514

Kwaidan. cuentos fantasticos del japon lafcadio hearn

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn
Page 2: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Hijo de padre angloirlandés y madregriega, LAFCADIO HEARN (1850-1904) llegó a Japón en 1890, donde,subyugado por el país (casó con unajaponesa, fue profesor en laUniversidad Imperial de Tokio yllegó a ser súbdito japonés,adoptando el nombre de YakumoKoizumi), permaneció hasta sumuerte, dedicado a la enseñanza y ala literatura. Su sensibilidad yempatía hacia el Imperio del SolNaciente lo llevaron a ser uno de los

Page 3: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

primeros divulgadores de su mundo ysus tradiciones en Occidente.Publicada en 1904, poco antes de sufallecimiento, "KWAIDAN" es unarecopilación de cuentos fantásticosdel Japón, relacionados en sumayoría con el más allá, lareencarnación o el karma. Su últimaparte, dedicada a algunos insectos(mariposas, mosquitos, hormigas)sintetiza con exquisita sensibilidadlas supersticiones y creenciasjaponesas en torno a dichosanimales, así como sus atribuciones

Page 4: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

culturales.

Page 5: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Lafcadio HearnKwaidan

Cuentos Fantásticos del Japón

Page 6: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ePUB v1.1OZN 10.12.11

Page 7: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

NOTA PRELIMINAR

El crítico norteamericanoMalcolm Cowley ha visto enLafcadio Hearn al escritor de lenguainglesa más comparable a HansChristian Andersen o los hermanosGrimm. Ese título, conferido envirtud de la capacidad para recopilaratractivas leyendas folklóricas yluego verterlas a un límpido lenguajeliterario, supone un elogio preciso ynada desdeñable. Vale la pena

Page 8: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

consignar, siquiera brevemente, losazares biográficos del hombre que lomereció.

Lafcadio Hearn nació en 1850 enla isla jónica de Santa Maura(antiguamente Leucas o Lefcada, dedonde proviene el nombre delescritor); su madre era griega, deascendencia maltesa; su padre era unmédico del ejército británico. Seeducó en Dublín, con preceptoresprivados, y en Yorkshire y enFrancia, en colegios jesuitas. En1869 se trasladó a los Estados

Page 9: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Unidos, donde se inició en elperiodismo y más de una vez estuvoa punto de morirse de hambre; en esaépoca, Hearn cultivaba una escrituraflorida de la que más tarde aprendióa arrepentirse. En Cincinnati contrajomatrimonio con una negra, con quiencohabitó durante dos años en unhogar lamentable; en 1877 se separóde ella y pasó a Nueva Orleans; mástarde viajó a las Indias OccidentalesFrancesas y finalmente a NuevaYork, siempre perseguido por elfantasma de la miseria económica, al

Page 10: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

que pudo combatir gracias a lapeculiar tenacidad que caracterizabaa este hombre miope, tímido ypequeño. En 1889, enviado por laHarper & Brothers, viajó al Japónpara cumplir ciertos encargoseditoriales; lidiaba continuamentecon los editores, que al fin loabandonaron a sus propios recursos.Hearn se alistó como profesor deinglés en las escuelasgubernamentales de Matsue. En 1896adoptó la ciudadanía japonesa, conel nombre de Koizumi Yakumo.

Page 11: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Murió en 1904, en Tokio, y suscenizas fueron sepultadas tras unaceremonia budista.

Hearn es autor de Stray Leavesfrom Strange Literature (1884), unarecopilación de fábulas y leyendas;Gombo Zhêbes (1885), unacolección de proverbios criollos dela América francesa; Some ChineseGhosts (1887), elaboradastranscripciones de leyendas chinas;Chita (1888) y Youma (1890), dosnovelas cortas; Two Years in theFrench West Indies (1890), que

Page 12: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

refleja experiencias vividas en laMartinica; también realizónumerosos artículos periodísticos ytraducciones de Pierre Loti,Théophile Gautier y GustaveFlaubert. Pero su obra más atractivay perdurable es sin duda la quesurgió de su contacto con el Japón;ésta abarca ensayos generales sobrela cultura japonesa, impresiones deviajes, comentarios sobre poesíaculta y popular, cuentos fantásticosque traducen antiguas leyendas,cuentos curiosamente realistas

Page 13: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

(especies de moeurs de province),apreciaciones sobre la crisishistórica vivida por el Japón de laera Meiji, sobre los peligros de laindustrialización y sobre loseventuales conflictos con Occidente,vagas reflexiones filosóficassignadas por la presencia de HerbertSpencer, a quien admiró sin reservasy citó con abundancia: Glimpses ofUnfamiliar Japan (1894), Out of theEast (1895), In Ghostly Japan( 1 8 9 9 ) , Shadowings (1902), AJapanese Miscellany (1901), Kotto

Page 14: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

( 1 9 0 2 ) , Japan: An Attempt atInterpretation (1904), y, publicadasen volumen después de su muerte,The Romance of the Milky Way andOther Studies and Stories (1905),Kotoro (1906).

Hearn enseñó en Matsue,Kumamoto, Kobe y Tokio, en cuyauniversidad fue profesor de literaturainglesa de 1896 a 1903. Pese a lasdificultades que le planteó lasociedad japonesa, Hearn halló en supaís de adopción un círculo de afectoque había ignorado en el mundo

Page 15: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

angloamericano. Alguna vez secomparó a un hombre salido de lacárcel o a una prostituta, a esascriaturas eternamente perseguidaspor la sociedad, la Iglesia y laopinión pública. En este nuevomundo, Herun–San, como lollamaban sus allegados japoneses,despertó la entrañable curiosidad deprofesores y alumnos, e inclusofundó una familia casándose con lahija única de un samurai endecadencia; ésta habría de darle treshijos varones y una mujer.

Page 16: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

En sus épocas de periodista,Hearn había adaptado fábulas yleyendas exóticas. Su vida en Japónacaso fue la cristalización de esasfábulas y leyendas; contempladaretrospectivamente, su llegada aOriente parece más una eleccióndeliberada que un azar del destino.

Son interesantes, al respecto, lasprimeras impresiones producidas pordicha llegada, según las describe elmismo Hearn:

“Todo es típico de un

Page 17: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

país de duendes, pues todaslas cosas y las personas sonpequeñas y extrañas ymisteriosas: las casitas consus techos azules, los frentesde los comercios pintados deazul, y la gente pequeña ysonriente con sus atuendosazules. Sólo algún peatónocasional, un altoextranjero, quiebra esailusión, así como tambiéndiversos anunciosredactados en absurdos

Page 18: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

remedos del inglés. Talesdiscordancias, sin embargo,sólo sirven para enfatizar larealidad, jamás menoscabanla fascinación ejercida poresas calles graciosas ydiminutas.”

Luego añade, en el mismoartículo:

“ésta es por cierto larealización, para las

Page 19: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

imaginaciones nutridas en elfolklore inglés, del viejosueño de un Mundo de Elfos.

Tal es la impresión recogida bajo“el blanco y tenue sortilegio del soljaponés”, the white soft witchery ofthe Japanese sun. Ese sortilegioinicial luego se disiparía para darpaso a una visión más íntima ypenetrante, aunque no menosfascinada, de la cultura de su país deadopción. No sé hasta qué puntoLafcadio Hearn haya enfatizado

Page 20: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

rasgos tradicionales que por ciertodespertaron su predispuesto fervor:un extranjero entusiasta suelesobrevalorar aspectos que el nativopasa por alto o desdeña; pero susensayos no carecen de agudeza y, sibien pueden exagerar ciertosaspectos, cuentan con el privilegiode la devoción.

Hearn procuró comprender lapoesía de ese país, pero también susleyendas, mitos y supersticiones, sinlas cuales esa poesía resultaba unfenómeno opaco e incomprensible

Page 21: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

para el occidental. Deploró connostalgia las nuevas opresiones quesuponía la industrialización delJapón, y previó o vislumbró losconflictos que inevitablementedistanciaban a culturas deconfiguración diversa:

“Quizá el Japón –escribía en 1896– recuerdecon más amabilidad a susmaestros extranjeros en elsiglo XX. Pero jamás sentiráhacia Occidente, como sintió

Page 22: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

hacia China hasta antes dela era Meiji, el respetoreverencial que el hábitoinstaura hacia un guíaadorado; pues la sabiduríade la China fue buscadavoluntariamente, mientrasque la occidental le fueimpuesta por la violencia. ElJapón contará con suspropias sectas cristianas,pero nunca recordará a losmisioneros ingleses ynorteamericanos como hoy

Page 23: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

recuerda a esos grandessacerdotes chinos que loeducaron en su juventud. Yno conservará reliquias denuestra estadíaescrupulosamente envueltasen sèptuples mantos de seda,preservadas en exquisitascajas de madera blanca,porque no le hemos ofrecidoninguna lección de belleza,no hemos sabido apelar asus emociones.”

Page 24: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Su labor en la docenciauniversitaria le reveló otros aspectosdel contraste que separaba dosmundos de difícil conciliación.Poemas occidentales de lecturadiáfana presentaban a los estudiantesjaponeses arduos problemas decomprensión; un verso de Tennysonque nosotros juzgamos deindiscutible sencillez (She is morebeautiful than day, “es más bella queel día”) suponía inaccesiblesobstáculos: la analogía entre labelleza del día y la belleza de una

Page 25: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

mujer, explica Hearn, excede laspautas de comprensión de unoriental, que ve en ello, al fin y alcabo, un exceso de antropomorfismosentimental típico de nuestra cultura;nuestras metáforas y alegorías,comenta Hearn, citando al eruditoprofesor Chamberlain, resultanincomprensibles en el LejanoOriente: la lengua del Japón, cuyossustantivos no tienen género, cuyosadjetivos no tienen grados decomparación, cuyos verbos no tienenpersonas, manifiesta hasta qué punto

Page 26: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

está arraigada la ausencia depersonificación, que inclusiveobstruye el uso de sustantivos neutroscombinados con verbos transitivos.Esa ausencia de personificaciónfascina al autor de Kwaidan, queaventura que quizá nuestrasfacultades estéticas se hayandesarrollado en forma unidireccionaly errónea; hemos feminizado lanaturaleza y somos incapaces decomprenderla.

“Sólo puedo arriesgar

Page 27: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

algunas observacionesgenerales. Creo que estearte maravilloso afirma que,de los múltiples y variosaspectos de la naturaleza,son los asexuados los que noadmiten ser contempladosantropomórficamente, losque no son masculinos nifemeninos, sino neutros einnominables, los que eljaponés adora y aprehendecon más profundidad. Él veen la naturaleza cosas que

Page 28: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

durante milenios nos hansido invisibles; y ahoraestamos aprendiendo de élaspectos de la vida ybellezas de la forma para lasque antes éramos ciegos. Alfin hemos descubierto, paranuestro asombro, que estearte –pese a las dogmáticasafirmaciones que oponga elprejuicio occidental, y pesea la extraña impresión deirrealidad que nos produzcaal principio– no es jamás

Page 29: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

una mera creación de lafantasía, sino una verdaderareflexión sobre lo que hasido y será: hemosreconocido, pues, quecontemplar esos estudiossobre la vida de los pájaros,la vida de los insectos, lavida de las plantas y la vidade los árboles, es, ni más nimenos, una magníficainiciación en el arte”.

Pájaros, insectos, plantas y

Page 30: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

árboles desempeñan un papelsingular en las leyendas japonesasque Lafcadio Hearn reprodujo conlacónica exquisitez: son el centro deinspiración de esas fábulas pobladaspor formas sujetas a perpetuasmetamorfosis, ya impregnadas por laatmósfera siniestra que irradiancriaturas reencarnadas en seresdetestables, ya iluminadas por eletéreo resplandor que exhala Horai,el mágico país de las hadas.

Esas leyendas llegaron a Hearnmediante múltiples cauces. En el

Page 31: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

prólogo a la edición inglesa deKwaidan, publicado en 1904 porHoughton Mifflin Company, aclarabael autor:>

“Muchos de lossiguientes Kwaidan, ocuentos fantásticos,provienen de antiguos librosjaponeses, como el Yasõ-Kidan, el Bukkyõ-Hyak-kwa-Zenshõ-Kokon-Chomosu, elTama-Sudaré y el Hyaku-Monogatari; algunos de

Page 32: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

estos relatos son de origenchino, entre ellos, el notable“Sueño de Akinosuké”. Peroel narrador japonés, en cadacaso, supo reformarlos ytransmutarlos de tal maneraque parecen locales. Unomuy curioso, “Yuki-Onna”,fue referido por un labradorllamado Nishitamagõri, deChõfu, provincia deMushashi, y decía que erauna leyenda de su comarcanatal. Ignoro si está escrito

Page 33: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

en japonés, pero lascreencias extraordinariasreflejadas en dicho cuentopor cierto existían en elImperio de los Hijos del Sol,y en formas muy diversas. Elincidente de “Riki–Baka”fue un hecho y unaexperiencia personal, y lonarro casi con fidelidadabsoluta, cambiando apenasun nombre familiarmencionado por el narradorjaponés.

Page 34: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

A veces, eran sus alumnosquienes le referían las leyendas, o suesposa quien se las leía de librosantiguos.

En todos los casos, LafcadioHearn supo verterlas a una prosainglesa cuyos rasgos distintivos sonla sonoridad y la transparencia, y quecontrasta notablemente con susescritos de épocas anteriores,deliberadamente alambicados y nosiempre eficaces. Aunque juzguemosa Hearn un minor writer, dispone devirtudes que merecen nuestra

Page 35: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

atención: la claridad, la precisión yel dominio de la progresiónnarrativa, logradas gracias a unadenodada búsqueda estilística que alfin desembocó en una afortunadasencillez. Tal sencillez es ideal parala redacción de fábulas cuya texturasimbólica puede ser compleja perocuyo desarrollo es lineal.

"Maléficos vientos delOeste arrecian sobre Horai,y disipan, ay, esa atmósferamágica, leemos hacia el

Page 36: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

final de Kwaidan. Si eltalento de Lafcadio Hearntenía límites inmediatos,juzguemos esa limitacióncomo un hecho favorable,pues ella impedirá que sedisipe la saludableatmósfera mágica que élsupo rescatar de múltiplestextos anónimos. Talentosmás abarcadores quizá nohubiesen emprendido lamodesta aunque dificultosatarea de apropiarse de un

Page 37: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

mundo ajeno y de conferirsolidez a sus trazosevanescentes."

CARLOS GARDINI

Page 38: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

LA HISTORIA DEMIMI-NASHI-HÕÏCHI

Hace más de setecientos años, enDan-no-ura, en las gargantas delShimonoséki, se libró la últimabatalla de la larga contienda entre losHeiké, o clan Taira, y los Gengi, oclan Minamoto. Allí fueronexterminados los Heiké, con susmujeres y sus niños, y su pequeñoemperador, hoy recordado comoAntoku Tennõ. Y hace más de

Page 39: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

setecientos años que el mar y la costaestán encantados… En otra parte mehe referido a los extraños cangrejosde mar, llamados cangrejos Heiké,que lucen rostros humanos en el lomoy que son, según se dice, los espíritusde los guerreros Heiké [1]. En esacosta se ven y se oyen cosas muyraras. En las noches sin luna,millares de fuegos espectralesaletean en la playa, o relumbransobre el oleaje, pálidas luces que lospescadores llaman Oni-bi, o fuegosdemoníacos; y, cuando los vientos se

Page 40: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

enardecen, profusos alaridosprovienen del mar, semejantes alclamor de una batalla.

En otra época, los Heikéignoraban el sosiego mucho más queahora. Por las noches, se subían a lasnaves que cruzaban sus dominios eintentaban hundirlas; y jamás dejabande acechar a los nadadores paraarrastrarlos consigo. Para aplacar aesos muertos se construyó el templobudista, Amidaji, en Akamagaséki[2].Junto a él, cerca de la playa, selevantó un cementerio, poblado por

Page 41: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

monumentos cuyas inscripcionesevocan los nombres del emperadorahogado y de sus grandes vasallos; yallí realizábanse regularmenteceremonias budistas consagradas aesos espíritus. Edificado el templo,erigidas las tumbas, los Heiké ya noinquietaron a los vivos con tantafrecuencia; mas no cesaron,ocasionalmente, de hacer cosasraras, que demostraban que aún nohabían hallado la paz perfecta.

Hace algunos siglos vivía enAkamagaséki un ciego llamado

Page 42: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Hõïchi, famoso por su destreza en ladeclamación y en la ejecución delbiwa[3]. Le habían enseñado su arteen la infancia, y en la juventud yasuperaba a sus maestros. Comobiwa-hõshi profesional, debía antetodo su fama a la exposición quehacía en sus versos de la historia delos Heiké y de los Gengi; y cuéntaseque cuando cantaba la canción de labatalla de Dan-no-ura “ni siquieralos duendes (kijin) podían contenerlas lágrimas.

En los inicios de su carrera,

Page 43: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Hõïchi era muy pobre; pero encontróun buen amigo que le brindó suayuda. El sacerdote del Amidajigustaba de la música y la poesía, ycon frecuencia invitaba a Hõïchi atocar y recitar en el templo. Mástarde, impresionado por lamaravillosa habilidad del joven, elsacerdote le propuso que se instalaraen el templo, oferta que aceptó congratitud. Una habitación del templofue destinada a Hõïchi, quien, acambio de comida y alojamiento, nodebía sino deleitar al sacerdote con

Page 44: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

su música ciertas noches que notuviera otros compromisos.

Una noche de verano llamaron alsacerdote para realizar un serviciobudista en casa de alguien que habíamuerto en la vecindad; él se fue consu acólito, y Hõïchi quedó solo en eltemplo. Era una noche tórrida, y elciego quiso refrescarse en la verandaque había ante su dormitorio. Laveranda daba a un pequeño jardín, enla parte de atrás del Amidaji. En eselugar, Hõïchi aguardó el regreso delsacerdote, e intentó distraer la

Page 45: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

soledad mediante la música de subiwa. Pasó la medianoche, y elsacerdote no aparecía. Pero comoaún reinaba una atmósfera demasiadosofocante como para entrar, Hõïchioptó por quedarse afuera. Al finescuchó unos pasos que se acercabandesde la puerta de atrás. Alguiencruzó el jardín, avanzó hasta laveranda y se detuvo justo frente aél… pero no era el sacerdote. Unavoz hueca pronunció el nombre delciego, con el modo abrupto ydescortés con que un samurai se

Page 46: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

dirige a un subalterno:—¡Hõïchi!Hõïchi, harto sorprendido, no

supo responder al instante; y la vozlo llamó una vez más, en tono ásperoy perentorio:

—¡Hõïchi!—¡Hai! —respondió el ciego,

amedrentado por ese acentoamenazador—. ¡Soy ciego! ¡No séquién me llama!

—No hay nada que temer —exclamó el desconocido con voz másmesurada—. Estoy sirviendo en las

Page 47: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cercanías de este templo y soyportador de un mensaje para ti. Miactual señor, hombre de altísimorango, está de paso en Akamagaséki,con muchos y muy nobles servidores.Deseaba contemplar el escenario dela batalla de Dan-no-ura, y hoy visitóese lugar. Como supo de tu habilidadpara recitar la historia de la batalla,desea que actúes en su presencia: demodo que tomarás tu biwa y meacompañarás al palacio dondeaguarda la augusta asamblea.

En aquellos tiempos, difícilmente

Page 48: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

se hacía caso omiso a las órdenes deun samurai. Hõïchi se calzó lassandalias, tomó su biwa y se fue enpos del desconocido, quien lo guiócon destreza aunque obligándolo acaminar muy rápido. La mano que loguiaba era de hierro, y el rechinar desus pasos mostraba que estabacompletamente armado… quizá fueraun centinela de palacio. El temor deHõïchi se disipó: comenzó asospechar que era muy afortunado,pues, al recordar que el servidor lehabía hablado de un “hombre de

Page 49: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

altísimo rango”, pensó que el señorque deseaba escucharlo no podía sermenos que un daimyõ de la clasesuperior. El samurai no tardó endetenerse; y Hõïchi advirtió quehabían llegado ante un amplioportal… lo cual le intrigó, pues norecordaba ningún portal en esa partedel pueblo, salvo la entrada principaldel Amidaji.

—¡Kaimon![4]—gritó elsirviente. Hubo un chirrido metálicoy ambos siguieron adelante.Atravesaron un vasto jardín y se

Page 50: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

detuvieron nuevamente ante otraentrada.

—¡Acercaos! —gritó el samurai—. Traigo a Hõïchi.

Entonces se sucedieron los pasosapresurados, el susurro de lasmamparas, el rumor de las puertascorrederas y el murmullo de lasvoces femeninas. Por el modo dehablar de las mujeres, Hõïchiadvirtió que integraban la corte dealgún señor de alcurnia, mas no pudoimaginar a qué sitio lo habíanconducido. No tuvo tiempo para

Page 51: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cavilar al respecto. Una vez quealguien lo ayudó a ascender porvarios peldaños de piedra (en elúltimo de los cuales debió dejar lassandalias), una mano de mujer loguió por interminables y resbaladizosentarimados, lo hizo girar anteinnumerables esquinas con columnasy lo llevó por pisos de esterilla cuyasuperficie era asombrosa por laamplitud, hasta el centro de un vastorecinto. Pensó que allí se congregabauna multitud de gente de rango, puesel susurro de la seda era semejante al

Page 52: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sonido de las hojas de un bosque.También escuchó un denso murmullode voces que hablaban en tono muybajo, cuyo lenguaje era el lenguajede las cortes.

Dijéronle a Hõïchi que seacomodara a su gusto, y él descubrióque le habían preparado unalmohadón. En cuanto se colocó yafinó su instrumento, la voz de unamujer —quien, según imaginóHõïchi, sería la Rõjo, o matrona alcargo del personal femenino— sedirigió a él con estas palabras:

Page 53: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

—Recítanos ahora la historia delos Heiké, acompañándote con tubiwa.

Declamar todo el poema habríarequerido muchas noches; Hõïchi,por lo tanto, se aventuró a preguntar:

—Siendo la historia tan largacomo es, ¿qué parte de ella desea miaugusta audiencia que le recite?

La voz de la mujer respondió:—Recítanos la historia de la

batalla de Dan-no-ura, que se destacapor su piedad[5].

Entonces Hõïchi elevó la voz y

Page 54: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

entonó el canto del combate del marencrespado, y los sonidos de su biwaimitaban el chasquido de los remos yel bogar de las naves, el zumbido yel susurro de los dardos, los gritos yembates de los guerreros, el crujidodel acero sobre los cascos, la caídade los cuerpos en el agua. Y cada vezque había una pausa, escuchabavoces elogiosas que murmuraban:

—¡Qué artista más maravilloso!¡Jamás, en nuestra provincia,escuchamos cantar de ese modo! ¡Nohay en todo el imperio un cantor

Page 55: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

como Hõïchi!Esto le infundió nuevos ánimos, y

tocó y cantó aún mejor que antes; y lerespondió un profundo susurro deasombro. Mas cuando al fin llegó aladverso destino de los hermosos ylos débiles, al estremecedorexterminio de los niños y lasmujeres, y al salto de muerte de Nii-no-Ama, con el heredero del trono ensus brazos, los concurrentesprofirieron un grito prolongado,unánime y conmovedor, al quesiguieron gemidos y sollozos tan

Page 56: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

fuertes y feroces que el ciego sintiótemor ante la violencia de la penaque había suscitado, pues llantos ygemidos continuaron durante largorato. Pero gradualmente se fuerondesvaneciendo las lamentaciones; yuna vez más, en el hondo silencio queimperó a continuación, Hõïchiescuchó la voz de la mujer que,según él creía, era la Rõjo.

Ésta le dijo:—Aunque nos habían asegurado

que eras muy diestro en la ejecucióndel biwa, y que tu modo de cantar no

Page 57: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

resistía comparación, ignorábamosque alguien pudiera demostrar tantadestreza como la que esta noche noshas revelado. Nuestro señor secomplace en anunciarte que estádispuesto a ofrecerte una recompensaque iguale tus méritos. Mas deseaque actúes en su presencia en las seispróximas noches, al cabo de lascuales es probable que continúe suaugusto viaje de retorno. Mañana porla noche, por consiguiente, debesvenir aquí a la misma hora. Elservidor que esta noche fue en tu

Page 58: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

busca irá a por ti… Hay otra cosaque me han ordenado que te informe.Se te requiere que a nadie mencioneslas visitas que nos haces durante laaugusta permanencia de nuestroseñor en Akamagaséki. Como élviaja de incógnito[6], es su voluntadque nadie se entere de lo queocurre… Ahora, estás en libertadpara volver a tu templo.

Después que Hõïchi huboexpresado su debida gratitud, lamano de una mujer lo condujo hastala entrada del palacio, donde el

Page 59: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

mismo samurai que lo había traído loaguardaba para conducirlo a casa. Elservidor lo llevó hasta la veranda dela parte trasera del templo y allí sedespidió de él.

Hõïchi regresó casi al alba, peronadie había advertido su ausencia,pues el sacerdote, que había vuelto ahoras tardías, lo supuso dormido.Hõïchi pudo descansar durante eldía, y no hizo ningún comentariosobre su extraña aventura. A lamedianoche siguiente, el samuraivolvió en su busca y lo condujo ante

Page 60: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

la augusta asamblea, ante la cualHõïchi volvió a actuar con el mismoéxito que había obtenido la nocheanterior. Pero, durante esta segundavisita, accidentalmente descubrieronsu ausencia en el templo; y cuandoregresó al amanecer el sacerdoterequirió su presencia y le dijo, en untono de afable reconvención:

—Nos has causado granansiedad, amigo Hõïchi. Salir, aciegas y a solas, a horas tanavanzadas, es peligroso. ¿Por qué tefuiste sin avisarnos? Pude poner un

Page 61: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sirviente a tu disposición. ¿Y dóndehas estado?

—¡Perdonadme, querido amigo!—respondió evasivamente Hõïchi—.Hube de atender un asunto particulary no pude hacerlo a otras horas.

La reticencia de Hõïchi asombróal sacerdote antes de mortificarlo:esa actitud le pareció poco natural ydespertó su suspicacia. Temió quealgún espíritu maligno hubieseembrujado o engañado al jovenciego. No formuló más preguntas,pero privadamente impartió

Page 62: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

instrucciones a los servidores deltemplo para que vigilaran losmovimientos de Hõïchi y lo siguieranen caso de que él volviera a alejarsedurante la noche.

A la noche siguiente observaronque Hõïchi volvía a dejar el templo;los sirvientes encendieron laslámparas y lo siguieron. Pero era unanoche lluviosa y muy oscura, y antesde que los sirvientes pudieran llegaral camino, Hõïchi habíadesaparecido. Era obvio que habíacaminado con gran rapidez… un

Page 63: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

hecho asombroso, teniendo en cuentasu ceguera, pues el camino estaba enpésimas condiciones. Los hombres seapresuraron a internarse en las callesy a preguntar en todas las casas queHõïchi solía frecuentar; sin embargo,nadie lo había visto. Finalmente,mientras regresaban al templo por elcamino de la costa, los sorprendió elsonido de un biwa, ejecutado contenacidad en el cementerio deAmidaji. A excepción de algunosfuegos fatuos —habituales en eselugar en las noches tenebrosas—, no

Page 64: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

había en esa dirección sino espesaspenumbras. Pero los hombres, sinvacilar, se precipitaron hacia elcementerio; y allí, a la luz de suslámparas, descubrieron a Hõïchi,sentado bajo la lluvia, solo, ante elmonumento erigido en memoria deAntoku Tennõ, tocando el biwa yentonando en voz alta el canto de labatalla de Dan-no-ura. Y detrás deél, y a su alrededor, y en todo elcementerio, ardían como bujías losfuegos de los muertos. Jamás mortalalguno presenció tan magna

Page 65: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

congregación de Oni—bi.—¡Hõïchi San! ¡Hõïchi San! —

gritaron los sirvientes—. ¡Estásembrujado! ¡Hõïchi San!

Pero el ciego no parecía oírlos.Esforzábase en reproducir con elbiwa rasgueos, crujidos y clamores,y su voz se enardecía al cantar labatalla de Dan-no-ura. Lo aferraron ygritáronle al oído.

—¡Hõïchi San! ¡Hõïchi San!¡Acompáñanos en el acto!

Él les dirigió un severo reproche:—Interrumpirme de este modo,

Page 66: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ante tan augusta asamblea, es porcierto intolerable.

Ante lo cual, pese a lo siniestrode la circunstancia, los sirvientes nopudieron contener la risa. Seguros deque Hõïchi estaba embrujado, loapresaron, lo pusieron de pie y por lafuerza lo arrastraron al templo,donde en el acto lo despojaron de susropas húmedas, a instancias delsacerdote, lo cubrieron con otravestimenta y le ofrecieron comida ybebida. Entonces el sacerdote exigióuna detallada explicación de la

Page 67: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

asombrosa conducta de su amigo.Hõïchi vaciló durante largo rato.

Pero al fin, comprendiendo que suconducta realmente había alarmado yenfurecido al buen sacerdote, decidiódeponer su reserva; refirió, pues,todo lo ocurrido a partir de laprimera visita del samurai.

Díjole el sacerdote:—¡Hõïchi, mi pobre amigo, estás

en gran peligro! ¡Qué lástima que nome lo hayas dicho antes! Tumaravillosa destreza musical te hametido, por cierto, en extraños

Page 68: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

problemas. Es hora de que sepas queno has visitado palacio alguno, sinoque has pasado las noches en elcementerio, entre las tumbas de losHeiké; y ante el monumento queevoca la memoria de Antoku Tennõesta noche te halló nuestra gente,sentado bajo la lluvia. Cuanto hasexperimentado no fue sino unailusión… salvo la llamada de losmuertos. Al obedecerlos una vez, tehas puesto en sus manos. Si vuelves aobedecerlos después de lo ocurrido,te harán pedazos. De todos modos, te

Page 69: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

hubiesen destruido, tarde otemprano… Ahora bien, esta nocheno podré permanecer contigo, pueshan solicitado mis servicios. Pero,antes de irme, será necesario queproteja tu cuerpo cubriéndolo contextos sagrados.

