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La utilización didáctica del museo Hacia una educación integral Jacinto Montenegro Valenzuela

La utilizacion didactica del museo.pdf

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  • La utilizacin didctica del museoHacia una educacin integral

    Jacinto Montenegro Valenzuela

  • MONTENEGRO VALENZUELA, Jacinto

    La utilizacin didctica del museo : hacia una educacin integral / Jacinto Montenegro Valenzuela. Zaragoza : Prensas Universitarias de Zaragoza, 2011

    1 archivo d ig i ta l : 465 p. : il. ; 23 cm. (Textos docentes ; 205)Bibliografa: p. 431-454. ISBN 978-84-15274-85-8

    1. Museos histricos. 2. Museos y educacin 930:069:37

    Cualquier forma de reproduccin, distribucin, comunicacin pblica o transformacin de esta obra solo puede ser realizada con la autorizacin de sus titulares, salvo excepcin prevista por la ley. Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algn fragmento de esta obra.

    Jacinto Montenegro ValenzuelaDe la presente edicin, Prensas Universitarias de Zaragoza1.a edicin, 2011

    Coleccin de Textos Docentes, n. 205

    Prensas Universitarias de Zaragoza. Edificio de Ciencias Geolgicas, c/ Pedro Cerbuna, 12, 50009 Zaragoza, Espaa. Tel.: 976 761 330. Fax: 976 761 063 [email protected] http://puz.unizar.es

    i ^ sta ^ i to r ia l es miembro de la UNE, lo que garantiza la difusin y comercializacin de sus publicaciones a nivel nacional e internacional.

    http://www.cedro.orgmailto:[email protected]://puz.unizar.es

  • NDICE

    A g rad ec im ien to s .................................................................................. 9

    Presentacin 11

    Prlogo ................................................................................................... 17

    Introduccin 23

    1. O r i g e n , d e n o m i n a c i n y e v o l u c i n ................................................... 3 1

    2 . N a t u r a l e z a d e u n M u s e o d e H i s t o r i a ........................................... 4 5

    3 . P l a n t e a m i e n t o s d i d c t i c o s g e n e r a l e s 8 1

    4 . T c n i c a s d i d c t i c a s d e c o m u n i c a c i n y e l M u s e o d e

    H i s t o r i a ......................................................................................................................... 9 3

    5 . O b j e t i v o s ........................................................................................................................ 1 2 3

    6 . M e t a s d e u n M u s e o d e H i s t o r i a ........................................................... 1 3 5

    7 . A c t i v i d a d e s y t a r e a s d i d c t i c a s e n u n M u s e o d e H i s

    t o r i a ................................................................................................................................... 1 6 7

    8 . R e c u r s o s d i d c t i c o s : s u p r c t i c a e n e l a u l a y s u p r o

    y e c c i n e n e l M u s e o d e H i s t o r i a ...................................................... 1 8 5

    8.1. Utilizacin de la imagen: las proyecciones fijas (estticas y el vdeo) ..................................................................... 188

    8.2. Croquis, planos, maquetas y la elaboracin de plantasde edificios histricos 203

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  • INDICE

    8.3. Los grficos, diagramas, lneas del tiempo histrico y el Museo ..................................................................................

    8.4. La fotografa area: la gran ausente en el Museo de Historia

    8.5. El conocimiento y prctica de los mapas histricos

    8.6. Fuentes documentales y orales y el Museo de Historia ..............................................................................................

    8.7. Los smbolos herldicos y las banderas: su implicacin en el Museo de Historia

    8.8. El trabajo con sellos enel centro educativo y en el Museo .......................................................................................

    8.9. La Numismtica: posibilidades y su prctica didctica ................................................................................................

    8.10. La elaboracin del fichero de ideas histrico- musesticas en el a u l a ..........................................................

    9 . E l m a t e r i a l d e d e s e c h o : u n a a l t e r n a t i v a d i d c t i c a a l

    MATERIAL CONVENCIONAL ..............................................................................

    10. M a t e r i a l e s d i d c t i c o s d e u s o e x p o s i t i v o p a r a e lM u s e o d e H i s t o r i a .............................................................................................

    11 . L a s m a n i f e s t a c i o n e s a r t s t i c a s y e l M u s e o d e H i s t o

    r i a : ARQUITECTURA, ESCULTURA Y PINTURA. S u LECTURA Y

    COMPRENSIN .......................................................................................................

    Anexos .....................................................................................................

    Museos de Historia

    BibliografaArchivo Fotogrfico

    240

    251

    259

    270

    281

    297

    308

    320

    325

    349

    373

    393

    409

    431455

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  • AGRADECIM IEN TO S

    Cuando empezamos a trazar el esquema de este trabajo, fruto de los diversos mdulos ofertados por la Universidad de Zaragoza mediante el Postgrado de Educador de Museo de Huesca y sugerimos las pautas a seguir, tuvimos que pensar en todo aquello que sera objeto de estudio y prctica a lo largo de los ltimos cursos acadmicos.

    El autor es uno, pero detrs han estado personas muy prximas y profesionales que han ayudado con sus conversaciones, sugerencias y finas crticas que se ponga el punto final para bien o para mal de lo que se desarrolla y se escribe en estas pginas, que esperamos que contribuyan a que educadores y estudiantes contemplen a los museos de un modo ms atractivo y sugerente.

    Por esta razn quisiramos agradecer y dedicar de todo corazn a Berta Ters Valle (In Memoriam) por lo mucho que nos aport y ayud, resignndose generosamente, cuando menos poda hacerlo mientras se esbozaba la estructura de las primeras ideas, dejando por el camino muchos, intensos e inolvidables recuerdos. Su aportacin no ha sido balda, es ms al contrario. En algn lugar de nuestro espacio dar su beneplcito y bendicin.

    A Tmara Montenegro Ters que tambin ha colaborado con su silencio activo cuando, en los ltimos meses, ms se necesitaba la accin de no protesta con su generosa actitud.

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  • PRESENTACIN

    dado casi en manos de coleccionistas y aficionados, caso de la vexi- lografa, la herldica, la sigilografa y la numismtica. Tampoco queda olvidado en su trabajo la respuesta activa y participativa del alumnado y visitantes a este tipo de museos, por lo general cerrados en una bobalicona admiracin y anecdotario. El hecho de reivindicar trabajos prcticos para el aula y el contemplar la utilizacin del material de desecho y reciclable para todo tipo de talleres y propuestas es una buena oferta y muy actual.

    No puede olvidar un autor actual las implicaciones informticas y virtuales, y las ventajas que la red le ofrece para trabajar y documentar al gran pblico, lo que tambin, hacen a la perfeccin los centros de interpretacin y las aulas y centros de visitantes, al igual que los museos virtuales y parques temticos, para los que los museos de Historia son una abundante y rica fuente de ofertas creativas.

    Se hace evidente que los espacios de un Museo de Historia no slo deben de contemplar los propios espacios de exhibicin y de almacenaje, as como los comunicativos o aquellos donde poner en prctica los recursos aplicados antes mencionados. El museo en la actualidad juega con alternativas entre las que el espacio galera o taller tienen casi similares repercusiones y demandas y es por ello, por lo que me permit comenzar estas lneas con la constatacin que en la actualidad no se contemplan, ni una, ni otra solucin, sino que se diluyen en grandiosas perspectivas, materiales nobles e iluminaciones irreales. Faltan cada vez ms las salas de observacin, los j a r dines o las bibliotecas que contemplaban los museos helensticos o los ilustrados con gabinetes y lugares de culto a la ciencia.

    Es evidente que algunos museos de Historia o de Arqueologa han abierto nuevos campos en el panorama museolgico y museo- grfico espaol, caso del Marq de Alicante o del Museo de la N aturaleza y del Hombre en Santa Cruz de Tenerife, pero todava nos queda mucho camino que recorrer para llegar a la otra interpreta-

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  • PRLOGO

    UNA EXCELENTE AYUDA PARA PONERSE AL DIA

    El autor de este libro, profesor de la Facultad de Educacin de Zaragoza, es persona entregada con demostrada eficacia a la enseanza de la didctica de las Ciencias Sociales desde hace varias dcadas, pero, adems de su accin docente, es autor de varios trabajos de consideracin (El estudio del entorno como recurso didctico en historia, Vocabulario ilustrado de trminos artsticos, Guas e itinerarios para recorrer Aragn, El padrn municipal como apoyo y fuente de informacin para la distribucin correctiva de los recursos socio-culturales y educativos, Una ruta en busca de sus orgenes: Aragn, Los valores en la sociedad contempornea, etc.), trabajos que han merecido el respeto y reconocimiento no slo de sus colegas, que ya es difcil, sino tambin de quienes han bebido en sus pginas y, ms concretamente, de sus alumnos y de los profesores noveles, su sector poblacional preferido. En todos sus libros y artculos, el profesor Montenegro es, ante todo, directo y prctico, sin concesiones a la galera de quienes hacen de las palabras vacuas y de las ideas deshinchadas su objetivo.

    Su directa implicacin en el Postgrado de Educador de M useos le ha llevado en los ltimos aos a reflexionar con sosiego acerca del papel de estos centros culturales en la formacin de los alumnos y, desde la teora, como hacemos casi todos cuando comenzamos a desbrozar un tema, ha ido adentrndose en la prc-

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  • INTRODUCCIN

    nuestro punto de vista, de lo que debe ser uno especfico de Historia. Siguen a continuacin otros de marcado carcter didctico con planteamientos, tcnicas didcticas de comunicacin, objetivos y las metas que deben conseguirse. La ltima parte se reflejan y detallan los recursos didcticos que son susceptibles de ser empleados as como las actividades que pueden llevarse a cabo tanto en aula como en los DEAC y las posibilidades que nos brindan los m ateriales de desecho. Tambin las manifestaciones artsticas que com plementan una visin global al ser stas fiel reflejo de sociedades tan creativas como importantes en el quehacer de la Humanidad.

    Es probable que, en un tema tan amplio y complejo, se nos habrn olvidado algunos aspectos, instituciones o experiencias que se hayan llevado a cabo, pero hacer un estudio sumarsimo de todo aquello que se ha realizado o se est desarrollando en todo el Estado es tarea harto difcil si no imposible. As que pedimos disculpas si es que algn lector, profesor, profesional o museo no estn reflejados en estas pginas. No ha sido nuestra intencin marginar a nadie ni a nada que se elabore y tenga como objetivo y meta potenciar y publicitar el Patrimonio local o nacional en beneficio de la colectividad, sean estudiantes o pblico en general.

    Finalmente, los anexos que completan el libro, esperamos que sean de gran utilidad para los posibles lectores e interesados por el tema que da ttulo a este trabajo.

