La Nacionalidad Como Derecho Fundamental-

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Derecho Internacional Privado

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  • La nacionalidad como derecho fundamental

    Por MILAGROS OTERO PARGASantiago de Compostela

    A la hora de elegir un tema de estudio, me decid por el de laNacionalidad, porque es, sin duda, un campo de estudio muy impor-tante y plantea grandes interrogantes jurdicos a todos los niveles .La praxis nos demuestra que es una cuestin fundamentalmente prc-tica, en tanto en cuanto se refiere al status jurdico al que debenacogerse, tanto las personas fsicas como las jurdicas. Por otro lado,a la dificultad natural de gran cantidad de supuestos jurdicos quepuedan plantearse en sede de nacionalidad, se suma una nueva com-plicacin que es, ni ms mi menos, que la delimitacin del concepto .En efecto, el problema de la nacionalidad ha tenido, sin duda, y esmuy posible que siga teniendo, grandes implicaciones de tipo poltico .Todo ello ha contribuido grandemente para que, en torno a l, se for-mara una neblina, que a veces lleg a convertirse en niebla espesay que dificult, en gran medida, tanto su comprensin como su regu-lacin . Pero, no por difcil el tema, resulta menos interesante .

    Un paso importante a la hora de asumir un problema es conocer-lo . Si slo logrramos esto mediante este, por necesidad breve, traba-jo, nos sentiramos plenamente satisfechos .

    EL PROBLEMA EN ESPAA Y AMERICA DE LA DOBLENACIONALIDAD

    Es de todos conocido que el problema de la doble nacionalidadpresenta connotaciones especiales referidas a Espaa y a los pasesde Iberoamrica . Sabido es que Espaa tiene suscritos numerosos tra-tados de doble nacionalidad con pases iberoamericanos mediante loscuales, tanto los espaoles en esos pases como los iberoamericanosen Espaa, gozan de una proteccin especial . De hecho, el tener unadoble nacionalidad no implica tanto el hecho de poseer pasaporte dedistintos Estados, sino el poder disfrutar de una proteccin especficaen un pas concreto distinto del de origen . El sentido y la amplitudde esta proteccin seran puntos de indudable inters para cualquier

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    jurista iberoamericano, por lo cual voy a intentar sentar algunas ba-ses que aclaren algunos puntos y dejen otros al menos esbozados.Pero para ello es preciso que en primer lugar realice un somero estu-dio del tema de la nacionalidad .

    EL CONCEPTO DE NACIONALIDAD

    Como ya he indicado al comienzo de este trabajo, la primera difi-cultad que presenta el estudio de este concepto es la dificultad dedelimitacin del mismo. De hecho, la nacionalidad ha venido utilizn-dose en muchos casos como sinnimo de otros conceptos como Esta-do, Patria, Ciudadana, Sociedad o incluso Nacin, con los cualespresenta, sin lugar a dudas, diferencias importantes tanto cualitativacomo cuantitativamente hablando.

    En este sentido son ilustrativas palabras como stas: Se confun-di nacin con sociedad, pues slo sta poda decirse que se desinte-graba en rdenes o clases distintas, y despus porque la nacin vinoa confundirse ms claramente con el Estado, sin darse cuenta, losque aceptaban la sinonimia que no solamente puede haber nacionesrepartidas en distintos Estados, sino tambin Estados que en la in-fraestructura social muestren varias naciones (1).O incluso todva ms claro, Santamara Paredes dice que la na-

    cionalidad expresa, en general, la cualidad de pertenecer a una na-cin, y la ciudadana la de ser miembro activo del Estado para elefecto de tomar parte en sus funciones; as, el hijo de Espaa tendrnacionalidad espaola desde su nacimiento, pero no ser propiamenteciudadano hasta la edad en que pueda ejercer sufragio o desempearcargos pblicos (2).

    En cuanto a Patria, este concepto tiene claramente unas connota-ciones polticas.

