Libro- La Trama Cultural

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    Textos de antropologa y arqueologa

    2a

    edicin corregida y aumentada

    Textos de antropologa y arqueologa

    Mariano Juan Garreta

    Cristina Bellelli

    Pablo Rafael Bonaparte

    Ernesto Abramoff

    Alejandro Acosta

    Lorenzo Caas Bottos

    Mariana Carballido Calatayud

    Mara Di Fini

    Pablo Marcelo Fernndez

    Mariano Ral Garreta Leclercq

    Hernn Gmez

    Margarita Ondelj

    Andrea Pegoraro

    Mara Gabriela Snchez AnteloVivian Scheinsohn

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    Ilustracin de tapa

    Camino.

    Procedencia: Salta.

    Material: lana de oveja.

    Decoracin con hilos flotantes de urdimbre.

    Grupo Wich actual

    N de inventario: 1048

    Museo Nacional del Hombre del Instituto Nacional de

    Antropologa y Pensamiento Latinoamericano.

    Secretara de Cultura y Comunicacin de la Nacin.

    Agradecemos al Instituto Nacional de Antropologa y Pensamiento

    Latinoamericano la autorizacin de la reproduccin de las imgenes de

    esta obra.

    Diseo de Tapa: Andy Sfeir

    Diagramacin y Armado: Andy Sfeir estudio de diseo

    [email protected]

    Ediciones

    Riobamba 67 - 2 piso - Tel./Fax: 4953-5981

    (C1025ABA) Buenos Aires, Repblica Argentina

    2001 2edicin

    ISBN: 987-97280-8-4

    Hecho el depsito que marca la Ley 11.723

    Impreso en Argentina

    Printed in Argentina

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    Arqueologa: cmo el presentedevela el pasado

    Cristina Bellelli

    Unarquelogo argentino contemporneo (Yacobaccio 1988), en la presentacin deuna obra en la que se publican trabajos que muestran el estado actual de la ciencia

    arqueolgica en nuestro pas, escribe:

    Existen varios mitos acerca de la actividad arqueolgica. Uno muy popularimagina al arquelogo descubriendo momias y ciudades perdidas. Esta nocin deriva

    de la Arqueologa del siglo XIX, la practicada por Schliemann y Belzoni, fortalecida por

    los descubrimientos de principios de siglo XX (Howard Carter mediante)1. Otro mito,

    compartido por algunos colegas profesionales, supone que el arquelogo recupera

    artefactos, pasa luego la mitad de su vida ordenando y clasificando y, al final,

    interpreta los datos obtenidos.

    Sera simplista rechazar ambas concepciones como falsas. Las dos tienen

    su parte de verdad: el primer mito perpeta la imagen de una arqueologa floreciente

    hace aos, cuando importaba descubrir grandes civilizaciones; el segundo, aunque

    simplificado generaliza la accin de un tipo de Arqueologa que eleva al grado de

    axioma el hecho de que no se puede teorizar sin datos y que stos son el resultado de

    clasificar y ordenar artefactos. /... /

    Es engorroso y tedioso dar definiciones, ms an leerlas, pero una surge

    necesariamente luego de las consideraciones de ms arriba: de qu se ocupa la

    Arqueologa? La respuesta inmediata, aunque incompleta, expresa que se trata de

    una de las ciencias que estudia el comportamiento humano; pero con una

    particularidad -que completa la respuesta- y es que tal comportamiento ya no

    existe. Revivir el pasado no es una tarea sencilla,

    1Schliemann fue el descubridor de Troya y Micenas. Belzoni fue un aventurero italiano que saqueaba tumbas y

    momias en Egipto para venderlas en Europa. Carter continu la tarea de Lord Carnarvon en Egipto y descubri

    la tumba de Tutankamon. (Nota de la autora).

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    porque los hombres y mujeres que construyeron los objetos, poblaron una regin y

    habitaron los asentamientos que el arquelogo examina han desaparecido hace

    cientos o miles de aos. Slo a partir de que tales comportamientos o actitudes hayan

    modificado en alguna medida el mundo material u organizativo de las sociedades,podremos obtener un cuadro confiable de la vida de aquellos que nos precedieron en

    el tiempo. (pgs. 7-8).

    Arqueologa como ciencia

    Por todo esto, los arquelogos estn muy alejados de la imagen que Hollywood ha

    impuesto: el osado explorador que se interna en territorios desconocidos y afronta mil

    peligros hasta lograr descubrir las ruinas de una maravillosa ciudad que encierra

    tesoros incalculables entre sus paredes2

    . Son algo ms que descubridores. Soncientficos que pasan mucho ms tiempo en el laboratorio que "descubriendo grandes

    civilizaciones'".

    Renfrew y Bahn (RyB en adelante) se preocupan por destacar que la arqueologa

    no es slo trabajo de campo, rescate de monumentos, tesoros o ciudades perdidas, sino

    que es fundamental la interpretacin de esos hallazgos. La interpretacin debe estar

    guiada por una teora y debe responder a hiptesis enunciadas previamente. La

    arqueologa propone desafos intelectuales a quienes la practican y esos desafos

    terminan de resolverse en el laboratorio. En otra parte de la obra RyB dicen:

    Hoy en da podemos penetrar esa 'densa niebla' del pasado remoto. No slo

    porque continuamente se hacen nuevos descubrimientos, sino porque hemos

    aprendido a formular algunas de las preguntas correctas, y hemos desarrollado

    algunos de los mtodos adecuados para contestarlas. La evidencia material del

    registro arqueolgico ha estado esparcida a nuestro alrededor durante mucho tiempo.

    Lo que es nuevo es nuestra conciencia de que los mtodos de la arqueologa nos

    pueden dar informacin sobre el pasado /.../. De este modo, la historia de la

    arqueologa es, en primera instancia, una historia de ideas, de teora, de modos de

    mirar el pasado. Despus, es una historia del desarrollo de mtodos de investigacin,

    del empleo de estas ideas y el anlisis de esas cuestiones. Y, slo en tercer lugar, es

    una historia de los descubrimientos actuales.

    2Por qu ser que los arquelogos siempre son hombres, lindos y blancos? Adems siempre estn

    acompaados o encuentran en medio de la selva a una rubia desvalida que tienen que proteger. Tan mal no la

    pasan. Y si a esto agregamos que jams cargan una mochila porque tienen a su disposicin decenas de

    africanos o indgenas americanos o pastores tibetanos o mongoles que las llevan sobre los hombros todo lo

    necesario, habremos logrado, casi, acercarnos a la profesin ideal. Una vez ms, la imagen del cine ha creado

    un estereotipo del que es difcil desprenderse. Habr un componente racista, sexista y/o etnocntrico en esta

    imagen?

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    /.../ Lo ms importante que debemos recordar es que cada visin del pasado es

    producto de su propio tiempo: las ideas y las teoras evolucionan constantemente.

    (pg. 19).

    A esta ltima afirmacin de RyB acerca de que la arqueologa es producto de lapoca en que se desarrolla, podramos agregar que tambin es producto de distintas

    situaciones socio-econmicas de acuerdo con el pas o regin en que se la practica. No

    es lo mismo hacer arqueologa en la Argentina que en Europa o Estados Unidos. No

    slo por los problemas tericos y metodolgicos que se manejan, sino por el contexto

    poltico y econmico en que se desarrolla.

    La arqueologa es la ciencia del registro arqueolgico

    En el prrafo anterior se desliza una frase: "la evidencia material del registro

    arqueolgico...." que nos introduce en el concepto clave para la arqueologa: el de

    registro.

    Antes de seguir adelante debemos aclarar que esa "evidencia material" es lo que

    constituye la evidencia arqueolgica, formada en su gran mayora por restos

    materiales de distinto tipo y que los arquelogos, por una necesidad de poner orden

    para poder comprender e interpretar, clasifican del modo en que veremos en el captulo

    siguiente.

    Los arquelogos operan sobre esa evidencia y tratan de conocer los procesos por

    los que pas desde el momento en que fueron abandonados por los hombres y mujeres

    del pasado y el momento en que, mediante excavaciones o recolecciones de distinto

    tipo, son recuperados. La evidencia y estos procesos de formacin (tanto naturales

    como culturales) que actuaron sobre ella durante todo el tiempo en que estuvo

    enterrada o abandonada, constituyen el registro arqueolgico.

    Esttica y dinmica en el registro arqueolgico

    El registro arqueolgico es esttico: el arquelogo trabaja con restos materiales

    que fueron usados por sociedades que, o se extinguieron hace tiempo o nos presentan

    interrogantes para cuya solucin la arqueologa es la disciplina ms adecuada. Pero es

    necesario tener bien en cuenta que estos restos materiales no son un reflejo exacto de

    las actividades que realizaban los integrantes de esas sociedades. Los procesos que

    mencionamos en el prrafo anterior los afectaron y cambiaron sus propiedades. Estos

    procesos de formacin del registro arqueolgico merecen ser mejor explicados y por

    ello Carballido y Fernndez los desarrollan en el captulo siguiente.Dijimos que el registro arqueolgico es esttico. Y ahora agregamos que los datos

    que lo integran son mudos. Es el arquelogo el encargado de dinamizar el registro

    arqueolgico y de hacer hablar a los datos. Y a esto se llega a travs del

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    de preguntas certeras, guiadas por teoras ajustadas al problema y empleando los

    mtodos y tcnicas adecuados. El arquelogo acta como un cientfico: se sita frente al

    problema con un bagaje terico y un conocimiento previo que guan las hiptesis que

    formula. La recoleccin de los datos va a estar subordinada a la teora y en funcin de la

    contrastacin de las hiptesis. En el transcurso de su investigacin realiza experimentos

    y, como conclusin, elabora un modelo (una descripcin que parece idnea para resumir

    el patrn observado en la evidencia).

    Para resumir lo dicho hasta ahora, dmosle la palabra a Lewis Binford, uno de

    los pioneros (all por la dcada del '60) de la arqueologa moderna:

    Cundo hablamos de la arqueologa que se practica en la actualidad

    debemos siempre tenerencuenta los siguientes principios generales:

    * El arquelogo no descubre el pasado, porque el registro; arqueolgico

    est en el presente y porque los hechos observados son actuales y por si

    mismos no nos informan acerca del pasado.

