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LA REPKODUCCION DE LA PALOMA TORCAZ (COLUMBA PALUMBUS) EN AVILA JesGs GALLEGO Cátedra de Zoologia de Vertebradoe Facultad de Biologia Universidad Complutense Madrid-3 Este estudio puede considerarse como un primer intento de aproxima- ción al conocimiento de la reproducción de la Paloma Torcaz (Columbe palurnbus), en la Península Ibérica. Por otra parte, el trabajo hay que encuadrarlo en una zona de estudie concreta y serían necesarias numerosas observaciones por toda Iberia, para poder extrapolar las conclusiones del siguiente estudio a toda ella. De todas formas, creemos que aquí se aportan algunos datos interesantes y esto puede abrir camino a nuevas investigaciones sobre la Torcaz. Por fin, debemos apuntar que el hecho de haber realizado las observa- ciones de campo casi siempre en solitario, ha limitado, en cierto modo, las posibilidades de investigación. Realizamos visitas a la zona de estudio, en general semanalmente, desde el 10 de junio de 1976 hasta septiembre de 1978. También en el periodo d e cría de 1979 (abril-septiembre) se realizaron algunas observaciones, mucho más esporádicas. Hay que destacar, por fin, que en julio y agosto de 1976 y 77 las observaciones fueron casi diarias. Las observaciones se basaron, sobre todo, en la búsqueda de nidos. que se realizó caminando despacio y, generalmente, esto era suficiente para pro- vocar la salida de la paloma del nido; en otros casos, veíamos la cola der ave sobresalir del nido. También usamos los prismáticos para observar entre el ramaje de los árboles altos y, a menudo, encontrábamos así alguna pluma de Torcaz, que nos indicaba la presencia de un nido, oculto entre el ramaje. Si apreciábamos espeso ramaje en un pino, raspábamos con un palo e n el tronco y esto solía ser suficiente para espantar al ave, si había un nido en dicho pino. Sin embargo, en algunos casos aislados, sobre todo en nidos

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L A R E P K O D U C C I O N D E L A PALOMA T O R C A Z ( C O L U M B A P A L U M B U S ) E N AVILA

JesGs GALLEGO Cátedra de Zoologia de Vertebradoe Facultad de Biologia Universidad Complutense Madrid-3

Este estudio puede considerarse como un primer intento de aproxima- ción al conocimiento de la reproducción de la Paloma Torcaz (Columbe palurnbus), en la Península Ibérica.

Por otra parte, el trabajo hay que encuadrarlo en una zona de estudie concreta y serían necesarias numerosas observaciones por toda Iberia, para poder extrapolar las conclusiones del siguiente estudio a toda ella. De todas formas, creemos que aquí se aportan algunos datos interesantes y esto puede abrir camino a nuevas investigaciones sobre la Torcaz.

Por fin, debemos apuntar que el hecho de haber realizado las observa- ciones de campo casi siempre en solitario, ha limitado, en cierto modo, las posibilidades de investigación.

Realizamos visitas a la zona de estudio, en general semanalmente, desde el 10 de junio de 1976 hasta septiembre de 1978. También en el periodo d e cría de 1979 (abril-septiembre) se realizaron algunas observaciones, mucho más esporádicas. Hay que destacar, por fin, que en julio y agosto de 1976 y 77 las observaciones fueron casi diarias.

Las observaciones se basaron, sobre todo, en la búsqueda de nidos. que se realizó caminando despacio y, generalmente, esto era suficiente para pro- vocar la salida de la paloma del nido; en otros casos, veíamos la cola der ave sobresalir del nido. También usamos los prismáticos para observar entre el ramaje de los árboles altos y, a menudo, encontrábamos así alguna pluma de Torcaz, que nos indicaba la presencia de un nido, oculto entre el ramaje.

Si apreciábamos espeso ramaje en un pino, raspábamos con un palo e n el tronco y esto solía ser suficiente para espantar al ave, si había un nido en dicho pino. Sin embargo, en algunos casos aislados, sobre todo en nidos

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106 ARDEOIA, VOL. 28, 1981

con pollos, la Torcaz sólo se espantó cuando ya trepábamos por el tronco, hacia el nido.

En los pinares grandes de la zona de estudio, la búsqueda de nidos la efectuábamos en sucesivas idas y venidas en paralelo (<(manos»), a lo largo .o ancho del pinar; procedimiento usado también por R. K. MURTON y cola- boradores, en Gran Bretaña (MURTON, R. K., 1933).

Al principio, tomábamos toda clase de datos de los nidos, huevos y pollos; pero, por ello, una serie de huevos fueron abandonados, sobre todo si visitábamos el nido más de una vez. De ahi que, posteriormente, si sos- pechábamos, al encontrar un nido, que tenía huevos, no espantábamos a la paloma y volvíamos al nido cuando calculábamos que tenia ya pollos (en cuyo caso, casi nunca los abandonaron).

En total se observaron, desde 1976 a 1979, H 5 nidos.

1. LA ZOXA DE ESTUDIO

El área de estudio se encuentra en la Meseta Norte de Castilla, en el iímite de las provincias de Avila y Segovia (fig. 1); su extensión es de unos 75 kma, o sea 7.600 Ha. La altitud media es de '300 m. sobre el nivel del mar; el relieve es llano, con ligeras lomas y mesetas.

Fig. 1.-Situaciiin de la zona respecto a Avila y Segovia.

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LA REPRODUCCI~N DE LA I'ALOIIA TORCAZ EN AFILA 107

La zona incluye el término municipal de Adanero (Avila) completo y parte de los de: Giitierre-Muñoz, Pajares de Adaja y Sanchidrián (los 3 de Avila) y Martín-Muñoz de las Posadas. Noñhas y El Salvador (los 3 d e Segovia y los 2 últimos fincas). La comarci es predominantemente agrico- l a y también ganadera.

Por conveniencias de todo tipo, hemos dividido la zona de estudio en 5 subzonas: 1, 2, 3, 4 y 5 y la 1, por su gran extensión, la hemos dividido e n lA, -1B y 1C.

Casi los 3.4 de la zona son terrenos de cultivo, sobre todo cereal (trigo y cebada fundamentalmente) y girasol, y menos de 1/4 es arbolado, cons- tituido sobre todo por pinares (Pinm pkostcr) (con una extensión de unas 470 Ha.), pequeños y dispersos entre las zonas de cultivo (bosques islas) y una gran masa de pinar (530 Ha. de P. pinaster y 500 Ha. de P. pincn) en la subzona 1B (subzona en la que apenas hay áreas de cultivo) ; mientras el encinar (Quercus rotzmdifolin) es mucho menos abundante ( 3 0 Ha. en toda la zona) y las alamedas (Popslzts) son muy escasas (30 Ha. en toda l a zona).

Por fin, diremos que la Paloma Torcaz es una de las aves más abun- dantes, relativamente, en la zona de estudio.

La reproducción se extiende desde marzo (nada más llegar las aves a la zona, desde sus cuarteles de invierno) (l), en que se producen los primeros cantos territoriales, aunque las primeras puestas no empiezan hasta primeros d e abril, hasta finales de septiembre (fechas en las que los pollos más tardíos y a vuelan) (ver fig. 2). Los datos de 1978 y 79 son, esencialmente, análogos .a los de 1976 y 77 (en la zona de estudio), que muestra la fig. 2.