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  • LA UTILIZACIN DIDCTICA DEL MUSEO

    saqueos, revoluciones o mediante un desinteresado filantropismo o mecenazgo. En todo caso, el hecho de catalogar un museo de una manera u otra est sujeto a una serie de variables y condicionantes que en modo alguno deben soslayarse. En Espaa y segn el Ministerio de Cultura la clasificacin tipolgica atiende a la naturaleza de los fondos y es como sigue:

    Casa-Museo.

    Arqueolgico.

    Arte Contemporneo.

    Artes Decorativas.

    Bellas Artes.

    Ciencia y Tecnologa.

    Ciencias Naturales e Historia Natural.

    Especializado.

    Etnografa y Antropologa.

    Historia.

    De Sitio.

    General.

    Otros Museos o Colecciones.

    El Ministerio de Cultura interviene a favor de:

    Conservacin y restauracin.

    Construccin y nueva sede.

    Implantacin en edificio rehabilitado.

    Intervencin arquitectnica parcial.

    Intervencin integral: ampliacin y rehabilitacin.

    Integracin en la red DOMUS.

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  • LA UTILIZACIN DIDCTICA DEL MUSEO

    para aquellos que no pueden ni podrn, por circunstancias diversas, acercarse a determinados espacios expositivos. Un museo es un todo; un todo en cuanto a que es un edificio que tambin tiene unas determinadas circunstancias sean externas o internas y con sus pros y contras; con virtudes y defectos; con su bien o mal hacer hacia el pblico espectador. As que se deber tener en consideracin estas reflexiones a la hora de trabajar en su completa integridad, un Museo de Historia.

    En otras ocasiones, el hecho de que algunas entidades patrocinadoras formen y ayuden a su instalacin condiciona el contenido de gran parte de lo expuesto por exigencias del guin. Si colaboran en su infraestructura econmica e incluso espacial, piden que su nombre aparezca en los papeles o folletos publicitarios de propaganda. Esta situacin puede considerarse hasta cierto punto normal, pero que exijan algo ms all de la propia esencia del fin que pretende un museo es una cuestin y un tributo altamente peligroso ya que condicionar la marcha normal de su potencial cultural y expositivo en un futuro no muy lejano. Paralelamente a estas c ircunstancias mediticas que en nada tienen que ver con las modas o con necesidades urgentes de crear un museo nos encontramos con las aspiraciones culturales de la sociedad y los individuos que la integran. Una cuestin es el criterio que el hombre tiene frente a un objeto para conservarlo y otra muy distinta establecer un cobijo , refugio o salvaguardia para que sea visitado. Existen condicionantes muy diversas que hacen de estas actitudes fuente de discusin y discrepancias.

    As J. Ballart establece acertadamente alguno de los factores clave en el desarrollo del fenmeno conservacionista moderno. Estos son:

    El desarrollo de la conciencia histrica moderna.

    El auge de la idea nacionalista.

    41

  • 2. NATURALEZA DE UN MUSEO DE HISTORIA

    La idea de que un Museo de Historia debe concentrarse en el hombre, en sus capacidades y habilidades creativas, nos lleva a considerar sus repercusiones sobre las formas de vida, actitudes y sus temas de valores. Una de las posibilidades de dilucidar los problemas bsicos de la cultura adaptable a un museo y de situarlos sobre una base firme dentro del marco de los esfuerzos a favor de m ejorar la cultura, la ofrece el creciente y ms rpido campo del conocimiento y la prxis socio-educativa unido al desarrollo de una sociedad, comunidad, comarca o nacin.

    Un Museo de Historia deber tratar de facilitar la comprensin de los problemas culturales, tomando en consideracin las realidades socio-econmicas de la poca y de esclarecer las alternativas, de tal modo que se logren encontrar estrategias didcticas realistas y pertinentes para la accin cultural y se proporcionen los medios para su implantacin dentro del marco de una Programacin coherente. Sin embargo, y segn la opinin de D. K an to r19 (quiz un poco mediatiza, por la poca de su artculo y el pas aunque es posible que tuviese razn), los museos, por lo general, no responden a las reales necesidades culturales de la comunidad; no expresan ni

    19 D. K a n t o r , Un objeto, un mundo , en S.S. A lderoqu i (C om p.) , M u seo s y escuelas: socios para e d u c a r , Paidos, B uenos A ires , 1996, p. 168 y ss.

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  • LA UTILIZACIN DIDCTICA DEL MUSEO

    secuencia, el mismo concepto de Historia sufre una modificacin constante. Para C.-A. Trepat, adems de formar en la identidad, la Historia puede servir en la educacin para algo ms25. Es posible facilitar al alumno, en el aula, una comprensin de las herencias comunes dentro de los grados de diversidad cultural que se ofrecen en el mundo y, a travs del ejercicio de la empatia, potenciar el respeto por las culturas con el nico lmite de los derechos humanos. Por lo que se est observando en los momentos presentes esa comprensin debera acelerarse dado el marcado carcter de los acontecimientos respecto al fenmeno de la inmigracin masiva. En este sentido los Museos de Historia, que amplan su mbito ms all del acontecimiento y del antropocentrismo, para abarcar a la sociedad en su conjunto y en sus aspectos cotidianos, son un escaparate fundamental para conocer, interpretar y visualizar cualquier actividad de un grupo humano en beneficio de sus visitantes e investigadores. Si concebimos un museo como un entorno de aprendizaje interdisciplinar y multidisciplinar, estos y otros temas controvertidos y de actualidad tienen cabida y de hecho as ha sido aunque en contadas ocasiones : el racismo, la pobreza, la margi- nacin, el paro, la explotacin de la infancia, la violencia, el consumo de drogas, la sociedad de consumo, el impacto de la industrializacin sobre el medio ambiente26. Y todo esto es sociedad. Es historia tanto actual como pasada y ser en el futuro. La pregunta es: se expondr en espacios semejantes? o, dejar de tener importancia para las generaciones futuras? Ya veremos o ya se ver. Asimismo, contribuyen a enriquecer el bagaje cultural e intelectual de

    25 Cris tfo l-A . T r e p a t , Procedimientos en Historia. Un punto de vista didctico , G ra -IC E U nivers idad de B arce lona , B arce lona , 1995, p. 132.

    26 A. D o m n g u e z , La Museologa participativa. La funcin de los Educadores de Museo , en Actas de los XIII cursos m o nogr f icos sobre el Pa tr im onio h is t r ico , Reinosa , Edit. p o r Jos M. Ig lesias- Serv ic io de P ub l icac iones U n ivers idad de C an tab r ia , 2003, p. 103.

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  • LA UTILIZACIN D ID CTIC A DEL M U SEO

    que debe ser mimado y proyectado a la sociedad para que no slo se vaya a todo o casi todo lo clsico, es decir, a los museos formales ya establecidos o por construir con unas consignas claras de exponer al pblico los resultados de investigaciones y estudios sobre generaciones pasadas que mucho han contribuido a ser como somos. Sin ellas no estaramos aqu.

    La sociedad, como responsable directa ha usado con demasiada frecuencia la piqueta (ya sean los poderes pblicos o intereses inmobiliarios privados) hasta que ha llegado la voz de alarma. En las ltimas dcadas, afortunadamente, esta actitud se ha ralentizado. A hora hay leyes sobre el cuidado y proteccin del Patrimonio siempre han existido en teora que controlan con mayor rigor los edificios y locales que pueden ser rehabilitados o restaurados38 para el disfrute de los ciudadanos. Y es aqu en donde entran a ser considerados dentro de todo el entramado de infraestructuras ante la posibilidad de ubicar un Museo de Historia de la localidad, pueblo, de un oficio determinado, etc. En el Estado Espaol existen innumerables ejemplos de esta explotacin e iniciativas de toda condicin para que dichos edificios no sean destruidos, ni olvidadas unas actividades y que hace aos eran o estaban implicadas en la vida, m em oria39 y economa de muchos lugares de nuestro planeta.

    3i< Para m s in fo rm ac in y ac tua l izada rem i t im os al lec tor a dos l ibros. El p r imero , coo rd inado p o r J. R i v e r a B l a n c o , Nuevas tendencias en la identificacin y conservacin del Patrimonio, Cen t ro Buend a , U n ivers idad de Vallado- lid, (2003) , en d onde se hace un repaso tcnico del tema, desde la Car ta de R e s taurac in de A tenas (1931) , Venecia (1964) has ta C racov ia (2000) . Igua lm ente los d i feren tes autores exponen sus cr i te r ios acerca de las nuevas o r ien tac iones de res taurac in, ins t rumentos de ca ta logac in o la conservac in de fuentes d o cu menta les . N ecesa r io para quien est p reocupado por es tas cues t iones . El s egun do son las Actas de los XIII cursos monogrficos sobre el Patrimonio histrico, Reinosa , Edit. por Jos M. Iglesias G i l -U n ive rs idad de Cantabr ia , 2003.

    39 Este inters no es nuevo. En 1983 se ce lebra ron en Z a rag o za y o rgan iza das po r la D e legac in de P a t r im on io H is t r ico -A r t s t i co del E xcm o . A yun ta miento , las Primeras Jornadas de Arqueologa en las ciudades actuales en don-

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  • JACINTO M O N T E N E G R O VALENZUELA

    patrimonio oral44, tienen que ser conceptuadas como elementos esenciales de la cultura que las ha visto nacer y encarnar un testimonio nico de dicha cultura. El organismo internacional concibe a sta como los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y tcnicas junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes que las comunidades, grupos y en algunos casos, los individuos reconocen como parte integrante de su progreso patrimonial. Hoy da se acepta que los restos materiales no son los nicos testimonios vlidos de una sociedad. Citemos algunos ejemplos de ese pasado que se ha escuchado y se oye en la actualidad: El carnaval de Oruro (Bolivia); el espacio cultural del Sosso Bala (Guinea); las Cruces en Lituania; el Misterio de Elche (Espaa); el teatro de marionetas siciliano O pera dei Pupi (Italia) o el espacio cultural de la plaza Jemaa el-Fna (Marruecos), etc.

    Aunque parezca una reflexin contradictoria, los Museos abiertos de Historia hay que hacerlos histricos. Y esto, por qu? Habitualmente, las ruinas o restos del pasado contienen y expresan45 directamente realizaciones artsticas y los anlisis son de tipo formalista. Ahora bien, las tendencias actuales implican otras disciplinas de marcado carcter sociolgico, econmico o ideolgico que tratan de comprender la poca histrica y, en definitiva, la vida y pensamientos de gentes que llegaron a concebir esas obras.

    44 Para ms informacin se puede consul ta r tambin la revis ta mensua l Fuentes , n. 136, ju l io -agos to , U N E S C O , Pars, 2001. (Es una ls t ima que haya d e ja do de publ icarse) .

