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Ediciones del Archivo Histórico de Concepción Ceramica en Penco Industria y Sociedad 1888 ~ 1962 MMXIV

Libro Loza Penco

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LIBRO DE RESCATE PATRIMONIAL DE LOS LOZEROS DE PENCO REGION DEL BIO BIO CHILE

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  • Ediciones del Archivo Histrico de Concepcin

    Ceramica en PencoIndustria y Sociedad

    1888 ~ 1962MMXIV

  • Es licenciado en historia por la Universidad San Sebastin. Investigador en temas regio-nales. Actualmente es Director de la Galera de Historia de Concepcin y Coordinador del Archivo Histrico de Concep-cin. Es asesor patrimonial de la Corporacin Semco. Miem-bro fundador de la Sociedad de Historia de Penco. Ha par-ticipado en diversos proyectos, tales como el rescate del archi-vo histrico de Talcahuano, la recuperacin patrimonial del Cementerio General de Con-cepcin y la recopilacin de la bibliografa histrica de la Re-gin del Bobio.

    La imagen en portada es un detalle del leo Fbrica Nacional de Loza de Penco del pintor Santiago Prudanti de 1945. La obra es custodia-da por el Sindicato Coprosa I, Fanaloza Penco.

  • E D I C I O N E S

  • Este libro forma parte de la Coleccin Bo-Bo, que rene trabajos relativos a la historia de la Regin del Bo-Bo, la que es publicada por Ediciones del Archivo Histrico de Concepcin, cuya misin es promover el conocimiento de la his-toria y el patrimonio cultural, mediante la edicin de obras que contribuyan a su rescate y difusin.

  • Ceramica en PencoIndustria y Sociedad

    1888 - 1962

    Ediciones del Archivo Histrico de Concepcin

    Boris Mrquez Ochoa2014

  • A mi padre Daniel Mrquez Valenzuela, por sus aos como alfarero en Fanaloza.

  • Ediciones del Archivo Histrico de Concepcin

    Inscripcin Propiedad Intelectual N 247627

    Diseo y Diagramacin:Siegfried Obrist Cordoba

    Impresin:Impresos Trama Comuna de Hualpn ...

    Primera Edicin: Noviembre 2014500 Ejemplares

    Boris Daniel Mrquez Ochoa

    cermica en pencoindustria y sociedad1888-1962

  • NDICE

    PRLOGO, por Armando Cartes Montory 11INTRODUCCIN 15

    CAPTULO I: PRELUDIO DE LA INDUSTRIA CERMICA: 1888-1927 18

    Industrializacin y Estado, siglo XIX 21Penco en el cambio de siglo 27Primeros proyectos industriales 33

    CAPTULO II: FBRICA NACIONAL DE LOZA PENCO: 1927-1962 42

    Administracin Sociedad Daz Hermanos (1927-1930) 45Sociedad Annima Fanaloza (1930-1962) 55Consolidacin, crecimiento y hegemona 57Secciones y produccin 67Unidades 75

    CAPTULO III: LA GRAN FAMILIA LOCERA 82 Industria y ciudad 85Personal Locero 86Departamento Bienestar 91Sindicato Industrial 97Poblacin Obrera 100Centro Deportivo Fanaloza 102

    OBRAS CONSULTADAS 109

  • PRLOGOArmando Cartes Montory

    La caracterstica dominante de la provincia costera de Concepcin, durante el siglo XX, fue su intenso desarrollo industrial. Desde Lota a Tom surgieron emprendimientos de diversa ndole. El carbn, pri-mero, que se extraa en toda la costa, por Dichato, Lirqun, Talcahua-no, Cosmito, Lota y Coronel, y, ms al sur, en Pilpilco, Curanilahue y Lebu, promovi una temprana industrializacin, que implic el uso masivo del vapor y el transporte ferroviario, la introduccin de la ener-ga elctrica en Chivilingo y una serie de actividades complementarias de maestranza, cermica, vidrios y ladrillos refractarios, que compleji-zaron el tejido industrial de la zona.

    Hacia fines del siglo XIX, el desarrollo del norte salitrero, que im-plic la radicacin de una ingente poblacin en decenas de oficinas sa-litreras repartidas por el desierto, se tradujo en una enorme demanda de alimentos y artculos de consumo. Se desarroll una industria con-servera, de jugos y bebidas, as como de textiles, en especial en Tom y Concepcin. Los fundos del interior proveyeron granos, carne y vino, determinando el auge del puerto de Tom y, luego de 1871, de Talca-huano, con la llegada del ferrocarril.

    La crisis econmica de los aos 30 determin el cierre de la eco-noma chilena y la necesidad de autoabastecer los mercados internos. Durante las dcadas siguientes, el Estado, con el beneplcito de los gru-pos empresariales, impulso una estrategia proteccionista de desarrollo industrial, que favoreci a las industrias regionales, con subsidios y altos aranceles. El pas entero celebr esa poltica, no exenta de un dejo na-cionalista, que estimulaba el consumo de productos chilenos, pues se la vea como una forma de promover el empleo y alcanzar el desarrollo.

    En el segundo tercio del siglo pasado, la estrategia no deja de pro-fundizarse, lo que se refleja en la fundacin de la acera de Huachipato, en la baha de San Vicente, que dio lugar a un polo petroqumico de al-cance nacional, consolidando el sesgo industrial de la matriz productiva de la provincia penquista.

  • Estas grandes inversiones, a lo largo de la costa, no podan realizarse sin grandes transformaciones urbanas y sociales de los territorios en que se implantaron. Su rpido crecimiento deba sustentarse en una masiva emigracin de poblacin campesina hacia las hasta entonces- modes-tas ciudades. La carencia de viviendas, de servicios e infraestructura, en general, marc la dura situacin de los primeros aos. Frente a un Estado todava dbil, que ni siquiera asuma discursivamente un rol benefactor, la tarea de mejorar las condiciones laborales y de vida debi ser asumida directamente por las propias empresas y sus trabajadores organizados.

    Esta actitud paternalista representaba una cierta continuidad de la vida de las haciendas, comunidades cerradas en las que deban resolver-se los problemas y donde el patrn, junto con sus prerrogativas, asuma tambin responsabilidades. Por lo dems, en esta poca los empresarios solan residir en la zona y se involucraban directamente en la adminis-tracin. As conducan ms eficazmente el devenir de la fbrica, pero tambin se empapaban directamente de las necesidades del personal, a travs de la convivencia diaria. De esta forma se fueron conformando programas de bienestar, proyectos de vivienda y se estimul la activi-dad deportiva, recreativa y la educacin. Las fbricas de la modernidad necesitaban obreros responsables y sin vicios, capaces y comprometidos; algo que no se lograra sin la intervencin directa de la administracin de las mismas empresas.

    Estos fenmenos han interesado mucho a la historiografa reciente. Han sido abordados desde mltiples enfoques, ya sea de historia econ-mica, urbana, social y de gnero. As lo reflejan, por mencionar algunos, los trabajos de Luis Ortega, Laura Benedetti, Hernn Venegas o Karen Alfaro, para la minera de Lota; de Leonardo Mazzei, para la molinera y el trigo; de Alejandra Brito, para la industria, con enfoque de gnero; o de Concepcin Rodrguez y Rodolfo Fortunatti, entre varios otros, sobre Huachipato; y de varios investigadores, sobre la actividad textil y la sociedad tomecina.

    Penco no fue ajeno a este fenmeno de expansin industrial. De una existencia lnguida, en el siglo XIX, vinculada a la pesca y la agricultu-ra y, en el cambio de siglo, al turismo de playa, evolucion hasta devenir el ejemplo vivo de un pueblo industrial, cuya existencia y desarrollo se vincula a una empresa. Ya las minas de Lirqun, que se explotaron muy tempranamente, daban cuenta de un incipiente giro industrial. Pero fue con la instalacin de la refinera de azcar y la fbrica de sanitarios, complementada luego con la loza decorativa, que el pueblo adquirira el sello que lo caracteriz durante el siglo XX.

  • La transformacin de la ciudad es total, a partir del auge industrial. De hecho, puede calificarse a Penco como un caso paradigmtico de un pueblo industrial. Uno que marca su existencia al ritmo de la sirenas que llaman a los turnos; que se enorgullece con los triunfos deportivos, de equipos que llevan el nombre de las empresas; que crece y se estratifi-ca socialmente reflejando la propia estructura empresarial. El desarrollo social y urbano, as como la proyeccin nacional que alcanza, marcan una edad de oro de Penco, que luego es vista con nostalgia y con dolor. Pasados algunos aos, ya pareca oportuno estudiarla con los mtodos y operaciones propias de la historia acadmica. No slo se cumplen con ello propsitos cientficos. Es tambin el mejor homenaje a los antiguos loceros. As su historia quedar fijada con la trascendencia de la letra impresa.

    La historia singular de la ciudad de Penco se confunde, en sus aos coloniales, con la historia del antiguo Reino del cual alguna vez fue cabeza. Por sus calles caminaron los constructores del Chile que pre-cedi a la nacin. Una tragedia telrica determin su despoblamiento y amenaz con interrumpir su continuidad. Pero los porfiados pencones fueron capaces, andando el siglo XIX, de levantar nuevamente la villa y, luego, otra vez una ciudad. Su saga fue contada por Marco Valds, de manera panormica, dando cuenta de la imbricacin de la ciudad con los grandes procesos que cruzan la historia patria. Ya as haba ocurrido con la Historia de Concepcin de Fernando Campos, para los aos co-loniales. En los aos recientes, las Crnicas de Penco y El Libro de Oro de la ciudad, que escribiera Vctor Hugo Figueroa, vino a estimular, de manera amena e ilustrada, el reencuentro de la ciudad con su historia. Un proceso que el mismo refuerza cada da, desde el municipio que encabeza.

    Con todo, estaba pendiente el estudio de la industria de la loza en Penco. Es una historia de perseverancia y progreso, que se proyecta a lo largo de un siglo. Hoy contina en la produccin de sanitarios, parad-jicamente la misma actividad que dio inicio a la fbrica, en manos de la recordada familia Daz.

    Anotemos que la loza constituye una tradicional regional, de la cual hay registros desde los aos de la independencia, en el mismo Penco. En Angol, se recuerda la fbrica Serra; en Los Sauces y Nacimiento; y en Arauco, la cermica Antiqua. La ms importante, por su calidad tcnica y esttica, es la cermica de Lota, hoy codiciada por los colec-cionistas, que se produjo entre los aos 30 y 50 del siglo pasado. Pero ninguna alcanz la cobertura nacional, la proyeccin internacional o

  • la vigencia de la loza de Penco. Recin hoy se pone en valor y estamos ciertos de que, luego de este libro, la vieja fbrica de Fanaloza recupera-r parte de su reconocimiento nacional, ahora de la mano de coleccio-nistas e investigadores.