    * El registr arqueolgica no se compone de smbolos , palabras o

    conceptos, sino de restos materiales y distribuciones de materia. Para

    entenderlo hay que averiguar cmo llegaron, a existir esos materiales, cmosehan modificado y cmo adquirieron las caractersticas que vemos hoy.

    El problema de la variabilidad

    El registro arqueolgico muestra las diferencias que se dan dentro de una misma

    cultura. Esto es as porque las respuestas que las sociedades dan a los desafos que

    plantea el ambiente, los comportamientos que tienen ante los problemas de este tipo ode relacin e interaccin con otros grupos sociales, siempre son diferentes. Entonces, laevidencia material que queda como resultado de estas actividades y comportamientos,

    siempre es variable, siempre es diferente aunque est originada en la resolucin de

    problemas ms o menos semejantes.

    Este es uno de los problemas fundamentales de la arqueologa: conocer cmo se

    manifiesta esa variabilidad en el registro arqueolgico. Las diferencias que se

    observan en l no son necesariamente reflejo de diferencias culturales: un mismo grupo

    social puede producir restos materiales bien diferentes al llevar a cabo actividades

    diferentes. El arquelogo debe tener en cuenta este problema para no adjudicar sus

    hallazgos a distintos grupos sociales, ya que pueden ser productos de actividadesdiferentes dentro de un mismo grupo. Tambin debe estar atento para detectar las

    diferentes estrategias que se implementaron para realizar actividades semejantes y que

    pudieron haber dejado evidencia arqueolgica absolutamente diferente.

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    Tratar de interpretar correctamente la variabilidad cultural implica tambin tratar

    de conocer cmo se distribuye cronolgica y geogrficamente, ya que no se restringe a

    los lmites del sitio arqueolgico, sino que puede tener una amplia dispersin en el

    espacio y puede abarcar un lapso prolongado. Es necesario integrar regionalmente el

    estudio del pasado arqueolgico. Con esto queremos decir que es necesario analizar lavariabilidad que se manifiesta en los distintos sitios arqueolgicos de una regin en un

    lapso determinado, ya que es necesario ver cmo se integran, se complementan e

    interactan. En los inicios de la disciplina (ver el captulo dedicado a las Teoras en

    Arqueologa) la investigacin se focalizaba en los sitios arqueolgicos ms

    espectaculares y que concentraban gran cantidad de objetos generalmente de alto valor

    esttico. Por ejemplo, en el caso del rea andina (que incluye el Noroeste argentino),

    se le dio muchsima importancia a los poblados, aldeas y tumbas de las sociedades que

    all vivan antes de la conquista espaola. Esto fue as porque eran los lugares msvisibles y complejos y, en el caso de las tumbas, por ejemplo, eran los sitios

    arqueolgicos en que se concentraban, en poco espacio, muy ricos y variados

    "ajuares" funerarios. Pero la comprensin ms acabada del modo de vida de esas

    sociedades se adquiere investigando otros problemas y otros sitios, no tan

    espectaculares, pero muy informativos de los aspectos econmicos, sociales, polticos

    o religiosos del grupo en cuestin, tales como los campos de cultivo, los basurales, los

    corrales, los lugares donde se cazaba (y qu se cazaba), los lugares de

    aprovisionamiento de distintas materias primas y alimentos (rocas para fabricar

    instrumentos, arcillas para las vasijas, metales, vegetales para la alimentacin,medicina o la confeccin de cestas), entre muchos otros sitios donde quedaron restos

    de la actividad humana. O sea, que es necesario aprehender la variabilidad presente en

    el registro arqueolgico de la sociedad en estudio en sus dimensiones temporal y

    espacial ytambin a nivel de sitio arqueolgico.

    Pero llegar a interpretar correctamente la variabilidad demand aos de estudios y

    discusiones, a pesar de que al leer estas lneas podamos pensar que estamos ante un

    problema obvio. Nos parece obvio porque comprendemos la variabilidad de nuestra

    sociedad y estamos inmersos en una dinmica social que entendemos y de la que

    participamos en todas las dimensiones de sus diferencias. Pero cuando nos

    enfrentamos al registro arqueolgico, la dinmica social del pasado no nos resulta tan

    clara, ni evidente ni dinmica. En dinamizar lo esttico y evidenciar los modos de vida

    del pasado consiste el desafo de la investigacin arqueolgica.

    Por estas razones es que para la arqueologa el problema de la variabilidad de las

    sociedades del pasado es crucial y dio lugar a polmicas que comenzaron en los aos

    '60 cuando Binford cuestion la interpretacin que se le haba dado hasta el momento

    a un lapso de la prehistoria europea, que abarc entre los 100.000 y los 40.000 aos

    antes del presente, conocido como Musteriense (nombre originado en el del sitioarqueolgico en que se localizaron los instrumentos de piedra que iban a ser objeto de

    polmica: la cueva Le Moustier del sur de Francia.

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    "El Musteriense fue definido y caracterizado a partir de ciertos tipos de tiles de

    piedra clasificados por el arquelogo francs Franois Bordes. Bordes se haba dado

    cuenta de la variedad de proporciones en que aparecan distintos tiles de piedra

    localizados en niveles estratigrficos diferentes, y demostr que podan clasificarse engrupos tipolgicos diferentes: 'musteriense tpico', 'charetiense', 'musteriense de

    tradicin achelense', 'musteriense de denticulados', etc." (Johnson 2000)

    Se vea a los productos materiales de la cultura (los instrumentos de piedra) y su

    asociacin contextual (que se da en los distintos niveles estratigrficos en que fueron

    recuperados) como categoras naturales. Para Bordes, estos distintos grupos de

    instrumentos de piedra reflejaban la existencia de distintos grupos culturales. No

    importa si el hallazgo se dio en otro sitio arqueolgico, en una regin quizs alejada

    miles de kilmetros o hasta separados por miles de aos. Del mismo modo, losconjuntos arqueolgicos que tienen rasgos tcnicos o morfolgicos distintos, sern

    atribuidos a otra "entidad cultural" diferente y los arquelogos refinarn sus sistemas

    clasificatorios para encontrar el esquema en que quepan esos restos arqueolgicos.

    Adems, se les adjudicaba identidad tnica a cada una de estas entidades culturales

    definidas por conjuntos de rasgos iguales.

    La sntesis de la polmica est en las siguientes palabras:

    Bordes crea que las diferencias existentes entre ellos /los conjuntos

    musterienses/ reflejaban las identidades tnicas de los diversos grupos que los haban

    fabricado. Mi teora, en cambio, gira en torno a la idea de que en cada yacimiento, el

    uso del espacio y la tecnologa desarrollados por el hombre musteriense son una

    respuesta especfica a unas circunstancias concretas. En otras palabras, vislumbraba

    un sistema cultural en el que tuvieron lugar diferentes actividades en espacios

    distintos. Adems, crea que la tecnologa empleada en la elaboracin de utensilios era

    lo suficientemente flexible como para poder enfrentarse a variaciones locales en la

    demanda y, por tanto, en caso de necesidad las mismas actividades podran

    desarrollarse en diversos lugares empleando para ello tiles distintos" (Binford1991:117).

    Ya desde principios de siglo los etngrafos que estudiaban los modos de vida de

    los aborgenes americanos haban observado que las distribuciones de artefactos,

    ecofactos y estructuras en esos grupos tnicos y sociales no seguan siempre el mismo

    patrn, variaban de acuerdo con el medio ambiente en que se realizaban las actividades

    y. adems, no se podan diferenciar muy bien los lmites regionales de estos grupos

    (Binford 1991). Por esto, Binford discuti el modo de interpretar la "variabilidad" quese manifestaba en los distintos grupos tipolgicos del Musteriense. Estos grupos no

    seran reflejo de culturas, sino que era necesario interpretarlos corno conjuntos de

    herramientas que respondan a tareas especializadas. Simplificando mucho el problema,

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    es como si ahora nosotros hiciramos una clasificacin tipolgica de las herramientas

    que encontramos en el maletn del tcnico de heladeras y en la valija de un plomero.

    Tendramos dos "equipamientos" diferentes porque estn dirigidos a realizar tareas

    diferentes, pero no por eso decimos que son reflejo de "culturas" diferentes, porque

    tanto el tcnico de heladeras como el plomero forman parte de nuestra sociedad y

    participan de sus pautas y adhieren a este modo de vida.

    Fue necesario, entonces, intentar abordar la variabilidad del registro arqueolgico

    con nuevos modos de observacin. Se introdujeron anlisis estadsticos, como por

    ejemplo las tcnicas multivariadas que utiliz Binford para discutir el problema del

    Musteriense. Y tambin se comenzaron a poner en prctica diseos experimentales y

    estudios etnoarqueolgicos, dos nuevos modos que, junto con los procesos de

    formacin de sitio, contribuyen a que podamos hacer inferencias dinmicas a partir de

    los datos estticos que conforman la evidencia arqueolgica.

    Etnoarqueologa y experimentacin

    Desde los inicios de la disciplina antropolgica los arquelogos se preocuparon

    por conocer los modos de vida y, sobre todo, la cultura material de pueblos que podran

    dar una idea de cmo vivan los seres humanos en el pasado. Se pensaba que los

    mtodos con que los pueblos que habitan la selva amaznica, por ejemplo, cazan

    monos, son los mismos que se utilizaban 5.000 aos atrs. Este modo mecnico deinterpretar el pasado se denomin "el mtodo de los paralelos etnogrficos" y no fue

    muy til, por esquemtico y nada imaginativo, para la interpretacin del pasado.

    A partir de la discusin sobre la variabilidad del registro arqueolgico se comenz

    a comprender que esa transposicin mecnica de hechos contemporneos para explicar

    hechos del pasado mereca ser revisada como mtodo de interpretacin.

    Entonces los arquelogos, en lugar de los antroplogos o etngrafos, comenzaron

    a realizar investigaciones en sociedades actuales utilizando la idea de que, partiendo

    de la base de que si dos objetos o fenmenos son comparables, puede realizarse

    una especie de transporte de informacin entre ellos (Politis 1996). Este es elconcepto de analoga, que es clave para comprender conductas del pasado a travs de

    observaciones actuales.

