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ODIO REFLEXIVO El gobierno del Brasil ha mandado á San- tos un crucero con refuerzos para sofocar la resistencia agresiva de los ocho mil huel- guistas qué están dominando muelles y puerto, impidiendo la carga y descarga de los buques mercantes. Esta medida gubernamental obedece al pá- nico que se ha apoderado de los comercian- tes. La huelga tiene todas las trazas de gene- ralizarse propagándose a otros centros obre- ros. Ignoramos las causas que habrán impulsa- do á aquellos obreros á declarse en huelga, pero nos las suponemos. Sea debido a las vejaciones de que son víctimas los obreros en todas partes ó sea debido al natural deseo de mejorar su condición económica, la actitud en que se han colocado los obreros de Santos nos es altamente simpática. Su actitud "agresiva" es la mas razonable, es la actitud que deben tomar todos los obre- ros en casos parecidos. He aquí el momento de lucha para el cual aconsejábamos en nuestro anterior artículo Odio irreflexivo, guardaran los obreros todos sus odios. Este es uno de los varios casos practi- cos en que tiene razón de manifestarse. Está motivado por la egoística resistencia patronal, por la arbitrariedad gubernamental que siem- pre apoya á la burguesía, por la exasperación propia de toda lucha directa, y no seremos nosotros anarquistas, quienes aconsejen á aque- llos obreros depongan su actitud agresiva acon- sejándoles una actitud de pasiva resistencia lega! como predican los socialistas de Estado en casos parecidos, temerosos de consecuencias que pudieran dar al traste con todos sus di- rectorios . Muy al contrario. Nosotros aconsejamos á los huelguistas de Santos no depongan esta actitud agresiva si quieren triunfar de sus eter- nos esplotadores. Es conveniente, necesario hasta, que la extremen a medida que más se extreme la repres.ón gubernamental y la resis- tencia patronal. Este es el momento característico en que el odio debe ser un factor principal para obte- ner la victoria. Nada de contemplaciones ni humanitarismos. Se trata de vencer y hay que acudir a la fuerza del número, á la fuerza material, para hacer entrar en razón á la bur- guesía y convencerla de que son siempre jus- tas las reclamaciones obreras y que es nece- sario que el principio do justicia ó igualdad económica triunfen. La arbitrariedad, la fuerza de arriba debe repelerse con la fuerza de los de abajo. Y si el odio se desbordara, si redujera á escombros humeantes los talleres y los buques, atropellá- acuerdo é inspiradas en los principios filosó- ficos de la sociología. En estos momentos, triunfar, debe ser el úni- co santo y seña. En estos instantes, la soli- lidaridad universal, debe ser la acompañante de los que luchan. Vencer á todo trance. Lo reclama así el instinto de conservación bien entendido. Es el porvenir, el bienestar propio y el de nuestros hijos lo que se ventila en estos casos y vale la pena de hacerle todos los sacrificios que nuestra razón y nuestro sentimiento nos dicten. Nuestra indignación, provocada por la anor- malidad de las actuales circunstancias, debe sugerirnos, nos lo sugiere de hecho, un deseo mas ampliado: el deseo de. que la huelga de Santos se extienda á otros ramos del trabajo, se generalize, tome incremento, se fomente y traduzca por el comienzo de la obra final: la Revolución Social, íntegra, total; todo ó nada. Es en estos momento en que los telegra- mas nos llevan la prueba evidente de las in- famias burguesas, que quisiéramos ver á todos los obreros, á todos los revolucionarios, jus- tamente indignados ante el atropello brutal de la Autoridad y ante la pretensión del Privile- gio, y trabajaran para secundar los esfuerzos de los hermanos que están en lucha. Bien, muy bien por esta "actitud agresiva" de los huelguistas de Santos que tanto alar- ma al comercio de aquella localidad y al go- bierno del Brasil. Esta misma alarma nos ín- dica que los huelguistas están en el verdadero camino que puede darles el triunfo si persisten en recorrerlo hasta el final. Ellos cumplen con su deber de obreros conscientes, cumpla- mos nosotros los revolucionarios anarquistas con el nuestro haciéndonos solidarios de esta "actitud ágresiva" la unica que puede inau- gurar el período de la Revolución acabando de una vez con todos los tiranos de la políti- ca y del trabajo. Creo nos habremos explicado lo suficiente para que no se interpreten nuestros anteriores consejos como expresión de debilidades y fla- quezas que no hemos sentido jamás, sino co- mo la expresión de la razón y de la verdad, únicas que guian nuestra pluma, haciéndonos distinguir entre el odio sistemático que se apli- ca en balde á la propaganda de principios, y el odio provocado par las circunstancias y las resistencias burguesas que originan la lucha entre el capital y el trabajo. Sirva esta aclaración una vez para siempre y harmonizemos nuestros esfuerzos para mejor cumplir con nuestro deber de obreros hacién- donos solidarios con los huelguistas de Santos para que triunfen la justicia y la igualdad. PRAT. ra a los comerciantes encastillados en sus pri- vilegios y monopolios, si hiciera armas contra la autoridad que se pone a servicio de todas 1 s injusticias y de todas las desigualdades, tanto mejor. Nosotros nos haríamos solidarios con los incendiarios, y con los que hubieren repelido la fuerza publica de los tiranos y de los esplotadores. Nada de contemplaciones; se trata de ven- cer, aunque Santos y todas las ciudades ten- gan que quedar convertídas en pavesas. El escarmiento se impone en estos momentos de lucha material, en estos instantes en que todo el mundo ve, toca palpablemente el egoísta proceder de burgueses y autoridades aliadas. Este es el momento de que todos los ge- nerosos sacrificios se manifiesten condensando en un acto de rebeldía suprema el deseo de todas las reivindicaciones obreras aunadas en un objetivo común, en un proposito colectivo: vencer para implantar el reinado de la justi- cia natural, el reinado de la igualdad econó- mica que aporte el bienestar a todos los hom- bres. Los obreros huelguistas de Santos han tra- zado el verdadero camino á todas las dernas huelgas sucesivas. Estas deben ser esencial- mente revolucionarias, agresivas, no pasivas. Nada Je contentarse con cruzarse de brazos y esperar en nuestras hogares a que el bur- gues este suficientemente quebrantado en sus intereses económicos para que nos haga la limosna de acceder a nuestras reclamaciones. Hay que arrebatarle a la fuerza todas Jas me- joras, todas las ventajas, aun pasando por en- cima de sus cuerpos. La colectividad obrera en lucha imponiendo sus condiciones igualitarias y equitativas de REFLEXIONES A VUELA PLUMA Cuando un hombre, acosado por el ham- bre atenta contra Ja propiedad individual del que considera detentador del producto de las energías colectivas, comete un de- lito que las leyes designan con el nom- bre de «robo». Cuando otro hombre, sin educación ni principio, es lanzado á los caminos por el régimen despótico y opre- sor que nos gobierna, al delito, que en- traña el «robo» agrégase el que entraña el crimen», porque para conservar su vida y la de los seres que quizás en me- dio de su existencia de beduino ha en- gendrado, vése impelido á matar y á destruir todo aquello que se opone a la satisfacción de sus necesidades. Uno y otro hombre son perseguidos por la au- toridad, presos y juzgados: el uno purga su delito en inmundo calabozo y el otro es obligado á colocar su cabeza bajo la cuchilla del verdugo que á de cercenár- sela. Cuando pedimos cuenta á los jueces y les hacemos cargos por las horrorosas penas infligidas á los delincuentes, nos contestan: «No les hemos castigado nos- otros, sino sus delitos».— Sin embargo, no hay nada más sofístico ni nada más falso que esta respuesta encarnando apa- rentemente la solución de un problema. Si se hubiese hecho un estudio detenido de la idiosincracia de estos hombres y se hubiese comparado con los medios en que se ha desarrollado, teniendo en cuenta la educación obtenida de la sociedad, los vi- cios heredados de sus progenitores y las necesidades que la naturaleza impone á todo ser viviente, resultarían, no delin- cuentes, sino victimas inconscientes de los errores y perversión premeditada por otros hombres que les arrojaron en una senda á que jamas hubieran creído llegar. Las necesidades y tribulaciones de los seres a quienes amamos con predilección, nos imponen deberes y sacrificios que no podemos ni debemos eludir; y es esta una ley tan natural y sugestiva, que huelgan cuantos ejemplos pudiéramos poner por via de comprobación. Un tigre destroza- ría al que intentara arrebatarle el alimen- to de sus cachorros. Así pues, si en la especie de irracionales no hay un solo ejem- plar que niegue protección y amparo á los suyos, ¿ qué diremos del hombre, ser dotado de razón y de sentimientos que en las demás especies no existen ? Una madre sacrifica cuanto tiene de más pre- cioso, sacrifica su propia vida por con- servar la de su hijo; un padre dedica to- dos sus afanes y desvelos a la familia que ha formado; trabaja incesantemente, ago- ta sus fuerzas físicas solamente por la sa- tisfacción que encuentra en el cumplimien- to de un deber. No es el lucro de un mí- sero jornal quien le retiene en las pro- fundidades de una mina ó le impele á con- fiar su vida á las olas del Océano; no es la ambición material la que le conser- va onriente en el taller ó en la fabrica cuyos miasmas corrompen y destruyen su organismo hallándose aún en la plenitud de la vida no es la perspectiva de los goces que facilitan las riquezas quien le hace sacrificar su dignidad de hombre ante las iras y reproches injustos del bur- gués sin conciencia, ni es el valor intrínse- codeunsalario quien le incita á vender susangrey su libertad; es algo más grande: es la alegría y el goce que en su foro interno experimenta cuando piensa que con aquellas monedas que le cuestan go- tas de sangre ha de proporcionar á su inseparable compañera y a sus hijos el alimento que les reanime. ¡ Qué alegría, que deleite sin igual para unos padres amantísimos poder dar á los hijos de sus entrañas el pan que les piden! Aquellos tiernos rostros que se animan; aquellos bracitos que se enlazan en el cuello; aque- llos inocen es labios que estallan en besos como sí de este modo quisieran manifes- tar toda su gratitud, son la recompensa mayor para las fatigas de un padre, su dicha única, su ambición. ¡ Cuantas veces echaría á rodar las herramientas, en mo- mentos de exasperación ante iniquidades sin cuento de que es objeto por parte de sus explotadores, si él solo fuera la víc- tima 1 Cuántas veces apelaría al recurso extremo del suicidio si á su existencia no estuviera unida la de otros seres ! Pero sabe que al íaltar él deja á una compa- ñera en la indigencia ó á un hijo á mer- ced de los vaivenes de la sociedad, y por eso no lo hace sino cuando sus faculta- das se perturban á fuerza de tanto sufrir; y por eso también llega al heroísmo y sacrificio, al robo y al asesinato. Y lo que decimos de los padres y de los esposos decimos de la humanidad en general. ¿Quién no se conmueve ante las desgracias de un amigo ó de un simple desconocido? ¿Quién no reparte su pan y su albergue con el menesteroso? ¿Quién, en fin, no se irrita al ver las injusticias que un hombre comete con otro ? Es que nos hallamos dominados por una fuerza ex- traña que nos impulsa á protejer al dé- bil contra el que abusa de su tuerza. Hay que confesarlo ingenuamente; la personalidad humana no es mala, no re- conoce ese instinto salvaje que, como á muchas ñeras, las induce á matar por sim- ple gusto. El hombre cuando roba, ó mata, lo hace por necesidad ó por educación, ya sea defendiendo su vida ó la de quienes ama de los avances de un troglodita usur- pador, ya sea defendiendo una idea; una verdad ó un absurdo, un dogma o una escuela. Están en un gran error los que pretenden aplicar al hombre sentimientos innatos de perversión; si los tiene (y no cabe dudarlo), los debe á la falsa educa- ción que recibe de la Sociedad y á la imposibilidad en que se le coloca de po- der subvenir á sus más apremiantes ne- cesidades. Hay algunas excepciones, pero estos casos son raros y deben considerarse deformidades de la naturaleza, con las que nada tiene que ver la educación intelec- tual; la razón de su existencia, su origen, sus causas generatrices etc, son cosas que nos esplicará la ciencia patológica, así co- mo también los medios de combatirla. Somos enemigos irreconciliables det ase- sinato cualesquiera que sean sus fines porque eremos con toda la buena fé que nos inspira el amor á la justicia y á nuestros semejantes, que no hav ni podrá haber jamas ley, idea ni liturgia que ló- gicamente pueda autorizar ó consentir la presión de un hombre sobre otro; este es un principio incontrevertible consagrado y sostenido por la libertad; si dijéramos lo contrario destruiríamos nuestras propias ideas y vendríamos á ejecutar la apología del actual órden de cosas. Pero si al que roba un pan se le desdora y encarcela y al que mata defendiendo los derechos suyos y los de sus congéneres, la razón y la libertad, se le fusila ó ahorca, ¿quién fusila y encarcela á los que ejercen un comercio inicuo con la sangre de los hom- bres?, ¿ quién á los que roban el producto de su trabajo, la tranquilidad y el honor á centenares de familias, para' satisfacer las más bastardas pasiones, el odio perso- nal, la lujuria ó la ambición? ¿Quién cas- tiga á los que so pretexto de defender el honor, la integridad nacional y otras cosas de apariencia muy bonita por lo apara- tosas, provocan esos conflictos y excisio- nes entre la familia humana que, hacien- do tabla rasa de los hombres y de cuanto su inteligencia y su brazo crearon, no tienen otro objeto que elevar á unos cuan- tos privilegiados á la categoría de minis- tros, reyes ó presidentes ? ¿ Quién castiga al noble que, escudado por las inmunidades de que goza, viola á la impúber plebeya? ; Quién al patrono ó magnate que con su oro corrompe y explota la miseria de un hogar otrora feliz y honesto ? ¿ Quién res- ponde de los accidentes que en fábricas, talleres, minas y construcciones de todo género inutilizan y mutilan horrorosa- mente á millares de obreros? ¿Quién, en fin, responde de tantos y tantos críme- nes, robos, persecuciones é injusticias de que es víctima el proletariado ? Nadie,—contestan los burgueses y los ignorantes por naturaleza ó por conve- niencia—, puede responder de todas esas cosas pues la mayor parte de las veces son imprevistas ó fortuitas; además la ley (¡ siempre invocando la ley!) es inexorable y el cumplimiento de los deberes que su época y su patria impone á los gobernantes, les obliga á seguir la ruta que les han trazado sus predecesores. Esto es,— deci- mos nosotros; la ruta del crimen, del pillaje, de la ambición sin trabas, del er- ror en suma ? Pues bien: el cumplimiento de esos deberes no tiene razón de exis- tir porque en lugar de prevenir males los engendra; es un sistema que establece gerarquías, razas, nacionalidades, odios personales; desolación y muerte; entre unos y otros hombres establécense bar- reras de aversión infranqueables; la espe- cie humana divídese en cincuenta millones de fragmentos que se rechazan entre sí; derroquemos este sistema y sustituyá- mosle por otro completamente antitético, porque lo reclaman así la sociología con- temporánea, las necesidades del hombre y el progreso, que nos ha inculcado las verdaderas exigencias de la libertad. Y he aquí que se manifiesta el comunismo anár- quico como la única solución de la ter- rible crisis social; pero no el anarquismo que la prensa burguesa describe cuando alguno de esos personajes que estuvo toda su vida oficiando de cimborio, cae bajo el enorme peso de sus crímenes merced al plomo reinvindicador; no el anarquismo eon que sueñan los que tienen su hoja de servicios á la humanidad lle- na de' negruras, los que han hecho der- ramar mares de lágrimas y de sangre ino- cente y temen el castigo de los sacrifi- cados á su capricho, sino el anarquismo de amor y solidaridad, que borrando los límites que crearon odio de muerte per- mite que los hombres se tiendan la mano por cima de las fronteras y constituyan una sola familia. Pero la lucha que hay que sostener es terrible, porque no poseemos más armas que la razón, y la sociedad actual está basada en la mentira y en la fuerza. En- tretanto, las ideas emancipadoras cunden con rapidez asombrosa, y á semejanza de tentáculos, aférranse al cerebro de los hombres, quienes paulatinamente se van dando cuenta del triste y ridículo papel que desempeñan como entidad social: re- claman su parte y entonces es cuando se inicia la lucha de represalias que ha de tener por fin la caída de ios ídolos de su fuerte pedestal. (Continuará). DE ACTUALIDAD Hace cuatro ó cinco semanas que em- pezaron las inscripciones en los registros electorales.