    Vemos que estos trminos que hemos apuntado no pueden consi-derarse sinnimos de nacionalidad, pero, a sensu contrario, lo quecomo juristas nos interesa es la delimitacin positiva del concepto .Cuando hablamos de nacionalidad, a qu nos referimos? Como yahe advertido, es un tema complejo y que puede enfocarse desde dis-tintos puntos de vista. Podra definirse, como lo hace el profesorPuy, como la peculiar condicin o carcter de los individuos o gru-pos sociales que componen una nacin, o el ente administrativo quelos organiza autnomamente dentro de una organizacin territorial

    (1) DEL CASTILLO ALONSO, G . : Enciclopedia Jurdica Seix, Voz Nacin, Fran-cisco Seix, ed ., Barcelona .

    (2) DEL CASTILLO ALONSO, G . : Enciclopedia jurdica Seix, voz Ciudadana,Francisco Seix, ed ., Barcelona .

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    ms extensa (3) . Esta sera claramente una definicin tomada desdeel punto de vista de la Filosofa del Derecho.

    Desde el punto de vista de un internacionalista, por el contrario,cabran definiciones como las del profesor Espinar Vicente, que afir-ma que la nocin de nacionalidad posee contenido conceptual poli-valente de distintas proyecciones jurdicas . La primera de ellas hacerelacin a una colectividad de personas que se individualiza con basea un origen comn, una misma lengua y una tradicin compartida .Ahora bien, observamos que esa comunidad no tiene por qu coinci-dir exactamente con la del Estado .

    Contina diciendo este mismo autor, que tambin puede definirseeste concepto en su segunda dimensin como el vehculo que ligaa cada individuo con un determinado Estado. Y, por ltimo, unatercera imagen concibe la nacionalidad como una cualidad que con-vierta a quien la ostenta en destinatario primario de sus normas deDerecho privado (4).

    Podramos seguir aportando defincones, pero creo que con lasmencionadas es suficiente para dejar constancia de la falta de unani-midad que reina en este campo. De todas maneras, y a modo deresumen, podramos apuntar que al hablar de nacionalidad entende-mos un derecho natural o fundamental, que se refiere al vnculo co-mn que une a las distintas personas con un origen comn y un terri-torio y tradiciones compartidas y que los liga normalmente a undeterminado Estado y los hace destinatarios de sus normas de Dere-cho privado.

    LA REGULACION DE LA NACIONALIDAD

    Hemos dicho que la nacionalidad es un derecho fundamental, ycomo tal parece regulado en nuestra Constitucin de 1978 en el ttu-lo I, captulo 1, que lleva por comn denominacin de los espaolesy los -extranjeros.

    En efecto, el artculo 11 del citado texto legal, en su prrafo 1 .,dice que la nacionalidad espaola se adquiere, se conserva y se pier-de de acuerdo con lo establecido en la ley . Ante tal redaccin cabepreguntarse, lo establecido, por qu ley? En los trabajos previos deelaboracin de la Constitucin, distintos juristas apuntaron la conve-niencia de especificar que esta ley haca referencia a la Ley civil . Sinembargo, despus de discutido ese extremo, se acord la supresinde ese calificativo . Aplaudo esa decisin en tanto en cuanto si bien

    (3)

    Puy, F . : Derechos humanos, vol . 2 ., Derechos civiles, Imprenta Paredes, San-tiago de Compostela 1983, p . 102 .

    (4)

    ESPINAR VICENTE, J . M.a : Derecho internacional privado, vol . 2 ., la Nacio-nalidad, ed . Tat, Granada, 1986, pp . 13 y 14 .

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    es cierto que muchos de los temas relativos a la nacionalidad estnregulados por el Cdigo civil, tambin lo es que en cuestiones deprdida de nacionalidad se acude al Cdigo penal y en otros supues-tos habra que atenerse a las leyes administrativas, mercantiles o mi-litares. Eso por no mencionar distintos tratados internacionales y le-yes de extranjera, lo cual aumenta significativamente el camponormativo de referencia .

