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1 1 INFORME NÚM. 348 LÍNEAS DE ACTUACIÓN JURÍDICAS Y SINDICALES TRAS LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 119/2014, DE 16 DE JULIO, QUE RESUELVE EL RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD CONTRA LA LEY 3/2012, DE 6 DE JULIO, DE MEDIDAS URGENTES PARA LA REFORMA DEL MERCADO LABORAL Elaborado a instancia de parte por los profesores María Emilia Casas Baamonde y Juan Carlos García Quiñones en el marco del convenio de asesoramiento UGT y UCM. DICIEMBRE 2014

LÍNEAS DE ACTUACIÓN JURÍDICAS Y SINDICALES TRAS LA ...portal.ugt.org/actualidad/2014/diciembre/boletin20/INFORME348.pdf · lÍneas de actuaciÓn jurÍdicas y sindicales tras la

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INFORME NÚM. 348

LÍNEAS DE ACTUACIÓN JURÍDICAS Y SINDICALES TRAS LA

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 119/2014, DE 16 DE

JULIO, QUE RESUELVE EL RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD

CONTRA LA LEY 3/2012, DE 6 DE JULIO, DE MEDIDAS URGENTES

PARA LA REFORMA DEL MERCADO LABORAL

Elaborado a instancia de parte por los profesores María

Emilia Casas Baamonde y Juan Carlos García Quiñones en el

marco del convenio de asesoramiento UGT y UCM.

DICIEMBRE 2014

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LÍNEAS DE ACTUACIÓN JURÍDICAS Y SINDICALES TRAS LA SENTENCIA DEL

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 119/2014, DE 16 DE JULIO, QUE RESUELVE

EL RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD CONTRA LA LEY 3/2012, DE 6 DE

JULIO, DE MEDIDAS URGENTES PARA LA REFORMA DEL MERCADO LABORAL

SUMARIO:

1. Objeto de la consulta

2. Interposición de posibles recursos frente a la Sentencia del

Tribunal Constitucional 119/2014, de 16 de julio, ante órganos

internacionales y/o comunitarios

2.1. Ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea

(TJUE)

2.2. Ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)

2.3. Ante el Comité Europeo de Derechos Sociales mediante

el procedimiento de presentación de reclamaciones colectivas

3. Instrumentos para la acción sindical en el ámbito de la

legalidad ordinaria

3.1. Aplicación directa de la normativa internacional para

invocar la nulidad de los contratos de emprendedores realizados,

bajo el argumento de la vulneración de derechos o por la vía del

abuso de derecho

3.2. Inclusión en la negociación colectiva de cláusulas de

empleo vinculadas a la elección de la contratación indefinida

ordinaria con carácter excluyente.

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3.3. Otras manifestaciones de la potencialidad de la

negociación colectiva para hacer frente a los efectos de la

reforma en las materias objeto del recurso de

inconstitucionalidad

3.3.1. En relación con la fijación de un período de

prueba de un año en el contrato por tiempo indefinido de apoyo a

los emprendedores

3.3.2. En relación con la posibilidad de inaplicación

de las condiciones de trabajo previstas en convenio colectivo y

su sujeción a límites causales, materiales y temporales.

3.3.3. En relación con la aplicación prioritaria de

los convenios de empresa sobre los convenios de ámbito superior

en una serie de materias

4. Conclusiones

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1. OBJETO DE LA CONSULTA

A partir de la Sentencia dictada por el Pleno del Tribunal

Constitucional, STC 119/2014, de 16 de julio, resolviendo el

recurso de inconstitucionalidad número 5603-2012, interpuesto

por el Parlamento de Navarra, contra la Ley 3/2012, de 6 de

julio, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral,

se solicita de la Cátedra la elaboración de un Informe acerca de

posibles líneas de actuación en los ámbitos respectivos,

jurídico y sindical, a efectos de acometer de la mejor manera

posible el nuevo escenario creado con ocasión de la Sentencia

citada.

En concreto, más allá del juicio de constitucionalidad que

contiene la propia Sentencia sobre la reforma introducida por la

Ley 3/2012, y a raíz de su resultado, se plantea, en primer

lugar, la posibilidad de interponer los recursos que puedan

corresponder eventualmente frente a la misma ante órganos

internacionales y/o comunitarios, valorando especialmente las

consecuencias prácticas de los mismos.

En segundo lugar, dentro del marco de la legalidad

ordinaria, a la vista de lo dispuesto en algunos de los

pronunciamientos existentes en el ámbito de la jurisdicción a

nivel de Tribunales Supriores de Justicia y Juzgados de lo

Social, se solicita analizar, también, con vistas a la acción

sindical, las distintas herramientas con las que poder articular

acciones que permitan, vía aplicación directa de la normativa

internacional, declarar nulos los contratos de emprendedores

realizados, bien por vulneración de derechos bien por la vía del

abuso de derecho.

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De igual forma, se interroga acerca de la posibilidad legal

de introducir en la negociación colectiva determinadas cláusulas

de empleo vinculadas a la elección de la contratación indefinida

ordinaria con carácter excluyente.

Así como cualquier otra actuación que pueda llevarse a

cabo, en línea con una actuación jurídica y sindical, bajo la

lógica de hacer frente a los efectos de la reforma en las

materias que han sido objeto del recurso de

inconstitucionalidad.

2. INTERPOSICIÓN DE POSIBLES RECURSOS FRENTE A LA SENTENCIA DEL

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 119/2014 ANTE ÓRGANOS INTERNACIONALES

Y/O COMUNITARIOS

Como se anticipaba en el epígrafe anterior, la primera

línea de actuación que se propone en el escrito de solicitud de

nuestro Informe, viene dada por la interposición de posibles

recursos frente a la Sentencia del Tribunal Constitucional que

está en el centro de la discusión, ante órganos internacionales

y/o comunitarios, con una valoración especial de las

consecuencias prácticas de los mismos.

En el nivel del Derecho de la Unión Europea, en relación

con los órganos y mecanismos de denuncia, supervisión y control,

debe analizarse la posibilidad que se plantea en relación con la

eventual interposición de recurso ante el Tribunal de Justicia

de la Unión Europea (TJUE). En el ámbito de los instrumentos

convencionales del Consejo de Europa, habrá de analizarse la

posibilidad de interponer recurso o reclamación bien ante el

Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), bien ante el Comité

Europeo de Derechos Sociales (CEDS). Labor que acometemos en los

epígrafes que siguen.

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Advertido que, respecto de la Comisión de la Unión Europea,

no constituye una institución dirigida específicamente a la

protección de los derechos humanos. Por más que la Comisión

Europea pueda intervenir en la protección de posibles

vulneraciones de derechos humanos como consecuencia de la

aprobación e incorporación al Derecho de la Unión Europea de la

Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, así como de

la aprobación de diferentes Directivas destinadas a la

protección de determinados derechos fundamentales, como ocurre

de manera paradigmática con el derecho a la igualdad y a la

prohibición de discriminaciones por causas odiosas, con su

regulación correspondiente en una serie de Directivas a cuyo

contenido nos remitimos.

Del mismo modo que tampoco cabría, en el supuesto que

analizamos, acudir al Defensor del Pueblo Europeo, cuyo objetivo

principal consiste en combatir los casos de mala administración

en la acción de las instituciones y los órganos comunitarios, a

cuyos efectos estos órganos e instituciones tendrán el deber de

facilitar la información que se le solicite e indicar si se

trata de información clasificada. De igual forma que puede

exigirse también a los Estados miembros proporcionar información

al Defensor del Pueblo, si bien cuando dicha información está

sujeta a alguna ley en materia de secreto, el Defensor del

Pueblo no podrá divulgarla, pudiendo, en el caso de no recibir

la asistencia requerida, poner este hecho en conocimiento del

Parlamento Europeo, al que corresponde emprender las gestiones

oportunas. En cualquier caso, el Defensor del Pueblo Europeo no

resulta competente para combatir los casos de mala

administración por parte de las administraciones nacionales,

regionales o locales de los Estados miembros, de igual forma que

no podrá intervenir tampoco en las causas que se sigan ante los

tribunales ni poner en tela de juicio la conformidad a derecho

de las resoluciones judiciales.

Por todo lo dicho, el estudio sobre la interposición de un

recurso, en el ámbito del Derecho de la Unión Europea y en el

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del Derecho del Consejo de Europa, contra la Sentencia del

Tribunal Constitucional debe centrarse en el análisis de las

posibilidades legales para llevar a cabo semejante actuación,

ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) o ante

el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH).

Hemos de partir de los dictados de la Ley Orgánica del

Tribunal Constitucional (Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre,

LOTC), a cuyo tenor el Tribunal Constitucional es “único en su

orden y extiende su jurisdicción a todo el territorio nacional”

(art. 1.2), no pudiendo sus resoluciones “ser enjuiciadas por

ningún órgano jurisdiccional del Estado” (art. 4.2).

Desarrollamos a continuación los argumentos para sostener

la idoneidad -o la falta de idoneidad en su caso- de cara a la

utilización o la desestimación de un mecanismo u otro.

Análisis que extendemos también en relación con la

posibilidad de presentar una reclamación colectiva ante el

Comité Europeo de Derechos Sociales, mediante el procedimiento

de presentación de reclamaciones colectivas. Si bien semejante

opción quedará tempranamente descartada, cuando se comprueba que

el Protocolo Adicional a la Carta Social Europa, del que deriva

el establecimiento de un sistema de Reclamaciones Colectivas

adoptado por el Comité de Ministros del Consejo de Europa el 22

de junio de 1995 y Abierto a la firma 9 de noviembre de 1995, no

ha sido firmado ni ratificado por España (al igual que la

revisión de la propia Carta de 3 de mayo de 1996, firmada, pero

no ratificada por España).

2.1. Ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE)

En relación con un hipotético recurso frente a la Sentencia

del Tribunal Constitucional ante el Tribunal de Justicia de la

Unión Europea, en su condición de institución de la Unión

Europea que encarna el sistema jurisdiccional de esta

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organización supranacional, su función consiste en garantizar el

respeto del Derecho en la interpretación y aplicación de los

Tratados. Una tarea cuyo cumplimiento se asegura mediante la

atribución de tres funciones: el control de la legalidad de los

actos de las Instituciones de la Unión Europea; velar por que

los Estados miembros respeten las obligaciones establecidas en

los Tratados; y la interpretación del Derecho de la Unión

Europea a solicitud de los jueces nacionales.

A partir de este esquema, en términos generales, se

constata cómo el Tribunal de Justicia lleva a cabo un control de

la actividad de los Estados miembros a través del recurso de

incumplimiento. Controla la actividad de las Instituciones de la

Unión a través de los recursos de inactividad por anulación y la

excepción de ilegalidad. Y coopera con las jurisdicciones

nacionales de los Estados miembros a través de la cuestión

prejudicial.

De este modo, a los efectos que nos interesa, la

posibilidad de interponer un hipotético recurso ante el Tribunal

de Justicia de la Unión Europea contra la Sentencia del Tribunal

Constitucional que desestimó el recurso de inconstitucionalidad

interpuesto por el Parlamento de Navarra contra los arts. 4,

14.1, 2 (por conexión) y 3, y contra la disposición adicional

quinta (por conexión) de la citada Ley reformadora 3/2012 –

aunque, por problemas formales, la impugnación quedó limitada a

los arts. 4 y 14.1 y 3 de la Ley 3/2012- por presunta

vulneración de los arts. 14, 24, 28, 35 y 37 CE, si bien

sujetando a interpretación conforme el párrafo octavo del

artículo 82.3 del Estatuto de los Trabajadores, en la redacción

dada por el citado art. 14.1, llevaría, por tanto, a proyectar

la posibilidad que se plantea en el recurso de incumplimiento,

estudiando su hipotética virtualidad como mecanismo

jurisdiccional para el control de la actividad de los Estados

miembros por parte del Tribunal de Justicia.

