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LA INMORTALIDAD DEL ALMA SAN AURELIO AGUSTIN Obispo de Hipona Ediciones elaleph.com

La Inmortalidad Del Alma

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Sobre el alma

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  • L A I N M O R T A L I D A DD E L A L M A

    S A N A U R E L I OA G U S T I N

    O b i s p o d e H i p o n a

    Ediciones elaleph.com

    Diego Ruiz

  • Editado porelaleph.com

    2000 Copyright ww.el aleph.comTodos los Derechos Reservados

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    LIBRO UNICO 1

    Contiene este libro el conjunto de razones sobre la inmortali-dad del alma, as como la solucin de las dificultades que se

    presentan.

    I

    Primera razn por la cual el alma es inmortal: porque essujeto de la ciencia que es eterna.

    1. Si la ciencia existe en alguna parte, y no puedeexistir sino en un ser que vive, y existe siempre; y sicualquier ser en el que algo siempre existe, debeexistir siempre: siempre vive el ser en el que se en-cuentra la ciencia.

    1 Escrito el ao 387 de Cristo.

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    Si nosotros somos los que razonamos, es decir,nuestra alma; si sta no puede razonar con rectitudsin la ciencia y si no puede subsistir el alma sin laciencia, excepto el caso en que el alma est privadade ciencia, existe la ciencia en el alma del hombre.

    La ciencia existe en alguna parte, porque existe ytodo lo que existe no puede no existir en parte al-guna. Adems la ciencia no puede existir sino en unser que vive. Porque ningn ser que no vive puedeaprender algo; y no puede existir la ciencia en aquelser que no puede aprender nada. Asimismo, la cien-cia existe siempre. En efecto, lo que existe y existede modo inmutable es necesario que exista siempre.Ahora bien, nadie niega la existencia de la ciencia.En efecto, quienquiera que admita que no se puedehacer que una lnea trazada por el centro de un cr-culo no sea la ms larga de todas las que no se tra-cen por el dicho centro, y que esto es objeto propiode alguna ciencia, afirma que existe una ciencia in-mutable.

    Adems nada en lo que algo existe siempre,puede no existir siempre. Efectivamente, ningn serque existe siempre permite que le sea sustrado al-guna vez el sujeto en el que existe siempre. Desdeluego cuando razonamos, esto lo hace nuestra alma.

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    En efecto, no razona sino el que entiende: mas ni elcuerpo entiende, ni el alma con el auxilio del cuer-po, porque cuando quiere entender se aparta delcuerpo. Aquello que es entendido existe siempre delmismo modo; y nada propio del cuerpo existesiempre de la misma manera, luego el cuerpo nopuede ayudar al alma que se esfuerza por entender,le basta con no serle obstculo.

    Asimismo nadie sin ciencia razona con rectitud.Pues el recto raciocinio es el pensamiento que tien-de de lo cierto al descubrimiento de lo incierto, ynada cierto hay en el alma que sta lo ignore. Mastodo lo que el alma sabe, lo posee en s misma, y noabraza cosa alguna con su conocimiento sino encuanto pertenece a una ciencia. En efecto, la cienciaes el conocimiento de cualesquiera cosas.

    Por consiguiente, el alma humana vive siempre.

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    II

    Segunda razn por la cual el alma es inmortal: porque essujeto de la razn que es inmutable.

    2. La razn ciertamente o es el alma o existe enel alma. Mas nuestra razn es mejor que nuestrocuerpo; nuestro cuerpo es una substancia, y es me-jor ser substancia que no ser nada, luego nuestrarazn es algo.

    Adems cualquier armona propia del cuerpoque exista, es necesario que exista de modo insepa-rable en el sujeto cuerpo, y no se crea que en esaarmona puede existir alguna otra cosa que de igualmanera no exista con necesidad en ese sujeto cuer-po, en el que tambin esta misma armona existe nomenos inseparablemente. Pero el cuerpo humano esmudable, y la razn inmutable. En efecto, es muda-

  • ESTE LIBRO FUE AUTORIZADO POR ELALEPH.COM PARA EL USO EXCLUSIVO DE FRANCISCO JAVIER FUENTES GARCIA ([email protected])

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    ble todo lo que no existe siempre del mismo modo.Y siempre es de la misma manera que dos y cuatrosumen seis. Adems siempre es del mismo modoque dos y dos sumen cuatro; mas esto no lo tiene eldos porque el dos no es cuatro. Pero esta relacin esinmutable, por consiguiente, es razn. Ahora bien,de ningn modo no puede padecer el cambio, ha-bindose mudado el sujeto, lo que existe insepara-blemente en l. Luego, no es el alma la armona delcuerpo, y no puede sobrevenir la muerte a cosasinmutables. En consecuencia el alma vive siempreya sea ella misma la razn ya sea que la razn existaen ella de modo inseparable.

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    II

    La substancia viva y el alma, que no es susceptible de cam-bio, an siendo de algn modo capaz de cambiar, es inmor-

    tal.

    3. Hay un poder propio de la permanencia y to-da permanencia es inmutable, y todo poder puedehacer algo, ni cuando no hace nada deja de ser unpoder. Adems toda accin consiste en recibir unmovimiento o en causarlo. Luego, o no todo lo querecibe el movimiento, o ciertamente no todo lo quelo causa es mudable. Pero todo lo que es movidopor otro y no se mueve a s mismo es algo mortal. Ynada mortal es inmutable.

    De ah se puede concluir con certeza y sin alter-nativa alguna que no todo lo que causa movimientose cambia. Mas no hay movimiento posible sin una

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    sustancia: toda sustancia vive o no vive, pero todolo que no vive carece de alma y sin alma no existeaccin alguna. Luego, aquel ser que causa el movi-miento sin perder su inmutabilidad es necesaria-mente una sustancia viviente. Esta sustancia pone elcuerpo en movimiento a travs de todos los grados.En consecuencia, no todo lo que mueve el cuerpoes mudable.

    Pero si el cuerpo no se mueve sino segn eltiempo y en esto consiste el moverse ms despacio yms rpidamente, sguese que existe, pues algo quemueve en el tiempo, y sin embargo no se cambia.

