban fijos en una hermosa joven, de unos veinticuatro aos, que estaba rodeada por unos cuantos periodistas. Un par de fotgrafos hacan funcionar de cuando en cuando sus cmaras. El director del museo, Lars Creeley, muy atildado y de aire ms bien pedante, estaba junto a la propietaria de la joya.Baxter conoca su nombre, ya que haba ledo la noticia en los peridicos: ella se llamaba Cynthia van Korn.Seorita, cmo ha consentido usted en exponer algo de tantsimo valor, pese a que usted diga que no lo tiene, precisamente por su misma enormidad?Me lo pidi el director, buen amigo de mi difunto padre, y yo no supe negarme contest la interrogada. Es cierto que desciende usted de una princesa tibe tana?Cynthia sonri.Voy a serle franca, amigo mo. Mi madre, en efecto, era tibetana, pero no princesa, sino hija de un importante mercader. Mi padre la conoci hace unos treinta aos, aunque l ya haca diez que estaba en la capital del Tbet, Lhassa, como preceptor, acompaante y tambin discpulo del Dalai Lama. Se cas con ella, pero usted, sin duda, recuerda los acontecimientos polticos que se produjeron entonces. Tanto el Gran Lama como mis padres tuvieron que exiliarse. Pocos aos despus, nac yo...Seorita Van Korn, eso no explica la propiedad de la joya. Oh! Sera muy largo de contar. Mi madre la hered de su padre, quien, a su vez, la haba heredado tambin de su padre... La cuestin es que, por importantes servicios, uno de los Grandes Lamas se la regal a un remoto antepasado de mi madre. As, simplemente, por herencia, ha llegado a mis manos.Ah se la define por un nombre muy extrao, seorita.Significa: La impureza en la perfeccin es la, pureza de lo imperfecto, una parbola tibetana que tiene varios miles de aos. Si se ha fijado en el diamante ver que, en el centro, hay una minscula gotita roja. En realidad, es un prisma de corindn vulgarmente conocido por el nombre de rub. Debe de tener cuatro o cinco kilates y en esta rareza o impureza, como quieran llamarlo, estriba uno de los principales mritos de la joya, ya que jams se haba visto hasta ahora un rub enquistado en el interior de una masa de diamante...Una joya fantstica, pens Baxter. Mil centmetros cbicos de diamante puro, con la excepcin de los pocos quilates del rub, que no podan representar ms all de un gramo de peso. Teniendo en cuenta la densidad del diamante, all haba tres mil quinientos veinte gramos de diamante pursimo.Mareante, pens, mientras segua, con el odo, el interrogatorio de Cynthia van Korn.Entonces, de pronto, vio a una hermosa mujer. Su indumentaria hubiera podido parecer estrafalaria en otra, pero en ella resultaba algo completamente natural.La mujer pareca fascinada por el diamante cbico. Era bastante alta, de pelo muy negro, peinado en una aparatosa pirmide sujeta por un hilo de perlas de numerosas vueltas. Su atavo consista en un espectacular traje de una sola pieza, que pareca la piel de una serpiente, debido a las escamas metlicas que lo recubran, desde la punta de los zapatos de agudo tacn hasta el arranque del cuello de cisne.Los ojos de la mujer eran ligeramente oblicuos. A Baxter le pareci vagamente conocida, aunque, en aquel momento, no lograba establecer el dato que le permitiese recordar la identidad de la hermosa. Ella era portadora de un gran bolso, cubierto exteriormente de numerosas escamas metlicas, mayores que lentejuelas comunes y mayores, tambin, que las escamas de su espectacular vestido.Haba otro espectador de excepcin: Brookson Mulliner, el millonario caprichoso, como se le denominaba, debido a su aficin por coleccionar objetos de valor, siempre que fuesen de la mayor rareza posible. Baxter saba que Mulliner no descenda a tener en su casa objetos tan vulgares como un Goya o un Picasso. Pero s dara algo muy importante por poseer el diamante cbico de Cynthia van Korn.De repente, se oy una fuerte voz en la entrada de la sala: Han robado el collar azul!Inmediatamente, se produjo un gran revuelo. El collar azul era una joya de notable valor, pero, a fin de cuentas, compuesto solamente por zafiros de gran tamao. Estaba en una vitrina de cristal, sujeta a la pared, y la atraccin que provocaba en el pblico no poda compararse con la que causaba el diamante de Cynthia van Korn.Creeley, el director, lanz un gemido. En unin de detectives y vigilantes corri hacia la pequea vitrina, situada a la derecha de la entrada. De sbito, uno de los vigilantes lanz un grito de alegra:Est aqu, seor. Se ha deslizado de sus soportes y cay en el fondo de la vitrina.A ver, que venga el conservador del museo pidi Creeley, mientras se enjugaba, con un pauelo, el amplio sudor que le haba cubierto la cara por completo. Es preciso que repare ese desperfecto inmediatamente.S, seor, al momento contest uno de los vigilantes uniformados.En aquel instante, Baxter, cuya atencin, al igual que la de los restantes espectadores, haba sido atrada por el presunto robo, se acord del diamante.Volvi la cabeza y respir aliviado. No, aquel incidente no haba servido para que alguien se llevase la joya. El diamante cbico estaba all, en el mismo sitio.En cambio, la dama del vestido de serpiente haba desaparecido.* * *

Cuando sali de la exposicin, ya era de noche.Tim Koye, su ayuda de cmara y chfer, se le acerc. Baxter neg con la cabeza.Gracias; prefiero dar un paseto, Tim.Como mande el seor. Le aguardo en casa?S, Tim. Esta noche no ceno fuera.Muy bien, seor.Koye subi al Cadillac y lo puso en marcha. Baxter decidi ir a su casa, realmente a poca distancia del lugar de la exposicin, dando un paseo para estirar las piernas. Para ello tena que atravesar el lado norte del Parque Central.Mientras caminaba, Baxter iba haciendo clculos mentales sobre el valor del diamante. Si el que haba visto tena la forma cbica, en absoluta contradiccin con todas las formas de tallado de tal gema, qu se haba hecho del resto del bloque original? Porque una cosa era segura: la joya proceda de un enorme diamante en bruto, del que se haba separado todo cuanto estorbaba, para formar un cubo de absoluta perfeccin.Segn Cynthia van Korn, el diamante, en su forma actual, tena ms de doscientos aos de antigedad y haba ido pasando de padres a hijos en su familia tibetana. Cmo haban podido darle aquellas dimensiones tan absolutamente iguales, diez centmetros de lado, comprobadas por expertos en la materia, con escrupulosa minuciosidad, si entonces no se haba establecido an el sistema mtrico decimal?El parque estaba desierto a aquellas horas. De cuando en cuando, entre las frondas, se oan suspiros y gemidos. Baxter sonri. El amor era algo maravilloso, pero mucho mejor en la confortable intimidad de una estancia agradablemente decorada, opin mentalmente.De repente, dos hombres salieron a su encuentro.No siga dijo uno de ellos, bruscamente.Baxter parpade. Quieren mi dinero?No. Queremos...El que haba hablado atac inesperadamente.Estaba a unos pasos de distancia y tom carrerilla, elevndose sbitamente en el aire, como disparado hacia arriba por un potente muelle. Al mismo tiempo, su pierna derecha se estiraba, rgida, y el pie, calzado con un zapato terminado en puntera de hierro, buscaba la garganta de Baxter.Tae Kwon Do, pens Baxter en el acto, mientras vea elevarse al sujeto. Karate volador, reforzado criminalmente por un zapato con puntera metlica.Pero Baxter actu con no menor rapidez que el atacante. Apenas vio que saltaba hacia arriba, se ech a un lado. Cuando la pierna del sujeto pasaba frente a l, alz la mano izquierda y sujet el miembro por debajo, entre el tobillo y la pantorrilla. Al mismo tiempo, dejaba caer el filo de su mano derecha sobre la pierna, a diez centmetros de la rodilla.El resultado no poda ser ms que uno. Los huesos crujieron horriblemente. El hombre rod por el suelo, en medio de aullidos de dolor que le era imposible contener.El otro individuo pareca un acompaante destinado a proteger al cado o tal vez a ayudarle, en caso de serio riesgo. Ahora, al verle retorcindose por el suelo, comprendi que haba llegado su hora y carg hacia adelante.Su puo derecho busc los ojos de Baxter. Cuarta kata de judo, segunda serie. Tsukake o puetazo al rostro, pens.Y se dispuso a contraatacar en la forma preceptiva.Primero retir el pie derecho y se inclin hacia atrs, a la vez que daba un cuarto de vuelta a la derecha. Su mano agarr la manga derecha del atacante y tir de ella hacia adelante y hacia abajo, con direccin al impulso del sujeto, as como en la misma direccin del desplazamiento.Acto seguido, avanz el pie izquierdo hasta ms atrs del atacante, lo que le permiti aplicarle el Ushiro-jime o presa de cuello por detrs, obligndole a perder el equilibrio. El pie derecho de Baxter estaba avanzado, entre las piernas del atacante, y el izquierdo, hacia atrs, a fin de mantenerlo claramente desequilibrado.En ejercicios, habra bastado. El adversario habra golpeado el tapiz dos veces para indicar que se renda. Pero ahora no se trataba de un juego.La presa era mortal. Baxter oy claramente el chasquido de las vrtebras. Afloj la presin y algo que pareca un flccido montn de ropas cay al suelo.Inmediatamente, se retir un par de pasos. Mir al otro individuo.Estaba quieto. Sin duda, el dolor le haba hecho desmayarse.Durante unos segundos permaneci en las sombras, reflexionando en lo que acababa de suceder. No le gustaba lo que haba hecho, pero estimaba que tampoco sus atacantes le haban dejado otra opcin.Baxter era un hombre joven que conoca a la perfeccin los secretos del judo; practicaba con notable habilidad el karate y estaba a punto de convertirse en un maestro del Tae Kwon Do o karate volador. No lo haca por mera presuncin o por el simple instinto de buscar la defensa de la propia vida. En s, pese a su carcter jovial y extrovertido que, sin embargo, pocos conocan muy bien, era un hombre lo suficientemente modesto para pasar inadvertido en la mayora de las ocasiones.Respecto a la defensa de la propia vida, le habra resultado ms fcil y sencillo llevar un revlver bajo la chaqueta. Era lo suficientemente rpido como para sacar el arma a tiempo, pero haba cosas que le disgustaban sobremanera. El practicaba, y mejoraba constantemente, su dominio de las artes marciales, mediante entrenamientos casi a diario, bien en un gimnasio de toda su confianza, bien en su propia casa.Baxter tena sumamente arraigado el espritu de bondad y justicia, lo que no exclua, lgicamente, disfrutar de lo bueno de este mundo, aunque sin excesos perniciosos.Pero la prctica de las artes marciales le permita el desarrollo del Ki, lo que los orientales, maestros, por creadores de tales ejercicios, consideraban como la energa vital. Baxter saba de sobra que todos los seres humanos tienen su Ki, irnos en mayor grado que otros, y esta energa o fuerza interna, adecuadamente concentrada y dirigida, poda convertirse en algo capaz de permitir afrontar todas las dificultades de la existencia. Para Baxter, era como una especie de segunda alma interior, cuya bsqueda, sin embargo, no slo no haba finalizado, sino que apenas acababa de empezar.Tambin aquellos dos sujetos que le haban atacado tenan su Ki. Pero la energa vital que les haba sido concedida desde su nacimiento y que, sin duda, haban desarrollado grandemente, haba sido dirigida hacia el mal.La diferencia era radical, pens tristemente, mientras se deca que, a pesar de todo, no hubiera querido tener que hallarse en la disyuntiva de matar o morir. Pero ya estaba hecho y las lamentaciones no podan evitar algo que ya era inevitable.Sus reflexiones duraron brevsimo tiempo. Nadie pareca haberse apercibido de la pelea. Gir sobre sus talones y se fundi con las tinieblas.