La Protesta Humana_11

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publicación anarquista Buenos Aires, 1897

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ODIO REFLEXIVOEl gobierno del Brasil ha mandado á San-

tos un crucero con refuerzos para sofocar laresistencia agresiva de los ocho mil huel-guistas qué están dominando muelles y puerto,impidiendo la carga y descarga de los buquesmercantes.

Esta medida gubernamental obedece al pá-nico que se ha apoderado de los comercian-tes. La huelga tiene todas las trazas de gene-ralizarse propagándose a otros centros obre-ros.

Ignoramos las causas que habrán impulsa-do á aquellos obreros á declarse en huelga,pero nos las suponemos. Sea debido a lasvejaciones de que son víctimas los obreros entodas partes ó sea debido al natural deseo demejorar su condición económica, la actitud enque se han colocado los obreros de Santosnos es altamente simpática.

Su actitud "agresiva" es la mas razonable,es la actitud que deben tomar todos los obre-ros en casos parecidos.

He aquí el momento de lucha para el cualaconsejábamos en nuestro anterior artículo Odioirreflexivo, guardaran los obreros todos susodios. Este es uno de los varios casos practi-cos en que tiene razón de manifestarse. Estámotivado por la egoística resistencia patronal,por la arbitrariedad gubernamental que siem-pre apoya á la burguesía, por la exasperaciónpropia de toda lucha directa, y no seremosnosotros anarquistas, quienes aconsejen á aque-llos obreros depongan su actitud agresiva acon-sejándoles una actitud de pasiva resistencialega! como predican los socialistas de Estadoen casos parecidos, temerosos de consecuenciasque pudieran dar al traste con todos sus di-rectorios .

Muy al contrario. Nosotros aconsejamos álos huelguistas de Santos no depongan estaactitud agresiva si quieren triunfar de sus eter-nos esplotadores. Es conveniente, necesariohasta, que la extremen a medida que más seextreme la repres.ón gubernamental y la resis-tencia patronal.

Este es el momento característico en queel odio debe ser un factor principal para obte-ner la victoria. Nada de contemplaciones nihumanitarismos. Se trata de vencer y hay queacudir a la fuerza del número, á la fuerzamaterial, para hacer entrar en razón á la bur-guesía y convencerla de que son siempre jus-tas las reclamaciones obreras y que es nece-sario que el principio do justicia ó igualdadeconómica triunfen.

La arbitrariedad, la fuerza de arriba deberepelerse con la fuerza de los de abajo. Y siel odio se desbordara, si redujera á escombroshumeantes los talleres y los buques, atropellá-

acuerdo é inspiradas en los principios filosó-ficos de la sociología.

En estos momentos, triunfar, debe ser el úni-co santo y seña. En estos instantes, la soli-lidaridad universal, debe ser la acompañantede los que luchan. Vencer á todo trance. Loreclama así el instinto de conservación bienentendido. Es el porvenir, el bienestar propioy el de nuestros hijos lo que se ventila enestos casos y vale la pena de hacerle todoslos sacrificios que nuestra razón y nuestrosentimiento nos dicten.

Nuestra indignación, provocada por la anor-malidad de las actuales circunstancias, debesugerirnos, nos lo sugiere de hecho, un deseomas ampliado: el deseo de. que la huelga deSantos se extienda á otros ramos del trabajo,se generalize, tome incremento, se fomente ytraduzca por el comienzo de la obra final: laRevolución Social, íntegra, total; todo ó nada.

Es en estos momento en que los telegra-mas nos llevan la prueba evidente de las in-famias burguesas, que quisiéramos ver á todoslos obreros, á todos los revolucionarios, jus-tamente indignados ante el atropello brutal dela Autoridad y ante la pretensión del Privile-gio, y trabajaran para secundar los esfuerzosde los hermanos que están en lucha.

