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Introducción. El bien jurídico fe pública, construido luego de una larga evolución doctrinal, encierra un significado particular en el que tiene relevancia el poder del Estado de atribuir a ciertos actos suyos o de los particulares, traducidos en documentos, validez general para acreditar determinado tipo de relaciones jurídicas. Para ello se vale de ciertas formalidades que deben rodearlos, como su elaboración o certificación por determinado tipo de funcionario, con el cumplimiento de requisitos establecidos legal o reglamentariamente, o bien el cumplimiento de determinadas formas -sellos, papel especial, timbres, etc.- a partir de los cuales se les asigna valor de verdad, en cuanto prueban lo que en ellos consta. Fe pública es pues, la confianza que, por esa intervención del Estado a través del derecho, se genera en esos documentos y lo que ellos certifican o representan, dándoles fuerza para generar un juicio de certeza, bien de la realización de un acto creador de relaciones jurídicas, o bien que de cuenta de ellas y que por ello les permite generar efectos jurídicos. La fe pública es la confianza que ciertas actuaciones deben merecer, sea por su origen o por su forma de producción. Ella es superlativamente importante en un Estado de Derecho, para que los individuos puedan tener la seguridad de que el documento es una pieza fiable en su contenido, autoría y procedimiento. En caso de no ser la fe pública un valor del Estado de Derecho (penalmente tutelado), sencillamente no se sabría a qué atenerse en presencia de una pieza similar a la que dio pie a esta causa, afectando así seriamente la certeza que es componente esencial de aquel ordenamiento. Por ende, la transgresión de la fe pública, es ya de por sí un resultado relevante para el Derecho; y, en consecuencia, también para el Derecho Penal que la tutela. Luego, si esto es socialmente lesivo o no va a depender del tipo de afectación, pues no es lo mismo un cambio de fecha, cuando ello es irrelevante, o en las condiciones del suceso, si tampoco tiene importancia, a aquellas falsedades que afectan la médula de la actuación, como son los sujetos, el tipo de hecho y sus consecuencias.

La Fé Pública

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Comentarios sobre el Código Penal donde se desarrolla este bien Jurídico.

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Introducción.

El bien jurídico fe pública, construido luego de una larga evolución doctrinal, encierra un significado particular en el que tiene relevancia el poder del Estado de atribuir a ciertos actos suyos o de los particulares, traducidos en documentos, validez general para acreditar determinado tipo de relaciones jurídicas. Para ello se vale de ciertas formalidades que deben rodearlos, como su elaboración o certificación por determinado tipo de funcionario, con el cumplimiento de requisitos establecidos legal o reglamentariamente, o bien el cumplimiento de determinadas formas -sellos, papel especial, timbres, etc.- a partir de los cuales se les asigna valor de verdad, en cuanto prueban lo que en ellos consta. Fe pública es pues, la confianza que, por esa intervención del Estado a través del derecho, se genera en esos documentos y lo que ellos certifican o representan, dándoles fuerza para generar un juicio de certeza, bien de la realización de un acto creador de relaciones jurídicas, o bien que de cuenta de ellas y que por ello les permite generar efectos jurídicos.

La fe pública es la confianza que ciertas actuaciones deben merecer, sea por su origen o por su forma de producción. Ella es superlativamente importante en un Estado de Derecho, para que los individuos puedan tener la seguridad de que el documento es una pieza fiable en su contenido, autoría y procedimiento. En caso de no ser la fe pública un valor del Estado de Derecho (penalmente tutelado), sencillamente no se sabría a qué atenerse en presencia de una pieza similar a la que dio pie a esta causa, afectando así seriamente la certeza que es componente esencial de aquel ordenamiento. Por ende, la transgresión de la fe pública, es ya de por sí un resultado relevante para el Derecho; y, en consecuencia, también para el Derecho Penal que la tutela. Luego, si esto es socialmente lesivo o no va a depender del tipo de afectación, pues no es lo mismo un cambio de fecha, cuando ello es irrelevante, o en las condiciones del suceso, si tampoco tiene importancia, a aquellas falsedades que afectan la médula de la actuación, como son los sujetos, el tipo de hecho y sus consecuencias.

La Fe Pública1, es un medio para evitar conflictos en el tráfico permanente de actividades contractuales o comerciales que acontecen en la interacción de los miembros de una sociedad que requieran seguridad y cumplimiento. Se podría decir a groso modo, que la Fe pública se puede dividir en:

Fe pública notarial: Se presenta cuando el notario da legitimidad y autentica actos en los que interviene, revistiéndolos de Fe pública. En él deja constancia de un hecho, acto, situación o contrato jurídico.

Fe pública administrativa: se refiere exclusivamente a la facultad que ostentan algunos funcionarios en los actos administrativos que tengan obligación de presenciar y de los expedientes que se encuentren bajo su custodia. (Revista Internacional de Ciencias de la tierra. FE PÚBLICA Y REALIDAD JURIDICA . Abril del 2003).

Fe pública judicial: (http://procuradores- alicante.com/Secretario_Judicial. htm, 10 dic 2008) “La fe pública judicial es la potestad del Estado que tiene por

1 Fe pública y derecho ciudadano. M.Sc. José Nemecio Zúñiga Loaiza. Profesor Escuela de Física. 

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finalidad dotar de seguridad jurídica a los actos procesales (dimanantes del órgano judicial o producidos por las partes del proceso o quienes tengan interés legítimo ), en cuya virtud se establece la presunción de veracidad de aquellas actuaciones autorizadas por el Secretario Judicial, que puede ser destruida mediante prueba en contrario.

Algunas definiciones importantes relacionadas con la fe pública son:

La palabra “fe” etimológicamente proviene del latin “fides”, se relaciona con: confianza en el otro, creencia en algo sin recurrir a la duda, conjunto de creencias, etc.

Pública se relaciona con lo que está visto por todos y también con lo referente al Estado.

Fedatarios son los funcionarios que dan fe pública de algo y el documento asociado no tiene validez sin la firma del mismo.

La fe pública tiene validez real, únicamente cuando existe un nivel aceptable de confianza entre los miembros de la sociedad y las personas que son responsables del resguardo de las bases de datos públicos. Los colegios profesionales son conscientes de la importancia de mantener la validez de la fe pública, por ejemplo en la página web del Colegio de abogados de Costa Rica, en su sección “Historia del colegio de abogados” dice: “Sin duda el Colegio de Abogados a través de sus agremiados es depositario de la fe pública y del correcto ejercicio de la profesión, bajo dos condiciones elementales: sabiduría y honradez.”

Los delitos de falsedad documental y uso de documentos falsos que tipifica el Código punitivo en la Sección I del Título XVI, no tutelan el valor de la Fe pública o de la “verdad”, o “certeza”, o “confiabilidad” de los documentos por sí solos. En otros términos, no es la simple alteración o falsificación lo que reprime la ley, sino que constituye delitos de peligro concreto, en el sentido de que, a raíz de las acciones del agente, debe existir una posibilidad real –no abstracta- de que se cause perjuicio a un bien distinto de la Fe Pública o de la verdad. Esta exigencia impone que deban apreciarse los supuestos específicos del caso concreto a fin de determinar si concurren todos los caracteres que, derivados de los principios de tipicidad y legalidad, configuran la conducta delictiva (Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, voto N° 205-02, de las 9:33 horas del 8 de marzo de 2002).

Es importante no confundir el “estelionato” con los ilícitos que entraremos a analizar, ya que no se debe partir de la premisa errónea de que todo estelionato2 ha de 2 ARTÍCULO 217. Se impondrá la pena señalada en el artículo anterior, según la cuantía de lo defraudado, en los siguientes casos:

1) Al que recibiendo una contraprestación, vendiere o gravare bienes litigiosos, o bienes embargados o gravados, callando u ocultando tal circunstancia;

2) Al que tornare imposible, incierto o litigioso el derecho sobre un bien o el cumplimiento de una obligación referente a éste, acordados a otro por un precio o como garantía, ya sea mediante cualquier acto jurídico relativo al mismo bien, aunque no importe enajenación, o removiéndolo, ocultándolo o dañándolo;

3) Al dueño de una cosa mueble que privare de ella a quien la tenga legítimamente en su poder, o la dañare o inutilizare, frustrando así, en todo o en parte, el derecho de otro. La misma pena será aplicable al tercero que obre con

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cometerse a través de una acción3 de falsedad, pues no es cierto. Si bien ello es así con frecuencia, es claro que el primer delito puede ser realizado sin necesidad de un ilícito de falsedad o contra la fe pública. En efecto, nada se opone a que la enajenación o compromiso indebido de los bienes, o el “desbaratamiento de derechos”, se efectúe sin necesidad de acudir a la inserción de declaraciones falsas en un documento público o a la falsificación de este. En consecuencia, no es correcto afirmar que el estelionato subsume el disvalor del delito de falsedad, porque no lo implica necesariamente. Basta una simple aproximación para percatarse que ambos ilícitos no se excluyen, porque en tanto que el estelionato tutela la seguridad de los derechos sobre los bienes, la falsedad ideológica lo hace con la fe pública, por lo cual en caso de estarse ante una falsedad ideológica que hace imposible o litigioso un derecho, se tendría un concurso (usualmente ideal) de falsedad ideológica y estelionato, mas no cumplido un solo tipo.

En este trabajo se comentan los artículos del Código Penal que tratan sobre este bien jurídico, con ejemplos prácticos.

asentimiento y en beneficio del propietario; y 4) Al deudor, depositario o dueño de un bien embargado o pignorado que lo abandone, deteriore o destruya, con ánimo de perjudicar al embargante o acreedor, o que, después de prevenido, no lo presente ante el juez. (Así reformado por el artículo 1º de la ley No. 6726 de 10 de marzo de 1982 ).

3 "De acuerdo con el postulado de que toda acción requiere para ser tal expresar una finalidad y no ser solo un mero movimiento fenoménico (lo cual reduciría al ser humano en un factor más del mecanismo de causalidad que lleva al resultado, retirándole toda calidad subjetiva en la determinación volitiva y cognitiva de su quehacer), el concepto de acción debe contemplar si la lesión infligida a ciertos bienes jurídicos forma parte de una sola intencionalidad inmediata y específica. Es decir, para determinar la unidad de acción ha de estarse a: a) la existencia de la vinculación fenoménica (temporal y espacial) que describe la norma; y, b) la existencia de una misma intencionalidad específica subyacente a ese movimiento exterior lesivo." (Voto 101-F, de las 9:00 del 3 de marzo de 1995).

"Si se parte de que la acción es un movimiento corporal presidido por una finalidad, es decir la exteriorización de esa finalidad, debe estarse a la constatación de ambos aspectos para determinar la existencia de una o más acciones. Si la proximidad funcional y fenoménica (temporal y espacial) del hecho evidencian una sola finalidad, se tratará de una sola acción" (Voto 719-F, de las 9:45 del 22 de noviembre de 1996).

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TITULO XVI

DELITOS CONTRA LA FE PÚBLICA

SECCION I

Falsificación de Documentos en General4

Falsificación de documentos públicos y auténticos.

ARTÍCULO 359.-

Será reprimido con prisión de uno a seis años, el que hiciere en todo o en parte un documento falso, público o auténtico, o alterare uno verdadero, de modo que pueda resultar perjuicio. Si el hecho fuere cometido por un funcionario público en el ejercicio de sus funciones, la pena será de dos a ocho años. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 357 al 359)

Para la interpretación del delito de uso de documento5 falso6 debe aplicarse el criterio regulador de que dicho uso debe estar en posibilidad de causar perjuicio, elemento que se extrae de los delitos de falsedad propiamente dichos, cuyas figuras sí lo contemplan en forma expresa. En el perjuicio y su potencialidad está la legitimación para que el derecho penal pueda sancionar esas conductas, atendiendo al principio de lesividad a bienes jurídicos esenciales para el conglomerado social. Hablamos aquí de una exigencia que va más allá de la mera lesión que se supone ínsita en todo tipo penal respetuoso de las exigencias del Estado de Derecho. Sin embargo, esto merece ser precisado pues no significa que a la lesión de la fe pública deba agregársele a su vez la lesión a otro bien jurídico distinto, para acreditar la tipicidad de la conducta.