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Posibilidad que, aún considerando que encajase con la

finalidad del citado recurso de incumplimiento, con su concepto

y con la legitimación pasiva, lo que sería mucho considerar pues

el Tribunal Constitucional español no se ocupa del cumplimiento

o incumplimiento del Derecho de la Unión Europea, sino de la

Constitución Española como norma suprema del ordenamiento

español expresión de la soberanía nacional, en modo alguno se

corresponde con las exigencias de legitimación activa. Todo

ello, según la regulación que refieren los artículos 258 a 260

del TFUE.

Por su parte, el concepto de incumplimiento empleado por el

recurso por incumplimiento confirma asimismo su carácter

notablemente amplio, si bien siempre referido al Derecho de la

Unión Europea.

De otro lado, en relación con la legitimación pasiva,

resulta cierto que cualquier órgano del Estado es susceptible de

incurrir en tal incumplimiento, pertenezca al poder ejecutivo,

legislativo o judicial, con extensión tanto al Gobierno central,

autonómico o local. Considerando, además, que no constituye

eximente respecto de dicho incumplimiento ni la fuerza mayor, ni

las circunstancias políticas, ni el incumplimiento por parte de

otro Estado, ni la presunta ilegalidad del acto del que deriva

la obligación. Sin embargo, el Tribunal Constitucional es un

órgano constitucional con autonomía propia, que no forma parte

del poder judicial, únicamente sujeto a la Constitución y a su

Ley Orgánica reguladora.

Mientras que, respecto de la legitimación activa para

presentar este recurso, viene atribuida tanto a la Comisión como

a los Estados miembros (posibilidad, esta última, de escasa

aplicación en la práctica real). Configuración que descarta

definitivamente también su hipotética idoneidad para interponer

por parte de los solicitantes del Informe el correspondiente

recurso ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea contra

la Sentencia del Tribunal Constitucional español que confirma la

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constitucionalidad de determinados preceptos legales sobre

aspectos relevantes de la reforma laboral implementada con la

Ley 3/2012.

La imposibilidad de la interposición del correspondiente

recurso de incumplimiento ante el Tribunal de Justicia, con base

en las razones expuestas, hace innecesario efectuar cualquier

consideración adicional sobre una actuación que, desde nuestro

parecer, no puede acometerse, por no concurrir los requisitos

jurídicos para ello, conforme a los argumentos examinados en

líneas anteriores.

Caso distinto sería que, después, en un litigio concreto,

en relación con las materias controvertidas (esto es, fijación

de un período de prueba de un año en el contrato por tiempo

indefinido de apoyo a los emprendedores; respecto a la

posibilidad de inaplicación de las condiciones de trabajo

previstas en convenio colectivo y su sujeción a límites

causales, materiales y temporales; y en relación con la

aplicación prioritaria de los convenios de empresa sobre los

convenios de ámbito superior en una serie de materias), los

demandantes solicitaran, y el Juez o Tribunal aceptase, plantear

una cuestión prejudicial ante el TJUE, sosteniendo la

vulneración, en su caso, del artículo 30 de la Carta de los

Derechos Fundamentales de la Unión Europea, por alusión a la

protección en caso de despido injustificado (vinculado con la

fijación de un período de prueba de un año en el contrato por

tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores); o bien del

artículo 28, también de la Carta de los Derechos Fundamentales

de la Unión Europea, en referencia al derecho de negociación y

de acción colectiva (respecto a la posibilidad de inaplicación

de las condiciones de trabajo previstas en convenio colectivo y

su sujeción a límites causales, materiales y temporales; y en

relación con la aplicación prioritaria de los convenios de

empresa sobre los convenios de ámbito superior en una serie de

materias).

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2.2. Ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)

Como se sabe, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos

(TEDH), también conocido como “Tribunal de Estrasburgo”, es el

Tribunal destinado a enjuiciar, bajo determinadas

circunstancias, las posibles violaciones de los derechos

reconocidos en el Convenio Europeo de Protección de los Derechos

Humanos y de las Libertades Fundamentales (CEDH) y en sus

Protocolos por parte de los Estados parte de dicho Convenio.

Bien que el sistema de protección de los derechos y las

libertades fundamentales plasmados en el Convenio europeo para

la protección de los derechos humanos y de las libertades

fundamentales se basa en el principio de subsidiariedad, de

manera que incumbe primero a los Estados parte del Convenio

garantizar su aplicación, con lo que el Tribunal Europeo de

Derechos Humanos solo debe intervenir cuando los Estados no han

garantizado los derechos reconocidos en el CEDH.

Sin embargo, en el caso que nos ocupa debe significarse,

como criterio de partida, que no estamos ante una sentencia de

amparo, sino ante una sentencia de control de ley. Circunstancia

ésta determinante para excluir la posibilidad de invocar la

vulneración de determinados derechos reconocidos en el CEDH por

la Sentencia del Tribunal Constitucional 119/2014, de 16 de

julio, que resuelve el recurso de inconstitucionalidad contra la

Ley 3/2012, de 6 de julio, de medidas urgentes para la reforma

del mercado laboral.

Caso distinto sería si, ulteriormente, en aplicación de esa

ley, algunos de cuyos preceptos han sido declarados no

contrarios a la Constitución Española y otro interpretado, como

se sabe, de conformidad con la citada Constitución por el

Tribunal Constitucional en su tan citada Sentencia 119/2014, se

considerara por los sindicatos o por los trabajadores que

vulnera en un supuesto concreto, bien la libertad de asociación

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(artículo 11), bien la prohibición de discriminación (artículo

14, bien la prohibición del abuso de derecho (artículo 17), bien

el derecho a un proceso equitativo (artículo 6), en cuyo caso sí

cabría acudir como instancia última al Tribunal Europeo de

Derechos Humanos.

Hipótesis que requeriría, no obstante, observar las

previsiones correspondientes para no incurrir en las causas de

inadmisión por razón del procedimiento, en relación con:

- El no agotamiento de las vías internas de recurso, de

conformidad con lo dispuesto en el artículo 35.1 del Convenio

para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades

Fundamentales, cuando, bajo rúbrica de “Condiciones de

admisibilidad”, refiere que “Al Tribunal no podrá recurrirse

sino después de agotar las vías de recurso internas, tal como se

entiende según los principios de derecho internacional

generalmente reconocidos y en el plazo de seis meses a partir de

la fecha de la resolución interna definitiva”. No nos

corresponde ahondar más en la jurisprudencia del Tribunal

Europeo de Derechos Humanos, dictada alrededor de esta regla,

una vez que su aplicación no constituiría ningún motivo para

objetar la hipotética presentación de un recurso ante el citado

Tribunal en el supuesto que nos concierne.

- Incumplimiento del plazo de seis meses, de conformidad

también con lo dispuesto en el artículo 35.1 del Convenio para

la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades

Fundamentales. Regla cuya finalidad es garantizar la seguridad

jurídica y velar para que las cuestiones relativas al Convenio

sean examinadas en un plazo razonable. Contrariamente a lo que

pudiera parecer, la aparente facilidad para objetivar su

cumplimiento, a partir de la disposición de un plazo cierto –

seis meses a partir de la fecha de la resolución interna

definitiva- exige no obstante resolver todas aquellas cuestiones

interpretativas que puedan surgir alrededor de la fecha en la

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que se empieza a computar, por alusión a cuestiones como la

resolución definitiva, inicio del plazo, notificación de la

resolución, ausencia de notificación de la resolución, ausencia

de recurso, cómputo del plazo o situación continuada. Del mismo

modo que la fecha de presentación de una demanda ha dado lugar a

distintos pronunciamientos del Tribunal Europeo de Derechos

Humanos, en relación con la primera comunicación, diferencia

entre la fecha de redacción y la fecha de remisión, envío por

fax, plazo posterior al primer escrito, condición de queja y

quejas posteriores.

- Demanda anónima, de conformidad con lo dispuesto en el

artículo 35.2.a) del Convenio para la Protección de los Derechos

Humanos y de las Libertades Fundamentales, cuando refiere que

“El Tribunal no admitirá ninguna demanda individual presentada

en aplicación del artículo 34, cuando: a) sea anónima”. En este

sentido, existen distintos pronunciamientos del Tribunal Europeo

de Derechos Humanos resolviendo cuándo debe reputarse el

carácter anónimo o no anónimo de una demanda, cuyo análisis

exhaustivo excedería claramente el objeto de este Informe. En lo

que nos afecta, bastaría observar la precaución necesaria para

no incurrir en semejante defecto procesal.

- Demanda reiterativa, una vez el artículo 35.2.b) del

Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las

Libertades Fundamentales señala que “El Tribunal no admitirá

ninguna demanda individual presentada en aplicación del artículo

34, cuando: … b) sea esencialmente la misma que una demanda

examinada anteriormente por el Tribunal...”. Prohibición que

puede tener una extensión potencial, tanto respecto de la

identidad de los demandantes como respecto de la identidad de

las quejas y la identidad de los hechos.

- Demanda ya sometida a otra instancia internacional,

también sobre la base de lo dispuesto en el artículo 35.2.b) del

Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las

Libertades Fundamentales, cuando refiere que “El Tribunal no

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admitirá ninguna demanda individual entablada en aplicación del

artículo 34, cuando: … b) sea esencialmente la misma que una

demanda examinada anteriormente por el Tribunal o ya sometida a

otra instancia internacional de investigación o de arreglo y no

contenga hechos nuevos”. Advertido, respecto de la noción de

instancia, que debe tratarse de una instancia pública,

internacional, independiente y judicial.

- Demanda abusiva, en línea con lo previsto en el artículo

35.3 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y

de las Libertades Fundamentales, cuando señala que “El Tribunal

declarará inadmisible cualquier demanda individual presentada en

virtud del artículo 34, si considera que la demanda es

incompatible con las disposiciones del Convenio o de su

Protocolos, manifiestamente mal fundada o abusiva”.

Advertido, en cualquier caso también que, superado ese

plano de las causas de inadmisión por razón del procedimiento,

habría de observarse asimismo la compatibilidad ratione materiae

de cara a la admisibilidad de un eventual recurso ante el

Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Por lo que se refiere a la incompatibilidad ratione

materiae, las referencias normativas deben buscarse en el

artículo 35.3 del Convenio para la Protección de los Derechos

Humanos y de las Libertades Fundamentales, con la rúbrica de

“Condiciones de admisibilidad”, y en el artículo 32.1 y 2 del

mismo Texto, bajo la rúbrica de “Competencia del Tribunal”, con

el mismo tenor al que se ha indicado en las hipótesis

anteriores. Con esta base legal, la compatibilidad ratione

materiae de una demanda o de una queja afecta a la competencia

material del Tribunal, de modo que para que una queja sea

compatible ratione materiae es necesario que el derecho invocado

por el demandante esté protegido por el Convenio y sus Procolos

en vigor. Advertido que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos

debe examinar su propia competencia ratione materiae en cada

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fase del procedimiento, con independencia de que el Gobierno

esté o no ya legitimado para formular una excepción a este

respecto (Tanase c. Moldova GC, 131). De igual modo que se

constata también cómo la gran mayoría de las decisiones de

inadmisibilidad con fundamento en la incompatibilidad ratione

materiae se refieren a los límites del ámbito de aplicación de

los artículos del Convenio o de sus Protocolos.

