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Los sonámbulos www.librosmaravillosos.com Arthur Koestler Gentileza de César Yáñez Navarrete 1 Preparado por Patricio Barros

Los sonámbulos Arthur Koestler sonambulos... · Cuadro cronológico de las partes cuarta y quinta Epílogo Bibliografía . Los sonámbulos Arthur Koestler Gentileza de César Yáñez

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 1 Preparado por Patricio Barros

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    Resea

    En este libro ya clsico, Koestler reconstruye los primeros pasos visionarios hacia

    nuevos modelos del Universo. Describe los logros cientficos y las vidas de los

    cosmlogos, desde los babilonios hasta Newton, y analiza con gran profundidad los

    trabajos de Coprnico, Tycho Brahe, Kepler y Galileo.

    Arthur Koestler, una de las personalidades ms polifacticas de nuestro tiempo,

    nacido en Budapest en 1905 y posteriormente nacionalizado britnico, fue

    periodista, miembro de la expedicin Graf Zeppelin al rtico en 1931 y destacado

    activista poltico de izquierdas a la vez que crtico inmisericorde del estalinismo. Su

    obra, testimonial y lcida alcanza indiscutible valor documental a la vez que nos

    muestra al gran escritor y al hombre preocupado por la ciencia y sus implicaciones.

    Entre sus obras literarias ms conocidas se cuentan El cero y el infinito, El yogui y

    el comisario y su Autobiografa. En sus ltimos libros (Drinkers of Infinity, The

    Ghost in the Machine) se plantea con rigor la problemtica humana desde una

    perspectiva cientfica.

    Arthur Koestler, defensor activo de la eutanasia, se suicid junto con su esposa en

    1983.

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    ndice

    Prefacio

    Introduccin

    Primera parte: La era heroica

    1. Amanecer

    2. La armona de las esferas

    3. La Tierra a la deriva

    4. Prdida de empuje

    5. El divorcio de la realidad

    Cuadro cronolgico de la parte I

    Segunda parte: Oscuro intermedio

    1. El universo rectangular

    2. El universo amurallado

    3. El universo

    Cuadro cronolgico de la parte II

    Tercera parte: El cannigo tmido

    1. La vida de Coprnico

    2. El sistema de Coprnico

    Cuadro cronolgico de la parte III

    Cuarta parte: La lnea divisoria

    1. El joven Kepler

    2. El Misterio Csmico

    3. Trastornos del crecimiento

    4. Tycho Brahe

    5. Tycho Brahe y Kepler

    6. Establecimiento de las leyes

    7. El desnimo de Kepler

    8. Kepler y Galileo

    9. Caos y armona

    10. Clculos para elegir esposa

    11. Los ltimos aos

    Quinta parte: La encrucijada

    1. El peso de la prueba

    2. El juicio de Galileo

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    3. La sntesis newtoniana

    Cuadro cronolgico de las partes cuarta y quinta

    Eplogo

    Bibliografa

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    A la memoria de Mamaine

    Prefacio

    En el ndice de las seiscientas y pico pginas de la versin resumida del Estudio de

    la Historia de Arnold Toynbee, ni siquiera aparecen los nombres de Coprnico,

    Galileo, Descartes y Newton1. Este ejemplo, entre otros muchos, debera ser

    suficiente para sealar el abismo que contina separando a las humanidades de la

    filosofa de la naturaleza. Utilizo esta expresin pasada de moda porque el trmino

    ciencia, que ha venido a reemplazarla en tiempos ms recientes, no conlleva las

    mismas intensas y universales asociaciones de ideas que comportaba la filosofa

    natural en el siglo XVII, en los das en que Kepler escribi su Armona del Mundo

    y Galileo su Mensaje de las Estrellas. Esos hombres que crearon la conmocin que

    hoy llamamos revolucin cientfica le daban un nombre completamente distinto:

    la nueva filosofa. La revolucin que sus descubrimientos desencadenaron en la

    tcnica fue una consecuencia inesperada; su meta no era la conquista de la

    naturaleza, sino comprenderla. Sin embargo, su bsqueda de las leyes del Cosmos

    destruy la visin medieval del inmutable orden jerrquico de un universo cerrado,

    con su escala invariable de valores morales, y transform tan completamente el

    paisaje, la sociedad, la cultura, las costumbres y los puntos de vista generales

    europeos como si hubiese aparecido una nueva especie en el planeta.

    Esta mutacin de la mente europea en el siglo XVII es simplemente el ltimo

    ejemplo de la repercusin de las ciencias sobre las humanidades, de la

    investigacin acerca de la esencia de la naturaleza sobre la investigacin acerca de

    la esencia del hombre. Tambin pone de manifiesto el error de erigir barreras

    acadmicas y sociales entre las dos; un hecho que se empieza a reconocer ahora,

    aproximadamente medio milenio despus de que el Renacimiento descubri al

    uomo universale.

    Otro resultado de esta fragmentacin es la existencia de historias de la ciencia que

    indican en qu fecha apareci por vez primera el reloj mecnico o se descubri la

    ley de la inercia, e historias de la astronoma que informan de que Hiparco de

    Alejandra hall la precesin de los equinoccios; pero, sorprendentemente, no

    conozco ninguna moderna historia de la cosmologa, ningn estudio integral de la

    cambiante visin que el hombre ha tenido del Universo que lo engloba.

    Esto explica la finalidad de este libro y lo que intenta evitar. No es una historia de

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    la astronoma, aunque la astronoma constituye una parte fundamental de l, como

    algo necesario para proporcionar el enfoque adecuado; y, aunque destinado al

    lector comn, no es un libro de ciencia popular, sino una meditada exposicin

    personal acerca de un tema controvertido. Se abre con los babilonios y termina con

    Newton, porque continuamos viviendo todava en un Universo esencialmente

    newtoniano; la cosmologa de Einstein se halla an en estado fluido, y es

    demasiado pronto para evaluar su influencia en la cultura. Para mantener esta vasta

    temtica dentro de unos lmites razonables, slo puedo intentar una manera de

    perfilarla. Necesariamente, algunas partes de este libro son esquemticas y otras,

    detalladas, porque la seleccin del material y la importancia que le he concedido las

    ha guiado mi inters en algunas cuestiones especficas, que son los leitmotivs del

    libro y que voy a enumerar brevemente aqu.

    En primer lugar, estn los hilos gemelos de ciencia y religin, que empiezan con la

    indistinguible unidad del mstico y el sabio en la orden pitagrica, se separan y

    vuelven a unirse de nuevo, se enlazan a veces en nudos inextricables, en otras

    ocasiones avanzan en direcciones paralelas, y terminan en la culta y devastadora

    casa dividida de la fe y la razn de nuestros das, donde, en ambos lados, los

    smbolos se han endurecido hasta convertirse en dogmas y se ha perdido de vista la

    fuente comn de la inspiracin. Un estudio de la evolucin del conocimiento del

    Cosmos en el pasado puede ayudar a descubrir si, por lo menos, es concebible un

    nuevo punto de partida, y a partir de qu bases.

    En segundo lugar, durante mucho tiempo me ha interesado el proceso psicolgico

    del descubrimiento2 como la ms patente manifestacin de la facultad creadora del

    hombre, y por ese proceso inverso que le ciega con relacin a verdades que, una

    vez percibidas por un clarividente, se convierten en tan desgarradoramente obvias.

    Esa oscurecedora cerrazn acta no slo en las mentes de las masas ignorantes y

    supersticiosas, como las llam Galileo, sino que es evidente tambin, de manera

    impresionante, en el propio Galileo y en otros genios como Aristteles, Tolomeo o

    Kepler. Parece como si, mientras una parte de su espritu reclamase ms luz, otra

    parte estuviera anhelando mayor oscuridad. La historia de la ciencia es un pariente

    recin llegado a la escena, y los bigrafos de sus Cromwells y Napoleones se

    sienten todava poco preocupados por su psicologa; la mayor parte de las veces sus

    hroes se representan de una manera que hace ya mucho tiempo ha sido superada

    en otras ramas ms maduras de la historiografa, como mquinas de razonar subidas

    en austeros pedestales de mrmol, probablemente bajo la suposicin de que en el

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    caso de un filsofo de la naturaleza, al revs de lo que ocurre con un hombre de

    estado o un conquistador, el carcter y la personalidad son algo irrelevante. Sin

    embargo, todos los sistemas cosmolgicos, desde los pitagricos hasta Coprnico,

    Descartes y Eddington, reflejan los prejuicios inconscientes, las inclinaciones

    filosficas e incluso polticas de sus autores; y desde la fsica hasta la fisiologa,

    ninguna rama de la ciencia, antigua o moderna, puede vanagloriarse de verse libre

    de inclinaciones metafsicas de uno u otro tipo. Por lo general los progresos de la

    ciencia se consideran como una especie de avance claro y racional a lo largo de una

    lnea recta ascendente; de hecho, todos ellos han seguido un curso en zigzag, ms

    sorprendente a veces que la evolucin del pensamiento poltico. La historia de las

    teoras csmicas, en particular, puede ser considerada sin exageracin, una historia

    de obsesiones colectivas y esquizofrenias controladas; y el modo como se lleg a

    algunos de los ms importantes descubrimientos individuales recuerda ms la

    actuacin de un sonmbulo que la de un cerebro electrnico.

    As pues, al apear a Coprnico y Galileo del pedestal en que los ha situado la

    mitografa de la ciencia, no he tenido la intencin de desprestigiarlos, sino la de

    investigar la oscura forma en que acta la mente creativa. Pero no lo lamentar si,

    como una consecuencia accidental, esta investigacin ayuda a contrarrestar la

    leyenda de que la ciencia es una bsqueda puramente racional, que el cientfico es

    un hombre ms sensato y desapasionado que los dems (y, por tanto, hay que

    atribuirle un papel dirigente en los asuntos del mundo), o que es capaz de

    proporcionar, a s mismo y a sus contemporneos, un sustitutivo racional a las

    motivaciones ticas derivadas de otras fuentes.

    Anhelo hacer asequible al lector corriente un tema difcil, pero espero que los

    estudiantes familiarizados con l hallen tambin en estas pginas alguna

    informacin nueva. Esto se refiere principalmente a Johannes Kepler, cuya obra,

    diarios y correspondencia no han sido asequibles hasta ahora al lector anglosajn, y

    de quien no existe ningn bigrafo serio en ingls. Y, sin embargo, Kepler es uno

    de los pocos genios que permiten seguir, paso a paso, el tortuoso sendero que le

    condujo a sus descubrimientos, y conseguir as un atisbo realmente profundo, como

    en un filme a cmara lenta, del acto creador. En consecuencia, ocupa una posicin

    clave en mi exposicin.

