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LOS DERECHOS DE LAS MINORÍAS RELIGIOSASappweb.cndh.org.mx/biblioteca/archivos/pdfs/DH_16.pdf · sostenidos por los bautistas a través de la historia”, de Gilberto Gutiérrez Lucero,

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LOS DERECHOSDE LAS MINORÍAS

RELIGIOSAS

FASCÍCULO 9

MÉXICO, 2003

PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA,ATENCIÓN A GRUPOS VULNERABLES

Y LOS DERECHOS HUMANOS

Primera edición: mayo, 2003ISBN: 970-644-298-7

© Comisión Nacionalde los Derechos HumanosPeriférico Sur 3469,esquina Luis Cabrera,Col. San Jerónimo Lídice,C. P. 10200, México, D. F.

Diseño de portada:Flavio López Alcocer

Impreso en México

Los fascículos que conforman esta colección son resultado del esfuerzo y dedicación del per-sonal de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, por ello,deseo expresar mi agradecimiento a la licenciada Eréndida Peña Martínez, por haber coordi-nado el Ciclo de Conferencias y Mesas Redondas en el que se presentó todo este valiosomaterial; a la licenciada Sara Luz Gámiz Vargas, Jaime Soler Frost, Gonzalo María VélezEspinosa y Sonia María Esbrí Sánchez, por hacer brillar aún más los textos con su correcciónde estilo; a Patricia Wong Montoya, quien tuvo a su cargo la laboriosa captura de cada una delas ponencias, y finalmente, a la licenciada Consuelo Olvera, por su aporte en la conforma-ción y organización de estos fascículos.

Lic. Francisco Olguín Uribe,Secretario Ejecutivo

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CONTENIDO

Presentación ...................................................................................... 7

Introducción ...................................................................................... 11

Los derechos de las minorías religiosasRoberto Blancarte......................................................................... 13

Los derechos de los grupos religiososElio Masferrer Kan....................................................................... 21

Origen y desarrollo del mormonismo y sus derechoscomo minoría en MéxicoSergio Pagaza Castillo................................................................. 29

Los derechos humanos, principios bíblicos sostenidospor los bautistas a través de la historiaGilberto Gutiérrez Lucero............................................................ 47

El derecho humano a la libertad religiosaRaúl González Schmal.................................................................. 53

[7]

PRESENTACIÓN

El fin del siglo XX cierra un periodo de la historia de la humanidad queserá recordado por las guerras mundiales, los totalitarismos, la bombaatómica, la “guerra fría” y otras expresiones de violencia. Fue también enla segunda mitad de ese siglo cuando se configuró el nuevo orden mun-dial y se desarrolló con gran vigor el derecho internacional de los dere-chos humanos, pero estos logros no pudieron corregir la fragilidad de lapaz, el abuso a los más débiles y la falta de respeto a los derechos funda-mentales.

La persistencia de los fenómenos de violencia en este contexto se ori-ginan por distintos factores. Por un lado contemplamos actos de violen-cia ligados a factores culturales y políticos como la xenofobia, la intole-rancia religiosa y más recientemente el aumento del terrorismo. Por otrolado, persiste la violencia originada por situaciones de exclusión ymarginalidad social como el desempleo y la pobreza.

La violencia estructural ha afectado de manera alarmante a diversosgrupos de nuestra sociedad; sobre todo a aquellos colectivos humanos quepor sus características y condiciones se encuentra en situación de vulne-rabilidad.

Los grupos más desfavorecidos en un sistema que genera permanen-temente relaciones de desigualdad y exclusión son las mujeres, los indí-genas, las niñas y los niños, los presos y detenidos, los enfermos y pa-cientes, los migrantes, las personas de la tercera edad, los que viven conel VIH o padecen sida y las personas que tienen alguna discapacidad,entre otros.

Estos grupos sociales vulnerados por condiciones de pobreza, falta deoportunidades laborales, desigualdades sociales y económicas, inequi-dades de género, sufren la ausencia de oportunidades, lo que genera un

8 PRESENTACIÓN

círculo vicioso de marginación, así como la escasa posibilidad de parti-cipar y decidir en la estructura de una sociedad excluyente e inequitativa.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, preocupada por es-tos fenómenos, realizó durante el año 2000 el Ciclo de Conferencias yMesas Redondas tituladas “Prevención de la violencia, atención a gruposvulnerables y los derechos humanos”. En dicha actividad participaron másde 80 intelectuales mexicanos y extranjeros procedentes del mundo de laacademia, de las instituciones públicas y de las organizaciones socialespara compartir con nosotros, de manera generosa y desinteresada, lo mejorde su saber en esta materia, a fin de ofrecer alternativas de solución paramejorar las condiciones de vida digna de cada uno de los grupos en situa-ción de vulnerabilidad. Este ejercicio se vio enriquecido con la participa-ción de los asistentes a estas conferencias y mesas redondas, que genera-ron un proceso dialógico que permitió un intercambio respetuoso ytolerante de las ideas.

Como resultado de este proceso, este Organismo nacional tiene el gus-to de presentar nueve fascículos organizados de manera tal que cada unode ellos abordará la problemática específica de alguno de los grupos so-ciales que de manera más frecuente ven trastocados sus derechos fun-damentales:

• Los derechos de los pueblos indígenas.• Los derechos de las mujeres y los niños.• Los derechos de las personas de la tercera edad.• Los derechos de los pacientes.• Los derechos de los migrantes.• Los derechos de las personas con discapacidad.• Los derechos de las personas detenidas.• Los derechos de las personas con VIH y enfermos de sida.• Los derechos de las minorías religiosas.

Este valioso material es una obra colectiva, y por eso mismo refleja unagran pluralidad, pero sobre todo, aporta la mirada inteligente y crítica decada uno de sus autores. La diversidad de posturas permite abordar cadatema desde un enfoque multidisciplinario, por lo que el lector tendrá laposibilidad de acceder a una comprensión integral de las distintas problemá-ticas que padecen en materia de derechos humanos los grupos vulnerables.

PRESENTACIÓN 9

Por la calidad de los autores y el enfoque de derechos humanos de susexposiciones, todo aquel que acceda a estos fascículos encontrará uno delos mejores diagnósticos elaborados en nuestro país sobre la difícil situa-ción que padecen estos grupos.

La posibilidad de garantizar el reconocimiento pleno de los derechoshumanos de toda persona, independientemente de sus condiciones y ca-racterísticas, pasa necesariamente por el conocimiento y reconocimientode las distintas problemáticas, del análisis serio y acucioso de las mismas,y del compromiso ético y solidario de quienes estamos convencidos quepodemos modificar esta realidad transgresora, de que podemos y debemosrevertir los horrores cometidos en el siglo que recientemente concluyó:hasta aquí nuestro modesto aporte como tributo a los grupos vulnerables.

José Luis Soberanes Fernández,Presidente de la Comisión Nacional

de los Derechos Humanos

[11]

INTRODUCCIÓN

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos dedica este fascículo altema de las minorías religiosas, ya que éstas representan una realidad queen ocasiones se vive como un espacio de tensión social, cuando por elcontrario, la pluralidad religiosa encarna una espera específica del mar-co de libertades indispensable en un Estado democrático de Derecho.

En la actualidad, estos grupos minoritarios apelan al cumplimientoefectivo del fundamental derecho de libertad de creencia, reclaman su es-pacio de existencia y reconocimiento en un ambiente de pluralidad, tole-rancia y respeto mutuo.

Los trabajos aquí recopilados sirven como material de apoyo y consultasobre los puntos de vista de especialistas que plasman su visión de estefenómeno desde perspectivas muy diversas, las cuales permiten profun-dizar sobre las distintas razones que asisten a estas minorías.

Roberto Blancarte plantea, en “Los derechos de las minorías religio-sas”, que hay que entender por qué hoy y siempre han existido religionesminoritarias entre las sociedades y por qué algunas veces han provocadocomportamientos hostiles hacia las nuevas creencias y prácticas religio-sas. De igual forma, explica que los cultos o religiones siempre han em-pezado por ser minorías y posteriormente han conquistado el terreno parallegar a ser mayorías. El autor explica que las minorías religiosas y el con-cepto ciudadano fue y es un elemento importante para la compresión dela religión.

Por su parte, Elio Masferrer Kan, en su exposición titulada “Los dere-chos de los grupos religiosos”, explica la situación de estos grupos mi-noritarios en México en el marco de un contexto general. Cuestiona elconcepto de minoría, pues existe la tendencia a que éste sea menospre-ciado y sea relacionado con un relativismo numérico, el cual no tiene ma-

12 INTRODUCCIÓN

yor importancia. Asimismo, señala que hay grupos religiosos con perspec-tivas universalistas, por lo que tiene como objetivo lograr la conversiónde los demás, motivo que genera distintos grados de discrepancia con otrosgrupos. Para finalizar, el autor considera que la legislación mexicana noes clara y por lo tanto, no ha encontrado mecanismos para castigar los abu-sos de los líderes religiosos que atentan en contra de los derechos de susseguidores.

Sergio Pagaza Castillo, en “Origen y desarrollo del mormonismo y susderechos como minoría en México”, nos señala que la libertad de cultode los mormones se dio como resultado de la política del PresidenteJuárez, relativa a la separación Estado-Iglesia, ya que permitió neutrali-zar el poder de la Iglesia, que en ese momento era dominante. Finalmen-te, el autor subraya la necesidad de conocer la ley para el respeto de lasminorías en relación con sus derechos fundamentales.

En el artículo titulado “Los derechos humanos, principios bíblicossostenidos por los bautistas a través de la historia”, de Gilberto GutiérrezLucero, se indica la controversia que existe entre la dignidad y la equidadde cultos religiosos ante la ley. El autor se opone a cualquier disposiciónoficial que pretenda obligar a las personas a ejercer una determinada fe,y critica que los medios de comunicación sirvan como un sutil medio paraimponer una fe religiosa, ya que esto va en contra de lo que proclama unestado laico.

Finalmente, en el texto “El derecho humano a la libertad religiosa”,Raúl González Schmal expone que la libertad religiosa como derechohumano está en función de la libertad del individuo, precisamente es laacción de decidir qué religión es la que más conviene; en ese sentido, nin-guna persona, ningún grupo, ni mucho menos el Estado podrán ejercer nin-gún tipo de coacción sobre la conciencia de la persona. El autor señala quela dignidad del hombre requiere de una protección a la conciencia indi-vidual en materia religiosa, libre de toda ilegítima intromisión o violen-cia extrema en la que se comprometa el derecho humano a la libertadreligiosa.

De aquí que a través del tiempo las minorías religiosas se han conver-tido en grupos vulnerables, ya que constantemente sufren represiones yson segregados.

[13]

LOS DERECHOS DE LAS MINORÍAS RELIGIOSAS*

Roberto Blancarte**

En este trabajo plantearé algunas reflexiones de carácter más bien gene-ral, puesto que todos conocemos la realidad mexicana y sus aspectos másimportantes en este tema sobre los derechos de las minorías religiosas.Hasta cierto punto podríamos decir que no hay nada nuevo bajo el sol entérminos de las leyes y la normatividad vigente, porque desde las Leyesde Reforma tenemos una normatividad que prácticamente no ha variado.La idea de las minorías religiosas se enmarca dentro de las relaciones entreel Estado y las Iglesias, en términos generales; esto quiere decir que noes que desde hace casi 150 años el Estado mexicano tenga una políticaespecífica como la pueden tener otros Estados hacia minorías religiosas,sino que esta política se enmarca en el contexto de la política general haciael conjunto de las Iglesias, o hacia la Iglesia, en términos genéricos. Másbien haré un repaso de cuáles son las nociones generales en las que seenmarca esta relación entre minorías religiosas y el Estado, para despuésseñalar algunas puntualizaciones sobre el caso mexicano.

La primera cuestión que me gustaría señalar es que la idea de mayo-rías y minorías ha existido desde tiempos inmemoriales, y más bien es lanorma general en las sociedades por lo menos desde los últimos dosmilenios. Sin embargo, la sociología de la religión nos enseña que haydos tipos de relaciones, en términos generales, entre religión y sociedad:las religiones asociadas con grupos naturales, y las religiones estableci-das fuera de los grupos naturales.

* Ponencia presentada el 9 de noviembre del 2000 en la CNDH, Ciudad de México.** Licenciado en Relaciones Internacionales por el Colegio de México, maestría en His-

toria y Civilizaciones, doctorado por la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales en París,Francia. Investigador en El Colegio de México.

14 ROBERTO BLANCARTE

En los inicios de las civilizaciones la mayor parte de las religiones iden-tificaban a grupos naturales: una tribu generalmente tenía su propio tótem,su propia deidad. O bien, por ejemplo, en algunas sociedades, como lassociedades romanas, podían existir religiones o deidades familiares, y almismo tiempo había grupos nacionales, como los hebreos u otras etnias,que tenían a su propio dios (esto es a lo que me refiero con identificaciónentre religiones y grupos naturales). Más tarde se establecieron tambiénreligiones que no necesariamente corresponden a grupos naturales, como,de hecho, la mayor parte de las religiones que nosotros conocemos actual-mente y que son religiones fundadas que rompen con la estructura de estosgrupos naturales.

Por eso resulta un poco extraño en algunos momentos escuchar en losmedios de comunicación comentarios sobre las religiones en México; porejemplo de Chiapas se dice que las nuevas religiones o las sectas o losnuevos grupos están dividiendo a las comunidades. Esto es algo que tie-nen que ver precisamente con la cuestión de las minorías y las mayorías.Si nosotros entendemos que los grupos religiosos generalmente dividena los grupos naturales, entonces comprenderemos que, ciertamente, unode los efectos que tiene la fundación de religiones es precisamente la di-visión de sociedades o de grupos naturales. Por ejemplo, Jesús, en elmomento que convoca a que lo sigan, rompe las unidades familiares exis-tentes, rompe la unidad eventualmente grupal que podía existir en la so-ciedad hebrea, que ya de por sí estaba dividida en muchas tendencias.

Esto quiere decir que, en efecto, la constitución de una nueva religióngeneralmente supone la formación de una nueva familia, de una nuevahermandad, y por eso muchas religiones crean hermandades, una especiede nuevo grupo, de nueva familia que rompe respecto a las otras agrupa-ciones. Esto nos permite analizar a las agrupaciones religiosas en ascen-so o que están surgiendo con una perspectiva menos subjetiva, menoscalificadora en términos negativos de la actividad de estas organizacio-nes. En un primer momento, cuando la sociedad estaba identificada conun solo culto, el problema en la relación entre el Estado y la religión erarelativamente más simple (aunque no dejaba de tener sus complejidades);es decir, cuando la sociedad tenía un solo culto, en estas sociedades na-turales, era mucho más sencilla la relación entre cultos, sociedad y Esta-do, pero entre el Estado y la religión, incluso en sus fases más simples,siempre hubo un vínculo complejo, porque podía haber sociedades tal vez

LOS DERECHOS DE LAS MINORÍAS RELIGIOSAS 15

más teocráticas, o más cesarotopistas, en el sentido de que el jefe, la au-toridad política o civil, asumía de alguna manera la autoridad sagrada, opodía haber algún tipo de combinación. No obstante, esa complejidadaumenta en el momento que empieza a haber religiones concurrentes,religiones que entran en competencia. En este momento, cuando deja dehaber más de una sola religión, la relación con el Estado se hace muchomás confusa y complicada.

