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La Pedagogía Desarrolladora Tiene como sustento la teoría vigotskiana de los procesos psíquicos en el desarrollo intelectual, el papel de la educación en el desarrollo de la personalidad y la inteligencia: Procesos cognitivos y conciencia social. Desde un modelo pedagógico que asume como base el enfoque del desarrollo de la personalidad, plantea como sustento la conciencia y lo psíquico, que permiten la acción reguladora tanto inductora como ejecutora. En este modelo pedagógico se considera que el proceso del conocimiento tiene dos vías de confluencia; de un lado, el mundo psíquico y de otro lado la conciencia. Desde esta concepción, interpreta la realidad reconociendo la importancia que tienen los cambios científicos y tecnológicos y asume el papel de la educación como instrumento de cambio, desarrollo y transformación de la personalidad y la realidad socio-cultural, con una visión crítica. Esta tendencia pedagógica integra holísticamente el aspecto cognitivo y afectivo de la personalidad, en tanto desarrollo multidimensional de la persona como individuo y ser social. Su enfoque desde lo pedagógico, a decir de la Dra. Martha Martínez Llantada «define al hombre como esencia creadora que equivale a definirlo como esencia histórica y viceversa». Por lo tanto, esta tendencia integra de un lado, el desarrollo de las capacidades y habilidades cognitiva y metacognitiva, lo que significa «aprender a aprender» y «conocer cómo se conoce», saber proceder metódica y estratégicamente en la resolución de problemas de la vida cotidiana; y de otro lado, la formación humanística, con una actitud axiológica, para emprender y atreverse en diversos contextos y circunstancias disímiles. El objetivo de la educación es enfatizar la formación de la personalidad integral del sujeto educativo, no debe ser sólo transmitir información o contenidos que pueden quedarse obsoletos; además, es importante aprender también estrategias cognitivas, estrategias para aprender, que nos permitan acceder a campos nuevos del conocimiento o a situaciones problemáticas que no hemos experimentado nunca. Donde los enfoques humanistas y científicos son parte de una misma unidad dialéctica. Todo lo cual implica el desarrollo y potenciación del pensamiento inteligente y creativo del estudiante, de las capacidades y habilidades mentales como proceso constructivo individualizado y diferenciado. Pero, en determinados contextos socio culturales y mediante actividades propositivas y sociales negociada por el docente. Este carácter integrador se fundamenta en la tendencia de la pedagogía desarrollador, que tiene como sustento la teoría de la psicología histórico-cultural de Vigotsky y la teoría marxista del conocimiento científico; así como el reconocimiento del papel del individuo en la historia; por lo cual fusiona los procesos cognitivos-biológicos del individuo con los procesos cognoscitivos y socio culturales de la personalidad, como unidad dialéctica. ¿Qué relación existe entre esta tendencia y el desarrollo de la sociedad? Si se analiza el escenario actual podemos plantear que la crisis económica y las nuevas formas de explotación capitalista-imperialista, desde la globalización y el neoliberalismo, están creando serias metamorfosis negativas en la concepción axiológica tanto en la ética como en las convicciones de los seres humanos. La deshumanización de la sociedad en los últimos tiempos acarrea

La Pedagogía Desarrolladora

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La Pedagogía Desarrolladora

Tiene como sustento la teoría vigotskiana de los procesos psíquicos en el desarrollo intelectual, el papel de la educación en el desarrollo de la personalidad y la inteligencia: Procesos cognitivos y conciencia social. Desde un modelo pedagógico que asume como base el enfoque del desarrollo de la personalidad, plantea como sustento la conciencia y lo psíquico, que permiten la acción reguladora tanto inductora como ejecutora. En este modelo pedagógico se considera que el proceso del conocimiento tiene dos vías de confluencia; de un lado, el mundo psíquico y de otro lado la conciencia.

