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LOCO, MI GATO LOCO, MI GATO Así de pequeñito era cuando lo conocimos . La vecina tenía una gata de 13 años de edad y Loco fue parte de su última camada. No era tan lanudo como el de esta imagen, pero sí con esos colores.

LOCO, MI GATO Así de pequeñito era cuando lo conocimos. La vecina tenía una gata de 13 años de edad y Loco fue parte de su última camada. No era tan lanudo

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LOCO, MI LOCO, MI GATOGATO

Así de pequeñito era

cuando lo conocimos.

La vecina tenía una

gata de 13 años de

edad y Loco fue parte

de su última camada.

No era tan lanudo

como el de esta

imagen, pero sí

con esos colores.

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Loco y sus hermanas se pasaban a casa porque había por entonces un alambre tejido con ligustrina. Por supuesto, jugaban alocadamente tanto en nuestro

terreno como dentro de nuestra casa…

Eran 3 sus hermanas,todas de color gris yblanco -como la de laimagen, pero no tan

lanudas-.Me divertí muchojugando con ellos;dentro de casa, lestiraba una bolita y

era para desternillarsede la risa con sus piruetasy saltos, lo mismo con un

piolín o un bollito depapel…

La vecina quería darlos a todosLa vecina quería darlos a todosY quedarse únicamente con laY quedarse únicamente con la

gata, fue por eso que nosgata, fue por eso que nosofreció primero a nosotrosofreció primero a nosotros

para que eligiéramos, sabiendopara que eligiéramos, sabiendoque hacía poco nos habíamosque hacía poco nos habíamosquedado sin gato por muertequedado sin gato por muertenatural del primer Loco, quenatural del primer Loco, quetambién había sido hijo de latambién había sido hijo de lamisma gata y con los mismosmisma gata y con los mismoscolores que el “nuevo” Loco.colores que el “nuevo” Loco.

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Y por supuesto, aceptamos con agrado al nuevo Loco.

Primero, y como acostumbrábamos, porque era machito

(es que las gatas atraen a muchos gatos y es un quilombo)

y luego porque era muy parecido al anterior.

Así fue como Loco quedó en casa y sus hermanas en otras. Continuó con sus juegos ymonerías hasta más o menos los 6 meses de edad (Él nació el 24 de abril del año1999), cuando su interés comenzó a ser otro: chicas; es decir, gatitas…

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Como todos nuestros gatos, Loco era libre de entrar y salir de la casa cuando quisiera, y quedarse adentro en invierno, pero nunca de noche por ser un animalito nocturno…

Sus necesidades, afuera; le punteaba un buen espacio de tierra y allí las hacía.Comía dentro de la casa, en plato; por lo general carne, hígado, pollo, alimento quevendían en los comercios, leche, y algunas de nuestras comidas que le gustaban.

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También Loco se volvió cazador respondiendo a su naturaleza. Cazaba y comía lauchas,dejando sólo su cola; de ratones, solamente comía la cabeza y no sé por qué. Pero sus

preferidas eran las palomas monteras, de las que sólo dejaba las plumas más gruesas delas alas y la cola. Cuando pasaba un tiempo sin que yo viera rastros de cacería, le

decía: “¡¡Comiendo y durmiendo todo el día!! ¿Para qué sirve un gato, eh?!!” Y desdeentonces me deja los restos de lo cazado debajo de la ventana de mi habitación que

da al patio-jardín, jajajajaja; inteligente como pocos, el Loco.

La llegada del año 2000 produjo cambios en casa. Es que ya hartos de luchar con lasestufas a querosene y garrafas de gas para la cocina, decidimos poner gas natural y

calefactores. Como toda esa instalación y compra de materiales y artefactos erabastante oneroso para nosotros, tuvimos que restringir muchos gastos durante meses.Y por supuesto, a Loco se le terminó eso de darle carne, hígado y lo mejor de lo mejor.Así que sólo le dábamos el alimento para gatos que vendían en los comercios y leche,

ignorando que le estábamos haciendo tremendo mal; es que a esos gránulos los elaborancon cosas que no deberían estar ahí. El resultado fue que se le obstruyó la pequeña

uretra y no podía orinar; el veterinario especialista en estos pequeños animalitos, medijo que la única solución era cortarle un pedacito de pito y sondearlo, o Loco moriría.

Así que lo encerré en el garage, vino el veterinario a buscarlo con uno de sus hijos,agarramos a Loco que pataleaba como supiendo lo que le esperaba, el veterinariolo adormeció con una inyección y se lo llevó en una caja con grandes agujeros para

que respirara.Al día siguiente fui a verlo, me respondió con un leve “miau”; el veterinario dijo

que todo había salido bien y que al verme fue la primera reacción positiva que tuvoel Loco, seguramente porque estaba enojado con él por lo que le había hecho…, jajajaja.