Sin embargo, una cosa que también hay que entender para manejar conobjetividad estos asuntos, es que, incluso en las civilizaciones menosavanzadas cuando ya se trata de dos o tres religiones dentro de un mismogrupo natural o de una sociedad, o de una sociedad en un determinadoterritorio, siempre hay una religión que domina y otras que son toleradas;y en el momento que hay una religión dominante y otras que son tolera-das por la dominante, para el Estado, o para el jefe en las sociedades pri-mitivas, siempre existieron varias alternativas para el tratamiento de és-tas, a las que podríamos llamar minorías religiosas. Por ejemplo, se podríadar la preferencia a una de estas religiones o manifestar una indiferenciaoficial respecto a las otras; sin embargo, esa decisión eventualmente po-día, por el contrario, conducir a una actitud hostil o negativa hacia las otrascreencias y prácticas.

Podemos identificar en este tipo de situaciones a las religiones de es-tado, a las religiones oficiales y a las religiones nacionales, en las que poralguna razón existe una inclinación a establecer un culto monopólico oprácticamente monopólico con exclusión de otros. Aquí los sociólogosseñalan dos elementos muy importantes para el manejo de mayorías yminorías religiosas: la noción de coerción y la noción de consenso. Am-bas siempre están de alguna manera interrelacionadas, porque en todapráctica política o social en donde existe una mayoría dominante y unaminoría dominada la relación entre coerción y consenso siempre es muycompleja y variada. En ciertos momentos la coerción puede ser mayor,aunque en la mayor parte de los casos, incluso en las sociedades antiguas,se busca que haya más consenso que coerción, es decir, se busca que lagente acepte las cosas sin que sea por la fuerza.

Evidentemente esta relación de consenso y coerción todavía existe ennuestras sociedades. Voy a dar un ejemplo de cómo influye esto en nues-tra sociedad. El equipo de transición de Fox en asntos religiosos estable-ció un equipo de consulta; este equipo de consulta para asuntos religio-

16 ROBERTO BLANCARTE

sos es precisamente una forma de buscar un consenso evitando la coer-ción en materias religiosas; es decir, como se sabe de la existencia de unagran pluralidad religiosa, se busca que por lo menos las Iglesias más co-nocidas, o que forman parte lo que yo llamo ahora el establishment reli-gioso, entren a formar parte de este consenso. Así pues, invita a algunasde las Iglesias históricas protestantes, se invita a la comunidad judía, etc.,pero eventualmente se han dejado de lado otras Iglesias, y ahí es dondeentramos en el problema del consenso general, al cual es muy importan-te tenerlo en cuenta como parte de cualquier relación entre mayorías yminorías religiosas.

Por otro lado, hay que saber distinguir, cuando hablamos de minoríasreligiosas, que hay minorías que son numerosas; es decir, muchas vecesconfundimos minorías con número reducido, y hay mayorías que no ne-cesariamente lo son en números absolutos, precisamente hablando de lacuestión de consenso y coerción. Por ejemplo, los Testigos de Jehová sonuna minoría en términos de esta relación de consenso y coerción, de Iglesiadominante frente a las otras, pero ciertamente se trata de casi un millónde personas en México, por lo tanto es una minoría, pero una minoría muynumerosa, y por lo tanto es necesario distinguirla de una minoría conmenos de mil adeptos; lo mismo ocurre con los mormones, o con la Luzdel Mundo, que están cerca de la cifra del millón.

Aparte de eso, cuando hablamos de minorías religiosas también a ve-ces se confunde la idea de minoría, como si se tratara de enfrentar Igle-sias contra Iglesias. Hay que entender también que hay minorías religio-sas dentro de las propias Iglesias; por ejemplo, los franciscanos en sumomento fueron un movimiento religioso, si se le quiere llamar así, queestaba pretendiendo un modelo que eventualmente pudo entrar en choquecon el modelo eclesial de la época, pero que para fortuna de la propiaIglesia fue incorporado; como muchos de los movimientos eclesiales, erauna minoría que pasó a formar parte de una mayoría. Hay quien dice queel Opus Dei es una minoría dentro de la Iglesia Católica, y podríainterpretarse así si se entiende como un grupo que tiene una visión pro-pia que forma parte de una mayoría, pero que muchos la consideran comodistinta dentro de esa misma Iglesia, algo que se puede aplicar tambiénpara la Teología de la Liberación.

Minorías y mayorías conviven además en otros contextos. Por ejem-plo, un católico irlandés que vive en Irlanda del Norte, que vive en Belfast,

LOS DERECHOS DE LAS MINORÍAS RELIGIOSAS 17

es un católico minoritario en Irlanda del Norte que es mayoritariamenteprotestante, pero es mayoritario si lo vemos desde la perspectiva de Irlandacomo isla, en donde la mayor parte de la población es católica; por otrolado, si contemplamos a Belfast no como parte de Irlanda únicamente sinocomo parte del Reino Unido, entonces se inserta en una mayoría angli-cana o protestante; pero si la vemos desde la perspectiva europea de la cualforman parte Irlanda, Gran Bretaña y el Reino Unido, entonces no está entanta minoría este católico irlandés, puesto que hay una mayoría de cató-licos en Europa. Por lo tanto, también esta idea de mayorías y minoríasdepende mucho de dónde nos situamos y de cuál es el conjunto que esta-mos tratando de analizar.

Por otra parte, podemos preguntarnos qué es lo que sucede una vez quela sociedad deja de identificarse con un grupo religioso o con un culto.Sucede generalmente que entran en competencia nuevos grupos que ge-neralmente ponen en cuestión al establishment religioso y al político almismo tiempo (el caso de Jesucristo es precisamente una muestra de loque fue eso). Generalmente, los grupos religiosos que entran en compe-tencia rompen con el orden social establecido tanto por el establishmentpolítico como por el establishment religioso. Por eso es muy importanteidentificar qué tipo de actitud tienen estas minorías religiosas. Por reglageneral, los grupos que son minoritarios al entrar en concurrencia tiendena aislarse de la sociedad o pretenden tener un modelo diferente del que lasociedad estaba manejando, aunque sea simbólicamente; pero todo nue-vo movimiento religioso que se pretende distinto del imperante muchasveces entra en colisión con estas instituciones, y así estas agrupacionesminoritarias pueden pretender desde retirarse de este mundo y tener unaactitud por decir así aislacionista, hasta tener un tipo de participación másactiva en el mundo, una especie de ascetismo intramundano en donde sebusca transformar al mundo a través de su participación en él. En este casolo interesante es qué actitud tiene este grupo frente al Estado y frente alas religiones establecidas, y eso obviamente afecta el tipo de relación queexiste entre agrupaciones mayoritarias y minoritarias.

Por eso también es muy importante recordar (cosa que no hacen tam-poco las Iglesias) que todas las grandes religiones comenzaron por sercreencias minoritarias: el budismo, el islam, el cristianismo, etc., ningu-na de las grandes religiones actuales nació grande, sino que todas fueronminorías religiosas. Esto es una cuestión importante a la hora de analizar

18 ROBERTO BLANCARTE

la relación entre Estado, sociedad y religión y entre iglesias mayoritariasy minoritarias. Generalmente, ante este crecimiento de nuevos cultos, enla historia también se puede observar que el Estado tiene tres posiblesactitudes: uno, la de indiferencia frente a esos nuevos movimientos reli-giosos; dos, la de perseguirlos o rechazarlos; y tres, la de adoptar esa nuevareligión de alguna manera. Si analizamos la relación del estado romanocon el cristianismo, pasó de la indiferencia al rechazo, y después a laadopción.

En el mundo occidental esta convivencia entre mayorías y minorías haexistido siempre, desde épocas antiguas hasta que se estableció una igle-sia de estado o un estado confesional en la edad media. Lo que hay queentender en el contexto actual de la modernidad que nació en el siglo XVI,es que la posibilidad de que existan minorías no se da por el surgimientode la idea de tolerancia, sino que se da hasta el momento que se rompe elmonopolio político de identificación de una religión con todos los esta-dos. Es decir, la posibilidad de existencia de minorías en el mundo occi-dental surge no cuando hay tolerancia en los estados para las minorías,sino cuando hay estados que se vuelven protestantes y hay estados quepermanecen como estados católicos.

Lo que resulta paradójico es ver que la tolerancia surgió no precisamen-te de la idea del respeto hacia las minorías, sino porque se dividió elmonopolio y entonces hubo estados protestantes y estados católicos quehicieron la guerra de religión hasta que se dieron cuenta en un momentodado que se estaban matando y que de todas maneras nadie iba a ganar.Entonces inventaron el famoso jus emigrandi, o derecho de emigrar, paraaquéllos que no estaban de acuerdo con la religión del jefe de estado deese lugar. Luego se aceptó la idea siguiente, que era muy sencilla, a par-tir de la paz de Habsburgo de 1555: los monarcas decidirían por qué re-ligión se inclinaban, y a partir de ese momento los súbditos podían deci-dir si se quedaban, si les gustaba la religión del soberano, o si se iban adonde estuviera la religión de su preferencia. Ese es un principio prime-ro de tolerancia, por el simple hecho de que ya no los mataban por pen-sar distinto; sin embargo se tenían que ir del lugar para poder vivir juntocon los que estaban de acuerdo. Por eso encuentro yo una paradoja en elsurgimiento de las minorías: no surgen por la aceptación de la toleranciay de la posibilidad de la existencia de minorías, sino por el problemapolítico de la división del monopolio de la confesión.

LOS DERECHOS DE LAS MINORÍAS RELIGIOSAS 19

Lo que a mí me importa resaltar es no tanto cuáles fueron las razonesque llevaron a las guerras, sino cuáles fueron las cuestiones que permi-tieron establecer la paz después de las guerras de religión. El libro Laspaces de la religión presenta un enfoque muy interesante, porque preci-samente trataba de observar cuáles eran estas características que permi-tieron superar las guerras interminables entre distintas creencias, y una delas cosas que el autor señala es que la salida que se le dio, por lo menosen el caso francés, fue la idea, que después se va a desarrollar en la revo-lución francesa, de ciudadanía, junto con la idea de que el monarca sobe-rano, el monarca absoluto, se convirtiera con el árbitro último de todoslos ciudadanos, independientemente de sus creencias. Es interesante ob-servar que el concepto de ciudadanía es un elemento importante para lasuperación de las guerras de religión.

Quisiera concluir diciendo que precisamente el estado laico en lospaíses occidentales (allí donde se dio, porque no se ha dado en todoslos países del mundo) recupera esta noción de ciudadanía y la transfor-ma en otra cuestión, en donde la soberanía, que era del monarca, que erael soberano absoluto, pasa en ese momento a la soberanía popular, y estaidea es lo que verdaderamente le da contenido al estado laico, puesto queya no son los poderes sagrados los que legitiman al monarca como sobe-rano, sino que es la voluntad popular la que pasa a legitimarlo. Por eso elestado laico se identifica de manera tan estrecha con el concepto de ciu-dadanía y con el de soberanía popular.

Si aplicamos esto al caso mexicano, podemos entender por qué es tanimportante que en el tratamiento de la relación mayoría-minoría se con-serve este principio, que es el que permitió la paz de religión, es decir, elprincipio de igualdad de los ciudadanos ante la ley y que se transmite alde las asociaciones religiosas ante la ley. Aquí el problema es que esta-mos en un momento en el que se está rediscutiendo esta cuestión, y en elque la posición de algunos dirigentes religiosos es distinta a este princi-pio del estado laico liberal. Lo que algunos dirigentes religiosos han ex-presado es que el principio de igualdad establecido por el estado laico tieneque atemperarse con el principio de justicia, y éste, dicen, consiste en darleno a todos lo mismo sino a cada quien lo que le corresponde, lo cual pre-supone una lógica completamente distinta a la del estado liberal en don-de todos son iguales ante la ley. Sin embargo, la lógica de a cada quienlo que le corresponde, aplicada para el principio jurídico individual que-

20 ROBERTO BLANCARTE

rría decir que en efecto a un rico le corresponde más que a un pobre, oviceversa.

Esto ciertamente rompe el principio de igualdad jurídica ante la ley,algo que tiene más consecuencias de las que podemos imaginar, porquela lógica del principio de igualdad jurídica está sustentada también en unatradición, que es la que acabo de describir. Por eso resulta muy importanteque se discuta, porque de ahí depende precisamente toda la relación quedespués puede haber entre iglesias mayoritarias, iglesias minoritarias,grupos religiosos mayoritarios y grupos religiosos minoritarios.

[21]

LOS DERECHOS DE LOS GRUPOS RELIGIOSOS*

Elio Masferrer Kan**

Como ustedes comprenderán, mi punto de partida es el de la Antropolo-gía de las Religiones, en la cual no se utiliza el término minorías religio-sas porque implica un juicio de valor.

Para quienes partimos en términos conceptuales del relativismo cultu-ral, consideramos que todo grupo humano tiene exactamente los mismosderechos que cualquier otro, independientemente de su tamaño.

Desde esta perspectiva, todo grupo que impulsa una posición religio-sa tiene y merece exactamente el mismo respeto que cualquier otro, sinimportar su magnitud.

Esto se aplica también a las poblaciones indígenas, con las cuales tra-dicionalmente trabajamos los antropólogos, a pesar de que sabemos que,en muchos casos, los estados liberales en América Latina han tenido uncomportamiento sumamente agresivo hacia ellos, pues los han sometidoa procesos de explotación, discriminación y expropiación de sus bienesculturales, materiales, etc., en virtud de su subordinación a los interesesimperiales, y esto ha sido independientemente del momento histórico enel que nos ubiquemos.

Les repito, para nosotros todos los grupos merecen el mismo respeto.Ahora bien, al estudiar a los distintos grupos humanos encontramos, por

un lado, religiones que son elementos identitarios de los diversos gruposétnicos, razón pro la cual no tienen propuestas conversionistas, y por otro,religiones con perspectivas universalistas, en cuya definición está preci-samente la conversión de los otros, los infieles, los equivocados, los que

* Ponencia presentada el 9 de noviembre del 2000 en la CNDH, Ciudad de México.** Profesor e Investigador en la Escuela Nacional de Antropología e Historia.

22 ELIO MASFERRER KAN

están en el error, por decirles de alguna manera, las cuales tienen un nú-cleo de intolerancia en su interior que descalifica la religión del otro por-que sólo la propia es la verdadera.

Cabe decir que este núcleo, técnicamente denominado núcleo intole-rante, es un punto de conflicto que existe entre todos los grupos religio-sos de nuestro país con expectativas conversionistas, independientementede su dimensión.