    45 Las ru inas y res tos del pasado , que tengan o no a lguna re levancia , son s iem pre His tor ia . Sin em bargo , a veces , se han l legado a fa ls i f icar c o m o se hizo hace aos con a lguna c iudad de C h ina en re lac in a su casco his tr ico. En su rehab i l i tac in se u t i l izaron mater ia les , fo rmas y es t ruc turas que no co r re sp o n dan a la poca que se quiso v e n d e r . Las causas pueden m uy d ispares , desde el tur ismo o recaudac in de fondos hasta la e specu lac in y el engao. M enos mal que s iem pre aparecen c ien t f icos que descubren la m an ipu lac in .

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  • JACINTO M O N T E N E G R O VALENZUELA

    nen las dimensiones fsicas y sociales del museo, nos obliga a superar concepciones elementalistas de la situacin en que el hombre se halla inmerso; la ubicacin puede pensarse que es siempre fsica, pero no slo es as, tambin es social, econmica, cultural etc., y en tal sentido afecta al individuo en complejas direcciones y dimensiones, es decir, es multidireccional y no en una sola perspectiva.

    Los aspectos de toda ndole que se han producido y que conocemos o no, y, sobre todo, las dimensiones irreales o no fsicas del museo juegan un papel esencial en la intervencin real que ste tiene sobre las conductas y realizaciones humanas.

    El cmo despertar el inters a los alumnos y visitantes potenciales est fundamentado por tres posibilidades que engloban una completa realidad del museo y que se conjugan en funcin de tres com odidades metodolgicas que conllevan a su vez conocimientos de la materia de modo progresivo-acumulativo:

    a) Enseanza a partir del museo.

    b) Enseanza sobre el museo.

    c) Enseanza para el museo.

    En un museo es incuestionable la comunicacin-relacin entre el objeto (pasivo), el observador (activo) y el educador (doblemente activo). En este tro, la falta de uno de sus componentes s puede alterar el resultado que nos hayamos propuesto. Por lo tanto a las comodidades sealadas aadiramos las consecuentes relaciones semnticas, de contenido, psquicas, querenciales, etc. que O. Fontal Merillas56 formula:

    Relaciones de enseanza-aprendizaje.

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  • JACINTO M O N T E N E G R O VALENZUELA

    intereses y al de los alumnos, nos tendramos que plantear los aspectos y objetivos que a continuacin vamos a exponer, sin que ello quiera decir que son criterios nicos ni determinantes:

    Las metas y objetivos mnimos que se persiguen y programan, dado el carcter instructivo que el museo debe de afrontar en tanto en cuanto es una institucin que est abocada a proporcionar muchas enseanzas que el profesor, en las aulas, no puede transmitir ni explicar en su totalidad.

    La madurez y entrenamiento intelectual que, durante los aos de aprendizaje, el grupo estudiantil est obligado a asumir y retener.

    El tamao fsico del grupo ya que la cantidad de integrantes mediatiza las reflexiones y explicaciones de los profesores en un contexto acadmico excesivamente numeroso. En el museo este ambiente tiene repercusiones negativas si el nmero de alumnos es muy elevado.

    El entorno material y, coyunturalmente, humano del grupo pues condicionar la posterior puesta en prctica de las explicaciones formales y acadmicas as como no formales en el museo.

    Las peculiaridades objetivas y subjetivas del medio externo en donde se desarrolla y trabaja el grupo, entendiendo aqullas como condicionantes educativas muy a tener en cuenta.

    Las caractersticas psquicas, ambientales, sociales y de ubicacin de los miembros receptores de todas y cada una de las explicaciones que se proyectan en el quehacer educativo y de las posibilidades que presenta la institucin musestica.

    La capacitacin intelectual, cientfica, didctica y profesional del profesor y muselogo o de cualquier especialista que intervenga en el desarrollo de las actividades ya que de estas

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  • JACINTO M O N T E N E G R O VALENZUELA

    minuciosidad el trabajo; y los alumnos que no deben salirse del tema propuesto y pueden plantear ideas y medidas constructivas.

    Fin que persigue: Cumple muchas funciones en el campo educativo ya que es uno de los mejores medios para mantener a los alumnos informados y reafirmar su compromiso con el medio instructivo en que trabajan, llmese museo, colegio e instituto. Tambin para fomentar la participacin entre todos los miembros de una comunidad e implicarles como parte de la misma y para que participen activamente en la marcha y desarrollo general. Se emplea para tomar resoluciones o medidas mediante un proceso analtico ya que da lugar a diferentes tipos de coloquios, consultas, debates, paneles, etc., ofreciendo conclusiones generales de los debates y discusiones.

    Aspectos negativos: Se es proclive a cierta indiferencia en la mayora de los componentes de la asamblea. Si stos no se encuentran integrados en el grupo y no se concede a los miembros del auditorio oportunidades de participar, se llega a la sensacin de que el dominio del saber reside en la tribuna y la ignorancia en el auditorio cuestin, que por otra parte, no debe ocurrir para evitar suspicacias y malas interpretaciones que en definitiva perjudicaran el espritu de esta tcnica.

    FORMULA SIMPLE

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  • JACINTO M O N T E N E G R O VALENZUELA

    PANEL. Tcnica didctica en donde un grupo de especialistas (4 a 6) dialogan espontnea y dinmicamente ante el grupo en torno a un tema, ofreciendo y defendiendo sus puntos de vista del modo ms completo posible y con un desarrollo coherente y estructurado sobre un tiempo de entre 30-50 m La diferencia con la anterior y el Simposio es que no exponen, ni son oradores natos, sino que dialogan y debaten. Un coordinador presenta a los miembros e inicia el dilogo con una pregunta introductoria.

    Fin que persigue: Permite conocer diferentes puntos de vista referentes a la disertacin y formas de enfrentar o considerar la misma. Al facilitar una informacin precisa motiva la investigacin y accin por parte del futuro visitante cuando se encuentre ante los objetos y materiales expuestos.

    Aspectos negativos: El coordinador interviene pero no expresa sus opiniones a la mesa ni al pblico. No ofrece, generalmente, oportunidades para la participacin del pblico aunque se permite cambiar ideas sobre lo expuesto de modo informal. En este caso no es necesaria la presencia de oradores.

    w Coordinador

    Especialistas

    ' Alumnos

    DEBATE PUBLICO/DIALOGO. Tcnica deliberativa de tipo simple en donde, habitualmente, dos especialistas dialogan sobre un tema con un guin programado de antemano. Los integrantes son: el interrogador que hace las preguntas para ampliar la infor-

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    do el grupo es bastante numeroso. Un representante del mismo es el encargado de presentar al especialista y al entrevistado quin har la primera pregunta e inicia la sesin.

    Aspectos negativos: Hay prdida del inters si el especialista no es una personalidad contrastada. Este ambiente y la tensin de la sesin disminuyen su rendimiento si el entrevistado no es d inmico, flexible y con facilidad de palabra.

    ^ Entrevistador C; Especialistas Alumnos

    G R U P O P E Q U E O G R A N G R U P O

    3. TECNICAS EN QUE INTERVIENE ACTIVAMENTE EL GRUPO EN EL MUSEO Y EN EL AULA

    f

    FORUM. Un grupo de alumnos y despus de la visita al museo, en el aula o en el DEAC, fomenta un debate abierto e informal en torno a un asunto, hecho o problema de la exposicin y coordinados por el profesor que modera, estimula, centra y delimita el tema o argumentos seleccionados. Sin embargo, los participantes deben saber con antelacin el argumento objeto de discusin para que se

    110

  • JACINTO M O N T E N E G R O VALENZUELA

    conveniente formar grupos de ms de seis personas/alumnos ya que podra fallar el resultado final de lo que se pretende.

    4^ Profesar

    O Alumnos

    VARIANTE 6 *

    PROYECTO DE VISION FUTURA/CREATIVE ENGINE- ERING. Tcnica ingeniada por el profesor Arnold, de la Escuela de Ingeniera del Massachussets Institutee o f Tecnology (MIT), que se basaba en facilitar la creacin de nuevas ideas que fuesen originales y creativas. En origen se llam Ingeniera Creadora . C onsiste en que un coordinador divida a la clase en grupos de 4-5 personas y les entregue el esquema de un proyecto.

    Fin que persigue: Estimula la produccin de ideas innovadoras facilitando el desarrollo de la imaginacin y capacidad inventiva as como la preparacin y especialidad. Permite al alumno liberarse de ideas preconcebidas y escapar de la realidad as como de nuevos enfoques. El profesor/muselogo reparte el esquema del proyecto para que el grupo o subgrupos trabajen en l. Ms tarde

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    JUEGO DE ROLES (ROLE-PLAYING). Por su estructura es semejante a la anterior e igualmente favorece la participacin. Se concretan los roles caractersticos de una situacin-problema dentro del contexto histrico que se observa en el museo as como de cualquier actitud previa. Los estudiantes examinan atentamente el dilogo que mantienen los que representan los roles con la mxima naturalidad posible, investigando y comprendiendo las potenciales relaciones que se han establecido entre ellos as como las repercusiones en el auditorio, sus frases y gestos significativos. La actitud de los espectadores tiene que ser captada por los intrpretes. La duracin de la actuacin es bastante relativa, sin embargo oscila entre 5-15 m

    Fin que persigue: Permite advertir una situacin histrico- social interpretando los aspectos conflictivos o simplemente cotidianos a travs de las diferentes posturas con que se pueden enfrentar, as como el ambiente y usos de la poca estudiada. Motiva la colaboracin y el inters ya que despus hay un debate de +/- 30 m Ofrece al grupo una experiencia comn que sirve de base para la discusin posterior. Es evidente que al principio se realizar con situaciones bien estructuradas ya que se improvisar menos. Los intrpretes pueden invertir sus papeles, o nuevos actores se hacen cargo de los personajes. Esta fase es la ms delicada pues es en donde se calibra el inters de los espectadores y la calidad de la informacin transmitida. Los resultados dependern precisamente de la inquietud que despierte para posteriores intereses.

    Aspectos negativos: Al ser una representacin en la que es necesario una buena informacin se corre el riesgo de no mostrar cmo realmente son los roles que intervienen y requiere cierta habilidad y madurez de los participantes. Hay que evitar papeles que sean semejantes a la realidad del individuo o aquellos que sean demasiado impopulares que, por otra parte, en la historia existen muchos y claros ejemplos.