Antes del crepúsculo, elsacerdote y su acólito desnudaron aHõïchi; entonces, con sus pinceles, letrazaron sobre el pecho y la espalda,la cabeza y el rostro y el cuello, losmiembros y las manos y los pies —yaun sobre las plantas de los pies, y

Page 70: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sobre cada rincón de su cuerpo—, eltexto del sûtra sagrado quedenominan “Hannya-Shin-Kyõ”[7].Cumplida esta tarea, el sacerdoteinstruyó a Hõïchi de este modo:

—Esta noche, apenas yo hayapartido, debes sentarte en la veranday esperar. Te llamarán. Pero, pase loque pase, no respondas y no hagasmovimiento alguno. No digas nada,quédate quieto, como si estuvierasmeditando. Si te mueves, o hacesalgún ruido, te destrozarán. No teasustes; y un sueñes con pedir

Page 71: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ayuda… pues ninguna ayuda podrásalvarte. Si haces tal como te digo, elpeligro se disipará y quedarás librede todo temor.

En cuanto anocheció, elsacerdote y su acólito dejaron eltemplo; y Hõïchi se sentó en laveranda de acuerdo con lasinstrucciones que había recibido.Dejó el biwa en el suelo, asumió unaactitud meditativa, y permanecióinmóvil, cuidándose de no toser, y deque no se oyera su respiración.Estuvo así durante horas.

Page 72: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Al fin escuchó pasos en elcamino. Éstos cruzaron la entrada,atravesaron el jardín, se aproximarona la veranda, y se interrumpieron,justo frente a él.

—¡Hõïchi! —llamó la voz hueca—. Pero el ciego contuvo el aliento ymantuvo su rigidez.

—¡Hõïchi! —repitió ásperamentela voz.

Y luego, por tercera vez, conferocidad:

—¡Hõïchi!Hõïchi permaneció inerte como

Page 73: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

una piedra. La voz gruñó:—¡Nadie responde! ¡No

importa… ! Lo buscaré…Pasos de hierro retumbaron en la

veranda. Lentamente, los pies seacercaron y se detuvieron anteHõïchi. Hubo un largo intervalo deominoso silencio, durante el cualHõïchi sintió que todo su cuerpo seestremecía al ritmo acelerado de sucorazón.

Al fin la voz ronca murmuró juntoa él:

—Aquí está la biwa; pero de

Page 74: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

quien lo toca sólo veo… ¡Un par deorejas… ! Eso explica que no hayarespondido: no tiene boca pararesponder… de él no quedan sino lasorejas… Le llevaré, pues, estasorejas a mi señor, como prueba deque sus augustas órdenes han sidoobedecidas, en la medida de loposible…

En ese instante, Hõïchi sintió queunos dedos de hierro le agarraban lasorejas, arrancándoselas. Pese aldolor, contuvo sus gritos. Lospesados pasos abandonaron la

Page 75: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

veranda, descendieron al jardín, sealejaron por la carretera, y dejaronde oírse. A ambos lados de lacabeza, el ciego sentía correr unlíquido cálido y espeso; pero no seatrevía a levantar las manos.

El sacerdote regresó antes delalba. En el acto se dirigió a laveranda del fondo, y al entrar resbalóen una mancha viscosa que le arrancóun grito de horror, pues la luz de lalámpara le reveló que esa viscosidadera sangre. Entonces vio a Hõïchi,sentado, en actitud meditativa,

Page 76: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

mientras de sus heridas aún fluía lasangre.

—¡Mi pobre Hõïchi! —exclamóel sacerdote, perplejo—. ¿Qué esesto… ? ¿Te han herido… ?

Al escuchar la voz de su amigo,el ciego se sintió a salvo. Rompió allorar, y en medio de sus lágrimasrefirió su aventura nocturna.

—¡Pobre, pobre Hõïchi! —exclamó el sacerdote—. ¡Todo pormi culpa, todo por mi imperdonableculpa… ! En cada rincón de tucuerpo inscribimos los textos

Page 77: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sagrados… ¡salvo en tus orejas!Confié a mi acólito esa parte de latarea, y fue un gran error por mi parteno haberme fijado si lo habíahecho… Bueno, nada puede hacerseahora, salvo tratar de curar tusheridas sin demora… ¡Alégrate,amigomío! Ha terminado el peligro.Jamás volverán a perturbarte esosvisitantes.

Gracias a la asistencia de unbuen médico, Hõïchi no tardó enrecobrarse de sus heridas. La historiade su extraña aventura se propagó

Page 78: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

por todas partes y lo hizo famoso.Muchos nobles acudían aAkamagaséki para gozar de su arte; yHõïchi recibió pródigas ofrendas endinero, que hicieron de él un hombrede fortuna. Pero, desde que ocurriósu aventura, sólo se lo conoció por elapelativo de “Mimi-nashi-Hõïchi”:Hõïchi el Desorejado.

[1] Los describe en Kotto, ytambién habla de ellos en “La poesíade los fantasmas” (Véase la versiónespañola de este texto en El romance

Page 79: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de la vía Láctea; Buenos Aires,Espasa-Calpe, 1951). (N. del T.)

[2] O Shimonoséki. La ciudadtambién se conoce con el nombre deBakkan (N. del A.)

[3] El biwa, una especie de laúdde cuatro cuerdas, se usa ante todo enla recitación musical. En unprincipio, los trovadoresprofesionales que declamaban el“Heiké-Monogatari” y otras crónicastrágicas, eran llamados biwa-hõshi,o “sacerdotes del laúd”. El origen deesta denominación no es muy claro,

Page 80: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

pero es posible que la haya sugeridoel hecho de que los “sacerdotes dellaúd”, así como los masajistasciegos, tuvieran el cráneo rasurado aligual que los sacerdotes budistas. Elbiwa se toca con una especie deplectro llamado bachi, habitualmentehecho de cuerno. (N. del A.)

[4] Un término respetuoso parasolicitar la apertura de una puerta.Solían usarlo los samurai cuando sedirigían a los guardias de una casaseñorial que les permitiera la entrada(N. del A.)

Page 81: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

[5] La frase también puedeverterse: “pues la piedad quedespierta ese pasaje es la másprofunda”. La palabra japonesa deltexto original que traduzco por“piedad” es awaré (N. del A.)

[6] “Viaja de incógnito” es, almenos, el significado de la fraseoriginal: “realiza un augusto viajebajo disfraz” (shinobi no go-ryoko)(N. del A.)

[7] El breve Pragña-Pâramitâ-Hridaya-Sûtra recibe ese nombre enjaponés. Tanto los sûtras más breves

Page 82: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

como los más largos conocidos comoPragña-Pâramitâ (“Sabiduríatrascendental”) han sido traducidospor el difunto profesor Max Müller,y puede hallárselos en el volumenXLIX de Sacred Books of the East(“Buddhist Mahâyâna Sûtras”). Encuanto al empleo mágico del texto,según se describe en esta historia,vale la pena destacar que el sûtraversa sobre la Doctrina de laVacuidad de las Formas, es decir,sobre la irrealidad de todo numen ofenómeno. “La forma es vacuidad; y

Page 83: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

la vacuidad es forma. La vacuidad nodifiere de la forma. Lo que esforma… eso es vacuidad. Lo que esvacuidad… eso es forma… Lapercepción, el nombre, el concepto yel conocimiento, también sonvacuidad… No hay ni ojo ni oído ninariz ni lengua ni cuerpo ni mente…Mas cuando ha sido aniquilada laenvoltura de la conciencia, entoncesél [el que procura librarse] se liberade todo temor y del alcance de lasmutaciones, y goza al fin delNirvana”.(N. del A.)

Page 84: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

OSHIDORI

Había un cazador y halconerollamado Sonjõ, que vivía en eldistrito de Tamura-no-Gõ, provinciade Mutsu. Un día salió de caza y nodescubrió presa alguna. Pero en elcamino de regreso, en un sitiollamado Akanuma, Sonjõ vio un pard e oshidori[1] (patos de losmandarines) que nadaban juntos enun río que él estaba a punto decruzar. No está bien matar oshidori,

Page 85: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

pero Sonjõ, acosado por el hambre,decidió dispararles. Su dardoatravesó al macho; la hembra sedeslizó entre los juncos de la orillaopuesta y desapareció. Sonjõ seapoderó del ave muerta, la llevó acasa y la cocinó.

Esa noche tuvo un sueñoperturbador. Creyó ver una hermosamujer que entraba en su cuarto, seerguía junto a su almohada y seechaba a llorar. El llanto era tanamargo que, al escucharlo, elcorazón de Sonjõ parecía

Page 86: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

desgarrarse. Y díjole la mujer: “¿Porqué? ¿Por qué lo mataste? ¿Qué malte había hecho… ? ¡Éramos tanfelices en Akanuma… y tú lomataste! ¿Qué daño te causó? ¿Tedas cuenta siquiera de lo que hashecho? ¡Oh! ¿Te das cuenta del actoperverso y cruel que hasperpetrado… ? También me distemuerte a mí, pues no podré vivir sinmi esposo… Sólo vine para decirteesto”.

Y una vez más se echó a llorar envoz alta, con tal amargura que el

Page 87: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sonido de su llanto penetró en losmismos tuétanos del cazador; y luegosollozó las palabras de este poema:

Hi kukurébaSasoëshi mono wo…Akanuma noMakomo no kuré noHitori-né zo uki!

[¡Al llegar el crepúsculolo invité a regresar junto a mí!Ahora, dormir sola a la sombra

Page 88: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de los juncos de Akanuma…¡ah!, ¡qué inefable desdicha!

[2]]

Y luego de proferir estos versosexclamó: “Ah, no te das cuenta… ¡nopuedes darte cuenta de lo que hashecho! Pero mañana, cuando vayas aAkanuma, ya verás… ya verás… ” Ycon estas palabras, estremecida porel llanto, se alejó.

Al despertar por la mañana,Sonjõ recordaba el sueño con talvividez que sintió una profunda

Page 89: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

consternación. Evocó estas palabras:“Pero mañana, cuando vayas aAkanuma, ya verás… ya verás… ” Yresolvió ir allí en el acto, paraaveriguar si su sueño esa algo másque un sueño.

Dirigiose, pues, a Akanuma; alllegar junto a la margen del río, vio al a oshidori hembra, que nadaba asolas. En el mismo instante, el aveadvirtió la presencia de Sonjõ: pero,en lugar de darse a la fuga, nadóderecho hacia él, clavándole unamirada extraña y tenaz. Entonces, con

Page 90: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

el pico, súbitamente se desgarró elcuerpo y murió ante los ojos delcazador.

Sonjõ se rasuró la cabeza y sehizo sacerdote.

[1] Desde la Antigüedad, en elLejano Oriente, considérase a estasaves emblemas de afecto conyugal(N. del A.)

[2] El tercer verso ofrece unadoble significación patética, pues lassílabas que componen el nombrepropio Akanuma (Ciénaga Roja)

Page 91: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

también pueden leerse akanu-ma, osea “el tiempo de nuestrainquebrantable (o deliciosa) unión”.De modo que el poema tambiénpuede verterse: “Al avanzar laoscuridad, yo lo invitaba a hacermecompañía… Ahora, después deltiempo de esta unión feliz, ¡quédesdicha para quien debe dormirsola a la sombra de los juncos!” Elmakomo es una especie de junco degran tamaño, empleado en laconfección de cestos. (N. del A.)

Page 92: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

LA HISTORIA DE O-TEI

Hace mucho tiempo, en la ciudadde Niigata, provincia de Echizen,vivía un hombre llamado NagaoChõsei.

Hijo de un médico, fue educadopara ejercer la profesión de su padre.A temprana edad se habíacomprometido con una muchachallamada O-Tei, hija de un amigo desu padre; y ambas familias habían

Page 93: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

acordado que la boda se realizaríaapenas Nagao culminara susestudios. Pero O—Tei adolecía deuna frágil salud, y a los quince añosfue atacada por una fatídicaenfermedad. Cuando advirtió que sumuerte era inevitable, llamó a Nagaopara despedirse.

En cuanto él se arrodilló ante ellecho, díjole O-Tei:

—Querido Nagao-Sama, estamosmutuamente comprometidos desdenuestra más tierna infancia, ydebíamos habernos casado a fines de

Page 94: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

este año. Pero voy a morir, y losdioses saben que es lo mejor paraambos. Si viviera algunos años más,sólo podría causar problemas ydisgustos. Con este cuerpo débil, nopodría ser una buena esposa; y eldeseo de vivir, por tanto, para noabandonarte, sería un deseo muyegoísta. Estoy resignada a la muerte,y quiero que me prometas que no vasa lamentarla… Además, quierodecirte que volveremos aencontrarnos.

—Claro que sí —respondió

Page 95: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Nagao con fervor—. Y en es TierraPura no volveremos a distanciarnos.

—No, no —replicó ella consuavidad—. No me refiero a laTierra Pura. Creo que estamosdestinados a encontrarnos una vezmás en este mundo… aunque mañanahan de sepultarme.

Nagao la observó conperplejidad y advirtió que ellasonreía. O-Tei prosiguió, con vozlánguida y evanescente:

—Sí, quiero decir en estemundo… y en esta vida, Nagao-

Page 96: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Sama. Siempre, por supuesto, que lodesees. Sólo que para que estoocurra, nuevamente he de nacer yalcanzar la mayoría de edad. Demodo que tendrías que esperar.Quince… dieciséis años; es muchotiempo… Pero, prometido mío, sólotienes diecinueve.

Nagao quiso aliviar su agonía yle respondió:

—Esperarte, prometida mía, esmenos un deber que un motivo dejúbilo. Estamos mutuamente ligadospor el término de siete existencias.

Page 97: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

—¿Pero dudas acaso? —inquirióella, observándole el rostro.

—Querida mía —respondió él—,dudo si podré conocerte con otrocuerpo y con otro nombre… a menosque puedas darme alguna señal ocontraseña.

—Eso no está en mi poder —dijoO-Tei—. Sólo los Dioses y losBudas saben cómo y cuándo nosencontraremos. Pero estoy segura,muy, muy segura, de que si tienesvoluntad de recibirme, podré volverjunto a ti… Recuerda estas

Page 98: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

palabras…Dejó de hablar, cerró los ojos.

Estaba muerta.Nagao había amado a O-Tei con

sinceridad, y su pena fue muyprofunda. Hizo confeccionar unatablilla mortuoria, inscribió en ellae l zokumyõ[1] de O-Tei, hizocolocar la tablilla en el butsudan[2],y cada día le dedicó sus ofrendas.Mucho caviló sobre las palabras queO-Tei pronunciara antes de morir; y,con la esperanza de agradar a suespíritu, escribió la solemne promesa

Page 99: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de desposarla si alguna vezregresaba a él con otro cuerpo. Lacrócon su sello esta promesa y la colocóen el butsudan, junto a la tablillamortuoria de O-Tei.

No obstante, como Nagao erahijo único, fue necesario quecontrajera matrimonio. Pronto se vioen la obligación de ceder ante lavoluntad de su familia y de aceptaruna esposa escogida por su padre.Una vez casado, no dejó de depositarsus ofrendas ante la tablilla de O-Tei; y jamás dejó de recordarla con

Page 100: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

afecto. Pero gradualmente la imagende ella se oscureció en su memoria,como un sueño difícil de evocar. Ytranscurrieron los años.

Esos años le depararon múltiplesinfortunios. La muerte le arrebató asus padres, luego a su esposa y a suúnico hijo. De modo que se hallósolo en el mundo. Abandonó sudesolado hogar y emprendió unalarga travesía con la esperanza deolvidar sus penas.

Un día, en el curso de sus viajes,llegó a Ikao, una aldea de montaña,

Page 101: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

aún famosa por sus fuentes termales ypor el hermoso paisaje que la rodea.Se detuvo en una posada, donde loatendió una muchacha; y Nagao, alver el rostro de la joven, sintió quesu corazón latía como no lo habíahecho jamás. Tanto se parecía a O-Tei que el viajero se pellizcó paraconvencerse de que no estabasoñando. Mientras ella iba y venía—preparando el fuego, sirviendo lacomida, arreglando el cuarto delhuésped—, Nagao evocó, en cadauno de sus gestos y actitudes, la

Page 102: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

graciosa imagen de la muchacha quehabía amado en su juventud. Lehabló; ella le respondió con una vozsuave y diáfana, cuya dulzura loabrumó con la tristeza de tiempospasados.

Al fin, muy intrigado, la interrogóde este modo:

—Hermana, os parecéis tanto auna persona que conocí hace muchotiempo, que recibí una gran sorpresacuando entrasteis a esta habitación.Disculpadme, pues, si os preguntodónde nacisteis y cuál es vuestro

Page 103: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

nombre.De inmediato —con la

inolvidable voz de la muerta— ellarespondió:

—Mi nombre es O-Tei; y tú eresNagao Chõsei de Echigo, miprometido. Hace diecisiete añosfallecí en Niigata; luego tú me hicisteuna promesa por escrito, diciendoque me desposarías si yo regresaba aeste mundo con cuerpo de mujer, ylacraste esta promesa con tu sello, yla colocaste en el butsudan, junto ala tablilla en que está inscrito mi

Page 104: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

nombre. Y por eso he vuelto.Dijo estas últimas palabras, y se

desmayó.Nagao la desposó y compartieron

un dichoso matrimonio. Pero ellajamás pudo recordar cuál había sidosu respuesta en Ikao; nada recordaba,asimismo, de su previa existencia. Lamemoria de su vida anterior —enigmáticamente encendida en elmomento del encuentro— habíavuelto a apagarse, y así permaneció apartir de entonces.

Page 105: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

[1] El vocablo budista zokumyõ(nombre profano) alude al nombrepersonal que se lleva durante la vida,en contraposición al kaimyõ (nombresagrado) o homyõ (nombre legal) quese otorga después de la muerte,apelativos religiosos póstumos quese inscriben sobre la tumba y latablilla mortuoria que se deposita enel templo. Véase mi artículo “TheLiterature of the Dead” en Exoticsand Retrospectives (N. del A.)

[2] Altar budista doméstico (N.del A.)

Page 106: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

UBAZAKURA

Hace trescientos años, en laaldea de Asamimura, distrito deOsengõri, provincia de Iyõ, vivía unbuen hombre llamado Tokubei. EsteTokubei era la persona más rica deldistrito, y el muraosa, o jefe de laaldea. La suerte le sonreía en muchosaspectos, pero alcanzó los cuarentaaños de edad sin conocer la felicidadde ser padre. Afligidos por laesterilidad de su matrimonio, él y su

Page 107: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

esposa elevaron muchas plegarias ala divinidad Fudõ Myõ Õ, que teníaun famoso templo, llamado Saihõji,en Asamimura.

Sus plegarias no fueron desoídas:la mujer de Tokubei dio a luz unahija. La niña era muy bonita, yrecibió el nombre de O-Tsuyu. Comola leche de la madre era deficiente,tomaron una nodriza, llamada O-Sodé, para alimentar a la pequeña.

O-Tsuyu, con el tiempo, setransformó en una hermosamuchacha; pero a los quince años

Page 108: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cayó enferma y los médicos juzgaronirremediable su muerte. La nodrizaO-Sodé, quien amaba a O-Tsuyu conauténtico amor materno, fue entoncesal templo de Saihõji yfervorosamente le rogó a Fudõ-Samapor la salud de la niña. Todos losdías, durante quince días, acudió altemplo y oró; al cabo de ese lapso,O-Tsuyu se recobró súbita ytotalmente.

Hubo, pues, gran regocijo en casade Tokubei; y éste ofreció una fiestaa los amigos para celebrar el feliz

Page 109: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

acontecimiento. Pero en la noche dela fiesta O-Sodé cayó súbitamenteenferma; y a la mañana siguiente, elmédico que había acudido aatenderla anunció que la nodrizaagonizaba.

Abrumada por la pena, la familiase congregó alrededor del lecho dela moribunda para despedirla. Peroella les dijo:

–Es hora de que os diga algo queignoráis. Mi plegaria ha sidoescuchada. Solicité a Fudõ-Sama queme permitiera morir en lugar de O-

Page 110: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Tsuyu; y este gran favor me ha sidootorgado. Por tanto, no debéisdeplorar mi muerte… Pero quieropediros algo. Le prometí a Fudõ-Sama que haría plantar un cerezo enel jardín de Saihõji, en señal degratitud y conmemoración. Ahora nopodré plantarlo con mis propiasmanos: os ruego, pues, que lo hagáispor mí… Adiós, amigos míos; yrecordad que me alegró morir por O-Tsuyu.

Después de los funerales de O-Sodé, los padres de O-Tsuyu

Page 111: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

plantaron un joven cerezo –el mejorque pudieron encontrar– en el jardínde Saihõji. El árbol creció yfloreció; y el día decimosexto delmes segundo del año siguiente –elaniversario de la muerte de O-Sodé–se cubrió maravillosamente deflores. Continuó dándolas durantedoscientos cincuenta y cuatro años –siempre el día decimosexto del messegundo–; y esas flores, blancas yrosadas, eran semejantes al pezón delpecho femenino, y parecían rezumarleche. Y la gente los llamó

Page 112: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Ubazakura, el Cerezo de la Nodriza.

Page 113: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

DIPLOMACIA

Según las órdenes, la ejecucióndebía llevarse a cabo en el jardín delyashiki. De modo que condujeron alhombre al jardín y lo hicieronarrodillar en un amplio espacio dearena atravesado por una hilera detobiishi, o pasaderas, como las queaún suelen verse en los jardinesjaponeses. Tenía los brazos sujetos ala espalda. La servidumbre trajobaldes con agua y sacos de arroz

Page 114: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

llenos de piedras; y se apilaron lossacos alrededor del hombre encuclillas, de tal forma que éste nopudiera moverse. Vino el señor yobservó los preparativos. Los hallósatisfactorios y no hizoobservaciones.

Súbitamente gritó el condenado:—Honorable señor, la falta por

la que me habéis sentenciado no fuecometida con malicia. Fue sólo causade mi gran estupidez. Como nacíestúpido, en razón de mi karma, nosiempre pude evitar ciertos errores.

Page 115: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Pero matar a un hombre por serestúpido es una injusticia… y esainjusticia será enmendada. Tansegura como mi muerte ha de ser mivenganza, que surgirá delresentimiento que provocáis; y el malcon el mal será devuelto…

Si se mata a una persona cuandoésta padece un gran resentimiento, sufantasma podrá vengarse de quiencausó esa muerte. El samurai no loignoraba. Replicó con suavidad, casicon dulzura:

—Te dejaremos asustarnos tanto

Page 116: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

como gustes… después de muerto.Pero es difícil creer que tus palabrassean sinceras. ¿Podrías ofrecernosalguna evidencia de tu granresentimiento una vez que te hayadecapitado?

—Por supuesto que sí —respondió el hombre.

—Muy bien —dijo el samurai,desnudando la espada—; ahora voy acortarte la cabeza. Frente a ti hay unapasadera. Una vez que te hayadecapitado, trata de morder lapiedra. Si tu airado fantasma puede

Page 117: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ayudarte a realizar ese acto, porcierto que nos asustaremos…¿Tratarás de morder la piedra?

—¡La morderé! —gritóenfurecido el hombre—. ¡Lamorderé! ¡La morde… !

Hubo un destello, un silbido y unruido sordo: el cuerpo se inclinóhacia los sacos de arroz, mientrasdos chorros de sangre brotaban delcuello mutilado… y la cabeza rodópor la arena. Rodó con pesadez haciala piedra: entonces, con un saltoimprevisto, aferró el borde de la

Page 118: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

piedra entre los dientes, la mordiócon desesperación, y cayó inerte.

Nadie habló; pero los sirvientescontemplaron horrorizados a su amo.Éste no pareció perder la calma. Selimitó a alcanzarle la espada alservidor más próximo, quien, con uncazo de madera, echó agua de unextremo a otro de la hoja y luegorefregó el acero cuidadosamente, conhojas de fino papel… Y así culminóla parte ceremonial de este incidente.

Durante varios meses, todos losservidores del samurai vivieron

Page 119: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

incesantemente atemorizados por laeventual aparición del espectro.Nadie dudaba de que la prometidavenganza iba a cumplirse; y elconstante terror que los agobiaba leshacía ver y oír muchas cosasinexistentes. El rumor del vientoentre los bambúes, las sombras quese agitaban en el jardín, cualquiercosa bastaba para asustarlos. Al finllegaron a un acuerdo y decidieronsolicitarle al amo que se realizarauna ceremonia Ségaki[1] en honordel vengativo espíritu.

Page 120: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

—Es absolutamente innecesario—dijo el samurai, cuando el jefe desus servidores hubo expresado taldeseo—. Entiendo que la voluntad deun hombre a punto de morir puedeser causa de temor. Pero no hay nadaque temer en este caso.

El servidor contempló al amocon ojos implorantes, pero vaciló enindagar la razón de esta asombrosaconfidencia.

—Oh, la razón es muy simple —declaró el samurai, quien adivinó laduda que había suscitado—. Sólo la

Page 121: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

última intención de ese hombre pudoser peligrosa; y cuando yo lo desafiéa ofrecerme una evidencia, distrajesu mente del anhelo de venganza.Murió concentrándose en elpropósito de morder la piedra; ypudo llevar a cabo ese propósito, enefecto, pero ningún otro. Olvidad elresto… no hay razón alguna parainquietarse.

Y, de hecho, el muerto jamásacudió a perturbarlos.

[1] El servicio Ségaki es una

Page 122: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ceremonia budista especial que seconsagra a las criaturas quesupuestamente han entrado en lacondición de gaki (pretas) o espíritushambrientos. Véase una brevereferencia en mi libro A JapaneseMiscellany (N. del A.)

Page 123: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

EL ESPEJO Y LACAMPANA

Hace ocho siglos, los sacerdotesde Mugenyama, provincia de Tõtõmi,quisieron fabricar una gran campanapara su templo, y les pidieron a lasmujeres de la comarca que losayudaran mediante la donación deviejos espejos de bronce para lafundición.

[Aún hoy, en los patios de ciertostemplos japoneses, se ven pilas de

Page 124: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

viejos espejos de bronce donadospara propósitos semejantes. Lacolección más vasta que pudeobservar estaba en el patio de untemplo de la secta Jõdo, en Hakata,Kyûshû: los espejos se habíandonado para la erección de unaestatua de bronce de Amida, detreinta y tres pies de alto.]

Había entonces una joven, esposade un granjero, que vivía enMugenyama, y que llevó su espejo altemplo para que lo fundieran. Peromás tarde deploró la pérdida del

Page 125: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

espejo. Recordó las cosas que sumadre le había contado respecto a él,y también recordó que no sólo habíapertenecido a su madre, sino a lamadre y a la abuela de su madre; yrecordó algunas sonrisas felices queel espejo había reflejado. Porsupuesto, con haberles ofrecidocierta suma de dinero a lossacerdotes a cambio del espejo,habría podido pedirles que se lodevolvieran. Pero carecía del dineronecesario. Al asistir al templo, veíasu espejo en el patio, detrás de una

Page 126: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

verja, entre centenares de espejos.Lo reconoció por el Shõ-Chiku-Baigrabado en relieve al dorso, los tresdichosos emblemas del Pino, elBambú, y la Flor de Ciruelo, quehabía n deleitado sus ojos de niñacuando su madre se los mostró porprimera vez. La joven anhelaba unaoportunidad para robar el espejo yocultarlo… luego podría conservarlopara siempre. Pero esa oportunidadno se presentaba; la acosó lainfelicidad; lamentó haber cedidovoluntariamente una parte de su

Page 127: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

propia vida. Pensó en el viejo dichoque afirma que un espejo es el Almade una Mujer (dicho místicamenteexpresado en el dorso de muchosespejos de bronce mediante elideograma chino que representa elAlma), y temió que esto fuera ciertode un modo harto más inquietante queel que supusiera jamás. Mas a nadiese atrevía a confiarle su pena.

Pero cuando todos los espejosdonados para la campana deMugenyama fueron enviados a lafundición, los fundidores

Page 128: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

descubrieron que uno de ellos senegaba a derretirse. Pese a susreiterados esfuerzos, el espejo seresistía. Era evidente que la mujerque había ofrecido esa donación altemplo se había arrepentido de ella.No había realizado la ofrenda detodo corazón; y su alma egoísta, aúnaferrada al espejo, lo manteníasólido y frío en el centro del horno.

Por supuesto que todo el mundollegó a enterarse, y que todo elmundo no tardó en saber de quién eraese espejo. Y esta pública

Page 129: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

exposición de su culpa secreta sumióa la pobre mujer en la vergüenza y laira. Incapaz de soportar lahumillación, optó por ahogarse, trasredactar una carta de despedida quecontenía estas palabras:

“Cuando yo haya muerto, no serádifícil fundir el espejo y forjar lacampana. Pero, a aquella personaque quiebre la campana al tañerla, miespíritu le otorgará grandesriquezas.”

Aclararé que a la última promesao voluntad de quien muere presa de

Page 130: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

la ira, o se suicida presa de la ira,suele adjudicársele un podersobrenatural. Una vez fundido elespejo de esa mujer, una vez forjadala campana, la gente recordó laspalabras que contenía esa carta. Nodudaba de que el espíritu de quienlas había redactado ofrecería grandesriquezas a quien quebrase lacampana; y, en cuanto ésta fuecolgada en el patio del templo, unamultitud acudió a tocarla. Agitaban elbadajo con todas sus fuerzas; pero lacampana resultó ser de excelente

Page 131: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

calidad, y resistió con firmeza todoslos asaltos. La gente, empero, no sedesalentaba fácilmente. Día tras día yhora tras hora, tañía la campana conferocidad, sin prestar atención a lasprotestas de los sacerdotes. Lostañidos se convirtieron en untormento; los sacerdotes no pudieronsoportarlos; y se deshicieron de lacampana, precipitándola a unaciénaga desde una colina. Laprofunda ciénaga la devoró… y ésefue el fin de la campana. Sóloperdura su leyenda; y en esa leyenda

Page 132: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

se la llama la Mugen-Kané, oCampana de Mugen.

Existen extrañas y antiguascreencias japonesas con respecto a laeficacia mágica de una ciertaoperación mental implicada, aunqueno descrita, por el verbo nazoraëru.No hay palabra inglesa que puedatraducirla con exactitud, pues se laemplea en relación a múltiples tiposde magia mimética, no menos que enla ejecución de ciertos actos de fereligiosa. Los significados ordinariosd e nazoraëru, según los

Page 133: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

diccionarios, son “imitar”,“comparar”, “asemejar”; pero elsignificado esotérico es: “sustituir,en la imaginación, un objeto oacción por otro, con el fin deobtener un resultado mágico omilagroso”[1].