Conectando todas estas premisas, vinculadas con la

compatibilidad ratione materiae, con el supuesto controvertido

que está en el origen de nuestro Informe, deberían traerse a

colación los derechos, bien que en el plano del CEDH y de sus

Protocolos, cuya presunta vulneración está en el centro de la

discusión como se deduce del tenor de la Sentencia del Tribunal

Constitucional 119/2014. Primero, con motivo del establecimiento

de un período de prueba de un año “en todo caso” para el

contrato de trabajo indefinido de apoyo a los emprendedores

(empresas de menos de cincuenta trabajadores) (art. 4.3 de la

Ley 3/2012), que permite al empresario resolver libremente

durante su transcurso el contrato de trabajo, sin causa y

sin obligación de indemnizar al trabajador, lo que rompería

el principio de causalidad en la extinción contractual por

voluntad empresarial y la garantía de una reacción frente al

despido acausal, impidiendo al tiempo el control judicial de la

decisión empresarial sin resarcimiento alguno para el

trabajador.

En segundo lugar, cuando, conforme a la nueva redacción

dada al artículo 82.3 del Estatuto de los Trabajadores, se

posibilita que la Comisión Consultiva Nacional de Convenios

Colectivos u órganos autonómicos equivalentes acuerden no

aplicar lo pactado en un convenio colectivo (“descuelgue”), con

lo que ello puede significar en términos de potencial

vulneración del reconocimiento constitucional de la fuerza

vinculante de los convenios colectivos (artículo 37.1 de la

Constitución Española); el derecho de libertad sindical

(artículo 28.1 de la Constitución Española); y el derecho a la

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tutela judicial efectiva (artículo 24.1 de la Constitución

Española).

Y en tercer lugar, cuando se modifica el enunciado

normativo del artículo 84.2 del Estatuto de los Trabajadores,

imponiendo la prioridad aplicativa de los convenios de empresa

sobre los sectoriales en relación con materias ligadas a la

retribución, tiempo de trabajo y vacaciones, sistema de

clasificación profesional, modalidades de contratación o

conciliación. Imposición susceptible de vulnerar, eventualmente,

el artículo 37.1 de la Constitución Española en relación con la

fuerza vinculante de los convenios, así como el artículo 28.1 de

la Constitución Española por alusión a la libertad sindical.

A partir de aquí, enumerados que han sido los derechos

potencialmente vulnerados según el tenor de la Sentencia del

Tribunal Constitucional, la observancia de la compatibilidad

ratione materiae de cara a la admisibilidad de un eventual

recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos requiere

necesariamente buscar su conexión con alguno de los derechos que

integran el listado de derechos amparados por el Convenio para

la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades

Fundamentales.

Actuación ésta que confirma, no la imposibilidad, pero sí

las dificultades de encaje existentes al respecto. En efecto,

entre los derechos que contiene el Convenio para la Protección

de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales,

dentro del Título I (artículos 2 a 18), bajo la rúbrica de

“Derechos y Libertades”, pueden individualizarse como preceptos

potencialmente aplicables, con la mirada puesta en la

interposición de un eventual recurso contra la Sentencia del

Tribunal Constitucional, el artículo 11 (Libertad de reunión y

asociación); el artículo 14 (Prohibición de discriminación); y

artículo 17 (Prohibición del abuso de derecho).

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17

Concretamente, el artículo 11 del Convenio para la

Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades

Fundamentales, bajo esa rúbrica de “Libertad de reunión y

asociación”, afirma en su número 1 cómo “Toda persona tiene

derecho a la libertad de reunión pacífica y a la libertad de

asociación, incluido el derecho de fundar con otras sindicatos y

de afiliarse a los mismos para la defensa de sus intereses”.

Para continuar afirmando, en su número 2, que “El ejercicio de

estos derechos no podrá ser objeto de otras restricciones que

aquellas que, previstas por la Ley, constituyan medidas

necesarias, en una sociedad democrática, para la seguridad

nacional, la seguridad pública, la defensa del orden y la

prevención del delito, la protección de la salud o de la moral,

o la protección de los derechos y libertades ajenos. El presente

artículo no prohíbe que se impongan restricciones legítimas al

ejercicio de estos derechos para los miembros de las Fuerzas

Armadas, de la Policía o de la Administración del Estado.”

Precepto éste que, vinculado específicamente con la

libertad de reunión y asociación, en coherencia por lo demás con

lo dispuesto en su propia rúbrica, tendría difícil encaje con

las apelaciones a la vulneración del derecho de libertad

sindical susceptibles de invocarse contra la Sentencia del

Tribunal Constitucional que constituye el objeto de nuestro

informe, con fundamento, como se ha visto, en una doble

manifestación, tanto en relación con la posibilidad para que la

Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos u órganos

autonómicos equivalentes acuerden no aplicar lo pactado en un

convenio colectivo (“descuelgue”); como respecto de la

imposición por ley de la prioridad aplicativa de los convenios

de empresa sobre los sectoriales en relación con materias

ligadas a la retribución, tiempo de trabajo y vacaciones,

sistema de clasificación profesional, modalidades de

contratación o conciliación.

Por su parte, si se centra el análisis en el artículo 14

del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos y de las

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Libertades Fundamentales, bajo esa rúbrica de “Prohibición de

discriminación”, refiere cómo “El goce de los derechos y

libertades reconocidos en el presente Convenio ha de ser

asegurado sin distinción alguna, especialmente por razones de

sexo, raza, color, lengua, religión, opiniones políticas u

otras, origen nacional o social, pertenencia a una minoría

nacional, fortuna, nacimiento o cualquier otra situación.”

Un tenor que, cuando se conecta con la referencia a la

vulneración del principio de igualdad en la que pudiera haber

incurrido la Sentencia del Tribunal Constitucional, en concreto,

con motivo del establecimiento de un período de prueba de un año

para el contrato de trabajo indefinido de apoyo a los

emprendedores, con una afectación potencial del derecho al

trabajo, corrobora asimismo, desde nuestro parecer, la

dificultad de encaje para sustentar sobre el citado precepto un

recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos con visos

de éxito, incluso, por lo que se refiere al cumplimiento mismo

de la compatibilidad ratione materiae, al margen por tanto del

examen de fondo. Máxime, considerando el rigor que aplica el

Tribunal Europeo de Derechos Humanos, como evidencia el dato de

que más del 95 por 100 de las demandas presentadas resulta

inadmitida, sin examen sobre el fondo, por falta de cumplimiento

de cualquiera de los criterios de admisibilidad previstos por el

Convenio.

El siguiente de los preceptos del Convenio para la

Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades

Fundamentales, potencialmente aplicable, sería -como se

señalaba- el artículo 17, que, bajo la rúbrica de “Prohibición

del abuso de derecho”, refiere cómo “Ninguna de las

disposiciones del presente Convenio podrá ser interpretada en el

sentido de que implique para un Estado, grupo o individuo, un

derecho cualquiera a dedicarse a una actividad o a realizar un

acto tendente a la destrucción de los derechos o libertades

reconocidos en el presente Convenio o a limitaciones más amplias

de estos derechos o libertades que las previstas en el mismo”.

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19

Previsión que, sin embargo, no tiene un engarce claro con los

derechos potencialmente afectados por la Sentencia 119/2014 del

Tribunal Constitucional.

Ello es así porque, en definitiva, el problema es que las

apelaciones a la libertad de reunión y asociación, a la

prohibición de discriminación y a la prohibición del abuso de

derecho, contextualizadas dentro del Convenio para la Protección

de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, en

verdad encuentran su proyección natural sobre derechos y

libertades ajenos en principio a los derechos que potencialmente

pudiera haber vulnerado la Sentencia del Tribunal Constitucional

cuando valida aspectos sustanciales de la reforma laboral de

2012. De manera que, en ausencia de esa conexión más o menos

próxima, su sola alegación, a falta de un fundamento mayor,

resultaría insuficiente, comprometiendo seriamente el

cumplimiento del requisito de admisibilidad ratione materiae.

Sobre todo, considerando el criterio tan rigorista que

viene aplicando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en

relación con la admisión de las demandas, constatado el dato

estadístico que confirma ese rechazo del 95 por 100 de las

demandas presentadas motivado por la falta de cumplimiento de

algún requisito de admisibilidad. Advertido, además, que la gran

mayoría de las decisiones de inadmisibilidad, con fundamento en

la incompatibilidad ratione materiae, se refieren a los límites

del ámbito de aplicación de los artículos del Convenio o de sus

Protocolos.

Y, advertido, además, que el Tribunal Europeo de Derechos

Humanos no constituye un tribunal de apelación, de casación o de

revisión respecto a las jurisdicciones de los Estados parte del

Convenio, por lo que el Tribunal no puede reexaminar el caso de

la misma manera que lo haría una jurisdicción nacional suprema.

De este modo, las demandas de cuarta instancia tienen así su

origen en una concepción errónea (de los demandantes), sobre el

20

20

papel del Tribunal y la naturaleza del mecanismo judicial

instaurado por el Convenio.

En consecuencia, la competencia del Tribunal Europeo de

Derechos Humanos se limita al control del respeto, por parte de

los Estados contratantes, de los compromisos en materia de

derechos humanos asumidos al adherirse al Convenio (y a sus

Protocolos). Además, en ausencia de poderes de intervención

directa sobre los ordenamientos jurídicos de los Estados

contratantes, el Tribunal debe respetar la autonomía de estos

ordenamientos jurídicos. Esto significa que el Tribunal no es

competente para conocer los errores de hecho o de derecho

pretendidamente cometidos por una jurisdicción interna salvo si,

y en la medida en que, puedan constituir una lesión de los

derechos y libertades protegidos por el Convenio. El Tribunal

Europeo de Derechos Humanos no puede así apreciar los elementos

de hecho o de derecho que hayan conducido a una jurisdicción

nacional a adoptar una decisión en vez de otra, de lo contrario,

se erigiría en juez de tercera o cuarta instancia e ignoraría

los límites establecidos a su actuación (García Ruiz c. Espagne;

Perlala c. Grèce).

A la luz de estas consideraciones, el Tribunal Europeo de

Derechos Humanos, por regla general, no puede impugnar las

constataciones y conclusiones de los tribunales nacionales en

relación con: a) Los hechos declarados probados en el asunto; b)

la interpretación y aplicación del derecho interno; c) la

admisibilidad y la apreciación de las pruebas en el proceso; d)

la equidad sustancial del resultado de un litigio civil; e) la

culpabilidad o inocencia de un acusado en un caso penal.

El único caso en el que el Tribunal puede excepcionalmente

desconocer tales declaraciones y conclusiones es cuando éstas

son flagrante y manifiestamente arbitrarias, contrarias a la

justicia y al sentido común, constituyendo por sí mismas una

violación del Convenio (Syssoyeva et autres c. Lettonie). Una

queja de cuarta instancia que puede ser formulada al amparo de

21

21

cualquier disposición sustantiva del Convenio, y con

independencia del ámbito del derecho en que se sitúa el litigio

a nivel nacional. De este modo, la doctrina de la cuarta

instancia se aplica, entre otros, y en lo que nos afecta

particularmente, en los asuntos sociales (Marion c. France).

Sea como fuere, reiterando el criterio de partida que

subrayábamos al comienzo de este epígrafe, advertido que no

estamos ante una sentencia de amparo, y sí ante una sentencia de

control de ley, semejante circunstancia resulta determinante

para excluir la posibilidad de recurrir ante el Tribunal Europeo

de Derechos Humanos la Sentencia del Tribunal Constitucional

119/2014, de 16 de julio, que resuelve el recurso de

inconstitucionalidad contra la Ley 3/2012, de 6 de julio, de

medidas urgentes para la reforma del mercado laboral.