CAPITULO II

Cuando entraba en el lujoso apartamento, Baxter fue atacado de nuevo.Esta vez, sin embargo, alz la mano;Paz, Tim dijo. Ya he tenido los minutos cotidianos de entrenamiento.Koye le mir sorprendido.No comprendo al seor...Fueron dos. Uno de ellos quiso aplicarme una Ap Cha Ki. En la puntera del zapato llevaba refuerzo de hierro. Cielos! dijo Koye, sinceramente asombrado. De modo que le atacaron dos...El otro quiso aplicarme el Tsukake, pero le salieron mal las cuentas. Deban de ser dos sujetos vidos de ganar dinero con sus conocimientos sobre artes marciales.Koye sonri maliciosamente.Conocer la debilidad del enemigo es conocer la propia fortaleza dijo.Baxter arque las cejas. Un nuevo proverbio, Tim?Acabo de inventrmelo, seor, aunque el seor debe reconocer que ni el mismo Confucio emita sentencias como la que acaba de escuchar.S, Confucio se morira de hambre hoy, con tu competencia sonri Baxter. Alguna llamada?Koye consult una agenda que haba sobre una mesita auxiliar.La seora Mac Murdo amenaza con suicidarse si el seor no cena con ella maana por la noche dijo. La seorita Brookestone jura que le sacar los ojos si no la recibe maana por la noche. En cuanto a la seorita Laine...Basta, por favor, no sigas; vas a destrozarme el corazn. Si llama otra vez la seora Mac Murdo, dile que le he remitido por correo veinticinco gramos de cianuro. En cuanto a la seorita Brookestone, dile que me han enviado a reparar la avera del Vikingo I. En Marte!S, a ver si de este modo se va all y me deja en paz.Pero si no hay astronaves tripuladas...Esa mujer es capaz de conseguir una ri Baxter. Respecto a Mary Laine, dile que en realidad tengo noventa aos. Lo que sucede es que me disfrazo muy bien.Koye se inclin, a la vez que sonrea maliciosamente.Lo har, seor. La cena estar lista dentro de treinta minutos manifest.Muy bien, voy a cambiarme de ropa.Baxter fue al bao, en donde permaneci cosa de veinticinco minutos. Al terminar, regres a la sala, levant el telfono y marc un nmero.Mujer, alta, metro setenta sin tacones, pelo negro, mestiza posiblemente un cuarto; edad entre veintiocho y treinta aos, elegante, sofisticada. Ah!, el mestizaje es asitico. Eso es todo.Baxter colg el telfono. Luego se sirvi una copa de jerez. Mientras lo saboreaba, se pregunt por la identidad de la hermosa mujer del traje de serpiente.* * *

Koye le despert a la maana siguiente, a una hora que le pareci terriblemente temprana.Llamada del centro de informacin, seor dijo.Baxter despert instantneamente.Bien, ahora mismo voy. Llvame all una taza de caf.S, seor.Baxter se puso una bata corta de bao y abandon el dormitorio. Descalzo, pas a la sala, se acerc a una de las paredes y presion un resorte invisible.Un lienzo de pared se descorri silenciosamente. Baxter pas al otro lado.Haba all una vasta habitacin, con algunos monitores de televisin y una consola de mando, adems de una mesa de trabajo de diseo estremecedoramente futurista. Tambin haba un par de cmaras de televisin, una de las cuales encendi en el acto, para situarse frente al objetivo.Adelante, Denis dijo.Una pantalla se ilumin y el rostro de un hombre de unos cuarenta aos y de aspecto ms bien corriente, apareci en imagen.Esta maana, al llegar, nos encontramos con tu demanda dijo. Introduje los datos en la computadora y al poco rato tuvimos la respuesta que esperamos sea exacta. La dama en cuestin es lady Margaret Shaytan, viuda de sir Alexander Shaytan, ex gobernador de Hong-Kong, elevado a la dignidad de par por servicios prestados a la Corona britnica. Sir Alexander falleci al ao de casado con su joven y bella esposa. Asesinado?Denis Gray ri suavemente.Bien, ella tena entonces veintin aos y el gobernador setenta. La boda caus un cierto escndalo, pero sir Alexander se haba retirado ya del servicio activo y ello no influy en su carrera. Por supuesto, sir Alexander era un hombre riqusimo. Tena dos hijos de su anterior esposa, pero la viuda se llev la mayor tajada de la herencia.Comprendo. Gracias, Denis, slo era curiosidad. La vi ayer en la exposicin de joyas de la Cuarta Avenida... Has dicho exposicin de joyas, Budd?S, eso mismo. Por qu te extraas? Se expona una muy curiosa y me llam la atencin. Por eso fui a verla, Denis.Te refieres, sin duda, al diamante tibetano.S, en efecto.Se nota que acabas de levantarte de la cama y que no has ledo an los peridicos. El diamante ha sido robado, Budd.Baxter lanz un silbido.Pero... si era imposible...Debi de suceder poco antes de las siete de la tarde. Al cerrar la sala, la duea del diamante quiso examinarlo de ms cerca. Le pareca haber visto una de las caras algo empaada. Entonces fue cuando se descubri el robo. Lo que haba all no era sino un cubo de vidrio, Budd.Denis, yo estuve all, entre seis y media y siete de la tarde, y nadie se acerc lo suficiente como para dar el cambiazo.Lo siento, pero eso es lo que hay. Cynthia van Korn pidi un martillo, rompi el cubo y... los anlisis han dado como resultado que se trataba de vidrio comn y corriente, aunque muy bien elaborado, para darle una excelente transparencia. El diamante, desde luego, se ha volatizado.Denis, haba cmaras de televisin...S, con cintas de video de funcionamiento alternativo y constante, lo que significa que se grababan todos los movimientos de los espectadores. Cuando se termina una cinta, la otra empieza a rodar, sin solucin de continuidad. Entonces un operario coloca una nueva cinta...Tal vez el robo se efectu antes de que se abriera la sala.No. Cynthia van Korn y el director del museo aseguran que comprobaron la autenticidad de la joya antes de abrir la sala al pblico. El cambio se hizo delante de todo el mundo..., pero la polica ha examinado las cintas grabadas y no ha visto que nadie sacara un cubo de vidrio del bolsillo, alargase la mano y lo pusiera en lugar del diamante.Denis, la magia no existe actualmente. Alguien hizo el cambio, de la forma ms astuta que podamos imaginar...Desde luego, y en estos momentos la polica est interrogando a todos los posibles sospechosos.Brookson Mulliner, el millonario caprichoso, estaba all.El no ha sido. En ningn momento se acerc a menos de un metro de los cordones. Entonces...?Entonces, ste podra ser un buen caso para ti, no?Baxter reflexion unos segundos. Luego dijo:Denis, quiero todos los informes posibles sobre Cynthia van Korn. No te preocupes por m, ya los examinar a mi regreso.Muy bien, Budd. Ah!, y procura averiguar algo ms sobre lady Margaret Shaytan.De acuerdo.Yo tratar de conseguir una copia de todas las cintas de video grabadas. Cuando las tenga, har que te las enven. Procura ver si encuentras alguna cara conocida entre los espectadores.De acuerdo. Har todo lo que sea posible.Otra cosa. Dnde reside Cynthia van Korn?Se hospeda en el Waldorf. Es una chica con pasta.S, eso me pareci. Gracias, Denis, dejar conectado un receptor que grabe tus informes.Baxter se puso en pie, pero no se movi. Durante unos segundos, permaneci poco menos que convertido en una estatua, aunque con una activa vida interior.Por qu se le haba ocurrido aquella idea?, se pregunt.Haba fundado la agencia de recortes de prensa mucho tiempo atrs y ahora era un negocio en pleno florecimiento, atendido por un director que gozaba de toda su confianza y plena autonoma. A veces, Baxter pensaba que era como si hubiese recibido una gran herencia, que le permita poco menos que vivir de las rentas.Pero no le gustaba una existencia de ocio absoluto. Y por mucho que quisiera trabajar, ya no poda hacer apenas nada en su negocio. En cambio...El robo del diamante cbico le haba inspirado la idea. En el fondo, era bastante ms que la posesin de una joya de valor incalculable. Una hermosa muchacha haba sido despojada de algo que le perteneca legtimamente.Por qu no ayudarla a recuperar la joya?El no era detective privado, ni tena intencin de serlo, pero poda actuar por propia iniciativa. Y sin buscar la fama ni sentir deseos de ver su nombre y su efigie en las primeras planas de los diarios o en las pantallas de los televisores, a la hora de las noticias. Le pareca que deba hacerlo.Por otra parte, contaba con ciertos medios de que carecan los detectives privados corrientes. La bsqueda del diamante cbico y su restitucin a la propietaria podan significar un nuevo aliciente para su existencia... a la vez que realizaba una accin de justicia.Alguien tosi en la entrada. Baxter se volvi.Le he trado el caf, pero no me ha hecho caso. El seor pareca absorto en sus pensamientos dijo Koye.Dispnsame, Tim sonri Baxter. Es cierto, me haba distrado... Sabes?, acabo de tomar una decisin. A partir de ahora, voy a ser un detective privado secreto.Koye resping. Cmo, seor?Todos los detectives privados se anuncian, es decir, en cierto modo son servidores pblicos. Yo har lo mismo, pero secretamente, sin anunciarme ni tomar parte en otros casos que los que merezcan realmente mi atencin.Apostara algo a que el seor est pensando en rescatar el diamante cbico sonri Koye.Has acertado, Tim contest Baxter alegremente.* * *

Apenas termin la comunicacin, Denis Gray toc un timbre. Una atractiva muchacha, vestida con un traje muy ceido y de falda cortsima, apareci ante sus ojos a los pocos segundos. Jefe?Janet, anota esto: Cynthia van Korn, todos los informes posibles. Brookson Mullinet, informes de sus ltimas actividades. Lady Margaret Shaytan, ampliacin de informes al mximo. Entendido?S, seor.Dgale a Carla que se ponga en contacto con el capitn Tharnan, de la Divisin de Robos; es el encargado del caso del diamante cbico robado ayer. Debo hablar con l en cuanto me sea posible.Muy bien. Ah!, hemos recibido una nueva suscripcin: Fanny Beil, la nueva estrella del strip-tease. Est enterada de las condiciones, Janet?Su representante ha suscrito y abonado, por adelantado, el importe de un ao.Para qu querr esa fulana fotografas? No le basta con mirarse al espejo todas las maanas?Bueno, las hay masoquistas ri Janet. Sin duda le debe gustar cmo la ponen verde sus crticos.Mientras pague... Ande, Janet, haga lo que le he ordenado!S, seor.En la sala contigua haba cuatro o cinco muchachas trabajando activamente, entre verdaderos montones de peridicos y revistas, llegados de todas las partes del mundo. Cada una de ellas tena delante una gran lista, por orden alfabtico, de personalidades y gentes famosas en todos los aspectos. Cada vez que vean una fotografa o lean los titulares de algn artculo periodstico, Tos recortaban y colocaban en una gran bandeja, que otra muchacha se llevaba de cuando en cuando para ordenar, clasificar y archivar.Otra de las chicas se encargaba de la computadora, insertando en ella los datos que le eran facilitados y que se almacenaban en la memoria de la mquina. Aqul era el negocio de Budd Baxter, una agencia de recortes de prensa, que tena abonados en todos los continentes.Y de all obtena Baxter los informes que necesitaba, cuando decida intervenir en un caso que llamaba especialmente su atencin.Como, por ejemplo, el robo de un diamante que pesaba ms de tres kilos y medio. En quilates, suponan diecisiete mil seiscientos.* * *