    El libro que prologamos da detallada cuenta de los orgenes inciertos de la actividad cermica, que dio lugar a varios emprendimientos falli-dos. La incorporacin de don Juan Daz y de todos sus hijos, quienes aportaron el capital, los conocimientos tcnicos y, por sobre todo, un tesn infatigable, determin la consolidacin definitiva de la fbrica. Su desarrollo en el tiempo y su nexo inseparable con el del mismo Pen-co son la materia de este libro. Relata el decurso de la empresa, hasta transformarse en el mayor fabricante nacional y un exitoso exportador, en tiempos en que la internacionalizacin no era una prctica habitual en las industrias chilenas. Se trata de un libro bien estructurado y con fuentes y aparato crtico que satisfarn a los estudiosos de la historia, pero escrito en forma amena y no exenta de emocin. Estamos seguros que conmover a los antiguos loceros y a los vecinos por igual.

    Su autor es el joven historiador Boris Mrquez, un entusiasta inves-tigador, incipiente biblifilo y amante de la historia de Penco. Era la persona indicada para acometer la tarea noble y necesaria de historiar a la empresa que hizo, en medida no menor, a su ciudad. Pese a su ju-ventud, ha adquirido ya un conocimiento encomiable que le permiti acometer con xito esta primera incursin editorial.

    Si bien el autor, como todo investigador, se ha ido formando con sus propias lecturas y reflexiones, es indudable que forma tambin parte de algo mayor. Nos referimos a un muy destacable movimiento ciudadano por la historia y el patrimonio de Penco, del cual la fundacin de la Sociedad de Historia de Penco, en 2012, es un gesto notable. Las ac-ciones emprendidas por el municipio, a su vez, permiten reflejar en las calles, en la plaza y, pronto, en el fuerte La Planchada y en un museo, la historia magnfica de Penco. No se trata solo de recordar el pasado por nostalgia o vanidad. Recuperar el pasado es promover la identidad local, para desde ella fundar un nuevo ciclo de desarrollo. Con la me-moria de los viejos y el empeo de los nuevos pencones, la ciudad est llamada a un gran destino. Esa es la gran historia de Penco, siempre en construccin. Y en ella este libro representa un admirable captulo.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    Prestigio y reconocimiento nacional ha trado el establecimiento de la industria de la cermica a la ciudad puerto de Penco. En su centena-ria existencia ha dejado permanente huella en el devenir histrico de la ciudad y en la conformacin del tejido social de varias generaciones de pencones.

    El brillo de la tradicin ceramista, su conocimiento y acciones, la materia y la memoria, cual vela en desgaste, se desvanece hoy en nuestro pueblo. A la vista yacen construcciones en abandono o la destruccin de otras para refundarse con nuevos giros mercantiles y se hace cada vez ms difcil encontrar, en los hogares loceros, una nueva generacin de alfareros: subyace una atmsfera de frustrada y nostlgica gloria. Ya es hora de testificar su pasado, a fin de redimir su singular historia y el orgullo de su fundacin en Penco.

    La presente investigacin pretende ser testimonio de este desarro-llo industrial, una lnea continua de conocimiento histrico sobre su constitucin, desarrollo, consolidacin y los inicios de la hegemona en el contexto nacional e internacional. Es un recuento de su devenir: sus fundadores y propietarios, su infraestructura y manufacturacin, sus productos y la estructura social que constituy, en una relacin com-prensiva y simbitica con sus miles de trabajadores.

    En tres captulos se ha querido condensar, brevemente, ochenta aos de su historia. El primero, denominado Preludio de la industria de la cermica en Penco: 1888-1927, da cuenta de los procesos fundacio-

    Introduccin

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    nales, sus aportes y fracasos. Revela la extensa tradicin alfarera y las condiciones naturales de la ciudad de Penco para el establecimiento y desarrollo de la industria locera.

    El segundo apartado, bajo el ttulo de Fbrica Nacional de Loza de Penco, resea la consolidacin de una moderna concepcin de produc-cin y administracin, gracias a la constitucin de Fanaloza bajo la di-reccin de la familia Daz, caracterizada por el desarrollo de complejas y nuevas secciones productivas, diversidad de productos y su salida al mercado internacional. Es el registro de una industria madura y flore-ciente.

    Por ltimo, el tercer captulo, designado La gran familia locera, expone la intrnseca relacin de la industria y su personal, el avance en temas sociales y la conformacin de una identidad locera. De sus tra-bajadores, se sealan sus organizaciones sindicales y deportivas, junto a los tantos logros de su gestin: el Teatro, Hogar Social, Centro Depor-tivo, Poblacin Obrera, Pulpera, Biblioteca, entre otros, que marcaron la vida social de un pueblo entero.

    La investigacin y el autor quedan, voluntariamente, en deuda con el lector. Este recuento histrico es slo el testimonio de una primera jornada de la industria, pero as lo crey bien el investigador, ya que la etapa siguiente (de la dcada del 60 en adelante) es un perodo de ex-plosin productiva orientado a los artculos de decoracin, con su pun-to ms alto en las lneas Sussex Bone China, Walter Stark, Lozapenco y San Juan, que merecen un tratamiento diferente, enfocado al producto como patrimonio industrial. Esa segunda tarea, un catlogo, apuntar al rescate de los testimonios de sus creadores y decoradores, un desafo autoimpuesto que con alegra asume el autor, con el nico propsito de difundir la obra de su pueblo. As, pues, la presente exploracin mantie-ne una perspectiva hacia la industria y no hacia los productos.

    Finalmente, el autor agradece las mltiples contribuciones que han efectuado profesionales, amigos y antiguos loceros a esta investigacin; especialmente, a Armando Cartes Montory, historiador mayor de la re-gin del Bo-Bo, quien no slo ha cooperado amablemente con precisos antecedentes y materiales de su biblioteca, sino que, adems, ha sido un colaborador trascendente en la formacin histrica del investigador.

    Con aprecio, tambin, a Vctor Hugo Figueroa Rebolledo, cronista y alcalde de Penco que, con un esfuerzo gigantesco, ha logrado despertar la curiosidad, el inters y las voluntades de los pencones para continuar profundizando en la historia local. A mis amigos de la Sociedad de Historia de Penco, a su presidente Jaime Robles Rivera y a los socios

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    Manuel Surez Braun, Manuel Castillo Miranda y Osvaldo Seplveda Coddou; este ltimo, custodio de una larga tradicin familiar asociada al puerto y a la poca dorada de Penco como balneario principal de la provincia. Al Director de la Biblioteca Municipal de Concepcin Ale-jandro Mihovilovich Gratz. A Siegfried Obrist Cordoba, amigo dise-ador, y a Camila Lara Ibarra y Teresa Iturra Alonso de la Galera de la Historia de Concepcin.

    De forma especial, agradezco a Luis Ascencio Araya, Presidente del Sindicato Fanaloza y a la gran familia locera de ayer y hoy, a las cua-les dedico, o slo recuerdo, el quinteto annimo del siglo de oro de la lengua castellana que, probablemente, ellos lleven en su propio ADN:

    Oficio noble y bizarro,

    entre todos el primero,

    pues en el arte del barro,

    Dios fue el primer alfarero

    y el hombre el primer cacharro.

    Cerro Verde, Penco, octubre de 2014.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    Captulo PrimeroPreludio de la industria de

    la cermica en Penco 1888-1927

    Vista baha de Penco, postal editada por C. Kirsinger & Ca. circa 1910.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    Industrializacin y Estado, siglo XIX

    El establecimiento de la industria de cermica en Penco, a fines del siglo XIX, se enmarca en los lineamientos generales de los capitales nacionales que giran desde un agotado modo de produccin colonial hacia el advenimiento silencioso del modo de produccin industrial1. La posibilidad de intercambio comercial con pases de adelantada factora desarroll una demanda interna por sus productos que, a lo largo de todo el pas, se intent emular. Se constituyeron diversas fbricas que comenzaron la manufactura-cin, entre las cuales destacan en la zona: la Fbrica Victoria (1850) y de Vapor de Toneles (1858) en Chilln, la Fbrica de Paos Tom (1865) del barrio Bellavista de Tom, Fbrica El Progreso (1868) y de Cerveza Keller Hnos. (1874) en Concepcin, Refinera de Azcar (1886) en Penco, entre otras2.

    En efecto, bajo el paradigma industrializador3 el Estado patro-cin y despleg, dentro de sus posibilidades, un conjunto de polticas econmicas proteccionistas que busc incentivar el establecimiento del capital, consolidar un grupo empresarial, satisfacer la demanda de productos bsicos y movilizar hacia la cualificacin laboral de los ciudadanos4.

    1 Salazar, Gabriel. Historia de la acumulacin capitalista en Chile, Santiago, LOM, 2003, p. 80.2 Sociedad de Fomento Fabril. Chile 100 aos de Industria. Santiago, 1983.3 Vos Eyzaguirre, Brbara de, El surgimiento del paradigma industrializador en Chile (1875-1900). Santiago, Ediciones de la Direccin de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1999. 4 Nos referimos en especial a Villalobos, Sergio y Sagredo, Rafael. El proteccio-nismo econmico en Chile. Siglo XIX. Santiago, Instituto Blas Caas, 1987.

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    En este contexto, y desde los inicios de la Repblica, en el rubro de la alfarera se observ una fuerte diversificacin y dinamizacin de la tradicin ceramista; primero, en el desarrollo de la industria de ladrillos comunes y refractarios y tejas, para luego desembocar en emprendimientos modernos de produccin de cermica y loza utili-taria y decorativa.

    Para la dcada de 1880 la economa del gran Concepcin inici la etapa que el historiador Leonardo Mazzei denomina desarrollo ma-nufacturero continuo5, caracterizado por la riqueza minera y fuertes capitales de sociedades extranjeras. La Baha de Concepcin, gracias a la avanzada infraestructura de sus puertos (Talcahuano, Penco, Lirqun, Tom, Dichato, entre otros), potenci la conexin con el comercio nacional y exterior a partir de las riquezas de sus suelos. La primera actividad econmica de la modernizacin, segn Pacheco, es la industria molinera, que provoc un fenmeno de racionalizacin del uso del espacio, transporte, comercializacin, costos y tiempos

    5 Mazzei de Grazia, Leonardo, Empresarios manufactureros y desarrollo industrial de Concepcin (1880-1920), en Boletn de la Academia Chilena de la Historia, ao LXXVI, N 119, 2010. p. 114

    Vista de calle Comercio a principios del siglo XX, actual Barros Arana, principal arteria de la ciudad de Concepcin donde se concentraba la mayor actividad mercantil.

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    de la cual comienza a emerger un nuevo tipo de empresariado6. En paralelo, la industria carbonfera promovi el asentamiento urbano, que, junto al boom de la minera del norte crearon la demanda para el establecimiento de maestranzas y, en especial, fundiciones de cobre, como la que capitaliz Matas Cousio en Lota (1857)7.

    A la demanda interna de artculos industriales por el desarrollo urbano, se debe mencionar, adems, que las variadas fluctuaciones internacionales y la devaluacin de la moneda a fines del siglo XIX, encarecieron los productos importados y estimulo la sustitucin tem-prana de importaciones, que sera desarrollada, luego, como poltica estatal en toda la primera mitad del siglo XX . Es importante sub-rayar, en consecuencia, que los inicios, desarrollo y hegemona de la industria de la cermica en Penco, es tributaria de los procesos de la economa internacional y de las polticas proteccionistas del Estado chileno.

