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La Catedral de Málaga: toma de posesión de San Manuel González García como obispo titular de la diócesis de Málaga Antonio Jesús JIMÉNEZ SÁNCHEZ Universidad de Málaga Grupo Investigación Crisol-Malaguide I. Breve reseña histórica de la Santa Iglesia Catedral de Málaga. II. San Manuel González García, obispo titular de Málaga (1920-1935). III. Obispo del Olimpo y auxiliar de Málaga. IV. Obispo titular de Málaga. Llegada a la diócesis malacitana, recibimiento y entrada en la catedral. V. Qué ha de observarse en la entrada solemne en la Santa Iglesia Catedral del Excmo. e Ilmo. Sr. obispo Dr. D. Manuel González y García. VI. Bibliografía. El Mundo de las Catedrales (España e Hispanoamérica) San Lorenzo del Escorial 2019, pp. 467-484. ISBN: 978-84-09-14193-7

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  • La Catedral de Málaga: toma de posesión de San Manuel González García como obispo

    titular de la diócesis de Málaga

    Antonio Jesús JIMÉNEZ SÁNCHEZ Universidad de Málaga Grupo Investigación Crisol-Malaguide

    I. Breve reseña histórica de la Santa Iglesia Catedral de Málaga.

    II. San Manuel González García, obispo titular de Málaga (1920-1935).

    III. Obispo del Olimpo y auxiliar de Málaga.

    IV. Obispo titular de Málaga. Llegada a la diócesis malacitana, recibimiento y entrada en la catedral.

    V. Qué ha de observarse en la entrada solemne en la Santa Iglesia

    Catedral del Excmo. e Ilmo. Sr. obispo Dr. D. Manuel González y García.

    VI. Bibliografía.

    El Mundo de las Catedrales (España e Hispanoamérica) San Lorenzo del Escorial 2019, pp. 467-484. ISBN: 978-84-09-14193-7

  • I. BREVE RESEÑA HISTÓRICA DE LA SANTA IGLESIA CATEDRAL DE MÁLAGA

    Tras la capitulación de Málaga en agosto de 1487, los Reyes Católicos

    cristianizaron la Mezquita erigiéndola en Iglesia Mayor de la ciudad. Atendiendo a su importancia y en virtud del permiso que habían obtenido del Pontífice Inocencio VIII, por su bula Ad illan fidei constantiam, expedida en Roma a 4 de agosto de 1486, autorizó al cardenal de España, don Pedro González de Mendoza, para instituir iglesias en los pueblos que los Reyes fueran recobrando del poder de los musulmanes1. Presentaron como obispo de esta diócesis al ilustre sacerdote a don Pedro Díaz de Toledo y Ovalle2, que ya se había distinguido por su celo evangélico siendo canónigo de Sevilla y limosnero mayor de sus altezas, y que tuvo la suerte de asistir a la conquista de Málaga, colocando con sus propias manos una cruz de plata en la más alta de las torres de la Alcazaba, al mismo tiempo que el comendador de León don Gutiérrez de Cárdenas tremolaba el pendón de Castilla, victorioso en tantas batallas.

    Un cúmulo de motivos de índole religiosos, ideológicos e incluso materiales

    suscitaron las constantes obras y ampliaciones que sufrirá la Mezquita-Catedral de Málaga en los primeros años de la centuria del siglo XVI. Estos inconvenientes obligaron al cabildo catedralicio a autorizar la prédica de indulgencias con el fin de obtener fondos para poder paliar el coste de las obras3. Sin embargo, estas medidas fueron insuficientes, viéndose obligados a crear una administración propia, nombrándose primer mayordomo de Fábrica al canónigo Martín Álvarez4. En 1517 se autorizaba una nueva prédica con el objetivo de adquirir fondos.

    1 MORALES GARCÍA-GOYENA, L., Estatutos de la Catedral de Málaga, Imp. y Lib. de López Guevara, Granada 1907, p. 6.

    2 Ibídem, p. 10, Don Pedro Díaz de Toledo y Ovalle, primer obispo de Málaga, después de la Reconquista, de canónigo de Sevilla y siendo también limosnero mayor de sus altezas, paso a regir la diócesis malagueña en el año 1488, según consta de la Real Cédula expedida por los Sres. Reyes Católicos el 13 de junio de 1488, confirmando las bulas despachadas en Roma a 5 de diciembre de 1487. Falleció en Málaga a 15 de agosto de 1499 y en el cabildo a 23 de agosto del mismo año se publicó la sede vacante, nombrando provisor a D. Francisco Melgar, que desempeñó este cargo hasta diciembre de 1500.

    3 VARIOS, La Catedral de Málaga, Everest, León 2001, p. 4. 4 (A)rchivo (C)atedral de (M)álaga, Noticias Particulares del Cabildo de la Santa Iglesia

    Cathedral de Málaga, fol. 315 ss. La misión del Mayordomo u obrero de la fábrica era la del

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    En 1518, ante la necesidad monetaria, que seguía siendo insuficiente, el cabildo decide construir un nuevo edificio y así se lo hacen saber al monarca. En 1523 se planifica el sistema de allegamiento de fondos para hacer frente a una obra de envergadura. Dos meses más tarde se decide por un plan de obra en estilo gótico acordado aplicar todos los recursos económicos. Este primer proyecto anunciaba la construcción de un templo en dirección Norte-Sur. La entrada principal sería la actual puerta del Sagrario5.

