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1 Solicitud Registro de la propiedad intelectual número B-2553-14 - ¿Por que ves cosas que otros ni perciben? - Porque me gusta vivir mi entorno. - A todo el mundo ¿no? - o. La gente por lo general ha perdido el gusto a hablar con los que le rodean. Lo que antes era una norma social de convivencia es cada vez más difícil de conseguir. Ahora preferimos los whatsapp, Facebook, twiter para comunicarnos. uestros hijos ya no salen a la calle a jugar, prefieren los videojuegos o ver you tube. Cuando viajamos queremos llegar rápido al destino. adie se para a mirar un paisaje espléndido, ni a vivir la naturaleza. o nos paramos a hablar con los lugareños. o miramos al cielo, las estrellas o una puesta de sol. Somos incapaces de encontrarnos con nosotros mismos y hemos perdido el contacto con nuestra propia esencia. os hemos vuelto egoístas e insolidarios. Pero existe una gran esperanza. Cada vez son más las personas que están cambiando, que se han dado cuenta de que una buena conversación con los amigos o la familia es mucho mejor que chatear. Que un paseo por el bosque es mejor que estar viendo la televisión en casa. Que los niños crecen más sanos, física y mentalmente si practican algún tipo de deporte. Que leer un buen libro alimenta el espíritu y despierta la inteligencia, la crítica y la opinión propia.

La Noche de Los Relatos de Dani

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En una noche de verano, Dani y su mujer organizan una cena en su casa. Durante la velada sale la conversación sobre los relatos que ha escrito Dani mientras está convaleciente de una lesión. Son un repaso de su vida a través de hechos sobrenaturales que le han ocurrido en primera persona. La velada transcurre con la lectura de los relatos a los asistentes, quienes no se quedaran indiferentes.

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    Solicitud Registro de la propiedad intelectual nmero B-2553-14

    - Por que ves cosas que otros ni perciben?

    - Porque me gusta vivir mi entorno.

    - A todo el mundo no?

    - o. La gente por lo general ha perdido el gusto a hablar con los que le rodean. Lo que antes era una

    norma social de convivencia es cada vez ms difcil de conseguir. Ahora preferimos los whatsapp,

    Facebook, twiter para comunicarnos. uestros hijos ya no salen a la calle a jugar, prefieren los

    videojuegos o ver you tube. Cuando viajamos queremos llegar rpido al destino. adie se para a mirar un

    paisaje esplndido, ni a vivir la naturaleza. o nos paramos a hablar con los lugareos. o miramos al

    cielo, las estrellas o una puesta de sol. Somos incapaces de encontrarnos con nosotros mismos y hemos

    perdido el contacto con nuestra propia esencia. os hemos vuelto egostas e insolidarios. Pero existe una

    gran esperanza. Cada vez son ms las personas que estn cambiando, que se han dado cuenta de que una

    buena conversacin con los amigos o la familia es mucho mejor que chatear. Que un paseo por el bosque

    es mejor que estar viendo la televisin en casa. Que los nios crecen ms sanos, fsica y mentalmente si

    practican algn tipo de deporte. Que leer un buen libro alimenta el espritu y despierta la inteligencia, la

    crtica y la opinin propia.

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    IDICE

    LA CEA 3

    LOS CUATRO AMIGOS Y LA OUIJA. 10

    LUCES SOBRE EL MAR.. 32

    EL BESO. 54

    LA MASIA.. 69

    EPILOGO.. 98

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    LA CENA

    Sara observ satisfecha el montaje de la mesa. Haba puesto un mantel de

    color rojo y elegante, dos velas en un soporte de forma de candelabro

    antiguo an por encender, as como la cubertera completa para ocho

    comensales. Completaba la cuidada composicin con diversos aperitivos,

    todos ellos elaborados con mimo y apetecibles a simple vista.

    El entorno tambin acompaaba para que la cena fuese agradable, tenan un

    patio con jardn rodeado por unos setos de ciprs cortados a la altura justa

    para preservar la intimidad de su casa desde la calle. Hacia una noche

    esplndida y despejada. La temperatura era ideal y corra una brisa muy

    agradable.

    Todo pareca estar en orden. Entr en la casa y encontr a Dani en la

    cocina, con todos los fuegos ocupados y en cada uno de ellos una sartn o

    una olla que bulla alegremente. Se mova de un lado a otro con soltura,

    catando aqu, removiendo all, aadiendo algn condimento de ltima

    hora.

    -Cmo lo llevas, cario? Se interes Sara mirando lo que se estaba

    cocinando. Levant una tapa y aspir el aroma del guiso - Madre ma,

    cmo nos vamos a poner!

    -Ya est casi todo listo. A la que venga la gente ya nos podemos sentar a

    cenar.

    En aqullos momentos entr en la cocina Ral, su hijo de trece aos, que

    haba dejado momentneamente los dominios de su habitacin y de jugar

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    con la consola para ver qu se estaba cociendo por all. Tena mucha

    hambre.

    -Falta mucho? Pregunt mientras repeta las maniobras de su madre, es

    decir, oler todo lo que se estaba cocinando.

    -No, en cuanto vengan los invitados empezamos Le contest Sara Y

    nada de empezar a picar de lo que hay preparada en la mesa.

    Sigui con la mirada a su hijo pequeo hasta que lo perdi en la salida al

    jardn. Demasiado tarde, seguramente ya estaba comiendo un poco de aqu

    y de all.

    Se escuch que alguien abra con llave la puerta de la calle. Los dos

    enormes perros de la familia, Sombra y Cloud acudieron a ver quin haba

    venido. Era David, el hijo mayor del matrimonio, de veintitrs aos y que

    ya viva independizado.

    Entr repartiendo besos y fue tambin hacia la cocina para ver lo que le

    esperaba para cenar.

    Todos estuvieron en la cocina charlando mientras Dani daba los ltimos

    toques a sus recetas.

    Alguien comenz a aporrear la puerta del jardn. No tenan timbre a

    propsito, ya que aquella zona era muy visitada por vendedores

    ambulantes, testigos de jehov y vecinos inoportunos. De aquella manera

    controlaban mucho mejor sus visitas.

    David fue a abrir y al poco volvi acompaado por Javier, el hermano de

    Dani, y su mujer Carmen, mientras Sombra y Cloud saltaban a su alrededor

    moviendo la cola buscando una caricia.

    Despus del reparto de besos, todos se quedaron en la cocina manteniendo

    conversaciones cruzadas. Aquello pareca un gallinero.

    -Cuada he visto la mesa al entrar Le dijo Javier a Sara - Cundo

    atacamos?

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    -En cuanto vengan mi hermano y mi cuada, tiene que estar al caer. Un

    poco de paciencia.

    Al poco se escucharon gritos desde la calle. Los perros ladraron contentos.

    Era alguien conocido para ellos. David fue a abrir y entraron Francisco y

    Maria, el hermano y cuada de Sara.

    -A ver cuando ponis un timbre Dijo Francisco a modo de saludo Estoy

    harto de gritar cada vez que vengo. Los vecinos tienen que pensar que

    estoy como una cabra.

    Se saludaron entre ellos y por fin se dirigieron a la mesa del jardn mientras

    Dani iba emplatando la cena. Al poco rato todos estaban comiendo bajo la

    luz de las estrellas.

    La cena fue transcurriendo entre conversaciones triviales, chistes y muchas

    risas.

    Los postres, consistentes en helados de chocolate y vainilla, muy

    apetecibles en aquella noche de junio, fueron la guinda de la comilona.

    Dani y Sara sacaron los cafs, licores y hielo, para que cada uno se sirviera

    lo que quisiera. Para Ral, zumo de pia.

    En un momento de la conversacin, Francisco le pregunt a su cuado

    Dani cmo se encontraba. Llevaba casi un mes de baja tras haberse hecho

    una lesin en la espalda, una lumbalgia que le haba causado mucho dolor y

    de la que todava se estaba recuperando.

    -Bien, gracias. Poco a poco me voy encontrando mejor y al menos ahora

    me puedo agachar sin retorcerme de dolor.

    -Sabis que Dani ha estado aprovechando el tiempo para escribir? Les

    anunci Sara.

    Todos se quedaron mirando a Dani sorprendidos. ste se encontr un tanto

    incmodo.

    -S, bueno. Es una tontera. Una forma de matar el rato en los das que tena

    que guardar reposo.

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    -Y sobre qu has escrito?- Se interes Carmen.

    -Bueno Cmo decirlo? Dani todava se encontraba incmodo De

    vivencias personales.

    - Qu vivencias? Le pregunt Javier - Vamos, hermano, no creo que sea

    algo que no puedas contarnos! A no ser que sean pecados inconfesables

    -No, no, para nada. Lo que pasa es que son historias un poco raras. Ya

    sabis, las tpicas de las que la gente se suele rer. Fantasmas y cosas as

    -Y te han pasado a ti? Quiso saber Mara.

    -S, eso es. Pero las he escrito como aficin, no para publicarlas.

    Todos le estaban mirando, muy interesados, esperando que dijera alguna

    cosa ms.

    Sara rompi el hielo.

    -De hecho las tiene impresas y con tapas. Acto seguido se levant de la

    mesa y al poco volvi con cuatro cuadernos anillados, todos ellos con una

    cubierta diferente Son cuatro relatos cortos. Los he ledo todos y me he

    quedado flipada. Tengo un marido que es un pozo de sorpresas. cogi a

    Dani por la nuca y le dio un sonoro beso en los labios.

    -Las podemos leer? Pregunt Carmen cogiendo los cuadernillos tamao

    folio y ojendolos rpidamente- A mi me gusta leer en voz alta y no son

    muy largos.

    Todos empezaron a pedir a la vez que Carmen leyera los relatos. Poda ser

    una forma muy amena de pasar la velada.

    -Puedo empezar por cualquiera?

    -Bueno Contest Dani Si te empeas en leerlos tendras que empezar

    los relatos por orden cronolgico. El primero de ellos seria el que he

    titulado Los cuatro amigos y la ouija.

    -Y de qu va? Quiso saber Francisco.

    -Esto sucedi cuando tenia diecisis aos Explic Dani Tres amigos y

    yo hicimos una fiesta en la casa de la abuela de uno de ellos. Realmente fue

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    un desastre, porque pensbamos que habamos ligado con unas chicas y la

    situacin se torci hasta llegar al ridculo. Fue entonces cuando decidimos

    jugar a la tabla ouija con un vaso y la cosa acab bastante mal.

    -Jugasteis a la ouja? Pregunt Mara tengo entendido que es

    peligroso. Sobre todo por la sugestin que puede provocar. Hay gente que

    ha enloquecido por eso, y ms siendo adolescentes.

    Dani asinti con seriedad, ya que todava tena los recuerdos frescos en su

    memoria tras haber escrito la vivencia. Era como si hubiese destapado un

    rincn de su memoria que haba tenido oculto durante muchos aos, treinta

    para ser exactos.

    Hubo un momento de silencio que fue roto por Carmen.

    -Empecemos pues Busc entre los cuadernos hasta que encontr uno que

    tena en la portada una fotografa en blanco y negro de una tabla ouija con

    un vaso de vidrio. En su parte inferior se poda observar el ttulo escrito con

    letras blancas difuminadas.

    Abri el cuaderno y empez a leer:

    -Los cuatro amigos y la Ouija.

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    Cuida de que la ouija no entre en tu casa.

    No te dejes influenciar por los que dicen que es slo un juego inofensivo.

    Una mente juvenil tiene que buscar respuestas en la ciencia y la sabidura de sus mayores.