    Tambin la magnum opus de Coprnico, Sobre las revoluciones de las esferas

    celestes, hasta 1952 no se tradujo al ingls, lo cual explica quiz algunos curiosos

    malentendidos acerca de su obra, compartidos virtualmente por todos cuantos han

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    escrito sobre dicho tema, y que he intentado rectificar.

    Ruego al lector que posea educacin cientfica que prescinda de las explicaciones

    que pueden parecer un insulto a su inteligencia. Esta situacin no puede evitarse

    mientras en nuestro sistema educativo se mantenga el estado de guerra fra entre

    ciencias y humanidades.

    El libro Orgenes de la ciencia moderna, del profesor Herbert Butterfield,

    publicado por vez primera en 1949, constituy un paso significativo hacia el

    trmino de esta guerra fra. Aparte la profundidad del trabajo y la excelencia per se,

    me impresion mucho el hecho de que un profesor de historia moderna de la

    Universidad de Cambridge se aventurara de ese modo en la ciencia medieval y

    emprendiera la tarea de erigir un puente sobre el abismo. Quiz esta era de

    especialistas necesite transgresores de la rutina con capacidad creadora. Esa

    conviccin compartida me llev a pedirle al profesor Butterfield el favor de que

    redactara una corta introduccin para esta otra aventura transgresora.

    Doy mis ms sinceras gracias al profesor Max Caspar de Munich, y al

    Bibliotheksrat doctor Franz Hammer de Stuttgart, por su ayuda y consejos sobre

    Johannes Kepler; a la doctora Marjorie Grene, por su ayuda en las fuentes latinas

    medievales y otros varios problemas; al profesor Zdenek Kopal de la Universidad

    de Manchester, por su lectura crtica del original; al profesor Alexandre Koyr, de

    la cole des Hautes tudes de la Sorbona, y al profesor Ernst Zinner, de Bamberg,

    por la informacin reseada en las notas; al profesor Michael Polanyi, por su

    inters, su buena disposicin y sus nimos; y, finalmente, a la seorita Cynthia

    Jefferies, por su paciente trabajo en el original mecanografiado y las galeradas.

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    Introduccin

    Nadie que simplemente mida con una regla puede presentar de manera adecuada

    ningn campo del pensamiento. Muchas partes de la historia son susceptibles de

    verse transformadas o, si no transformadas, enormemente vivificadas por

    alguien con imaginacin que proceda, barriendo como un faro, de fuera de la propia

    profesin de historiador. Entonces, nuevas aplicaciones de las pruebas o

    inesperadas correlaciones entre las fuentes confirman las antiguas corazonadas.

    Surgen nuevas materias debido a que los acontecimientos quedan unidos entre s, lo

    cual no ocurre si se contemplan yuxtapuestos. Gracias al distinto giro que toma el

    razonamiento, se deducen nuevos detalles y otros se ponen de manifiesto.

    Descubrimos constantemente que hemos estado leyendo demasiada modernidad en

    un hombre como Coprnico, o bien simplemente hemos estado seleccionando de

    Kepler (y despojando de su contexto) algunas afirmaciones que poseen un eco

    moderno; o, de manera similar, hemos sido anacrnicos en nuestra consideracin

    de la mente y vida de Galileo. El autor de este libro lleva su proceso ms all,

    recoge muchos cabos sueltos y proporciona a todo el tema cierto nmero de

    inesperadas ramificaciones. Con su observacin no slo de los logros cientficos

    sino tambin de los mtodos de trabajo que se ocultan tras ellos, y de una

    apreciable cantidad de correspondencia privada, ha arrojado nueva luz a una serie

    de grandes pensadores, los ha devuelto a su correspondiente era, sin por ello

    hacerles perder su significado, no nos ha dejado con anomalas y fragmentos de

    pensamiento anticuado sino que ha trazado una unidad, ha recuperado su

    consistencia y nos ha mostrado la plausibilidad y la coherencia de la mente que se

    oculta tras ellos.

    Es particularmente til a los lectores de habla inglesa que Koestler se haya centrado

    en algunos aspectos de la historia que se haban dejado de lado y haya prestado

    gran atencin a Kepler, el que ms exposicin requera y reclamaba mayor

    imaginacin histrica. No se debe juzgar la historia mediante negativas; y quienes

    puedan diferir de Koestler respecto a parte del andamiaje externo de sus ideas o no

    estn de acuerdo con algunos detalles, difcilmente podrn dejar de captar por ello

    la luz que no slo modifica y da vida a la imagen sino que conlleva nuevos hechos,

    o hace que los antiguos aparezcan ante nuestros ojos.

    Resultar sorprendente si incluso aquellos que estn familiarizados con este tema

    no tienen a menudo la impresin de hallarse bajo un aguacero en que cada gota de

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    lluvia ha atrapado un destello en su interior.

    Herbert Butterfield

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    Primera Parte

    La Era Heroica

    Captulo 1

    Amanecer

    Contenido:

    1. Despertar

    2. Fiebre jnica

    1. Despertar

    Podemos sumar cosas a nuestros conocimientos, pero no restarlas. Cuando intento

    ver el Universo tal como lo vea un babilonio en el ao 3000 a. C. tengo que

    retroceder hasta mi propia infancia. A la edad de cuatro aos, aproximadamente,

    tena lo que consideraba una idea satisfactoria de Dios y del mundo. Recuerdo

    cierta ocasin en que mi padre me seal con su dedo el blanco techo, que estaba

    decorado con un friso de figuras danzantes, y me explic que Dios estaba all

    arriba, observndome. De Inmediato qued convencido de que los danzarines eran

    Dios, y a partir de entonces les dirig mis plegarias, en que les peda su proteccin

    contra los terrores del da y los de la noche. Me gusta imaginar que, ms o menos

    del mismo modo, las figuras luminosas del oscuro techo del mundo aparecan como

    divinidades vivientes a los babilonios y egipcios. Los Gemelos, la Osa, la Serpiente

    eran tan familiares para ellos como para m los danzarines con sus flautas;

    pensaban que no estaban demasiado lejos y que posean el poder de la vida y de la

    muerte, de la lluvia y de las cosechas.

    El mundo de los babilonios, egipcios y hebreos era una ostra, con agua por debajo y

    ms agua por encima, sostenida por el slido firmamento. De dimensiones

    moderadas y tan firmemente cerrada por todos lados como una cuna en la guardera

    o un nio en el seno materno. La ostra babilnica era redonda; la llena, una

    montaa hueca situada en el centro, que flotaba en las aguas de las profundidades;

    sobre ella haba un slido domo, cubierto por las aguas superiores. Las aguas

    superiores rezumaban a travs del domo en forma de lluvia, y las aguas inferiores

    brotaban en forma de fuentes y manantiales. El Sol, la Luna y las estrellas

    avanzaban en una lenta danza cruzando el domo, entraban en escena por las puertas

    del este y desaparecan por otras puertas, las del oeste.

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    El universo de los egipcios consista en una ostra o caja ms rectangular; la Tierra

    formaba el suelo, el cielo era una vaca cuyas patas descansaban en las cuatro

    esquinas de la Tierra o bien una mujer apoyada sobre codos y rodillas; ms tarde,

    una abovedada tapa de metal. En torno a las paredes internas de la caja, en una

    especie de galera elevada, flua un ro por el que navegaban en sus barcos los

    dioses Sol y Luna, que entraban y desaparecan por distintas puertas. Las estrellas

    fijas eran lmparas, suspendidas de la bveda o llevadas por otros dioses. Los

    planetas navegaban en sus propios barcos a lo largo de canales que tenan su origen

    en la Va Lctea, el gemelo celeste del Nilo. Hacia el quince de cada mes, una feroz

    cerda atacaba el dios Luna y lo devoraba en el transcurso de una quincena de

    agona; luego renaca de nuevo. A veces la cerda lo engulla de golpe y causaba un

    eclipse lunar; otras, una serpiente engulla al Sol y produca un eclipse solar. Pero

    esas tragedias eran, como las de los sueos, tanto reales como ficticias; dentro de su

    caja o seno materno, el durmiente se senta completamente seguro.

    Esta sensacin de seguridad derivaba del descubrimiento que, a pesar de las

    tumultuosas vidas privadas de los dioses Sol y Luna, sus apariciones y

    movimientos continuaban siendo completamente predecibles y de confianza.

    Conllevaban el da y la noche, las estaciones y la lluvia, las cosechas y el tiempo de

    la siembra en ciclos regulares. La madre que se inclina sobre la cuna es una diosa

    impredecible, pero puede confiarse en que su pecho nutricio aparecer en el

    momento en que se necesite. Cabe que la mente soadora parta hacia locas

    aventuras, que viaje por el Olimpo y el Trtaro, pero el pulso del que suea posee

    un latir regular en que puede confiarse. Los babilonios fueron los primeros en

    aprender a contar el pulso de las estrellas.

    Hace unos seis mil aos, cuando la mente humana se hallaba an medio dormida,

    los sacerdotes caldeos permanecan despiertos en sus torres de vigilancia, donde

    observaban las estrellas, trazaban mapas y tablas horarias de sus movimientos.

    Tabletas de arcilla que datan del reinado de Sargn de Acad, all por el ao 3800 a.

    C., muestran una tradicin astronmica establecida ya de tiempo atrs3. Las tablas

    horarias se convirtieron en calendarios que regulaban la actividad organizada,

    desde el crecimiento de las cosechas hasta las ceremonias religiosas. Sus

    observaciones resultaron muy precisas: calcularon la longitud del ao con una

    desviacin de menos de una milsima por ciento de su valor correcto4, y sus cifras

    relativas a los movimientos del Sol y de la Luna poseen slo tres veces el margen

    de error de las de los astrnomos del siglo XIX, que disponen de gigantescos

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    telescopios5. A este respecto, su ciencia era exacta; sus observaciones, al ser

    verificables, les permitan efectuar predicciones precisas de acontecimientos

    astronmicos; aunque basada en suposiciones mitolgicas, la teora funcionaba.