Desde esta concepción, interpreta la realidad reconociendo la importancia que tienen los cambios científicos y tecnológicos y asume el papel de la educación como instrumento de cambio, desarrollo y transformación de la personalidad y la realidad socio-cultural, con una visión crítica. Esta tendencia pedagógica integra holísticamente el aspecto cognitivo y afectivo de la personalidad, en tanto desarrollo multidimensional de la persona como individuo y ser social. Su enfoque desde lo pedagógico, a decir de la Dra. Martha Martínez Llantada «define al hombre como esencia creadora que equivale a definirlo como esencia histórica y viceversa». Por lo tanto, esta tendencia integra de un lado, el desarrollo de las capacidades y habilidades cognitiva y metacognitiva, lo que significa «aprender a aprender» y «conocer cómo se conoce», saber proceder metódica y estratégicamente en la resolución de problemas de la vida cotidiana; y de otro lado, la formación humanística, con una actitud axiológica, para emprender y atreverse en diversos contextos y circunstancias disímiles. El objetivo de la educación es enfatizar la formación de la personalidad integral del sujeto educativo, no debe ser sólo transmitir información o contenidos que pueden quedarse obsoletos; además, es importante aprender también estrategias cognitivas, estrategias para aprender, que nos permitan acceder a campos nuevos del conocimiento o a situaciones problemáticas que no hemos experimentado nunca. Donde los enfoques humanistas y científicos son parte de una misma unidad dialéctica.

Todo lo cual implica el desarrollo y potenciación del pensamiento inteligente y creativo del estudiante, de las capacidades y habilidades mentales como proceso constructivo individualizado y diferenciado. Pero, en determinados contextos socio culturales y mediante actividades propositivas y sociales negociada por el docente. Este carácter integrador se fundamenta en la tendencia de la pedagogía desarrollador, que tiene como sustento la teoría de la psicología histórico-cultural de Vigotsky y la teoría marxista del conocimiento científico; así como el reconocimiento del papel del individuo en la historia; por lo cual fusiona los procesos cognitivos-biológicos del individuo con los procesos cognoscitivos y socio culturales de la personalidad, como unidad dialéctica.

¿Qué relación existe entre esta tendencia y el desarrollo de la sociedad? Si se analiza el escenario actual podemos plantear que la crisis económica y las nuevas formas de explotación capitalista-imperialista, desde la globalización y el neoliberalismo, están creando serias metamorfosis negativas en la concepción axiológica tanto en la ética como en las convicciones de los seres humanos. La deshumanización de la sociedad en los últimos tiempos acarrea serios problemas a los pueblos, estados y gobiernos a ello se une el peligro de afrontar en el futuro situaciones conflictivas en lo social y lo político. Lo que obliga a mirar a la escuela como un espacio en la que las nuevas generaciones deben ser formadas en valores. Los pilares de la educación, basado en los cuatro saberes, es una expresión de esta orientación educativa, la misma que tiene su propuesta a través de la denominada Educación en Valores. En esta tendencia se plantea ubicar el problema de lo pedagógico desde un enfoque histórico cultural en el desarrollo de la personalidad, de un educando consciente de su rol como agente social transformador de la sociedad. Esta tendencia ubica el centro de la actividad educativa en el plano de las relaciones sociales de producción, poniendo el énfasis en lo ideológico y político, cuyo modelo la denomino como pedagogía desarrolladora .

El Dr. Vivino Ortega T., educador cubano, relacionando lo tecnológico con la socialización, señala la importancia de comprender que es una realidad el hecho que hoy en día vivimos «un desarrollo inusitado de la ciencia y la tecnología, marcando cambios profundos en toda la vida social. Una de las ramas que recibe el influjo de tan colosales transformaciones es la educación institucionalizada. Por ello, es importante tener en cuenta que la escuela debe aportar sujetos aptos para enfrentar su labor técnica y profesional en las condiciones que el avance de la ciencia impone, transformando el modo de vida y la existencia de la gente». Lo que implica que los currículums y la pedagogía respondan a estas exigencias del mundo actual. Desde esta concepción, lo pedagógico debe dar respuesta al problema del sujeto como personalidad en formación y en tanto futuro ciudadano inserto en el mundo laboral- empresarial. Esta tendencia integra el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, centrando su accionar en el sujeto en tanto personalidad que se desarrolla en un proceso

de contradicciones entre lo individual y lo colectivo, entre lo cognitivo y lo cognoscitivo, entre la actividad consciente y la reflexión activa para transformarse asimismo en la medida que transforma su contexto socio-cultural.

