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LABOR EDUCATIVA DE SARMIENTO En Historia del libro en Chile (Alma y cuerpo), de Bernardo Subercaseaux. “…Recién llegado al país analizó las cartillas, silabarios y métodos de lectura que se utilizaban dando a conocer los resultados en 1842. Luego él mismo desarrolló un método gradual para enseñar a leer y propuso una simplificación de la ortografía. En 1842 el gobierno de Bulnes le encargó la creación de la Escuela Nacional de Preceptores, una de las primeras de su tipo en America Latina. Desde ese cargo llevó a cabo una campaña en pro de la instrucción, del libro y de las bibliotecas. A imitación de Benjamin Franklin y Laboulaye, fomentó las sociedades de lecturas, creó Bibliotecas Populares. Polemizó con Andrés Bello, promoviendo frente al clasicismo la libertad en el arte y la lectura y difundió novelas y folletines europeos…” (P.50) “…en 1855 presentó a la Universidad de Chile una memoria con el título de EDUCACIÓN COMÚN dice en ella La Escuela y el Libro o más bien la biblioteca, son 2 cosas que se suponen la una a la otra. Los libros piden escuelas, las escuelas piden libros. “(P.50) “…Recordando las más de cuarenta bibliotecas populares cuya creación promovió en 1845 con el apoyo del ministro Montt constata, veinte años después, el fracaso de las mismas. Nadie leyó los libros dice las Bibliotecas se han desparpajado…y el Gobierno las ha reducido a once, poniéndolas al cuidado no ya de los maestros de las Escuelas, sino de los Rectores de Liceos Provinciales. ¿Pero por qué fracasaron estas Bibliotecas Populares? Los libros aquellos recuerda eran escogidos, serios, morales, generalmente bien escritos, útiles…con todas estas recomendaciones (y mucho nos tememos que a causa de ellas) nadie se tomó la molestia de leerlos, y se perdieron. Se pueden suministrar al pueblo libros morales, religiosos, modelos de pureza de lenguaje, útiles y buenos, sin embargo, a ese pueblo no puede llevarse (le) por la fuerza y maniatado a la biblioteca, a leer lo que nada le mueve a leer. ¿Es moral el libro, es serio, es útil? Razón de más para no leerlo. El pueblo, es decir, el que no tiene el hábito de leer, comienza a leer uno de esos libros tan recomendados y principia por bostezar y acaba por dormirse. Todo indica que en 1845, cuando se crearon estas Bibliotecas Populares, Sarmiento era partidario de incluir en ellas tanto diarios como novelas- folletines…” (P.57) Fuente: BIBLIOTECAS POPULARES, 1866. Incluido en Obras Completas de Domingo Faustino Sarmiento, Tomo XXX, Buenos Aires, 1913.

Labor Educativa de Sarmiento

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Extracto del libro "Historia del Libro en Chile (alma y cuerpo)" de Bernardo Subercaseaux

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LABOR EDUCATIVA DE SARMIENTO En Historia del libro en Chile (Alma y cuerpo), de Bernardo

Subercaseaux.

“…Recién llegado al país analizó las cartillas, silabarios y métodos de lectura que se

utilizaban dando a conocer los resultados en 1842. Luego él mismo desarrolló un

método gradual para enseñar a leer y propuso una simplificación de la ortografía. En

1842 el gobierno de Bulnes le encargó la creación de la Escuela Nacional de

Preceptores, una de las primeras de su tipo en America Latina. Desde ese cargo llevó a

cabo una campaña en pro de la instrucción, del libro y de las bibliotecas. A imitación de

Benjamin Franklin y Laboulaye, fomentó las sociedades de lecturas, creó Bibliotecas

Populares. Polemizó con Andrés Bello, promoviendo – frente al clasicismo – la libertad

en el arte y la lectura y difundió novelas y folletines europeos…” (P.50)

“…en 1855 presentó a la Universidad de Chile una memoria con el título de

EDUCACIÓN COMÚN dice en ella La Escuela y el Libro o más bien la biblioteca, son 2

cosas que se suponen la una a la otra. Los libros piden escuelas, las escuelas piden

libros. “(P.50)

“…Recordando las más de cuarenta bibliotecas populares cuya creación promovió en

1845 – con el apoyo del ministro Montt – constata, veinte años después, el fracaso de

las mismas. Nadie leyó los libros – dice – las Bibliotecas se han desparpajado…y el

Gobierno las ha reducido a once, poniéndolas al cuidado no ya de los maestros de las

Escuelas, sino de los Rectores de Liceos Provinciales. ¿Pero por qué fracasaron estas

Bibliotecas Populares? Los libros aquellos –recuerda – eran escogidos, serios, morales,

generalmente bien escritos, útiles…con todas estas recomendaciones (y mucho nos

tememos que a causa de ellas) nadie se tomó la molestia de leerlos, y se perdieron. Se

pueden suministrar al pueblo libros morales, religiosos, modelos de pureza de lenguaje,

útiles y buenos, sin embargo, a ese pueblo no puede llevarse (le) por la fuerza y

maniatado a la biblioteca, a leer lo que nada le mueve a leer. ¿Es moral el libro, es

serio, es útil? Razón de más para no leerlo. El pueblo, es decir, el que no tiene el hábito

de leer, comienza a leer uno de esos libros tan recomendados y principia por bostezar y

acaba por dormirse. Todo indica que en 1845, cuando se crearon estas Bibliotecas

Populares, Sarmiento era partidario de incluir en ellas tanto diarios como novelas-

folletines…” (P.57)

Fuente: BIBLIOTECAS POPULARES, 1866. Incluido en Obras Completas de Domingo

Faustino Sarmiento, Tomo XXX, Buenos Aires, 1913.