    Sin embargo, por la cuantiosa cantidad de la obra y la escasa economía, el

    proyecto fue abandonado. Este atolladero se prolongaría hasta 1526 en que toma posesión como nuevo deán de la Catedral de Málaga, don Fernando Ortega Salido, chantre de la Iglesia Colegial de Santa María de los Reales Alcázares y primer capellán de la Sacra Capilla del Salvador. Sus primeras andaduras fueron encaminadas a reestructurar la administración de Fábrica, estableciendo en 1527 una serie de medidas. Por esta misma fecha aparecerá la figura del maestro en cantería, el jiennense Pedro López, dirigiendo la capilla mayor derecha de la Iglesia Catedral.

    Pedro López, desde 1494, era maestro de la Catedral de Jaén estando también

    vinculado a los cabildos de Sevilla y Córdoba. Por tanto, su venida a Málaga debe ser una iniciativa del deán ubetense quien, frente a los primitivos dictados goticistas de Enrique Egas, protagoniza el nuevo giro de las obras hacia un lenguaje netamente clasicista. Las aportaciones económicas se suceden, en particular las testamentarias de los propios capitulares, que incluso en algunas ocasiones son cuantiosas, pero son insuficientes. En 1540 fallece Pedro López y en diciembre del mismo año muere el cardenal Riario. Este escenario fue aprovechado por el cabildo para solicitar la aplicación a la obra de las rentas episcopales en sede vacante. Sin embargo, la negativa del consejo de Castilla a dicha solicitud y la necesidad de un nuevo arquitecto para continuar las obras, suscitó la suspensión de los trabajos hasta que la sede episcopal malacitana fuese nuevamente ocupada.

    La Diócesis de Málaga fue ocupada por el dominico fray Bernardo Manrique

    (1541-1654), quien inmediatamente nombró a Cristóbal de Ávila mayordomo de fábrica y maestro mayor a fray Martín de Santiago. Una de las primeras tareas fue la colocación de sendos escudos de armas del nuevo obispo en los extremos de la obra hasta esos momentos levantada, cuyo objetivo era dejar cargo de recibir las rentas de la fábrica de la dicha Iglesia Catedral y de la distribución a mandamiento del prelado de la dicha Iglesia y dar cuenta de ellas al prelado, de cada año por la fiesta de la Navidad de Nuestro Señor Jesucristo, estando presentes dos canónigos de la dicha Iglesia, diputados por el cabildo de ella, para ver la dicha cuenta y razón de la dicha fábrica.

    5 VARIOS, La Catedral de Málaga, o.c., p. 5.

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    perpetuada la memoria del estado en que fray Bernardo Manrique se había encontrado la construcción a su entrada en la diócesis6.

    A fray Martín de Santiago le seguiría al frente de las obras Vergara, quien

    probablemente recogió ideas y soluciones del modelo valdeviriano. Desde este momento el ritmo de la construcción se aceleró considerablemente. A la muerte del obispo Manrique (1564) ya estaban finalizadas las capillas que abren a la girola, siendo maestro mayor Diego de Vergara, aparejador Domingo de Cestona y maestro de carpintería Lope de Alvarado.

    Bajo el pontificado del obispo Francisco Blanco Salcedo (1565-1575) se

    realizaron los brazos del crucero, aunque no llegaron a cerrarse. A la muerte de Diego de Vergara le sustituye su hijo Diego de Vergara Echaburu, ocupando el puesto de aparejador; sucesivamente Francisco González Broslador y Agustín de Astiaza. Vergara cierra los extremos del crucero, construye las gradas, el altar y el enlosado de la capilla mayor y de las puertas laterales.

    El giro vendrá con la llegada del obispo don Luis García de Haro (1587-

    1597), lo que supuso una completa alteración en los planos de construcción al ordenar el traslado de la iglesia vieja (mezquita reconvertida) a la nueva catedral renacentista incompleta. Esto supondrá un retundido de pilares, columnas, capiteles y bóvedas. La consagración del edificio tuvo lugar el día 3 de agosto de 1588.

    En 1597 fallecía Vergara hijo, y al frente de las obras quedará Pedro Díaz

    de Palacios. Bajo su dirección se construirá el coro.

    Durante el siglo XVII las obras catedralicias se redujeron a la continuación del coro y poco más7. En el siglo XVIII surge un problema muy preocupante. Un posible derrumbamiento del edificio por infiltraciones de la lluvia provocó que recomenzaran de nuevo. En 1721 se comenzó la construcción de la torre bajo la dirección de José de Bada, quien encontró dificultades técnicas para su construcción debido a errores en la estructura del edificio; sin embargo, se terminaron los cuerpos inferiores de las dos torres en 1735. Inmediatamente se procede a la obra de la portada principal. Una torre no llegó a terminarse; de ahí el apodo cariñoso dado a la Catedral de “la Manquita”.