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    Daniel acab de sujetar el ltimo trozo de papel de celofn transparente en la lmpara del techo. En total haba colocado seis, uno en cada bombilla, mezclando los de color rojo con el azul. La idea era crear un ambiente ntimo y clido. Se baj de la silla y observ su trabajo. La lmpara del techo pareca una araa que le haban vendado las patas con papeles arrugados y antiestticos. Pens que cuando la estancia estuviese a oscuras, eso seria lo de menos, ya que el efecto de las luces filtradas por los colores quedara muy chulo, como en las discotecas. Damin estaba colocando sobre la mesa unos platos de plstico sobre los que serva patatas chip, pipas y otros aperitivos. Su sentido de la esttica era tan nefasto como el de Daniel adornando la lmpara, y los platos se repartan anrquicamente cargados hasta los topes. Estaba cantado que el primero que metiera la mano en ellos provocara el esparcimiento del contenido por todos lados. De la cocina aparecieron Paco y Santi, cargados respectivamente con botellas de refrescos (fantas y coca-colas) y vasos de vidrio. Tuvieron que desplazar los platos colocados por Damin para hacer un poco de sitio en la mesa. Los cuatro amigos se agruparon en el centro de la estancia y observaron su obra. Haban apartado la mesa hacia una esquina para ganar espacio en el centro de la estancia que cumplira la funcin de pista de baile. Sobre ella estaba la lmpara del comedor modificada para dar luz ambiente. Haban instalado un radiocasete con dos altavoces sobre una silla, al lado de la mesa. La idea era empezar con msica de discoteca para pasar despus a las baladas para bailar lentos. Paco haba hecho una seleccin de los mejores xitos de la poca,

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    1984 (Modern Talking, Dire Straits, Roxy Music, Chicago, Pet Shop Boys) El sof se haba colocado al otro lado de la estancia, tambin para ganar espacio para poder bailar. Un pesado, grande, viejo y feo mueble tipo vitrina estaba colocado en una de las paredes, sobrecargado con retratos de nios vestidos de comunin, (entre los que se encontraba un angelical Paco cuando tena ocho aos) tos con uniforme de la mili y fotografas antiqusimas de gente mayor que ya parecan estar muertas cuando se las hicieron. Un total de cuatro vetustas sillas completaban el mobiliario del permetro de la pista improvisada. -Esto es una mierda coment Santi parece una fiesta de cumpleaos infantil, vamos a hacer el ridculo. Al menos podamos haber quitado la vitrina del museo de los horrores. Los caretos de las fotos les corta el rollo a cualquiera. -To, no te pases Paco le fulmin con la mirada- son las fotos de mi familia. Adems, mi madre me ha dejado el piso de mi abuela con la condicin que no toquemos nada. -Por lo menos podramos haber comprado ginebra o ron apunt Damin- cuando las chicas vean las coca-colas, las fantas y los ganchitos van a pensar que somos gilipollas. Paco suspir y los mir a todos enfurecido. -Os lo vuelvo a explicar: mi madre me ha dado permiso para hacer la fiesta en la casa de mi abuela poniendo condiciones: que no toquemos nada, que no bebamos alcohol y que lo dejemos todo limpio. Ella puede aparecer en cualquier momento para ver que cumplimos con lo que pide. En caso contrario me la cargo, y de rebote todos vosotros tambin. Os recuerdo que conoce a vuestras madres y no se cortar un pelo en explicarles lo que hacis.

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    -Podramos haber hecho la fiesta en un monasterio. El efecto hubiese sido el mismo Damin pareca molesto ante tanta restriccin Adems, ste sitio huele a cerrado. -Querrs decir a muerto Apunt Santi con una risita. -Ya est bien! Grit Paco aqu no ha muerto nadie. Mi abuela se ha ido a vivir con una hermana suya al pueblo. Si no os gusta os vais todos a la mierda y se acab la fiesta. Despus de un instante de silencio, solamente roto por unos ruidos raros que hacia Santi para aguantar la risa, ste pregunt a Dani: -A qu hora has quedado con las churris? -Ya lo sabes, te lo he dicho un montn de veces: a las cinco se mir el reloj quedan escasamente cinco minutos. -Seguro que estn buenas? le interrog Damin. -Qu ms te da si no te comes un rosco! Se adelanto Paco a la que empieces a explicarles pelculas de miedo y chistes malos las espantas. -La verdad es que solo conozco a dos de ellas, a Mara y a su hermana, Ester. Y s, estn buenas. Contest Daniel A sus otras dos amigas no las he visto. Hacia una semana estaba en la biblioteca para hacer unos trabajos del instituto. La sala estaba a rebosar de estudiantes y solo encontr sitio al lado de dos chicas que no paraban de parlotear. Una de ellas, que dijo llamarse Mara, entabl conversacin con l. Le coment que estaba acompaando a su hermana Ester que era la lista de la familia y tena que hacer un trabajo de historia, pero que a ella la biblioteca la aburra muchsimo. Mara tena dieciocho aos y era una morenaza exuberante, adems de simptica. Su hermana Ester, de diecisis aos era ms discreta y seria pero no menos atractiva.

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    La conversacin con las dos chicas se cort cuando la bibliotecaria las expuls a las dos por hacer demasiado escndalo. Cuando Daniel sali a la calle, despus de acabar de recoger la informacin que necesitaba, se las encontr sentadas en un banco comiendo pipas y fumando. Estuvo un rato charlando con ellas. Mara, la voz cantante, le explic que haban cortado con sus respectivos novios, hermanos tambin, y que estaban buscando un grupo para salir. Le preguntaron si tena amigos y si estaban buenos. Les explic que sola salir con tres amigos de la infancia. Mara le dio su nmero de telfono para quedar y Dani se march un poco apabullado por el descaro de las chicas, no estaba acostumbrado a esas situaciones y menos que le tiraran los tejos de esa manera. Sus amigos y l, todos de diecisis aos, eran demasiado tmidos y ninguno de ellos haba tenido novia hasta el momento.

    Cuando les cont a Paco, Damin y Santi lo que le haba pasado se volvieron como locos de alegra. Planearon que podran quedar con ellas a la semana siguiente, pero dnde y para hacer qu. Fue Paco el que sugiri que podran hacer una fiesta en el piso abandonado de su abuela, la cual se haba marchado al pueblo. Obligaron a Dani a llamar a Mara en aquel mismo momento desde una cabina telefnica, el cual, entre balbuceos y colorado como un tomate qued con la chica en verse en el piso de la abuela de Paco el sbado de la siguiente semana a las cinco de la tarde y le dio la direccin. sta se llevara a su hermana Esther y dos amigas ms. Una ta para cada uno!, y encima parecan ligerillas de cascos. Y all estaban los cuatro, en el da y hora sealada, esperando que llegasen las chicas para empezar la fiesta. Dani mir la hora y eran casi las cinco.

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    -Chicos, vamos a cerrar las persianas y encender las luces de ambiente. Tienen que estar a punto de llegar. Nerviosos bajaron las persianas del comedor y encendieron las luces de la lmpara. La estancia qued sumida en una luz extraa, mezcla de los filtros de celofn rojos y azules. Era como entrar en el tnel del terror de una feria. -Hstias! Exclam Santi Se van a acojonar cuando entren aqu. Parece que lo tenemos preparado para hacer la matanza de Texas. En aquellos momentos llamaron a la puerta. Todos se pusieron nerviosos y empujaron a Dani para que fuera a abrir. Mientras se iba acercando por el vestbulo, escuch un gran alboroto y risas detrs de la puerta, pero si el odo no le engaaba distingui voces masculinas. Cuando abri se qued estupefacto. All estaba Mara, con un vestido corto y sper escotado cogida de la mano de un to de al menos veinte aos. La chica se adelant y le dio dos besos con un alegre qu tal. -Te presento a mi novio Manuel. Al final hemos hecho las paces, sabes? Detrs de Mara y Manuel apareci Ester, cogida de la mano de otro individuo con pinta de delincuente, y dos chicas ms con sus respectivas parejas. Todos ellos fueron pasando delante de Dani. Las chicas le daban un beso en la mejilla mientras que sus acompaantes, todos ellos vestidos con pantalones muy ajustados y camisas desabrochadas, le miraban hoscamente. Ni que decir tiene que la cara que pusieron Paco, Damin y Santi cuando vieron entrar al grupo en el comedor, era todo un poema. Se quedaron con la boca abierta de estupor.

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    -Qu coo es esto? Un picadero? Pregunt Manuel fulminando con la mirada a los tres amigos. Pareca que de un momento a otro iba a sacar una navaja automtica. -Aqu huele a quemado Dijo Mara olisqueando el aire. Efectivamente, se perciba un olor a plstico sobrecalentado que iba creciendo por momentos. Dani mir instintivamente hacia la lmpara del comedor y observ que sala humo del celofn pegado a las bombillas. Apag las luces rpidamente y, a oscuras, entre la confusin de la gente que abarrotaba la estancia lleg hasta la ventana, la abri y subi la persiana. El comedor qued iluminado por los rayos de sol que atravesaban una neblina de humo. -Mara, de dnde has sacado a stos gilipollas? dijo Manuel mirando uno por uno a los amigos, todos ellos desencajados y sin saber qu decir.- A ver t, el canijo Se diriga a Damin - dnde est la priva?. -Tenemos coca-colas y fantas Dijo Damin casi tartamudeando. Dani, en un intento de normalizar la situacin, se dirigi al radiocasete y puso msica. -Tambin hemos preparado algo para picar, servios vosotros mismos. A partir de ah todo fue un despropsito. Dos de los garrulos se marcharon para volver al cabo de los diez minutos con una botella de whisky JB y una bolsa de hielo. Tambin trajeron sus propias cintas de casete que no tardaron en poner. Al poco tiempo las cuatro parejas bailaban en mitad del comedor al son de rumbas mientras zapateaban y daban palmas, envueltas en una nube de humo, esta vez de cigarrillos.

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    Los anfitriones permanecan sentados en las sillas que haban puesto alrededor de la improvisada pista. Contemplando el espectculo sin saber qu hacer ni qu decir. Realmente aquella fiesta no se pareca nada a la que haban previsto. Manuel cogi a Mara por la cintura y se dirigi a Dani sin parar de bailar. -Chaval, dnde est la habitacin?, le voy a dar un repaso a sta. Aquello fue la gota que colm el baso. Algo pareci encenderse en la mente de Paco que le hizo reaccionar de golpe, como si acabase de despertar de una pesadilla. Se levant de la silla bruscamente y empez a gritar: -Fuera de aqu todos! -No te pases chaval -contest Manuel ponindose a la defensiva. - He dicho que fuera Paco se haba acercado con su metro noventa de estatura hasta Manuel y lo miraba enfurecido des de arriba - os habis pensado que la casa de mi abuela es un puticlub? Fuera!. Sus amigos conocan los prontos de Paco. Era muy buen chaval pero cuando le presionaban demasiado abusando de su buen carcter le pasaba eso: explotaba. En aquellos momentos no era bueno contradecirle y los dems parecieron percibirlo. Uno tras otro los invitados indeseables se fueron marchando precipitadamente, eso s, sin olvidarse la botella de whisky que estaba casi vaca ni sus cintas de casete. Cuando se quedaron solos en la estancia, entre brumas de humo de tabaco y olor a alcohol, los cuatro amigos se quedaron en silencio y todava aturdidos. -Ahora entiendo el significado de pagafantas dijo Damin. -Es que somos unos pringados apostill Santi.