Por ejemplo: uno no puedecostear la edificación de un templobudista, pero nada le impidedepositar un guijarro ante la imagendel Buda, con la misma piedad que auno lo urgiría a edificar un templo sicontara con la fortuna para hacerlo.

Page 134: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

El mérito de esa ofrenda resultaidéntico, o casi idéntico, al mérito dela erección de un templo… Uno nopuede leer los seis mil setecientossetenta y un volúmenes de los textosbudistas; pero puede hacer unaestantería giratoria que los contenga,y hacerlos girar alrededor de unocomo un torno. Si en cada empujónpalpita el firme deseo que seaplicaría a la lectura de los seis milsetecientos setenta y un volúmenes,uno adquiere tanto mérito como si loshubiese leído… Acaso esto baste

Page 135: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

para explicar los significadosreligiosos de nazoraëru.

Los significados mágicos sólopodrían explicarse en su totalidadmediante una gran variedad deejemplos; pero, para nuestropropósito, serán suficientes lossiguientes. Si se confecciona unhombrecillo de paja (por los mismosmotivos que incitaron a la HermanaHelena[2] a hacer un hombrecillo decera) al que luego se clava, conclavos de no menos de cincopulgadas de largo, a un árbol del

Page 136: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

huerto de un templo, a la Hora delBuey, la muerte, precedida por unaatroz agonía, de la personaimaginariamente representada porese hombrecillo… eso ilustraría elsignificado de nazoraëru… O bien,supongamos que un ladrón entra anuestra casa durante la noche, y selleva nuestros bienes. Sidescubrimos sus huellas en el jardín,y en el acto quemamos una gran moxasobre cada una de ellas, seinflamarán las plantas de los pies delladrón, que no tendrá reposo hasta

Page 137: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

que vuelva, por propia voluntad, aponerse a vuestra merced. Ésa esotra especie de magia miméticaexpresada por el vocablo nazoraëru.Las diversas leyendas sobre laMugen—Kané nos brindarán untercer ejemplo.

Una vez que la ciénaga engulló lacampana, no quedó, por supuesto,más ocasión de tañerla paraquebrarla. No obstante, las personasque lamentaban la pérdida de taloportunidad, optaron por golpear yquebrar objetos que imaginariamente

Page 138: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sustituían a la campana… asíesperaban complacer al espíritu de ladueña del espejo que tantosinconvenientes había causado. Unade estas personas fue una mujerllamada Umégaë, famosa en lasleyendas japonesas en razón de susrelaciones con Kajiwara Kagésué, unguerrero del clan Heiké. Mientras lapareja estaba de viaje, Kajiwara undía se vio en serios problemas porfalta de dinero, y Umégaë,recordando la tradición de lacampana de Mugen, tomó una bacía

Page 139: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de bronce, y transformándolamentalmente en una representaciónde la campana, la golpeó hastaromperla, solicitando, al mismotiempo, trescientas piezas de oro. Unhuésped de la posada donde estaba lapareja inquirió la causa de los golpesy los gritos, y, al enterarse de cuálera el problema, le regaló a Umégaëtrescientos ryõ de oro. Más tardecirculó una canción sobre la bacía debronce de Umégaë; aún hoy la cantanlas bailarinas:

Page 140: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Umégaë no chõzubachi tutaïteO-Kané da déru naraba,Mina San mi—uké woSõre tanomimasu

[Si, golpeando la bacía deUmégaë,

pudiera obtener honorabledinero,

negociaría entoncesla libertad de mis compañeras.]

Este acontecimiento acrecentó la

Page 141: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

fama de la Mugen—Kané; y muchossiguieron el ejemplo de Umégaë, conla esperanza de emular su suerte.Entre ellos hubo un granjero disolutoque vivía cerca de Mugenyama, enlas riberas del Oïgawa. Estegranjero, que había derrochado susbienes en el libertinaje, elaboró unareproducción de la Mugen—Kanécon el barro de su jardín; golpeó lacampana de arcilla y la quebró,solicitando a gritos una gran fortuna.

Entonces surgió ante él la imagende una mujer vestida de blanco, cuyo

Page 142: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cabello flotaba al viento, con uncántaro cerrado en la mano. Díjole ala mujer:

—Vine para responder a tufervorosa plegaria según éstamerece. Toma, pues, este cántaro.

Con estas palabras, le dejó elcántaro en la mano y desapareció.

El hombre se precipitó a la casaradiante de felicidad, y le refirió labuena noticia a su mujer. Depositóante ella el cántaro —que era pesado— y lo abrieron juntos. Ydescubrieron que estaba lleno, justo

Page 143: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

hasta el borde, de…¡Pero no… ! Realmente no puedo

decir de qué estaba lleno.

[1] El problema de traducción esextensible, naturalmente, a la lenguaespañola (N. del T.)

[2] Alusión al poema de DanteGabriel Rossetti “Sister Helen” (N.del T.)

Page 144: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

JIKININKI

Una vez, Musõ Kokushi,sacerdote de la secta zen que viajabasolo por la provincia de Mino, seperdió en una comarca montañosadonde no había nadie que lo guiara.Erró sin rumbo durante largo tiempo;y ya desesperaba de hallar refugiodurante la noche, cuando vislumbró,en lo alto de una colina iluminadapor los últimos rayos del sol, una deesas pequeñas ermitas llamadas

Page 145: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

anjitsu, que suele n construir losmonjes solitarios. Aunque parecíaestar derruida, Musõ se apresuró aacercarse a ella; descubrió que lahabitaba un anciano monje, a quienrogó que le concediera alojamientopor esa noche. El anciano rehusó conhosquedad, pero le indicó a Musõ lasituación de una aldea, en un vallepróximo, donde hallaría alojamientoy comida.

Musõ se encaminó hacia la aldea,compuesta por menos de una docenade granjas; el jefe del villorrio lo

Page 146: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

recibió en su casa con sumaafabilidad. A la llegada de Musõhabía cuarenta o cincuenta personasreunidas en el aposento principal; aél lo guiaron hasta un cuarto pequeñoy apartado, donde pronto leofrecieron cama y alimento. Vencidopor la fatiga, Musõ se acostó muytemprano; pero poco antes demedianoche su sueño se viointerrumpido por un llanto queprovenía del aposento contiguo.Deslizáronse entonces las puertascorrederas; y un joven, que llevaba

Page 147: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

una lámpara encendida, entró alcuarto, lo saludó con una reverenciay le dijo:

—Venerable señor, es mi penosodeber informaros que ahora soy elresponsable de esta casa. Ayer noera sino el hijo mayor. Pero cuandovos llegasteis aquí, vencido por lafatiga, no queríamos incomodaros deningún modo: no os anunciamos,pues, que mi padre había muertohacía apenas unas horas. Aquellos aquienes visteis reunidos en elaposento contiguo son los habitantes

Page 148: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de esta aldea; se han congregado aquípara rendirle al muerto un póstumohomenaje; y pronto se marcharán aotra aldea que dista tres millas deaquí, pues nuestra costumbre nosprohíbe permanecer en la aldea lanoche que sucede a la muerte dealguien. Hacemos nuestras ofrendas,elevamos nuestras plegarias, y luegonos retiramos, dejando solo alcadáver. En la casa donde queda elcadáver suelen suceder cosasextrañas: pensamos, pues, que seríamejor que nos acompañarais. En la

Page 149: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

otra aldea hallaréis buenalojamiento. Aunque, quizá, siendoun sacerdote, no temáis a losdemonios y a los espíritus malignos;y, si no os inquieta quedaros solo conel muerto, sois bienvenido a nuestrohumilde hogar. No obstante, deboadvertiros que nadie, salvo unsacerdote, se atrevería a pernoctaraquí.

Musõ respondió:—Vuestras cordiales intenciones,

así como vuestra generosahospitalidad, merecen mi más

Page 150: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

profunda gratitud. Pero lamento queno me hayáis anunciado la muerte devuestro padre en cuanto llegué, pues,aunque estaba algo fatigado, porcierto que no lo estaba al punto dehallar dificultades en cumplir conmis deberes sacerdotales. Si me lohubierais dicho, habría administradoel servicio antes de que todospartieran. Así las cosas, loadministraré una vez que os retiréis,y permaneceré con el cuerpo hasta lamañana. Ignoro a qué os referís almencionar el peligro que entraña

Page 151: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

quedarse aquí a solas; pero no temo ademonios ni espectros: os ruego, portanto, que no abriguéis temor algunopor mi persona.

Estas declaraciones parecieronregocijar al joven, quien manifestó sugratitud con las palabras pertinentes.Después, los otros miembros de lafamilia así como los aldeanosreunidos en el aposento contiguo,enterados de las promesas delsacerdote, acudieron a darle lasgracias, y luego dijo el dueño de lacasa:

Page 152: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

—Ahora, venerable señor,aunque mucho deploremos dejaros asolas, debemos despedirnos. Lasnormas de nuestra aldea nos impidenquedarnos aquí después demedianoche. Os imploramos, amableseñor, que en todo punto cuidéis devuestro honorable cuerpo mientras noestemos aquí para serviros. Y siacaso oyerais o escucharais algoextraño durante nuestra ausencia, noolvidéis referírnoslo cuandoregresemos por la mañana.

Todos dejaron la casa salvo el

Page 153: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sacerdote, quien se dirigió alaposento donde yacía el cadáver.Habían depositado ante éste lashabituales ofrendas; ardía un tõmyõ,una pequeña lámpara budista. Elsacerdote recitó las correspondientesplegarias, ejecutó las ceremoniasfúnebres, y entró luego en profundameditación. Así permaneció durantevarias horas; ni un sonido alteró lapaz de la aldea desierta. Pero en lomás hondo de la nocturna quietud,una Forma, vaga y de gran tamaño,entró sigilosamente; y en ese mismo

Page 154: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

instante Musõ se vio privado delhabla y el movimiento. Vio que laForma se apoderaba del cadáver,como si tuviera manos, y lo devorabacon más rapidez que un gato al comeruna rata; comenzó por la cabeza yluego prosiguió por partes: el pelo,los huesos y aun el sudario. Y esaCriatura monstruosa, tras consumir elcadáver, se volvió hacia las ofrendasy también las devoró. Luego se fuetan misteriosamente como habíavenido.

Los aldeanos, al regresar por la

Page 155: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

mañana, hallaron al sacerdote antelas puertas de la casa. Todos losaludaron; y al entrar y mirar entorno, nadie expresó sorpresa algunaante la desaparición del cadáver ylas ofrendas. Pero el dueño de lacasa le dijo a Musõ:

—Venerable señor, acaso hayáisvisto cosas desagradables durantevuestra estancia: temimos todos porvos. Pero ahora nos place hallarossano y salvo. De buena gana noshabríamos quedado, de haber sidoposible. Pero las leyes de nuestra

Page 156: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

aldea, según os informé anoche, nosordenan abandonar las casas despuésde un fallecimiento y dejar elcadáver a solas. Cada vez que seinfringió esta ley, sobrevino unaenorme desgracia. Cada vez que se laobedece, hallamos que el cadáver ylas ofrendas desaparecen durantenuestra ausencia. Acaso hayáis vistola causa.

Entonces Musõ le habló de laForma tenue y horrible que habíaentrado en la cámara mortuoria paradevorar el cuerpo y las ofrendas. A

Page 157: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

nadie pareció sorprender estanarración; y el dueño de la casaseñaló:

—Lo que nos acabáis de referir,venerable señor, coincide con cuantose ha dicho al respecto desdeantiguo.

Musõ entonces preguntó:—¿El monje de la colina no suele

realizar los servicios fúnebres paravuestros muertos?

—¿Qué monje? —preguntó eljoven.

—El monje que ayer por la noche

Page 158: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

me indicó esta aldea —responcióMusõ—. Llegué hasta su anjitsu, queestá en la colina. Rehusó alojarme,pero me dijo cómo llegar aquí.

Todos se miraron entre sí conexpresión atónita; y, tras un instantede silencio, el dueño de la casadeclaró:

—Venerable señor, en la colinano hay monje ni anjitsu alguno. Hacemuchas generaciones que ningúnmonje reside en esta comarca.

Musõ no dijo nada más alrespecto, pues era evidente que sus

Page 159: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

amables anfitriones lo juzgabanvíctima de alguna ilusiónsobrenatural. Pero en cuanto sedespidió, no sin procurarse lainformación necesaria para proseguirsu camino, decidió buscar la ermitade la colina para confirmar si habíasufrido o no un engaño. Halló elanjitsu sin dificultad; y esta vez elanciano lo invitó a acompañarlo. Encuanto Musõ entró, el eremita hizouna humilde reverencia y exclamó:

—¡Ah! ¿Vergüenza de mí… !¿Gran vergüenza sobre mí… !

Page 160: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

¡Terrible vergüenza sobre mí!—No debéis avergonzaros por

haberme negado alojamiento —dijoMusõ—. Me indicasteis la aldeavecina, donde fui recibido con sumaamabilidad; y os agradezco esefavor.

—A nadie puedo ofreceralojamiento —respondió el recluso—, y no es mi negación lo que meavergüenza. Me avergüenza que mehayáis visto en mi verdaderaforma… pues fui yo quien devoró elcadáver y las ofrendas ante vuestros

Page 161: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

propios ojos… Sabed, venerableseñor, que soy un jikininki[1], undevorador de carne humana.Compadecedme y permitidmeconfesar la secreta falta que meredujo a esta condición.

“Hace mucho, mucho tiempo, yoera sacerdote en esta desoladaregión. No había otro sacerdote enleguas a la redonda. De modo que, enesa época, los montañeses solíantraer aquí los cuerpos de los quehabían muerto (a veces desde parajesdistantes) para que yo cumpliera con

Page 162: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

los servicios sagrados. Pero yo nocumplía estos servicios y norealizaba los ritos sino por afán delucro; sólo pensaba en la comida ylas vestimentas que podía obtenermediante mi sacra profesión. Y acausa de este impío egoísmo volví anacer, inmediatamente después de mimuerte, como jikininki. Desdeentonces estoy obligado aalimentarme de los cadáveres de lagente que muere en esta comarca: atodos debo devorarlos del modo queanoche presenciasteis… Ahora,

Page 163: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

venerable señor, permitidme que osruegue que realicéis un sacrificioSégaki para mí: ayudadme mediantevuestras plegarias, os lo imploro,para que no tarde en liberarme deesta espantosa existencia… ”

En cuanto el eremita hizo estasolicitud desapareció; y tambiéndesapareció la ermita, en el mismoinstante. Y Musõ Kokushi se halló asolas, de rodillas en el pastizal, juntoa un sepulcro antiguo y enmohecido,con la forma que llaman go—rin—ishi[2], que parecía ser la tumba de

Page 164: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

un sacerdote.

[1] Literalmente, duendedevorador de hombres. El narradorjaponés también da el vocablosánsc r i to , Râkshasa; pero estapalabra es tan vaga como jikininki,pues hay muchas variedades deRâkshasas. Aparentemente la palabrajikininki aquí significa uno de losBara-mon-Rasetsu-Gaki, queconforman las veintiséis clases depretas enumeradas en los antiguoslibros budistas (N. del A.)

Page 165: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

[2] Literalmente, “piedra decinco círculos (o cinco zonas)”,monumento funerario que consiste encinco partes superpuestas -cada unade diversa forma-, que simbolizanlos cinco elementos místicos: el Éter,el Aire, el Fuego, el Agua, la Tierra(N. del A.)

Page 166: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

MUJINA

En el camino de Akasaka, enTokio, hay una cuesta llamada Kii-no-kuni-zaka, es decir, la Cuesta dela Provincia de Kii. Ignoro por quése llama la Cuesta de la Provincia deKii. A un lado de la cuesta hay unantiguo foso, muy profundo y muyancho, cuyas verdes orillas se elevanhasta una zona de jardines; y al otrolado del camino se extienden laslargas e imponentes murallas de un

Page 167: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

palacio imperial. Antes de la épocade los faroles callejeros y lasjinrikishas, este paraje era muysolitario durante la noche; y lospeatones que viajaban a horas tardíaspreferían desviarse varias millasantes de ascender el Kii-no-kuni-zaka a solas, después del crepúsculo.

Todo a causa de una Mujina quesolía pasearse por el lugar.

El último hombre que vio a laMujina fue un viejo mercader delbarrio Kyõbashi, muerto hace treintaaños. Ésta es la historia tal como él

Page 168: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

la refirió:Una noche, a horas tardías, el

mercader ascendía el Kii-no-kuni-zaka, cuando vio a una mujer encuclillas junto al foso; estaba sola ylloraba con amargura. Temiendo quela mujer quisiera ahogarse, él sedetuvo para ofrecerle cuanta ayuda oconsuelo estuviera en sus manos.Ella vestía con elegancia, y tenía unaspecto grácil y ligero; llevaba elcabello peinado como el de unajoven de buena familia.

—O-jochû[1] —exclamó el

Page 169: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

mercader, acercándose—, O-jochû,no lloréis de ese modo… Decidmequé os aqueja, y si hay algún modode ayudaros, yo me ofreceré gustoso.

(El mercader era sincero en suspalabras, pues era hombre de buencorazón). Pero ella continuó llorandoy ocultaba el rostro en una de susamplias mangas.

—O-jochû —repitió el mercadercon dulzura—, os ruego que meescuchéis. Este lugar, a estas horas,no conviene a una dama. ¡No lloréis,os lo imploro! ¡Sólo decidme cómo

Page 170: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

puedo ayudaros!Ella se incorporó con lentitud,

pero le volvió la espalda y prosiguiócon sus gemidos y sollozos. Él lepuso la mano sobre el hombro,rogándole:

—¡O-jochû! ¡O-jochû! ¡O-jochû!entonces la O-jochû se volvió,

apartó la manga y se golpeó la caracon la mano; y el hombre vio que enese rostro no había ojos ni boca ninariz… y se alejó con un alarido.

Subió por el Kii-no-kuni-zaka,corriendo sin cesar, cercado por la

Page 171: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

desierta tiniebla. Corría sin atreversea mirar atrás; y al fin vio una luz, tandistante que parecía el destello deuna luciérnaga; se dirigió hacia ella.No era sino el farol de un vendedorambulante de soba[2], quien habíaacampado junto al camino; perocualquier luz y cualquier compañíahumana era bienvenida después desemejante experiencia; y el mercaderse arrojó a los pies del vendedor desoba, sin dejar de gemir.

—¡Koré! ¡Koré! —exclamó elvendedor—. ¡Basta! ¿Qué le ocurre?

Page 172: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

¿Alguien le atacó?—No… nadie me atacó —jadeó

el otro—… sólo que… ¡Ah! ¡Ah!—¿Sólo lo asustaron? —preguntó

el vendedor con brusquedad—.¿Salteadores?

—No, salteadores no,salteadores no —musitó el aterradomercader—. Vi… vi una mujer…junto a la fosa… y me mostró… ¡Ah!,no puedo decirle lo que me mostró…

—¡Eh! ¿Era algo parecido aestolo que le mostró? —gritó elvendedor de soba, golpeándose la

Page 173: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cara. Ésta se transformó en unHuevo. Y, simultáneamente, se apagóla luz.

[1] O-jochû (honorabledamisela): una fórmula de cortesíaempleada al dirigirse a una jovendesconocida (N. del A.)

[2] Soba es una comidapreparada a base de alforfón, algoparecida a los fideos (N. del A.)

Page 174: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ROKURO-KUBI

Hace casi quinientos años habíaun samurai, llamado IsogaiHêïdazaëmon Takétsura, al serviciodel Señor Kijuki, de Kyûshû. EsteIsogai había heredado, de múltiplesancestros guerreros, una aptitudnatural para los ejercicios militares,así como un extraordinario vigor. Yaen la infancia excedía a sus maestrosen el arte de la espada, en el manejodel arco y de la lanza, y hacía gala de

Page 175: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

todas las virtudes de un soldadodiestro y audaz. Más tarde, en épocasde la guerra de los Eikyõ[1], sedistinguió a tal punto que fuemerecedor de grandes honores. Mas,al abatirse la ruina sobre la estirpede los Kijuki, Isogai se quedó sinamo. Pudo haber entrado sindificultad al servicio de otrodaimyõ; pero como jamás habíaprocurado la gloria en beneficiopropio, y como su corazónpermanecía fiel a su antiguo señor,prefirió abjurar del mundo. Se rasuró

Page 176: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

el cabello y se hizo monje viajero,adoptando el nombre budista deKwairyõ.

Pero, bajo la koromo[2] delsacerdote, Kwairyõ conservósiempre un ardiente corazón desamurai. Si anteriormente habíadesdeñado las asechanzas delenemigo, también ahora se burlabadel peligro; y viajó, bajo cualquierclima y en cualquier estación, parapredicar la buena Ley en regionesdonde ningún sacerdote se habríaaventurado. Pues eran épocas de

Page 177: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

violencia y desorden; y en loscaminos no había seguridad para elviajero solitario, aunque se tratara deun monje.

En el curso de su primer viajelargo, Kwairyõ tuvo ocasión devisitar la provincia de Kai. Unanoche, mientras atravesaba lasmontañas de esa provincia, laoscuridad lo sorprendió en un parajemuy solitario, a varias leguas decualquier aldea. De modo que seresignó a pasar la noche a laintemperie; halló un pastizal

Page 178: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

apropiado junto al camino, y sepreparó para dormir. Habituado auna vida rigurosa, aun la rocadesnuda era un buen lecho para él, afalta de algo mejor, y la raíz de unpino, una almohada excelente. Sucuerpo era de hierro, y jamás loinquietaban el rocío, la lluvia, elgranizo o la nieve.

Acababa de acostarse cuando unhombre apareció en el camino, conun hacha y un haz de leña reciéncortada. El leñador se detuvo al vera Kwairyõ en el suelo y, después de

Page 179: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

observarlo un instante sin decirpalabra, exclamó con enfático tonode asombro:

—¿Qué clase de hombre sois,buen señor, que os atrevéis a dormirsolo en semejante lugar? Aquíabundan los espectros… ¿No teméisa las Criaturas Velludas?

—Amigo mío —respondióanimosamente Kwairyõ—, soy sóloun monje errabundo, un “Huésped delAgua y de las Nubes”, como dice lagente: Un-sui-noryokaku. Y no temoen absoluto a las Criaturas

Page 180: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Velludas… si te refieres a las zorras,los tejones, o duendes de esaespecie. En cuanto a los lugaressolitarios, me gustan: son propicios ala meditación. Estoy acostumbrado adormir al aire libre: y he aprendido ano padecer ansiedades.

—Sin duda sois hombre decoraje, Señor Monje —respondió elleñador— ¡Acostaos aquí! Este sitiotiene mala reputación… muy mala.Pero, como dice el proverbio,Kunshi ayakuki ni chikayorazu (Elhombre superior no se expone

Page 181: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

innecesariamente al peligro), y osaseguro, señor, que dormir aquí esmuy peligroso. Por tanto, aunque mihogar es sólo una choza maltrecha ydesvencijada, permitidme rogarosque me acompañéis en el acto. Nadapuedo ofreceros para comer, pero almenos tendréis un techo bajo el cualdormiréis sin riesgo.

Habló con firmeza, y Kwairyõ,conmovido por la amabilidad de estehombre, aceptó su modesta oferta. Elleñador lo guió por un estrechosendero que salía del camino

Page 182: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

principal para internarse en la forestade la montaña. Era un sendero ásperoy peligroso: ya bordeaba profundosprecipicios, ya se limitaba a una redde resbaladizas raíces, ya afrontabarocas filosas y abruptas. Pero al finKwairyõ se halló en el claro de lacima de un monte, bajo el esplendorde la luna; y vio ante él una chozapequeña y desvencijada, en cuyointerior brillaba una luz alegre. Elleñador lo condujo a un establodetrás de casa, donde el agua de unarroyo cercano afluía mediante

Page 183: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

canales de bambú; y los dos hombresse lavaron los pies. Detrás delestablo había un huerto y unbosquecillo de cedros y bambúes; ydetrás de los árboles relucía unacascada, despeñándose desde lasrocas para mecerse a la luz de la lunacomo un tenue sudario.

Al entrar a la cabaña, Kwairyõvio cuatro personas —hombres ymujeres— que se calentaban lasmanos ante una pequeña hoguera queardía en el ro[3] del cuartoprincipal. Todos se inclinaron ante el

Page 184: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sacerdote, saludándolo con sumorespeto. Sorprendióse Kwairyõ deque gentes tan humildes y apartadasconocieran las fórmulas de lacortesía.

“Esta es gente bondadosa —pensó para sí—, y alguien queconocía las normas de lahospitalidad ha de habérselasenseñado”.

Luego, volviéndose a su anfitrión—el aruji o señor de la casa, comolo llamaban los demás—, dijoKwairyõ:

Page 185: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

—De la delicadeza de tulenguaje, así como de la cordialbienvenida que me ofrece tu gente,infiero que no siempre has sidoleñador. ¿Acaso serviste alguna veza un señor de rango?

El leñador, sonriente, respondió:—No os equivocáis, señor.

Aunque ahora vivo en lascondiciones que veis, fui en otrotiempo persona de cierta distinción.Mi historia es la historia de una vidaarruinada, y arruinada por mi propiaculpa. Yo estaba al servicio de un

Page 186: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

daimyõ, y ocupaba un puesto nadadesdeñable. Pero amaba en excesolas mujeres y el vino; e, incitado porla pasión, actué con malevolencia.Mi egoísmo provocó la ruina denuestra casa, y también innumerablesmuertes. Mis males pronto se vieroncompensados, y durante muchotiempo fui un fugitivo en la tierra.Hoy ruego con frecuencia para expiarmi maldad, e intento erigir una vezmás el hogar de mis ancestros.Aunque temo que jamás halle elmodo de lograrlo. Trato, no obstante,

Page 187: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de superar el karma de mis erroresmediante un sincero arrepentimiento,y mediante la ayuda que puedabrindar a quienes padecen infortunio.

Kwairyõ, a quien agradó estaresolución de hacer el bien, díjole alaruji:

—Amigo mío, he tenido ocasiónde observar que los hombres,víctimas del frenesí en la juventud,pueden alcanzar en años posterioresuna vida recta. En los sûtrassagrados está escrito que quienesabrazan el mal con más fervor

Page 188: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

pueden convertirse, si cuentan conuna firme voluntad, en quienes conmás fervor ejerzan el bien. No dudode tu buen corazón; y espero que teaguarde una fortuna más favorable.Esta noche recitaré los sûtras en tuhonor, y rogaré para que obtengas lafuerza que te permita superar elkarma de tus errores pretéritos.

Con estas declaraciones Kwairyõse despidió de su anfitrión; el arujilo guió hasta un pequeño cuartolateral, donde habían preparado unacama. Todos se durmieron salvo el

Page 189: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sacerdote, quien comenzó a leer lossûtras a la luz de un farolillo depapel. Persistió en sus lecturas yplegarias hasta horas tardías; luegoabrió una ventana de su pequeñodormitorio para contemplar porúltima vez el paisaje antes deacostarse. La noche era hermosa: nohabía nubes en el cielo, no habíaviento, y los acerados rayos lunaresproyectaban nítidas y negras formasdesde el bosque, y destellos de rocíodesde el jardín. Grillos y cigarrasofrecían un unánime concierto, y el

Page 190: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sonido de la cascada vecina seahondaba con la noche. Kwairyõsintió sed al escuchar el rumor delagua; recordó el acueducto de bambúque había al fondo de la casa, ypensó que podía ir hasta allí parabeber un sorbo sin perturbar a losque dormían. Corrió con suavidad lamampara que separaba su cuarto delaposento principal; y vio, a la luz dela lámpara, cinco cuerposrecostados… ¡sin cabeza!

Por un instante quedó rígido deasombro, imaginando un crimen.

Page 191: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Pero luego advirtió que no habíasangre, y que los cuellos decapitadosno tenían aspecto de haber sufrido uncorte. Pensó entonces:

“O bien se trata de una ilusión deorigen diabólico, o bien me trajerona la morada de un Rokuro-Kubi… Enel libro Söshinki está escrito que siuno hallare el cuerpo de un Rokuro-Kubi sin la cabeza, y trasladare elcuerpo a otro lugar, la cabeza jamáspodrá volver a unirse al cuello. Ytambién dice el libro que cuando lacabeza vuelva y descubra que

Page 192: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cambiaron su cuerpo de lugar,golpeará tres veces en el suelo,rebotando como una pelota, conjadeos de temor, y morirá al instante.Ahora bien, si éstos son Rokuro—Kubi, querrán hacerme daño; demodo que se justifica que siga lasprescripciones del libro”.

Tomó el cuerpo del aruji por lospies, lo arrastró hacia la ventana y loarrojó fuera de la casa. Luego sedirigió a la puerta trasera, que hallócerrada con una tranca; y advirtióque las cabezas habían salido a

Page 193: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

través de la chimenea del techo, queestaba abierta. Abrió la puerta contodo sigilo, salió al jardín y consuma cautela se dirigió hacia elhuerto. En el huerto oyó un rumor devoces, y avanzó hacia ellas, alamparo de las sucesivas sombras,hasta que llegó a un buen escondite.Oculto detrás de un tronco, vio lascabezas —cinco en total— querevoloteaban y conversaban entre sí.Comían los gusanos y los insectosque hallaban en el suelo o en losmatorrales. De pronto la cabeza del

Page 194: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

aruji dejó de comer y dijo:.¡Ah, ese monje viajero que vino

esta noche! Cuando lo hayamoscomido, nuestros estómagosquedarán colmados… Fui tonto alhablarle de ese modo; así lo induje arecitar los sûtras por mi alma.Acercársele mientras recita seríadifícil; y no podemos tocarlomientras ore. Pero como ya está poramanecer, es posible que se hayadormido… Que uno de vosotros vayaa la casa y vea qué está haciendo.

Otra cabeza —la cabeza de una

Page 195: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

joven— se elevó y voló hacia la casacon la agilidad de un murciélago.Poco después regresó, y gritó convoz ronca y alarmada:

—El monje viajero no está en lacasa. ¡Se fue! Pero eso no es lo peor.Se ha llevado el cuerpo de nuestroaruji; y no sé dónde lo ha puesto.