    La analoga es la herramienta que utiliza la etnoarqueologa para estudiar los

    pueblos vivos y su cultura material a travs de preguntas originadas en problemas

    arqueolgicos y que contribuyen a aumentar nuestra comprensin del registro

    arqueolgico. Con estas ideas se pueden abordar investigaciones en sociedades

    etnogrficas con preguntas diferentes las que se hara un etngrafo y obtener

    generalizaciones sobre comportamientos, actividades y la evidencia material resultante,que puedan ser utilizadas como fuente de hiptesis de una investigacin arqueolgica.

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    Una investigacin etnoarquelgica en el Amazonas, por ejemplo, se centrar en

    aspectos de la cultura (material, tales como subsistencia, movilidad, asentamiento y

    tecnologa, dndole menor importancia (por muy diferentes razones) a la ideologa o el

    sistema de parentesco. En la Amazonia colombiana, el arquelogo argentino GustavoPolitis est desarrollando un proyecto de investigacin etnoarqueolgica desde hace

    varios aos. Trabaja con una comunidad aborigen que tom contacto con Occidente hace

    muy pocos tiempo: los Nukak. Sus objetivos son los siguientes .

    1. Aportar datos originales para entender la adaptacin de los Nukak y la forma

    en que utilizan y manejan los recursos del bosque tropical lluvioso.

    2. Efectuar un diagnstico de la situacin actual de esta etnia y de su territorio

    como paso previo y necesario para le adopcin de polticas de proteccin.

    3. Analizar las implicancias3 arqueolgicas de los patrones de subsistencia,

    asentamiento y movilidad de los Nukak a fin de generar modelos que nos permitan

    interpretar ms adecuadamente el registro arqueolgico, de los grupos cazadores

    recolectores (Politis 1992.20)

    Volviendo a la polmica por la variabilidad del registro arqueolgico, Binford

    utiliz la etnoarqueologa para interpretar los conjuntos musterienses que estaban en

    discusin. Se dio cuenta que el nico modo que tena para entender los mecanismos que

    haban producido el registro arqueolgico musteriense era estudiar cmo grupos decazadores-recolectores actuales, en este caso los esquimales Nunamiut de Alaska,

    descartaban los restos de sus comidas, del procesamiento de los animales que cazaban,

    de la confeccin de sus instrumentos, cmo utilizaban el enorme territorio que

    habitaban, qu sectores de este territorio utilizaban en verano y en invierno, dnde

    establecan sus distintos tipos de campamentos y qu instrumentos utilizaban en ellos

    para cada tipo de actividad, entre muchas otras preguntas de inters arqueolgico.

    Gracias a sus observaciones etnoarqueolgicas Binford pudo reinterpretar

    explicaciones anteriormente dadas para un sitio arqueolgico francs muy famoso:

    Pincevent, que tiene una antigedad de 15.600 aos. La interpretacin tradicional era que

    all haba una tienda de piel que cubra tres fogones diferentes alrededor de los cuales se

    haban desarrollado las principales actividades de sus ocupantes.

    En un campamento de los Nunamiut, Binford haba observado que la gente que

    estaba sentada alrededor de un fogn de espaldas al viento, cuando ste cambiaba de

    direccin, se levantaba, cambiaba de lugar y haca otro fuego a favor del viento para evitar

    el humo. Los elementos que haban desechado cuando rodeaban el primer fogn

    quedaban ah y, al encender otro nuevo, los esquimales volvan a disponer desechos

    alrededor de ste. Esta distribucin de los desperdicios en el campamento. Nunamiut era

    idntica a la de dos de los

    3Son enunciados que se usan para expresar cules seran las consecuencias y el reflejo material, en el registro

    arqueolgico, de determinado comportamiento. (Nota de la autora).

    68

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    La trama cultural

    fogones de Pincevent. Adems, esta disposicin se da en campamentos al aire libre,

    con lo cual, Binford reinterpreta, adems, que los fogones de Pincevent no estaban

    cubiertos por una tienda.

    La arqueologa experimental, tambin basada en el principio de la analoga, es

    otro instrumento til para interpretar el pasado a travs de la recreacin en el presente

    de procesos, actividades y productos que sucedieron o se produjeron en el pasado. La

    replicacin de, por ejemplo, instrumentos de piedra tiene una larga tradicin en

    arqueologa. A mediados del siglo pasado en Europa ya se confeccionaban estos

    instrumentos a imagen y semejanza de los que se encontraban en los yacimientos

    paleolticos. Pero es necesario distinguir la tarea artesanal de quienes hacen rplicas deobjetos arqueolgicos (instrumentos de piedra, vasijas de cermica, cestas, tejidos, etc.)

    de las del arquelogo que, con preguntas bien definidas, trata de recrear el proceso de

    produccin por la que pasaron los objetos arqueolgicos. As, los experimentos

    tendientes a obtener informacin de una pieza arqueolgica o de un conjunto

    arqueolgico tienen que ser controlados en cada uno de sus pasos y seguir una

    secuencia determinada, desde el aprovisionamiento de la materia prima hasta el

    producto finalizado. La experimentacin nos da informacin que podra pasar

    inadvertida y da tambin una buena base para la interpretacin, ya que permite

    controlar las variables que intervienen en la fabricacin de un instrumento. Permite,adems, verificar hiptesis generadas en el registro arqueolgico (Nami 1992).

    La arqueologa experimental no slo se ocupa de los objetos que se recuperan en

    un sitio arqueolgico, sino que tambin se han usado mtodos experimentales para

    conocer los mtodos de construccin de aldeas de la Edad del Bronce o del Hierro

    europeo, las diferentes tcnicas de caza a travs de la confeccin de las armas y su uso,

    o la reproduccin de los modos de vida de una tribu iroquesa en Estados Unidos, por

    ejemplo.

    Tanto la arqueologa experimental como la etnoarqueologa apuntan a laelaboracin de la teora de nivel intermedio que permite la creacin de modelos tiles

    para el conocimiento de las sociedades del pasado. Se basan, como se desprende de

    todo lo anterior, en observaciones actuales, por esa razn, estas dos disciplinas, junto

    con los procesos de formacin de sitio y la tafonoma4 han sido denominados "estudios

    actualsticos".

    4Si bien se trata de una disciplina que comenz a ser utilizada en paleontologa, los arquelogos rpidamente

    vieron sus ventajas a la hora de interpretar el registro arqueolgico. Se trata de la bsqueda de criterios para

    diferenciar "los conjuntos de huesos producidos por el hombre de aquellos debidos a agentes no-humanos" (RyB

    1993:256). Los procesos por los que pasaron los huesos animales desde su descarte por parte de las

    sociedades del pasado y los agentes formadores de ese conjunto (hombres, animales, la naturaleza) estructuran

    el registro arqueolgico. Su puesta en prctica requiere de observaciones etnoarqueolgicas, de experimentos y

    de controles de esqueletos de animales actuales depositados en distintos ambientes y sedimentos, bsqueda y

    excavacin de madrigueras, anlisis de resistencia de los distintos tipos de huesos, etc.

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    M. Garreta - C Bellelli( (Comp.)

    Arqueologa e Historia

    Pero qu hace que para hablar del pasado nos refiramos alternativamente, y deacuerdo a qu porcin del pasado nos interesa, a la historia o a la arqueologa? Es claroque ambas ciencias se ocupan de procesos ligados al comportamiento humano. Y yadijimos que se trata de un comportamiento humano que ya no existe y, en el caso de laarqueologa, debe necesariamente centrarse en fuentes de un tipo diferente a las queutiliza la historia. sta se basa para sus estudios e interpretaciones en las fuentesescritas (entre muchas otras5), mientras que la arqueologa depende de los restosmateriales que quedaron como producto de actividades de grupos humanos que nodejaron testimonio escrito, hablado o visual de sus ideas, sus conflictos, susnecesidades, deseos, creencias, cotidianeidad, ni cmo todos estos factores dieron lugar

    a distintos tipos de organizacin social, poltica, econmica o religiosa.As, la arqueologa provee mtodos para conocer el 99% del pasado humano, yaque la historia se ocupa principalmente de los acontecimientos producidos a partir delmomento en que los seres humanos comenzaron a registrarlos por escrito (esto sucedien momentos muy dismiles en las distintas regiones del planeta). Pero los intereses ylos aportes de la arqueologa al conocimiento del comportamiento humano y el cambiocultural en una zona determinada no se detienen en el momento en que las sociedadescuyo pasado nos interesa conocer comienzan a hablar de s mismos a travs de losdocumentos. Algunos aspectos de sociedades histricas (e inclusive muy cercanas a

    nosotros y hasta contemporneas) o problemas especficos que se dan dentro de estassociedades, pueden conocerse a travs del estudio de su cultura material, recuperadacon mtodos arqueolgicos6 y a partir de preguntas originadas en la arqueologa.

    El material que encuentra el arquelogo no nos dice cmo debemos interpretarlo,no es intencionado. La sociedad que gener el registro arqueolgico no tuvo ningunaintencin de guiar nuestra interpretacin ni mostrarnos aspectos de su organizacinsocial o poltica que les hiciera "tener un buen papel ante la historia", ni tampoco esasociedad intent ocultarnos nada que fuera desfavorable para "el juicio de la historia".En cambio, el registro histrico hace declaraciones, ofrece opiniones, toma partido

    (aunque estas opiniones y juicios escritos deben ser interpretados por el historiador).Todos sabemos, por ejemplo, que un diario responde a una lnea editorial y que lainformacin que nos d va a estar de acuerdo con ella, que los documentos burocrticos

    5Algunas de las fuentes utilizadas por la historia, y que durante el siglo XX han tenido gran desarrollo, son las

    ligadas a los medios de comunicacin y a las artes audiovisuales (peridicos, revistas, fotografas, films, videos,

    grabaciones, etc.).