Otro factor de conflicto religioso en la sociedad mexicana es la coexis-tencia de grupos humanos en la que unos tienen la propuesta religiosacomo parte de su estructura identitaria y otros poseen la perspectiva deconversión y descalificación del otro, antes referida; pues lo que para éstoses legítimo, para aquéllos resulta agresivo, por ejemplo, que les digan quesus dioses son falsos, demoníacos, etcétera.

Un problema también es que, al interior de las propuestas conversionistas,existen, por supuesto, distintas lecturas de las enseñanzas de las mismas.

Aunado a lo anterior está el hecho de que las culturas y las religiones,cualesquiera que sean, son estructuras dinámicas cambiantes, razón porla cual lo que en un momento dado puede ser un consenso en otro puedellegar a ser, incluso, la fuente de conflicto.

Un generador de estas situaciones lo tenemos en la legislación actual,en virtud de que admite lecturas sumamente divergentes. Por ejemplo, elartículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,cuando se refiere a los grupos indígenas, le da validez constitucional a susculturas, costumbres, etc., mientras que otros numerales del mismo orde-namiento sólo garantizan los derechos individuales de sus integrantes. Deahí que hoy en día exista un conflicto entre los derechos de esos grupos ylos derechos individuales de las personas que los componen, quienes ejer-cen su derecho a elegir otra opción o a participar del proceso de desarro-llo de transformación de su propio sistema cultural, y esto es una fuenteadicional de conflicto.

Por otra parte, resulta pertinente señalar la existencia de un discursosumamente ideologizado sobre los conceptos mayoría religiosa y mino-ría religiosa.

Todos sabemos que hay grupos que dicen ser la mayoría, pero habríaque ver si realmente lo son.

¿Qué queremos decir con esto? Que a pesar de que el Censo Generalde Población y Vivienda del 2000 afirma que el 87.99% de la población

LOS DERECHOS DE LOS GRUPOS RELIGIOSOS 23

mexicana es católica, apostólica y romana, cuando los antropólogos va-mos al campo encontramos que hay una multiplicidad de catolicismos yque esa gran población está desagregada en una diversidad de formas dever el mundo, de expresarlas y de realizar sus prácticas religiosas, etc.;todo lo cual es una fuente adicional de conflicto adentro de los mismoscatolicismos. A su vez, observamos grupos que están dentro de los casi-lleros, podríamos decir, de menor dimensión dentro del Censo, y éstos sonlos que tienen: una mayor expansión y capacidad de conversión; nivelessumamente altos de autoestima, y un gran orgullo tanto de grupo comode propuesta religiosa. Por ello, al polemizar con los otros grupos gene-ran discursos bastante conflictivos.

Hay un tercer aspecto que me parece importante analizar y es que to-dos los grupos religiosos impulsan sus acciones en función de activida-des sumamente piadosas, a todas luces loables y de interés público, envirtud de lo cual, creo, la sociedad tiene que respetarlos.

Sin embargo, en todas las organizaciones religiosas, así como en laIglesia Católica, que a partir de la Lumen Gentium se define a sí mismacomo una institución no perfecta, se da el comportamiento concreto delos actores religiosos, el cual, a pesar de las propuestas religiosas que,como ya expliqué, son sumamente respetables cualquiera sea su signo,en muchos casos es producto de dicotomía entre la cultura real y lacultura ideal.

De lo anterior surge un asunto que me parece interesante destacar: lasituación de los feligreses, los miembros de los grupos religiosos cualquie-ra que sea su tamaño, frente a esos líderes religiosos.

Concentrémonos en los siguientes ejemplos. Si leemos los periódicosde los últimos tres meses, sabremos que:

1. Hay un sacerdote detenido por fraude, pues utilizando la estructuray la legitimidad que le daba la diócesis generó una caja de ahorro yluego, el dinero se extravió; no obstante, tuvo la decencia de entre-garse a la justicia.

2. En el Estado de Puebla, otro caballero que hace exorcismos le pro-dujo daños a una joven no sólo con la cera hirviendo, ya que ésta loacusa de violación, aduciendo que aquél la amenazó con excomul-garla a ella y a toda su familia si no accedía.

24 ELIO MASFERRER KAN

Ambas noticias se refieren a los vicios de la voluntad, productos deltemor a ser excomulgado si no se tiene el comportamiento que el líderreligioso exige.

Al respecto, recordemos dos casos muy sonados que se dieron a cono-cer a la opinión pública en 1997: en la Iglesia Católica el del padre Mar-cial Maciel, fundador y superior general de la Orden de los Legionariosde Cristo, y en la Luz del Mundo, el de las acusaciones contra SamuelJoaquín Flores.

Es más, si leemos la prensa de hace 15 días en Estados Unidos, nosenteraremos de que una corte norteamericana obligó a la Iglesia Católicaa leer en todas las parroquias un dictamen condenándola a pagar 14 mi-llones de dólares de indemnización a gente que había sido abusada porlíderes religiosos de la misma.

En virtud de lo anterior, la sociedad mexicana cuenta con asociacionespro Derechos Humanos de las personas afectadas por los abusos de loslíderes religiosos, como la ONG denominada Desarrollo Humano Integral.

Ahora bien, nuestra información de campo también nos muestra que enmuchos casos los religiosos son líderes en los procesos sociales, y de estohay varios ejemplos, lo que a veces genera conflictos porque este liderazgono es visto como algo positivo por parte de sus adversarios políticos. Noobstante, en otras ocasiones lo que se da es una lectura política del com-portamiento de los actores religiosos.

Pero, ya sea una o la otra, lo que yo me pregunto ¿quién defiende a losfeligreses?

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos probablemente digaque se trata de problemas entre particulares como el asunto de las cajasde ahorro, porque definitivamente cada iglesia se las arregla a su interior deuna manera concreta.

Por otro lado, cabe decir que los mecanismos disciplinarios que tienenlas distintas organizaciones religiosas a su interior tampoco funcionanporque en muchos casos son sus líderes los cuestionados por los feligre-ses. Y aunque no voy a decir si es verdadero o falso lo que sucedió, locierto es que aquí es donde estas estructuras operan, con distintos proce-dimientos, como grupos de presión para controlar a los medios e impe-dirles que sigan tratando estos temas, y esto va en contra de la sociedadque trata de ser democrática, pues las claves del desarrollo de la demo-cracia son tanto la libertad de expresión como la transparencia.

LOS DERECHOS DE LOS GRUPOS RELIGIOSOS 25

Entonces, considero que, de la misma forma en que tenemos un Minis-terio Público Especializado en Delitos Sexuales, debemos contar con unainstancia similar donde se puedan resolver este tipo de cuestiones queescapan a las instituciones hoy existentes. Como sabemos, la Secretaríade Gobernación, que es la que tiene el área de Asuntos Religiosos, evi-dentemente no puede tratar este tipo de asuntos porque su función, entreotras, es coordinar la política interna del país.

Resulta pertinente mencionar que yo he hablado de estos problemas conlíderes religiosos muy importantes, quienes siempre se han manifestadosumamente interesados en que se separe la paja del trigo, y que la inmensamayoría de los actores religiosos actúan con toda honestidad y firmeza enla defensa de sus ideales, de su propuesta religiosa, etc., pero de repenteacciones totalmente minoritarias y aisladas son magnificadas o maneja-das con cierta malicia para deslegitimar a grupos que tienen, por decirlotécnicamente, escaso capital simbólico porque recién están empezando adesarrollarse.

Por otra parte, cabe decir que el Estado, en México, ha elegido un ca-mino histórico, a saber:

En un primer momento, desconoció que hubiera iglesias, cuando éstasfuncionaban por todas partes, el Censo General de Población decía quemás del 99% de la población mexicana era creyente y el texto constitu-cional, por una serie de razones históricas que son entendibles, señalabala inexistencia jurídica de estas organizaciones.

Más tarde, con las reformas constitucionales de 1991-1992, el EstadoMexicano se ha constituido en una institución rectora que genera y cons-truye, de alguna manera, una suerte de arbitraje entre los distintos grupos;además, que está dando lugar a la conformación de un nuevo interlocutorreligioso (el anterior lo integraba el Consejo Interreligioso de México,formado por el Arzobispo y el Cardenal Primado de México, los judíos,varias denominaciones ortodoxas, algunos protestantes históricos, losmusulmanes, los budistas y, en general todo los grupos no cristianos), paradecirlo sintéticamente el cual probablemente incluya: la Conferencia delEpiscopado Mexicano, que involucra a todos los obispos de la IglesiaCatólica; la Conferencia de Institutos Religiosos de México, constituidapor todas las órdenes religiosas de México, y la representación de los lla-mados evangélicos. No voy a mencionar quiénes son evangélicos porquenos llevaría varias mesas, pero sí les quiero decir que quienes tenemos

26 ELIO MASFERRER KAN

algún trabajo de campo en este asunto sabemos que es muy difícil que losdistintos grupos evangélicos, llamémoslos así provisoriamente, aceptenuna cúpula, pues se puede hacer una historia del fracaso de aquéllos quesupuestamente la han tratado de conformar, es decir, nunca ha habidorealmente una cúpula evangélica con lo cual el Estado pudiera tratar, ra-zón por la cual el Estado va a tener que ver cómo genera mecanismos deconsenso con una multiplicidad de estructuras religiosas que existen hoyen día en la sociedad mexicana, respetando, incluso, todas estas varian-tes históricas y culturales que hay al interior.

Pero no debemos olvidar que los derechos implican obligaciones, de talforma que sí hay varias cuestiones que tendrán que ser definidas, consen-sadas, con la participación de todos los actores. Por ejemplo, se dice que seles va a dar dinero a las iglesias, pero en qué condiciones, de qué manera,con qué procedimiento de verificación, etc., ¿con excención de impuestos?

Recordemos que hace poco hubo una discusión fuertísima sobre cómose iban a controlar los recursos de las instituciones de asistencia privada,muchas de las cuales son de carácter religioso. La pregunta era: si lasiglesias quieren recibir dinero de los contribuyentes, ¿están dispuestas asometerse a procedimientos de verificación fiscales sobre la manera en queejerza esos recursos? Pienso en el Instituto Federal Electoral y en lospartidos políticos que son organizaciones de particulares, los cuales soninstituciones de Derecho Público, por lo que el Estado no sólo les da al-gún tipo de soporte económico, sino que verifica que éste se gaste en elobjetivo previsto, pues de no ser así hasta les impone multas, algunassumamente jugosas. Entonces, repito, si las iglesias reciben fondos públi-cos, ¿también aceptarían los mecanismos de control, como se dice elegan-temente, a fondo perdido? Este aún es un punto por resolver.

El otro asunto es: ¿cómo hacerle para las organizaciones de los no cre-yentes? Pienso en el ejemplo del impuesto religioso en Alemania, dondese descuenta un porcentaje del impuesto sobre la renta que va para cadareligión registrada y si alguien quiere que no vaya para ninguna de las queahí están va a un fondo especial que es manejado para, entre otras cosas,el desarrollo. Entonces, si se entra en esa mecánica, ¿cómo se hace paragarantizar que los contribuyentes no creyentes puedan también accedera recursos públicos? Según el Censo General de Población y Vivienda yla encuesta que venimos haciendo, alrededor del 10% de la poblaciónmexicana se define como no creyente.

LOS DERECHOS DE LOS GRUPOS RELIGIOSOS 27

En consecuencia, creo que sí hay nuevos desafíos, nuevos problemas,y entre ellos, quizá, las cuestiones más complicadas para la sociedad seanel definir mecanismos de respeto hacia los otros y el entender que cual-quier medida que se tome más en una cuestión tan delicada como la reli-giosa, generará un conjunto de respuestas y de suspicacias, máxime si setrata de los mecanismos de control que la sociedad cada vez requiere yexige más.

Por lo dicho hasta aquí, titulé esta ponencia “Los derechos de los gru-pos religiosos”, pues todos merecen el mismo trato, el mismo respeto, elmismo lugar y como sus obligaciones deben corresponder a sus derechos,tienen que aceptar los mecanismos de fiscalización, de control y de reso-lución de controversias que el Estado establezca a fin de evitar que serepitan casos como el de la Nueva Jerusalém, que expulsó a más de 500personas en la indigencia, pues para entrar a esa organización tuvieron quedonar todos sus bienes.

Un asunto aún más complicado por resolver se relaciona con el dere-cho de los niños que están articulados a los grupos religiosos porque, sibien los padres ejercen su libertad religiosa al ingresar a ellos, en ocasio-nes avalan comportamientos de la organización que resultan violatoriosde los derechos de los niños. Por ejemplo, me viene a la memoria el ca-so de la Iglesia del Mandarón (era un personaje), en Francia, que incluíaabusos sexuales a niñas de 13 años, las cuales eran ofrendadas por susmadres. Es verdad, éstas ejercían su libertad religiosa, mas ¿quién le ga-rantiza a sus hijas el respeto de sus derechos humanos, de sus derechoscomo niñas?

Podría seguir con multiplicidad de ejemplos, pero el asunto es tan com-plejo que lo considero como un gran desafío para los años que vienen.

[29]

ORIGEN Y DESARROLLO DEL MORMONISMOY SUS DERECHOS COMO MINORÍA EN MÉXICO*

Sergio Pagaza Castillo**

LA VIOLACIÓN A LAS GARANTÍAS INDIVIDUALES Y LA LIBERTAD

DEL CULTO MORMÓN EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

DE 1830 A 1844

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida co-múnmente como mormona, fue organizada por el profeta José Smith Jr.el 6 de abril de 1830, un día martes, con la participación de José Smith,Oliverio Cowdery, Hyrum Smith, Peter Whitmer hijo, David Whitmer ySamuel H. Smith; todos ellos reunidos en la casa de Peter Whitmer pa-dre,1 en Fayette, Nueva York.2

Después de su fundación, la Iglesia SUD sufriría persecución en losEstados Unidos por su doctrina religiosa,3 violándose sus garantías indi-viduales como minoría. Dichas garantías, consagradas en la Constituciónde los Estados Unidos de Norteamérica, fueron ignoradas, cometiéndosegraves atropellos sobre los mormones de la época.4 Luego de manteneralgunos años una confederación de Estados que dio algunos resultados,

* Ponencia impartida el 16 de noviembre del 2000 en la CNDH, Ciudad de México.** Licenciado en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autó-

noma de México. Catedrático en la Universidad Justo Sierra y Director del Museo de Histo-ria del Mormonismo en México, A.C.

1 Joseph Fielding Smith, Elementos de Historia de la Iglesia, The Church of Jesus of Latter-day Saints, Salt Lake City, Utah, 1965, pp. 94-95.

2 Doctrina y Convenios, Libro Canónico, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de losÚltimos Días, Salt Lake City, Utah, Sección 21, p. 37.

3 William Edwin Berret, La Iglesia Restaurada, La Iglesia de Jesucristo de los Santos delos Últimos Días, México, Editorial Deseret, 1977, p. 169.

