HUELVA

HISTORIA

Mientras los investigadores se dividen entre los que defienden su procedencia ibera y los que se decantan por un origen tartésico, la leyenda cuenta que en esta región, en un lugar indeterminado, estuvo enclavada la mítica Tartessos, que mantuvo relaciones comerciales por todo el Mediterráneo, hasta la lejana Palestina del Rey Salomón, de lo que se hace eco el Libro de los Reyes, y que sostuvo unos vínculos económicos privilegiados con Grecia desde la vista de Kolaios de Samos.

Tan legendarios como sus reyes más conocidos -Gárgoris, Habis o el longevo Argantonio- era su opulencia y su abundancia de plata. La riqueza material y cultural de esta zona fue foco de temprana atracción para los pueblos colonizadores mediterráneos de la Antigüedad.

La condición de Huelva de salida natural de las riquezas mineras del interior del país explican su remota fundación por parte de fenicios a la búsqueda de los metales preciosos y no preciosos de Tartessos y las Casitérides, con el nombre de Onuba, que unos traducen como “abundancia de racimos” y otros como “colina”.

Durante el dominio romano formó parte de la región conocida por Beturia, que abarcaba la zona comprendida entre los ríos Guadiana y Guadalquivir, poblada por lo que el conquistador llamó “celtici”. La ciudad más importante de la región era Ilipla, la actual Niebla, de la que dependería Onuba durante siglos.

Tuvo la Onuba romana el privilegio de contar con una ceca propia que emitía moneda, derivándose su importancia del hecho de ser la cabeza de la Vía de la Plata, que llegaba a Astorga pasando por Mérida.

Durante la presencia visigoda recibió el nombre de Welba, dependiendo de la ciudad de Niebla, que fue la más importante de la región.

Tras la invasión musulmana, y ya con el nombre árabe de Awnaba, continuó dependiendo de la Cora de Niebla, hasta que en el siglo XI con la disolución del Califato de Córdoba se constituyó una taifa independiente, cuyos dos centros más importantes fueron Huelva y la Isla de Saltés.

Adquirió prosperidad por sus vínculos comerciales con Africa y demás puertos de al-Andalus. Sin embargo, bien pronto excitó la codicia del rey sevillano Al-Mutadid que fijó en ella sus ojos tras haberse apoderado de Niebla, de modo que el régulo onubense se vio obligado a contenerle cediéndole la ciudad de Huelva, mientras conservaba para sí la isla de Saltés.

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Detalle de la fachada de la Catedral.

Fue reconquistada en 1257 por Alfonso X, y más tarde fue entregada en señorío por Pedro I de Castilla a su favorita María de Padilla.

Tras la guerra civil que protagonizaron Pedro I y su hermanastro Enrique de Trastámara por el trono de Castilla y que se saldó con el triunfo de este último, Huelva fue cedida al Duque de Medina Sidonia.

A partir de este momento, la ciudad languideció al preferirse otros puertos del estuario mejor relacionados con Sevilla y el valle medio del Guadalquivir. Formó la zona entera un todo perfectamente interrelacionado hasta el extremo de titularse el Duque de Medina Sidonia como señor local, Marqués y Conde de las Cinco Villas de Huelva y su Partido.

En el siglo XIX, Huelva vio renacer su importacia al reanudarse la explotación minera, importancia que se acrecentará en 1870 al hacerse concesiones de explotación minera a empresas de capital francés y británico. Huelva se utilizó como puerto de embarque y terminal de la red ferroviaria que penetraba en el interior transportando minerales, lo cual le confirió un considerable impulso urbano y demográfico.

A partir de finales de los años 60 y en la década de los 70, con el Polo de Desarrollo, surge en las inmediaciones de la ciudad el área industrial de la Punta del Sebo. La actividad portuaria gira básicamente alrededor de la producción industrial química. Es un puerto de una enorme extensión que comprende a varios municipios de la ría.