    As, en el inicio mismo de ese largo viaje, la ciencia emerge en forma de Jano, el

    dios de doble rostro, guardin de las puertas: el rostro delantero se muestra alerta y

    observador, mientras que el otro, soador y de ojos vidriosos, mira en direccin

    opuesta.

    Los objetos ms fascinantes del cielo desde ambos puntos de vista eran los

    planetas, o estrellas errabundas. Slo haba siete entre los miles de luces

    suspendidas del firmamento. Eran el Sol, la Luna, Nebo Mercurio, Istar

    Venus, Nergal Marte, Marduk Jpiter y Ninib Saturno. Todas las

    dems estrellas permanecan estacionarias, fijas en el esquema del firmamento,

    giraban una vez al da en torno a la montaa de la Tierra paro sin cambiar nunca

    sus lugares en el esquema. Las siete estrellas errabundas rotaban con ellas, pero al

    mismo tiempo posean movimiento propio, como moscas correteando sobre la

    superficie de un globo que gira. Sin embargo, no se desplazaban por todo el cielo:

    sus movimientos estaban confinados a un estrecho sendero, o cinturn, que rodeaba

    el firmamento en un ngulo de unos veintitrs grados con respecto al ecuador. Este

    cinturn El Zodaco se hallaba dividido en doce secciones, y cada seccin

    denominaba segn una constelacin de estrellas fijas de las inmediaciones. El

    Zodaco era el sendero de los amantes en el cielo y por donde circulaban los

    planetas. El paso de un planeta por una de las secciones posea doble significado:

    proporcionaba cifras para las tablas horarias del observador y mensajes simblicos

    del drama mitolgico que se representaba entre bastidores. Astrologa y astronoma

    continan siendo hoy da campos de visin complementarios de la sabidura de

    Jano.

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    2. Fiebre jnica

    Grecia tom el relevo en el punto donde abandonaron Babilonia y Egipto. Al

    principio, la cosmologa griega avanz, en gran parte, siguiendo las mismas lneas:

    el mundo de Homero tambin es una ostra, pero ms coloreada, un disco flotante

    rodeado por el Ocano. Peto en la poca en que se estableci la versin definitiva

    de los textos de la Odisea y la Ilada se inici un nuevo desarrollo en Jonia, en la

    costa egea. El siglo VI precristiano la maravillosa centuria de Buda, Confucio y

    Lao-Ts, de los filsofos jnicos y de Pitgoras fue un punto crucial para la

    especie humana. Una brisa de marzo pareci soplar en este planeta, desde China

    hasta Samos, y movi al hombre a que tomara conciencia de s mismo como el

    soplo en el rostro de Adn. En la escuela jnica de filosofa, el pensamiento

    racional empezaba a emerger del mitolgico mundo de los sueos. Era el principio

    de la gran aventura: la bsqueda prometeica de explicaciones naturales y causas

    racionales que, en los siguientes dos mil aos, transformara ms radicalmente la

    especie que lo haban hecho los anteriores doscientos mil aos.

    Tales de Mileto, que introdujo la geometra pura en Grecia y predijo un eclipse de

    Sol, crea, como Homero, que la Tierra era un disco circular que flotaba en el agua,

    pero no se detuvo aqu: descart las explicaciones de la mitologa, formul la

    revolucionaria pregunta de cul era la materia prima fundamental del Universo y

    mediante qu proceso de la naturaleza se haba formado. Su respuesta fue que la

    materia o elemento fundamental tena que ser el agua, porque todas las cosas nacen

    de la humedad, incluido el aire, que es agua evaporada. Otros enseaban que la

    materia prima no era el agua, sino el aire o el fuego; sin embargo, sus respuestas

    eran menos importantes que el hecho de que estaban aprendiendo a plantear un

    nuevo tipo de preguntas, no dirigidas a un orculo sino a la reticente naturaleza. Se

    trataba de un juego estimulante en grado sumo; para apreciarlo, hay que remontarse

    al pasado por un particular sendero temporal, hasta las fantasas de la

    preadolescencia, cuando el cerebro, embriagado por sus recin descubiertos

    poderes, deja que la reflexin corra libremente. El caso cuenta Platn es que

    Tales, cuando estaba contemplando las estrellas y mirando hacia arriba, cay a un

    pozo, y tuvo que ser rescatado (o as se dice) por una hbil y encantadora sirvienta

    de Tracia, porque estaba ansioso por saber lo que ocurra en los cielos, pero no se

    dio cuenta de lo que haba frente a l, es decir, ante sus mismos pies.6

    El segundo de los filsofos jnicos, Anaximandro, muestra todos los sntomas de la

    fiebre intelectual que se difundi por Grecia entera. Su universo ya no es una caja

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    cerrada, sino infinito en cuanto a extensin y duracin. La materia prima no es

    ninguna de las formas familiares de la materia, sino una sustancia sin propiedades

    definidas excepto el ser indestructible y eterna. De ella se desarrollan todas las

    cosas y a ella vuelven; antes de nuestro mundo han existido infinidad de universos,

    que despus se han disuelto en la masa amorfa. La Tierra es una columna

    cilndrica, rodeada de aire; flota en sentido vertical en el centro del Universo sin

    apoyarse en nada, pero no cae debido a que, siendo el centro, no tiene ninguna

    direccin preferida hacia la cual dirigirse; si lo hiciera, alterara la simetra y el

    equilibrio del conjunto. Los cielos esfricos envuelven la atmsfera como la

    corteza de un rbol, y hay varias capas de esa envoltura para acomodar a los

    distintos objetos estelares. Pero sos no son lo que parecen, ni tampoco objetos

    en absoluto. El Sol es simplemente un agujero en el aro de una enorme rueda. El

    aro est lleno de fuego, y el agujero gira en torno de la Tierra al mismo tiempo que

    l, como un pinchazo en un gigantesco neumtico lleno de llamas. Para la Luna da

    una explicacin similar; sus fases se deben a las recurrentes retenciones parciales

    del pinchazo, y lo mismo puede decirse de los eclipses. Las estrellas son alfilerazos

    en una tela oscura a travs de la cual entrevemos el fuego csmico que llena el

    espacio entre dos capas de la corteza.

    No resulta fcil ver cmo funciona ese conjunto, pero constituye la primera

    aproximacin a un modelo mecnico del Universo. El barco del dios Sol ha sido

    reemplazado por las ruedas de un mecanismo de relojera. La maquinaria, sin

    embargo, parece soada por un pintor surrealista; las ruedas gneas llenas de

    pinchazos estn, evidentemente, ms cerca de Picasso que de Newton. A medida

    que avancemos por las otras cosmologas, recibiremos esa misma impresin una y

    otra vez.

    El sistema de Anaxmenes, compaero de Anaximandro, es menos inspirado: Pero,

    segn parece alumbr la importante idea de que las estrellas se hallan clavadas

    como clavos en una esfera transparente de materia cristalina, que gira alrededor

    de la Tierra como un sombrero en torno de la cabeza. Pareca tan plausible y

    convincente, que las esferas cristalinas dominaron la cosmologa hasta los inicios

    de la poca moderna.

    La cuna de los filsofos jnicos era Mileto, en el Asia Menor, pero existan

    escuelas rivales en las ciudades griegas del sur de Italia, y teoras discrepantes en

    cada una de ellas. El fundador de la escuela eletica fue Jenfanes de Colofn,

    escptico que escribi poesa a la edad de noventa y dos aos, y parece como si

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 16 Preparado por Patricio Barros

    hubiera servido de modelo al autor del Eclesiasts:

    De la tierra son todas las cosas y a la tierra regresan todas las cosas. De

    la tierra y el agua venimos todos nosotros Ningn hombre sabe

    realmente, ni debe saber realmente, lo que dice acerca de los dioses y

    acerca de todas las cosas; porque, por muy perfectos que diga que son, sin

    embargo no los conoce; todas las cosas son un asunto opinable Los

    hombres imaginan que los dioses nacen y que llevan ropas y tienen voces y

    formas como las de ellos As, los dioses de los etopes son negros y con la

    nariz aplastada, los dioses de los tracios tienen el pelo rojo y los ojos

    azules As, si los bueyes y caballos y leones tuvieran manos, y pudieran

    modelar con sus manos imgenes del mismo modo que lo hacen los

    hombres, los caballos modelaran a sus dioses como caballos, y los bueyes

    como bueyes Homero y Hesodo han atribuido a los dioses todas las

    cosas que son una vergenza y una desgracia entre los hombres: robo,

    adulterio, engao y otros actos fuera de la ley

    Y esto:

    Hay un solo Dios ni en forma ni en pensamiento parecido a los

    mortales Mora siempre inmvil en el mismo lugar y sin esfuerzo

    gobierna todas las cosas por la fuerza de su mente7

    Los jnicos eran optimistas, hedonsticamente materialistas; Jenfanes era pantesta

    del tipo triste, para quien todo cambio era ilusin y todo esfuerzo vanidad. Su

    cosmologa, radicalmente distinta de la de los jnicos, refleja su temperamento

    filosfico. Su Tierra no es un disco flotante ni una columna, sino que est

    arraigada en el infinito. El Sol y las estrellas no tienen ni sustancia ni

    permanencia, son simplemente exhalaciones nubosas de la Tierra que se han

    incendiado. Las estrellas se consumen al amanecer, y al anochecer se forma un

    nuevo conjunto de estrellas a partir de nuevas exhalaciones. Del mismo modo,

    todas las maanas nace un nuevo Sol de la acumulacin de chispas. La Luna es una

    nube luminosa comprimida, que se disuelve al cabo de un mes; luego empieza a

    configurarse una nueva nube. Hay distintos soles y lunas para las diferentes

    regiones, de la Tierra, todos ellos ilusiones nubosas.

    Las primitivas teoras racionales del Universo revelaban de este modo las

    inclinaciones y temperamento de sus creadores. Se admite, por lo general, que, con

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 17 Preparado por Patricio Barros

    el progreso del mtodo cientfico, las teoras se volvieron ms objetivas y

    fidedignas. Ms adelante veremos si esa suposicin est justificada. Pero propos

    de Jenfanes podemos sealar que, dos mil aos ms tarde, Galileo insistira

    tambin en considerar los cometas como ilusiones atmosfricas, por razones

    puramente personales y contra la prueba irrefutable de su telescopio.