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    -Desde luego no es una historia para contar, por lo menos hasta que pasen treinta aos apostill Dani - Qu manera de hacer el gilipollas! Miraron a su alrededor: la mesa estaba repleta de vasos vacos, restos de hielo y un mejunje mezcla de coca-cola, whisky, patatas chip y cenizas de cigarrillo. El suelo estaba pegajoso debido al derramamiento del contenido de los vasos en el fragor del baile y los palmeos. -En fin suspir Paco a limpiar, no vaya a ser que aparezca mi madre. Una hora ms tarde, todo estaba limpio y recogido. Tal y como se lo haban encontrado antes de la fiesta. Excepto las bombillas de las lmparas que irremediablemente tenan pegados trozos de celofn de colores. Tendran que comprar otras para substituirlas. Tambin colocaron el mobiliario en su posicin original, dejaron la ventana abierta para airear la estancia y echaron ambientador. -Bueno, nos vamos? pregunt Paco desanimado. -Es una putada respondi Santi- por una vez que tenemos un sitio para nosotros solos lo podramos aprovechar para algo. No s no tendrs cartas o algo para jugar? -S, claro. Mi abuela montaba partidas ilegales de pker. Sers imbcil. Todos se quedaron en silencio. Realmente no tenan ganas de irse, todava era temprano, las seis y media de la tarde. -Podramos jugar a lo del vaso Dijo Damin. -Nada de mariconadas Ri Santi- Todava no estoy tan desesperado. -No es eso se defendi Damin Se trata de hacer lo de la tabla ouija pero con un vaso. Ponemos todas las letras del abecedario

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    recortadas, nmeros del 0 al 9 y un SI y un NO formando un crculo en la mesa. El vaso est en medio e invocamos a un espritu. Le hacemos preguntas y l las contesta. He ledo sobre eso y te pueden adivinar el futuro. -Pues si lo hubisemos hecho antes nos hubisemos ahorrado el ridculo Dijo Santi. Finalmente decidieron jugar a lo que haba propuesto Damin para aprovechar lo que les quedaba de tarde. Poda ser divertido. Una vez que lo tuvieron todo preparado encima de la mesa, las letras y nmeros recortados haciendo un crculo, el vaso puesto boca abajo en el centro y todos sentados alrededor de la mesa, Damin les dio las instrucciones para empezar, haciendo constar que l no lo haba hecho ninguna vez pero su hermana s y le haba explicado como hacerlo. -Primero tenemos que tocar con el dedo ndice de la mano derecha en el borde del baso, pero sin apoyarlo. Despus har preguntas y supuestamente el vaso se ir moviendo por las letras y nmeros para dar la respuesta. -Y quin lo mueve? Se interes Dani- t? -El espritu que se introduzca en l, nosotros simplemente lo acompaamos con el dedo. -Si el espritu se tiene que meter en el vaso, no seria mejor ponerlo boca arriba? Interrog Santi con una sonrisa Es ms: tendramos que haber dejado uno de los vasos de whisky sin limpiar para que se moviera ms rpido y tal vez haciendo eses. -Venga, va se molest Damin que esto es muy serio. Empezamos, poned el dedo ndice sobre el borde del vaso. -Espera, nos falta algo importante Dijo Santi, marchando en direccin a la cocina con una botella de coca-cola, cuatro vasos y

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    una bolsa de patatas- No vamos a desaprovechar lo que ha sobrado de la fiesta. -Macho, siempre pensando en la comida. Venga empezamos. Todos pusieron el dedo ndice sobre el vaso y esperaron las instrucciones de Damin. -Ahora relajaos i liberad la mente de pensamientos tras un minuto de silencio, Damin prosigui- Hay alguien ah? El silencio solamente era roto por el ruido que hacan Santi, Dani y Paco al masticar las patatas fritas que se iban echando a la boca con la mano libre. -Ostias t!, a ver si os tomis esto un poco en serio. De repente el vaso se desliz lentamente sobre la madera de la mesa y se detuvo en el SI. Fue un movimiento suave que pareci sorprenderlos a todos, que dejaron de comer. -Quin ha movido el vaso? pregunt Dani. Se miraron unos a otros y finalmente enfocaron la atencin en Damin, el principal sospechoso. -Os juro que yo no he sido. Sin levantar los dedos del vaso, todos miraron que ninguno de ellos lo tuviese suficientemente apoyado como para poder empujarlo. -Eres un espritu? El vaso se desliz realizando un pequeo crculo y se dirigi lentamente al SI. -Eres un espritu bueno? SI -Cmo te llamas? El vaso se movi hacia la P, despus hizo un movimiento circular como si buscara la siguiente letra y se fue a la E, despus a la D. -Pedro te llamas Pedro?

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    El vaso pareci hacer un penoso y lento recorrido hasta el SI. Todos se quedaron mirando nuevamente a Damin, pero este se encogi de hombros y volvi a decir: -Yo no muevo el vaso. -De dnde eres, Pedro? El vaso no se movi. -De dnde va a ser Dijo Santi- Si es un espritu y es bueno, pues ser del cielo, digo yo. Todos excepto Damin rieron la ocurrencia. -Qu edad tenias cuando moriste, Pedro? Pregunt Damin sin hacer caso de las mofas. El vaso se fue al 1 y al 9. Despus se desliz lentamente hacia varias letras: A-C-C-I-D -Accidente Intervino Santi. El vaso se desliz hasta el SI. -Pedro, chato, tendras que deletrear un poco ms rpido. A ste paso se nos dan las uvas. Nuevas risas. -Pedro, dnde vivas? pregunt Damin. El vaso no se movi durante un instante. Luego se desliz lentamente hacia varias letras: T-R-R-A-G-N-A Miraron a Damin como preguntndole qu quera decir. Estaba claro que era l quin estaba moviendo el vaso. Pero aquello era divertido y decidieron seguirle la corriente. -Qu quieres decir, Pedro? Pregunt Dani mirando a Damin Para m que te has comido la mitad de las letras. Te refieres a Tarragona?

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    El vaso se fue al SI, pero esta vez Dani, Paco y Santi haban levantado los respectivos dedos y qued patente que Damin lo estaba empujando l solito. -Macho Cmo te pasas! Le dijo Paco. Damin se puso colorado al verse descubierto, pero finalmente volvi a colocar el vaso en el centro de la mesa. -Vale, vale, me habis pillado. Vamos a intentarlo de nuevo y os prometo que sta vez me portar bien. Como no tenan otra cosa mejor que hacer, los cuatro amigos volvieron a poner los ndices sobre el vaso, apenas sin tocarlo. Damin incluso lo puso a tal distancia que era evidente que ni lo rozaba. -Hay alguien ah? Nada, el vaso ni se movi. Estaba claro que sin el poder de Damin la cosa no funcionaba. -Hay alguien ah? Repiti Damin con cierta impaciencia. El vaso sigui sin dar signos de vida. -Me parece que se ha acabado la diversin Coment Santi. En aquel momento el vaso se desliz con determinacin hacia el SI, sorprendindolos a todos. Esta vez vieron claro que Damin no lo haba empujado por que se haba quedado con el ndice suspendido en el vaco. -Quin eres? El vaso comenz a deslizarse rpidamente hacia diferentes letras, empujando con furia los papeles que haba dispuestos en semicrculo sobre la mesa, arrastrando los dedos de los cuatro amigos y haciendo que uno u otro tuviese que levantar de la silla para poder seguirlo. D- E- M-O-N-I-O

  • 22

    El vaso volvi bruscamente al centro de la mesa y se detuvo. Todos se quedaron en silencio, mirndose unos a otros. De repente Santi cogi el vaso, haciendo que el resto retirara los dedos, se lo llev al trasero y lanz un sonoro, largo y apestoso pedo. Volvi a dejar el vaso en el centro de la mesa bocabajo y dijo: -Para toda tu boca, Demonio. Estaba seguro que alguno de ellos haba tomada el relevo a Damin en empujar el vaso. El resto se quedaron con la boca abierta y sorprendidos. Una carcajada general reson en la estancia. El vaso se movi violentamente y sali disparado como una bala hacia la pared, a unos cuatro metros de la mesa, arrastrando en su recorrido varios papeles. Rebot sin romperse y fue a caer encima del sof. Nadie lo haba tocado. El terror se adue de los cuatros amigos, que guiados por un instinto de supervivencia que nunca antes haban sentido, se levantaron rpidamente de las sillas, sin dejar de mirar al vaso que descansaba encima del sof haciendo movimientos espasmdicos, como si tuviese vida propia. -Pero qu? Exclam Damin, aterrado. La estancia pareca de repente un congelador, un aire fro y espeso lo inund todo. Los cuatro amigos se miraron entre ellos. Estaban blancos como el mrmol y una nube de vaho sala de sus bocas. Comenzaron a temblar. Dani sinti una gran desazn dentro de s, que le ahogaba y oprima el corazn. Era como si su alma se estuviese apagando poco a poco. Tenia todos y cada uno de los pelos del cuerpo erizados. Mir a sus amigos e intuy que les pasaba lo mismo. Alguna fuerza les

  • 23

    mantena inmviles, sin poder despegar los pies del suelo y la voluntad anulada. Una sombra pareci tapar fugazmente la luz del sol que entraba por la ventana y durante unos instantes tuvieron la sensacin que se haba hecho de noche. Haba una energa hostil, poderosa, que los envolva y aplastaba en cada centmetro de piel. -Huyamos! grit Paco. Se precipitaron rpidamente hacia la puerta de salida de la vivienda y cerraron tras de s, bajando la escalera corriendo hasta llegar a la calle. El contraste de temperatura que haba en el exterior les hizo tener la sensacin de entrar en un horno. Intentaron conservar la calma para no llamar la atencin de la gente y caminaron calle arriba. Dani mir hacia la primera planta del edificio de viviendas de dnde acababan de huir. Jurara que una sombra les miraba detrs de la ventana del comedor. Caminaron apresuradamente hasta un parque cercano, donde haba gente sentada en los bancos y nios jugando bajo el sol estival, ajenos al horror que ellos acababan de conocer. Se sentaron en silencio en uno de los bancos, todava temblando. -To, eres un imbcil Dijo Damin mirando furioso a Santi- Cmo se te ocurre cagarte en la cara de un espritu maligno? Ni el cura de la peli del Exorcista tiene cojones para hacer eso. -Y ahora qu hacemos? pregunt Dani. -Tendramos que ir a recoger la casa, lo hemos dejado todo por medio. A ver como le explico a mi madre lo de las letras encima de la mesa. Dijo Paco- tenemos que limpiar lo que queda de bebida y comida

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    -Ni loco vuelvo ah Dijo Santi. Estaba blanco como el papel y todava temblaba. -Y ahora qu? Pregunt Dani. -Esperemos que el espritu, lo que sea, no nos persiga le respondi Damin. -Creo que lo mejor que podramos hacer es no contarle a nadie lo que ha pasado. Nos tomaran por locos Dijo Paco Los cuatro amigos permanecieron en silencio, sentados en el banco mientras a su alrededor se escuchaban los gritos de los nios jugando. Tuvieron la sensacin de estar dentro de una burbuja que los separaba del mundo real, como si estuviesen impregnados hasta lo ms hondo de su ser por algo oscuro y maligno que los llenaba de tristeza. -Vmonos, aqu ya no hacemos nada Susurr Dani. Los cuatro chicos se dirigieron a sus respectivos domicilios apenas sin despedirse. Dani entr en su casa y encontr a sus padres viendo la televisin. -Ya habis acabado la fiesta? Le pregunt su madre.- Pues s que ha durado poco. -S, bueno, es que no me encuentro bien Le contest Dani, deseoso de encerrarse en su habitacin Estoy cansado, hasta luego. Lejos de sentirse reconfortado, Dani not que el corazn se le oprima entre las cuatro paredes de la habitacin. Puso msica y se tumb en la cama, intentado encontrar sentido a lo que les haba sucedido. Estaba claro que el vaso haba salido volando des de la mesa sin que nadie lo tocara. Aquello no tena explicacin lgica posible. No haba sido fruto de su imaginacin ni la del resto de amigos. Una fuerza que no entenda haba volcado su furia contra