4 Ibidem, p. 113.

30 SERGIO PAGAZA CASTILLO

los Estados Unidos crearon una nueva Constitución en 1787, la cual se-ría adoptada en 1789, en cuya primera enmienda se garantizó la libertadreligiosa.5 El profeta José Smith dijo, en cuanto al principio de la liber-tad religiosa:6

Es también un principio con el que tenemos que ver, es decir, junto contodos los hombres, como por ejemplo los gobiernos, las leyes y reglamen-tos en los asuntos civiles de la vida. Este principio garantiza a todo parti-do, secta, denominación y género de religión, derechos iguales, patentes eirrevocables; son cosas que tienen que ver con esta vida; por consiguien-te, todos están interesados en igual manera; establecen nuestras responsa-bilidades del uno hacia el otro en materia de cosas corruptibles, a la vez quelos principios anteriores no destruyen estos últimos, antes nos ligan másestrechamente e indican nuestras responsabilidades no sólo del uno haciael otro, sino también hacia Dios. Por tanto, decimos que la Constitución delos Estados Unidos es un glorioso estandarte: está fundada en la sabiduríade Dios.

Es una bandera celestial; es como la fresca sombra para todos aquellosque tienen el privilegio de saborear la dulzura de la libertad, y como lasaguas refrescantes de una peña grande en terreno árido y desolado. Es comoun árbol grande a la sombra del cual los hombres de todo clima se puedenresguardar de los rayos candentes del sol.

Sin embargo, los mormones fueron expulsados de Missouri por con-siderarlos abolicionistas de la esclavitud, sólo porque habían emigradoa esas tierras, sufriendo represión por los que sí apoyaban esta violación ala libertad del ser humano.7 Populachos armados con pistolas, en el con-dado de Jackson, Missouri, destruyeron sus casas quitándoles los techos;los varones miembros de la iglesia fueron golpeados y las mujeres y losniños conducidos a los bosques, el 31 de octubre de 1833, sólo porque noquerían que los mormones edificaran su Nueva Sión.8

5 La Historia de la Iglesia en la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos, La Igle-sia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Salt Lake City, Utah, p.12.

6 José Smith Jr., Enseñanzas del Profeta José Smith, La Iglesia Restaurada, La Iglesia deJesucristo de los Santos de los Últimos Días, Salt Lake City, Utah, 1975, p. 175.

7 William Edwin Berret, op. cit., p. 111.8 Ibidem, p. 112.

ORIGEN Y DESARROLLO DEL MORMONISMO 31

José Smith, líder de la Iglesia SUD, era perseguido y acosado; se inter-pusieron en su contra diversas demandas por parte de sus enemigos, queaunque eran infundadas, estorbaban sus actividades en el Estado de Ohioen esas fechas.9 El propio líder del mormonismo señalaría la violación alas garantías del pueblo que dirigía, consagradas en la Constitución nor-teamericana, afirmando lo siguiente:

A nosotros, hermanos, se nos ha privado de la protección de sus gloriososprincipios por la crueldad de los crueles, por aquellos que, como las bes-tias del campo, sólo buscan por lo pronto el pasto para hartarse; y se olvi-dan de que los mormones, igual que los presbiterianos y los de toda otraclase y descripción, tienen igual derecho de participar del fruto del granárbol de nuestra libertad nacional. Pero a pesar de ver lo que vemos, sentirlo que sentimos y saber lo que sabemos, no por eso deja de ser esa frutamenos preciosa ni menos deleitable a nuestro paladar; no nos pueden arre-batar la leche, ni nos pueden arrancar del pecho; ni tampoco negaremosnuestra religión por motivo de la opresión, sino que perseveraremos hastala muerte.10

La persecución fue acompañada por el quebranto a las garantías delibertad de culto, de expresión, de igualdad, de propiedad y de seguridadjurídica, las cuales fueron violadas sistemáticamente desde la organiza-ción de la Iglesia SUD, cuya fundación data, como apuntamos, de 1830.Para el año de 1839, después de haber apelado en vano a los tribunales,al Gobernador y al cuerpo legislativo de Missouri, los miembros de losSantos de los Últimos Días determinaron importunar al Presidente de lanación para que les hiciera justicia. Los mormones afirmaban que Diosles había mandado dar este paso. El Gobierno federal había tenido el pri-vilegio de desagraviar los ultrajes cometidos contra los miembros de laIglesia SUD compartiendo la responsabilidad de sus persecuciones, ya quemiles de ciudadanos habían sido desahuciados de sus hogares por la per-secución religiosa de esa época. La Constitución de los Estados Unidosconsagraba la garantía de los ciudadanos de cada Estado en cuanto a suderecho de gozar de todos los privilegios y amparos; sin embargo, los

9 Ibidem, pp. 113-114.10 José Smith Jr., op. cit., p. 175.

32 SERGIO PAGAZA CASTILLO

funcionarios de dicho Estado habían negado a los Santos de los ÚltimosDías este importante derecho.11

El presidente Sidney Rigdon, consejero del profeta José Smith, llegóa Quincy, Illinois, en marzo de 1839, después de ser libertado de su en-carcelamiento, y desde ese momento se dedicó a gestionar ante las auto-ridades de Missouri para que los miembros de la comunidad mormonafueran indemnizados por la violación de sus derechos constitucionalescuando vivieron en esta entidad. Ideó un plan a gran escala para denun-ciar al Estado de Missouri ante los demás Estados y ante el Gobiernofederal. Las pretensiones eran que los gobernadores de las diversas enti-dades presentaran ante sus respectivos cuerpos legislativos el asunto dela abdicación del Gobierno republicano por parte del multicitado Estado,y al mismo tiempo, hacer llegar al Presidente de los Estados Unidos y alCongreso la demanda de indemnización por los daños causados a los ciu-dadanos mormones.12

El Gobernador Carlin de Illinois alentó esta iniciativa lo mismo que elGobernador Robert Lucas de Iowa, enviando cartas de recomendacióndirigidas al Presidente del país, Martín Van Buren, así como al Goberna-dor Shannon de Ohio, informando que el Presidente Rigdon estaba listopara visitar Washington como representante del pueblo mormón, con elobjeto de solicitar una investigación sobre la violación a las garantíasindividuales de los integrantes de esa comunidad y determinar las cuausasque provocaron su expulsión del Estado de Missouri; sin embargo, esteproyecto fue en vano y no dio frutos frente al poder ejecutivo, que fue elprimero en fomentar la violación de la Constitución Política de los Esta-dos Unidos de América.13

No obstante, el profeta José Smith insistió y logró entrevistarse con elPresidente Martín Van Buren el 29 de noviembre de 1839, entregándole,en dicha reunión, una serie de cartas de recomendación en las cuales seexpresaban las razones de su visita. En cuanto las leyó, el representantedel poder ejecutivo cuestionó al líder mormón y a su acompañante:14 “¿Y

11 Joseph Fielding Smith, op. cit., p. 302.12 Ibidem, p. 303.13 Ibidem.14 Ibidem, pp. 304 –305.

ORIGEN Y DESARROLLO DEL MORMONISMO 33

qué quieren que haga? ¡No puedo hacer nada por ustedes! En caso de quehiciera algo, tendría contra mí a todo el Estado de Missouri.”

El líder mormón insistió, pidiendo la intervención del Congreso, y elPresidente les prometió atender su petición. José Smith regresó a princi-pios de febrero de 1833, después de esperar alguna respuesta del Congreso.De su entrevista con Martín Van Buren expresó lo siguiente:

Durante el tiempo que estuve allí, tuve una entrevista con Martín VanBuren, Presidente de la República, el cual me trató muy insolentemente yescuchó nuestro mensaje con mucha renuencia. Cuando lo hubo oído, dijo:“Señores, su causa es justa, pero no puedo hacer nada por ustedes”; a lo cualañadió: si los defiendo, perderé los votos del Estado de Missouri”. En todasu manera de conducirse se manifestó que aspiraba a los puestos públicos,que lo dominaba el deseo de engrandecerse a sí mismo y que ni la justiciani la rectitud tenían cabida en su carácter. Vi que no era la clase de hom-bre que yo concienzudamente apoyaría como jefe de nuestra noble Repú-blica. También tuve una entrevista con el Sr. John C. Calhoun, que se por-tó conmigo de una manera muy indigna de su alta posición. Quedéconvencido de que no tendría objeto permanecer para insistir en que elPresidente y el Congreso consideraran las justas demandas de los miem-bros de la Iglesia, y sólo estuve allí pocos días.

Si el Poder Ejecutivo no procura el respeto de la Constitución Políticade un país, ¿quién lo puede hacer? De nada sirven los principios plasma-dos en la Carta Magna si la voluntad humana los ignora y ésta se violaflagrantemente, convirtiéndola en un cuerpo obsoleto e inoperante. Estosucedió ante la violación de una minoría mormona a principos del sigloXIX , en la nación que se jacta de la defensa de las libertades y los dere-chos de los individuos y credos religiosos.

Toda esta falta de derechos y garantías a una minoría desembocó fatal-mente en el asesinato de su líder Smith. Para el 25 de mayo de 1844, losseñores William Law, Robert D. Foster y Joseph H. Jackson demandarona Smith ante el tribunal de Carthage, del Estado de Illinois, acusándole deperjurio y de prácticas inmorales. Smith estaba alerta con motivo de uncomplot contra su vida; los conspiradores utilizaron un periódico deno-minado El Expositor de Nauvoo, el cual se dedicó sistemáticamente apromover la revocación de la Carta Constitutiva de la Ciudad de Nauvoo,fundada por los mormones. Abundando en lo anterior, el objetivo era

34 SERGIO PAGAZA CASTILLO

atacar a la Iglesia SUD y destruir la protección que dicha Carta garantiza-ba a sus miembros.15

Empezaron a gestarse más actos de violencia contra los mormonesde Nauvoo, al grado de que el populacho expresó su intención de coope-rar con los conciudadanos del Estado de Illinois, así como con los deMissouri y Iowa, para exterminar por completo a los dirigentes mormonesque, según ellos, eran los causantes de sus problemas y dificultades.16 Conmotivo de las amenazas del populacho, el Presidente de los Estados Uni-dos declaró la ley marcial en Nauvoo. La legión de Nauvoo, un ejércitoencabezado por el profeta José Smith, fue llamada para proteger a la co-munidad mormona. Smith dirigió unas palabras a los integrantes de estecuerpo militar, refiriéndose a la defensa de sus libertades como ciudada-nos al declarar lo siguiente:17

Algunos suponen que nuestros enemigos quedarán satisfechos con destruir-me; pero yo os digo que en cuanto derramen mi sangre, también querránderramar la sangre de todo hombre en cuyo corazón existe aun cuando sólosea una chispa del espíritu de la plenitud del Evangelio. El espíritu delenemigo de toda justicia es el que incita la oposición de estos hombres. Nosólo me quieren destruir a mí, sino a todo hombre y mujer que se atreve acreer la doctrina que Dios me ha inspirado que enseñe a esta generación.

Continuaron la amenazas y se apeló al Gobernador Ford de Nauvoopara que investigara todos estos hechos, pero las intrigas y el odio frentea la minoría mormona, que progresaba económicamente por su organiza-ción y fusión, se incrementó. El líder del mormonismo, José, y su hermanoHyrum Smith, fueron encarcelados ilegalmente en la prisión de Carthage.Se insistió al Gobernador de Nauvoo de que se había confabulado el ase-sinato de Smith y el de su hermano, pero éste hizo caso omiso, como lodemuestra la siguiente declaración:18

Jones inmediatamente informó al Gobernador lo que había oido. Éste res-pondió: “Usted se alarma innecesariamente por la seguridad de sus amigos,

15 Ibidem, pp. 384-385.16 Ibidem, pp. 387-388.17 Ibidem, p. 390.18 Ibidem, pp. 402-403.

ORIGEN Y DESARROLLO DEL MORMONISMO 35

señor mío. La gente no es tan cruel”. Irritado por estas palabras, Jones hizohincapié en la necesidad de poner otra clase de gente a cuidar la cárcel, ydijo: “Los señores Smith son ciudadanos norteamericanos, y se han pues-to en manos de vuestra excelencia porque usted dio su palabra de honor queserían protegidos. También son Maestros Masones, y en tal calidad exijoque usted proteja sus vidas.”

Como a las cinco de la tarde se oyó un ruido en la puerta de la prisiónjunto con un grito de “ríndansen” y los disparos de tres o cuatro armas defuego. El populacho rodeó el edificio y algunos empujaron a un lado a losguardias, ascendieron la escalera, forzaron la puerta y comenzaron a dis-parar. Hyrum Smith retrocedió frente a la puerta, y una bala lo hirió en ellado izquierdo de la nariz.

Cayó de espaldas, exclamando: “Soy hombre muerto”. Al caer al pisorecibió en el costado izquierdo otra bala que venía de afuera, y con tantafuerza que le hizo pedazos el reloj que llevaba en el bolsillo del chaleco.Al mismo tiempo, otra bala, tras rozarle el pecho, le pasó por la gargantay le penetró la cabeza, mientras que otra lo hirió en la pierna.19

El profeta José Smith, al ver a su hermano inmolado, expesó: “¡Oh,querido hermano Hyrum!” E inmediatamente después, al ver que no po-día escapar de aquel cuarto, y tratando se salvar la vida, retrocedió a lapuerta, dejó caer la pistola y saltó hacia la ventana. Dos balas lo hirierondesde la puerta y otra, disparada de afuera, hizo blanco en el lado dere-cho del pecho. El líder fundador del mormonismo cayó en las manos desus asesinos ese 27 de junio de 1844.20

Como Smith lo había señalado, las persecuciones continuarían, pues losmormones siguieron adelante a pesar de la muerte de su líder, ya que unafe no puede ser destruida por la terquedad y la filosofía del odio y el ren-cor, sólo porque un grupo minoritario no piensa igual al grupo mayorita-rio. La falta de acción legal por parte de la autoridad, los intereses políti-cos y, sobre todo, el fanatismo religioso provocaron este capítulodetestable para cualquier sociedad que se jacte de vivir bajo principios delegalidad. Esto es lo que provocó el vacío de la legalidad y la falta delEstado de Derecho.

19 Ibidem, p. 404.20 Ibidem, p. 405.

36 SERGIO PAGAZA CASTILLO

LA VIOLACIÓN A LAS GARANTÍAS INDIVIDUALES Y LA LIBERTAD

DEL CULTO MORMÓN EN MÉXICO DE 1876 A 1980

El mormonismo, al igual que otras religiones, entró a México como re-sultado de la política liberal del Presidente Benito Juárez, debilitando elpoder de la Iglesia de Estado (Iglesia Católica), como la consagraba el ar-tículo 3 de la Constitución Federal de 1824, que a la letra expresaba:21 “Lareligión de la nación mexicana es y será perpetuamente la católica, apos-tólica, romana. La nación la protege por leyes sabias y justas y prohibe elejercicio de cualquier otra”.