    El primer grupo, de industrializacin primaria en el rubro de la alfarera, se instal con fuerza gracias a su bajo costo de capital fundacional y una menor cualificacin tcnica, que compensaban el alto valor utilitario en la conformacin y desarrollo material de las urbes. Nos referimos a la manufactura de ladrillos y tejas. Se regis-tran fbricas en las principales ciudades del pas. Un ejemplo es la gua de Recaredo Tornero, Chile Ilustrado que, en 1872, describe 140 emprendimientos de los cuales 52 producan tejas en Santiago, 60 en Valparaso y la misma cantidad en la provincia de Concepcin. Se destacaba tempranamente para sta, una factora de ladrillos y de caeras de arcilla para conduccin de agua y de uso sanitario en Coronel, que posea ocho hornos con capacidad para doce mil ladri-llos y en la cual trabajaban, adems de los obreros, treinta a cuarenta nios8.

    6 Pacheco Silva, Arnoldo, Economa y Sociedad de Concepcin. Siglo XIX: Sectores populares urbanos 1800-1885, Talcahuano, Trama Impresores, 2013. p. 41.7 Astorquiza, Octavio y Galleguillos, Oscar, Cien aos del Carbn de Lota: 1852- septiembre 1952, Santiago, Zig-Zag, 1952. p. 122.8 Santos Tornero, Recaredo, Chile Ilustrado: Gua descriptiva del territorio de Chile, Valparaso, Libreras y Agencias del Mercurio, pp. 348 y 349.

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    Trabajadores en fabricacin de ladrillos en los alrededores de Lirqun, circa 1940.

    En el valle de Penco los frtiles terrenos permitieron, desde muy temprano, el uso de las fuentes del subsuelo para elaborar artesanal-mente utensilios de uso cotidiano. En tiempos coloniales la produc-cin era comn y se sectoriz en la ribera del ro Penco y en chacras aledaas. Entre los primeros emprendimientos, se conoce que en el antiguo molino de Alejandro Candias -donado posteriormente a la Compaa de Jess establecida en la ciudad- se produca gran can-tidad de adobes y ladrillos en el sitio, inclusive antes de 16479. En la alfarera domstica, el antecedente documental ms antiguo es el testimonio de Mara Graham, viajera y escritora inglesa que visit el pas en 1822. En su diario de residencia sobre los artculos en venta del mercado de Valparaso escribi este prrafo:

    Fuera de estos artculos de consumo ordinario, la gente del pueblo expone en venta ponchos, sombreros, zapatos, tejidos groseros, tiles de greda y algunas veces jarros de greda fina de Melipilla o de Penco y tacitas del mismo material para tomar mate10.

    De los cacharros de greda se desconoce su futuro, pero las fbri-cas de ladrillos y tejas prosperaron rpidamente y en gran cantidad.

    9 Archivo Nacional de Chile, Fondo Jesutas de Chile, Tomo 1, folio. 187. 10 Graham, Mara, Diario de su Residencia en Chile y de su viaje al Brasil, Madrid, Editorial-Amrica. p. 175.

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    En 1835 la produccin era dominada por la firma Briges y Ca.11 y, para fines de siglo, la Gua Comercial de Roberto Espinoza registraba veinte emprendimientos, siendo el de mayor tamao el de los her-manos Tolr12. De los 23 hornos registrados para ladrillos y cal en 1904, slo tres factoras estaban en las manos de los mismos dueos que anotaba Espinoza. En adelante, hasta mediados de siglo XX la industria de ladrillos fue reconocida a nivel provincial y se desarro-ll principalmente en los cerros alrededor de Lirqun, que, segn el Libro de la Provincia de Concepcin, son las ms clebres y antiguas fbricas de ladrillos13.

    Una simbiosis de la industria de ladrillos y cermica fue la fbrica de la Compaa Carbonfera de Lota, fundada por Matas Cousio en 1854 con el objeto de mejorar los hornos existentes y disponer de material barato que incentivara a las compaas mineras del norte a instalar fundiciones de cobre en el pas14, que luego principi con la produccin de loza utilitaria, aisladores de porcelana y, en el siglo XX, con una lnea exclusiva de ornamentacin, de un desarrollado perfil decorativo y artstico plasmado por las mujeres del pueblo mi-nero15.

    En Penco -a diferencia del caso de Cermica de Lota, o del em-prendimiento de Bartolom Serra en Nacimiento que se especializ en la produccin de tejas y loza utilitaria- la industria slo se dedic a la manufactura moderna de la cermica. Se tiene antecedente ni-camente de una produccin entre los aos 1927 a 1930, que fabric ladrillos refractarios para la confeccin e implementacin de hornos para produccin interna.

    El segundo grupo, de emprendimientos con procesos modernos de produccin de cermica, comenz a proyectarse a fines del siglo XIX. El antecedente ms antiguo es la aprobacin de una solicitud 11 Figueroa Rebolledo, Vctor Hugo, Libro de Oro de la Historia de Penco, Concepcin, Trama Impresores, 2014. p. 196. 12 Espinoza, Roberto, Gua General de las provincias de uble, Concepcin, Bo-Bo, Arauco, Malleco y Cautn, Santiago, Imprenta Cervantes, 1891. p. 194. 13 Sin autor, El Libro de la provincia de Concepcin, Santiago, Talleres grficos de El Imparcial, 1944. p. 211.14 Museo de Artes Decorativas, Cermica Artstica de Lota. Historia, testimonios, objetos: 1854 1951, Santiago, LOM Ediciones, 1997.15 Uribe Ulloa, Hctor, Cermica de Lota: Patrimonio Cultural de un pueblo, Santiago RIL editores, 2011 y Astorquiza, Octavio, op. cit., p. 263.

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    de inicio de giro elevada al Ministerio de Hacienda en 1886; sin em-bargo, se desconocen la ubicacin y desarrollo de dicha Sociedad16. En esta etapa, el tema central del Congreso Industrial y Agrcola de 1899 fue la produccin de loza blanca en Chile. El encargado del diagnstico, Carlos Lamas, present un informe categrico sobre la necesidad de la implementacin de esta industria en el pas y su via-bilidad. Sostiene, en efecto:

    la loza blanca, por su impermeabilidad, duracin, fa-cilidad para mantenerse limpia, color y brillo, tiene ven-tajas que la hacen nica en ciertos casos; en Europa se emplea, adems del uso corriente, para paredes y frisos en forma de baldosas azulejos, se emplea en las coci-nas, piezas de bao, wter closets, caballerizas y, deco-rada, como adorno de murallas, haciendo paneaux () Entre nosotros no se emplea, pesar de estas incon-tables ventajas, por su elevado precio; es probable que producindose en el pas podra expenderse un precio tal que compitiera17.

    Para fines de siglo, la estadstica de internacin nacional (cuadro n1) demuestra al contrario de lo indicado por Lamas un creci-miento del consumo de productos de loza. La tendencia positiva del uso domstico y ornamental de la cermica provoc, por consiguien-te, un mercado propicio y atractivo para el desarrollo de iniciativas manufactureras en este rubro.

    Cuadro N 1: Importacin cermica domstica, fines siglo XIXtem 1893 1894 1895 1896 1897Loza fina $ 9.032 $10.734 $10.359 $9.298 $30.121Loza ordinaria $254.258 $337.856 $146.567 $274.469 $300.649

    Conformado el mercado nacional, la suerte estaba echada: la im-plementacin de la industria moderna de la cermica, en reemplazo de las fbricas artesanales y de menor mecanizacin, fue una nece-

    16 Henrquez, Mario, Reyes, Vernica, Popovic, Virginia y Alamos, Ignacio, Cermicas y vidrios: Coleccin Museo Regional de Rancagua, Santiago, Andros Impresores, 2013. p. 25.17 Lamas G., Carlos, Informe sobre la fabricacin en Chile de la loza blanca, Santiago, Imprenta Barcelona, 1899. p. 4 y 5.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    sidad y una oportunidad de negocios. En aquel ambiente germin el capital humano y econmico que proyect una industria que, con altos y bajos, ha logrado superar un siglo de existencia en su rubro.

    Penco en el cambio de siglo

    Siempre el agua en torno a Penco!18 Exclamaba el historiador pen-quista Fernando Campos Harriet. Y no estaba equivocado, su etimo-loga, leyendas, fortaleza y desastres, se vinculan indisolublemente a este recurso. La mejor baha de las Indias al decir del Conquistador y fundador de La Concepcin en el Valle de Penco, en 1550.

    La historia de sus dos primeros siglos se confunden con la historia de la actual Concepcin, hasta que las circunstancias naturales, espec-ficamente la inundacin del valle, en 1751, las separ para siempre. Per-manecieron en la baha una treintena de familias, desarraigados habi-tantes que prefirieron la pobreza, ruina y cargas onerosas por mantener su existencia en el valle y forjar su propia fortuna desde all, labrando la tierra y extrayendo la riqueza del carbn de sus alrededores. En 1823, el marino y explorador francs Louis Isidore Duperrey registr esta visin de la ciudad:

    Hoy en da, entre los escombros de Penco, no vemos ms que una treintena de casas, o por mejor decir casu-chas, que esperan el destino de la antigua capital de Chile. Sin embargo, los habitantes de esta aldea nos parecieron ms laboriosos y ms acomodados que los de Talcahuano. Sus tierras estn mejor cultivadas, y mantienen en torno a sus habitaciones jardines, cuyo producto abastece los mer-cados de los pueblos vecinos19.

    Habilitado su puerto para las actividades comerciales en 1840, su futuro se reservaba para la implementacin de iniciativas industriales. El Estado vislumbr su devenir y decreto la creacin de una villa el 29 de marzo de 1843 y luego la categora de ciudad el 25 de abril de 189820 .18 Campos Harriet, Fernando, Leyendas y Tradiciones Penquistas, Concepcin, Sociedad de Historia de Concepcin, 2003. p. 44.19 Figueroa Rebolledo, Vctor Hugo, op. cit. p. 19.20 Riso Patrn, Luis, Diccionario Jeogrfico de Chile, Santiago, Imprenta Universitaria, 1924. p. 650.

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    El advenimiento de proyectos industriales dinamiz la estructura de subsistencia de sus pobladores y motiv una lenta pero constante mi-gracin de familias que ocup la industria. Paralelamente, desde la d-cada del 40 del siglo XIX en adelante, funcionaron molinos, fundicin de cobre, minas de carbn, hornos de coccin de ladrillos y tejas. As tambin, el puerto atrajo bodegas de abastos y de las principales casas comerciales de Concepcin. Hoy tiene unos 600 habitantes escribe Francisco Solano Asta-Buruaga iglesia parroquial al costado sudeste de la plaza, varias bodegas, estafeta, dos escuelas gratuitas, etc. 21.

    El poblado perda su tranquilidad y daba paso al bullicio del co-mercio y los baratillos de diversas mercaderas. Los lmites urbanos se expandan cada vez ms cerca del Andalin, y que era cruzado por el Ferrocarril que lo una a Concepcin desde 1889.

    En las postrimeras del siglo, se establecieron sus dos mayores indus-trias: la Compaa de Refinera de Azcar y la Sociedad Manufacturera de Loza que, con distinta suerte en sus inicios, en el siglo XX lograron consolidar industrias prsperas que conformaron la identidad de Penco.