    6Una disciplina que estudia problemas de momentos contemporneos con mtodos de la arqueologa, de la

    antropologa sociocultural y de la antropologa biolgica es la antropologa forense, en la cual nuestro pas es

    pionero a travs del Equipo Argentino de Antropologa Forense que colabora con la justicia y las organizaciones

    de derechos humanos a travs de la identificacin de cuerpos enterrados annimamente y aportando pruebas

    acerca de las posibles causas de la muerte

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    La trama cultural

    se pueden alterar, que las cartas tratan de mejorar la realidad que describen, que un

    bigrafo puede estar interesado en destacar los aspectos buenos de la personalidad de

    quien se est contando la vida. Raramente los arquelogos enfrentan estos problemas.

    Binford dice que muy difcilmente alguien en el pasado haya alterado intencionalmente

    el contexto, por eso el registro arqueolgico tiene capacidad explicativa propia.

    Los historiadores tienen recursos metodolgicos para poder leer de modo seguro

    sus documentos, distinguiendo los intereses que subyacen en su redaccin. Y esos

    recaudos tambin los toman los arquelogos que se nutren de las fuentes escritas como

    fuentes de hiptesis. A menudo los documentos histricos nos sirven para identificar

    lugares de ocupacin antiguos y conocer a travs de las fuentes escritas los modos de

    vida en ese asentamiento. Esto nos permite, al excavarlo, relacionar los hallazgos con

    lo que se conoce del sitio por las fuentes escritas.

    En Amrica son muy importantes los relatos que los viajeros europeos hicieronsobre la organizacin social, econmica, costumbres, etc. de las sociedades que

    habitaban el continente en los primeros momentos de la Conquista y, en algunas

    regiones como la Patagonia y la llanura chaquea, estas informaciones llegan hasta las

    primeras dcadas de este siglo. La disciplina que se ocupa de estos cuatro siglos de

    historia americana contados a travs de la visin de los europeos, a lo que se puede

    sumar la documentacin de los gobiernos coloniales o las fotografas y dibujos, entre

    otros documentos, es la Etnohistoria, que constituye una fuente de hiptesis para la

    arqueologa.

    Campos de accin de la arqueologa en la actualidad

    RyB dicen que la arqueologa es una iglesia tolerante que abarca muchas

    arqueologas diferentes. Ya esbozamos la idea de que hay una arqueologa que se

    ocupa del largo perodo prehistrico y una arqueologa de pocas histricas que en

    Amrica y Oceana se centra en los asentamientos coloniales y post-coloniales y en

    Europa en la poca clsica y en la medieval y postmedieval. En nuestro pas este

    campo est tomando un gran auge en los ltimos aos a partir de investigaciones sobreel perodo colonial, los primeros aos de vida independiente (por ejemplo trabajos en

    las ciudades de Mendoza y Buenos Aires y en las ruinas jesuticas de San Ignacio y

    Santa Ana, en Misiones), los primeros establecimientos espaoles en la costa

    patagnica (por ejemplo el fuerte de Floridablanca en Santa Cruz, en las proximidades

    de San Julin) y la lucha contra los indgenas en la pampa durante la segunda mitad del

    siglo pasado. Un ejemplo de este ltimo caso se da en el Fuerte Blanca Grande.

    cercano a Olavarra (provincia de Buenos Aires) donde un grupo multidisciplinario

    est estudiando, sobre la base de las teoras y mtodos de la arqueologa, los modos de

    vida de los militares y civiles en estos establecimientos y las relaciones sociales yeconmicas que establecan entre s y con los grupos indgenas.

    Esta gran divisin cronolgica se acenta con nuevas subdivisiones: el Paleoltico

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    M Garreta - C Bellelli (Comp.)

    Inferior, Medio y Superior para Europa, Cercano Oriente y norte de frica; o loscazadores-recolectores de hace 11.000 aos en nuestro pas, las culturas deMesoamrica o Per, la egiptologa, la arqueologa clsica de Roma y Grecia .....

    Adems de estas distinciones cronolgicas, existen especialidades que puedencolaborar en perodos arqueolgicos diferentes:

    - Arqueologa ambiental: los arquelogos junto con cientficos formados en otrasciencias estudian el empleo humano de plantas y animales (Paleobotnica yZooarqueologa) y el modo en que se adaptaron las sociedades del pasado a un entornoen continua transformacin (estudios paleoambientales).

    - Arqueologa subacutica: en los ltimos 30 aos se ha convertido en unaactividad sumamente cientfica que toma como registro arqueolgico a los barcosnaufragados y los procesos que sufrieron desde su hundimiento. Es as posible conocer

    aspectos de la economa, las rutas martimas, el comercio, la guerra, etc.- Arqueologa de rescate: acta de modo rpido en situaciones en que peligra laintegridad de los sitios de inters arqueolgico.

    - Arqueologa de gnero: se ocupa de estudiar los sistemas de gnero (femenino/masculino) en pocas prehistricas o histricas a travs de los problemas y mtodosarqueolgicos7. Se trata de la utilizacin de la categora gnero para ilustrar cmo laproduccin y manipulacin de los restos materiales que conforman el registroarqueolgico puede ser asociada con las mujeres o los hombres. Permite, adems,observar los roles productivos y las contribuciones de mujeres y hombres, hacer

    inferencias sobre la divisin del trabajo entre ellos, observar cmo los objetosmateriales participan en la constitucin de identidades y significados sociales yexplorar cmo una categora social como lo femenino, por ejemplo, puede haberseconstituido en las sociedades del pasado y cmo pudo haber actuado en ellas (Conkeyy Gero 1991).

    - Arqueologa histrica o de momentos histricos: permite abordar temticascorrespondientes a momentos histricos tomando a los documentos de todo tipo queson base de la investigacin histrica, como fuente de hiptesis a contrastar en elregistro arqueolgico. Las sociedades que cuentan con documentos histricos tambingeneran evidencia de tipo arqueolgica y sobre sta opera la investigacin. Laarqueologa no necesita probar la existencia de un hecho histrico (los documentoshistricos ya hablaron de l), pero s la arqueologa puede decir mucho sobre lanaturaleza de estos hechos; por ejemplo sobre aspectos de lo cotidiano que para lahistoria han sido anecdticos, no fueron tomados en cuenta o no tuvieron importancia

    7El concepto de gnero est ... construido cultural y socialmente y es histrica y culturalmente contingente,

    reconociendo que los roles y las relaciones de gnero estn constituidas y tienen significados de manerashistrica y culturalmente especficas. El gnero es, entonces, un elemento constitutivo de las relaciones sociales

    humanas, basado en diferencias y similitudes entre mujeres y varones que son culturalmente percibidas y estn

    culturalmente inscriptas (Conkey y Gero 1991:8).

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    La trama cultural

    histrica para los historiadores que trabajaron con fuentes escritas (Goi y Madrid,1995).

    Finalmente, es necesario hacer una aclaracin. Cuando muchas veces nospreguntan por nuestra profesin, al escuchar la palabra "arquelogo/a", nuestro

    interlocutor inmediatamente nos pide ms informacin sobre el ltimo hallazgo dedinosaurios en algn remoto lugar del planeta que ley en el diario del domingo.Entonces, si tenemos ganas, comenzamos una explicacin que, resumida, es lo queustedes acaban de leer: la arqueologa es la ciencia del registro arqueolgico y no tienenada que ver con los dinosaurios. Estos se extinguieron millones de aos antes de quela especie humana hiciera su aparicin en el planeta. Por supuesto que los dinosauriostienen una gran importancia, pero la ciencia que los estudia a travs de sus restosfosilizados, del mismo modo que a todos los animales extinguidos, es la Paleontologa.

    Bibliografa

    BINFORD, L.

    1991.En busca del pasado. Ed. Crtica. Barcelona.

    CONKEY, M y J. GERO

    1991. Engendering Archaeology. Women and Prehistory, Basil Blackwell Editores.

    GOI , R. y P. MADRID

    1995 Arqueologa sin hornear: sitios arqueolgicos histricos y el Fuerte Blanca

    Grande, MS.

    JOHNSON, M.

    2000 Teora arqueolgica. Una introduccin. Editorial Ariel, Barcelona.

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    M. Garreta - C Bellelli (Comp.)

    NAMI, H.G.

    1992. El subsistema tecnolgico de la confeccin de instrumentos lticos y la

    explotacin de los recursos del ambiente: una nueva va de aproximacin. Shincal

    2:33-53.

    POLITIS, G.G.

    1996. Nukak. Instituto Amaznico de investigaciones Cientficas Sinchi.

    RENFREW, C. y P. BAHN

    1993.Arqueologa. Teoras, mtodos y prctica, de C. Akal Ediciones. Madrid.

    YACOBACCIO, H.D.

    1988. Arqueologa Contempornea Argentina. Introduccin. Ediciones Bsqueda.

    Buenos Aires.

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    El registro arqueolgico:evidencia, contexto y procesos de formacin

    Mariana Carballido

    Pablo M. Fernndez

    La evidencia arqueolgica

    Como vimos en el captulo "Arqueologa: cmo el presente devela el pasado", el

    registro arqueolgico est constituido por la evidencia arqueolgica, el contexto ypor

    los procesos de formacin. A continuacin definiremos estos conceptos y veremoscmo se relacionan entre si, de forma de poder comprender claramente qu es el

    registro arqueolgico, ya que como se estableciera en el captulo anterior, la

    arqueologa es la ciencia que estudia el registro arqueolgico.

    Comenzaremos con la evidencia arqueolgica1 . Hay cuatro categoras bsicas de

    evidencia en las cuales podemos incluir todos los objetos que recuperan o analizan los

    arquelogos: los artefactos, los ecofactos, las estructuras y las representaciones

    rupestres (Aschero 1980).

    Esta forma de clasificar a la evidencia arqueolgica surge despus de la II Guerra

    Mundial, como parte de una nueva manera de ver al registro arqueolgico (Trigger1989). Hasta ese momento, la mayora de las investigaciones se basaban en el anlisis

    de slo dos de estas categoras: los artefactos y las estructuras, las nicas consideradas

    relevantes para la investigacin y reconstruccin de la vida en el pasado. Pero en los

    aos '50, el enfoque ecolgico (ver captulo "Las teoras en Arqueologa") postul la

    importancia del estudio de otros restos materiales que podan brindar informacin

    acerca de las relaciones que establecieron los seres humanos del pasado con su entorno.