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  • Copyitgitod m tonal

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    4.a) Una cuestin interesante a considerar es que el visitante sepa interpretar, leer y ver mapas, grficas, o cualquier otro modelo de representacin esttica que se expongan en las vitrinas o paneles didcticos adaptados a las circunstancias. Qu duda cabe que las proyecciones dinmicas/mviles y estticas, adquieren en el museo, en la actualidad, un protagonismo muy relevante para interpretar de un modo ms dinmico lo que contiene en sus dependencias. No obstante, en muchos casos y a expensas de sacrificar algunos aspectos eruditos y tcnicos de la propia exposicin es preferible, didcticamente hablando, presentar las explicaciones o preparar etiquetas y rtulos de una forma sencilla, difana y perfectamente delimitada. En muchos museos, por aquello de ser cientficamente correctos y profesionalmente intachables, abusan de trminos muy especializados que, para el gran pblico y sobre todo a los estudiantes no les interesa, ni les dice nada en absoluto. No estamos diciendo que se construyan y se conciban museos paralelos si fuese factible esta opcin sera lo ideal, como la inauguracin en julio de 2001 de la rplica de la cueva de Altamira62, bautizada con el nombre de neo-cueva y que recibi en 2004, 275.000 visitantes pero s que la claridad no est reida con la ciencia, ni el museo se ha fundado nicamente para cientficos y gentes ilustradas. De ah que muchos profesionales se quejen, y ms sus responsables, de que a los museos se les deja de lado, en ciertas ocasiones, de programaciones o circuitos culturales de algu-

    62 No slo hay que hab la r de la neocueva . El M useo N ac iona l y Cen tro de Inves t igac in de A l tam ira que se cre en 1979 y ac tua lm en te d i r ig ido por D. Jos A n to n io L ashe ras C or ruchaga se p royec ta m ucho m s al l de la p rop ia c u e va or ig inal con un ex t raord inar io com ple jo m use s t ico a 300 m e tros de la c a p i lla Sext ina del Cua te rnar io no en vano es, j u n to con el Prado y el R e ina Sofa, el ms v is i tado , con sus p royec tos d idc t icos mul t id isc ip l ina res , en donde se funden aspectos a rqueolgicos , histricos, geolgicos , ta l leres didct icos , recreaciones , pel cu las o d ibujos in terac t ivos , e tc . . . Todo el con jun to hace h o n o r al lema del museo: Preh is to r ia para todos .

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    con la riqueza del paisaje y monumentos artsticos por el otro, dando un sentido peculiar a estos espacios abiertos que muy bien pueden ser asimilados como museos abiertos. Desde luego que hay que hacerlos pero la infraestructura est ah, slo hay que moverse y ofertar nuevas formas de contemplar nuestro espacio y patr imonio. Citemos: En Gerona, las del Cam del Ferro, Carriles y Costa Brava; del Tajua, entre Morata de Tajua y Ambite, Madrid; en La Rioja, las del ro Oja, Prjamo y el Cidacos; del Aceite, entre Jan y el ro Guadajoz; la del Plazaola y el Tarazonica, la primera entre Lecumberri (Navarra) y la localidad de Andoan (Guipzcoa) y la segunda desde Tudela (Navarra) a Tarazona (Zaragoza); de la Sierra, entre Puerto Serrano (Cdiz) y Olvera (Sevilla); de la Jara y la Sierra de Alcaraz, la primera, entre Calera y Chozas y Santa Quiteria (Toledo) y la segunda, del Jardn a El Robledo (Albacete); de Val de Zafrn, de Terra Alta y Baix Ebre, entre Alcaiz y Valdetormo (Teruel); de la Sierra de la Demanda al Arlanzn (Burgos) y la ltima va verde, de la estacin de Cazalla-Constanti- na al Cerro del Hierro (Sevilla).

    Desde otra perspectiva cabra pensar y argumentar que la conservacin y mantenimiento en buen estado de los objetos y m ateriales tienen gastos importantes, pero este aspecto no justifica el inmovilismo y retraimiento que ciertos directores tienen cuando abren al pblico su feudo contemplativo si no total, s intensa y parcialmente.

    5a) En cuanto al aspecto educativo y escolar, los alumnos deben de potenciar destrezas para expresar con orden y claridad sus ideas, de forma escrita u oral en el momento de establecer las posibilidades que el museo les promete para su formacin y enseanza. Aqu nos referimos a los trabajos y actividades que los estudiantes suelen realizar cuando van a visitarlo. Este es un ejercicio que el profesor debe cuidar al mximo ya que segn el trabajo depende-

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    r la utilidad que el museo ha dedicado a los estudiantes en el sentido de incrementar unos determinados contenidos o iniciarse en otros nuevos que desconoca y que sern objeto de un estudio ms concreto en su momento. Esta tarea es bastante compleja ya que una sola visita al ao no cristaliza en la mente de los alumnos y a m edida que van siendo autnomos la propia dinmica de la sociedad, familia, amistades y otras circunstancias y actitudes de carcter ldico-festivo, les aleja de la finalidad que tuvo en su momento. El profesor, padres o tutores, intervienen en algunas ocasiones para sugerir que efecten una visita cultural pero el fin del museo no es slo ese. Sera lo mismo que decir aquello que: El agua no pasa dos veces por el mismo lecho del ro.

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  • 6. METAS DE UN MUSEO DE HISTORIA

    La visita a un museo contribuye a la formacin de los alumnos en un sistema de conocimientos histricos y, por tanto, a la com presin y explicacin de los problemas que se dieron y han proporcionado y, probablemente, aportarn. En el proceso de su utilizacin didctica, es preciso lograr, no solamente la asimilacin de las disciplinas y desarrollo de las aptitudes en los alumnos, sino tambin ayudar a formar slidas convicciones morales, ideolgicas, culturales y sentimientos y cualidades estables de la personalidad educativa. De este modo, es indispensable que el anlisis de los sucesos histricos representados promueva en los estudiantes una autoevaluacin crtica sobre sus puntos de vista.

    A continuacin, y en este sentido transcribimos el declogo o recomendaciones, dirigidas a los profesionales de la didctica respecto a lo que un museo debe de desempear y suponer para los visitantes, que J. Santacana65 establece:

    1.- Ir al museo no es ir a leer un libro.

    2.- Ir al museo no es ir a copiar textos.

    3.- Hay que ir al museo para hacer aquello que en las aulas no es fcil hacer.

    65 J. SA N T A C A N A , Museos al servicio de quin?, rev. be r , Didctica de las Ciencias Sociales, Geograf a e Historia, n. 15, Grao, Barcelona, 1998, p. 47.

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    4.- Hay que ir al museo a buscar respuestas a preguntas y enigmas previamente planteados.

    5.- Hay que ir al museo a plantear preguntas y enigmas.

    6.- El museo ha de ser activo, entendiendo como tales actividades a procesos mentales y no simplemente manuales.

    7.- Las hojas didcticas del museo a menudo esconden el fracaso de la exposicin permanente; lo que debe ser didctica es precisamente dicha exposicin permanente.

    8.- Los museos requieren flips didcticos para adultos, as como para nios y nias.

    9.- Hay que ir la museo para aprender a hacer cosas.

    10.- Los escolares no tienen por qu ver todo el Museo!

    Que cada lector saque sus propias reflexiones y conclusiones al respecto pero no estn mal ideadas teniendo en cuenta las intenciones del autor, al cual le aadiramos si se nos permite en la 10.a: y....tampoco los visitantes ocasionales!

    El mismo autor66 y siguiendo las lneas del declogo anterior establece las bases o principios que un museo de nueva generacin debe de cumplir:

    1.a Para ellos, museizar significa comunicar.

    2.a Su exposicin se estructura en torno a las ideas y slo alrededor de los objetos de la coleccin permanente.

    3.a Su exposicin otorga prioridad a la musealizacin del m todo de anlisis de la disciplina por encima de los conceptos.

    4.a Las exposiciones de este tipo de museos utilizan todos los recursos de la mente humana, desde la racionalidad a la emotividad.

    66 J. S A N T A C A N A y N. SER RA T, op. ci t . , p. 637.

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    5.a La exposicin tiene presente, en el momento de emitir sus mensajes, la existencia de pblicos de unas tipologas muy diferentes.

    6.a Sus exposiciones fomentan la participacin y la interactivi- dad frente al mensaje pasivo.

    7.a La museografa no renuncia al aprendizaje ldico ya que considera que sobre el aburrimiento no es fcil construir nada slido.

    8.a No se requieren requisitos previos para la comprensin o el goce de lo que expone.

    9.a La museografa didctica no es slo para nios.

    10.a Los recorridos suelen ser abiertos frente a los recorridos unidireccionales o cerrrados.

    Si se nos permite cabra sealar un criterio que nos parece fundamental en tal sentido. Estamos en desacuerdo sobre el sentido de la 3.a base por mucho que se admita como condicin posible que deben de cumplir los museos de nueva generacin. Toda disciplina cientfica debe de comenzar por la epistemologa y el concepto para aplicar el mtodo adecuado. Cada una, y por separado, tiene su propio mtodo y no al revs. Es decir, sin concepto no hay mtodo y sin mtodo no hay concepto y por lo tanto no habra que prio- rizar la musealizacin del mtodo de anlisis por encima de los conceptos. A no ser que el profesor Santacana lo haya tomado desde un punto de vista que se nos escapa o es diferente al nuestro. Sera como salir de casa sin vestir y cuando volvemos, hacemos lo que tenamos que haber hecho antes Sera lgico? Creemos que no es lo normal.

    Siguiendo o no estas directrices, conocer y entender con respeto y comprensin una civilizacin a travs de un museo debe lle-

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    blos, los museos tienen una labor que cumplir y sin embargo, cuntos de sus directores se renen con los profesores interesados para planificar las asignaturas y actividades de los curricula escolares? Evidentemente, de los temas que se preparan durante el curso acadmico slo algunos, y segn los estudios, son susceptibles de ser explicados, profundizados y analizados en las salas pero ni siquiera se hace esto a causa de muchos condicionantes difciles y com plejos de exponer en estas pginas.

    Para que cumpla con las exigencias que la sociedad le ha conferido es necesario organizar acciones con sumo cuidado, sin olvidar como dice H. Pluckrose67, que los alumnos inmersos en cualquier actividad basada en un museo, estn viendo y manejando slo las reliquias de un pasado humano, no es ese mismo pasado. Esta preparacin debe ser fruto de largas reflexiones por parte de todos los estamentos implicados en el proceso educativo. Hay que tener presente, adems, que la visita est conferida por un contenido que tiene diversas fuentes (la palabra del docente, documento, objeto . . . ) , diferentes etapas del aprendizaje (la orientacin hacia el objetivo, asimilacin del material, control de conocimientos, consolidacin) y los mtodos y procedimientos que se emplean para llevarla a cabo.