    Un antecedente ms del progreso industrial y comercial del puerto, son los registros de los movimientos de cabotaje de la Aduana de Penco 21 Solano Asta-Buruaga, Francisco, Diccionario Jeogrfico de la Repblica de Chile, Nueva York, D. Appleton & Ca. pp. 254-255.

    Vista de bodegas de la Compaa de Refinera de Azcar Via del Mar en Penco,calle Membrillar.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    y Lirqun (ver cuadro N 2), donde se observa el crecimiento de las transacciones y el aumento de las relaciones con compaas extranjeras. Desde el 1 de enero de 1888 hasta el 30 de junio de 1890, las exporta-ciones suman un total de $1.018.174.-, y las importaciones alcanzan un total de $854.009.-22 .

    Cuadro N 2: Movimiento Martimo en los puertos de Penco y Lirqun. Ao tem Tipo Cantidad Toneladas

    1888

    EntradasBuques y Vapo-res Nacionales

    21 6357

    Buques y Vapo-res Extranjeros

    9 5862

    Salidas

    Buques y Vapo-res Nacionales

    21 6357

    Buques y Vapo-res Extranjeros

    9 5862

    Total 30 12219

    1889

    Entradas Buques y Vapo-res Nacionales

    9 3052

    Buques y Vapo-res Extranjeros

    13 13196

    Salidas

    Buques y Vapo-res Nacionales

    9 3052

    Buques y Vapo-res Extranjeros

    13 13196

    Total 22 16248

    1 Semes-tre 1890

    Entradas Buques y Vapo-res Nacionales

    2 953

    22 Espinoza, Roberto, Gua General de las provincias uble, Concepcin, Bo-Bo, Arauco, Malleco y Cautn, Ao III, Santiago, Imprenta Cervantes, 1891. p. 193.

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    Buques y Vapo-res Extranjeros

    13 9949

    Salidas

    Buques y Vapo-res Nacionales

    2 953

    Buques y Vapo-res Extranjeros

    13 9949

    Total 15 10902

    Fuente: Espinoza, Roberto, Gua General de las provincias uble, Con-cepcin, Bo-Bo, Arauco, Malleco y Cautn, Ao III, Santiago, Imprenta Cervantes, 1891.

    En el amanecer del siglo XX, la poblacin alcanz la cantidad de 11.000.- vecinos, con cerca de 1800 habitaciones diseminadas en su urbe, con un gran porcentaje de propiedades agrcolas . De una planta de adobes y caminos sin pavimentar, bosques vrgenes y muchos terre-nos eriazos, fue el escenario de su formacin. La industria y sus chime-neas, especialmente las de la Loza, permitieron su modernidad, creci-miento y progreso urbano y social. Su actual fisonoma, corresponde en buena medida a la presencia de las fbricas y sus complejos.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    Estampas del antiguo Penco. Ruralidad en pleno centro de la ciudad en el inicio de las iniciativas industriales. Circa 1930.

  • Vista de la Fbrica Refinera de Azcar de Penco. Postal propiedad del Editor Carlos Brandt, Concepcin. Circa 1910.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    Primeros proyectos industrialesEn Penco, ciudad cuatro veces centenaria, convergieron las con-

    diciones ms favorables para el desarrollo de la elaboracin de ce-rmica utilitaria y ornamental. Por una parte, su condicin de bor-demar permiti el fcil trnsito de mercaderas y, por otra, el ramal ferroviario -construido por la empresa Duncan Fox y Ca. a fines del siglo XIX- super el problema de conectividad, vinculando la ciudad con la capital del sur (Concepcin) y sus interiores. Adems, gracias a la obtencin de carbn piedra a bajo costo en los yacimientos de Lirqun, Cerro Verde y Cosmito, se asegur la cantidad necesaria de combustible para el permanente funcionamiento de los hornos de coccin y, por otro lado, la abundante forestacin favoreci el emba-laje de los frgiles productos de cermica fabricados.

    Junto con ello, la riqueza mineral del subsuelo (caoln y arcillas refractarias) provea las materias primas necesarias para la elabora-cin de la loza blanca. Aos despus, a la luz del informe entregado por el ingeniero en minas Alejandro Tartakowsky sobre los minera-les ubicados en Penco, se conoce:

    Que esta empresa (Industria de Cermica) rene las ms altas condiciones que se pueden desear () El anlisis indica que el caoln de Penco debe considerar-se como uno de los mejores conocidos hasta ahora () Esta greda () adems de su buena calidad por poder soportar sin alterarse en nada temperaturas hasta de 1,600C y que contiene tan grandes cantidades de arci-lla plstica que all hay materia prima para abastecer a la fbrica durante algunos siglos (...) El cuarzo se presen-ta en grandes cantidades. La zona cbica determina un milln de toneladas de un cuarzo que por su pureza, su color blanco-semitransparente y su resistencia al fuego es una materia insuperable23.

    A la vista de estas condiciones de espacio, recursos y una larga tradicin artesanal en el trabajo de la greda, varios industriales lo-cales y afuerinos emprendieron iniciativas productivas en este rubro, ninguna de las cuales logr consolidarse ms que lograr aciertos es-23 Fbrica Nacional de Loza de Penco, Prospecto de la Sociedad Annima, Santiago, Imprenta Nacional, 1930. pp. 16-20.

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    pordicos. De ellos, el empresario penquista Roberto Lacourt Oje-da24 estableci la primera industria de artculos de cermica en el puerto de que se tenga documentacin, con el nombre de Fbrica de loza i artefactos de arcilla de Penco. Para su establecimiento, el 18 de mayo de 188825 Lacourt adquiri el fundo municipal El Panten, de una extensin de cincuenta y seis hectreas que incluan los suelos minerales para la produccin.26 El primer obstculo de la fbrica fue la escasez de capital y la imposibilidad de implementar un proceso tcnico adecuado, por lo cual, al poco tiempo, Lacourt debi vender los derechos a los empresarios del puerto de Valparaso: Agustn Ed-wards Ross27 y Carlos Van Buren, proyectando una nueva sociedad que mantuvo el nombre inicial de la industria e inyect los recursos necesarios, comenzando con una poltica de adquisicin de terrenos eriazos en Penco para utilizarlos, luego, como yacimientos de mine-rales para la fbrica.

    24 Espinoza, Roberto, Gua General... p. 193. 25 Conservador de Bienes Races de Concepcin (en adelante CBRC) V24, fojas 44-45. 1888. 26 Efectivamente, el emplazamiento actual de la industria Fanaloza colinda con el cementerio general de la ciudad. La corporacin edilicia no imagin el crecimiento de la urbe y de la necrpolis y vendi los terrenos que, desde la poca de Lacourt, hasta el presente se explotan.27 Herrera Navarrete, Guillermo, Desarrollo econmico de Concepcin y sus alrededo-res, Memoria de Prueba, Universidad de Chile, 1946. p. 87.

    Agustn Edwards Ross (1852-1897) pionero de la industria de la cermica en Penco.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    Las tareas preliminares fueron la calificacin de obreros locales en la tcnica para los distintos procesos de la produccin, para lo cual se contrat a expertos en la materia que, en principio, obtu-vieron resultados favorables con la produccin de varias toneladas de loza corriente que se comercializ en el Mercado de Chilln y en tiendas de Concepcin, Santiago y Valparaso. A pesar del rela-tivo xito, la produccin ces con el conflicto armado de 1891. Las fuerzas balmacedistas ocuparon la fbrica como caballeriza y, en su estada, provocaron prdidas irreparables para el proceso productivo: se destruyeron maquinarias, se extraviaron moldes y herramientas, y se perdi buena parte de la materia prima28. En estas circunstancias, la familia Edwards -duea mayoritaria del establecimiento- decidi terminar con el proyecto industrial; en adelante, la fbrica de loza en Penco slo signific terrenos eriazos, yacimientos abandonados y la antigua gloria de produccin de cermica, homloga a la de su mater europea. Lamas testimonia este intento sealando:

    La fabricacin de loza, si bien hace pasar las materias primas por muchas operaciones hasta obtener el producto elaborado, no ofrece dificultades tcnicas serias en los artculos de calidad corrien-te, como lo comprob la antigua fbrica de Penco, que instalada en condiciones defectuosas, pudo producir algunas toneladas de loza igual la europea ordinaria, que es la clase que se consume en grande escala () las causas de este fracaso son variadas. Examinadas de cerca, se podran resumir en dos generales, que son: la falta de capital y de preparacin industrial29.

    Para 1895, el semanario La Voz de Penco se lamentaba del receso de la Fbrica, las prdidas de los puestos de trabajos y el avance que habra obtenido si no se hubiese detenido la manufactura: verdade-ramente -expona- se deja mucho que sentir la paralizacin de dicha fbrica, en donde se podran ocupar centenares de obreros, sobre todo, cuando apenas se estaban principiando a conocer los opparos y benficos frutos de aquella poderosa empresa30.

    Un nuevo esfuerzo por reactivar la desmantelada fbrica se de-bi a Juan Gotelli, vecino de Penco, quien presenci el desarrollo y produccin de la antigua administracin; crey que el problema,

    28 El Sur, Fbrica de Loza de Penco, 14 de noviembre de 1905.29 Lamas G., Carlos, Informe p. 9-10.30 La Voz de Penco, Penco, Ao 1, Nm. 2, sbado 6 de abril de 1895.

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    nicamente, era la carencia de la tcnica. A mediados de 1903 ad-quiri todas las propiedades y bienes muebles de la antigua fbrica, otorgndose traspaso definitivo de los bienes de la sociedad31 ante notario, el 10 de mayo de 1904 en el puerto de Valparaso, con doa Juana de Ross, viuda de Edwards.

    Gotelli atrajo la inversin del empresario Jos Kleim, con quien proyect la sociedad annima Fbrica de Loza de Penco S. A. con un capital inicial de $200.000.- divididos en cuatro mil acciones de va-lor nominal de $50.- cada uno. Desde 1905 se registra la produccin de porcelana dura, de uso domstico y ornamental. Una publicidad de la poca apunta: Fabricacin de toda clase de artculos de loza, como ser: servicios completos para comedores y tocadores. Como igualmente en artefactos de adornos. Jarrones, maceteros, floreros, etc., etc. Un ao despus, asumi la direccin el especialista en ce-rmica, el seor Tornero32. La produccin semanal alcanz, segn estimaciones, 30 mil piezas por horneada semanal al parecer, tambin produca objetos de vidrio y tubos de arcilla vitrificados para alcantarillado33. La incursin empresarial fue rudimentaria y pasajera; una vez ms, la incompleta implementacin tcnica y la carencia de maquinarias, vencieron las esperanzas de los vecinos del puerto de Penco que, si bien lograron manufacturar piezas de loza blanca para uso domstico con empleados y obreros locales por al-gunos meses, no lograron rentabilizar la empresa, que nuevamente cerraba sus puertas.

    De manera discontinua, se prosigui tenazmente en la idea de asentar una industria cermica en Penco. La informacin recopilada no proporciona documentacin exacta sobre los siguientes dueos y sus aventuras empresariales; sin embargo, se conoce la tesis de Gui-llermo Navarrete, que sobre esta poca seala:

    Se form despus una compaa francesa que tambin empez a producir loza. Esta compaa trabaj algunos aos, y ms o menos en 1914, un consorcio dinamarqus contrat tres tcnicos japoneses para que mejorara la pro-duccin en gran escala, a pesar de que las pruebas die-

    31 CBRC. N 306, Rep. 504, fojas 137-138. 190332 El Sur, Fbrica de Loza..., ya citado.33 Henriquez, Mario, et al., Cermicas y vidrios ... p. 28.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    ron excelentes resultados. La Fbrica fue vendida y varios dueos tuvieron a su cargo la produccin de loza34.