    La tradición malagueña afirma que los dineros destinados a terminar esta

    torre fueron enviados a América para ayudar en la Guerra de la Independencia. La

    6 Ibídem, p. 7. 7 ACM, Ceremonias de la Santa Iglesia Cathedral de Málaga. Ordenadas por el Ilustrissimo y

    Reverendissimo señor D. Fr. Alonso de S. Tomás, L. 363, nº 3, fol. 46 ss.

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    otra torre se terminó en 1769 y tiene una placa en la que se lee: Esta torre se acabó el dya tres de agosto del año mil setecientos sesenta y nueve, y tiene de alto desde la superficie de la calle hasta la extremedad del arpón ciento diez varas y media castellanas8.

    Fachada principal de la catedral de Málaga9.

    8 Ibídem, Cuaderno del Maestro de Ceremonias, L. 423, nº 6. www.malagahistoria.com.

    Consultado el día 22 de abril de 2019. 9 FERNÁNDEZ RIVERO, J.A., Desde Málaga, Recuerdos… Una visión de Málaga a

    través de sus Tarjetas Postales (1801-1930), Miramar, Málaga 1995, p. 173.

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    II. SAN MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA, OBISPO TITULAR DE MÁLAGA (1920-1935)

    Manuel González García nació en Sevilla, el 25 de febrero de 1877, en

    unos momentos en que España vivía una restauración monárquica. Sus padres fueron Martín González Lara y Antonia Teresa de Jesús García Pérez, naturales de Antequera (Málaga). Su vivienda conyugal la situaron en la calle La Vega, número 3. Residieron en este domicilio alquilado, cuyo propietario era don Juan Lorenzo, tal y como consta en el libro de distritos de 1871, fol. 101, hasta que partieron hacia Sevilla10. Su padre era de profesión carpintero y ebanista, y su madre estaba dedicada a las labores de su casa. Era contribuyente al sostenimiento económico de la familia, cosiendo para la calle.

    La situación económica llevó a Martín y Antonia a emigrar a Sevilla. Martín

    comenzaría a trabajar como carpintero en el colegio de los salesianos. A los dos años abriría un taller de carpintería y ebanistería. Fruto de este matrimonio nacerían cinco hijos: Martín, que fallecería a corta edad11, Francisco, Martín y Manuel, y una niña: Antonia. Manuel ocuparía el cuarto lugar de los hijos.

    San Manuel González García abrió los ojos a la vida un domingo, a las

    cinco de la mañana, en la mítica calle sevillana del Vidrio, número 22, junto a la Plaza de las Mercedarias12.

    De familia profundamente religiosa, “Manolito”, tal y como se le conocía

    cariñosamente, quiso ingresar al seminario, pero su madre Antonia no quería que ocurriese lo mismo que había ocurrido con su hermano mayor Francisco, quién tras haber estudiado varios años en el seminario, luego lo abandonó. Manolito llorando le decía a su madre: ¿porque Paco lo dejara, por qué lo tengo que dejar yo?13

    A los doce años Manuel atiende a esta llamada e ingresa en el seminario.

    Ahora este rubio joven no pide opinión ni a su tío canónigo ni a sus padres, sólo pide consejos a Dios y la respuesta es la de un Sí rotundo. Él pagaría sus

    10 JIMÉNEZ SÁNCHEZ, A.J., San Manuel González García: En Andalucía me forjó y en

    Palencia me hizo Santo, Exlibric, Antequera 2018, pp. 33-45. 11 Ibídem, p. 41. 12 CAMPOS GILES, J., El obispo del sagrario abandonado, El Granito de Arena, Palencia 1950,

    p.4. 13 (A)rchivo de (C)ausa (C)anonización (M)anuel (G)onzález, Manuscrito de María Antonia

    González García. Hermana de San Manuel González García y cofundadora de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret. Misioneras Eucarística de Nazaret, C/ Sto. Domingo de Guzmán 7, Palencia, (sin catalogar).

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    estudios en el seminario con su servicio; es decir, que entraba en el seminario en condición de fámulo y con la obligación de servir a los demás, ayudar a la limpieza de la casa y quedarse en ella buena parte de las vacaciones.

    Sus padres, Martín y Antonia, no podían decir NO a la solicitud que “el

    Amo”, como le llamará posteriormente en sus escritos, les había hecho a través de su hijo Manolito. Esto no quita que sus padres quedaran sorpren-didos porque nunca antes Manuel había hecho nada sin haberlo consultado previamente con ellos. Ante esta sentida llamada de Dios, su madre Antonia no se podía oponer. Lo único que le dijo a Manuel fue: Hijo mío, mucho nos gustaría que fueses sacerdote, pero si el Señor no te llama, no lo seas, mejor quiero que seas un buen cristiano, que un mal sacerdote.

    El 14 de abril de 1900 Manuel recibió la tonsura y las órdenes menores

    en la capilla del Palacio Episcopal de manos del arzobispo cardenal Marcelo Spínola Maestre. El 11 de junio de 1901, en las Témporas de Pentecostés, recibió el diaconado en la capilla del Seminario, de manos del obispo don Antonio Cabal y Rodríguez, titular de Lystra y dimisionario de Pamplona. El 21 de septiembre de 1901 recibió el presbiterado en la capilla del Palacio Episcopal de manos del obispo Marcelo Spínola Maestre.

