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La institucionalización de los
géneros
*Profesor del SUAyED-ENEO. Correo electrónico: [email protected]
Colaboración y asesoría pedagógica de: Carlos Compton García Fuentes
Género, Salud y
Enfermería
Unidad 1, tema 3
Los papeles en el juego infantil contribuyen a los estereotipos de género. Fuente: http://receph.apextech.netdna-cdn.com/images/2011/12/01/20110313_vivebie_2838715.jpg
Ma. Guadalupe Rosete Mohedano*
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Preguntas previas
¿Qué es el poder y su función en el establecimiento de las
condiciones de género para las mujeres?
¿Qué papel juega la subjetividad desde la perspectiva de género?
¿Qué papel ha jugado el lenguaje en la construcción de la identidad
y la subjetividad femenina?
Al ser la familia, como institución social, la base del desarrollo de todo ser humano,
en todas sus esferas, es necesario describir los componentes que en ella participan:
en primer lugar, las condiciones que se refieren a los patrones de conducta
recurrentes que están orientadas hacia la acción con otros sujetos y que les han
sido asignados; como ya se mencionó, la primera condición que se establece es el
género está en función del sexo biológico con que se nace: a la niña se le viste de
rosa, al niño de azul. Con gran influencia de la actitud y los sentimientos que
experimentan los padres, generalmente el padre desea que su primogénito sea
hombre y lo celebra, cuando es así, si es niña la mayoría de las veces la denigra
diciendo es “una vieja”, desde ahí son diferentes en relación del varón o a la niña; a
las niñas se les habla con suavidad y dulzura, mientras que al varón hay que
animarlo y estimularlo para el control; a las niñas para ser controladas.
Por otro lado, las normas de género son una característica para establecer las
condiciones de género y consisten precisamente que están preestablecidas y son
¿QUÉ ES EL PODER Y SU FUNCIÓN EN EL
ESTABLECIMIENTO DE LAS CONDICIONES DE
GÉNERO PARA LAS MUJERES?
?
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diferentes para cada uno de los géneros, es decir, el que están organizadas,
instituidas y garantizadas por la autoridad, la que obliga a seguirlas siendo más
rígidas para las mujeres, al no haber vectores construidos que impidan o se
opongan a realizarlas frenan la posibilidad de seguir un camino diferente. Las
características principales que definen esos patrones de conducta recurrentes se
estructuran por su compromiso y su función, es de acuerdo con los fines y metas
integrados como institución familiar.
La mayoría de las personas aceptan lo establecido por la cultura en lo que define
ser mujer y ser hombre, y los deberes y prohibiciones para las mujeres y también
para los hombres. Un ejemplo de ello son los quehaceres domésticos. La norma
dice que son las mujeres quienes deben hacerlos y para los hombres prácticamente
están prohibidos, cuando los hacen se les llama “mandilones”; cuando las mujeres
realizan juegos que normativamente son para los hombres como las canicas o
trepar a los arboles se les llama “marimachas”. A los hombres se les prohíbe
ocuparse de la casa, ellos deben salir a trabajar, cuando las mujeres salen a trabajar
también deben ocuparse de los quehaceres de la casa, lo que las lleva a una doble
o triple jornada. La doble jornada tiene su costo en salud, sobre todo para las
trabajadoras menos calificadas, porque disponen de menos recursos para atender
sus necesidades de todo tipo y no cuentan con tiempo para atender su salud.
Nuevamente las normas establecidas para las mujeres “primero los otros y después
ella” son aplicadas. Deben atender las responsabilidades del hogar, sin importar lo
cansada que estén. Cuando la carga de trabajo es alta, es decir, combinar la vida
laboral y familiar, generalmente daña la salud y principalmente crea malestares.
¿Qué ocasiona en las mujeres la doble jornada?:
Pocas horas de sueño.
No atender su salud.
No tener tiempo para el ocio y el esparcimiento.
Reducir sus relaciones sociales.
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Diferentes estudios dicen que la "doble jornada" sigue siendo cosa de mujeres.
