La evolución de ser mama Madres realizadas, hijos empoderados

La evolución de ser mama Madres

realizadas, hijos empoderados.

Por Suzi Lula

INTRODUCCIÓN

Dra. Shefali Tsabary Autora superventas del New York Times de los libros "Padres conscientes" y "El despertar de la familia"

Este libro es fundamental para toda mamá. Suzi Lula ha escrito un libro inigualable que liberará a las madres de los grilletes culturales del martirio, de la carencia y del autosacrificio, los cuales hemos aceptado por tanto tiempo como lo normal. También las guiará hacia un punto de vista completamente nuevo en cuanto a la maternidad - una perspectiva de abundancia, totalidad y de valía. Este es uno de esos libros raros que tiene el potencial de cambiar tu vida irrevocablemente, así como el de transformar nuestra forma de ver “el ser mamá” como sociedad. En mi propia práctica de consejería a padres de familia en el transcurso de muchos años, al igual que Suzi, me he dado cuenta de que muchas madres llevan a cabo sus labores maternales “sin darse abasto” y sin energía. Por eso están agotadas, frustradas y muy amenudo enfadadas tanto con ellas mismas, así como con sus hijos. Tal molestia agudiza la culpabilidad de sentirse no ser "suficientemente buena" como mamá. Al igual que Suzi aprendí que no tiene que ser así. Si estás luchando contra el cansancio, o estás sintiendo que le falta significado a tu vida ahora que tus hijos exígen gran parte de tu atención, este libro es una guía confiable para lograr tanto una autorrealización como ser, y al mismo tiempo, llevar a cabo las labores maternales de la mejor manera según las necesidades de tu hijo. Este libro poderoso ofrece una sabiduría inmesurable en cuanto a cómo darle un giro a como ser mamá, saliendo del paradigma de llevar a cabo las labores maternales “sin darse abasto,” hacia uno que conlleva a un estado de satisfacción y de alegría. Proporciona una firme orientación de como alimentar tu espíritu, nutrir tu alma y crear una conexión empoderada con tus hijos. Durante el proceso, te apoya a desempacar el equipaje emocional que obstruye la intimidad en la conexión con tus hijos. Si permites que este libro te sirva como directríz, veras transformada la relación contigo misma, con tus hijos, y con toda persona en tu vida. ¿Qué tal si comenzamos a observar nuestra manera de ser mamá en su totalidad a través de una percepción de abundancia en lugar de carencia? Esta pregunta de vital importancia nos invita a ser receptivas a una nueva visión del ser mamá que nos transformará como tales, como líderes en nuestras familias y, por consecuencia, cambiará al mundo. Suzi comparte la experiencia obtenida durante varias décadas como consejera, junto con las lecciones aprendidas durante la jornada que la llevo a descubrir su valor innato como ser humano y como mamá. No dejo de recomendar este libro con insistencia. Shefali Tsabary, PhD Autora superventas del New York Times de los libros "Padres conscientes" y "El despertar de la familia"

INTRODUCCIÓN

Dr. Michael Bernard Beckwith Fundador del centro espiritual Agape International Spiritual Center Autor de los libros “Life Visioning” (Proceso de Visualización de Vida) y “Spiritual Liberation” (Liberación Espiritual)