Después de leer este artículo, totalmente permeado por el pensamien-to más retrógrado, sólo comparable al de la época feudal, descubrimos laviolación al libre ejercicio de la pluralidad religiosa y la violación a la li-bertad de pensamiento, por lo cual no debe extrañarnos que muchos mi-nistros del clero mayoritario durante esa época en México recibieran a losmisioneros mormones con actos vejatorios, y alejados de la nueva reali-dad jurídica que las Leyes de Reforma expresaban ya para 1876, tratan-do violentamente a los predicadores de cualquier credo contrario al do-minante. Esto se conoce como el cisma católico, según lo plantea elestudioso del fenómeno del protestantismo en México durante el siglo XIX

Jean Pierre Bastian.22

La llegada de asociaciones religiosas norteamericanas fue interpreta-da como un programa expansionista del imperalismo norteamericano;23

sin embargo, los mormones no encuadraron dentro de esta suposición,pues sus relaciones con el poder federal eran inexistentes, como quedódemostrado en el capítulo anterior, cuando analizamos el marco históri-co mormón en los Estados Unidos de América, ya que el Presidente MartínVan Buren jamás respondió a las demandas de protección a las garantíasindividuales que sufrió la comunidad mormona en Missouri y en otrosEstados de la Unión Americana.

21 Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, México, Imprenta del Supre-mo Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, 1994.

22 Jean-Pierre Bastian, Los Disidentes. Sociedades protestantes y revolución en México,1872-1911, México, El Colegio de México/FCE, 1989, pp. 32 y 33.

23 Ibidem, p. 14.

ORIGEN Y DESARROLLO DEL MORMONISMO 37

La Iglesia SUD no encuadra en el concepto del proyecto hegemónicoexpansionista norteamericano planteado por Bastian, pero sí en cuanto ala clasificación, pues se trata de una asociación religiosa disidente, ya querompía con la prácticas y creencias religiosas dominantes y hegemónicasestablecidas por la Iglesia Católica.24

Los ataques no se dejaron esperar por parte de los ministros de la reli-gión única, que veía perder espacios y adeptos, fabricando en la feligre-sía prejuicios frente a la competencia de la nueva oferta religiosa y vio-lando las garantías de libertad de creencias al reprimir la predicación deotros credos. Cuando la primera expedición misional mormona llegó aMéxico, en enero de 1876, entrando por El Paso, Texas, ciudad norteame-ricana fronteriza con Ciudad Juárez, los misioneros fueron recibidos conlos primeros atentados a la predicación del evangelio que profesaban;muestra de ello son las declaraciones del ministro del culto católico de estalocalidad, a saber:25

Ahora, de todas las plagas que han visitado la tierra para maldecirla y des-truir a la humanidad, nos ha llegado la peor, y allí se encuentran los repre-sentantes de ella. Véanlos. Sus rostros demuestran lo que son. Gracias aDios, hemos sido advertidos a tiempo por el Santo Papa de que falsos pro-fetas y maestros vendrían entre nosotros. Esos hombres representan todolo que es bajo y depravado. Han destruido la moral de su propia gente yahora han venido para contaminar a la gente de este lugar. Carecen de vir-tud. Todos ellos tienen de seis a una docena de esposas. Ahora han venidoaquí para extender esta práctica en México. Yo los denuncio. Sí, aquí enpresencia de la imagen de la Virgen María, los denuncio como bárbaros.Y quiero que todos tomen sus libros, me los traigan y los quemen.

Pero no sólo los liberales seguidores del Presidente Benito Juárez cues-tionarían a la Iglesia Católica, sino también las iglesias disidentes, ya quevenían a destruir la hegemonia de ésta, entre ellas la metodista, la presbi-teriana y la “plaga” mormona, como la definió el ministro católico de

24 Ibidem, p. 16.25 F. Lamond Tullis, Mormons in Mexico. The Dynamics of Faith and Culture/Los

mormones en México. La dinámica de la fe y la cultura, México, Museo de Historia delMormonismo en México, A.C. (en lo sucesivo citado como MHMM ), 1997, p. 181.

38 SERGIO PAGAZA CASTILLO

nombre Borajo.26 A lo largo de la historia del mormonismo en México sesufrieron constantes violaciones a sus garantías para predicar y profesardicha fe. El primer miembro bautizado, en México, fue el luchador en prode la defensa de las garantías de los obreros y campesinos, y fundador dela primera organización socialista que defendía los derechos sindicales,denominada La Social; se trata del hermano Plotino Constantino Rhoda-kanaty, al que por una imprecisión histórica Jean Pierre Bastian lo cata-loga como protestante,27 probablemente por carecer de las fuentes histó-ricas con las que sí cuenta la Iglesia SUD en la actualidad, como porejemplo, el Museo de Historia del Mormonismo en México, A. C.

El doctor Carlos Illades Aguiar, Premio Nacional en el Área de Cien-cias Sociales por parte de la Academia Mexicana de Ciencias, reconoci-do el pasado 11 de septiembre en la residencia oficial de Los Pinos por elEjecutivo Federal, se refiere a Plotino Constantino Rhodakanaty, el pri-mer mormón converso en México, en cuanto a su papel en la lucha ydefensa de los derechos individuales y sociales durante la segunda mitaddel siglo XIX en los siguientes términos:

Dos años después fundó en la Ciudad de México una escuela libre, dondepor principio se enseñaba al pueblo los derechos y prerrogativas de su so-beranía nacional, y a recelar en materia de creencia religiosa de otra auto-ridad distinta de “la razón y el buen sentido”, difundiendo a la vez en lasclases trabajadoras, por medio de lecturas públicas, “los principios máspuros y luminosos de la moral universal”.28 Posiblemente, fue allí en don-de se le sumaron varios jóvenes interesados en la filosofía y preocupadospor las cuestiones sociales, entre los que se contaban Francisco Zalacosta,Hermenegildo Villavicencio y Santiago Villanueva. Más tarde repetiría laexperiencia en el pueblo de Chalco, teniendo por alumno a Julio López.

Otro espacio en donde se dejó sentir la influencia del pensamiento y laobra práctica de Rhodakanaty fue en las iglesias disidentes que se exten-dieron en México con la reforma liberal; entonces el griego y su círculoentraron en contacto con protestantes y mormones, y aquél, a su vez, buscó

26 Ibidem, p. 183.27 Jean-Pierre Bastian, op. cit., pp. 65-66.28 Véase Plotino C. Rhodakanaty, Obras (ed., pról. y notas de Carlos Illades, recopilación

de María Esther Reyes Duarte), México, UNAM, 1998, p. 22. En lo sucesivo, las citas a estaedición se incluirán en el texto, indicando las páginas entre paréntesis.

ORIGEN Y DESARROLLO DEL MORMONISMO 39

ganar adeptos dentro de sus feligresías.29 Este contacto, no siempre terso,da razón de los intercambios habidos entre socialismo y ritos disidentes, ypermite redondear un poco más nuestro conocimiento de los mecanismosde difusión de las ideologías decimonónicas.30

El pensamiento rhodakanatiano influyó en las clases más marginadasdel país y es objeto de análisis y estudio por los historiadores debido a latrascendencia que tuvo en las clases sociales de México; al respecto, elacadémico referido con antelación afirma, en cuanto a la labor del mormóndisidente, que:

Rhodakanaty asumía que la Iglesia Católica Romana había desvirtuado elEvangelio, corrompido la fe, y estimulado entre los ministros del culto uncomportamiento sexual desviado e hipócrita.31 Consideraba urgente, si-guiendo los principios de la Iglesia Ortodoxa, cancelar el celibato sacerdo-tal, así como adoptar la austeridad en la práctica religiosa y en la vida dia-ria preconizada por los mormones. El libre examen de las SagradasEscrituras, postulado por los protestantes, era necesario e impostergable.Volver al cristianismo primitivo representaba la meta. Jesucristo se opusoal despotismo, a la injusticia, a la desigualdad social y a la pobreza. Por eso,no fue ni será nunca un personaje de iglesia, ni de sacristía, sino un ciuda-dano de la república universal, un campeón digno y heróico de la santacausa de los pueblos.

El socialismo significaba la actualización de su mensaje y la posibilidadde restituir el orden natural perdido, desplazado y prostituido por la ambi-ción y el egoísmo de los poderosos.32 Proceso inevitable porque, desde superspectiva, todas las sociedades humanas se encaminan de manera natu-ral hacia el progreso y la perfección. Como hizo ver en las páginas de LaDemocracia, la separación de la Iglesia y el Estado era crucial, no sólopor corresponder a la división teológica entre lo terrenal y lo divino, sino

29 Para documentar la relación de Rhodakanaty con las iglesias disidentes, véase ibid., caps.II y VII.

30 Gastón García Cantú definió a Rhodakanaty como “socialista cristiano”; sin embargo,dejó de lado su acercamiento a las iglesias disidentes de la época. García Cantú, El socialis-mo en México (siglo XIX), 2a. ed., México, Era, 1974, pp. 172-179.

31 Incluso algunos católicos disidentes, como Felicité R. de Lamennais, veían la urgenciade rescatar el Evangelio. Véase Paul Bénichou, El tiempo de los profetas. Doctrinas de la épocaromántica, México, FCE, 1984 p. 157 y ss.

32 Rhodakanaty, “La revolución social”, El Combate, 8 de junio de 1877.

40 SERGIO PAGAZA CASTILLO

por haber sido una fuente interminable de conflictos a lo largo de la histo-ria mundial y, ni duda cabe, dentro de la mexicana. En el plano temporallos ministros del culto deberían supeditarse a las leyes y autoridades civiles.

Rhodakanaty no era ateo ni deísta. Pensaba que el culto externo era unamanifestación indispensable de la fe cristiana, por tanto, se distanciaba delos protestantes, que eran muy parcos en este aspecto. Este énfasis en lasmanifestaciones de la fe no lo alejaba de Baruch Spinoza, cuya concepciónde Dios marcó profundamente al griego, ya que aquél no rechazaba lasreligiones reveladas, sino las alteraciones y falsificaciones introducidas porlos teólogos. Por eso se le considera iniciador de la crítica bíblica. En losensayos religiosos de Rhodakanaty hay una constante censura a lasimposturas de aquéllos, también contra los falsos profetas y las sectas.33

La expansión geográfica del protestantismo, según el griego, correspon-día muy bien al carácter meditabundo y positivista de los pueblos glacia-les del norte, y por esto tenía escaso éxito en el mundo latino, cuyo geniovolcánico, sentimental, exagerado y amante de lo maravilloso, jamás po-drá satisfacerse con las frías abstracciones de una religión toda negativa,que sólo puede producir un fanatismo raro y aislado, aunque diferente entodo del de los romanos. Por otra parte, las creencias religiosas de losindividuos tenían que ver con las formas adoptadas por sus sociedades. Así,el protestantismo prefiguraba la desigualdad social y hacía de la vida fu-tura una monarquía invisible pero fatal. La religión católica, por su parte,inventó el purgatorio, que ocupa, en el mundo temporal, el lugar del Estadollano, a la vez que, con su intolerancia, ha inundado al mundo de desola-ción y de ruina con sus actos de fe, sus horribles cruzadas de religión y consus sangrientas dragonadas, para oprobio de la humanidad.

A la Iglesia Ortodoxa la veía equidistante de estos polos y como verda-dera heredera de los principios evangélicos de los primeros mártires cris-tianos. Encarnaba el cristianismo puro y correspondía a una sociedad de-mocrática, austera y a la vez practicante del indispensable culto externo aDios. Grecia y Rusia constituían sus baluartes; Turquía su límite: esta igle-sia es actualmente pobre y, en virtud de las circunstancias, ignorante enhumana sabiduría, despreciada, porque no tiene plata ni oro, ultrajada amenudo porque no tiene guardia pontificia de zuavos, como la romana,pero, en cambio, es humilde, benefactora, tolerante, no persigue jamás anadie, no es sediciosa ni intrigante, porque es evangélica, y su espíritu esla caridad. Rasgo muy apreciable de ella era su marcado énfasis en la per-

33 Rhodakanaty, “La verdadera iglesia”, El Demócrata, 7, 14 y 21 de octubre de 1872.

ORIGEN Y DESARROLLO DEL MORMONISMO 41

suasión y el convencimiento, métodos que para Rhodakanaty eran funda-mentales y que eslabonaban fácilmente con la doctrina societaria de Fourier,apoyada grandemente en estos recursos didácticos, tal y como lo expusoen su Cartilla socialista de 1861. Incluso el griego llegó a hablar de la “re-volución cristiana que debe regenerar a los pueblos.

Dejando a un lado al mayor ideólogo representante de las luchas socia-les de México en la segunda mitad del siglo XIX , cuyo trabajo intelectualllegaría a las manos del Apóstol de la Revolución Mexicana, RicardoFlores Magón, continuaremos analizando la continua acción en contra delmormonismo en lo que se refiere a la violación a sus garantías de liber-tad de culto como Iglesia minoritaria.

Durante la Revolución Mexicana, en los poblados de San Marcos Ra-fael Monroy y Vicente Morales, los dos en el estado de Hidalgo, estos dosmormones fueron privados de sus vidas, ya que la fanaticada católica losacusó falsamente de comulgar con los carrancistas, siendo el transfondoel odio y el rencor hacia ellos por profesar una fe distinta a la suya. Des-pués de ser colgados de unos árboles por zapatistas en el centro de estapoblación, con el fin de presionarlos y obtener su confesión sobre lassupuestas armas que ocultaban, y de que renegaran de su fe, fueron fusi-lados el 18 de julio de 1913 a las diez de la mañana;34 este hecho nos re-cuerda el martirio del profeta José Smith en la cárcel de Carthage, Illinois,en 1844, dado por las mismas razones: profesar una fe distinta, tratarsede integrante de una minoría religiosa y falta de respeto a la libertad deculto.