Bien, muy bien por esta "actitud agresiva"de los huelguistas de Santos que tanto alar-ma al comercio de aquella localidad y al go-bierno del Brasil. Esta misma alarma nos ín-dica que los huelguistas están en el verdaderocamino que puede darles el triunfo si persistenen recorrerlo hasta el final. Ellos cumplencon su deber de obreros conscientes, cumpla-mos nosotros los revolucionarios anarquistascon el nuestro haciéndonos solidarios de esta"actitud ágresiva" la unica que puede inau-gurar el período de la Revolución acabandode una vez con todos los tiranos de la políti-ca y del trabajo.

Creo nos habremos explicado lo suficientepara que no se interpreten nuestros anterioresconsejos como expresión de debilidades y fla-quezas que no hemos sentido jamás, sino co-mo la expresión de la razón y de la verdad,únicas que guian nuestra pluma, haciéndonosdistinguir entre el odio sistemático que se apli-ca en balde á la propaganda de principios,y el odio provocado par las circunstancias ylas resistencias burguesas que originan la luchaentre el capital y el trabajo.

Sirva esta aclaración una vez para siemprey harmonizemos nuestros esfuerzos para mejorcumplir con nuestro deber de obreros hacién-donos solidarios con los huelguistas de Santospara que triunfen la justicia y la igualdad.

PRAT.

ra a los comerciantes encastillados en sus pri-vilegios y monopolios, si hiciera armas contrala autoridad que se pone a servicio de todas1 s injusticias y de todas las desigualdades,tanto mejor. Nosotros nos haríamos solidarioscon los incendiarios, y con los que hubierenrepelido la fuerza publica de los tiranos y delos esplotadores.

Nada de contemplaciones; se trata de ven-cer, aunque Santos y todas las ciudades ten-gan que quedar convertídas en pavesas. Elescarmiento se impone en estos momentos delucha material, en estos instantes en que todoel mundo ve, toca palpablemente el egoístaproceder de burgueses y autoridades aliadas.

Este es el momento de que todos los ge-nerosos sacrificios se manifiesten condensandoen un acto de rebeldía suprema el deseo detodas las reivindicaciones obreras aunadas enun objetivo común, en un proposito colectivo:vencer para implantar el reinado de la justi-cia natural, el reinado de la igualdad econó-mica que aporte el bienestar a todos los hom-bres.

Los obreros huelguistas de Santos han tra-zado el verdadero camino á todas las dernashuelgas sucesivas. Estas deben ser esencial-mente revolucionarias, agresivas, no pasivas.Nada Je contentarse con cruzarse de brazosy esperar en nuestras hogares a que el bur-gues este suficientemente quebrantado en susintereses económicos para que nos haga lalimosna de acceder a nuestras reclamaciones.Hay que arrebatarle a la fuerza todas Jas me-joras, todas las ventajas, aun pasando por en-cima de sus cuerpos.

La colectividad obrera en lucha imponiendosus condiciones igualitarias y equitativas de

REFLEXIONES A VUELA PLUMACuando un hombre, acosado por el ham-

bre atenta contra Ja propiedad individualdel que considera detentador del productode las energías colectivas, comete un de-lito que las leyes designan con el nom-bre de «robo». Cuando otro hombre, sineducación ni principio, es lanzado á loscaminos por el régimen despótico y opre-sor que nos gobierna, al delito, que en-traña el «robo» agrégase el que entrañael crimen», porque para conservar suvida y la de los seres que quizás en me-dio de su existencia de beduino ha en-gendrado, vése impelido á matar y ádestruir todo aquello que se opone a lasatisfacción de sus necesidades. Uno yotro hombre son perseguidos por la au-toridad, presos y juzgados: el uno purgasu delito en inmundo calabozo y el otroes obligado á colocar su cabeza bajo lacuchilla del verdugo que á de cercenár-sela. Cuando pedimos cuenta á los juecesy les hacemos cargos por las horrorosaspenas infligidas á los delincuentes, noscontestan: «No les hemos castigado nos-otros, sino sus delitos».— Sin embargo,no hay nada más sofístico ni nada másfalso que esta respuesta encarnando apa-rentemente la solución de un problema.

Si se hubiese hecho un estudio detenidode la idiosincracia de estos hombres y sehubiese comparado con los medios en quese ha desarrollado, teniendo en cuenta laeducación obtenida de la sociedad, los vi-cios heredados de sus progenitores y lasnecesidades que la naturaleza impone átodo ser viviente, resultarían, no delin-cuentes, sino victimas inconscientes de loserrores y perversión premeditada por otros

hombres que les arrojaron en una sendaá que jamas hubieran creído llegar.

Las necesidades y tribulaciones de losseres a quienes amamos con predilección,nos imponen deberes y sacrificios que nopodemos ni debemos eludir; y es esta unaley tan natural y sugestiva, que huelgancuantos ejemplos pudiéramos poner porvia de comprobación. Un tigre destroza-ría al que intentara arrebatarle el alimen-to de sus cachorros. Así pues, si en laespecie de irracionales no hay un solo ejem-plar que niegue protección y amparo álos suyos, ¿ qué diremos del hombre, serdotado de razón y de sentimientos queen las demás especies no existen ? Unamadre sacrifica cuanto tiene de más pre-cioso, sacrifica su propia vida por con-servar la de su hijo; un padre dedica to-dos sus afanes y desvelos a la familia queha formado; trabaja incesantemente, ago-ta sus fuerzas físicas solamente por la sa-tisfacción que encuentra en el cumplimien-to de un deber. No es el lucro de un mí-sero jornal quien le retiene en las pro-fundidades de una mina ó le impele á con-fiar su vida á las olas del Océano; noes la ambición material la que le conser-va onriente en el taller ó en la fabricacuyos miasmas corrompen y destruyen suorganismo hallándose aún en la plenitudde la vida no es la perspectiva de losgoces que facilitan las riquezas quien lehace sacrificar su dignidad de hombreante las iras y reproches injustos del bur-gués sin conciencia, ni es el valor intrínse-

co de un salario quien le incita á vendersu sangre y su libertad; es algo más grande:

es la alegría y el goce que en su forointerno experimenta cuando piensa quecon aquellas monedas que le cuestan go-tas de sangre ha de proporcionar á suinseparable compañera y a sus hijos elalimento que les reanime. ¡ Qué alegría,que deleite sin igual para unos padresamantísimos poder dar á los hijos de susentrañas el pan que les piden! Aquellostiernos rostros que se animan; aquellosbracitos que se enlazan en el cuello; aque-llos inocen es labios que estallan en besoscomo sí de este modo quisieran manifes-tar toda su gratitud, son la recompensamayor para las fatigas de un padre, sudicha única, su ambición. ¡ Cuantas vecesecharía á rodar las herramientas, en mo-mentos de exasperación ante iniquidadessin cuento de que es objeto por parte desus explotadores, si él solo fuera la víc-tima 1 Cuántas veces apelaría al recursoextremo del suicidio si á su existencia noestuviera unida la de otros seres ! Perosabe que al íaltar él deja á una compa-ñera en la indigencia ó á un hijo á mer-ced de los vaivenes de la sociedad, y poreso no lo hace sino cuando sus faculta-das se perturban á fuerza de tanto sufrir;y por eso también llega al heroísmo ysacrificio, al robo y al asesinato.

Y lo que decimos de los padres y delos esposos decimos de la humanidad engeneral. ¿Quién no se conmueve ante lasdesgracias de un amigo ó de un simpledesconocido? ¿Quién no reparte su pany su albergue con el menesteroso? ¿Quién,en fin, no se irrita al ver las injusticiasque un hombre comete con otro ? Es quenos hallamos dominados por una fuerza ex-traña que nos impulsa á protejer al dé-bil contra el que abusa de su tuerza.

Hay que confesarlo ingenuamente; lapersonalidad humana no es mala, no re-conoce ese instinto salvaje que, como ámuchas ñeras, las induce á matar por sim-ple gusto. El hombre cuando roba, ó mata,lo hace por necesidad ó por educación,ya sea defendiendo su vida ó la de quienesama de los avances de un troglodita usur-pador, ya sea defendiendo una idea; unaverdad ó un absurdo, un dogma o unaescuela. Están en un gran error los quepretenden aplicar al hombre sentimientosinnatos de perversión; si los tiene (y nocabe dudarlo), los debe á la falsa educa-ción que recibe de la Sociedad y á laimposibilidad en que se le coloca de po-der subvenir á sus más apremiantes ne-cesidades. Hay algunas excepciones, peroestos casos son raros y deben considerarsedeformidades de la naturaleza, con las quenada tiene que ver la educación intelec-tual; la razón de su existencia, su origen,sus causas generatrices etc, son cosas quenos esplicará la ciencia patológica, así co-mo también los medios de combatirla.

Somos enemigos irreconciliables det ase-sinato cualesquiera que sean sus finesporque eremos con toda la buena fé quenos inspira el amor á la justicia y ánuestros semejantes, que no hav ni podráhaber jamas ley, idea ni liturgia que ló-

gicamente pueda autorizar ó consentir lapresión de un hombre sobre otro; este esun principio incontrevertible consagradoy sostenido por la libertad; si dijéramoslo contrario destruiríamos nuestras propiasideas y vendríamos á ejecutar la apologíadel actual órden de cosas. Pero si al queroba un pan se le desdora y encarcelay al que mata defendiendo los derechossuyos y los de sus congéneres, la razóny la libertad, se le fusila ó ahorca, ¿quiénfusila y encarcela á los que ejercen uncomercio inicuo con la sangre de los hom-bres?, ¿ quién á los que roban el productode su trabajo, la tranquilidad y el honorá centenares de familias, para' satisfacerlas más bastardas pasiones, el odio perso-nal, la lujuria ó la ambición? ¿Quién cas-tiga á los que so pretexto de defender elhonor, la integridad nacional y otras cosasde apariencia muy bonita por lo apara-tosas, provocan esos conflictos y excisio-nes entre la familia humana que, hacien-do tabla rasa de los hombres y de cuantosu inteligencia y su brazo crearon, notienen otro objeto que elevar á unos cuan-tos privilegiados á la categoría de minis-tros, reyes ó presidentes ? ¿ Quién castigaal noble que, escudado por las inmunidadesde que goza, viola á la impúber plebeya?; Quién al patrono ó magnate que con suoro corrompe y explota la miseria de unhogar otrora feliz y honesto ? ¿ Quién res-ponde de los accidentes que en fábricas,talleres, minas y construcciones de todogénero inutilizan y mutilan horrorosa-mente á millares de obreros? ¿Quién, enfin, responde de tantos y tantos críme-nes, robos, persecuciones é injusticias deque es víctima el proletariado ?