Mencion Marcela Lagarde:
“…Entre la opresión genérica y la opresión de clase, esta se manifiesta de manera permanente en el conjunto de relaciones que vive la mujer explotada; constituye la base de su modo objetivo de su existencia. Abarca de manera simultánea y global su vida pública y privada, la casa y el trabajo la relación con el patrón y con el marido, con el padre y con los hijos, con los hermanos y con los vecinos, con los desconocidos, así como las relaciones con las otras mujeres. Es uno de los núcleos de su autoidentidad. La doble opresión es el resultado del complejo de relaciones vividas por la mujer explotada, todas las horas del día y todos los días de su vida…” (Lagarde 1993:103)
Esta autora ha desarrollado conceptos claves de la opresión que viven las mujeres,
a los que les ha llamado cautiverios
La categoría de cautiverio es una categoría antropológica que sintetiza el hecho
cultural que define el estado de las mujeres en el mundo patriarcal, donde el poder
hegemónico de los varones juega un papel determinante en la privación de la
libertad (Lagarde,2003).
El cautiverio es un “estado que caracteriza al prisionero de guerra que vive en poder
del enemigo”. Por lo tanto cautivar es hacer prisionero al enemigo en la guerra, es
atraerlo, captarlo, seducirlo. Es ejercer una irresistible influencia en el ánimo
mediante un atractivo físico o moral, para ser hecho cautivo (Casares, 1981:171).
Las mujeres están cautivas porque no tienen independencia para vivir del gobierno
sobre sí mismas, de la posibilidad de escoger y de la capacidad de decidir pues han
sido privadas de la autonomía. Las caracteriza la posición de subordinación que las
somete al dominio de sus vidas, dominio que ejercen la sociedad y la cultura clasista
y patriarcal. En nuestra sociedad hegemónica, la libertad es clasista, burguesa,
machista, heterosexual, heteroerótica, y misógina. Las mujeres viven en cautiverio
como seres humanos y como género. Tienen la obligación de cumplir con el deber
ser, de lo femenino definido por la cultura, de ser las encargadas de dar vida y cuidar
de ella, lo cual las ha obligado a tener vidas estereotipadas, sin opciones.
Las mujeres se mueven siempre en el mundo de la obligación. No predomina en
ellas la posibilidad de decidir y cuando lo hacen con frecuencia son sancionadas.
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El poder interiorizado en los seres humanos se constituye en una moral, es decir,
un conjunto de creencias y valores que dicta normas y costumbres que guían el
actuar de éstos. Es un modo de ser y vivir que debe promover la dignidad de todo
ser humano en todo momento; sin embargo la moral ha sido definida por los varones
que siempre han puesto e impuesto en desventaja a las mujeres
Por otro lado, la verdadera custodia del poder patriarcal sobre la mujer, es la que
realiza la mujer consigo misma, son ellas las que con frecuencia no quieren
abandonar la dependencia que han creado respecto a los hombres, donde se
mantienen, como diría Kant, en eterna tutela, en ocasiones por cobardía y en otras
por pereza. De ahí que dejan que sus vidas sean gobernadas por las instituciones
y los particulares y esto tiene que ver con que a las mujeres desde niñas se le ha
enseñado a obedecer y no desarrollar un pensamiento crítico.
Las mujeres están cautivas en varios sentidos:
porque están faltas de libertad, la que sí tienen los hombres,
porque en ese cautiverio los hombres, supuestos pares humanos de las mujeres,
ejercen su poder como dominio sobre de ellas.
porque en su servidumbre voluntaria otorgan consenso a su opresión a partir de la
cultura y la ideología; la servidumbre voluntaria implica ese fenómeno de
consentimiento a la opresión; sin ese consentimiento “voluntario” no habría ejercicio
de poder con fines de sometimiento.
Se viven entonces las mujeres, como seres cautivos, en los papeles de: prisioneras,
reclusas, recluidas, encerradas, recogidas, enclaustradas, en su: celda, cuarto,
casa, convento, manicomio, hospital, burdel, prostíbulo.