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    ellos por mofarse. Habran abierto inconscientemente una puerta del ms all que ha permitido la entrada de un ente maligno? El vaso deletre las palabras demonio. Volvi a sentirse aterrado y un escalofro le recorri el cuerpo. Finalmente se meti vestido entre las sbanas de la cama y comenz a llorar. No se levant a cenar. La noche fue larga y aterradora. Senta una presencia constante en la habitacin, que lo acechaba y lo suma en una profunda tristeza. Incluso crey escuchar una respiracin profunda justo a su lado. No se atrevi a mirar. Tena la cabeza bajo las sabanas y as estuvo hasta que amaneci. Estuvo todo el domingo metido en cama, sin fuerzas ni ganas de levantarse. Su madre vena de vez en cuando para tocarle la frente a ver si tena fiebre, pero solo encontr una piel fra como el hielo. -Si no te mejoras, maana iremos al mdico le dijo Creo que comisteis algo en mal estado en la fiesta, me ha llamado la madre de Paco y me ha dicho que est tambin en cama hecho polvo. Dani se alegr de que su madre pensara que estaba enfermo por una reaccin alimenticia, ya que le sirvi de escusa para no levantarse a comer ni cenar. La noche fue como la anterior, insomne y cargada de miedos. Continu la sensacin de no estar solo e incluso not la presin de alguien que se sentaba en el colchn de la cama, a sus pies. Con la cabeza tapada por la sbana, llor y rez para que esa presencia lo dejara tranquilo de una vez por todas. El lunes no fue al instituto. Se encontraba agotado despus de dos das sin comer ni dormir. Lo peor era la tristeza que atenazaba su espritu.

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    El mdico le recet varios medicamentos para que al menos pudiera descansar y prescribi un chequeo general con la finalidad de diagnosticar su enfermedad. Su madre le explic que sus amigos tenan los mismos sntomas que l, pero el que lo estaba pasando peor era Santi. Su estado fsico se haba degradado de tal manera que haba perdido mucho peso en poco tiempo. Adems se negaba a hablar con nadie. Pasaron los das y por fin Dani fue encontrado una mejora lenta pero constante. La medicacin consigui que por fin conciliara el sueo y hasta las pesadillas fueron desapareciendo. Una noche ya no sinti la presencia en su habitacin y la tristeza tambin le abandon. Se levant de la cama y asalt la nevera, devorando todo lo que su estmago pudo almacenar. Al da siguiente se levant temprano y le dijo a sus padres que ira al instituto. No saba si sus amigos haban vuelto a clase, ya que no se haba puesto en contacto con ellos des de aquel fatdico da. Cuando se mir al espejo mientras se aseaba, se asust del rostro que se reflejaba en l. Tena la cara blanquecina y los pmulos hundidos. Unas ojeras oscuras envolvan sus ojos. En el instituto encontr a Paco y a Damin, los dos con un aspecto similar al suyo. Le dijeron que llevaban pocos das des de que haban reiniciado las clases. Los amigos apenas hablaron y no hicieron ninguna mencin a la experiencia vivida. Todava no estaban preparados. Santi continuaba sin aparecer. Una maana se reunieron los tres en el comedor del instituto y por fin sacaron el tema. Haban mejorado ostensiblemente su estado fsico y mental. -Creo que lo que nos ha pasado es pura y dura sugestin Dijo Dani Quiero pensar que lo que ocurri fue fruto de una histeria

  • 27

    colectiva. Alguno de nosotros empuj el vaso con tanta fuerza que lo envi al sof. Es imposible que saliera volando solo. -Sabes que eso no es cierto le contest Paco- No nos hemos inventado nada. Tampoco me invento que alguien me segua a todas partes. Me senta observado hasta cuando me duchaba. En mi vida lo he pasado peor. -Propongo que pasemos pgina. Coment Damin - Tenemos que volver a la normalidad lo antes posible y no hablar ms sobre esto. Hoy iremos a ver a Santi, si os parece bien. Es el nico que todava sigue atrapado Cuando acabaron las clases los tres se dirigieron a la casa de Santi. Su madre les abri la puerta. -Hombre, ya era hora que aparecierais por aqu- dijo. Luego aadi mirando a Paco- Tu madre me llam y me explic lo que haba pasado. S que la juventud os tomis ste tipo de cosas a cachondeo, pero estis viendo las consecuencias. -Cmo est Santi? pregunt Dani. -Mejor, muy bien, parece que el trabajo del psiquiatra ha dado su resultado. Ayer durmi profundamente y ya come casi con normalidad. Pasad a la habitacin, est ah escuchando msica, otro sntoma de que est mucho mejor. Cuando entraron en la habitacin de Santi lo encontraron sentado en el escritorio con los cascos puestos y ojeando un cmic. Haba adelgazado muchsimo y tena unas profundas ojeras. -Cmo va to? -Ostias, pensaba que os habais olvidado de mi! Sentaos, sentaos. - Cuntanos cmo te ha ido le dijo Paco. Santi pareci masticar las palabras mientras miraba al suelo.

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    -Pues veris. No me vais a creer, pero desde la misma noche que pas aquello y hasta ayer mismo, tenia pegado a mi una sombra. La vea en todo momento, al lado de la cama, y me hablaba - Santi sacudi la cabeza como para deshacer la experiencia me deca que me llevara con l. Cada da me senta ms dbil y no tenia fuerzas ni para comer. Me han estado a punto de ingresar en un hospital. Ha sido terrorfico, como una pesadilla muy larga e interminable. Pensaba que me haba vuelto loco. Me da vergenza decirlo, pero me ha estado tratando un psiquiatra que incluso me hizo sesiones de regresin y hipnosis o como se llamen. Me llen de pastillas hasta el cogote y creo que todo lo que he visto y vivido eran alucinaciones. Estaba hasta el culo de drogas. Ayer me sent ligero, como si me hubiesen quitado un gran peso de encima. En vez de la sombra haba una luz blanca y resplandeciente que me acarici la cabeza y me dio calor por dentro. Reros, reros Los amigos no se rieron. -A ver cuando te acabas de mejorar le dijo Dani estamos preparando otra fiesta en el piso de la abuela de Paco, esta vez con churris que vengan sin novios. -S claro, y sta vez nos compramos un tablero profesional de ouija para hacerlo mejor y invitamos al D-I-A-B-L-O al guateque, a ver si hacemos las paces con l. Eso s, nada de pedos en su cara. No te jode! Esta vez s que rieron los cuatro amigos, pero se juraron que nunca ms hablaran de lo que haba pasado. Les quedaba toda una vida por delante. Todo y eso, Dani pens que sus almas haban quedado marcadas por una cicatriz oscura y maligna. Rez para que jams se

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    reabriera. El destino les haba dado otra oportunidad y tenan que aprovecharla. Cualquier mal acto que cometieran a partir de ese momento podra abrir la puerta para que el mal retornara. Lo tendra muy en cuenta en un futuro.

    FIN

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    Cuando Carmen termin de leer, se hizo el silencio ms absoluto.

    -Te pas eso realmente, to? Le pregunt Francisco a Dani, el cual

    asinti con timidez - Qu pasada!

    - Lo que ms me ha gustado de la historia es cuando Santi se tira un pedo

    en el vaso. Seguro que el Demonio se no se lo esperaba. - Dijo Javier.

    Todos rieron a carcajadas.

    - Pues la situacin de encontrarse que las chicas van a la fiesta

    acompaadas por sus novios tampoco tiene desperdicio Aadi Francisco

    Con lo que ms me he redo ha sido con esa parte. Lo del papel de

    celofn en la lmpara es impagable.

    Todos volvieron a rer.

    - Pero luego viene lo serio, las consecuencias Coment Dani con cierta

    tristeza Este relato me hizo revivir la situacin. Fue agradable recordar a

    mis amigos despus de tantos aos y lo bien que lo pasbamos despus de

    todo, me volv a sentir un chaval de diecisis aos. Pero al mismo tiempo

    tambin destap el recuerdo de la sombra que nos atrap despus. Para ser

    sincero tengo como un vaco mental de lo que sucedi despus de la sesin

    de ouija. Es cierto que Santi se puso el vaso en el culo y se tir un sonoro y

    apestoso pedo, as como que el vaso sali disparado hacia la pared, pero no

    consigo recordar si alguno de ellos lo empuj a propsito con el dedo. Me

    gustara creer que s, porque de lo contrario algo muy siniestro nos estuvo

    acosando durante un tiempo y no fue fruto de la sugestin. Recuerdo aquel

    tiempo como una pesadilla. No coma, estaba muy cansado y notaba una

    presencia siempre a mi lado.

    Tambin omit en el relato que la madre de Paco, una mujer muy creyente

    en las curas antiguas, por no decir brujera, acudi a una curandera

    preocupada por el estado de su hijo. Segn me contaron sta nos hizo a los

    cuatro una limpieza, por que nos acosaba un espritu muy maligno.

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    Personalmente no creo en las videntes, hechiceras y curanderas, por eso

    omit ste dato de la historia.

    - Qu ha sido del resto del grupo, de tus amigos? Quiso saber Mara.

    - Para ser sincero y aunque me avergence reconocerlo, hace muchos aos

    que no s nada de ellos. Cuando empecemos a encontrar pareja y nos

    casemos, prcticamente dejemos de vernos. De hecho ninguno vivimos ya

    en la ciudad donde nacimos y nos conocimos. Les he perdido la pista

    totalmente. Pero a raz de invocar su recuerdo a travs del relato, me he

    propuesto localizarlos e intentar verlos otra vez. Seria genial.

    Carmen apart el primer cuadernillo y pregunt:

    -Bueno, Cul es el siguiente?

    -Lo he titulado Las luces en el mar Dani comprob que todos le

    observaban con el mximo inters Aqu ya tena veinte aos y cuento una

    experiencia que tuve en la mili realizando una guardia por la noche, en lo

    alto de un acantilado. Un lugar muy solitario pero de una belleza salvaje

    impresionante, os lo aseguro. Era mi primera guardia y la ltima que hice

    como soldado, ya que estaba destinado en oficinas de logstica o Plana

    Mayor como lo llaman all y no solamos hacer se tipo de servicios. El da

    que tuve que hacer la guardia el cuartel estaba casi vaco, ya que todo el

    batalln se fue a hacer maniobras a la isla de Gran Canaria.

    -Tambin es una historia de terror? Pregunt Javier.

    -No, en ste caso no, pero os aseguro que pas mucho miedo.