    A partir de entonces, comenz a recuperarse y a analizarse todo el conjunto de restos

    materiales, incluidos los de origen orgnico (Trigger 1989). Ms tarde, se empez a

    usar la clasificacin de artefactos, ecofactos, estructuras y representaciones rupestres.

    1Otros trminos utilizados como sinnimos son restos materiales y cultura material.

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    M. Garreta - C. Bellelli (Comp.)

    Los artefactos son los objetos que resultan de la actividad intencional de los seres

    humanos. Se caracterizan por tener forma y tamao tales que permiten su transporte y

    manipulacin (Aschero 1980). Esta categora incluye una gran variedad de restos

    materiales como armas, herramientas, adornos, ropa, etc. Por ejemplo, un cuchillo de

    piedra, una vasija cermica, las cuentas de un collar, un broche de metal, etc.

    Los ecofactos son restos orgnicos e inorgnicos no artefactuales, esto es, que no

    han sido elaborados por los seres humanos y que brindan informacin sobre la

    actividad humana del pasado, ya que estn asociados a otras categoras de evidencia

    arqueolgica (Renfrew y Bahn 1993). Por ejemplo, los restos de plantas o animales, el

    suelo o el sedimento de un sitio arqueolgico, el carbn de un fogn o los restos

    microscpicos de polen. Estos restos orgnicos tambin son considerados ecofactos

    an cuando hayan sido modificados por el hombre, por ejemplo, los huesos de

    animales fracturados o quemados.Las estructuras corresponden a los artefactos no transportables (Renfrew y Bahn

    1993). Comprenden desde las ms sencillas, como fogones, hoyos de postes y zanjas

    hasta las ms complejas, como casas, tumbas, graneros y pirmides.

    Se llama arte rupestre al conjunto de pinturas (denominados tambin

    pictografas) y grabados (o petroglifos) ejecutados sobre rocas. Las representaciones

    rupestres son una de las fuentes ms importantes para conocer los comienzos

    intelectuales y artsticos de la humanidad. Estn presentes en todas las regiones del

    mundo, plasmadas en el interior de cuevas, en reparos, paredones y bloques. Muchospueblos se han expresado a travs del arte rupestre. Este tipo de manifestaciones

    pueden encontrarse entre grupos de antiguos cazadores-recolectores, pastores y

    agricultores. Su origen se remonta a casi probablemente 60.000 aos atrs en Australia

    y 40.000 aos en Europa. Se halla asociado siempre al Homo sapiens. El ejemplo ms

    conocido de arte rupestre en nuestro pas es el de la Cueva de las Manos, en la

    Provincia de Santa Cruz. Tiene casi 10.000 aos de antigedad y ha sido declarada

    patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO. Menos famosos y no por eso

    menos importantes, Argentina tiene registrado a la fecha ms de 1.500 sitios con

    representaciones rupestres (Bellelli et al. 1998).

    El lugar de la evidencia

    La evidencia arqueolgica aparece dispuesta en lo que los arquelogos llaman

    yacimientos o sitios arqueolgicos. De una manera amplia, podra definrselos como

    aquellos lugares donde pueden hallarse huellas significativas de la actividad humana

    (Renfrew y Bahn 1993). En algunos de estos lugares estn presentes todas lascategoras de evidencia definidas previamente y en otros slo alguna o algunas de ellas.

    Por ejemplo, en un poblado incaico podemos encontrar estructuras (casas, silos,

    andenes

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    La trama cultural

    de cultivo, corrales, etc.), artefactos (vasijas de cermica, instrumentos de piedra,

    molinos de piedra, tejidos, adornos de distintos tipos, etc.) y ecofactos (semillas de

    plantas cultivadas, huesos de animales, por ejemplo de llama o vicua, cscaras de

    frutos, etc.). Por otra parte, tambin puede ser considerado sitio arqueolgico un

    simple conjunto de instrumentos de piedra dispersos en el campo o un paredn de rocacon pinturas rupestres. Igualmente, los restos de un barco ingls del siglo XVIII

    hundido frente a las costas patagnicas o los restos de un fortn de la antigua lnea de

    frontera, son considerados yacimientos arqueolgicos.

    El contexto

    Para los arquelogos, los objetos en si mismos son parcialmente informativos

    sobre el pasado. Qu quiere decir esto?. Significa que si la arqueologa se basara para

    sus reconstrucciones del pasado slo en los objetos, como cosas aisladas, losarquelogos seran slo un tipo raro de anticuarios. En dnde estriba la diferencia con

    los coleccionistas de objetos antiguos? Existen varias diferencias, pero la ms

    importante es que los arquelogos estn siempre tras lo que se denomina el contexto de

    los restos materiales. Este puede ser definido a partir de tres caractersticas

    fundamentales: el nivel, la situacin y la asociacin que posee la evidencia o resto

    material.

    El nivel de un objeto hace referencia al material que lo rodea, esto es, el sedimento

    dnde est contenido o apoyado el objeto. La situacin tiene que ver con la posicin

    horizontal o vertical del objeto dentro del nivel; mientras que su asociacin est dada

    por la relacin de proximidad con otros hallazgos dentro de un mismo nivel. De esta

    forma podemos establecer relaciones entre los objetos que permiten reconstruir las

    actividades humanas del pasado (Renfrew y Bahn 1993).

    Si encontramos una punta de flecha abandonada en un campo, por si misma nos da

    muy poca informacin acerca de los grupos o personas que la confeccionaron (a lo

    sumo que la tecnologa de estos pueblos inclua este tipo de instrumento). Pero si este

    hallazgo se encontrara asociado a los huesos de determinados animales, podramos

    empezar a plantear cierta relacin entre ambas evidencias. Si el material estuvieseenterrado o en un nivel sedimentario determinado que fuese posible fechar, podramos

    tener una cronologa aproximada de estos eventos de caza.

    Por eso las personas que recogen los objetos de los sitios arqueolgicos2 sin los

    conocimientos y tcnicas adecuadas destruyen el contexto e invalidan la capacidad de

    brindar informacin de la evidencia, al aislarla de sus relaciones contextuales.

    A diferencia de la destructiva actividad de los aficionados y huaqueros, existen

    2En Amrica Latina se los llama huaqueros. Esto deriva del nombre que se les da en Per a los individuos que

    saquean tumbas en busca de objetos de oro. Algunas de estas tumbas contienen momias, que en quechua

    reciben el nombre de huacos. De all el nombre huaquero.

    7 7

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    otros procesos que, sin eliminar las relaciones de nivel, situacin y asociacin, las

    modifican. Estos son los denominadosprocesos deformacin del registro arqueolgico.

    Procesos de formacin del registro arqueolgico

    El registro arqueolgico no refleja de manera exclusiva el comportamiento de los

    pueblos del pasado, ya que hay ciertos procesos que pueden agregar, borrar, modificar

    fsica y qumicamente y reacomodar espacialmente la evidencia arqueolgica. Si el

    registro no refleja exclusivamente el comportamiento humano, entonces, qu otros

    procesos estn involucrados? qu transformaciones o adiciones han experimentado los

    restos materiales desde su depositacin hasta el presente3? El registro arqueolgico

    representa una compleja mezcla de contenidos que son el producto de diversos procesos

    naturales y culturales que enumeraremos ms adelante.

    Un ejemplo puede aclarar este punto. Hace 2.000 aos, una cueva fue utilizada

    como lugar para comer por un grupo de gente. Estas actividades dejaron restos

    materiales, por ejemplo, huesos de guanaco y cuchillos de piedra. Esta misma cueva,

    doscientos aos despus, fue usada por zorros como madriguera, producindose

    tambin la acumulacin de huesos de guanaco, que se mezclaron con los dejados por

    los seres humanos. Un tiempo ms tarde, una repentina crecida de un ro cercano

    inund el lugar, arrastrando parte de las evidencias kilmetros ro abajo, produciendo la

    prdida de gran parte de los restos. Al excavar la cueva en el presente, los arquelogos

    encuentran un registro arqueolgico que es producto de tres procesos distintos: la

    actividad de los seres humanos, la accin de un grupo de zorros y el transporte ejercido

    por una corriente de agua.

    Este ejemplo evidencia lo errneo que es pensar que los restos materiales llegan

    hasta nosotros tal cual como fueron dejados en el pasado (ver recuadro). Ni an el

    registro arqueolgico mejor preservado se halla exento de los procesos de formacin.

    En arqueologa se llama premisa de Pompeya (Binford 1981) a la creencia de ciertosinvestigadores de que los sitios o yacimientos arqueolgicos, debido a su excelente estado depreservacin, no han experimentado cambio alguno a travs del tiempo. La premisa toma sunombre de la ciudad romana de Pompeya, ubicada en el sur de Italia, que fue destruida junto conla vecina Herculano por una erupcin del volcn Vesubio en el ao 79 D.C. Pompeya quedcompletamente cubierta de ceniza y lava, lo que permiti de forma excepcional, la conservacin delas viviendas y casi todo su contenido, incluyendo tambin los restos de sus habitantes. Cuando seexcav la ciudad, dieciocho siglos despus, todo pareca estar como aquel fatdico da de laerupcin del Vesubio.

    3Tengamos en cuenta que, como vimos en el captulo anterior, el registro arqueolgico est en el presente.

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    La trama cultural

    Como vimos en el ejemplo, hay procesos de formacin que son culturales (lasactividades de preparacin y consumo de la comida) y otros que son naturales (lasactividades de los zorros o la crecida de un ro). Ahora veremos con ms detalle lanaturaleza de ambos.

    Procesos culturales

    Engloban las actividades deliberadas o accidentales de los seres humanos queproducen restos materiales o afectan a stos. Podemos, entonces, dividir estos procesosen dos tipos: 1) los que estn relacionados con las actividades que producen losvestigios arqueolgicos y 2) aquellos que tienen lugar una vez que estos restos han sidodepositados u abandonados por los grupos humanos.

    Si ampliamos el ejemplo de la cueva dado anteriormente, podemos entender elprimer caso. Durante la preparacin y consumo de una comida se producen una grancantidad de desechos, huesos, cuero o grasa del animal, instrumentos de piedra rotos ogastados luego de ser usados y fogones donde se cocin. Todos estos restos materiales,producto de una determinada actividad, pasan entonces a formar parte del registroarqueolgico.