Sin embargo, en 1976 y 78, los pollos del nido más tardio, no volaron hasta finales de octubre. Además, en años anteriores a 1976, se capturó algún joven, en octubre e incluso a primeros de noviembre, a los pocos días d e abandonar el nido. Todo ello indica que aunque la cría termine hacia mediados de septiembre, en muchos años hay algún nido tardío, ya en ~c tubre .

Pero la cría se centra casi toda entre mediados de junio y finales de agosto

(1) En otro estudio parejo, realizado en la zona (aún no publicado), llegamos a concluir que, en contra de lo que se pensaba. las torcaces indígenas emigran. al menos en gran Darte, en Otoño.

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(ver fig. 2) y tiende a formarse un solo pico en la línea de número de huevos y de pollos (fig. 2); esto parece indicar que las palomas crían una sola ver

- ward* ea$&.

ZONA OE ESNMd --eran cm h-

«mrIPM44 a 0110.

Fig. 21Epoca de cría bahdonos en nirm. dc nidos ocupados, con huevos y con pollos en la zona de estudio (1816 y 1m.

al año. Mientras que, en Gran Bretaña (MURTON, R. K., 1958) (MURTON, R- K. & I s ~ c s o ~ , A. J., 1984), la cría es alta desde fines de junio a primeros de octubre (fig. 2), lo que parece permitir a las palomas criar dos veces al año.

En 1976, observamos dos parejas y otras dos en 1977, que parecian haber

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efectuado una segunda puesta y estar incubándola, mientras finalizaban la cría de los pollos (medianos o grandes), en otro nido cercano. En 1977, se observó otro caso similar; aunque entonces, las dos nidadas fueron sucesivas, no simultáneas.

---- N O " i b * con h".rol

u Nnni*, ra Wlolloi

Cambridgarshiro

(DO Murdn R. K.,1958)

FEBRERO MARZO PiBRIL YhIO JUNIO JULIO AOOSIO SEPTlDI O C T U R

Fig. 3.-Epoca de cría basándonos en núm. de nidos ocupados, con huevos y con pollos en la zona de Camhddgershire (al Este de Inglaterra, 1H).

Con estos datos y pensando que desde la puesta hasta que vuelan 10s pollos pasan 3840 días y que dos crías pueden solaparse, podemos pensar que a los 35 días de efectuar una puesta, una paloma puede realizar otra, habiendo criado con éxito a la primera pollada.

En base a esto, observando además la fig. 2, concluimos que, en la zona d e estudio, sólo las palomas que efectúan su primera puesta antes de mediados de junio, aproximadamente, pueden realizar una segunda cría con éxito; por ejemplo, uno de los casos citados anteriormente; mientras en otros tres d e los casos citados, la primera puesta ocurrió en julio y la segunda a me- diados de agosto ; en este caso no tuvieron éxito.

Por todo ello, la mayoría de las torcaces de la zona solo realizan una cría efectiva (con éxito).

Influench de 105 factores meteorológicos. La caatidad de alimento

Los factores meteorológicos (temperaturas, lluvias, nGmero de horas de sol, etc.) van a ser decisivos para determinar el momento de la maduración

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y siega del cereal y este es el factor fundamental que va a determinar el máximo de la cría.

Así, 1976 y 78 fueron años relativamente normales, mientras en 1977 (siempre refiriéndonos al período mayo-agosto) las temperaturas fueron muy inferiores a las normales y también el número de horas de sol. mientras las lluvias fueron muy superiores. Esto provocó que las cosechas de cereal ma- durasen con 2-3 semanas de retraso respecto a años normales (como 1976 y 78). Y esto, a su vez, provocó que el máximo de las puestas en 1977 ocu- rriese con 2 semanas de retraso, respecto a 1976 (ver fig. 2).

Por otra parte, el ascenso progresivo en el número de pollos en 1970 parece ir en relación con la maduración de la cebada (30 semana de junio) y seguidamente del trigo (3: semana de julio). Sin embargo, en 1977, por el retraso en la maduración del trigo, solo pudieron usarlo, en la ceba de los pollos, desde la 1: semana de agosto (cuando estaba ya maduro o casi maduro) y sólo entonces se registra un aumento muy brusco en el número de pollos (ver fig. 2).

Con todo, parece claro que el máximo de la cría está en función de l a cantidad de cereal (grano) aprovechable. Esto fue observado también en Gran Bretaña (Loms, B. & MURTON, R. K., 1965).

Por otra parte, mientras en Gran Bretaña el final de la cria, hacia finales de octubre, parece estar determinado por el descenso en la cantidad de ali- mento y, en parte, por el descenso de la temperatura, en la zona de estudio el final ocurre antes de octubre y si tenemos en cuenta que en dicho mes e1 alimento es muy abundante (cereal, pipas de girasol y bellotas) (téngase pre- sente que las pipas de girasol y sobre todo las bellotas no están maduras durante la época de cría), debemos descartar la escasez de alimento y pensar que es el impulso migratorio (l), que provoca la migración de las palomas hacia el área de invernada, antes de mediados de octubre, el factor que deter- mina el fin de la cria.

En definitiva, el comienzo de la cría ocurre al producirse la inmigración de las torcaces a la zona, el máximo viene condicionado por la maduración de cereal y el final por el impulso migratorio, que lleva a las aves hacia e1 área de invemada (aproximadamente el cuadrante SW de la Península Ibérica).

Por fin, hay que suponer que si la población de torcaces de la zona fuese sedentaria, la cría duraría, probablemente, hasta finales de octul>re, p r o en

(1) Sobre migraci6n efectuamos otro estudio. hasta el otoño de 1978 (inclusive) y usa- mos como método el anillamisnto; anillamos 75 pollos en nido y un adulto: tuvimos dos recuperaciones lejanas, una en Alto Alentejo (Portugal) y otra en Badajor. a 4% Km. al SW y SO Km. SSW, respectivamente.

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Lh REPRODUCCI~N DE LA PALOMA TORCAZ EN AVILA 111

invierno no habría bellotas para toda la población (que además seria mayor al criarse más pollos), incrementada además en octubre y noviembre. con muchos miles de torcaces europeas, que atraviesan la zona, en su camino hacia el área de invernada de la Península Ibérica; y, además, en abril y mayo no podría haber nidos, al no quedar seguramente bellotas (alimento principal de los pollos en dicha época, como hemos observado).

Con todo ello, parece que la migración representa una ventaja para l a población de torcaces de la zona, salvo en años de alimento muy abundante, en que un número considerable de palomas puede invernar en la zona.

3. LOS NIDOS

Son ligeros, hechos con un entramado de palitos (ramitas secas en gene- ral), a veces son visibles los huevos a su través; esta ligera estructura, s e ha observado también en : Gran Bretaña (MURTON, R. K., 1!)G:) (JOURDAIN, F. C. R., 1965), U. R. S. S. (DEMENTIEV, G. P., 1968), Chipre (BAKNERMAN, D. A. & BANNERMAN, W. M., 197í), Bélgica (VERIIEYEN, R., 11)67), etc. Los nidos no poseen un forro bien delimitado, lo único apreciable es que el' material de la infraestructura es más grueso que el de la superficie del nido.