    Ni la cosmologa de Anaxgoras ni la de Jenfanes consiguieron muchos

    seguidores. Cada filsofo de aquella poca pareca poseer su propia teora respecto

    a la naturaleza del universo que lo rodeaba. Citando al profesor Burnet, apenas un

    filsofo jnico aprenda media docena de proposiciones geomtricas y oa que los

    fenmenos celestes se producan en ciclos recurrentes, se pona a trabajar en busca

    de una ley en cualquier parte de la naturaleza con el fin de construir con la mxima

    audacia un sistema para el Universo.8 Pero sus distintas especulaciones tenan un

    rasgo en comn: que se haban descartado las serpientes devoradoras del Sol y los

    moradores del Olimpo tirando de sus hilos; cada teora, por sorprendente y extraa

    que fuese, se basaba en causas naturales.

    El escenario del siglo VI a. C. recuerda la imagen de una orquesta afinando

    expectante, con cada msico absorto exclusivamente en su propio instrumento,

    sordo a las estridencias de los dems. De pronto se produce un espectacular

    silencio; el director entra en el escenario, golpea tres veces con su batuta, y del caos

    emerge la armona. El maestro es Pitgoras de Samos, cuya influencia en las ideas

    y, en consecuencia, en el destino de la raza humana, fue probablemente mayor que

    la de cualquier otro hombre anterior o posterior a l.

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    Captulo 2

    La armona de las esferas

    Contenido:

    1. Pitgoras de Samos

    2. La visin unificadora

    3. La suave quietud de la noche

    4. Religin y ciencia se encuentran

    5. Tragedia y grandeza de los pitagricos

    1. Pitgoras de Samos

    Pitgoras naci en los primeros decenios de esa formidable centuria del despertar,

    el siglo vi a. C.; y cabe que lo viera transcurrir entero, puesto que vivi, por lo

    menos, ochenta y posiblemente noventa aos. En esa larga vida acumul, en

    palabras de Empdocles, todas las cosas que se hallan contenidas en diez, incluso

    veinte, generaciones de hombres.

    Resulta imposible decidir si cada uno de los detalles del universo pitagrico es obra

    del maestro o lo realiz alguno de sus discpulos, observacin que puede aplicarse

    tambin a Leonardo o a Miguel ngel. Pero no existe la menor duda de que los

    rasgos fundamentales los concibi una sola mente; de que Pitgoras de Samos fue a

    la vez el fundador de una nueva doctrina religiosa y el instaurador de la ciencia tal

    como la entiende hoy da el mundo.

    Parece razonablemente establecido que era hijo de un platero y tallador de piedras

    preciosas llamado Mnesarco; que fue discpulo de Anaximandro el ateo, pero

    tambin de Fercides, el mstico que enseaba la transmigracin de las almas.

    Debi de viajar ampliamente por el Asia Menor y Egipto, como hacan muchos

    ciudadanos cultos de las islas griegas; se dice que Polcrates, el emprendedor

    autcrata de Samos, le encarg misiones diplomticas. Polcrates fue un tirano

    ilustrado que favoreci el comercio, la piratera, la ingeniera y las bellas artes; el

    mejor poeta de la poca, Anacreonte, y el mayor ingeniero, Eupalino de Megaia,

    vivieron en su corte. Segn un relato de Herdoto, se volvi tan poderoso que, para

    aplacar los celos de los dioses, arroj su ms precioso anillo de sello a las aguas

    profundas. Unos da ms tarde, su cocinero abri un gran pez, recin pescado, y

    encontr el anillo en su estmago. El predestinado Polcrates tard en caer en una

    trampa preparada por un oscuro gobernante persa y fue crucificado. Pero, por aquel

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 19 Preparado por Patricio Barros

    entonces, Pitgoras, con su familia, haba emigrado de Samos, y en el ao 530 a.

    C., aproximadamente, se haba establecido en Crotona, que, junto con su rival

    Sbaris, era la ms grande ciudad griega del sur de Italia. La reputacin que le

    preceda debi de ser enorme, puesto que la orden pitagrica que fund a su llegada

    pronto gobern la ciudad, y durante un tiempo mantuvo la supremaca sobre

    considerable parte de la Magna Grecia. Pero su poder secular tuvo corta duracin; a

    Pitgoras, al final de su existencia, lo expulsaron de Crotona a Metaponto; sus

    discpulos fueron desterrados o pasados por las armas e incendiados sus lugares de

    reunin.

    ste es el reducido conjunto de hechos, ms o menos establecidos, en torno al cual

    empez a desarrollarse la hiedra de la leyenda, incluso en vida del maestro. Pronto

    alcanz una condicin semidivina; segn Aristteles, los crotoniatas crean que era

    hijo de Apolo Hiperbreo, y un dicho afirmaba que entre las criaturas racionales

    hay dioses y hombres y seres como Pitgoras. Obr milagros, convers con

    demonios de los cielos, descendi al Hades y posey tal poder sobre los hombres

    que, tras su primer sermn a los crotoniatas, seiscientos se unieron a la vida en

    comn de la orden sin ni siquiera pasar antes por sus casas a despedirse de sus

    familias. Su autoridad entre sus discpulos era absoluta: lo ha dicho el maestro,

    era su ley.

    2. La visin unificadora

    Los mitos crecen como los cristales, segn su propio esquema repetido; pero tienen

    que poseer el adecuado ncleo para iniciar su crecimiento. Ni los mediocres ni los

    extravagantes poseen el poder de generar mitos; pueden crear una moda, pero

    pronto desaparecer. En cambio, la visin pitagrica del mundo fue tan duradera

    que an empapa nuestro pensamiento, incluso nuestro vocabulario. El mismo

    trmino filosofa es de origen pitagrico; tambin lo es armona en su sentido

    ms amplio; y cuando llamamos a los nmeros cifras, hablamos con la jerga de

    la orden.9

    La esencia y el poder de esa visin residen en su carcter global y unificador; une

    religin y ciencia, matemticas y msica, medicina y cosmologa, cuerpo, mente y

    espritu, en una inspirada y luminosa sntesis. En la filosofa pitagrica se

    interrelacionan entre s todas las partes componentes; presenta una superficie

    homognea, como una esfera, de modo que resulta difcil decidir por qu lado

    penetrar en ella. Pero el ms sencillo de los enfoques es mediante la msica. El

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 20 Preparado por Patricio Barros

    descubrimiento pitagrico de que la altura de una nota depende de la longitud de la

    cuerda que la produce y de que los intervalos concordantes en la escala obedecen a

    simples relaciones numricas (2:1, octava; 3:2, quinta; 4:3, cuarta, etc.) marc

    poca: fue la primera reduccin con xito de calidad a cantidad, el primer paso

    hacia cuantificar la experiencia humana y, en consecuencia, el inicio de la ciencia.

    Pero aqu hay que hacer una importante distincin. El siglo XX europeo contempla

    con justificados recelos la reduccin del mundo que lo rodea, de sus experiencias

    y emociones, a un conjunto de frmulas abstractas, desprovistas de color, calor,

    significado y valor. Para los pitagricos, en cambio, la cuantificacin de la

    experiencia no significaba un empobrecimiento sino un enriquecimiento. Los

    nmeros eran, para ellos, tan sagrados como la ms pura de las ideas, incorpreos y

    etreos; en consecuencia, la unin de la msica con los nmeros slo poda

    ennoblecerla. El adepto canalizaba el ekstasis religioso y emocional derivado de la

    msica hacia el ekstasis intelectual, la contemplacin de la divina danza de los

    nmeros. As, las vulgares cuerdas de la lira adquieren una importancia

    subordinada; pueden construirse de distintos materiales, con variados gruesos y

    longitudes, siempre que se observen las proporciones: lo que produce la msica son

    las relaciones, los nmeros, el esquema de la escala. Los nmeros son eternos,

    mientras que todo lo dems es perecedero; no pertenecen a la naturaleza de la

    materia, sino a la de la mente; permiten operaciones mentales del tipo ms

    sorprendente y delicioso sin referencia alguna al tosco mundo extremo de los

    sentidos, y as es como se supone debe funcionar la mente divina. La

    contemplacin exttica de las formas geomtricas y las leyes matemticas es, pues,

    el medio ms efectivo de purgar el alma de las pasiones terrenas y el principal

    vnculo entre el hombre y la divinidad.

    Los filsofos jnicos haban sido materialistas en el sentido de que sus

    investigaciones giraban en torno a la materia de que estaba hecho el Universo; los

    pitagricos hacan hincapi en la forma, las proporciones y el esquema; en el eidos

    y el schema; en la relacin, no en lo relacionado. Pitgoras es a Tales lo que la

    filosofa Gestalt al materialismo en el siglo XIX. El pndulo ha empezado a oscilar;

    su tictac se oir a lo largo de toda la historia, mientras su pesa se mueve entre las

    posiciones extremas de todo es cuerpo, todo es mente; mientras la atencin

    pasa de sustancia a forma, de estructura a funcin, de tomos a

    esquemas, de corpsculos a ondas, y recomienza.

    La lnea que une la msica con los nmeros se convirti en el eje del sistema

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 21 Preparado por Patricio Barros

    pitagrico. Este eje se extendi posteriormente en ambas direcciones: hacia las

    estrellas, por un lado; hacia el cuerpo y el alma humanos, por el otro. El punto de

    apoyo sobre el que giraba el eje y el sistema en s estaba formado por los conceptos

    bsicos de armona: armona, y katharsis: purga, purificacin.

    Los pitagricos eran, entre otros cometidos, sanadores; se dice que utilizaban

    medicinas para purgar el cuerpo, y msica para purgar el alma10

    . De hecho, una de

    las ms antiguas formas de psicoterapia consiste en inducir al paciente, con una

    alocada msica de flauta o tambores, a bailar frenticamente hasta alcanzar el

    agotamiento y el sueo curativo, muy parecido al trance: la versin ancestral del

    tratamiento de choque y la terapia de abreaccin. Pero esas medidas violentas eran

    necesarias tan slo cuando las cuerdas del alma del paciente estaban desentonadas:

    demasiado tensas o excesivamente flojas. Hay que tomar esto al pie de la letra,

    puesto que los pitagricos consideraban el cuerpo como una especie de instrumento

    musical en que cada cuerda tena que poseer la tensin y el equilibrio correctos

    entre opuestos tales como alto y bajo, caliente y fro, hmedo y seco.

    Las metforas tomadas de la msica que an se aplican en medicina: tono,

    tnico, bien templado, templanza, forman tambin parte de nuestra herencia

    pitagrica.