2.3. Ante el Comité Europeo de Derechos Sociales mediante el

procedimiento de presentación de reclamaciones colectivas

De conformidad con lo dispuesto en el Protocolo Adicional a

la Carta Social Europea que prevé un sistema de Reclamaciones

Colectivas, adoptado por el Comité de Ministros del Consejo de

Europa con fecha de 22 de junio de 1995 -y abierto a la firma el

9 de noviembre de 1995-, se establece un sistema de

Reclamaciones Colectivas que faculta, principalmente a los

sindicatos de trabajadores o sus organizaciones internacionales,

para la presentación de reclamaciones colectivas al Comité

Europeo de Derechos Sociales, en relación con el no cumplimiento

de la Carta.

Procedimiento de presentación de Reclamaciones Colectivas

que no establece, sin embargo, un sistema de denuncias

individuales, sino que está dirigido a supuestos de no

cumplimiento de la legislación o las prácticas de los Estados en

relación con las disposiciones de la Carta Social Europea. De

22

22

forma que, para el caso de tener éxito, el Comité Europeo de

Derechos Sociales elaborará una decisión declarando que el

Estado en cuestión no cumple la Carta Social Europea, como paso

previo al dictado de una resolución por parte del Comité de

Ministros del Consejo de Europa.

En cualquier caso, debe subrayarse cómo semejante Protocolo

carece por el momento de valor normativo en el ordenamiento

jurídico español, una vez que no ha sido firmado, ni tampoco

ratificado, por España. Es por ello que el Protocolo adicional a

la Carta Social Europea, cuando prevé un sistema de

Reclamaciones Colectivas, carece de cualquier virtualidad en

relación con la cuestión que nos mueve a efectos de valorar la

interposición de posibles recursos frente a la Sentencia del

Tribunal Constitucional 119/2014 ante órganos internacionales

y/o comunitarios. En efecto, el Protocolo Adicional a la Carta

Social Europa, del que deriva el establecimiento de un sistema

de Reclamaciones Colectivas adoptado por el Comité de Ministros

del Consejo de Europa el 22 de junio de 1995 y Abierto a la

firma 9 de noviembre de 1995, no ha sido firmado ni ratificado

por España (al igual que la revisión de la propia Carta de 3 de

mayo de 1996).

Es por ello que el Protocolo Adicional a la Carta Social

Europea, no ofrece procedimiento hábil para una reclamación por

parte de los sindicatos o trabajadores españoles, a efectos de

poder reclamar frente a las instituciones concernidas por los

preceptos que han sido declarados no contrarios a la

Constitución Española y otro interpretado, como se sabe, de

conformidad con la citada Constitución por el Tribunal

Constitucional en la citada Sentencia 119/2014. Sin posibilidad,

por tanto, para sostener la vulneración, en su caso, del

artículo 24 de la Carta Social Europea, sobre el derecho a

protección en caso de despido (vinculado con la fijación de un

período de prueba de un año en el contrato por tiempo indefinido

de apoyo a los emprendedores); o bien del artículo 6, también de

la Carta Social Europea, en referencia al derecho de negociación

23

23

colectiva (respecto a la posibilidad de inaplicación de las

condiciones de trabajo previstas en convenio colectivo y su

sujeción a límites causales, materiales y temporales; y en

relación con la aplicación prioritaria de los convenios de

empresa sobre los convenios de ámbito superior en una serie de

materias).

3. Instrumentos para la acción sindical en el ámbito de la

legalidad ordinaria

Como se anticipaba en el apartado introductorio, la segunda

línea de actuación que se plantea por los solicitantes del

Informe para su valoración a cargo de la Cátedra, en el ámbito

ya de la legalidad ordinaria, y a la vista de lo dispuesto en

algunos pronunciamientos existentes en la jurisdicción a nivel

de Tribunales Superiores de Justicia y Juzgados de lo Social,

consiste en analizar, también con vistas a la acción sindical,

las distintas herramientas con las que poder articular acciones

que permitan, por aplicación directa de la normativa

internacional, declarar nulos los contratos de emprendedores ya

suscritos, tomando como base para ello tanto la vulneración de

derechos como la vía del abuso de derecho.

De igual modo que, junto con ello, se interroga asimismo

acerca de la posibilidad para introducir en la negociación

colectiva determinadas cláusulas de empleo vinculadas a la

elección de la contratación indefinida ordinaria con carácter

excluyente.

Así como cualquier otra actuación que pueda llevarse a

cabo, en línea con una actuación jurídica y sindical, bajo la

lógica de hacer frente a los efectos de la reforma en las

materias que han sido objeto del recurso de

inconstitucionalidad.

24

24

Tres bloques de cuestiones, con sustantividad propia por

tanto, que merecen una respuesta específica en cada caso.

3.1. Aplicación directa de la normativa internacional para

invocar la nulidad de los contratos de emprendedores realizados,

bajo el argumento de la vulneración de derechos o por la vía del

abuso de derecho

En relación con la primera cuestión planteada, esto es,

verificar con base en lo dispuesto en algunos pronunciamientos

existentes en la jurisdicción a nivel de Tribunales Superiores

de Justicia y Juzgados de lo Social, sobre todo con vistas a la

acción sindical, las distintas herramientas con las que poder

articular acciones que permitan, por aplicación directa de la

normativa internacional, declarar nulos los contratos de

emprendedores ya suscritos, la respuesta debe ser claramente

negativa. Tanto si semejante pretensión se sustenta sobre el

argumento de la vulneración de derechos como si se hace por la

vía del abuso de derecho. Una vez que ha resuelto el Tribunal

Constitucional, ningún órgano judicial español puede incumplir

su Sentencia, pues queda vinculado por la aplicación de la

Constitución efectuada por el Tribunal Constitucional como

intérprete supremo de la norma constitucional (art. 5 de la Ley

Orgánica del Poder Judicial).

Invocación a la normativa internacional que, vinculada con

la fijación de un período de prueba de un año en el contrato por

tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores, haría referencia

al Convenio 158 de la OIT.

Pues bien, la solución desestimatoria al interrogante que

se plantea en los términos vistos se sustenta jurídicamente

sobre la base de que nos encontramos con una modalidad

contractual, como es el contrato por tiempo indefinido de apoyo

a los emprendedores, implementada por una Ley 3/2012, citada,

que, con independencia del juicio que pueda merecer tanto por su

25

25

orientación desde la perspectiva de la política de derecho, como

por su concreta articulación jurídica, es lo cierto que, en el

terreno de la legalidad ordinaria, cumple con los requisitos

para formar parte de nuestro ordenamiento jurídico, máxime

cuando ha sido también avalada en su constitucionalidad por la

tantas veces citada Sentencia del Tribunal Constitucional.

Con esta premisa, en clave estrictamente jurídica, en modo

alguno sería posible plantear una hipotética nulidad de los

contratos de emprendedores suscritos con base en la ley vigente

(Ley 3/2012) apelando a una aplicación directa de la normativa

internacional, concretamente el Convenio 158 de la OIT, ya sea

con el argumento de la vulneración de derechos ya sea por la vía

del abuso de derecho. Primero, porque esa supuesta vulneración

de derechos ha quedado desmentida, como se sabe, por la

Sentencia del Tribunal Constitucional 119/2014 dictada en el

recurso de inconstitucionalidad núm. 5603-2012, entre cuyos

razonamientos el Tribunal Constitucional ha incluido también la

interpretación que merece el propio Convenio 158 de la OIT.

Lo mismo que sucede, dicho sea de paso, con la

interpretación que realiza el propio Tribunal del Constitucional

del Convenio núm. 98 de la OIT, cuando valida en la misma

Sentencia la constitucionalidad del arbitraje obligatorio al

modo que se regula en la redacción vigente del artículo 82.3 del

ET, con ocasión de lo dispuesto en la Ley 3/2012. Debiendo

traerse aquí a colación el argumento que invoca el Abogado del

Estado sobre este particular, cuando refiere que los convenios

internacionales no pueden convertirse en medida de

constitucionalidad, de manera que la pretendida infracción del

mismo no entrañaría necesariamente la inconstitucionalidad de la

ley, sin perjuicio de lo que establece el artículo 10.2 de la

Constitución Española.

Y en segundo lugar, porque esa apelación a la prohibición

del abuso de derecho constituye una invocación a un principio

jurídico cuya virtualidad, con carácter general, a efectos de

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26

legitimar esa hipotética inobservancia de lo dispuesto en la

norma legal, requeriría la existencia de una desvirtuación

absoluta y una desproporción manifiesta en la regulación

dispuesta por el legislador para con una determinada

institución, en lo que nos afecta ahora el período de prueba.

Situación que, de nuevo, rechaza la Sentencia del Tribunal

Constitucional 119/2014, citada, específicamente también

respecto a la cuestión nuclear que afecta al contrato por tiempo

indefinido de apoyo a los emprendedores, cuando se dispone

imperativamente esa duración de un año del período de prueba

dentro del régimen jurídico de dicha modalidad contractual.

Paradójicamente, en este sentido, el elemento más

significativo que puede explicar la utilización relativamente

modesta que se está haciendo, en términos cuantitativos, de

semejante modalidad contractual, viene dado, precisamente, por

el hecho de que la reforma de 2012, una vez más, no incorpora

ningún obstáculo adicional alguno para la utilización de la

contratación temporal, que continúa siendo así una fórmula más

atractiva para el empresario a la hora de optar por una

determinada modalidad de contrato, por mucho que el contrato por

tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores incorpore, en

efecto, un elemento evidente de precariedad desde la óptica del

trabajador. Significativamente, como se señalaba, por alusión al

establecimiento de un año para el período de prueba, ampliando

de esta forma en seis meses la duración máxima legalmente

establecida con carácter general y común.

En todo caso, no está demás tampoco, en este apartado,

hacer mención a lo dispuesto en el Cuarto informe complementario: Informe del Comité encargado de examinar la

reclamación en la que se alega el incumplimiento por el Gobierno

de España del Convenio sobre la terminación de la relación de

trabajo, 1982 (núm. 158), presentada en virtud del artículo 24

de la Constitución de la OIT por la Confederación Sindical de

Comisiones Obreras (CC.OO.) y la Unión General de Trabajadores

(UGT), informe GB 321/INS/9/4/ de 13 de junio de 2014, a cuenta

27

27

del Convenio sobre la terminación de la relación de trabajo,

1982 (núm. 158), ratificado por España en 1985, de la OIT.

En este sentido, el Comité observa que el artículo 2,

párrafo 2, del Convenio núm. 158 permite la exclusión de la

totalidad o de alguna de sus disposiciones a ciertas categorías

de trabajadores, pero considera que una utilización generalizada

de dichas exclusiones sería contraria a la finalidad que

persigue el Convenio, es decir, lograr un equilibrio entre los

intereses del empleador y los del trabajador, promoviendo al

diálogo social como una manera de lograr dicho equilibrio.

Además, el Comité considera que no está comprobado el vínculo

directo entre la facilitación de los despidos y la creación de

empleos (parágrafo 245).

De igual modo que, en el parágrafo siguiente, el Comité

observa también cómo, según las organizaciones querellantes, el

contrato de trabajo de apoyo a los emprendedores fue establecido

sin diálogo social. Para afirmar, a continuación, que no dispone

de fundamentos suficientes para considerar si la extensión de un

año de la exclusión del campo de aplicación del Convenio pueda

ser considerada como razonable, más aún cuando dicha extensión

no ha sido el resultado de la concertación social y que la

exclusión se ha introducido de manera general en dicha modalidad

contractual (parágrafo 246).

