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Actualidad z Leader o o La responsabilidad ecológica en el mundo rural Antonio Estevan Experto del Observatorio Europeo LEADER y consultor ambiental Una de las ideas que dominan el debate socioeco ? , nico en estos años finales del siglo es indudablemente la noción de s, ,.».enibilidad ecológica, que alude a la necesidad de hallar y aplicar nuevas formas de producción y consumo que permitan evitar el declive de la base de recursos naturales ocasionado por el desarrollo económico tradicional. Según se defendía en famoso "Informe Brundtland", la aplicación generalizada de estas uciones permitiría alcanzar un nuevo estadio o categoría en el proceso de desarrollo, el desarrollo sostenible o duradero, en el que quedaría definitivamente superada la probada inviabilidad ecológica del desarrollo cuantitativo y extensivo tradicional. Pasada más de una década desde la publica- ción del Informe Brundtland, y más de un lus- tro desde que sus propuestas fueran aceptadas -al menos formalmente- por la comunidad in- ternacional en la Conferencia de Río, cualquier discurso ambiental que no asuma la sostenibi- lidad como referencia resulta ya difícilmente le- gitimable desde el punto de vista ecológico. Ciertamente, la batalla de la sostenibilidad global se ganará o se perderá, en las primeras décadas del próximo siglo, en el escenario de las ciudades, y principalmente de las grandes áreas metropolitanas mundiales. Pero este he- cho, universalmente reconocido -y más que pre- ocupante, a la vista de los escasos progresos ob- servados hasta el momento en materia de sos- tenibilidad urbana-, no exime al mundo rural de sus propias responsabilidades ecológicas glo- bales, especialmente si la sociedad rural se pro- pone, como está consiguiendo visiblemente ya hoy en día, superar el estatus de subordinación política, económica y cultural a los espacios ur- banos al que fue relegada durante el proceso de industrialización. La sostenibilidad ecológica, tanto a escala local como en su contribución a los problemas de escala global, debería ser ya una referencia sistemática del debate ambiental rural. Sin em- bargo, el enfoque de la cuestión ambiental que -con algunas valiosas excepciones- sigue predo- minando en el mundo rural europeo, es bien dis- tinto. En esencia, se sigue contemplando el en- torno rural sencillamente como una especie de gran reserva de recursos naturales que es nece- sario valorizar para impulsar el desarrollo eco- nómico, intentando salvaguardar, con mejor o pe- or fortuna, los factores clave que sustentan ese desarrollo en el plano estrictamente local: pai- saje, valores singulares del territorio, etc.. Esta es la visión que se sintetiza en la repetida máxima de "el medio ambiente como motor del desa- rrollo rural". El mundo rural debe asumir como propios los compromisos de reducción de impactos ambientales que se van alcanzando en el plano europeo o mundial e incorporarlos a sus propias políticas, programas, e incluso proyectos concretos En la actualidad, un enfoque como éste po- drá quizá ser positivo en algunos casos s se apli- ca con las necesarias cautelas, pero resulta to- talmente insuficiente. La aportación esencial del debate de la sostenibilidad ha consistido en po- ner claramente de manifiesto la vinculación que existe entre las políticas y las actuaciones am- bientales locales y los problemas ambientales globales. Sólo es posible alcanzar la sostenibi- lidad global mediante la suma de políticas lo- cales que garanticen la sostenibilidad desde el ni- vel local.

La responsabilidad ecológica en el mundo rural · décadas del próximo siglo, en el escenario de las ciudades, y principalmente de las grandes áreas metropolitanas mundiales. Pero

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Page 1: La responsabilidad ecológica en el mundo rural · décadas del próximo siglo, en el escenario de las ciudades, y principalmente de las grandes áreas metropolitanas mundiales. Pero

Actualidad zLeader

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La responsabilidadecológica en elmundo rural

Antonio EstevanExperto del Observatorio Europeo LEADER

y consultor ambiental

Una de las ideas que dominan el debate socioeco ? , nico en estos añosfinales del siglo es indudablemente la noción de s, ,.».enibilidad ecológica,que alude a la necesidad de hallar y aplicar nuevas formas de produccióny consumo que permitan evitar el declive de la base de recursos naturalesocasionado por el desarrollo económico tradicional. Según se defendía en

famoso "Informe Brundtland", la aplicación generalizada de estasuciones permitiría alcanzar un nuevo estadio o categoría en el proceso

de desarrollo, el desarrollo sostenible o duradero, en el que quedaría •

definitivamente superada la probada inviabilidad ecológica del desarrollocuantitativo y extensivo tradicional.

Pasada más de una década desde la publica-ción del Informe Brundtland, y más de un lus-tro desde que sus propuestas fueran aceptadas-al menos formalmente- por la comunidad in-ternacional en la Conferencia de Río, cualquierdiscurso ambiental que no asuma la sostenibi-lidad como referencia resulta ya difícilmente le-gitimable desde el punto de vista ecológico.

