Lección 05 - Calmando la tempestad

8/6/2019 Leccin 05 - Calmando la tempestad

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Leccin, Sbado 30 de Julio del 2011

D.T.G. Pg. 303-304

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Marcos 4:35, 36


Jess estaba dando instrucciones (mediante parbolas), asus seguidores y sanando a los enfermos, en todo un largoda.

Aquel da, cuando lleg la noche, Jess dio instruccionesa sus discpulos y les dijo: Pasemos al otro lado. Ydespidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en labarca; y haba tambin con l otras barcas.


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Lucas 8:23; Marcos 4:37; D.T.G., pgs. 300, 301

Pero mientras navegaban, l se durmi.Y se desencaden una tempestad deviento en el lago

; y se anegaban(inundaban) y peligraban.

Durante todo el da haba estadoenseando y sanando ; y al llegar lanoche, las muchedumbres se agolpabantodava en derredor de l. Y ahora el findel da le hallaba tan sumamente

cansado que resolvi retirarse a algnlugar solitario al otro lado del lagoVencido por el cansancio y el hambre, seacost en la popa del barco y no tarden quedarse dormido. Pero de repente

las tinieblas cubrieron el cielo, baj unviento furioso por los desfiladeros de lasmontaas, que se abran a lo largo de laorilla oriental, y una violenta tempestadestall sobre el lago



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7/15Lucas 8:24, primera parte; Marcos 4:38; D.T.G. pg. 301

Y vinieron a l y le despertaron,diciendo: Maestro, Maestro, que

perecemos! Y l estaba en la popa,durmiendo sobre un cabezal ; y ledespertaron, y le dijeron: Maestro, notienes cuidado que perecemos?Las olas, agitadas por los furiososvientos, se arrojaban bravas contra elbarco de los discpulos y amenazabanhundirlo.

Absortos en sus esfuerzos parasalvarse, se haban olvidado de que

Jess estaba a bordo. Ahora,reconociendo que eran vanas suslabores y viendo tan slo la muerte

delante de s, se acordaron de Jess. EnJess se hallaba su nica esperanza.Sus voces eran ahogadas por el rugidode la tempestad y no reciban respuesta.La duda y el temor los asaltaban.



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9/15Marcos 4:39; Lucas 8:24, ltima parte; D.T.G. pg. 302

Y levantndose, reprendi alviento, y dijo al mar: Calla,enmudece. Y ces el viento, y sehizo grande bonanza.

Despertando l, reprendi alviento y a las olas; y cesaron, yse hizo bonanza.Sus clamores despertaron aJess. Pero al iluminarle el

resplandor del rayo, vieron la paz del cielo relejada en surostro; leyeron en su mirada unamor abnegado y tierno, y suscorazones se volvieron a lparaexclamar: Seor, slvanos, que

perecemos.

Nunca dio un alma expresin aeste clamor sin que fuese odo.



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11/15Marcos 4:40; Deseado de Todas las Gentes, pg. 302

Y les dijo: Por qu estis asamedrentados?Cmo no tenis fe?.La tempestad ces. Las olasreposaron. Disipronse las nubes y

las estrellas volvieron a resplandecer.El barco descansaba sobre un marsereno. Entonces, volvindose a susdiscpulos, Jess les pregunt contristeza: Por qu estis as

amedrentados? Cmo no tenisfe?.Nosotros debemos actuar siemprecon fe: El Salvador siempre est juntoa nosotros y nos librar de toda

tempestad y problemas, siempre ycuando confiemos en El. En su infinitoamor y misericordia no nos dejarjams Nunca perdamos la fe.



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13/15Mateo 8:27; Marcos 4:41; Lucas 8:25; D.T.G., pg. 303

Y los hombres se maravillaron , diciendo:Qu hombre es ste, que aun losvientos y el mar le obedecen? Entoncestemieron con gran temor, y se decan el

uno al otro: Quin es ste, que aun elviento y el mar le obedecen? Y les dijo:Dnde est vuestra fe?.As como Jess reposaba por la fe en elcuidado del Padre, as tambin hemos de

confiar nosotros en el cuidado de nuestroSalvador. Si los discpulos hubiesenconfiado en l, habran sido guardadosen paz. Su temor en el tiempo de peligrorevel su incredulidad

En sus esfuerzos por salvarse a smismos, se olvidaron de Jess; ynicamente cuando desesperando de loque podan hacer, se volvieron a l, pudoayudarles.



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15/15Mateo 11:30; 1 Juan 5:3; Isaas 55:1; Seales Tiempos, 22 de julio, 1897


Porque l es nuestra paz, que de ambospueblos hizo uno. La paz os dejo, mi pazos doy; yo no os la doy como el mundola da. No se turbe vuestro corazn, nitenga miedo.Cuando las tempestades de latentacin nos rodean y fulguran los

fieros rayos y las olas nos cubren,batallamos solos con la tempestad,olvidndonos de que hay Uno que

puede ayudarnos.Aunque l con tristeza reprendenuestra incredulidad y confianza

propia, nunca deja de darnos la ayudaque necesitamos. En la tierra o en el

mar, si tenemos al Salvador en nuestrocorazn, no necesitamos temer. La feviva en el Redentor serenar el mar dela vida y de la manera que l reconocecomo la mejor nos librar delpeligro

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