    Ahora bien, todo lo que mueve el cuerpo en eltiempo, aunque tienda a un nico fin, sin embargono puede realizarlo todo a la vez, ni puede tampocoevitar de hacer muchas cosas: en efecto no puedehacer, - ya se trate de cualquier agente - que sea per-fectamente uno lo que puede dividirse en partes, ode lo contrario se dara un cuerpo sin partes o untiempo sin intervalo de pausas; ni tampoco quepueda pronunciarse la slaba ms corta de la que nose oiga entonces el fin, cuando ya no se oye el co-mienzo. Luego, lo que se comporta as exige la pre-visin para que pueda llevarse a cabo y la memoriapara que pueda ser aprehendido en la medida posi-

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    ble. La previsin es para las cosas que sern, la me-moria para aquellas que pasaron. Pero el propsitode obrar es propio del tiempo presente, a travs delcual lo futuro pasa a ser pretrito; y no se puedeesperar sin ninguna memoria el fin del movimientode un cuerpo que ha sido iniciado. En efecto, c-mo se podra esperar el fin de un movimiento si nose recuerda que ha comenzado, o ni siquiera que talmovimiento existe? Adems, el propsito de llevar acabo algo, que es presente, no puede existir sin quese tenga en vista la obtencin del fin que es futuro:no existe nada que todava no existe, o que ya noexiste. Puede, por consiguiente, haber en una accinalgo que pertenece a aquellas cosas que an no sony, simultneamente, puede haber muchas cosas en elagente, an cuando no puede llevar a trmino mu-chas a la vez. Luego, puede haber tambin en el quemueve, cosas que no se pueden encontrar en el quees movido. Pero las cosas que no pueden existir si-multneamente en el tiempo y que sin embargo pa-san del futuro al pasado, estn necesariamentesometidas al cambio.

    4. De aqu concluimos en seguida que puedehaber algn ser que, causando el movimiento en lascosas mudables, no se cambia. En efecto, quin

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    podra dudar de la legitimidad de la conclusin todavez que no vara el propsito del agente de llevar altrmino que se propone el cuerpo que pone en mo-vimiento, cuando este cuerpo del que algo se hace,cambia a cada instante por este mismo movimiento,y puesto que aquel propsito de obrar, que perma-nece inmutable como es evidente, no slo muevelos brazos del obrero, sino tambin la madera o lapiedra que estn sujetos al artfice?

    Pero no del hecho que el alma cause el movi-miento y produzca los cambios en el cuerpo y queella se proponga estos cambios se est en derechode pensar que tambin el alma cambia y que poresto est sujeta a la muerte. Ella, pues, puede uniren este su propsito el recuerdo del pasado y la pre-visin del futuro, cosas que no pueden darse sin lavida. Aunque la muerte no puede acaecer sin elcambio y ningn cambio sin el movimiento, sinembargo no todo cambio produce la muerte ni todomovimiento realiza un cambio. En efecto, es lcitodecir que nuestro propio cuerpo en cada una de susacciones recibe un gran nmero de movimientos yque evidentemente cambia por la edad: con todo nose puede decir que ya ha muerto, esto es, que estsin vida. Luego tambin permtasenos concluir que

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    el alma tampoco es privada de la vida, aunque talvez por el movimiento le acaezca algn cambio.

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    IV

    El arte y los principios de las matemticas son inmutables yno pueden existir sino en un alma que vive.

    5. Entonces si algo permanece inmutable en elalma, y esto a su vez no puede subsistir sin vida,tambin es necesario que una vida permanezcasempiterna en el alma. Esto sucede precisamente demanera que si se da lo primero, necesariamentetambin debe darse lo segundo; pero lo primero escierto. En efecto, dejando de lado otras cosas,quin se atrevera a firmar que la relacin de losnmeros es mudable o que todo arte no est cons-tituido por esta relacin? o que el arte no est en elartfice, aun cuando no lo ejerza? o que su existen-cia no puede darse en el alma, o que puede existiren donde no hay vida? o que lo que es inmutable

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    puede alguna vez no existir? o que una cosa es elarte y otra la relacin?

    Aunque, pues, se diga que un solo arte es comoun conjunto de relaciones, con todo se puede decirtambin de un modo certsimo y entender el artecomo una nica relacin. Pero, ya sea esto, ya seaaquello, no menos se sigue que el arte es inmutable,que no slo existe en el alma del artfice como esevidente, sino tambin que no existe en ningunaotra parte a no ser en el alma y esto de una manerainseparable. Puesto que si el arte se pudiera separardel alma, o bien existira fuera del alma, o bien noexistira en ninguna parte, o pasara continuamentede alma en alma. Pero como, por otra parte, la sededel arte necesariamente debe ser un ser con vida,,as tambin la vida con la razn es exclusivamentepropia del alma. En fin, lo que existe debe existir en alguna parte, y lo que es inmutable no puede dejarde existir en ningn momento. Si, por el contrario,el arte pasa de alma en alma, dejando sta para ha-bitar en aqulla, nadie enseara un arte sino per-dindolo, y tambin nadie se hara hbil en un arte ano ser o por el olvido del que lo enseria o por sumuerte.

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    Si, pues, estas cosas son absurdsimas y del todofalsas, como efectivamente lo son, el alma humananecesariamente es inmortal.

    6. Pero si sucede que el arte unas veces existe enel alma y otras no, como bien lo prueban el olvido yla ignorancia, la contextura de este argumento noaporta ninguna prueba en favor de la inmortalidaddel alma, a menos que se niegue lo anterior del si-guiente modo: o hay algo en el alma que no est enel pensamiento actual, o en un alma instruida no seencuentra el arte de la msica cuando sta piensa enla geometra nicamente.

    Esto ltimo es falso, luego lo primero es verda-dero.

    Pero el alma no siente que posee algo, sino loque le, haya venido al pensamiento. Por consi-guiente puede haber en el alma algo que ella mismano sienta que existe en ella. Mas por cuanto tiemposea esto no interesa; porque si el alma se hallareocupada en otras cosas por ms tiempo del quepuede fcilmente volver su intencin sobre sus pen-samientos anteriores, se produce lo que se llama elolvido o la ignorancia. Pero cuando razonamos connosotros mismos o cuando otra persona nos ha in-terrogado de una manera conveniente sobre cual-

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    quiera de las artes liberales, las cosas que descubri-mos no las encontramos en otra parte sino ennuestra propia alma; y no es lo mismo descubrir quehacer o crear; porque de lo contrario el alma con undescubrimiento temporal creara cosas eternas,puesto que ella a menudo encuentra en s cosaseternas. En efecto, qu tan eterno como la razndel crculo, o qu otra cosa propia de artes seme-jantes se puede concebir que alguna vez ha podidoo que podr no existir? Queda, pues, claro que elalma humana es inmortal y que subsisten en sus se-cretos todas las verdaderas razones de las cosas,aunque, sea por ignorancia, sea por olvido parezca oque no las posee o que las ha perdido.