    Sin embargo, el concepto de armona no tena en absoluto el mismo sentido que

    damos hoy a la armona. No se trata del placentero efecto de una serie de cuerdas

    sonando concordable y simultneamente la armona, en este sentido, estaba

    ausente de la msica clsica griega, sino de algo ms austero: la armona es

    simplemente el afinado de las cuerdas a los distintos intervalos de la escala y al

    esquema de sta. Significa que el equilibrio y el orden, no el placer, constituyen la

    ley del mundo.

    La dulzura no entra en el universo pitagrico, que, sin embargo, contiene uno de los

    tnicos ms poderosos jams administrados al cerebro humano. Un dogma de los

    pitagricos afirma que la filosofa es la ms alta de las msicas, y que la forma

    ms alta de filosofa se refiere a los nmeros: porque, en definitiva, todas las cosas

    son nmeros. El significado de esta frase, citada muy a menudo, se puede

    enunciar tambin de este modo: todas las cosas tienen forma, todas las cosas son

    formas; y todas las formas pueden ser definidas por nmeros. As, la forma del

    cuadrado corresponde al cuadrado de un nmero, es decir, 16 = 4 + 4, mientras

    que 12 es un nmero apaisado, y 6 un nmero triangular:

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 22 Preparado por Patricio Barros

    Los pitagricos consideraban los nmeros como esquemas de puntos que forman

    figuras caractersticas, como en las caras de un dado; y aunque utilizamos smbolos

    arbigos, que no tienen ningn parecido con esos esquemas de puntos, en los pases

    anglosajones an se llama a los nmeros figures, es decir, figuras, formas.

    Se descubri que existan inesperadas y maravillosas relaciones entre esos

    nmeros-figuras. Por ejemplo, la serie de los cuadrados de un nmero estaba

    formada simplemente por la suma de sucesivos nmeros impares:*

    y as sucesivamente.

    La suma de nmeros pares formaba nmeros apaisados, donde la relacin entre

    los lados representaba exactamente los intervalos concordantes de la octava

    musical: 2 (2:1, octava) + 4 = 6 (3:2, quinta) + 6 = 12 (4:3, cuarta).

    * Aunque en el original espaol de la Coleccin Cientfica Salvat se puede leer nmeros primos lo hemos corregido

    por nmeros impares. Se ha cotejado esta correccin con la edicin original en ingls, donde se indica odd y con la

    edicin mejicana traducida por Alberto Luis Bixio donde pone nmeros impares. (N. del E. D.).

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 23 Preparado por Patricio Barros

    De modo similar se obtenan los nmeros cbicos y los piramidales. Mnesarco

    haba sido tallador de gemas, de modo que, en su juventud, Pitgoras se haba

    familiarizado con los cristales cuyas formas imitaban las de los nmeros-figuras

    puros: cuarzo, la pirmide y la doble pirmide; berilo, el hexgono; granate, el

    dodecaedro. Todo eso demostraba que se poda reducir la realidad a series de

    nmeros y relaciones de nmeros si se conocan las reglas del juego. Descubrir esas

    reglas era la tarea principal del philosophos, el amante de la sabidura.

    Un ejemplo de la magia de los nmeros es el famoso teorema por el cual es hoy

    harto conocido Pitgoras, el pico visible del iceberg sumergido11

    . No hay ninguna

    relacin obvia entre las longitudes de los lados de un tringulo rectngulo; pero si

    se construye un cuadrado sobre cada lado, el resultado de la suma de las reas de

    los dos cuadrados ms pequeos es exactamente igual que el rea del mayor. Si era

    posible descubrir por la contemplacin de los nmeros-figuras unas leyes tan

    maravillosamente ordenadas, ocultas hasta entonces al ojo humano, no era

    legtimo esperar que pronto se podran revelar mediante ellos todos los secretos del

    Universo? Los nmeros no haban sido arrojados al azar al mundo; se alineaban en

    equilibrados esquemas, como las figuras de los cristales y los intervalos

    concordantes de la escala, de acuerdo con las leyes universales de la armona.

    3. La suave quietud de la noche

    Extendida a las estrellas, la doctrina tom la forma de la armona de las esferas.

    Los filsofos jnicos haban empezado a abrir la ostra csmica y a lanzar a la

    Tierra a la deriva; en el universo de Anaximandro, el disco de la Tierra ya no flota

    en el agua sino que permanece en el centro, sin nada que lo sostenga y rodeado de

    aire. En el universo pitagrico, el disco se convierte en una esfera12

    . El Sol, la Luna

    y los planetas giran en torno de ella en crculos concntricos, unido cada uno a una

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 24 Preparado por Patricio Barros

    esfera o rueda. La rpida revolucin de cada uno de esos cuerpos causa un silbido,

    o zumbido musical, en el aire. Evidentemente, cada planeta zumba en distinto tono,

    que depende de la relacin entre sus respectivas rbitas, del mismo modo que la

    altura de una cuerda depende de su longitud. De este modo, el conjunto de las

    rbitas en que se mueven los planetas constituye una especie de enorme lira de

    cuerdas curvadas que forman crculos. Pareca tambin evidente que los intervalos

    entre los acordes orbitales tenan que estar gobernados por las leyes de la armona.

    Segn Plinio13

    , Pitgoras crea que el intervalo musical existente entre la Tierra y la

    Luna era de un tono; de la Luna a Mercurio, un semitono; de Mercurio a Venus, un

    semitono; de Venus al Sol, una tercera menor; del Sol a Marte, un tono; de Marte a

    Jpiter, un semitono; de Jpiter a Saturno, un semitono; de Saturno a la esfera de

    las estrellas fijas, una tercera menor. La escala pitagrica resultante es, pues, Do,

    Re, Mi bemol, Sol, La, Si bemol, Si, Re, aunque vara ligeramente la relacin de

    dicha escala dada por distintos autores. Segn la tradicin, tan slo el maestro

    posea el don de escuchar realmente la msica de las esferas. Los mortales

    corrientes carecen de este don, ya sea porque desde el momento de su nacimiento

    se hallan baados, inconsciente pero constantemente, por este zumbido celestial, ya

    sea como explica Lorenzo a Jessica en El mercader de Venecia porque estn

    constituidos demasiado groseramente.

    La suave quietud y la noche

    Son las cuerdas de la dulce armona

    Contempla cmo la superficie de los cielos

    tachonada est con patenas de reluciente oro;

    No hay ni el ms pequeo orbe que contemples

    que en su movimiento como un ngel no cante

    Tal armona reside en las almas inmortales;

    pero, en tanto esa pobre vestidura de barro

    las envuelva, no podremos orla.14

    El sueo pitagrico de la armona musical que gobierna las estrellas no ha perdido

    nunca su misterioso atractivo, su poder de recurrir a respuestas surgidas de las

    profundidades de la mente inconsciente. Reverbera a lo largo de los siglos, desde

    Crotona a la Inglaterra isabelina; debo citar aqu otras dos versiones de l, con una

    finalidad que se har evidente ms adelante. El primero, muy conocido, es de

    Dryden:

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 25 Preparado por Patricio Barros

    Desde la armona, desde la celeste armona,

    esta estructura universal empieza:

    cuando la naturaleza debajo de un montn de discordantes tomos yace

    y no puede alzar su cabeza,

    omos la armoniosa voz de las alturas:

    levantaos, vosotros ms que muertos.

    El segundo es de las Arcades, de Milton:

    Pero hundido en la profundidad de la noche,

    cuando la somnolencia me invade mortalmente,

    escucho entonces la armona de las sirenas celestiales

    Tan dulce compulsin musical

    arrulla a las hijas de la Necesidad,

    y mantiene a la inestable Naturaleza bajo su ley

    y al mundo interior arrastra en un medido movimiento

    con su meloda celestial, que nadie puede or

    bajo el molde humano con su tosco odo no purificado.

    Pero, cabe preguntarse: era la armona de las esferas una nocin potica o un

    concepto cientfico? Una hiptesis de trabajo o un sueo soado a travs de un

    odo mstico? A la luz de los datos que los astrnomos recopilaron en los siglos

    siguientes, aparece ciertamente como un sueo; e incluso Aristteles se rea:

    armona, celestial armona, hiera de los crculos de la seria y exacta ciencia. Sin

    embargo, veremos cmo a finales del siglo XVI, tras un inmenso rodeo, un tal

    Johannes Kepler se enamor del sueo pitagrico y, a partir de los fundamentos de

    la fantasa y mediante mtodos de razonamiento igualmente errneos, construy el

    slido edificio de la astronoma moderna. Constituye uno de los ms sorprendentes

    episodios en la historia del pensamiento, y un antdoto a la extendida creencia de

    que la lgica gobierna el progreso de la ciencia.

    4. Religin y ciencia se encuentran

    Si el universo de Anaximandro recuerda un cuadro de Picasso, el mundo pitagrico

    se asemeja a una caja de msica csmica interpretando el mismo preludio de Bach

    durante toda la eternidad. No es sorprendente, pues, que las creencias religiosas de

    la orden pitagrica estn muy relacionadas con la figura de Orfeo, el divino

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 26 Preparado por Patricio Barros

    violinista, cuya msica no slo mantena bajo su hechizo al prncipe de las

    tinieblas, sino tambin a los animales, rboles y ros.

    Orfeo llega tarde a la escena griega, superpoblada de dioses y semidioses. Lo poco

    que conocemos de su culto est empaado por conjeturas y controversias; pero

    sabemos, al menos en lneas generales, su trasfondo. En una fecha desconocida,

    pero probablemente no mucho antes del siglo vi, el culto de Dioniso-Baco, el

    exuberante macho cabro-dios de la fertilidad y del vino, se extendi desde la

    brbara Tracia hasta Grecia. El xito inicial de la doctrina bquica se debi

    probablemente a la sensacin general de frustracin que tan elocuentemente

    expres Jenfanes. El Panten Olmpico haba llegado a convertirse en un conjunto

    de figuras de cera, cuya formalizada adoracin ya no poda satisfacer las autnticas

    necesidades religiosas en mayor medida que el pantesmo ese atesmo

    refinado, como haba sido calificado de los sabios jnicos. Un vaco espiritual

    tiende a crear arrebatos emocionales; las bacantes de Eurpides, frenticas

    adoradoras del cornudo dios, aparecen como las antecesoras de las bailarinas

    medievales que conjuraban el tarantismo, las desenfrenadas jvenes del segundo

    decenio de este siglo, las mnades de las juventudes hitlerianas. Esos arrebatos

    parecen ser espordicos y de corta vida: los griegos, por el hecho de serlo, pronto se

    dieron cuenta de que esos excesos no conducan ni a una unin mstica con Dios ni

    a una vuelta a la naturaleza, sino simplemente a la histeria de las masas:

    Las mujeres tebanas,

    abandonando su hilar y su tejer,

    caen en el enloquecedor trance

    de Dioniso!