Entonces la cabeza del aruji —claramente visible a la luz de la luna— asumió un aspecto espantoso: losojos se abrieron desmesuradamente,los cabellos se erizaron, los dientescastañetearon. Profirió un alarido

Page 196: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

brutal y —con lágrimas de furia—exclamó:

—¡Si se ha llevado mi cuerpo, noes posible volver a unirme a él!¡Entonces debo morir!… ¡Y todo porculpa de ese monje! ¡Pero antes demorir lo encontraré, lo partiré enpedazos, lo devoraré!… Allí está…¡detrás de ese árbol! ¡Está ocultodetrás de ese árbol! ¡Ved al muycobarde!

Y la cabeza del aruji, seguidapor las otras cuatro, se arrojó en elacto sobre Kwairyõ. Pero el

Page 197: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

vigoroso sacerdote había arrancadoun árbol joven para defenderse, y loesgrimió contra ellas, golpeándolascon tenacidad. Cuatro cabezashuyeron, pero la del aruji, pese a losgolpes recibidos, atacaba condesesperación al monje, y al fin lemordió la manga izquierda de sutúnica. Kwairyõ, no obstante, laapresó sin vacilar por los cabellos yle pegó una y otra vez. La cabeza nole soltó la manga, pero emitió unlargo gemido y al fin abandonó lalucha. Estaba muerta. Pero los

Page 198: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

dientes aún mordían la manga; yKwairyõ, pese a su vigor, no pudoabrir las mandíbulas.

Con la cabeza aún aferrada a latúnica regresó a la casa, donde vio alos otros Rokuro—Kubi en cuclillas,con las cabezas maltrechas yensangrentadas ya unidas a suscuerpos. Pero, al verlo entrar por lapuerta trasera, gritaron al unísono:

—¡El monje! ¡El monje!Y salieron por la otra puerta,

huyendo hacia el bosque.Hacia el este se aclaraba el

Page 199: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cielo; estaba a punto de romper elalba; y Kwairyõ sabía que el poderde los espectros se limita a las horasde oscuridad. Examinó la cabeza quele colgaba de la túnica, con el rostroembadurnado de sangre, barro yespuma. Y riéndose en voz alta,pensó para sí:

—¡Vaya miyagé![4] ¡La cabezade un duende!

Luego recogió sus escasaspertenencias y perezosamentedescendió por la montaña paraproseguir el viaje.

Page 200: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Siguió adelante hasta llegar aSuwa, en Shinano; y caminó consolemnidad por la calle principal deSuwa, con la cabeza colgada delcodo. Las mujeres se desvanecían,los niños gritaban y salían corriendo;y hubo tumultos y clamores hasta quel a torité (así denominábase a lapolicía en aquellos tiempos) capturóal sacerdote y lo llevó a prisión.Pues suponían que ésa era la cabezade un hombre asesinado, quien, en elinstante de su muerte, había apresadocon los dientes la manga del asesino.

Page 201: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

En cuanto a Kwairyõ, se limitó asonreír y a guardar silencio ante losinterrogatorios. Así, luego de pasarla noche en la cárcel, fue conducidoante los magistrados del distrito.Éstos lo exhortaron a explicar cómoél, un sacerdote, había sidosorprendido con la cabeza de unhombre sujeta a su túnica, y por quése había atrevido a exhibir su crimenante el pueblo con tan poco pudor…

Kwairyõ se rió sin reservas anteestas preguntas; al fin declaró:

—Señores, yo no sujeté esta

Page 202: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cabeza a mi túnica: se sujetó sola ycontra mi voluntad. Y no he cometidocrimen alguno. Pues ésta no es lacabeza de un hombre, sino la de unduende, y si causé la muerte de unduende, no fue sólo por derramarsangre, sino para tomar los recaudosnecesarios para mi propiaseguridad…

Y prosiguió con el relato de todala aventura; al narrar el encuentrocon las cinco cabezas, profirió otracarcajada.

Pero los magistrados no se reían.

Page 203: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Lo juzgaron un criminal sinmiramientos, y su historia un insultoa la inteligencia de los jueces. Portanto, sin más interrogatorios,decidieron ordenar su ejecución einmediato. Sólo un anciano osódisentir. Este hombre no había hechoninguna observación durante eljuicio, mas, al escuchar la opinión desus colegas, se incorporó y les dijo:

—Primero examinemoscuidadosamente la cabeza, pues creoque esto aún no se hizo. Si el monjeha dicho la verdad, la cabeza misma

Page 204: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

le servirá de testigo… ¡Traed lacabeza!

Y la cabeza, con los dientes aúnhincados en la koromo de Kwairyõ,que éste se quitó de sus hombros, fuepuesta a consideración de los jueces.El anciano la volvió una y otra vez,la observó escrupulosamente, ydescubrió que había en la nucaextraños caracteres rojos. Llamó laatención de sus colegas al respecto, ytambién destacó que los bordes delcuello no presentaban huellas del filode ningún arma. Al contrario, la línea

Page 205: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

divisoria era tan suave como la quesepara una hoja amarilla del talloque la sostiene. Dijo, pues, elanciano:

—Estoy seguro de que elsacerdote no nos ha dicho sino laverdad. Ésta es una cabeza deRokuro-Kubi. En el libro Nan-hõ-ï-butsu-shi está escrito que siemprehan de hallarse ciertos caracteresrojos en la nuca de un auténticoRokuro-Kubi. Observad loscaracteres: podéis ver por vosotrosmismos que éstos no han sido

Page 206: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

pintados. Por lo demás, se sabe quehace tiempo que estos duendeshabitan las montañas de la provinciade Kai… Pero vos, señor —exclamó, volviéndose a Kwairyõ—,¿qué clase de sacerdote sois? Porcierto disteis prueba de un coraje quepocos monjes poseen; y antes tenéisel aire de un soldado que el de unreligioso. ¿Acaso habéis sidosamurai?

—Estáis en lo cierto, señor —respondió Kwairyõ—. Antes de sersacerdote, me dediqué largo tiempo

Page 207: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

al servicio de las armas, y en esosdías jamás temí a hombre o demonioalguno. Llamábame entonces IsogaiHêïdazaëmon Takétsura, de Kyûshû:acaso haya entre vosotros alguno quelo recuerde.

Ante el sonido de ese nombre, unmurmullo de admiración colmó eltribunal, pues había muchos que lorecordaban. Y Kwairyõinmediatamente se vio rodeado deamigos en lugar de jueces, amigosque ansiaban demostrarle suadmiración mediante una gentileza

Page 208: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

fraterna. Lo escoltaron con honorhasta la morada del daimyõ, que lorecibió con festejos y no lo dejó irsin ofrendarle un valioso presente.Kwairyõ, al irse de Suwa, era tanfeliz como puede serlo un monje eneste mundo transitorio. En cuanto a lacabeza, la llevó consigo, insistiendojocosamente en que se trataba de unmiyagé.

Sólo nos queda referir lo quesucedió con la cabeza.

Uno o dos días después dealejarse de Suwa, Kwairyõ se

Page 209: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

enfrentó con un salteador, quien lodetuvo en un paraje solitario y loobligó a desnudarse. Kwairyõ sequitó en el acto la koromo y se laofreció al salteador, que entoncesadvirtió lo que colgaba de la manga.El ladrón, aunque no carecía deaudacia, quedó estupefacto: dejócaer la túnica y saltó hacia atrás.Luego exclamó:

—¿Pero qué clase de sacerdotesois? ¡Sois peor hombre que yo! Esverdad que cometí asesinatos, perojamás anduve con la cabeza de nadie

Page 210: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sujeta a mi manga… Bien, SeñorSacerdote, veo que somos de lamisma calaña, y debo declarar queos admiro… Ahora bien, esa cabezame sería útil: con ella podríaatemorizar a la gente. ¿Me lavendéis? Os doy mi ropa a cambiode vuestra koromo, y os daré cincoryõ por la cabeza.

Respondió Kwairyõ:—Te dejaré la cabeza y la túnica,

si insistes; pero debo advertirte queésta no es una cabeza de hombre. Esuna cabeza de duende. De tal modo

Page 211: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

que, si la compras y luego te traeproblemas, recuerda que no tuveintención de engañarte.

—¡Buen sacerdote sois! —exclamó el salteador—. Matáishombres y luego lo tomáis a broma…Pero yo hablo en serio. Aquí está mitúnica y aquí está el dinero; dadme,pues, la cabeza… ¿De qué valebromear?

—Tómala —dijo Kwairyõ—. Yono bromeaba. Lo único gracioso detodo esto, si es que hay algogracioso, es que seas tan necio como

Page 212: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

para pagar por una cabeza de duende.Y Kwairyõ siguió su camino con

grandes carcajadas.Así obtuvo el salteador la cabeza

y la koromo; y durante un tiempojugó al monje fantasma en lascarreteras. Pero, al llegar a lasvecindades de Suwa, se enteró de laauténtica historia de la cabeza, ytemió que el espíritu del Rokuro-Kubi pudiese perturbarlo. De modoque resolvió devolver la cabeza alsitio de donde provenía, y sepultarlacon su cuerpo. Se abrió paso hasta la

Page 213: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

solitaria choza de los montes de Kai;pero allí no había nadie, y no pudodescubrir el cuerpo. Sepultó entoncesla cabeza en el huerto y erigió unalápida sobre la tumba; luego hizooficiar un servicio Ségaki por elespíritu del Rokuro-Kubi. Y esalápida —conocida como la Lápidadel Rokuro-Kubi— se conserva (asíal menos lo declara el cronistajaponés) aún en el día de hoy.

[1] El periodo de Eikyõ duró de1429 a 1441 (N. de. A.)

Page 214: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

[2] Tal es el nombre de la túnicade los monjes budistas (N. del A.)

[3] Trátase de una especie depequeño hogar practicado en el suelode una habitación. El ro suele ser unacavidad cuadrada, poco profunda,revestida de metal y medio cubiertade cenizas, en la que se enciende elcarbón de leña (N. del A.)

[4] Ése es el nombre que recibeun regalo hecho a los amigos oparientes al regresar de un viaje. Porlo común, el miyagé consiste, comoes natural, en algún producto de la

Page 215: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

localidad a la que se ha viajado: deahí la broma de Kwairyõ (N. del A.)

Page 216: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

EL SECRETO DE LAMUERTA

Hace mucho tiempo, en laprovincia de Tamba, vivía un ricomercader llamado InamurayaGensuké. Tenía una hija llamada O-Sono. Como ésta era muy bonita ysagaz, el mercader juzgó inoportunobrindarle sólo la exigua educaciónque podían ofrecerle los maestrosrurales; la confió, pues, a unosservidores fieles y la envió a Kyõto,

Page 217: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

para que allí adquiriera las grácilesvirtudes que suelen exhibir las damasde la capital. En cuanto la muchachacompletó su educación, fue cedida enmatrimonio a un amigo de la familiapaterna, un mercader llamadoNagaraya, y con él compartió unadicha que duró casi cuatro años. Sólotuvieron un hijo, un varón, pues O-Sono cayó enferma y murió despuésdel cuarto año de matrimonio.

En la noche siguiente al funeralde O-Sono, su hijito dijo que lamadre había vuelto y que estaba en el

Page 218: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cuarto de arriba. Le había sonreído,pero sin dirigirle la palabra: el niñose había asustado y habíaemprendido la fuga. Algunosmiembros de la familia subieron alcuarto que había pertenecido a O-Sono, y no poco se asombraron alver, a la luz de una pequeña lámparaque ardía ante un altar en el cuarto, laimagen de la muerta. Parecía estar depie ante un tansu, o cómoda, que aúncontenía sus joyas y atuendos. Lacabeza y los hombros erannítidamente visibles, pero de la

Page 219: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cintura para abajo la imagen seesfumaba hasta tornarse invisible;semejaba un imperfecto reflejo,transparente como una sombra en elagua.

Todos se asustaron yabandonaron la habitación. Abajo seconsultaron entre sí; y la madre delesposo de O-Sono declaró:

—Toda mujer siente predilecciónpor sus pequeñas cosas, y O-Sono letenía gran afecto a sus pertenencias.Acaso haya vuelto paracontemplarlas. Muchos muertos

Page 220: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

suelen hacerlo… a menos que lascosas se donen al templo de la zona.Si le regalamos al templo las ropas yadornos de O-Sono, es probable quesu espíritu guarde sosiego.

Todos estuvieron de acuerdo enhacerlo tan pronto como fueraposible. A la mañana siguiente, portanto, vaciaron los cajones y llevaronal templo las ropas y los adornos.Pero O-Sono regresó la próximanoche y contempló el tansu tal comola vez anterior. Y también volvió lanoche siguiente, y todas las noches se

Page 221: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

repitió su visita, que transformó esacasa en una morada del temor.

La madre del esposo de O-Sonoacudió entonces al templo y le contóal sumo sacerdote lo que habíasucedido, pidiéndole que laaconsejara al respecto. El templopertenecía a la secta Zen, y el sumosacerdote era un docto anciano,conocido como Daigen Oshõ.

Dijo el sacerdote:—Debe haber algo que le causa

ansiedad, dentro o cerca del tansu.—Pero vaciamos todos los

Page 222: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cajones —replicó la anciana—; nohay nada en el tansu.

—Bien —dijo Daigen Oshõ—,esta noche iré a vuestra casa ymontaré guardia en el cuarto para verqué puede hacerse. Dad órdenes deque nadie entre a la habitaciónmientras monto guardia, a menos queyo lo requiera.

Después del crepúsculo, DaigenOshõ fue a la casa y comprobó que elcuarto estaba listo para él.Permaneció allí a solas, leyendo lossûtras; y nada apareció hasta la Hora

Page 223: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de la Rata[1]. Entonces la imagen deO-Sono surgió súbitamente ante eltansu. Su rostro denotaba ansiedad, ypermaneció con los ojos fijos en eltansu.

El sacerdote pronunció lafórmula sagrada prescrita para talescasos, y luego, dirigiéndose a laimagen por el kaimyõ [2] de O-Sonole dijo:

—Vine aquí para ayudarte. Quizáhaya en ese tansu algo que despiertatu ansiedad. ¿Quieres que te ayude abuscarlo?

Page 224: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

La sombra pareció asentirmediante un leve movimiento decabeza; el sacerdote se incorporó yabrió el cajón de arriba. Estabavacío. A continuación, abrió elsegundo, el tercero y el cuarto cajón;hurgó detrás y encima de cada uno deellos; examinó con cuidado elinterior de la cómoda. No halló nada.Pero la imagen permanecía erguida,con tanta ansiedad como antes. “¿Quéquerrá?”, pensó el sacerdote. Depronto se le ocurrió que acasohubiera algo oculto debajo del papel

Page 225: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

que revestía los cajones. Levantó elforro del primer cajón: ¡nada! Perodebajo del forro del cajón inferiorhalló algo: una carta.

—¿Era esto lo que te inquietaba?—preguntó.

La sombra de la mujer se volvióhacia él, con su lánguida mirada en lacara.

—¿Quieres que la queme? —preguntó Daigen Oshõ.

Ella se inclinó ante él.—Esta misma mañana será

quemada en el templo —prometió el

Page 226: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sacerdote—, y nadie la leerá salvoyo.

La imagen sonrió y se disipó.Rompía el alba cuando el

sacerdote bajó las escaleras, a cuyopie la familia lo aguardabaexpectante.

—Calmaos —les dijo—, novolverá a aparecer.

Y la sombra, en efecto, jamásregresó.

La carta fue quemada. Era unacarta de amor redactada por O-Sonoen la época de sus estudios en Kyõto.

Page 227: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Pero sólo el sacerdote se enteró desu contenido, y el secreto murió conél.

[1] La Hora de la Rata (Né-no-Koku) era, según el antiguo métodojaponés de medición del tiempo, lahora primera. Correspondía, paranuestro código, al tiempotranscurrido entre medianoche y lasdos de la mañana; para los antiguosjaponeses cada hora equivalía a doshoras modernas (N. del A.)

[2] Kaimyõ: nombre budista

Page 228: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

póstumo, o nombre religioso, dado alos muertos. Estrictamente hablando,el significado de la palabra es“nombre de silâ”. Véase mi artículo“The Literature of the Dead” enExotics and Retrospectives (N. delA.)

Page 229: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

YUKI-ONNA

En una aldea de la provincia deMusashi vivían dos leñadores:Mosaku y Minokichi. En la época ala que aludo, Mosaku era un anciano,y Minokichi, su aprendiz, un joven dedieciocho años. Todos los días ibanjuntos a un bosque que distaba unascinco millas de la aldea. Camino deese bosque hay que vadear un anchorío, y hay una balsa. Varias veces seconstruyó un puente en el sitio donde

Page 230: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cruza la balsa, pero cada vez elpuente fue arrastrado por unainundación. No hay puente queresista la corriente cuando crece eserío.

Mosaku y Minokichi iban caminode casa, un frío atardecer, cuando lossorprendió una brusca tormenta denieve. Alcanzaron la balsa, pero elbatelero se había ido, dejando laembarcación en la otra ribera del río.No era día apropiado para nadar, ylos leñadores se cobijaron en lachoza del batelero, juzgándose

Page 231: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

dichosos por haber hallado al menosese refugio. En la choza no habíabrasero ni sitio alguno dondeencender fuego: era sólo una chozade doble entarimado[1], con una solapuerta y sin ventanas. Mosaku yMinokichi cerraron la puerta y esecharon a descansar, cubriéndosecon los abrigos de paja. Al principiono sintieron mucho frío, y pensabanque la nevisca no tardaría enconcluir.

El viejo se durmió casienseguida, pero el muchacho,

Page 232: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Minokichi, permaneció despiertodurante un buen rato, atento al vientoque gemía y a la nieve que azotaba lapuerta. El río bramaba con furia; lachoza crujía, meciéndose como unjunco en el mar. Era una tormentaespantosa, y el aire era cada vez máshelado. Minokichi temblaba debajode su abrigo. Pero al fin, pese a todo,también se durmió.

Una ráfaga de nieve en la cara lodespertó. La puerta de la choza sehabía abierto con brusquedad; elresplandor de la nieve (yuki-akari)

Page 233: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

iluminó a una mujer que estabadentro de la choza: una mujertotalmente vestida de blanco. Estabainclinada sobre Mosaku y exhalabasu aliento sobre él; y su alientosemejaba un humo blanco y brillante.Casi en el mismo instante se volvióhacia Minokichi y se agachó sobreél. El joven quiso gritar, pero nopudo emitir sonido alguno. La mujerde blanco se le acercó cada vez más,casi hasta rozarlo con el rostro;advirtió que era muy hermosa,aunque sus ojos eran temibles. Ella

Page 234: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

lo miró durante un rato; luegosusurró, con una sonrisa:

—Mi intención era tratarte comoal otro. Pero no puedo evitar ciertapiedad por ti… eres tan joven…Eres un muchachoapuesto,Minokichi, y no te causarédaño. Pero, si alguna vez le cuentas aalguien (aun a tu madre) lo que visteesta noche, lo sabré y acudiré amatarte… ¡Recuerda estas palabras!

Y, tras pronunciarlas, se apartóde él y salió por la puerta. Entoncesel joven recobró el don del

Page 235: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

movimiento; se incorporó de un saltoy miró alrededor. Pero la mujer noestaba en ninguna parte, y la nieveinundaba frenéticamente la cabaña.Minokichi cerró la puerta y laaseguró con leños. Supuso que era elviento el que la había abierto, ypensó que había estado soñando, quehabía tomado el resplandor de lanieve en el vano de la puerta por laimagen de una mujer blanca; pero nopodía estar seguro. Llamó a Mosaku,y se atemorizó al ver que éste no lecontestaba. Tendió la mano en la

Page 236: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

oscuridad, acarició el rostro deMosaku, y descubrió que estabahelado. Mosaku era un rígidocadáver.

Hacia el alba se disipó latormenta; y cuando el bateleroregresó a su puesto, poco despuésdel amanecer, halló a Minokichi sinsentido junto al gélido cadáver deMosaku. Minokichi recibió atencióninmediata y no tardó en recobrarse;pero durante mucho tiempo quedóenfermo a causa del frío padecido enesa terrible noche. También lo había

Page 237: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

asustado mucho la muerte del viejo,pero a nadie mencionó la visión de lamujer de blanco. Apenas se repuso,volvió a emprender su faena: todaslas mañanas, a solas, iba al bosque,de donde regresaba al anochecer consus haces de leña, que vendía conayuda de su madre.

Un atardecer del inviernosiguiente, mientras regresaba a casa,encontró una muchacha que viajabapor el mismo camino. Era alta,delgada y muy bonita, y respondió alsaludo de Minokichi con una voz tan

Page 238: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

dulce como el arrullo de un pájaro.Caminó junto a ella y comenzaron aconversar. La muchacha dijollamarse O—Yuki[2]; dijo ademásque hacía poco había perdido a suspadres y que iba en viaje haciaYedo, donde tenía unos parientespobres que acaso la ayudaran aconseguir empleo como sirvienta. Laextraña muchacha pronto sedujo aMinokichi: cuanto más la miraba máshermosa parecía. El joven lepreguntó si no estaba comprometida,y ella respondió, con una carcajada,

Page 239: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

que estaba libre. A su vez, ella lepreguntó a Minokichi si él estabacasado o comprometido; le contestóque, si bien sólo tenía que mantener auna madre viuda, aún no habíanconsiderado la cuestión de una“honorable nuera”, puesto que él eramuy joven… Luego de estasconfidencias, prosiguieron su caminoen silencio; mas, según declara elproverbio, Ki ga aréba, mé mo kuchihodo ni mono wo yu (En presenciadel deseo, los ojos no son menoselocuentes que los labios). Cuando

Page 240: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

llegaron a la aldea, ambos se habíancobrado mutuo afecto; y entoncesMinokichi le rogó a O-Yuki queaceptara alojarse en su casa por esanoche. Tras una tímida vacilación,ella decidió acompañarlo; y la madrede Minokichi le ofreció labienvenida y le preparó una comidacaliente. O-Yuki se comportó con taldiscreción que la madre del joven seprendó repentinamente de ella, y lapersuadió de que aplazara su viaje aYodo. La natural consecuencia deeste episodio fue, por supuesto, que

Page 241: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

O-Yuki jamás fue a Yedo.Permaneció en la casa, como“honorable hija política”.

O-Yuki desempeñó este papel ala perfección. Al fallecer la madrede Minokichi —cinco años más tarde—, sus últimas palabras fueron deafecto y alabanza para la mujer de suhijo. Y O-Yuki le dio diez hijos aMinokichi, entre varones y mujeres,todos ellos muy hermosos, y de tezadmirable.

La gente de la comarcaconsideraba a O-Yuki una persona

Page 242: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

maravillosa, aunque distinta de ellospor naturaleza. La mayor parte de lascampesinas envejeceprematuramente, pero O-Yuki,aunque era madre de diez niños, seconservaba tan joven y lozana comoel día en que llegó a la aldea.

Una noche, cuando los niños sehabían dormido, O-Yuki cosía a laluz de un farolillo de papel; yMinokichi, observándola, le dijo:

—Al verte allí, cosiendo, con laluz en la cara, evoqué algo extrañoque me aconteció cuando tenía

Page 243: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

dieciocho años. En esa ocasión, vi auna mujer tan hermosa y blanca comotú… en realidad, se te parecíamucho…

O-Yuki respondió, sin alzar losojos:

—Háblame de ella… ¿Dónde laviste?

Entonces Minokichi le refirió lanoche espantosa pasada en la cabañadel batelero, le contó el episodio dela Mujer Blanca que le habíasonreído y susurrado, y le describióla silenciosa muerte del viejo

Page 244: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Mosaku. Y añadió:—Ésa fue la única vez, en el

sueño o la vigilia, que vi una criaturatan hermosa como tú. No era, porsupuesto, un ser humano; y yo le teníamiedo… mucho miedo… ¡pero eratan blanca! En verdad, nunca estuveseguro de si había soñado o si habíavisto a la Mujer de la Nieve…

O-Yuki arrojó su costura, selevantó, se irguió ante Minokichi, yle gritó:

—¡Era yo… yo… yo!… ¡EraYuki! ¡Y te dije que te mataría si

Page 245: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

alguna vez llegabas a mencionarlo!…Si no fuera por esos niños queduermen allí, te mataría al instante. Yahora, mejor que los cuides muy, muybien, pues si alguna vez tienenrazones para quejarse de ti, te tratarécomo mereces…

Mientras gritaba, su voz se habíaaflautado hasta parecer un gemidodel viento; entonces se disipó,convirtiéndose en una niebla blanca yrutilante que ascendió hacia el cieloraso y que desapareció trémula, porel agujero de la chimenea… Jamás

Page 246: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

volvieron a verla.

[1] Es decir, la superficie delpiso tenía unos seis pies cuadrados(N. del A.)

[2] Este nombre, que significa“nieve”, no es infrecuente. Acerca delos nombres femeninos en Japónvéase mi libro Shadowings (N. delA.)

Page 247: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

LA HISTORIA DEAOYAGI

En la era de Bummei (1469-1486) hubo un joven samuraillamado Tomotada al servicio deHatakéyama Yoshimuné, Señor deNoto. Tomotada era nativo deEchizen, pero a temprana edad lohabían llevado como paje al palaciodel daimyõ de Noto, y allí lo habíanadiestrado, bajo la supervisión delpríncipe, en el ejercicio de las

Page 248: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

armas. Con el tiempo, demostró quesus virtudes como erudito no eraninferiores a sus virtudes comosoldado, y continuó gozando delfavor de su príncipe. Dotado deafabilidad, simpatía y apostura, ganóel afecto y la admiración de los otrossamurais.

Tomotada tenía veinte añoscuando se le encomendó una misiónespecial ante Hosokawa Masamoto,gran daimyõ de Kyotõ y pariente deHatakéyama Yoshimuné. Comorecibió órdenes de pasar por

Page 249: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Echizen, el joven solicitó y obtuvolicencia para visitar de paso a sumadre, que era viuda.

Partió de la época más gélida delaño; el campo estaba cubierto denieve y, aunque el samurai contabacon un vigoroso corcel, se vioforzado a marchar con lentitud. Tomóuna senda que se internaba en unparaje montañoso, donde lospoblados eran escasos y distantesentre sí; y en el segundo día de viaje,agotado por horas de cabalgata,sucumbió a la desesperación al ver

Page 250: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

que no podía llegar a su próximodescanso sino hasta bien entrada lanoche. Su ansiedad se justificaba,pues cerníase una pesada nevisca yun ventarrón frío e intenso, y elcaballo ya parecía exhausto. Pero, enese momento crucial, Tomotadasúbitamente vislumbró el techoderruido de una cabaña en la cima deun monte coronado de sauces.Espoleó al animal, y no sindificultades trepó hasta la casa;golpeó con fuerza los batientes demadera, cerrados para impedir la

Page 251: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

irrupción del viento. Una ancianaacudió a abrirle, y al ver al apuestodesconocido, gritó,compadeciéndole:

—¡Ah, qué horrible! ¡Un jovencaballero viajando solo con estetiempo!… Dignaos entrar, jovenseñor.

Tomotada desmontó y, trasconducir su caballo a un establo alfondo de la casa, entró en la cabaña,donde vio a un viejo y una muchachaque se calentaban a la lumbre de unafogata hecha de ramas de bambú.

Page 252: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Con todo respeto lo invitaron acompartir el fuego; los ancianosprocedieron a calentar un poco devino de arroz y a preparar comidapara el viajero, a quien seaventuraron a interrogar con respectoa su travesía. La joven, entretanto,desapareció detrás de una mampara.Tomotada había observado conasombro que ésta eraextraordinariamente bella, aunque suvestimenta consistía en aborreciblesharapos y tenía el cabello, largo ysuelto, totalmente desgreñado. Le

Page 253: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

intrigó que una muchacha tan bonitaviviera en un sitio tan pobre ydesolado.

Díjole el anciano:—Honorable señor, el próximo

pueblo está lejos; arrecia la nieve, elviento cala los huesos, y el caminoestá en malas condiciones. Seguirnuestro camino esta misma nochesería, por tanto, algo peligroso.Aunque este cobertizo es indigno devuestra presencia, y aunque notenemos comodidades que ofreceros,quizá sea más seguro que esta noche

Page 254: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

os cobijéis bajo este techomiserable… Sabríamos cuidar devuestra cabalgadura.

Tomotada aceptó esta humildepropuesta, íntimamente feliz dedisponer de más ocasiones de ver ala muchacha. Pronto le ofrecieronuna comida tosca aunque abundante,y la joven regresó para servirle elvino. Se había cambiado de ropas yahora lucía un vestido de confeccióncasera, basto pero limpio; se habíapeinado y cepillado los largoscabellos. En cuanto ella se inclinó

Page 255: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

para llenar la copa, Tomotadacomprobó con perplejidad que eramás bella que todas las mujeres quehabía conocido; también loasombraron sus grácilesmovimientos. Pero los ancianoscomenzaron a disculparse por ella,diciendo:

—Señor, nuestra hija, Aoyagi[1],ha sido criada aquí, en las montañas,prácticamente sola, e ignora losbuenos modales. Os rogamos quedisculpéis su estupidez y suignorancia.

Page 256: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Tomotada alegó que seconsideraba dichoso al ser servidopor una doncella tan bonita. Nopodía apartar los ojos de ella,aunque advertía que su mirada deadmiración la hacía sonrojar; noprobó el vino ni la comida.

—Amable señor —dijo la madre—, esperamos que intentaréis comery beber un poco, pues aunquenuestros alimentos sean de la peorcalidad, ese viento espantoso osdebe haber helado.

Entonces, para complacer a los

Page 257: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ancianos, Tomotada comió y bebiócuanto pudo, pero los encantos de lamuchacha no dejaron de seducirlo.Habló con ella y descubrió que suspalabras eran tan dulces como surostro. Acaso la hubiesen criado enlas montañas, pero, en tal caso, suspadres debían haber sido gente derango en otro tiempo, pues hablaba ygesticulaba como una dama dealcurnia. Súbitamente, Tomotada ledirigió un poema —que también erauna pregunta— inspirado por eldeleite de su corazón:

Page 258: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

TadzunétsuruHana ka toté koso,Hi wo kuraséAkénu ni otoruAkané sasuran?

[Yendo a hacer una visita,hallé algo que creí una flor:por tanto, aquí pasaré el día…¿Por qué, antes del alba,han de encenderse los tintes del

alba?Eso en verdad lo ignoro][2].

Page 259: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Sin vacilar un instante, ella lerespondió con estos versos:

Izuru hi noHonoméku iro woWaga sodé niTsutsumaba asu moKimiya tomaran

[Si con la manga oculto ellánguido

y hermoso color del solcrepuscular,

Page 260: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

entonces es posible que mi señoraún permanezca aquí por la

mañana][3].