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MONUMENTOS ANDALUSÍES

Humilladero de la Virgen de la Cinta. Bajo esta denominación se conserva el edificio de una antigua rábita. Tiene planta cuadrada, y en su estructura de ladrillo aparecen huecos abiertos al exterior con arcos de herradura adovelados y cúpula semiesférica. Exteriormente presenta una sencilla cornisa de ladrillo y toscas almenas. OTROS MONUMENTOS

Acueducto romano. Se conservan restos de un acueducto romano que conecta el Cabezo del Conquero con el depósito del callejón de San Andrés.

Iglesia-Catedral. Fue el antiguo Convento de la Merced. La fundación original data de 1605, por donación de los Duques de Niebla, aunque no se empezó a construir hasta 1783. Su pasado de iglesia conventual se evidencia en su fachada, flanqueada por dos torres de su misma altura y rematada por tres juegos de espadañas, dentro de un estilo muy dieciochesco.

En su interior destaca la talla del Cristo de Jerusalén, y la imagen de la Virgen de la Cinta, patrona de la capital, cuya autoría se atribuye a Martínez Montañés.

Iglesia de San Pedro. Construida entre los siglos XVI y XVII al gusto renacentista sobre los restos de una mezquita mudéjar, fue rehecha en estilo barroco, reforma en la que lo más notable es su torre. Del siglo XVI es un ajimez mudéjar construido en las inmediaciones del templo.

Iglesia de la Concepción. Originariamente construida en el siglo XVI, tuvo que ser reconstruida tras el terremoto de Lisboa. Es de destacar en su interior su coro barroco y sus lienzos de Zurbarán. Se dice que fue la primera iglesia construida en España bajo la advocación de la Inmaculada Concepción.

Ermita de Nuestra Señora de la Cinta. Con elementos que van desde el siglo XV al XVIII. Fue este santuario visitado por Colón como cumplimiento de la promesa hecha durante los momentos de desesperanza en su primer viaje a América, de lo que dan fe unos azulejos obra de Daniel Zuloaga.

Arquitectura modernista. Podemos ver en Huelva notables ejemplos de los diferentes estilos arquitectónicos contemporáneo: merece destacarse el Muelle de Carga de Huelva, construido en 1874 por The Rio Tinto Company, consistente en dos plataformas con estructura a base de viguetas de hierro, o la Estación de Sevilla, de estilo neomudéjar.

Durante el siglo XX proliferó el modernismo con edificios como el Hotel Colón, la Cochera de Locomotoras (1909), la Clínica Sanz de Frutos (1911), el barrio obrero Reina Victoria (1916) o el Hospital de la Compañía (1930).

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Dentro del campo de la escultura, cabe destacar el Monumento a Colón levantado en 1892 en la punta del Sebo con motivo de IV Centenario del Descubrimiento, realizado por la escultora norteamericana Whitney.

PALOS DE LA FRONTERA

HISTORIA

Su propio nombre delata su origen romano, derivado del latín palus, laguna. Por lo demás, hasta su reconquista hay pocas noticias, salvo que fue aldea dependiente de Niebla. Esta dependencia terminó en 1320, cuando Alfonso XI donó esta alquería a Alonso Carro y Berenguela Gómez.

En 1327 pasaron villa y castillo a poder de Alvar Pérez de Guzmán, por merced de Juan I, que fue quien la repobló y enfocó su actividad hacia el mar y la agricultura.

En el siglo XV la propiedad de la villa fue dividida entre el alférez Juan de Silva, cuya parte fue adquirida por los Reyes Católicos en 1492, y Gonzalo de Zúñiga, que vendió una duodécima parte a los Condes de Niebla en 1479, de modo que, a fines del siglo XV, Palos pertenecía a tres jurisdicciones distintas.

Muelle de las carabelas.

No podemos dejar de mencionar la contribución de Palos a la gesta americana: en una de sus plazas, la frontera a la iglesia de San Jorge, el Alcalde Diego Rodríguez Prieto leyó la Real Pragmática de los Reyes Católicos por la que se ordenaba el apresto y tripulación de la armada en la que zarparía Colón para descubrir América.