En este sentido, los cautiverios que Lagarde (2003) definió en este mundo para las
mujeres están representados en los siguientes símbolos culturales:
Las madres-esposas están cautivas de y en la maternidad y la conyugalidad. Somos
madres-esposas de nuestro hijos, pero también de los hermanos, de los padres,
abuelos y de toda la familia e incluso de los desconocidos.
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Las monjas están cautivas del tabú que es su sexualidad, en la vida consagrada,
por la religión, en el convento. Todas las mujeres debemos mantenernos castas
hasta el matrimonio y no dejarnos dominar por nuestra sexualidad.
Las prostitutas o putas están cautivas de su sexualidad escindida como erotismo
para el placer de otros, de la prostitución, en el burdel. Cuando se trasgreden las
normas de la sexualidad, en la forma de vestir o estar fuera de casa o de platicar
con los hombres, somos unas putas.
Las presas están cautivas por el delito y el mal, por la ley, en la cárcel, la prisión
mayor que viven las mujeres es la casa es un delito salir de ella, es un delito
manifestar nuestras necesidades.
Las locas están cautivas de su locura genérica, o por ser muy mujeres o por
trasgredir las normas de la feminidad, de la racionalidad.
El análisis de estos cautiverios nos ubica a prácticamente a todas las mujeres, todas
hemos vivido en algún momento alguno de ellos, sino todos.
Desde el pensamiento androcéntrico, se ha mencionado que la subjetividad en las
mujeres es diferente a la de los varones. Con frecuencia se les descalifica
argumentando que el género femenino es muy subjetivo, trazando un símil, de no
hacer uso de la razón (proceso de análisis y reflexión). La subjetividad, desde la
sociología, se ha visto en problemas para explicarla al no querer compartir
conceptos con la psicología; de ahí que plantea que lo subjetivo tiene que ver con
lo “histórico-social” cuya evolución es concomitante con la sociedad (Leon y
Zemelman, 1997:26), donde la realidad histórica se concibe como una pluralidad de
proyectos de vida social con virtualidad para ser.
Para Lagarde (1996), la subjetividad es:
¿Qué papel juega la subjetividad desde la
perspectiva de género?
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“…la particular concepción del mundo y de la vida del sujeto. Está constituida por el conjunto de normas, valores, creencias, lenguajes y formas de aprehender el mundo consciente e inconsciente, físicas e intelectuales afectivas y eróticas… La subjetividad es la elaboración única que hace el sujeto de su experiencia vital..”
León (Leon y Zemelman, 1997:62) menciona que la subjetividad, en su función de
apropiación del tiempo histórico, se traduce en su papel para la articulación de
diferentes ejes temporales y sus múltiples posibilidades de condensación y que es
un proceso de contracción de tiempos y espacios físicos que todo sujeto vive y
puede manifestar.
Es así como la subjetividad, no sólo individual, sino también colectiva, representa lo
construido por las sociedades a lo largo de la historia; esa memoria que permite
replicar lo vivido o, replantear alternativas que permiten cambiar en este caso las
normas de convivencia.
La subjetividad, desde el punto de vista psicoanalítico es un cúmulo de experiencias
del yo, que no siempre es conocido por el si-mismo, constituido principalmente por
las represiones1 que la sociedad impone y que históricamente marcan a los seres
humanos (Freud, 2008).
La subjetividad representa todas las experiencias del sí-mismo2 tenidas a lo largo
de la vida, experiencias conscientes e inconscientes, que no son otra cosa que una
densa condensación de impulsos instintivos, estados somáticos, posturas
corporales, organizaciones propioceptivas, imágenes, enunciados parcialmente,
pensamientos abstractos, recuerdos percibidos, remembranzas y afinidades, todo
junto (Bollas 1994:43).