Hemos concluido además, comparando abundancia de diversos materiales. en el sitelo de los diversos bosques de la zona y en los nidos que éstos alber- gaban, que las torcaces se adaptan a usar el material que tienen en el suelo del bosque donde sitúan el nido ; material que, por otra parte, es muy abm- dante durante toda la época de cría.

Además, observamos algunos nidos construidos con una sola especie vegetal (Pilius pinnsler, phea, Halim'rcnz y Cynodoii dncl~dor) ; algunos nidos tenían material de dos especies, pero separado drásticamente en el nido. Sin embargo, en general, los nidos estaban fabricados con varios materiales, de diferentes especies, y estos estaban entremezclados.

El Único material que existía en más del 80 % de los nidos observados era Pirrus (piwsler o fiinea), las ramitas fundamentalmente en la infraestruc- tura y las hojas en el forro (superficie del nido más bien, ya qne 110 hay forro como tal). Los materiales qiie le siguen en abundancia no llegan a estar en el 40 % de los nidos observados. La abundancia de Pi>itis como material de los nidos sc debe a que todos los nidos encontrados lo fueron en pinares.

Por otra parte, el nido es, a veces, muy exiguo; así, en algunos casos, hemos observado sobre un entramado natural de ramaje con muchas Iiojac

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312 ARDEOLA, VOL. ?8, lSSl

verdes, únicamente algunas hojas secas (en un caso con un peso total de sólo 10 gr.), aportadas por la paloma, constituyendo todo ello el nido. Mien- tras que el peso medio de los nidos observados oscilaba entre 150-200 gr., registrándose un nido con más de 300 gr.

En algunos casos, entre 3 y 7 por año (desde 1976 a 1979), hemos obser- vado la utilización de nidos viejos (la mayoría construidos el año anterior) ; abservamos un total de 17, de los 275 nidos vistos durante los 4 años; es decir un 6,s 8%. También en Gran Bretafia se observó la utilización de nidos viejos (MURTON, R. K. & ISMCSON, A. J., 1962). Si embargo, mientras en U. R. S. S. es frecuente la utilización de nidos

d e otras especies (Pica pica, Corvus corax, Falco subbuteo, etc.) (DBMEN- TIEV, G. P., l9ü8), en la zona de estudio parece un hecho accidental; sólo abservamos dos casos: uno, en el que se ocupó un nido de Urraca (Pica pica) y otro de Corneja Negra (Corvus corone) ; ello significa sólo un 0,8 0/, del total de nidos observados ; esto parece 16gic0, ya que como dijimos, el ma- terial para hacer los nidos es abundante.

Ulsidn rm~araf iva de lar diwnslmirs dr los nldos en Gran BrrtaiAa, U. R. S. S. y 13rpafia (zona dr estudio)

Palr ............ U . R . S. S. G. Brebña ~ a p a ñ i Autor (fecha) ..... Dementiev C. P. Murton R . K . Presente estudio

(19m (iesa) Didnr. mdr. (cm.). . 40 25 29 f 6 (1) Didm. mln. (cm.).. Si) 16 22 f.$ (1) Profundidad (cm .). 9-6 6 i 8 (2) Altura (cm.). ..... 7 - 1 4 I s ! c r (3)

(1) Dihmstro exterior. Muestra de 144 nidos (1978 y TI). (2) Medida dorde la superficie total del nido hasta al fondo da 18 superficie interior.

Muestra de 96 nidos (1976 y 77). (3) Medida desde el punlo mAs supeder al mBs inferior del nido. Muestra de 152 nido*

<1976 y 17).

De todas formas, incluso la utilización de nidos viejos era sólo parcial; y a que, en general, lo que hacían las torcaces era construir sus nidos sobre d viejo (ya existente), sirviéndoles este como apoyo.

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LA R E ~ R O U U C C ~ ~ N DE LA PALOMA TORCAZ EN AVILA 11s

Hay que hacer notar que, al menos en dos ocasiones, observamos en el mismo pino en el que se situaba un nido de Torcaz, un nido de Cernícalo Vulgar (Falco tinnunculus) ; en uno de los casos, el nido estaba ocupado y tenia huevos y el de Torcaz, pollos. Por otra parte, en numerosas ocasiones hemos encontrado nidos de Torcaz cerca de nidos de Cernícalo Vulgar (Falco finnunculus) y de Alcotán (Falco subbrrteo).

Seria muy interesante estudiar esta asociación aparente con las rapaces, e n la nidificación. Para ello se necesitarían más datos de los que ya tenemos sobre dicho aspecto.

Por fin, las dimensiones y medidas de los nidos se dan en la tabla 1.

Caracteristicas más importantes sobre la situación de los nidos

Del total de 153 nidos observados en 1916 y 77, 127 estaban ubicados e n P. pinaster y 26 en P. pinea. Esto era de esperar si pensamos que la super. ficie total de P. pinaster en la zona de estudio (1.000 Ha.) es mucho mayor que la de P. pinea (500 Ha.). Además, hay otro factor más decisivo y es, como se verá posteriormente, la preferencia por anidar en pinares pequeños y dado que estos son todos P. pinarter, se obtiene la diferencia indicada anteriormente.

En una muestra de 143 nidos, de la zona de estudio, 117 (82 %) se apoya- ban sobre una o varias ramas principales (salen del tronco) del pino ; en general, ramas horizontales. Los otros 26 (18 .%), sobre ramas más finas.

En una muestra algo más amplia (153 nidos), se observó que 26 de ellos (17 %) se apoyaban sobre ramaje de Muérdago (Viscum album) ; esto sólo e n los nidos situados en bosque de P. pinaster, ya que en P. pinea no para- sitó dicha planta.

Otro apoyo importante, fueron las ramas con hojas verdes, que servían d e plataforma ; en una muestra de 153 nidos, 79 de ellos (52 %) tenían esta sujeción inferior. El apoyo sobre esta plataforma es más frecuente en P. $inaster, ya que las ramas se entrecruzan más que en pinea (por su forma de crecimiento) y, además, las hojas son mucho más largas (dan mis apoyo); por ello, en P. pinea, sólo 7 de los 26 nidos observados (27 .%), se apoyaban sobre dicha plataforma, mientras que, más a menudo, se lpoyaban en las horquillas de las ramas (ver tabla 2).

Por fin, el apoyo lateral en el tronco se refleja en la siguiente tabla:

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114 ARDEOLA, VOL. 28, 1M

T A B L A 11

Distribucidn de los nidos fue se ofoyan en J tronco y - o en una a mds horguilfm

N.O de nidos P. pinaater P. pinea Total

Observados ............. 129 28 161 Touin el tronco. ......... 66 (43 '10) W %) 61(39 '13 Su apoyan en borquilia(s)

de rama ptlncipal(es). ... 14(11 0/0)-21(16Q/J 12(4J O/o) 14(9*/J 3S(219/&

(1) (21 (1) CL) S6(210/0) 47(soQ/o)

(1) Tocan adem& el tronco. (2) No tooin el tronco.