Entonces Tomotada supo que ellaaceptaba su admiración; y elasombro que le causó la sutileza conque ella hilvanara en versos sussentimientos no fue inferior al deleiteque le ocasionó la respuesta queéstos implicaban. Ahora estabaseguro de que en todo este mundojamás podría encontrar, y menosconquistar, a una muchacha más bella

Page 261: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

y sagaz que esta rústica doncella; yen su corazón, una voz parecíagritarle: “¡Aprovecha la suerte quelos dioses han puesto en tu camino!”En otras palabras, estaba hechizado,y lo estaba a tal punto que, sindilación, le pidió a los ancianos lamano de su hija, no sin detallarles supropio nombre y linaje, y su rango enla corte del Señor de Noto.

Ellos se inclinaron ante él,proclamando su sorpresa y gratitud.Pero, tras unos instantes de aparentevacilación, dijo el padre:

Page 262: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

—Honorable señor, sois personade alto rango y tenéis posibilidad deelevaros más todavía. Muy grande esel favor que os dignáis ofrecernos, ypor cierto que no hay modo deexpresar o medir la hondura denuestra gratitud. Pero esta muchachaes sólo una estúpida campesina,nacida en cuna humilde y sineducación de ningún tipo, y no esadecuado que se convierta en esposade un noble samurai. Ni siquiera escorrecto mencionar tal posibilidad…Pero, puesto que la halláis a vuestro

Page 263: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

gusto y habéis condescendido adisculpar sus rústicos modales y apasar por alto su grosería, os laofrecemos con gusto para que ossirva con humildad. Dignaos, pues,actuar como mejor convenga avuestro augusto placer.

Antes de la mañana se disipó latormenta, y la claridad irrumpiódesde el oriente sin nubes. Aunque lamanga de Aoyagi ocultaba el arreboldel crepúsculo a los ojos de suamante, éste no podía demorarsemás. No obstante, no se resignaba a

Page 264: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

despedirse de la joven. Cuando todoestuvo dispuesto para el viaje, sedirigió a los padres con estaspalabras:

—Aunque parezca ingratosolicitar más de lo que ya herecibido, una vez más quiero rogarosque me deis a vuestra hija poresposa. Ahora me sería difícilsepararme de ella; y, puesto que ellaestá deseosa de acompañarme, si lopermitís, la llevaré tal como está. Sime la concedéis, siempre os venerarécomo padres… y aceptad entretanto

Page 265: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

esta pobre señal de agradecimiento avuestra amabilísima hospitalidad.

Hablando de este modo, puso alos pies de su humilde anfitrión unabolsa de ryõ de oro. Pero el anciano,tras prosternarse reiteradas veces, ledevolvió el presente con amabilidad,diciéndole:

—Bondadoso señor, de nada nosserviría el oro, y vos acaso lonecesitéis durante vuestra largajornada. Aquí no compramos nada; yno podríamos bastar tanto tiempoaunque quisiéramos… En cuanto a la

Page 266: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

muchacha, ya os la hemos ofrecidocomo un regalo. Os pertenece: esinnecesario que nos pidáis permisopara llevárosla. Ya nos ha confiadoque desea acompañaros y ser vuestrasirvienta tanto tiempo como osdignéis mirarla. Con sólo aceptarla,nos colmáis de felicidad; osimploramos que no os preocupéispor nosotros. En este lugar nopodíamos brindarle ropa adecuada…mucho menos una dote. Además,siendo viejos, pronto hubiésemosdebido despedirnos de ella de

Page 267: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cualquier modo. Es, pues, una suerteque vuestra voluntad sea llevárosla.

En vano intentó Tomotadapersuadir a los ancianos de queaceptaran el presente: el dinero noles interesaba. Pero advirtió quetenían verdadera ansiedad porconfiarle el destino de su hija, demodo que decidió llevársela consigo.La montó sobre el caballo y sedespidió de los ancianos por elmomento, expresándoles su sinceragratitud.

—Honorable señor —respondió

Page 268: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

el padre—, somos nosotros, no vos,quienes debemos estar agradecidos.Estamos seguros de que trataréis biena nuestra niña y que no debemostemer por ella…

[Aquí, en el original japonés hayuna extraña ruptura en el cursonatural de la narración, que acusa portanto una curiosa incoherencia. Nadamás se dice sobre la madre deTomotada o sobre los padres deAoyagi o sobre el daimyõ de Noto.Es obvio que el narrador se hartóaquí de su obra y apresuró el relato,

Page 269: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

llevándolo sin escrúpulo a suasombroso final. No puedo suplirtales omisiones o reparar sus fallasde construcción, pero me aventuraréa intercalar ciertos detallesaclaratorios que impidan la totaldisolución del resto del cuento…Parece que Tomotada se apresuró air a Kyõto con Aoyagi, y así seprocuró problemas; pero no se nosinforma de cómo vivió la pareja deahí en adelante.]

… Ahora bien, un samurai nopodía casarse sin consentimiento de

Page 270: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

su señor, y Tomotada no habría deobtenerlo antes de que su misiónfuera cumplida. Tenía razones, entales circunstancias, para temer quela belleza de Aoyagi le ganaraenemigos que intentaranarrebatársela. En Kyõto, por tanto,procuró mantenerla oculta a loscuriosos. Pero un servidor del SeñorHosokawa vio un día a Aoyagi,descubrió cuál era su relación conTomotada, e informó del asunto aldaimyõ.

E l daimyõ —un joven príncipe

Page 271: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

adepto a las caras bonitas— ordenóque la muchacha compareciera enpalacio, adonde aquélla fue llevadaen el acto y sin ceremonias.

Tomotada sufrió un ilimitadodolor, pero no ignoraba suimpotencia. Era sólo un humildemensajero al servicio de un lejanodaimyõ, y por el momento estaba a lamerced de un daimyõ mucho máspoderoso, cuyos deseos eranirrecusables. Por lo demás,Tomotada sabía que había actuadocomo un necio, atrayendo su propio

Page 272: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

infortunio al iniciar una relaciónclandestina condenada por el códigode la casta militar. Sólo le quedabaun recurso desesperado: huir conAoyagi, siempre que ésta pudiera yquisiera. Tras largas reflexiones,decidió intentar enviarle un mensaje.El intento sería arriesgado, porsupuesto: cualquier escrito que se leenviara podía caer en manos deldaimyõ, y mandarle una carta deamor a una residente en palacio erauna ofensa imperdonable. Peroresolvió correr el albur y compuso

Page 273: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

una carta en forma de poema chino,que intentó hacerle llegar. el poemaestaba escrito con sólo veintiochocaracteres. Pero en esos veintiochocaracteres pudo expresar toda lahondura de su pasión y sugerir todoel dolor de la ausencia[4]:

Kõshi õson gojin wo ou;Ryokuju namida wo tarété rakin

wo hitararu;Komon hitotabi irité fukaki koto

umi no gotoshi;Koré yori shorõ koré rojin.

Page 274: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

[El joven príncipe ahora siguede cerca a la rutilante doncella;

las lágrimas de la bella, al caer,han humedecido todos sus vestidos.

Pero el augusto señor se prendóde ella…

y la profundidad de su anheloiguala a la profundidad del océano.

Sólo yo, pues, padezco el olvido,sólo yo deambulo en la soledad.]

Al anochecer del día en queenvió el poema, Tomotada fuerequerido por el Señor Hosokawa.

Page 275: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

El joven sospechó en el acto que lohabían descubierto; y, si el daimyõhabía visto su carta, no teníaesperanzas de rehuir la pena capital.

“Ahora ordenará ejecutarme”,pensó Tomotada, “pero no meimporta vivir si no me devuelven aAoyagi. Además, si determinan misentencia de muerte, al menosintentaré matar a Hosokawa”.

Echó sus espadas al cinto y sedirigió al palacio.

Al entrar en la sala deaudiencias, vio al Señor Hosokawa

Page 276: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

en cuclillas sobre el estrado,rodeado por samurais de alto rango,con gorros y mantos ceremoniales.Todos estaban callados comoestatuas, y mientras Tomotadaavanzaba para tributar su homenaje,el silencio parecía tornarse denso ysiniestro, como la quietud queprecede al temporal. Pero Hosokawadescendió súbitamente del estrado y,tomando el brazo del joven, repitiólas palabras del poema: Kõshi õsongojin wo ou… Y Tomotada, almirarlo, vislumbró bondadosas

Page 277: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

lágrimas en los ojos del príncipe.Dijo entonces Hosokawa:—Ya que tanto os amáis, me

tomo la libertad de autorizar vuestromatrimonio, arrogándome un derechoque le corresponde al Señor de Noto;y vuestra boda se celebrará en mipresencia. Los invitados estánpresentes, los regalos estándispuestos.

A una señal del Señor, lasmamparas corredizas fueron abiertas:Tomotada contempló un vasto salóndonde múltiples dignatarios de la

Page 278: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

corte se habían congregado para laceremonia, y Aoyagi lo aguardabacon un vestido nupcial. De tal modola muchacha le fue devuelta; la bodafue espléndida y jovial, y la jovenpareja recibió valiosos presentestanto del príncipe cuanto de losmiembros de la corte.

Después de la boda, Tomotada yAoyagi compartieron cinco años defelicidad. Pero una mañana, Aoyagi,mientras comentaba con su esposo unproblema doméstico, profirió unsúbito alarido de dolor y luego

Page 279: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

quedó pálida y tiesa. Después deunos instantes, dijo con un hilo devoz:

—Discúlpame por ese gritobrutal… ¡pero el dolor fue tanrepentino! Querido esposo, nuestraunión ha de estar inscrita en nuestrokarma desde una existencia anterior,gracias a lo cual, espero, volveremosa estar juntos en más de una de lasvidas que nos aguardan. Pero en estaexistencia, tal unión se haquebrado… ha llegado el momentode separarnos. Repite en mi honor, lo

Page 280: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

imploro, la plegaria Nembutsu[5]…porque agonizo.

—¡Oh! ¡Qué extrañas y ridículasfantasías! —exclamó el asombradoesposo—. No te sientes bien,querida… eso es todo… Reclínate unrato y descansa, pronto pasará.

—¡No, no! —respondió Aoyagi— ¡Agonizo! No es miimaginación… lo sé. Y ahora seríaen vano, esposo mío, ocultarte laverdad por más tiempo: no soy un serhumano. Mi alma es el alma de unárbol, la savia del sauce es mi vida.

Page 281: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Y alguien, en este instante cruel,derriba mi árbol y causa mi muerte…Ni siquiera tengo fuerzas parallorar… ¡Rápido, rápido! Repite elNembutsu para mí… rápido… ¡Ah!

Con otro alarido apartó lacabeza, e intentó ocultarla detrás dela manga. Pero en ese mismo instantetodo su cuerpo pareció ceder delmodo más extraño y caer hastaalcanzar el nivel del piso. Tomotadadio un salto e intentó aferrarla, perono había nada que aferrar. En el pisosólo quedaban las ropas vacías de la

Page 282: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

hermosa criatura y los ornamentoscon que se había tocado el cabello:el cuerpo había dejado de existir.

Tomotada se rasuró el cráneo,prestó juramento ante el Buda y seconvirtió en monje viajero. Recorriótodas las provincias del imperio y,en todos los lugares sacros quevisitaba, ofrecía plegarias por elalma de Aoyagi. Al llegar a Echizen,en el curso de su peregrinación,buscó el hogar de los padres de suamada. Pero cuando llegó a esesolitario paraje entre los montes,

Page 283: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

comprobó que la choza habíadesaparecido. No había señal algunaque precisara el lugar donde habíaestado, salvo los tocones de tressauces (dos árboles viejos y unojoven), talados mucho antes de sullegada.

Junto a los tocones de los sauceserigió un monumento funerario, en elque inscribió diversos textossagrados; y allí ofició muchasceremonias budistas en memoria delos espíritus de Aoyagi y sus padres

Page 284: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

[1] El nombre significa “sauceverde” aunque es infrecuente, todavíaestá en uso (N. del A.)

[2] El poema puede ser leído dedos maneras, pues hay diversasfrases con doble significado. Pero elarte de su construcción requeriría unaexplicación extensa, que acaso nointerese al lector occidental. Elsignificado que deseaba expresarTomotada puede vertirse de estemodo: “Mientras viajaba para visitara mi madre, hallé una criatura tanadorable como una flor, y por causa

Page 285: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de esa adorable persona, aquí he depasar el día. Oh hermosa, ¿por quéese arrebol crepuscular antes de lahora del crepúsculo? ¿Acasosignifica que me amas?” (N. del A.)

[3] Es posible otra lectura, peroésta da el significado de la respuestarequerida (N. del A.).

[4] De ello quisiera persuadirnosel narrador japonés, si bien es ciertoque los versos parecen vulgares enuna traducción. Sólo intenté ofrecersu significado general: unatraducción literal eficaz requeriría

Page 286: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cierta erudición (N. del A.)[5] “La palabra Nembutsu -

explica L. H. en el artículo ‘BuddhistNames of Plants and Animals’ (AJapanese Miscellany)- es el nombrede la invocación Namu Amida Butsu!(‘¡Salutación al Buda Amitabha!’),que los piadosos de muchas sectasemplean como plegaria, yespecialmente como plegaria paralos muertos” (N. del A.)

Page 287: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

JIU-ROKU-ZAKURA

En Wakégõri, un distrito de laprovincia de Iyo, se yergue un cerezofamoso y antiguo, llamado Jiu-roku-sakura, “el Cerezo del DíaDecimosexto” porque todos los añosflorece el día decimosexto delprimer mes (según el antiguocalendario lunar), y sólo ese día. Demodo que la época de suflorecimiento es durante el GranFrío, pese a que el hábito natural de

Page 288: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

un cerezo consiste en aguardar hastala primavera antes de aventurarse aflorecer. Pero el Jiu-roku-sakuraflorece gracias a una vida que no esla propia, o que, al menos, no lo eraoriginalmente. El espíritu de unhombre habita ese árbol.

Era un samurai de Iyo, y eseárbol crecía en su jardín y solía darflores en la época habitual, o sea,hacia fines de marzo y principios deabril. El samurai había jugado bajoese árbol cuando niño; y sus padres yabuelos y ancestros habían colgado

Page 289: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

en esas ramas, estación tras estación,durante más de cien años, brillantestiras de papel de colores dondehabían escrito poemas de alabanza.El samurai envejeció, a tal punto quesobrevivió a sus propios hijos, ynada le quedaba en el mundo dignode su amor, salvo ese árbol. Mas,¡ay!, un incierto verano el árbol semarchitó y murió.

El anciano no hallaba consuelopor la pérdida de su árbol. Entonces,unos cordiales vecinos hallaron uncerezo joven y hermoso y lo

Page 290: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

plantaron en el jardín del samurai,con la esperanza de confortarlo. Éldemostró gratitud y simuló alegría.Pero lo cierto es que su corazónestaba ebrio de dolor, pues tantohabía adorado al viejo árbol quenada podía compensar esa pérdida.

Al fin tuvo una feliz ocurrencia:recordó que había un modo de salvaral árbol seco. (Era el díadecimosexto del mes primero.) Entróen el jardín, se inclinó ante el árbolmarchito y le habló de esta manera:

—Ahora dígnate, te lo imploro,

Page 291: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

florecer una vez más, porque voy amorir en tu lugar.

(Pues se cree que uno en verdadpuede ofrecer la propia vida acambio de la de otra persona, de lade una criatura, o aun de la de unárbol, por mediación de los dioses;el acto de transferir la propia vida seexpresa con el giro migawari nitatsu, “actuar como sustituto”.)Entonces tendió un manto blanco yvarios edredones bajo el árbol, sesentó sobre los edredones y realizóun hara—kiri al estilo samurai. Y su

Page 292: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

espíritu penetró en el árbol y lo hizoflorecer en esa misma hora.

Y todos los años siguefloreciendo en el día decimosextodel mes primero, en la estación de lanieve.

Page 293: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

EL SUEÑO DEAKINOSUKÉ

En el distrito Toïchi de laprovincia de Yamato, vivía un gõshillamado Miyata Akinosuké…

[Debo aclarar al lector que en elJapón feudal había una claseprivilegiada de soldados-granjeros,propietarios de sus fincas,semejantes a la clase de los yeomen(“pequeños propietarios rurales”) deInglaterra; y a éstos se los llamaba

Page 294: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

gõshi].En el jardín de Akinosuké había

un cedro enorme y antiguo, cuyoamparo él procuraba en los días debochorno. Una tarde muy tórridaAkinosuké estaba sentado bajo elárbol con dos gõshi, ambos amigossuyos, charlando y tomando vino,cuando súbitamente lo invadió unairresistible somnolencia, a tal puntoirresistible que rogó a sus amigosque lo excusaran por permitirse unasiesta en presencia de ellos. Luego serecostó al pie del árbol, y soñó este

Page 295: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sueño:Creyó estar echado allí en el

jardín y ver que una procesión,semejante al cortejo de un grandaimyõ, descendía por la cercanacolina y él se incorporaba paraobservarla. La procesión era fastuosae imponente (jamás había visto unasimilar) y marchaba hacia su propiacasa. Precedíanla hombres jóvenescon ricas vestiduras, que arrastrabanun palanquín lacado o gosho-guruma, cubierto con brillantescolgaduras de seda azul. Cuando la

Page 296: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

procesión llegó a corta distancia dela casa se detuvo; y un hombre derica vestimenta —obviamente unapersona de rango— abandonó elcortejo, se acercó a Akinosuké, lehizo una profunda reverencia y ledijo:

—Honorable señor, veis ante vosu n kérai [vasallo] del Kokuõ deTokoyo[1]. Mi amo, el Rey, ordenaque os salude en su nombre y que meponga a vuestra absoluta disposición.También desea que os informe deque augustamente requiere vuestra

Page 297: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

presencia en palacio. Dignaos, pues,entrar de inmediato en este honorablepalanquín, que él ha enviado paratrasladaros.

Akinosuké quiso responder aestas palabras con una réplicaapropiada, pero estaba perplejo yatónito; su voluntad parecióabandonarlo, y no pudo hacer sino loque indicaba el kérai. Entró en elpalanquín, el kérai se situó junto a éle hizo una señal; los servidores,tirando de las cuerdas de seda,hicieron girar el vehículo hacia el

Page 298: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sur; y así se inició el viaje.Para asombro de Akinosuké,

transcurrió muy poco tiempo antes deque el carruaje se detuviera ante unenorme pórtico (rõmon) de estilochino, que jamás había visto antes. Elkérai, apeándose, le dijo:

—Acudo a anunciar vuestrahonorable llegada.

Luego desapareció. Después deun rato de espera, Akinosuké vio quedos hombres de noble aspecto, contúnicas de seda púrpura y altosgorros que indicaban un respetable

Page 299: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

rango, salían del pórtico. Ambos losaludaron respetuosamente, loayudaron a descender del palanquín,y lo condujeron, pasando el pórtico ya través de un vasto jardín, a laentrada de un palacio cuyas murallasparecían extenderse, tanto al estecomo al oeste, a una distancia demillas. Akinosuké fue llevado hastauna sala de audiencias espléndida yde gran tamaño. Sus guías locondujeron al sitio de honor y contodo respeto se sentaron aparte,mientras varias doncellas con

Page 300: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

atuendo ceremonial traían refrescos.En cuanto Akinosuké tomó algúnrefresco, los hombres con manto depúrpura se prosternaron ante él y ledirigieron las siguientes palabras,turnándose alternativamente, según laetiqueta de las cortes:

—Es nuestro honorable deberinformaros… de la razón por la cualos han traído aquí… Nuestro señor,el Rey, augustamente desea que osconvirtáis en su yerno… y es suorden y su voluntad que hoy mismo…desposéis a la Augusta Princesa, su

Page 301: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

hija virginal… Pronto osconduciremos a la cámara… dondeSu Augusta Majestad os aguarda pararecibiros… Pero antes seránecesario que os engalanemos… conlos atuendos necesarios para laceremonia[2].

Tras hablarle de este modo, losservidores se incorporaron yentraron en una alcoba donde habíaun gran baúl lacado en oro. Abrieronel baúl y extrajeron ropas yornamentos de exquisita factura, y unkamuri, o tocado real. Vistieron pues

Page 302: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

a Akinosuké según convenía a unnovio principesco, y lo condujeron ala sala de audiencias, donde elKokuõ de Tokoyo estaba sentadosobre su daiza[3], tocado con altogorro negro propio de su dignidadreal y cubierto por ropajes de sedaamarilla. Ante el daiza, a izquierda yderecha, había una multitud dedignatarios sentados según el ordenque les asignaba su rango, inmóvilesy espléndidos como las imágenes deun templo; y Akinosuké, avanzandoentre ellos, saludó al Rey con una

Page 303: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

triple inclinación, según el hábito. ElRey lo recibió con gráciles palabras,y díjole después:

—Os han informado de la razónpor la cual habéis debidocomparecer ante Nuestra presencia.Hemos decidido que os convirtáis enel esposo de Nuestra única hija, yahora procederemos a la ceremonianupcial.

En cuanto el Rey completó sudiscurso, sonaron las notas de unamúsica alegre; y un alto cortejo dehermosas damas irrumpió desde los

Page 304: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cortinajes, para conducir aAkinosuké a la cámara donde loaguardaba su prometida.

La cámara era inmensa, peroapenas bastaba para albergar a unamultitud de huéspedes congregadospara presenciar la ceremonia. Todosse prosternaron ante Akinosukécuando éste se puso ante la hija delRey, en el almohadón que le estabadestinado. La novia parecía unadoncella celestial y sus ropajes erandeslumbrantes como el cielo estival.Y celebróse el matrimonio, en medio

Page 305: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de un gran júbilo.La pareja fue luego conducida a

una serie de aposentos preparadospara ambos en otra ala del palacio,donde recibieron las felicitacionesde muchas personas de noblecondición, y presentes innumerables.

Días más tarde, Akinosuké debiócomparecer una vez más en la saladel trono. En esta ocasiónrecibióselo con palabras aún másgráciles; y el Rey le anunció:

—Al sudoeste de Nuestroimperio hay una isla llamada Raishû.

Page 306: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Os hemos designado gobernador deesa isla. Allí hallaréis un pueblodócil y leal, pero cuyas leyes aún nohan sido acordadas con las leyes deTokoyo, y cuyas costumbres aún nohan sido reguladas comocorresponde. Os confiamos el deberde mejorar la condición social deesas gentes tanto como os seaposible, y os encomendamos que lasgobernéis con prudencia y sabiduría.Todo está dispuesto para queemprendáis vuestro viaje a Raishû.

Así fue como Akinosuké y su

Page 307: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

esposa partieron del palacio deTokoyo, custodiados por una escoltade nobles y oficiales que losacompañaron hasta la costa, donde seembarcaron en una suntuosa naveprovista por el Rey. Y con vientosfavorables llegaron a Raishû, dondela buena gente de la isla losaguardaba en la playa para ofrecerlesla bienvenida.

Akinosuké se consagró deinmediato a sus nuevos deberes, queno resultaron arduos de cumplir.Dedicó los primeros tres años de su

Page 308: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

gobierno, ante todo, a laconfiguración y ejecución de lasleyes; mas, como contaba con sabiosconsejeros, la tarea no supo serleingrata. Una vez concluida,Akinosuké no tuvo otros deberesactivos que cumplir, salvo laasistencia a los ritos y ceremoniasprescritos por la tradición. Esacomarca era tan fecunda y saludableque nadie conocía la enfermedad o laindigencia, y su gente era tanbondadosa que las leyes jamásfueron quebrantadas. Y Akinosuké

Page 309: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

moró y gobernó en Raishû duranteveinte años más —un total deveintitrés años—, jamás perturbadospor la sombra del dolor.

Pero el año vigésimo cuarto desu mandato, un grave infortunio seabatió sobre él: su esposa, que lehabía dado siete hijos —cincovarones y dos hembras— enfermó ymurió. Fue sepultada con gran pompaen la cima de una hermosa colina deldistrito de Hanryõkõ, y un magníficomonumento coronó su tumba. PeroAkinosuké sentíase tan desolado por

Page 310: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

esa muerte que ya no le interesabavivir.

Al culminar el período de duelo,un mensajero real, o shisha, llegó aRaishû. El shisha le dio a Akinosukéun mensaje de condolencia, y luegole dijo:

—Éstas son las palabras quenuestro augusto señor, el Rey deTokoyo, me ordena repetiros: “Osenviaremos de vuelta con vuestragente, a vuestro país. En cuanto a lossiete niños, tratándose de los nietosdel Rey, recibirán la debida

Page 311: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

atención, de modo que dignaos nopreocuparos por ellos”.

Al recibir este mandato,Akinosuké sumisamente se dispuso apartir. Una vez que dejó todo enorden y asistió a la ceremonia dedespedida de sus consejeros yoficiales, fue escoltado al puertoentre grandes honores. Allí seembarcó en la nave que venía abuscarlo; y la nave se internó en elmar azul, y el perfil de la isla deRaishû se volvió azul, luego gris, yluego desapareció para siempre… Y

Page 312: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Akinosuké súbitamente despertó bajoel cedro de su jardín.

Estaba confundido y estupefacto.Entonces advirtió que sus amigos aúnpermanecían junto a él, bebiendo ycharlando alegremente. Los miró conasombro y gritó en alta voz:

—¡Qué extraño!—Akinosuké estuvo soñando —

exclamó uno de ellos, con unacarcajada—. ¿Qué viste de extraño,Akinosuké?

Entonces Akinosuké les refirió elsueño, un sueño que había abarcado

Page 313: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

veintitrés años de estancia en elreino de Tokoyo, en la isla deRaishû; ambos se sorprendieron,pues su amigo no había dormido sinounos pocos minutos.

Dijo uno de los gõshi:.En verdad que viste cosas

extrañas. También nosotros vimosalgo extraño mientras dormías lasiesta. Una pequeña mariposaamarilla revoloteó un instante cercade tu rostro, y nosotros laobservamos. Luego descendió alsuelo, junto a ti, debajo del árbol; y

Page 314: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

apenas hubo descendido, una enormehormiga salió de un agujero, laatrapó y la arrastró hacia el agujero.Poco antes de que te despertaras,vimos que la misma mariposa volvíaa salir del agujero y revoloteaba unavez más sobre tu rostro. Ydesapareció súbitamente: nosabemos adónde fue.

—Acaso era el alma deAkinosuké —dijo el otro gõshi—,pues por cierto que la vi volar dentrode su boca… Pero, aun cuando lama r i p o s a fuera el alma de

Page 315: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Akinosuké, eso no explica el sueño.—Las hormigas pueden

explicarlo —respondió el primergõshi—. Las hormigas son criaturasmuy raras… acaso demoníacas… Entodo caso, hay un gran nido dehormigas debajo del cedro.

—¡Vamos a ver! —exclamóAkinosuké, incitado por estasugerencia. Y fue en busca de unapala.

Según comprobaron, unaprodigiosa colonia de hormigashabía excavado el suelo alrededor y

Page 316: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

debajo del cedro, de un modosorprendente. Además, las hormigashabían edificado dentro de lacavidad, y sus minúsculasconstrucciones de paja, barro yramas guardaban una asombrosasemejanza con ciudades en miniatura.En el centro de una estructuraconsiderablemente mayor que lasdemás, un inquieto enjambre dehormigas se afanaba alrededor de lahormiga mayor, que tenía alasamarillentas y una prominente cabezanegra.

Page 317: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

—¡Caramba! —exclamóAkinosuké—. ¡Ése es el rey de misueño! ¡Y ése es el palacio deTokoyo!… ¡Extraordinario! Raishûdebería estar al sudeste… a laizquierda de esa raíz… ¡Sí! ¡Aquíestá! ¡Qué extraño! Ahora estoyseguro de poder encontrar la colinade Hanryõkõ, y la tumba de laprincesa.

Hurgó con tenacidad en eldestrozado hormiguero, y al findescubrió un pequeño montículo encuya cima había un guijarro

Page 318: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

enmohecido, con forma demonumento budista. Debajo, envueltoen barro, halló el cadáver de unahormiga hembra.

[1] Este nombre, “Tokoyo”, esindefinido. Puede significar según lascircunstancias, cualquier paísdesconocido, o esa ignorada comarcade la que no vuelve jamás viajeroalguno*, o ese País de las Hadas delas fábulas del Lejano Oriente, elReino de Hõrai. El término Kokuõdesigna al gobernante de un país, un

Page 319: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

rey, por lo tanto. La frase original,“Tokoyo no Kokuõ”, puedetraducirse aquí como “El gobernantede Hõrai” o “el Rey del País de lasHadas”. (N. del A.)

* “Esa ignorada comarca de lajamás vuelve viajero alguno” (Thatundiscovered country from whosebourn no traveller returns) es unacita literal de Hamlet, del famososoliloquio de la escena I del acto III(N. del T.)

[2] La última frase, según laantigua costumbre, debía ser

Page 320: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

pronunciada simultáneamente porambos servidores. Todos estosrequisitos ceremoniales aún puedenobservarse en los escenariosjaponeses (N. del A.)

[3] Tal era el nombre que recibíael estrado que ocupaba un príncipe oseñor feudal en la corte. El vocablo,literalmente, significa “gran asiento”(N. del A.)

Page 321: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

RIKI-BAKA

Se llamaba Riki, que significa“fuerza—”, pero la gente lo llamabaRiki el Simple, o Riki el Tonto—“Riki-Baka”— porque su vidatranscurría en una infancia perpetua.Por esa misma razón lo trataban conamabilidad, aun cuando hubieraincendiado una casa acercando unfósforo encendido a un mosquitero,aplaudiendo de alegría al ver elresplandor de las llamas. A los

Page 322: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

dieciséis años era un mozo alto yfornido, pero su mente siempreconservó la feliz edad de dos años, ypor tanto Riki seguía jugando con lospequeños. Los niños más grandes dela vecindad, de cuatro a seis años, nojugaban con él, porque Riki no podíaaprender sus juegos ni sus canciones.Su juguete favorito era una escoba, ala que montaba como un caballito; yse pasaba las horas con su escoba,subiendo y bajando la cuesta que hayfrente a mi casa, con asombrosascarcajadas. Pero al fin el ruido que

Page 323: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

causaba comenzó a molestarme, ytuve que decirle que fuera a jugar aotro sitio. Se inclinó con docilidad yse alejó, arrastrando la escoba conpesadumbre. Era muy amable yabsolutamente inofensivo (siempreque no le dieran la oportunidad dejugar con fuego), y rara vez dabamotivo de queja. Se relacionaba conla vida de nuestra calle en forma tananónima como un pollo o un perro;cuando desapareció, no llegué aextrañarlo. Pasaron meses antes deque llegara a acordarme de Riki.