Suzi Lula ha prestado servicio durante muchos años ya que se ha desempeñado como una distinguida colega y como maestra agente de cambio en nuestra Universidad. Además, es una consejera espiritual muy solicitada y certificada en Agape International Spiritual Center (Centro Espiritual Internacional Agape), comunidad que yo fundé. William, su hijo, es en quien puedo observar los resultados de como Suzi personalmente aplica los principios que comparte en su libro sobre el tema de ser una mamá visionaria. Elegí la palabra “visionaria” con deliberación para describir con exactitud la profunda aportación de Suzi, puesto que a pesar de que vivimos en una época postmoderna, todavía se da por hecho que cuando una mujer asume el papel de madre también va de la mano el sacrificio de ella misma, o el autosacrificio. Tal como lo destaca Suzi, existen segmentos de nuestra sociedad que consideran una moral imperativa que las madres renuncien a sus necesidades personales y espirituales, así como a la satisfacción profesional, para cumplir con las exigencias de sus labores maternales. Si ellas eligen ignorar esta expectativa, se pueden generar en su interior emociones de culpabilidad, acusación y vergüenza. No obstante, así como Suzi tan astutamente lo señala, el clima interno de una madre se convierte en el medio ambiente que predomina en la vidas de sus hijos. El ser mamá es, en sí, un camino de despertar personal, ya que comienza cuando una mujer da a luz dentro de su consciencia al honor del precioso regalo que es su propia vida. Es a partir de este reconocimiento sagrado que surge la comprensión de que cuanto más nutre su autodesarrollo, más hábil será en nutrir a sus niños. El arte de ser mamá desde una perspectiva de sabiduria en equilibrar el cuidado de ella misma, con el cuidado de los niños, no se trata de sacrificarse a si misma (autosacrificio), ni de martirizarse. Más bien se trata del gozo que aparece de un darse a sí mismo nacido de una autorrealización interna. Mientras leía la sabiduría contenida en el libro de Suzi, sentí de inmediato el espíritu de mi madre amada, Alice Geneva Beckwith, quien hizo su transición hace casi tres años. Madre de tres hijos, ella estaba muy adelantada a su tiempo cuando se trataba de criar niños según la filosofía que prevalecia en la sociedad en los años 50. Mientras leía las páginas del libro que usted sostiene en sus manos, me di cuenta de que mi madre aplicaba muchas de las hábiles prácticas que Suzi Kesler Lula enfatiza. Primero, mi madre creía que todas las personas vienen a este mundo con un propósito y un camino único a cada quién. Ella demostró esto claramente en su propia vida al ser fiel consigo misma como individuo, como mujer, esposa y como una madre que orientó y apoyó a cada uno de sus hijos para que se convirtieran en seres auténticos.

En segundo lugar, en los años 60 nuestra querida madre respondió a un profundo llamado desde su interior hacia el activismo social. Al vivir su vida integrando los principios en los cuales ella creía, nos estaba enseñando que existen propósitos nobles por los cuales había que asumir una postura más allá de la unidad familiar inmediata. Así mismo, nos dió el ejemplo de cómo "familia" incluye a la comunidad mundial en general. Siendo nosotros muy jóvenes estabamos al tanto de cuándo participaba en marchas de protesta defendiendo los derechos civiles y humanos y estabamos orgullosos de ella. Conforme nos convertimos en hombres, esposos y padres de familia la determinación de Alice en demostrar su creencia personal de la dignidad de todos los seres continuó impactando nuestras vidas de formas significativas. En tercer lugar, a medida que nuestra familia se expandió en sobrinas, sobrinos y eventualmente nueras y nietos, observamos como Alice equilibraba el cuidado personal con la dedicación que tenía a todos nosotros. Ella puso el ejemplo de cómo ser independiente para fomentar nuestro crecimiento y desarrollo individual, y por eso fue muy amada y respetada. Alice demostró que el legado que deja una madre al partir de este mundo no esta unicamente en los seres a quienes dio a luz, sino que enseñó a cada uno de sus hijos a dar a luz a su propio potencial. A través de su vida diaria en el planeta, ella nos mostró con su ejemplo cómo al asumir responsabilidad por nuestro cuidado personal es la base de nutrir y apoyar a los seres que amamos en nuestras vidas. Si las madres del mundo se unieran para honrarse a sí mismas como mujeres, se incluiría simultáneamente la celebración de su rol de madre. Cuando las madres cantan, bailan, meditan, rezan, ríen y permanecen gozosamente dentro de sí mismas, le están diciendo a sus hijos que ellos también tienen vidas dignas de ser celebradas. Al seguir su propósito y vocación individual, las madres graban en las mentes de sus hijos que están totalmente empoderados para cultivar sus dones, talentos y habilidades únicos, y así honrar el propósito por el cual han tomado una preciosa encarnación humana. En el libro “La evolución de ser mamá” se escuchan las voces de mujeres de la vida real que describen cómo se sienten en verdad. Ellas reciben de Suzi Lula generosas dosis de comprensión, compasión, sabia orientación, apoyo y confianza de que el empoderar la visión que tienen para sus vidas, tanto como mujeres y como madres, se puede vivir de manera muy satisfactoria. Cuán amorosamente Suzi ofrece ese mismo regalo a cada mujer que lee este libro visionario.