    Desde su ordenación en 1901 don Manuel desempeñó su ministerio sacerdotal

    en la ciudad hispalense. Una misión de envergadura que madurará personal y espiritualmente a este sacerdote con 24 años fue la misión popular de Palomares del Río, el 2 de febrero de 1902. Posteriormente, el 8 de febrero de 1902, fue nombrado capellán de las Hermanitas de los Pobres.

    Eran muchos los problemas que asolaban al arzobispo de Sevilla, don

    Marcelo Spínola, en el gobierno de su archidiócesis, pero de todos estos problemas el que más sobresalía era Huelva. La situación espiritual de la capital onubense se deterioraba con ritmo acelerado. Había que cubrir rápidamente ese flanco débil de la Iglesia hispalense, en el que la acción conjunta del laicismo masónico, las injusticias sociales, las divisiones entre los católicos, la influencia protestante y los brotes violentos del extremismo anticlerical debilitaban la vida religiosa de la capital…14.

    A punto de cumplir los 28 años, con escasa experiencia para lo que de-

    mandaba la capital onubense, don Manuel fue llamado a audiencia por don Marcelo Spínola. Don Manuel es el candidato para tal hazaña. Pero, ¿qué

    14 JIMÉNEZ SÁNCHEZ, A.J., San Manuel González García, Un hombre de Cristo para

    el pueblo y del pueblo para Cristo, Anarol, Málaga 2016, pp. 19-28.

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    respondería a esta petición? Don Marcelo Spínola era consciente de la tarea y la dificultad que suponía la nueva misión de Huelva para un sacerdote tan inexperto. Don Marcelo le dejó muy claro a don Manuel que no tenía que aceptar por obediencia porque él era consciente de la complejidad del asunto, a lo que don Manuel le respondió: si me manda mi obispo, yo voy volando.

    Don Marcelo Spínola agradeció y alabó la decisión de este mancebo sacerdote.

    El arzobispo notificó a algunos conocidos de confianza suya de la respuesta afirmativa de don Manuel. Y les comentaba: Les envío a Vds., una alhajita15.

    El 1 de marzo de 1905 recibió el nombramiento de cura ecónomo o vicario

    parroquial de la parroquia de San Pedro de Huelva ya que el párroco, don Manuel García Viejo, aún vivía. Don Manuel González tomó posesión el día 9 del mismo mes y, a los pocos meses, el 16 de junio del mismo año, fue nombrado arcipreste.

    De ser recibido a pedradas por los niños a su llegada a Huelva, fue llorado a

    su salida de la capital onubense cuando fue preconizado Obispo del Olimpo y auxiliar de Málaga. Don Manuel supo ganarse al pueblo con su buen hacer pastoral, su cuidado y pastoreo de las almas, desde los más vulnerables hasta los más rudos de corazón (escuelas diurnas y nocturnas, comedores sociales, granja agrícola, patronato de aprendices, ángeles de la noche o de la parroquia, obra de las vocaciones sacerdotales, banda de música, un centro obrero, una caja de ahorros, una biblioteca ambulante…)16. Sus obras más relevantes son la “Obra de las Tres Marías” y, posteriormente nacerían los “Juanes de los Sagrarios-Calvarios”, “Obra de los Juanitos”, para la rama infantil y, como medio de propagación, el nacimiento de la revista El Granito de Arena, fundada en Huelva el 10 de noviembre de 1906. Ya siendo obispo nacerían las Misioneras Eucarísticas de Nazaret (MEN). III. OBISPO DEL OLIMPO Y AUXILIAR DE MÁLAGA

    Don Manuel no podía nunca soñar lo que Dios aún le tenía guardado y que marcaría un giro decisivo en su vida. Una carta del nuncio de Su Santi-dad en España, Monseñor Ragonessi, le indicaba un nuevo destino: Málaga.

    Pero la sorpresa para don Manuel fue que en esta carta no se le reclamaba

    como párroco, sino como Obispo de Olimpo y auxiliar de la Diócesis de

    15 CAMPOS GILES, J., El obispo del sagrario abandonado, o.c., p. 93. 16 GUTIÉRREZ GARCÍA, J.L., Una vida para la eucaristía, El Granito de Arena, Madrid

    1999, p.122.

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    Málaga. El 5 de diciembre de 1915 un telegrama desde Roma llegaba al domicilio de don Manuel González García, en el que le comunicaban que el día 6 de diciembre había sido preconizado por el papa Benedicto XV.

    Después de la consagración episcopal, el nuevo obispo volvió a Huelva el

    20 de enero, fiestas de San Sebastián, patrón de la ciudad, para despedirse de su Huelva querida por la que tanto había luchado y tantas lágrimas había derramado. Las calles onubenses se abarrotaron de gente, los comercios habían cerrado sus puertas. Nadie quería perderse la oportunidad de poder ver a este nuevo obispo con el que tanto habían compartido.