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    El alma no est as sujeta' al cambio de modo que deje deexistir.

    7. Mas veamos ahora hasta dnde se pueda ad-mitir el cambio que experimenta el alma.

    Si, en efecto, existiendo el arte en un sujeto, estesujeto es el alma, y si no puede experimentar cam-bio alguno el sujeto sin que tambin lo experimentelo que existe en el sujeto, cmo podemos estable-cer que son inmutables el arte y la razn, si se prue-ba que est sujeta al cambio el alma en la queexisten? Qu cambio, pues, puede haber mayor queel que se suele realizar en los contrarios, y quinniega que el alma, dejando de lado otros casos, esunas veces necia, otras, por el contrario, sabia?

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    Entonces consideremos primero de cuntosmodos se puede admitir este cambio que se predicadel alma. De estos modos de cambiar el alma, segnopino, solamente nos son ms evidentes y ms cla-ros dos en cuanto al gnero, pero se pueden enume-rar muchos en cuanto a la especie. En efecto, sedice que el alma cambia o segn las pasiones delcuerpo, o segn las suyas propias. Segn las pasio-nes del cuerpo: el cambio se realiza en el alma porlas edades, las enfermedades, los dolores, los ma-lestares, las ofensas, los goces; segn las suyas pro-pias: por el desear, el alegrarse, el temer, el enojarse,el estudiar, el aprender.

    8. Todos estos cambios si no constituyen unargumento necesario de que el alma muera, losmismos en nada realmente han de ser temidos pors, considerados separadamente; pero hay que exa-minar si no se oponen a nuestra doctrina, por la queestablecimos que, habindose mudado el sujeto, demodo necesario experimenta cambio todo lo queexiste en l. Pero la verdad es que no se oponen.Aquello se afirma segn este cambio del sujeto porel cual ste es forzado cambiar absolutamente denombre. Puesto que si la cera pasa de algn mododel color blanco al negro, y si de la forma cuadrada

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    pasa a la redonda, y de blanda se vuelve dura y decaliente llega a ser fra, no por eso es menos cera;ahora bien, estas cosas existen en un sujeto, y estesujeto es la cera. Pero la cera permanece ni ms nimenos cera, aun cuando aquellas cosas experimen-ten el cambio. Sguese que puede hacerse un ciertocambio de aquellas cosas que existen en l sujeto y,sin embargo que este mismo sujeto segn su esenciay su nombre no se cambie.

    Con todo, si de aquellas cosas que existen en elsujeto, se hiciese un cambio tan profundo, de modoque aquel sujeto, que se supona subyacer ya de nin-guna manera se pudiese llamar tal, como por ejem-plo cuando por el calor del fuego la cera se dispersaen el aire y experimenta tal cambio que claramentehace entender que ha sido cambiado el sujeto, queera cera y que ahora ya no es cera; de ningn modose juzgara con alguna razn que queda algo deaquellas cosas que existan en aquel sujeto porquehasta ahora era su sujeto.

    9. Por lo tanto, si el alma es el sujeto, como di-jimos ms arriba, en el que existe la razn de unamanera inseparable y con aquella necesidad tambincon que se demuestra que existe en un sujeto, si elalma no puede existir sino viva, si en ella la razn

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    no puede existir sin la vida, y si la razn es inmortal,el alma, es inmortal.

    Por cierto, la razn no podra permanecer almargen de todo cambio no existiendo de ningunamanera su propio sujeto. Esto sucedera si le sobre-viniera al alma un cambio tan profundo que la hicie-ra dejar de ser alma, esto es, la obligara a morir. Masninguno de aquellos cambios, que se realizan ya seapor medio del cuerpo ya sea por medio del almamisma (no obstante ser un problema de no pocaimportancia, de si algunos de estos cambios sonrealizados por ella misma, esto es, que ella mismasea la causa de ellos), puede obrar de modo de hacerque el alma deje de ser alma. Luego, ya no han deser temidos estos cambios, no slo en s mismos,sino tambin para nuestros razonamientos.

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    VI

    La razn que es inmutable, ya exista en el alma, ya con elalma, ya el alma exista en la razn, no se puede separar de

    la misma e idntica alma.

    10. Por consiguiente, veo que nos debemosaplicar con todas las fuerzas del raciocinar para sa-ber qu es la razn y de cuntas maneras se puededefinir a fin de que aparezca evidente la inmortali-dad del alma segn todas sus modalidades.

    La razn es la visin del alma con la cual stapor s misma y no por medio del cuerpo intuye laverdad; o bien es la contemplacin de la verdad norealizada por medio del cuerpo, o bien es la verdadmisma que es contemplada.

    Nadie puede dudar que la razn en el primer ca-so subsiste en el alma; con respecto al segundo y

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    tercero se puede investigar; con todo, en el segundocaso tampoco puede subsistir sin el alma. En cuantoal tercero se presenta un grave problema: si aquellaverdad, que el alma intuye sin el auxilio del cuerpo,exista por s misma y no exista en el alma, o si po-dra existir sin el alma. Pero de cualquier modo quesea, no podr el alma por s misma contemplar laverdad si no tuviese con ella alguna unin. Puestoque todo lo que contemplamos o aprehendemoscon el pensamiento, lo aprehendemos o con el sen-tido o con el entendimiento. Pero aquello que escaptado por el sentido es tambin sentido comoexistiendo fuera de nosotros y como contenido enel espacio, por lo cual se afirma que no puede serpercibido realmente. Por el contrario, lo que es en-tendido, es entendido no como puesto en otra par-te, sino como el alma misma que entiende, puestoque es entendido al mismo tiempo como no conte-nido en el espacio.

    11. Por lo cual, esta unin del alma que intuye yde su verdad que es intuida o es tal que el sujeto esel alma y la verdad aquella existe en el alma, o, porel contrario, es la verdad el sujeto y el alma existe enella, o ambas, verdad y alma, son sustancias.