El hombre estaba en el vestbulo del hotel, leyendo apaciblemente un diario en el que, con escandalosos titulares, se daba la noticia del robo del gran diamante cbico. En realidad, vigilaba.Budd Baxter penetr en el hotel. El vigilante no le concedi sino una mirada distrada. Aquel hombre de estatura ms bien corriente y vestido discretamente, no pareca personaje de importancia. Era uno de los trucos que sola emplear Baxter con ms xito: pasar desapercibido cuando convena.Su apariencia personal tambin contribua a ello poderosamente. Meda poco ms del metro setenta, tena el pelo castao y los ojos de color oscuro, que slo se adverta que era azul cuando se le miraba de muy cerca. Suceda, sin embargo, que Baxter slo permita que le mirasen muy de cerca las mujeres hermosas.Muy pocos saban que, bajo aquella inocua apariencia, se esconda una inteligencia privilegiada y una musculatura cuidadosamente cultivada. Algunos haban aprendido, demasiado tarde, que era un error enfrentarse con un hombre que ms pareca un oficinista fuera de su covacha burocrtica.Sin la menor vacilacin, Baxter se encamin al ascensor. Entr y dio una orden al ascensorista:Piso duodcimo, por favor.Al momento, seor.Minutos despus, Baxter llamaba ante la puerta sealada con el nmero 1.223. Aguard un poco, pacientemente. AI fin, se abri la puerta y se quit el sombrero cortsmente. Seorita Van Korn?S, soy yo contest la interpelada, en cuyos ojos se vean abundantes huellas de lgrimas. Pero ahora no deseo recibir a nadie...Seorita, no estoy aqu por puro capricho, sino para ayudarla a usted a recobrar el diamante que le fue sustrado ayer por la tarde.

CAPITULO III

La joven mir asombrada a su visitante.Lo siento, pero me parece que no voy a necesitar sus servicios manifest, tras unos segundos de pausa. La polica ya se encarga...Baxter sonri. Sac una tarjeta de visita y se la entreg a Cynthia.Por favor, permtame hablar con usted unos minutos. Despus, si no le interesa, desistir de mis pretensiones.Muy bien. Ella se ech a un lado. Entre, seor Baxter.Gracias.Cynthia cerr la puerta y seal una butaca en el saloncito de la suite que ocupaba.Presumo que es usted detective privado o algo por el estilo dijo. Seor Baxter, debe saber que he rechazado ya media docena de ofertas. Por tanto, me creo en el deber de advertrselo a fin de evitarle una decepcin.S, ya me imaginaba algo por el estilo, aunque mi oferta va a ser distinta de todas las dems. Slo necesitar alguna informacin suplementaria, de la que no aparece en los peridicos. Por cierto, yo estaba en la sala de exposiciones a la hora en que se cometi el robo y todava me siento pasmado de asombro por la habilidad con que actu el ladrn.No recuerdo haberle visto all dijo Cynthia.Es claro, haba mucha gente... Seorita Van Korn, voy a recuperar su brillante cbico. No voy a pedirle nada, ahora; slo cuando le entregue el diamante, le presentar una minuta de honorarios evaluada en cien mil dlares.Cynthia resping:Cien mil...El diamante vale cien veces ms, si es que se puede conceder valor a algo invaluable sonri Baxter. Lo tena usted asegurado?No, no ha habido compaa que se quisiera arriesgar. Pero pienso que cien mil dlares...Si ahora yo le ofreciera el diamante, los pagara?Ella se mordi los labios.S admiti al fin. Lo ve? Yo no le voy a sacar unos miles de dlares como anticipo para gastas, cosa que, sin duda, han solicitado los otros detectives que hayan venido a visitarla. Si fracaso, habr perdido mi tiempo ms el dinero que emplee en las investigaciones. No obstante, modestia aparte, le dir que espero recuperar la joya. Y ni siquiera le exigir un compromiso escrito; me basta con su palabra.Es usted un hombre extrao, seor Baxter observ Chynthia. Qu le impulsa a obrar de esta manera?Sera difcil de explicar, seorita. Digamos que es un caso apasionante desde el principio. No slo por la joya, sino por la forma en que fue robada.A estas horas, puede que est ya fuera del pa... dijo ella, tristemente.Quiz, aunque yo no lo creo as.O tal vez la han troceado...Nada de eso. El robo ha sido ejecutado por alguien que quiere la joya para su exclusiva contemplacin, no por puro inters crematstico. S, es fcil saber que si se dividiera el diamante en otros muchos ms pequeos y se hicieran tallar, se obtendran millones. Pero usted sabe que hay personas muy ricas que hacen robar cuadros u objetos de arte famosos y que los guardan bien escondidos en su residencia, para darse el capricho de ser ellos los nicos que gocen de su contemplacin. Eso mismo, opino yo, pasa con su diamante.No fue una buena idea exponerlo se lament la joven.Usted no poda negarse a la peticin de un viejo amigo de su padre dijo Baxter.Eso es cierto, y el seor Creeley es el primero en lamentarlo.Baxter contempl unos instantes a la hermosa muchacha que tena frente a s. Hija de holands y tibetana, sin duda. Una extraa mezcla de sangres que haba dado como resultado un cabello precioso, de color ala de cuervo, ojos azules y un rostro extico, lo que lo haca doblemente atractivo. Y ello, sin contar con el cuerpo, pens.Pero el cuerpo estaba ahora cubierto por una gran bata, que disimulaba por completo sus formas.Seorita Van Korn, qu haca usted con el diamante cbico cuando no lo expona? pregunt. Oh!, lo guardaba en una caja fuerte, en un Banco... Peridicamente iba a comprobar que segua all, hasta que el seor Creeley me lo pidi para la exposicin de gemas. Creeley y mi padre fueron amigos de infancia y adolescencia, e incluso despus tuvieron relacin, cuando mi padre se vio obligado a abandonar el Tbet. Por lo tanto, no poda negarme a su peticin.Es decir, Creeley conoca ya la existencia del diamante. S, desde luego. Pero no ir a considerarle como sospechoso... Lbreme Dios! sonri Baxter. Slo quera conocer algunos datos personales del director del museo. Bien, no quiero molestarla ms, seorita Van Korn. En la tarjeta est mi telfono privado, el que no figura siquiera en el listn. Si recuerda algo de inters, telefonee inmediatamente. Le contestar mi ayuda de cmara, en caso de que yo no est en casa o, si l tambin estuviera ausente, su llamada quedara registrada en la grabadora automtica,Lo tendr en cuenta.Muchas gracias por haber accedido a recibirme, seorita Van Korn.Al quedarse sola, Cynthia ley de nuevo la tarjeta: G. W. Baxter, y un nmero de telfono, era todo lo que haba impreso en la blanca cartulina. De repente, sin saber por qu, presinti que el inesperado visitante conseguira recobrar la joya robada.* * *

La mujer insert un cigarrillo en la larga boquilla. Una mano obsequiosa acerc un encendedor. Delante de ella haba una gran pantalla, en la que acababa de presenciar algunas imgenes.Es curioso dijo. Yo tuve la misma idea, pero alguien se me anticip. Cmo pudo hacerlo?Fue muy listo, milady contest el hombre que estaba en pie junto al silln.S, Bobo contest ella. Te cost mucho la copia de la cinta?Bast con mil, seora.Perfectamente... Ah!, aqu est Chwan,Un hombre entr en la sala.Milady... Cmo est Harry?Tiene la pierna derecha convertida en un montn de astillas. En cuanto a Rocky, muri a consecuencia de la fractura de las vrtebras cervicales.Lady Margaret Shaytan frunci el ceo,Quiz me equivoqu con el tipo murmur. Acaso deb haber empleado procedimientos ms sutiles..., pero lo cierto es que era alguien que tambin estaba interesado en el diamante.No creo que l se lo llevase, seora dijo el recin llegado.Yo tampoco, aunque siento curiosidad por saber quin es, qu haca all y cules eran sus propsitos. He estado viendo la cinta y he podido darme cuenta de que apenas se movi, cuando se produjo el incidente del collar de zafiros.Si milady me lo permite, le dir que el caballero a quien alude es George Washington Baxter y que reside en el mil doscientos de la Quinta Avenida. Es un hombre muy rico y no se le conoce un empleo definido.S, vivir de las rentas sonri ella.Tampoco parece que sea un play-boy, milady.Lady Margaret se recost en el asiento y contempl las nubes de humo que salan de su cigarrillo.Destroz una pierna a Harry y mat a Rocky susurr. Tal vez me precipit al juzgarle. Pero ya me ocupar de l, en persona. Bobo, por favor, pasa la cinta de nuevo.S, milady.* * *

Los informes sobre lady Margaret son muy interesantes coment Baxter aquella misma tarde.Algunos pasajes de su vida son particularmente escandalosos admiti Denis Gray. Sin embargo, me parece que ya s cmo cambiaron la piedra.A ver, dime.Te pasar un trozo de pelcula y t mismo juzgars. Listo?S; cuando quieras.La pantalla de otro televisor se encendi en el acto. Baxter pudo contemplar, de nuevo, la sala de exposiciones.El cubo de diamante refulga en el centro de la imagen. De pronto, se vio la figura de lady Margaret al otro lado del pedestal negro que sostena la joya.Baxter frunci el ceo. Al cabo de unos minutos, dio orden a Gray de que suspendiera la proyeccin.Un truco muy ingenioso dijo. Los reflejos de su vestido y de su bolso, pero, sobre todo, de este ltimo, cegaron el objetivo de la cmara durante quince o veinte segundos.Es tiempo ms que suficiente para cambiar la piedra, no crees? En ese espacio de tiempo, la cmara no registr ninguna imagen. En cuanto a la otra, ella misma la tapaba con su propio cuerpo.Denis, eso significa ensayos previos. Han tenido que estudiar detenidamente la sala de exposiciones y montar una sala anloga, con dos cmaras. De este modo, cuando lleg el momento, lady Margaret pudo actuar sin la menor vacilacin, sin fallo alguno.Bien, pero ella no rob la piedra. Ninguno de sus movimientos es sospechoso, salvo el de situarse en la posicin adecuada, para que los reflejos de su vestido y de su bolso cieguen la cmara. Tuvo que necesitar la ayuda de un cmplice.Muy cierto, pero cmo evitaron que funcionase la alarma?Gray se tir del labio inferior.No lo s, no se me ocurre ninguna idea contest. Desde luego, se aprecia claramente el jaleo que se organiz cuando alguien grit que se haban llevado el collar de zafiros. Un segundo ms tarde, ella empez a cegar la cmara. Si te fijas bien en la imagen, prcticamente no haba ya nadie frente al pedestal con la joya.Mulliner, el millonario caprichoso, no hizo tampoco nada sospechoso. Debemos descartarle, opino.Y centrar la atencin en lady Margaret.S.Cuidado, Budd.No pases pena por mi sonri Baxter. Ya buscar la manera de provocar un encuentro satisfactorio. Gracias por todo, Denis.Baxter cort la comunicacin. Cuando sala del cuarto de comunicaciones, alguien le atac.El golpe consista en un puetazo de arriba abajo. Baxter ech el cuerpo hacia atrs y agarr con ambas manos la mueca de su adversario. Inmediatamente, extendi los brazos hacia arriba, a fin de levantar ms todava el brazo de su adversario.A continuacin, dio un cuarto de vuelta a su derecha y avanz ampliamente el pie derecho, para desequilibrar a su contrincante, envindolo hacia delante, a la vez que le aplicaba la presa de brazo, bloqueando el codo izquierdo del otro, bajo su sobaco. Entonces, el atacante le toc el muslo con su mano izquierda, en seal de rendicin.Los dos luchadores se separaron y se saludaron mutuamente.El seor mejora cada da sonri Koye. Ha realizado la segunda serie de la cuarta kata, a la perfeccin. Me ha sido imposible aplicarle mi Tsuki-age o puetazo de arriba abajo.Baxter sonri, tambin.Slo el maestro verdaderamente sabio sabe ser humilde y reconocer las virtudes de su discpulo dijo. Confucio, seor?No, Budd Baxter. Tambin yo tengo derecho a inventarme mis propias sentencias, creo contest Baxter, riendo.* * *