Se exige además que la falsedad sea idónea para generar un juicio de certeza, en una persona cualquiera, es decir, no determinada, que le otorgue al documento validez

4 Es importante citar el voto 1792-99 de la Sala Constitucional, la cual indicó: "... para la configuración del tipo penal el que ellos sean destinados a la comisión de alguno o algunos delitos de falsificación de los descritos en el Título XVI del Libro Segundo del Código Penal; de tal manera, una sentencia condenatoria por este delito, deberá incluir la certeza del juez respecto de la comprobación de la existencia de esa finalidad específica que se señala para el caso concreto ...".5 Importante a mí criterio es hacer la diferencia de documento público con documento autentico del que procedo a dar concepto, documento auténtico se habla que se trata de aquel que: “no requiere ser confeccionado por quien detente fe pública. Su característica principal radica en su autenticidad y deriva de la existencia de normas jurídicas que le otorgan esa eficacia, entre ellas las que establecen la necesidad de que ciertos documentos sean elaborados o firmados por una persona que, en virtud de su profesión u oficio, se presume capacitada para conocer el contenido de los datos, su naturaleza y sus consecuencias y se encuentra acreditada ante el Estado o los organismos colegiados profesionales – en los que usualmente se delega la función de registro – para dar cumplimiento a esa actividad. La autenticidad denota y hace prueba de que el documento fue elaborado o suscrito por las personas que en él se consignan, es decir, es prueba fehaciente de su origen o autoría.” Resolución  número 2006-00396, de las 10:05 horas, del 5 de mayo de 2006 (Sentencia: 00538. Expediente: 02-922107-0042-PE. Fecha: 29/04/2009 Hora: 9:25:00 AM. Emitido por: Sala Tercera de la Corte).

6 Al hablar del delito de falsificación de documento público hay que tener claro que la conducta que se tipifica, no basta con la simple portación, sino que debe determinar los elementos de prueba que demuestren cómo el justiciable incurrió en hacer “lo no verdadero como verdadero, de lo no real como real mediante la atribución de un tenor que auténticamente no existió o del cambio de tenor que auténticamente existió” (Creus, Carlos. “Derecho penal, parte especial” Segundo tomo, Editorial Astrea, quinta edición. Buenos Aires, Argentina, 1995. p 429).

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para probar el acto al que se refiere. Y aquí es donde entra en escena el elemento del perjuicio. Si nos conformamos con que el simple hecho de falsificar, deformar o alterar, lesionan sin más la fe pública, estos delitos no cumplirían con el principio de lesividad, exigido constitucionalmente. No basta la simple falsificación7 -comprendidas todas sus diversas formas-. Es necesario que esta sea idónea para generar el juicio de certeza de que venimos hablando respecto de lo que el documento está llamado a acreditar, y por hacerlo falsamente es que se da la posibilidad -no es necesario el daño efectivo- de que haya perjuicio. (Sentencia 1144-1997 de las 09:50 horas del 23 de octubre de 1997). El daño debe ser real o potencial para efectos de configuración del tipo penal, cuando indica que: "Debe recordarse que en casos como el presente, la alteración debe efectuarse " de modo que pueda resultar perjuicio", como indica el artículo 357 del Código Penal), sea no se exige que el perjuicio se concrete en daño, pero tampoco que la posibilidad de perjuicio sea abstracta. Su sola falsificación8 no alcanza jerarquía penal si no logró, por lo menos, poner en peligro la relación de disponibilidad, representada por el documento, pero que reside en la relación jurídica que opera en distintas esferas de lo jurídico. “No es admisible que la posibilidad de perjuicio se determine como entidad abstracta que venga a surgir de la simple pérdida de autenticidad y veracidad del documento” (Creus, Carlos. Derecho Penal, página 429). "Pero es necesario que la falsedad sea capaz de producir perjuicio. Si no existe la posibilidad de perjuicio la falsedad no es punible. En este sentido es particularmente ilustrativa la Exposición de Motivos del Proyecto de 1.891, en la que se dice:" La posibilidad del perjuicio y no sólo el perjuicio realmente producido, da lugar en este delito a su consumación; pero es indispensable y esencial que esa posibilidad exista; porque en el caso contrario se trataría de una acción que siendo totalmente inocua, no habría que reprimir". (Fontán Balestra, Carlos. Derecho Penal, Parte Especial, 8° Edición, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1.978, páginas 662-663) (Ver Sentencia 09:05 hrs del 5 de marzo de 1999 de la Sala Tercera de la Corte Suprema de justicia).

Importante es también que un documento privado es falso -en términos penales- únicamente cuando el modo utilizado para la falsificación implique la posibilidad de causación de un perjuicio; (Ejemplo: la introducción al país de un motor ajeno, hurtado o robado). Para que un documento privado se califique de falso, desde el punto de vista penal y conforme lo exige el artículo 359 del Código Penal, es necesario que el documento contenga una falsedad pero además que esa falsedad pueda ocasionar algún perjuicio, según las exigencias del tipo penal antes aludido (Sentencia: 00314 Expediente: 94-000189-0006-PE. Fecha: 12/08/1994. Hora: 10:05:00 AM. Emitido por: Sala Tercera de la Corte).

En resumen, el delito de falsificación de documento contiene como requisito objetivo para su configuración, la potencialidad de causar perjuicio. A pesar de que dicho requerimiento no se limita a consecuencias de tipo económico o patrimonial, en la 7 “Su sola falsificación no alcanza jerarquía penal si no logró, por lo menos, poner en peligro la relación de disponibilidad, representada por el documento, pero que reside en la relación jurídica que opera en distintas esferas de lo jurídico. No es admisible que la posibilidad de perjuicio se determine como entidad abstracta que venga a surgir de la simple pérdida de autenticidad y veracidad del documento” (Creus, Carlos. “Derecho penal, parte especial” Segundo tomo, Editorial Astrea, quinta edición. Buenos Aires, Argentina, 1995. p 429).

8 Los delitos de falsificación de documentos … solo admiten la forma del dolo directo, puesto que el agente ha de conocer que el objeto sobre el que recae la falsedad o alteración es un documento, que en él se inserta un dato falso y que de su actuar puede resultar un perjuicio para terceros. El dolo eventual es lógicamente incompatible con la estructura del tipo, pues el sujeto activo debe tener plena conciencia de la falsedad y la voluntad de realizarla, como lo ha reconocido la doctrina desde mucho tiempo atrás (ver Creus, Carlos, Derecho Penal, parte especial, Astrea, Buenos Aires, 1988, p. 434 y 448).

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especie sí se verifica incluso este tipo de perjuicio. El elemento subjetivo en  la falsificación de documento público, consiste en la intención de causar o producir  un perjuicio (ver resoluciones N° 70, de las 9:00 horas, del 17 de febrero de 1995, y N° 95, de las 15:50 horas, del 15 de febrero de 2007, ambas de la Sala Tercera, Sentencia: 00584. Expediente: 02-000761-0559-PE. Fecha: 23/05/2008. Hora: 10:18:00 AM. Emitido por: Sala Tercera de la Corte).

Semejanza con Falsedad Ideológica.

Vgr: El sujeto A es la persona que confecciona dos planos que son inscritos en la Sección de Catastro del Registro Nacional, en los cuales, falsamente y a sabiendas, inserta la ubicación de un terreno en lugar diverso a donde realmente se encontraba el inmueble, y esa ubicación falsa y diversa, que pretendía probar, pudo ocasionar perjuicio a los intereses del Estado, pues se pretendía titular un inmueble que ya pertenece a Parques Nacionales.

La diferencia entre ambas figuras lo explica el siguiente antecedente jurisprudencial: “En tal sentido, el numeral 359 del Código Penal sanciona con uno a seis años de prisión, a quien: “…hiciere en todo o en parte un documento falso, público o auténtico, o alterare uno verdadero, de modo que pueda resultar perjuicio…”, en tanto que el numeral 360 ejúsdem, sanciona de igual forma a quien “…insertare en un documento público o auténtico declaraciones falsas, concernientes a un hecho que el documento deba probar, de modo que pueda resultar perjuicio…”. A pesar de que los elementos objetivos requeridos por uno y otro tipo penal son idénticos, la falsedad ideológica constituye una categoría particular de falsificación de documento público, que se diferencia del descrito en el artículo 359 de cita, porque las informaciones falsas que se introducen en el documento, son precisamente las que éste debe probar. Por ello se ha señalado en esta sede que en la falsedad ideológica el elemento subjetivo consiste en la voluntad de demostrar con el instrumento algo que no responde a la realidad. En cambio, el elemento subjetivo en la falsificación de documento público, consiste en la intención de causar o producir un perjuicio (ver resoluciones N° 70, de las 9:00 horas, del 17 de febrero de 1995, y N° 95, de las 15:50 horas, del 15 de febrero de 2007, ambas de la Sala Tercera). La figura penal aplicable al caso concreto, por especialidad, era entonces la falsedad ideológica, y en tal sentido sí cabe acoger el reclamo por errónea aplicación de la ley sustantiva, pero por razones diversas a las alegadas por el recurrente. Debe advertirse que la corrección de la calificación jurídica, no produce ninguna alteración o afectación a los intereses del inculpado, pues las penas y circunstancias agravantes son las mismas en ambos ilícitos”. (Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, resolución 584-2008, de las diez horas, dieciocho minutos del veintitrés de mayo del dos mil ocho). Al sujeto A corresponde aplicar, Falsedad Ideológica, pues insertó datos falsos en un documento público y auténtico hecho por él, dotado de fe pública, con la información que éste debía probar. (Ver Sentencia: 01434. Expediente: 02-002940-0647-PE. Fecha: 16/10/2009. Hora: 11:09:00 AM. Emitido por: Sala Tercera de la Corte)

Ejemplo Interesante.

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Sentencia: 01056.Expediente: 00-201051-0369-PE.

Fecha: 17/09/2007.Hora: 4:00:00 PM.

Emitido por: Sala Tercera de la Corte.Voto salvado

Magistrado Estrada Navas Carlos.