    El automóvil que llevaba a este recién ordenado prelado fue obstaculizado

    por la muchedumbre que hizo que don Manuel tuviese que bajar y hacer su recorrido a pie hasta la parroquia de San Pedro, al son de piropos y agradecimientos. Sus niños, cómo él los llamaba, ocupaban las aceras; la comitiva se dirigió hasta la parroquia donde se cantó el Te Deum. La despedida de Huelva fue para él un auténtico Getsemaní.

    De Huelva pasó por Madrid para cumplimentar a los reyes de España,

    Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg, ya que Sus Majestades tenían que confirmar el nombramiento.

    Presidió con el Nuncio una asamblea de Marías de los Sagrarios madri-

    leñas que sumaban más de cuatro mil y, después de haber visitado en Toledo al cardenal primado, reemprendió el regreso a Andalucía para hacer su entrada en la diócesis malacitana17.

    El 25 de febrero de 1916, el nuevo obispo hacía su entrada en la diócesis

    de Málaga, el mismo día en que cumplía 39 años. El nuevo prelado no dejó en ningún momento de sentirse párroco, es decir, un presbítero cuya preocupación primera y última era la cura de almas. Gran amante de la sencillez y de la modestia, se llegaba a sentir mal ante tanto protocolo. Este comportamiento del nuevo prelado molestó a algunos dentro del clero, que pretendieron enfrentarlo con el anciano obispo, don Juan Muñoz Herrera, obispo titular de Málaga. Las críticas y comparaciones no alteraron la forma de ser de don Manuel, aunque esto no quita que le hicieran sufrir bastante interiormente: la primera semana en tierras malagueñas le hizo padecer mucho18.

    17 SÁNCHEZ TRUJILLO, P., Málaga, Tierra de mártires, Anarol, Málaga 2010, p.79. 18 (A)rchivo (O)bispado (M)álaga, Boletín Oficial del Obispado 1916-1923, Helios, año

    49, n.º 2, Málaga 1916-1923, p. 45.

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    El clero malagueño se estaba dividiendo. Entre los que se definían “lea-les” se encontraba el cabildo catedralicio, que se oponía o disgustaba por la forma de actuar de don Manuel. Era éste el sector que se aprovechaba de la longevidad e indisposición del prelado longevo para hacer su voluntad. Y los sacerdotes que apoyaban a don Manuel, pero que no se manifestaban por razones desconocidas. En este sector se encontraban el pueblo sencillo y los seglares practicantes que se pusieron por entero de parte del nuevo prelado.

    La visión del prelado como príncipe de la Iglesia no correspondía a la

    imagen que don Manual tenía del episcopado. En Málaga don Manuel solía ir por las calles a pie, como en Huelva, saludando a todos, hablando con todos e interesándose por todos. Se paraba en la calle con el obrero y con la anciana, cogía de la mano a los niños y hasta jugaba con ellos, se acercaba a las playas de la Caleta para charlar con los pescadores y se metía en los corralones de los barrios más pobres. Esta actitud de don Manuel no gustó mucho a los sectores más conservadores19.

    Esta situación llegó a conocimientos de la Nunciatura y a la Santa Sede;

    pero la verdad salió a flote ya que se percataron de la jugada contra don Manuel. Benedicto XV procedió al nombramiento de don Manuel como administrador apostólico de la diócesis.

    El prelado vigente, don Juan Muñoz Herrera, débil y cansado, decide retirarse

    y marchar a su Antequera natal. Ahora todo el peso de la diócesis malacitana recaía en don Manuel González. Esto le supuso un gran reto, pero también la dicha de tener plena libertad de actuación para sus iniciativas pastorales. IV. OBISPO TITULAR DE MÁLAGA. LLEGADA A LA DIÓCESIS

    MALACITANA, RECIBIMIENTO Y ENTRADA EN LA CATEDRAL

    El 26 de diciembre de 1919 el obispo don Juan Muñoz Herrera fallecía en su Antequera natal a la edad de 84 años. Su cuerpo fue trasladado a Málaga con todas las pompas fúnebres propias de su categoría episcopal y recibió cristiana sepultura en la Capilla del Rosario en la Santa Iglesia Catedral de Málaga, cumpliéndose sus deseos20.

    Así lo anunciaba el consistorio:

    19 JIMÉNEZ SÁNCHEZ, A.J., San Manuel González García: En Andalucía me forjó y en

    Palencia me hizo Santo, o.c., p. 100. 20 AOM, Boletín Oficial del Obispado, 1920, pp. 8-20.

  • LA CATEDRAL DE MÁLAGA: TOMA DE POSESIÓN DE SAN MANUEL…

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    El día 22 del pasado mes de abril (1920), celebróse Consistorio secreto en el Palacio Vaticano, y en él Ntro. Santísimo Padre el Papa Benedicto XV, nombró Obispo de la Iglesia y diócesis de Málaga al Excmo. e Iltmo. Sr. Doctor D. Manuel González y García, hasta hoy, Obispo titular de Olimpo.

    Al recibir la primera noticia de la preconización, echáronse al vuelo las campanas de la S. I. Catedral que propagaron por todos los ámbitos de la ciudad la fausta nueva. Desde ese momento, fueron incontables los parabienes y felicitaciones que el clero y pueblo de Málaga hizo llegar a manos del venerable Prelado, ausente a la sazón, y las visitas de congratulación que todas las clases sociales le hicieron al regresar a la diócesis.