    Un nuevo emprendimiento lo siguieron los hermanos Francisco y Augusto Garcs Gana que, en 1915, adquirieron los terrenos e invir-tieron en la refaccin de los antiguos pabellones para la puesta en mar-cha de la Fbrica de Loza y Porcelanas. En el mes de octubre de 1916, a un ao de la constitucin de la Sociedad Garcs Gana Hnos.,35 el dia-rio El Sur publica: ayer hemos tenido el placer de ver el magnfico muestrario de los primeros productos que elabora la fbrica, platos, ta-zas, floreros y mates, que sern llevados maana a Santiago a exhibir-se en la Exposicin Industrial36. En la ocasin, el stand de artculos utilitarios y decorativos de la fbrica de Penco obtuvo el Gran Premio, buen augurio que slo durara unos pocos aos, cuando, una vez ms, por falta de liquidez y experiencia, la fbrica debi cesar su produccin.

    34 Herrera Navarrete, Guillermo, Desarrollop. 87. Cuenta la tradicin oral de la existencia de capitales japoneses en los inicios de la industria, probable-mente en este perodo nebuloso de la historia de la fbrica, pero no se puede documentar hasta ahora.35 Gonzlez, Pedro Luis, Sociedad de Fomento Fabril. Chile breve noticias de sus indus-trias, Santiago, Imprenta Universo, 1920.36 El Sur, Fbrica de Loza y Porcelanas, 18 de agosto de 1916 y Sociedad de Fomento Fabril, Chile breve noticias de sus industrias, Santiago, Imprenta Universo, 1920. p. 11.

    Planta damero de inicios del siglo XX (1902). Penco, con estatus de ciudad, deja atrs su pasado colonial como capital y comienza a proyectar un camino propio, centrado en el fomento de la industria y la exportacin; su muelle, en calle Talcahuano, es la base de su desarrollo.

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    La ltima administracin de este perodo preliminar a la conso-lidacin de la industria de cermica, que se conoce con certeza, es la de Jos Mancinelli, de procedencia italiana, instalado en el puerto de Penco 10 aos antes, cuando su padre adquiri los terrenos de calle Infante con Blanco a su coetneo Dante Giovannetti37. Mancinelli constituy la sociedad annima Fbrica de Loza de Penco e impuls la industria contratando al qumico holands de apellido Soerensen, a principios de 1927, para activar la produccin. Desafortunadamente el tcnico en el cual se haba depositado la suerte de la empresa en-ferm producto de una afeccin gstrico intestinal, la que atribuy al clima costero, marchndose del pas38, segn inform el doctor Emilio Surez, que atendi el caso. As, el azar condenaba insistentemente la iniciativa productiva de la cermica en Penco. Jos Mancinelli se vio enfrentado a un abandono tcnico, situacin que lo llev a tomar la decisin de traspasar la direccin de la sociedad industrial a una co-misin acreedora con asiento en Valparaso, para liquidar los activos y saldar los crditos y deudas contradas.

    Dicho perodo inicial, que para esta investigacin se denomina preludio de la industria de la cermica en Penco, representa un estadio inferior de proyectos empresariales fallidos, que no hizo sino que ab-sorber fuertes capitales con resultados negativos: la insuficiente liqui-dez, la menor calificacin del capital humano, una administracin liviana en el conocimiento del rubro y un tanto de azar desfavorable, fueron las caractersticas de esta etapa. Pese a ello, a estos empresa-rios y tcnicos se deben las prospecciones que determinaron el puerto de Penco como lugar principal para la instalacin de la manufactura de la arcilla y el caoln. Las noticias de sus xitos y fracasos consti-tuyeron un manual de experiencias que ayud a consolidar, poste-riormente, la Industria Nacional de Loza Penco, que, corrigiendo las problemticas de esta etapa, logr, con buena salud, llegar a medio siglo de produccin.

    37 CBRC., V84, fojas 64-65.38 Surez, Emilio, Lo que jams debe olvidarse, en Fanaloza en marcha, Penco, ao 3, junio de 1963, n4.

  • Vista panormica de las instalaciones de la fbrica en su ltima inversin de 1927. Se observa la Casa de Administracin y, detrs, el pabelln de produccin, ubicados en calle Infante con Freire.

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    Es lamentable para esta investigacin que actualmente se des-conozca fidedignamente la existencia material de los artculos pro-ducidos en este perodo. El tiempo transcurrido un siglo, aproxi-madamente- y la fallida produccin han borrado las huellas de los posibles vestigios. Tampoco existe informacin acerca de la presen-cia de alguna firma o logotipo de propiedad, lo cual dificulta an ms la posibilidad de encontrar algn registro tangible de los aos fundacionales de la industria de la loza en Penco.

    Existe antecedentes de tradicin oral que reconocen primeros ar-tculos fabricados en esta primera etapa, es el caso de Osvaldo Sepl-veda Coddou, depositario de una tradicin familiar asociada a Penco por el gran Hotel Coddou que fundar su bisabuelo Francisco en la dcada del 80 del siglo XIX. Present dos potiches para especies de loza amarilla con tapa, con una destacada pirinola de color rojo que pertenecan a un conjunto mayor que probablemente se utiliz en la cocina del afamado Hotel pencn y que posterior al incendio que lo destruy, llegaron a las cocinas de sus tias y madre.

    Recuerdo perfectamente -comenta- que mi madre con-taba que su origen era Penco y que mi abuela se los haba regalado despus de sus matrimonio. No me cabe duda que su factura era en una fbrica de la loza anterior a la fundacin de Fanaloza, ya que mi familia emigr de Penco, alrededor de 192539.

    39 Seplveda Coddou, Osvaldo, Recuerdos sobre potiches de cocina de procedencia pencona manuscrito elaborado por peticin del autor para ser utilizado en esta obra, junio 2014.

  • Potiches que la tradicin oral de la familia Coddou asocia a las primeras fbricas de Penco.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    Fbrica Nacional de Loza de Penco, leo del pintor Santiago Prudanti, 1945.

    Captulo SegundoFbrica Nacional

    de Loza de Penco (1927-1962)

  • Juan Daz Hernndez (1867-1932), Fundador de la Fbrica Nacional de Loza Penco.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    Administracin Sociedad Daz Hermanos (1927-1930)

    En una coyuntura compleja de fallidos proyectos para la indus-tria pencona, la sociedad Daz Hermanos, liderada por el industrial espaol Juan Daz Hernndez, decidi adquirir los terrenos, estable-cimientos, maquinarias y materias primas de la fbrica de cermica en Penco, de manos de una comisin liquidadora con asiento en Val-paraso, segn consta en escritura pblica del 7 de abril de 1927, por un total de $140.000.-40. La inversin de la familia Daz, teniendo en consideracin los antecedentes frustrados de la fbrica, calificaba como una insensatez; sin embargo, Juan Daz y sus hijos posean lo que sus antecesores carecieron: experiencia en el rubro, tcnicos especialistas y un acendrado espritu de superacin.

    De Los Ybenes -provincia de Toledo, Espaa- el empresario Juan Daz Hernndez emigr a la ciudad de Concepcin en busca de nuevos horizontes comerciales, en el ao 188941, junto a su familia compuesta por su cnyuge Juana Boneu y sus diez hijos (de los cuales nueve eran hombres). Ya establecido en Concepcin, se incorpor al crculo de la colonia espaola, que daba sus primeros pasos de desarrollo en la ciudad42, lo cual le permiti introducirse en las redes penquistas y conocer, desde su interior, sus intereses y necesidades.

    40 CBRC., N 310, Rep. 515, fojas 159-160.1927.41 Aguirre E., Luis, Espaoles Chilenos, Valparaso, 1959. p. 129. 42 En Concepcin, los residentes espaoles crearon distintas instituciones so-ciales que fueron relevantes en el desarrollo de la ciudad y sus asociados. Pri-mero fue, en 1886, La Sociedad de Beneficencia Espaola y luego, en 1891, el Orfen Espaol que, desde 1896, se denomin Centro Espaol de Concepcin hasta el presente. Vase Centenario del Centro Espaol de Concepcin: 1891-1991, Concepcin, Anbal Pinto, 1992.

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    Daz Hernndez no era acaudalado, pero supo forjar con traba-jo y esfuerzo el capital necesario para independizarse. En 1890, con $25.000.- constituy un emprendimiento de servicio para la limpieza y mantencin del sistema de pozos spticos que, para la transicin de siglo, era predominante en la ciudad; con carros de sangre circula-ban la poblacin entregando sus prestaciones. La empresa prosper rpidamente y promovi su posicin econmica, aunque no la social, pues algunos notables de la ciudad consideraron a la empresa de Daz como un oficio indigno y menor43. Extendi los servicios al moderno sistema de alcantarillado, para lo cual import productos sanitarios desde Europa, especialmente, de Gran Bretaa. La primera etapa del emprendimiento llev el nombre de BioBio, ocupando como tienda y oficina el local de calle Anbal Pinto N 633, reconocido, entre los penquistas, como la Lamparera El Progreso, que perdur hasta bien entrado el siglo XX.

    El alcantarillado en Concepcin fue un gran avance para la ciu-dad que mereci la presencia del Presidente de la Repblica don Pe-dro Montt en 1909, para los inicios de las obras. El nuevo sistema, acorde a los tiempos modernos del siglo XX, prometa un avance en la higiene y la expulsin de las pestes y enfermedades sanitarias que hacan, de la capital del Sur, ostentar las cifras ms elevadas de defuncin en infantes. Beneficiado de la coyuntura, Juan Daz mo-derniz su sistema y se puso al filo de la vanguardia de la poca, lo cual provoc que su demanda aumentara. Ello, sumado a su avanza-da edad, conllev a un protagonismo y liderazgo empresarial de sus hijos varones (Pablo, Julio, Genaro, Luis, Gregorio, Juan, Alberto, Ral y Facundo Daz Boneu), que constituyeron, en 1913, la Sociedad Daz Hermanos. Sobre este acontecimiento, un comtemporneo se-ala: El seor Juan Daz H., despus de haber trabajado veinte aos entreg el negocio a sus hijos mayores, Pablo, Julin y Jenaro, los cuales formaron una sociedad por cincuenta aos pudiendo ingresar 43 En una sociedad fuertemente polarizada y de rigurosa tradicin familiar, Daz Hernndez encontr dificultades en el intento de querer nivelar su xito econmico con la aceptacin social. De hecho, no se le permiti adscribirse al Club Concepcin. Cuenta la tradicin que, un da, invitado Juan Daz a almorzar, al pasar al comedor del Club, uno de los socios manifiesta en voz alta Huele a mierda. Daz, con gran templanza, se acerca y le dice: seor, la diferencia entre usted y yo, es que usted ha hecho mierda su plata y yo he hecho plata la mierda.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    Avisos publicitados en el diario El Sur, ofreciendo los servi-cios de la Ca. Daz Hermanos. 17 de febrero de 1915.