Enfatizar sólo en uno de los polos de la contradicción: fuerzas productivas o relaciones sociales, concepción científica o concepción humanista, etc. es un grave error, por cuanto son elementos de una misma unidad en contradicción. Por eso, es erróneo también, limitar la autogeneración de conocimientos a partir del creciente flujo de información que se produce en el mundo moderno, a una simple suma de capacidades y habilidades para el futuro laboral. Es necesario considerar al hombre sujeto, como centro de cambios que anuncian la entrada a la posmodernidad, lo que obliga a ver lo educativo no sólo en términos de información-instrucción, sino esencialmente en términos del desarrollo y potenciación plena de la personalidad, desde una visión holística.

Implica pasar de la concepción del proceso enseñanza-aprendizaje a la concepción del proceso docente educativo, en tanto lo instructivo debe de marchar al lado y junto a lo educativo. Por cuanto se deben dar respuesta en primer lugar a esa compleja trama ciencia-tecnología y desarrollo-justicia social. Porque habría que imaginarse lo que sucedería con la humanidad si se sigue profundizando la brecha entre el desarrollo tecnológico y el subdesarrollo socioeconómico de sus dos terceras partes, si se sigue con el subdesarrollo ecológico cada vez más globalizado a escala planetaria. Un proceso docente educativo, que integre la teoría y práctica del conocimiento, los contextos socio-culturales, el desarrollo del pensamiento creativo, las capacidades cognitivas y metacognitivas de las inteligencias múltiples; así como su implicancia en la comunicación, la organización social, la autorregulación y autoconciencia del sujeto social, en tanto personalidad. Sin descuidar que el proceso enseñanza-aprendizaje esté acorde con los avances científicos y tecnológicos en el campo de: la neuropsicología, la neurofisiología, la ciencia cognitiva, la ciencia computacional, la inteligencia artificial; etc.; pero fundamentalmente, desde una visión dialéctica y epistemológica de los procesos del desarrollo de la personalidad y desde las ciencias de la educación, que tenga como objetivo la formación de un nuevo sujeto, transformador de su realidad y de sí mismo.

Ante esta visión apocalíptica del horizonte temporal de la humanidad -distancia entre tecnología y subdesarrollo- el Dr. Vivino Ortega plantea que: «sólo con el rescate de lo mejor que hay en el ser humano –es decir, con una educación verdaderamente humanista, proyectada sobre la más integral formación de su personalidad– es que podrá hablarse de una efectiva educación en la actualidad y en adelante, de una educación realmente de calidad». Que tenga en cuenta la formación del sujeto, tanto en el proceso como en sus resultado, que profundice los aspectos referidos al desarrollo de la personalidad de los educandos, en especial, al comportamiento afectivo y volitivo-regulador, lo cual a todas luces desborda el estricto marco de la instrucción-información, e integrándo a estos dos aspectos del desarrollo de la personalidad: lo cognitivo.

El Dr. Vivino Ortega considera que: «Se hace necesario desarrollar las transformaciones deseadas en su personalidad; de tal manera que lo sitúen en reales condiciones para ser hombres y mujeres de su tiempo, lo que equivale a decir, a que sean capaces de actuar con una orientación ética correcta en una época en que la responsabilidad incumbe no sólo a los instruidos, sino además a su capacidad para utilizar en forma adecuada y beneficiosa para sus semejantes y la naturaleza, aquello que se ha aprendido. Esto obviamente tiene que ver una vez más, con el aspecto educativo y especialmente con la formación de determinados valores». La formación en valores implica para el sujeto ingresar al mundo de las relaciones sociales en la que transforma su realidad transformándose así mismo. Estos son, entre otros, los retos y desafíos del presente siglo que los educadores debemos enfrentar. En esta orientación se sitúa la Pedagogía Desarrollador, cuya concepción filosófica está expresada en la idea del educador cubano de fines del siglo XIX y principios del XX, Enrique J. Varona, quien manifiesta que para elevar la calidad educacional en nuestros países «La pesquisa de la ciencia ha de ser desinteresada; muy cierto: pero desinteresada no quiere decir indiferente. Ha de animarla y moverla un alto y claro propósito de que sus adquisiciones se encaminen en el mejoramiento del hombre, al bien de la patria, al aumento de la civilización». Esta tendencia pedagógica tiene como eje fundamental el enfoque vigotskiano del desarrollo intelectual del niño, a través de la mediación con el contexto socio-cultural, y la teoría marxista dialéctica del conocimiento.