Nadie,—contestan los burgueses y losignorantes por naturaleza ó por conve-niencia—, puede responder de todas esascosas pues la mayor parte de las vecesson imprevistas ó fortuitas; además la ley(¡ siempre invocando la ley!) es inexorabley el cumplimiento de los deberes que suépoca y su patria impone á los gobernantes,les obliga á seguir la ruta que les hantrazado sus predecesores. Esto es,— deci-mos nosotros; — la ruta del crimen, delpillaje, de la ambición sin trabas, del er-ror en suma ? Pues bien: el cumplimientode esos deberes no tiene razón de exis-tir porque en lugar de prevenir males losengendra; es un sistema que establecegerarquías, razas, nacionalidades, odiospersonales; desolación y muerte; entreunos y otros hombres establécense bar-reras de aversión infranqueables; la espe-cie humana divídese en cincuenta millonesde fragmentos que se rechazan entre sí;derroquemos este sistema y sustituyá-mosle por otro completamente antitético,porque lo reclaman así la sociología con-temporánea, las necesidades del hombrey el progreso, que nos ha inculcado lasverdaderas exigencias de la libertad. Y heaquí que se manifiesta el comunismo anár-quico como la única solución de la ter-rible crisis social; pero no el anarquismoque la prensa burguesa describe cuandoalguno de esos personajes que estuvotoda su vida oficiando de cimborio, caebajo el enorme peso de sus crímenesmerced al plomo reinvindicador; no elanarquismo eon que sueñan los que tienensu hoja de servicios á la humanidad lle-na de' negruras, los que han hecho der-ramar mares de lágrimas y de sangre ino-cente y temen el castigo de los sacrifi-cados á su capricho, sino el anarquismode amor y solidaridad, que borrando loslímites que crearon odio de muerte per-mite que los hombres se tiendan la manopor cima de las fronteras y constituyanuna sola familia.

Pero la lucha que hay que sostener esterrible, porque no poseemos más armasque la razón, y la sociedad actual estábasada en la mentira y en la fuerza. En-tretanto, las ideas emancipadoras cundencon rapidez asombrosa, y á semejanzade tentáculos, aférranse al cerebro de loshombres, quienes paulatinamente se vandando cuenta del triste y ridículo papelque desempeñan como entidad social: re-claman su parte y entonces es cuandose inicia la lucha de represalias que hade tener por fin la caída de ios ídolos desu fuerte pedestal.

(Continuará).

DE ACTUALIDADHace cuatro ó cinco semanas que em-

pezaron las inscripciones en los registroselectorales.

Page 2: La Protesta Humana_11

Ya se aproxima la época en que loseternos mercachifles de la política ponen,en juego todas sus artimañas para hacertriunfar los candidatos encomendados á lahabilidad de su fuerza prestidigitadora:

De nuevo se forman los Clubs políticospara sostener la próxima campaña elec-toral.

Esta es la época en que todos los pillosy todos los astutos asechan la ocasiónpara cojer la sartén por el mango y tenerocasión de comer á dos carrillos.

Arengan á los ciudadanos, al pueblo so-berano y les ofrecen magnánimamente elasado de cuero de todas las felicidades.

Distribuyen larga y generosamente ma-nifiestos vacíos de ideas y repletos de pro-mesas que jamás se cumplen. Se acuer-dan del burro cuando es ocasión de irá caballo, y, llegados al poder, lo condu-cen de nuevo al establo de la exclavitud;de él no se acuerdan para nada al re-partise el botín. Lo utilizan como vehículopara lograr más pronto la meta que á ellosles emancipará económicamente.

Los candidatos no los proclama nadie,se proclaman ellos mismos y defiendensu candidatura con uñas y dientes á larivalidad del candidato vecino. Los ami-gos del candidato se esfuerzan para queobtenga el triunfo que á ellos ha de re-portarles algo, algún empleo que les per-mita vivir en parásitos del pueblo.

Suelen también desprenderse de algunasmonedas, porque sin este requisito la elec-ción sería dudosa. Se compra al lectorcnal pudiera á un borrego.

En los meetings se presentan con la posehumilde del salvador esperado, y en elcuerpo les retoza la risa al ver la credu-lidad de los oyentes.

En los lupanares y en la hampa de to-dos los vicios buscan conciencias en venta.

A esto llaman los políticos «sufragiolibre », cuando en realidad es el triunfodel dinero y de la corrupción moral.

Una vez llegados á la meta nos diránque están arriba por la « omnímoda vo-luntad del pueblo soberano ».

El pueblo debe ía responder á este cú-mulo de seducciones, engaños y embastes,diciéndoles:

«No es verdad, no os ha elegido el pue-blo, os han elegido vuestras intrigas, vues-tra hábiles maniobras esplotando la cre-dulidad de los cerebros que no piensan.El día que el pueblo piense os votará., de unquinto piso á la calle, cansado de vuestrafarsa que ya dura demasiado tiempo »

También el P. S. O. A. hace pinitos yse hombrea queriendo ponerse al nivelde los políticos dichos en el arte de to-dos los mangoneos.

Compuesto, en parte de elementos quehabían pertenecido al P. R. y en parte deelementos nuevos al socialismo pretendenhacer de este naciente partido la banderade todas la reivindicaciones cuando dehecho es la bandera de todas la ambicionesde mando y gloria, por no hacerles laofensa de otra cosa peor. Viendo el pocoprestigio de los demás partidos han con-feccionado uno nuevo vestido con retazosde los antiguos y con esto creen bastay sobra para erigirse en redentores delgénero humano.

Nosotros los anarquistas que jamas noshemos creído los redentores de nadie,porque creemos que la redención del pue-blo debe ser la obra del pueblo y no deun partido, aconsejamos á todos los obre-ros en general que no abdiquen su liber-tad de acción en manos de nadie—no otracosa signilica el voto—y que se organizenpor cuenta propia para mandar á paseoá todos los vividores políticos, calami-dades obstaculizadores del verdadero pro-greso.

Urge un cambio radical, otro es elrumbo que debemos tomar. La políticaestá ga lada y no nos sirve. Debemosluchar contra la burguesía en el terrenoeconómico y repeler la fuerza guberna-mental cuando pretenda cercenarnos estederecho de hombres conscientes.

]. REGUERA.

Asesinatoautoritario

HABANA, Octubre 7 El Pais de hoydice que hasta la fecha han fallecido dehambre y miseria cerca de 2000 de los 6000pacificos concentrados en la ciudad deJagüey Grande.

(De La Prensa, Bs. Aires, 6 Octubre, 97).

Si para defender un << honor nacional, » ósea, los intereses creados, que no otra cosaes en el fondo esta vana frase, se asóla unaentera colonia y se reduce al hambre á 6000hombres y á la muerte á 2000 que no se hanalzado en armas contra nadie, ¿qué numbredebemos dar á un gobierno que llamándose« defensor de la vida y hacienda de los ciu-dadanos », descuídalos, ó adrede déjalos mo-rir de hambre? En buena lógica, él de «ase-sino.»

No haf otro dilema. 0 la Autoridad puedey debe defender estas vidas y de no haberlohecho ha cometido un asesinato, ó no puede,es impotente para defenderlas y en este casoes inútil su misión.

Sea descuido gubernamental, sea hecho ápropósito, sea impotencia, la práctica, la rea-lidad de los hechos demuestra á los economistas, á los escritores y i la prensa burgue-sa, que su Autoridad no es el orden, al con-trario; que «la Autoridad es la matanza.»

Provocara la guerra cubana la mala admi-nistración burguesa, ó provocárala lo que fuese,estas dos mil vidas humanas, feote t da pa-cífica, han sido asesinadas por el gobiernocuya misión, según dice, era la de proveer áestos necesitados.

Y si economistas, escritores y prensa burgue-sa, cierran los oidos á la lógica y continúan en-señando y repitiendo que la Autoridad es elorden, aquí están estos dos mil individuos quedicen: " la Autoridad nos ha dejado morir dehambre... ,

Y los anarquistas agregamos. "La Autoridades el crimen...

La vida privada de los Tzares y su lin anormalPOR

NIKITTINE

(CONTINUACIÓN)>

En el año 1549, Ivan IV—que tan opor-tunamente llevaba el apodo de Ivan elTerrible—con toda solemnidad y en la pla-za pública juróle al pueblo que él le daríabuenas leyes y aseguraría la justicia; peroya sabemos como cumplió su juramento!Según los historiógrafos de aquella época,Ivan el Terrible estaba dotado de una na-turaleza inteligente, pero fue pervertidodurante su juventud por preceptores cíni-cos que lo educaron divirtíéndolo con esce-nas de crueldad; habían imaginado, porejemplo, como juego favorito, hacerle arro-jar al príncipe desde su balcón pequeñosanimales inofensivos—con semejante edu-cación no podía dejar de convertirse enun monstruo de cruealdad. Cuando llegóA la edad de gobernar, grandes y peque-ños temblaron delante de él y para estetirano las torturas de los demás consti-tuían un placer predilecto. Los satéli-tes que formaban su famosa guardia par-ticular ( opritchnik ) sembraban el terrorpor doquier pasaban. Estos horribles in-quisidores recorrían el país, armados conpicas y disfrazados con cabezas de períos:detenían á troche y moche las personas quesuponían sospechosas conduciéndolas ápresencia de su amo para allí torturar-las.

El clero trató de protestar, pero sutentativa no obtuvo otro resultado queaumentar el atrevimiento con que esemonstruo perseguía á sus enemigos, lo quele era tanto más fácil, cuanto que tenía ásu discreción todos los hilos de la fuer-za pública.

Digamos, de paso, que se casó siete ve-ces. La familia de los Romanoff no des-ciende, como los demás, de los príncipesRuric, pues su abuelo era un emigrado dePrusía que se llamaba Rabila ( yegua ) yque había llegado á establecerse en Rusiaen el siglo XIV. Solo fue debido á suconcubinaje con sus numerosas favoritasy merced á las intrigas de príncipes demenor cuantía que se habían agrupado ásu rededor, que los Romanoff concluyeronpor deslizarse en medio de la nobleza rusa.Ivan IV7 murió después de una corta enfer-medad cuya naturaleza exacta jamás pudodefinir historiador alguno.