1 Represión: operación por medio de la cual el sujeto intenta rechazar o mantener en el inconsciente representaciones (pensamientos, imágenes, recuerdos) ligados a una pulsión. La represión se produce en aquellos casos en que la satisfacción de una pulsión (susceptible por sí misma de producir placer) ofrece el peligro de provocar displacer en virtud de otras exigencias. 2 El sí mismo, es el yo como es percibido por el propio individuo. Se le conoce como self. (nota de Carlos Compton)
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El lenguaje como parte de la cultura ha jugado un papel importante en la
construcción de la identidad y la subjetividad femenina, de ahí la necesidad de
comentar algo de él. El lenguaje es la institución por medio de la cual se crea y
recrea el patriarcado donde el poder funda una cultura determinada, lo que
considera lo natural y lo que no es, donde la palabra escoge los valores que se
genera en la cultura y la sociedad.
El lenguaje no es neutral, sino que tienen una perspectiva claramente masculina y
además presenta a las mujeres como seres inferiores e invisibilizadas. El lenguaje
hace un análisis de cómo se define la especie y el género en los animales, el cual
es trasferido a los seres humanos. Por ejemplo, estas palabras se encuentran en el
diccionario:
El concepto caballo: animal solípedo domestico vs. yegua hembra del caballo,
León: animal carnívoro de la familia de los félidos vs. leona hembra del león,
El hombre se define como el ser animado racional que tienen el valor, la firmeza, la
excelencia, vs. mujer, la que ha llegado a la pubertad,
La casada con relación al marido, se dice que es la criada la que tiene el gobierno
económico de la casa.
Se presenta a la mujer a través del lenguaje como ser débil, endeble, frágil, etc.
No es lo mismo ser un hombre público, que una mujer pública, a ésta se le llama
ramera al referirse al hombre es el que interviene públicamente en los negoción, en
la política, el que sale a trabajar.
¿QUÉ PAPEL HA JUGADO EL LENGUAJE EN LA
CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD Y LA
SUBJETIVIDAD FEMENINA?
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El campo de la salud y la educación son ejemplos claros del uso del lenguaje, pues
se dice: pacientes, médicos, químicos, tratamiento médico, alumnos, maestros,
compañeros, etc.
El lenguaje como medio principal de comunicación sea verbal, escrito o mímico, se
encarga de trasmitir de generación en generación los hábitos, costumbres, valores,
el estilo de vida, de las diferentes sociedades y culturas, donde los hombres/varones
han tenido el poder de definir todo lo existente en el universo, validando así todo lo
existente en las culturas. El término “hombre” generalmente es usado para designar
a todos los seres humanos, en consecuencia subsumiendo a la mujer, negándola,
también, poniéndola como opuesto, lo complementario.
La mujer se le concibe como perteneciente al campo de lo especifico y el hombre
en el campo de lo universal, por lo que este es visto como “modelo del ser humano,
por lo que las instituciones creadas socialmente responden solamente a las
necesidades sentidas por el varón o, cuando mucho a las necesidades que el varón
cree tienen las mujeres (Facio, 1997:1-11).
REFERENCIAS
Bollas, Christopher (1994). Ser un personaje: psicoanálisis y experiencia de sí –
mismo. Buenos Aires: Paidos.
Cásares y Sánchez, Julio (1981). Diccionario ideológico de la lengua española:
desde la idea a la palabra: desde la palabra a la idea. Barcelona: Gustavo
Gili.
Cazés, Daniel. (2000). Perspectiva o enfoque de género, análisis de género y teoría
de género en: La perspectiva de Género. México: CONAPO, CNM. pp. 37 –
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Facio, Alda, (1997) El principio de igualdad ante la ley. En: III Curso Internacional.
Mujer y Derechos humanos. Lima, Perú.
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Freud, Sigmund (2008). Obras completas.Volumen XIV. Trabajos sobre meta
psicología y otras obras (1914-1916). Buenos Aires: Amorrortu.
Lagarde, Marcela (1996) Género y Feminismo. Desarrollo humano y democracia.
Madrid España: Horas y horas. pp 9-66
Lagarde, Marcela (2003) Los cautiverios de las mujeres madres esposas, monjas,
putas, presas y locas, México: UNAM
Leon, Emma. Hugo Zemelman (coords.) (1997). Subjetividad: umbrales del
pensamiento social. Barcelona: Anthropos; México: UNAM, Centro Regional
de Investigaciones Multidisciplinarias.