En definitiva, salvo raras excepciones, los nidos tienen suficiente apoyo; la prueba está en que sólo en 5 casos, en 1976 y TI, se encontraron huevos rotos, aparentemente, por caída accidental.

En cuanto a la situación de los nidos respecto al ramaje, podemos apre- ciar en la tabla 3, que los nidos se sitúan, en promedio, más bien cerca de la copa y también del tronco (esto Último, lógicamente, más acusado en pina- res jóvenes, con ramas principales aún finas).

Situacidu drl nido an el ramaje del fino

Distancia media del Distancia media da! Distanci~ media del nldo a la base del nldo r la cana nido al tronco ramaje (en cm.) (en cm.) (en cm.)

360 220 94

La altura a la que nidifican las torcaces, en la zona de estudio, osciló entre 215 m., con un valor medio de 6,4 * 2,6 m., en una muestra de 160 nidos. Es decir, que colocan los nidos en función de la cubierta óptima de ramaje, independientemente de que ésta esté alta o baja; análogas obsenra- ciones se realizaron en Gran Bretaña (MURTON, R. K., 1965) y en U. R. S. S. (DEMENTIEV, G. P., 1968).

El factor básico que determina la situación del nido es la espesura de1

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ramaje (no olvidemos su misión de cubierta y abrigo del nido), aunque tam- bién influye la orientación de1 nido respecto al tronco (observamos una clara preferencia por la orientación hacia el Sur, SW o SE ; en una muestra de 158 nidos, el 26,% tenían orientación S, dirección a la que más nidos se orien- taban, dentro de la citada preferencia por la componente Sur). En cuanto a la espesura del ramaje, digamos que, en una muestra de 159 nidos, 130 (82 ,%) se situaron en pinos con ramaje espeso y solo 29 (18 %) en pinos poco espesos.

Los nidos se situaron en gran parte de los pinares de la zona y sólo en pinares (ver tabla 4). Muchos tallares (pinares jóvenes) de P. p i m t e r no fueron usados por ser poco espesos (al ser muy jóvenes y haber sido poda- dos); pero, por lo demás, las torcaces anidaron indistintamente en tallares y pinares y en P. piflaster y p'imea.

Encontramos una clara preferencia por anidar en las orillas de los pina. res. De manera que en solo 44 Ha. de orilla de pinar revisadas en la zona (considerando como orilla la franja más externa del bosque, de 10 m. de ancha), se situaron 101 (58 %) de los 174 nidos observados, entre 1976 y 77, en solo un 4-6 % de la masa total de pinar revisado. Los datos de 1978 y 79, aunque más escasos, confirman las cifras citadas.

Uso de los dirlinforpinarcs dc Ia zona, Para unfdar

N. * bosques N.o bosques con exiatsntes dgfin nido

Pinares ....... P. pfnaifcr

41 Tallares ....... 37

Pinares ....... S 3 %) P. pinta ....... Tallares 1 1 (100 O/o)

TOTAL. ......... 82 48 (69 Ole)

Por fin, solo 24 (14t%) de los 174 nidos observados, estaban más cerca del centro del pinar que de la ori!la. De nuevo, los datos de 1978 y 79. confirman estas cifras. En cualquier caso, la tabla 5 relaciona densidad de nidos en las diversas subzonas de la zona de estudio con superficie de orilla de pinar de cada subzona y confirma, claramente, la preferencia por anidar en las orillas de los bosques.

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d da nidos rn 1976 y

T A ~ L A V

hubo uarl d p w u i a rn a1 dio

S U B Z O N A S

..................... N.o de ni301

Guprrf. pinar. (Ha) ............... Dmrldad (n.o nid/lO Ha) .......... Suparficie dc ori i ia dr pinar (10 m.

a ) ( a .................. Svper-kir de afi l ia dapinsr!lO Ha.

p in í r (Ha). ...................

En la tabla O se manifiesta, claramente, la preferencia por anidar en pinares de poca extensión (bosques isla).

Esta preferencia por anidar en pinares pequeños, acarrea la preferencia por anidar en P. pinaster, ya que todos los pinares pequeños de la zona, como indicamos anteriormente, pertenecen a dicha especie.

Varfacidn de La deniíáad dr nidos rnpinarcr p-andes y prquedor

Suparficie total N.O medio de Densldad da pinar (Ha) nidos pinir/iao neo nid/lO Ha

$46 pinares de mils de 1 Ha (1). ... 970 2 J 0-6

.. 66 pinares de manos de 1 H a . . 30 0.6 10,6

1 ) No so incluyen los pinares no revisidos en alguno da los 2 aiios (1976 y 77).

Por fin, hay que hacer notar, brevemente, la influencia que parece ejer- cer la presencia de nidos de rapaces, sobre todo de Cernícalo Vulgar (Falco ~innunculus), para aglutinar, a pocds metros de ellos, uno o varios nidos de Torcaz. Muy probablemente, esto significaría una defensa indirecta del nido o nidos de Torcaz, de los depredadores de huevos y/o pollos, al defen- der las rapaces (Cernícalo. Alcotán, etc.) su propio nido, que esta cercano.

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LA REPRODUCCI~N DE LA PALOMA TORCAZ EN AVILA 117

Así, por ejemplo, en un pinar (P. pinnster) de 1 Ha. de superficie, no registramos ningún nido en 1977, ni en 1978 y registramos 8 en 1979; 4 de ellos a menos de 25 m. de distancia de un nido de Alcotán (Falco subbuteo).

Tamnño de los temitorios. Derisidad de nidos

En general, el tamaño de los territorios, en la zona, es suficiente, ya que la densidad de nidos es baja (0,86 nidos/IO Ha.). Solo localmente, en pinares muy concretos (pequeños y muy espesos), se observaron altas den- sidades de nidos; por ejemplo, en 1976 y 77, en un tallar de apenas una Ha. de superficie, con pinos de 5-7 m. de altura y muy espesos, obsewamos una densidad de 12,5 nidos/Ha. ; también en dicho tallar, entre dos nidos ocupados simultáneamente, en 1976, había sólo 8 m. En dicho pinar. la densidad fue similar a la de ciertas zonas de Gran Bretaña (MURTON, R. K., lW).

Sobre una muestra de 39 huevos (36 de 3976 y 3 de 1977), se obtuvie- ron unas dimensiones: 41,W 1.4.34 (39,50-45,00) mm. y 29,72 1,088 (26,25-31,OO) mm. de diámetro mayor y menor, respectivamente. Los valo- res citados de la zona de estudio, son bastante similares a los del resto de Europa (DEMENTIEV, G. P., 1968; NIETHAMER, G., 1967; JOURDAIN, F. C. R., 1965; BASTIJNSF~, M. & GROOTAERC, F., 1967; VERHEYEN, R., 1967; LABITTE, A., 1956; PIZARRO D'ALMEIDA, 1956).

El tamaño medio de puesta (mo de huevos por puesta), en el conjunto de lWG, 77 y 78 fue muy próximo a 2 @,86) (ver tabla 12).