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OTROS MONUMENTOS

Fortaleza medieval. Construida entre 1322 y 1379, es la edificación más antigua de Palos. Presenta planta cuadrada de unos 30 metros de lado, con una torre en cada esquina. En la actualidad apenas subsisten unas ruinas de ella.

Iglesia parroquial de San Jorge. Fue edificada por los Condes de Miranda hacia 1475. Tiene tres naves mudéjares, con arcos apuntados. Consta de dos portadas mudéjares de ladrillo recortado. La más antigua es llamada “portada de América”; data de comienzos del siglo XV y alterna la piedra y el ladrillo; la otra portada, la de “los Novios”, es enteramente de ladrillo, junto a la cual se construyó un “qubba” funeraria mudéjar en la que se enterró en 1606 a un comisario de la Inquisición. La cabecera de la Iglesia es del gótico tardío. Su campanario es del siglo XVIII, aunque la escalera de caracol que da acceso a su cuerpo de campanas es de mediados del siglo XV.

Iglesia de San Jorge.

Tiene lienzos del siglo XV que representan a Santiago en la Batalla de Clavijo y la Virgen Coronada por los Ángeles. En lo referente a escultura es digna de mención una Santa Ana gótica, de alabastro, del siglo XIII.

Fontanilla de Colón. Es un pequeño pilar cubierto por un templete abovedado mudéjar, de planta cuadrada, donde se dice que Colón surtió de agua a sus tres carabelas.

Casa de los Pinzones. Decorada con azulejos de Triana típicos en el siglo XVI.

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LA RÁBIDA

HISTORIA

Su nombre parece testimoniar la existencia de una rábita almohade al amparo de la que creció y tomó nombre este lugar.

La Rábida se ha hecho famosa por el monasterio fundado a principios del siglo XV. Aquí se estableció una comunidad franciscana con el propósito de llevar vida eremítica, intención que fue aprobada por Benedicto XIII en una bula expedida en 1412. Pronto, este convento-eremitorio se convertió en centro de devoción y auxilio en esta región de marineros, y a él se acogió Cristóbal Colón procedente de Lisboa, en compañía de su hijo Diego, desengañado y arruinado. Aquí creó y gestionó su proyecto de hallar una nueva ruta hacia las Indias, que le llevó a descubrir el continente americano.

Con la exclaustración decretada en 1835 empezó a amenazar ruina hasta que una vista de los Duques de Montpensier, hermana y cuñado de la Reina Isabel II, animaron su reconstrucción. En 1856 se declaró Monumento Nacional y en 1880 se constituyó la Sociedad Colombina para preservarlo, organizar las celebraciones de agosto y octubre que desde entonces se han venido sucediendo como vínculo cultural entre España e Iberoamérica.

Con motivo del IV Centenario se construyó el monumento a Colón y se restauró el monumento por el renombrado arquitecto Ricardo Velázquez Bosco.

Monumento a Colón.

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Convento-eremitorio. La parte más antigua del conjunto es la iglesia. La preside un Crucificado del siglo XIV, y en el ábside hay pinturas al fresco de estilo mudéjar. El altar tiene azulejerías del siglo XV. Su artesonado data de fines del siglo pasado, y con él se sustituyó la bóveda de cañón que en el siglo XVIII reemplazó el artesonado mudéjar original. Sus muros están decorados con pinturas al fresco del siglo XV de influencia florentina. Sus capillas laterales están ornamentadas con frescos y azulejos del siglo XVII. En un lugar impreciso de su cripta está enterrado Martín Alonso Pinzón.

Entrada principal del convento.

En lo que se refiere al convento en sí, éste tiene dos claustros; uno el patio mudéjar, que en su galería baja se conservan, restaurados, unos hermosos zócalos, decorados al fresco con motivos vegetales, heráldicos y de lacería morisca, datados en la primera mitad del siglo XV. La portería está decorada por frescos pintados en 1929 por Vázquez Díaz, representando escenas colombinas. El otro claustro es barroco y se le conoce como Claustro de la Portería; su puerta claustral es la puerta almohade que daba acceso al viejo morabito musumán; en su segunda planta -antigua hospedería- se encuentran fidelísimas réplicas de las carabelas realizadas con motivo del IV Centenario y la Sala de Banderas, con enseñas y tierra de todos los Estados de América.