    Ejemplos del segundo caso seran: la perturbacin de estos restos a partir de laaccin de otros seres humanos que excavan los sedimentos de esta cueva en busca deobjetos valiosos, alterando el contexto; la accin del arado que afecta o destruyeparcialmente los sitios arqueolgicos; o la costumbre observada en algunos pueblos decazadores-recolectores actuales de visitar sitios arqueolgicos y recoger antiguasherramientas para utilizarlas nuevamente.

    Procesos naturales

    Numerosos procesos de origen natural pueden alterar, destruir, modificar o agregarevidencia al registro arqueolgico. Estos procesos estn vinculados con el hecho de quela naturaleza es la que tiene la ltima palabra acerca de lo que se conserva, lo que sepierde y lo que se transforma en un sitio arqueolgico. An ms, muchas veces (comoveremos ms adelante), tambin define cmo y dnde se conservan los restosarqueolgicos.

    A grandes rasgos, la evidencia podra dividirse en materiales orgnicos einorgnicos. Lo importante de esta divisin es que estos materiales tienen diferentesvelocidades de descomposicin y transformacin. Los primeros se descomponenmucho ms rpidamente que los segundos. De all que los materiales ms frecuentes en

    los sitios arqueolgicos sean de piedra, cermica o metal, todos ellos inorgnicos. Espor ello que las evidencias culturales ms antiguas corresponden a herramientas depiedra confeccionadas hace ms de dos millones de aos en el Este de frica.Suponemos

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    que estos lejanos ancestros podran haber utilizado herramientas hechas de otros

    materiales, por ejemplo de madera, pero stas no se han conservado.

    La supervivencia de los materiales orgnicos depende en gran medida del

    sedimento donde se depositan o estn enterrados y del clima imperante.

    Por ejemplo, el suelo hmedo y con alto contenido orgnico de la provincia deBuenos Aires no permite la conservacin de restos vegetales y maderas en general. Por

    el contrario, una cueva en la rida meseta patagnica o en la puna catamarquea puede

    actuar como un excelente mbito de preservacin de restos vegetales y animales,

    debido a que proporciona un efectivo resguardo de las condiciones climticas

    exteriores.

    El siguiente cuadro, basado en Renfrew y Bahn (1993), muestra la forma de

    conservacin de materiales arqueolgicos orgnicos en entornos con condiciones

    extremas:

    Condicin Modo de conservacin

    Entornos fros En las zonas circumpolares se registran temperaturas

    extremadamente bajas durante todo el ao. En algunas regiones

    esto lleva a que el suela est permanentemente congelado

    (permafrost). La refrigeracin natural puede detener los procesos de

    descomposicin durante miles de aos; permitiendo la conservacin

    de restos orgnicos.

    Entornos secos La gran aridez o sequedad evitan la descomposicin gracias a la

    escasez de agua, que permite el desarrollo de numerosos

    microorganismos destructivos. Esta forma de conservacin es muy

    comn en los ambientes desrticos de la costa del Per, el valle del

    Nilo o el sudoeste de los Estados Unidos.

    Entornos anegados Los yacimientos situados en zonas encharcadas abarcan todoslos

    encontrados en lagos, marismas, cinagas; pantanos y turberas.

    Los materiales orgnicos quedan sellados en un medio hmedo y

    carente de oxgeno (anaerbico) que favorece su conservacin.

    Estos autores (Renfrew y Bahn 1993) nos proporcionan algunos ejemplos de

    conservacin en condiciones ambientales extremas:

    Entornos fros: Los ms famosos son los tmulos funerarios de los nmadas del

    Altai, en el sur de Siberia, de unos 2.400 aos de antigedad. Las tumbas fueron

    excavadas en fosos profundos que actuaron como refrigeradores evitando que una vez

    que los materiales se haban congelado naturalmente, se descongelasen. La

    preservacin fue tal que fue posible observar los tatuajes que tenan los cuerpos de

    algunos jefes. Tambin se preservaron camisas de lino, medias y tocados de fieltro y

    cuero, esteras, material de decoracin de las paredes, mesas con alimentos y cadveres

    completos de

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    La trama cultural

    caballos con bridas, sillas y otros arreos. Otro ejemplo procede de Alaska, donde el

    permafrost ha permitido la conservacin del cuerpo de una mujer esquimal con los

    brazos tatuados. Tambin en zonas lejanas a los polos pero a grandes altitudes, se

    produce este tipo de conservacin, como en el Cerro El Plomo en los Andes, donde una

    tumba incaica contena el cadver congelado, en forma natural, de un nio que vesta

    un poncho de lana de camlido.

    Entornos secos: Una de las zonas ms famosa dnde se da este tipo de

    conservacin corresponde a Egipto, donde gran parte del valle del Nilo tiene una

    atmsfera tan seca que hizo que cuerpos de 3.000 aos de antigedad sobrevivieran

    intactos, con la piel, el pelo y las uas, sin ningn tipo de momificacin o sarcfago.

    Tambin este ambiente permiti que llegaran hasta nuestros das papiros con

    inscripciones, tallas en madera, ramilletes y guirnaldas funerarios. Esto fue posible

    gracias a la rpida desecacin unida a las cualidades de drenaje de la arena. Tambin enotras zonas del mundo se produce este fenmeno de conservacin, como en el sudoeste

    de los Estados Unidos. All los indios Pueblo sepultaban a sus muertos en cuevas

    donde tena lugar una desecacin natural. Esto permiti recuperar no slo los cuerpos

    desecados sino tambin cestas, sandalias de fibras vegetales, prendas de cuero, adornos

    de pluma, etc. Algo similar ocurre en la costa del centro y sur del Per, donde en los

    valles de Nazca e Ica se preservaron tejidos, cestas, ornamentos de pluma, mazorcas de

    maz y otros artculos alimenticios.

    Entornas anegados: En algunas turberas de Inglaterra se han conservado aldeas

    lacustres y caminos de madera de 6.000 aos de antigedad. En las marismas europeas(pantano costero) se han recuperado barcas de tronco, palas de remo e incluso redes y

    palas de pesca. Algo similar ha ocurrido con los barcos que utilizaban los vikingos

    como tumbas, donde se han conservado tanto los barcos como los cuerpos. Finalmente,

    en los entornos lacustres de Suiza y Francia se han hallado aldeas de troncos, artefactos

    de madera y tejidos, nueces, bayas y otros frutos.

    Sntesis y desafo

    Al presentar estos conceptos hemos intentado brindar una pequea introduccin

    a aquello que constituye el objeto de estudio de la arqueologa: el registro

    arqueolgico. Como hemos visto, este es el producto no slo de los restos materiales

    dejados por los pueblos del pasado, sino tambin por las relaciones espaciales entre

    estos materiales (contexto) como por los procesos que generan, transforman, destruyen

    o preservan (procesos de formacin del registro).

    Finalmente, animamos a nuestros lectores a tratar de reconocer algunos de los

    conceptos presentados en este captulo, no ya en ejemplos tan lejanos como Siberia o

    Egipto, sino en uno casi a la vuelta de sus casas, en el siguiente extracto de una noticiasobre un hallazgo arqueolgico en la ciudad de Buenos Aires.

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    Extracto de una noticia aparecida en el diario La Nacin, el 11 de febrero de 1998

    "El microcentro porteo fue testigo ayer de un reencuentro con el pasado colonial de

    la ciudad, al hallarse testimonios arqueolgicas que datan del siglo XVIl y llegan a

    comienzos del siglo XIX, en una obra en construccin. El hallazgo se produjo en la

    esquina de Balcarce y Moreno, a dos cuadras de la Casa de Gobierno. Ante la miradaincrdula de varios obreros, de las excavaciones surgieron distintas variedades de

    vajillas, de cermica y loza, tinteros, botellas de vidrio y restos seos de animales, todos

    pertenecientes a la pocacolonial de Buenos Aires. Los investigadores explicaron que el

    hallazgo de los objetos coloniales permitir reconstruir la vida cotidiana, la dieta y las

    formas de coccin de los distintos alimentos que tenan los primeras habitantes de

    aquella ciudad de Buenos Aires. El lugar del hallazgo sera el basural o el pozo ciego de

    la casa. Segn los planos de catastro existentes de 1860 en el Museo de la Ciudad, all

    estaba situado uno de los patios de la vivienda, que tena dos plantas. Hasta la tarde de

    ayer, los investigadores encontraron elementos de cermica confeccionada con tcnicas

    indgenas, maylicas espaolas de la poca colonial, bases cuadradas de copas, hebillas

    de cinturn de cobre; jarrones de medicina, una espuela toda labrada, .porcelana china e

    inglesa, dos botellas de vidrio enteras de vino ingls de principios del siglo XVIII y restos

    seos de vacas, ovejas, caballos y aves de corral".

    BIBLIOGRAFA

    ASCHERO, C.1980. Apuntes de la ctedra de Tecnologa y Ergologa de la Carrera de Ciencias

    Antropolgicas de la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad de Buenos

    Aires. MS.BELLELLI, C., M. PODEST, P. FERNNDEZ, V. SCHEINSOHN Y D. SNCHEZ1998. Imgenes para el futuro. Arte rupestre patagnico: su conservacin y

    proteccin en la Comarca Andina del Paralelo 42. Publicacin multimedia enformato CDRom.

    BINFORD, L.1981. Behavioral archaeology and the "Pompeii premise".Journal of Anthropological

    Research, 37, 3:195-208.

    RENFREW, C. Y P. BAHN

    1993.Arqueologa. Teoras, Mtodos y Prctica. Ediciones Akal, Madrid, Espaa.

    TRIGGER, B.G.

    1989.A History of Archaeological Thought. Cambridge University Press, Cambridge.

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    Los humanos: un instante en la historia de la vida.

    Herramientas para la compresindel proceso de hominizacin

    Alejandro A. Acosta

    Mariana Carballido

    Pablo M. Fernndez

    Descendientes de los monos! exclam la mujer del

    obispo de Worcester en el siglo XIX.

    Esperemos que no sea verdad y si lo es, esperemos

    que no se difunda (citado en Barash 1994).