Fedor Ivanowiteh sucedió á Ivan el ter-rible, pero Fedor no pasó de ser un reysuperpuesto porqué en realidad el poderestaba repartido entre los cinco ministrosque formaban su consejo. Se atravesabaentonces por un período de sublevaciones.Los motines se producían frecuentementeen Moscow y—además—el gobierno teníamucho que hacer para reprimirla rebeliónde los indígenas teheremises. Esta situa-ció procuró al pueblo ruso algunos añosde desahogo y, por cierto, prefería el reina-do de este tirano imbécil á la dominaciónsangrienta de Ivan IV.

El tzar m;ís popular, y bien puede decir-se el más legendario, ha sido aquel que lahistoria ha designado con el nombre dePedro el Grande.

Este tzar demócrata poseía un espírituasaz limitado, pero estaba dotado de unatuerza hercúlea y de una indomable ener-gía. Utilizó esta energía para luchar con-tra la rutina de su época, introduciendo ensu país las costumbres y las leyes que rnásle habían interesado en los países de Occi-dente y haciendo cuanto le fue posible parareformar la vieja Rusia. Llevaba una exis-tencia con una sencillez absoluta, entre-gándose con placer á los trabajos más pe-sados en compañía de marineros y de obre-ros y á menudo dio pruebas de su valordurante las numerosas guerras que dirigiópersonalmente.

Fue durante una de esas guerras que sedivorció con su primera mujer, EudoxiaLapoukina, para casarse con una prisione-ra de Marienburgo á quien dio el nombrede Catalina.

Era una mujer dotada de una' inteligen-cía superior á la de Pedro, a quien ayudabaútilmente con sus concejos, y sabía muy ápropósito calmar la vivacidad de su carác-ter por naturaleza brutal. Para luchar conprovecho contra las tendencias retrógra-

das del clero, Pedro, se proclamó jefe de laiglesia, y después de su muerte en Í725, sumujer tuvo, que continuar la lucha contralos sacerdotes qne se negaban á aceptar lasinovaciones introducidas porPedro el Gran-de.

La nobleza rusa ha siempre buscado pormedio de intrigas de corte, combatir fel po-der absoluto dé los tzares y, por supuesto,estas intrigas tenían mayores probabilida-des de éxito bajo el recuerdo de una mo-narca débil, de un espíritu como lo eraPedro II, quién gobernaba solo por la for-ma y quién no pasaba de ser uninstrumen-to entre las manos de los ocho ministrosque componían su consejo superior.

(Continuará)

Evolución periodística

* MADRID, 18.— El País ha publicadouna declaración de principios socialista,y declara que en adelante se dedicará conenergía á procurar su triunfo.»

Que nos place. Esta evolución del co-lega madrileño, que hasta el presente ha-bía defendido la táctica revolucionariapara el triunfo de la República, demues-tra una vez más la fuerza del socialismo.Estamos firmamente convencidos de quela evolución progresiva del colega de Ma-drid es sincera. Su actitud revolucionariade antes y la reciente defensa que delos derechos hollados ha hecho en el pro-ceso de los anarquistas de Barcelona, noslo demuestra suficietamente.

Y aunque su evolución no sea todo loradical que hubiéramos deseado, de acuer-do con Kropotkin cuando afirma que lafuerza del socialismo consiste precisa-mente en su variedad, (1) creemos queesto es un avanze, evidencia que el so-cialismo, invadiendo todos los terrenos, esuna verdad que gana prosélitos.

Hablamos del socialismo en general des-pojándonos de todo espíritu exclusivista debandería, ya que no podemos tener la pre-tención de que todo el mundo se convier-ta de golpe y porrazo, por arte de birli-birloque, eu anarquista.

Esta declaración del citado colega nosenseña que es todo el conjunto, toda lasociedad la que evoluciona poquito á poco,quieras ó no, en virtud de la fuerza po-derosa que el nuevo Verbo encierra enuna continua propaganda.

Esto nos acerca á la meta. La propa-ganda anarquista, paralela á la que efec-túan los socialistas de Estado, pero sinconfúndase ni mezclarse, fructificará másrápidamente en un terreno ya abonado.Muévenos á decir esto, el ver, con losojos de la experiencia, como es más fá-cil hacer entrar nuestras ideas anarquistasen el cerebro de un obrero socialista queen el cerebro de un obrero religioso.

Si creyéramos que la sociedad progre-sa única y exclusivamente en virtud denuestros principios antiautoritarios, des-conoceríamos el funcionamiento del ce-rebro humano refractario á pasar brus-camente de un extremo á otro de ideas.

Hay un entrelazamiento, una gradación,muy visible para el observador, que lasune todas en un objetivo común á todoslos hombres: la realización de la felicidadhumana, el progreso en una palabra, queno es el producto de la labor de tal ó cualpartido, sino producto de todas las men-tes, que, mas clarividentes unas que otras,trabajan par realizar esta aspiración no-bilísima.

Este avanze del conjunto nos enseña doscosas: á no ser intolerantes con los queaún no han podido desprederse de todoslos errores y prejuicios, y á que debe-mos trabajar sin descanso y propagarnuestros principios constantemente paraque desaparezcan del todo estos residuosdel error de otras épocas.

Ya anteriormente la Antorcha Valentinahizo idéntico declaraciones socialistas quelas del colega madrileño, y la novel revistaGerminal de Madrid, publicada con el pro-pósito de aunar todas las inteligenciasdiseminadas entre todos los periódicosespañoles, bajo una bandera más concre-ta que mejor sintetizara las aspiracionesdel proletariado, nos enseña que la Es-paña clerical, monárquica y republicana,va abandonando los viejos moldes y adop-ta otros nuevos más en harmonía con losprincipios filosóficos que emanan dé la So-ciología.

He aquí porque nos place la evolucióndel colega; porque demuestra lo antedi-cho, un real progreso del conjunto.

Tócanos ahora á nosotros redoblar nues-tra propaganda aprovechándonos hábil-mente de este cambio del ambiente, a finde que, ya que la burguesía de todos lospaíses se hace socialista, no nos mistifiqueel socialismo y nos acapare el movimientoobrero internacional dirigiéndolo en sen-tido de la defensa de sus privilegios ame-nazados.

Que todo el mundo progrese, muy bien;pero que no sea una cía e sola la que sebeneficie con este progreso.

LA UTOPIAAl principio, apenas nuestras ideas to-

maron incremento, la burguesía y sus la-cayos tomáronse el cargo de hacernospasar ante el mundo como utopistas, comasoñadores. Pero apesar de ser soñadorres yutópicos no se nos dejaba de perseguir y deencarcelar. Ellos bien sabían que era unanueva evolución que se había operadaen los cerebros de los pensadores, evo-lución que más tarde había de hacerlebajar del predominio que ejercen en losdestinos humanos. Nuestras ideas, eranutopías y sueños, más habían de ser paralos otros, porqué para ellos era una te-mible y terrible realidad. Recordában losanteriores hechos de armas que el pueblohabía realizado, inspirado en justicierossentimientos y en progresivas aspiracio-nes. Recordaban el procedimiento queellos mismos habían usado ha poco másde un siglo para el conseguimiento delpoder y los medios que valieron á su pre-paración para obtener un certero triunfo.Por eso, intentaron desde luego desvirtuarla grandeza, la magnitud que nuestrosprincipios encerraban. Era un trabajo depreparación más sólido, más seguro quese estaba elaborando y que solo estabaen sus comienzos, por eso trataron de des-viar las atenciones de aquellos que since-ra y buenamente se hubieren querido de-dicar al estudio é investigación del nuevofenómeno que se presentaba.

Más como toda aspiración grande, cabeluego en cerebros grandes también, dióseel caso que la nueva deducción sociológicaobtenida, penetró inmediatamente en loscerebros de todos aquellos que con since-ridan se aplicaban al estudio de las cues-tiones proletarias. Hombres ardientes yconvictos, desafiaban la persecución y lacárcel y se reian de las calumnias, de losepítetos de utopistas y soñadores que lospoderosos y los arlequines periodistas lesdirigían.

La utopía desenvolvióse y al poco tiem-po los departamentos carcelarios eran con-vertidos en salas de reclusión; aulas uni-versitarias de anarquismo, y el patíbulo-en tribuna de donde eran dirigidas almundo las últimas palabras de un conven-cido. El sacrificio de los particules inte-reses y hasta el de la propia vida halagabaá los nuevos apóstoles. A esta abnegacióndébese en parte el desarrollo extraordinario-que en poco tiempo han adquirido nuestrashuestes. Y hoy, la utopía, el sueño de ayer,amenaza hacer pavesas, astillas, todas lasinstituciones que rigen nuestra organiza-ción social.

Los burgueses y sus criados los gober-nantes saben esto perfectamente. La nada,lo irrealizable, lo inconcebible de ayer, loque decían al mundo qua era una utopía,hoy le aparece en todas las esquinas, en to-dos los teatros, en todos los paseos, trans-formado en monstruos de mil cabezas queles aterroriza. Les hostiliza sus privilegios,sus pequeñas ó elevadas posesiones. Ja-más en tiempo alguno, hubo idea que hicie-se temertanto á ios poderosos magnates.

Por esto leyes represivas se confeccio-naron en los diferentes estados, con elúnica propósito de castigar á los más deci-didos propagadores del nuevo ideal. Comaefecto de estos abortos gubernamentales,el presidio, la cárcel, y el destierro, estánsembrados de compañero- nuestros. Noobstante, la feroz represión no puede aniqui-lar las idea que en el cerebro humano estaencarnada. Esta propágase á despecho detodas las represiones.