Page 324: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

—¿Qué le ocurrió a Riki? —lepregunté entonces a un viejo leñadorque provee de combustible a nuestravecindad, pues recordé que Rikisolía ayudarlo a llevar los haces deleña.

—¿Riki—Baka? —respondió elviejo—. Ah, Riki murió, pobrecito…Sí, murió hace cosa de un año,inesperadamente; los médicosdijeron que tenía una enfermedad enel cerebro. Y hay una extraña historiarespecto a Riki.

“Cuando Riki murió, la madre

Page 325: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

escribió su nombre, ‘Riki-Baka’, enla palma de su mano izquierda,poniendo ‘Riki’ en escritura china, y‘Baka’ en kana[1]. Y repitió muchasplegarias por él, pidiendo querenaciera en una condición más feliz.

”Ahora bien, hace cosa de tresmeses, en la honorable residencia deNanigashi-Sama, en Kõjimachi,nació un niño con caracteres en lapalma de la mano izquierda; y loscaracteres decían, con toda claridad,‘Riki-Baka’.

”De modo que la gente de la casa

Page 326: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

pensó que ese nacimiento debíaobedecer a la plegaria de alguien, yse hicieron indagaciones por todaspartes. Al fin, un verdulero les confióque solía haber un muchacho tonto,llamado Riki-Baka, en el barrio deUshigomé, y que había muerto en elúltimo otoño; enviaron, pues, dossirvientes en busca de la madre deRiki.

”Los sirvientes la encontraron yle dijeron lo que había ocurrido; yella se alegró mucho, pues la casaNanigashi es muy rica y famosa. Pero

Page 327: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

los sirvientes le contaron que lafamilia de Nanigashi-Sama estabafuriosa por la palabra ‘Baka’ inscritaen la mano del niño.

”—¿Dónde está enterrado Riki?—preguntaron los sirvientes.

”—En el cementerio de Zendõji—les dijo ella.

”—Por favor —le pidieron lossirvientes—, danos un poco de barrode su tumba.

”Ella entonces los condujo altemplo Zendõji, y les mostró elsepulcro de Riki, y ellos se llevaron

Page 328: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

un poco de barro de la tumbaenvuelto en un furoshiki[2]. A lamadre de Riki le dieron algúndinero… diez yenes.

—Pero, ¿para qué querían elbarro? —pregunté.

—Bueno —dijo el viejo—,imagínese que no convenía que elniño creciera con ese nombre en lamano. Y no hay otra manera deborrar los caracteres inscritos porese medio en el cuerpo de un niño:hay que frotar la piel con barrotomado de la tumba del cadáver de

Page 329: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

la existencia anterior…

[1] Nombre con que se conocenlos dos silabarios (hiragana ykatakana) más empleados paraescribir el japonés actual (N. del T.)

[2] Pieza cuadrada de algodón, ode una tela similar, empleada parallevar bultos pequeños (N. del A.)

Page 330: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

HI-MAWARI

En la colina boscosa que haydetrás de la casa, Robert y yobuscamos anillos de hadas[1].Robert tiene ocho años, es apuesto ysagaz; yo tengo poco más de siete, yreverencio a Robert. Es un fulgurantedía de agosto, y el aire cálido vibrael áspero y dulce aroma de la resina.

Aunque no encontramos anillosde hadas, hallamos muchas piñas enel pastizal. Le cuento a Robert la

Page 331: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

vieja historia galesa del hombre quese durmió, inadvertidamente, dentrode un anillo de hadas, y desapareciópor siete años, y no volvió a comer ohablar después de que sus amigos lolibraron del sortilegio.

—Ya sabes, sólo comen puntasde agujas —dice Robert.

—¿Quiénes? —pregunto yo.—Los duendes —responde

Robert.Esta revelación me deja mudo de

asombro y horror… Pero Robertgrita de pronto:

Page 332: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

—¡Un arpista! ¡Va para la casa!Y presurosamente bajamos la

colina para escuchar al arpista. ¡Peroqué arpista! En nada se parece a loscanosos bardos de los libros decuentos. Es un vagabundo de tezoscura, de aspecto descuidado,robusto, con ojos negros e insolentesque destellan bajo cejas negras yfruncidas, más parecido a un albañilque a un poeta… ¡y su ropa era depana!

—¿Cantará en galés? —murmuróRobert.

Page 333: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Mi decepción me impide todocomentario. El arpista deja el arpa—un enorme instrumento— en elumbral de nuestra casa, hace sonarlas cuerdas con una caricia tosca, seaclara la garganta con una especie defurioso gruñido, y comienza:

Creedme, si esos jóvenesencantos seductores,

Que hoy contemplo con taldeleite…

Page 334: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

El acento, la voz, la actitud, todosuscita en mí una inexpresablerepulsión, me infunde una sensaciónde vulgaridad intolerable. Quisieradecirle en voz alta: “¡Usted no tienederecho a cantar esa canción!” Puesla he escuchado en labios de lacriatura más hermosa y adorable demi pequeño mundo, y que ese hombrerústico y grosero se atreva a cantarlame parece una burla y una injuria.¡Mas sólo por un instante! Una vezque ha pronunciado estas palabras,esa voz ronca y profunda prorrumpe

Page 335: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

súbitamente en una ternura trémula eindescriptible, y luego, ¡ohmaravilla!, se disuelve entonalidades tan sonoras y exuberantescomo el bajo de un órgano, mientrasuna ignorada sensación me apresa lagarganta… ¿Qué hechicería, quésecreto descubrió este hombrehuraño y ambulante? ¿Habrá alguienmás en el mundo que pueda cantar deese modo? La imagen del cantortiembla y se disipa; y la casa, y elcésped, y todas las formas visiblesse quiebran y flotan ante mí. Sin

Page 336: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

embargo, por instinto, temo a esehombre; diríase que lo odio; yenrojezco de vergüenza y de furia acausa del poder que se arroga paraconmoverme.

—Te hizo llorar —observaRobert compadeciéndose yacrecentando mi confusión, en cuantoel hombre se aleja con seis peniquesmás en la bolsa, aceptados sinagradecimientos—. Pero supongoque debe ser un gitano. Los gitanosson mala gente… son todos brujos…volvamos al bosque.

Page 337: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Y volvemos hacia los pinares,nos acuclillamos en el pasto heridopor los destellos del sol, ycontemplamos la ciudad y el mar.Pero ya no jugamos como antes: aúnperdura el sortilegio del brujo.

—Quizá sea un duende —aventuro al fin—, o un hada.

—No —dice Robert—, sólo ungitano. Pero es casi tan malo comoellos. Ya sabes, roban a los niños.

—¿Qué haremos si vuelve? —digo con voz entrecortada,súbitamente horrorizado ante el

Page 338: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

desamparo de nuestra situación.—Oh, no se atrevería —responde

Robert—. A la luz del día no, yasabes…

* * *

Sólo ayer, cerca de la aldea deTakata, al ver una flor que losjaponeses denominan casi igual quenosotros (“Hi—mawari”, La que sevuelve hacia el sol), la voz delarpista vagabundo cruzó un espacio

Page 339: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de cuarenta años y volvió a vibrar enmis oídos:

El girasol vuelve hacia su diosponiente

Idéntica mirada que al verloascender.

Una vez más vi los intersticios desol entre las sombras de esa distantecolina galesa, y por un segundoRobert se irguió ante mí con su rostrode niña y sus rizos de oro.

Page 340: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Buscábamos anillos de hadas… Perotodo cuanto existía del verdaderoRobert ha de haberse transformadohace tiempo en algo prodigioso yextraño… Nadie cuenta con mayorriqueza que esta: que un hombre désu vida por su amigo…

[1] Vierto literalmente el nombreinglés del Marasmius oreades, unaespecie de hongo cuya denominación,fairy ring, también designa a lavegetación donde se lo encuentra;derívase ese nombre de la creencia

Page 341: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

popular de que en tales sitios lashadas se reunían a bailar.

*(N. del T.) En España no eranprecisamente las hadas; sudenominación correcta es “corro debrujas” (Nota propia)

Page 342: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

HORAI

Visión azul de una profundidadque se ahonda en lo alto… el cielo yel mar intercambian mutuos fulgores.Un día de primavera, por la mañana.

Sólo el cielo y el mar… vastaextensión de azur. En primer plano,las ondas captan un destello de plata,se arremolinan las hebras de espuma.Pero un poco más allá, no sevislumbra movimiento alguno, nadasalvo el color: el cálido y tenue azul

Page 343: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

del agua que se dilata hastaconfundirse con el azul del aire. Nohay horizonte: sólo la distancia quese eleva al espacio, una cóncavainfinitud que se ahueca sobre mí, elcolor que con la altura se torna másprofundo. Mas en la azul lejaníapende una lánguida visión de torrespalaciegas, de altos tejados filosos ycurvados como lunas… sombras deun antiguo y extraño esplendor,iluminado por un sol brumoso comola memoria.

Esto que intenté describir es un

Page 344: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

kakémono, o sea, una pinturajaponesa trazada sobre seda, quecuelga de la pared de mi alcoba; sunombre es Shinkirõ, que significa“espejismo”. Pero las formas delespejismo son inequívocas. Aquéllosson los rutilantes pórticos de labendita Hõrai, y aquéllos son lostejados de luna del Palacio del Rey-Dragón; y su estilo (aunque obra deun pincel japonés de hoy) es el estilode ciertas cosas chinas de haceveintiún siglos.

Esto es lo que dicen los libros de

Page 345: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

esa época sobre ese lugar:En Hõrai no existen la muerte o

el dolor, y no existe el invierno. Allíjamás se marchitan las flores, jamásse pudren los frutos; y basta que unhombre pruebe una vez dichos frutospara que jamás vuelva a padecer elhambre o la sed. En Hõrai crecen lasmágicas plantas So-rin-shi, y Riku-gõ-aoi, y Ban-kon-tõ, que curantodas las enfermedades y también lahierba mágica Yõ-shin-shi, queresucita a los muertos; y esa mágicahierba se alimenta de aguas

Page 346: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

encantadas, de las que basta beber unsorbo para obtener perpetuajuventud. La gente de Hõrai come suarroz en unas escudillas muypequeñas; pero el arroz jamásmengua, por mucho que uno coma,hasta que se haya satisfecho elapetito. Y toman el vino en copasmuy, muy pequeñas, pero no hayhombre capaz de vaciarlas, por muyexcesivamente que beba, antes de servencido por el plácido sueño de laebriedad.

Esto y mucho más cuentan las

Page 347: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

leyendas de la época de la dinastíaShin. Pero no es creíble que la genteque transcribió esas leyendas hayavisto Hõrai, siquiera en unespejismo. Pues en verdad no hayfrutas encantadas que dejen a quienlas come eternamente satisfecho, nimágicas hierbas que revivan a losmuertos, ni fuentes de aguahechizadas, ni escudillas en las quejamás falte el arroz, ni copas en lasque jamás falte el vino. No es ciertoque el dolor y la muerte jamás entrenen Hõrai, ni que jamás sobrevenga el

Page 348: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

invierno. El invierno de Hõrai esgélido y sus vientos traspasan loshuesos; y monstruosos cúmulos denieve se agolpan sobre los tejadosdel Rey-Dragón.

En Hõrai, empero, hay cosas demaravilla; y ningún escritor chinomencionó jamás lo más maravillosode todo. Aludo a la atmósfera deHõrai. Es una atmósfera exclusiva deese lugar y, gracias a ella, el solresplandece en Hõrai con unablancura ignorada en otros lugares,una luz láctea que jamás enceguece,

Page 349: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

muy tenue, aunque asombrosamentediáfana. Esa atmósfera no es denuestro periodo humano: es muyantigua (a tal punto que sólomencionar su antigüedad me aterra) yno es una combinación de nitrógeno yoxígeno. No está hecha de aire, sinode espíritu, la sustancia de miríadasy miríadas de generaciones de almasfundidas en una única y traslúcidaextensión, las almas de gente quepensó de modos harto diversos delos nuestros. El mortal que inhale esaatmósfera comunica a su sangre la

Page 350: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

vibración de esos espíritus, y éstostransmutan su percepción,remodelando sus nociones delEspacio y del Tiempo, de modo quedicho mortal sólo podrá ver comoellos veían y sentir como ellossentían y pensar como ellospensaban. Tales cambios de lapercepción son suaves como elsueño; y Hõrai, de tal modovislumbrada, podría ser descrita conestas palabras:

“Como en Hõrai nadie tieneconocimiento del mal, los corazones

Page 351: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

jamás envejecen. Y, siendo siemprejóvenes de corazón, los habitantes deHõrai sonríen desde que nacen hastaque mueren, salvo cuando los Diosesles infligen algún dolor; y los rostrospermanecen velados hasta que esedolor se disipa. Toda la gente deHõrai ama al prójimo y confía en él,tal como si todos integraran una solafamilia; y la voz de las mujeressemeja el canto de un pájaro, porquesus corazones son ligeros como losde los pájaros, y el susurro de lasmangas de las doncellas, cuando

Page 352: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

juegan, evoca fugaces y pesadosaleteos. Salvo las penas, nada seoculta en Hõrai, porque allí no haymotivo de vergüenza; y nada seencierra bajo llave, porque allí no seconcibe el robo; y tanto de día comode noche las puertas permanecen sintranca, porque no hay nada quetemer. Y como quienes habitan Hõraison seres sobrenaturales, aunquemortales, todos los objetos de Hõrai(salvo el palacio del Rey-Dragón)son diminutos, preciosos y extraños;y esas criaturas comen el arroz, sí, en

Page 353: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

escudillas muy pequeñas, y beben elvino en copas muy, muy pequeñas…”

Buena parte de tal apariencia sedebería a la inhalación de esaatmósfera espectral, mas no sutotalidad. Pues el sortilegio forjadopor los muertos no es sino el encantode un Ideal, el destello de una antiguaesperanza; y tal esperanza de algúnmodo se ha colmado en muchoscorazones —en la sencilla belleza delas vidas sin egoísmo— en la dulzurade la Mujer…

Page 354: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Maléficos vientos del Oestearrecian sobre Hõrai, y disipan, ay,esa atmósfera mágica. Ésta hoy sedemora sólo en franjas yfragmentos… esas rutilantes franjasde nubes, por ejemplo, queatraviesan los paisajes de lospintores japoneses. Aún puedehallarse a Hõrai bajo los jirones deese vapor etéreo, mas en ninguna otraparte… Recordemos que Hõraitambién se llama Shinkirõ, quesignifica Espejismo: la Visión de loIntangible. La Visión se difumina y

Page 355: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

jamás volverá a aparecer, salvo encuadros y sueños y poemas.

Page 356: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

URASHIMA [1]

Una vez que ustedes conozcan lahistoria, no la olvidarán jamás. Cadaverano, cuando voy a la costa (yespecialmente en días muy plácidos ytenues), me seduce su presenciatenaz. Hay múltiples versionesnativas de ella, que han sidoinspiración de innumerables obras dearte. Pero la más conmovedora yantigua se encuentra en elManyefushifu, una colección de

Page 357: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

poemas que abarca del siglo V al IX.De esta antigua versión, el granestudioso Aston realizó una versiónal inglés, en prosa, y el granestudioso Chamberlain realizó una enprosa y otra en verso. Pero para loslectores ingleses creo que la versiónmás encantadora es la queChamberlain hizo para niños, en lasJapanese Fairy-Tale Series , a causade sus dibujos, deliciosamentecoloreados por artistas nativos.Teniendo a la vista ese libro,intentaré contar la leyenda una vez

Page 358: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

más, con mis propias palabras.Hace mil cuatrocientos dieciséis

años, el joven pescador UrashimaTaro partió en bote de la costa deSuminoyé.

Entonces, los días estivales erancomo los de hoy: somnolientos ydiáfanos, de un azul apenasinterrumpido por nubes ligeras yalgodonadas que se reflejaban en elespejo del mar. También las colinaseran como las de hoy: formas azulesy distantes que se confundían con elcielo azul. Soplaban perezosos

Page 359: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

vientos.Y el joven pescador, también

perezoso, dejó que su bote flotara ala deriva mientras él pescaba. Era unbote extraño, despintado y sin timón,cuya forma quizás ustedes no hayanvisto jamás. Pero aún hoy, despuésde mil cuatrocientos años, tales botespueden verse ante las antiguas aldeasde la costa del Mar del Japón.

Tras una larga espera, Urashimapescó algo y lo sacó del agua. Masdescubrió que sólo era una tortuga.

Ahora bien, las tortugas son

Page 360: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

sagradas para el Dios Dragón delMar, y su longevidad llega hasta losmil —hasta los diez mil, segúnalgunos— años. De modo que estámuy mal matarlas. El joven con sumocuidado soltó la tortuga del sedal y ladejó ir, murmurando una plegaria alos dioses.

Pero no pescó nada más. Y el díaestaba muy cálido, y el mar y el airey todas las cosas guardaban uninquebrantable silencio. Un gransopor se adueñó del joven, que sedurmió en el bote a la deriva.

Page 361: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Entonces una hermosa muchachasurgió del mar somnoliento —talcomo la que retrata la ilustración del“Urashima” del profesorChamberlain—, vestida de azul ycarmesí, con una larga cabelleranegra que le llegaba hasta los pies, alestilo de la hija de un príncipe dehace mil cuatrocientos años.

Deslizándose sobre las aguas,tenue como la atmósfera, se acercó almuchacho que dormía en el bote y lodespertó sin brusquedad, diciéndole:

—No te sorprendas. Mi padre, el

Page 362: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Rey-Dragón del Mar, me envió a ti acausa de tu corazón generoso. Puesen el día de hoy diste libertad a unatortuga. Y ahora iremos al palacio demi padre, que se yergue en la isladonde jamás muere el estío; y seré, silo deseas, tu delicada esposa, yviviremos allí felices para siempre.

Y al contemplarla, crecía elasombro de Urashima; pues ella eramás hermosa que cualquier criaturahumana, y él no podía sino amarla.Entonces ella tomó un remo, él tomóotro, y ambos bogaron juntos —

Page 363: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

imagen distante que perdura en elhorizonte, el esposo y la esposaremando juntos— mientras los botespesqueros se esfumaban en el oro dela tarde.

Navegaron suavemente, conlentitud, sobre las aguas azules ycalladas, hacia el sur, hasta llegar ala isla en que jamás muere el estío, alpalacio del Rey-Dragón del Mar.

[Aquí, el texto del pequeño librosúbitamente se encoge mientras loleemos, y hermosas ondas azulesinundan la página; y más allá, en un

Page 364: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

horizonte encantado, se ve ladeliciosa costa de la isla, y techospuntiagudos que asoman del verdefollaje, los techos del palacio delDios del Mar, semejante al palaciodel Mikado Yuriaku, hace milcuatrocientos dieciséis años].

Extraños servidores acudieron arecibirlos con atuendo de ceremonia:criaturas del Mar, que saludaron aUrashima como yerno del Rey-Dragón.

Así fue como la hija del Dios delMar desposó a Urashima, en medio

Page 365: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de suntuosas celebraciones; y hubogran regocijo en el palacio del Rey-Dragón.

Y cada día Urashima conocíanuevas maravillas y nuevos deleites:maravillas que los servidores delDios Oceánico le traían de lasinsondables profundidades; deleitesque le ofrecía esa tierra encantada enque jamás muere el estío. Y asípasaron tres años.

Pero, pese a todo, el corazón deljoven se contraía de angustia cuandopensaba en sus padres, esperándolo a

Page 366: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

solas. De modo que al fin le imploróa su esposa que lo dejara regresar acasa sólo por un tiempo, apenas parahablar un poco con sus padres…después se apresuraría a volver conella.

Tales palabras la hicieron llorar,y ese llanto silencioso persistiódurante mucho tiempo; al fin le dijo:

—Por supuesto que puedes irte siasí lo deseas. Pero tu partida mecausa temor, y lo que temo es quejamás volvamos a vernos. Pero tedaré un cofrecito para que lleves

Page 367: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

contigo. Te ayudará a regresar sihaces lo que te digo. No lo abras.Ante todo, no lo abras… pase lo quepase. Pues si lo abres, jamás podrásregresar y nunca volverás a verme.

Luego le dio un pequeño cofrelacado sujeto con una cuerda deseda.

[Aún hoy puede verse ese cofreen el templo de Kanagawa, a orillasdel mar; y los sacerdotes tambiénconservan el sedal de UrashimaTaro, y ciertas joyas extrañas que éltrajo consigo del reino del Rey-

Page 368: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Dragón.]Urashima consoló a su esposa y

le prometió que jamás, jamás abriríael cofre, que jamás desataría lacuerda de seda. Luego se internó enla luz estival que se abatía sobre elmar somnoliento; y la forma de laisla donde jamás muere el verano sedesvaneció a sus espaldas, como unsueño; y una vez más vio ante él lasazules montañas del Japón, erguidassobre el blanco resplandor delhorizonte.

Una vez más penetró en su bahía

Page 369: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

natal; una vez más anduvo por suplaya. Pero, al mirar en derredor, loinvadió un inmenso asombro, unaduda funesta.

Pues ese lugar era el mismo, perono era el mismo. La cabaña de suspadres había desaparecido. Habíauna aldea, pero las formas de lascasas eran extrañas, extraños losárboles, extraños los campos y aunlos rostros de la gente. Casi todas lasseñas que recordaba habíandesaparecido; el templo sintoístahabía sido reconstruido en otro lugar;

Page 370: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ya no había bosques en las laderasvecinas. Sólo la voz del manantialque fluía entre las casas y las formasde las montañas se conservabaniguales. Todo lo demás era nuevo eignorado. En vano buscó la moradade sus padres; los pescadores locontemplaban con curiosidad, y él norecordaba haber visto jamás ningunode esos rostros.

Acercóse un anciano, apoyado enun bastón, y Urashima le preguntópor dónde había que tomar para ir ala casa de la familia Urashima. El

Page 371: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

viejo se quedó atónito, y al fin lehizo repetir la pregunta una y otravez, hasta que al fin exclamó:

—¡Urashima Taro! ¿Pero dedónde vienes que no conoces lahistoria? ¡Urashima Taro! Caramba,si hace más de cuatrocientos añosque se ahogó, y en el cementerio hayun monumento levantado en sumemoria. En ese cementerio están lastumbas de toda su familia… en elcementerio viejo, que ya no se usamás… ¡Urashima Taro! ¿Cómopuedes ser tan tonto como para

Page 372: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

preguntarme dónde queda su casa?Y el viejo prosiguió su camino,

riéndose de la simpleza delforastero.

Urashima se dirigió alcementerio de la aldea —alcementerio viejo, el que ya no seusaba— y allí descubrió su propialápida, y las lápidas de su padre y desu madre y de otros allegados, laslápidas de mucha gente que habíaconocido. Eran tan viejas, tanto lashabía corroído el musgo, que apenaspodían leerse los nombres inscritos

Page 373: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

en ellas.Entonces se creyó víctima de una

extraña ilusión, y volvió hacia laplaya, siempre llevando en la manoel cofre que le había regalado la hijadel Dios del Mar. ¿Pero cuál era lailusión? ¿Y qué podía haber en esecofre? ¿Acaso el contenido del cofreera lo que provocaba la ilusión? Laduda se impuso sobre la fe. Urashimano vaciló en quebrantar la promesahecha a su amada: aflojó la cuerda deseda y abrió el cofre.

Al instante, sin emitir un sonido,

Page 374: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

brotó de su interior un vapor blanco,gélido y espectral, que se elevó en elaire como una nube de verano y sedeslizó suavemente hacia el sur,sobre el silencioso mar. Nada máshabía en el cofre.

Y Urashima supo entonces quehabía destruido su propia felicidad,que jamás podría regresar junto a suamada, la hija del Rey Oceánico.Desesperado, gimió y sollozó conamargura.

Pero sólo por un instante. Pues enel acto se encontró cambiado. Un

Page 375: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

helado escozor le penetró la sangre,se le cayeron los dientes, su rostro searrugó, su cabello se volvió blancocomo la nieve, sus miembros semarchitaron, su vigor se disipó; cayósin vida, sobre la arena, aplastadopor el peso de cuatrocientosinviernos.

Está escrito en los analesoficiales del Imperio, que “en el añovigésimo primero del MikadoYuriaku, el joven Urashima deMidzunoyé, distrito de Yosa,provincia de Tango, descendiente de

Page 376: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

la divinidad Shimanemi, viajó alElíseo (Hõrai) en un bote de pesca”.Luego no hay más noticias deUrashima durante los reinados detreinta y un emperadores yemperatrices, es decir, entre lossiglos V y IX. Luego esos mismosanales anuncian que “en el segundoaño de Tenchiyo, bajo el poder delMikado Go-Junwa, el jovenUrashima regresó y luego partió unavez más, sin que nadie supiese haciadónde”[2].

Page 377: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

[1] Esta historia es, en realidad,la segunda parte de un artículoperiodístico, The Dream of aSummer Day, publicado en el JapanWeekly Mail el 28 de julio de 1984(N. del T.)

[2] Véase The Classical Poetryof the Japanese, del profesorChamberlain, en las Oriental Seriesde Trübner. De acuerdo con lacronología occidental, Urashimasalió de pesca en el 477 d. C., yregresó en el 825. (N. del A.)

Page 378: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ANTE LA CORTESUPREMA [1]

Dice el gran sacerdote budistaMongaku Shonin, en su libro Kyo-gyo Shin-sho: “Muchos de los diosesadorados por la gente son diosesinjustos [jajin]: tales dioses, portanto, no reciben adoración de laspersonas que reverencian las TresCosas Sagradas[2]. Y aun laspersonas que obtienen favores deesos dioses en respuesta a sus

Page 379: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

plegarias, suelen descubrir más tardeque tales favores son causa delinfortunio”. Es buen ejemplo de estaverdad una historia registrada en ellibro Nihon-Rei-Iki.

En tiempo del EmperadorShomu[3], vivía en el distrito deYamadagori, provincia de Sanuki, unhombre llamado Fushiki no Shin. Suúnica descendencia era una hijallamada Kinumé[4]. Kinumé era muybonita y gozaba de buena salud; pero,poco después de que ella cumplieralos dieciocho años, una insidiosa

Page 380: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

enfermedad se propagó en esa zonadel país y atacó a Kinumé. Suspadres y amigos tributaron ofrendas aun tal Dios-Peste, y se sometieron asevera austeridad en honor de eseDios, rogándole que la salvara.

La muchacha yació durante díasen un estado de sopor; cuando volvióen sí, refirió a sus padres un extrañosueño. Había soñado que el Dios-Peste comparecía ante ella,diciéndole:

—Los tuyos me han rogado contal fervor y me han adorado con tal

Page 381: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

devoción que realmente quierosalvarte. Pero no puedo hacerlo sinodándote la vida de otra persona.¿Conoces por casualidad a algunamuchacha que tenga tu mismonombre?

—Sí —respondió Kinumé—,recuerdo que en Utarigori vive unamuchacha que tiene el mismo nombreque yo.

—Indícamela —dijo el Dios,tocando a la durmiente. Y ésta, al sertocada, se elevó en el aire con él, yen menos de un segundo ambos

Page 382: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

estuvieron frente a la casa de la otraKinumé, en Utarigori. Era de noche,pero la familia aún no se habíaacostado, y la hija lavaba algo en lacocina.

—Es ésa —dijo Kinumé deYamadagori.

El Dios-Peste extrajo, de unbolso escarlata que llevaba a lacintura, un instrumento largo y filosocon forma de buril; entró en la casa eintrodujo el agudo instrumento en lafrente de Kinumé de Utarigori.Entonces Kinumé de Utarigori cayó

Page 383: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

al suelo con dolores atroces; yKinumé de Yamadagori despertó yrefirió el sueño.

Inmediatamente después, sinembargo, recayó en un estado desopor. Durante tres días permaneciósin conocimiento, y sus padrescomenzaron a desesperar derecobrarla. Entonces volvió a abrirlos ojos, y habló. Pero casi en el actosaltó de la cama, miró el cuarto conestupor, y se precipitó fuera de lacasa, exclamando:

—¡Ésta no es mi casa! ¡Vosotros

Page 384: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

no sois mis padres!Algo extraño había sucedido.Kinumé de Utarigori había

muerto a causa del Dios-Peste. Suspadres profirieron grandes lamentos,y los sacerdotes del templocelebraron una ceremonia budista ensu honor; y el cadáver fue incineradoen un campo de las afueras. Entoncessu espíritu descendió al Meido, elmundo de los muertos, y fueconvocado por el tribunal de Emma-Dai-O, Rey y Juez de las Almas.Pero apenas la vio el Juez, exclamó:

Page 385: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

—¡Esta muchacha es la Kinuméde Utarigori: aún no era tiempo deque viniera! ¡Devolvedla deinmediato al mundo de Shaba[5], ytraedme a la otra Kinumé, la deYamadagori!

Entonces el espíritu de Kinuméde Utarigori gimió ante el ReyEmma, quejándose de este modo:

—Gran Señor, hace más de tresdías que fallecí, y ya deben haberquemado mi cuerpo. Si me devolvéisal mundo de Shaba, ¿qué haré? De micuerpo no quedan sino humo y

Page 386: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cenizas. ¡No tendré cuerpo!—No te inquietes —respondió el

formidable Rey—, voy a darte elcuerpo de Kinumé de Yamadagori,pues su espíritu debe comparecerante mí de inmediato. No tepreocupes por la incineración de tucuerpo: el cuerpo de la otra Kinuméte sentará mucho mejor.

Y no bien completó su discurso,el espíritu de Kinumé de Utarigorirevivió en el cuerpo de Kinumé deYamadagori.

Ahora bien, cuando los padres de

Page 387: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Kinumé de Yamadagori vieron quesu hija enferma saltaba y huíaproclamando que ése no era su hogar,pensaron que había enloquecido, y lasiguieron, diciéndole:

—¡Kinumé! ¿Adónde vas?¡Aguarda un instante! ¡Estás muyenferma para correr de ese modo!

pero ella emprendió la fuga ycorrió sin detenerse, hasta llegar aUtarigori, a la casa de la familia dela difunta Kinumé. Entró allí y saludóa los ancianos, exclamando:

—¡Oh, qué placer estar de nuevo

Page 388: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

en casa! ¿Cómo estáis, queridospadres?