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    a ella todos sus dems hermanos y los hijos de stos que tuvieran ms de 16 aos.

    Sobre los servicios de la empresa Daz, un aviso publicitario del peridico El Sur registra: A los propietarios que tengan su alcanta-rillado en servicio: Les conviene abonarse a la Empresa de Limpieza de Desages que la casa Juan Daz H. ha establecido por abonos tri-mestrales comprometindose dicho establecimiento a la desinfeccin de caeras, cmaras y artefactos, al raspaje de caeras y destruccin de atrancos que puedan formarse, manteniendo los servicios en esta-do higinico44. La nueva sociedad fue refrescada con la direccin del hijo mayor Pablo Daz Boneu, quien volc la misin de la em-presa hacia una sociedad productiva, enfatizando la calificacin del servicio y del producto en vez de su importacin, que caracteriz la primera etapa. Entre sus logros se cuenta la incorporacin, en la d-cada del 20, de la Fbrica de Tubos de Cemento y Baldosas, Sanitacin y Hojalatera, en el sector de la poblacin Pedro del Ro Zaartu.

    Por una curiosa coincidencia, la quiebra de la industria de Penco se combin con los nuevos tiempos que viva la Sociedad Daz Her-manos y su perspectiva expansionista. La antigua fbrica, en la ciu-dad puerto, tom relevancia por su proyeccin de sustituir las impor-taciones de productos sanitarios ingleses por elaboraciones propias. Mientras las administraciones anteriores de Penco slo resolvieron la manufactura utilitaria domstica, la familia Daz Hernndez se imagin una gran productora de la tecnologa del futuro: una lnea completa de artculos de bao que desarrollaran con mucho xito.45 La fracasada fbrica era un diamante en bruto, y su compra un riesgo que, ineludiblemente, se deba tomar si se quera completar interna-mente el ciclo productivo de la empresa. La escritura de la adquisi-cin, en 1927, comprometi la venta de el establecimiento industrial denominado Fbrica de Loza de Penco, ubicado en el pueblo de Penco en este departamento (Concepcin), correspondindose en la venta todas las maquinarias, tiles, enseres, instalaciones, material y arte-factos, en suma todo lo que corresponde y pertenece a la Fbrica de Loza de Penco, as como sus usos, costumbres y servidumbres y todo 44 El Sur, Concepcin, 3 de enero de 1913.45 El departamento sanitario se proyectara de tal forma, que sigue siendo el artefacto predominante para mantener viva la centenaria tradicin de la cer-mica en Penco, inclusive despus de los Daz. Hoy, bajo el mismo nombre de Fanaloza, la industria slo elabora productos sanitarios.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

    lo edificado y plantado, especialmente los inmuebles (cuatro sitios y otros retazos en Penco)46. Da memorable para la familia Daz y en los anales de la ciudad de Penco.

    Con la adquisicin de la fbrica, toda la atencin de la familia Daz Boneu se traslad a Penco. De inmediato, Genaro cambi re-sidencia al puerto para entregar tiempo completo a la estructura tc-nica y proceso de manufactura. l constituy la piedra angular del xito de la industria, debido a su experiencia en diversas fbricas de cermica en Europa, comentando: Fui a estudiar a las principales fbricas de Espaa, Francia, Alemania e Inglaterra estuve por all ms de dos aos y empec a trabajar desde el ms modesto puesto, a fin de imponerme personalmente del funcionamiento completo de esta clase de industria47. Pablo, en cambio, gui la organizacin po-

    46 CBRC., N 310, Rep. 515. fojas 159-160. 1927.47 El Sur, Una visita a la Fbrica de Loza de los seores Daz Hnos., Con-

    Documentos de instalacin de alcantarillado a la orden de los Padres Capuchinos de Concep-cin, de la Sociedad Daz Hermanos. 1925. Archivo Histrico de Concepcin.

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    ltica y dirigi las relaciones publicitarias de la misma. La contabili-dad, por profesin, la dirigi Julio. El padre Juan Daz Hernndez, por su avanzada edad, slo mantuvo relacin pblica y de direccin honoraria para la fbrica; no obstante, para sus nueve hijos directores de la fbrica y su sucesin, represent el modelo de esfuerzo y dedi-cacin industrial48. En El Mercurio de Santiago, Pablo Daz sintetiz el carcter de la familia, puntualizando:

    Tenemos una disciplina militar a la cual ninguno re-siste. Cada uno de mis hermanos se ha especializado en algn ramo de la industria, y todos trabajamos en la f-brica sin sujecin a horario y sin esperar remuneraciones extraordinarias.49

    Con una planta equivalente a 52.000 m2, que incluan los terrenos minerales, la Industria fue inaugurada el tercer domingo de junio de 1927, con la presencia de autoridades de la regin y personalidades de la misma fbrica50. El proceso productivo, cuyo capital humano era de ciento cincuenta operarios, fue acondicionado con un mo-derno sistema de hornos, tipo colmena y tnel de accin continua, que manufacturaba aproximadamente- siete mil piezas de cermi-ca diarias, repartidas en cuatro categoras: a) Uso domstico, que produca platos, tazas, servicio de t, juegos de vajillera, lavatorios, jarrones, mates, servicios clnicos y de laboratorio; b) Uso industrial, materiales elctricos, aisladores, interruptores, tapones, placas, se-guros, tableros, piedras, esmeriles para diversos usos; c) Artculos Sanitarios, fabricacin de lavatorios, tazas W. C., urinarios, lavapla-tos, batera de cocina, entre otros, y; d) Artculos de ornamentacin y decoracin, que elaboraba azulejos blancos y coloreados, platos cepcin, 20 de diciembre de 1929.48 Juan Daz Hernndez falleci el ao de 1932, en el inicio del proceso de consolidacin de la industria en Penco. A lo largo del devenir histrico de la f-brica, su persona se transform en leyenda y se llen de admiracin y respeto, a pesar de lo poco que de l se conoce. Sus hijos y nietos fundaron varias institu-ciones de beneficencia que llevaron su nombre (Sociedad de Socorros Mutuos, Biblioteca Pblica, Poblacin, etc.) y una empresa de cermica coron el urea a su persona en los aos 80: la empresa se llam San Juan.49 El Mercurio, Los Hermanos Daz y la industria de la loza, Santiago, 08 de septiembre de 1936.50 El Sur, El domingo fue bautizada la fbrica de loza de este puerto, Con-cepcin, 23 de junio de 1927.

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    murales, jardineras, jarrones, entre otros. Adems, paralelamente, existi una seccin dedicada a la produccin de ladrillos refractarios que, al poco tiempo, ces su actividad.

    Los productos se comercializaron a nivel nacional, siendo Santia-go y Valparaso las principales ciudades de venta por distribuidoras locales; Concepcin, en cambio, fue abastecido por la sucursal de la Sociedad Daz Hnos. (calle Anbal Pinto N 633) y directamente en la fbrica. No obstante, la oferta de productos fue insuficiente para la demanda nacional y la Sociedad administradora no pudo siquiera considerar su salida al mercado internacional o invertir en nuevos proyectos, pues agot su capital en la adquisicin y puesta en mar-cha de la fbrica. Pero la necesidad de satisfacer la mayor demanda, suscit la opcin de crecer mediante la conformacin una nueva so-ciedad annima que incorporara recursos externos a los de la familia, acordndose el incremento de capital a principios de 1930, una me-dida acertada que result en la definitiva estabilidad de la industria locera en Penco.

    De esta manera, la nueva fbrica cumpli exitosamente la prime-ra etapa de implementacin del proyecto de la familia Daz Boneu, objetivo preludiado desde Espaa y forjado con paciencia, disciplina y esfuerzo en Concepcin. Se debe subrayar que la adquisicin de la industria de la cermica en Penco -fracaso para algunos- no fue una accin improvisada, sino una decisin razonada y deliberada en el seno familiar. Sobre esto, el mayor de los hijos, Pablo, escribi al Intendente de la regin, sealando: Desde nios nuestro padre nos gui hasta la industria, y al emprender sta, no creis que no ha tenido base. Hace ocho aos mandbamos a Europa a nuestro tercer hermano a estudiar cermica, y una vez adquiridos los cono-cimientos tcnicos en esta industria, a su regreso a sta compramos sta fbrica Hace cincuenta aos que la industria de la cermica se implant en Chile y despus de fracaso tras fracaso, transcurrieron los aos, y slo hoy da es una realidad, debido al esfuerzo de nuestro padre y de nueve hermanos51.

    Tres generaciones de la Familia Daz se relacionaron con la in-dustria cermica y por consiguente con Penco. Varios de ellos hicie-ron del pueblo su domicilio permanente y desarrollaron su existencia en los mrgenes del puerto y, a pesar de que la familia completa 51 El Sur, Una visita, Concepcin, 20 de diciembre de 1929.

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    emigrara, dejaron en la ciudad huellas imborrables de bienestar y progreso social. En su estada fueron promotores de muchas obras de adelanto en el rea industrial, comercial, social y recreativa, por medio de aportes pecunarios o por el liderazgo que representaban.

    Ilustracin de procesos industriales y artesanales que interfieren en la pro-duccin de Loza. Revista Fanaloza en Marcha, Ao II, septiembre de 1962, nm. 2.

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  • Folleto publicitario, a propsito de la instalacin de la Sociedad An-nima Fbrica Nacional de Loza de Penco, con la finalidad de captar capital para consolidar la industria

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    Sociedad Annima Fanaloza (1930-1962)

    Con la exhibicin de la pelcula Fbrica de Loza de Penco en el Tea-tro Central de Concepcin, el 6 de julio de 1930, se di inicio a la promocin de la industria de la familia Daz Boneu en el mercado nacional. Con sala repleta y la presencia de altas autoridades polticas y empresariales de la provincia, se present el cortometraje -de no ms de treinta minutos de duracin- grabado por la empresa Andes Film Chile, en que se aprecia una vista panormica de la ciudad, el trabajo de los pescadores, la plaza con vecinos y el proceso completo de elabo-racin de cermica y sus departamentos, desde la obtencin y limpieza de la materia prima, pasando por el moldaje, coccin y decorado, hasta su culminacin con el embalaje del producto52. Un llamado publicita-rio tan potente -en una sociedad muy provinciana como la de Penco- fue un hecho trascendente, que marc el inicio de la prosperidad que vendra sobre la fbrica y su pueblo.

    Dos das antes del gran estreno, la Sociedad Daz Hnos. en conjunto con un grupo pequeo de industriales y comerciantes de la provincia, vinculados con la familia y de su confianza, constituyeron la sociedad industrial Fbrica Nacional de Loza de Penco ante el notario Vctor Var-gas, con un capital inicial de $5.000.000.- divididos en doscientos cin-cuenta mil acciones de $20.- cada una. Su directorio provisorio qued compuesto como sigue: Juan Daz H., Presidente; Ignacio Martnez U., Vicepresidente; Luis Ibieta P., Oscar Gazmuri y Julio Daz B., Directores; Genaro Daz B., Director Tcnico y; Pablo Daz B. como Director-Gerente.