Hoy es tarde, como tarde fue ayer y tar-de será mañana. ¡El anarquismo extinguir-se! No es posible; ó sinó, que prueben, quecelebren la tan cacareada conferencia in-ternacional todos los gobiernos habidos ypor haber, que tomen acuerdos severos quedeliberen fusilarnos á todos los que huelaná anarquismo, que nos manden á islas mor-tíferas para matarnos lentamente, si noquieren asesinarnos de golpe, y despuésveremos si al cabo de poco tiempo el anar-quismo no será más amenazador une nun-ca. Que ellos deliberen lo que quisieren,que nosotros también de nucstra parte, nostomaremos á nuestra vez e1 derecho dedeliberar también las medidas que hemosde oponer ha lo.s medios bárbaros y repre-sivos que pretendieran adoptar contra no-sotros.

El anarquismo no se aniquila con la hor-ca de Chicago, ni con la guiMotina de Mont-brison, París y Lyon, ni con las torturas deJerez y Barcelona, ni con las torturas v fu-silamientos practicados ha días en esta úl-tima ciudad, ni con las deportaciones, en-carcelaciones, persecusiones, aulación deimprentas, ni con todo cuanto pueda caberen el cerebro bien organizado, porque elanarquismo lleva consigo un principio derebelión que emana desde los tiempos pri-mitivos de la humanidad, La division dela sociedad en clases, los opalentos, loshartos, gozando cómodamente de todas lasriquezas que el brazo del hombre explotaá ia naturaleza y al génio.

Los haraposos,esas hordas famélicas con-sumiéndose lentamente con la anemia, latisis, á pesar de que todo lo producen ycrean. Este contraste terrible, hace queel sentimiento se indigue y más sereno seaplique al estudio de un mundo nuevo, don-de el hombre que trabaja no haya de irandrajoso y hambriento en medio de tantoproducto por el ideado y elaborado, y elalgnzan, el explotador, haya de ir bien tra-

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jeado y bien comido sin que haya contribui-do á la producción con la más mínimaparcela de su actividad muscular ó intelec-tual.

No; el anarquismo no puede extinguirse.De los húmedos subterráneos y de las

infectas pocilgas, aun se oyen, los gemidosde miles de gentes que sufren duramentelos barbaros efectos de esta sociedad. Delos ricos salones, saturados de un ambientedelicioso, se oye el vocerío de las fiestas vbacanales, del derroche, de la orgía. ¿Cómoqueréis, pues,que el anarquismo se extinga,cuando él quiere reparar todas esas injus-ticias, dar pan al hambriento, vestir al des-nudo, zapatos al descalzo, rasa al desgra-ciado que no la tuviese? La sociedad pue-de dar todo esto, porque posee elementospoderosos de producción y de progreso.

Sed más lógicos y más hombres. No osdejéis obcecar por defender vuestros pri-vilegios, todos los que séais privilegiados.La historia os demuestra que la utopia, elsueño del ayer, ha sido siempre la evidenterealidad del mañana. Utópicos y soñado-res, fueron en boca de los poderosos delas diversas épocas por la que nuestra e.s-pecie ha atravesado, todos ¡os innovado-res que poco á poco se presentaron. Uto-pistas y soñadores, hemos sido llamadosnosotros también, y vemos que nuestrosüeño, y nuestra utopia, hace temblar almando capitalista.

Decidnos, orgullosos potentados, si so-mos utópicos y soñadores ¿porqué nos te-

mneis? ¿porqué sin crimen alguno habercometido, nos perseguís, nos encarceláis,

nos torturáis y nos fusiláis?.Oh, sois unos buenos lógicos!...

Sin embargo, nosotros seguiremos nues-tra campaña, haremos conocer al puebloaun inconsciente, las desigualdades socia-

les que injustamente están establecidas, elrobo y el pillaje que sobre él se ejerce, eldespilfarro que en sus gobernantes existe.

Le indicaremos el camino que han de se-guir para de lleno entrar en posesión de

la tierra y del instrumento de trabajo yde como se ha de organizar para mejorrelacionarse en el venidero, sin necesitar

intermediaros entre el productor y el con-sumidor. No cejaremos ni un instante ennuestro propósito; le diremos que no ha

píe reconocer propiedades individuales, nigobiernos, que ha de conceguirlo todo, y

ponerto todo en común para el bien de to-dos. Y el día de la pelea para el triunfode nuestros ideales, os diremos entonces sison utopias, ó una elocuente y palpable rea-lidad.

J. ILLENATNOM.

Lisboa, Setiembre del 97.

La mano que les hiere

EL DIPUTADO SOCIALISTA.—Decid al ciuda-dano Brisson que tengo que comunicarlealgo.

EL CRIADO—Pero....EL DIPUTADO—Pronto; sin replicar.EL CRIADO. (Dominado por este aire ma-

jestuoso)—He aquí el soñar.... (Entra el se-ñor Brissou).¿ E L DIPUTADO—¡Oh! Héteos aquí...

EL SR. BRISSOX. (Con mucha calma—Per-tectamente.

, EL DIPUTADO—¡Y bien! Permitid que osdiga que encuentro vuestra conducta in-calificable, ¡Como! Me llamáis al orden, á

mí, vuestro amig'o, á mi, vuestro correli-gionario político, que formo parte de lamisma logia vuestra! ¿Que haréis, pues,con los miembros de la derecha, si a mi metratais así?

SR. BRISSON. (Frunciendo las cejas)—Haré lo que me dé la gana.

EL DIPUTADO— ¡Oh! ¡oh!SR. BRISSON—Ya me entendéis; lo que me

dé la gana. ¿Que manera son estas? Acasono soy el maestro?

EL DIPUTADO (Sorprendido)—Ciertamen-t e que

SR. BRISSOX. (Haciendo un signo masó-nico)—Obedeced!

FOLLETIN DE "LA PROTESTA HUMANA'' (4)

LA MORAL ANARQUISTAPOR

P . K R O P O T K I N

Y el Tchoukchte considerará al de otratribú como un personaje hacia el cual losusos de la tribu no deben ser aplicados.Le permitirá á lo sumo venderle objetos

(vender, es siempre, poco más ó menos,fiobar al compr-adoc entre los dos haysiempre un engañado), mientras se con-sideraría un crimen vender á los miem-bros de su misma tribu; á éstos se lesdan los objetos que necesitan sin mentar

nunca su importe. Y el hombre civiliza-do, comprendiendo al fin las relacionesíntimas, aunque imperceptibles á primeravista, entre él y el último de los Papuas,extenderá sus principios de solidaridad

sobre toda la especie humana y hasta so-bre los animales. La idea se ensancha,pero el fondo es siempre el mismo.

Por otra parte, la concepción del bien

EL DIPUTADO. (Temblando) — Maestro..,.venerable maestro!.

SR. BRISSON. (Con vos de trueno)-~De ro-dillas!

EL DIPUTADO (Arrodillándose)—Si, maes-tro... obedezco gustoso.

SR. BRÍSSON. (Tendiéndole la mano)—Ybesad la mano que os hiere!

EL DIPUTADO {Besando con efusión lamano)~~\Oh\

ALFREDO CAPUS.

(De Le Fígaro, Paris, 12 Junio 1897).

CIRCULO DE ESTUDIOS SOCIALES

En la noche de miércoles 20 de Octubre,un buen número de compañeros reuniéronsepara discutir la necesidad de la creación delCirculo que encabeza estas líneas.

Después de discutidas las diferentes opinio-nes expuestas por los asistentes llegóse á laconclusión que de hecho quedaba establecidoel Circulo con el firme propósito de propa-gar la idea emancipadora entre la granmasa obrera y a la vez como punto de rela-ción entre todos los compañeros que se hallende acuerdo con tal iniciativa.

Como medios pecuniarios para el sosteni-miento del Circulo fue establecida una cuo-ta lija Je un peso mensual por asociado, de-jando á la voluntad de los compañeros la fa-cultad de ayudar con cuotas extraordinariasla caja del fondo social.

Para nuevas adhesiones á la lista de sociosexistentes ya en número de 50 y para e! pa-go de las cuotas mensuales, dirijirse á la Li-brería Sociológica, Corrientes, 2641, y alvice-secretario de la Sociedad Cosmopolitade Obreros Albañiles, Viamonte, 2008, to-das las noches de 6 á 10 p. m.

Se invita á los compañeros asociados alCirculo de Estudios Sociales y á cuan-tos compañeros con esta iniciativa simpaticeny deseen formar parte del mismo, á la reuniónque para ir ultimando los trabajos prelimi-nares tendrá lugar el próximo martes, 26 delcorriente, á las 8 p. m. en la Sociedad deObreros Albañiles, Viamonte 2008.

TeatroLa Academia Filodramdtica ha dado

en estos dos Domingos transcurridos dos es-cojidas fiestas á beneficio la primera del"Círculo de Estudios Sociales„ y la segundaá beneficio de los yeseros presos.

Arte y Solidaridad dándose la mano.Ocupémonos del primero después de aplau-

dir la segunda.Carcere Preventivo, es un bonito drama

que pinta de mano maestra lo que puede esteambiente malsano, cargado de prejuicios, ensu eterno engullir honradeces. La tesis es "lacárcel es la escuela del crimen „ en la que elobrero entra bueno y sale contagiado, perver-tido totalmente en virtud del sistemático recha-zo de la sociedad á acojer de nuevo en suseno al individuo inocente que la fatalidad óla desgracia lo sepultó una vez siquiera en estesistema de corrección social llamado cárcelpreventiva.

Los actores demostraron haberse posesionadode su papel, especialmente el obrero. Al quedesempeñó el papel de ladrón hubiéramos que-rido verle acentuar un poco menos ciertas fra-ses de falso sentido humanitario á las que elpúblico dio un alcance reivindicativo que deningún modo el autor del drama imprimióles.

Cántico dei Cantici es un idilio místico-profano, el triunfo de la carne sobre el espí-ritu estraviado por el fervor religioso reñido conla naturaleza.

El cura novel fue interpretado con amore,perfectamente secundado por una Pía coque-tuela á la que de buena gana enviamos nues-tro mas sincero aplauso.

Primo Maggio..,es bastante conocido paraque nos detengamos á repetir de nuevo laviva simpatía y emoción que este símbolo deGori despierta en todos los espíritus.

Magistralmente interpretado por una conta-dina que demostró sentir lo que recitaba. Losdemás actores muy bien. Un lunar notamos.El giovine signore nos resultó un poco afe-minado, como también imprimió poco senti-miento maternal á su papel la actriz encarga-da de esta parte.

Atteone /'infanticida es un sainete delque brota la expontánea risa...