    En la imposibilidad de agradecer una por una las espontáneas y entusiastas manifestaciones de complacencia con que le han agasajado, desde las páginas de este Boletín, su voz oficial, muestra a todos su íntimo reconocimiento por tan distinguidas pruebas de benevolencia, y a todos suplica una oración, para que el Corazón Sagrado de Jesús, Buen Pastor de las almas, le conceda la gracia inefable de imitarle en su dulce y justo gobierno21.

    Don Manuel González contaba con 43 años, hombre muy madurado tanto

    en el campo pastoral como espiritual. El 15 de agosto de 1920, a las once de la mañana, se verificó en la Santa Iglesia Catedral el acto de toma de posesión del Excmo, e Ilmo. Sr. Doctor D. Manuel González y García quién, para este efecto, y dando una prueba de afecto y deferencia al Excmo. Cabildo Catedral, había apoderado al Ilmo. Sr. Deán don Francisco de P. Muñoz Reyna.

    En el trascoro se había colocado un estrado en el que ocuparon sus asientos

    el Excmo. Ayuntamiento, que asistió en corporación bajo mazas, presidido por el alcalde, don Francisco García Almendro22, las autoridades militares, de marina, judiciales y de Hacienda, representaciones de todas las corporaciones oficiales, centros de enseñanza, sociedades y prensa local, los párrocos de la ciudad, numerosas comisiones de padres jesuitas, agustinos y salesianos, las Venerables Órdenes Terceras de San Francisco, Servitas y Dominicos, las

    21 Ibídem, pp. 151-152. 22 Diario Sur, Personajes de Málaga, Alcalde García Almendro, nº 13, sábado 29 de enero de

    2000, p.98. Francisco García Almendro fue alcalde por un corto ejercicio de tiempo (desde el mes de septiembre de 1920 hasta finales de diciembre de 1922). Su gestión política fue reconocida no sólo por los ciudadanos que más cercanamente la siguieron, sino por el propio rey Alfonso XIII, que lo condecoró y concedió al escudo de Málaga uno de sus títulos.

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    conferencias de San Vicente, la Adoración Nocturna, las congregaciones de Luz y Vela, San Luis Gonzaga, San Estanislao, las hermandades y cofradías de todas las parroquias y un número considerable de fieles que, deseosos de testimoniar su afecto al venerado padre que durante los años que ha administrado con autoridad apostólica esta diócesis, ha sabido granjearse las simpatías y el cariño de todos. Acudieron para realzar la solemnidad llenando las espaciosas naves de la Basílica y manifestando la satisfacción con que han acogido el nombramiento de don Manuel González como obispo titular de la diócesis malacitana y que dará mucha gloria a Dios ejercitando su celo en la santificación de las almas.

    Después de la reunión del cabildo, en que se reunieron los señores capitulares

    para la lectura de las bulas y documentos, el Itmo. Sr. deán ocupó en el estrado el sillón presidencial, sentándose en los asientos designados al Cabildo Catedral y los señores beneficiados de la Santa Iglesia Catedral.

    El Muy Ilustre Arcediano, como presidente del Cabildo, leyó desde el

    púlpito el poder conferido por el Reverendísimo Prelado al Sr. deán para que en su nombre se posesionase de esta sede. Leyó la Bula Pontificia en que se nombraba al señor don Manuel González y García obispo propio de la diócesis de Málaga y el pase regio que en virtud del derecho de patronato compete a S. M. el Rey de España23.

    Terminada la lectura de estos documentos, procesionalmente se dirigió la

    comitiva por la nave de la Inmaculada al altar mayor, cantándose el Magnificat. Al llegar la procesión al altar, se dijo la oración de la Virgen, titular de esta iglesia, implorando su protección para el nuevo prelado y después se expuso S. D. M (Su Divina Majestad), dando el Ilmo. Sr. apoderado la bendición con el Santísimo.

    Desde el altar, arrojando las acostumbradas monedadas24, se trasladó la

    ceremonia al coro tomando el deán posesión de la silla pontifical y después volvió al estrado, ocupando de nuevo el sitial de la presidencia para dar las gracias a las autoridades y asistentes al acto. Las palabras del Sr. deán, que

    23 JIMÉNEZ SÁNCHEZ, A.J., San Manuel González García: En Andalucía me forjó y en

    Palencia me hizo Santo, o.c., p. 125. 24 PORTUGAL BUENO, Mª C., El obispo a lomos de una mula, Aldograf, Orihuela

    2015, p.214. El obispo accedía al palacio episcopal tras finalizar la celebración de la toma de posesión en la catedral, y desde el balcón de este edificio lanzaba monedas de oro y plata al pueblo allí concentrado. Durante el siglo XVIII se produce la anulación de arrojar monedas y se mantiene solamente el saludo al pueblo desde el balcón episcopal.