Otro caso de violación a las garantías de libertad a las creencias reli-giosas es el sucitado el 12 de diciembre de 1949, cuando una chusma atacóla capilla en construción del poblado de San Gabriel Ometoxtla, cercanoa Cholula, estado de Puebla. Como consecuencia de este hecho, se desa-tó una campaña de ataques en contra de la libertad de profesar el cultomormón. Algunas de las víctimas fueron unos misioneros de esta fe, aquienes la chusma trató de arrojar a un pozo profundo. Al defenderse, estospredicadores daban saltos para uno y otro lado, mientras el pueblo espe-raba ansioso que cayeran en él. Al ver que su objetivo no se cumplía de-

34 Agrícol Lozano Herrera, Historia del mormonismo en México, México, Zarahemla,1983,pp. 208-209.

42 SERGIO PAGAZA CASTILLO

cidieron tirarles machetazos a los pies para hacerlos caer, y al fallar nue-vamente, los despojaron de su ropa.35

En febrero de 1923, la violencia fue ejercida nuevamente en contra dela obra misional en la ciudad de Cholula, donde, además de apedrear aunos predicadores del mormonismo, se intentó incendiar sus casas; afor-tunadamente vivían en los altos, cerca de la iglesia católica, si bien la li-teratura sagrada de ésta fue quemada con anterioridad.36

Otro hecho violento y violatorio de la libertad de culto como minoríafue el verificado el 2 de julio de 1980 en el poblado de Panacaxtlán, el cualse localiza en el corazón de la huasteca hidalguense; este término quieredecir lugar sobre la oreja, debido a la forma de su geografía, pues colin-da con los cerros denominados Contepec y Tuzantepec, que sirven comopuntos de referencia para su localización.37 En este lugar, el joven Fran-cisco Modesto Hernández Hernández, estudiante de Ingeniería en el Cen-tro de Desarrollo Rural del Instituto Agropecuario Número Seis deHuejutla, aceptó la fe mormona junto con su familia. El día de su bautis-mo, un 28 de julio de 1979, en la laguna de Tepalcihuata, los misionerospresentaron una filmina religiosa en la cancha de la comunidad ante másde 200 personas; esto provocó su persecución, encabezada por el catequis-ta del lugar y sacerdote de Huejutla. Mientras quince personas más eranbautizadas, empezaron a llegar otros curas a Huejutla, los cuales comen-zaron a fabricar intrigas y los amenazaron con expulsarlos de la comuni-dad y con que perderían sus casas y tierras.38

¡Parecería que regresamos al pasado! Sí, a Missouri en 1839, ¡a la bar-barie!, a la violación de un derecho elemental, el de adorar a Dios con-forme a los dictados de la conciencia humana. La Iglesia SUD en su artículode fe número 11, el cual me permito reproducir porque sintetiza la posi-ción de esta asociación religiosa minoritaria en cuanto a la libertad deprofesar el culto por cualquier individuo, a la letra dice:39 “Nosotros re-clamamos el derecho de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los

35 Ibidem, p.210.36 Ibidem, p. 213.37 Ibidem.38 Ibidem, p. 214.39 Véase James E. Talmage, Artículos de Fe, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los

Últimos Días, 1973, p. 434.

ORIGEN Y DESARROLLO DEL MORMONISMO 43

dictados de nuestra propia conciencia, y concedemos a todos los hombresel mismo privilegio: adoren como, donde o lo que deseen” .

Los mormones se adhieren incondicionalmente a los principios de li-bertad y tolerancia religiosa, además afirman que la libertad de adorar aDios conforme a los dictados de la conciencia es uno de los derechosinherentes e inalienables de la humanidad. Adorar se entiende como lacapacidad del individuo de orar. La habilidad del hombre para adorarconstituye la medida de su conocimiento de Dios, cuanto más completaesta interpretación y más íntima la comunicación entre Dios y el adora-dor, tanto más íntegro y sincero será su homenaje.40

Pero hablemos del mormonismo actual. La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días cuenta con una importante presencia social enlos Estados Unidos de América, ya que tiene 16 representantes en elCongreso de esa nación; y también en México, donde dos de sus miem-bros participan en el Senado, Jeffry Jones, del estado de Chihuahua, y Joséde Jesús Montejo, del estado de Campeche, ambos militantes del PartidoAcción Nacional. También debe mencionarse al diputado Salvador OrdazMontes de Oca, ex líder nacional de la Masonería y militante del PartidoRevolucionario Institucional. Otro más es el licenciado José E. AlfaroCázares, ex director del ICADEP (Instituto de Capacitación y DesarrolloPolítico del CEN del PRI, antes IEPES), ex diputado federal y actual miem-bro del Consejo Político Nacional de dicho partido. Asimismo, la actrizMariagna Prats Donovan, quien participa en la tenelovela juvenil Mi pri-mer amor a mil por hora; el prestigiado pintor, miembro de la AsociaciónMexicana de Acuarelistas, Jesús Magdaleno Cañavera, quien realizó laspinturas de algunos ex Presidentes de la República en el Palacio Nacio-nal; el poeta y escritor Óscar Wong, que en 1989, con su obra La edad delas mariposas, ganó el primer lugar de cuento dentro del Certamen Lite-rario Rosario Castellanos, y que en 1992 obtuvo el Premio Nacional dePoesía Ramón López Velarde.

La comunidad mormona, a nivel internacional, rebasa los 11 millonesde miembros, y en México alcanza casi un millón de seguidores. Actual-mente, se están edificando once minitemplos, de los cuales ya están fun-cionando los ubicados en los estados de Oaxaca, Veracruz, Tabasco,Mérida y Tamaulipas; también los de Hermosillo, Sonora, y Ciudad Juárez

40 Ibidem, pp. 434-435.

44 SERGIO PAGAZA CASTILLO

y Colonia Juárez, estos últimos en Chihuahua. El minitemplo de Guada-lajara se encuentra en vías de construcción, y este mes de noviembre yase dio la palabra para iniciar la construcción del Templo de Monterrey.

El Templo de la Ciudad de México, inspirado en la arquitectura maya,es considerado como una de las construcciones más importantes del si-glo XX en México por los especialistas en la materia.41 Además existenun número considerable de capillas o centros de reunión ordinarios.

La Iglesia Mormona tiene presencia en 163 países en todo el mundo,y cuenta con más de 60 mil misioneros; en México, está presente en cadamunicipio, y miles de jóvenes prestan servicio misional a lo largo y an-cho de su territorio.

La Iglesia cuenta con la Universidad de Brigham Young (nombre delsegundo profeta de este credo), con una capacidad de 28 mil estudiantes,en Provo, Utah, con filiales en Hawai y Jerusalem, y con un Centro deEstudios Técnicos, el Rich College, en Idaho. Además, posee un centroeducativo para la impartición de educación media superior en México, elCentro Escolar Benemérito de las Américas, del cual soy egresado, coninstalaciones de primer nivel, y asimismo la Academia Juárez, en lascolonias mormonas de Chihuahua.42

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene unaimportante participación en diversas empresas de radio y televisión en losEstados Unidos, según la revista The Economist, con unos activos econó-micos de más de 30 mil millones de dolares.43

El 29 de junio de 1993, nuestra Iglesia recibió de la Secretaría de Go-bernación su Registro Constitutivo como la Asociación 210, al cumplircon los requisitos legales establecidos por la nueva legislación en mate-ria de culto religioso en México.44

El lunes 10 de noviembre de 1997, el presidente de la Iglesia, Gordon B.Hinckley, se entrevistó con el doctor Ernesto Zedillo Ponce de León, Pre-sidente de los Estados Unidos Mexicanos, en la residencia oficial de Los

41 Siglo Mexicano, Ediciones especiales del periódico Unomásuno (México, D.F.), agos-to 1999, p. 120.

42 “Andanzas y Empresas de los Mormones en México”, Unomásuno (México, D. F.), 6de Febrero de 2000, Suplemento Página Uno, pp. 12-13.

43 “La Religión Mormona a la Conquista de México y el Mundo”, Muy Interesante (Méxi-co, D.F.).

44 Almanac 1997-1998 Church, Deseret News, The Church of Jesus Christ of Latter- DaySaints, Salt Lake City, Utah, p. 356.

ORIGEN Y DESARROLLO DEL MORMONISMO 45

Pinos, durante una visita de buena voluntad, en la cual el Ejecutivo Federalreconoció el valor y participación de la comunidad mormona en México.45

El mormonismo, actualmente, se puede definir como una Iglesia diná-mica y moderna, con presencia en todo el país, la cual cuenta en Méxicocon profesionistas del más alto nivel, académicos, políticos, hombres deempresa, catedráticos, artistas; todos ellos con alto sentido de patriotis-mo y de respeto a las instituciones de la República.

Esta es la “plaga” a la que quizo detener el fanatismo que en 1876 noaceptaba que una minoría religiosa entrara en México, y estos son los“mensajeros del mal capitalista” que establecieron el Evangelio en los po-blados donde privaba la miseria.

La Iglesia Mormona es mayoría en Utah, donde viven dos millones demormones; proporciona sus instalaciones a la Iglesia Católica comomuestra de madurez; ha colaborado con donativos para la reconstrucciónde la Catedral en Salt Lake City, y la Universidad de Brigham Young tieneintercambio académico con el Vaticano en cuanto a documentación reli-giosa e histórica.

Recordando las palabras del primer mormón en México, quien se bau-tizó por el rumbo del Árbol de la Noche de Triste un 20 de noviembre de1879 y fungió como Presidente de la Primera Rama Mormona en este país,el ideólogo y defensor de los derechos de las minorías religiosas en el sigloXIX , el disidente griego, doctor Plotino Constantino Rhodakanaty, refirién-dose a Jesucristo, desde su conceptualización personal, en el periódico ElCombate, de fecha 21 de agosto de 1877:

Jesús no fue ni será nunca un personaje de iglesia ni de sacristía, sino unciudadano de la república universal, un campeón digno y heróico de la santacausa de los pueblos […] porque el trono y el altar son los eternos enemi-gos del pueblo.

Sí, Jesucristo fue un perfecto socialista, y sólo a quien tiene el ánimo de-liberado de mantener al pueblo en la ignorancia puede ocurrírsele presen-tar a nuestro gran Maestro como un tipo místico de religiosa excentricidad,desfigurando de este modo con infernal malicia el sello de su misiónsociocrática sobre la tierra.46

45 Church News, Periódico Internacional de la Iglesia, noviembre 22 de 1997, p. 4.46 Raymundo Gómez González y Sergio Pagaza Castillo, El águila mormón o el anarquista

cristiano. Plotino Constantino Rhodakanaty, primer miembro de la Iglesia de Jesucristo delos Santos de los Últimos Días en México, México, MHMM , 1997, p. 38.

46 SERGIO PAGAZA CASTILLO

47 “Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público”, Diario Oficial de la Federación(México, D. F.), 15 de julio de 1992.

Tengo plena seguridad de que la Comisión Nacional de los DerechosHumanos, desde su fundación hace 10 años, cumple cabalmente su res-ponsabilidad como una institución que procura el respeto a los derechoshumanos, y de que la instrumentación de estos foros por parte del doctorJosé Luis Soberanes, distinguido jurista egresado de mi alma mater, quienencabeza esta institución, busca despertar el interes de la sociedad mexi-cana, la cual debe, permanentemente, reanalizar la condición que guardael Estado de Derecho, ya que la norma no puede permanecer fría ante laevolución y cambio de la sociedad que se transforma constantemente. Estolo demuestra la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, que pordecreto regula, a partir del 15 de junio de 1992, la vida jurídica de lasIglesias en México.47

En lo personal, ha sido una extraordinaria oportunidad tomar parte eneste foro, donde todos los participantes reafirmamos nuestra vocaciónen defensa de los derechos de las minorías religiosas en México y nues-tro reconocimiento a la tarea del Ombudsman, quien procura la defensade las garantías de las minorías en nuestro país, a través de la ComisiónNacional de los Derechos Humanos. Es obligación de todos conocer laLey y el Reglamento que dan vida a este organismo descentralizado, crea-do desde 1990, así como conocer las disposiciones de la ConstituciónPolítica Mexicana en su artículo 102, apartado B, que le otorgan fuerza,vitalidad y dinamismo para su ardua tarea. Sus atribuciones, es decir, laprotección, observancia, promoción, estudio y divulgacion de los derechoshumanos, establecidos en el orden jurídico mexicano, así como en lostratados internacionales, deben de ser de nuestro interés prioritario.

El procedimiento de queja, las recomendaciones, los acuerdos de noresponsabilidad, las inconformidades, así como su organización internadeben ser conocidos por las minorías religiosas, para que puedan defen-der sus derechos humanos consagrados en la ley frente a los actos de unaautoridad o de particulares.

[47]

LOS DERECHOS HUMANOS, PRINCIPIOS BÍBLICOSSOSTENIDOS POR LOS BAUTISTAS A TRAVÉS

DE LA HISTORIA*

Gilberto Gutiérrez Lucero**

¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en todala tierra! Has puesto tu gloria sobre los cielos. De la boca de losniños y de los que maman, fundaste la fortaleza. A causa de tusenemigos. Para hacer callar al enemigo y al vengativo. Cuandoveo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que túformaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él me-moria, y el hijo del hombre, para que lo visites?

Salmo 8:1-4

“¿Qué es el hombre…?”, se preguntaba el rey David. De la interpretaciónde esta pregunta y de las respuestas que se den a ella depende la dinámi-ca de las relaciones humanas en toda sociedad. La dignidad del hombre(hombre-mujer) se declara contundentemente en la Biblia, pero no sólo“el hombre” como conjunto, sociedad, especie o ideal histórico que re-sume luchas y hazañas de hombres y mujeres en el paso del tiempo, sinoel ser humano en su individualidad y personalidad única.

El tema central de la escritura sagrada es la salvación del hombre (hom-bre-mujer) como individuo. Podemos decir que Jesús murió, no sólo porla raza humana, sino por cada ser en particular. Su sacrificio es univer-sal, sus efectos selectivos (para todo aquel que en Él cree), y su aplica-ción individual y personalizada. De allí que los derechos humanos seanlos derechos de cada cual, no sólo universales, sino particulares. Ésta es,

* Ponencia impartida el 16 de noviembre del 2000 en la CNDH, Ciudad de México.** Licenciado en Historia y Teología por el Seminario Teológico Bautista Mexicano de

Lomas Verdes. Pastor de la Iglesia Bautista Horeb y Presidente de la Alianza Ministerialde Pastores de la República Mexicana.

48 GILBERTO GUTIÉRREZ LUCERO

justamente, una de las ideas más valiosas que aporta el cristianismo des-de su origen a la humanidad; esto fue lo que revolucionó a la sociedad delprimer siglo que fue impactada por la nueva fe de Jesús.

Ahora bien, el origen de esta idea no es el humanismo que le concedevalor y dignidad al ser humano por sí mismo, sino el cristianismo bíblicoque reconoce el valor, la dignidad e importancia del ser humano en vir-tud del proyecto de vida de su Creador y del amor de su Salvador. Es decir,el ser humano es importante por quien y para lo que fue creado y por laintervención divina para mantenerlo en su ruta. No se trata de un despre-cio de su naturaleza, sino de una exaltación de su origen y propósito.

De lo anterior se desprende un derecho fundamental de toda criaturahumana: el derecho a la plenitud de la vida. No sólo el derecho a existir,sino el derecho a vivir en toda la extensión de la palabra. Este derecho sedesglosa en muchas particularidades más, pero, por razones de tiempo,espacio y propósito, me enfoco ahora al derecho fundamental e inaliena-ble de todo hombre o mujer para creer, practicar y propagar una determi-nada fe.

ANTECEDENTE BÍBLICO

El ser humano es el único creado con razonamiento, voluntad y concien-cia a semejanza de su Creador, lo cual no sólo le da capacidad, sino obli-gación y, ciertamente, urgencia por abstraer ideas, tomar decisiones yhacer análisis de su mundo. Además de otros aspectos, el ser humano tieneconciencia:

—De sí mismo, lo cual le hace reflexionar sobre quién es y qué haceaquí. De esto proviene que se sufran la adolescencia, las crisisexistenciales y la ansiedad por descubrir los orígenes y el destinofinal de la vida.