    Embrutecidas, con sus ensangrentadas mandbulas abiertas,

    desafiando a los dioses, vulgares y repulsivas,

    difamando la forma humana.15

    Las autoridades parecieron actuar de modo notablemente razonable: promovieron a

    Baco-Dioniso al Panten oficial con igual rango que Apolo. As qued amansado

    su frenes, aguado su vino, regulada su adoracin y todo ello utilizado como

    inofensiva vlvula de seguridad.

    Pero el anhelo mstico debi persistir, al menos en una minora sensibilizada, y el

    pndulo empez a oscilar ahora en direccin opuesta: del xtasis carnal a la otra

    mundanalidad. En la ms difundida variante de la leyenda, Orfeo aparece como una

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 27 Preparado por Patricio Barros

    vctima de la furia bquica: cuando, tras perder finalmente a su esposa, decide

    volver la espalda al comercio con las mujeres, y las de Tracia lo despedazan, y su

    cabeza flota Evros abajo, an cantando. Eso suena como un relato de advertencia;

    pero el hecho de que el dios viviente sea despedazado y devorado, y luego vuelva a

    renacer, es un leitmotiv que se produce una y otra vez en el orfismo a distinto grado

    de significado. En la mitologa rfica, Dioniso (o su versin tracia Zagreo) es el

    hermoso hijo de Zeus y Persfone; los malvados titanes lo despedazan y devoran,

    menos su corazn, que se entrega a Zeus, y nace una segunda vez. El rayo de Zeus

    elimina a los titanes, pero de sus cenizas nace el hombre. Al devorar la carne del

    dios, los titanes han adquirido un destello de divinidad, que se transmite al hombre,

    junto con la desesperada maldad que albergaban los titanes. Pero el hombre posee

    en sus manos el poder de redimir su pecado original, de purgarse de la parte

    malvada de su herencia, llevando una vida espiritual y realizando algunos ritos

    ascticos. De este modo puede conseguir la liberacin de la rueda del

    renacimiento este aprisionamiento en sucesivos cuerpos animales y vegetales,

    que son como tumbas camales para su alma inmortal y recuperar su perdida

    condicin divina.

    El culto rfico era, pues, en casi todos sus aspectos, inverso al dionisaco; retena el

    nombre del dios y algunos rasgos de su leyenda, pero todo ello con otro hincapi y

    distinto significado (proceso que se repetir en otros puntos cruciales de la historia

    de las religiones). Se reemplaza la tcnica bquica de obtener la liberacin

    emocional aferrndose tenazmente al aqu y ahora por la renunciacin, con la

    mirada puesta en la otra vida. Se sustituye la intoxicacin fsica por la intoxicacin

    mental; el jugo que fluye de las vias para proporcionamos alegra y olvido sirve

    ahora slo como smbolo sacramental; finalmente, junto con el simblico devorar

    del rey despedazado y otros elementos del orfismo, lo adoptar el cristianismo.

    Muero de sed, dadme de beber de las aguas de la memoria, dice una estrofa en

    una tablilla rfica de oro, aludiendo al origen divino del alma: la meta ya no es el

    olvido sino el recuerdo de un conocimiento posedo anteriormente. Incluso las

    palabras cambian de significado: orga ya no significa una celebracin bquica,

    ano un xtasis religioso conducente a la liberacin de la rueda del renacimiento16

    .

    Constituye un desarrollo similar la transformacin de la unin carnal entre el rey y

    la sulamita en la unin mstica de Cristo y su Iglesia; y, en tiempos ms recientes,

    el cambio de significado de palabras como xtasis y arrebato.

    El orfismo fue la primera religin universal en el sentido de que no se la

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 28 Preparado por Patricio Barros

    consideraba como un monopolio tribal o nacional, sino que estaba abierta a todos

    cuantos aceptaran sus dogmas; e influy profundamente en el desarrollo de todas

    las religiones posteriores. Sera, sin embargo, un error atribuirle demasiado

    refinamiento intelectual y espiritual; los ritos de purificacin rfica, que son el eje

    de todo el sistema, contienen todava una serie de tabes primitivos: no comer

    carne ni habas, no tocar un gallo blanco, no mirar a un espejo al lado de la luz.

    Pero ste es precisamente el punto donde Pitgoras dio un nuevo significado al

    orfismo, el punto donde la intuicin religiosa y la ciencia racional quedaron unidas

    en una sntesis de impresionante originalidad. El punto de unin es el concepto de

    katharsis. Era un concepto central en el culto bquico, el orfismo, el culto del

    Apolo de Delos y en la medicina y la ciencia pitagricas; pero posea distintos

    significados y acarre diferentes tcnicas en todos ellos (como sigue hacindolo en

    las varias escuelas de la moderna psicoterapia). Haba algo en comn entre la

    frentica bacante y el individualista matemtico, el violn de Orfeo y una pldora

    laxante? S: el mismo anhelo de liberarse de las distintas formas de esclavitud, de

    las pasiones y tensiones del cuerpo y la mente, de la muerte y del vado, del legado

    de los titanes en la herencia del hombre el anhelo de prender de nuevo la chispa

    divina. Pero los mtodos de conseguir esto tienen que diferir de acuerdo con la

    persona. Debe establecerse de acuerdo con las luces del discpulo y su grado de

    iniciacin. Pitgoras sustituy las curas universales de las sectas rivales que

    purgaban el alma por una elaborada jerarqua de tcnicas catrticas; de hecho,

    purific el concepto mismo de purificacin.

    En el fondo de la escala hay simples tabes, tomados del orfismo, como la

    prohibicin de comer carne y habas; para los de naturaleza vulgar, la pena de

    autorrenuncia es la nica purga efectiva. En un grado ms alto, se consigue la

    catarsis del alma contemplando la esencia de toda la realidad, la armona de las

    formas, la danza de los nmeros. La ciencia pura extraa expresin que an

    continuamos utilizando es, pues, a la vez un deleite intelectual y una manera de

    liberacin espiritual; el camino hacia la unin mstica entre los pensamientos del

    ser creado y el espritu de su creador. La funcin de la geometra dice Plutarco

    de los pitagricos es apartamos del mundo de los sentidos y de la corrupcin

    hacia el mundo de lo intelectual y lo eterno. Porque la contemplacin de lo eterno

    es el fin de la filosofa, del mismo modo que la contemplacin de los misterios es el

    fin de la religin.17

    Pero ambos extremos resultan indistinguibles para el

    verdadero pitagrico.

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 29 Preparado por Patricio Barros

    Difcilmente puede exagerarse la importancia histrica de la idea de que la ciencia

    desinteresada conduce a la purificacin del alma y, en ltimo trmino, a su

    liberacin. Los egipcios embalsamaban los cadveres a fin de que el alma pudiera

    regresar a ellos y no necesitara reencarnarse de nuevo; los budistas practicaban la

    desvinculacin para escapar de la rueda; ambas actitudes eran negativas y

    socialmente estriles. El concepto pitagrico de limitar la ciencia a la

    contemplacin de lo eterno penetr, a travs de Platn y Aristteles, en el espritu

    del cristianismo y se convirti en un factor decisivo en la construccin del mundo

    occidental.

    Antes, en este mismo captulo, he intentado mostrar cmo, relacionando la msica

    con la astronoma y ambas con las matemticas, la emocin experimentada

    quedaba enriquecida y ms ahondada por el discernimiento intelectual. La

    maravilla csmica y el deleite esttico ya no viven separados del ejercicio de la

    razn; estn relacionados entre s. Ahora se ha dado el paso final: las intuiciones

    msticas de la religin se han integrado tambin en el conjunto. Acompaan de

    nuevo este proceso sutiles cambios en el significado de algunas palabras clave,

    como theoria, teora. Esta palabra provena de theorio, mirar, contemplar (the:

    espectculo; theoris: espectador, audiencia). Pero en el uso rfico, theoria pas a

    significar un estado de ferviente contemplacin religiosa, en el cual el espectador

    se identifica con el dios sufriente, muere su misma muerte y resurge con su

    renacimiento18

    . A medida que los pitagricos canalizaban el fervor religioso en

    fervor intelectual, el xtasis ritual en xtasis hacia los descubrimientos, theoria

    cambiaba gradualmente su significado a teora en el sentido moderno. Pero

    aunque el eureka de los nuevos tericos reemplazaba el ronco grito de los

    adoradores rituales los tericos continuaban acordndose de la fuente comn de la

    que ambos surgan. Se daban cuenta de que los smbolos de la mitologa y los de la

    ciencia matemtica eran aspectos distintos de la misma e indivisible realidad19

    . No

    vivan en una casa dividida en fe y razn; ambas estaban relacionadas, como el

    plano horizontal y el de alturas en el proyecto de un arquitecto. Para el hombre del

    siglo XX, resulta muy difcil imaginar o incluso creer que eso puede haber existido.

    Es posible que le ayude, sin embargo, recordar que algunos grandes sabios

    presocrticos formularon en verso sus filosofas; se daba an por sentado que la

    fuente de inspiracin del profeta, el poeta y el filsofo era la misma.

    No dur mucho tiempo. Al cabo de pocos siglos empez a debilitarse este sentido

    de unidad, se escindieron las especulaciones religiosas de las racionales, volvieron

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 30 Preparado por Patricio Barros

    a unirse parcialmente, luego se divorciaron de nuevo, con resultados que se harn

    evidentes a medida que se desarrolle la historia.

    La sntesis pitagrica hubiese sido incompleta de no incluir preceptos relativos a la

    forma de vida.