    Introduccin

    La historia de la vida sobre la Tierra comienza hace aproximadamente 3800

    millones de aos con las primeras formas unicelulares de diseo simple. Durante

    los primeros 2400 millones de aos stos fueron los nicos organismos

    existentes. Los animales pluricelulares recin aparecen en el registro fsil (ver

    Glosario) hace 570 millones de aos y slo hace 150 millones de aos se

    desarrollaron los mamferos (Gould 1999). Recin hace 5 millones de aos

    aparecen los primeros ancestros de los seres humanos. Desde una perspectiva

    amplia constituimos slo un instante en la historia de la vida.

    Figura 1. Escala cronolgica de la evolucin de la vida sobre la Tierra.

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    En este trabajo presentaremos las caractersticas del proceso evolutivo

    denominado hominizacin, que refiere al origen y la evolucin de los seres

    humanos en sus aspectos biolgicos y culturales.

    Todos alguna vez nos hemos preguntado de dnde venimos. Al menos en

    una oportunidad hemos interrogado a nuestros padres o abuelos intrigados acercade la historia de nuestra familia. Tambin, aunque ms raramente, nos

    preguntamos acerca de nuestra familia ms amplia: la especie humana. De

    dnde venimos?, Quines somos? Quines fueron nuestros antepasados? Cul

    es el lugar de los humanos en el mundo? Qu relacin tenemos con los otros

    seres vivos?

    Frecuentemente, las respuestas que encontramos en los libros, en los

    documentales de televisin o las que nos dan amigos o parientes son distintas y

    contradictorias. Algunas parten del sentido comn reelaborando nocionescientficas. Por ejemplo, la idea, atribuida a Darwin, de que el hombre desciende

    del mono. En realidad, como veremos ms adelante, l nunca sostuvo tal cosa,

    que adems es incompatible con los principios bsicos de su teora evolutiva. El

    origen de otras contestaciones se vincula tambin con las diferentes posiciones

    filosficas por las que se puede concebir a los seres humanos (ver captulo

    Introduccin al tema de la Identidad en este volumen): como parte de la

    naturaleza, con una constitucin meramente instintiva radicada en el cdigo

    gentico humano; como una creacin a imagen y semejanza de la divinidad, con

    caractersticas inmutables; o como el producto de una relacin dialctica con la

    naturaleza, entre otras (Garreta 2001).

    Finalmente, la ciencia es otra de las fuentes de respuestas. En tal sentido, en

    este captulo abordaremos las diferentes perspectivas cientficas que en la

    actualidad tratan de resolver los interrogantes planteados ms arriba. Esto implica

    determinar cmo, cundo, dnde y por qu devenimos en seres humanos. Para

    abordar estos acontecimientos es necesario establecer el significado de una serie

    de conceptos, conocerla evidencia utilizada para discutir este problema y vercmo ambos se articulan con principios tericos ms generales.

    Naturaleza del proceso evolutivo humano

    La forma de conceptualizar y entender la naturaleza humana y el origen de la

    humanidad se halla vinculado con diversos enfoques filosficos de ndole

    metafsico de larga data. Sin embargo, desde el punto de vista cientfico los

    primeros planteos acerca de la evolucin de los humanos surgen recin en elsiglo XIX. A partir de la publicacin de las principales obras de Darwin, El

    origen de las especies en 1859 y La descendencia del hombre en 1871, las

    concepciones sobre el origen y la evolucin de la vida y, especialmente, de los

    seres humanos se modificaron sustancialmente. En La descendencia del hombre

    Darwin establece que los humanos descienden de una forma de vida preexistente

    a travs de un lento proceso que abarca un sinnmero de

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    La trama cultural

    generaciones y que se halla modelado por la seleccin natural, igualando a los

    hombres con el resto de los seres vivos al hacer extensivos los postulados de la

    teora de la evolucin (tratada en el captuloDe qu hablamos cuando hablamos

    de evolucin, en este volumen) a los seres humanos. La relevancia y el impacto de

    esta teora puede entenderse cabalmente al recordar que en el siglo XIX

    imperaban las explicaciones de carcter creacionista que sostenan la naturaleza

    fija e inmutable de la creacin y la existencia de un mundo ordenado por la-

    divinidad en donde los humanos ocupaban un lugar especial, separado del resto

    de los seres.

    Otro factor innovador de las ideas de Darwin fue el de despojar de toda

    direccin a la evolucin. En el siglo XIX los pensadores sociales asociaban este

    trmino a la idea de progreso y perfeccin. Sostenan que las sociedades pasaban

    necesariamente por una serie de estadios fijos (salvajismo, barbarie y

    civilizacin), de los cuales el siguiente era siempre superior al precedente. Comovemos, son dos concepciones totalmente opuestas de la evolucin que muestran

    las diferencias existentes entre el evolucionismo social del siglo XIX y la teora

    de la evolucin biolgica de Darwin.

    La aplicacin errnea de la teora de Darwin en las ciencias sociales no slo

    tuvo consecuencias en el mbito cientfico sino que tambin di lugar a conocidos

    prejuicios que pueblan el sentido comn de las personas. Un ejemplo de ello es la

    idea de que la lucha por la supervivencia1, vulgarizada como la supervivencia del

    ms fuerte, se desarrolla entre los grupos tnicos y sociales. Esta concepcin,sostenida por la corriente de pensamiento conocida como darwinismo social,

    condujo a los conceptos de supremaca tnica y racial que persisten en numerosas

    expresiones racistas y etnocentristas.

    Las interpretaciones conflictivas de las ideas de Darwin tambin pueden

    rastrearse en la creencia comn en la inevitabilidad de la evolucin humana,

    donde la evolucin es interpretada como planeada para desembocar en el hombre.

    Paradjicamente, esto se opone completamente al ncleo mismo de la teora de

    Darwin, el concepto de seleccin natural, ya que implica una concepcin de laevolucin como progreso constante, un inexorable avance hacia la vida ms

    compleja e inteligente. A la vez, alberga una visin antropocntrica de la vida

    similar a la sostenida por los creacionistas y los filsofos naturalistas, a los cuales

    Darwin se opuso. En los ltimos aos, y a medida que pierde terreno entre los

    bilogos evolucionistas la vieja herencia del progreso, ha cobrado importancia el

    concepto de contingencia histrica. Esto significa que la evolucin de los

    organismos se ha desarrollado en gran medida en forma azarosa. Al respecto, el

    paleontlogo Stephen J. Gould opina:

    1Dentro de la teora de Darwin esta expresin hace referencia a que nacen ms organismos de los que

    son capaces de sobrevivir. Estos ltimos presentan rasgos ventajosos respecto de un medio determinado

    en el que pueden transmitir a su descendencia.

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    si un pequeo y singular linaje de peces no hubiera desarrollado aletas

    capaces de sostener su peso en el medio terrestre (...), los vertebrados

    terrestres nunca habran visto la luz. Si un enorme objeto extraterrestre -el

    inesperado, genuino y definitivo trueno del cielo, en todo el sentido de la

    palabra- no hubiera desencadenado la extincin de los dinosaurios hace 65

    millones de aos, los mamferos seran an pequeos e insignificantes

    animales relegados a las fisuras e intersticios en un mundo de dinosaurios, e

    incapaces de crecer hasta el tamao requerido para albergar cerebros lo

    bastante grandes como para producir conciencia de si mismos. Si una pequea

    y frgil poblacin de protohumanos no hubiera sobrevivido a las mil injurias y

    calamidades de un destino atroz (y por ende a la potencial extincin) en las

    sabanas africanas, el Homo sapiensjams habra hollado el suelo del planeta ni

    se habra dispersado por todo el globo. Somos monumentales accidentes de un

    proceso impredecible y carente de impulso hacia la complejidad, no el resultado

    previsto de una serie de principios evolutivos ansiosos por engendrar un

    organismo que pudiera comprender la razn y el modo de su propia y necesaria

    construccin (Gould 1997: 229)

    El proceso de hominizacin, en tanto historia evolutiva de nuestra especie,

    comprende el surgimiento de la cultura. A lo largo de millones de aos, las

    fuerzas selectivas favorecieron el desarrollo de la inteligencia y de las

    capacidades de autoreflexin y pensamiento abstracto, que constituyen la base

    biolgica de la cultura tal como nosotros la entendemos. Esto no quiere decir que

    los comportamientos culturales estn determinados genticamente sino que

    stos son posibles a partir de la capacidad biolgica de generar cultura.

    Este concepto se torna comprensible cuando vemos las diferencias que hay

    entre la herencia gentica y la herencia cultural. La primera refiere a la

    transmisin de la informacin contenida en los genes a travs de la duplicacin

    del ADN. Esta transferencia se da en sentido vertical, esto es, de padres a hijos.

    La herencia cultural, en cambio, comprende los mecanismos de traspaso de

    informacin que se da tanto en sentido vertical como horizontal (entre miembros

    de sucesivas generaciones -tanto hacia los ms jvenes como ala inversa- como

    entre individuos no emparentados que a menudo tienen mucho menos que una

    generacin de diferencia).

    Tradicionalmente, los antroplogos han visto a la cultura como un conjunto

    de caractersticas exclusivamente humanas: tecnologa, lenguaje, tradicin,

    sistemas simblicos, etc. Sin embargo, estudios actuales llevados a cabo

    fundamentalmente por bilogos evolutivos han logrado establecer que muchos

    comportamientos sofisticados y flexibles vinculados a la confeccin deherramientas, la comunicacin y el lenguaje, el parentesco, las jerarquas y las

    invenciones (entre otros) existen tambin entre los actuales primates no humanos

    (ver Glosario). Es por ello que muchos cientficos se inclinan a considerar que el

    carcter distintivo de la cultura humana radica en el gran desarrollo que ha

    tenido el lenguaje, con sus derivaciones en cuanto a la posibilidad de

    simbolizacin, hecho que permiti ampliar las redes de

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    La trama cultural

    comunicacin, acumulacin y transmisin del conocimiento. Estas caractersticas

    constituyen un fenmeno relativamente reciente en nuestra historia evolutiva

    (quiz de slo 60.000 aos de antigedad).

