LA HISTORIA DE ARACNE

En una pequeña aldea de Lidia, vivía Aracne, una joven tejedora que había alcanzado gran fama por la belleza de sus tejidos y por la habilidad y ligereza de sus manos. Trabajaba con tanta rapidez y alcanzaba tanta perfección en tejer y bordar, que todos pensaban que solo podía haber aprendido de la diosa Atenea.

Aracne no recibía con agrado estos elogios y protestaba diciendo que nadie le había enseñado y que su arte era fruto solo de su esfuerzo.

Tantas alabanzas llegaron a oídos de Atenea. La diosa se presentó ante Aracne disfrazada y le aconsejó no despreciar a los dioses, pues ningún mortal alcanza la perfección sin su ayuda.

Aracne llena de orgullo y soberbia, despreció a la anciana y se atrevió a retar a la diosa, manifestando a gritos que nada le debía a Atenea y que si alguien tenía que aprender, esa era Atenea.

Atenea se llenó de ira y volviéndose a convertir en diosa exigió a la joven que retirara sus palabras y pidiera perdón, pero Aracne no era capaz y mantuvo su reto. Entonces la diosa y la mortal empezaron a tejer sin descanso. La diosa Atenea tejió un hermosísimo tapiz con la escena de su enfrentamiento con Posidón.

El tapiz de Aracne no era menos hermoso que el de Atenea, pero las escenas ridiculizaban a Zeus, el padre de Atenea O

Ofendida por la impiedad de la joven, Atenea rasgó el tapiz en el que se burlaba de los

dioses y le golpeó en la frente con la lanzadera, la volvió loca e hizo que se colgase de

un lazo en una viga de la casa.

Cuando estaba a punto de morir, la diosa, reconociendo la perfección de la tejedora y

disculpándola por su juventud, le permitió vivir, pero transformada en un feo animal y

colgando siempre de un hilo: !La había convertido en araña¡ De esta manera la que fue

La bella tejedora Aracne sigue practicando su antiguo arte