El suscrito no comparto la tesis de los colegas Magistrados, quienes consideran que en la especie se configuran dos delitos de uso de documento falso. En su lugar considero que los hechos deben recalificarse como constitutivos de dos delitos de evasión e imponerse el extremo mínimo de la pena aplicable a tal delincuencia, en este caso, un mes de prisión por cada uno, según las siguientes consideraciones: En el voto de mayoría se considera que el imputado comete dos delitos de uso de documento falso, entendiendo como documentos falsos sendas constancias de atención en un centro hospitalario de la Caja Costarricense de Seguro Social, cuyo contenido es diverso de la realidad, pues se acreditó que el imputado no fue atendido en ese centro hospitalario en las oportunidades que las constancias indicaban. El uso consistiría en la presentación de tales documentos ante la administración penitenciaria como justificantes de dos ocasiones que el imputado no se presentó al turno nocturno de la modalidad de cumplimiento de pena de prisión que tenía en ese momento. Relacionando los numerales 359 y 365 ambos del Código Penal, encontramos que el extremo mínimo de la pena establecida en los delitos de falsedad ideológica y de uso de documento falso es de un año en cada caso. En cambio, el artículo 364 establece como sanción de cuarenta a ciento cincuenta días multa aplicable al delito de falsedad ideológica en certificados médicos. Por el principio de especialidad, lex specialis derogat generali (ver su desarrollo, entre otros en Soler, Sebastián, Derecho Penal Argentino, Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1973, tomo II, pagina 185 passim), y descartado que se pueda aplicar el numeral 364 ante la ausencia del elemento “cuando de ello pueda derivar perjuicio”, no resultaría admisible tampoco en nuestro medio la interpretación de que el uso de un certificado médico falso se sancione con mayor rigurosidad que su expedición. A fortiori, si el certificado que el médico emita acreditando falsamente la existencia de un estado de enfermedad resulta específico respecto del tipo genérico de falsedad ideológica, obviamente la constancia que los auxiliares administrativos del profesional en medicina emitan atestiguando no ya la enfermedad sino el hecho de haber sido atendido el paciente, caso de su eventual falsedad, no podría superar en la entidad de la pena (días multa versus prisión) ni en su quantum, la figura del artículo 364. En el caso subjudice se tiene, además, que la natural falta de idoneidad para engañar hacía inocuo el documento que el imputado mostró, al punto que precisamente porque la Administración penitenciaria no le creyó, fue que se verificó en el hospital que el encartado no había sido atendido. Así las cosas, estima el suscrito que la calificación jurídica adecuada a los hechos acusados y tenidos por demostrados, no es dable encontrarla en Justicia en los citados artículos porque el problema de fondo a considerar es que el bien jurídico tutelado y que el imputado con su actuar lesionó, en realidad es otro distinto que la Fe Pública. En efecto, en el artículo 326 del Código Penal se tipifica el delito de Evasión como uno de los posibles ilícitos cuyo bien jurídico tutelado es la Administración de Justicia. El imputado es una persona que fue sentenciado a descontar pena de prisión y que la venía descontando, dentro del sistema penitenciario pero en el medio abierto, esto es, bajo la modalidad de poder salir del centro penitenciario en determinados momentos a lo largo de la semana y debiendo

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retornar a la reclusión en otros momentos igualmente determinados. En este sentido, la conducta típica “el que hallándose legalmente detenido se evadiere” se configura tanto en el caso de que quien sale ilegítimamente del centro de reclusión como en el supuesto de que quien teniendo que retornar a la reclusión, omite ilegítimamente volver. En el caso que se analiza, la utilización por parte del imputado de las constancias, falsas, de atención en un centro hospitalario, consumen toda su carga de criminalidad en procurar darle visos de legitimidad a su omisión de regresar a la reclusión carcelaria, sin que importen a la vez, también o además, lesión a la fe pública, máxime que la falsificación era burda e inidónea para engañar a un hombre medio, mucho menos eficaz para confundir a los administradores del sistema penitenciario. Considera el suscrito, en consecuencia, que la solución de recalificar los hechos a Evasión es más acorde al sistema de tutela penal prevalente en nuestro medio, vía ponderación de los respectivos bienes jurídicos tutelados. Piénsese que la solución del voto de mayoría significa que por cada noche que dejó de dormir en la prisión, el imputado ahora deberá descontar un año de prisión, mientras que si, hipotéticamente, se hubiera abstenido de intentar justificar su omisión de presentarse al centro de reclusión, posiblemente ni siquiera habría sido acusado, menos sentenciado en esta causa. Así las cosas, el suscrito resuelve el asunto así: POR TANTO: Se declara sin lugar el recurso, se recalifican los hechos a dos delitos de evasión y se le impone al acusado el tanto de un mes de prisión por cada uno de los ilícitos.”.

Falsedad ideológica.

ARTÍCULO 360.-

Las penas previstas en el artículo anterior son aplicables al que insertare o hiciere insertar en un documento público o auténtico declaraciones falsas, concernientes a un hecho que el documento deba probar, de modo que pueda resultar perjuicio. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 358 al 360)

El artículo 360 del Código Penal que contempla el delito de falsedad ideológica9, establece como requisitos para su configuración típica que el sujeto activo inserte o haga insertar10, en un documento, ya sea público o autentico, declaraciones falsas, concernientes a un hecho que el documento deba probar, de modo que pueda resultar perjuicio11; de allí que, aun cuando se lleven a cabo las acciones descritas en un 9 En este mismo sentido puede consultarse el voto de esta Sala N° 1264-98, de las 8:45 horas del 24 de diciembre de 1998, donde se establece que para la configuración del delito de falsedad ideológica se requiere, al menos, la conducta determine un peligro potencial de causar perjuicio.

10 Como resulta obvio, el autor de la falsedad, según la estructura del tipo penal establecido en el artículo 360 del Código punitivo, es el que “insertare o hiciere insertar”, y el “hacer insertar” es precisamente la conducta de quien, entre otros supuestos, declara o brinda los datos falsos a la persona que se hará cargo de confeccionar el documento, acción que puede ejecutar de diversos modos, no solo a través del dictado oral y presencial de las manifestaciones, sino también, remitiéndolas por escrito (Sentencia: 00351. Expediente: 01-005793-0647-PE. Fecha: 29/04/2005. Hora: 9:20:00 AM. Emitido por: Sala Tercera de la Corte). La conducta de hacer insertar, en el tanto incurre en ella quien logra que el fedatario incluya en el documento público o auténtico manifestaciones falsas que no revelan la verdad de lo acontecido, será realizada por el otorgante del documento (Resolución No. 2001-00480 de las 9:00 horas del 25 de mayo de 2001 citada en Sentencia: 00073. Expediente: 99-201716-0472-PE. Fecha: 09/02/2007. Hora: 10:05:00 AM. Emitido por: Sala Tercera de la Corte).

11 Cabe señalar que el verbo definitorio del perjuicio a que el citado numeral se refiere, es el irregular transitivo poder, cuya acepción es "tener expeditas la facultad o potencia de hacer una cosa" (Diccionario de la Lengua

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documento público o auténtico12, si la conducta ilícita desplegada no genera por lo menos una posibilidad de perjuicio real, el delito aludido no surge a la vida jurídica (Para mayor comprensión leer Creus, Carlos. Derecho Penal. Parte Especial. Tomo 2. Sexta edición actualizada y ampliada. Editorial Astrea. Buenos Aires. 1997. Pág. 428), es decir, que lo único que requiere el tipo penal que se analiza es la constatación de un perjuicio potencial (aunque el mismo no se llegue a concretar).

Sobre la concurrencia de los elementos de tipicidad objetiva del delito de falsedad ideológica13, se puede citar que uno de los elementos14 objetivos de esta figura penal, es precisamente que se trate de un documento público o auténtico.  Este requisito es un elemento normativo del tipo, que requiere de interpretación por parte del operador del derecho, a fin de darle contenido a lo que se considera es un documento público.  Por otro lado, para que el delito de falsedad ideológica se configure, de acuerdo con el artículo 360 del Código Penal, se requiere no sólo que el documento sea público, sino también que la acción sea insertar o hacer insertar declaraciones falsas en el mismo, concernientes a un hecho que el documento deba probar (Sala Tercera. Voto 1294-2004 de las 9:35 horas del 12 de noviembre de 2004).

En el perjuicio y su potencialidad está la legitimación para que el derecho penal pueda sancionar este tipo de conductas delictivas, atendiendo al principio de lesividad a bienes jurídicos esenciales para el conglomerado social. Hablamos aquí de una exigencia que va más allá de la mera lesión que se supone intrínseca en todo tipo penal respetuoso de las exigencias del Estado de Derecho. Sin embargo, esto merece ser precisado pues no significa que a la lesión de la fe pública deba agregársele a su vez la lesión a otro bien jurídico distinto, para acreditar la tipicidad de la conducta, que es lo que parece entender el recurrente.

Nunca debe partirse de la errónea concepción, de que debe existir un perjuicio patrimonial15, a efectos de que exista la tipicidad objetiva.  Debe recordarse que existen un sinnúmero de situaciones, en las que el perjuicio tiene otra naturaleza. 

En el caso de los documentos públicos o auténticos, se presumen, por su propia naturaleza, verdaderos erga omnes. Por ello, si se falsifica uno de estos instrumentos y luego se utiliza, en forma idónea, existe la posibilidad de que genere un juicio errado

Española. Edición de la Real Academia)

12 En el caso de los documentos públicos o auténticos, se presumen, por su propia naturaleza, verdaderos erga omnes.

13 La falsedad ideológica constituye una categoría particular de falsificación de documento público, que se diferencia del descrito en el artículo 359, porque las informaciones falsas que se introducen en el documento, son precisamente las que éste debe probar.

14“Los delitos de falsificación de documentos y, entre ellos, la falsedad ideológica, solo admiten la forma del dolo directo, puesto que el agente ha de conocer que el objeto sobre el que recae la falsedad o alteración es un documento, que en él se inserta un dato falso y que de su actuar puede resultar un perjuicio para terceros. El dolo eventual es lógicamente incompatible con la estructura del tipo, pues el sujeto activo debe tener plena conciencia de la falsedad y la voluntad de realizarla, como lo ha reconocido la doctrina desde mucho tiempo atrás (ver Creus, Carlos, Derecho Penal, parte especial, Astrea, Buenos Aires, 1988, p. 434 y 448).” (ver resolución 438-2005 de las 10:18 horas del 20 de mayo de 2005. Sala Tercera).

15 Cuando es así, la ley explícitamente lo dice (o bien se puede interpretar si el contexto fuertemente lo acota) ( Sentencia: 00311. Expediente: 07-000015-0006-PE. Fecha: 25/03/2009. Hora: 8:51:00 AM. Emitido por: Sala Tercera de la Corte).

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sobre lo que se supone representa.  Aquí es donde se ubica la exigencia de la posibilidad de perjuicio. Esta posibilidad debe distinguirse del menoscabo al bien jurídico tutelado que, según se dijo, está incluido en todo delito. Se trata de algo más, bien cuando está expresamente exigido en el tipo, bien cuando se considere que es elemento indispensable -como sucede en el delito de uso de documento falso- aunque no se enuncie en la norma. Así, se afirma que “El carácter del documento, la idoneidad de la falsificación y la posibilidad de perjuicio, forman unidad en torno al concepto jurídico penal de la fe pública, al menos en el capítulo de las falsedades documentales” (CREUS, Carlos. Falsificación de documentos en general, 2a. edición actualizada, Buenos Aires, Argentina, Editorial Astrea, p.6.). Esa posibilidad de perjuicio va unida a la lesión a la fe pública que la falsedad representa y surge, por así decirlo, una relación biunívoca16: la lesión a la fe pública implica la posibilidad de perjuicio para otros bienes jurídicos o intereses merecedores de tutela, precisamente por el valor que ella otorga a esos documentos. Para lesionar la fe pública en forma eficiente es decir, para estimar típica la conducta, debe estarse en posibilidad de que ésta cause perjuicio. El autor antes citado al respecto señala: “normalmente la misma falsedad -sobre todo cuando recae sobre documentos públicos- puede señalarse ya como un menoscabo de la fe pública en cuanto se ha deformado el documento que la lleva; pero ese efecto no es típicamente suficiente; la ley exige que a esa eventual lesión “abstracta” se sume la concreta de la posibilidad de perjuicio de otros bienes jurídicos (distintos de la fe pública), que pueden ser de variada naturaleza: patrimonial, moral, política, y deben pertenecer a un tercero, es decir, tienen que ser de titularidad de alguien que no sea el agente de la falsificación. Ese efecto tiene que provenir directamente de la falsificación, de lo que ella represente para la extinción o creación de derechos, facultades y cargas.” (ibid, p. 69)  Lo dicho es bastante claro cuando se trata de documentos públicos, que por sí mismos y según la ley, deben reputarse verdaderos y tienen una innegable trascendencia en el campo de la seguridad jurídica, de modo que su falsedad podría decirse que ya en sí misma configura la posibilidad del perjuicio, que además “[…] puede recaer sobre cualquier bien; no se restringen a los de carácter propiamente económico, ni siquiera a los de índole material, ni a los de naturaleza privada: se extienden a los inmateriales, a los públicos; hasta se mencionan como comprendidos la honra y los intereses políticos y los que puede tener el Estado en el cumplimiento de determinadas actividades o en la reglamentación para la concesión de ciertas habilitaciones” (ibid, p.75) (Ver Sentencia: 00628. Expediente: 01-900280-0472-PE. Fecha: 29/04/2009. Hora: 5:17:00 PM. Emitido por: Sala Tercera de la Corte).