    Hecha esa salvedad conviene subrayar, sin embargo, que, en cuantoa la adquisicin, conservacin y prdida de la nacionalidad espaola,habr que estar a lo establecido en el Cdigo civil, en sus artculos 17a 28 (5).

    Segn nuestra Ley civil, actualmente existen dos formas genricasde adquirir la nacionalidad espaola:

    Originariamente por el hecho de nacer de padre o madre espao-les ("ius sanguinis") (art . 17-1 . del Cc.), o en territorio espaol("ius sol") (arts 17-2., 3 . y 4. del Cc.) .

    Derivativamente se adquiere la nacionalidad espaola voluntaria-mente (libre eleccin), mediante el ejercicio del derecho de opcin(art . 19 del Cc .) o por naturalizacin ; por carta de naturaleza (art . 21del Cc.) o por residencia (art . 22 del Cc.) y necesariamente por adop-cin plena (art . 18 del Cc .) (6).

    En cuanto a la prdida de nacionalidad, es el supuesto del quese ocupa el artculo 11-2. de la Constitucin, as como los artculos23 y 24 del Cdigo civil.

    El Cdigo civil, en relacin con este tema, dice que se perder lanacionalidad espaola por residencia continuada fuera de Espaa du-rante un cierto tiempo, por sentencia firme, cuando se entre volunta-riamente al servicio de las armas para una potencia extranjera o cuandose ejerza un cargo pblico en un Estado extranjero contra la prohibi-cin expresa del Gobierno .

    Estos supuestos son claros y hay que ponerlos en relacin con elartculo 11-2 . de la Constitucin, que dice que ningn espaol deorigen podr ser privado de su nacionalidad . Por tanto, hemos desuponer, para evitar contradicciones, que los casos a los que se refie-re el Cdigo civil no hacen relacin a los espaoles de origen . Detodos modos, es indudable que la regulacin no es del todo clara,ya que se han pasado por alto el problema de la renuncia voluntariadel derecho a la nacionalidad . La nacionalidad es un derecho subjeti-vo del individuo, y como tal puede ser objeto de renuncia siempreque no est en abierta contradiccin con el inters general o con inte-reses particulares ajenos (en algunos casos) . As, teniendo en cuentaesta nueva aportacin, parece que el Cdigo civil merecera una regu-

    (5) Modificados por ley 51/1982, de 13 de julio .(6)

    LETE DEL Ro, J . M . : La nueva regulacin de la nacionalidad, 2 .a ed ., Cua-dernos Civitas, Madrid, 1987, p . 37 .

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    lacin un poco ms cuidada. Hay que tener en cuenta que podranproducirse, en la prctica, problemas de difcil solucin .

    Pensemos, por ejemplo, en el hijo de un espaol nacido en unpas extranjero que llegado el momento oportuno, y a fin de conse-guir algn tipo de mejora en su situacin, decide hacer el serviciomilitar en ese pas . Estamos claramente inmersos en una de las cir-cunstancias que, segn el artculo 24 del Cdigo civil, implicaran laprdida de la nacionalidad espaola . Sin embargo, podra tratarse deun espaol de origen y, por lo tanto, segn el artculo 11-2 . 1 de laConstitucin, no podra ser privado de su nacionalidad . Qu hacer?Podra suponerse que se produce una renuncia tcita de su derecho?La solucin sera adecuada, pero no es posible porque esa renunciatendra que ser expresa, nunca tcita . Parece, por lo tanto, que seproduce una friccin entre la Constitucin y el Cdigo civil . Cmosolucionarlo? Tendra que prevalecer la Constitucin, pero creo queantes de llegar al punto de ver qu ley debe prevalecer (porque tam-bin tendramos que ver lo que a ese respecto dira un hipotticotratado con ese pas o la Ley de Extranjera), deberamos intentaradecuar el Cdigo civil, ya que sera ms cmodo, econmico y facti-ble que modificar la constitucin .