Dr. Michael Bernard Beckwith Fundador del centro espiritual Agape International Spiritual Center Autor de los libros “Life Visioning” (Proceso de Visualización de Vida) y “Spiritual Liberation” (Liberación Espiritual)

La evolución de ser mamá Capítulo 1: Del autosacrificio al cuidado de si mismo

www.SuziLula.com P a g e 1 #MotherhoodEvolution

Mi hijo William entró a mi oficina muy de repente y me entregó una boleta de calificaciones que

él mismo había hecho con una tarjeta en blanco. En la tarjeta estaban escritas las palabras,

"Mamá sonriendo : 10 .”

En la parte inferior de mi boleta de calificaciones William había agregado un comentario personal como lo que podría hacer un maestro en una boleta de calificaciones del colegio. Decía, "Mami, ¡estás haciendo una gran labor de sonreír más!"

Este comentario de mi hijo de doce años me llegó al corazón, y el tenía la razón. Yo estaba sonriendo más. Eso es porque yo había estado alimentando mi espíritu, y mi hijo lo percibió. Todo había comenzado un mes antes mientras regresabamos del colegio cuando William me comentó, "Mamá, realmente necesitas sonreír más. Siempre estas tan seria.” Sentí que me enterraron una daga en el corazón. ¿De verdad mi hijo pensaba que yo era demasiada seria? ¡Y yo que pensaba que yo era muy buena onda! Después de respirar profundo, le hize la invitación, "Dime más.” "Para todo eres muy seria,” procedió a informarme. "Como cuando me subo al auto después del colegio, lo primero que quieres saber es cuál es mi plan para hacer mi tarea. Después, quieres saber cuándo voy a limpiar mi habitación.” Yo estaba a punto de reaccionar, "Bueno, si limpiaras tu habitación a la primera vez que lo pido, sonreiría más.”



Afortunadamente, me di cuenta a tiempo, volví a respirar profundo, y cerré mi boca. En el fondo algo dentro de mí sabía que mi hijo tenía razón, que yo era demasiada seria. Así que permití que mi consciencia profundizara hasta llegar a la parte “seria” que existe en mi interior. Al sintonizar mi voz interior me sorprendió el escuchar que la parte "seria" de mí, también decía que quería sonreír más.

"La parte seria en mí quiere sonreír más,” me dije a mi misma. Fue una gran toma de consciencia. En los días que siguieron me dedique a estar muy atenta a lo áspera que puedo ser hacia mi. Reflexioné sobre lo rigida que puedo ser con mi propia persona, en lo mucho que me exigo, y la forma en la que puedo dejar de lado las cosas que alimentan mi alma. No me estoy refiriendo a una privación a grandes medidas, únicamente en formas pequeñas en las cuales me menosprecio en cuanto a las cosas que disfruto. Tal vez tu hagas lo mismo, ¿quizás ni siquiera te das cuenta? Por ejemplo, puedo decirme a mí misma, "Estoy bien. No necesito darme el tiempo para ir hasta la clase de yoga .”