De manera que, como consecuencia de todo lo dicho, el

Comité invita al Gobierno a presentar informaciones sobre la

evolución del contrato de trabajo por tiempo indefinido de apoyo

a los emprendedores, y a la luz de las informaciones

disponibles, a examinar la posibilidad de adoptar medidas, en

consulta con los interlocutores sociales, para evitar que ese

tipo de contrato sea terminado por iniciativa de un empleador

con el objeto de eludir de manera abusiva la protección prevista

en el Convenio. Conclusión ésta que, en todo caso, habrá de

reivindicarse y deberá hacerse valer desde la perspectiva de la

defensa del interés sindical.

28

28

3.2. Inclusión en la negociación colectiva de cláusulas de

empleo vinculadas a la elección de la contratación indefinida

ordinaria con carácter excluyente.

Las dificultades señaladas en los epígrafes precedentes al

hilo de las distintas cuestiones que plantean en su escrito de

solicitud los proponentes del Informe, problemáticas con

diferente nivel de complejidad según qué supuestos -como se ha

tenido ocasión de constatar-, encuentran en cierto modo un punto

de inflexión para inaugurar una dinámica distinta, más favorable

a los intereses sindicales, como respuesta al interrogante que

ahora se suscita, en relación con la posibilidad de incluir

dentro de la negociación colectiva cláusulas de empleo

vinculadas a la elección de la contratación indefinida ordinaria

con carácter excluyente.

La respuesta que debe darse, en este sentido, es claramente

afirmativa. En efecto, la norma legal no permite modificar a la

baja, por parte de la negociación colectiva, la duración

prevista legalmente en relación con el período de prueba dentro

del régimen jurídico que regula el contrato por tiempo

indefinido de apoyo a los emprendedores. Pero en ningún sitio

aparece prohibido que, dentro del normal desarrollo de la

autonomía colectiva, puedan incluirse cláusulas de empleo

vinculadas a la elección de la contratación indefinida ordinaria

con carácter prioritario, incluso excluyente.

Solución de principio, favorable por tanto, a las

posiciones alineadas con la defensa del interés sindical. En

cualquier caso, el optimismo que pudiera suscitar semejante

respuesta, resuelta en términos afirmativos la viabilidad

jurídica de la cuestión que se comenta, puede venir rebajado, o

no, según qué casos, en la práctica negocial, dependiendo del

resultado que arroje después cada convenio colectivo en función

de su propia coyuntura concreta.

29

29

Si bien no pueden obviarse, en un contexto general, las

dificultades añadidas que derivan de factores como la nueva

redacción dada por la Ley 3/2012 al apartado 3 del artículo 82

del ET, en referencia a la fuerza vinculante de los convenios y

a las causas y procedimientos para la inaplicación en la empresa

de los convenios colectivos vigentes.

Junto con el nuevo modelo descentralizado de negociación

que incorpora la redacción vigente dada por la Ley 3/2012 al

artículo 84.2 del ET, blindando esa prioridad de los convenios

colectivos de empresa sobre los de ámbito superior, a modo de

imposición legal indisponible para los interlocutores sociales,

una vez que éstos nada pueden establecer en la negociación

colectiva como modulación o alternativa a semejante solución

legal incondicionada. De igual modo que los convenios colectivos

empresariales pueden afectar en cualquier momento a lo

establecido en los convenios de ámbito superior. Todo ello

sumado al hecho de que las materias a las que puede afectar

dicha prioridad aplicativa no son solo las mencionadas de manera

explícita en la Ley, una vez que se faculta también a los

acuerdos y convenios estatales, autonómicos y provinciales para

ampliar la prioridad aplicativa a cualesquiera otras materias.

Modificaciones que, bajo esa lógica de la descentralización,

ponen las bases para un nuevo modelo de negociación relegando a

un papel secundario a los convenios colectivos estatales,

autonómicos y provinciales, con el deterioro inevitable del

papel de quienes, ex constitucionae, constituyen los sujetos

colectivos llamados a ser los protagonistas de la concertación

social. Con todo lo que ello supone en términos de privar a los

agentes sociales de un aspecto nuclear del derecho

constitucional a la negociación colectiva, cual es determinar la

estructura del ámbito negocial y el régimen de concurrencia de

los convenios concertados en ejercicio de la autonomía

colectiva.

Elementos todos que contribuyen, claramente, al

fortalecimiento de la posición dominante del empresario de cara

30

30

a la imposición de las condiciones laborales. Con los efectos

negativos que de ello se deriva, también, en términos de

menoscabo del papel institucional de los sindicatos en el marco

vigente de negociación colectiva, advertida la depreciación de

su papel allí donde su presencia resulta más significativa, por

alusión a la negociación de los convenios y acuerdos

supraempresariales o interprofesionales.

Condicionantes todos que, no obstante, no impiden incluir

en la negociación colectiva cláusulas de empleo vinculadas a la

elección de la contratación indefinida ordinaria con carácter

excluyente, inclusión que, además de en la negociación colectiva

ordinaria, podría configurarse como medida necesaria en los

supuestos de acuerdo en los procesos de inaplicación de

convenios colectivos.

3.3. Otras manifestaciones de la potencialidad de la negociación

colectiva para hacer frente a los efectos de la reforma en las

materias objeto del recurso de inconstitucionalidad

Finalmente, como epígrafe final, dictada la Sentencia del

Tribunal Constitucional 119/2014, considerando la doctrina que

expresa la misma, resulta en efecto particularmente interesante

explorar las posibilidades que puede aportar la negociación

colectiva para tratar de contrarrestar, reducir o minimizar, en

aquello que pueda resultar factible, algunas de las

consecuencias negativas para los trabajadores derivadas de la

reforma laboral de 2012, con la referencia puesta en las

distintas materias que conforman el objeto del recurso de

inconstitucionalidad citado.

Sobre todo, a la vista de las soluciones jurídicas

expuestas en epígrafes anteriores, poco o nada favorables en

Derecho, dependiendo de qué supuestos, como respuesta a los

distintos interrogantes suscitados por parte de los solicitantes

del presente Informe, según se ha tenido ocasión de constatar.

31

31

Siempre, claro está, desde la lógica de defensa del interés

sindical. En definitiva, la situación creada requiere

aprovechar, incluso como un ejercicio de elemental pragmatismo,

los resquicios o las posibilidades que deja abiertas la

Sentencia 119/2014, con el recorrido y las manifestaciones que

analizamos en las líneas que siguen.

A. En relación con la fijación de un período de prueba de

un año en el contrato por tiempo indefinido de apoyo a los

emprendedores

En primer lugar, de la argumentación que invoca la

Sentencia del TC 119/2014, específicamente en relación con el

juicio de constitucionalidad que hace respecto del impugnado

artículo 4.3 de la Ley 3/2012, abundando en esa lógica

coyuntural que rodea la implementación de una medida como la

fijación de un período de prueba de un año de duración en el

contrato por tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores,

resulta importante subrayar el reconocimiento que contiene la

propia fundamentación de la Sentencia citada, en esta materia

concreta, cuando refiere expresamente que “Como es obvio, la

eventual aprobación futura de normas legales que incidan sobre

la duración del período de prueba en la contratación laboral,

así como el control de constitucionalidad a que pudieran

someterse, requerirán de este Tribunal una nueva valoración y

decisión, no necesariamente condicionada por la solución ahora

adoptada”.

Esto es, desde la perspectiva del interés sindical, la

doctrina que establece la Sentencia del TC 119/2014 en esta

materia concreta, no solo no cierra la puerta a un futuro

reexamen en términos de control de constitucionalidad respecto

de aquellas normas legales a futuro que tengan una incidencia

cierta sobre la duración del período de prueba en la

contratación laboral, del mismo modo que la misma Sentencia

citada tampoco guarda silencio sobre esa futura revisión de la

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32

cuestión. Bien al contrario, se ocupa de afirmar abiertamente la

apertura a una nueva valoración y decisión, no necesariamente

condicionada por la solución adoptada con la STC 119/2014, según

se reconoce expresamente, así como a un eventual control de

constitucionalidad a que pudieran someterse, en relación con una

hipotética aprobación a futuro de normas legales que incidan

sobre la duración del período de prueba en la contratación

laboral.

Planteamiento muy revelador que, pudiéndose no haberse

mencionado, una vez que se hace por el propio Tribunal

Constitucional según los términos vistos, deberá desde luego

aprovecharse bajo el interés sindical para volver a plantear un

nuevo recurso ante el Tribunal Constitucional contra cualquier

norma legal futura que tenga una incidencia cierta sobre la

duración del período de prueba en la contratación laboral.

3.3.2. En relación con la posibilidad de inaplicación de

las condiciones de trabajo previstas en convenio colectivo y su

sujeción a límites causales, materiales y temporales.

Respecto al análisis que contiene la Sentencia del TC

119/2014 respecto a la posibilidad de inaplicación de las

condiciones de trabajo previstas en convenio colectivo, que

constituye el objeto de la intervención decisoria o arbitral

controvertida, está –como subraya la propia Sentencia- sujeta a

límites causales. De este modo, como señala la propia Sentencia,

únicamente se autoriza cuando en la empresa concurran causas

económicas, técnicas, organizativas o de producción, en los

términos que define el propio precepto legal. Supuestos bien

donde los resultados empresariales reflejan una situación

económica negativa (pérdidas, disminución persistente de

ingresos ordinarios o ventas), bien donde tienen lugar cambios

en los medios o instrumentos de producción, en los sistemas y

métodos de trabajo del personal, el modo de organizar la

33

33

producción, o en la demanda de los productos y servicios que la

empresa pretende colocar en el mercado.

Dentro de esta lógica, como refiere la Sentencia del

Tribunal Constitucional 119/2014, la aplicación de la medida

controvertida requiere, por tanto, la presencia de las

circunstancias justificativas indicadas, todas ellas

estrechamente vinculadas a la viabilidad y competitividad de la

entidad empresarial, y, por tanto, desde una perspectiva

sindical, del empleo. Siendo esta una medida de flexibilidad

interna, evitadora de los despidos según la propia Ley 3/2012,

en los períodos de consultas de la inaplicación de convenios

colectivos ha de atenderse prioritariamente al empleo.

Consecuentemente -prosigue argumentando la Sentencia del

Tribunal Constitucional 119/2014-, en los convenios colectivos

sectoriales, desde la perspectiva de su eficacia personal, la

inaplicación que en su caso decida la CCNCC u órgano autonómico

correspondiente, queda limitada exclusivamente a las empresas

concretas en que, individualmente, existan tales causas y haya

mediado la correspondiente solicitud. Con lo que, como reconoce

expresamente el propio Tribunal Constitucional, se mantiene

inalterada la fuerza vinculante del convenio en el resto de

empresas que queden dentro de su ámbito de aplicación.

De igual modo que, como refiere la posterior regulación

reglamentaria contenida en el Real Decreto 1362/2012, de 27 de

septiembre, por el que se regula la Comisión Consultiva Nacional

de Convenios Colectivos, la decisión de la CCNCC o el laudo

arbitral deberán emitir su criterio sobre la concurrencia o no

de estas causas justificativas. De esta forma, para el caso de

no apreciarlas, así se declarará, sin que proceda por tanto la

inaplicación. Por el contrario, cuando se aprecie su presencia,

habrá de pronunciarse sobre la pretensión de inaplicación,

previa valoración de su adecuación en relación con la causa

alegada y sus efectos sobre los trabajadores afectados. Y así,

como resultado de esa ponderación, se podrá aceptar la solicitud

34

34

de inaplicación en sus propios términos o proponer la

inaplicación de las mismas condiciones de trabajo en distinto

grado de intensidad (artículos 22 y 24 del Real Decreto

1362/2012, citado).