En suma, dos belle serate que ya quisié-ramos se repitieran amenudo.

Un sincero aplauso a los actores y hastaotra, y que sea pronto, tanto por el placer deescucharles de nuevo como por el beneficio quereporta á la sociedad y A la propaganda dennestros ideales.

MISCELÁNEAS

L Italia al Plata, cuando se publicailustrada, ilustra muy mal á sus lectores. Ensu numero 37 ppdo. hablando de los anarquis-tas dice que buscan la teatralidad, la posedel héroe sobre el cadalso, que están ansiososde reclame, que solo buscan se hable de ellos,que se pavonean, en suma, que son unosgrandes vanidosos.

El colega confunde la vanidad del burguéscon e! espíritu de proselitismo del hombre deideas.

Cuando no se mata por amor al arte, nipor robar, es muy lógico explicar al públicoel porqué se mata.

El vanidoso es toda esta serie de hombrespúblicos que sin ofrecer su vida en holocaustoa ninguna idea, llenan las páginas de los pe-riódicos y revistas con sus fotografías perso-nales, las de sus habitaciones y con las de laspequefleces de su vida íntima. La vanidadconsiste en esto y en su pose de hombres ne-cesarios, á la cual contribuye mucho L' Italiaal Plata en sus columnas haciéndoles laréclame.

Y el espíritu de proselitismo es todo lo con-trario. El colega olvida adrede que todos losajusticiados han dejado de hablar de ellosmismos para concentrar todo su deseo en pro-pagar sus ideas.

Respecto la manera secreta que tiene el go-bierno español de ajusticiarles, y que tantoalaba el colega, no es otra cosa que ponerseal nivel del más vulgar criminal que escondesus fechorías por miedo de las consecuencias.Es el proceder del cobarde que sabe obrapésimamente.

Y nada mas. Puede ahora L' Italia alPlata continuar i. . .lustrando las botas desus lectores, tergiversando hechos y sofistican-do explicaciones.

¡ Betunero!

Parodia de una gran réclame que no des-miente lo antedicho;

¿El"París" de Zola será una novela-poema

ó

un rebuzno mistico-socialista?

Lo sabremos cuando la leamos.Pero señora Nación, no tanto, por los cla-

vos de Cristo, que se le vén las intencionesque tiene de reembolsarse á toda prisa los cen-tavos que le cuesta el monopolio de la pu-blicación . . .

y del mal varía según el grado de inte-ligencia ó de conocimientos adquiridos.No tiene nada de inmutable.

El hombre primitivo podía encontrarmuy bueno, es decir, muy útil á la raza,comerse á sus padres viejos cuando seconvertían en una carga (muy pesada enel fondo) para la comunidad. Podía asi-mismo encontrar muy bueno — es decir,siempre útil para la comunidad, — matará sus hijos recién nacidos y guardar so-lamente dos ó tres por familia á fin deque la madre pudiese amamantarles has-ta la edad de tres años, y prodigarlessus cuidados.

Actualmente, las ideas han cambiado;pero los medios de subsistencia no sonlos mismos de la edad de piedra. El hom-bre civilizado no se encuentra en la po-sición de la familia salvaje que veíaseobligada á escojer entre dos males: ócomerse á sus padres viejos ó bien en-contrarse reducidos á alimentarse todosinsuficientemente y á no poder alimentarni á los viejos, ni a la joven familia. Esnecesario transportarse á estas edadesque apenas nos es dable evocar en nues-tro espíritu, para comprender que en lascircunstancias de estonces, el hombre me-dio salvaje podía razonar justo. En efecto,¿acaso no vemos las poblaciones de laOceanía ser la presa del escorbuto des-

de que los misioneros les han enseña-do á no comerse á los viejos y á los ene-migos? (1).

Las razones pueden cambiar. La apre-ciación de lo que es útil ó nocivo á laraza, cambia, pero el fondo resta inmu-

' table.Y si se quisiera encerrar toda esta fi-

losofía del reino animal en una sola frase,se vería que las hormigas, pájaros, mar-motas y hombre, están de acuerdo en unpunto.

La moralidad que se desprende de laobservación de todo el conjunto del rei-no animal, muy superior á la preceden-te, puede resumirse así: «Haz á los demáslo que quisieras hicieran contigo en lasmismas circunstancias.»

Los cristianos decían: «-No hagas á losdemás lo que no quieras te hagan á tí.»Y añadían: «Délo contrarío, irás al in-fierno.»

A lo que se puede agregar.«Observa bien que sólo es un consejo;

pero este consejo es el fruto de una lar-ga experiencia de la vida de los anima-les en sociedades; y en la inmensa masa

(l) Es Miklukho Maclay quien lo ha observado y es sa-bido por todo el mando que sos observaciones merecenentera confianza.

El París de Zola no va á resolver la cues-tión social, de seguro,

De París telegrafiaron que el abate Char-bonnel, conocido por su proyecto de parlarnento de las religiones, se ha separado de la iglesiacatólica, publicando una exposición en que laataca con energía.

¡Córcholis! Desearíamos leerla. Algo habrávisto el abate., a no ser que haya visto di-nero en otra parte.

Que este es el móvil de estas conversionesde la gente elevada.

** *

En un brindis que el emperador de Alema-nia berreó en Cobientz, dijo que: " la mo-narquía no debe cuentas sino a Dios, y tienesobre si una responsabilidad de que ningúnhombre, ningún ministro, ninguna cámara dediputados, pueden desligar al principe. .,

El, él, y solo el es el omnipotente. Su pue-blo es el rebaño.

¡Valiente pastor tolera el puebio alemán !¿Pero en que época cree vivir Guillermo 11.?

Se figura acaso que el final del siglo XIX esaún la edad media?

Los pueblos progresan. Solo los emperado-res y los reyes tienen el mérito de petrificarse.

Momias faraónicas que toman en seno elpapel de redentores que sus cortesanos les su-gieren .

Va te lo dirá de misas el socialismo, que-rido Guillermito.

En lugar re corona debieras llevar baberoy la dásica chichonera de la infancia.

*

Leemos, cortamos y pegamos:"ROMA, 17.—Se han descubierto graves

irregularidades en la administración de la lo-tería apostólica, dando lugar á la destituciónde diecisiete empleados."

Después del tarugo espiritual el material. . .para castigo de b bos cristianos con vistas albecerro de oro.

Esto es moralidad católica fin de siecle.

BIBL IOGRAFÍAHa visitado nuestra redacción la revis-

ta bimensual de literatura y arte La Cri-tique que, como su nombre deja entre-ver, está consagrada pura y simplementeá la crítica de las obras literarias y ar-tísticas. Campea en ella bastante impar-cialidad aunque, sin embargo, pueden ásu vez ser los estudios críticos de dicharevista motivo de una nueva crítica res-pecto del modo de ver las cosas, ó par-ti-pris de alguno de sus redactores.

Es no obstante una buena revista quecuenta con numeroso y escojido personalde escritores y la cual puede adquirirsedirigiéndose á; La Critique, 50, BoulevardLatour—Maubourg, París—Un año 7 fr.,Unión postal 8.

Agradecemos el envió y queda estable-cido el cambio.

El número IV de L'Humanitc Nouvelle,—en venta en la Librería Francesa, calleEsmeralda 574, Capital, — contiene el si-guiente escojido sumario:

La cuestión religiosa, Clemence Rayer;Discusiones sobre el Banco de Francia,A. Chirac; La Idea En Marcha (versos),E. Barnavol; Exsurgat Vita, J. Meznil;Andrés Geliabotí conclusión), Sras. Freis-tein y Renaud; Los desclasificados, Sibi-riak; La cuestión cubana y los interesesfranceses, A. Savine; Crónica musical,Kobold; Revista de revistas, L. Remy, L.Jerrold, G. Gresscnt, M. Pilo y Sra." M.Stromberg; Revista de libros, C. Bru-nelliére.

de los animales que viven en sociedad,el hombre inclusive, obrar según este prin-cipio ha pasado al estado de hábito. Sinesto, ninguna sociedad podría existir, nin-guna raza podría vencer los obstáculosnaturales contra los cuales debe luchar.»

Este principio tan simple ¿es realmen-te el que se desprende de la observaciónde los animales sociables y de las socie-dades humanas? ¿es aplicable? ¿de quémodo este principio pasa el estado dehábito y se desarrolla continuamente? Es-to es lo que vamos á ver enseguida.

V

La idea del bien y del mal e*xiste enla humanidad. El hombre, sea cual fuereel grado de desarrollo intelectual á quehaya llegado, por oscurecidas que esténsus ideas por los prejuicios y el interéspersonal, considera generalmente comobueno lo que es útil a la sociedad en lacual vive, y malo lo que le es no-civo.

¿Pero de dónde viene esta concepción,tan vaga á menudo que apenas puede di-ferenciársela de un sentimiento? He aquíá millones y millones de seres humanosque nunca han reflexionado sobre la es-

Page 4: La Protesta Humana_11

Recomendamos su lectura á los queposean el idioma francés.

Las siguientes publicaciones han visi-tado también nuestra mesa de redacción:

De la Capital, La Vespa, semanariohumorístico. Redactado en italiano. LaBomba, de caricatura. XX de Septiembre,anti-clerical, L'Amico del Popólo, repu-blicano.

De Lujan La Justicia, bi-semanal.De Creará (Brasil) Oitenta e Nove, bi-se-

manai. Órgano del partido republino.De Trujillo (Perú) La Flor del Norte.

Revista literaria de aparición quincenal.Después de un corto periodo de sus-

pensión forzosa, ha reaparecido de nue-vo El Despertar, periódico anarquista delengua española que se publica en Nue-va York. Aparece valiente y batalladorv publica un excelente material respectocíe los hechos de Acciarito y Angiolillo.

Bien venido y á luchar.Queda establecido el cange con cuan-

tos periódicos dejamos apuntados.

AVISOSSuplicamos á nuestros colegas del extranje-

ro reproduzcan en su sección lo siguiente:"Deseando la redacción de LA PROTESTA HÜ-

MAXA ampliar su información sobre el movi-miento obrero internacional y no conociendolas direcciones de toda Sa prensa obrera socia-lista v anarquista para mandarles el cambio denuestro periódico á fin de tener po: este me-dio conocimiento de todus los sucesos en todoslos países, suplicamos á la prensa obrera yá la prensa en general se digne establecer elcambio de nuestro semanario, seguros de queal agradecérsele nos proparcionarán el modode contribuir más ampliamente á la propagan-da délas ideas socialistas. Dirigir á la siguientedirección: PROTESTA HUMANA. Casilla del Correonúm. 1227—Buenos Aires (Argentina).