    Su orden era religiosa, pero al mismo tiempo una academia de ciencia y una

    potencia en la poltica italiana. Parece que sus reglas de vida ascticas se

    anticiparon a las de los esenios, que a su vez sirvieron como modelo de las

    primitivas comunidades cristianas. Compartan todas las propiedades, llevaban una

    existencia comunitaria y concedan un trato de igualdad a las mujeres. Observaban

    ritos y abstinencias, dedicaban mucho tiempo a la contemplacin y al examen de

    conciencia. Segn el grado de purificacin que consegua un hermano, se le

    iniciaba gradualmente en los misterios superiores de la theoria musical, matemtica

    y astronmica. El secreto que los rodeaba se deba parcialmente a la tradicin de

    los antiguos cultos secretos, cuyos adeptos hablan sabido que los xtasis bquicos,

    e incluso los rficos, podan causar estragos si se ofrecan a todo el mundo. Pero los

    pitagricos tambin se dieron cuenta de que las orgas del razonamiento

    conllevaban similares peligros. Al parecer, intuyeron el hybris de la ciencia, y lo

    reconocieron como un medio potencial tanto de la liberacin como de la

    destruccin del hombre; de ah su insistencia en que slo deban confiar sus

    secretos a los de cuerpo y espritu purificados. En una palabra, crean que los

    cientficos tenan que ser vegetarianos, del mismo modo que los catlicos creen que

    los sacerdotes tienen que ser clibes.

    Cabe pensar que esta interpretacin de la insistencia pitagrica en el secreto es

    forzada, o que implica un discernimiento proftico por su parte, la respuesta es que

    Pitgoras conoca, por propia experiencia, las inmensas posibilidades tcnicas que

    ofreca la geometra. He mencionado ya que Imito Polcrates como los isleos a

    quienes gobernaba eran aficionados a la ingeniera. Herodoto, que conoca muy

    bien la isla, dice:20

    He escrito extensamente acerca de los samios, porque son los autores de

    tres de las mayores obras que pueden contemplarse en tierras griegas. La

    primera de ellas es el tnel de doble boca que horadaron a lo largo de ciento

    cincuenta brazas en la base de una alta colina a travs del cual el agua,

    procedente de un abundante manantial, se canaliza a la ciudad de Samos.

    Herodoto gustaba de contar historias extraordinarias y su relato no se tom muy en

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 31 Preparado por Patricio Barros

    serio hasta que, a principios de este siglo, se hall dicho tnel y lo excavaron. Tiene

    ms de novecientos metros de longitud, completo con su canal para el agua y su

    camino lateral de inspeccin, y su forma indica que fue empezado por ambos lados.

    Muestra, adems, que los dos grupos de excavacin, el uno trabajando desde el

    norte, el otro desde el sur, se encontraron en el centro con slo una desviacin de

    poco ms de medio metro. Tras observar la realizacin de esta asombrosa hazaa

    (obra de Eupalino, que construy tambin la segunda maravilla mencionada por

    Herodoto, un enorme espign para proteger la flota de guerra samia), incluso un

    genio inferior a Pitgoras se hubiera dado cuenta de que la ciencia puede

    convertirse tanto en un himno al creador como en una caja de Pandora, y que se

    deba confiar slo a los santos. Se dice, incidentalmente, que Pitgoras, como san

    Francisco de Ass, predicaba a los animales, lo cual puede parecer un

    comportamiento ms bien extrao en un matemtico moderno; pero no poda ser

    ms natural desde el punto de vista de Pitgoras.

    5. Tragedia y grandeza de los pitagricos

    A finales de la vida del maestro, o poco despus de su muerte, se abatieron dos

    infortunios sobre los pitagricos, los cuales hubiesen significado el fin de cualquier

    secta o escuela con una perspectiva menos universal. Sobrevivieron triunfantes a

    ambos.

    Un golpe fue el descubrimiento de un tipo de nmeros como 2 la raz cuadrada

    de dos, que no encaja en ningn diagrama de puntos. Y tales nmeros eran

    comunes: se hallan representados, por ejemplo, en la diagonal de cualquier

    cuadrado. Sean a el lado del cuadrado, y d la diagonal. Es posible demostrar que si

    se asigna a a cualquier valor numrico exacto, entonces resulta imposible dar un

    valor numrico exacto a d. El lado y el cuadrado son inconmensurables; su

    relacin a/d no se puede representar con ningn nmero real o fraccin de l: es un

    nmero irracional; es par y non al mismo tiempo21

    . Se puede trazar fcilmente la

    diagonal de un cuadrado, pero no expresar su longitud con nmeros, es imposible

    contar el nmero de puntos que contiene. La correspondencia punto por punto entre

    aritmtica y geometra quedo rota, y con ella el universo de los nmeros-figuras.

    Se dice que los pitagricos mantuvieron en secreto el descubrimiento de los

    nmeros irracionales a los que llamaban arrhtos, inexpresables, y que

    Hipasos, el discpulo que dio a la luz pblica tal infortunio, fue asesinado a causa

    de ello. Proclo da otra versin de aquel acontecimiento:22

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 32 Preparado por Patricio Barros

    Se dice que los que sacaron de su ocultacin los irracionales y los dieron

    a la luz pblica perecieron en un naufragio, hasta el ltimo hombre.

    Porque se debe ocultar lo inexpresable y lo informe. Y quienes lo

    descubrieron y tocaron esta imagen de vida fueron instantneamente

    destruidos y deben permanecer expuestos por siempre al juego de las olas

    eternas.

    Sin embargo, el pitagorismo sobrevivi. Posea la dctil adaptabilidad de todos los

    sistemas ideolgicos autnticamente grandes, que cuando se les arranca

    violentamente alguna parte despliegan los poderes autorregeneradores de un cristal

    en crecimiento o de un organismo vivo. La cuantificacin del mundo por medio de

    puntos parecidos a tomos demostr ser un atajo prematuro; pero en un giro

    superior de la espiral, las ecuaciones matemticas probaron ser de nuevo los

    smbolos ms tiles para representar el aspecto fsico de la realidad. Encontraremos

    ms ejemplos de intuicin proftica apoyados por razones errneas y

    descubriremos que constituyen ms bien la regla que la excepcin.

    Nadie antes de los pitagricos haba pensado que las relaciones matemticas

    contuvieran el secreto del Universo. Veinticinco siglos despus Europa contina

    siendo bendecida y maldecida por su herencia. Parece que a las civilizaciones no

    europeas nunca se les ha ocurrido la idea de que los nmeros son, a la vez, la clave

    de la sabidura y del poder.

    El segundo golpe fue la disolucin de la orden. Poco sabemos de sus causas;

    probablemente tuvo algo que ver con sus principios igualitarios y sus prcticas

    comunistas, la emancipacin de las mujeres y su doctrina casi monotesta: la eterna

    hereja mesinica. Pero la persecucin se limit a los pitagricos como cuerpo

    organizado, y probablemente les impidi degenerar en una ortodoxia sectaria. Los

    principales discpulos del maestro, que haban partido al exilio, recibieron pronto la

    autorizacin para regresar al sur de Italia y reanudar sus enseanzas. Un siglo

    despus, esas enseanzas se convirtieron en una de las fuentes del platonismo, con

    lo cual entraron en la comente principal del pensamiento europeo.

    En palabras de un intelectual moderno, Pitgoras es el fundador de la cultura

    europea en la esfera del Mediterrneo occidental23

    . Platn y Aristteles, Euclides

    y Arqumedes, son mojones en el camino; pero Pitgoras contina siendo el punto

    de partida, donde se decide qu direccin deber tomar la carretera. Antes de esa

    decisin, an se hallaba por decidir la orientacin futura de la civilizacin griego-

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 33 Preparado por Patricio Barros

    europea: hubiera podido tomar la direccin de las culturas china, o india, o

    precolombina, las cuales se hallaban todava en un estadio informe e indeciso en la

    poca del gran amanecer del siglo VI a. C. No quiero decir con esto que si

    Confucio y Pitgoras hubieran intercambiado sus lugares de nacimiento China nos

    hubiera Aventajado en la revolucin cientfica, y Europa se hubiese convertido en

    un pas de mandarines bebedores de t. Son tan oscuras las interacciones de clima,

    raza y espritu, la influencia directiva de los personajes sobresalientes en el curso

    de la historia, que es imposible efectuar predicciones ni siquiera retrospectivas;

    cualquier afirmacin de si referida al pasado es Ion dudosa como pueden serlo

    las profecas respecto al futuro. Parece bastante plausible que, si Alejandro o

    Gengis Khan nunca hubiesen nacido, ningn otro personaje hubiera ocupado su

    lugar y llevado a trmino la expansin helnica o la monglica; pero los Alejandros

    de la filosofa y de la religin, de la ciencia y del arte, parecen menos sacrificables;

    dan la impresin de que su repercusin est determinada por los avatares

    econmicos y las presiones sociales; y parecen disponer de un abanico mucho ms

    amplio de posibilidades para influir en la direccin, configuracin y estructura de

    las civilizaciones. Si se considera a los conquistadores como los conductores del

    vehculo de la historia, entonces los conquistadores del pensamiento son quiz los

    hombres clave, que, menos evidentes a los ojos del viajero, deciden cul es la

    direccin que debe tomar el viaje.

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 34 Preparado por Patricio Barros

    Captulo 3

    La Tierra a la deriva

    Contenido:

    1. Filolao y el fuego central

    2. Herclides y el universo centrado en el Sol

    3. Aristarco, el Coprnico griego

    He intentado dar una breve descripcin general de la filosofa pitagrica, en la cual

    he incluido aspectos slo relacionados indirectamente con el tema de este libro. En

    los siguientes captulos apenas mencionar algunas importantes escuelas de la

    filosofa y la ciencia griegas eleticos y estoicos, atomistas e hipocrticos

    hasta que lleguemos al siguiente punto crucial en la cosmologa: Platn y

    Aristteles. No se puede considerar el desarrollo de los puntos de vista del hombre

    respecto al cosmos aislndolo del entorno filosfico que los molde; por otro lado,

    si no se quiere que la narracin quede engullida por el fondo, slo hay que

    esbozarlo en algunos puntos cruciales del relato, all donde el clima filosfico

    general tuvo una repercusin directa sobre la cosmologa y alter su rumbo. se es

    el caso, por ejemplo, de las opiniones polticas de Platn, o de las convicciones

    religiosas del cardenal Bellarmine, que influyeron profundamente en el desarrollo

    de la astronoma a lo largo de siglos y que, en consecuencia, se llenen que

    examinar, mientras que hombres como Empdocles y Demcrito, Scrates y

    Zenn, que tuvieron mucho que decir sobre las estrellas, pero nada que sea

    realmente relevante para nuestro tema, deben pasarse por alto.