    En esta primera organizacin, el 58,3% de la compaa qued en poder de la familia Daz, equivalente a 145.653 acciones, cuyo valor ascendi a $2.913.006.- La mayora de stas se pagaron mediante la transferencia de los bienes correspondientes a la Fbrica de loza, predominando su hegemona nuclear por un largo perodo, an con la posterior entrada de fuertes capitales externos53.

    La industria, cotizando en la bolsa, se haca ahora nacional. In-versionistas desde Ovalle hasta Magallanes eran los nuevos dueos 52 El film se encuentra extraviado; se conoce sobre l por testimonios orales de antiguos trabajadores de la fbrica y por documentos escritos, como la crnica del diario El Sur del 6 de julio de 1930. 53 Fbrica Nacional de Loza de Penco, Prospecto p. 14.

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    de la fbrica. En su primer ao 867 accionistas creyeron en el inci-piente proyecto, la mayora personas naturales; en Penco, los vecinos con mayores posibilidades apoyaron econmicamente el aumento de capital. Registro de ello se encuentra en la primera memoria de la sociedad, que informa que 170 personas del pueblo sumaron un total de $58.200.-, entre quienes destacan las familias Mancinelli, Serra y Careaga54.

    Las expectativas de la nueva sociedad Fanaloza, como fue cono-cida popularmente en adelante, eran proyectar nuevas tecnologas e instalaciones y promover la implementacin de nuevas reas (pri-mordialmente, la lnea de productos sanitarios) que permitiran me-jorar la calidad de las piezas, doblar su capacidad de fabricacin para satisfacer la demanda nacional y expandirse al mercado latinoameri-cano; todo ello, con la finalidad de duplicar las utilidades.

    Con el aumento de capital comenta el editor de El Esfuerzo- se est construyendo otra fbrica tan extensa como la antigua para la produccin exclusiva de artculos sanitarios, y a la cual se han apor-tado los adelantos y exigencia de fbricas similares en el extranjero, de manera que su distribucin y capacidad productora, tanto en can-tidad como en calidad, refleje el estado actual de adelantos a que se ha llegado en materia de produccin de loza y porcelana.55 Al poco andar la direccin de la empresa consolid una poltica de construc-cin y de adquisicin de sitios para el desarrollo de la fbrica y sus empleados.

    54 Fbrica Nacional de Loza de Penco, Primera Memoria, Concepcin, Soc. Imp. y Lit. Concepcin, 1932. 55 El Esfuerzo, Fbrica Nac. de Loza Penco, Penco, domingo 23 de octubre de 1933.

    Detalle publicidad, inserto en el Boletn del Comercio Minorista, nm. 34, noviembre 1938.

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    Consolidacin, crecimiento y hegemonaA la muerte del precursor Juan Daz H. (1932), la industria ini-

    ciaba la etapa de consolidacin y prosperidad. Con la fuerza econ-mica de nuevos capitales y por el camino de la incorporacin de nue-vas tecnologas tradas del viejo continente, acorde con una mirada vanguardista en responsabilidad social que fue fundamental para la construccin del tejido social en tres generaciones de pencones.

    Para crecer segn las proyecciones prometidas, la dirigencia de la nueva sociedad se vio obligada a enfrentar tres tareas prioritarias relativas al propio funcionamiento competitivo de la fbrica, y una cuarta como consecuencia del crecimiento del capital humano. Por un lado, tuvo que ampliar y habilitar nuevas secciones, racionalizar el proceso productivo y capacitar, en materia industrial, al personal lego que llegaba de los interiores de la regin familiarizados con la agricultura; y por otro, debi fomentar la construccin de infraes-tructura para el desarrollo integral del nuevo personal.

    Siguiendo estos lineamientos, a fines de 1932, la Junta Extraordi-naria aprob un aumento de capital de $2.500.000.- con el objeto de implementar pabellones exclusivos para la produccin de sanitarios y

    Ejemplar impreso de propiedad de acciones de Fanaloza, de doa Ana Cavieres Henrquez, 21 de marzo de 1962.

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    ampliar los espacios de la seccin de vajillera. La poltica de trabajo de la nueva sociedad fue la de aprovechar al mximo las capacidades internas de sus dirigentes y tcnicos; en esta materia, y durante un cuarto de siglo, la familia Daz se hara indispensable por sus cali-ficaciones en el proceso tcnico de la cermica56. Ignacio Martnez Urrutia, Presidente de Fanaloza, inform a la junta de accionistas:

    Desechadas las propuestas que se pidieron para la cons-truccin de la nueva fbrica por no encontrarlas conve-nientes para los intereses de la Sociedad, el Directorio acord hacer estos trabajos con personal de la misma compaa, encargando la direccin de ellos a su Vice-presidente el seor Pablo Daz B., en calidad de ad ho-norem, y a su ingeniero seor Facundo Daz B. El celo y sacrificio desplegado por estos Directores se tradujo en una fuerte economa en la inversin en dichos trabajos, con lo cual nos fue posible edificar el actual teatro, para recreo y expansin cultural de nuestro numeroso perso-nal57.

    El quinquenio de 1935 a 1939 es un perodo de gran evolucin y crecimiento, pues se trabaj intensamente en las distintas reas de la Compaa para compatibilizar la puesta en marcha de nuevos proce-56 La familia Daz asumi tempranamente la responsabilidad de calificarse en el proceso tcnico. En una primera instancia, a mediados de los aos 20, fue pionero Genaro Daz Boneu, quien trabaj en diversas plantas europeas, lo que le permiti alcanzar, a su regreso, el cargo de Director Tcnico en la nueva Compaa, creada en 1930, hasta su fallecimiento, en el ao 1956. Entre sus logros estuvo habilitar la planta de Carrascal e implementar fbricas en Per. Lo sucedi en el cargo su hermano Facundo Daz Boneu, titulado de ingeniero en el extranjero y actor fundamental en los inicios de la Compaa en la im-plementacin de nuevas instalaciones, secciones y productos. Para la misma poca, destacada participacin tuvo Ral Diaz Boneu, con estudios tcnicos en Espaa y Francia. A ellos se sumaron, en la dcada del 40, las figuras de Reginaldo y Eduardo Daz Batcherlot, que aportaron con nuevas tcnicas e influencias industriales, tras calificarse en Europa y Estados Unidos. En con-secuencia, les correspondi guiar los procedimientos tcnicos de la segunda etapa de la Industria, desde los aos 60 en adelante. 57 Fbrica Nacional de Loza de Penco, Tercera Memoria, Concepcin, Soc. Imp. y Lit. Concepcin, 1934.

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    sos y la edificacin de infraestructura con un crecimiento productivo sostenible. Para ello, en primera instancia, se construy y habilit la Fbrica de Sanitarios, lo cual facilit segmentar ordenadamente los procesos segn el tipo de artculo. Tambin se incorporaron nuevas tecnologas que elevaron la calidad del producto, verbigracia, la im-plementacin del horno mufla de funcionamiento elctrico, a prin-cipios de junio de 1936, que permiti el decorado fino en artculos de vajillera58. Por ltimo, se logr la acreditacin de los artculos sanitarios por la Oficina de Alcantarillado de la Direccin de Obras Pblicas, que favoreci el crecimiento de un 20% en las ventas del ejercicio del ao 1935 y los periodos siguientes. La distribucin, por otra parte, fue un punto determinante en la incor-poracin de la marca y los productos de la Compaa en el mercado nacional. Fue asumida por importantes sociedades mercantiles en las principales ciudades del pas, cuyos contratos de comercializacin se firmaron con las compaas de Nieto Matta, Santiago Webb, Bette-ley y Narciso Moukarzele y, desde Concepcin hacia el sur, con una franquicia exclusiva, la distribuidora Agencia de Industrias Nacionales de Julio Daz Boneu59. Ya a fines de 1938, su hermano Alberto abre un modesto almacn en calle Anbal Pinto N 613, ofreciendo tambin artculos de la fbrica60. 58 Fbrica Nacional de Loza de Penco, Cuarta Memoria, Valparaso, Imprenta Europa, 1935. p. 8 y Quinta Memoria, Concepcin, Soc. Imp. y Lit. Concepcin, 1936.59 Julio Daz Boneu fue Director Comercial de la Fbrica de Loza de Penco y, desde 1931, distribuidor oficial de la industria. En 1942 se asocia con sus hijos y adquieren la Compaa Minera Nacional, que explot minerales no metlicos como caoln, cuarzo, feldespato, entre otros, necesarios para la fabricacin de loza y vidrio, por lo que desempe un rol clave para Fanaloza como proveedor de estos recursos. Fue miembro del Centro Espaol de Concepcin y del Automvil Club. Naci el 27 de noviembre de 1891 en Concepcin, sus estudios los realiz en el Colegio de los Padres Escolapios y su formacin tcnica en el Instituto Comercial de Concepcin. Cas con Elisa Pedraza Pastrana, con quien tuvo tres hijos: Juan, Patrocinio y Elisa. 60 Diccionario Biogrfico Chileno, pp. 48-49.

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    Publicidad de los hermanos Daz Boneu que, al liquidar la Sociedad Daz Hermanos, abrieron estos emprendimientos dedicados, en gran porcentaje, a distribuir los pro-ductos de Fanaloza, entre otros artculos domsticos y decorativos. Primero, Julio, con la tienda Agencia de Industrias Nacionales y Alberto, con Casa Loza y Cristalera. Publicado en Boletn del Comercio Minorista, nm. 34, noviembre 1938 y Fanaloza, 12 de octubre de 1945.

    Del mismo modo, en este perodo destaca la garanta adminis-trativa de la implementacin del mtodo de contadura de costos, en 1934, que permiti conocer las demandas econmicas y de capital humano de todo el proceso productivo con rigurosidad, consiguien-do la eliminacin de procedimientos innecesarios y la concentracin de las fuerzas operacionales que, con la ejecucin de mejoras en la lnea de manufactura, comprob un notable descenso en los gas-tos61 junto con la correcta proyeccin de las reservas y previsiones correspondientes.

    El capital, por su parte, tambin madura y se dinamiza. La pri-mera inversin, representada fuertemente por capitales de personas naturales y de la regin del Bo-Bo, es renovada por inversiones ex-trarregionales de grandes conglomerados, como sociedades banca-rias nacionales y capitales extranjeros. Sobre esta poca, el historia-dor Leonardo Mazzei informa:

    61 Fbrica Nacional de Loza de Penco, Tercera Memoria ya citado.

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    La Fbrica Nacional de Loza de Penco ms que du-plic su capital nominal en este perodo, aunque en tr-minos reales esta expansin fue del orden de un 30%. El aumento fue motivado por la necesidad de incrementar la produccin y mejorar la calidad. Los accionistas ms importantes ya no eran slo los miembros de la familia fundadora de la empresa, puesto que se haba sumado fuertes inversiones de particulares y de instituciones, como fue el caso del Banco de Londres y Amrica del Sur, que se constituy en el accionista mayoritario, y la Bolsa de Comercio de Santiago62.