Al decirme esto, hago a un lado el hecho de que el yoga despierta la vitalidad dentro de mí, conectándome con mi corazón. El yoga me permite acceso a la sensación de "plenitud de ser", lo cual me hace sonreír más no solo en mi relación con William, sino en la totalidad de mi vida, ya que despierta la sonrisa interna que existe dentro de mí. Ya que pude escuchar lo que mi hijo me estaba diciendo, inventé un experimento y me dispuse a emprender un viaje para "aligerarme" conmigo misma. Renove mi compromiso con las cosas que yo sé que despiertan la fuerza de la vida dentro de mí, aquello que me anima, y el yoga es una de ellas. Al finalizar la clase, también comencé a dedicarme a escribir en una cafetería justo antes de atender a mis clientes. Algo que parece tan sencillo, pero no necesariamente tan fácil como para darme permiso para llevarlo a cabo. Sin embargo, cada vez que yo hacía el esfuerzo en llevar a cabo el cuidado de mi misma, los resultados eran exponenciales. La vitalidad renovada se expandía hacia un sentimiento de conexión interior que yo había extrañado, una sensación de gratitud y satisfacción, y una creatividad que fue mayor a la cantidad de tiempo qe estuve escribiendo. Observé que cuando William llegaba a casa del colegio, yo era mucho más paciente y alegre con el. Yo era más como la madre que yo quería ser, y más importante aún, la madre que él necesitaba que yo fuera. La calidad de nuestra relación se enriquecio. Aquí está la pregunta realmente interesante para mí. Cuando sabemos que cosas como el yoga, el ejercicio, la meditación o dar un paseo realmente nos benefician, ¿por qué terminamos dejándolas para después? De hecho, no solo las dejamos para después, sino que incluso nos resistimos a ellas?

Del sacrificio a lo sagrado

Por muchos años, mi intención ha sido vivir una vida plena. En realidad, mi objetivo es vivir una vida inspirada para poder hacer de mi tiempo en el planeta Tierra una obra maestra.

Cuando me convertí en madre, esto tomo mayor importancia, ya que la calidad de mi vida ahora afecta la calidad de la vida de mi hijo. Sin embargo, ahora que tuve un hijo, el vivir una vida inspirada de repente se volvió mucho más desafiante. Se me hizo muy difícil participar en el tipo de actividades que realmente aportan calidad a mi vida.

Por una parte, esto era porque otro ser ahora dependía completamente de mí. Pero, la mayor parte fue debido a un mensaje cultural no-hablado que dice que el sacrificio es noble. Además, que el solo hecho de pensar en considerar tus propias necesidades a la par, y mucho menos antes, de las de tu hijo, es ser egocéntrico.



La idea de que "cuidarnos a nosotras mismas es egoísta" es una creencia profundamente arraigada que constantemente me encuentro en los clientes, y en especial en las madres, que atiendo en mi práctica de consejería.

Nadie puede amar más a sus hijos, desear más para su bienestar y anhelar darles todo, al igual que una madre. Pero una madre no tiene nada que darle a su hijo, ni a nadie más, cuando ella misma está vacía. Muy en lo profundo de nuestro ser, intuitivamente sabemos estas cosas. Aún así, batallamos mucho para cuidar de nuestras propias necesidades como mamas. Reconozco que me sentí como una egoísta cuando finalmente me dí cuenta de que tenía que poner mis necesidades primero en mi lista de cosas por hacer, y no al último, sino que antes que cualquier otra cosa. Sin embargo, en la práctica resultó ser todo lo contrario. Nunca antes existió un momento tan importante para que las madres se alimenten a sí mismas. Cuanto más nos cuidamos a nosotras mismas, más floreceremos. Cuanto más florezcamos, más fácil será cuidar a nuestros hijos con consciencia.



En lugar de "sacrificarnos" por el bien de nuestros hijos, como dice la letanía de madres de mucho tiempo atras, debemos comprometernos con nuestra propia autorrealización por el bien de nuestros hijos. Debemos atrevernos a decir que al colocarnos a nosotras mismas en primer lugar, paradójicamente, tenemos más para darles a nuestros hijos. Y cuando lo que entregamos proviene de nuestra propia plenitud, y no de un desgaste, esto se realiza con gozo y abundancia. Es irónico que cuando servimos a nuestra familia desde una sensación de bienestar desbordante, le devolvemos el significado original a la palabra “sacrificio”, que es “hacer sagrado.”