—Moral, esto le hace preguntarse sobre el bien y el mal. De allí queexistan religiones, códigos de ética, constituciones, reglamentos yuna cultura moral para cada grupo social.

—De Dios, esto le hace reflexionar sobre la autoría de la vida mis-ma y de fenómenos ajenos a su comprensión. De allí que existanla filosofía, la teología y toda reflexión existencial como intento

PRINCIPIOS BÍBLICOS SOSTENIDOS POR LOS BAUTISTAS 49

por entender lo que está más allá, lo divino, lo espiritual, lo sobre-natural.

Entonces, si todo ser humano tiene el derecho de vivir una vida plena,tiene derecho a ejercer con intensidad su naturaleza. Es decir, todo serhumano tiene el derecho de ejercer su conciencia de sí mismo, su concien-cia moral y su conciencia de Dios, hasta reflexionar y tomar decisionesal respecto. Todo acto de educación, publicidad, presión o autoridad so-bre el hombre que pretenda inhibir su naturaleza, o coartar el ejercicio desus características como ser humano, es una violación de su derecho a viviruna vida plena. Y, desgraciadamente, esta violación se practica a menu-do, cada vez que se desprecia la reflexión teológica o se califica comofanatismo la expresión de una fe y se exalta ante los niños y jóvenes elmaterialismo que excluye un concepto verdadero de Dios y les impide odificulta el ejercicio de su naturaleza más básica.

ANTECEDENTE HISTÓRICO

Jesucristo siempre fue y ha sido un caballero, no obligó ni obliga a nadieel día de hoy a creer en Él. Sencillamente hizo y sigue haciendo una in-vitación a todos aquellos que quieran ser sus discípulos. “Sígueme”, dijoa cada uno de sus Apóstoles, y cada uno, en un ejercicio de su naturalezay en un acto soberano de voluntad, le siguió, como le seguimos muchosel día de hoy.

La Iglesia, fundada en el primer siglo, se desarrolló y experimentómuchos cambios; desde nuestro punto de vista, incluso se deterioró, algrado de que no consideramos como la Iglesia de Cristo a las macroes-tructuras del poder religioso que se generan y existen durante la EdadMedia, y tampoco a lo que surge después de ello hasta nuestros días.

Una de las cosas que se perdió precisamente durante este lapso en elámbito de la religión cristiana fue el carácter individual, voluntario ydemocrático de la fe que había existido en los cristianos primitivos, y quese expresa claramente en el Nuevo Testamento.

No fue sino hasta la Reforma cuando resurgió una fe más auténtica yoriginal que rescató estos valores y los ofreció al mundo. Es aquí dondelos bautistas (denominación a la que pertenezco) comienzan a influir en

50 GILBERTO GUTIÉRREZ LUCERO

las ideas del mundo. La denominación bautista surge como un intento poruna reforma radical. Los bautistas estaban inconformes con la reformaparcial que se había iniciado con el luteranismo, el calvinismo y el anglica-nismo, y deseaban un retorno auténtico a las enseñanzas de Jesús expresa-das en el Nuevo Testamento. Su radicalismo les hizo sufrir persecución, nosólo de la iglesia gobernante, sino de los grupos reformistas también. Sinembargo, al consolidarse como una denominación, comparten principiospropios y defienden su fe con la vida misma.

Con base en el quinto principio, el principio Espiritual, que expresa lalibertad religiosa, los bautistas creemos que cada ser humano es compe-tente para relacionarse libre, voluntaria y personalmente con Dios, sinnecesidad de intermediarios. Por lo tanto, cada individuo es responsablede la persuasión de fe que desea vivir, y no debe tener restricción alguna detipo social, político, económico o religioso para ejercer dicha responsa-bilidad en forma autónoma. Es decir, creemos en la libertad de concienciade todo hombre. Y esto es lo que a través de la historia hemos proclamado,enseñado y defendido como un derecho inalienable de todo hombre,mujer, anciano, joven, adolescente o niño.

Hemos estado y estamos en contra de cualquier disposición oficial quepretenda obligar a las personas a ejercer una determinada fe, aun cuandosea nuestra fe. Lamentamos que la educación pública y privada, y asimis-mo los medios masivos de comunicación, sean parciales en la exposiciónde puntos de vista religiosos.

Hemos estado y estamos en contra de la discriminación y persecuciónreligiosa que actualmente se ejerce en el mundo y en nuestro queridoMéxico contra los que, defraudados de la religión popular, se unen a unanueva comunidad de fe, y lamentamos la pasividad de las autoridades paraescuchar, intervenir y resolver dichas violaciones.

Nos preocupa la idea de la “libre determinación de los pueblos indíge-nas” que se maneja en nuestra política, cuando no se considera con serie-dad la reglamentación para garantizar a las minorías religiosas la seguridadpara ejercer una fe distinta a la mayoría de su comunidad.

Sufrimos todos los días el ser señalados como “una secta”, consideran-do como único parámetro a la religión popular, y luchamos constantemen-te por crecer, a pesar de los uno y mil tropiezos que se nos ponen en al-gunos estados de la República, donde la influencia del clero católico sobrelas autoridades gubernamentales es evidente.

PRINCIPIOS BÍBLICOS SOSTENIDOS POR LOS BAUTISTAS 51

POSICIÓN ACTUAL

Podemos decir entonces que, aunque hemos defendido y defendemos hoyla libertad religiosa de mayorías y minorías, de grupos e individuos, nosiempre disfrutamos de esta libertad. De cualquier modo, declaramoscontundemente nuestro rechazo a todo tipo de violencia. Uno de los nues-tros, el pastor bautista Martin Luther King, padre de los derechos civilesen Estados Unidos de América, dio testimonio de nuestra lucha pacíficapor garantizar los derechos humanos.

Felicitamos, apoyamos y dedicamos nuestras oraciones a favor de todainstitución que defiende, a su manera, las garantías individuales, y nosunimos a ellas en nuestro campo y con nuestras débiles fuerzas que, acom-pañadas por el poder de Dios, están transformando al mundo. Porque,finalmente, es en el nivel espiritual y personal del corazón de cada serhumano donde los más grandes cambios se generan, y es allí donde seencuentran nuestra misión, nuestro campo y nuestro éxito.

Finalmente, una palabra de Jesús que bien puede estar dirigida para lasminorías religiosas:

No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padrele ha placido daros el reino.

Lucas 12:32

[53]

EL DERECHO HUMANO A LA LIBERTAD RELIGIOSA*

Raúl González Schmal**

I

Justamente se ha considerado al derecho humano a la libertad religiosacomo la piedra angular de todos los derechos humanos. Su inconmensu-rable trascendencia deriva del hecho de que la opción religiosa compro-mete la integralidad del hombre. La orientación de fondo de su vida es-tará condicionada por su opción religiosa. Y esta opción, que se planteaen el ámbito de la conciencia personal, requiere por exigencia ineludiblede su propia naturaleza, de la más amplia libertad, es decir, nada ni na-die: ninguna persona, ningún grupo y, mucho menos, el Estado, puedeejercer ningún tipo de coacción sobre la conciencia de la persona paraobligarla a decidir sobre el sentido de su opción religiosa. Libertad psi-cológica e inmunidad de coacción son las dos condiciones para que éstasea auténtica.

Al plantearse el hombre el cuestionario básico de la vida: ¿Quién soy?,¿de dónde vengo?, ¿cuál es mi destino?, ¿qué sentido tiene el dolor y lamuerte?, ¿existe o no otra vida?, constituiría un abuso inadmisible si sepretendiera violentar su conciencia para que admitiera determinadas res-puestas. La dignidad del hombre requiere que obre según consciente ylibre elección, es decir, de una manera personal, movido e inducido des-de dentro y no por un ciego impulso interno o bajo una mera coacciónexterna.

* Ponencia presentada el 30 de noviembre del 2000 en la CNDH, Ciudad de México.** Profesor de Derecho constitucional y de Derecho eclesiástico del Estado mexicano en

la Universidad Iberoamericana.

54 RAÚL GONZÁLEZ SCHMAL

Y esta exigencia de la dignidad humana que obliga a proteger la con-ciencia de la persona en materia religiosa de toda ilegítima intromisión oviolencia externa, es el núcleo de lo que modernamente se considera comoel derecho humano a la libertad religiosa. O, formulado en otros térmi-nos, es una inmunidad de coacción para que en materia religiosa nadiepueda ser obligado a actuar en contra de su conciencia ni nadie pueda serimpedido para que actúe conforme a ella, en privado o en público, solo oasociado con otros, dentro de los límites del justo orden público.

Históricamente este derecho es de raigambre cristiana aun cuando suformulación explícita es moderna y se hace norma jurídica en la sociedadpluralista y en el estado democrático de hoy. En los pueblos de la antigüe-dad nunca se planteó como problema; al contrario, la falta de libertadfrente a la religión del Estado fue la constante en las sociedades antiguas.“El hombre —dice Fustel de Coulanges— no era libre en la elección desus creencias. Debía creer y someterse a la religión de la ciudad”. Y si elciudadano no gozaba de libertad religiosa menos la tenía el extranjero. “Elextranjero es el que no tiene acceso al culto, aquél a quien no protegen losdioses de la ciudad y que ni siquiera tiene el derecho de invocarlos”.

El mismo autor de La Ciudad Antigua explica que: “el ciudadano es-taba sometido en todas las cosas y sin ninguna reserva a la ciudad: lepertenecía todo entero. La religión, que había engendrado al Estado, y elEstado, que conservaba la religión, sosteníanse mutuamente y sólo for-maban una sola cosa. La libertad de pensar, en lo referente a la religiónde la ciudad, fue absolutamente desconocida entre los antiguos”. Sobreeste punto el autor citado agrega: “Los antiguos no conocían, pues, ni lalibertad de la vida privada, ni la libertad de la educación, ni la libertadreligiosa. La persona humana contaba muy poca cosa ante la autoridadsanta y casi divina que se llamaba la patria o el Estado”. Concluye Fustelde Coulanges en términos por demás categóricos: “Es, pues, un error sin-gular entre todos los errores humanos el haber creído que en las ciudadesantiguas el hombre gozaba de libertad. Ni siquiera tenía idea de ella. Nocreía que pudiera existir un derecho frente a la ciudad y sus dioses”.

La separación de la potestad política y de la potestad civil: “Dad alCésar lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”; la exclusión de todacoacción para imponer la fe, el carácter universalista de la religión y lano discriminación del extranjero o del de otra religión, porque vulnera-rían la igualdad esencial de todos los seres humanos, serían un aporte

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histórico del cristianismo. “No hay distinción entre judío y gentil. Unomismo es el Señor de todos, rico para todos los que lo invocan, pues todoel que invocare el nombre del Señor será salvo” (Romanos 10, 12-13) “Portanto, ya no sois extranjeros y huéspedes, sino conciudadanos de los san-tos y familiares de Dios” (Efesios 2, 19).

II

Antes de intentar desarrollar lo que arriba se presentó como el núcleoesencial del derecho a la libertad religiosa, convendría preguntarnos pre-viamente sobre el fundamento de este derecho humano que, por supues-to, es el mismo de todos los derechos humanos. ¿En qué principio estánsustentados los derechos humanos y, por ende, el de la libertad religiosa?No hay otro que el de la dignidad de la persona humana. Los derechoshumanos se fundan realmente en la dignidad de la persona humana. Loshombres somos seres dotados de razón, de libertad, de voluntad, de res-ponsabilidad, con una dignidad eminente que tiene un valor infinito, y dedonde brotan unas exigencias de justicia, entre ellas el derecho a la libertadreligiosa. Los derechos humanos, entonces, dimanan directa e inmedia-tamente de la naturaleza humana. Y por ello son inalienables, inviolables,imprescriptibles y universales.

Esto no quiere decir que todos los derechos humanos hubieran surgi-do en un solo y feliz alumbramiento. Han sido “descubiertos” gradualmen-te en un dilatado proceso de maduración de la conciencia moral de lahumanidad. Lo cual no significa que haya cambiado la naturaleza huma-na. La naturaleza humana permanente no excluye que en cada hombre sedé también la historicidad del ser que tiene existencia sucesiva en el tiem-po. Por ello sus derechos fundamentales son algo esencialmente dinámi-co, que se enriquecen constantemente de contenido positivo. Es decir, nose contraponen naturaleza e historia. Todos somos seres humanos, lomismo el esclavo egipcio, que el siervo de la gleba de la edad media, queel ciudadano de hoy, participamos de una naturaleza humana, de otramanera no seríamos seres humanos.

Ahora bien, este principio de la dignidad humana, que tiene su fuenteen el patrimonio común judeo-cristiano, en forma irrestricta es reconocidopor todos los instrumentos internacionales sobre esta materia. Así la

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Declaración Universal de los Derechos Humanos de la ONU, de 1948, quees la Carta Magna de los Derechos Humanos, en su preámbulo empiezadiciendo que: “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por baseel reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales einalienables de todos los miembros de la familia humana.”

III

Sentada esta premisa, conviene ahora retomar e intentar desenvolver elcontenido complejo del derecho a la libertad religiosa. Como ya se indi-có arriba, este derecho consiste en que todos los hombres han de estarlibres de cualquier tipo de violencia —inmunidad de coacción— y estode tal manera, que a nadie se obligue a obrar contra su conciencia ni se leimpida que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o asocia-do con otros y que éste derecho está fundado en la dignidad misma de lapersona humana. Es decir el fundamento no descansa ni en la concienciaque se tenga de esa dignidad ni en la eventualidad de que esa concienciasea reconocida por los poderes públicos, sino en esa verdad objetiva quees la realidad misma de la persona humana. Esto es, esta realidad de ladignidad humana, en cuanto realidad natural, es algo objetivo, indepen-diente por tanto de nuestro conocimiento de la misma, sin embargo nuestrapenetración y comprensión intelectual de esa realidad y de las consecuen-cias ineludibles que de la misma se deducen ha alcanzado hoy un nivelmuy superior al logrado en otras etapas históricas.

De lo anterior, se sigue que si la libertad religiosa es un derecho humanofundado en la dignidad de la persona, por los mismos títulos le correspondelo mismo al creyente que al que no lo es; al que profesa una religión comoal que no profesa ninguna. Y es necesario dejar bien sentado, por otro lado,que al tratarse de un derecho estricto no puede reducirse a una simpletolerancia. Es decir, la persona que hace una opción religiosa —ya sea decarácter positivo (creyentes) o de carácter negativo (agnósticos, ateos)—está ejerciendo a plenitud su derecho a decidir en materia religiosa sin lamenor compulsión a su conciencia. El acto de fe o es libre o no es un actode fe. El ejercicio de la religión, por su propia índole, consiste sobre todoen los actos internos voluntarios y libres, por los que el hombre se orde-na directamente a la Divinidad. Y la persona que asume cualquier con-

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vicción fundamental de la existencia no lo hace en virtud de una toleran-cia que le pueden dispensar el Estado u otras personas o grupos, sinoporque tiene un derecho dimanado de su propia dignidad para hacerlo y,por tanto, puede exigirlo en justicia.