.  En nuestro sistema de justicia penal resulta punible la falsedad ideológica17 en

documento privado: “... No desconoce esta Sala que para la doctrina argentina (entre la que cuenta Soler, citado por el recurrente) la falsedad ideológica únicamente constituye delito tratándose de documentos públicos.  Sin embargo, ello obedece a que la estructura de los tipos penales contenidos en el Capítulo de Falsificación de Documentos en General de su Código Penal es diferente a la del nuestro, lo cual puede corroborarse claramente al analizar los artículos 292 a 298 bis de su texto legal.  En la

16 Una correspondencia biunívoca, o correspondencia uno-a-uno, es simplemente una correspondencia unívoca cuya correspondencia inversa también es unívoca. En otras palabras, cada elemento del primer conjunto se corresponde con solo un elemento del segundo conjunto, y cada elemento del segundo conjunto se corresponde con solo un elemento del primer conjunto.

17 En la falsedad ideológica el elemento subjetivo consiste en la voluntad de demostrar con el instrumento algo que no responde a la realidad.

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primera de esas normas, bajo el título de “Falsificación material”, se sanciona al que hiciere en todo o en parte un documento falso o adultere uno verdadero, de modo que pueda resultar perjuicio, ya sea pública o privada su naturaleza (siendo la única diferencia la penalidad dispuesta para cada supuesto).  Luego, el artículo 293 del texto argentino señala que la “Falsedad ideológica”  ha de referirse a los documentos públicos, pero haciendo extensiva la represión, por excepción expresa, a dos tipos de documento privado, a saber, los certificados médicos y las facturas conformadas.  En vista de la estructura de estos tipos penales resultan claras las razones por las cuales la doctrina argentina señala que la Falsificación de documento privado se constriñe a su materialidad, mientras que la falsedad ideológica o histórica -con las dos excepciones expresadas- solo es posible respecto de documentos públicos, ya que extender la punibilidad de la falsedad ideológica a todos los demás documentos privados implicaría una aplicación analógica de la ley penal, prohibida por el principio de legalidad  ... Retomando el análisis de la legislación costarricense y para dar mayores razones sobre la aplicación e interpretación de las tipos penales en comentario (ya que el criterio aquí enunciado modifica la jurisprudencia anterior de esta Sala, por ejemplo véase la resolución Nº 114 de las 8:25 horas del 19 de junio de 1986), debe señalarse nuevamente que los artículos 357 y 358 del Código Penal aluden exclusivamente a documentos públicos o auténticos, siendo el primero el género y el segundo la especie del primero, cuya aplicación ha de resolverse en cada caso de acuerdo con las normas que rigen el concurso de delitos.  Esto así, porque a diferencia de su semejante en la legislación argentina, el artículo 357 no alude expresa y exclusivamente a la “materialidad” del documento, sino que bajo el título de “Falsificación de documentos públicos y auténticos” señala que:

«Será reprimido con prisión de uno a seis años, el que hiciere en todo o en parte un documento falso, público o auténtico, o alterare uno verdadero, de modo que pueda resultar perjuicio.

Si el hecho fuere cometido por un funcionario público en el ejercicio de sus funciones, la pena será de dos a ocho años» (el subrayado no es del original).

            El artículo 359 del Código Penal dispone que incurre en el delito de Falsificación de documentos privados el:

«Se impondrá prisión de seis meses a dos años al que hiciere en todo o en parte un documento privado falso o adulterare uno verdadero, de modo que pueda resultar perjuicio» (el subrayado no es del original).

            Si comparamos los dos artículos transcritos, podemos constatar con facilidad que son iguales excepto en las partes no subrayadas, es decir, que independientemente de la naturaleza del documento y de otras circunstancias personales o de ocasión, ambos tipos penales se refieren a la conducta de quien hiciere en todo o en parte un documento o lo adulterare ... es decir, que ambos tipos penales aluden  -en principio-   tanto a los aspectos materiales como ideológicos del documento, siendo su única excepción el caso en que la falsedad ideológica (artículo 358) recae en un documento público18 o auténtico, salvedad que se justifica -como se ha dicho reiteradamente- por 18 Documento público: bajo tal carácter deben clasificarse todos aquellos que hayan sido redactados o extendidos por funcionarios públicos, según las formas requeridas y dentro del límite de sus atribuciones (artículo 369 del Código Procesal Civil, 380 Código Procesal Civil)

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la naturaleza probatoria superior de este tipo de documentos y particularmente porque su realización supone la intervención de un funcionario público que, eventualmente, podría ser autor de cualquiera de estos dos delitos sancionados por los artículos 357 y 358; o cuya fe pública podría ser falseada o alterada materialmente por otro sujeto (en el caso del artículo 357), o ilegalmente empleada por otra persona (en el caso del artículo 358).  Por ello estimamos que nuestro legislación, al tutelar la fe pública de los documentos públicos o auténticos, en atención a su naturaleza y las calidades de los sujetos que pueden lesionarla, dispuso la Falsedad ideológica como una especie de la Falsificación (género), ya que quien da fe y “hace” el documento público materialmente auténtico puede no ser la persona que “hace” insertar en él declaraciones falsas, concernientes a un hecho que el documento deba probar. Por ello resulta innecesario, ante la formulación genérica del artículo 359, que se hubiera sancionado expresamente la falsedad ideológica de documentos privados, ya que estos no son expedidos por un funcionario público, sino simplemente por un particular que por sí mismo da fe (personal o individual, no pública) de lo que en él consigna, de modo que es posible considerar como Falsificación de documento privado, siempre que pueda resultar perjuicio: 1) la realización de un documento auténtico en sus condiciones materiales de existencia, pero total o parcialmente falso respecto a las hechos que en él se quieren probar como verdaderos, o; 2) la falsificación o alteración total o parcial de la materialidad de un documento, aunque el hecho que se quiera probar con él sea cierto.  Como corolario de lo anterior resulta que, el hecho de que el autor de la falsedad ideológica en el documento privado no sea la misma persona que materialmente confeccionó el documento, no excluye su autoría a los efectos del artículo 359, sino que a lo sumo implicaría la participación de otro sujeto en el mismo delito, ya fuera como coautor o cómplice, lo cual dependería obviamente de la existencia y contenido concreto de su dolo ...” (Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia, voto N°  252-97, de las 9:25 hrs. del 14 de marzo de 1997). No existe atipicidad de la falsedad ideológica19 en documentos privados, de acuerdo a los términos en los que aparece redactado el fallo condenatorio de instancia.

Ejemplo Interesante.Sentencia: 00095.

Expediente: 03-021706-0042-PE.Fecha: 15/02/2007.Hora: 3:50:00 PM.

Emitido por: Sala Tercera de la Corte. Voto de mayoría

“VI. […] 2. […] Aprecia esta Sala, que tanto en las acciones que se le atribuyeron como en las que el Tribunal tuvo por demostradas, aunque redactadas de diferente manera, se establece en concreto que: el 11 de setiembre de 2002, el acusado John Jairo Jaramillo García logró que el Departamento de Licencias del Ministerio de Obras Públicas y Transportes expidiera a nombre de Fernando Jaramillo García la licencia de conducir número PA 010116582, en la que hizo insertar su fotografía. Como bien lo señalan la pieza acusatoria y el fallo, ese documento es público, y al contener el nombre

19 Piénsese por ejemplo en graves falsedades o falsificaciones (de estado civil, condiciones personales, formas de cumplir actos públicos, incluyendo los judiciales), que aun cuando no produzcan daño “concreto”, causan una seria afectación a la fe pública o confianza en esos actos.

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de un titular de la facultad que confiere que no corresponde a quien se identifica en la fotografía, también es falso. La falsedad radica en que se facultó a una persona de identidad distinta a la que realmente posee quien se observa en la foto, a conducir. Ello ocurrió porque el acusado John Jairo, presentando un pasaporte a nombre de su hermano y un retrato de su rostro, logró que en el instrumento de identificación apareciera aquel nombre y su imagen. Así, lograba demostrar a las autoridades de tránsito que estaba habilitado o contaba con permiso para guiar vehículos por las carreteras nacionales pero, las infracciones en que incurriera se le atribuían en la boleta que al efecto se confeccionaba, a Fernando Jaramillo García. Se acusó y acreditó que quien realizó las acciones para que esa acreditación contuviera la falsedad señalada, fue el encartado citado y aunque no fue él quien materialmente insertó los datos falsos, sí fue quien hizo que se incluyeran, llevando a error a los funcionarios de la administración. Este proceder constituye, sin duda, la ilicitud prevista en el artículo 360 del Código Penal, y no el delito de falsificación de documento porque la falsedad ideológica constituye una categoría especial del delito de falsificación de documento público. Ambos ilícitos requieren para su configuración, básicamente, los mismos elementos objetivos (normativos y descriptivos) que consisten en incluir datos no veraces en un título que tiene la naturaleza indicada. Pero, la especialidad del primero radica en que, las informaciones falsas que se le introducen, son las que él debe probar, por lo que el elemento subjetivo o dolo del tipo consiste en la voluntad de demostrar con el instrumento algo que no responde a la realidad. En cambio, el elemento subjetivo del segundo delito consiste en la intención de causar o producir un perjuicio. El dato irreal que el encartado Jaramillo García hizo incluir en la licencia tenía por fin demostrar a través de su fotografía, que estaba habilitado para conducir por las vías públicas terrestres del país. Pero, a la vez, en caso de incurrir en una infracción de las leyes y los reglamentos que rigen el desplazamiento vehicular, hacer creer que era Fernando Jaramillo García quien incurría en la falta. Como la licencia es un medio suficiente que no requiere de otra identificación de la persona para acreditar su habilitación para manejar vehículos, lo que los inspectores de tránsito verifican para confeccionar las boletas por las infracciones que cometen quienes irrespetan las disposiciones legales de la conducción, es que el conductor sea la persona que se muestra en la fotografía inserta en ella. Por eso, al verificar los inspectores que quien conducía el vehículo era la persona que se mostraba en la fotografía, confeccionaron dos boletas por infracciones a nombre de Fernando Jaramillo García, cuando en realidad quien las cometió fue el acusado John Jairo, quedando así impunes esas faltas ya que el documento debía demostrar que fue él quien las cometió; pero, como se expidió a nombre de Fernando, se estipuló en la boleta que éste era quien guiaba.”

Falsificación de documentos privados.

ARTÍCULO 361.-

Se impondrá prisión de seis meses a dos años al que hiciere en todo o en parte un documento privado falso o adulterare uno verdadero, de modo que pueda resultar perjuicio. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 359 al 361)

Se puede tratar de la alteración de documento y no de la inserción de declaraciones falsas, que sería propia de la falsedad ideológica. Además, el perjuicio que como elemento objetivo del tipo contemplan las descripciones de los delitos de

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falsedad, se refiere únicamente al daño que por sí misma puede causar la acción al lesionar la fe pública, mas no a la lesión adicional que, por ejemplo, puede acarrear al patrimonio de otra persona. El autor del delito de Uso de falso documento no necesariamente debe tener algún vinculo "consciente" con el autor de la falsificación operada en el documento, conclusión que se desprende claramente de los tipos penales en cuestión y que reconoce expresamente la doctrina, advirtiendo que si el autor del uso lo es también de la falsificación será responsable solo por esta última infracción, en tanto que si al autor de ese ilícito no se le puede responsabilizar por la falsificación, responderá solo por el uso, si ha usado el documento falso (cfr. FONTAN BALESTRA, Carlos: Derecho Penal Parte Especial, 10ª Edición, Abeledo Perrot, Buenos Aires, p. 980; BREGLIA ARIAS, Omar y otro: Código Penal Comentado, Anotado y Concordado, 2ª Edición, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1987, p. 295; CREUS, Carlos: Falsificación de Documentos en General, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1986, p. 204 a 206, y; NUÑEZ, Ricardo: Manual de Derecho penal Parte Especial, Ediciones Lerner, Buenos Aires, 1978, p. 483 a 484).