    Una vez aclarado este extremo, fijmonos en el artculo 11-3.de la Constitucin, que dice que el Estado podr concertar tratadosde doble nacionalidad con los pases iberoamericanos o con aquellosque hayan tenido o tengan especial vinculacin con Espaa . En estosmismos pases, aun cuando no reconozcan a sus ciudadanos un dere-cho recproco, podrn naturalizarse los espaoles sin perder la nacio-nalidad de origen .

    Indudablemente, se trata de buscar una forma de potenciar, pro-teger, mejorar, formentar, utilcese el verbo que se prefiera, las rela-ciones entre Espaa y una serie de pases con los que se entiendeque sta ha estado, est y y estar especialmente unida.

    Qu pases son esos? Indudablemente los pases iberoamericanos,y, adems, dice la Constitucin que aquellos que hayan tenido o ten-gan especial vinculacin con Espaa .

    Aplaudo de nuevo a la Constitucin en la regulacin que hacede este tema, en tanto en cuanto con una frmula de tal amplitud,ha dejado la puerta abierta a la posibilidad de concertar tratados dedoble nacionalidad con infinidad de pases, pues quin puede estarcompletamente seguro de que en un determinado momento Espaano pueda tener relaciones de gran vinculacin con un pas con elcual en este momento no pueda ni sospecharse?

    Por otro lado, ya en concreto en relacin con los pases iberoame-ricanos, hago votos porque en realidad s se produzcan estas relacio-nes y no puedan volver a escribirse frases de este tipo : Con Argentina estamos ante una situacin verdaderamente imposible. Hace yacuatro aos que constantemente se viene hablando, ora de un tratado

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    de comercio, ora de una reforma arancelaria que facilite y aumentenuestras relaciones mercantiles . De esto se habla diariamente en nues-tro Parlamento y en los centros espaoles de La Plata, en los peridi-cos espaoles y americanos, en las reuniones de nuestras Cmarasde Comerio (7).O refirindose al tratado de Cuba: Tendremos que hacerlo, pero

    cuando Francia, Inglaterra, Blgica y Alemania hayan tomado los me-jores puestos (8).

    Repito que es una verdadera pena que hayan tenido que ser escri-tas frases de este tenor, pero, lo verdaderamente preocupante es queen uno u otro campo seguirn escribindose hasta que nos convenza-mos de que verdaderamente Espaa y los pases iberoamericanos tie-nen mucho que ofrecerse entre s ; muchos intereses comunes que po-dran engrandecernos a todos. Slo cuando seamos verdaderamenteconscientes de esta realidad, estaremos en condiciones de poder espe-rar un verdadero reconocimiento exterior .

    CONCLUSIONES

    Sin embargo, todo lo que hemos dicho puede convertirse simple-mente en bellas palabras si no intentamos encontrar, cada unodesde nuestro campo de trabajo, problemas y soluciones que intentenpotenciar la mutua colaboracin, el apoyo y el respeto entre Espaay los pases iberoamericanos, en los distintos mbitos.

    En el aspecto de la nacionalidad, est claro que quedan muchosproblemas por resolver, y por ello necesitamos una regulacin msprecisa y especfica de la nacionalidad, en la que queda recogido,de forma ms clara, este derecho fundamental, no slo desde el pun-to de vista de las personas fsicas, sino tambin desde la perspectivade las personas jurdicas, en cuanto son stas las que, de ordinario,tienen mayores implicaciones de tipo econmico. Y esta regulacincreo que no debera realizarse en abstracto, sino teniendo como pun-to de referencia la comunidad iberoamericana, en tanto en cuantonos es mucho ms prxima.

    (7)

    LABRA, R. L. : El problema hispanoamericano, discurso pronunciado al inau-gurar las conferencias organizadas por la Unin Iberoamericana de 23 de abril de 1905,Madrid, Imprenta de los hijos de M. G . Hernndez, 1906, p . 86 .

    (8) LABRA, R. L. : Op . cit ., p . 86.