    Es un excelente instrumento para resolver multitud de problemas que aparecen sin quererlo en una exposicin o cualquiera otra actividad que procure proyectar un sentimiento de manifestacin histrica en un contexto cultural complejo. Ahora bien, una cultura visitada y apreciada tiene un grado concreto de salud mental que, a su vez, representa a una civilizacin o sociedad del pasado, del pretrito o de la actualidad. As pues, depender de cmo se oferte , el grado de aceptacin o de rechazo de los visitantes o de su

    67 H. P L U C K R O S E , Enseanza y aprendizaje de la historia, M o ra ta -M E C , Madrid , 1993, p. 115.

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    sia y reyes medievales y el Renacimiento hasta nuestros das, es un lugar destinado a la conservacin y exhibicin de objetos artsticos, tcnicos y cientficos. Ahora bien, unos espacios de estas caractersticas no slo son edificios fsicos por muy estticos y didcticos que sean, ni como dice Fea.Hernndez, siguiendo a McLuhan, sean fros o calientes desde la ptica comunicacional69. Existen otros factores que ayudan a que un museo sea conocido, bien interpretado y convenientemente dirigido.

    Es preciso manifestar que la metodologa que se establezca para la preparacin de la visita rechaza la memorizacin y repeticin de un texto. Las visitas, en nuestros das, se programan mediante un sistema ms estratgico, abierto y adaptable a los diferentes niveles intelectuales y educativos. Esta cualidad es indispensable, no slo por su versatilidad en cuanto a la acomodacin a distintos grupos, sino tambin porque con este tipo de estructura, el contenido de la exposicin, que es en esencia el mismo, puede y debe ser ofrecido por el responsable del museo de un modo personal as como por los profesores-encargados de los Departamentos de Educacin y Accin Cultural, con sus propias palabras y forma de expresarse, evitando el citado memorismo tan negativo para el logro de la atencin y de unos rigurosos resultados culturales70. De ah que las

    /

    69 Fea. F IE R N A N D E Z , El museo como espacio de comunicacin, Trea, Gijn, 1998, p. 61.

    70 El or igen de los D E A C se rem onta a la C onfe renc ia IC O M - C E C A ce le brada en Ses im bra (Alente jo , Por tugal) en 1979. A parti r de aqu s igu ieron las Jornadas en Barce lona , Zaragoza , Bilbao, Madrid , Prado Llano (Granada) , Valla- dolid has ta las l t imas ce leb radas en M urc ia en oc tubre de 2005, etc. En todas ellas se p lan tea ron tem as de inves t igac in , a l te rnat ivas , cr i ter ios o rganiza t ivos , d i rec t r ices d idct icas , s is temas de lenguaje muse s t ico , ... La p reo cu p ac i n por el tem a de la educac in y la d idc t ica es m x im a dado el p ro tagon ism o fu n d a menta l que es tos aspec tos e je rcen en la p royecc in del m useo hacia la sociedad. Es ev iden te que no todos los m useos t ienen la pos ib i l idad de c rea r y tener es tos D epar tam en tos dado que su o rgan izac in exige p resupues tos econm icos y o rga n iza t ivos e levados . N o obstan te , los D E A C t ienen una gran labor por d esa r ro

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    metas a perseguir sean claras y convenientes en funcin de los fon

    dos y de lo expuesto en las vitrinas o de cualquier otro soporte

    didctico que se habiliten en sus espacios.

    En esta linea queremos hacer hincapi en las posibles condiciones que debe de tener en cuenta el responsable-director, para

    alcanzar unas adecuadas metas y llevar a buen trmino los retos que suscita un edificio habilitado para unos fines tan educativos,

    instructivos e informativos.

    1 .a Lo importante de un museo no es el asunto en s, el conte

    nido por el contenido mismo. La cultura de una nacin o la de una extensin especfica ms o menos amplia que se exhibe en un museo

    es un conjunto de subculturas. La efectividad de los medios y recur

    llar. Ya lo hacen . D esde su fu n d ac i n has ta la o p in in de I .Abad Pan ise l lo pg. Web de 2 7 -X I -2 0 0 0 , su p royecc in ha sido cons tan te y enr iquecedora . Ls t im a que son pocos los m useos que a l a rd e a n de tener lo en su in f raes t ruc tura muses t ica . Las inquie tudes , logros y t rabajos tcnicos y d idc t icos han sido exce len tem en te acog idos por el pbl ico es tudian t i l y pb l ico en genera l y sobre todo por el profes ional . No obs tan te , hay que dec i r que a lgunos de ellos estn langu idec iendo y pers is ten en sus p r im eras apor tac iones , es decir , s iguen con unos p lan team ien to s que ya no interesan o que han qued ado an t icuados y d e s fasados , rep i t iendo de un m odo s is temt ico fo tocopias de las p r im eras ac t iv ida des. Es cier to que los a lum nos pasan y . . .pasan y son s iem pre d iferentes , pero esta act i tud no ju s t i f i ca la con t inu idad d idc t ica y de t ransm is in de unos c o n ten idos que por m uy pls t icos y bien rea l izados que sean, s iem pre exis te la p o s i bi l idad de ponerse al da o exp lo ta r al m x im o la c rea t iv idad y las nuevas ideas para un pb l ico p o te n c ia lm e n te g en e ro so y recep t ivo hac ia todo aque l lo que h ic ieron sus an tepasados para l lenar el s a co de su conoc im ien to , educac in y sepan valorar , en su ju s ta m ed ida , las d i f icu l tades del p rogreso con sus logros socia les , econm icos , cu l tura les , t icos, es t t icos , etc. En la ac tua l idad se t i en de a op ta r por D epar tam en to de E ducac in o D ep a r tam en to de Cul tura . A la p o s tre, se nos antoja que es lo m ism o que se adopte una d e n o m in ac i n u otra ya que los dos conve rgen en cuanto a los m ism o s fines, metas , p rog ram ac iones , ac t iv i dades, etc. No obs tan te en el t raba jo de Fea. H ernndez , Manual de Museolo- ga, en la pgina 267 real iza un breve y c la r i f icador e sq u em a de c m o deber a ser la es t ruc tura de es tos D epar tam en tos y que no s iem pre se cum ple . R em i t i m os al lector a este exce len te trabajo.

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    sos de que se disponga convertir a una cultura en cultura de masas, es decir, de mayor proyeccin hacia el pblico no habituado a su interpretacin. Todo aquello que se desee instalar en un Museo de Historia no empieza a adquirir una visualizacin o un conocimiento popular cuando por diversos medios didcticos empiezan a recalar en el visitante, sino cuando algunas condiciones de vida y ciertas situaciones sociales se convierten en espejo o modo de vida de los antepasados frente a los visitantes que la contemplan.

    2.a El verdadero valor de una exposicin y de las metas que se quieran conseguir reside en los aprendizajes y conocimientos bsicos que se alcancen mediante el tratamiento de los temas expuestos y la especificidad de lo propuesto. Entendemos que la adecuacin didctica para las diversas psicologas de los futuros visitantes es un factor fundamental si queremos que una exposicin tenga realmente la condicin educativa e instructiva que queramos perseguir. Pueden ser consideradas, a estos efectos, las siguientes caractersticas71:

    6-7 aos

    Aprende mediante la globalizacin. El pensamiento es sincrtico.

    Se aprecia que tiene dificultad de analizar.

    Predominio de la imaginacin. Le gusta contar historias y su saber es de carcter anecdtico.

    Le gusta tener una actitud descriptiva.

    Es intuitivo y simbolista. Pinta y dibuja lo que ve y sabe.

    Su actitud hacia el juego es muy importante. Su actividad es eminentemente ldica, pasando paulatinamente a un estadio de juegos sociales.

    71 J. M O N T E N E G R O V A L E N Z U E L A , Los valores en la sociedad contempornea, Eg ido Edit . , Z aragoza , 1998, pp. 46-49.

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    Es egocntrico.

    Imita a los adultos y le gustan las representaciones y dra- matizaciones.

    El grupo bsico de referencia es la familia. Tiene necesidad de afecto y cario y busca los elogios ecunimes.

    Le agrada la manipulacin de todo tipo de objetos.

    Dificultad de situar los acontecimientos en el espacio y en el tiempo.

    7-8 aos

    Va aprendiendo por la experiencia aunque su tendencia es global.

    Le preocupan aspectos concretos ya que, lentamente, se dirige hacia el pensamiento lgico-concreto y desea com unicarse con los dems.

    Progresa en la observacin de todo lo que le rodea.

    Tiene una mayor atencin hacia el mundo exterior. Esta actitud le lleva a un mayor conocimiento de s mismo.

    Va pasando del egocentrismo hacia una mayor socializacin en los juegos y actividades, comprendiendo mejor las reglas que los rigen.

    Posee una calma afectiva, equilibrndose respecto a la etapa anterior con mayores logros en su inteligencia.

    Tiene una mayor necesidad de movimiento en cuanto a comentarios, observaciones, manifestaciones y representaciones.

    Le interesa mucho los viajes y las aventuras con su protagonismo.

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    11-12 aos

    Mayor avance respecto al ao anterior. Sin embargo, se percibe que es una poca de tensin e iniciacin hacia su propia personalidad.

    Conocimientos sistemticos, asegurando su informacin personal y relaciona conceptos de todo tipo.

    Mayor desarrollo del trabajo en equipo ya que huye de la soledad y procura relacionarse con los dems (amigos).

    Entiende con bastante claridad los conceptos abstractos, asociando y fijando las ideas.

    M ayor autonoma e independencia. Tiene un carcter de autosuficiencia. Se va radicalizando y aparecen numerosas contradicciones de carcter y de conocimientos.

    12-13 aos

    Concepciones ms realistas, concediendo ms valor a la ju s ticia, las instituciones, la Ley, la paz...

    Existe un equilibrio entre las actitudes personales y las sociales.

    Optimiza el razonamiento y la sistematizacin: pensamiento conceptual.

    Posee una mayor curiosidad y quiere experimentar por l mismo nuevas aventuras que le sean agradables.

    Aparece el pensamiento hipottico-deductivo.

    Acusa cierta inestabilidad y es proclive a las discusiones que para l son importantes.

    Razonan por su cuenta. Tienen una mayor concienciacin e iniciativa personal. Intenta ser independiente y procura tener cierta objetividad.

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    Importancia de la fantasa. Quiere tener nuevas experiencias. Posee curiosidad, iniciativa, etc.

    Son razonables, tolerantes, se ponen en el lugar del compaero para cualquier accin, actividad o actitud, son disciplinados, etc.

    Perciben cualquier situacin en su totalidad y responden con sus consecuencias.

    13-14 aos

    Esta poca es el paso definitivo, generalmente, de la infancia a la adolescencia.

    Desarrolla operaciones formales, razonamientos, discusiones, y crticas.

    Posee una personalidad ms compleja, pero ya se define de un modo ms difano.