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    De estos tres casos si es cierto el primero, taninmortal es el alma como la razn, segn la exposi-cin hecha ms arriba: que la razn no puede existirsino en un sujeto vivo.

    La misma necesidad se encuentra en el segundocaso. Porque si aquella verdad, que se llama razn,nada tiene que est sujeto al cambio, como es evi-dente, nada tampoco puede mudarse de lo queexiste en ella como en su sujeto.

    Por consiguiente, toda la discusin se reduce alo tercero. Puesto que si el alma es sustancia, y larazn a la que se une es tambin sustancia, no seraabsurdo que alguien hubiera podido pensar que po-dra suceder que, perdurando la razn, el alma deja-ra de existir. Pero es evidente que mientras el almano se separe de la razn y est unida a ella, necesa-riamente perdura y vive. Y bien, con qu fuerza, enltima instancia, puede ser separada? Acaso conuna fuerza corporal cuyo poder no slo es ms dbilsino tambin su origen inferior y su naturaleza bas-tante distinta? Imposible. Entonces, tal vez conuna fuerza psquica? Pero tambin esto, de qumanera? Hay quiz alguna otra alma ms poderosa,cualquiera que sea, que no puede contemplar la ra-zn sino separando de ella a otra? Sin embargo, da-

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    do que todas las almas estn en contemplacin de larazn, a ninguna le puede faltar; y, no habiendo na-da ms poderoso que la razn misma, que es lo msinmutable, de ninguna manera habr un alma quean no est unida a la razn ms poderosa que elalma que le est unida.

    Queda todava otra posibilidad: o que la raznla separe de s misma, o que el alma misma se separevoluntariamente de la razn. Ahora bien, nada hayde mala voluntad en la naturaleza de la razn paraque no se entregue al alma a fin de que la disfrute.Adems, cuanto ms plenamente la razn existe,tanto ms hace que cuanto se le una, exista, y preci-samente es esto todo lo contrario de la muerte. Masno sera demasiado absurdo que alguien dijera queel alma se puede separar de la razn voluntaria-mente, concedido que pueda darse alguna separa-cin entre s de las cosas que no estn en el espacio.Esto ciertamente se puede objetar contra todo loanterior, a lo que hemos alegado otras objeciones.

    Qu pues? Acaso ya no se ha de concluir queel alma es inmortal? O quiz, si no se puede sepa-rar, puede todava extinguirse? Porque si aquellafuerza de la razn afecta al alma por su mismaunin, que efectivamente no puede dejar de afec-

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    tarla, de tal manera seguramente la afecta que leotorga el existir. En efecto, la razn misma existepor sobre todo y en ella es donde tambin se en-tiende la mxima inmutabilidad. Y as al alma, a laque afecta de s, la obliga en algn modo a existir.Por consiguiente, el alma no se puede extinguir, ano ser que hubiera sido separada de la razn. Masno se puede separar como arriba lo hemos demos-trado. Luego no puede perecer.

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    VII

    El alma no perece ni an cuando flor su esencia tienda almenoscabo.

    12. Pero esta separacin de la razn por la quesobreviene al alma la necedad, no puede darse sinun menoscabo del alma; si, en efecto, es ms que elalma est dirigida y adherida a la razn, por eso,porque est adherida a un ser inmutable que es laverdad, que no slo existe por sobre todas las cosas,sino tambin antes que todas, cuando de ella ha sidoseparada posee en menor grado esa misma existen-cia, lo que es menoscabarse. Ahora bien, todo me-noscabo tiende a la nada, y no se puede concebirninguna muerte ms propiamente que cuando esto,que era algo, se hace nada. Por lo cual, tender a lanada es tender a la muerte. Porqu la muerte no cai-

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    ga en el alma en la que cae el menoscabo, apenas esposible decirlo.

    Aqu concedemos todo lo dems, pero negamosque necesariamente se siga la muerte para lo quetiende a la nada, esto es, que efectivamente llegue ala nada. Esto se puede observar tambin en el cuer-po. Porque, puesto que todo cuerpo es una partedel mundo sensible y por eso cuanto ms grande esy ms lugar ocupa, tanto ms se acerca al todo, ycuanto ms se comporta as tanto ms plenamenteexiste. En efecto, el todo es ms que la parte. Por locual tambin es necesario que sea menos cuando sereduce. Luego, cuando se reduce, experimenta unmenoscabo. Ahora bien, se reduce cuando de l sequita algo cortando. De aqu resulta que por esasustraccin tienda a la nada. Con todo, ningunasustraccin lo lleva ala nada; porque toda parte quequeda es cuerpo y cualquiera sea su tamao, ocupaun lugar de cualquier dimensin. Esto no podrasuceder, si no tuviese partes en las que siempre deidntico modo se dividiera. Luego, se puede reducirun cuerpo al infinito dividindolo infinitivamente, ypor eso, puede sufrir un menoscabo y tender a lanada, aunque jams pueda llegar.

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    Todo esto tambin se puede afirmar y entenderdel espacio mismo y de cualquier intervalo. Porqueno slo quitando de esos intervalos limitados, v. gr.,una mitad, sino tambin de lo que resta siempre lamitad, el intervalo se reduce y progresa hacia el fin,al que sin embargo de ningn modo llega.

    ! Cunto menos se ha de temer esto del alma!Puesto que el alma es ciertamente mejor y ms vivazque el cuerpo, por medio de la cual ste recibe lavida.

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    VII

    Como al cuero no se le puede quitar aquello por lo que escuerpo, as tampoco al alma aquello por lo que es alma

    13. Porque si lo que hace que exista un cuerpono consiste en su masa, sino por el contrario en suforma, -asercin que se prueba con argumento irre-batible- tanto ms plenamente existe el cuerpo,cuanto ms bello y hermoso; y tanto menos, cuantoms feo y deforme; este menoscabo no provienecomo aqul del que ya hemos hablado bastante deuna reduccin de la masa, sino del menoscabo quesobreviene a su forma.

    Hemos de examinar y discutir este asunto contodo el cuidado posible, a fin de que no vaya alguiena afirmar que el alma puede perecer a causa de untal menoscabo como se podra creer, por ejemplo,

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    que, mientras el alma est en la locura y se encuen-tra as privada en cierta medida de su forma, estaprivacin pueda ser aumentada en tanto que la des-poje enteramente de toda su forma y por ese me-noscabo la reduzca a la nada y la obliguenecesariamente a morir.