    Las capacidades como la autoreflexin y la capacidad simblica. parecen

    haber estado ausentes durante la mayor parte de nuestra historia evolutiva y

    nuestros ancestros constituyen la va de entrada para comprender cmo estasfacultades evolucionaron. Quiz el estudio del proceso de hominizacin sea el

    desafo ms fascinante para cualquier antroplogo o arquelogo, ya que lo

    enfrenta con el concepto de diversidad cultural ms radicalizado que pueda

    existir, esto es, tratar de entender la cultura antes de la cultura misma.

    Enfoque interdisciplinario en el estudio de la evolucin humana

    El proceso de hominizacin ha sido abordado a travs de diferentes

    disciplinas cientficas, principalmente por la paleoantropologa, la biologa

    molecular, la arqueologa y los estudios sobre primates actuales.

    Tradicionalmente, la tarea del paleoantroplogo (paleontlogos especializados en

    el proceso de hominizacin) fue la medicin y descripcin morfolgica de los

    fsiles de homnidos (ver Glosario) hallados en diferentes regiones del mundo.

    En la actualidad estas tareas se complementan con estudios de ndole ecolgica,

    como por ejemplo, las formas de adaptacin de los homnidos ante los cambios

    ambientales ocurridos a lo largo de su historia evolutiva. Estos investigadores son

    los principales responsables de la reconstruccin de los rboles genealgicos,

    desde nuestros primeros antepasados hasta la aparicin de los seres humanos

    modernos.

    Los bilogos moleculares basan sus aportes a la investigacin del proceso de

    hominizacin a partir de otro tipo de evidencia. Ya no son los fsiles los que

    estn en juego, sino los genes. Una de las herramientas utilizadas es el mtodo

    llamado reloj molecular, que permite establecer las semejanzas entre especies y

    datar su origen. Para saber cuan emparentadas estn (es decir, evolutivamenterelacionadas) dos o ms especies se procede a comparar molculas biolgicas

    complejas (especficamente, protenas y ADN) y contar las diferencias que

    existen entre ellas. El grado de estas diferencias puede ser traducido, a travs de

    tcnicas probabilsticas, en una estimacin cronolgica que permite establecer el

    momento a partir del cual las especies se separaron. Por ejemplo, las diferencias

    entre el hombre y el gorila se reducen a un solo aminocido, lo cual indica tanto

    su cercana relacin evolutiva como un lapso relativamente corto desde que estas

    especies se separaron.Ya hemos visto cul es la tarea del arquelogo (ver Segunda parte:

    Arqueologa en este volumen). En lo relacionado con el proceso de hominizacin,

    los restos materiales recuperados permiten documentar la forma en que nuestros

    antepasados utilizaron el espacio circundante, los recursos y entablaron relaciones

    entre ellos y

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    con otros grupos. Estas evidencias incluyen desde las primeras herramientas depiedra halladas en frica, de 2,5 millones de aos de antigedad, hasta laspinturas rupestres de hace 30.000 aos de Francia y Espaa.

    Finalmente, el estudio de los primates actuales (chimpanc, gorila,orangutn y babuinos, por mencionar los ms conocidos) est orientado a crearmodelos que sirvan como anlogos para entender cuestiones tan diversas denuestros ancestros ms lejanos como su comportamiento, sus relacionessociales, su forma de locomocin, su alimentacin, sus capacidades cognitivas(ver Glosario), etc. Por ejemplo, durante varias dcadas se han venidorealizando estudios acerca de las capacidades lingsticas de los primates mscercanos al hombre, los cuales han permitido establecer la radical diferenciaentre las capacidades comunicativas de los seres humanos y de los simios2 (verGlosario).

    En que consiste, pues, el registro fsil (ver Glosario) de la evolucinhumana? En el nivel ms amplio hay una nica familia de especies, unidas por unaserie de rasgos, principalmente la bipedacin (ver Glosario). Son los homnidos,oHominidae, que incluyen todas las especies que estn en la rama que se separ deotros simios africanos hace ms de cinco millones de aos. Sin embargo no son unnico linaje.

    En el siguiente nivel hacia abajo, aparecen dos gneros; esto es gruposque son lo bastante diferentes en sus formas de vida para merecer elreconocimiento de un gnero diferente para cada uno. El ms antiguo lo forman losaustralopitecinos (Australopithecus), que se dividen en una forma temprana y deconstitucin relativamente ligera y otra forma ms tarda y robusta, caracterizadapor grandes dientes masticadores y fuerte musculatura. El otro grupo es Homo, conun cerebro relativamente grande (Foley 1997: 98-99).

    Evidencias fsiles y arqueolgicas

    Si por un momento jugramos con la idea de convertirnos en

    investigadores del pasado de nuestra especie, intuitivamente, se nos presentaranuna serie de preguntas bsicas. Como paleoantroplogos, sabramos queposeemos un antepasado en comn con los primates superiores del cual ambosderivamos. Posiblemente, nos llamaran la atencin aquellos rasgos que nosdiferencian de nuestros parientes evolutivos cercanos: el caminar erguido, eltamao del cerebro, la capacidad de lenguaje articulado y la amplia dispersin denuestra especie por todo el planeta y en todo tipo de ambiente. Establecer elcundo y el por qu de estas diferencias es lo que ha guiado tradicionalmente la

    investigacin de nuestros orgenes y son los principales problemas que hemoselegido para articular y discutir las evidencias del proceso de hominizacin quepresentaremos a continuacin.

    2Este punto puede ser ampliado consultando el captulo 2 de Tattersall (1998).

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    La trama cultural

    Los primeros pasosPodemos situar el comienzo de la historia de nuestros ancestros hace unos 25

    millones de aos. Para esa poca el sector oriental del continente africanoexperiment cambios significativos de tipo geolgico y ambiental. Como

    consecuencia se produjo la fragmentacin del ambiente en diferentes ecosistemas(jungla, montes bajos, praderas y sabanas), lo que ha sido interpretado como elmotor de la evolucin de distintas especies, incluyendo a los primates, quehallamos hace unos diez millones de aos. En ese momento de gran diversidadlas especies de simios llegaban a veinte (tengamos en cuenta que en fricaactualmente slo hay tres). Pero entre los diez y los cinco millones de aos atrsesta diversidad comienza a decrecer a causa tanto de la competencia entre lasdistintas especies como al hbitat cambiante. En este momento podemos ubicar a

    uno de los sucesos clave de nuestra historia evolutiva, ya que aparecen losprimeros simios bpedos (ver Glosario), los cuales durante un perodoexperimentan una floreciente diversidad. Por qu la seleccin natural favoreciesta novedad evolutiva?

    El amplio debate existente con el objeto de contestar esta pregunta giraalrededor de las consecuencias del caminar erguido, las que bajo ciertascondiciones ambientales impuestas por la seleccin natural se transformaron enventajas adaptativas. Caminar erguido permite la liberacin de las manos para

    llevar cosas, la posibilidad de recolectar alimentos de una forma ms eficiente enun ambiente con recursos dispersos, la posibilidad de mantener el cuerpo yespecialmente el cerebro a una temperatura adecuada sin tener la proteccin deldosel del bosque3 y disminuir el tiempo entre nacimientos4. Todas las ventajasenumeradas no necesariamente habran sido explotadas al mismo tiempo y slocuando se conozcan con mayor detalle las condiciones ambientales de esemomento podr contestarse la pregunta.

    El origen de la familia Hominidae puede verse reflejado en los fsiles ms

    antiguos conocidos hasta el momento (recomendamos seguir la lectura junto conla figura 10). Ellos corresponden al gneroAustralopithecus, que engloba a ochoespecies distintas que vivieron hace 4,5 y l milln de aos atrs en el sur y el estede frica (Figura 2). Tal como researa Robert Foley (1997), los australopitecosms tempranos (4,5 a 2,3 millones de aos), que comprenden a las especiesramidus, anamensis, afarensis y africanus5, tenan una constitucin fsica ligera ogrcil (Figura 4). Se caracterizaban por presentar una combinacin de rasgosanatmicos simiescos con algunas

    3Andar en dos patas permite el control de la temperatura corporal al ofrecer una menor superficie del

    cuerpo a la exposicin de los rayos del sol y al aumentar la superficie capaz de liberar calor. Por otra

    parte, al separarse del suelo el cuerpo se refrigera con el viento.4

    Owen Lovejoy (1989) sugiere que al tener ambas manos libres los australopitecos machos podran

    haber llevado comida a las hembras las que habran dispuesto de ms tiempo para la crianza y

    proteccin de las cras, posibilitando que los partos, que en los monos antropoides se dan cada cinco

    aos, se vuelvan menos espaciados.5

    Recientemente se ha propuesto una nueva especie,Australopithecus garhi, hallada en Etiopa y datada

    en 2,5 millones de aos aproximadamente.

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  • 7/27/2019 Libro- La Trama Cultural

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    M. Garreta - C. Bellelli (Comp.)

    caractersticas netamente humanas. La principal, el bipedismo (ver Glosario),

    pudo establecerse a partir del hallazgo de un esqueleto casi completo de

    Australopithecus afarensis, bautizado con el nombre de Lucy. Este fsil

    permiti sostener la existencia de este tipo de locomocin hace 3 millones de

    Figura 2. Mapa de frica con lasprincipales zonas con yacimientos defsiles del gneroAust ralop ithecus.

    aos, reflejado principalmente por los restos correspondientes ala articulacin

    de la rodilla y la forma y posicin de la pelvis que sealan de forma inequvoca

    la marcha en dos patas.

    Otra evidencia del andar erguido viene del yacimiento de Laetoli, al norte

    de Tanzania, en donde se hallaron pisadas fsiles de animales (Figura 2). Hace

    3,6 millones de aos atrs un volcn, llamado Sadimn, entr en erupcin y

    cubri la sabana con un manto de cenizas. Poco despus de la erupcin al

    menos dos homnidos caminaron a travs de las cenizas dejando sus huellas.

    Este tipo de registro, de caractersticas excepcionales, permiti analizar con

    mayor detalle la forma de andar de nuestros primeros ancestros bpedos,

    mostrando que la posicin de los dedos y el arco del pie era ms parecida a la

    de los humanos modernos que a la de los simios.

    Los australopitecos ms recientes (2,5 a 1 milln de aos) se caracterizan

    por ser especies robustas: aethiopicus, boisei, crassidens y robustus (Figura

    4). Se los den