IMPRIMIR

IMPRIMIR ARTICULO

EDICIÓN IMPRESA

JACINTO GIL RODRÍGUEZ CATEDRÁTICO DE DERECHO CIVIL

«La declaración judicial de incapacidad es una garantía para proteger los derechos» El catedrático recuerda que la figura legal de la tutela tuvo «muy mala prensa» porque antes se ocupaba más del patrimonio que de la persona

ANE URDANGARIN/

En una sociedad cada vez más longeva en la que términos como cuarta edad y dependencia están a la orden del día, asuntos como la tutela o la incapacidad están adquiriendo una relevancia hasta ahora inaudita. Jacinto Gil abrió ayer el congreso sobre la tutela de las personas adultas incapacitadas en situación de desamparo que, organizado por la Diputación, ha reunido a 800 profesionales en el Kursaal. - ¿En qué se diferencian la tutela, la curatela y el defensor judicial, las tres instituciones de guarda que existen en el ordenamiento? - La figura más amplia de representación legal del incapacitado es la tutela, que es tanto como puede ser una patria potestad. La tutela se entiende muy bien cuando se proyecta sobre un menor que se queda sin padres: esa figura la ejerce el tutor, que aunque con más control que del juez, asume las mismas tareas de un padre. La curación, hasta 1983, estuvo desterrada y se ha recuperado con una finalidad: está pensada para los casos en los que no hay plena incapacitación. El curador lo que hace es acompañar, pero las decisiones las toma el que está parcialmente incapacitado. Es el caso, por ejemplo, de un menor de 16 años que ha sido emancipado por sus padres, es decir, lo autorizan a ser autónomo. Es un menor emancipado, pero hasta los 18 años, si quiere firmar un hipoteca o comprar un piso, el padre le complementa la capacidad. El curador normalmente no sustituye al incapacitado, sino que realiza la tarea de ayuda. El defensor judicial es una figura versátil y vale lo mismo para un roto que pare un descosido. Por ejemplo, si unos padres ejercen la patria potestad y surge un conflicto de intereses por el patrimonio del hijo, se pone un defensor judicial. - ¿Hay más figuras? - Está la guarda de hecho, que es una desconocida pero es la que adoptan los propios familiares frente a un presunto incapaz al que judicialmente no se ha declarado incapaz. Lo arropan en la familia, van al banco y actúan por él... Es una figura que está mal vista en el Código Civil porque lo que se dice es que hay que llevar el caso enseguida al juez, declarar la

Jacinto Gil, ayer en el Kursaal durante la entrevista. [MIKEL FRAILE]

DATOS BIOGRÁFICOSNació en 1952 en Antigüedad, Palencia. Estudios: Licenciado en Derecho, es catedrático de Derecho Civil de la UPV y de la Universidad de Extremadura. Reconocimientos: Obtuvo el premio extraordinario de licenciatura y doctorado.

Publicidad

Página 1 de 2Imprimir artículo

10/03/2006http://www.diariovasco.com/interactivo/imprimir/imprimir2.php?url=http://www.diari...

incapacidad y constituir la tutela para que funcione regularmente. Pero resulta que con todas las nuevas necesidades que están apareciendo en la sociedad (personas dependientes, tercera y cuarta edad...) se está potenciando esta figura. Estos casos se están tratando con la guarda de hecho, hasta el punto de que se ha dicho que habría que regularla. - Y no precisa la obligación de declarar una incapacidad. - Es comprensible socialmente, porque es como si la familia arropara, rodeara al presunto incapaz y asumiera las funciones. Normalmente, el guarda de hecho lo hace muy bien, pero no deja de tener peligros: que alguien asuma esta tarea en provisión propia o que, por ejemplo, en el caso de una persona joven le digan: «Tu con chicas no sales, te quedas en casa». Le estén privando de su libertad. El tamiz de la declaración judicial de la incapacidad es una garantía para la protección de los derechos de esa persona. - ¿Cuesta iniciar los procesos de incapacitación? - Todo el mundo asume que un menor es incapaz, pero cuando se trata de hacer incapaz a una persona que teóricamente es capaz, es decir, a partir de los 18 años, entonces parece que todos nos ponemos de uñas: la familia y los propios funcionarios y autoridades públicas, que tienen la obligación de poner en conocimiento del Ministerio Fiscal que hay una presunta incapacidad y hay que declararlo. Pero esto tiene muy mala prensa, probablemente por la forma en la que estuvo hace mucho tiempo la regularización de la tutela: dependía de un consejo de familia, que eran los parientes y precisamente solían estar interesados en la herencia... La tutela se ocupaba más del patrimonio que de la persona, y eso generó una muy mala prensa de la incapacitación, que es necesaria para constituir la tutela. - ¿Las familias son reticentes? - La familia no lo tiene fácil para distinguir cuándo uno de sus miembros tiene causa de incapacitación, porque antes lo era total, pero ahora hay que ajustar la declaración de incapacidad y sólo hay que sustituir a esa persona en lo estrictamente necesario. El legislador tampoco ayuda, porque la norma dice que tiene que haber unas enfermedades persistentes que impidan gobernarse por sí mismo. ¿Y esto que significa? se preguntan. Otras veces las familias se resisten a reconocer esa incapacidad. - ¿Qué pasa si empezamos a pensar en la vejez, en que en el futuro seremos dependientes...? - Si yo pienso en una futura incapacitación puedo decir: «A mí me gustaría que fulanito fuera mi tutor». Eso es bueno y positivo y, a lo mejor, aciertas. ¿Pero quién te garantiza que la empatía con ese señor continuará dentro de 10 años? En este caso el mecanismo de salvación está en que el juez pueda prescindir del tutor que tu nombraste para cuando eras incapaz porque no te ha hecho caso. - En esta sociedad cada vez más longeva, ¿la tutela será cada vez más demandada? - La tutela, tal y como está ahora, necesariamente exige que haya una incapacitación previa. Probablemente a lo que se apunta es a que haya personas dependientes que sí rigen y que lo que necesitan es un asistente, porque tienen capacidad de entendimiento y discernimiento. Lo que requieren es un acompañante. Esa función la podría hacer el curador, pero aquí no se estila nombrarlos. Creo que la salida será poner en marcha una figura que no necesite con carácter previo la incapacitación de la persona. Se trataría de darle marchamo a la guarda de hecho. En otros ordenamientos, como en Francia, Alemania o Italia, ya existe esta figura jurídica. El problema es quién paga al asistente. Se ha incluido en el anteproyecto de la Ley de Dependencia pero el problema es presupuestario.

Subir

Página 2 de 2Imprimir artículo

10/03/2006http://www.diariovasco.com/interactivo/imprimir/imprimir2.php?url=http://www.diari...