El fenómeno de pseudoincubación (en nidos aún vacíos), ya citado en Gran Bretaña (MURTON, R. K., 1965), fue observado también en la zona de estudio. Es de notar que, en estos casos, la distancia de huida se reducía tanto como en palomas con huevos en el nido (ver tabla 9): y, además, el adiilto salía volando hacia abajo, como si el nido tuviese huevos O pollos.

La pfrdidn de liirevos: por abartdo?i~ $1 por dcpredaciófr

En la tabla 7, se observa mayor abandono de los huevos, por las propias palomas, en l(n6; hecho provocado, sin duda, por nnestra repetida y pro- longada presencia en los nidos; mientras que en 1977 y 78, al darnos cuenta de este hecho, no espantábamos a las palomas en nidos con huevos,

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En definitiva, podemos cifrar en 1/3 del total de huevos puestos las pérdidas por depredación (ver tabla 7); mientras por abandono sólo hay pérdidas si ocurre interferencia humana (por eUo fue mayor en 1976). El mayor número de puestas en 1976 parece ser consecuencia de que ocurrie- ron numerosas puestas de reemplazo, para compensar las pérdidas por abandono.

En Gran Bretaña, mientras el porcentaje de depredación es esencial- mente similar (MURTON, R. K., 1958; ISMCSON, A. J. & MURTON, R. K., 1964) al de la zona de estudio, el porcentaje de huevos perdidos por abandono es de solo 1,9-2,3 % ; y sólo 0-0,4.% de este porcentaje de aban- donos se debe a molestias humanas.

EooIuciSm dr 176 nidos con puesta #n I a sona de estudi8 (obswvados)

Total

1976 ......... SO Nidoa con puesta 1971 ......... 83

1978 ......... S3 1976 ......... 21 (26 o/,)

Nidos con huevos abandonados 1917 ......... S (6 01,)

1918 ......... 3 (8 O l o i

1976 ......... 21 (34 alo) Nidos con huevo8 depr8dados 1971 ........ S0 (48 n/#)

1918 ......... 9 (27%)

1976 ......... 48 (60 *l.,) Nidos con huevos perdidos 1977 ......... S8 (SS

1918 ........ 12 (S6 '1,)

Los cihas entre par4ntssis rspremntin el tanto por ciento, do cida año. y do1 total de nidos.

La diferencia citada entre la zona de estudio y Gran Bretaña, es pro- bable que se deba a que, mientras en la zona de estudio las interferencia5 en los territorios entre las palomas con nido son, en general, muy escasas (ya que la densidad de nidos, como hemos visto, es muy baja); en Gran

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Bretaña, por el contrario, las interferencias pueden ser muy considerables (debido a que, a veces, los nidos se encuentran a escasos metros de dis- tancia, e incluso a pocos pies) (MURTON, R. K., 1965) y la densidad de nidos, como hemos indicado antes, es muy alta. Esta alta interferencia pro- vocaría, quizá, que las torcnces fuesen mucho menos sensibles a las mo- lestias humanas.

Por otra parte, en la subzona lB, concretamente en un pinar P. pinea, de casi 40 Ha. de superficie, encontramos 9 nidos en 1976, a una distancia de 50 m., los dos más cercanos. Ocho de ellos fueron abandonados, casi todos con huevos (algunos de ellos observamos que a punto de eclosión); en el otro nido, los pollos fueron depredados; por tanto ningún pollo llegó a volar.

Sin duda, las palomas fueron muy sensibles a nuestras interferencias; tengamos en cuenta que en dicha subzona, la densidad de nidos es bají- sima (0,3 nidos/lO Ha.) y además no sufren las interferencias de la Urraca (Pira pica) (importante depredador de huevos), que abunda en el resto de la zona, pero no en dicha subzona. Por todo ello, probablemente sean en esa subzona más sensibles aún a las interferencias que en el resto de la zona de estudio.

5. Los POLLOS

'tras la eclosión y probablemente antes de que los pollos se queden solos e n el nido, la paloma arroja los cascarones y con mucha mayor frecuencia, los transporta lejos del nido (hemos observado con frecuencia que a 20- 100 m.); así impiden que los depredadores vean los blancos cascarones y encuentren el nido. Este fenomeno fue observado también en Gran Bretaña (MURTON, R. K., 1965).

Se hicieron observaciones periódicas para estudiarlo, 40 observaciones e n pollos e incluso 8 embriones de huevos abandonados (ver fig. 4).

En la figura 4B, se observan 3 fases: la primera, hasta e1 cuarto día, en que afloran los cañones de remiges y rectrices (la medida del ala hasta dicho cuarto día, es la del propio ala sin emplumar), la segunda fase dura hasta el décimo día, en que se comienzan a desenfundar los cañones de

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rectrices y remiges, y desde entonces ocurre la tercera fase (con un creci- miento más acusado de ala y cola).

Se observa que lo que más deprisa crece es el ala, seguido de tarso y cola; y por fin, es el pico lo que crece más despacio, pues ya es bastante largo al nacer.

En cuanto al peso, el aumento es mayor, como se aprecia en la fig. 4C, hasta el día 14*, en que se hace más lento, al rebasar los %O gr. En Gran

Fig. 4.-Evoluci6n de las medidas y peso de los pollos, desde antes de la eclosi6n y a lo largo del crecimiento, hasta que pueden volar. Nota 1: Los puntos de las gráficas representan promedios de todos los pollos medidos de cada año. Nota 2: El pico alcanza una longitud muy superior a la del adulto debido a que el poUo no tiene pluma en la base de la mandíbula superior y la medida del pico se hace desde la pluma hasta la punta del mismo, de modo

que resulta una medida mayor.

Bretaña el crecimiento es análogo, pero la curva es más similar a una sig- moide (MURTON, R. K., WESTWOOD, N. J. & ISAACSON, A. J., 1974). La diferencia, probablemente, se debe a que la muestra de la zona de estudio es más bien escasa.

Comportnmiento de los pollos

Durante el primer día de vida, tras la eclosión, los pollos permanecen tumbados en el nido; aunque en general están boca abajo, a veces hemos

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LA ~EPRODLICCI~N DE LA PALOMA rn~c.4~ m AVILA 1 2 1

observado alguno boca arriba. Solo desde el 2." día pueden incorporarse y quedar «sentados» sobre el nido.

Ante nuestra presencia en el niao, observan una respuesta de aquinesis. (inmovilidad). hasta que se les toca (en ese caso, a veces pían y/o se mueven ligeramente).

Un tipo diferente de comportamiento observan a partir del 6.01: dia en que, aunque al principio se muestran inmóviles, al acercarles la mano, se muestran agresivos (levantan el cuello y lanzan picotnzos, mientras erizan, las plumas e inflan el buche, aparentando mayor tamaño y, a la vez, pro- ducen un típico castañeteo con el pico, e incluso una sonora espiración del: aire). Probablemente, este tipo de comportamiento lo emplean también, en caso de que llegue un depredador a1 nido (MURTON, R. K., 1958).

Aunque en todos los casos la reacción es de aquinesis, si no nos acer- camos demasiado; entre los 14-19 días, si nos acercamos lo suficiente a los. pollos, no observan un comportamiento agresivo, como en el caso anterior, sino de huida. A veces, huyen desplazándose por el ramaje, y, a menudo, en Última instancia, arrojándose del nido con planeo más o menos airosop (si tienen menos de 38 días) y con un vuelo corto, si tienen más de 18 días de edad.