Por su parte, en relación con las restricciones materiales

dispuestas respecto de la inaplicación para la que se solicita

la decisión o laudo arbitral, una vez que no se permite en

bloque sobre todo el convenio colectivo, debe subrayarse el dato

de que se habilita únicamente para las materias delimitadas en

el artículo 82.3 del ET. Esto es, jornada de trabajo; horario y

distribución del tiempo de trabajo; régimen de trabajo a turnos;

sistema de remuneración y cuantía salarial; sistema de trabajo y

rendimiento; funciones; y mejoras voluntarias de la acción

protectora de la Seguridad Social.

De este modo, como se encarga de subrayar la Sentencia del

TC 119/2014, la limitación que experimenta la fuerza vinculante

del convenio no alcanza a todas las condiciones de trabajo o

materias pactadas en el convenio colectivo. Por el contrario,

semejante limitación habrá de ceñirse estrictamente a las

tasadas por el precepto legal (artículo 82.3 del ET). Esta es,

pues una norma de derecho necesario relativo, aunque no lo diga

expresamente la Sentencia del Tribunal Constitucional. Significa

que las condiciones que pueden ser objeto de inaplicación son

máximas para los negociadores, no pudiendo ampliarlas, pero si

reducirlas.

En la misma línea, la eventual inaplicación del convenio

colectivo resultante de la intervención decisoria o arbitral se

halla también sujeta a límites temporales. En este orden de

cosas, el artículo 82.3 del ET atribuye a la decisión de la

CCNCC la eficacia de los acuerdos alcanzados en período de

consultas, respeto a los que se indica que su duración no podrá

prolongarse más allá del momento en que resulte aplicable un

35

35

nuevo convenio en la empresa afectada. Una vez establecido este

tope, como subraya la Sentencia del Tribunal Constitucional

119/2014, la normativa reglamentaria ha precisado que la

decisión o laudo arbitral determinarán la duración específica

del período de inaplicación de las condiciones de trabajo

(artículos 22 y 24 del Real Decreto 1362/2012). De todo ello

resulta, por tanto, que la decisión arbitral de inaplicación

tiene así una eficacia temporal limitada, cediendo en todo caso

ante un nuevo fruto de la autonomía colectiva aplicable en la

empresa.

En este sentido, debe hacerse mención asimismo al carácter

subsidiario con que contempla el artículo 82.3 del ET la

inaplicación del convenio por decisión de la CCNCC (o de los

órganos autonómicos correspondientes, en su caso). De manera

que, como reconoce la propia Sentencia del TC 119/2014, solo se

admite para el supuesto de que fracasen los sucesivos cauces

que, con carácter previo y preceptivo, deben seguir el

empresario y los representantes de los trabajadores para

resolver la discrepancia por ellos mismos o por los medios de

autocomposición fijados mediante la autonomía colectiva.

Y así, como corrobora también la Sentencia del Tribunal

Constitucional 119/2014, conforme se regula el procedimiento de

inaplicación, el precepto legal cuestionado (artículo 82.3 del

ET) otorga inicial preferencia a la autonomía colectiva para la

resolución del conflicto, de modo que el sometimiento de la

controversia a la intervención decisoria o arbitral de la CCNCC

u órgano autonómico equivalente solo se permite como último

recurso, cuando agotada la batería de sucesivas posibilidades

dispuestas para solventar la discrepancia de forma autónoma, las

partes no hayan llegado a un acuerdo ni directo ni mediante la

sumisión a procedimientos extrajudiciales creados por la

negociación colectiva.

Y, consecuentemente con ello, como reconoce también

expresamente la Sentencia del Tribunal Constitucional 119/2014,

36

36

debe subrayarse el hecho de que, en todo momento, la norma

facilita que el propio ejercicio de la autonomía colectiva,

mediante la previsión y seguimiento de los procedimientos

autónomos de solución, cierre la posibilidad de que se active la

cuestionada intervención de la CCNCC u órgano autonómico

correspondiente, por más que semejante actuación haya sido

validada desde la perspectiva constitucional por la Sentencia

citada del Tribunal Constitucional. Abundando en esta

conclusión, como subraya asimismo la Sentencia del Tribunal

Constitucional 119/2014, el artículo 85.3 del ET refiere que los

convenios colectivos habrán de expresar como contenido mínimo

“procedimientos para solventar de manera efectiva las

discrepancias que puedan surgir para la no aplicación de las

condiciones de trabajo a que se refiere el artículo 82.3”.

Previsión que interpreta la Sentencia del Tribunal

Constitucional 119/2014 como una medida adicional del legislador

para propiciar que la autonomía colectiva soslaye la actuación

de decisión o arbitraje cuya constitucionalidad resuelve en

sentido contrario al interés sindical, como se ha tenido ocasión

de argumentar.

La cuestión que debe aquí plantearse es la del carácter de

derecho necesario relativo o absoluto de la disposición legal.

Y, aunque gran parte la doctrina se inclina por esta segunda

solución, en opinión de la Cátedra la norma ha de considerarse

de derecho necesario relativo, de modo que los convenios

colectivos pueden disponer de la institución y regulación legal

de su inaplicación, excluyendo su aplicación durante su vigencia

o subordinándola al acuerdo de las partes o a los procedimientos

voluntarios de solución de los conflictos (M.E. CASAS BAAMONDE,

La rigidez de la ley laboral, de próxima publicación).

Menos consecuencias pueden extraerse, desde la defensa del

interés sindical, en relación con el argumento que invoca la

Sentencia 119/2014 relativo a la naturaleza y características

del órgano encargado de llevar a cabo la intervención decisoria

o arbitral de inaplicación, tratando de salvar la supuesta

37

37

independencia de criterio de la Administración Pública, con esa

apelación al servicio con objetividad de los intereses generales

(artículo 103.1 de la Constitución Española), a partir de la

atención a las circunstancias concurrentes junto con la

ponderación de elementos como la defensa de la productividad y

la libertad de empresa (artículo 38 de la Constitución

Española), en conexión con el respeto a los demás derechos,

bienes y principios constitucionales, como el derecho a la

negociación colectiva (artículo 37.1 de la Constitución

Española), el derecho al trabajo (artículo 35.1 de la

Constitución Española), o la realización de una política

orientada al pleno empleo (artículo 40.1 de la Constitución

Española).

De igual modo que se invoca también una garantía final en

relación con la intervención decisoria o arbitral que recoge el

artículo 82.3 del ET, como es el sometimiento a posible control

judicial de la decisión de la CCNCC o del laudo arbitral.

Apertura a esa posibilidad del control judicial que, como

reconoce expresamente la Sentencia 119/2014 con ocasión de la

pretendida infracción del derecho a la tutela judicial efectiva

(artículo 24.1 de la Constitución Española), permite concluir

que el artículo 82.3 del ET, párrafo octavo, somete expresamente

la decisión arbitral de la CCNCC o del órgano autonómico

correspondiente a un control judicial que no se limita a

aspectos externos o procedimentales, sino que, por el contrario,

se extiende también a aspectos de fondo del asunto objeto de la

decisión o arbitraje, en tanto que más allá del enjuiciamiento

sobre el cumplimiento de los requisitos y formalidades del

desarrollo de la actuación arbitral, así como de la valoración

sobre el carácter ultra vires de la resolución emitida, la

revisión por parte de los órganos judiciales alcanza también a

impugnaciones fundadas, no solo en motivos de lesividad a

terceros, sino también de ilegalidad, sin establecer ninguna

precisión respecto de esta última causa.

38

38

Y así, como reconoce la propia Sentencia 119/2014, no cabe

excluir que esa intervención judicial derivada del artículo 82.3

del ET permita a los tribunales ordinarios efectuar un control

pleno sobre la decisión o laudo arbitral en aquellos aspectos

jurídicos que, por su naturaleza, puedan ser objeto de la

competencia y conocimiento jurisdiccional. Precepto que debe

interpretarse, por tanto, en el sentido de que cabe un control

judicial pleno sobre la adecuación normativa de la decisión o

laudo arbitral de la CCNCC u órgano equivalente de las

Comunidades Autónomas, acotado a los aspectos jurídicos propios

del conocimiento de la jurisdicción, incluido el control sobre

la concurrencia de las causas y la adecuación a ellas de las

medidas adoptadas. Interpretación de conformidad que se lleva al

fallo de la Sentencia (punto 1º del fallo).

En este orden de cosas, no está demás tampoco recordar lo

dispuesto en el Informe del Comité de Libertad Sindical de la

OIT, núm. 371, de marzo de 2014, relativo a la queja presentada,

entre otros aspectos, respecto del cuestionado artículo 82.3 del

ET, en la redacción dada por la Ley 3/2012, apartado 453, cuando

refiere, entre otras cosas, que “A juicio del Comité, el

problema de si las dificultades económicas graves de las

empresas pueden reclamar en determinados casos la modificación

de los convenios colectivos debe abordarse y pudiendo ser

tratado de diferentes maneras, éstas deberían concretarse en el

marco del diálogo social”.

3.3.3. En relación con la aplicación prioritaria de los

convenios de empresa sobre los convenios de ámbito superior en

una serie de materias

En relación con la aplicación prioritaria de los convenios

de empresa sobre los convenios de ámbito superior, respecto de

una serie de materias, la Sentencia del TC 119/2014 reconoce

explícitamente cómo el artículo 84.2 del ET no impone una

39

39

determinada unidad de negociación, y así, no impide seguir

negociando convenios colectivos sectoriales.

En efecto, la determinación de la unidad de negociación

depende de la voluntad de las partes. Así lo dice el Informe del

Comité de Libertad Sindical de la OIT, núm. 371, de marzo de

2014, relativo a la queja presentada, entre otros aspectos,

respecto del cuestionado artículo 84.2 del ET en la redacción

dada por la Ley 3/2012, cuando señala que “El Comité observa

igualmente que las centrales sindicales querellantes y otras

organizaciones querellantes han expresado claramente su

desacuerdo con estas nuevas normas y recuerda su posición en el

sentido de que la determinación del nivel de la negociación

colectiva debe corresponder en principio a las partes” (apartado

454). Y así, como señala el artículo 83.1 del ET, “los convenios

colectivos tendrán el ámbito de aplicación que las partes

acuerden”, afirmación que, como ha tenido ocasión de reconocer

el mismo Tribunal Constitucional en alguna Sentencia anterior,

constituye una de las reglas generales por las que se ha de

regir el sistema de negociación colectiva en un contexto de

libertad sindical y autonomía colectiva, donde, a diferencia de

lo que ocurre en un régimen de tipo corporativo o de signo

autoritario, la delimitación funcional y territorial del campo

de aplicación del convenio colectivo corresponde a las partes

(Sentencia 136/1987, de 22 de julio).

En coherencia con lo dicho, reconoce la propia Sentencia

119/2014 que la redacción vigente del artículo 84.2 del ET, a

partir de la Ley 3/2012, no excluye la intervención de la

negociación colectiva para establecer la estructura de la

negociación, pues la propia ley prevé que los acuerdos

interprofesionales puedan establecer “cláusulas sobre la

estructura de la negociación, fijando, en su caso, reglas que

han de resolver los conflictos de concurrencia entre convenios

de distinto ámbito” (artículo 83.2 del ET).