Todo el contenido injusto del delito de falsificación20 se encuentra contenido en el uso, cuando existe identidad entre el autor de la falsificación y quien lo utiliza. En relación con el delito de uso de documento falso, el artículo 363 del Código Penal no hace distinción entre los documentos públicos o privados, sino que le aplica la misma penalidad.

Supresión, ocultación y destrucción de documentos.

ARTÍCULO 36221.-

Será reprimido con las penas señaladas en los artículos anteriores, en los casos respectivos, el que suprimiere, ocultare o destruyere, en todo o en parte, un documento de modo que pueda resultar perjuicio. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 360 al 362)222324

Documentos equiparados.

20 La jurisprudencia nacional ha discutido respeto a la existencia o no del delito cuando se emplean fotocopias o falsificaciones burdas, llegando en algunas oportunidades a excluir la tipicidad por tratarse de acciones inocuas que no ponen el peligro el bien jurídico tutelado (Ver entre otros los Votos No:000238-99, de las 9:05 horas del 5 de marzo, No:2000-1444 de las 8:55 horas del 22 de diciembre y No:2004-759 de las 11:22 horas del 25 de junio, todos de la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia).

21 Concordado: Ley: 7756 del: 25/02/1998. Nombre: Beneficios para los Responsables de Pacientes en Fase Terminal. Concuerda con el artículo : 11.

22 Carece de importancia el que el documento suprimido, ocultado o destruido, sea público o privado (Sentencia: 00500. Expediente: 96-000411-0006-PE. Fecha: 05/09/1996. Hora: 10:50:00 AM. Emitido por: Sala Tercera de la Corte)

23 Competencia es en donde se da el perjuicio y no en el lugar en que se expide el documento

24 La destrucción o supresión de información o documentos por cualquier sistema que imposibilite su recuperación o posterior acceso y utilización. DOGC núm. 5056 - 25/01/2008. DECRETO 13/2008, de 22 de enero, sobre acceso, evaluación y selección de documentos. (Pág. 6220)

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ARTÍCULO 363.-

Será reprimido con las penas señaladas en el artículo 357 el que ejecutare cualquiera de los hechos reprimidos en dicho artículo o en el artículo 360 en un testamento cerrado, en un cheque, sea oficial o giro, en una letra de cambio, en acciones u otros documentos o títulos de créditos transmisibles por endoso o al portador. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 361 al 363)

El artículo 363 del Código Penal, si bien posee como nomen iuris el de "Documentos equiparados", lo cierto es que en su texto únicamente establece que tendrán la misma penalidad que la contemplada para el delito de falsificación de documentos públicos o auténticos, o para la supresión, ocultación o destrucción de los mismos, la realización de dichas conductas en un testamento cerrado, en un cheque, sea oficial o giro, en una letra de cambio, en acciones u otros documentos o títulos de crédito trasmisibles por endoso o al portador. Es decir, no contempla una equiparación expresa, como sí lo hace el Código Penal Argentino que establece: "Para los efectos de este capítulo, quedan equiparados a los instrumentos públicos los testamentos ológrafos o cerrados, las letras de cambio y los títulos de crédito transmisibles por endoso o al portador, no comprendidos en el art. 285". En este artículo se contempló expresamente a los cheques dentro de los documentos equiparados, hasta 1984, en que por reforma impuesta por ley 23.077 se les eliminó, quedando el texto como ha sido transcrito (Breglia Arias Omar y otro, Código Penal y leyes complementarias. Comentado, Anotado y Concordado, Buenos Aires, Editorial Astrea, 1987. p.996.). Aún cuando dicho artículo contemplaba expresamente al cheque -y aún ahora que no lo hace- la doctrina argentina siempre ha considerado -apoyándose en la doctrina italiana a partir del Código de 1930- que la equiparación lo es únicamente para efectos de pena -quoad poenam-, y nunca para efectos sustantivos -quoad substantiam- es decir, nunca para estimar que esos documentos -testamento, cheque, letra de cambio, etc.- se transforman por la ley en públicos, cuando su naturaleza privada resulta incuestionable (cfr. Soler, op.cit. p.330 y ss.; Creus Carlos, Falsificación de Documentos en General, Buenos Aires, Editorial Astrea, 2da edición actualizada, 1993, pp. 215 y ss.; Fontán Balestra, Carlos Derecho Penal. Parte Especial, Buenos Aires, Abeledo Perrot, Octava Edición, 1978. p. 654; Núñez Ricardo, Manual de Derecho Penal. Parte Especial, Córdoba, Editorial Lerner, 1978. p.484 y ss.). Está claro entonces que para efectos de nuestra legislación es aún más evidente que la equiparación del numeral 363 es para efectos de penar con igual intensidad que la contemplada para los documentos públicos, la falsificación de los documentos en él contemplados, pero nunca para considerar o elevar a dichos documentos a la naturaleza de públicos, de modo que su falsificación es siempre la de un documento privado, con la diferencia de que se les sanciona con mayor gravedad.

Conviene cuestionarse por qué los cheques, junto con los demás documentos privados que contempla el numeral 363 -excluyendo para los efectos de este desarrollo al testamento-, reciben -en la nuestra y en otras legislaciones- una mayor protección por parte del derecho penal cuando de su falsificación se trata y por qué se les agrupa dentro de los delitos que atentan contra la fe pública. La mayoría de los autores justifica esta tutela penal más intensa, por la importancia que estos documentos, hoy agrupados bajo el concepto de títulos valores, poseen para el tráfico mercantil y para la agilidad, confianza y seguridad que requiere el comercio en la economía moderna. Para efectos

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de resolver este asunto, es necesario exponer algunas notas sobre los títulos valores, para comprender su protección por el derecho penal. El concepto de título valor, es una construcción dogmática de los intérpretes alemanes e italianos, que elaboraron la teoría general de los mismos, a partir de las características que a ellos asignaba la ley, sin olvidar que en todo caso, como ocurre en general con todas las instituciones del derecho mercantil, fueron los usos y las costumbres los que dieron nacimiento a este tipo de documentos, definiendo la práctica, las características que según las diferentes necesidades se fueron perfilando, para cada tipo particular de título valor. Lo importante es destacar que precisamente esta disciplina vino a "romper" el esquema tradicional de trasmisión de créditos, optando por la agilidad y por la tutela del adquirente del título en beneficio de la seguridad y la posibilidad práctica de la circulación de créditos, de posiciones contractuales o de participaciones en sociedades y comunidades (Vid. Torrealba, Octavio. Apuntes sobre un concepto tipológico de título valor, en Revista Judicial, San José, Departamento de Publicaciones e Impresos Poder Judicial, 1991, No.53 pp.21 y ss.). De lo expuesto resalta que la esencia de los títulos valores es su posibilidad de circular, en aras de la cual se perfilan las características propias de estos documentos como son la incorporación en ellos de los derechos destinados a la circulación, la autonomía de los derechos y obligaciones de las partes, la literalidad y su poder de legitimación. Toda esta construcción jurídica respalda la necesidad práctica de la circulación de la riqueza. Es ésta la característica propia de los títulos valores, que nacieron para movilizar la riqueza, para trasladarla con seguridad y certeza. Por ello surgió la letra de cambio y, las posteriores necesidades dieron nacimiento a sus derivados como el pagaré, el cheque y luego a las obligaciones, bonos acciones, cartas de porte, en fin, a toda la gama de títulos que hoy existen y que, según su naturaleza, poseen sus propias reglas para circular (Al respecto, véase Sanín Echeverri, Eugenio. Títulos valores, Bogotá, Ediciones Librería del Profesional, Quinta Edición, 1993, pp.13 y ss.). Según la forma en que pueden circular, los títulos valores se clasifican en títulos al portador, que se negocian por la simple entrega (artículos 712 y ss. del Código de Comercio); a la orden, que son trasmisibles por endoso y entrega (artículos 693 y ss. del Código de Comercio) y nominativos transferibles también por endoso y entrega, pero cuya transferencia debe inscribirse en un registro llevado por el creador del título (arts. 687 y ss. del Código de Comercio). Estas formas son las que integran la llamada ley de la circulación. Cada título valor tiene su propia ley y sólo puede negociarse de conformidad con ella. Si no se hace así no puede estimarse que el título circuló, podría ser otro tipo de negocio, pero no lo sería ya en términos cambiarios (Cfr. Sanín Echeverri op.cit. p. 17). Debe destacarse que por la literalidad se considera que "el derecho brota del título literal en el sentido de que en todo aquello que mira su contenido, extensión y modalidades, es decisivo exclusivamente el elemento objetivo del tenor del título" (Ascarelli, citado por Sanín Echeverri, op.cit. p.25), por lo que además del tenor, es necesaria la tenencia o posesión del título para poder hacerlo efectivo. Precisamente por esta característica de la literalidad es que se insiste tanto en las formalidades de los títulos valores, señalando la ley determinados "requisitos esenciales", que de manera general se enuncian en nuestra legislación en el artículo 670 y en cuanto al cheque en particular en el numeral 803, ambos del Código de Comercio. El tenor literal del título es esencial para determinar sus alcances y la naturaleza del derecho que en él se contiene, pero todo ello además en función especialmente de su circulación, que deberá realizarse según la ley propia de cada uno de ellos. Obsérvese incluso que al cheque que no reúna esos requisitos no se le considerará cheque, esto es, título valor, lo que no significa que no sea válido entre las partes originarias de la relación (artículo 804 del Código de Comercio). Por ello se afirma que la literalidad no