Permiso para florecer Las madres están llevando a cabo una de las labores mas importantes en el planeta. A pesar de esto, se encuentran entre los segmentos más desvalorados de la sociedad - en muchos de los casos, casi al punto de ser invisibles. Por estos motivos encuentro que de cierto modo me estoy convirtiendo en una defensora de las madres. Cuando las madres florecen, y viven una vida con significado y propósito, no solo enriquece su relación con sus hijos, sino que también mejoran todas las relaciones en sus vidas. Las madres, muy en particular, parecen necesitar un "permiso" para atender a sus propias necesidades junto con las de los demás. Parecen no darse cuenta de que ellas también tienen, no solamente la necesidad, sino el derecho intrínseco a la autorrealización. Me encanta la palabra "florecer”, la cual se refiere a una experiencia de bienestar en nuestro interior a pesar de cualquier situación externa. Consecuentemente, esta sensación de autorrealización supera a toda satisfacción que se pueda obtener del mundo que nos rodea, o de nuestros hijos. Florecer como madres significa que vivenciamos una sensación de bienestar aun estando en medio del caos que suele encerrarnos cuando se trata de criar a nuestros hijos. Si es que existe un grupo en el planeta cuyos espíritus requieren ser nutridos, y que por lo tanto necesitan dedicarse a este cuidado interior desesperadamente, es el de las madres.

El anuncio antes del despegue de cada avión comercial esta dirigido a nosotras las madres: "Póngase su propia máscara de oxígeno primero". Cuando escuchamos este anuncio en un vuelo no pensamos que ponernos nuestra máscara de oxígeno primero es ser egoísta. Entendemos que ayudaremos más a los demás una vez que nuestra propia máscara esté asegurada. Bien, así como valoramos la importancia de este acto de cuidado de si mismo durante una emergencia, ¿por qué no valoraríamos el cuidado de si mismo en nuestra vida diaria?



Pensar que el cuidado de si mismo es egoísta es como decir que una madre se cuidaría a sí misma sin cuidar de sus hijos. Al contrario, las personas con mayor vitalidad son las primeras en ayudar a otros en la vida. Cuando caen las máscaras de oxígeno durante un vuelo, ni por un momento consideramos que después de ponernos nuestra propia máscara, dejaremos de ayudar a quienes nos rodean.

A nadie le gusta que se le conozca como egoísta, o peor aun, "narcisista", la cual es una persona con tendencias a imaginar que el mundo gira en torno a ella. Así que puede que te sorprenda el enterarte de que cuidarnos a nosotras mismas es en verdad el antídoto contra el narcisismo. ¿Cómo es eso? En el narcisismo -y, asombrosamente, su polo opuesto, el sentirse mártir- todo nuestro enfoque esta sobre nosotras mismas, lo cual es irónico.



Cuando estoy desempeñando mis labores maternales con agotamiento, y entro en una habitación, todos pueden sentir mi mal humor sin que yo diga una sola palabra. Mi hijo puede pensar que necesita caminar con pies de plomo para no "hacer enojar a mamá". Todo gira en torno a mí y a mi estado de ánimo. Esto es el narcisismo! Por otro lado, cuando cuidamos de nosotras mismas y nos tomamos el tiempo para nutrir nuestro espíritu, nuestra vida se enriquece y podemos realmente cuidar y entregar a los demás por sentirnos en un desborde de bienestar. El cuidado de nosotras mismas no es ser egoísta. Es lo más desinteresado que podemos hacer por nuestros hijos.