40

40

Por otro lado, como expresa también la misma Sentencia

119/2014, el artículo 84.2 del ET no prohíbe que los convenios

sectoriales regulen las materias sobre las que los posteriores

convenios de empresa gocen de prioridad aplicativa, de forma que

las cláusulas de los convenios sectoriales sobre estas materias

resultarán de aplicación con eficacia erga omnes, en todas las

empresas de su ámbito que no aprueben su propio convenio de

empresa, lo que -aventura el propio Tribunal Constitucional-

sucederá en un buen número de empresas, sobre la base de que el

tejido empresarial español aparece caracterizado por la

abundancia de pequeñas empresas, carentes de representación

tanto unitaria como sindical, de forma que no podrán negociar

sus propios convenios, y así quedarán sujetas en todo caso a los

convenios sectoriales, en consonancia con la eficacia personal

general de los mismos.

Por su parte, también, como refiere expresamente la

Sentencia 119/2014, la prevalencia del convenio de empresa,

limitada a determinadas materias, hace que los acuerdos

interconfederales o convenios colectivos estatales o autonómicos

conserven facultades de estructuración de la negociación

colectiva, incluso sobre los convenios de empresa.

De este modo, la prioridad aplicativa que reconoce la

redacción vigente del artículo 84.2 del ET, después de la Ley

3/2012, a favor del convenio de empresa, no imposibilita la

negociación colectiva de ámbito superior sobre las materias

respecto de las cuales se prevé tal prioridad, ni resta tampoco

eficacia normativa al convenio colectivo sectorial ya existente,

que seguirá siendo válido y surtiendo efectos en su ámbito de

aplicación, incluidas las empresas que negocian su propio

convenio estando vigente el convenio sectorial. Lo que sí prevé

la norma (artículo 84.2 del ET), como se sabe, es que, cuando

esté vigente un convenio colectivo estatal, autonómico o de

ámbito inferior, y se negocia un convenio de empresa, respecto

de una serie de materias tasadas, resultará aplicable el

convenio de empresa en lugar del convenio sectorial.

41

41

Por lo demás, como señala también la Sentencia 119/2014, la

prioridad aplicativa del convenio colectivo de empresa no supone

necesariamente la postergación de la negociación colectiva de

origen sindical, una vez que nada impide que las secciones

sindicales negocien convenios de empresa estatutarios en los

términos el artículo 87.1 del ET. Precepto éste, que, tras su

modificación por el Real Decreto-Ley 7/2011, de 10 de junio, de

medidas urgentes para la reforma de la negociación colectiva,

dispone que la intervención en la negociación de los convenios

de empresa corresponderá a las secciones sindicales cuando éstas

así lo acuerden, siempre que sumen la mayoría de los miembros

del comité de empresa o entre los delegados de personal. De

manera que, en la negociación de los convenios de empresa y de

ámbito inferior, que pueden ser negociados alternativamente por

la representación unitaria y sindical en la empresa, la norma

sienta la intervención prioritaria de las secciones sindicales

frente a los comités de empresa y delegados de personal.

Elementos todos que dejarían espacio para la negociación

colectiva de origen sindical, también con la redacción vigente

del artículo 84.2 del ET, y su previsión de prioridad aplicativa

del convenio de empresa en los términos vistos.

4. Conclusiones

1) El estudio sobre la interposición de un recurso en

el sistema de justicia de la Unión Europea frente

a la Sentencia del Tribunal Constitucional

119/2014 conduce a la conclusión negativa. No hay

mecanismo hábil para esa interposición en el

Derecho de la Unión Europea habida cuenta que los

Tribunales Constitucionales, y así el Tribunal

Constitucional español, enjuicia la

constitucionalidad de la ley, no su

42

42

compatibilidad, cumplimiento o incumplimiento del

Derecho de la Unión Europea. El conflicto ante la

Unión Europea, sin canal procesal posible, habría

además de presumir el incumplimiento por la

Constitución Española, interpretada por su

intérprete supremo, del Derecho de la Unión, en

concreto de la Carta de derechos Fundamentales de

la Unión Europea, que tiene el mismo valor

jurídico que los Tratados (art. 6.1 TUE).

2) Caso distinto sería que, después, en un litigio

concreto, en relación con las materias

controvertidas (esto es, fijación de un período de

prueba de un año en el contrato por tiempo

indefinido de apoyo a los emprendedores; respecto

a la posibilidad de inaplicación de las

condiciones de trabajo previstas en convenio

colectivo y su sujeción a límites causales,

materiales y temporales; y en relación con la

aplicación prioritaria de los convenios de empresa

sobre los convenios de ámbito superior en una

serie de materias), los demandantes solicitaran, y

el Juez o Tribunal aceptase, plantear una cuestión

prejudicial ante el TJUE, sosteniendo la

vulneración, en su caso, del artículo 30 de la

Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión

Europea, por alusión a la protección en caso de

despido injustificado (vinculado con la fijación

de un período de prueba de un año en el contrato

por tiempo indefinido de apoyo a los

emprendedores); o bien del artículo 28, también de

la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión

Europea, en referencia al derecho de negociación y

de acción colectiva (respecto a la posibilidad de

inaplicación de las condiciones de trabajo

previstas en convenio colectivo y su sujeción a

límites causales, materiales y temporales; y en

43

43

relación con la aplicación prioritaria de los

convenios de empresa sobre los convenios de ámbito

superior en una serie de materias).

3) En relación con un hipotético recurso de la Sentencia

del Tribunal Constitucional 119/2014 ante el

Tribunal Europeo de Derechos Humanos, debe

significarse como criterio de partida que no

estamos ante una sentencia de amparo, sino ante

una sentencia de control de ley. Circunstancia

ésta determinante para excluir la posibilidad que

se plantea.

4) Caso distinto sería si, ulteriormente, en aplicación

de esa ley, algunos de cuyos preceptos han sido

declarados no contrarios a la Constitución

Española y otro interpretado, como se sabe, de

conformidad con la citada Constitución por el

Tribunal Constitucional en su tan citada Sentencia

119/2014, se considerara por los sindicatos o por

los trabajadores que vulnera en un supuesto

concreto, bien la libertad de asociación

(artículo 11), bien la prohibición de

discriminación (artículo 14, bien la prohibición

del abuso de derecho (artículo 17), bien el

derecho a un proceso equitativo (artículo 6), en

cuyo caso sí cabría acudir como instancia última

al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

5) Hipótesis, esta última, que requeriría no obstante

observar las previsiones correspondientes para no

incurrir en las causas de inadmisión por razón del

procedimiento. Del mismo modo que, superado dicho

plano, habría de observarse asimismo la

compatibilidad ratione materiae de cara a la

admisibilidad de un eventual recurso ante el

Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

44

44

6) Por su parte, en relación con la posibilidad de

presentar una reclamación colectiva ante el Comité

Europeo de Derechos Sociales, mediante el

procedimiento de presentación de reclamaciones

colectivas, semejante opción ha de quedar lisa y

llanamente descartada habida cuenta de que el

Protocolo Adicional de 1995 a la Carta Social

Europa, del que deriva el establecimiento de un

sistema de Reclamaciones Colectivas, no ha sido

firmado ni ratificado por España.

7) El Protocolo Adicional a la Carta Social Europea no

ofrece procedimiento hábil para una reclamación

por parte de los sindicatos o trabajadores

españoles, a efectos de poder reclamar frente a

las instituciones concernidas por los preceptos

que han sido declarados no contrarios a la

Constitución Española y otro interpretado, como se

sabe, de conformidad con la citada Constitución

por el Tribunal Constitucional en la citada

Sentencia 119/2014. Sin posibilidad, por tanto,

para sostener la vulneración, en su caso, del

artículo 24 de la Carta Social Europea, sobre el

derecho a protección en caso de despido (vinculado

con la fijación de un período de prueba de un año

en el contrato por tiempo indefinido de apoyo a

los emprendedores); o bien del artículo 6, también

de la Carta Social Europea, en referencia al

derecho de negociación colectiva (respecto a la

posibilidad de inaplicación de las condiciones de

trabajo previstas en convenio colectivo y su

sujeción a límites causales, materiales y

temporales; y en relación con la aplicación

prioritaria de los convenios de empresa sobre los

convenios de ámbito superior en una serie de

materias).

45

45

8) En relación con la cuestión planteada relativa a la

posibilidad de que los Tribunales Superiores de

Justicia y Juzgados de lo Social, por aplicación

directa de la normativa internacional, puedan

declarar nulos los contratos de emprendedores ya

suscritos, la respuesta debe ser claramente

negativa. Tanto si semejante pretensión se

sustenta sobre el argumento de la vulneración de

derechos como si se hace por la vía del abuso de

derecho.

9) En clave estrictamente jurídica, no cabe plantear una

hipotética nulidad de los contratos de

emprendedores suscritos con base en la ley vigente

(Ley 3/2012) apelando a una aplicación directa de

la normativa internacional, concretamente el

Convenio 158 de la OIT, ya sea con el argumento de

la vulneración de derechos ya sea por la vía del

abuso de derecho. Primero, porque esa supuesta

vulneración de derechos ha quedado rechazada por

la Sentencia del Tribunal Constitucional 119/2014,

entre cuyos razonamientos el Tribunal

Constitucional ha incluido también la

interpretación que le merece el propio Convenio

158 de la OIT. Y en segundo lugar, porque esa

apelación a la prohibición del abuso de derecho

constituye una invocación a un principio jurídico

cuya virtualidad, con carácter general, a efectos

de legitimar esa hipotética inobservancia de lo

dispuesto en la norma legal, requeriría la

existencia de una desvirtuación absoluta y una

desproporción manifiesta en la regulación

dispuesta por el legislador para con una

determinada institución, en lo que nos afecta

ahora el período de prueba. Situación que

46

46

desmiente la Sentencia 119/2014, citada,

específicamente también respecto a la cuestión

nuclear que afecta al contrato por tiempo

indefinido de apoyo a los emprendedores, cuando se

dispone imperativamente esa duración de un año del

período de prueba dentro del régimen jurídico de

dicha modalidad contractual. Sentencia y doctrina

del Tribunal Constitucional que vincula a todos

los órganos del poder judicial (art. 5 de la Ley

Orgánica del Poder Judicial).

10) En todo caso, no está demás hacer mención a lo

dispuesto en el Cuarto informe complementario:

Informe del Comité encargado de examinar la

reclamación en la que se alega el incumplimiento

por el Gobierno de España del Convenio sobre la

terminación de la relación de trabajo, 1982 (núm.

158), presentada en virtud del artículo 24 de la

Constitución de la OIT por la Confederación

Sindical de Comisiones Obreras (CC.OO.) y la Unión

General de Trabajadores (UGT), informe GB

321/INS/9/4/ de 13 de junio de 2014, a cuenta del

Convenio sobre la terminación de la relación de

trabajo, 1982 (núm. 158), ratificado por España en

1985, de la OIT.

11) En este sentido, el Comité invita al Gobierno a

presentar informaciones sobre la evolución del

contrato de trabajo por tiempo indefinido de apoyo

a los emprendedores, y a la luz de las

informaciones disponibles, a examinar la

posibilidad de adoptar medidas, en consulta con

los interlocutores sociales, para evitar que ese

tipo de contrato sea terminado por iniciativa de

un empleador con el objeto de eludir de manera

abusiva la protección prevista en el Convenio.

Conclusión ésta que, en todo caso, habrá de

47

47

reivindicarse y deberá hacerse valer desde la

perspectiva de la defensa del interés sindical.