    1. Filolao y el fuego central

    Desde finales del siglo VI a. C., avanz con firmeza la idea de que la Tierra era una

    esfera que flotaba libremente en el aire. Herodoto24

    menciona la especie de que

    existe gente muy arriba, en el norte, que duerme durante seis meses del ao, lo cual

    demuestra que ya se haban intuido algunas de las implicaciones de la esfericidad

    de la Tierra (como la noche polar). El siguiente y revolucionario paso lo dio un

    discpulo de Pitgoras, Filolao, el primer filsofo que atribuy movimiento a

    nuestro globo. La Tierra se convirti en un mvil areo.

    Slo podemos conjeturar los motivos que condujeron a esta radical innovacin.

    Quiz fue la comprobacin de que hay algo ilgico en los movimientos aparentes

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 35 Preparado por Patricio Barros

    de los planetas. Pareca una locura que el Sol y los planetas debieran girar en torno

    de la Tierra una vez al da, y al mismo tiempo moverse lentamente a lo largo del

    Zodaco en sus revoluciones anuales. Todo sera mucho ms simple si se supona

    que la revolucin diaria de todo el cielo era una ilusin causada por el propio

    movimiento de la Tierra. Si la Tierra exista libre y sin ataduras en el espacio, por

    qu no poda tambin moverse? Sin embargo, a Filolao no se le ocurri la

    aparentemente obvia idea de dejar que la Tierra girase sobre su propio eje. En vez

    de ello la hizo girar, en perodos de veinticuatro horas, alrededor de un punto

    externo en el espacio. Describiendo un crculo completo todos los das, el

    observador sobre nuestro planeta tendra la ilusin, como un viajero en un tiovivo,

    de que toda la feria csmica giraba en direccin opuesta.

    En el centro de ese tiovivo, Filolao situ la torre de vigilancia de Zeus, llamada

    tambin el corazn del Universo o el fuego central. Pero ese fuego central

    no debe confundirse con el Sol. No poda verse nunca, porque la parte habitada de

    la Tierra Grecia y sus vecinos se hallaba siempre de espaldas a l, del mismo

    modo que el lado oculto de la Luna est siempre vuelto en direccin opuesta a la

    Tierra. Ms an, entre la Tierra y el fuego central, Filolao coloc un planeta

    invisible: el antichton o Contratierra. Su funcin era, aparentemente, proteger a los

    antpodas de verse abrasados por el fuego central. La antigua creencia de que las

    remotas regiones occidentales de la tierra, ms all del estrecho de Gibraltar,

    estaban baadas por un eterno crepsculo25

    , quedaba ahora explicada por la sombra

    que la Contratierra arrojaba sobre esos lugares. Pero tambin es posible como

    observa desdeosamente Aristteles que se inventara la Contratierra

    simplemente para elevar a ms de diez el nmero sagrado de los pitagricos26

    las cosas dotadas de movimiento en el Universo.

    En torno del fuego central, pues, giraban en rbitas concntricas esos nueve

    cuerpos: el ms interior de todos, el antichton; luego la Tierra, la Luna, el Sol, y los

    cinco planetas; luego vena la esfera que contena todas las estrellas fijas. Ms all

    de esa concha exterior haba una pared de ardiente ter que encerraba al mundo por

    todos lados. Este fuego exterior era la segunda y principal fuente de la que el

    Universo extraa su luz y su respiracin. El Sol serva nicamente como una

    especie de ventana transparente o lente a travs de la cual se filtraba y distribua la

    luz exterior. La imagen recuerda uno de los agujeros de Anaximandro en el

    neumtico lleno de llamas. Pero quiz esas imaginaciones no eran tan fantsticas

    como la nocin de una bola de fuego que surca libremente el espacio por toda la

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 36 Preparado por Patricio Barros

    eternidad, sin consumirse nunca; una idea ridcula que hace sobrecoger a la mente.

    Contemplando el cielo con los ojos limpios de teoras, no resulta ms convincente

    considerar que el Sol y las estrellas son agujeros en el teln de fondo que envuelve

    el mundo?

    La Luna era el nico objeto celeste considerado similar a la Tierra. Se la supona

    habitada por plantas y animales quince veces ms fuertes que nosotros, puesto que

    la Luna goza de la luz diurna durante quince das consecutivos. Otros pitagricos

    pensaban que las luces y sombras de la Luna eran el reflejo de los ocanos

    terrestres. En cuanto a los eclipses, algunos los ocasionaba la Tierra; otros, la

    Contratierra, a la que se atribua tambin la dbil luz cenicienta que ilumina el

    disco lunar durante la luna nueva. Al parecer, otros incluso llegaron a suponer la

    existencia de varias Contratierras. Debi ser un agitado debate.

    2. Herclides y el universo centrado en el sol

    El sistema de Filolao, a pesar de sus poticas extravagancias, abri una nueva

    perspectiva en la cosmologa. Rompi con la tradicin geocntrica, el tenaz

    convencimiento de que la Tierra ocupa el centro del Universo, de donde, enorme e

    inmvil, no se mueve jams ni un milmetro.

    Pero hubo tambin otro mojn importante que apuntaba en otra direccin. Separ

    claramente dos fenmenos que hasta entonces hablan permanecido unidos: la

    sucesin del da y la noche, es decir, la rotacin diaria del cielo como un conjunto,

    y los movimientos anuales de los siete planetas errantes.

    La siguiente mejora efectuada en el modelo se refiri a los movimientos diarios.

    Cay el fuego central; la Tierra, en vez de girar en torno de l, se hizo rotar ahora

    sobre su propio eje, como una peonza. La razn, presumiblemente27

    , fue que en los

    crecientes contactos de los marineros griegos con regiones distantes desde el

    Ganges hasta el Tajo, desde la isla de Thule hasta Taprobrana no se haba

    obtenido ningn signo, ni siquiera una noticia, de la existencia del fuego central o

    del antichton, que tenan que haber sido visibles desde el otro lado de la tierra.

    Repito que la visin que del mundo tenan los pitagricos era dctil y adaptable. No

    abandonaron la idea del fuego central como fuente de calor y energa, sino que la

    transfirieron del espacio exterior al ncleo de la Tierra y, simplemente.

    Identificaron la Contratierra con la Luna28

    .

    Herclides Pntico, el siguiente gran avanzado en la tradicin pitagrica, vivi en

    el siglo IV a. C., estudi con Platn y, presumiblemente, tambin con Aristteles;

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    Gentileza de Csar Yez Navarrete 37 Preparado por Patricio Barros

    en consecuencia, por orden cronolgico, tendra que estudiarlo despus de ellos.

    Pero primero debo seguir el desarrollo de la cosmologa pitagrica, la ms atrevida

    y esperanzadora de la antigedad, hasta su fin, que precisamente lleg con la

    generacin de Herclides.

    Herclides dio por sentada la rotacin de la Tierra en torno de su eje. Esto

    explicaba la revolucin diaria de los cielos, pero dejaba intacto el problema del

    movimiento anual de los planetas. En aquel entonces, esos movimientos anuales se

    hablan convertido en el problema central de la astronoma y la cosmologa. La

    multitud de estrellas fijas no presentaban ningn problema. Nunca alteraban sus

    posiciones relativas entre s o con respecto a la Tierra29

    . Eran una garanta

    permanente de ley, orden y regularidad en el Universo, y caba imaginarlas, sin

    demasiada dificultad, como un esquema de cabezas de alfiler (o alfilerazos) en el

    acerico celeste, que o bien giraba como una unidad alrededor de la Tierra o pareca

    hacerlo debido a la rotacin de sta. Pero los planetas, las estrellas errantes, se

    movan con sorprendente irregularidad. Su nico rasgo tranquilizador consista en

    que todos lo hacan a lo largo de la misma estrecha franja que cruzaba el cielo (el

    Zodaco), lo cual significaba que todas sus rbitas se hallaban muy prximas en el

    mismo plano.

    Para tener una idea de cmo perciban los griegos el Universo, resulta apropiada la

    imagen de todo el trfico transatlntico submarinos, barcos, aviones confinado

    a una misma ruta comercial. Entonces, las rbitas de todos los vehculos se

    hallarn a lo largo de crculos concntricos en torno del centro de la Tierra, todas

    en el mismo plano. Si un observador tendido de espaldas en una cavidad en el

    centro de la Tierra transparente, observa el trfico, tendr la impresin de que son

    puntos que se mueven a diferentes velocidades a lo largo de una sola lnea: su

    cinturn zodiacal. Si se hace girar la esfera transparente alrededor del observador

    (el cual permanece inmvil), el trfico rotar con la esfera, pero seguir limitado a

    su sendero. El trfico se compone de dos submarinos que cruzan las aguas a

    distintas velocidades: son los planetas inferiores, Mercurio y Venus; luego un

    solo barco con resplandecientes luces: el Sol; a continuacin tres aviones a distintas

    alturas: los planetas superiores. Marte, Jpiter y Saturno, por ese orden. Saturno

    estar muy alto en la estratosfera; por encima de l tan slo hay la esfera de las

    estrellas fijas. En cuanto a la Luna, se halla tan cerca del observador situado en el

    centro, que se la puede considerar como una esfera que va rodando en la pared

    cncava de su cavidad, pero tambin en el mismo plano que todos los dems

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    vehculos. Este es, en lneas generales, el antiguo modelo del mundo (fig. A).

    Pero el modelo A nunca podr funcionar correctamente. Mirndolo

    retrospectivamente, la razn es obvia: los planetas se hallan situados en orden

    errneo; el Sol debera hallarse en el centro y la Tierra ocupar el lugar del Sol entre

    los planetas inferiores y superiores, llevndose consigo a la Luna (fig. D). Este

    fallo bsico del modelo causaba incomprensibles irregularidades en los

    movimientos aparentes de los planetas.

    En tiempos de Herclides, esas irregularidades se haban convertido en la principal

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    preocupacin de los filsofos que estudiaban el Universo. Pareca que el Sol y la

    Luna se movan de manera ms o menos regular a lo largo del sendero de trfico,

    pero los cinco planetas lo hacan muy irregularmente. Un planeta poda moverse

    durante un tiempo siguiendo ese sendero prefijado y en la direccin general del

    trfico, de oeste a este; pero a intervalos disminua su velocidad, se detena