    Mayor atencin hacia cualquier problema o cuestin de tipo tico o social.

    Sabe distinguir hechos particulares de las ideas abstractas y generales. Construye ideas y teoras.

    Mayor profundizacin y desarrolla conclusiones personales.

    Mayor emancipacin e independencia.

    La libertad es un valor que procura cultivar y practicar.

    Valora cada vez ms la amistad y el compaerismo, siendo el eje de sus preocupaciones e inquietudes.

    Descubrimiento y ponderacin del yo y toma de conciencia de todo lo relativo hacia aquello que considera personal.

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    15-17 aos

    Mayor desarrollo de las operaciones formales y volitivas.

    Es ms racional y realista, preocupndose de un modo mucho ms exacto hacia cuestiones morales, religiosas, econmicas, culturales, etc.

    Es ms altruista y generoso.

    Espritu crtico y reflexivo. Es ms filosfico, ms pensador y ms moral y tico.

    Reafirmacin de la autoafrmacin, crendose situaciones diferentes, que le procuran nuevas sensaciones.

    Nocin clara y exacta de la justicia y de la Ley, as como del funcionamiento de las instituciones u organizaciones de todo tipo.

    Realismo crtico hacia aquello que le rodea como la familia, los amigos, los profesores, los ciudadanos, los dirigentes polticos, etc.

    Al tener el pensamiento de adulto ya interpreta lo que le rodea con unas perspectivas de maduracin social, personal y cultural.

    Sin temor a equivocarnos podra afirmarse que la evolucin hacia el pensamiento lgico-formal no es violento ni traumtico, ni por supuesto lineal. Por esta razn un museo debe ofertar al v isitante alternativas convincentes a sus intereses y posibilidades para que entienda e interprete con la mayor precisin y ecuanimidad posible lo expuesto y visitado. Unas explicaciones correctas y eficaces mejorarn su comprensin, lenguaje, actitudes y habilidades en este espacio o en cualquier otro escenario educativo.

    3.a El fin de un museo no es la acumulacin de informacin ni

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    la cantidad de objetos existentes sino que deben verse las posibilidades y alternativas que garantiza, para contribuir a una mejor interpretacin de la sociedad y ambiente fsico que el visitante percibe en la galera as como sugerir interrogantes y posibles hiptesis de trabajo y discusin. El lector conoce que se podran citar numerosos ejemplos que ilustraran todo lo mencionado lneas precedentes, sin embargo, generalmente, no se interpreta as mismo. Decimos esto porque las fuentes documentales, grficas, monumentales u orales son absolutamente necesarias para determinar, objetivamente, las causas, por qus, cundo y cmo se ha desarrollado una civilizacin en el espacio y tiempo histricos72. La profesora E. Guibert de la Universidad de Navarra establece, asimismo, el tiempo social y sus cate

    72 Este es uno de los aspec tos de la c iencia h is tr ica que m s a p reocupado a los p ro fes iona les de la educac in y que ha dado m u chos quebraderos de ca b e za a profesores e inves t igadores de la d idc t ica de la His tor ia , sobre todo en los niveles de E. P r im ar ia y Secundar ia . Ex is ten m uchas e in te resantes apor tac iones y a t inados t rabajos de inves t igac in com o los de E. Guiber t , J. I. Pozo, M. C a r re tero, M. A sens io , E. Pags , J. Trepat , P.A. Torres Bravo o P. C om es , que han ayudad o a que tanto p ro fesores com o a lum nos se in teresen por el tema; unos para e je rcer su exp l icac in en el aula y los otros, para c o m p re n d e r de un modo ms exac to y correc to que cada acon tec im ien to hay que s i tuar lo en una banda tempora l que ha de ser ap rend ida e in ter ior izada. U no de los l t imos t raba jos es el e laborado por P. A. Torres Bravo, Enseanza del tiempo histrico, De la Torre, M adr id , 2001. Obra densa que ofrece apor tac iones tcn icas y d idc t icas de un buen nivel tanto en el apa r tado invest igador , c o m o en el de la un idad d idct ica suger ida . Tam bin puede consu l ta rse un breve ar t culo de F. A sens io , M .a Luisa G m e z e Inma. Lpez t i tu lado El tiempo en la historia. Una propuesta de actividades para secundaria sobre la sucesin , rev. Ib e r Didc t ica de las C ienc ias Socia les , G eogra f a e Histor ia , n. 44, Grao , Barce lona , 2005 , pp. 114-124, en donde los au tores se basan en las tesis y cr i ter ios de los inves t igadores m e n c io nados an te r io rm en te y p lan tean la neces idad de par t i r de un m arco ter ico que def ina el t i em po en sus ver t ien tes c rono lg ica e h is tr ica para e labora r d iversas ac t iv idades . Por l t imo, el t rabajo de H. Cooper , Didctica de la Historia en la escuela Infantil y Primaria , M E C y D -M ora ta , M adr id , 2002. D esar ro l la unos cap tu los refe ren tes al t iem po his tr ico en estas edades que son m uy r e c o m e n dables, al margen de ideas que aporta a la d idct ica de la Historia as com o a sp ec tos sobre e lem en tos muse s t icos .

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    goras temporales de: sucesin, contemporaneidad, duracin y perodo; ciclos, coyunturas, periodizacin; acontecimiento y permanencia y por lo tanto es necesario aprender a comprender el Tiempo y este aprendizaje no se afronta de cualquier manera . Y aade, que es importante incluir los criterios de temporalidad en un currculum de Enseanza Obligatoria; el no hacerlo repercutira notablemente en la formacin cognitiva social de las nuevas generaciones73. As, esta problemtica hay que tenerla muy presente a la hora de montar y contemplar una positiva exposicin para el pblico.

    Podramos seguir hablando de otras metas que debera de afrontar la propia infraestructura del museo:

    4.a Una necesaria y clara visin de lo que se pretende conseguir con aquello que est expuesto entendiendo que para ello, los visitantes tienen que disponer de un marco lo ms contextual y lgico posible en el que moverse . No vale, a nuestro juicio, que en alguna sala o vitrina est la muestra correctamente sealizada. Hay que hacerlo desde el primer espacio hasta el ltimo, aunque algunos no contengan aspectos fundamentales ni importantes referentes al tema en cuestin. A veces, los pequeos detalles son los ms difciles de ver y apreciar y a la postre pueden ser concluyen- tes. Igualmente se debe de fijar la atencin en aspectos tales como la luz, contaminacin atmosfrica, humedad, espacio, montaje, proteccin, etc. No es lo mismo mirar un manuscrito, cuadro u objeto con luz directa que indirecta ya que cada pieza requiere una correcta situacin y acertada disposicin estratgica para los receptores en cuanto a los ngulos de proyeccin. La luz daa cualquier com ponente orgnico74, reduce el color y, a veces, distorsiona el signi-

    73 M .a Es ther G U IB E R T NAVAZ, Tiempo y Tiempo Histrico , G o b ie rno de N avar ra , Dpto. de E ducac in y Cul tura , Pam plona , 1994, p. 15 y ss.

    74 G. T H O M S O N , El Museo y su entorno , col. Arte y es tt ica, Akal , Madrid , 1998, p. 25 y ss.

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    que los MAVs son medios auxiliares a lo que se ve in situ y por tanto, no se trata de repetir sino de complementar y ayudar al v isitante a interpretar y reforzar la imagen con lo que se exhibe. En este planteamiento, ni el profesor se convierte en la nica fuente de referencia, ni el acierto es el exclusivo referente del aprendizaje. Las fuentes de informacin son mltiples y el profesor, ms que comu- nicador es un orientador, selector y gua en la bsqueda y tratamiento de ese testimonio.

    La formacin del individuo tiene que replantearse no slo en funcin de los fines y contenidos que propongan y contemplen los gobiernos en virtud de los nuevos retos educativos del siglo XXI, sino que, y sobre todo, debe estar ntimamente relacionada con la metodologa, con los procesos educativos consecuentes y con el desarrollo de todas y cada una de las habilidades y capacidades tanto psquicas como volitivas que son inherentes a las personas. Tener en consideracin estos factores conlleva un esfuerzo mental y de compromiso que redundar en beneficio de toda la sociedad que se precie llamarse como tal, por mucho que existan circunstancias des- estabilizadoras que quieran incumplir unas normas tan elementales de progreso tecnolgico. La ignorancia expresa es un contravalor que muchos individuos/as se aterran a l para manifestar su inmovilismo. En la prctica, el futuro est aqu, ya no es futuro. Los rpidos movimientos de las nuevas tecnologas, la aceleracin empresarial por lograr con mayor rapidez unas metas de privilegio en la sociedad, es de tal calibre que, de un da para otro, lo anterior est fuera de servicio al da siguiente, aunque en realidad siga en el mercado de consumo; siempre habr alguien que necesite comprar algo. A pesar de todo lo anterior, la utilizacin didctica de estos recursos no debe confundir, ni engaar al posible usuario ya que exige conocer con rigor, tanto el producto como el escenario. En este caso, el visitante y el museo/aula. No se trata de

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    ser que el museo se haya creado para estos fines el lema es exactamente, PROHIBIDO NO TOCAR 80, como el Museo de las Ciencias de Valencia, inaugurado en febrero de 2000. Pero... cunto tiempo durar esta situacin? Ya veremos. Como su estancia en el museo no es nica y han pasado, pasearn y seguirn circulando por fortuna para la cultura y sus receptores por los pasillos y salas, generaciones y generaciones, esas actitudes ocasionan lentos y progresivos deterioros que, a veces, son irreparables. Se supone que desde los niveles educativos inferiores se deberan inculcar unos valores como: Armona, arte, autenticidad, autocontrol, belleza, ciencia, colaboracin, comunicacin, cooperacin, creatividad, delicadeza, destreza, dignidad, educacin, tica, generosidad, igualdad, ilusin, imaginacin, informacin, juego, justicia, libertad, madurez, respeto, responsabilidad, seguridad, servicio, solidaridad, tolerancia, trabajo, urbanidad, etc.81 ya que su inclusin en cada

    m ism o rasero nos parece exces ivo . Parece que todos som os unos acu l tu r izados e incultos . Y eso tam poco es.