Por lo señalado, es comprensible las diferencias conceptuales entre ambas tendencias pedagógicas contemporáneas que en la actualidad se presentan como alternativas en los sistemas educativos de los países de Latinoamérica. Aclarando que, en casi todos estos países se viene aplicando el constructivismo pedagógico, con uno u otro nombre, a excepción de Cuba que aplica la pedagogía Desarrolladora. Además, es importante destacar

que entre el constructivismo pedagógico y la teoría de Vigotsky existen diferencias conceptuales abismales, cuyos puntos de vista epistemológicos sobre el desarrollo humano son contradictorios. Por ello, es necesario aclarar que esta tendencia pedagógica denominada Desarrolladora tiene como fundamento de la psicología histórico cultural de Vigotsky, difiere esencialmente con el constructivismo pedagógico; por lo que es importante diferenciarlo del constructivismo, en tanto nos permite deslindar con las teorías cognitivas del aprendizaje que dejan de lado el aspecto del contexto socio-cultural enfatizando lo individual del desarrollo, y también con aquellos enfoques culturalistas o sociales que dejan de lado lo cognitivo y sólo asumen los procesos educativos con énfasis en lo ideológico o lo social. Además, si bien es cierto que el constructivismo pedagógico es un marco teórico conceptual abierto a recoger diversos enfoques pedagógicos -en el marco de las nuevas tendencias científicas y humanistas-. Sin embargo, debe tenerse en cuenta el deslinde epistemológico existente entre la relación educación y desarrollo humano, partiendo de la premisa de que: La educación como fenómeno social es un proceso histórico y cultural permanente, orientado a la formación integral de la persona y al perfeccionamiento de la sociedad. Como tal ésta contribuye a la socialización de las nuevas generaciones y las prepara para que sean capaces de transformar y crear cultura, asumir roles y responsabilidades como ciudadanos.

La diferencia sustancial entre el constructivismo pedagógico y la concepción desarrolladora es que: en el primero, el desarrollo del individuo responde a la experiencia individual, mientras que en el segundo, el desarrollo de la personalidad a la experiencia histórico-social y cultural. Aquí se integra el hombre en su desarrollo tanto como individuo y como personalidad, que no son dos procesos independientes o que se suman en un momento determinado, ni tampoco como dos procesos idénticos, sino es un mismo proceso dialéctico.

Uno de los aportes interesantes de la pedagogía desarrolladora para la enseñanza problémica, como función básica, a decir de la Dra. Marta Martínez Llantada es «el desarrollo de la inteligencia y de la creatividad de los estudiantes». Entendiéndose lo problémico, -cita a M.I. Majmutov- quien señala «como el grado de complejidad de las preguntas y tareas y el nivel de habilidades del estudiante para analizar y resolver los problemas de forma independiente». Lo que hace posible que con el apoyo de las regularidades psicológicas del pensamiento, permitiendo que el proceso de asimilación se presente como el descubrimiento de nuevos conocimientos.

Según Norma Cárdenas Morejón, «La formación de elevadas cualidades de la personalidad en los educandos, morales e intelectuales, ha constituido un importante objetivo de la educación en su devenir histórico. El contenido de tales cualidades, así como las vías para su formación, reflejan las posibilidades y aspiraciones de la sociedad en correspondencia con el nivel de desarrollo alcanzado». Esta concepción se encuentra en la línea del pensamiento humanista y culturalista de la talla de Carls. Rogers, Lev. Vigotsky, etc. cuya tendencia pedagógica se centra en la formación de la personalidad, activos, independientes, reflexivos y con un alto compromiso social.