    -Bueno dijo Carmen Estoy deseando empezar, vamos all Cogi el

    cuaderno que tenia una portada con una imagen del mar por la noche,

    iluminado por una potente luz que vena desde el cielo. Comenz a leer

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  • 33

    Noto que unos dedos me estn sacudiendo el hombro y poco a poco salgo del sueo profundo en el que estaba inmerso. Alguien me est hablando de manera brusca -Relevo de guardia, espabila! Abro los ojos e intento ubicarme, todava confuso. Observo el techo sucio, lleno de garabatos escritos a lpiz y bolgrafo. Estoy sobre un camastro en el cuerpo de guardia, totalmente vestido, con las botas puestas y todos los aparejos, incluidas las cartucheras con la municin. Debemos estar preparados por si algn enemigo nos ataca en plena noche. No hay nada ms ridculo que nos cojan en calzoncillos corriendo de un lado a otro mientras nos cazan como conejos, como suele pasar en las pelculas. Todo y eso, el cuartel jams ha sido asaltado en los cientos de aos que tiene de historia. Al levantarme los muelles del somier rechinan como quejndose. A mi alrededor otros cuerpos tambin se estn levantando entre protestas. Una triste bombilla desnuda ilumina la escena. El aire est cargado de olor a pies sudados y calcetines sucios. Estamos en una habitacin con ocho camastros y un armero en donde estn colocados en hilera nuestros fusiles de asalto CETME. Cojo el mo y me lo cuelgo al hombro, dirigindome hacia la puerta de salida que comunica con el edificio central del Cuerpo de Guardia. Desde all salgo al patio de armas y observo como mis compaeros ya se estn agrupando en formacin.

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    All tambin est el oficial de guardia, un teniente bajito y rechoncho que careca de cuello. Una sombra de barba se dibujaba en su cara despus de tantas horas de servicio sin asearse, el nuestro era el ltimo relevo de aquella guardia. Nos miraba severamente bajo la visera de su gorra mientras consulta el reloj de mueca. -Cabo, mande formar como es debido y dme novedades.- Dice dirigindose al Furri, como le llamamos nosotros. Es el cabo encargado de material de la octava compaa de la Plana Mayor, a la que tambin pertenezco yo y el resto de los componentes de la guardia. Mi compaa no hace guardias nunca, ya que est compuesta exclusivamente por personal logstico, pero como todo el batalln se ha ido de maniobras a Gran Canaria, nos ha tocado cubrir la seguridad del cuartel. Como la mayora somos oficinistas, cocineros, armeros, asistentes no estamos al da de la instruccin militar. -Aaaatencin! Grita el Furri A formar. Formamos en fila de uno calculando la distancia entre nosotros extendiendo el brazo izquierdo, tocando el hombro del compaero. -Firmes! Vuelve a gritar el cabo- EINN! El EINN es un grito que dan todos los mandos para dar fuerza a sus rdenes, pero no se muy bien su significado. Supongo que ser un vocablo que se ha ido modificando con el tiempo acabando en una especie de grito gutural muy ridculo. La primera vez que lo escuch me re y eso me supuso una sonora colleja en la nuca propinada por el cabo instructor. Todava me escuece al recordarlo. Aprend que las formaciones militares son una cosa muy seria. El Furri se dirige al teniente, da un taconazo y le saluda llevndose la punta de los dedos a la visera de la gorra Formado el relevo de la guardia sin novedad, mi teniente Le dice a gritos.

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    No muevo ni un msculo pero mis ojos se dirigen con disimulo al cielo. Menudo espectculo de cielo tienen en las Canarias! Miles, digo, millones de estrellas se reparten luminosas en el cielo negro y limpio. -Bien, cabo, ya puede realizar los relevos dice el teniente despus de un silencio que aprovecha para repasarnos a todos con la mirada. Saluda al estilo militar y entra en el Cuerpo de Guardia. -AAATENCION grita el Furri- AARMAS AL HOMBRO, EIN!. DEEERECHA, EIN! . MARCHEN! y empieza a marcar el paso a gritos mientras nos ponemos en marcha a travs del patio de armas, haciendo resonar las botas sobre los adoquines- UN, DOS, TRES ERO! El ERO tampoco lo he entendido nunca, pero Dios me libre de rerme. Seguimos al Cabo a paso marcial hasta girar por la calle lateral del edificio de las cocinas. Una vez que lo hemos sobrepasado y entramos en el camino perimetral del cuartel, el Furri cambia de paso y se pone a caminar normalmente. -Vale chicos, el teniente ya no nos ve. PAAASO NORMAL. Nos relajamos y andamos con normalidad por el camino asfaltado, abandonando las estelas de luz de las instalaciones principales del cuartel. Como resplandece una formidable luna llena, no es necesaria ms iluminacin. Llegamos a la primera garita. Est situada al lado del muro que separa la instalacin militar de la carretera de Santa Cruz de la Palma. Puede ser que ste sea el mejor destino de vigilancia, ya que al menos se ve pasar un coche de vez en cuando. El soldado que estaba de vigilancia saluda al cabo y le informa que no ha habido ninguna novedad, despus se coloca al final de nuestra cola y es relevado por el ltimo soldado de la fila.

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    El siguiente puesto de vigilancia es el orientado a una urbanizacin que se ve a lo lejos; el otro defiende los accesos que hay entre los pramos y el acantilado; el siguiente est situado en una especie de batera de defensa costera con caones gigantes de hierro colado que apuntan al mar. Son una reliquia del siglo XVII creo y que tenan el objeto de disuadir o pulverizar a los posibles asaltantes de las islas (piratas, ingleses, o yo que s). Espero que esta noche no suframos ninguna invasin, porque con semejante armamento vamos arreglados. La siguiente garita es la ma, situada por debajo de la lnea de batera de caones. Se accede por una pendiente de rocas y piedra sueltas hasta prcticamente el filo del acantilado. Realizo el relevo de mi compaero, el cual estaba bostezando todo el rato y veo marchar la fila de la guardia hasta que desaparece detrs de una pared rocosa. Ya solo, miro las vistas y me quedo impresionado. Nunca haba estado all. Estoy en lo ms alto de un acantilado de veinte metros y dispongo de una visin espectacular del mar. El agua refleja en suaves ondas la luz de la luna, la cual domina el horizonte, redonda, luminosa y grandiosa con sus manchas caractersticas que parecen un rostro. La bveda del cielo est exultante de estrellas. Enfrente, las diminutas luces de las ciudades y pueblos de la isla de Tenerife. Ms lejos, casi en el horizonte, y mucho ms difuminadas, las de la isla de Gran Canaria. Pienso que con semejante espectculo no me voy a aburrir en ningn momento. Todo y eso me pongo cmodo. Me quedan por delante cuatro interminables horas. Miro la garita y pienso que no es un sitio cmodo para estar, con apenas medio metro cuadrado de espacio, de forma casi cnica y

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    pintada con cal. Solamente la hara servir si se pusiera a llover y no pareca que tal cosa sea probable con la magnfica noche que hace. Descuelgo el CETME de mi hombro y lo dejo apoyado en la pared de la garita. Escucho en mi cerebro infraccin grave. Rebusco entre los bolsillos de mi chaquetn y encuentro lo que estoy buscando. Enciendo un cigarrillo. Segunda infraccin. Me siento en una roca y disfruto del paisaje. Tercera infraccin. Me quito la gorra. Si me viese el teniente me mandaba al calabozo, fijo. Disfruto del lugar. Huele a sal arrastrada por una suave y fresca brisa. Las olas rompen contra las rocas de abajo y fuera de eso, todo es tranquilidad. Puedo ver la figura inmensa y piramidal del Teide recortado contra el negro cielo, con una alfombra blanca en su cumbre que resplandece, todo y la lejana, bajo la luz de la luna. Es impresionante y me arrepiento de no llevar una cmara fotogrfica. Pienso en mis amigos, los cuales estn haciendo el servicio militar en diferentes partes de la Pennsula. Lo que se rieron de mi cuando fuimos al Sorteo. to, te ha tocado donde Cristo perdi las zapatillas me dijeron. Pero ahora no me arrepiento. Estoy muy lejos de mi familia y me quedan un par de meses todava para poder ir a verlos, pero pienso que ste momento merece la pena vivirlo. Este invierno de 1985 est siendo especialmente duro en la Pennsula, segn tengo entendido. Hay una ola de fro que est causando muchos problemas. Mis amigos estn destinados en Zaragoza, Madrid, Pas Vasco y uno est en los Cazadores de Montaa de Berga. No creo que lo estn pasando muy bien. Incluso en Canarias, el invierno estaba siendo ms fro de lo normal y por la noche es necesario ponerse el chaquetn tres cuartos.

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    Me entretengo en mirar la inmensidad del ocano. El horizonte brilla bajo la luz de la luna. A lo lejos observo las luces de un barco, seguramente un mercante o un petrolero, que se desliza muy lentamente hasta que desaparece en el puerto de Santa Cruz de Tenerife. El resto de la superficie del mar permanece desierta y tranquila. Me levanto, apago el cigarrillo sobre una piedra y me meto la colilla en el bolsillo del pantaln para eliminar pruebas de mi crimen. Tambin me pongo la gorra y recojo el CETME. No me fo que hagan una inspeccin sorpresa por los puestos de vigilancia, el teniente de guardia nos ha demostrado que es un tipo estricto y meticuloso. Camino por el borde del acantilado, eso s, sin acercarme demasiado al borde. Adems de que tengo vrtigo no quiero tener un traspi con las numerosas piedras y rocas que hay en el suelo y me vaya para abajo. Miro ladera arriba con la esperanza de ver el puesto de guardia de los caones, pero una hilera de rocas situadas a unos cincuenta metros de mi me lo impide y de repente siento una profunda soledad. Es como si todo el mundo hubiese desaparecido y fuera el ltimo ser humano sobre la tierra, tal es la sensacin de aislamiento que siento y la que ste sitio me produce. Miro el reloj y solamente ha transcurrido media hora que estoy all, pero me parece un siglo. Paseo de un lado a otro intentando matar el tiempo, e incluso silbo alguna meloda que me ha venido a la cabeza. Intento pensar en cosas agradables, como cuando me iba de marcha con mis colegas a la discoteca, o a la playa. Tambin pens en las comidas familiares, muy concurridas y generalmente alegres. Me doy cuenta de la gran aoranza que tengo de mis seres queridos. Es normal,

  • 39

    llevo meses sin verlos. Echo de menos las broncas de mis padres, las discusiones con mi hermana mayor y que mis dos hermanos pequeos me molesten. No echo de menos el trabajo que tena antes de irme a la mili, la rutina insoportable, las largas jornadas laborales delante de una puetera mquina. El jefe me dijo que me guardaba el puesto para cuando volviera, pero creo que va a ser que no. Haba estado dos aos haciendo lo mismo y no quera estar el resto de mi vida viendo pasar los das, meses, aos sin conocer otra cosa que el ruido mecnico y martilleante de una cadena de produccin. Si dos aos de mi vida haban pasado tan rpido y tan poco productivos espiritualmente para m dentro de la fbrica, no quiero ni pensar lo que me espera cuando vuelva. Jams me lo hubiese planteado si no es por la experiencia que estoy viviendo en el cuartel. He conocido a mucha gente interesante y de muchos sitios diferentes. Me han impregnado con sus vivencias, conocimientos y experiencias. Existe otro mundo que tengo que explorar. En resumen, tengo que vivir y aprender equivocndome. La decisin est tomada y estoy mentalizado para aguantar la bronca que me van a pegar mis padres. Eso si me conocen cuando vuelva. Creo que ya no me conozco ni yo mismo. Desde el primer momento que un tren y despus un avin me arranc de mi vida cotidiana, en la cual haba estado aposentado durante veinte aos, no he dejado de crecer personalmente. Pasndolo mal pero tambin bien, haciendo buenos amigos que son mi familia aqu, conociendo lugares diferentes y espectaculares, momentos especiales, como ste.