RIFA á favoi del periódico Temps Nou-veaux de Paris—Io y 2° premio; 70 boletosá 50 centavos, los cuales una vez vendidos seavisará el dia del sorteo.

Los boletos hállanse en venta en la Libre-ría Francesa, Esmeralda 574 y en la Li-brería Sociológica, Corrientes 2041.

Los objetos sorteados consisten en tres cua-dros debidos al lápiz de un reputado artista ycompañero francés y tienen por asunto; LaAurora—El Alba—Los errantes.

El grupo Los ÁCRATAS tiene á disposi-ción de los que los pidan los folletos si-guientes :

Entre Campesinos contiene preciosasmilongas.

Declaraciones de Etievant, contiene doscanciones.

Consecuencias del Estado.En tiempo de Elecciones.Capacidad revolucionaria de la Clase

Obrera.La Anarquía, su Filosofía y su ideal.La Anarquía en la evolución Socialista.Como nos diezman.Ravachol.La Religión y la Cuestión Social.La mujer y la familia.A mi hermano el campesino.Un episodio de amor en la Colonia Ce-

cilia.pecie humana. La mayor parte, apenassi conocen de ella el clan, la familia, ra-ramente la nación, y aún más raramen-te la humanidad; ¿en virtud de que pue-den considerar como bueno lo qué es útilá la especie humana, ó llegar á un sen-timiento de solidaridad con su clan, ápesar de todos sus instintos marcadamen-te egoístas?

Este hecho ha preocupado mucho álos pensadores de todas las épocas. Con-tinúa preocupándoles y no se pasa añoque no se escriban enteras bibliotecassobre este tema. A nuestra vez vamos ádar nuestra opinión sobre estas cosas; pe-ro hagamos observar de paso que si laexplicación del hecho puede variar, nodeja de ser por esto menos incontesta-ble; y aunque nuestra explicación no fueseaún la verdadera, ó que fuese incompleta,el hecho, con sus consecuencias para elhombre, sería siempre el mismo. Aunqueno podamos explicarnos enteramente elorigen de los planetas que giran alrede-dor del sol, los planetas continuarán, sinembargo, girando, y uno de ellos nos llevapor el espacio.

Hemos hablado ya de la explicación reli-giosa. Si el hombre distingue entre el bieny el mal, dicen los hombres religiosos, esporque Dios le ha inspirado esta idea. Útil

Primo passo all' anarchia.Próximamente publicaremos traducido al es-

pañol las dos conferencias que, con el tituloCrímenes de Dios, dio el compañero fran-cés Sebastian Faure en Paris.

Haremos notar a los compañeros que la pro-paganda de este grupo depende de la actividady ayuda pecuniaria délos que simpatizan consus publicaciones.

Dirección: F. Antomni, casilla correo 1114,Buenos Aires.

Rogamos a los compañeros que nos remitandinero por correo, se sirvan certificar las car-tas, de lo contrario corre el riesgo de extraviarse.

Los-compañeros que hayan remitido dineroy no lo vean anotado en listas ó correspondenciareclamen a esta administración.

La Sociedad Cosmopolita de Obreros PanaderosA los Socios

COMPAÑEROS:

Los últimos sucesos acaecidos en nuestra So-ciedad reclaman la presencia de todos Sos socios.

Es de todo punto necesario que todos este-mos al corriente de lo que sucede en el senosocial, y para ello debéis concurrir a la asam-blea que se verificará el Domingo 24 del pre-sente, á las 9 a. m. en el local social CalleAndes 533.

Compañeros:Es deber de todos los socios (que estén al

corriente del pago) asistir á esta asamblea pa-ra darse cuenta directamente de lo que pasaen la Sociedad.

Esperamos que lo arriba indicado será su-ficiente para que ningnn socio falte á esta Asam-blea.

A. TROITINIO, Secretario-Gerente.Buenos Aires, Octubre 21 de 1897.

ónociva, no tiene por qué discutirla; tóca-le solamente obedecer á la idea de su crea-dor. No nos detengamos en esta explica-ción, fruto de los terrores y de la ignoran-cia del salvaje, y pasemos adelante.

Otros (como Hobbes) han buscado la ex-plicación en la ley. Según ellos, sería laley la que habría desarrollado en el hombreel sentimiento de lo justo é injusto, delbien, y del mal. Nuestros lectores apre-ciarán por sí mismos esta explicación. Sa-ben que la ley ha utilizado simplementelos sentimientos sociales del hombre paraimponerle, con preceptos de moral queaceptaba, órdenes útiles á la minoría delos explotadores contra los cuales se rebe-laba. La ley ha pervertido el sentimientode la justicia en lugar de desarrollarlo. Asípues, pasemos también de largo.

No nos detengamos tampoco con la ex-plicación de los utilitarios. Estos quierenque el hombre obre moralmente por interéspersonal y dividan sus sentimientos desolidaridad para con la entera raza; senti-mientos que existen, sea cüal fuere su ori-gen. Esto no es aún la verdad entera; porconsiguiente, vamos más lejos.

Pertenece á los pensadores del sigloXVIII la gloria de haber adivinado, en par-te al menos, el origen del sentimientomoral.

En un libro magnífico, en torno del cualla ciericalla hizo el silencio y que en efectoes poco conocido de la mayor parte de lospensadores, aun antireligiosos. Adam Smithpuso el dedo sobre el verdadero origen delsentimiento moral. No va á buscarlo en lossentimientos religiosos ó místicos; lo en-cuentra en el simple sentimiento de sim-patía.

Veis á un hombre que golpea á un niño.Sabéis que el niño golpeado sufre. Vues-ta imaginación os hace sentir el mal que sele inflge, ó bien, sus lloros, su pequeña ca-rita sufriente os lo dicen. Entonces, si nosois un cobarde, os arrojareis sobre elhombre que lo atropella y le arrebatareisel niño de las manos.

Este ejemplo, por sí solo, explica casitodos los sentimientos morales. Cuantomás poderosa sea vuestra imaginación,más os imaginareis lo que siente un ser alcual hacen sufrir, y más intenso, más delicado será vuestro sentimiento moral. Cuanto más arrastrado os veáis á sustituiros aeste otro individuo, más vivamente senti-reís el mal que le causan, la injuria que ledirigen, la injusticia de que es víctima, ymás impulsado os sentiréis á impedir elmal, la injuria ó la injusticia. Y cuantomás habituado estéis, por las circunstan-cias, por los que os rodean, o por Ja inten-sidad de vuestro propio sentimiento y de

CORRESPONDENCIA ADMINISTRATIVACAPITAL—C— El asunto además de ser tema

Gastado nos cosaria demasiado trabajo expur-garle de todas sus incorrecciones gramaticales,ortográficas y poca coherencia.

CAPITAL— M. S,— El asunto de tu trabajoestá mal hilvanado y peca de los defectos que aianterior individuo señalamos. Además, no pode-mos dar nuestra opinión concreta cuando vienentrabajos no concluidos que pierden luego la opor-tunidad.

CAPITAL— Altair—Como vé va parte de sutrabajo. No he Tenido tiempo aún para contestarla suya, disculpe.

CORUÑA—J. S.—Urania escribió.VIGO—Raúl—Te suplicamos envíes colaboracióny alguna carta correspondencia sobre movirnietosocial y político en España—Saludos.

CAPITAL—B. J. B.—Recibidos sus recortes uti-lizables. De acuerdo en lo que indica y á estotendemos con preferencia. Re le buscará el ejem-plar de Barbarie. descLide.

SAN JUAN—M. C.~ Recibidas las suyas. El pe-piódico fue siempre. Va la Barbarie que habíapedido.

PARMA—NÜ0V0 VERBO.—Ricevuto la vostra.espedito giornale e opúscoli.

PORTO--A. N.—Mandamos la colección quepides.

RIO JANEIRO Libertario—Si aparece O Tra-balhador, Su direcccíón: Largo da Fon tina, 50,Porto, Ira, L' Avvenire, Aumento paquete de

RIÓ JANEIRO— T. M. - Van periódicos. ElPerseguido no aparece más. La dirección quepides Rúa Emperatriz 111.

CAPITAL—G. Los Ácratas—La. lista se publi-cara en el próximo número.

CÁNTELAS—A. N.—Conforme con el envió delas suscripciones. Irá L'Avveni~e, Aumentado pa-quete.

CAPITAL—V. B.—La Librería Sociológica noshabia entregado como importe de la suscripcióndel segundo trimestre. Pasa á la suscripción vo-luntaria como desea.

ENSENADA—B. L. S.—Fueron los ejemplaresdel número 9. Abonados paquete hasta el nú-mero 10.

MONTEVIDEO—Taibo.—Escribiremos.LA PLATA- F. S.—VA el paquete pedido.

Trabajo Palmiro carece de interés en esta loca-lidad.

ROSARIO -Arana— Recibí la suya. Mándenoscolaboración. Ciencia y Protesta.

vuestra propia imaginación, á obrar en elsentido en que vuestro pensamiento é ima-ginación os impulsen, muchísimo más estesentimiento moral crecerá en vosotros, seconvertirá en hábito.

Esto es lo que Adam Smith desarrollacon un lujo de ejemplos. Muy jóven eracuando escribió este libro, infinitamentesuperior á su obra senil, «La EconomíaPolítica». Libre de todo prejuicio religio-so, buscó la aplicación moral en un hechofísico de la naturaleza humana, y he aquíporque durante un siglo la ciericalla desotona y sin sotana ha tenido este libro enel índex.

La única falta de Adam Smith fue la deno haber comprendido que este mismo sen-timiento de simpatía convertido al estadode hábito, existe en los animales del mis-mo modo que en los hombres.

Pese á los vulgarizadores de Darvin queignoran todo lo que esté no tomó prestadoá Malthus, el sentimiento de solidaridad esel rasgo predominante de la vida de todoslos animales que viven en sociedad.

[Continuará.).