12) En relación con el interrogante planteado respecto a

la posibilidad de incluir dentro de la negociación

colectiva cláusulas de empleo vinculadas a la

elección de la contratación indefinida ordinaria

con carácter excluyente, la respuesta es

claramente afirmativa. En efecto, la norma legal

no permite modificar a la baja, por parte de la

negociación colectiva, la duración prevista

legalmente en relación con el período de prueba

dentro del régimen jurídico que regula el contrato

por tiempo indefinido de apoyo a los

emprendedores. Pero en ningún sitio aparece

prohibido que, dentro del normal desarrollo de la

autonomía colectiva, puedan incluirse cláusulas de

empleo vinculadas a la elección de la contratación

indefinida ordinaria con carácter excluyente.

Solución de principio, favorable por tanto, a las

posiciones alineadas con la defensa del interés

sindical.

13) Finalmente, dictada la Sentencia del Tribunal

Constitucional 119/2014, considerando la doctrina

que expresa la misma, y al margen por tanto de lo

dispuesto en el Voto Particular, resulta en efecto

particularmente interesante explorar las

posibilidades que puede aportar la negociación

colectiva para tratar de contrarrestar, reducir o

minimizar, en aquello que pueda resultar factible,

algunas de las consecuencias negativas para los

trabajadores derivadas de la reforma laboral de

2012, con la referencia puesta en las distintas

materias que conforman el objeto del recurso de

inconstitucionalidad citado.

48

48

14) En este sentido, en relación con la fijación de un

período de prueba de un año en el contrato por

tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores, de

la argumentación que invoca la Sentencia 119/2014,

específicamente en relación con el juicio de

constitucionalidad que hace respecto del impugnado

artículo 4.3 de la Ley 3/2012, abundando en esa

lógica coyuntural que rodea la implementación de

una medida como la fijación de un período de

prueba de un año de duración en dicho contrato,

resulta importante subrayar el reconocimiento que

contiene la propia fundamentación de la Sentencia

citada, en esta materia concreta, cuando refiere

expresamente que “Como es obvio, la eventual

aprobación futura de normas legales que incidan

sobre la duración del período de prueba en la

contratación laboral, así como el control de

constitucionalidad a que pudieran someterse,

requerirán de este Tribunal una nueva valoración y

decisión, no necesariamente condicionada por la

solución ahora adoptada”. Planteamiento muy

revelador que, pudiéndose no haberse mencionado,

una vez que se hace por el propio Tribunal

Constitucional según los términos vistos, deberá

desde luego aprovecharse bajo el interés sindical

para volver a plantear un nuevo recurso ante el

Tribunal Constitucional contra cualquier norma

legal futura que tenga una incidencia cierta sobre

la duración del período de prueba en la

contratación laboral.

15) En otro orden de cosas, en relación con el análisis

que contiene la Sentencia 119/2014 respecto a la

posibilidad de inaplicación de las condiciones de

trabajo previstas en convenio colectivo, que

constituye el objeto de la intervención decisoria

o arbitral de la CCNNC u órgano autonómico

49

49

similar, está –como subraya la propia Sentencia-

sujeta a límites causales. Consecuentemente, en

los convenios colectivos sectoriales, desde la

perspectiva de su eficacia personal, la

inaplicación que en su caso decida la CCNCC u

órgano autonómico correspondiente, queda limitada

exclusivamente a las empresas concretas en que,

individualmente, existan tales causas y haya

mediado la correspondiente solicitud. Con lo que,

como reconoce expresamente el propio Tribunal

Constitucional, se mantiene inalterada la fuerza

vinculante del convenio en el resto de empresas

que queden dentro de su ámbito de aplicación.

16) Por su parte, en relación con las restricciones

materiales dispuestas respecto de la inaplicación

para la que se solicita la decisión o laudo

arbitral, una vez que no se permite en bloque

sobre todo el convenio colectivo, debe subrayarse

el dato de que se habilita únicamente para las

materias delimitadas en el artículo 82.3 del ET.

Esto es, jornada de trabajo; horario y

distribución del tiempo de trabajo; régimen de

trabajo a turnos; sistema de remuneración y

cuantía salarial; sistema de trabajo y

rendimiento; funciones; y mejoras voluntarias de

la acción protectora de la Seguridad Social. De

este modo, como se encarga de subrayar la

Sentencia 119/2014, la limitación que experimenta

la fuerza vinculante del convenio no alcanza a

todas las condiciones de trabajo o materias

pactadas en el convenio colectivo. Por el

contrario, semejante limitación habrá de ceñirse

estrictamente a las tasadas por el precepto legal

(artículo 82.3 del ET). Esta es, por tanto, una

norma de derecho necesario relativo.

50

50

17) En la misma línea, la eventual inaplicación del

convenio colectivo resultante de la intervención

decisoria o arbitral se halla también sujeta a

límites temporales. En este orden de cosas, el

artículo 82.3 del ET atribuye a la decisión de la

CCNCC la eficacia de los acuerdos alcanzados en

período de consultas, respeto a los que se indica

que su duración no podrá prolongarse más allá del

momento en que resulte aplicable un nuevo convenio

en la empresa afectada.

18) En este sentido, debe hacerse mención asimismo al

carácter subsidiario con que contempla el artículo

82.3 del ET la inaplicación del convenio por

decisión de la CCNCC (o de los órganos autonómicos

correspondientes, en su caso). De manera que, como

reconoce la propia Sentencia 119/2014, solo se

admite para el supuesto de que fracasen los

sucesivos cauces que, con carácter previo y

preceptivo, deben seguir el empresario y los

representantes de los trabajadores para resolver

la discrepancia por ellos mismos o por los medios

de autocomposición fijados mediante la autonomía

colectiva. Los convenios colectivos pueden, en

opinión de la Cátedra, resguardar al propio

convenio de su inaplicación durante su vigencia, o

someter esa inaplicación a la existencia de

acuerdo entre las partes o en los procedimientos

de solución autónoma de este tipo de conflictos.

19) La STC 119/2014 invoca también una garantía final en

relación con la intervención decisoria o arbitral

que recoge el artículo 82.3 del ET, como es el

sometimiento a posible control judicial de la

decisión de la CCNCC o del laudo arbitral. Como

reconoce expresamente la Sentencia al enjuiciar la

pretendida infracción del derecho a la tutela

51

51

judicial efectiva (artículo 24.1 de la

Constitución Española), el artículo 82.3 del ET,

párrafo octavo, somete expresamente la decisión

arbitral de la CCNCC o del órgano autonómico

correspondiente a un control judicial que no se

limita a aspectos externos o procedimentales, sino

que, por el contrario, se extiende también a

aspectos de fondo del asunto objeto de la decisión

o arbitraje, en tanto que más allá del

enjuiciamiento sobre el cumplimiento de los

requisitos y formalidades del desarrollo de la

actuación arbitral, así como de la valoración

sobre el carácter ultra vires de la resolución

emitida, la revisión por parte de los órganos

judiciales alcanza también a impugnaciones

fundadas, no solo en motivos de lesividad a

terceros, sino también de ilegalidad, sin

establecer ninguna precisión respecto de esta

última causa.

20) En este orden de cosas, no está tampoco demás

recordar lo dispuesto en el Informe del Comité de

Libertad Sindical de la OIT, núm. 371, de marzo de

2014, relativo a la queja presentada, entre otros

aspectos, respecto del cuestionado artículo 82.3

del ET, en la redacción dada por la Ley 3/2012,

apartado 453, cuando señala que “A juicio del

Comité, el problema de si las dificultades

económicas graves de las empresas pueden reclamar

en determinados casos la modificación de los

convenios colectivos debe abordarse y pudiendo ser

tratado de diferentes maneras, éstas deberían

concretarse en el marco del diálogo social”.

21) En relación con la aplicación prioritaria de los

convenios de empresa sobre los convenios de ámbito

superior, respecto de una serie de materias,

52

52

también tasadas, la Sentencia 119/2014 reconoce

explícitamente que el artículo 84.2 del ET no

impone una determinada unidad de negociación, y

así, no impide a los convenios colectivos

sectoriales negociar esas materias. En efecto, la

determinación de la unidad de negociación depende

de la voluntad de las partes. Así lo dice el

Informe del Comité de Libertad Sindical de la OIT,

núm. 371, de marzo de 2014, relativo a la queja

presentada, entre otros aspectos, respecto del

cuestionado artículo 84.2 del ET en la redacción

dada por la Ley 3/2012 (apartado 454). Y así, como

señala el artículo 83.1 del ET, “los convenios

colectivos tendrán el ámbito de aplicación que las

partes acuerden”, afirmación que, como ha tenido

ocasión de reconocer el mismo Tribunal

Constitucional en alguna Sentencia anterior,

constituye una de las reglas generales por las que

se ha de regir el sistema de negociación colectiva

en un contexto de libertad sindical y autonomía

colectiva, donde, a diferencia de lo que ocurre en

un régimen de tipo corporativo o de signo

autoritario, la delimitación funcional y

territorial del campo de aplicación del convenio

colectivo corresponde a las partes (Sentencia

136/1987, de 22 de julio). El nuevo art. 84.2 ET

no contiene una regla sobre la estructura de la

negociación colectiva, sino sobre la concurrencia

de convenios colectivos.

22) En coherencia con lo dicho, reconoce la propia

Sentencia 119/2014 que la redacción vigente del

artículo 84.2 del ET, a partir de la Ley 3/2012,

no excluye totalmente la intervención de la

negociación colectiva para establecer la

estructura de la negociación, puesto que la ley

continúa previendo que los acuerdos

53

53

interprofesionales puedan establecer “cláusulas

sobre la estructura de la negociación, fijando, en

su caso, reglas que han de resolver los conflictos

de concurrencia entre convenios de distinto

ámbito” (artículo 83.2 del ET).

23) Por otro lado, como expresa también la misma

Sentencia 119/2014, el artículo 84.2 del ET no

prohíbe que los convenios sectoriales regulen las

materias sobre las que los posteriores convenios

de empresa gozan de prioridad aplicativa, de forma

que las cláusulas de los convenios sectoriales

sobre estas materias resultarán de aplicación con

eficacia erga omnes, en todas las empresas de su

ámbito que no aprueben su propio convenio de

empresa, lo que -aventura el propio Tribunal

Constitucional- sucederá en un buen número de

empresas, sobre la base de que el tejido

empresarial español aparece caracterizado por la

abundancia de pequeñas empresas, carentes de

representación tanto unitaria como sindical, de

forma que no podrán negociar sus propios

convenios, y así quedarán sujetas en todo caso a

los convenios sectoriales, en consonancia con la

eficacia personal general de los mismos.

24) De este modo, la prioridad aplicativa que reconoce la

redacción vigente del artículo 84.2 del ET,

después de la Ley 3/2012, a favor del convenio de

empresa, no imposibilita la negociación colectiva

de ámbito superior sobre las materias respecto de

las cuales se prevé tal prioridad, ni resta

tampoco eficacia normativa al convenio colectivo

sectorial ya existente, que seguirá siendo válido

y surtiendo efectos en su ámbito de aplicación,

incluidas las empresas que negocian su propio

convenio estando vigente el convenio sectorial.

54

54

25) Por lo demás, como señala también la Sentencia

119/2014, la prioridad aplicativa del convenio

colectivo de empresa, no supone necesariamente la

postergación de la negociación colectiva de origen

sindical, una vez que nada impide que las

secciones sindicales negocien convenios de empresa

estatutarios en los términos el artículo 87.1 del

ET.

Este es nuestro informe sometido a otro mejor fundado en

Derecho.