    Por eso, si llegamos a demostrar que el cuerpomismo no puede incurrir en una privacin tal quetambin lo despoje de aquella forma por la que escuerpo, de derecho quiz habremos demostradoque mucho menos el alma puede ser privada de loque le es esencial como alma. Porque, a la verdad,nadie que se haya examinado interiormente bien,dejar de confesar que cualquier alma se ha de con-siderar superior a cualquier cuerpo.

    14. Establezcamos, pues, como principio denuestro razonamiento que ningn ser se hace o seengendra a s mismo; de lo contrario existira antesde existir: puesto que si esto es falso, aquello es ver-dadero.

    Digamos an ms, que lo que no ha sido hechoo nacido y sin embargo existe, es necesariamenteeterno. Quien quiera que acuerde a algn cuerpoesta naturaleza y excelencia cae ciertamente en ungrave error. Pero, para qu vamos a discutir? En

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    ese caso, con mucha mayor razn estamos obliga-dos a otorgar esa excelencia al alma. Y as, si algncuerpo es eterno, toda alma es eterna porque cual-quier alma se ha de anteponer a cualquier cuerpo, ylo que es eterno a lo que no lo es.

    Sin embargo, si como es cierto, el cuerpo ha si-do creado, lo ha sido por un creador, que no puedeser inferior a l; pues no habra sido capaz paradarle que obrara cualquier cosa sea aquello que hi-ciera.

    EL creador tampoco puede ser igual a lo crea-do; porque es conveniente que el creador tenga paraejecutar la obra algo superior a lo que crea. Porquese puede decir sin absurdo de aquel que engendraque l es de la misma naturaleza que aquello que esengendrado por l. Luego todo cuerpo ha sidocreado por una fuerza y por una naturaleza ms po-derosa y mejor, no en verdad corprea. Porque siun cuerpo ha sido creado por otro cuerpo, no pudohaber sido creado todo cuerpo. De lo ms verdade-ro, pues, es lo que establecimos al comienzo de estadisensin: que ningn ser puede hacerse por simismo.

    Mas esta fuerza y esta naturaleza incorprea,hacedora de todo cuerpo, lo mantiene todo entero

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    por su potencia siempre presente; no lo cre y seapart de l y creado no lo abandon. Esta sustan-cia que realmente no es cuerpo y que no se mueve slocalmente, por as decirlo, de modo que pueda se-pararse de aquella sustancia a la que le correspondeel espacio, y aquella fuerza creadora no puede estarexenta de no cuidar lo que ha sido creado por ella,ni de permitir que carezca de la forma por la queexiste todo en la medida en que existe. En efecto, loque no existe por s, si es abandonado por aquel serpor el cual existe, seguramente dejar de existir; y nopodemos decir que el cuerpo cuando fue creado harecibido esto: que ya pudiese ser suficiente por smismo, an si fuese abandonado por el creador.

    15. Con todo, si es as, con mayor razn el alma,que es a ojos vista superior al cuerpo, tendra estaautosuficiencia. Y as, si el alma puede existir por smisma, de inmediato se prueba que es inmortal. Enefecto, todo cuanto existe de tal modo necesaria-mente es incorruptible y por eso no puede perecer,porque nada deja su propio ser.

    Pero la mutabilidad del cuerpo salta a la vista,como suficientemente lo demuestra el universalmovimiento del mismo universo corpreo. De ahque a los que observan con atencin, en cuanto

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    puede ser observada la naturaleza, se les revela quecon una ordenada mutabilidad es imitado lo que esinmutable. Mas lo que existe por s, tampoco tienenecesidad de movimiento alguno, teniendo toda laplenitud para s en su propia existencia, porque todomovimiento es hacia otro ser del que carece el serque se mueve.

    Luego est presente al universo corpreo unaforma de naturaleza superior, renovando y mante-niendo las cosas que cre: por eso, aquella mutabili-dad no le quita al cuerpo el ser cuerpo, sino que lohace pasar de forma en forma con un movimientoordenadsimo. En efecto, no permite que ningunade sus partes vuelva a la nada, abrazndolo todoentero aquella fuerza creadora con su poder que nose esfuerza ni permanece inactivo, dando el ser atodo lo que por ella existe, en la medida en queexiste.

    Por lo tanto, nadie debe haber tan desviado dela razn, para quien o no sea cierto que el alma esmejor que el cuerpo, o, concedido esto, juzgue queal cuerpo no le pueda acaecer que no sea cuerpo,pero s al alma que no sea alma. Si esto no sucede ysi no puede existir el alma sin que viva, verdadera-mente el alma no muere nunca.

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    IX

    El alma esencialmente es vida; luego no puede carecer de ella.

    16. Si alguien objeta que esa muerte por la quesucede que algo que fue no sea nada, no ha de sertemida por el alma, sino aquella otra por la cual lla-mamos cosas muertas a las que carecen de vida,tenga presente que ninguna cosa carece de su pro-pio ser. Ahora bien, el alma es una especie de vida,por la cual todo lo que est animado, vive; mas todolo que no est animado y que puede ser animado, seconcibe como muerto, esto es, como privado devida.

    Luego el alma no puede morir. Porque si pudie-se carecer de vida no sera alma, sino algo animado;si esto es absurdo, mucho menos ha de temerse pa-ra el alma esta clase de muerte; puesto que, por

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    cierto, no se la ha de temer para la vida. Porquejustamente si muere el alma, entonces cuando laabandona aquella vida, esa misma vida que abando-na a est, se la concibe mucho mejor como alma, demodo que ya no sea el alma algo que puede serabandonado por la vida, sino aquella misma vidaque es la que abandona. Todo cuanto, pues, ha sidoabandonado por la vida se llama muerto, y lomuerto se concibe como dejado por el alma; masesta vida, que abandona a los seres que mueren,porque ella misma es el alma, no puede dejar supropio ser. Luego el alma no puede morir.

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    X

    EL alma no es la organizacin del cuerpo.