¿Estás realizando tus labores maternales sin energía? Cuando estás cansada, cuidar de los demás se siente como una carga. En cambio, cuando te sientes llena y rebosando de vitalidad, cuidar a los demás es algo que te anima y te da propósito. En mi práctica de consejería me doy cuenta de que las madres en especial tienden a llevar a cabo sus labores de mamá sin la energía para hacerlo. Consideramos que el cuidado interno es reemplazable. Cuando se está bajo mucha presión lo primero que que una mamá saca de su lista de cosas por hacer es cuidar por su propio bienestar. Irónicamente, el cuidado interno es una necesidad justificada precisamente en los momentos que es mas difícil encontrar el tiempo justo para hacerlo. Estos son los momentos cuando el cuidado de si mismo debería ser casi lo último en ser eliminado. Hoy en día hay más madres que buscan vivir su vida y criar a sus hijos de manera más consciente y despierta. Pero el esforzarse por hacer este trabajo desafiante desde un estado de agotamiento es prácticamente imposible. El contexto lo es todo. Cuando cambiamos el contexto de uno de carencia y privación hacia uno de abundancia y bienestar, se transforma por completo la experiencia de ser mamá. Cuando te autorrealizas, todos los que te rodean se benefician.



El ser mamá desde una perspectiva de abundancia Se nos ha dado el regalo de la vida - la nuestra propia, no solo la de nuestro hijo. Mientras más valoramos y cuidamos de esta preciosa vida, más alentamos a nuestros niños y a todos los que nos rodean a construir vidas gratificantes con mayor significado y propósito. Esto parece tan sencillo. Sin embargo, la presión interna que vivimos, junto con la presión cultural- esto sin mencionar la logística que implica criar niños - a veces hace que una simple acción de cuidado de si mismo nos haga sentir como si estuviéramos nadando contra la corriente. Indudablemente, no es divertido mantener la lucha constante contra una corriente que dice que debemos "dejar de lado" ciertas cosas para poder servir a nuestros hijos, cosa que ni siquiera funciona. No es factible ni para nosotros, ni para nuestros hijos, ni para cualquier otra persona a nuestro alrededor.



En nuestra cultura, soy testigo de algo a lo que eh nombrado un complejo de mártir y una epidemia de culpa. No puedo decirte la cantidad de mujeres y hombres que hablan conmigo y me expresan que sienten que de alguna manera nunca están "haciendo lo suficiente,” que nunca son "lo suficientemente buenos". Así que la idea de hacer lo que sea necesario para nutrir nuestro espíritu, en lugar de prestar toda nuestra atención a nuestros hijos, se observa desde una perspectiva de culpa. Luego buscamos aliviar este sentimiento con una excesiva actividad en realizar y hacer con exageración, lo cual nunca funciona. Observa de cerca este filtro y te darás cuenta de que tiene su raíz en una mentalidad de "o una cosa, o la otra". Tal forma de pensar se basa en la creencia de carencia e implica que si una persona satisface sus necesidades, la otra persona no puede. Esto nos lleva al abandono de aquello que nosotros ya sabemos muy en lo profundo de nuestro interior. Lo cual es que si no cuidamos bien de nosotros mismos, en realidad, no podemos cuidar a nadie más.

Pero, ¿y que si realmente hay más que suficiente para que todos satisfagan sus necesidades, especialmente nuestros hijos? ¿Y no solo abastecer nuestras necesidades, sino que abastecer con abundancia? ¿Qué tal si la abundancia, no la carencia, es la forma natural de las cosas?



¿Qué pasaría si comenzáramos a ver a la maternidad en su totalidad a través del lente de la abundancia en vez de la carencia? ¿Y que si miramos a la maternidad desde el punto de vista de “ambas cosas” en lugar de “o una cosa, o la otra”? ¿Qué pasaría si cuando yo me cuido a mí misma, quien realmente se beneficia es mi hijo? ¿No es esto de lo que se trata la filantropía? Un filántropo tiene abundancia de algún bien que comparte de buena fé con otros. De la misma manera, tengo una visión en la cual las madres están rebosando de energía inspirada y disfrutando de una vida plena. ¿Verdad que compartiríamos libremente nuestra vitalidad con nuestros hijos y nuestros dones con el mundo? Fin del Capítulo 1 ... ¡Gracias por leer y bienvenidos a la Evolución de ser mamá!

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