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actúa en favor de las partes "originarias", que tienen entre ellas convenciones directas, porque entre ellas no ha habido circulación, no ha ingresado en el tráfico mercantil, sino que funciona en favor de las demás partes quienes entran en posesión del título por su circulación, es decir, para proteger al público, al adquirente de buena fe, por ello, la literalidad sólo se explica en función de la circulación del título (Sanín Echeverri, op.cit. p.25). La autonomía significa que cuando el documento circula, en cada negociación nace un derecho y una obligación autónomos para el adquirente, una nueva parte en la cadena que se da al circular el título. "Por la autonomía, desde su aspecto activo, cada suscriptor de un título valor, sea como creador o cedente del mismo, como avalista o en cualquier sentido, se obliga autónomamente, separadamente, unilateralmente (...) Por la autonomía, cada parte 'se obliga', crea ella misma su obligación. En la negociación por endoso, típica de la letra de cambio, suele decirse que 'el que endosa gira'. Se obliga, crea su propia obligación. Así existe una buena base jurídica para que se haga responsable independientemente de los defectos y excepciones de las partes precedentes", si bien debe destacarse que la autonomía sólo beneficia a quien haya adquirido el título según su propia ley (Ibid p.30-31). El endoso en un cheque implica no sólo trasmitir su propiedad sino además adquirir una obligación personal de garantía del título, por lo que su falsedad perjudica a quien le ha sido usurpada la firma y a quien adquiere de buena fe el título así afectado. Finalmente, en lo tocante a la legitimación, debe señalarse que ésta se refiere al tenedor del título y le permite de un lado ejercitar el derecho contenido en el documento y al deudor quedar liberado si le cancela a éste. La legitimación la tiene quien ha adquirido el título de conformidad con su ley para circular y es elemento esencial del título valor, al lado de la literalidad y la autonomía. Esta característica interesa pues con relación a los poseedores distintos del primero, porque después de éste es suficiente, para la propiedad formal, poseer el título según su ley de circulación, y aunque para efectos meramente obligacionales se habla del tomador de buena fe, el que ha adquirido regularmente, también el tomador irregular es por las apariencias reputado dueño del título -como aquel que falsifica el endoso- aunque no está legitimado para su ejercicio. En los títulos al portador, el legitimado es quien ostenta la posesión del título; en los títulos a la orden se requiere continuidad en la cadena de endosos -la que fácilmente se logra con su falsedad- así como la identificación del último tenedor. El cheque, como orden incondicional de pago, girada contra un banco y pagadera a la vista, puede ser a la orden o al portador, de modo que para que circule y se estime legitimado su tenedor, se requiere, en los que son al portador, la simple entrega; en los cheques a la orden se requiere el endoso, y no puede exigirse al que se presente a su cobro que compruebe la autenticidad de éstos, solamente debe verificarse su continuidad y la identidad de quien se presenta como último tenedor (art. 705 del Código de Comercio). IV.- El cheque en el artículo 361 del Código Penal. Luego de todo lo que se ha venido exponiendo con respecto a los títulos valores, cabe preguntarse en qué sentido se debe enfocar la tutela de la falsificación del cheque en el artículo 363 del Código Penal. El cheque, por su propia naturaleza de ser prácticamente un equivalente del dinero en efectivo, siempre ha sido objeto de especial protección por el derecho penal. Esta tutela se ha identificado con la que corresponde al libramiento de cheques sin fondos, de la contraorden injustificada de no pago, así como ineludiblemente del fraude cometido por su medio. Todas estas conductas buscan tutelar la confianza pública, el patrimonio y la fe pública y la prelación de bienes jurídicos dependerá de cada legislación. Además, se refieren todas a conductas propias del cuentacorrentista, es decir del titular de la cuenta contra la cual se gira el cheque o bien del particular que en contubernio con éste, hace circular un cheque sin provisión de fondos o que finalmente no será hecho efectivo. Pero la idea de la falsedad también ha

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acompañado a este tipo de documentos, especialmente cuando el cuentacorrentista es despojado por descuido o violencia de los formularios de cheques y éstos son falsificados para poder hacerlos efectivos (Vid. Tocora, Luis Fernando. Protección Penal del Cheque, Bogotá, Temis, 1984. 200 p. pp. 91 y ss; Borinsky Carlos, Derecho Penal del Cheque, Buenos Aires, Editorial Astrea, tercera reimpresión, 1986. 291 p.; Trujillo Calle Bernardo y otros, Comentarios a los títulos valores, Bogotá, Librería Jurídica Wilches, 1983. 214 p.). De allí se comprende por qué generalmente, cuando se habla de la falsificación material del cheque, se recurra siempre a la idea de la falsedad de la firma del girador, es decir, del que emite el título, de la cantidad, o bien a la identidad del beneficiario del título que son los elementos verdaderamente esenciales del cheque, como orden incondicional de pago que es. Sin embargo, la falsificación de esos extremos, que indudablemente constituyen un hacer total o parcialmente el cheque falso, enfocan y afectan una parte, esencial sí, pero sólo una de las esferas del cheque como título valor, cual es, según se vio, su literalidad -la existencia y alcance de la obligación cartular-, además de su autoría y genuinidad, como emanado realmente del titular de la cuenta. Sin embargo, esa orden incondicional de pago carece de sentido si no puede hacerse efectivo. En el caso de los cheques a la orden, su propiedad y la forma de efectivizarlo es únicamente mediante el endoso. Así, vemos como éste es parte esencial del cheque en su propia finalidad jurídica, de modo que no podría pensarse en proteger el cheque en su literalidad pero no en su titularidad, su propiedad o en la posibilidad misma de que sea hecho efectivo. Tanto se perjudica la fe pública, la confianza pública cuando se falsea el contenido de un cheque como cuando se falsifica un endoso, especialmente porque en aras de proteger la circulación y la confianza en estos documentos, el tenedor de buena fe siempre es protegido, con independencia de las falsedades en la cadena de circulación (arts. 810 y 811 del Código de Comercio). Por eso es claro para esta Sala que falsificar un endoso es falsificar parcialmente un cheque y esa conducta sería típica del artículo 363 del Código Penal (Núñez, op.cit. p. 485; Romero Soto, Luis, La Falsedad Documental, Bogotá, Editorial Temis S.A.; 1993, cuarta edición ampliada y revisada. 564 p; pp.374 y ss.). La diversa conclusión a que se llega por parte de algunos autores argentinos, particularmente Carlos Creus, en quien apoya el recurrente sus alegatos, está basada precisamente en la diferente regulación que se da en ese país respecto del cheque, cuya naturaleza como título valor es dudosa, al prescribirse el trámite de la cesión de créditos para aquellos cheques que superen determinado monto, así como la obligación en esas circunstancias de elaborarlos siempre en favor de persona determinada. Finalmente debe señalarse que Creus no estima impune la falsificación del endoso25, sino que la califica como falsificación de documento privado (Vid. Creus, op.cit. pp.219 y ss.).

Falsedad ideológica en certificados médicos.

ARTÍCULO 364.-

25 Para Soler, en estos supuestos, se falsifica la imputación de lo declarado y con ello, se falsea todo el documento, porque precisamente se le falsifica en lo único que éste puede probar, que es que un sujeto ha hecho cierta manifestación (Soler Sebastián, Derecho Penal Argentino, Buenos Aires, Tomo V. Tipográfica Editora Argentina, 1973. pp. 339 y ss.)

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Se impondrá de cuarenta a ciento cincuenta días multa, al médico que extendiere un certificado falso, concerniente a la existencia, o inexistencia, presente o pasada de alguna enfermedad o lesión, cuando de ello pueda resultar perjuicio. La pena será de uno a tres años de prisión si el falso certificado tuviere por fin que una persona sana fuere recluida en un hospital psiquiátrico o en otro establecimiento de salud. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 362 al 364)

Definamos primero los conceptos de “certificado médico”, esto según el acuerdo SJG.0855.05.09 del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica, donde dice:

Para su conocimiento y fines consiguientes me permito comunicarle que la Junta de Gobierno en su Sesión Ordinaria 2009.05.27 celebrada el veintisiete de mayo del año dos mil nueve, acordó publicar en el Diario Oficial La Gaceta, página web y Revista del Colegio las nuevas definiciones de Dictamen Médico, Certificado Médico, Constancia Médica, Peritaje Médico y Certificado de defunción las cuales rezan de la siguiente manera:

a. Dictamen Médico: es el resultado del proceso de valoración realizado por un profesional en medicina a una persona, para un determinado propósito dentro de un procedimiento o gestión; debe contener no sólo la información médica usual, sino los requerimientos de la autoridad solicitante, para que ella pueda pronunciarse. Los dictámenes que no sean confeccionados en la papelería del Colegio, ya sean los de la Caja Costarricense de Seguro Social, Instituto Nacional de Seguros y otros deberán incluir en timbres médicos el monto vigente establecido por la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos y Cirujanos de la República de Costa Rica. Los elaborados en la papelería oficial del Colegio de Médicos y Cirujanos, como los dictámenes para la licencia de conducir, dictámenes para portar armas, dictámenes médico legales, el valor de los timbres aparece incluido en el mismo.

b. Certificado Médico: el que expide el médico habilitado a petición del paciente, representante legal o normativa legal, donde se hace constar un hecho pasado o presente, afirmativo o negativo comprobado durante la práctica profesional y fiel expresión de la verdad. El certificado médico debe estar acotado exclusivamente a lo solicitado por el paciente y solamente vinculado a cuestiones de carácter profesional, el médico especificará qué datos y observaciones ha hecho por si mismo y cuáles ha conocido por referencia, además, si del contenido del dictamen pudiera derivarse algún perjuicio para el paciente, el médico deberá advertírselo. Los certificados deben elaborarse en la papelería oficial del Colegio de Médicos y Cirujanos y contener las siguientes características:

a. Papel de seguridad con el logo del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica debidamente impreso.b. El número de código del médico preimpreso por el Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica.c. Haber cubierto el timbre médico y el timbre de cruz roja.d. La papelería debe ser original.

Aquellos certificados médicos elaborados en papelería de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), del Instituto Nacional de Seguros (INS) u alguna otra Institución

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deberá incluir los timbres médicos según monto vigente establecido por la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos y Cirujanos de la República de Costa Rica.

c. Constancia Médica: es la indicación que realiza un profesional en medicina de que una determinada persona acudió a su consultorio, por presentar determinada dolencia. Se elabora en la papelería del profesional, acompañado de timbres médicos según el monto vigente establecido por la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos y Cirujanos de la República de Costa Rica, y su contenido no puede acreditar la existencia de una determinada patología, sino que únicamente informa sobre la atención que recibió el paciente.

d. Peritaje Médico: el realizado por un profesional en medicina designado por autoridad competente o a solicitud de la parte interesada, para que con base en su conocimiento, experiencia y habilidad en una materia, determine objetivamente sobre un asunto controvertido o que está siendo cuestionado.

e. Certificado de defunción: Es el efectuado por un médico certificando que le consta la muerte o el fallecimiento de una persona y sus causas, empleando para tal fin las formulas oficiales sujetas a las convenciones internacionales, este deberá incluir los timbres médicos según monto vigente establecido por la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos y Cirujanos de la República de Costa Rica.

Este acuerdo deroga cualquier otro acuerdo anterior sobre el tema y toda disposición de igual valor que se le oponga.

Agradeciendo su atención, se despide de ustedes con las más altas muestras de consideración y estima.Atentamente.

Dra. Julia Fernández MongeSecretaria

Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica

Uso de falso documento.

ARTÍCULO 365.-

Será reprimido con uno a seis años de prisión, el que hiciere uso de un documento falso o adulterado. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 363 al 365)

El artículo 365 del Código Penal sanciona con pena de uno a seis años de prisión, a quien “ hiciere uso de un documento falso adulterado” y no obstante que no contempla la posibilidad de perjuicio como elemento integrante del tipo, se entiende que sólo concurre el ilícito, cuando la acción puede causar lesión al bien jurídico tutelado. (Sala Tercera, sentencia número 2.003-191, de 9:55 horas del 28 de marzo de 2.003) y (Sentencia: 00634, expediente: 99-017625-0042-PE, fecha: 31/07/2003, hora: 11:00:00 AM, Sala Tercera de la Corte). Para que se configure el delito de uso de documento falso, previsto y sancionado en el artículo 365 del Código Penal, no basta con el solo

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uso del documento argüido o señalado como falso, sino que para ello, de acuerdo con una interpretación sistemática y armónica con los artículos que le preceden, se requiere la posibilidad de que el mismo sea susceptible de generar algún perjuicio. Sin embargo dicho perjuicio no tiene que ser necesariamente de carácter económico. En este sentido, de acuerdo con el bien jurídico que se tutela en esta clase de ilicitud, analizado de acuerdo con las conductas descritas en los diferentes tipos penales que conforman la Sección I del Titulo XVI del Código Penal, correspondiente a los “Delitos contra la Fe Pública”, el perjuicio que se admite en esta clase de hechos puede serlo de diferente naturaleza (Ver sentencia: 00719, expediente: 97-000093-0211-PE, fecha: 19/07/2002, hora: 9:22:00 AM, Sala Tercera de la Corte).