    17. No ser quiz que debamos concebir la vi-da como una cierta organizacin del cuerpo, comoalgunos han pensado? Estos, seguramente nuncahubieran credo esto, si alejando y purificando supropia alma del trato con los cuerpos, hubiesen po-dido ver aquellas cosas que existen realmente y per-duran inmutables. Quin, pues, examinndose bienno ha experimentado que entendi algo tanto msprofundamente, cuanto mes pudo apartar y retirar laatencin de la mente de los sentidos del cuerpo?Por cierto esto no se podra realizar si el alma fuesela organizacin del cuerpo. En efecto, una cosa queno tuviese una naturaleza propia ni existiese comosustancia, sino que existiese inseparablemente en el

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    cuerpo como en su sujeto, de la misma manera queel color y la figura, de ningn modo se podra esfor-zar por apartarse del propio cuerpo para captar losinteligibles; y en cuanto pudiese hacerlo, en tantopodra intuirlos, y por esa visin hacerse mejor yms perfecta. En realidad, de ninguna manera lafigura o el color o tambin la misma organizacindel cuerpo, que es una mezcla real de aquellas cua-tro naturalezas por las que subsiste el cuerpo mis-mo, se pueden apartar de ste en el que existeninseparablemente como en su sujeto.

    A esto aadimos que los inteligibles, que el almaentiende cuando se aparta del cuerpo, no son cier-tamente seres corpreos y, sin embargo, existen yexisten con la mxima plenitud porque siempre seposeen a s mismos de idntico modo. En efecto,nada ms absurdo se puede afirmar que aquello quevemos con los ojos existe y lo que contemplamoscon la inteligencia no existe, siendo propio de uninsensato dudar que la inteligencia es incompara-blemente superior a los ojos. Ahora bien, estas co-sas que se entienden como poseyndose a s mismassiempre de idntico modo, cuando las intuye el almademuestra bastante que ella les est unida de una

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    manera admirable y asimismo incorporal, esto es,no espacialmente.

    Puesto que o estas verdades existen en el alma osta existe en ellas. Sea cualquiera de los dos casos,o exista el uno en el otro como en su sujeto, o bienel uno y el otro existan como sustancias. Pero si seadmite lo primero, el alma no existe en el sujetocuerpo como el color y la figura, porque ella mismao existe como sustancia o existe en un sujeto que esotra sustancia que no es cuerpo. Ahora bien: si losegundo es verdad, el alma no existe en el sujetocuerpo como el color porque es sustancia. Por elcontrario, la organizacin del cuerpo existe en elsujeto cuerpo como el color; en consecuencia, elalma no es la organizacin del cuerpo, sino que lavida es el alma; y puesto que ningn ser deja supropio ser y puesto que lo que la vida abandonamuere, luego el alma no puede morir.

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    XI

    Siendo la verdad causa del alma, no por eso perece a causadel error contrario a la verdad.

    18. Finalmente, pues, si de nuevo se ha de temeralgo, se ha de temer esto: que el alma perezca pordeficiencia cuando es privada de su forma de existir.

    Aunque juzgo que sobre este asunto se ha dichobastante, y que ha sido demostrado con argumentocierto cun imposible es esto; sin embargo se debetambin atender a esto: que no hay otra causa deeste temor sino porque se ha de confesar que el al-ma necia est en una especie de deficiencia y que elalma sabia est en una esencia ms cierta y ms ple-na.

    Pero si el alma cuando intuye la verdad es en-tonces sapientsima -de lo que nadie duda-, verdad

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    que existe siempre de idntico modo y a la que seadhiere inseparablemente unida por un amor divino;y si todas aquellas cosas que existen no importacmo, existen por esta esencia, que existe suma ysupremamente, el alma en la medida en que existe oexiste por aqulla o existe por s misma.

    Pero si existiese por s misma, siendo la causa desu propia existencia y como nunca abandonara supropio ser, jams perecera, como ya lo expusimosms arriba.

    Mas si, por el contrario, el alma recibe la exis-tencia de aquella esencia, es necesario buscar dili-gentemente qu cosa puede serle contraria que lepueda quitar al alma la existencia que le otorgaaqulla. Cul es, pues, este ser? Es acaso el error,porque aqulla es la verdad? Cunto puede daar alalma el error es evidente y claro! Quiz puede msque engaarla? Pero nadie que no viva se engaa.Por consiguiente, el error no puede destruir el alma.Porque, si el error, que es contrario a la verdad, nopuede arrancarle al alma la existencia que le otorgla verdad (en tan altsimo grado la verdad es inven-cible), qu otro ser se encontrar que arranque alalma aquello por lo que es alma? Nada en realidad:porque nada hay ms poderoso que un contrario

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    para arrebatar aquello que ha sido hecho por sucontrario.

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    XII

    Nada hay contrario a la verdad, por la que el alma es lo quees, en la medida ere que la verdad misma es.

    19. Mas si as buscamos lo contrario a la verdad,no en cuanto es verdad, sino en cuanto existe sumay supremamente, aunque esto mismo lo es en tantoen cuanto es verdad, ya que la llamamos verdadporque por ella son verdaderas todas las cosas en lamedida en que existen, y en tanto existen en cuantoson verdaderas; sin embargo, porque se me presenteesto tan evidente, de ningn modo eludir el pro-blema.

    En efecto, si ninguna esencia en cuanto es esen-cia tiene algo contrario, mucho menos tiene contra-rio aquella primera esencia, que se llama verdad, encuanto es esencia. Lo primero es verdadero; efecti-

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    vamente toda esencia no es esencia por otra cosasino porque es. El ser no tiene como contrario sinoel no ser, por lo cual nada hay contrario a la esencia.Luego de ningn modo cosa alguna puede ser con-traria a aquella sustancia que es absolutamente su-prema y primera. De parte de la cual si el almaposee aquello mismo por lo que ella es, -porqueesto que el alma no lo tiene de s misma, no lo pue-de tener de otra parte sino de aquel ser que por estomismo es ms perfecto que el alma- no hay ser porcuya causa lo pierda, porque no hay ningn sercontrario a ese ser por el que lo tiene; y por eso, nodeja de existir. La sabidura empero, porque la tienepor conversin hacia aquello de lo que procede, lapuede perder por separacin. Porque la separacines contraria a la conversin. Pero aquel ser que par-ticipa de aqul al que ninguna cosa es contraria, notiene ninguna posibilidad por la que pueda perderlo.En consecuencia el alma no puede perecer.