Ciertamente, la batalla de la sostenibilidadglobal se ganará o se perderá, en las primerasdécadas del próximo siglo, en el escenario delas ciudades, y principalmente de las grandesáreas metropolitanas mundiales. Pero este he-cho, universalmente reconocido -y más que pre-ocupante, a la vista de los escasos progresos ob-servados hasta el momento en materia de sos-tenibilidad urbana-, no exime al mundo rural desus propias responsabilidades ecológicas glo-bales, especialmente si la sociedad rural se pro-pone, como está consiguiendo visiblemente yahoy en día, superar el estatus de subordinaciónpolítica, económica y cultural a los espacios ur-banos al que fue relegada durante el proceso deindustrialización.

La sostenibilidad ecológica, tanto a escalalocal como en su contribución a los problemasde escala global, debería ser ya una referenciasistemática del debate ambiental rural. Sin em-bargo, el enfoque de la cuestión ambiental que-con algunas valiosas excepciones- sigue predo-minando en el mundo rural europeo, es bien dis-tinto.

En esencia, se sigue contemplando el en-torno rural sencillamente como una especie degran reserva de recursos naturales que es nece-sario valorizar para impulsar el desarrollo eco-nómico, intentando salvaguardar, con mejor o pe-

or fortuna, los factores clave que sustentan esedesarrollo en el plano estrictamente local: pai-saje, valores singulares del territorio, etc.. Estaes la visión que se sintetiza en la repetida máximade "el medio ambiente como motor del desa-rrollo rural".

El mundo rural debe asumircomo propios los

compromisos de reducciónde impactos ambientales

que se van alcanzando en elplano europeo o mundial eincorporarlos a sus propias

políticas, programas, eincluso proyectos concretos

En la actualidad, un enfoque como éste po-drá quizá ser positivo en algunos casos s se apli-ca con las necesarias cautelas, pero resulta to-talmente insuficiente. La aportación esencial deldebate de la sostenibilidad ha consistido en po-ner claramente de manifiesto la vinculación queexiste entre las políticas y las actuaciones am-bientales locales y los problemas ambientalesglobales. Sólo es posible alcanzar la sostenibi-lidad global mediante la suma de políticas lo-cales que garanticen la sostenibilidad desde el ni-vel local.

Page 2: La responsabilidad ecológica en el mundo rural · décadas del próximo siglo, en el escenario de las ciudades, y principalmente de las grandes áreas metropolitanas mundiales. Pero

ActualidadLeader

El mundo rural debe hacerse plenamenteconsciente de esta vinculación y debe incorpo-rarla a sus políticas sectoriales. Debe comenzara plantearse, por ejemplo, cúales son los efec-tos ambientales -locales y globales- de sus sis-temas de transporte, de sus consumos energéti-cos o hidráulicos, de su generación de residuos,etc.. Debe empezar a evaluar los niveles de im-pacto por persona generados en éstos y en otrosaspectos ambientales. Debe asumir como pro-pios los compromisos de reducción de impac-tos ambientales que, mal que bien, sé van al-canzando en el plano europeo o mundial, e in-corporarlos a sus propias políticas, programas,e incluso proyectos concretos.

Sólo es posible alcanzar lasostenibilidad globalmediante la suma depolíticas locales que

garanticen la sostenibilidaddesde el nivel local

Aunque debiera haberlo hecho desde añosatrás, el Programa LEADER está aún a tiempode asumir la sostenibilidad ecológica como re-

ferencia general. Lo podría y debería hacer anivel comunitario, pero en su defecto sería alen-tador que este principio fuera explícitamenteasumido por un número suficientemente eleva-do de programas nacionales, y que lo fuera deun modo no retórico, sino con todas las impli-caciones de un verdadero compromiso político.

Ello exigiría, por supuesto, favorecer losproyectos directamente orientados a mejorar laeficiencia ambiental de las sociedades rurales ysus sistemas económicos (protección de la bio-diversidad y de los ciclos naturales, protecciónde los suelos, ahorro de energía y agua, ade-cuación de los materiales utilizados en las acti-vidades industriales y constructivas, gestión yreciclaje de los residuos, replanteamiento deltransporte, etc.), ¡pero también introducir meca-nismos de evaluación que premiasen de algún mo-do a los proyectos que, fuesen del sector quefuesen, tuviesen mejor en cuenta estos aspec-tos y los supiesen resolver del modo más efi-ciente.

En no pocos aspectos de la cultura, las re-laciones sociales y la calidad de vida, lenta y si-lenciosamente, el nuevo mundo rural europeose está abriendo camino hacia las primeras filasde las sociedades comunitarias. Pero esa recu-peración difícilmente será completa, y menosaún duradera, si la sociedad rural no es capazde colocarse también a la cabeza en materia decualificación ambiental y de aceptación de res-ponsabilidades ecológicas.111

La sostenibilidad ecológica, tanto aescala local como en su contribución alos problemas de escala global,debería ser ya una referenciasistemática del debate ambiental rural.