El telfono son y Cynthia van Korn se levant para atender la llamada. Una voz de hombre lleg en el acto a sus odos:Seorita Van Korn.S.Tengo una buena noticia para usted, pero me gustara comunicrsela en privado. Usted ya se imagina a qu me refiere. , No es as?En efecto. Hable, se lo ruego.Ser mejor que acuda a la cabina telefnica que hay tres manzanas ms abajo, hacia el sur. Procure estar all dentro de treinta minutos.La comunicacin se cort. Cynthia sinti que la esperanza renaca de nuevo en su nimo.Ya haba encontrado al ladrn, se dijo. Seguramente le pedira una buena cantidad por el rescate de la piedra. Si el tipo se mostraba razonable, le dara el dinero, aunque, por supuesto, comprobando antes la autenticidad de la joya.Por un momento, sinti la tentacin de llamar a Baxter, pero desech la idea de inmediato. Para qu, si ella misma poda recobrar la joya, sin intervencin ajena?Corri a vestirse. Diez minutos ms tarde, sala del hotel. En su precipitacin no se dio cuenta de que Baxter llegaba en aquel mismo momento.Baxter se extra de la rapidez con que se mova la muchacha. Intrigado, decidi seguirla.Minutos despus, la vio que se detena ante una cabina telefnica. No lejos de all divis un puesto de venta de peridicos.Compr un diario de la tarde. Cubierto por el peridico, se acerc a la cabina encristalada, apoyndose con aire negligente en una de las esquinas. Con el rabillo del ojo apreci que Cynthia, muy nerviosa, no se haba apercibido de su presencia.Pasaron algunos minutos. De pronto, son el telfono.Baxter ya estaba apercibido. Disimuladamente, aplic al cristal algo que pareca una ventosa de goma, unido por un diminuto cable al audfono que tena insertado en la oreja derecha. En el mismo instante, Cynthia levantaba el auricular.

CAPITULO IV

El coche se detuvo, al atardecer, a la entrada de un camino secundario, cubierto de vegetacin a ambos lados. Cynthia se ape del vehculo y mir a su alrededor.Aqul era el lugar sealado por su annimo comunicante. Pero no haba nadie.Un vago recelo se apoder de su nimo. Y si todo haba sido un engao?La vegetacin cruji repentinamente a sus espaldas. Cynthia se volvi.No grite dijo el sujeto que le apuntaba con una pistola. Es usted el que me ha llamado por telfono? pregunt ella.He sido yo.Cynthia gir sobre sus talones. Un segundo hombre acababa de aparecer por el lado opuesto. Qu... qu es lo que desean? pregunt, dndose cuenta demasiado tarde de que le haban tendido una encerrona.Suba al coche y conduzca. Nosotros le indicaremos adonde debe ir dijo el segundo hombre.Sospecho que la seorita Van Korn se va a mostrar en claro desacuerdo con ese plan son, de repente, una tercera voz masculina.Cynthia lanz un grito de sorpresa: Seor Baxter! Hola! sonri el recin llegado.De pronto, el de la pistola apret el gatillo.La bala pas rozando un hombro de Baxter, quien se haba inclinado oportunamente. Un segundo despus, Baxter se elevaba en el aire, girando un poco sobre su cuerpo. El pie derecho actu devastadoramente contra el trax de un hombre.La pistola y su dueo cayeron separados. De repente, Cynthia emiti un chillido de terror.Algo brillaba en la mano del otro individuo. Cynthia vio una cosa que volaba por los aires con rapidez relampagueante. En el mismo instante, Baxter se inclinaba ligeramente a su derecha.Aquella cosa se clav en un rbol que tena a su espalda. Baxter estir la mano derecha, desclav el objeto y lo despidi casi instantneamente.La estrella de metal gir zumbando en el aire. Su dueo se haba inclinado tambin, pero no supo prever acertadamente la trayectoria del mortfero proyectil de ocho puntas, con los bordes afilados como navajas de afeitar. Con la fascinacin del horror que la atraa a su pesar, Cynthia vio que la estrella, convertida aparentemente en un brillantsimo disco, rasgaba el cuello de su propietario.Se oy un rugido inhumano. El hombre cay al suelo, agarrndose la garganta con las dos manos, mientras pataleaba horriblemente.Baxter se volvi. Asombrado, se dio cuenta de que el otro sujeto haba escapado a travs de los matorrales.El golpe no result demasiado efectivo murmur.Cynthia apareca como paralizada por el horror. Baxter la empuj hacia su coche.Trate de mantener la serenidad y conduzca en sentido inverso, hasta una estacin de servicio que hay a ocho millas. Comprendido?Ella, muy plida, asinti.S..., pero cmo ha llegado usted...?Se lo contar luego. Ahora conviene abandonar este lugar cuanto antes. Vamos, muvase!Cynthia, aturdida, pero tambin espoleada por la energa que haba en la voz del joven, corri hacia su automvil. Cuando arrancaba para dar la vuelta, lanz una mirada al hombre degollado.Ya no se mova.* * *

Sentado frente a Cynthia, en una de las mesas de la cafetera de la gasolinera, Baxter puso unas gotas de su whisky en la taza de caf que haba pedido para la muchacha.Esto es mejor que el whisky puro sonri.Ella tom un par de sorbos. El color volva lentamente a sus mejillas.Me tendieron una trampa...No la culpo. Usted no me conoce bien, todava, y no acababa de creer en m. Por eso accedi a reunirse aqu con los presuntos dueos de la joya.Pero usted lo adivin. Quin se lo dijo?Nadie sonri Baxter. Aunque usted, si bien involuntariamente, me result de gran ayuda, al repetir las instrucciones que le dieron por telfono. Yo estaba en la cabina, pero por fuera, y lo escuch todo.No se puede or...Yo, s, y luego se lo explicar. Ciertamente, ha sido una suerte que la viera salir del Waldorf, cuando yo iba, precisamente, a visitarla. Usted pareca tener tanta prisa que ni siquiera me vio.Quera recobrar el diamante, comprndalo.Claro. Por cierto, un tal Mulliner quiso comprarle a usted el diamante hace algunos aos y usted se neg.No lo he querido vender jams. Por fortuna, no necesito el dinero que esa hipottica venta podra proporcionarme. Tal vez no est bien que lo diga, pero soy una rica heredera. S, hubo joyas en la familia, y en gran cantidad. Cuando mis padres tuvieron que huir del Tbet, se llevaron consigo un cofrecillo repleto de piedras preciosas, aparte del diamante cbico. Esas piedras no tenan valor... No tenan valor! resopl Baxter.Bueno, yo me refiero a valor sentimental. El que s lo tiene para m es el diamante cbico, y por eso no he querido venderlo jams.Entiendo. De modo que no quiso venderle el diamante a Mulliner.No. La oferta podra calificarse de excelente, pero, a pesar de que subi e incluso lleg a doblar su precio inicial, no acept. Desde luego, es el que ms ofreci, porque debe suponerse que no es el nico que ha querido comprarme el diamante.S, me lo imagino. Habl con Mulliner en persona?La ltima vez, s, har cosa de dos aos, cuando vio que su secretario no consegua nada. Claro, el secretario slo poda llegar a cierta cifra, por lo que tuvo que verme l en persona. Pero ni aun as consigui sus propsitos. Acaso sospecha de Mulliner? pregunt Cynthia, repentinamente.Se puede sospechar de tanta gente... sonri Baxter. Hablemos ahora de otra cosa. Usted tena el diamante guardado en un Banco.S, es cierto.De cuando en cuando, iba a comprobar que segua en su caja de alquiler.Exactamente. Sola?Ordinariamente, s. Quin fue con usted en otras ocasiones?El seor Creeley.Director del museo musit Baxter, pensativamente.Confo en que no sospeche de l exclam la joven. Mi padre tena absoluta confianza en el seor Creeley. Yo recuerdo haber odo su nombre casi desde que tena uso de razn. Adems, l no hara una cosa semejante.Baxter sonri de una forma especial.A veces, las personas en quienes uno ms confa dan unas sorpresas muy desagradables dijo. Pero, por supuesto, lo descartaremos a l como principal sospechoso. Conozco su fama como experto en arte oriental y en piedras y objetos preciosos y tengo la completa seguridad de que l es el ms afectado por lo sucedido. Ahora bien, dgame cmo supo usted que el cubo de cristal que haba encima del pedestal negro era una falsificacin.Bien; cuando la exposicin iba a cerrarse, yo quise dirigir una mirada al diamante. Me pareci que no brillaba tanto como en otras ocasiones. Acaso el control de humedad ambiental, que la mantiene siempre en un mismo grado, no funcionaba correctamente... Eso es lo que pens en aquel momento. Pero luego, cuando tuve la piedra en mis manos, comprob que haba sido cambiada.Con un martillo sonri Baxter. Oh, no!, en absoluto. Eso lo hice despus... Recuerda que el diamante estaba apoyado en uno de sus vrtices? Esta posicin le proporcionaba mayor espectacularidad que si hubiera estado apoyado en una de sus caras. Me lo sugiri el propio Creeley y yo aprob la idea... porque precisamente el vrtice que se hunda en un diminuto hueco de forma piramidal, pero hueca, que permita a la piedra mantenerse en esa posicin, tena una mella que no era perceptible salvo con una lupa de gran aumento.La imperfeccin en la perfeccin.Justamente. Por medio de la lupa vi que faltaba esa mella.Es decir, el cubo de cristal era perfecto.S. El que lo imit no saba que faltaba ese diminuto pico del vrtice, que no mide ms de dos dcimas de milmetro. La prueba del martillo result ya definitiva.Seorita Van Korn, por favor, dgame usted cmo se hizo el traslado de la piedra, al museo pidi el joven.Fuimos el seor Creeley y yo, sin proteccin de guardias ni acompaamiento espectacular que pudiera llamar la atencin. La piedra estaba en una caja negra, forrada interiormente de terciopelo rojo. La caja es bastante mayor que el diamante, a fin de que pueda tener en su interior una proteccin de poliuretano, forrada, como ya he dicho, de terciopelo, lo que evita daos en caso de golpes imprevistos.Y llevaron la joya al museo...Directamente. Le aseguro que no me separ de ella en ningn momento. Creeley no fue se lo garantizo.Baxter hizo un gesto con las manos.No dudo en absoluto de la honorabilidad del seor Creeley y ms, despus de lo que acaba de decirme contest.Todava hay ms. Yo misma coloqu la piedra en su sitio y luego el seor Creeley me hizo probar las distintas alarmas, otorgndome, ficticiamente por supuesto, el papel de un hipottico ladrn. Crame, no haba manera alguna de llegar a la piedra sin que las alarmas funcionasen.Lo cual da una clara idea de la inteligencia del ladrn. De todos modos, hay dos cosas seguras: la piedra ha sido robada y yo voy a recuperarla.Cynthia inspir con fuerza.Espero que lo consiga..., sobre todo despus de lo que he visto hace poco. Es usted un hombre terrible, j seor Baxter.Si lo prefiere, puede llamarme Budd, como hacen los ntimos.Gracias sonri ella. Oiga, qu era esa cosa tan espantosa que le arrojaron y que usted devolvi con efectos mortferos?Shurtken, aunque no todas las armas de ese tipo son estrellas de varias puntas, con los bordes muy afilados contest l. Es un nombre japons aclar.Me estremezco, slo de pensar en aquel pobre hombre...Aquel pobre hombre quiso matarme dijo Baxter, framente, a la vez que depositaba un billete sobre la mesa. No piense ms en l, le conviene.Pero no entiendo por qu quisieron secuestrarme...Tampoco yo, aunque espero aclararlo algn da. Baxter se puso en pie. Ahora volveremos a casa y usted viajar todo el rato delante de m, entendido?De acuerdo.Salieron de la cafetera. Cuando ella ya estaba sentada tras el volante, Baxter formul una peticin:Me gustara que concertase una entrevista con el seor Creeley dijo. Deseo que me explique, pero cuando no haya nadie en el museo, claro, el funcionamiento de las alarmas. Querr hacerlo?Con mucho gusto, Budd. Cundo?Maana, por ejemplo, a la hora que ms le convenga a l. Sea prudente conduciendo aconsej finalmente.Cynthia le dedic una hechicera sonrisa.Descuide contest.* * *