    K(l O tro e jem plo a sea la r sera el pob lado cel ta de Caste ll Henllys , s i tuado cerca de la local idad de E g lw y sw rw al oeste de Gales en el Re ino Unido y que fue inaugurado en 1999. Es un fort n de la Edad del Hierro que es t r eco n s t ru i do m ed ian te restos a rqueo lg icos o r ig ina les para que tanto j v e n e s com o adu l tos puedan ex p e r im en ta r y conoce r las pecu l ia r idades de unas gentes que v iv ie ron hac ia el 1000 a. de C. En el co m p le jo se ha l lan an i l los d e fen s iv o s , con em pa l izadas y fosos, v iv iendas c i rcu lares y recin tos cuad rados para a lm acenar el grano, chozas c i rcu la res en donde en su in ter ior se pueden obse rvar el hogar , l i teras, escudi l las , etc. Todo ello, eso s con c ier to r igor en cuan to a las d i rec tr ices que los ha l lazgos a rqueo lg icos pe rm i ten p royec ta r aqu la His tor ia no slo es para ver sino para tocar, para ap rende r r ec rendo la m ed ian te la empat ia , tea t ra l izac iones , ta l leres o cua lqu ie r tcn ica que permita hacer una inmers in en la c i tada poca histrica.

    Sl J. M O N T E N E G R O V A L E N Z U E L A , op. cit. Es ev iden te que una se lec cin de los va lores ms ace r tados para educa r desde el m useo de His tor ia debe hacerse sobre la base de unos cr i te r ios lo su f ic ien tem en te s l idos y ob je t ivos com o para que cum plan con el s ign i f icado que cada uno con l leva y la prct ica que los a lum nos hagan de los m ismos . No basta en escribir los , ni en unos supues tos: ya lo har! o ya los pract icar! En def ini t iva , en el con tex to educat ivo , se

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    apartado o secuencia de la vida, depender de las preferencias y necesidades que la sociedad demande y el museo es un escenario que no necesita de bambalinas. Educar en unos valores acordes con el motivo, antes, durante y despus de una visita, debera vincularse con una estrecha relacin hacia lo que podra llamarse los intereses colectivos de los propios grupos humanos que los sustentan. Los valores son un medio de ordenar y evaluar la experiencia y son generalmente transmitidos en forma irregular por diversos grupos. Estos grupos de intereses favorecen el cambio o se oponen a l, segn sus criterios personales, a los cuales todo lo supeditan. Aquellos que resultan perjudicados por el cambio pueden as crear una nueva serie de valores. De este modo, una nueva tecnologa, para que sea aceptada, tendr que presentarse integrada en un amplio espectro de alternativas aceptables y el museo es un espacio en donde se cobijan multitud de acciones que se identifican plenamente con dichas actitudes. En s misma, una nueva tecnologa y, adems, que sea innovadora, raras veces afecta de forma directa a los valores culturales de carcter cotidiano que se pueden ver en las salas de cualquier edificio que proteja el patrimonio de los pueblos.

    Si la sociedad actual ha de convertirse, verdaderamente, en una sociedad educadora; si ha de decidir sobre el contenido, organizacin, mtodos y resultados de la educacin de hombres y mujeres mediante el museo, deber estar preparada para asumir tal responsabilidad. La tentativa de enfocar los curricula desde una perspectiva centrada en los valores proporciona una renovada confirmacin hacia la necesidad de establecer relaciones entre reas de aprendizaje y asignaturas, y en todo aquello que los profesores defi-

    val idan y leg i t im an si el t r ingulo de padres , p ro fesores y a lum nos , se c ierra y rea lm en te ejerc i tan su inf luencia pos i t iva desde los p r im eros niveles en aras de consegu i r las rea l idades que cada va lo r o act i tud p ro po rc iona tanto en el aula com o en la vida y los m useos que son el ba luar te y cobi jo de la cul tura que han p ropo rc io n ad o nues t ros an tepasados .

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    nan en conjuncin con sus propios principios de enseanza-aprendizaje, en vez de buscar sistemticamente oportunidades de desarrollar unas destrezas o valores discretosx2, siendo reflejada esta actitud cuando se visita un museo. No obstante, es importante fijarse que cualquier valor posee una fuerza histrica adquirida e incluso, socialmente y en cierta medida, es independiente de la estructura social y econmica del momento. En teoria, la fuerza emotiva, sentimental e inteligente de cada individuo se reflejar en la interpretacin interesada de lo que observa. Entendemos que la realidad es muy diferente y estas actitudes no siempre se estimulan y si se hace, por lo investigado, no prevalecen. Somos conscientes de que no decimos, ensean. Es patente que hay algunos que se dan por inercia o son innatos y otros que cuestan explicar y asimilar pero no es menos cierto que hay que realizar un seguimiento para que curso a curso y etapa a etapa, sepan evaluar la existencia de unas producciones culturales que han sido descubiertas, excavadas o restauradas para su contemplacin y disfrute. El lugar quiz es lo de menos; lo que realmente importa es la salvaguardia de un patrimonio por pequeo que sea y sentir que lo han dejado otras generaciones. En este momento cabra sealar la necesidad de elaborar o fabricar duplicados y facsmiles83. Pero.. . .es la misma sensacin? Para el tcnico o estudioso, evidentemente no, para el ena

    82 H. C O O P E R , op. cit., p. 13.

    8J En el m es no v ie m b re de 2002 , el m useo A rq u e o l g ic o de M adrid , e x h i bi la rp l ica de una secc in de la tum ba de Seti I (Valle de los Reyes en Luxor , Eg ip to) m ed ian te una tcn ica lser de e scaneo t r id im ens iona l , que pe rm i t a una re so luc in supe r io r a 100 mieras . Los r e sponsab le s de la em presa F ac tu m -A r te (M a d r id -L o n d re s ) , e jecu to ra de es ta c o p i a , d i je ron que de lo que se t ra taba era de capturar , f resar e im p r im ir con un m argen de er ror de 0, 1 m i l m e t ro s la supe r f ic ie t r id im en s io n a l de un m o n u m e n to , s iendo su esca la de 1:1. Los r e su l tados han sido de tal ca l ib re que el s i s tem a permit i r ecupe ra r en la copia , f r a g m en tos des t ru idos de la tu m b a o que es taban d ispe rsos en co lecc iones o m useos del m undo . En 2004 , se ha pod ido v is i ta r en el M useo A rq u e o l g ico N ac iona l de M adr id , una rp l ica exac ta de la tum ba , j u n to a p iezas del p rop io M useo , del

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    morado de esa poca? tampoco. Y para el estudiante o pblico que no est inmerso en el tema o no es muy conocedor de la situacin o poca histrica representada? le puede dar igual o no, siempre y cuando se capte el sentimiento y efecto producido. Es decir, hay copias y copias , especialmente respecto a material de pequeo tamao. El peso se puede intentar conseguir similar, la ptina lo mismo, as como la materia prima y otras caractersticas. Entonces, por qu no se elaboran gradualmente y en menor escala, compartimentos al lado de las vitrinas con ejemplares similares a los que estn depositados en los estantes? es mucho el costo? Es posible pero no es un criterio vlido. No obstante y, potencialmente, habra decenas de estudiantes que con ayuda de los profesores de Historia, Dibujo, Plstica y/ o de Manualidades y junto al muselogo o del DEAC, se prestaran con gusto a fabricar reproducciones de gran cantidad de piezas que no pueden tocar, ni manipular y slo se captan a cierta distancia con la barrera de cristal o metacrilato de por medio. No creemos que esta opcin sea tan difcil de conseguir No estamos diciendo hasta la saciedad que el museo debe acercarse al pblico? Pues qu mejor modo que desde los propios escolares y que se integren en l y sean partcipes de un bien que es de todos?

    Se podr refutar al respecto que no todo es tan fcil de ser representado e imitado. Es cierto, pero ms adelante trataremos las dificultades o no de otros sistemas y de las posibilidades que nos aporta una fotocopia u otro tipo de representacin, en definitiva, una proyeccin fija sobre una pantalla o sobre papel o planchas y rollos de acetato.

    Conocido es el caso, en tiempos pasados, de las cuevas de Alta- mira, de otras pinturas rupestres al aire libre como las levantinas o destacados cuadros y esculturas que frecuentemente son retiradas

    gran e m p e ra d o r eg ipc io T u tm os is III con sus esc r i tos re fe ren tes al Libro de los Muertos.

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    para su restauracin y limpieza o se tiene que clausurar la exposicin para evitar mayores contaminaciones de las ya existentes. En el caso de las estatuas es sintomtico y sistemtico. Es por casualidad o por defecto, que las esculturas femeninas o masculinas que se encuentran en la calle o en los parques pblicos e incluso, en ocasiones, en los propios museos, estn ms deterioradas y sobadas en las zonas ergenas y/o genitales y no en otras? Qu ha podido, pudo o puede pasar? Sienten los visitantes sensaciones orgsmi- cas al tocar esas zonas? Es una actitud que no se comprende por ms que en todos los museos del mundo existen guardias de seguridad84 que palian y limitan estas acciones o mediante las distancias establecidas con cintas o cuerdas Y no digamos de los museos abiertos! Entendiendo como tales aquellos espacios en donde se reconocen habitaciones, pozos, cimientos, estructuras, edificios civiles, religiosos, pinturas, relieves, mosaicos... que aunque estn convenientemente custodiados, es prcticamente imposible controlar las intenciones de unos supuestos ciudadanos amantes y

    84 La segur idad , a veces , no basta. El 23 de agos to de 2004 se perpe t r un robo en el M useo M unch de Oslo. Los ladrones se apodera ron un poco m s de un minuto de dos obras del ar t is ta noruego: El g r i to y la M a d o n n a . Si cua dros tan rep re sen ta t ivos son m ot ivo de robo, que no ser de otras de m enor ca lado y m enos fam osos? De acuerdo que fueron p ro fes iona les y con p is to la en m ano que d esa rm aro n al guard ia de segu r idad pero, en ocas iones se rec r i m ina a v is i tantes hones tos que t ienen a lguna deb i l idad y no se perca tan de ac t i tudes ms graves. Y...los ladrones sa l ieron andando para l levar los cuadros a la furgoneta que les esperaba. H i la ran te no? Ms an cuando en 1994 el propio ar t is ta tuvo que so p o r ta r otra sus t racc in de otra ve rs in de El g r i to . Es ex trao que ocurran sucesos com o el re f le jado ten iendo en cuen ta la al ta con- c ienc iac in sobre los b ienes cu l tura les de todos los pa ses nrd icos p en sam o s y av i sam os a los lectores susp icaces que los ladrones no t ienen por qu ser del m bi to ci tado, s e g u ram en te . La re i te rac in de los robos quiz sea un acto de rebote. A m en o s cus tod ia ms fcil hacerse con a lguna obra expuesta . Es leg t i m o pensa r que si fue tal fcil el t r ab a jo es que no haba ni la ms m n im a y seria pro tecc in: desde los pos ib les to cam ien to s o exces ivos ace rcam ien tos a las p in tu ras has ta lo que ha ocurr ido en la p inaco teca noruega.