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    XII

    El alma no se puede transformar en cuerpo.

    20. Aqu quiz nazca algn otro problema: a versi as como el alma no puede perecer tampoco sepueda transformar en una esencia inferior. Enefecto, puede parecerle a cualquiera, y no sin razn,que por esta argumentacin se ha demostrado queel alma no puede llegar a la nada, pero que tal vez sepueda transformar en cuerpo.

    Si lo que antes era alma se hubiese hecho cuer-po, no por cierto dejara de existir del todo. Peroesto no puede suceder, a menos que o el alma mis-ma lo quiera o sea forzada por otro a serlo. Sin em-bargo, no se sigue de inmediato que el alma puedaser cuerpo ya sea que ella misma lo haya querido, yasea que haya sido forzada a serlo. Lo lgico es que,

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    si lo es, lo quiera as o sea forzada a ello; pero no sesigue que si lo quiere o es obligada lo sea realmente.

    Ahora bien, el alma nunca querr ser cuerpo.Porque todo su impulso hacia el cuerpo es o paracuidarlo o para vivificarlo o para que se organice deun cierto modo, o para cuidarlo de alguna manera.Ahora bien, nada de esto puede hacer si no es supe-rior al cuerpo. Pero si es cuerpo, en realidad no sersuperior al cuerpo. Por consiguiente, el alma noquerr ser cuerpo. Y no hay argumento alguno mscierto sobre este asunto que cuando el alma se inte-rroga de esto a s misma. De esta manera, pues, elalma comprueba fcilmente que no tiene ningnimpulso si no es o para hacer, o saber, o sentir algo,o tan slo para vivir en cuanto esto depende de ella.

    21. Pero si el alma es forzada a ser cuerpo, porquin pues lo podr ser? Por un ser, que cierta-mente sea ms poderoso. Luego no puede serlo porel mismo cuerpo; pues de ninguna manera se puededar un cuerpo mas poderoso que un alma. Por otraparte, un alma ms poderosa no podra forzar haciaalgo, si no es a aquel ser que est sujeto a su poder;ni en modo alguno un alma est sujeta al poder deotra, si no por sus pasiones. Luego esa alma nopuede forzar a otra ms que cuanto se lo permiten

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    las pasiones de sta a la que fuerza. Pero hemos di-cho que el alma no puede tener deseo de ser cuerpo.Tambin es evidente que el alma no llega a ningunasatisfaccin de su deseo cuando pierde todo deseo;ahora bien, cuando se hace cuerpo lo pierde, luegoel alma no puede ser forzada a hacerse cuerpo porotro ser que no tiene facultad para obligar sino encuanto se lo permiten las pasiones de su sometida.Finalmente, toda alma que tiene a otra en su poder,necesariamente quiere ms tener bajo su poder asta que no un cuerpo, y la quiere atender con bon-dad o mandar con malicia. Por eso no querr que seconvierta en cuerpo.

    22. En fin, esta alma que fuerza o bien es un seranimado o bien carece de cuerpo. Pero si carece decuerpo, no existe en este mundo, y si es as es su-mamente buena y no puede desearle otra tan torpetrasmutacin. Mas si es un ser animado, o tambines un ser animado aqulla a la que fuerza o no lo es.Pero si no lo es, para nada puede ser forzada porotra. En efecto, no hay alma ms poderosa que laque existe en grado mximo. Mas si existe en uncuerpo, asimismo es forzada por medio de un cuer-po por otra que existe en un cuerpo, a cualquier co-sa que sea forzada. Mas, quin puede dudar que de

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    ningn modo se puede hacer una tan grande tras-mutacin en el alma por medio de un cuerpo? Seraposible, pues, esto, si el cuerpo fuese ms poderosoque el alma; aunque cualquiera sea aquello a lo queel alma es forzada por el cuerpo, justamente lo esno por medio de un cuerpo, sino por medio de suspasiones, acerca de las cuales ya se ha dicho bas-tante. Ahora bien, lo que es superior al alma racio-nal, segn unnime afirmacin, es Dios. L 'porcierto cuida del alma y por eso el alma no puede serforzada por 121 a transformarse en cuerpo.

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    XIV

    La fuerza del alma no la puede menoscabar ni el sueo nininguna afeccin semejante del cuerpo.

    23. Si, pues, el alma no consiente transformarseen cuerpo ni por propia voluntad ni forzada porotro, de dnde puede consentirlo?

    Quiz porque muchas veces, a pesar nuestro,nos oprime el sueo, se ha de temer que por algunadeficiencia as, pueda ser convertida el alma encuerpo? Cmo si realmente porque nuestrosmiembros se marchitan por el sueo, por eso dealgn modo el alma se pudiera hacer ms dbil! Tanslo no siente las cosas sensibles, porque cualquiercosa sea la que produce el sueo, es propia delcuerpo y opera en el cuerpo; porque tal cambio estordenado segn la naturaleza para el descanso del

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    cuerpo de los trabajos; sin embargo, este cambio noquita al alma la capacidad de sentir o de entender.Porque no slo tiene de inmediato presentes lasimgenes de las cosas sensibles con tan grande ex-presin de semejanza, que no es posible en esemismo tiempo distinguirlas de aquellas cosas de lasque son imgenes; sino tambin, si entiende algo,eso mismo es igualmente verdadero para cuandoduerme como para cuando est en vigilia.

    En efecto, si durante el sueo, por ejemplo, auno le hubiese parecido haber disputado y haberseguido en la disputa razones verdaderas, habraprendido algo; y ya despierto tambin esas mismasrazones permanecen en l inmutables, aunque secompruebe que son falsas las dems cosas, comoser el lugar en el que se realizara la disputa, la per-sona con la que se disputara, y las palabras mismasen cuanto al sonido con las que se crea discutir, yotras cosas por el estilo, que tambin se sienten yrealizan con los mismos sentidos cuando despiertosy, sin embargo pasan y nunca obtienen la presenciaestable de las verdaderas razones.

    De lo cual se concluye que por tal cambio deestado en el cuerpo, cual es el sueo, no se puede

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    menguar la vida propia del alma, sino slo el usoque la misma tiene del cuerpo.

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    XV

    Nuevo argumento que prueba que el alma no puede trans-formarse en cuerpo.