Recordemos que para que una conducta sea relevante para el ordenamiento jurídico penal, debe significar una afectación al bien jurídico que la norma penal pretende tutelar. De esta forma, el análisis de tipicidad se limita a establecer si la conducta tenida como cierta, reúne los aspectos previstos para la configuración del tipo objetivo y del tipo subjetivo establecidos en el tipo penal que corresponda, en este caso, en el correspondiente al delito de uso de documento falso. “La figura penal sanciona conductas cuyo bien jurídico lo es la fe pública, la cual requiere para su configuración con relación a ese valor fundamental, la posibilidad cierta de un peligro concreto, como lo es el potencial daño a la fe pública”. El artículo 365 del Código Penal lo que sanciona es la utilización de un documento falso, sin que se determine en dicha norma penal, que el documento tenga que ser presentado o utilizado en forma personal por el agente activo, el cual se define no por su actuación directa o personal, sino por la finalidad de su conducta, en la que la utilización del documento falsificado es de carácter instrumental respecto del beneficio ilegítimo que se pretende obtener con la utilización del mismo (Ver sentencia: 01446, expediente: 05-000157-0006-PE, fecha: 12/12/2007, hora: 11:09:00 AM, Sala Tercera de la Corte).

El elemento subjetivo, como pieza integral del tipo penal, resulta indispensable para poder asignar  alguna responsabilidad, por cuanto el delito de uso de documento regulado en el artículo 365 del Código Penal, requiere que a sabiendas de esa falsedad el sujeto activo utilice el documento. A efecto de atribuir responsabilidad penal, se deben  establecer necesariamente la presencia de todos y cada uno de los elementos objetivos y subjetivos indispensables para la configuración del tipo. Como presupuesto esencial para la aplicación de este tipo penal es indispensable que el autor del mismo utilice un documento que es falso o ha sido adulterado. Ahora bien, un documento es falso no sólo porque el material en que fue confeccionado no es en el que debía plasmarse, sino también –y principalmente- porque en él se acredita algo contrario a la realidad. De ahí se extrae, en términos generales, que la acción típica del delito aquí previsto es la de hacer uso, es decir, utilizar el documento en cualquier acto (público o privado) de acuerdo con su destino probatorio y en forma dolosa, en tanto se requiere que el autor actúe a sabiendas de la falsedad o adulteración del documento y con la voluntad de utilizarlo como tal según su finalidad probatoria. De esta forma, el delito se consuma instantáneamente con la utilización propia del documento falso o adulterado, donde por documento se entiende "la expresión de voluntad por escrito, emanada bajo forma pública o privada, de una persona física o jurídica y que puede producir efectos jurídicos en el caso de que se trata" (Núñez, Ricardo. Manual de Derecho Penal. Parte Especial, Buenos Aires, Ediciones Lerner S.R.L., 1978, págs. 475-6) En resumen, "documento falso" es el que, a la hora de ser confeccionado, se le consignan manifestaciones que el otorgante no formuló.

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Ejemplo.

Sentencia: 00719Expediente: 97-000093-0211-PE

Fecha: 19/07/2002Hora: 9:22:00 AM

Emitido por: Sala Tercera de la Corte Voto de mayoría

"II.- En su único motivo por el fondo, el licenciado José Joaquín Ureña Salazar manifiesta que los Juzgadores incurren en una errónea aplicación de los artículos 359 y 365 del Código Penal. En su alegato señala que en la especie no se tipificó el delito de uso de documento falso, pues para ello se requería que el documento cuestionado como tal fuera susceptible de generar algún perjuicio, lo que no era posible que ocurriera en el caso, como se deriva de la relación de hechos que se establecieron como ciertos. En su criterio, el cambio de fecha que se estimó como alterado en la razón notarial que se inscribió en el Registro Público, no es determinante para concluir que se cometió el delito que se investigaba, pues independientemente del uso de este documento, los imputados estaban en la posibilidad de entablar las acciones judiciales que interpusieron en diferentes instancias, es decir, “Si suprimimos hipotéticamente ese cambio de fecha, resulta clarísimo que los imputados igual hubieran podido no sólo haber inscrito el acta 7 relativa al cambio de junta directiva, sino también hubieran podido haber interpuesto todos los procesos civiles y penales comentados. Lo anterior implica que, contrario al razonamiento jurídico de los juzgadores, no existe una relación de causalidad entre ese cambio de fecha en el acta y el perjuicio que la sentencia atribuye a los ofendidos, ello por la sencilla razón de que ese cambio de fecha... en nada modificó la situación, no influyó de ningún modo en la producción de un perjuicio” (fl. 584). La queja no es atendible. Como bien lo indica la defensa de los encartados, para que se configure el delito de uso de documento falso, previsto y sancionado en el artículo 365 del Código Penal, no basta con el solo uso del documento argüido o señalado como falso, sino que para ello, de acuerdo con una interpretación sistemática y armónica con los artículos que le preceden, se requiere la posibilidad de que el mismo sea susceptible de generar algún perjuicio. Sin embargo, distinto a lo que parece entender el licenciado Ureña Salazar en su escrito impugnaticio, dicho perjuicio no tiene que ser necesariamente de carácter económico. En este sentido, de acuerdo con el bien jurídico que se tutela en esta clase de ilicitud, analizado de acuerdo con las conductas descritas en los diferentes tipos penales que conforman la Sección I del Titulo XVI del Código Penal, correspondiente a los “Delitos contra la Fe Pública”, el perjuicio que se admite en esta clase de hechos puede serlo de diferente naturaleza. Dicho lo anterior, en el presente caso tenemos que a los justiciables Fallas Gómez y Fallas Vargas se les reprocha el haber utilizado un documento público alterado en su contenido mediante una razón notarial que se le agregó luego. Este uso se suscitó (1) cuando lo presentaron para inscribirlo en el Registro Público, como (2) cuando procedieron a interponer la causa que se tramitó en el Juzgado Sexto de Instrucción de San José en contra de los aquí ofendidos, pues en éste proceso se aportó copia certificada de aquél. En cuanto al primer supuesto, el solo uso del documento para inscribirlo ante al Registro, de acuerdo con los hechos que el Ministerio Público acusó y que el Tribunal de mérito tuvo por demostrados, resulta ser suficiente para estimar que en la especie se configuró el delito, ya que dicha acción es susceptible de acarrear o generar un perjuicio. En ese sentido, independientemente de

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que el documento de cita luego de su inscripción o antes de ello se hubiese presentado a un despacho judicial, es lo cierto que, al inscribirse ante el ente registrador, se cometió el ilícito ya que con esta conducta se pretendió hacer creer que el justiciable Javier Fallas Vargas no solo era el dueño de las acciones de “El Rocío S.A.”, sino que también, dado el poco tiempo supuestamente transcurrido entre el traspaso de aquéllas (28 de octubre de 1993) y la realización de la Asamblea Extraordinaria de Accionistas de esta sociedad (30 de octubre de 1993), el bien inmueble que había estado inscrito a nombre de esta última en el Registro Público (bajo el sistema de Folio Real, Partido de San José, matrícula No. 121810-000) le pertenecía de igual forma a este imputado, lo cual sin duda alguna constituyó un hecho generador de perjuicio ante la incertidumbre que se presentó respecto a quién era el verdadero titular de la finca que se menciona (fls. 477 a 508, análisis de fondo).Asimismo, al haberse utilizado un testimonio protocolizado, al cual se le agregó una razón notarial falsa en la que se modificó la fecha verdadera en la que se realizó la Asamblea Extraordinaria de “El Rocío S.A.” y en la que participaron los aquí imputados, se afectó o puso en duda el prestigio, la buena imagen o la credibilidad de la licenciada Isabel Montero Mora como notaria pública; circunstancia que quedó en evidencia cuando los ofendidos se presentaron a su oficina y le reclamaron los motivos por los que había procedido a modificar la fecha en la que se llevó a cabo la asamblea referida. El perjuicio de esta manera no es o puede ser solo de orden económico, como se indicó líneas atrás, sino que puede serlo de cualquier naturaleza, como lo sería, en ese caso, el daño a la buena fama o integridad profesional de la licenciada Montero Mora, quien, de no haber logrado un entendimiento con los ofendidos en esta causa, perfectamente pudo haber estado sometida a un proceso penal por el delito de falsedad ideológica, o bien a un procedimiento disciplinario (en el ámbito notarial) por las variantes introducidas a un documento que ya había protocolizado. Asimismo, la conducta ilícita de los justiciables no se queda allí, sino que, como se adelantó, con el documento alterado procedieron a interponer diferentes acciones judiciales en contra de los aquí afectados. De manera concreta, para los efectos de este proceso, se dieron a la tarea de entablar una causa penal que se tramitó en el Juzgado Sexto de Instrucción de San José (Expediente No. 95-00771-204-PE, traído al debate ad efectum videndi) y en la que se les acusó a aquéllos, entre otros, por los delitos de estafa, falsedad ideológica y fraude de simulación. En este mismo orden, en esta sede, gracias al documento alterado que tenían en sus manos, junto a otros que presentaron para fortalecer lo que ellos denunciaban, lograron que el bien inmueble o finca que pretendían hacer creer les pertenecía, se les entregara provisionalmente como depositarios judiciales desde marzo de 1996 hasta julio de 1997 (fls. 493, 516, y 519 a 521).La conducta descrita, sin duda alguna, distinto a lo que señala la defensa, al utilizar el documento falso tantas veces referido, les posibilitó momentáneamente disponer de un bien cuyo propietario era otro, dada la confusión de fechas que se presentó con las maniobras realizadas, causando así un perjuicio real a los ofendidos; lo que constituye, como bien se razona en sentencia, el delito de uso de documento falso (ver fls. 522 a 529).Por lo expuesto, la Sala considera que en la especie sí se presentan los elementos objetivos y subjetivos requeridos para tener por configurado el delito por el que se condenó a los justiciables Fallas Gómez y Fallas Vargas, y ante esta circunstancia no se presenta, como se reclamó, una errónea aplicación del derecho de fondo por parte de los Juzgadores. En consecuencia, lo que se impone es declarar sin lugar el recurso en este extremo."

SECCION II

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Falsificación de Moneda y Otros Valores

Falsificación de moneda.

ARTÍCULO 36626.-

Será reprimido con prisión de tres a quince años, el que falsificare o alterare moneda de curso legal, nacional o extranjero, y el que la introdujere, expidiere o pusiere en circulación. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 364 al 366)

El delito de falsificación de moneda es tan antiguo como la invención del dinero en sí y los últimos avances tecnológicos en los campos de la fotografía, la informática y la impresión, así como la posibilidad de adquirir equipos a bajo coste, permiten fabricar moneda falsa con relativa facilidad.

Una falsificación27 es un acto consistente en la creación o modificación de ciertos documentos, con el fin hacerlos parecer como verdaderos, o para alterar o simular la verdad.

Las falsificaciones pueden ser realizadas, entre otros, respecto a documentos públicos o privados, monedas, billetes u otros valores, arte y productos de marcas comerciales. En los primeros casos es un delito que afecta la fe pública, pudiendo llegar a ser una modalidad de fraude, mientras el último se entiende que es una vulnerabilidad de la propiedad industrial (al ser copias sin licencias, para ser vendidas como si fueran originales).

26 Concordado con: Artículo 1 del Tratado de Extradición entre Costa Rica y Nicaragua 17/07/1896. Artículos 34 y 39 Tratado para establecer reglas uniformes en materia de Derecho Internacional Privado 25/08/1879. Artículo 15 Ley 1155 Ley de Opciones y Naturalizaciones y Convenio de Ginebra del 20 de Abril de 1929, Represión de la Falsificación de la Moneda.q21

27 La falsificación de moneda consiste en crear por cualquier medio una imitación de la misma, con imágenes u otros elementos utilizados en las monedas circulantes, reproduciéndola con todos sus signos y características que la identifican con la auténtica, y por ello resulten idóneos para engañar al público, con el fin de sustituirla.

Comete delito de Falsificación de Moneda el que produzca, almacene, distribuya o introduzca al territorio nacional cualquier documento o pieza que contenga, imágenes u otros elementos utilizados en las monedas circulantes, y que por ello resulten idóneos para engañar al público, por ser confundibles con monedas emitidas legalmente.