  • 40

    Pienso lo difcil que es encontrarse a uno mismo para pensar y ahora me doy cuenta. He necesitado la ms absoluta soledad, encima de un acantilado y con el ocano a mis pies para recapacitar sobre mi vida. Respiro hondo la gratificante brisa marina y escucho las olas rompiendo contra las rocas. Siento en mis labios la sal del mar y me siento libre. Pero no estoy tranquilo. No estoy acostumbrado a estar totalmente aislado del mundo, ni a la soledad ms absoluta. En aquellos momentos no se observa ningn avin en el cielo ni barcos en el mar. En toda la inmensidad que abarca mi vista no hay nadie. De repente hay algo que llama mi atencin en el cielo. Una luz ms intensa que las estrellas que la rodean. Pienso que lleva ah toda la vida entre las constelaciones y galaxias pero no me haba dado cuenta hasta ahora. No puedo evitar seguir mirando la luz fijamente y me da la sensacin que se est moviendo. Tanto me fijo en ella que creo que es un efecto ptico por el cansancio de la vista. Cierro los ojos y vuelvo a mirar. No me equivocaba, la luz se est desplazando en el cielo, muy lejos, sobre la silueta de la isla de Gran Canaria. Ser un avin, pienso. Decido encender otro cigarrillo, y me lo escondo bajo la palma de la mano para que no se vea la punta ardiendo tras cada calada. La luz se sigue moviendo ah a lo lejos, supongo que en breve bajar de altura para aterrizar en el aeropuerto de Gran Canaria, pero de pronto se detiene en el cielo y permanece quieta. Creo distinguir que su brillo ha aumentado mucho y se ha hecho ms grande. El color tambin ha cambiado del blanco a un rojo plido.

  • 41

    Parece ser que me he equivocado, se trata de un helicptero o un caza de combate de despegue vertical. En aquellos momentos se estn haciendo maniobras militares en aquella isla. Mi batalln se encuentra all precisamente, pero segn tengo entendido solamente participa la infantera., nada de aviones o helicpteros. Pero vete a saber con sta gente. Vaya horas de jugar a las batallitas! En lo que dura un parpadeo, otra luz se ha colocado al lado de la anterior, igual de intensa, y luego otra, y otra hasta juntarse un total de cinco. Todas estticas y cambiando de color. Del blanco al rojo y despus al azul. Parecen una constelacin de estrellas que se ha formado de la nada a quinientos metros de altura. No s ni de dnde han salido, pero supongo que son ms helicpteros o aviones que volaban hasta el momento con las luces apagadas. Durante un buen rato observo la quietud de las luces. Estticas en la noche. Apago el cigarrillo y me guardo otra colilla en el bolsillo. Si mis ojos no me engaan las luces se estn haciendo cada vez ms grandes. No, es que se mueven en mi direccin. Antes de que pueda darme cuenta ya se encuentran entre las islas de Gran Canaria y Tenerife y siguen avanzando a gran velocidad. Es imposible, habrn recorrido ms de cincuenta kilmetros en menos de dos segundos. Sobrevuelan la inmensa mole del Teide y bajan de altitud al sobrepasar Tenerife, parndose encima del mar, a unos cien metros del agua. Ahora las veo inmensas y su luz casi me deslumbra. Siguen cambiando de color rpidamente. Se estn separando! Cada luz se divide en dos partes y ya hay diez puntos diferentes en el cielo. Han empezado a moverse rpidamente en todas direcciones sin una trayectoria definida. Van

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    en zig-zag, arriba y abajo e incluso en crculos. Pero qu mierda es esto? Se me han puesto todos los pelos de punta y realmente estoy acojonado. Ni helicpteros ni aviones. Qu coo es esto? Escucho un ruido de guijarros que se desplaza ladera abajo a mis espaldas. Hay alguien o algo que est corriendo hacia m. Nervioso descuelgo el CETME de mi hombro, quito el seguro a tientas y con las manos temblorosas, tiro del cerrojo hacia atrs y escucho el sonido metlico del cartucho al entrar en la recmara. Me echo el fusil ametrallador a la cara e intento apuntar hacia lo que se me viene encima, gritando: Alto! -No dispares to, soy Felipe, el de la garita de arriba. Veo una figura que baja corriendo por la pendiente, con su fusil entre las manos. Lo tengo que sujetar para que no contine su trayectoria hacia el acantilado y acabe estrellado contra las rocas de abajo. -Ests viendo eso to? Qu es? Nos estn invadiendo los extraterrestres? No le contesto por que del susto que me ha dado no puedo articular palabra. Miramos hacia las luces que continan con su baile frentico. Creo que las tenemos a un par de kilmetros delante de nosotros y son espectaculares. No puede existir en ste mundo nada parecido construido por el hombre, de eso estoy seguro. No se oyen motores, pero s un leve zumbido o siseo, seguramente producido por esos objetos rompiendo el aire a tanta velocidad. Digo objetos por que enmascarados por las intensas luces se insina la silueta de algo fsico, pero no puedo distinguir qu forma tiene.

  • 43

    Felipe y yo estamos prcticamente abrazados, mirando aterrados el espectculo con los ojos como platos y la boca abierta, el cuerpo paralizado. No disponemos de radio ni otro sistema para avisar al cuartel. El mtodo de alarma estipulado es gritar de una garita a la otra. Como el que tendra que recibir mi aviso para trasladarlo al siguiente puesto de vigilancia est entre mis brazos en estos momentos, el eslabn se ha roto y no podemos dar la voz de alarma. De repente todas las luces empiezan a bajar de altitud hasta situarse a pocos metros del agua, inundando la superficie con su luz. Una tras otra se sumergen en el fro ocano y su resplandor las acompaa hasta muchos metros de profundidad, hacia el abismo. Finalmente han desaparecido todas y la noche vuelve a estar en calma. -Qu era eso, Dani? Me pregunta Felipe temblando de la cabeza a los pies. No me extraa, yo estoy igual. -No tengo ni la ms mnima idea. La nica explicacin lgica que le puedo encontrar es que son artefactos de prueba. Prototipos del ejrcito de esos que se llevan en secreto. Le contesto sin creer en lo que digo. -Que bailan en el cielo y que se sumergen en el agua?, no te lo crees ni t. Ahora qu hacemos? Medito durante un instante sin apartar la mirada del punto del mar donde se han sumergido las luces, por si acaso vuelven a emerger, en cuyo caso juro que me voy corriendo aullando como un loco. -Si te parece bien nos esperamos un poco para asegurarnos que todo esto ha terminado y no supone una amenaza Le contesto al fin Despus te vas a tu garita y esperamos el relevo. Ya le

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    contaremos al Furri lo que ha pasado y l decidir qu hacer, para eso es el cabo de la guardia. Ni hablar de abandonar nuestro puesto de vigilancia para alertar a todo el Cuartel. Nos tomaran por dos majaderos con ganas de broma y acabaramos en el calabozo durante mucho tiempo. Esperamos sin hablar durante mucho rato, mirando con aprensin hacia el ocano, pero nada ms sucede. Es como si aquello no hubiese ocurrido nunca. Por fortuna cuento con el testimonio de Felipe, o si no pensara que me he vuelto loco. Miro el reloj y me doy cuenta sobresaltado que apenas quedan quince minutos para el relevo. Se lo digo a Felipe el cual inicia a regaadientes el ascenso hasta su puesto de vigilancia, entre caones oxidados. Aprovecho mis ltimos instantes de soledad para reflexionar sobre lo sucedido. Es muy fuerte constatar que algo o alguien de origen no humano se ha manifestado delante de mis narices. Quines son y qu intenciones tienen? No les parece importar demasiado ser vistos, eso seguro. Creo que sta experiencia puede cambiar mis convicciones de manera radical, pero ni mucho menos lo voy a ir explicando a todo el mundo. Es relativamente frecuente que de vez en cuando salga alguna persona en la televisin explicando que ha visto OVNIS. La norma general es que el resto de los mortales se tomen a estos testigos como autnticos majaderos y que se ran. Me imagino en el trabajo cuando me pregunten cmo me ha ido la mili. Bien, estuve viendo extraterrestres que se baaban en el mar con sus naves interestelares. Escucho como se acerca a mi posicin un grupo numerosos de pasos sobre los guijarros y al poco aparece la columna del cambio de guardia. Un soldado que conozco de las cocinas me saluda y

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    hace el relevo. No le puedo decir sin novedad y mi silencio le extraa. Se encoge de hombros y se mete en la garita. Al incorporarme a la fila, tengo delante a Felipe, que todava est blanco. Me indica con la cabeza y un gesto nervioso al Furri. Quiere que hable con l, pero creo que no es el momento. De hecho no s qu decirle. Por fin acabamos de realizar todos los relevos y volvemos al cuerpo de guardia. El cabo nos hace formar en el patio de armas y nos mantiene en posicin de firmes para dar novedades al oficial de guardia. -Cabo, haga revista de armas Dice el teniente. Es un protocolo de seguridad que se hace tras la vigilancia para evitar accidentes posteriores con las armas. Estas deben de estar descargadas y con el seguro puesto. Uno tras otro quitan el cargador del fusil de asalto apuntando al cielo y echan la corredera de la recmara hacia atrs para descartar que haya un cartucho, luego ponen el seguro. Cuando llega mi turno, el cartucho salta del resorte de la recmara. Todos mis compaeros, el cabo y el teniente se me quedan mirando con reprobacin. -Soldado, me puede explicar por qu tena el arma montada? Me pregunta el teniente fulminndome con la mirada y dirigindose hacia m hasta colocar la visera de su gorra a la altura de la ma. -Mi teniente, prefiero explicrselo en privado le contesto con miedo. El oficial parece dudar durante unos instantes y finalmente dice: -Acompeme al despacho. Usted tambin cabo.

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    El Furri da rdenes a la formacin para que rompan filas y seguimos al teniente hacia el edificio del cuerpo de guardia. Me doy cuenta que Felipe tambin nos acompaa unos metros ms atrs. El teniente entra en su despacho, un habitculo pequeo y vetusto, solamente amueblado con un escritorio y un archivador. Ola a tabaco de puro rancio. Se sienta detrs de la mesa y nos hace pasar con un gesto. Se da cuenta que detrs de nosotros tambin est Felipe.

    - Qu quiere soldado? Le pregunta bruscamente. - Apoyar la versin de mi compaero. He sido testigo de lo que

    le va a explicar. El teniente asiente y ordena que cerremos la puerta del despacho, quedando los tres delante de la mesa del despacho mientras el teniente nos examina a uno por uno con furia contenida. Supongo que est pensando en que ha sucedido algo en su guardia que le va a dar problemas delante de sus mandos. Seguramente va a cortar cabezas. -Y bien? Me dice con ira contenida. -Mont el arma por que escuch ruidos detrs mo Omito expresamente que fue Felipe el que caus los ruidos al abandonar su puesto de vigilancia. Eso le poda costar muy caro - en el momento que estaba viendo unas luces extraas en el cielo. -Luces extraas? El teniente frunce el ceo y parece interesado Prosiga, soldado. Le explico con pelos y seales lo que he visto. Todava lo tengo gravado en mi mente y lo repaso como si estuviese todava en lo alto del acantilado. -Usted vio lo mismo? Le pregunta el teniente a Felipe cuando acabo mi relato.

