Estudios Políticos No. 25. Medellín, julio-diciembre 2005 213-218

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Franklin Ramírez-Gallegos

La insurrección de abril nofue sólo unafiesta

Quito, Taller el Colectivo, 2005,109 pp.

La más reciente coyuntura política enla región andina hace visible, por

una parte, el carácter inaplazable de undebate centrado en la adopción de medi-das que garanticen las transformacionessociales postergadas desde decenios an-teriores -una renovada mirada sobre laviabilidad y el alcance de una prácticapolítica de cara a los cambios-, y porotra, el desafío teórico que el nuevo ciclode protestas ciudadanas le plantea a losparadigmas explicativos más relevantes,en particular en lo relacionado con unnuevo tipo de acción colectiva contesta-taria. Reconocer losmás recientes episo-dios de movilización ciudadana sitúa en

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primer plano el tratamiento de problemasasociados a ella, que compromete nosólo la práctica política sino, especial-mente, retos importantes a nivel teóricoexplicativo. He aquí el primer desafíoque suscita el reciente trabajo de FranklinRamírez-Gallegos' sobre las jornadas deprotesta ciudadana en Quito, en abril de2005, que condujeron a la destitucióndel presidente Lucio Gutiérrez.

Su título evoca una tipología deacciones que para algunos significaríaun retorno anacrónico del discurso radi-cal; pero una exploración juiciosa de lascondiciones que explican las jornadas

Sociólogo. Doctor (c) en Ciencias Políticas, Universidad París VlII-CSU, Francia. Magísteren Relaciones Internacionales (FLACSO-Quito) y en Ciencias Políticas (Universidad Internacionalde Andalucía). Actualmente realiza su investigación doctoral sobre movimientos sociales,participación política y democracia en los países andinos.

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sucesos que le anteceden le confierenvalidez y dotan de sentido las distintasformas de contestación desplegadas porla multitud, acciones que devienen en elejercicio legítimo de un derecho ciuda-dano, porque más allá de los debatespolíticos generados en relación con lalegalidad de los hechos de abril, su inda-gación investigativa conduce a legitimarla "forma insurrección" explorada por elautor. En palabras suyas, "únicamente,la insurrección o la resistencia socialesposeen la suficiente exterioridad y, enconsecuencia, están en capacidad dedesplegarse contra el poder como untodo. Abril tuvo esa marca y desde ahí seabre su margen de legitim idad" (p. 86).

En efecto, en contextos como el delas inestables democracias andinas, elrecurso descubierto por su autor de la"forma insurrección" para dar cuenta delos pormenores que subyacen a la re-ciente protesta ciudadana protagoniza-da en Quito, constituye uno de los mejoresresultados del ensayo. Resignificaciónde la insurrección en los términos de underecho legítimo de la ciudadanía cuan-do ve agotadas las posibilidades de suejercicio vital en los marcos estrechos dela precariedad de la democracia en laregión; insurrección como forma de con-testación social, como una singular es-trategia de organización y participaciónde actores sociales emergentes, comoparte de los nuevos repertorios de ac-ción colectiva suscitados al tenor de lasnuevas condiciones de inconformidadsocial; insurrección legitimada en el marco

de abril en Quito, como la que hace suautor, revela la pervivencia de viejosproblemas irresueltos y la potencialidadde sus gentes para desatar acciones deimplicación ciudadana que si bien pue-den ser, aún, rasgos incipientes de "im-pulsos participativos", también puedenincidir de distinto modo en el procesodemocrático ecuatoriano. El título dellibro es ya una provocativa invitación:insurrección, en su sentido de subvertir,de transformar el orden de cosas vigen-te, de reaccionar con propuestas de in-subordinación, resistencia y/o emanci-pación social, justo en el momento enque el unanimismo político reinante hasoslayado los límites de una democraciadesdibujada en el marco de la supuestainevitabi/idad del desarrollo económicode corte neoliberal; sólo este rasgo haceque resulte, por lo menos refrescante, talmanera de nombrar aquellos sucesos.

La insurrección de abril no fue sólounafiesta invita a una reflexión teórica ya una resignificación de las acciones decontestación social que se vienen pre-sentando en la región con persistentefrecuencia, sin desconocer, tal como loafirma su autor, que sus alcances sontodavía limitados. A lo largo del libro,como él mismo lo señala, existe la inten-ción de que no se confundan las jorna-das de abril con un acto más de oposicióncivil al régimen: situar los sentidos de laprotesta ciudadana y la movilización social,explorar lo oportuno del momento enque se desatan, develar sus rasgos pecu-liares y los indicios de continuidad con

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de la democracia, y no exclusivamenteen el de los regímenes tiránicos.