    24. Por ltimo, si la unin del alma y del cuerpono es local aunque el cuerpo ocupe un lugar, el almarecibe antes que el cuerpo, y no slo antes sino msque el cuerpo, la impresin de estas razones subli-mes y eternas cuya existencia es inmutable y queciertamente no estn contenidas en el espacio. Enefecto, tanto antes el alma es impresionada por estasverdades cuanto les es ms cercana, y por la mismarazn tanto ms, cuanto superior al cuerpo; ni estacercana es acercamiento de lugar, sino de orden denaturaleza. Pues en virtud de este orden se entiendeque aquella suprema esencia por medio del almaotorga al cuerpo la forma, por la cual ste es en la

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    medida en que es. El cuerpo subsiste a causa delatina y por ella misma es animado, ya sea universal-mente como el mundo, ya sea particularmente co-mo cada uno de los vivientes dentro del mundo.Por lo cual era lgico que el alma se hiciera cuerpopor el alma y que en absoluto pudiera ser de otramanera.

    Mas como esto no sucede, permaneciendo porcierto el alma en aquello que la constituye alma, elcuerpo subsiste por sta que le otorga la forma y sinque ella la pierde. El alma, pues, no se puede con-vertir en cuerpo. Si, en efecto, el alma

    no comunicara al cuerpo la forma que ella reci-be del Supremo Bien, el cuerpo no existira por me-dio de ella, y si no existiese por medio de ella, o noexistira en absoluto, o l recibira tan inmediata-mente su forma como el alma; pero el cuerpo noslo existe, sino tambin si recibiese tan inmediata-mente la existencia como el alma, sera de la mismanaturaleza que el alma: pues esto interesa; puestoque si el alma es superior al cuerpo es porque ellarecibe su forma ms inmediatamente que el cuerpo.Ahora bien, el cuerpo la recibira de una maneratambin tan inmediata, si no la recibiese por mediodel alma: puesto que, no habiendo ningn interme-

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    diario, seguramente recibira su forma tan inmedia-tamente. No se encuentra nada que est entre laSuprema Vida, Sabidura y Verdad inmutable, y elltimo ser que es vivificado, esto es el cuerpo, a noser el alma que lo vivifica.

    Si el alma trasmite al cuerpo la forma, para quesea cuerpo en la medida en que es cuerpo, porcierto dndole la forma ella no la pierde. Ahorabien, la perdera si se transformara en cuerpo.

    El alma, pues, no se puede convertir en cuerponi por su propia potencia, porque el cuerpo no sub-siste sino en cuanto ella subsiste como alma; nitampoco puede llegar a ser cuerpo por la potenciade otra alma, porque el cuerpo no se hace sino portransmisin de la forma por medio del alma, y elalma no se transformara en cuerpo sino perdiendosu forma, si este cambio fuese posible.

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    XVI

    Tampoco el alma racional puede transformarse en alma irra-cional. El alma est toda entera en el cuerpo todo entero y en

    cada una de sus partes.

    25.-Se puede decir del alma o de la vida irracio-nal tambin esto: que el alma racional tampocopuede transformarse en alma irracional. En efecto,el alma irracional si no fuese de un orden inferior aaquel del alma racional, recibira de manera igual elser y le sera idntica. As pues, siguiendo el ordennatural, los seres ms poderosos trasmiten a los se-res ms dbiles la forma que ellos han recibido de laEsencia Suprema; y cuando la trasmiten ellos no lapierden. Estos seres ms dbiles existen, en la me-dida en que existen, porque la forma por la queexisten les es trasmitida por seres ms poderosos,

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    que por lo mismo que son ms poderosos son tam-bin ms excelentes. Ahora bien, esta excelencia noles ha sido otorgada como potencia de una masams grande sobre masas ms pequeas, sino queestas naturalezas ms poderosas son ms excelentespor una misma forma sin tener volumen alguno enel espacio. En este orden el alma es ms poderosa yms noble que el cuerpo; y, puesto que el cuerposubsiste por el alma, como lo hemos dicho, ella nose puede transformar de ningn modo en cuerpo.En efecto, el cuerpo no existe sino recibiendo laforma por intermedio del alma.

    Ahora bien, para que el alma pudiera llegar a sercuerpo, sera necesario no que recibiese una formanueva sino que perdiera la suya propia; por eso,pues, no puede convertirse en cuerpo a no ser quequiz est encerrada en el espacio y se la una local-mente al cuerpo. Porque si ello fuese as, podra serque una masa ms grande pudiese hacer tomar alalma, aunque ms excelente, su naturaleza inferior,como se ve que un viento mayor extiende una llamamenor. Pero ello no es as. En realidad toda masaque ocupa un lugar, no existe toda entera en cadauna de sus partes, sino en la totalidad. Por lo cual,una de sus partes est en un lugar y otra en otro. El

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    alma, por el contrario, no est slo presente en todala masa del cuerpo que anima, sino que tambin estpresente al mismo tiempo toda entera en cada unade sus partes ms pequeas. En efecto, ella sientetoda entera la impresin que recibe una parte delcuerpo, y, sin embargo, no la siente en el cuerpotodo entero. As cuando el pie sufre, el ojo mira, lalengua habla y las manos se allegan. Ahora bien,esto no sucedera si lo que del alma hay, no estuvie-se en aquellas partes, y si no sintiera el dolor del pieherido; ni podra sentir lo que ha pasado en esemiembro si est ausente. Porque, en fin no es cre-ble que ello suceda por medio de algn mensajeroque anuncia lo que no siente, porque la impresinque se da no recorre la continuidad de la masa delcuerpo, para advertir de su presencia a las demspartes del alma que existen en distintos lugares; sinoque el alma toda siente lo que pasa en esa parte delpie y lo siente slo all donde sucede. Luego el almaque siente toda entera al mismo tiempo en cada unade las partes del cuerpo, est presente toda entera almismo tiempo en cada una de esas partes. Sin em-bargo, no est presente toda entera como la blancu-ra u otra cualidad por el estilo que est toda enteraen cada parte del cuerpo. Porque si el cuerpo expe-

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    rimenta en una parte una alteracin de la blancura,esta alteracin puede no afectar en nada la blancuraque est en otra parte. Por lo cual, es evidente queesta blancura est disgregada en partes de acuerdo ala disgregacin de partes de la masa.

    Mas que as no sucede en el alma se demuestrapor la sensacin de la que acabamos de hablar.