Es que siempre fue un gato inteligente, con tremendo carácter, pero buenazoy muy cariñoso.

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Luego de tan fea experiencia, no hubo forma de que volviera a entrar al garage, jajajaja. Antes ibapara curiosear, tomar agua o mirar a través de sus ventanitas hacia la avenida. Ocho años tardó enperderle el miedo al garage… Por suerte no hubo que llamar nuevamente al veterinario…, jajajaja.

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Y fue por esa época –luegode la operación- que se

mandó una locura el Loco.Recuerdo que había traídocarne para unos bifes, ladejé en la mesada de lacocina sobre una tabla y

me fui al baño. Y al volverme encuentro con que elLoco se estaba comiendola carne muy tranquilo y

sobre la mismísimamesada. Le di un grito y,

como se quedó mirándomeextrañado (nunca grito),

lo bajé de la mesadapropinándole un

cachetazo que lo dejódebajo del aparador.

Miré el estado de la carne,vi que había comido un

poco, y ya no me importó.Me enojó porque hacíaapenas 1 hora le habíadado carne suficiente…

Lo miré, porque aúnestaba debajo del aparador

mirándome con sustremendos ojazos, y le digo

“¡¡Tomatelas de acá,sinvergüenza!!”

Le abrí la puerta al patioy salió disparado, pero nopudo evitar que le dierauna leve patadita en eltrasero, y leve porquemis broncas duran un

minuto, me descargo y ya,a otra cosa.

Es muy probable que estos animalitos no entiendan palabras largas, pero sé que sí entienden lascortas, como ser: Vení, andá, tomá, etc. Y también sé que para las que no entienden tienen el otroe infalible sistema: observan mis gestos faciales y actitudes de manos y pies, son grandes observa-

dores. Creo que lo curé, nunca más volvió a robar comida…, jajajaja.

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Cierto día me encontré en el jardín de casa con un precioso gato negro, similar al dela imagen, se notaba que era de la calle, sin hogar, y estaba muy delgado. Como esmi costumbre con los animalitos, le hablé en voz baja y poniendo cuidado en tenermis manos en actitud de descanso y a la vista de él. El negrísimo gato me miró consus enormes ojos amarillos y se quedó tranquilo. Fui a la cocina y le traje de comer;si bien no dejó que me acercara, lo hizo días más tarde y pude acariciarlo. Mi Loco no se enteró del encuentro porque andaba vagueando, pero un día se encontraron y

le dije a Loco que Negrito era mi amigo, que no lo peleara; y a Negrito le dije lomismo, parece que entendieron, y si bien no estaban juntos, se toleraban. Duró muypoco la relación con Negrito, una mañana apareció muerto en su lugar preferido del

jardín y allí lo sepulté.

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Supongo que el Loco tiene amores e hijos por todos lados. Porque vaguear vaguea mucho, sueleestar entre 3 y 5 días sin volver a casa; regresa flaquísimo, muerto de hambre, con mucho sueño

y, por lo general, lastimado. No sé cómo quedarán los otros gatos, a los que se enfrenta, peroél siempre se trae algún rasguño, a veces muy profundo.

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Nopos, mi Loco no lleva ningún adornito tonto,como el de esta imagen, que incluso puede ser

peligroso durante sus andanzas y peleas.

Mi Loco ya cumplió 12 años y 8 meses, peroaún caza ratones y palomas; trepa los

tapiales que hay ahora para ir a vaguear…

Sí, es verdad, amo a mi gato; pero no porser gato, sino por ser como es.

Ya es noche y se ha ido bien comido; él es libre y yo no soy su dueño,

soy su protector.

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Doce años para un gato es muchísimo, como 70 ú 80 de los nuestros.Según el veterinario del que les contaba, un gato vive 7 años en promedio.

Probablemente así sea, ya que ninguno de los gatos que he tenido o conocidoha vivido tanto tiempo como este, salvo su madre, que murió a los 14 años de edad.

Por supuesto, en 12 años de convivencia con Loco, son muchísimas las anécdotas.Sin embargo, quise hacer un resumen de su vida; tal vez piensen ustedes que el

Loco tuvo una vida muy cómoda, pero créanme, se la ganó. Tal vez haya sido él elgato más inteligente, cariñoso y de buen carácter que he conocido; pero ojo, buencarácter no significa que Loco no se enoje, porque sí lo hace; un ejemplo típico escuando los días domingo nos levantamos más tarde en la mañana, y es entonces

que lo encuentro arriba del árbol paraíso, una de cuyas ramas da a la puertade la cocina, y está echado sobre la rama, me mira con cara de orto, como diciendo:“¡¡Recién te levantás, hace 2 horas que estoy esperando cagado de frío y hambre!!”

Jajajaja, ése es Loco, mi gato protegido.

Y esto ha sido todo, queridas amigas, hasta la próxima vez.

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