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    conocedores de parte de lo que ha sucedido en el pasado. Porque para qu han ido? Es cierto que el hecho de acudir a esos lugares viene dado por cuestiones, a veces, de puro llenar el tiempo de ocio y van sin ningn motivo e inters aparente de ampliar su cultura. Las edificaciones que comentamos pueden ser parte generalmente es as de un complejo cerrado cuyas caractersticas y situaciones son las mismas. Es lamentable observar cmo garabatos con forma de corazn con nombres y atravesados por una flecha, graffitis, versos, caricaturas, etc. son constantes en muros, paredes, columnas, esculturas, relieves y en todo aquello que ofrezca un espacio en el que pueda grabarse o pintarse con rotulador u otros objetos punzantes. Dentro de unos aos habr que concebir una nueva ciencia para estudiar estas manifestaciones que son a su vez, por desgracia, producto de un pensar, de actitudes, de una filosofa y hasta de un sentimiento que delata poco respeto hacia los dems y poca valoracin hacia las generaciones actuales y futuras.

    Es preciso resaltar que existe desde hace algunos aos una mayor preocupacin por preservar de los desmanes incontrolados de algunos ciudadanos, los restos histrico-arqueolgicos. La demostracin de que esto es as se manifiesta en la celebracin del I Congreso Internacional sobre musealizacin de yacimientos arqueolgicos que organizaron el Museo de Historia de la Ciudad del Ayuntamiento de Barcelona y el Servicio de Arqueologa del Ayuntamiento de Alcal de Henares con el ttulo Ciudad, Arqueologa y Desarrollo (2000); el II Congreso celebrado en 2002 en Barcelona sobre Nuevos Conceptos y Estrategias de Gestin y Comunicacin y el III Congreso auspiciado por el Servicio de Cultura del Ayuntamiento de Zaragoza celebrado en el mes de noviembre de 2004 sobre el tema De la excavacin al pblico. Procesos de decisin y creacin de nuevos recursos.

    Todas las conclusiones de las tres reuniones han ido encami

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    nadas a que sean considerados museos abiertos los yacimientos arqueolgicos tanto en los espacios urbanos como en las zonas rurales. La importancia que tienen determina que los profesionales ofrezcan otras alternativas o variantes para el pblico visitante. De este modo la conservacin, custodia y vigilancia se har ms evidente y efectiva y poco a poco se observar un cuidado ms extremo en la conservacin y cuidado de este patrimonio que, a veces, est maltratado y lejos de la importancia que toda herencia histrica merece. La convivencia entre los ciudadanos y la historia85 debe ser pacfica, altruista y enriquecedora para todos los niveles de la sociedad.

    7.a El posible espectador tiene que tomar conciencia de los logros que caracterizan el perodo que es motivo de estudio, g lobalmente considerado, en cuanto a progresos y adelantos, inventos, tiles, hbitos, ciclos vitales, ideologas, modos de vivir y pensar. En esta meta, los niveles de conocimiento son, ciertamente, ms limitados en los visitantes, a no ser que previamente se hayan informado del modo ms satisfactorio y congruente. En la actualidad, las guas que ofertan las editoriales referentes a ciertos museos son excelentes y con todo lujo de detalles tcnicos, histricos o culturales e incluso ambientales junto a cuestiones de tipo ldico como gancho . Sin embargo, muchos de estos falsos estudiosos van a un museo a darse una vuelta o para pasar el rato . Apenas entran en las primeras salas y ya lo han visto plenamente . Es un recorrido condensado ! Vista la primera, todas son iguales, comentan. Por eso mismo, habra que reflexionar en cuanto a las metas cmo enfocar la exposicin teniendo en cuenta la heterogeneidad

    M agnf ico ar t culo es el escri to po r E. RUIZ, sobre Cartagena arqueolgica, ejemplo de convivencia histrica, p resen tado en las Jo rnadas sobre Pa tr i m onio a rqueo lg ico en suelo u rb a n o , y edi tado por A. D om nguez , Ins t i tu to de Estudios A l toa ragons , D ipu tac in Provincia l de H uesca , Huesca , 2004.

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    del pblico en temas que son tan atrayentes como los instrumentos musicales, artes y tradiciones populares, vestidos e indumentaria y todo tipo de acciones y hbitos rutinarios, que si son estticamente manifiestas pasan, a veces, desapercibidas por aquello de que no son las obras ms, digamos, famosas o representativas. A propsito de lo redactado y desde el punto de vista educativo podramos hacer la siguiente pregunta se ha intentado, alguna vez, confeccionar guas para los estudiantes pero que hayan sido ellos mismos los autores de las mismas? Utilizaran su propio lenguaje, sus expresiones, su forma de redactar, su seleccin en funcin de los gustos, etc. Es evidente que la ayuda del profesor estara fundamentada en pulir y rectificar diversos detalles tanto formales como de redaccin pero sera un modo de acercar el contenido del museo a sus propios intereses para ir despus a otros objetivos ms amplios, tcnicos o, simplemente, tiles.

    8.a Hay que estar bien preparado y conocer la tecnologa que contribuy a la construccin de edificios, de la fabricacin de objetos y enseres. Este es un asunto que pasa inadvertido para el gran pblico ya que su tratamiento es ms profesional y difcil de exhibir en las estanteras puesto que las fuentes escritas y documentales son un soporte primordial para interpretar y percibir los criterios cientficos y tcnicos que tuvieron los autores para crear sus trabajos, y el pblico normal no est debidamente documentado. De esta manera, muchos de lo aspectos mencionados intentan ayudar a descifrar, averiguar, analizar y saber en las salas, nociones de estas caractersticas, al margen de grficos, dibujos u otras m anifestaciones de la poca sealada que, profusamente, se publicitan y ensean.

    9.a La capacidad de comunicar que se impulsa en el recinto es algo ms que una representacin dramtica convencional en la que los actores se mueven de un modo controlado y predeterminado. La

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    diccin as como el discurso del director o profesores-educadores de los museos hay que cuidarlos al mximo ya que de esto depender el xito de la comprensin del contenido y de la asimilacin de los conceptos culturales, artsticos, polticos, econmicos o ideolgicos, tanto perceptibles como imperceptibles. Los tecnicismos son malos compaeros de viaje durante el recorrido puesto que los asistentes no tienen las mismas capacidades ni los mismos conocimientos y pueden llevar al traste todo el empeo programado, trabajado y elaborado con la suficiente antelacin. En fin, un museo tiene que estar organizado para los visitantes menos cultos y menos capacitados o personas poco eruditas.

    10.a Debe de estar acondicionado para aquellos alumnos o visitantes que detenten alguna minusvala86. Muchos museos todava no estn con los debidos y adaptados accesos arquitectnicos ni en cuanto a las diferentes informaciones que una situacin fsica de esta ndole exige87. Es cierto que hay avances y las Administraciones pblicas as como establecimientos privados se preocupan por facilitar unas condiciones de entrada ptimas para aquellas per

    86 La sens ib i l izac in in te rnac ional desde cua lqu ie r r incn del m u n d o hacia es tos t em as es cada vez m a y o r y un e jem plo lo t e n em o s en la rev. M u s e u m In te rnac io na l , n. 203, vol. 51 (n. 3.), U N E S C O , Pars , 1999. Su au to r Raj Kaushik se p regunta , A cceso denegado: po d em o s supera r nues tra act i tud ante los im ped idos? Ya no slo son los propios edificios sino que se pregunta: somos noso tros qu ienes p o n e m o s las t rabas? El lector sabr con tes ta r o encon t ra r la pos ib le respues ta cuando vaya a un m useo que no cu m p la con las d i rec t r ices que ex igen la igua ldad de acceso para c o n tem p la r la cul tura .

    87 En este sent ido M.a Inma. PASTO R H O M S , en su libro: El museo y la educacin en la comunidad , Ceac , Barce lona , 1992, ded ica un buen ar t culo sobre la ofer ta educa t iva al pb l ico d ism inu ido de d i feren tes museos , pp. 37-41. A u n que est pub l icado hace ms diez aos, al f inal t iene una buena b ib l iograf a sobre el tem a de los m useos tanto nac ional c o m o in ternacional . Tam bin cabra c i tar los t rabajos rea l izados por el S inprom i (Serv ic io insular para la p ro tecc in del m inusv l ido ) de C anar ias sobre el tem a de la acces ib i l idad a los m useos , d i r ig i do y coo rd inado por P. Lavado Parad inas , as c o m o los del Minis ter io de C u l tu ra, O N C E y la Fundac in France, con la par t ic ipac in del m ism o autor.

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    sonas con dificultades motoras. Por otra parte, nos consta y profesionales que se dedican al tema lo saben, que existen gran cantidad de materiales didcticos como maquetas, libros especiales y medios audiovisuales adaptados al efecto para que el museo llegue al mayor pblico posible con problemas de ciertas discapacidades tanto corporales como auditivas, sensitivas y visuales.

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  • 7. ACTIVIDADES Y TAREAS DIDCTICAS EN UN MUSEO DE HISTORIA

    El Educador del museo considerar cul es el mtodo ms acertado para lograr la comprensin requerida y cmo se adquieren y ejercitan las actitudes y habilidades que se propone fomentar y, de acuerdo con ello, proceder a seleccionar las actividades. stas han de ser heterogneas, ya que difcilmente se puede hallar alguna en concreto que permita alcanzar los objetivos diseados; como norma de carcter general es preciso que se seleccionen varias similares para que concurran en sus fines y obtener un resultado lo ms favorable posible a sus intereses que irn encaminados a favorecer una mejor comprensin y coherencia de todo aquello que se quiera conseguir.

    Si se han previsto los objetivos para los visitantes y para aquellos que posean mayores aptitudes, o aprenden a un ritmo ms rpido, el responsable organizar las actividades dirigidas a diferentes tipos de receptores siempre que sea factible a fin de que cada uno despliegue al mximo sus capacidades y posicionamientos personales. Es interesante en este momento aplicar las tcnicas didcticas de comunicacin llamadas tcnicas grupales siempre y cuando se considere oportuno ya que cada una se adaptar a las exigencias que requiere una explicacin ms dinmica y persona

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    lizada. Unas se emplearn directamente y otras, sern para que se practiquen en el centro educativo del cual procedan los alumnos. El resto es responsabilidad de profesores y educadores.

    Segn esta esttica , disposicin o distribucin didctica, al margen del propio mecanismo y funcionamiento de las mismas, es el momento de hablar de las propuestas y ofertas especficas que un museo debera de promover y trabajar teniendo presente la relacin directa entre comunicacin y divulgacin.

    LA VISITA GUIADA. Se llama de este modo a la informacin documentada y organizada que se propone a un grupo de personas interesadas en adquirir unas determinadas enseanzas sin especificar niveles intelectuales. Toda la compleja trama del montaje de una exposicin en la que intervienen investigadores, educadores, restauradores, diseadores, carpinteros, electricistas o pintor