Subyace en esta postura el méritode develar los rasgos autoritarios quese esconden tras la demagogia política,en gobiernos como el de Gutiérrez enEcuador, cuestionando, de paso, la via-bilidad del cumplimiento de las promesasde la democracia en las condicionesque recrea el autor cuando define elgobierno depuesto como una forma de"dictadura postmodernista", inaugura-da en la región por Fujimori en el Perú:"Aparece así la figura de un populismoautoritario endogámico de derecha quepermite sugerir, en suma, la representa-ción del gutierrato como una suerte defujimorato incipiente" (p. 35). De estemodo, el gutierrato, como lo nombraRamírez-Gallegos, emergente régimenpolítico expuesto en el texto en susrasgos básicos -los suficientes paraexplicar su particular forma de acepta-ción social hasta la víspera de lainsurrección de abril- constituye el telónde fondo de la emergente movilizaciónciudadana y su inusitado impacto; lasrazones de la protesta estaban ahí. Peroel autor va más allá y no solo encuentraen los límites del gobierno depuesto, enlas condiciones de agotamiento de sugestión política, la fuente de la legitimi-dad de la insurrección, sino que al finaldel trabajo logra sustentar la legitimi-dad de la insurrección a partir de "lasformas y los medios con que se concretala insurrección, la oportunidad en me-dio de la que surge y la responsabilidad

ética y política con que la asumen cadauno de sus protagonistas" (p. 86).

De este modo, sitúa el carácter le-gítimo de la insurrección y el derecho ala resistencia, en el campo de los reper-torios de la acción colectiva y prácticasciudadanas, posiblemente inusitadas, queemergen desde los estrechos marcos denuestros regímenes democráticos y quevan adquiriendo presencia y legitimi-dad incuestionables. En este punto, esimportante subrayar que más que la ex-presión de un compromiso de respon-sabilidad política, el libro es un sugerenteejercicio académico investigativo, en elmarco del desafío que supone la conju-gación de categorías explicativas bajonuevas y peculiares condiciones; es, fi-nalmente, un compromiso también conla producción de conocimiento.

No menos importante es la des-cripción de los acontecimientos logradapor su autor; un detallado contexto deoportunidad para la protesta, la presen-cia de "inéditos repertorios de contesta-ción" que imprimen un sello propio a lamovilización quiteña y que conducen asu autonomización, y el protagonismode nuevos actores de clase mediaautomarginados hasta entonces de laacción callejera -los forajidos, tal comofueron etiquetados-, dan cuenta de unfino recurso etnográfico y del aportedocumental del libro , potencial fuentepara nuevas lecturas de los hechos. Deigual modo, resulta relevante el rescateque hace el autor de los aprendizajesprevios que se conjugan con lo nuevo de

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víspera"- al tiempo que se recrea lonuevo de lo inédito, permite al lectorapreciar en su justa medida los distintosmatices de un suceso nombrado como"intempestivo, improvisado y espontá-neo". Ese retorno de las multitudes a lacalle, de la presencia de formas de con-testación ciudadana que expresan suinconformidad; la voz de los seres anó-nimos transformados en sujetos activosque ensayan novedosas iniciativas, todoello, percibido a través de las páginas dellibro, permite seguir de cerca lo aconte-cido en Quito recientemente; he ahí elsentido de la fiesta, presente también enla insurrección, así, justamente, no seagote en ella.

Precisamente, al carácter espontá-neo de la protesta, a la ausencia deliderazgos reconocidos, a la falta de unaforma orgánica determinada, le subyacela certeza de que el recorrido de losdistintos sectores marginados en el con-tinente -en el pasado- y el contagio deprácticas más recientes como las ensaya-das en las protestas argentinas, constitu-ye una constatación empírica de losaprendizajes sociales derivados de unaexperiencia participativa, de las leccio-nes acumuladas por estos actores en sutrayectoria; aprendizajes, asumidos aquí,en los términos de su carácter esencial-mente activo e innovador, que sumado alo relevante de la dimensión espacial dela protesta -su carácter local- ponende presente un nuevo desafío respecto auna potencial inclusión de los actores encontextos locales de toma de decisiones,

las jornadas; escenas que m uestran lascontinuidades respecto a sucesos desata-dos por lo menos en los quince años másrecientes en medio de la vitalidad de lasacciones aprehendidas desde otros es-cenarios de la región. El texto re-creacondiciones previas, espacios y tiemposnuevos para la protesta y actores emer-gentes, y señala el carácter singular de loacontecido.