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    -S mi teniente, exactamente lo mismo. -Bien. Espero una risa, un acceso de furia, algn gesto despectivo por parte del oficial de guardia, pero en vez de eso, echa hacia atrs su silla, se levanta y se dirige hacia una caja fuerte que hay en la pared, la abre con una combinacin y de ella saca un cuaderno de tapas rgidas estampadas en un color negro y gris muy desgastadas. Debe de ser antiqusimo. Se lo lleva hasta la mesa y lo abre buscando pginas libres. Estaba repleto de anotaciones con diferentes trazos de letra. El cuaderno es muy grueso, debe de tener al menos mil pginas y el teniente encuentra una libre casi al final del mismo. Comienza a escribir con normalidad. No parece sorprendido ni nervioso. De vez en cuando nos hace alguna pregunta, pero en general parece que la informacin que le he dado le vale para hacer su informe. -El punto exacto dnde se sumergieron los objetos? Pregunta sin levantar la mirada del cuaderno. -Entre Tenerife y la Palma, a unos dos kilmetros de nuestra costa, de nuestra posicin. Le contesto. Finaliza de escribir, cierra el cuaderno y lo vuelve a encerrar en la caja fuerte. -Bien seores, ni que decir tiene que de esto ni una palabra a nadie Nos dice con severidad. -S, mi teniente contestamos Felipe y yo. -De acuerdo cabo? pregunta el teniente al Furri, que permaneca con la boca abierta, flipando, tras escuchar nuestra historia. -S mi teniente, a la orden mi teniente.

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    Muy bien, ya se pueden retirar. Los tres abandonamos el despacho del teniente en silencio y nos dirigimos al patio de armas, bajo el porche del edificio del Cuerpo de guardia. Encendemos un cigarrillo y permanecemos en silencio. -En serio habis visto todo eso? nos pregunta el Furri. -S, te lo puedo jurar - Le contesto. -Habis visto el cuaderno de la caja fuerte comenta Felipe tiene que tener al menos cien aos. Supongo que tiene que ser para anotar las novedades de la guardia. -No contesta el Furri el libro de novedades del oficial de guardia est en un cajn del escritorio. Me da que ese cuaderno solamente lo utilizan para anotar ste tipo de casos. Lo tienen a buen recaudo, y por lo lleno que estaba tiene que ser muy comn que escriban en l. El teniente ni pestae cuando le contasteis lo de las luces, tienen que estar sper acostumbrados. Nos despedimos para formar en el patio de armas la guardia al completo. Son las seis de la maana y nos tienen que hacer el relevo para finalizar nuestro servicio. Al lado nuestro forma el cuerpo de guardia entrante. Los cabos de guardia informan a sus respectivos oficiales, los entrantes y los salientes. Se hace la izada de bandera a toque de corneta y al finalizar el protocolo, rompemos filas y nos dirigimos a nuestros dormitorios. Por la maana voy a desayunar y empiezo mi jornada normal en la oficina de la Plana Mayor. Despacho con el subteniente que me informa que hay que montar la logstica para la vuelta del batalln que estaba de maniobras, prevista para ste medio da. A la hora de la comida, me dirijo al comedor y veo que est repleto de soldados haciendo cola en el mostrador del autoservicio con la bandeja en la mano.

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    Cuando tengo mi bandeja llena de comida echo un vistazo al comedor buscando un sitio para sentarme. Veo un grupo de fusileros de la quinta compaa ocupando una gran mesa alargada. Estn muy morenos y algunos presentan pequeas heridas en los brazos. Acaban de llegar de las maniobras. Me siento con ellos ya que conozco a la mayora. Me cuentan que han ganado los Juegos de Guerra contra la infantera de Tenerife, pero que estn molidos de tanto andar, correr, saltar, tirarse al suelo y cargar con material pesado en sus mochilas. Lo que me interesa de sta Compaa es sacar informacin. Son ellos los que se ocupan generalmente de realizar las guardias. -Anoche me toc hacer la guardia en el puesto del acantilado Les comento distradamente. -Un sitio solitario donde los haya Comenta un soldado mientras mastica un trozo de carne. -Vi unas luces extraas en el cielo Insisto como quien no quiere la cosa.

    Ninguno pareci inmutarse lo ms absoluto. -Las luces? Pregunta uno- Esas que se acaban metiendo en el mar? No te preocupes, al final te acabas acostumbrando. Por lo que s eso lleva pasando desde hace un montn de tiempo. No hay que darle ms vueltas. Lo sabe todo el mundo e incluso hay una base cientfica con telescopios en el Roque de los Muchachos. Creo que saben mucho ms de lo que dicen. La gente de la isla est hasta las narices de verlas y prcticamente las consideran como parte del paisaje. Tenemos orden de comunicarlo cuando avistamos esas luces y se lleva un seguimiento desde las altas esferas. No hay que darle ms vueltas, no sacaramos nada en claro.

  • 50

    Acabo de comer en silencio y me despido de mis compaeros. Ya en mi camareta, me siento en la cama y abro la taquilla, en donde tengo colgadas fotografas de mi familia y amigos. Menuda experiencia para contar! Lstima que no me creera nadie fuera de sta isla. Cmo es posible que un tema de sta envergadura no trascienda a la prensa, o en el mundo cientfico? No hay nadie que lo investigue y lo difunda? Finalmente decido olvidarme del tema desde ahora y para siempre. No sacar nada en claro. Tal vez algn da nos expliquen qu son esas luces, pero sospecho que cuando esos suceda nuestra civilizacin cambiar para siempre. Bueno, me quedan dos meses para ir de permiso a mi casa, de momento es lo que ms me importa.

    FIN

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    -Nene, a ti te pasa de todo Coment Francisco cuando Carmen finaliz la

    lectura Demonios, ovnis. Qu vendr despus?

    -Realmente sta historia me ha encantado Coment Javier Es como si

    estuviese al lado tuyo mientras vas relatando lo que viviste. Tambin ha

    ayudado Carmen. Hay que ver lo bien que lees, nena!

    -S, me gusta leer en voz alta contest ella pero como no me deis algo

    fresquito para beber, la lengua se me va a quedar como la suela de un

    zapato.

    Sara prepar mojitos para todos, excepto para Ral, claro, que continu con

    su zumo de pia.

    -Qu opinin tienes sobre las luces, de dnde procedan y porqu se

    metieron en el mar? Pregunt Francisco.

    -No tengo ni idea Le contest Dani He estado pendiente des de que

    pas aquello, pero sin obsesionarme, de cualquier noticia de avistamientos

    por aquella zona. Internet est plagado de testimonios y experiencias de

    mucha gente que los ha visto, pero explicaciones serias de lo que pasa all

    no he encontrado ninguna. La nica fue una noticia que public el diario

    digital CANARIAS AHORA en agosto del 2012. En ella se hace

    mencin a que numerosos testigos de los municipios de Los Llanos de

    Aridane, Tazacorte y Tijarafe, de la isla de la Palma, vieron una enorme luz

    en forma de crculo que surcaba el cielo y que finalmente se introdujo en el

    mar.

    Pienso que se podra tratar de algn fenmeno meteorolgico, existen

    infinidad de ellos que todava no han sido estudiados cientficamente.

    Tambin existe la teora del mismsimo Stephen Hawking, por la cual

    acepta que puede existir vida inteligente en el universo con una tecnologa

    muy superior a la nuestra, que visita nuestro planeta con el nico objetivo

    de obtener materias primas. Segn opina, cualquier contacto con ellos

  • 52

    podra ser tan contraproducente como fue para los nativos el

    descubrimiento de Amrica por los exploradores europeos.

    -Pap, qu fue lo que ms te impresion de la experiencia? Quiso saber

    Ral.

    -Cuando las luces entraron en el mar. Fue impresionante ver como la

    luminosidad dentro del agua se adentraba hacia las profundidades hasta que

    desapareci del todo. Creo que la estuve viendo incluso cuando llevaba

    sumergida cientos de metros.

    -Tambin hay un detalle que me ha llamado la atencin Coment David a

    su padre El oficial de guardia anot lo que contaste en un libro viejo y

    con muchas pginas. Supongo que eso significa que el ejrcito llevaba las

    anotaciones de todos los avistamientos. Lo que dara por echar el guante a

    ese libro!

    - S, adems el teniente se qued como si nada cuando le explicamos lo de

    las luces. Estaba acostumbrado a esas situaciones y saba lo que tenia que

    hacer. Es decir, tena un protocolo estipulado para realizar las anotaciones.

    Teniendo en cuenta lo grueso que era el libro y que ya se estaban utilizando

    sus ltimas pginas, es de suponer que debe de tener cientos si no miles de

    notas.

    - De toda maneras encuentro que has sido afortunado Coment Francisco

    sirvindose un mojito y recostndose en la silla Hay miles de personas

    que han perseguido ver OVNIS toda su vida y no lo han conseguido.

    Carmen pareca impaciente por empezar una nueva lectura, por que ya

    estaba buscando el nuevo cuaderno.

    -Cul toca ahora, Dani?

    -Bueno, ste es el ms personal Dani mir a su hermano Es una

    experiencia de la que t tambin formas parte, Javier. Trata de la muerte de

    pap. Me cost mucho escribirlo por que fue como abrir una terrible herida

    al revivir aquellos das.

  • 53

    -Lo cuentas todo? Pregunt Javier. Se haba puesto muy serio de repente

    y en su cara se reflej la tristeza Sabes que fue doloroso para todos

    nosotros, pero me alegro que lo hayas narrado. Ha tenido que ser como una

    terapia para ti.

    - Tal vez seria mejor no leer ste relato Dijo Carmen viendo lo serios que

    se haban puesto los dos hermanos.

    -No, no Respondi Javier con un gesto de la mano, como quitando

    importancia a su turbacin Estoy deseando escucharlo, si a Dani le parece

    bien.

    Dani pareci meditar durante unos instantes, finalmente suspir y asinti.

    -A ste relato le puse el nombre de El beso. Puedes empezar cuando

    quieras.

    Carmen cogi el cuaderno y lo abri por la primera pgina.

    Empez a leer.

  • 54

  • 55

    El cielo est llorando Llora por que comparte el dolor de una familia que permanece

    abrazada al pie de los nichos. Llora, no por la muerte, sino por la pena de los vivos.

    Cuando el cielo llora, es que el mundo ha perdido una persona buena, irreemplazable para los suyos.

    Llora por que es un homenaje a la vida y a las personas que han sabido amar.

    Son las lgrimas del difunto que se despide.

    A mi padre, mi madre y mis hermanos

  • 56

    Cualquiera que hubiese visto la escena en un cementerio no se habra sorprendido: una familia abrazada y llorando mientras un montacargas suba el atad hasta el cuarto piso de los nichos. Ese tipo de escenas se repetan casi a diario. Unos operarios eficientes, acostumbrados a su trabajo, no tardaron en meter el atad dentro del nicho, tapiarlo con ladrillos y poner una lpida con un gravado en letras y fechas. Tambin pusieron una corona de flores con una banda y ms inscripciones. Demasiado rpido, pens Dani. Ya est, han metido a mi padre en un agujero y no lo ver ms. La persona que me ha dado la vida, me ha educado, ha luchado para ser lo que soy, se quedar para siempre metido en una caja, solo. Ante tal pensamiento su alma se fractura. Se ha roto un pedazo de l que difcilmente podr recuperar. Es como una cicatriz que nunca sanar. Le asalta un recuerdo doloroso y que le perseguir mientras viva. Su padre le suplic que lo llevara a casa. No quera estar en el hospital. Aquello sucedi una semana o dos antes del desenlace. Los dos caminaban por el pasillo de la tercera planta del hospital, el padre agarrado al brazo de su hijo. Era una rutina de paseo que tenan establecida desde hacia tiempo. Iban lentos, acomodando el paso al enfermo y Dani hablaba de cosas triviales, consciente de que su padre no le escuchaba demasiado debido a la gran cantidad de morfina que le estaban suministrando. Notaba unas manos huesudas y temblorosas aferradas a su brazo y no comprenda

  • 57

    cmo era posible que una mierda de enfermedad hubiese vencido a su hroe, el hombre ms fuerte del mundo. Como siempre se detuvieron a descansar al final del pasillo, donde haba un gran ventanal con vistas a las montaas, ms all de los lejanos edificios de la ciudad. Una de aquellas montaas, la ms alta, la que se ergua orgullosa entre el resto, haba sido coronada por l y su padre en numerosas ocasiones, en una poca no muy lejana. Su padre se qued mirando fijamente el paisaje, y por un momento el velo de las drogas cay de sus ojos y stos parecieron recuperar la cordura por unos instantes. -Llvame a casa, Dani Le dijo con voz temblorosa. -Pap, sabes que no podemos ir a casa Le contest Dani, y despus le minti cuando te recuperes iremos, no te preocupes. -Llvame a casa, te lo suplico Insisti su padre. Dani sinti como un pual que le atravesaba el corazn. Intuy que en un momento de lucidez su padre le estaba suplicando que no quera morir all, que deseaba volver a su vida cotidiana, luchar, abrazar a su mujer y a sus hijos, volver a subir la montaa. -Venga, papa, volvamos a la habitacin, ests cansado. Se lo llev dcilmente hacia la habitacin y lo acost en su cama, donde rpidamente se qued dormido. Lo traicion - Pens Dani - No respet su ltimo deseo. Morir en casa.