  • LA CATEDRAL DE MÁLAGA: TOMA DE POSESIÓN DE SAN MANUEL…

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    fueron un breve comentario del pensamiento que S. M. el Rey declara en sus letras, encargando al clero y fieles de la diócesis que reciban con afecto de hijos al que viene como padre espiritual a regirlos y gobernarlos, fueron escuchadas con respetuoso silencio por los numerosos asistentes al acto, que elogiaron la oportunidad y el acierto con que el deán expuso esta idea, que era la que estaba en aquellos instantes en todas las inteligencias y la que hacía crecer en todos los corazones los afectos de filial amor que Málaga entera profesa al venerable obispo que Dios había puesto al frente de la diócesis malacitana.

    El acto fue solemnísimo, abrillantándolo el concurso numerosísimo de

    fieles de todas las clases de la sociedad y las demostraciones de la alegría y satisfacciones que ha producido tal nombramiento tan acertado como merecido. De muchos labios se escucharon elogios y de muchos ojos se descubrieron lágrimas de emoción y de todos los corazones subieron fervorosísimas plegarias al cielo implorando dilatados años al nuevo prelado que ocupaba la nueva sede de la Diócesis de Málaga. Ad multos años fue la frase con que el deán terminó su discurso de gracias25. V. QUÉ HA DE OBSERVARSE EN LA ENTRADA SOLEMNE EN LA

    SANTA IGLESIA CATEDRAL DEL EXCELENTÍSIMO E ILMO. SR. OBISPO DR. D. MANUEL GONZÁLEZ Y GARCÍA

    El Excmo. e Ilmo. Prelado, revestido de medio pontifical y acompañado

    de las autoridades superiores de la Provincia, el Excmo. Ayuntamiento, clero, corporaciones y demás personas invitadas, el 25 de septiembre de 1920 a las 16:00 h, hizo su entrada solemne en la Santa Iglesia Catedral26.

    Previo a la solemne entrada del nuevo obispo, el sacristán de la Basílica

    puso dosel y sitial en el altar mayor y lo decoró pomposamente, así como las credencias. En la puerta principal de la Santa Iglesia Catedral, llamada de los Leones, puso el palio, una mesa con cubierta de damasco, cruz de plata y candeleros con luces; y en el suelo una alfombra y almohadón. En la sacristía, el terno y dalmáticas de tisú blanco con todo lo demás correspondiente, y en el coro, capas blancas para el Excmo. Cabildo y Señores Beneficiados.

    Todas las autoridades, corporaciones y particulares fueron previamente

    avisados de la hora exacta en que debían de estar ocupando su lugar en la Santa Iglesia Catedral a excepción del Excmo. Sr. Gobernador Civil y Militar,

    25 AOM, Boletín Oficial del Obispado, 1920, pp. 257-259. 26 Ibídem, nº 9, p. 22.

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    Excmo. Ayuntamiento y demás autoridades, que a las tres y media de la tarde en punto tenían que estar en el Palacio Episcopal, acompañando en su cámara al prelado; así como se ordenó a todas las parroquias, que con sus respectivas cruces y el clero vestido de sobrepelliz, estuviesen a la hora indicada, a las 16:00 h, en la Catedral y en la capilla que a cada uno se le había sido designada.

    Al comenzar el rezo de las Laudes, el señor deán, junto a dos canónigos,

    pasaron a la sacristía y se revistieron con los ornamentos expresados: acabado el coro se encendieron seis luces del altar mayor, y a las cuatro de la tarde se pusieron en marcha la procesión, vestidos de dalmáticas los portaciriales, turiferarios y acólitos. Las diez parroquias con su párroco al frente y el que resida en la ciudad revestidos de sobrepelliz. Los Sres. Beneficiados y Excmo. Cabildo llevaban capas pluviales blancas sobre el hábito coral y la cruz grande27.

    La procesión se inició en la puerta principal de los Leones, dirigiéndose

    al salón principal del Palacio Episcopal, en donde se encontraba esperando el prelado revestido medio pontifical, con mitra y báculo, acompañado de las autoridades superiores de la Provincia y del Excmo. Ayuntamiento con sus maceros. Una banda de música situada con anterioridad en la puerta del Palacio. Tocaba marchas a la entrada y salida de las autoridades y de la procesión, cuando regresara a su palacio el prelado y salieran de él las autoridades.

    Al llegar el Excmo. Cabildo al salón donde se encontraba el prelado, el

    sochantre entonó la antífona Ecce Sacerdos magnus, que continuó cantando con los demás salmistas, así como el salmo Memento Domine David, volviendo en seguida la procesión a la Santa Iglesia con el Excmo. Prelado, autoridades y el Ayuntamiento.

    Al llegar Su Eminencia Ilustrísima a la puerta principal de la Basílica, se

    encontraba la mesa con el crucifijo, las velas, el misal, el libro de Estatutos y el acetre con el hisopo. El canónigo más joven quitó la mitra a don Manuel González y éste se arrodilló sobre el cojín preparado. El deán dio a besar la cruz, que devolvió al sacristán mayor. Seguidamente el mismo deán recibe del prelado el juramento de guardar los Estatutos de la Santa Iglesia Catedral, ceremonias, costumbres y privilegios, y dar el honor debido a sus prebendados cuyo juramento presta S.E.I, poniendo la mano sobre su pectoral y contestando afirmativamente. Inmediatamente después, poniéndose de pie el prelado, el deán le da el hisopo y besa el anillo para que S.E.I se signe en la frente con él y asperge al pueblo con el agua bendita. Pone tres veces incienso y es incensado con tres ductos.