Hasta los 20 días, aproximadamente, duermen en el nido; a partir de entonces, efectúan cortas salidas del nido, volando (Únicamente a pinos cer- canos) y pueden dormir fuera del nido, pero en el ramaje del pino del nido. A partir de los 23 días, vuelan ya con soltura.

En general, parece que hasta los 30-35 días de edad duermen en el pino del nido o en pinos cercanos. La distancia de huida, a esa edad, es sólo algo inferior a la normal de los adultos.

Comportamiento de los adultos

Cuando los nidos tienen pollos, la actividad territorial cesa y es raro oír eP canto del macho.

La tabla 8, muestra cómo los adultos acompañan a los pollos casi todo el día (relevándose, como durante la incubación), durante los primeros días. de vida.

Por otra parte, basándonos en observaciones en varios nidos, llegamos. a deducir que, en alguna ocasión, antes de que vuelen los pollos de un nido, la pareja puede comenzar un nuevo ciclo de cría; haciendo la puesta, em general, en un nido cercano al primero. Este fenómeno también fue obser- vado en Gran Bretaña (MURTON, R. K. & ISAACSON, A. J., 1962).

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ARDEOLA, VOL. m, 11)8]

Varlacidn, se& III #dad, dr la compafilape ¿os adultos a losjoilos m s l nido

N? observicionss N.o observasiones edad pollos con 1 progenitor pollos solos

(1) Una a los 6 dlas de edad y o t n a loa 8 dha. No%.-En dos ouion (uno wn pollos da 6 y otro de 11 dlas de

edad), el otro miembro do I i pnroja, estaba a menos de 20 m. del nido.

T A B L A IX

Distancia de huida 8n nidos con hrroor y poltos, dr 1976 y 77

Con huevos Con pollos Con huevos o pollos

Salida entre 1 - S0 m. . . . . . . SS 9 42 Salid. al estar bajo el nido.. . . 47 40 87 Distancii media da huida (m.). 8 S 6

Se aprecia, en la tabla 9, como la distancia de huida es menor en nidos con pollos y, en general, el adulto (que está con los pollos) solo se espanta al trepar por el tronco o tirar algún objeto al nido.

Al salir la paloma, espantada, suele efectuar un vuelo típico (mucho más frecuente en nidos con pollos que con huevos), que consiste en lanzarse ñacia abajo, con una gran pendiente y volar con extensión incompleta de las alas, a escasos cm. del suelo y, en general, durante 60-200 m.; remon- tándose, finalmente, en vuelo normal; o bien se para en el suelo (con fre- cuencia en un promontorio) o bien en un árbol, desde donde nos observa. A este típico vuelo lo llamamos ulesión fingida*.

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LA REPRODUCCI~N DE LA PALOMA TORCAZ EN AVILA 128

A veces la nlesión fingida)) es más elaborada y la paloma se posa en el suelo (en ocasiones a menos de 20 m. de nosotros) y da saltos, batiendo las alas irregularmente, como si realmente estuviese herida y tratase de levantar el vuelo.

También es frecuente la salida de la paloma, volando hacia abajo (a una altura de 1-5 m. del suelo) ; esto parece ser una derivación de la desi5n fingida)).

Por iii, siempre en nidos con pollos, aunque es raro, en algunos casos Da Torcaz abandona el nido con vuelo normal (ver tabla 10).

Dioarrar/ormar da salir l a pabrna del nido, con h#cuos y p o l h , de 1976 y 77

N .o observaciones

uLesi6n fingida* Salida hacia abajo Salida normal

Nidos con huevos.. . . . . . . . 6 (8 O/,) 39 (61 */o) 20 (31 %)

Nidos con pollos . . . . . . . . . 24 (57 o/,) 17 (40,6 O/,) 1 (2.6

Nidos con huevos o pollos. 29 (27 01,) 56 (63 '10) 21 (20 %)

T A B L A XI

Variacidn da fa distancia de hufda, rtgtin b forma de volat lapaloma, alsal ir del nido

N .o observaciones

aLasi6n fingida. Salida hscia abajo Salida normal

Salida a menos da 30 m. del nido (1) . . . . 5 (17 '10) 20 (36 ''10) 14 (67 '10)

Salida al estar bajo el nido o trepar etc. . . 24 (83 '10) 36 (64 Ola) 7 (33 '1,)

Distancia media de huldi (m.). . . . . . . . . . 4 6 9

(1) Salida cuando llegamos, en general, a 10-30 m. del nido.

La distancia de huida, como se aprecia en la tabla 11, es menor en casos de «lesión fingida)); esto es lógico, ya que ambos comportamientos tienden a ocultar el nido a los depredadores : al aguantar la salida, para que el nido pase inadvertido y al efectuar la «lesión fingida)), para atraer hacia si al depredador o intruso humano y alejarlo del nido.

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124 ARDEOLA, VOL. 28, 1981

En conjunto, la nlesión fingidan es algo menos frecuente que en Baja Sajonia (WITTENBERG, J., 1969); pero es muchísimo más frecuente que e n Gran Bretaña @aís con muy pocas rapaces que ataquen a los pollos); por ello, probablemente, este tipo de comportamiento se ha dejado de seleccionar en torcaces británicas.

Depredacidn de los pollos

En 1976 y 77, se observó la evolución de un total de 75 nidos con pollos y 22 de ellos (29 1%) sufrieron depredación. En base a ciertas observaciones. podemos afirmar que, al menos en 3 de los 22 nidos, intervinieron algunas rapaces: Aguila Ratonera (Buteo buteo), Aguila Calzada (Hieraetus pen- natus) y Aguilucho Cenizo (Circus pygargus) ; quizá haya podido intervenir también algún Córvido, e incluso algún Mustélido (Mamífero). En el Este de Gran Bretaña, el porcentaje de depredación (25 %) fue similar al de la zona de estudio (MURTON, R. K., 1958).

Las palomas de la zona de estudio se libran de una depredación demasiado alta, gracias a la «lesión fmgida*, que en Gran Bretaña apenas se da; sin embargo, en Gran Bretaíía, los depredadores (rapaces, sobre todo) son mucho menos abundantes que en la zona de estudio. Asi se explica que el porcentaje de depredación sea similar en la zona de estudio y en Gran Bretaña.

Tamaño de la pollada

En la tabla 12, comparamos tamaño de puesta y pollada; vemos que ambos son similares, ya que el primero da origen al segundo y son cercanos a 2.

Cem~arusi6n de tamaiío depuesta y poll<tdu en 1976~77 y 78

Polladas Polladis Tamaño Puestas Puostas Tamaño Año de 2 do 1 medio do 1 da 2 medfo

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Por fin, aunque quizá las muestras no sean suficientemente amplias, no registramos diferencias en el éxito de cría (% de pollos que vuelan del total d e huevos puestos), según el tamaño de puesta o pollada fuera de 1 ó 2.