    Una coyuntura crtica fue el ao 1939. El terremoto que afect la regin el 24 de enero trajo consigo muerte y destruccin. La Com-paa perdi por completo el Teatro y el Hogar Social, destinado a la formacin integral de sus trabajadores, y, en las plantas de vaji-llera y sanitarios, los daos estructurales en pabellones y hornos de coccin fueron considerables. Se cifraron prdidas de alrededor de $2.500.000.- segn la Memoria de aquel ao, la produccin cay a la mitad del rendimiento efectivo y se debi postergar la reparticin de dividendos para reinvertir en la reconstruccin63. A ello, se sum el primer conflicto colectivo del recin formado Sindicato de Ope-rarios, a raz del rechazo parcial del pliego de peticiones presenta-do por los obreros, que solicitaba la restitucin de la infraestructura y beneficios perdidos a consecuencia del sismo; la satisfaccin del petitorio fue inviable para la Sociedad, pues tena su capacidad de capital priorizado en la reconstruccin. En consecuencia, el Sindi-cato comenz la huelga el 13 de julio y se prolong alrededor de un mes, debiendo intervenir el Intendente de la regin, seor Desiderio Gonzlez Medina. Aunque la produccin de aquel ao fue anor-mal, felizmente las complicaciones en el proceso productivo fueron rpidamente subsanadas debido a la eficiente labor de todo el perso-nal64, subray el directorio de la Compaa.

    Pese a todo, la crisis del sismo se transform en una gran oportu-nidad para Fanaloza. Dentro de los planes de la reconstruccin ur-62 Mazzei, Leonardo, Sociedades Industriales y Comerciales en Concepcin 1920-1939, Santiago, Editorial Universitaria, 1990, p. 108.63 Fbrica Nacional de Loza de Penco, Octava Memoria, Concepcin, Soc. Imp. y Lit. Concepcin, 1939.64 dem.

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    bana que propona el Estado se consideraba, como principio funda-mental, el cambio del antiguo rgimen sanitario al moderno sistema de alcantarillado, que utilizaba, favorablemente para la Compaa, los artculos que sta produca. Sin embargo, la capacidad de la Plan-ta de Sanitarios de Penco no estaba todava normalizada y, an en su capacidad mxima, no suplira la alta demanda bajo este escenario. Considerando estos antecedentes, la Junta Extraordinaria defini, en 1941, adquirir el activo y pasivo de una fbrica santiaguina que vena presentando problemas de funcionamiento; fue la Sociedad In-dustrial El Carrascal que, en el transcurso del tiempo, dio sobrados argumentos de haber sido una decisin acertada65.

    Salvadas las problemticas tcnicas y estructurales del ao 1939, la administracin prosigui el camino de la mecanizacin del proceso pro-ductivo y la habilitacin de nuevas tecnologas tradas desde el exterior. Fue as que se instalaron nuevos hornos en la planta de vajillera, cuya produccin en 1943 logr, por primera vez, extender su oferta al mercado latinoamericano, y facilit la posterior consolidacin de su presencia con artculos de primera calidad, reconocidos y premiados en distintas expo-siciones internacionales.

    65 Fbrica Nacional de Loza de Penco, Undcima Memoria, Concepcin, Soc. Imp. y Lit. Concepcin, 1942. La Compaa dedic especial atencin a la F-brica Carrascal. Destin al Director Tcnico, Genaro Daz B., para que se hicie-re cargo personalmente de la modernizacin del proceso productivo. Habilit nuevas tecnologas, entre las que destac una planta probadora de aisladores de porcelana para alta tensin y la instalacin de hornos tnel y mufle. Conso-lidadas las mejoras, desde 1943, la produccin consisti en artculos sanitarios, de uso industrial y pedidos especiales de loza domstica y ornamental, esta ltima marcada con el logotipo CARRASCAL-FANALOZA-CHILE.

    Inauguracin Horno Tnel de una extensin de ms de 50 metros. Circa 1944.

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    Para culminar el catlogo de productos principales, la Compaa acord aumentar nuevamente el capital en 1947 y 1948, con el prop-sito de implementar una fbrica de azulejos que satisfaciera la demanda nacional. La memoria de 1948, en relacin a aquello, inform: a la fe-cha, los edificios para las nuevas instalaciones en Penco estn totalmente terminados, las maquinarias y hornos llegados ya en un 95% del total estn instalndose esperando dejar funcionando todas las instalaciones proyectadas para nuestras Fbricas en Penco en el curso del ao y las instalaciones de Carrascal en el curso del prximo. A la fecha de nues-tro Balance se haba invertido en las nuevas instalaciones la cantidad de $41.301.706.3566. La Planta Azulejos fue inaugurada en 1949, con la presencia del Presidente de la Repblica Gabriel Gonzlez Videla.

    Vale subrayar a estos adelantos y al xito de la industria, el aporte de la dirigencia de la Sociedad. Se reconoce la labor de la familia Daz en su calidad fundadora y, posteriormente, como ingenieros, tcnicos y especialistas del rea de la produccin industrial; no obstante, es justo sealar que el liderazgo mercantil fue sobrellevado por otros connotados personajes de la provincia que, gracias a su experiencia y esfuerzo, afian-zaron el prestigio de la Compaa. Para el perodo estudiado destacan, principalmente, sus dos Presidentes, Ignacio Martnez Urrutia67 y Fran-cisco Langlois Vidal68 y el director Luis Ibieta Plummer69. Para Martnez 66 Fbrica Nacional de Loza de Penco, Decima Sptima Memoria, Concepcin, Soc. Imp. y Lit. Concepcin, 1948.67 Ignacio Martnez Urrutia fue el primer Presidente de Fanaloza hasta su deceso, en octubre de 1942. Martillero pblico y de hacienda, corredor de comercio y agente de seguros, destac en el mbito poltico y mercantil. Fue Presidente de la Compa-a Fbrica Italo Americana de Paos Tom, presidente de varias instituciones penquistas como Club Concepcin, Club Hpico, Rotary Club, Boy Scouts, Federacin de Foot Ball, entre otros. En cargos pblicos, desempe funciones como Senador por uble y Con-cepcin (1933 -1937), Alcalde de Bulnes, Delegado del Supremo Gobierno ante el Hospital de Nios y miembro de la Junta de Beneficencia.

    68 Francisco Langlois Vidal sucedi a Ignacio Martnez en la Presidencia de Fanalo-za, desde fines de 1942. Naci en Concepcin el ao 1870. Fue abogado y hombre de negocios, Director del Banco de Chile y de las sociedades Nacional de Tejidos El Salto, S.A.C. Saavedra Bernard y Ganadera Gente Grande. Adems, explot el Fundo Cam-pusano en Buin.69 Luis Ibieta Plummer fue Director de la Compaa Fanaloza, desde su fun-dacin hasta su fallecimiento, en 1947. Industrial y agente de seguros, naci en Concepcin el 9 de octubre de 1877. Durante su vida se desempe en la direccin de muchas sociedades comerciales e industriales y en obras de bien pblico. Reconocido en Concepcin por su colaboracin en la dirigencia de

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    e Ibieta, que fallecieron estando en servicio a la Compaa, la ciudad los honr pstumamente con el nombramiento de los principales pasajes de la poblacin Juan Daz Hernndez.

    A mediados de siglo, la Fbrica Nacional de Loza de Penco haba con-quistado a nivel nacional el sitial ms alto de las empresas de su rubro y gozaba del reconocimiento internacional por la calidad de sus cermicas y porcelanas, que en nada envidiaban a las tradicionales factoras euro-peas. Una administracin irreprochablemente sana, vanguardista y con avanzadas ideas de responsabilidad social, permiti el prestigio de sus artculos y la seriedad de su proceder. El establecimiento creci ms all de sus proyectos iniciales y consolid una posicin que cosechara, dca-das despus, nuevos triunfos y adelantos en el perfeccionamiento de la calidad y estilo de sus productos. Un reportaje de 1950 del diario El Sur condensa, en su ttulo, la estabilidad de la empresa: Fanaloza, una in-dustria totalmente chilena, que es orgullo legtimo para esta zona y para el pas. Toda la nacin usa loza fabricada en Penco con materia prima na-cional y por personal chileno70. El reflejo contable del xito se aprecia en el lenguaje de los nmeros que presentan el cuadro N 3 sobre Evolucin del Capital y Utilidades, que detalla el crecimiento exponencial y la con-solidacin de la Compaa en este primer perodo estudiado. Adems, se aprecian las prdidas producto del terremoto, el significativo aporte que representaron las producciones de Carrascal desde 1941 y las utilidades por exportaciones desde 1943.

    Cuadro N 3: Evolucin del Capital y UtilidadesPerodo Capital ($) Utilidades ($)

    1930 5.000.000 -1932 7.500.000 520.2841934 9.064.600 795.9111936 13.042.896 1.845.5081939 13.936.890 1.475.9621940 15.702.668 2.291.4691941 17.782.354 3.128.6981943 49.140.366 6.320.573

    Bomberos, en los comits Pro-adelanto, Semana Penquista y Junta de Vecinos; mayor fu su participacin en la administracin de la crcel pblica de la mis-ma ciudad. 70 El Sur, Fanaloza, una industria totalmente chilena , Concepcin, 05 de octubre de 1950.

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    1945 55.251.003 10.751.0031947 91.868.774 21.716.0201949 214.744.390 33.316.6041950 222.527.247 32.154.7291952 225.000.000 42.340.5061954 265.000.000 89.897.7881955 385.000.000 169.859.9911957 925.000.000 403.876.0491959 1.345.000.000 621.163.6721960 E1.627.450* E553.5331962 E2.500.000 E600.998

    Fuente: Prospecto 1930, Memorias 1932-1962.

    La estabilidad industrial tendra, no obstante, las ltimas pruebas para demostrar su utilidad y maduracin. Uno de ellos, fueron los movi-mientos telricos del 21 y 22 de mayo de 1960, que significaron prdidas en mercaderas, productos en elaboracin, moldes, instalaciones, etc. por un total de E 253.098,2171 segn registra la memoria de aquel ao. La infraestructura general resisti los movimientos, pero se resolvi castigar las utilidades para compensar las prdidas. Igualmente, y de mayor signi-ficacin, debe considerarse la crisis inflacionaria del pas, la reconversin monetaria y la elevacin de los costos de produccin, que dificultaron la competitividad en el Mercado Comn Latinoamericano. Reginaldo Daz B., Gerente de Produccin, recordaba el inicio de la crisis en 1959, diciendo: las utilidades parecan altas, esas cifras estratosfricas no te-nan significado real y palpable, pues estaban expresadas en pesos que carecan de valor estable72 . A pesar de ello, la direccin, fue audaz y decidi avanzar y modernizar la mecanizacin del proceso productivo, por medio de un nuevo aumento de capital, que logr dinamizar la pro-duccin y satisfacer el mercado. Sobrellevados estos eventos, la industria demostrara su resiliencia y continuara en la senda del progreso y el xito comercial, hasta los funestos eventos de la liquidacin de 1982.

    71 Fbrica Nacional de Loza de Penco, Vigsimo Novena Memoria, Concepcin, Litografa Concepcin S.A., 1960. 72 Fanaloza en marcha, Penco, ao 1, diciembre de 1961, n 1.

    * Tngase presente que, entre 1960 y 1975, se reemplaz el peso por el escudo (E). La tasa de conversin fue de 1.000 pesos por 1 escudo.

  • Damita, una de las primeras figuras decorativas de la planta de Penco. Elaborada en la dcada del 40. Sin logotipo, 20 cm.

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    Boris Mrquez Ochoa, Cermica en Penco Industria y Sociedad 1888-1962

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