    27 ACM, LACOSTA SERAFINO, J., (escribano) Manual de la Sacristía Mayor, L. 883, nº 1, fols, 80b-82.

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    Finalizada esta ceremonia, el sochantre entona seguidamente en la puerta de entrada el Te Deum, que se continúa cantando, alternando con el órgano, y el prelado entra bajo palio llevado por personas del Excmo. Ayuntamiento, hasta que llega por la nave de San Rafael a la capilla mayor con las Excmas. Autoridades, Cabildo, Ayuntamiento y parroquias, colocándose cada cual en su respectivo lugar.

    El obispo hace genuflexión en la primera grada del altar mayor y sube

    con el cabildo; el preste y diáconos pasan al lado de la Epístola en el altar, y el primero canta las preces Protector noster y la oración Deus fidelium que dispone el pontifical.

    Concluida la oración, el órgano principiará a tocar el tiempo que dure la

    ceremonia de besar el anillo del prelado y los pajes colocarán un sillón en medio del altar28. Sentado en él, S.E.I. recibirá la obediencia de todos con la ceremonia de besar el anillo episcopal, dando principio el deán, preste, diáconos, dignidades, canónigos, beneficiados, el clero, el Excmo. Sr. gobernador civil y Ayuntamiento con sus maceros, autoridades y demás personas invitadas.

    Terminado el acto de besar el anillo a S.E.I, se retiró el sillón y pasaron al

    prelado al lado de la Epístola y se cantó la oración de la Virgen y de los Santos Patronos, pasando inmediatamente al centro del altar mayor en donde se cantó el Sit nomen Domini benedictum, que fue contestado por el órgano y los salmistas, y dio la bendición episcopal pública y solemnemente por primera vez a sus amadísimos hijos.

    Concluida la bendición, el preste y los diáconos marcharon a la sacristía a

    dejar allí sus sagradas vestiduras y S.E.I. ocupó el asiento del dosel, en donde se le quitaron los ornamentos pontificales y vistió la capa magna encarnada. En el ínterin, el cabildo y Sres. beneficiados dejaron también sus capas pluviales en la sacristía, y volviendo con el pertiguero en hábito coral a la Capilla mayor, acompañaron al prelado en unión de las autoridades y del Excelentísimo Ayuntamiento, saliendo por la puerta principal de la Santa Iglesia Catedral hasta llegar al salón episcopal en donde S.E.I. despidió al acompañamiento, dando las gracias y dando por terminado el acto.

    Mucho son los adjetivos que podríamos emplear para definir la personalidad

    de san Manuel González García, pero uno es el que sobresale por encima de todos: su amor por la Eucaristía y por sus seminaristas. Es lo que le llevará en Málaga a embarcarse en un reto, teniendo en cuenta la época y la situación

    28 Ibídem, p. 81.

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    económica, política y social en que se vivía: la edificación del nuevo seminario malacitano.

    Su noche oscura comenzaría en la madrugada del 11 de mayo de 1931,

    cuando Málaga se convirtió en una gran hoguera: iglesias, conventos, patrimonio artístico quedaron reducidos a ceniza. Se inició un éxodo. Experimentó en carne propia el rechazo y abandono. Se vio obligado a abandonar a aquello que tanto amaba y por lo que tanto había luchado: su pueblo, su clero y su seminario. Le obligaron a vivir en el exilio. Le impidieron volver a su diócesis pese a todos los intentos para regresar a ella.

    El 5 de agosto de 1935 dejaba su Málaga querida, para ocupar la sede

    episcopal palentina donde permaneció hasta su fallecimiento, el 4 de enero de 1940, en el sanatorio del Rosario de Madrid. Murió el obispo, el hermano y amigo del pueblo29. VI. BIBLIOGRAFÍA - (A)rchivo (C)atedral de (M)álaga, Noticias Particulares del Cabildo de la

    Santa Iglesia Cathedral de Málaga, fols. 315 ss. - -------, Ceremonias de la Santa Iglesia Cathedral de Málaga. Ordenadas

    por el Ilustrissimo y Reverendissimo señor D. Fr. Alonso de S. Tomás, L. 363, nº 3, fols. 46 ss.

    - -------, Cuaderno del Maestro de Ceremonias, L. 423, nº 6. - -------, LACOSTA SERAFINO, J., (escribano) Manual de la Sacristía Mayor,

    L. 883, nº 1, fols, 80b-82. - (A)rchivo (O)bispado (M)álaga, Boletín Oficial del Obispado 1916-1923,

    Helios, año 49, n.º 2, Málaga 1916-1923. - (A)rchivo de (C)ausa (C)anonización (M)anuel (G)onzález, Manuscrito de

    María Antonia González García. Hermana de San Manuel González García y cofundadora de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, Misioneras Eucarística de Nazaret, C/ Sto. Domingo de Guzmán 7, Palencia, (sin catalogar).

    29 JIMÉNEZ SÁNCHEZ, A.J., San Manuel González García: En Andalucía me forjo y en

    Palencia me hizo Santo, Op. Cit, p.269.

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