Ellos no la reconocieron, y latomaron por una demente; pero lamadre le habló con amabilidad, y lepreguntó:

—¿De dónde vienes, hija?—Vengo del Meido —respondió

Kinumé—. Soy vuestra hija, Kinumé,y he vuelto de entre los muertos. Peroahora tengo otro cuerpo, madre.

Y les refirió todo lo ocurrido; ylos ancianos se admiraron en exceso,sin saber qué creer. Los padres de

Page 389: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Kinumé de Yamadagori no tardaronen llegar a la casa en busca de suhija; y entonces los dos padres y lasdos madres consultaron entre sí yrogaron a la muchacha que repitierasu historia, interrogándola una y otravez. Pero ella respondía de tal modoa todas las preguntas que eraimposible dudar de la veracidad desus declaraciones. Finalmente, lamadre de Kinumé de Yamadagori,tras relatar el extraño sueño quehabía tenido su hija enferma, les dijoa los padres de la Kinumé de

Page 390: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Utarigori:—Hay muchas pruebas

satisfactorias de que el espíritu deesta muchacha es el espíritu devuestra hija. Pero sabéis que sucuerpo es el cuerpo de la nuestra.Ambas familias, pues, tienen derechoa una parte. Os rogamos que aceptéisconsiderarla como hija de ambasfamilias.

Los padres de Kinumé deUtarigori aprobaron con júbilo estapropuesta, y el cronista refiere que,con el tiempo, Kinumé heredó la

Page 391: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

propiedad de las dos familias.“Esta historia —dice el autor

japonés de Bukkyo HyakkawaZensho— puede hallarse en el ladoizquierdo de la duodécima hoja delprimer volumen del Nihon-Rei-Iki.”

[1] De A Japanese Miscellany,Boston, 1901 (N. del T.)

[2] Sambo (Ratnaraya): el Buda,la Doctrina y el Sacerdocio (N. delA.)

[3] Reinó durante el segundocuarto del siglo VIII (N. del A.)

Page 392: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

[4] “Flor de Ciruelo Dorada” (N.del A.)

[5] El mundo de Shaba(Sahaloka) significa, en lenguaordinaria, el mundo de los hombres,la región de la existencia humana (N.del A.)

Page 393: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

LA MONJA DELTEMPLO DE AMIDA

[1]

I

Cuando el esposo de O-Toyo —un primo distante integrado a lafamilia por razones afectivas— fuellamado a la capital por su señor,ella no sintió ansiedad alguna por elfuturo. Sólo se sintió triste. Era la

Page 394: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

primera vez que debían separarsedesde que estaban casados. Perocontaba con su padre y su madre parahacerle compañía y, más entrañableque ambos (aunque jamás se lohubiese confesado ni siquiera a símisma), con su hijito. Además,siempre tenía mucho que hacer.Había múltiples tareas domésticasque cumplir, y muchos vestidos quepreparar, tanto de seda como dealgodón.

Una vez por día, a una horadeterminada, hacía preparar un

Page 395: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

refrigerio en el cuarto favorito de suesposo: ofrecía, en exquisitasbandejas de plata, comidas enminiatura como las que se tributan alespíritu de los ancestros y a losdioses[2]. Servíanse los refrigeriosen el ala oriental de la sala, frente alalmohadón predilecto del esposo. Selos servía en el ala oriental porque élhabía viajado hacia el este. Antes deretirar la comida ella siempre alzabala tapa de la sopera para ver si habíavapor en el interior de la tapa quecubre la comida que se ofrenda de tal

Page 396: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

modo, el añorado ausente está bien.Pero si no lo hay, está muerto, pueses señal de que su alma ha vuelto porsí sola para buscar alimento. Todoslos días, O-Toyo hallaba la tapaperlada de vapor.

El niño era su constante deleite.Tenía tres años, y solía formularpreguntas que ninguno de los diosessería capaz de responder. Cuando élquería jugar, O-Toyo dejaba sutrabajo para acompañarlo. Cuando élquería reposar, O-Toyo le contabamaravillosas historias, o daba pías

Page 397: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

respuestas a esas preguntas queindagaban cosas que ningún hombrecomprenderá jamás. Al anochecer, encuanto se encendían las pequeñaslámparas que iluminaban las tablillassagradas y las imágenes, ella leenseñaba a articular las palabras delas plegarias filiales. Una vez que élse dormía, O-Toyo se acercaba consu costura y contemplaba la tiernapaz de su rostro. A veces, el niñosonreía en sueños; y ella sabía que eldivino Kwannon jugaba con él en unmundo espectral: entonces

Page 398: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

murmuraba la invocación budista queapela a esa Doncella “que siempreestá atenta a los susurros de laoración”.

A veces, en la estación de losdías diáfanos, solía ascender almonte de Dakeyama, llevando al niñoa sus espaldas. Éste se deleitaba contales paseos, no sólo por lo que sumadre le enseñaba a ver, sino porcuanto le enseñaba a oír. Elescarpado sendero ascendía porhuertos y bosquecillos, bordeabaverdes prados y rodeaba extraños

Page 399: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

peñascos; y había flores en cuyoscorazones se ocultaba una historia, yárboles que albergaban un espíritu.Las palomas gritaban “korup-korup”;y las torcaces gemían “owao, owao”;y las cigarras emitían crepitantessusurros.

Todos los que aguardan a losausentes suelen hacer, si pueden, unaperegrinación al pico llamadoDakeyama. Se ve desde cualquierparte de la ciudad, y desde su cimase contemplan varias provincias. Locorona una roca de forma y altura

Page 400: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

casi humanas, erguidaperpendicularmente; sobre ella, yalrededor de ella, hay cúmulos deguijarros. Y en las cercanías hay unpequeño altar sintoísta consagrado alespíritu de una princesa de antaño.Pues ella deploraba la ausencia delamado, y desde esta montaña solíaesperar su llegada; un día desfallecióy se convirtió en piedra. Entonces elpueblo construyó el altar, y quienesañoran a los ausentes aún oran allípor el regreso de sus seresqueridos;y, luego de tales plegarias,

Page 401: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

todos se llevan a casa uno de losguijarros allí acumulados. Y cuandoregresa el ser amado, el guijarrodebe ser devuelto a su cúmulo en lamontaña, junto con otros guijarros, enseñal de gratitud y conmemoración.

Siempre ocurría que, antes deque O-Toyo y su pequeño llegaran acasa después de talesperegrinaciones la oscuridad losrodeaba inadvertidamente; pues eraun largo camino, y debían cruzar enbote, tanto a la ida como a la vuelta,los huraños arrozales que rodean la

Page 402: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ciudad, una travesía que sólo puedecumplirse con lentitud. A veces losiluminaban las estrellas y lasluciérnagas; a veces resplandecía laluna, y O-Toyo, con dulce voz, lecantaba a su niño una canción decuna de Izumo:

Nono-San,Pequeña Dama Luna,¿Qué edad tienes?“Trece días…Trece y nueve”.Aún eres joven,

Page 403: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Y la causa ha de serEse obi rojo y brillanteCeñido con tanta gracia[3],Y ese cíngulo blanco y bonitoQue rodea tus caderas.¿Se lo darás al caballo?“¡Oh, no, no!”¿Se lo darás a la vaca?“¡Oh, no, no!”

Y la noche azul elevaba sobreesa húmeda extensión de camposlabrados ese suave coro de burbujasque parece la auténtica voz de la

Page 404: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

tierra, el canto de las ranas. Y O-Toyo interpretaba sus sílabas para elniño: Mé kayui! Mé kayui! (“Misojos vacilan; me quiero dormir.”)

Eran horas felices.II

Dos veces en el término de tresdías, los amos de la vida y de lamuerte, cuyas sendas son un eternomisterio, le desgarraron el corazón.Primero se enteró de que el amadoesposo por el que tanto había orado

Page 405: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

jamás volvería junto a ella, pueshabía vuelto al polvo del que surgentodas las formas. Y poco después seenteró de que su hijo dormía unsueño tan profundo que el médicochino no podía despertarlo.Vislumbró estos hechos como sevislumbran las formas heridas por elrelámpago. Entre un relámpago y otromedió esa absurda oscuridad quetrasunta la piedad de los dioses.

Pasó el tiempo; y al fin afrontó unenemigo cuyo nombre es Memoria.podía exhibir, como antaño, una

Page 406: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

expresión dulce y sonriente. Mascuando su enemigo la visitaba, lefaltaban las fuerzas. Solía arreglarjuguetes y cubrir el suelo depequeños vestidos, contemplarlos yhablarles, y sonreír en silencio. Peroesa sonrisa inevitablementeculminaba en un sollozo feroz eincontenible; entonces se golpeaba lacabeza contra el suelo, y formulaba alos dioses preguntas sin sentido.

Un día concibió un siniestroconsuelo: el rito que la gented e n o m i n a Toritsu-banashi, la

Page 407: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

evocación de los muertos. ¿Nopodría convocar al niño por un breveminuto? Perturbaría su pequeña alma,¿pero acaso no soportaría él un dolorfugaz por causa de su madre? ¡Claroque sí!

[Para convocar a los muertos unodebe acudir a un sacerdote, budista osintoísta, que conozca el rito deencantamiento. Y hay que presentarlela tablilla mortuoria, o ihai, alsacerdote.

Entonces se llevan a caboceremonias de purificación; se

Page 408: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

encienden velas y se quema inciensoante el ihai del muerto; se tributanofrendas de flores o arroz. Pero, eneste caso, el arroz no debe estarcocido.

Y cuando todo está dispuesto, elsacerdote, tomando en la manoizquierda un instrumento con formade arco, y golpeándolo rápidamentecon la mano derecha, clama elnombre del muerto, y repite laspalabras: Kitazo yo! Kitazo yo!Kitazo yo!, que significa “¡Hevuelto!”[4]. y, mientras grita, el tono

Page 409: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de su voz cambia gradualmente hastatransformarse en la voz de la personainvocada, pues el espíritu del muertolo penetra.

Entonces el muerto responderá alas rápidas preguntas, pero gritandoincesantemente: “¡Pronto, pronto!¡Pues mi regreso es doloroso y nopuedo quedarme mucho tiempo!”Concluidas las respuestas, el espírituse retira, y el sacerdote cae debruces, desvanecido.

Aunque no es convenienteinvocar a los muertos, pues, al

Page 410: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

llamarlos, se empeora su condición.Al regresar al submundo, debenocupar un sitial más bajo que el quetenían.

Hoy, la ley veda estos ritos.Antes servían de consuelo; pero esaley es bondadosa y justa, pues hayhombres ansiosos de burlarse delhálito divino que albergan loscorazones humanos.]

Así sucedió que, una noche, O—Toyo se encontró en un templo a lavera de la ciudad, de rodillas ante elihai de su niño, atenta al rito de

Page 411: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

encantamiento. Y de pronto, de loslabios del sacerdote brotó una vozque ella creyó reconocer —una vozamada sobre todas las cosas—,aunque exánime y lánguida como elllanto del viento.

Y la lánguida voz le gritó:—¡Pronto, madre, pronto! Larga

y oscura es la senda, y no puedodemorarme.

Ella le preguntó con voz trémula:—¿Por qué debo penar por mi

hijo? ¿Cuál es la justicia de losdioses?

Page 412: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Y esto fue lo que lerespondieron:

Oh, madre, no me llores así.Morí sólo para que tú vivieras. Puesera un año de plagas y dolores, y mefue dado saber que ibas a morir; ymediante plegarias me fue concedidoocupar tu sitio[5].

”Oh, madre, no me llores. Esimpío llorar por los muertos. Sucallada senda vadea el Río de lasLágrimas [Namidako—Kawa];cuando lloran las madres, crece elcaudal del río; las almas no pueden

Page 413: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

atravesarlo y deben errar de un ladoa otro.

”Por tanto, te imploro que no mellores, oh madre mía. Sóloofréndame, de vez en cuando, unpoco de agua.”

III

Apartir de entonces, jamás se lavio llorar. Al igual que antes,cumplía, de modo furtivo y

Page 414: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

silencioso, con sus deberes de hija.Transcurrió el tiempo, y su padre

pensó en desposarla una vez más.Díjole a la madre:

—Si nuestra hija vuelve a dar aluz, favorecerá su felicidad y lanuestra.

Pero la madre, más sabia,respondió:

—Ella no es desdichada. Esimposible que vuelva a casarse. Seha transformado en una niña,ignorante de la inquietud y delpecado.

Page 415: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Era cierto que O-Toyo habíacesado de conocer el dolor. Habíadesarrollado una curiosa afición porlos objetos minúsculos. Al principio,le había parecido grande la cama,acaso debido al vacío dejado por lapérdida de su hijo; luego, día a día,hubo otras cosas que le parecierongrandes en exceso: la casa, lashabitaciones, la alcoba con susenormes floreros, hasta los utensiliosdomésticos. Comía el arroz conpalillos en miniatura, en escudillasmuy pequeñas, como las que usan los

Page 416: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

niños.Sus deseos al respecto eran

satisfechos con vehemencia; además,era su única extravagancia. Losancianos constantemente realizabanconciliábulos a causa de su hija. Alfin dijo el padre:

—Para nuestra hija seríadoloroso convivir con extraños. Perosomos viejos, y acaso pronto ladejemos. Quizá podamos ponerla arecaudo haciéndola monja.Podríamos edificarle un pequeñotemplo.

Page 417: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Al día siguiente, la madre lepreguntó a O-Toyo:

—¿No te gustaría ser monja yvivir en un templo muy, muypequeño, con un altar pequeño, ypequeñas imágenes de los Buda?Siempre estaríamos cerca de ti. Siestás de acuerdo, solicitaremos a unsacerdote que te enseñe los sûtras.

O—Toyo asintió, y pidió que lehiciera un vestido de monjaextremadamente pequeño.

—Todo puede ser pequeño —dijo la madre—, salvo el vestido de

Page 418: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

una buena monja, que debe usar unatuendo amplio. Tal como es la leyde Buda.

Así la persuadieron de que usarael mismo atuendo que las otrasmonjas.

IV

Le edificaron un pequeño An-dera, o templo de monja, en unpredio desierto donde antes se erguía

Page 419: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

un templo más grande, llamadoAmida-ji. El An-dera también sellamó Amida-ji y fue consagrado aAmida-Nyorai y a otros Budas. Fueprovisto con un minúsculo altar y conun mobiliario minúsculo. Había unpequeño ejemplar de los sûtras sobreun pequeño atril, y pequeñosbiombos y campanas y kakemono. O-Toyo vivió allí hasta mucho tiempodespués de la muerte de sus padres.La gente la llamaba Amida-ji noBikuni, “La Monja del Templo deAmida”.

Page 420: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

A poca distancia del portal seerguía una estatua de Jizo. Este Jizoera un Pizo especial, un protector delos niños enfermos. Siempre habíaante él, depositadas en calidad deofrenda, pequeñas tortas de arroz.Éstas evidenciaban que alguien orabapor un niño enfermo, y el número detortas de arroz equivalía a la edad enaños de ese niño. Era frecuente verdos o tres tortas, más raro ver siete odiez. La Amida-ji no Bikuni cuidabala estatua, le tributaba incienso yflores que arrancaba del jardín; pues

Page 421: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

había un pequeño jardín detrás delAn-dera.

Tras realizar la ronda matinalcon el platillo para las limosnas,solía sentarse ante un pequeño telarpara hilar tejidos demasiadopequeños para que alguien los usara.Pero había comerciantes que siemprese los compraban, pues conocían suhistoria; y le regalaban pequeñascopas, ínfimos floreros, curiososárboles enanos para su jardín.

El mayor placer lo recibía de lacompañía de los niños, que jamás le

Page 422: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

faltaba. La infancia japonesa sueletranscurrir en los patios del templo; ymuchas infancias felicestranscurrieron en el patio del Amida-ji. Todas las madres de ese barrio secomplacían en llevar a sus niñospara que jugasen, pero les advertíanque no se rieran de la Bikuni-San.

—A veces tiene ciertas rarezas—solían decirles—, pero eso sedebe a que tuvo un hijo que murió depequeño, y su corazón de madre nopudo soportar el dolor. Por tanto,debéis ser buenos y respetuosos con

Page 423: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ella.Eran buenos, pero no eran

respetuosos en un sentidoreverencial. Eran demasiadosensibles para limitarse a eso. Lallamaban siempre “Bikuni-San”, y lasaludaban con simpatía; pero, por lodemás, la trataban como a uno de susiguales. Compartían sus juegos conella, y ella les servía el té en tazassumamente pequeñas, y les preparabapilas de tortas de arroz menores quearvejas, y urdía en su telar vestidosde seda y algodón para las muñecas

Page 424: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de las pequeñas. Era como unahermana de sangre.

Jugaban con ella todos los días,hasta que abandonaban los juegos yel templo de Amida para afrontar laamarga faena de la vida, yconvertirse en padres o madres deniños a quienes enviaban a jugar enlugar de ellos. Éstos amaron a laBikuni-San tal como la habían amadosus padres. Y la Bikuni-San viviópara jugar con los hijos de los hijosde los hijos de quienes recordaban laconstrucción de su templo.

Page 425: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

La gente se cuidaba de que ellano padeciera necesidades. Siemprele daban más de lo que quería. Estole permitía ser casi tan generosa conlos niños como hubiese deseado, ycriar, otra extravagancia, animalesminúsculos. Las aves anidaban en eltemplo y se alimentaban de su mano,y aprendieron a no pararse sobre lascabezas de los Budas.

Pocos días después de su funeral,una multitud de niños irrumpió en micasa. Una pequeña de nueve añoshabló en nombre de todos ellos:

Page 426: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

—Señor, venimos a pedir algopara la Bikuni-San que murió. Le hanerigido una gran hakaka [lápida]. Esu n a haka bonita. Pero queremosofrecerle también una haka muy, muypequeña, porque cuando estaba connosotros decía a menudo que lehabría gustado una haka muypequeña. Y el cantero nos prometióprepararla y hacerla muy bonita, sipodemos llevarle dinero. Quizásusted pueda hacer una honorablecontribución.

—Por cierto —dije yo—. Pero

Page 427: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ahora no tendréis donde jugar.La niña respondió con una

sonrisa:—Aún podemos jugar en el patio

del templo de Amida. Ella estáenterrada allí. Nos oirá jugar y seráfeliz.

[1] De Kokoro, Boston, 1896 (N.del T.)

[2] Semejante refrigerio,ofrendado al espíritu del ausente queuno ama, se llama Kagé-zen,literalmente, “bandeja de la sombra”.

Page 428: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

La palabra zen también se empleapara designar la comida que se sirveen la bandeja lacada, que tiene pies,como una mesa en miniatura. Demodo que la expresión “Banquete dela sombra” sería la traducción másadecuada de Kagé-zen (N. del A.)

[3] Porque el obi (guirnalda decolores brillantes) sólo puede serusado por los niños (N. del A.)

[4] De ahí el dicho de Izumosobre alguien que anuncia su llegadareiteradamente: “Hablas comohablan los nigromantes”, Toritsu-

Page 429: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

banashi no yona (N. del A.)[5] El vocablo religioso es

Migawari, “sustituto” (N. del A.)

Page 430: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

LA DONCELLA DELESPEJO [1]

Durante el Shogunado deAshikaga[2], el altar de Ogawachi-Myojin, en Minami-Isé, medio sederrumbó; y el daimyõ del distrito, elSeñor Kitahataké, apremiado por laguerra y otras circunstancias, nopudo costear la reparación deledificio. El sacerdote sintoísta queestaba a cargo de él, MatsumuraHyogo, se procuró ayuda del gran

Page 431: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

daimyõ Hosokawa, de Kyõto, cuyainfluencia en el Shogun era conocida.El Señor Hosokawa recibió alsacerdote con amabilidad, yprometió hablarle al Shogun conrespecto a la ruina de Ogawachi-Myojin. De todos modos, le advirtióque sólo podrían obtenerse fondospara la restauración del templodespués de la debida investigación yuna considerable demora, y leaconsejó a Matsumura quepermaneciera en la capital mientrasse tramitaba la subvención.

Page 432: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Matsumura, pues, trajo a su familia aKyõto y alquiló una casa en elantiguo barrio de Kyogoku.

Esta casa, aunque espaciosa yelegante, había permanecidodesocupada durante mucho tiempo.Decíase que era una casa deinfortunio. En el sector noreste habíauna fuente, y algunos de losanteriores habitantes se habíanahogado en ella, sin que nadiesupiera la causa. Pero Matsumura,como era sacerdote, no temía a losespíritus malignos; y no tardó en

Page 433: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

instalarse cómodamente en su nuevohogar.

En el verano de ese año hubo unaterrible sequía. Hacía meses que nollovía en las Cinco ProvinciasDomésticas; los cauces se secaron,se agotaron las fuentes, hasta en lacapital escaseaba el agua. Pero lafuente del jardín de Matsumurapermanecía rebosante, como si unarroyo la alimentara, con un agua fríay cristalina, de leves tintes azulados.En esa tórrida temporada muchagente acudía de todas partes de la

Page 434: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ciudad para rogar que le dieran agua;Matsumura les permitía llevar toda laque gustaran. La provisión de agua,sin embargo, no parecía menguarjamás.

Pero una mañana hallaron en lafuente el cadáver flotante de unsirviente de la vecindad, al quehabían enviado en busca de agua. Alparecer, no había causa quejustificara un suicidio; y Matsumura,recordando los ingratos rumores quealudían a la fuente, comenzó asospechar una presencia malévola e

Page 435: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

invisible. Acudió a examinar lafuente, con la intención de rodearlacon una cerca; mientras realizaba esatarea, lo sorprendió una súbitaagitación del agua, como si algo vivopalpitara en ella. Esa agitación cesóen el acto; entonces Matsumura vio,claramente reflejado en la tersasuperficie, el rostro de una joven deunos diecinueve o veinte años deedad. Parecía estar maquillándose;con toda nitidez, él advirtió cómo serozaba los labios con béni[3]. Alprincipio el rostro sólo era visible

Page 436: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de perfil, pero de inmediato sevolvió hacia él con una sonrisa. Unextraño temblor estremeció elcorazón del sacerdote, quien se vioabrumado por una somnolenciasemejante a la que provoca el vino;le rodeó una tiniebla sólointerrumpida por ese rostrosonriente, pálido y hermoso como laluz de la luna, cuya belleza parecíacrecer para arrastrarlo a esainsondable oscuridad. Con unesfuerzo desesperado, Matsumurarecobró la voluntad y cerró los ojos.

Page 437: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Cuando volvió a abrirlos, el rostroya no estaba y había vuelto la luz: elsacerdote se sorprendió echadosobre el borde de la fuente; unsegundo más de somnolencia, unsegundo más de esa presenciaenceguecedora, y jamás habría vueltoa ver el sol.

Al regresar a la casa, ordenó a sugente que nadie se acercara a lafuente por ninguna circunstancia, yque a nadie le permitieran ir en buscade agua. Y al día siguiente, hizoerigir una empalizada alrededor de la

Page 438: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

fuente.Una semana después de la

construcción de la cerca una furiosatormenta interrumpió la sequía; lazona se vio azotada por rayos,vendavales y truenos, truenos de talmagnitud que estremecían a toda laciudad, como un terremoto. Durantetres días y tres noches arreciaron laslluvias, los relámpagos y los truenos;y el Kanogawa creció condesconocido furor, arrastrandonumerosos puentes. En la terceranoche del temporal, a la Hora del

Page 439: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Buey, golpes perentorios sacudieronla puerta de la casa del sacerdote,seguidos de la voz de una mujer querogaba que la dejaran entrar. PeroMatsumura, alertado por suexperiencia de la fuente, vedó a laservidumbre responder a la llamada.Él mismo acudió, preguntando:

—¿Quién llama?Una voz femenina respondió:—¡Perdón! Soy yo, Yayoi[ 4].

Tengo algo que decir a MatsumuraSama… algo muy urgente. ¡Abridme,por favor!

Page 440: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Matsumura entreabrió la puertacon suma cautela, y vio el mismorostro que le había sonreído desde lafuente. Pero ahora no sonreía:parecía muy contristado.

—No entrarás en mi casa —exclamó el sacerdote—. No eres unser humano, sino una Criatura de laFuente… ¿Por qué engañas ydestruyes a la gente con talperversidad?

La Criatura de la Fuenterespondió con una voz tan melodiosacomo el entrechocar de joyas (tama-

Page 441: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

wo-koro-gasu-koé):—Precisamente de eso vengo a

hablar… Jamás quise dañar a losseres humanos. Desde hacía muchotiempo un Dragón Ponzoñosohabitaba esa fuente. Era el Amo de laFuente, y por su causa ésta siemprerebosaba. Hace mucho yo me caí alagua y de tal modo me transformé ensu esclava; y él tenía el poder deatraer a la gente a la muerte, para asíalimentarse con la sangre de lasvíctimas. Pero el EmperadorCelestial ordenó que el Dragón

Page 442: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

morara, en adelante, en el lagollamado Torii-no-Iké, en la provinciade Shinshu, y los dioses han decididoque jamás pueda regresar a estaciudad. Esta noche, pues, en cuantoél partió, yo pude salir y venir enbusca de tu benévola ayuda. Como elDragón se ha ido, hay en la fuentemuy poca agua; si ordenas investigar,allí hallarás mi cadáver. Te ruegoque lo rescates sin demora, y porcierto que recompensaré tu bondad…

Dijo estas palabras, y se esfumóen la sombra.

Page 443: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Antes del alba se disipó latormenta; y cuando surgió el sol, niuna nube maculaba el límpido cieloazul. En las primeras horas de lamañana, Matsumura mandó buscarobreros para limpiar la fuente. Paraasombro general, la fuente estabacasi vacía. La limpiaron sindificultad, y en el fondo descubrieronciertos adornos de estilo muy antiguoy un espejo de metal de forma muycuriosa, pero no había trazas deningún cadáver, ni animal ni humano.

Matsumura supuso, empero, que

Page 444: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

el espejo acaso ofreciera algunaexplicación del enigma; pues talesespejos siempre son objetosextraños, ya que tienen un almapropia, y esa alma es femenina. Elespejo parecía muy viejo y estabacubierto por una gruesa costra dearcilla. El sacerdote ordenólimpiarlo y descubrieron que setrataba de una obra artesanal muyrara y valiosa, en cuyo dorso habíamaravillosos diseños, además dediversos caracteres. Algunos de loscaracteres se habían vuelto ilegibles,

Page 445: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

pero aún podía distinguirse parte deuna fecha y unos ideogramas quesignificaban “el tercer mes, el tercerdía”. Ahora bien, el tercer mes solíadenominarse Yayoi (o sea, el Mesdel Incremento); y el tercer día deltercer mes, que es día de fiesta, aúnse denomina Yayoi-no-sekku.Matsumura recordó que la Criaturade la Fuente se había presentadocomo “Yayoi”, y estuvo casi segurode que este visitante espectral no erasino el Alma del Espejo.

Decidió, pues, tratar al espejo

Page 446: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

con todos los respetos debidos a unEspíritu. Tras ordenar que lopulieran y cromaran cuidadosamente,hizo construir un cofre de maderapara guardarlo, y un cuarto en la casapara albergarlo. En la noche delmismo día que lo depositaron en esecuarto, la misma Yayoi comparecióinesperadamente en ante elsacerdote, que estaba a solas en suestudio. Parecía más adorable queantes, pero la luz que irradiaba subelleza era ahora tan tenue como lade la luna estival cuando brilla a

Page 447: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

través de nubes de blanca pureza.Tras saludar a Matsumura conhumildad, dijo con su voz dulce ymelodiosa:

—Ahora que me has arrebatado ala soledad y el dolor, vine aagradecértelo… Soy, tal como túpensabas, el Espíritu del Espejo. Metrajeron aquí en época delEmperador Saimei, desde Kudara; ymoré en la augusta residencia hastael tiempo del Emperador Saga, enque fui augustamente ofrecido a ladama Kamo Naishinno de la Corte

Page 448: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Imperial[5]. Más tarde me transforméen objeto hereditario de la Casa deFujiwara, y eso duró hasta el periodode Hogen, en que fui arrojado a lafuente. Allí me dejaron y meolvidaron durante los años de la granguerra[6]. El Amo de la Fuente[7]era un Dragón venenoso que habitabaun lago que anteriormente cubría granparte de este distrito. Cuando elgobierno ordenó rellenar el lago paraque pudieran edificarse casas en ellugar que aquél ocupaba, el Dragónse apoderó de la fuente; y al caer en

Page 449: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ella quedé sujeta a su poder, y meobligó a arrastrar a muchos a lamuerte. Pero los dioses lo hanexiliado para siempre… Ahora debopedirte un nuevo favor: te imploroque me hagas llegar hasta el Shogun,el señor Yoshimasa, quien porascendencia está ligado a misanteriores propietarios. Ofrécemeesta última gentileza, y te traerábuena suerte… Aunque también deboadvertirte un peligro. En esta casa,después de mañana, no conviene quepermanezcas, pues será destruida…

Page 450: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Y con tal advertencia, Yayoidesapareció.

Matsumura prestó oídos a esapremonición. Al día siguiente hizomudar a su gente y sus pertenencias aotro distrito; casi enseguida selevantó otra tormenta, aún másviolenta que la anterior, y éstaprovocó una inundación que arrastróla casa que él había habitado.

Poco después, por mediación delSeñor Hosokawa, Matsumura logróobtener una audiencia con el ShogunYoshimasa, a quien le presentó el

Page 451: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

espejo, adjuntándole por escrito sumaravillosa historia. Entonces secumplió la predicción del Espíritudel Espejo, pues el Shogun, hartocomplacido por este extraño regalo,no sólo le ofreció a Matsumuravaliosos presentes, sino que leotorgó una generosa subvención parala reconstrucción del Templo deOgawachi-Myojin.

[1] De The Romance of theMilky Way and Other Studies andStories (N. del T.)

Page 452: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

[2]Shogun significa, literalmente,“Generalísimo vencedor de losbárbaros”. A fines del siglo XII,Yoritomo Minamoto se impuso alresto de los señores feudales, se hizoamo del país y se invistió de estetítulo, que pasó a ser familiarmentehereditario e hizo del Emperador unafigura políticamente decorativa. Talsituación se prolongó hasta la eraMeiji (N. del T.)