    Al poco tiempo su padre ya no se levant ms. Ni volvieron a pasear. Era tal el dolor que invada su cuerpo que le tuvieron que aumentar la dosis de morfina y se qued en la cama sin moverse, a veces mirando al techo con los ojos entelados en brumas, pero sin articular palabra alguna.

  • 58

    Cuando lleg el desenlace all estaban todos. Su mujer, sus hijos, nueras y yernos. Todos se abrazaron a l en el momento de la expiracin. Le besaron y le acariciaron el rostro. Dani jurara que vio sonrer a su padre en el momento de la expiracin, que durante unos breves segundos abri los ojos y los mir uno a uno. All estaban todos sus seres queridos. Despus muri. El desenlace por fin haba llegado. Una muerte anunciada para la que se haban estado preparando durante mucho tiempo. Todo y eso, el dolor golpe fuerte a la familia aquella noche. En el cementerio, poco a poco los acompaantes se fueron despidiendo de la familia y pronto se quedaron solos bajo la lluvia incesante que golpeaba contra los paraguas. -Vmonos hijos Dijo la madre de Dani Vuestro padre por fin descansa en paz Luego mirando hacia el nicho, le lanz un beso con la palma de la mano Adis, amor mo. Todos los hermanos y sus parejas quedaron para comer en la casa de sus padres. La mayor era Ester, despus la segua Dani, Montse y por ltimo el pequeo, Javier. Todos excepto ste ltimo y Montse tenan nios pequeos, a los que haban dejado con alguien para evitarles el trance del entierro del abuelo. Fueron a buscarlos para llevarlos a la comida. Como no tenan nada para cocinar, compraron unos cuantos pollos a last. Todos arroparon y mimaron a su madre en el trascurso de la comida. Ella estaba entera, fuerte de cara a sus hijos. Una vez estuvieron sentados todos a la mesa, hablaron de una gran cantidad de ancdotas relacionadas con el cabeza de familia ausente. Haba sido una persona de gran carcter y de ideas firmes, pero tambin con un sentido del humor muy peculiar, lo que le haba llevado a situaciones muchas veces cmicas de las que

  • 59

    todos se acordaban. Finalmente acabaron riendo. Dani pens que era el mejor homenaje que le podan dar. Adems aquel momento result teraputico y surti ms efecto que mil lgrimas. Si exista un cielo, deba de estar rindose con ellos en aquel momento. Mientras en la mesa se mantena una animada charla, Dani no pudo evitar abstraerse un momento y mir a su alrededor. Todo estaba impregnado de su padre: su silln favorito, donde hacia las siestas; los incontables libros de las estanteras, ya que haba sido un lector empedernido; sus pelculas en VHS e incluso sus gafas de leer que se haban quedado encima del mueble, donde las dej en el momento de abandonar la casa por ltima vez al irse al hospital. Pareca que de un momento a otro iba a aparecer por la puerta como si tal cosa gritando qu pasa, en sta casa no se come?. Los nietos tambin lo echaban mucho de menos. Era muy frecuente verlo cargado con uno u otro sobre su regazo, jugando con ellos y hacindolos rer. Los ms mayores estaban muy tristes y con los ojos enrojecidos de tanto llorar. Ya bien entrada la tarde, todos los hermanos, sus parejas y los nios se despidieron y se marcharon a sus respectivos domicilios. La madre y Javier, se quedaron all con sus recuerdos. La vida cotidiana les esperaba despus de un parntesis dolorosamente largo. Transcurri un ao lleno de acontecimientos felices. Era como si el destino quisiera recompensar a aquella familia que haba sufrido tanto.

    Montse tuvo una preciosa nia. En la soledad de la habitacin del hospital con el beb en brazos y aprovechando un momento que no haba nadie ms susurr: Pap, te presento a tu nieta.

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    Y Javier se cas. Fue una ceremonia bonita pero dura para el novio, que de vez en cuando miraba hacia atrs como queriendo ver a su padre sentado en las primeras filas de los bancos de la iglesia. Una vez dicho el S quiero, el nuevo matrimonio se escap de los invitados el tiempo justo de llevar el ramo de flores de la novia al cementerio y ponerlo en el nicho. Era su manera de hacer que el padre que ya no estaba participara en un da tan especial. En todas estas celebraciones estuvo presente la memoria del padre difunto. De alguna manera sentan su presencia, incluso cuando se reunan en la casa de la madre para comer o cenar, lo cual era muy comn. Dani no poda evitar pensar en su padre todos los das. Lo echaba mucho de menos, y en especial cuando iba de visita a la casa de su madre. Segua con la sensacin de tener el alma rota e incluso nunca ms volvi al cementerio a visitar su tumba. Saba que le asaltaran pensamientos perversos al pensar que su amado padre yaca solo en un agujero oscuro y fro para toda la eternidad. Prefera conservarlo en su memoria, sonriente o enfadado, pero vivo. Su mujer Sara le deca que tena que pasar el proceso de luto, que llorara, pero le era imposible. De todos los hermanos fue tal vez el que menos lgrimas derram, todo y que la pena que senta le ahogaba en el pecho sin conseguir que saliera en forma de sollozos. Al poco de haberse casado su hermano Javier, les pas un hecho extrao. Era sbado y se haba acostado en la cama ms tarde que Sara y sta ya dorma profundamente. Apag la luz del dormitorio, cerr los ojos y se dispuso a dormir. De repente not como el colchn se hunda a sus pies, como si alguien se hubiese sentado en l. Una mano le acarici su pierna izquierda por encima de la sbana. Era una mano grande, de

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    persona adulta, por lo que descart que se tratara de uno de sus hijos. Asustado, encendi la luz de la habitacin y mir hacia donde senta el contacto, esperando ver a un extrao con un pasamontaas y armado con un cuchillo, pero no haba nadie. Todo y eso continu sintiendo la presin sobre el colchn y jurara que estaba viendo una zona de las sbanas aplastadas, como si hubiese alguien sentado sobre ellas. Poco a poco esa presin desapareci. Mantuvo la mirada fija en aquel punto durante un buen rato y no pas nada ms. Lo que hubiese sido aquello ya no estaba, se haba marchado. Pens en la mano que le haba tocado la pierna. No fue una sensacin brusca, sino una caricia de cario. La que le da un padre a un hijo. Daniel se emocion por unos instantes y sin darse cuenta las lgrimas acudieron a sus ojos. -Pap? dijo inconscientemente, como si esperara una respuesta que no lleg. Aquella noche durmi tranquilo, con una sensacin de calma que hacia mucho tiempo no tena desde la muerte de su padre. Fueron pasando los das y sta experiencia qued arrinconada en su cerebro, como un secreto que solamente le perteneca a l. Incluso lleg a pensar que lo haba soado todo, el subconsciente a veces hace malas pasadas. A la semana siguiente, una noche estaba en casa haciendo una barbacoa. Haba invitado a su hermano Javier y a su mujer, Lidia, a cenar.

    Mientras ambos hermanos beban cerveza y daban vueltas a la carne en la parrilla, Javier carraspe y le dijo:

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    -Te puedo contar algo y no te res? -No te puedo asegurar nada Le contest Dani Con las tonteras que sueles decir. -Venga va, en serio. Dani se extra del tono grave con el que hablaba su hermano, ya que lo ms normal en l que dijera disparate tras disparate, pareca que no se tomaba nada en serio y siempre estaba de broma. -Dime, to, me ests acojonando. -Vers, el otro da, la semana pasada, estaba con Lidia sentado en el sof del comedor viendo la tele. Ya habamos cenado y nos habamos puesto cmodos. Sabes que el respaldo de mi sof da a la pared. Pues bien - Javier hizo una pausa en su relato y dio un sorbo a la cerveza, estaba realmente serio, poco usual en l Not algo en la nuca -Qu notaste algo en la nuca? A qu te refieres? -Era como un soplo. Como si alguien me hubiese tocado sutilmente en la nuca, pero con delicadeza. Me asust tanto que me incorpor del sof de un salto y mir hacia atrs. Evidentemente estaba solamente la pared. No haba nadie. Lidia se asust y me pregunt qu me haba pasado. No supe qu contestarle y al final me dijo que si era gilipollas. Me volv a sentar pensando que haba sido una corriente de aire, cosa rara porque lo tena todo cerrado, pero en fin, era por buscar una explicacin a aquello Javier apur la cerveza de un trago y continu De repente fue Lidia la que dio un respingo en el sof y se gir a mirar hacia atrs. Me dijo que alguien le haba tocado por detrs de la cabeza. Estaba realmente asustada. Entonces le expliqu que a mi me haba pasado lo mismo. Lidia me pregunt aterrada qu estaba pasando. Estuve recapacitando

  • 63

    durante unos instantes. Si te tengo que describir la sensacin que not en la nuca, lo ms parecido es que fue un beso. -Un beso? -S, era dulce pero firme. Lo podra reconocer entre un milln. Era pap. Javier esper la reaccin de su hermano. Saba que era la persona ms escptica que conoca y solo esperaba de l una carcajada, pero en contra, se volvi hacia la parrilla y continu moviendo la carne.

    -Qu da sucedi esto? Le pregunt por fin Dani, pareca que estaba conmocionado. - El sbado pasado, por qu? - Por que a mi me pas algo parecido la misma noche. - Despus le cont su propia experiencia. De cmo not que alguien se sentaba en la cama y le acariciaba la pierna. Tambin tuvo la intuicin que se trataba de su padre. Los dos hermanos se quedaron mirndose con lgrimas en los ojos. -Eso no es todo, Dani. Al da siguiente llam por telfono a Ester y a Montse para explicarles lo que me haba pasado. No pens en llamarte a ti por que s lo que opinas de ste tipo de cosas. Mis hermanas s que me creeran. Ester me cont que estaba durmiendo cuando la despert una caricia en la mejilla, despus un beso. Al abrir los ojos vio a Pap a su lado, que la sonrea y poco a poco su imagen se fue difuminando hasta que desapareci. No veas cmo lloraba la pobre cuando me lo contaba! Me dijo: Pap ha venido a despedirse En ningn momento pens que se trataba de un sueo -Y Montse? Quiso saber Dani - Qu te dijo Montse?

  • 64

    - Ella tambin estaba en la cama, pero despierta, leyendo segn me dijo. Not una presencia en la habitacin y al bajar el libro vio a pap mirando dentro de la cuna, donde estaba el beb durmiendo. Despus se gir hacia ella. Le sonrea y le envi un beso. Se despidi con la mano y desapareci. Tambin estuve hablando con mam. Me ha dicho que ella lo ha sent