Es preciso destacar el mérito quetiene describir con fluidez el complejoproceso de implicación de los distintosactores sociales -el desborde ciudada-no en cuatro episodios-, la emergenciade inéditos repertorios y de expresiónautónoma de la protesta liberada deltutelaje partidista -la singularidad delos hechos de abril- y el resultado de unrelato que logra que se escuche lapalabrade sujetos silenciados, de quienes hanestado al margen del acontecer político,y se reconozca el proceso que condujo asu implicación como ciudadano activo;el respeto por los discursos de los distin-tos actores y su puesta en escena es unapieza documental importante en el librode Ramírez-Gallegos.

El reconocimiento de un protago-nista hasta entonces desconocido, y dela centralidad de su papel inaugural-irrupción de actores que por primeravez y contra todo pronóstico hacen pre-sencia pública en la arena política con uninusitado y novedoso entusiasmo-, larelevancia que da el texto a una memoriahistórica que subyace a esta ola de pro-testa ciudadana - "no todo se hizo la

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en la doble perspectiva de articulación aescenarios regionales y globales, y suaporte a la profundización de la demo-cracia a partir de un nuevo proceso departicipación ciudadana -el impacto dela protesta.

Ese reconocimiento de la continui-dad en las expresiones de protesta enmedio de sus novedades, refleja la per-sistencia de conflictos políticos y socia-les en el marco de las nuevas condicionesy pese a los cam bios políticos operados.Si bien es posible identificar la emergen-cia de nueuos actores y mouimientos cu-yas acciones revelan la puesta en escenade prácticas inéditas de contestación oresistencia, no se pretende con ello sos-layar el reconocimiento de una memoriay una experiencia colectivas que sin dudahan generado aprendizajes políticos, quesubyacen a las jornadas de protesta másrecientes y a las nuevas dinámicasorganizativas que aparecen como inédi-tas o en oposición a formas de moviliza-ción social anteriores.

Lo relevante de estas nuevas prácticasno lleva a su autor a un desbordadooptimismo respecto al potencialparticipativo -léase, constituyente deun nuevo orden- que emerge de laprotesta ciudadana; precisamente elequilibrio que guarda el trabajo permitevalorar los límites de las accionesciudadanas de resistencia y contestaciónque tienen presencia hoy con inusitadoimpacto, pero que dibujan todavía unprecario recorrido hacia su consolidacióncomo prácticas que coadyuven a la

transformación que preconizan; los ciclosde protesta precedentes a las jornadasde abril, a las que también hace referenciaRamírez -Gallegos, asílo constatan.

No se trata, pues, de una apologíapolítica de la movilización, no hay tam-poco una sobrevaloración de las jorna-das de abril, ni una desbordada utilizaciónde aquello que el autor llama laformainsurrección, que termine banalizando elreciente episodio protagonizado en Quito;se trata más bien de una invitación aseguir de cerca lo nueuo de la emergen-cia de ese ciclo de protesta ciudadana,que más allá de las acciones propias delos denominados nuevos movimientossociales o de emergentes actores todavíasin etiquetar, pone en evidencia la pre-sencia de nuevas acciones desatadas porrenovados actores individuales y colec-tivos en la región.

La fuerza argumentativa del trabajose ve recreada tam bién por una sugestivadescripción de lo que el autor denominalas "alucinaciones interpretativas" que lepermiten señalar con precisión lo que nofue la insurrección de abril. Esta valiosaaproximación a los hechos desde losdistintos propósitos interpretativos, aparececomo antesala de laúltima parte del trabajo,en la que se concreta con mayor fuerza sumérito teórico: el contrapunto final entredemocracia, insurrección y legitimidad, alque nos hemos referido antes. Lacombinación entre lo que no fue lainsurrección y un amplio recorrido de suspormenores, permite visualizar mejor, enuna precisa ponderación de los hechos,

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sufundonamiento de cara a lospresupuestosteóricos que maneja con solvencia su autor;hay un diálogo, una precisa conexión,entre los hechos que se describen y lospresupuestos teóricos/explicativos desdelos cuales se interpretan, y subyace ahíuna sugestiva invitación a leer lademocraciaradical en clave de posibilidad, para pensaresa compleja realidad que subyace a loscambios en el mundo andino.

A partir del análisis de estas expe-riencias inéditas queda abierta enton-ces la discusión en una doble perspectiva,pues más allá de lo episódico de las

distintas e inusitadas reacciones de lagente en tiempos de crisis, el potencialtransformador aquí inaugurado pone alorden del día el debate político sobre laviabilidad del cambio de un orden vi-gente cada vez más excluyente, perotambién, desafía los paradigmas expli-cativos que sirven de marco a refinadasconstrucciones teóricas, que, sin em-bargo, no traducen completamente lacomplejidad de la situación regional.Praxis política y desafíos investigativosse ven igualmente interrogados en estetrabajo.

Madrid, diciembre 7 de 2005Adriana González Gil

Profesora e investigadoraInstituto de Estudios Políticos

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