[3] Especie de rouge (N. del A.)[4] Este nombre, aunque

infrecuente, aún suele usarse (N. del

Page 453: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

A.)[5] El Emperador Saimei reinó

de 655 a 662 (d. C.); el EmperadorSaga, de 810 a 842. Kudara era unantiguo reino de Coreasudoccidental, mencionado confrecuencia en la historia japonesatemprana. Una Naishinno tenía sangreimperial. En la antigua jerarquía dela corte había veinticinco rangos ogrados de damas nobles; laNaishinno se situaba en el séptimo,por orden de importancia (N. del A.)

[6] Durante siglos, las esposas de

Page 454: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

los emperadores y las damas de laCorte Imperial fueron escogidas en elclan Fujiwara. El periodo llamadoHogen duró de 1156 a 1159: laguerra aludida es la famosa guerraentre los clanes de Taira y Minamoto(N. del A.)

[7] Según antiguas creencias,todo lago o arroyo tenía un guardiáninvisible que a veces cobraba, segúnse suponía, forma de serpiente odragón. El espíritu de un lago o unestanque era comúnmentedenominado Iké-no-Mushi, el Amo

Page 455: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

del Lago. Aquí hallamos el título de“Amo” conferido a un dragón quehabita en una fuente, pero el guardiánde las fuentes es, en realidad, el diosSuyin (N. del A.)

Page 456: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

LA HISTORIA DEKOGI EL

SACERDOTE [1]

Hace casi diez siglos, en elfamoso templo Miidera, de Otsu[2],vivía un docto sacerdote llamadoKogi. Era un gran artista. Pintaba,con casi idéntica maestría, Budas,hermosos paisajes, animales opájaros; pero lo que más le gustabaera pintar peces. Cuando el buentiempo y sus deberes religiosos se lo

Page 457: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

permitían, solía llegarse hasta elLago Biwa y pagarles a lospescadores para que atraparan pecessin causarles el menor daño, demodo que pudiera pintarlos mientrasellos nadaban en una enorme pecera.Luego de pintarlos y alimentarlos conafecto, les devolvía la libertad; élmismo se encargaba de llevarlos allago. Sus pinturas de peces lograrontanta fama que la gente recorríagrandes distancias paracontemplarlas. Pero la másmaravillosa de ellas no fue copiada

Page 458: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de la vida, sino del recuerdo de unsueño. Pues una vez que estaba en laribera del lago y contemplaba lospeces que nadaban, Kogi se habíadormido y soñó que jugaba con ellosdebajo del agua. Al despertar, evocóel sueño con tal nitidez que pudopintarlo; y llamó a esta pintura, quecolgó en la alcoba de su cuarto en eltemplo, “Carpa del sueño.

Jamás pudieron persuadir a Kogide que vendiera sus pinturas depeces. Sin dificultad se desprendíade sus paisajes, sus pájaros o sus

Page 459: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

flores, pero alegaba que no estabadispuesto a vender sus cuadros depeces vivientes a nadie que tuviera lacrueldad de matarlos o comerlos. Ycomo todas las personas que queríancomprarle los cuadros sealimentaban con pescado, el dineroque le ofrecían no bastaba para tentaral sacerdote.

Un verano, Kogi cayó enfermo, ya la semana perdió la facultad delhabla y el movimiento, de modo queparecía muerto. Pero, cumplida laceremonia fúnebre, sus discípulos

Page 460: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

advirtieron que el cuerpo aúnirradiaba un poco de calor, ydecidieron postergar la sepultura yvigilar el aparente cadáver. En latarde de ese día, Kogi súbitamenterevivió e interrogó a los centinelas,preguntándoles:

—¿Cuánto hace que permanezcosin conocimiento?

—Más de tres días —respondióun acólito—. Pensamos que habíasmuerto; y esta mañana tus amigos yfeligreses se congregaron en eltemplo para la ceremonia fúnebre,

Page 461: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

pero, como advertimos que tu cuerpono estaba del todo frío, aplazamos elentierro, de lo cual mucho nosregocijamos.

Kogi hizo un gesto aprobatorio, ydijo:

—Deseo que alguno de vosotrosvaya inmediatamente a la casa deTaira no Suké, donde los jóvenescelebran un banquete en este mismomomento, con pescado y con vino, yque le diga: “Nuestro maestro harevivido y os implora que tengáis labondad de dejar vuestra fiesta y

Page 462: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

comparecer ante él de inmediato,pues tiene una maravillosa historiaque contaros.

Entretanto —continuó Kogi—,observad lo que hacen Suké y sushermanos. Comprobad si, tal comodigo, celebran un banquete.

Entonces un acólito partió deinmediato a la casa de Taira no Suké,y descubrió con asombro que Suké ysu hermano Juro, con el sirviente deambos, Kamori, celebraban unbanquete, tal como Kogi había dicho.Pero, al recibir el mensaje, los tres

Page 463: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

dejaron en el acto el pescado y elvino, y se dirigieron al templo. Kogi,echado sobre el sillón al que lohabían trasladado, los recibió conuna sonrisa de bienvenida; y, tras elintercambio de amables saludos, ledijo a Suké:

—Ahora, amigo mío, respóndemepor favor a algunas preguntas quequiero formularte. Ante todo, teruego que me digas si hoy lecompraste un pescado al pescadorBunshi.

—Pues sí, en efecto —respondió

Page 464: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Suké—, ¿pero cómo lo supiste?—Aguarda un momento —dijo el

sacerdote—. Ese pescador hoy entróen tu casa, con un pescado de trespies de largo en su cesta: fue aprimeras horas de la tarde, pocodespués de que tú y Juro comenzaraisuna partida de go; y Kamori estabaobservando la partida y comiendo undurazno, ¿no es verdad?

—Es verdad —exclamaron alunísono Suké y Kamori, concreciente asombro.

—Y cuando Kamori vio ese

Page 465: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

enorme pescado —prosiguió Kogi—,en el acto quiso comprarlo; y,además de pagar por el precio delpescado, le dio a Bunshi algunosduraznos, en una fuente, y tres copasde vino. Entonces llamaron alcocinero, que vino y contempló elpescado con admiración; y luego, auna orden vuestra, lo cortó enrodajas y lo preparó para elbanquete… ¿No fue todo tal como hedicho?

—Sí —respondió Suké—, peromucho nos sorprende que sepas todo

Page 466: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

lo que hoy ocurrió en nuestra casa.Por favor, dinos cómo lo supiste.

—Vamos, pues, a mi historia —dijo el sacerdote—. Sabéis que casitodos me creyeron muerto; vosotrosmismos concurristeis a mi ceremoniafúnebre. Pero yo no creo que hacetres días estuviera gravementeenfermo: sólo recuerdo que sentíacierta debilidad y mucho calor, y quedeseaba salir a tomar aire fresco. Ycreí levantarme de la cama, con granesfuerzo, y salir con ayuda de unbastón… Acaso esto haya sido

Page 467: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

imaginación mía, más prontojuzgaréis la verdad por vosotrosmismos: os referiré todo tal comopareció suceder… Apenas salí de lacasa, esa atmósfera rutilante meinfundió cierta ligereza, me sentícomo un ave que abandona el nido ola jaula que lo apresaba. Di vueltashasta llegar al lago, y el agua se veíatan hermosa y azul que sentí grandesdeseos de nadar. Me quité las ropas,me zambullí, y me puse a nadar,sorprendiéndome de que lo hicieracon tal destreza y rapidez, pues antes

Page 468: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de enfermar fui siempre malnadador… Acaso pensáis que sóloos relato un sueño sin importancia,pero escuchad. Siempre intrigado poresta habilidad nueva para mí, vimuchos peces que nadaban debajo yalrededor de mí, y reflexioné que,por buen nadador que sea un hombre,jamás gozará bajo el agua como lospeces. En ese preciso instante, un pezenorme asomó la cabeza sobre lasuperficie, justo frente a mí, y mehabló con voz de hombre, diciendo:

—No es difícil satisfacer tu

Page 469: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

deseo. Aguarda un momento, te loruego.

El pez se sumergió y desaparecióde mi vista; aguardé. Pocos minutosdespués, emergió del fondo del lagoun hombre que montaba a lomos deese mismo pez que me había hablado,y que lucía el tocado y las ropasceremoniales de un príncipe; y elhombre me dijo:

—Vengo a ti con un mensaje delRey-Dragón, quien sabe de tu deseode gozar por un tiempo breve de lacondición de pez. Y como has

Page 470: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

salvado la vida de muchos peces, ysiempre has demostrado compasiónhacia las criaturas vivientes, el Dioste confiere el atuendo de la CarpaDorada, para que puedas disfrutar delos placeres del Mundo del Agua.Mas debes guardarte de no comerpeces, ni comida alguna preparadacon peces, por mucho que te tiente suaroma; y también debes cuidarte deno caer en manos de los pescadoresni de infligir ningún daño a tu cuerpo.

Con estas palabras, el mensajeroy su pez se zambulleron y

Page 471: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

desapareciendo en las aguasprofundas. Me miré a mí mismo, yadvertí que todo mi cuerpo estabacubierto de escamas que relucíancomo el oro, y que tenía aletas…advertí que, en efecto, me habíantransformado en una Carpa Dorada.Entonces supe que podía nadaradonde quisiera.

Luego creí alejarme a nado yvisitar muchos sitios hermosos.[Aquí, en el relato original, seintercalan algunos versos quedescriben las Ocho Famosas

Page 472: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Atracciones del Lago de Omi, Omi-Hakkei.] A veces, me bastabacontemplar los destellos del sol quedanzaban sobre el agua azul, oadmirar el hermoso reflejo deárboles y colinas en las tersassuperficies resguardadas del viento,para sentir delectación… Recuerdoespecialmente la costa de una isla(Okitsushima o Chikubushima) que sereflejaba en el agua como un murorojo… A veces me acercaba tanto ala costa que veía los rostros y oía lasvoces de los caminantes; a veces me

Page 473: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

dormía en el agua hasta que mesorprendía el rumor de unos remosque se acercaban. Por la noche, laluna iluminaba plácidos paisajes,aunque más de una vez me atemorizóla proximidad de las antorchas de losbotes pequeños de Katasé. Cuandoempeoraba el tiempo, iba muy, muyhondo (hasta mil pies deprofundidad) y jugaba en el fondo dellago. Pero, a los dos o tres días deeste gozoso vagabundeo, empecé asentir hambre, y regresé hacia estosparajes con la esperanza de hallar

Page 474: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

algún alimento. En ese precisoinstante estaba pescando el pescadorBunshi, y yo me acerqué al anzueloque éste había arrojado al agua.Había en él una preparación depescado que despedía un aromaagradable. En ese momento recordéla advertencia del Rey-Dragón y mealejé a nado, diciéndome ‘Porninguna circunstancia he de comernada que contenga pescado; soy undiscípulo del Buda’. Poco después,empero, mi hambre se volvió tanintensa que no pude resistir la

Page 475: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

tentación; y nadé hacia el anzuelo,pensando: ‘Aun si Bunshi meatrapara, no me haría daño, pues esun viejo amigo mío’. No pudearrancar la carnada del anzuelo, yese aroma entrañable me impacientó;al fin lo engullí todo de un trago. Encuanto lo hice, Bunshi tiró del sedaly me atrapó. Le grité:

—¿Qué haces? ¡Me lastimas!Pero él no pareció oírme, y de

inmediato maniató mis mandíbulascon una cuerda. Luego me arrojó a sucesta y me llevó a vuestra casa.

Page 476: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Cuando abrieron la cesta, vi que tú yJuro jugabais al go en la habitaciónque da al sur, y que Kamori teobservaba, comiendo un durazno.Entonces todos os acercasteis a lagalería para contemplarme, y osregocijasteis al ver un pez tanenorme. Clamé, tan alto como pude:

—¡No soy un pez! ¡Soy Kogi!¡Kogi el sacerdote! ¡Dejadme volveral templo, por favor!

Pero todos daban palmadas desatisfacción, y no prestaban atencióna mis palabras. Entonces vuestro

Page 477: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cocinero me llevó a la cocina y mearrojó con violencia sobre una tabla,donde había un cuchillo deformidable filo. Me aferró con lamano izquierda, y con la derechatomó el cuchillo. Yo le grité:

—¡Cómo puedes matarme con talcrueldad! ¡Soy un discípulo delBuda! ¡Auxilio, auxilio!

Pero en ese instante sentí que elcuchillo me laceraba… ¡un doloratroz! Y entonces desperté,súbitamente, y me encontré aquí, enel templo.

Page 478: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Cuando el sacerdote completó surelato, los hermanos manifestarongran asombro; díjole Suké:

—Ahora recuerdo que advertíque las mandíbulas del pez semovían constantemente mientras lomirábamos: pero no escuché ningunavoz… Enviaré un sirviente a la casapara que arroje al lago los restos deese pez.

Kogi no tardó en recobrarse desu enfermedad, y vivió para pintarmuchos cuadros. Cuéntase que,mucho después de su muerte, algunos

Page 479: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

de sus cuadros de peces cayeronaccidentalmente al lago y que lasimágenes, desprendiéndose en el actode la seda o el papel donde estabanpintadas, se alejaron a nado.

[1] De la colección de relatostitulada Ugetsu Monogatari (N. delA.). En A Japanese Miscellany (N.del T.)

[2] La ciudad de Otsu se yergue aorillas del gran Lago de Omi,habitualmente conocido como LagoBiwa, y el Templo de Miidera está

Page 480: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

situado en un monte que se alza juntoal lago. Miidera fue fundado en elsiglo VII, pero ha sido reconstruidovarias veces: la estructura actual datade fines del siglo XVII (N. del A.)

Page 481: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

LA HISTORIA DEKWASHIN KOJI [1]

En el período de Tensho[2],vivía en uno de los distritos del nortede Kyõto un anciano a quien la gentellamaba Kwashin Koji. Lucía unalarga barba blanca, y siempre vestíacomo un sacerdote sintoísta; pero seganaba la vida exhibiendo pinturasbudistas y predicando la doctrinabudista. Solía ir, cada vez que eltiempo era propicio, a los jardines

Page 482: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

del templo Gion, y colgaba de algúnárbol un amplio kakémono en el quefiguraban los suplicios de losdiversos infiernos. Este kakémonoestaba pintado con tal exactitud quetodo lo que representaba parecíareal; y el anciano solía dirigirse acuantos se congregaban paracontemplarlo, y explicarles la Ley dela Causa y el Efecto, señalando conuna vara búdica (nyoi), que siemprellevaba consigo, cada detalle de losdiferentes tormentos, exhortándolos aseguir las enseñanzas del Buda.

Page 483: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Grupos multitudinarios secongregaban para ver el cuadro yescuchar las prédicas del anciano; ya veces, la estera que éste tendía enel suelo para recibir lascontribuciones quedaba oculta por uncúmulo de monedas.

Oda Nobunaga era a la sazóngobernador de Kyõto y de lasprovincias vecinas. Uno de susservidores, Arakawa, estando devisita en el templo de Gion, vio lapintura allí expuesta y luegoprocedió a comentarla en palacio. La

Page 484: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

descripción de Arakawa despertó elinterés de Nobunaga, quien dio ordende que Kwashin Koji se presentaraen el acto con su pintura.

Cuando Nobunaga vio elkakémono no pudo ocultar suasombro ante la vivacidad de laobra: los demonios y los espíritusatormentados parecían palpitar antesus ojos, sus aullidos parecíanaudibles, y la sangre allírepresentada parecía fluir con talfuerza que Nobunaga no pudo evitarrozar la tela con el dedo para

Page 485: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

comprobar si no estaba mojada. Peroel dedo no se manchó, pues el papelestaba perfectamente seco. Cada vezmás atónito, Nobunaga preguntóquién había ejecutado ese cuadromaravilloso. Kwashin Kojirespondió que era obra del famosoOguri Sotan[3], quien la habíapintado tras realizar durante ciendías un cotidiano rito depurificación, practicar severasausteridades, y rogar fervorosamenteal divino Kwannon del TemploKiyomidzu que lo inspirara.

Page 486: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Al advertir la codicia que elkakémono despertaba en Nobunaga,Arakawa le preguntó a Kwashin Kojisi estaba dispuesto a “ofrecérsela” alSeñor en calidad de presente. Pero elanciano respondió con audacia:

—Esta pintura es el único objetode valor que poseo, y mostrándoselaa la gente puedo hacer un poco dedinero. Si se la regalara al Señor, meprivaría de mi único medio demanutención. Sin embargo, si elSeñor ansía poseerla, págueme porella la suma de cien ryo de oro. Con

Page 487: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

esa suma, podría iniciar algúnnegocio fructífero. De lo contrario,me veré obligado a conservar lapintura.

Nobunaga no pareció satisfechocon tal respuesta; guardó silencio.Arakawa, entonces, susurró algo aloído del Señor, que hizo un gestoaprobatorio; y Kwashin Koji fuedespedido con un pequeño presenteen dinero.

Mas cuando el anciano abandonóel palacio, Arakawa lo siguió ensecreto, dispuesto a adueñarse del

Page 488: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

cuadro por medios deshonestos. Suoportunidad no tardó en presentarse,pues Kwashin Koji tomó un caminoque conducía directamente a lascolinas de las afueras. Al llegar a unparaje solitario al pie de las colinas,en que el camino viraba conbrusquedad, fue sorprendido porArakawa, que le dijo:

—¿Cómo te atreviste a pedir cienryo de oro por ese cuadro? En lugarde cien ryo de oro, ahora te daré unapieza de acero de tres pies de largo.

Arakawa desenvainó la espada,

Page 489: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

mató al anciano y se llevó el cuadro.Al día siguiente, Arakawa le

entregó el kakémono —aún cubiertopor la envoltura que le había hechoKwashin Koji antes de salir delpalacio— a Oda Nobunaga, quienordenó que lo colgasen ante él. Pero,una vez expuesto el cuadro, tantoNobunaga como su servidorquedaron atónitos al descubrir que nohabía pintura alguna… sólo unasuperficie desierta. Arakawa fueincapaz de explicar cómo habíadesaparecido la pintura original; y

Page 490: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

como era culpable —mediante suvoluntad o sin ella— de haberengañado a su amo, se decidiócastigarlo. De modo que fuecondenado a un prolongado períodode cárcel.

No bien hubo cumplido sucondena, Arakawa se enteró de queKwashin Koji exhibía el famosocuadro en los jardines del TemploKitano. Arakawa no podía darcrédito a sus oídos, pero talinformación le infundió la vagaesperanza de apoderarse de un modo

Page 491: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

u otro del kakémono, y de tal formaredimir su falta. Por tanto, reunió enel acto a algunos de sus secuaces y seencaminó al templo; pero en cuantollegó, le dijeron que Kwashin Kojise había ido.

Varios días más tarde,informáronle a Arakawa queKwashin Koji exhibía el cuadro en elTemplo Kiyomidzu, mientraspredicaba ante la multitud. Arakawase apresuró a ir a Kiyomidzu, perosólo llegó para ver que la multitud sedispersaba, pues que Kwashin Koji

Page 492: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

había desaparecido una vez más.Al fin sucedió que, un día,

Arakawa, de modo imprevisto, vio aque Kwashin Koji en una taberna, ylo capturó de inmediato. El ancianose rió de buena gana al verseapresado, diciendo:

—Iré contigo, pero por favorespera a que beba un poco de vino.

Arakawa no opuso objeciones aeste pedido; y Kwashin entoncesbebió, para asombro de lospresentes, doce tazones de vino. Sóloal beber el último se declaró

Page 493: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

satisfecho; Arakawa ordenó que losujetaran con una cuerda y locondujeran a la residencia deNobunaga.

En el patio del palacio, KwashinKoji fue examinado sin demora porel Primer Oficial y recibió unasevera reprimenda. El Primer Oficialle dijo al fin:

—Es evidente que has engañadoa la gente mediante prácticasmágicas; basta esa ofensa paraacarrearte duros castigos. Sinembargo, si con todo respeto le

Page 494: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ofreces ese cuadro al SeñorNobunaga, pasaremos por alto tuculpa esta vez. De lo contrario,recibirás un castigo sin atenuantes.

Ante tal amenaza, Kwashin Kojise rió con estrépito y exclamó:

—No soy yo el culpable de haberengañado a la gente —y añadió,volviéndose hacia Arakawa—. ¡Erestú quien lo ha hecho! Quisiste halagaral Señor dándole el cuadro, eintentaste matarme para apoderartede él. Si existe el delito, eso es undelito, sin duda alguna. La suerte

Page 495: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

decidió que no hayas podidomatarme, pero si lo hubieses logrado,como era tu deseo, ¿qué habríasalegado como excusa? De todosmodos, robaste el cuadro. Lo quetengo yo es sólo una copia. Ydespués de robar el cuadro,preferiste no dárselo al SeñorNobunaga y elaboraste un plan paraconservarlo. De modo que leofreciste al Señor Nobunaga unkakémono en blanco; y, para ocultartu acto y tu propósito secreto,simulaste que yo te había engañado

Page 496: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

reemplazando el kakémono auténticopor el que estaba en blanco. Yoignoro dónde está el verdaderocuadro. Es probable que tú lo sepas.

Tales palabras enardecieron aArakawa, que se abalanzó hacia elprisionero, y lo habría matado a noser por la mediación de los guardias.Este súbito paroxismo indujo alPrimer Oficial a sospechar queArakawa no era en absoluto inocente.Ordenó encarcelar a Kwashin Kojimientras tanto, y luego procedió ainterrogar escrupulosamente a

Page 497: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Arakawa. Arakawa, por naturaleza,hablaba con dificultad; y en estaocasión estaba tan alterado queapenas podía pronunciar laspalabras; tartamudeó y se contradijo,y delató todas las señales de laculpa. El Primer Oficial ordenó queapalearan a Arakawa hasta que ésteconfesara la verdad. Pero aunsimular tal confesión se le hacíadifícil a Arakawa, de modo que logolpearon con un bambú hasta quelos sentidos lo abandonaron y yaciócomo muerto.

Page 498: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

En la prisión, Kwashin Koji seenteró de lo sucedido a Arakawa, yse echó a reír. Pero luego le dijo alcarcelero:

—¡Escucha! El tal Arakawa secomportó como un bribón, sin duda,y con toda intención quise quesufriera ese castigo para corregir susmalignas inclinaciones. Pero ahoradile al Primer Oficial, por favor, queArakawa debe ignorar la verdad, yque yo puedo explicarlo todo enforma satisfactoria.

Entonces Kwashin Koji fue

Page 499: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

conducido una vez más ante elPrimer Oficial, a quien hizo lasiguiente declaración:

—En toda pintura de auténticogenio habita un espíritu, y dichapintura, al disponer de voluntadpropia, puede rehusar apartarse de lapersona que le dio vida, o aun de suverdadero dueño. Hay muchashistorias que prueban que loscuadros realmente excelsos tienen unalma. Se sabe que ciertos gorrionesque Hogen Yenshin pintó sobre unbiombo [fusuma], una vez se

Page 500: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

alejaron volando, dejando libres losespacios que ocuparon sobre esasuperficie. También se sabe que uncaballo, pintado en un kakémono,solía salir de noche a pastar. Ahorabien, creo que en presente caso, entanto que el Señor Nobunaga jamásfue el verdadero dueño de mikakémono, la pintura voluntariamentese desvaneció del papel en cuantoéste fue expuesto en su presencia.Pero si me dais el precio que yoexigí al principio, cien ryo de oro,pienso que la pintura reaparecerá,

Page 501: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

por voluntad propia, sobre ese papelque está en blanco. En todo caso,intentémoslo. No hay nada quearriesgar, pues, si la pintura noreaparece, devolveré el dinero en elacto.

Tan extrañas afirmacionesindujeron a Nobunaga a ordenar quese pagaran los cien ryo. El kakémonofue desplazado en su presencia y,para asombro de los concurrentes, lapintura reapareció con todos susdetalles. Pero los colores parecíanhaberse desleído, y las imágenes de

Page 502: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

almas y demonios no tenían la mismavitalidad. Al percibir la diferencia,el Señor le pidió a Kwashin Koji queexplicara la causa; Kwashin Kojireplicó:

—El valor de la pintura quevisteis al principio era el valor deuna pintura que no tenía precio. Peroel valor de la pintura que veis ahorarepresenta exactamente lo que habéispagado por ella: cien ryo de oro. Nopodía ser de otra forma.

Ante tal respuesta, todos lospresentes comprendieron que era

Page 503: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

harto más que inútil presentar másobjeciones al anciano. Éste recobróla libertad de inmediato; Arakawatambién fue liberado, pues habíaexpiado su culpa con creces con elcastigo que padeciera.

Ahora bien, Arakawa tenía unhermano menor llamado Buichi,también al servicio de Nobunaga.Buichi estaba exasperado a causa delcastigo y la prisión de Arakawa, ydecidió matar a Kwashin Koji.Kwashin Koji, apenas se vio enlibertad, se dirigió a una taberna y

Page 504: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

pidió vino. Buichi lo siguió hasta lataberna, lo atravesó con la espada ylo decapitó. Luego tomó los cien ryoque le habían pagado al anciano,envolvió con un trapo la cabeza y eloro, y se apresuró a mostrárselos aArakawa. Pero al quitar el trapo,sólo halló una jarra de vino en lugarde la cabeza y un montón de mugre enlugar de oro. Ambos hermanosquedaron aún más estupefactos alenterarse de que el cadáverdecapitado había desaparecido de lataberna, sin que nadie supiera cómo

Page 505: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

o cuándo.Sólo al mes hubo noticias de

Kwashin Koji, cuando alguiendescubrió, en el pórtico del palaciodel Señor Nobunaga, a un borrachoque roncaba con tal estrépito quecada ronquido retumbaba como elestruendo de un trueno distante. Unguardia comprobó que el borrachoera Kwashin Koji. Por esainsolencia, el anciano fue arrastradoa una celda. Mas no se despertó; ysiguió durmiendo en prisión, durantediez días y diez noches,

Page 506: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

ininterrumpidamente, y desde muylejos se oían sus estentóreosronquidos.

En ese entonces murió el SeñorNobunaga, víctima de la traición deuno de sus capitanes, AkéchiMitsuhidé, quien usurpó el poder deinmediato. Aunque el gobierno deMitsuhidé no resistió más de docedías.

El caso es que cuando Mitsuhidése adueñó de Kyõto, llegó a susoídos la historia de Kwashin Koji, yordenó que el prisionero fuera traído

Page 507: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

a su presencia. Kwashin Koji, enefecto, compareció ante el nuevoSeñor; pero Mitsuhidé le hablóafablemente, lo trató como a unhuésped y ordenó que le sirvieranuna buena cena. En cuanto el ancianodejó de comer, Mitsuhidé le dijo:

—Supe que eres muy aficionadoal vino. ¿Cuánto vino puedes beberde una sola sentada?

—En verdad no lo sé —respondió Kwashin Koji—; dejo debeber cuando siento que el sopor estápor vencerme.

Page 508: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Entonces el Señor hizo traer unagran copa de vino[4] para KwashinKoji, y ordenó a un sirviente que lallenara tantas veces como lo desearael anciano. Y Kwashin Koji vació lacopa diez veces consecutivas, ypidió más; pero el sirviente declaróque en el recipiente no quedaba másvino. Tal proeza asombró a todos lospresentes. Y el Señor preguntó aKwashin Koji:

—¿Aún no estáis satisfecho,Señor?

—En fin, sí —respondió

Page 509: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

Kwashin Koji—, puede decirse quelo estoy. Y ahora, para agradecerosvuestra augusta bondad, haré unapequeña exhibición de mi arte. Tenedla deferencia, pues, de observar esebiombo.

Señaló un biombo de ocho hojasen el que estaban pintadas las OchoHermosas Vistas del Lago de Omi(Omi-Hakkei); y todos observaron elbiombo. En uno de los paisajes, elartista había representado un hombreque remaba a lo lejos, cuyo bote noocupaba, en la superficie del

Page 510: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

biombo, más de una pulgada delargo. Kwashin Koji agitó la mano endirección al bote; y todos vieroncomo el bote giraba súbitamente ycomenzaba a avanzar hacia el primerplano de la pintura. A medida que seacercaba, aumentaba de tamaño, ylos rasgos del botero no tardaron enser claramente discernibles. El bote—cada vez más grande— seaproximó aún más, hasta que parecióestar a muy corta distancia. E,inesperadamente, el agua del lagopareció desbordar de la pintura a la

Page 511: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

habitación; ésta se inundó, y losespectadores se apresuraron arecoger sus mantos, pues el agua lesllegaba hasta las rodillas. En esemismo instante, el bote pareciódeslizarse fuera del biombo; era unauténtico bote de pesca, y seescuchaba el crujido de su únicoremo. El nivel del agua continuó suascenso, hasta que cubrió la cinturade los espectadores. Entonces el botese acercó a Kwashin Koji, yKwashin Koji subió a bordo; laembarcación viró, y comenzó a

Page 512: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

alejarse suavemente. A medida quese alejaba el bote, descendía el niveldel agua, que parecía regresar albiombo. En cuanto el bote dejó elprimer plano de la pintura, lahabitación volvió a secarse. Mas laembarcación aún parecía bogar en elagua pintada, alejándose cada vezmás y tornándose cada vez máspequeña, hasta que se redujo a unpunto en el horizonte. Entoncesdesapareció por completo, y con elladesapareció Kwashin Koji. Jamásvolvió a vérselo en Japón.

Page 513: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

[1] Incluida en el curioso y viejolibro Yaso-Kidan (N. del A.) . De AJapanese Miscellany (N. del T.)

[2] El periodo de Tensho duró de1573 a 1519 (d. C.). La muerte delgran capitán Oda Nobunaga, presenteen esta historia, ocurrió en 1582 (N.del A.)

[3] Oguri Sotan fue un granartista religioso que floreció aprincipios del siglo XV. En losúltimos años de su vida se hizosacerdote budista (N. del A.)

Page 514: Kwaidan. cuentos fantasticos del japon   lafcadio hearn

[4] El término “tazón” sería máspreciso para indicar el tipo derecipientes que alude el cuentista.Algunas de estas copas, utilizadas enlas celebraciones, eran muy amplias:bacías lacadas, de escasaprofundidad, cuya capacidad podíaexceder el litro. Vaciar de un solotrago una de las más grandes, no erajuzgado una hazaña menor. (N. delA.)