En la tabla 13, destacan como muy anormales, los valores «éxito de pues- ta» y aéxito de crían de 1976; debido a factores ya conocidos (molestias hu- manas excesivas a las palomas en sus nidos). Mientras que en 1978 y 79, las molestias fueron muy escasas, ya que las investigaciones fueron mucho más reducidas. En 1979 destaca el alto «éxito de los pollos» y con ello el mayor «éxito de crían, debido a la baja tasa de depredación de los pollos.

........ N3 huevos puestos.. 143 102 74 90 Exito de la puesta (n.@ huevos

oclosion~dos del total de puestos) ................ 62 (36%) 49 (48°/0) 43 (68%) 67 (69O10

Exito pollos (n.' pollos que vuelan del total de huevos

............ sclosionadosl 29 (66%) 29 (60@/o) 24 (66OIo) S8 (67%) exito crla(n.O pollos que vuelan

del total de huevos puestos). 20 '10 28 '10 32 % 42 %

NOTA. -Los datos do 1978 y 79, no incluyen toda la zona do estudio.

El número de pollos producido por pareja (cociente entre el número de pollos producidos y número máximo de nidos ocupados) osciló entre 1-2, según el mayor o menor éxito de cría en los 4 años de estudio.

Aunque hemos dicho que la mayoría de las torcaces de la zona crian con 4xito una sola vez, el número medio de huevos puesto por pareja es mayor d e 4 (ver tabla 14).

En la tabla 14, se observa como la producción de jóvenes en Gran Bre- taña es mayor, gracias a un mayor número de puestas. Aunque hay que tener en cuenta que en 1978 y, sobre todo en 1979, el ((éxito de cría por parejan, en la zona, fue bastante más alto que en 1976 y 77.

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TABLA X I V

Comparocidn del ndmero dr huroos y pollor. producidor porparrja, en el Esfr de IngZaterro (195 y57) y rn Ia sona de estudio (19763 77).

NPmedio de huevos Exito puesta por Exito de crli por por p in ja pireJn (1) pareja (2)

Zona dr rrtudio.. 3976 4 8 .. 1977 41

(1) N.o medio do pollos nacidos por pueji. (2) N.o medio do pollos que vuelan por pnrajn. NOTA.-Loa ditos del Esta de Inglitam de Muimx R. K., 1968.

T A ~ G A XV

Voriocidn del ¿ d o de w f a , regdn h ergerut o del pino en que re d f d a r l nido, en I97d y 77

SttuaciOn del nido

Pino poco espeso Plno bastante apeso Pinomuy e s p w

.......... N.o nidos con puesta.. 24 82 SO

N.* nldosoon pollos que vuelan.. 3 (12,s e/e) 18 (2Ze/o) 9 (=*/e)

NOTA.-Entre pir6nteds figura el U t o de cda, en cada mo.

T A B L A X V I

Varfocidn de2 ¿ d o ds rr fa , se@n la erpesuro W p f n a r en que se rifda el nido, en 19767 77

Situaci6n del nido

Plnir poco espeso Pinar bastante eapso Pinar muy o a p e s ~

.......... N.O nidos con puesta.. 15 103 26

N I nidos con pollos que vuelan.. i (7 @/o) 21 (20°/0) 14 (M '10)

Nor~ . -Entra parhterir tiguri el Cxlto de cdn en cidn caso.

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LA REPUODUCCI~N DE LA PALOMA TORCAZ EN AVILA 127

El factor fundamental que determina el éxito de la cría parece ser l a espesura del ramaje, ya que protege al nido de la depredación (de los huevos y los pollos) (ver tablas 15 y 16).

Hay que tener en cuenta que la mayoría de los pinos y pinares de la zona de estudio los podemos encuadrar como nbastante espesos)); por ello la mayoría de los nidos están en ellos y se incluyen en ese apartado.

Los resultados de la tabla 17 se deben a que los tallares, en general, so- más espesos que los pinares, dentro de la zona de estudio.

Los datos de 1978 y 79 no se incluyen en la tabla anterior, por ser muy escasos.

T A B L A X V l I

Va'ariaíidn del Cxito dr d a , en pinoras y falZares, rn 1 m 6 y 77

SituacUn del nido

Pinares Tillares

N.o nidos con puesta.. .......... 106 41

N,' nidos con pollos que vuelan . . 29 (22 %) 1s (82 %)

NOTA. -Entre pir6ntesis figura el 6xito de orla, en cada caso.

TABLA X V I I l

Variacidn dcl Cxifo de crfa, se@ r l pcro dc lospollor, cn 1976 y 77

Peso inlerior a la m*dh Peso superior a la media

.............. N.O¿% pollos.. 26 S1

N.o de pollos que vuelan ..... 1s (62 O/o) 21 (88 Oloi

NOTA.-Entre parentesis ligurn el Cxito de crin. en cada caso.

El peso de los pollos también es un ligero indicador del éxito de cría (ver tabla 18), ya que hay que suponer que los polios con menos peso son peor atendidos por 10s adultos (es decir, quedan más tiempo solos en el nido), probablemente por dificultades de los adultos para encontrar comida abundante y con rapidez. Así, al quedar los pollos durante mucho tiempo solos en el nido, tienen un mayor riesgo de sufrir depredación; esto expli- caría el menor éxito en los pollos con peso ligero, que aparece en l a tabla 18.

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7. ALIMENTACI~N

En los pollos . Los 23 primeros días de edad reciben únicamente uleche» de los adultos,

y ya desde el tercer día pueden recibir otros alimentos. El mismo fenómeno se observó en Gran Bretaña (MURTON, R. K., 1965).

Posteriormente, la cantidad de alechen que toman se va reduciendo, .siendo sólo del 50 % del total de la dieta a los 10 días de edad y muy escasa hacia los 18 días; aunque hemos capturado pollos con 25 días de edad ,(volando ya perfectamente), con algo de «leche» en el buche ; ello demuestra que hasta varios después de volar, los pollos son todavía alimentados por 30s adultos; este fenómeno también fue observado en Gran Bretaña (MUR- TON, R. K. & ISMCSON, A. J., 1962).

Si dividimos la época de cría en una primera parte, hasta la fecha aproxi. .mada en que la cebada es aprovechable por las palomas, cuando el grano es tá maduro o casi maduro (hacia primeros-mediados de junio) y otra des- .pués de esas fechas; observamos que en la primera época, el principal ali- mento de los pollos eran pequeñas bellotas (Quercus rotundifolia), junto con materia vegetal verde, como hojitas de Trifolium, Biserrulla pelecinus, Orni- thopus compresus, etc., aparte de la ((leche*.

En la 2: época, tras la maduración de la cebada y, posteriormente, del .trigo (hacia mediados-finales de julio), pasan a ser estos cereales, sucesiva- mente, el principal alimento de los pollos ; completan la dieta, aparte de la .«lecben, piñones (Pims pinarter), granos de veza (Vicia sativa) y, desde finales de agosto, en que grana el girasol, sus pipas (Helianthus annus) y, a muy pequeña proporción, la misma materia vegetal que en mayo-junio, .pero no bellotas. Las observaciones se hicieron obligando a regurgitar a l i e n t o a los pollos y también en pollos muertos.

El Unico alimento animal registrado fue en un pollo, que había empezado m volar 2-3 días antes de ser capturado ; su buche contenía: 10 g. de pipas, 1 g. de «leche» y 2 g. de caracoles (16) del G. Cochlicellu (F. Helicidae).