Por ltimo, la acompa hasta el Waldorf y luego volvi a su casa finaliz Bobo Doo su informe.Margaret asinti, mientras dejaba que Chwan le encendiese el cigarrillo. Qu hicieron en aquel camino? pregunt,Debieron de entrevistarse con alguien. No pude verlo, seora respondi Bobo. Era un camino muy estrecho y polvoriento y dej que se me adelantaran un trecho, a fin de que no se dieran cuenta de que les segua. Cuando me dispona a entrar en el camino, salieron los dos, en sus coches respectivos. Luego entraron en La cafetera de una estacin de servicio...Margaret agit una mano.S, eso ya lo has dicho. Probablemente fueron a entrevistarse con alguien que tena la piedra, pero o no se arreglaron o el tipo no acudi a la cita.De pronto,Margaret sepuso en pie. Sus esbirros la contemplaban en medio de un respetuoso silencio.Bobo, maana por la maana irs a recorrerese camino hasta el final orden. Quiero saber si llega a alguna posesin privada y, en tal caso, el nombre de su propietario.S, seora.Chwan, t estars aqu, en casa, esperando constantemente las llamadas de Bobo y de los otros dos. Entendido?S, seora.Los ojos de Margaret Shaytan relampaguearon con el brillo de una pantera.Y yo tratar de ocuparme de ese play-boy entrometido que quiere jugar a los detectives concluy.

CAPITULO V

La dama caminaba pausadamente por la acera, cuando dos sujetos mal encarados le cortaron el paso.Ser mejor que nos entregue el dinero que lleva en el bolso, seora dijo uno de ellos.La dama retrocedi.Llamar a un guardia...Vamos, seora, no sea estpida. A estas horas no hay guardias por ninguna parte.Se oy un leve chasquido. Algo brill en la mano del segundo individuo.Y si no quiere darnos el bolso, le cortaremos la mano aadi, truculentamente.Alguien surgi de las sombras cercanas.Caballeros, por favor.Los dos hampones se volvieron. De repente, ocurri algo extrao.Uno tras otro, los hampones volaron por los aires, arrancados del suelo por una fuerza misteriosa. Aturdidos, asombrados, pero tambin llenos de terror, escaparon a la carrera perdindose por la calle ms cercana.Seora, no sabe cunto me alegro de haberle evitado un grave contratiempo dijo Baxter. Pero, si me permite, le reprochar su imprudencia por pasear sola a estas horas de la noche. Las calles de Nueva York son inseguras para una dama, incluso a pleno sol.Ella tena una mano en el pecho. Sus ojos contemplaban al joven con expresin de asombro.No... no s cmo darle las gracias, caballero...No tiene por qu darlas, seora; ha sido un verdadero placer. Si me lo permite, llamar un taxi para que la lleve a su casa. Oh, vivo muy cerca!; no s necesario que se moleste.Al menos, me permitir escoltarla. Y tambin presentarme: mi nombre es George Washington Baxter.Soy lady Margaret Shaytan y me siento vivamente complacida por haber conocido a un hombre tan galante y tan valeroso. Gracias una vez ms, seor Baxter.Seora, permtame...Corts, Baxter ofreci el brazo a la dama, que lo acept de inmediato. Ella dijo que no tena sueo y que haba salido a dar un paseo con el fin de distraerse un poco. Baxter dijo que haba acudido a una sesin de teatro y que volva a su casa a pie, ya que le gustaba estirar las piernas y que, total, caminar un par de kilmetros no haca dao a nadie.Pero los teatros cierran a las once de la noche observ Margaret.Fui con un amigo y entramos en un bar a tomar una copa. El tiempo se nos pas sin sentir, charlando de negocios.Comprendo. Ah, ya hemos llegado! exclam ella, de pronto. Seor Baxter, me sentira muy honrada si aceptase una copa en mi casa aadi.Ser un placer, lady Margaret.Minutos ms tarde, entraban en un lujoso apartamento. Un criado oriental, con chaquetilla blanca de cuello cerrado, sali a recibirles.Ki Fo, el caballero es mi invitado dijo ella. Prepranos algo de beber. Puedes retirarte ms tarde.Bien, milady.Margaret llevaba puesta una capa de pieles y la dej sobre un silln. Baxter la haba visto das antes con el traje de serpiente, pero ahora no estaba menos bella con otro anlogo, aunque totalmente negro. En la decoracin del departamento entraba el blanco como color dominante y el contraste resultaba singularmente fascinador.Ki Fo trajo una bandeja con copas, salud y se retir. Margaret tom la suya.Bebera decir por mi salvador, pero resultara una frase ms que pobre, ridcula. Prefiero brindar por el placer de haberle conocido, seor Baxter.Eso es algo en lo que estoy completamente de acuerdo, lady Margaret sonri el joven. Puedo preguntarle si est de paso, en Nueva York?Ella hizo un gesto ambiguo.Hoy aqu, maana all, pasado... quin sabe? No tengo races, soy una mujer desarraigada.Con su belleza y su juventud, puede decir tales cosas?Margaret se ech a rer.Qued viuda hace algunos aos. Desde entonces estoy sola contest.Y no ha tenido necesidad de compaa.Poseo una especie de sexto sentido que me hace detectar de inmediato lo que hay en determinadas frases presuntamente amorosas. Francamente, me siento reacia a encadenarme por segunda vez a un hombre.Hasta que el amor vuelva a llamar de nuevo a la puerta de su corazn.Dios mo, qu frase tan inicua; parece que est hablando como un personaje de novela del siglo pasado, pens Baxter.Esa puerta est blindada, por ahora.Lady Margaret, desde que se invent la plvora siempre ha habido una lucha continua entre el can y los blindajes. Debo decirle que el can ha ganado siempre, aun con derrotas temporales.Cuando llegue el momento, yo misma quitar el blindaje sonri ella.Baxter apur su copa.Espero que ese da llegue pronto. Tom la mano de la dama y se inclin para besarla. Lady Margaret, aparte de que no debo seguir abusando de su hospitalidad, soy un hombre que ha de trabajar para vivir aadi.No le retendr ms, aunque s me gustara... profundizar un poco este conocimiento. Seor Baxter, aceptara con mucho gusto una invitacin suya para cenar, cuando sus negocios se lo permitan.Siendo as, permtame que la telefonee maana y le pregunte cules son los compromisos que usted va a cancelar. Buenas noches, lady Margaret.Baxter se meti en el ascensor instantes ms tarde. Bien, si ella quera entablar relaciones conmigo, ya lo ha conseguido; este afortunado incidente me ha evitado una gran prdida de tiempo, pens.Mientras volva a su casa, continu meditando en el encuentro con Margaret. No haba tenido nada de casual; ella lo haba hecho seguir, para fingirse despus la vctima de un supuesto asalto... justo cuando l tema la ocasin de intervenir.Pero quedaba la duda de los motivos que haba tenido Margaret para provocar el encuentro. Si ella era la autora del robo del diamante, el encuentro no tena razn de ser.A menos que su plan fallase y haya sido otro el que se llev la joya.Quin poda ser ese otro?La respuesta tena un nombre; Brookson Mulliner, el millonario caprichoso.Cmo haba conseguido llevarse la joya?* * *

El director del museo, Lars Creeley, sudaba copiosamente. A cada instante se pasaba un pauelo por la cara empapada de transpiracin.Se lo aseguro. Han pasado ya das, y todava no he conseguido pegar un ojo... Jams, jams me perdonar lo sucedido. Yo fui quien le pidi a Cynthia que me prestase su joya para la exposicin...Por favor, clmese, seor Creeley dijo Baxter con acento persuasivo. Recobraremos la joya; no hay motivos para sentir temor. Claro que un hecho de esta naturaleza es siempre desagradable, pero, como he dicho, acabaremos por rescatar el diamante. Seor Creeley, quiere ensearme cmo funcionan las alarmas?Ser un placer, seor Baxter. Por aqu, tenga la bondad.La entrevista se haba celebrado en el despacho del director, al que haba acudido Baxter, despus de que Cynthia le dijese que Creeley acceda a recibirle. Los dos hombres abandonaron el despacho y, recorriendo las distintas salas, se encaminaron a la pequea rotonda, donde se haba expuesto el diamante.Mire, seor Baxter; las alarmas estn, ahora, activadas dijo Creeley. Trate de salvar los cordones.Baxter pas una pierna por encima de uno de los gruesos cordonesque rodeaban el pedestal. Un gong empez a taer inmediatamente, en alguna parte. Dos guardias armados llegaron a la carrera.Tranquilcense, amigos mos dijo Creeley. El seor Baxter es un investigador privado, que est realizando pesquisas,al objeto de recobrar el diamante robado. Retrense, por favor.Como usted ordene, seor.Baxter levant la vista hacia la cpula semiesfrica que era el remate de la rotonda. Qu me dice de descolgar un cable, provisto de unas pinzas, desde all arriba? pregunt.Est previsto tambin. Mi ayudante le har una demostracin inmediatamente. Bennet?Al momento, seor Creeley contest una voz desde lo alto de la cpula.En el remate haba cuatro claraboyas de forma circular, una de las cuales estaba abierta en aquellos instantes. Alguien, por medio de una varilla de metal, hizo deslizarse un fino cable, provisto de una pinza que actuaba de forma mecnica.El gong son de nuevo, cuando la pinza estaba a un metro de distancia del pedestal.Fantstico dijo Baxter. Nadie por arriba, nadie por los costados..., pero qu me dice por abajo?Creeley parpade. Por abajo? repiti.S, exactamente. Qu hay debajo de esta sala?Pues... un almacn, un taller de restauracin..., pero el suelo es firme, no se comunica con la planta stano...Baxter sonri.Seor Bennet alz la voz, por favor, quiere desconectar la alarma?S, seor Baxter, Les avisar cuando lo haya hecho.El ayudante se retir. Momentos despus, informaba:La alarma est desconectada.Baxter pas al otro lado de los cordones y se acerc al pedestal, que meda aproximadamente un metro de altura por medio de dimetro. El terciopelo que lo forraba, observ, era muy grueso.Golpe el pedestal con la mano y obtuvo sonido a hueco.Es de madera, de una sola pieza, pero ahuecado por el interior, a fin de proporcionarle cierta ligereza, sin mengua de la solidez explic Creeley pedantemente.Baxter asinti. De pronto, asi el pedestal por el borde superior, con ambas manos.No podr quitarlo; est sujeto...Un fuerte crujido interrumpi a Creeley. Baxter acababa de separar la columna, del suelo. Sin apenas esfuerzo, la apart a un lado.Si piensa que alguien perfor el suelo, para robarla desde el stano, est muy equivocado dijo Creeley.Baxter no contest. Acababa de volcar la columna y examinaba cuidadosamente su interior. De repente, se irgui y golpe con el tacn el punto del pavimento en que haba estado la columna hasta aquel momento.Se oy un sordo estruendo. Un crculo del pavimento se hundi, de golpe, en las profundidades del stano, dejando a la vista un hueco de irnos cuarenta centmetros.La mandbula de Creeley colg flojamente. Baxter le mir y sonri.Acto seguido, se puso de rodillas y meti la mano derecha en el hueco de la columna. Tante un poco y luego tir sin demasiada fuerza. Segundos despus, enseaba al estupefacto director un negro crculo, en cuya parte inferior, atornillada, se divisaba una varilla metlica, cilndrica, de unos ochenta centmetros de largo.As se llevaron la joya y dejaron una falsificacin en su lugar dijo.* * *