Lo anterior no significa que este derecho incurra en el relativismo moralni exima al hombre de su obligación de buscar la verdad y, en su caso, laverdad religiosa, sino simplemente que, por una parte, la verdad no pue-de imponerse por medios coactivos, pues la verdad no se impone de otramanera, sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra suave y fuer-temente en la conciencia y en la razón; y por otra parte, porque la verdady el error no son sujetos de derecho, el derecho es siempre relacionesintersubjetivas; el derecho tiene siempre como sujeto a la persona. Lomismo a la persona que está en la verdad que quien no lo está.

El derecho, en su configuración como tal, como relación jurídica en-tre humanos, es absolutamente independiente de lo que pase dentro de laconciencia del sujeto. “No tener esto en cuenta —advierte Carlos Soler(Iglesia y Estado en el Vaticano II, Eunsa, p. 131)— lleva todavía a es-candalizarse ante expresiones como derecho a abandonar la propia reli-gión, cuando se concreta, dado el caso de que la propia religión sea lacatólica, en derecho a abandonar la Iglesia católica”.

El contenido u objeto del derecho sería, entonces, la afirmación de unaautonomía, de una libertad, de una independencia del hombre en su vidareligiosa; y negativamente es la exclusión de toda coacción, moral, físi-ca o mixta, que puede atentar contra esa autonomía.

Ahora bien, afirmado el derecho a la libertad religiosa en el plano in-terno, como una autonomía en ese mundo interno de las convicciones ydecisiones religiosas ante las cuales se han de detener el Estado y lasmismas iglesias, connaturalmente se sigue la exteriorización de la vidareligiosa en el plano individual externo y consiguientemente el derechoa su externa manifestación, pero también éste derecho corresponde alhombre en su actuación social o comunitaria, pues es una exigencia tan-to de la naturaleza social del hombre como de la religión misma. De aquíse sigue que también las comunidades religiosas son sujetos del derechoa la libertad religiosa.

En la visión reductivista del liberalismo decimonónico, que sorpren-dentemente algunos autores siguen sosteniendo en nuestros días, se teníauna concepción intimista de la religión o, si se quiere, una concepción

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privatista. Hay en esta visión una triple incapacidad conceptual: prime-ra, respecto de la naturaleza misma del acto de fe, que compromete laintegralidad de la persona; segunda, de la naturaleza de la religión, quepor definición es difusiva y se proyecta en todos los ámbitos de la vidasocial de una nación; y, tercera, del derecho humano a la libertad religio-sa, que, por una parte garantiza no sólo la libertad de la opción religiosao no religiosa de la persona sino también sus dimensiones externas res-pecto del culto, de la educación, de la economía, etc., y, por la otra, seconfigura como un principio informador del Estado laico moderno, a quemás adelante se hará referencia. Tampoco pudo el liberalismo captar elsentimiento religioso como bien de civilidad y como bien social, objeti-vamente considerado.

En contraste con la concepción liberal individualista, todas las formu-laciones modernas del derecho de libertad religiosa incluyen la dimensiónsocial y pública del ejercicio de la religión y su enfática proyección en laesfera de la educación. Como ejemplo primigenio y emblemático, la De-claración de la ONU, de 1948, en su artículo 18 proclama que: “Todapersona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de re-ligión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creen-cia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individualy colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, lapráctica, el culto y la observancia”. Y el inciso 3 de la misma Declaraciónestablece que: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipode educación que habrá de darse a sus hijos”.

IV

Como se desprende de éste y de otros instrumentos internacionales y dela doctrina más autorizada sobre la materia, se pueden explicitar las di-mensiones o elementos del derecho a la libertad religiosa, siguiendo a LuisPrieto Sanchís (Lecciones de Derecho Eclesiástico, Tecnos, S.A., p. 146y ss), de la siguiente manera:

a) Libertad de conciencia. Comprende tres aspectos fundamentales:derecho a profesar la creencia religiosa que libremente se elija o ano profesar ninguna; derecho a cambiar o a abandonar la confesión;

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y, por último, derecho a manifestar las propias creencias o la ausenciade las mismas.

b) Libertad de culto. Comprende la práctica individual o colectiva deesos actos o ceremonias prescritas en el seno de una confesión, conlos que el hombre tributa homenaje al Ser Supremo o a personas ocosas tenidas por sagradas. En principio, la libertad de culto com-prende también el derecho a respetar las festividades propias de lareligión. Hay que tomar en cuenta, por último, que la libertad de cultonegativa, implica la no obligatoriedad de los actos de culto.

c) Libertad de difusión de los credos, ideas u opiniones religiosas. Laexteriorización de las ideas y opiniones, es decir, la expresión delpropio pensamiento representa el primer corolario de la libertadreligiosa, que en cierto modo sólo se realiza cuando se comunica o,al menos, cuando puede comunicarse a los demás. De ahí que lasdimensiones en que se proyecta tal exteriorización sean múltiples yde distinta naturaleza, desde una reunión privada al uso de losmedios de comunicación, pasando por la escuela o los centros deformación específicamente religiosa; en suma, este aspecto de lalibertad religiosa ampara el derecho a impartir y recibir enseñan-za, información o propaganda religiosa mediante cualquier proce-dimiento de comunicación, y asegura también a favor de los padresel derecho a elegir para los hijos menores no emancipados y losincapacitados la formación religiosa que esté de acuerdo con susconvicciones.

d) Derecho a la formación religiosa de los miembros de la confesión.Es el derecho de tener centros específicos de enseñanza religiosa,tanto de los destinados al conjunto de los fieles como de los que tie-nen por objeto la preparación de futuros sacerdotes o ministros, elcual constituye un elemento substancial del derecho a la libertadreligiosa.

e) Libertad de enseñanza y derecho a la educación. Se traduce en elderecho a que el alumno reciba una instrucción religiosa en la escuelaacorde con las convicciones de sus padres. O de otra manera expre-sado es el derecho que tienen los padres a que sus hijos reciban unaformación religiosa, cualquiera que sea la naturaleza del centro edu-cativo, es decir, tienen derecho a escoger un tipo de escuela conideario o carácter propio.

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f) Derecho de reunión y manifestación con finalidad religiosa. Es elderecho de cada comunidad de creyentes para reunirse, intercambiarinformaciones, publicar, adquirir, recibir, importar y hacer libre usode libros sagrados, publicaciones y otros materiales religiosos queatañen a la profesión y a la práctica de una religión o de una convic-ción, y para disponer de sus propios medios y hacer uso de ellos confines religiosos; para tener contactos y asambleas comunes —inclui-das las peregrinaciones— con los correligionarios, tanto en el pro-pio país como en el extranjero.

g) Derecho de asociación religiosa. Toda persona tiene derecho a fun-dar asociaciones de carácter religioso así como a integrarse en algunaya existente. Este derecho no debe estar condicionado al cumpli-miento de ningún requisito administrativo ni siquiera de la inscrip-ción en el registro correspondiente, el cual sólo debe ser exigible paraefectos de publicidad. Una consecuencia del derecho de asociaciónes el reconocimiento de autonomía para dictar normas de organiza-ción y de régimen interno. Es decir el derecho para organizarse se-gún su estructura jerárquica o institucional propia.

h) La objeción de conciencia. Se puede definir como el incumplimientode una ley o mandato legal de la autoridad porque de obedecerlo pro-duciría en el individuo una lesión grave de la propia conciencia o delas creencias profesadas.

En el fondo de la conciencia humana, dice Rafael Navarro Valls (“LasObjeciones de Conciencia”, en Derecho Eclesiástico del Estado Español,p. 479), no es excepcional el planteamiento de un oscuro drama: el quesupone optar entre el deber de obediencia que impone la norma legal (conbase en la conciencia común) y el deber de resistirla que sugiere la normamoral (radicada en la conciencia singular). “No hay que olvidar, por lodemás —añade el autor citado— que la objeción de conciencia ha marchadohistóricamente en paralelo con la libertad religiosa, constituyendo una desus dimensiones más destacadas, históricamente tal vez la primera”.

V

Ahora bien, todos los anteriores derechos que se derivan del derecho a lalibertad religiosa deben ser garantizados por el Estado laico, según la con-

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cepción moderna de él. No hay que olvidar que el derecho de libertadreligiosa, como todos los demás derechos humanos, preexiste al ordena-miento jurídico positivo del Estado, por cuanto ese derecho, como losdemás derechos humanos, los posee todo hombre por razón de su inaliena-ble dignidad humana y no como concesión gratuita del Estado; recono-cimiento y no otorgamiento, como lo proclama la Declaración de la ONU

de 1948 y demás Declaraciones, Pactos y Convenciones relativos a losderechos humanos. La misión del Estado respecto de éste derecho a lalibertad religiosa consiste en reconocerlo y garantizarlo mediante unaadecuada regulación de su ejercicio que parte del dato esencial de que setrata de un derecho inherente y consubstancial a la persona humana.

En la concepción liberal la idea de la libertad está reducida a la ausen-cia de restricciones, al ámbito operativo individual, en el que el indivi-duo se sitúa directamente frente al poder público. En este circuito cerra-do se puede calificar esta libertad como libertad negativa, en tanto encuanto esta libertad proclamada queda reconocida sólo en la esferarelacional exclusivamente privada y reducida a la inmunidad coactiva(Pedro Ma. Garín, Temas de Derecho Eclesiástico del Estado, Universi-dad de Deusto, p. 75).

En una concepción democrática, en la que el ciudadano es parte acti-va de la res publica, la libertad es, sobre todo, autorrealización del indi-viduo en la complejidad de sus múltiples potencialidades de expresión.Desde este prisma la idea de libertad no se reduce a la simple ausencia derestricciones (impuestas por los poderes públicos), sino a la ausencia de losobstáculos que posibiliten el ejercicio de la libertad, cuya remoción pue-de ser exigida al poder público motivado por su utilidad social (Pedro Ma.Garín, op. cit., p. 75). Esta es la libertad cualificada como positiva, la quedebe promover el poder público, que consiste precisamente en promoverlos recursos que satisfagan las exigencias religiosas.

Por ello, como nos informa Carlos Soler (op. cit., p. 168), “con finalógica jurídica, la jurisprudencia y la doctrina españolas han concluido queuna cierta colaboración estatal en la asistencia religiosa a determinadoscolectivos especiales —militares, hospitales, cárceles, instituciones edu-cativas—, lejos de contravenir la laicidad del Estado, pueden constituiruna exigencia práctica de la libertad religiosa, en la medida en que esa co-laboración sea necesaria para que las personas pertenecientes a esos co-lectivos puedan ejercitar de hecho su libertad religiosa”.

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Este Estado laico que reconoce, protege y promueve la libertad religio-sa, nada tiene que ver con el Estado laicista, que estuvo vigente duranteel siglo XIX y la primera mitad del XX, que promovía la hostilidad con-tra la religión, especialmente la católica, entre otras razones porque sehabía hecho radicalmente anticlerical. Al Estado laico contemporáneo sunaturaleza no le permite hacer juicios de valor sobre lo religioso en cuanto“religioso”; es decir, es radicalmente incompetente en materia religiosa,pero su neutralidad no es de carácter negativa, de indiferencia u hostili-dad a la religión, sino de naturaleza positiva, de aprecio a la religión encuanto expresión de cultura de su pueblo y en cuanto expresión de suslibertades espirituales.

Por Estado Laico —como lo enseña el doctor Antonio Molina Meliá—“debe entenderse aquel Estado separacionista y plural, que no hace suyaninguna religión ni ninguna irreligión (ateísmo, filosofía inmanentista,agnosticismo) ni las protege ni se inspira en ellas ni las impone por la fuer-za, sino que teniendo en cuenta la dignidad de la persona humana así comosu patrimonio jurídico inherente e inviolable, reconoce, garantiza y pro-mueve el derecho fundamental de libertad religiosa con normas pertinen-tes y con los recursos económicos adecuados. Y ello con el propósito defacilitar su ejercicio de forma real y efectiva, de tal manera que todos losciudadanos pueden organizar su vida de acuerdo con sus conviccionesreligiosas o ateas (agnósticas) en público y en privado, solo o asociado conotras (iglesias). Respetando siempre el justo orden público”.

VI

Como todos los derechos que se ejercen en sociedad, el de la libertadreligiosa no puede ser un derecho de carácter absoluto, sino que tambiéntiene unos ciertos límites. En el plano individual interno la libertad reli-giosa es jurídicamente ilimitada ante los demás, por la imposibilidad dechocar con derechos de otros reprimibles por la autoridad humana. Peroen el plano externo, ya individual, ya social, la posibilidad de choqueexiste, y por tanto esa actividad externa podrá ser limitada si atenta con-tra el justo orden público. En otros términos, puesto que este derecho seejerce en la sociedad tiene que estar sometido a ciertas normas rectoras,pero en el establecimiento de las mismas, las autoridades públicas se han

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de regir por el principio de mantener la máxima libertad y la mínima res-tricción. El orden público es, pues, el único límite a este derecho de liber-tad religiosa, y que puede definirse, siguiendo a Carlos Corral, “como elconjunto de principios de orden, no solamente jurídicos (públicos y pri-vados) sino también políticos, económicos, morales, por ser consideradosesenciales para la conservación del orden social en un pueblo y una épo-ca determinada”.

Su finalidad es la defensa tanto de las instituciones y de los interesesde los propios ciudadanos como la protección del orden social, jurídico,moral y económico de un Estado.

Aunque no existe un concepto unívoco y universalmente válido delorden público, y por ello solamente no puede pretenderse más que unadefinición aproximada, sin embargo sí existe una idea permanente quepreside el concepto de orden público tanto en derecho público como enderecho privado: La supremacía de la regla jurídica considerada esen-cial para la salvaguardia de una determinada comunidad jurídica fun-damental. Pero tratándose de la libertad religiosa en relación con el or-den público, hay que considerar siempre el carácter privilegiado de lalibertad religiosa y de que se observe estrictamente la regla que señala-mos antes, es decir, tanta libertad cuanta sea posible, tanta coactividadcuanta sea estrictamente necesaria.

No hay que olvidar nunca que, como lo dijo una gran autoridad morale intelectual de nuestro tiempo, la libertad religiosa constituye el cora-zón mismo de los derechos humanos.

Prevención de la Violencia, Atención a GruposVulnerables y los Derechos Humanos. Los dere-chos de las minorías religiosas. Fascículo 9,editado por la Comisión Nacional de los DerechosHumanos, se terminó de imprimir en mayo de 2003en los talleres de IMPRESO, S. A. DE C. V., NiñosHéroes núm. 102, col. Niños Héroes de Chapul-tepec, C. P. 03440, México, D. F. El cuidado de laedición estuvo a cargo de la Dirección de Publica-ciones de esta Comisión Nacional. El tiraje consta de3,000 ejemplares.