En Gran Bretaña la alimentación es esencialmente similar a la descrita, -sobre todo en la segunda parte de la cría (MURTON, R. K., ISMCSON, A. J. & WESTWOOD, N. J., 1983).

En los adultos '

Parece ser muy similar a la de los pollos, salvo, lógicamente, la aleche». Hasta mediados-finales de junio, comen sobre todo materia verde y bellotas,

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Ln REPRODUCCI~N DE Lb PALOMA TURCA2 EN AVILA 129

e incluso frutos de Muérdago (Viscus album). Estas estimaciones las hicimos en base a observaciones de campo y análisis someros de excrementos (gene- ralmente verdosos y viscosos, en esa época) ; no pudimos capturar ejemplares, por ser época de veda.

Desde mediados de junio, frecuentan los sembrados de cebada, sobre todo las zonas con espigas tumbadas (por tormentas, etc.). Al comenzar la siega de dicho cereal se producen, a veces, concentraciones de hasta 20 y más aves, en las primeras tierras, recién segadas; esto ocurre en unas fechas en que es raro ver más de 2 palomas juntas. Esto demuestra la importancia de la siega del cereal, que provoca el esparcimiento de mucho grano por el suelo ; aquí se manifiesta la influencia de la agricultura en la Paloma Torcaz ; fenó- meno también observado en Gran Bretaña (MURTON, R. K. & WESTWOOD, N. J., 1974).

También en el resto de Europa: Gran Bretaña (MURTON, R. K., 1965), Bélgica (SCANOCX, G. 8L SEUTIN, E., 1973), Francia (LEBREURIER, 1903), Suecia (MATHIASSON, S., 1967), etc., la alimentación está condicionada, en la época de cría, fundamentalmente a la cosecha de cereal.

Solo al final de la cría las torcaces se agrupan, regularmente, para comer en los rastrojos (sobre todo en los de trigo) y también en las tierras de girasol.

Algunas capturas y observaciones de campo indican que la alimentación, en el periodo julio-septiembre, es similar a la que proporcionan a los pollos.

Agradecimiento

Mi gratitud a Manuel Fernández-Cruz por su dirección y ayuda en este trabajo. También a la Cátedra de Vertebrados y, especialmente, a la S. E. O. (Sociedad Española de Ornitología) por la bibliografia brindada.

Por fin, agradezco la ayuda de mi hermano José Ignacio en las observa- ciones de campo y la de Carlos González, en la confección de los gráficos de este trabajo.

El presente estudio puede considerarse como una primera aproximación al conocimiento de la reproducci6n de la Paloma Torcaz (Colutnóa galumbus) en la Peninsula Ibérica.

Las observaciones de campo las realizamos entre junio de 1976 y septiembre de 1879. Se controlaron 215 nidos, todos en pinares (Pinus pinwter y pineu), que es el bosque pre- dominante en la zona de estudio. Dicha zona de estudio, de unas 7.600 Ha.. está limitada nl Este por el rio Voltoya y al Oeste por el Adaja; en el centro se sitúa el pueblo de

Adanero (Avila).

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Se determinó la fenologla de la reproducción (abril-septiembre, fig. 2) y la relaciiin entre el máximo de Csta y la maduración del cereal y entre el final de Csta y el impulso migra- a r i o de las aves.

Se observó clara preferencia por anidar en pinares pequeños, orillas de pinares. cerca de nidos de algunas rapaces (Falco tinnunrulur y subbureo) y por orientar los nidos bacia el Sur; pero, sobre todo, por anidar en ramaje espeso. Se determinó tambibn la densidad de nidos (0,88/10 Ha.) y el tamaito medio de puesta y pollada (1,M); la depredación de huevos puestos se estimó de l/3 (tabla 7).

Numerosas observaciones permitieron estudiar el crecimiento de los pollos y su compor- tamiento ante el observador y ante los depredadores (en una primera etapa de inmovilidad, luego de agresividad y, por fin, de huida) y también el comportamiento de los adultos, destinado a proteger a los pollos (arrojar los cascarones lejos del nido, para evitar que los vean los depredadores; acompafiar a lo. pollos, durante los primeros dias, mucho tiempo, relevándose como durante la incubacMn, el macho y la hembra; reducir la distancia de huida y en irltimo tCrmino efectuar al ser espantada la .lesión fingida, (rinjury feigningi) para atraer a los depredadores lejos del nido). A pesar de todo ello, la depredación afectó al 23 por 100 de los pollos. Mientras el número de pollos producido por pareja fue de 1-2, en función del éxito de cria, que vino determinado, sobre todo, por la espesura del ramaje que protegía ai nido (tablas 25 y 18).

La alimentación de pollos y adultos es similar, salvo que en pollos, hasta los 28 dias de edad. su Único alimento es la decher, reduciéndose luego en la dieta. Hasta mediados de junio el principal alimento son bellotas ; luego se centran en el cereal, al madurar, pri- mero cebada y luego trigo

This study can be considered as a first approach to tlie knowledge of tlie reproduction of the Woodpigeon (Columba pnlumbus) in the Iberian Peninsula.

We made the field observations in June 1 n 6 and September 1W@. !2i5 nest were controllcd, al1 in pine groves (Pinur pinastrr and pinta), which is the forest that predomi- nates in our area of study. This area of study, of about 7b00 Ha. has to the East the Voltoya River and to the West the Adaja River; in the middle is the village Adanero (Avila).

The Phenology of the reproduction was determinated (AprilSeptember, figure 2) and the relation between the maximum of this and the mahrration of the cereal and betweui the end of this and the migratory impulse of the birds.

We observed a clear preferente to nestle in small pine groves, near pine groves, near the nests af some raptors (Fnlco iinmrnculus and subbutro) and to orientate their nests to the South; but most of al1 to nest in thick branches: The density of the nests were also determined (O.M/lO Ha.) and the average of the new bom birds (1.88); the depreda- tion o l the eggs laid was estimated to be 1/3 (tb. 7).

A number o1 obsvvations allowed the study of the growth of the small birds and ir's conduct when being watched (in a first stage 01 immobility, then being agressive and at last they escape) and also the conduct of the adults. destinated to look after their young (to throw the egg-shells f a from the nests to avoid them being seen and attacked, t o accompany the young. during the first days a long time, relieving each other (the male and lemale) as they do during the incubation, to reduce the dirtanee of the escape md tc acomplish in the case of being frightened the injury feigning to attract the asessor

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LA R E ~ X O D V C C ~ ~ N DE LA PALOMA TORCAZ EN ..\PILA 131

lar irom the nest. But despite al1 tliis the depredation alfected a 29 % o l tlie young n'rdr. While the number of birds produced by the couple was 1-2 function oi tlie exit oi brerdinp, that was determined specially by tlie thickness o1 the branches that protected tht! neqr (tb. 15, 10).

Tlie food for both young birds and adults is similar except lor tlie very young o1 2 2 Oays wlio only take milk. Redueing it after in the diet. Until half June the main n u t i i u ~ n are the acorns; after they ent cereal, when mature, first bailey and alter wlieat.

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