Pero no acabo de entenderlo bien exclam Denis Gray, aquella misma tarde. Admito que desde abajo tirasen del disco con la joya y lo hicieran subir inmediatamente con la falsificacin. Pero eso cuesta algn tiempo, no s, pongamos, tras un gran entrenamiento, treinta segundos. En las cmaras no aparece nada, Budd.Los dos hombres hablaban a travs de la televisin.Sin embargo as es como se hizo, Denis insisti Baxter. En algn momento de la exhibicin, alguien dio el cambiazo. Lady Margaret?Posiblemente. Recuerda que los destellos de su vestido y de su bolso cegaron las cmaras. No haba alarma para un posible robo efectuado de esta forma?No. La alarma funciona slo cuando se ataca desde arriba y por los flancos, pero no desde abajo.Muy bien. Dime ahora cmo lo hicieron.Trabajaron durante todo el fin de semana. Cortaron un disco del suelo y lo prepararon de modo que se pudiera sujetar por simple presin. La columna fue preparada de la misma forma. Ahora bien, el disco del suelo, que era parte del techo del stano, es de material muy ligero, aunque pintado hbilmente a fin de que no se advirtiera la sustitucin. Entonces, el que estaba abajo, por medio de una escalera retir el disco del suelo y tir de la varilla del disco de la columna. Ya tena preparada la piedra falsa y lo hizo subir de nuevo hasta su sitio. Luego volvi a poner el disco del suelo...Budd, me gustara que repitieses la operacin t mismo, para comprobar el tiempo empleado.Lo har convino Baxter. Ciertamente, sa es una idea que no se me ocurri esta maana.Yo te dar otra idea: alguno de los empleados del taller de conservacin y restauracin est en el ajo. Investiga en esa direccin.Ya le he pedido una lista al director. Precisamente, esta misma noche pienso visitar al que se hallaba abajo a la hora en que se efectu la sustraccin. Se llama Mike Vrane y reside en el ochocientos setenta de la calle Ciento Veintids, Oeste. Te suena el nombre?No; aunque lo consultar con la computadora, por si acaso.Baxter se puso en pie.Est bien, llmame cuanto antes. Apenas me des la respuesta, ir a ver a Vrane.La respuesta fue negativa. No haba datos del sujeto.Bien, entonces no nos queda sino hablar con el presunto cmplice del autor del robo sonri el joven.Abandon el cuarto de comunicaciones. Cuando se dispona a salir, llamaron a la puerta.Era Cynthia van Korn.

CAPITULO VI

La muchacha pareca un tanto avergonzada.Dispnseme... No he tenido noticias suyas en todo el da y me senta impaciente...Precisamente ahora estoy en condiciones de obtener esas noticias respondi Baxter. Ah, no las tiene an!No, pero quiz las consiga de un tipo a quien, razonablemente, cabe considerar como sospechoso. Quin es? pregunt ella, con vehemencia.Se llama Mike Vrane y es empleado del museo. Puedo ir con usted?Baxter dud un segundo.Cynthia apareca llena de atractivos. No era demasiado alta, aunque tampoco hubiera parecido pequea, ni siquiera sin tacones. El pelo, cuidadosamente peinado, el rostro delicado, de un valo perfecto, con la piel que pareca de porcelana, y el vestido que se amoldaba exactamente a las formas de su esbelto cuerpo, le conferan un encanto que Baxter haba visto en pocas mujeres.Muy bien, vamos all accedi.Minutos despus, estaban en la calle. Tim Koye, perfectamente uniformado, abri la puerta del Cadillac.No cabe la menor duda dijo Cynthia, despus de que el automvil se hubiera puesto en marcha; si a todos sus clientes les presenta minutas tan elevadas, es evidente que debe ganar mucho dinero.Me gusta vivir bien respondi l, placenteramente. Ha perdido muchos casos?No quiero pecar de orgulloso, pero le dir que jams he fracasado. No obstante, debe saber, tambin, que no acepto todos los casos...; en realidad, lo que hago es acudir a la vctima cuando el asunto puede interesarme.He mirado en la gua, telefnica y profesional. Usted no aparece como detective privado.Debe saber una cosa: soy detective privado secreto.Cynthia parpade, asombrada.No entiendo dijo.Usted conoce ya mi profesin, aunque confo que, como hacen otros clientes, no lo divulgar. Nadie sabe que soy detective privado por la sencilla razn de que no me anuncio ni tengo oficina abierta en este sentido.Entonces, se podra decir que es detective privado secreto y aficionado.Baxter se ech a rer.Suprima lo de aficionado, por favor pidi. Este caso me va a reportar cien mil dlares, seorita Van Korn.S, tiene razn convino la muchacha. Dgame, cree que Vrane tiene que ver algo en el robo?Cynthia, una cosa es cierta: nadie pudo pasar el crculo de cordones rojos, alargar la mano y echarse el diamante a un bolsillo, de la misma forma que lo hara con cualquier guijarro en la orilla de un ro. El ladrn, forzosamente, tuvo cmplices. Luego le explicar qu es lo que hizo uno de los cmplices, posiblemente Vrane, pero antes quiero que me diga una cosa.S, Budd.Preparar el robo no fue cosa de un da. Pero alguien tena que saber que se iba a exponer la joya. Oh, claro!; el propio seor Creeley lo anunci hace ya un mes y dijo que la exhibicin dara comienzo a mi vuelta de Europa, en donde yo estaba haciendo un viaje de vacaciones.Vacaciones y no trabaja, suspir Baxter.Es decir, Creeley lo comunic a la prensa.S, haca tiempo ya que tena planeada esta exhibicin, pero le faltaba el plato fuerte. Por esa razn la demor hasta mi regreso. Pobre hombre; hoy he vuelto a hablar con l y tiene los nervios deshechos.Se comprendesonri Baxter. Yo tambin estara hecho polvo si me hubiesen robado una joya que no tiene precio. Y ahora, si no le importa, voy a explicarle cmo creo que la robaron.Baxter habl durante unos minutos. Al terminar, Cynthia exclam:Ingeniossimo. m no se me hubiera ocurrido nunca.Porque usted es la duea y no necesitaba robar la joya ri l. La cada del collar de zafiros, provocada con toda deliberacin, sirvi para que alguien, desde abajo, hiciera descender el disco que sostena el diamante y colocara otro en su lugar.Las cmaras de televisin no registraron nada de eso. La gente pudo abandonar el lugar donde estaba el diamante, pero las cmaras continuaban funcionando.Muy cierto, pero ese cambio dur entre quince y veinte segundos, tiempo ms que suficiente para que el cmplice realizase la operacin. Es ms, pienso, incluso, que se haba entrenado, a fin de evitar fallos en el momento crtico.Cynthia hizo un gesto de asentimiento.As se llevaron, el diamante y ahora est en...En el lugar donde slo un sibarita puede contemplarlo l solo, exclusivamente, para la satisfaccin de su absorbente egosmo que le lleva a desear que nadie, sino l, pueda contemplar el diamante a partir de ahora contest Baxter.Callaron unos momentos. De pronto, Baxter tom el micrfono interior.Tim, djanos a dos manzanas del lugar de destino. No quiero que la gente de la vecindad se fije demasiado en mi coche.Bien, seor.Minutos ms tarde, Koye se arrimaba a la acera. Salt del vehculo y, con la gorra en la mano, mantuvo abierta la portezuela, hasta que la muchacha se hubo apeado. Debo esperarle, seor? consult.Por supuesto. Vamos, Cynthia.Baxter se apoder del brazo de la muchacha. Con paso natural, caminaron un par de cientos de metros, hasta llegar a la casa donde viva el sospechoso. En el vestbulo de entrada, Baxter localiz el piso de Vrane.Momentos despus, salan del ascensor. Baxter busc una puerta en la que se apreciaba el nombre de su ocupante. Toc el timbre, pero no contest nadie.Habr salido dijo Cynthia.Baxter consult la hora.Es posible, aunque tengo entendido que es hombre que suele retirarse pronto. Volver a llamar...Al joven le extra el silencio que se perciba. De pronto, hizo girar el pomo.La puerta no estaba cerrada con llave. Empuj un poco. En la casa reinaba un silencio absoluto.El bien entrenado olfato de Baxter descubri, de pronto, un olor poco habitual, aunque su escasa intensidad le dijo que ya se haba originado al menos una hora antes. Por encima del hombro, musit:Me parece que hemos llegado tarde. Cmo, se ha marchado?Para siempre..., pero no grite, por favor.Cynthia se puso una mano en la boca. Baxter avanz unos cuantos pasos. Al llegar a la puerta del dormitorio, la empuj, hasta abrirla por completo. Entonces tuvo la confirmacin de sus sospechas.Mike Vrane ya no dira a nadie quin le haba contratado para realizar los trabajos que haban culminado en el robo del diamante cbico. El agujerito, ya negruzco, que tena en el centro de la frente, indicaba con toda claridad cul haba sido el fin del sujeto.Nadie, en la vecindad, pareca haberse apercibido del asesinato.Posiblemente han usado silenciador murmur. Le... le han pegado un tiro? pregunt Cynthia con voz temblorosa.En medio de la frente. Y como todo est en orden, no merece la pena registrar la casa. El hombre que hizo el disparo era, indudablemente, conocido de Vrane.Me... me tiemblan las piernas...Ser mejor que nos marchemos. Ya avisar luego a la polica. Aqu ya no tenemos nada que hacer dijo Baxter, claramente decepcionado.* * *