Asimismo, se entiende que altera un billete, aquél que forme piezas mediante la unión de dos o mas fracciones procedentes de diferentes billetes, y que altera una moneda metálica, aquél que disminuye el contenido de oro, plata, platino o paladio que compongan las piezas monetarias de curso legal, mediante limaduras, recortes, disolución en ácidos o empleando cualquier otro medio.

Los delitos de Falsificación y Alteración de Moneda, afectan la economía nacional, así como la confianza y certidumbre que debe prevalecer en el mercado como instrumento de pago, por lo que son considerados como delitos graves (Procudadoría General de Mexico visto el 30 de Noviembre de 2010 a las 10:35 AM en http://www.pgr.gob.mx/combate%20a%20la%20delincuencia/delitos%20federales/delincuencia%20organizada/Falsificacion%20o%20alteracion%20de%20moneda.asp).

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En la circulación de moneda falsa28 se requiere, al igual que en el resto de delitos contra el bien jurídico denominado Fe Pública, la existencia de un peligro concreto que afecte otros intereses. No es atendible reclamo alguno sobre la calidad de la falsificación pues aún cuando la falsificación de moneda sea burda, lo cierto es que la citada norma no exige que la falsificación o alteración de moneda -nacional o extranjera- sea fácilmente detectable o no, sino que bastará con que la acción ejecutada por el sujeto activo configure alguno de los comportamientos o conductas fijadas en el tipo penal, para que se esté en presencia del ilícito.

Circulación de moneda falsa recibida de buena fe.

ARTÍCULO 367.-

La pena será de treinta a ciento cincuenta días multa, si la moneda falsa o alterada se hubiere recibido de buena fe y se expendiere o se hiciere circular con conocimiento de la falsedad. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 365 al 367)

Comete este delito quien habiendo recibido de buena fé, moneda falsa, alterada o cercenada, la expende o pone en circulación a sabiendas de su falsedad.

Elementos:

Consiste en haber recibido de buena fé las monedas, es decir, en la creencia de que son legítimas. La buena fé es el convencimiento de que se realiza un hecho en forma lícita. Pero el hecho es que a sabiendas de su falsedad, cercenamiento o alteración se pone a circular.

La conciencia de que la moneda es falsa. Cercenada o alterada y la voluntad de ponerla en circulación.

Valores equiparados a moneda.

ARTÍCULO 368.-

Para los efectos de la aplicación de la ley penal quedan equiparados a la moneda:

1.- El papel moneda y de curso legal nacional o extranjero;

2.- Las tarjetas de crédito o de débito;

3.- Los títulos de la deuda nacional o municipal y sus cupones;

28 Ver para más información: Elementos del derecho civil y penal de España: Precedidos de una reseña histórica, Pedro Gómez de la Serna Volumen 3. Autores: Pedro Gómez de la Serna, Juan Manuel Montalbán, Compañía de Impresores y Libreros del Reino (Madrid), Edición 4, Editor Imprenta de la Compañía de Impresores y Libreros del Reino, 1851, Universidad Complutense de Madrid, páginas 257-259.

La falsificación de moneda, Aránguez Sánchez, Carlos, Editorial Bosch, S.A, 1ª ed., 1ª imp (10/2000).

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4.- Los bonos o letras de los tesoros nacional o municipal;

5.- Los títulos, cédulas y acciones al portador, sus cupones y los bonos y letras emitidas por un gobierno extranjero;

6.- La moneda cercenada o alterada; y

7.- Las anotaciones electrónicas en cuenta. (Así reformado por el artículo 184 de la Ley Reguladora del Mercado de Valores No.7732 de 17 de diciembre de 1997)

(Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la indicada ley No.7732, que lo traspasó del 366 al 368)

SECCION III

Falsificación de Sellos, Señas y Marcas

Falsificación de Sellos.

ARTÍCULO 369.-

Será reprimido con prisión de uno a seis años, el que falsificare sellos oficiales, papel sellado, estampillas del correo nacional, cualquier clase de efectos timbrados cuyas emisiones estén reservadas por ley, o billetes de lotería autorizadas. La misma pena se impondrá al que a sabiendas los introdujere, expendiere o usare. En estos casos, así como en los de artículos siguientes, se considerará falsificación la impresión fraudulenta del sello verdadero. Falsificación de señas y marcas. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 367 al 369)

Los sellos son la garantía pública de aquellas cosas en que se imponen. El Gobierno por ejemplo sella sus diplomas estampando esta señal para que todo el mundo reconozca la legalidad, la procedencia de sus obras. Así, el que falsifica sellos invade la propiedad ajena, turba la fe pública, arroja la confusión en el Estado, hasta usurpa la soberanía, con cuyos distintivos se reviste y en cuyo lugar se coloca.

Tal y como explica Creus, con respecto a la figura en estudio: “... la ley no pune aquí la falsificación de la impresión del sello, sino la del objeto con la cual se realiza: lo castigado es la falsificación del instrumento sellador...No configuran los rasgos de la tipicidad ni la adulteración de la imagen del sello ya estampada, ni la imitación de la imagen del sello (p.ej. transportar mediante procedimientos de fotograbado la imagen del sello a un documento que no la contiene). Estos actos quedarán integrados en las falsificaciones documentales...” (Creus, Carlos: “Derecho Penal, Parte Especial”, tomo II, 6ª ed., Astrea, Buenos Aires, 1997, p 377).

El agente puede ser particular o servidor público; en la práctica, los servidores públicos son los que tienen más fácil acceso al objeto material de la infracción.

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ARTÍCULO 37029.-

Será reprimido30 con prisión de seis meses a tres años;

1) El que falsificare marcas, contraseñas o firmas oficialmente usadas para contrastar pesas o medidas, identificar cualquier objeto o certificar su calidad, cantidad o contenido y el que los aplicare a objetos distintos de aquéllos a que debían ser aplicados.

2) El que falsificare billetes de empresas públicas de transporte; y

3) El que falsificare, alterare o suprimiere la numeración individualizadora de un objeto, registrada de acuerdo con la ley por razones de seguridad o fiscales. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 368 al 370)

El Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española, editado en Madrid, España en 1979, en sus páginas número 66, 579 y 1379, indica el significado de los verbos o acciones comprendidos en la norma penal de comentario. Así el verbo alterar implica la acción de cambiar la esencia o forma de una cosa (página 66); el vocablo falsificar significa falsear, adulterar o contrahacer (página 579), y suprimir quiere decir hacer cesar, hacer desaparecer (página 1379). Para adecuar una conducta delictiva a un tipo penal determinado no se requiere necesariamente la utilización del verbo definitorio contenido en la norma, basta que la acción descrita atribuida al sujeto activo, pueda encuadrarse dentro de los presupuestos contenidos en el tipo penal aplicado.

29 Nota del Juez Dall’Anese. … el tipo de Falsificación de señas y marcas previsto por el § 370.3 del C.p., no recoge la alteración de las características de automotores sujetas a registro, de donde la acción sería atípica. El § 370.3 del C.p. costarricense, fue copiado del § 289.3 del Código Penal argentino (Ley N° 17.567 de 1.968, reformado por las Leyes N° 20.509 y N° 21.338, de 1.973 y 1.976 respectivamente [V.: Breglia Arias y Gauna: Código penal y sus leyes complementarias, Editorial Astrea, Buenos Aires, 1.987, p. 982]), pero se agregaron al tipo penal elementos de carácter normativo como son las finalidades del registro de la cosa mueble, como son «razones de seguridad o fiscales». Obsérvese en el siguiente cuadro comparativo los textos argentino y costarricense: "Art. 289.3 del viejo C.p. argentinoArt. 370.3 del actual C.p. de C.R.«Será reprimido con prisión de seis meses a tres años:«1°)…

«2°)…

«3°) El que falsificare, alterare o suprimiere la numeración individualizadora de un objeto, registrada de acuerdo a la ley.»«Será reprimido con prisión de seis meses a tres años:«1)…

«2)…

«3) El que falsificare, alterare o suprimiere la numeración individualizada de un objeto, registrada de acuerdo con la ley por razones de seguridad o fiscales.»Obsérvese cómo la amplitud del texto modelo argentino de 1.968, no corresponde con el texto costarricense de 1.970, pues no basta con alterar el número de identificación de una cosa mueble sujeta a registro, sino que la matrícula debe servir a fines de seguridad o fiscales. Es un hecho claro que el registro de vehículos en C.R. no es para fines de seguridad -como sí lo es el registro de armas-, ni para fines fiscales pues no es para el cobro de impuestos que se pagan por el derecho de circular sin importar a nombre de quién se encuentre asentada la propiedad. Se descarta con ello que la alteración de los números de registro de un vehículo automotor constituya el delito de comentario. Sentencia: 00138 Expediente: 99-011940-0042-PE Fecha: 20/02/2003 Hora: 10:26:00 AM Emitido por: Tribunal de Casación Penal.

30 Ver “Ley de procedimientos de observancia de los derechos de propiedad intelectual” reprime –en la Sección I de su Capítulo V”.

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Restauración fraudulenta de sellos.

ARTÍCULO 371.-

Será reprimido con prisión de seis meses a dos años, el que hiciere31 desaparecer de cualquiera de los sellos, timbres, marcas o contraseñas a que se refieren los artículos anteriores, el signo que indique haber ya servido o sido utilizado para el objeto de su expedición. En la misma pena incurrirá el que a sabiendas usare, hiciera usar o pusiere en venta los efectos inutilizados a que se refiere el párrafo anterior. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 369 al 371)

Tenencia de instrumentos de falsificación.

ARTÍCULO 372.-

Se impondrá prisión de un mes a un año, al que fabricare, introdujere en el país o conservare en su poder materias o instrumentos destinados a cometer alguna de las falsificaciones consignadas en este título. (Así modificada la numeración de este artículo por el numeral 185, inciso a), de la ley No.7732 de 17 de diciembre de 1997, que lo traspasó del 370 al 372)

Las acciones que se sancionan son "fabricar", "introducir en el país", "conservar en su poder" no cualquier tipo de bienes, sino un grupo de ellos bien definidos específicamente como "materias o instrumentos destinados a cometer alguna de las falsificaciones consignadas en este título"; con ello se configura claramente una conducta atribuible a un determinado sujeto, la cual cumple a cabalidad con los requerimientos de la Constitución Política respecto del principio de culpabilidad. No resulta cierto afirmar que exista responsabilidad objetiva en este tipo penal y que sanciona a las personas aunque no se haya falsificado nada, pues no se trata de la sanción de una acción de falsificación (ni de sus tentativas), sino de otra conducta, plenamente diferenciada y perfectamente descrita en la norma discutida, para cuya imposición requiere -por parte del Juez- la necesaria demostración de que el imputado ha incurrido en ella, que le es atribuible, es decir: que fabricó, introdujo al país o posea los señalados materiales o instrumentos que destinará alguna de las falsificaciones a que se refiere el capítulo en que está ubicada la norma. En esta norma, se habla de materiales e instrumentos, pero se agrega -como una condición imprescindible para la configuración del tipo penal- el que ellos sean destinados a la comisión de alguno o algunos delitos de falsificación de los descritos en el Título XVI del Libro Segundo del Código Penal; de tal manera, una sentencia condenatoria por este delito, deberá incluir la certeza del juez respecto de la comprobación de la existencia de esa finalidad específica que se señala para el caso concreto.

31 El Diccionario Enciclopédico de la Lengua Española, editado en Madrid, España en 1979, en sus páginas número 66, 579 y 1379, indica el significado de los verbos o acciones comprendidos en la norma penal de comentario. Así el verbo alterar implica la acción de cambiar la esencia o forma de una cosa (página 66); el vocablo falsificar significa falsear, adulterar o contrahacer (página 579), y suprimir quiere decir hacer cesar, hacer desaparecer (página 1379).

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