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CORTEGANA

Por el camino se puede acceder a la zona de los Molinos, que sorprende por sus bellos paisajes y por los restos de una antigua calzada romana, destacando también la sepultura megalítica de los Llanos de la Belleza.

Es éste un lugar de historia intensa, como aún atestigua su castillo. La fortaleza está en lo alto del cerro en torno al que se apelotona el caserío. A Cortegana ya hace referencia el Itinerario Antonino y Ptolomeo como Corticata.

De los tiempos de al-Andalus hay noticias de que durante el Califato perteneció a la Cora de Firrish, y tras su disolución quedó incluída dentro del Reino taifa de Sevilla. Se la conoció durante este periodo como Quturchana.

Panorámica de la localidad.

MONUMENTOS

Castillo. Es una fortaleza cristiana construida en estilo gótico militar, aunque no faltan elementos románicos en sus partes más antiguas que se remontan a fines del siglo XIII. Protegido por una doble barbacana, tiene una longitud de 40 metros, su fábrica es de mampostería y cuenta con cuatro torreones rectangulares rematados por almenas y un quinto, circular. En su ángulo nordeste está su Torre del Homenaje. Su entrada se hacía a través de un arco rebajado de ladrillo junto al torreón circular.

Iglesia Parroquial del Divino Salvador. Levantada en el siglo XVI en estilo mudéjar, consta de tres naves. Perdió lo más valioso de su interior -sobre todo su retablo- durante la Guerra Civil, aunque logró conservar sus tres púlpitos de hierro forjado.

Iglesia de San Sebastián. En la misma calle, es de estilo gótico con elementos renacentistas.

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ALMONASTER LA REAL

HISTORIA

Su nombre indica un asentamiento que prosperó al amparo de una almunia, o fortaleza musulmana. Poco más es lo que se sabe del dominio musulmán sobre este lugar. Perteneció al reino de Sevilla, junto con el que pasó a manos cristianas durante el avance hacia el Sur de la frontera cristiano-musulmana que llevó a cabo Fernando III. Alfonso X incorporaría la villa al Arzobispado de Sevilla, situación en la que se mantuvo hasta ser reincorporada a la Corona en 1579, durante el reinado de Felipe II.

En 1583 el pueblo sufragó las deudas contraídas por este rey con el príncipe de Salerno para evitar ser cedido como señorío en condición del pago debido.

Hoy es un pueblo bonito que bien merece una parada. Ha sido declarado por entero conjunto histórico-artístico.

MONUMENTOS ANDALUSÍES

Mezquita-fortaleza. Data de finales del siglo IX o principios del X, durante el período califal. En ella se reaprovecharon materiales romanos y visigodos, de lo que parece ser que fue en su origen un monasterio hispanovisigodo.

De planta rectangular, no mantiene una completa simetría al tener que adaptarse al cerro en que se eleva para cumplir también con una fución militar.

Tras la Reconquista sufrió varias alteraciones al adpatarse al nuevo culto, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción. De esta forma se la añadió un ábside al muro Este en el siglo XIV, a lo que se sumó en el siglo XVI una reedificación completa de su alminar y una sacristía.

Castillo. Del mismo periodo califal, rodeaba y protegía a la Mezquita-fortaleza que formaba parte del conjunto defensivo. Consiste en un muro que circunda el collado reforzado con diez torres. Dentro de este recinto se encuentra la plaza de toros local.

Castillo de Almonaster la Real.

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OTROS MONUMENTOS

Iglesia Parroquial. Data de fines del siglo XV y comienzos del XVI. Consta de tres naves. Destaca la portada de los pies, ejemplo de estilo manuelino, de la zona del Alentejo.

Ermita de Santa Eulalia de Mérida. Está levantada sobre un antiguo templo romano.

Restos arqueológicos en la Aldea de la Cueva de la Mora.

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