Lady Margaret Shaytan mir framente al hombre que tena frente a s.Usted me ha engaado, seor Bennet.Seora, yo le entregu...Usted me entreg un pedazo de vidrio.Seora, yo le juro...Margaret estaba sentada en un elegante butacn de mimbre, de estilo oriental. Junto a ella tena una mesa, en la que se vea un bulto cubierto por un pao negro.Bobo, descubre eso orden.S, seora.Un cubo de cristal qued a la vista. Bennet exclam: Es el mismo que yo rob!No, seor contradijo Margaret, sin abandonar su expresin de frialdad. Eso que est viendo es cristal comn y corriente..., el mismo, justamente, que yo le entregu a usted, para que hiciera el cambio. Pero en lugar de entregarme el diamante autntico, me entreg ese pedazo de cristal, que slo sirve como pisapapeles.La frente de Bennet estaba inundada de sudor.Le juro que yo actu tal como usted me lo orden. Baj las pinzas, cog el diamante y luego puse el cubo de vidrio en su sitio. Eso es imposible, seora; le aseguro que no la he traicionado...Margaret se puso en pie.Bobo, Chwan, lleven a este hombre a la habitacin reservada... a los huspedes orden. No tengo prisa ni quiero que me molesten para nada, hasta que yo les llame. Si por una causa urgente tuvieran necesidad de salir, usen la otra puerta. Voy a recibir una visita y quiero estar a solas con mi invitado.S, seora.De pronto, Bennet se sinti izado a pulso por dos poderosas manos que le hacan sentirse como un nio. Le entregu el diamante autntico! grit, sollozando de pavor.Pero ella no hizo el menor caso. Insert un cigarrillo en su larga boquilla y ya se dispona a encenderlo, cuando un hombre entr en la sala.Milady, ya he averiguado a quin pertenece la casa adonde se diriga la seorita Van Korn dijo, a la vez que acercaba la llama de su encendedor al cigarrillo.Muy interesante, Tom. Sigue.Tom Wu aadi algunas palabras. Margaret hizo un gesto de asentimiento.Esperemos, primero, los informes que debe damos el seor Bennet. Est en la habitacin de los huspedes, con Chwan y Bobo. nete a ellos, y colabora en lo que sea preciso. Procura usar tus artes ms refinadas y, de todos modos, no vuelvas a verme hasta maana.S, seora.Wu se march. Mientras fumaba, Margaret entorn los ojos. Era posible que dos personas hubieran tenido la misma idea?De pronto, solt una carcajada.Muchsimas personas habrn tenido esa idea, slo que dos la hemos llevado a la prctica. Y ha ganado el que lleg primero..., lo que no significa que haya alcanzado ya la meta final.De pronto, llamaron a la puerta.Margaret dej el cigarrillo sobre un cenicero y cruz el saln. Abri, y dirigi a su visitante una clida sonrisa.Es usted puntual, amigo mo dijo.Baxter se inclin y bes la mano que le tendan.En espera de llegar, muy pronto, ms lejos contest.Es usted terriblemente directo. Le gusta atacar frontalmente?Cuando se trata de una mujer hermosa, no suelo emplear rodeos ni realizo ataques de flanco.Pero eso le proporcionar numerosos fracasos. La defensa contra un ataque frontal siempre es muy slida, segn los estrategas.Esta clase de ataques proporcionan menos fracasos de lo que se pudiera creer. En todo caso, siempre se puede realizar una ligera retirada, para volver a la carga cuando el enemigo menos lo espera. Ah! Usted, si fracasara conmigo, me considerara como enemigo.Un enemigo que, en todo caso, me derrotara, aunque yo triunfase en el ataque.Margaret lanz una suave risita.Ser mejor que tomemos una copa propuso. Ah!, la cena ser fra, si no tiene inconveniente.Como tengo un hambre de lobo, qu inconveniente puedo poner al men?Usted encuentra respuesta para todo, seor Baxter...Budd, por favor.Los muy ntimos me llaman Margot, Budd.Ella le preceda, mientras cruzaban las ltimas frases. Baxter contempl la atractiva silueta de la dama, alta, vestida con un sofisticado traje, cuyo escote posterior llegaba hasta un palmo ms abajo de la cintura. No caba la menor duda, pens, que lady Margaret Shaytan era mujer que saba realzar sus numerosos encantos fsicos. Pero hasta con un saco con tres agujeros, uno para la cabeza y dos para los brazos, hubiera estado igualmente atractiva.De repente, cuando ya estaban en el saln, se detuvo en seco.Parpade, asombrado, dudando del buen estado de su vista.Porque all, sobre una mesa, estaba el diamante robado.

CAPITULO VII

Veo que todava no se ha recobrado de su asombro dijo Margaret, una hora ms tarde, despus de la cena.Los ojos de Baxter fueron hacia el cubo de cristal, que continuaba en el mismo sitio.Debo confesar que tiene toda la razn repuso, Sinceramente, nunca pude imaginarme que esta noche iba a cenar en compaa de la ladrona.Est equivocado, amigo mo. No soy la ladrona y, crame, lamento muy de veras que otro se me haya adelantado. Pero, en cambio, s debo admitir que pensaba robar ese famoso diamante. Cmo? No es...?Margaret se puso en pie y camin hacia la mesa. El pao negro haba quedado a un lado. Lo levant y tom el martillo que haba quedado debajo. El cubo de cristal se hizo pedazos, instantneamente. No lo haga! grit Baxter.Pero ya era tarde.Margaret se volvi hacia l.Ya no me sirve contest. Hace algn tiempo, encargu que me hicieran una perfecta reproduccin del diamante cbico. Lo malo es que otro tuvo la misma idea. Quin? Ah! Cree que no me gustara saberlo? Y a usted, Budd?Francamente, no siento el menor inters por las joyas.Sin embargo, estuvo en el museo, el da en que se inauguraba la exhibicin.Baxter se ech a rer. Sabe usted de qu se nutren principalmente las visitas a los museos y los auditorios de las conferencias? De las personas que no tienen nada que hacer y se encuentran, de repente, con que su paseo se ve estropeado por la lluvia. Aquel da lloviznaba un poco y yo decid refugiarme en el museo, eso es todo.Me deja usted pasmada. Yo cre...Lamento decepcionarla, pero sa es la verdad. No obstante, podemos seguir hablando del asunto. Usted tiene cierto inters en el diamante, me parece. Cierto inters? Es lo que ms deseo en este mundo! Budd, pagara algo muy valioso por conseguirlo. Por ejemplo?Ella se le acerc, ondulando insinuantemente. Me ayudara, si yo se lo pidiera?Depende del precio. Aunque, cmo sabe que yo puedo ayudarla?Usted me defendi de dos ladrones que queran robarme. Un hombre valeroso y que acta en la forma en que usted lo hizo, debe ser tambin inteligente. La recompensa sera muy alta, crame.Baxter fingi meditar la proposicin. Estaba metido de lleno en un juego en el que la fuerza fsica apenas si contaba. Margaret saba algo de l, no caba la menor duda. Y era lo suficientemente audaz como para contarle sus proyectos.Pero la piedra autntica haba sido robada y ella la quera. Por qu no tomar parte en el juego?, se dijo.Veamos, cite una cifra pidi.Margaret se le acerc ms todava. Es capaz de pensar slo en sentido monetario? No hay otras cosas mucho ms valiosas?Baxter sonri. El escote del vestido tapaba muy poca cosa. Y ella era una mujer de gran atractivo fsico.Hay otras cosas que valen ms que el dinero, en efecto convino, mientras pasaba sus brazos en tomo a la delgada cintura de la dama.Margaret no retrocedi, cuando l busc sus labios.Mucho ms tarde, Baxter levant repentinamente la cabeza. Qu ha sido eso? Me ha parecido or un grito en alguna parte...Ella, tendida lnguidamente a su lado, alarg los brazos para atraerle nuevamente hacia s.Querido, no hay nadie en la casa. Estamos solos, t y yo. Piensa en eso, es lo ms importante.La estancia se hallaba sumida en una suave penumbra. Baxter contempl la blancura del hermoso cuerpo que tena a su lado y se inclin de nuevo.S, estamos solos, muy solos... murmur, apasionadamente.Por la maana, cuando su husped hubo abandonado la casa, Margaret, cubierta con una bata larga, cerrada de cuello y mangas, subi al piso superior y toc en una puerta con los nudillos.Bobo abri de inmediato.Malas noticias, seora dijo.Ella contempl framente el retorcido cuerpo que yaca en el suelo completamente desnudo y con evidentes seales de tortura.No lo resisti dijo.Durante todo el tiempo insisti en que l haba cumplido su parte del trato. Pero luego, al parecer, le fall el corazn...Es una lstima. Bobo, habr que deshacerse de ese cuerpo.Ya hemos ideado un plan, seora.Bien; entonces, no se hable ms. Cuando hayan terminado esa operacin, les dar nuevas rdenes.S, seora.Margaret volvi a la planta inferior y se encamin al cuarto de bao. Mientras se llenaba la baera, se quit la bata. Llena de orgullo, permaneci ante el espejo, contemplando la perfecta escultura de su cuerpo.Budd Baxter, ya eres mo dijo, satisfecha.* * *

El robo se hizo en un espacio increble de tiempo, demasiado corto a m entender dijo Denis Gray.Baxter encendi un pitillo, sentado frente a la cmara de televisin que haba proyectado de nuevo las imgenes correspondientes al da de la exhibicin.Cierto admiti. Un plan hbilmente preparado y un entrenamiento realizado con el mximo cuidado, permitieron ejecutar el robo en un mnimo de tiempo. A pesar de todo, no acabo de ver las cosas tan claras. Por qu, Budd?Anoche, lady Margaret me ense un cubo de vidrio que ella tena preparado, segn dijo, para efectuar el cambio. Pero otro se le anticip y ella no pudo realizar el plan. Por eso me ha propuesto que la ayude a conseguir la joya. Caramba, qu cara ms dura! se asombr Gray. No ser que ella tiene ya la joya y quiso despistarte?En todo caso, cmo sabe que yo la busco?Lady Margaret tiene una extraa servidumbre. Habita, tambin, en la Quinta Avenida y tiene alquilado un lujoso tico de dos plantas, lo suficientemente grande como para alojar a una compaa de soldados. Al menos son cuatro sus sirvientes, sin contar a las mujeres, pero tengo entendido que slo emplea sirvientas eventuales. Los empleados fijos son todos hombres, y nativos de Hong Kong.Tal vez alguno de esos sirvientes me haya seguido.Es muy posible, Budd.Baxter reflexion unos momentos. Luego dijo:De todos modos, quince o veinte segundos es un tiempo muy justo para hacer el cambio de la joya. Denis, aunque yo descubr el truco, no calcul el tiempo, entonces. Voy a llamar a Cynthia van Korn, a fin de que me permitan ir de nuevo al stano del museo.Es una buena idea. Mientras, yo tratar de hablar con Guy Bennet. Quin es?El ayudante personal de Creeley, aunque no el conservador del museo.Ya entiendo. Qu le preguntars, Denis?Bien; detalles del funcionamiento de las cmaras, de las alarmas... En fin, creo que te conviene obtener el mayor nmero posible de datos dijo Gray.Eso s es cierto. Gracias, Denis.Baxter abandon la estancia. Koye le mir inquisitivamente.Llama a la seorita Van Korn dijo. Voy a visitarla.S, seor.* * *

Baxter llam a la puerta y frunci el ceo al no recibir respuesta. Alarmado, abri y penetr en el saln.Cuando llegaba a la otra puerta, vio cruzar a Cynthia.Silb.Cynthia se volvi, le vio y corri a buscar una toalla con la que cubrir su hermoso cuerpo.Poda haber llamado, no? dijo, muy enfadada, con la toalla delante del cuerpo.He llamado y no obtuve respuesta, de modo que decid entrar por mi cuenta. Francamente, me senta alarmado.Bueno, quiz no le o... Yo estaba en el bao... Pero ese silbido! dijo ella, colorada hasta las cejas.Lo siento, ha sido un impulso irresistible, aunque, no cree que se lo tiene bien merecido?Cynthia dulcific su gesto.Ande, deje que me vista contest.Muy bien. Cuando haya terminado, llame al seor Creeley. Dgale que quiero ir al stano del museo yo solo. Por qu? se extra ella.Baxter ya estaba en el saln._Quiero hacer una prueba de tiempo contest, mientras se serva una pequea dosis de whisky. Ah, comprendo! Budd, no le importar que le acompae.Si es su gusto...Gracias. Oiga, qu noticias tiene sobre la muerte de Vrane?Las que he podido conseguir de la prensa. Nadie sabe nada ni se vio a ninguna persona sospechosa subir a su casa. Esto confirma mi primera suposicin, Cynthia. A qu se refiere, Budd?El asesino era conocido de Vrane. Oh, comprendo...! Entonces, habra que investigar sobre sus amistades, no cree?Eso ya lo est haciendo la polica. A m, de momento, me interesa ms saber con toda exactitud cmo se llevaron la piedra. Slo el cmo? Y el quin?Con el cmo tendremos el quin, Cynthia.La joven sali instantes ms tarde, con el bolso y el impermeable en las manos. Su vestido era muy sencillo, de color rojo oscuro y alto de cuello. La nica joya era un collar de perlas, de una sola vuelta.Cynthia gir en redondo. Quiere subirme el cierre de la espalda? solicit. Qu hubiera hecho si yo no estuviese aqu?Ella emiti una suave risita.Pero est aqu, Budd contest.Instantes despus, Baxter la ayudada a ponerse el impermeable. Cundo se casa? pregunt.Cynthia le mir, sorprendida.No tengo novio, siquiera...En Europa ha estado un mes entero con un elegante sujeto, llamado Markus von Behring; Mark para los amigos. Segn las revistas de sociedad, usted y Mark daban la sensacin de estar a punto de convertirse en marido y mujer.La cosa no pas de un pequeo romance. Mark es muy atractivo, pero, modestia aparte, yo le cal bien pronto. Cazadotes?Exactamente, Vamos?S. Cynthia, admiro su ojo clnico.Gracias, Budd.Espero que esa sagacidad le sirva algn da para poder elegir con todo acierto.Yo tambin lo espero as. Ah, me olvidaba! Creeley nos aguarda a la entrada del museo, pero no podr acompaamos. Tiene no s qu compromiso... Estaremos solos, sabe? El museo, despus del robo, permanece cerrado para el pblico. Creeley ha dicho que resultar mejor para nuestras investigaciones. Nuestras? sonri l.Soy la duea de la joya, me parece. Aunque ahora suspir Cynthia profundamente est en poder de otra persona.Baxter le dio un par de palmaditas en la mano.Ya la encontraremos asegur.

CAPITULO VIII

En el museo reinaba un silencio absoluto.Parece un panten murmur la joven, impresionada a su pesar.Baxter asinti. Atravesaron el vestbulo y se dirigieron a la escalera que conduca al stano.La luz ya estaba encendida. Baxter se encamin directamente al lugar donde se hallaba el trozo de techo que haba sido sustituido.Cynthia, voy a darle mi reloj. Usted cronometrar el tiempo, a partir del momento en que se lo indique, estamos?La joven no contest. Extraado, Baxter se volvi hacia ella. No me ha odo?De repente, vio el miedo en los ojos de la joven. Cynthia vea algo a sus espaldas.Sbitamente, gir en redondo, justo a tiempo de evitar el feroz ataque que le diriga un sujeto de enorme corpulencia. El desconocido carg, con la cabeza gacha, pero, al mismo tiempo, alargando las manos, a fin de hacer presa en el cuello del atacado.Helada de horror, Cynthia lo vio todo como bajo el influjo de una pesadilla. Baxter dio un ligero salto hacia atrs, al mismo tiempo que se dejaba caer de espaldas. Cuando ya se desplomaba, junt los antebrazos sobre el rostro, dejando los codos adelantados.Baxter toc el suelo con las espaldas, una fraccin de segundo antes de que el desconocido cayera sobre l. De repente, Cynthia oy un aullido desgarrador.El impulso tomado era demasiado fuerte para rectificar. El atacante cay sobre Baxter, pero no pudo proteger sus ojos, que chocaron directamente con los codos de su presunta vctima.Baxter empuj al sujeto a un lado y se puso en pie agilsimamente. El otro, sin embargo, y a pesar de que estaba cegado, se incorpor tambin. Baxter intent atacarle por un flanco, pero entonces cometi una imprudencia.El colosal individuo hizo presa en el brazo de Baxter, quien, de repente, se encontr con que la pierna de su adversario le golpeaba el tobillo, privndole de sustentacin. Baxter maldijo entre dientes: aquel descuido poda cortarle caro.Y no se trataba de un juego, como cuando se entrenaba con su criado. El Okuri-ashi-barai, o lanzamiento de tobillo, haba sido certera y contundentemente aplicado. Cuando quiso darse cuenta, Baxter ya estaba nuevamente de espaldas en el suelo.El otro no pareca preocuparse de su ceguera temporal. Se elev en el aire un metro y luego se dej caer con toda la potencia de su peso, horizontalmente, al objeto de aplastar a su adversario. Pero ya slo encontr el cemento del suelo.Baxter estaba a un lado, de rodillas. Cuando el sujeto se incorporaba, le aplic el Kate-hiji-ate, golpe con un solo codo, abajo arriba. El impacto se produjo bajo la mandbula, pero Baxter haba empleado el brazo izquierdo, lo que le dej libre el derecho, para aplicar con el filo de la mano, en semicrculo horizontal, el Haito-uchi. La mano, dura como el hierro alcanz la sien izquierda del sujeto.Cynthia oy un horrible chasquido de huesos. Durante unos interminables segundos, el sujeto se mantuvo de rodillas, con el cuerpo sacudido por ligersimos espasmos. Luego, de pronto, se inclin a un costado y se qued quieto.Baxter se levant de un salto.Era un buen luchador. Consigui sorprenderme y estuvo a punto de derrotarme dijo. Qu pasa aqu? murmur ella, terriblemente acongojada. Por qu tantos crmenes?Baxter le dirigi una penetrante mirada. No es capaz de imaginrselo? contest. Cree que lo que le robaron vala slo un puado de centavos?Cynthia se qued cortada. Baxter se inclin y agarr al sujeto por los tobillos, arrastrndolo hasta dejarlo al otro lado de unos grandes cajones de madera. Luego, maquinalmente, se limpi el polvo de las ropas.Vamosdijo; hemos venido aqu a trabajar.Pero... el cadver...Ya se lo llevar alguien, no se preocupe.Pueden encontrarlo.Y lo encontrarn, pero entonces ese alguien, por propia conveniencia, dir que se trataba de un ladrn y que debi sufrir alguna cada o cosa por el estilo. Repito que no debe preocuparse por l.Baxter le volvi la espalda. Busc una escalera de tijera y la coloc directamente bajo el punto donde se hallaba el pedestal en donde haba sido expuesta la joya. Luego mir a su alrededor, hasta encontrar un pesado cenicero de vidrio corriente.Venga aqu llam.Cynthia acudi, todava muy plida. Baxter le entreg el cronmetro.Cuando yo le diga ahora, ponga en marcha el crongrafo. Prelo cuando diga, simplemente, ya. Ha comprendido?Ella hizo un leve gesto de asentimiento. Baxter tom el cenicero y lo dej sobre la pequea repisa de la escalera: Situado en el penltimo escaln, mir un instante el techo y luego dijo: Ahora!Baxter alz las manos, hizo una ligera presin y el disco cedi hacia abajo. Con la mano izquierda asi la varilla metlica y tir de ella. Al quedar a la vista, puso encima el cenicero y volvi a hacer subir el disco superior. Ya!Cynthia consult el cronmetro.Dieciocho segundos dijo. Pero todava no ha tapado el techo...Baxter tiraba nuevamente de la varilla, a fin de retirar el cenicero.Eso no era fundamental. Lo interesante era que el cambio se realizase con la mayor rapidez posible. Despus de ejecutada la operacin, Vrane pudo colocar el disco del techo con toda tranquilidad.Y entreg la piedra a...Probablemente, el destinatario estaba aqu.No se fiaba de Vrane.Es muy posible, aunque tambin opino que quisiera tener la joya cuanto antes.Si fue lady Margaret Shaytan, como usted sospecha, ya que ella ceg las cmaras con los reflejos de su vestido y de su bolso, no pudo estar aqu, ya que se hallaba en la sala.Muy cierto. Pero sin duda, el hombre que estaba con Vrane era hombre de toda confianza de lady Margaret.La vi el da de la exhibicin. Con aquel traje, pareca una serpiente.Muy atractiva, por cierto sonri Baxter.Entonces, fue ella?Baxter decidi poner boca arriba una buena parte de sus cartas.Fue ella, pero no se llev el diamante legtimo. El que se exhiba aqu ya era una copia. Alguien actu antes que lady Margaret.Cynthia se puso una mano en la boca. Cmo lo sabe? inquiri.Anoche tuve el honor de ser su invitado. Pero ser mejor que hablemos por el camino. Es hora de que nos vayamos.De pronto, Cynthia record algo.El cadver...Deje de preocuparse por l. Era un sicario, un asesino pagado. Esa clase de hombres ya saben qu puede costarles un fracaso.Pero usted lo ha matado, Budd. No tena derecho a defender mi vida, y tal vez la de usted tambin?Cynthia comprendi la lgica del argumento. Cuando salan, Baxter le hizo una recomendacin:Si habla con Creeley, no le diga nada del asesino. Y si le preguntan, sea quien sea, responda que ignora todo sobre ese particular.Tendr que admitir que he estado en el stano...Cuando estuvimos no vimos ningn cadver; sa ser su respuesta en cualquier circunstancia.Est bien.Subieron al coche, que arranc de inmediato. A los pocos momentos, Cynthia hizo una pregunta: Qu tal la cena, Budd?Exquisita, Cynthia.Apostara algo a que hubo ms que champaa a la luz de las velas dijo la joven, maliciosamente.Querida, la discrecin, no slo por el oficio, sino por mis propios principios, es la virtud que practico con ms asiduidad. Calla t y los dems callarn.Eso parece un proverbio oriental.Lo es. Cmo se llama el autor? Me resida desconocido...G. W. Baxter.Cynthia volvi la cabeza y le mir durante unos instantes. Luego, comprendiendo, se ech a rer.Celebro su discrecin murmur.* * *

Lady Margaret se llev la piedra; mejor dicho, uno de sus ayudantes. Pero lo que se llev fue juna imitacin. Quin tiene la autntica, Denis?Koye entr en el cuarto de comunicaciones, con una bandeja en la mano. Llen una taza, puso azcar, lo removi y se lo entreg a Baxter.En la pantalla, Gray se rasc la mejilla con el pulgar.Parece que habamos dejado descartado a Mulliner, el caprichoso dijo. Tambin aparece en la cinta de video y, por tu cliente, sabes el inters que tena en la joya.Poda haber ocurrido que Mulliner se hubiese llevado ya la joya y dejado a lady Margaret con un palmo de narices.No necesita la ciruga esttica ri Gray. Pero, salvo el momento en que las cmaras quedaron cegadas, no hay otro instante en que se pueda realizar la sustitucin.Lo cronometr, y result que costaba dieciocho segundos. Lady Margaret se llev una imitacin, es cierto; pero quin tiene la joya autntica?Te dar un consejo: investiga en la direccin de Mulliner.S, tendr que hacerlo. De todos modos, Denis, me gustara ver la pelcula nuevamente.Gray hizo un gesto de resignacin.Son cinco horas largas, Budd dijo.No tengo ninguna prisa; no tengo nada que hacer. Pona en automtico y... cuntas horas has dicho?Cinco. La exhibicin se abri a las dos y se cerr a las siete, dado que era el primer da, y acudieron algunos personajes y autoridades de relieve. A partir del siguiente da, el horario de visitas sera el normal en cualquier museo.Ya comprendo. Bien, me resignar a pasar cinco horas frente a la