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MANEJO HOSPITALARIO DE UN APACIENTE CON SIDA
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ABORDAJE AL PACIENTE VIH/SIDA A NIVEL HOSPITALARIO
LEYDI ALEXANDRA ESCOBAR
YAMILÉ RODRIGUEZ VILLANUEVA
JANNY JULIETH ROJAS
ANA ELIZABEHT OSORIO VÉLEZ
LORENA VILLA
UNIDAD CENTRAL DEL VALLE
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
PROGRAMA DE ENFERMERÍA
TULÚA
2011
ABORDAJE AL PACIENTE VIH/SIDA A NIVEL HOSPITALARIO
LEYDI ALEXANDRA ESCOBAR
YAMILÉ RODRIGUEZ VILLANUEVA
JANNY JULIETH ROJAS
ANA ELIZABEHT OSORIO VÉLEZ
LORENA VILLA
DOCENTE
NORA ELENA VALENCIA
ENFERMERA JEFE
UNIDAD CENTRAL DEL VALLE
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD
PROGRAMA DE ENFERMERÍA
TULÚA
2011
TABLA DE CONTENIDO1 MARCO TEÓRICO........................................................................................................................6
2 ACTITUDES FRENTE AL PACIENTE...............................................................................................8
2.1 LA PERSONA CON VIH/SIDA ES UN SER HUMANO..............................................................8
2.2 TENER UNA ACTITUD RESPETUOSA, NO CRÍTICA NI ENJUICIADORA..................................9
2.3 PROPORCIONAR UN TRATO CALIDO, COMPRENSIVO Y RECEPTIVO...................................9
2.4 NO PRIVAR AL PACIENTE DEL CONTACTO FISICO, MANTENGA UNA CERCANIA ÓPTIMA...9
2.5 PROPORCIONAR GARANTIAS DE ANONIMATO Y CONFIDENCIALIDAD.............................10
2.6 ESCUCHAR Y RECIBIR LAS EMOCIONES DEL PACIENTE.....................................................10
2.7 HAY QUE DARSE TIEMPO PARA RESPONDER LAS PREGUNTAS Y DUDAS.........................10
2.8 ACEPTE LA IRA DEL PACIENTE...........................................................................................11
2.9 PERMITA LA NEGACIÓN Y LA ESPERANZA........................................................................11
2.10 SI EL PACIENTE HABLA DE LA MUERTE, ESCUCHELO........................................................11
2.11 ATENTOS CON EL ENTORNO.............................................................................................11
2.12 TIEMPO DE ESPERA..........................................................................................................12
2.13 INTERRUPCIONES CUANDO LA ENFERMERA ESTÉ CON EL PACIENTE...............................12
2.14 LA BUROCRACIA DEL SISTEMA DE SALUD.........................................................................12
2.15 EL PERFIL PROFESIONAL PARA ATENDER A UN PACIENTE...............................................12
2.16 CUIDADOS ESPECIALES PARA EL PACIENTE VIH/SIDA.......................................................13
2.17 MANTENER EL ROL PROFESIONAL....................................................................................13
2.18 ALIENTAR A BUSCAR AYUDA PSICOLÓGICA ESPECIALIZADA.............................................13
3 ACTITUD FRENTE A SÍ MISMO..................................................................................................15
3.1 INFORMACIÓN CLARA, OPORTUNA Y ACTUALIZADA........................................................16
3.2 GRUPO DE APOYO O PERSONA DE CONFIANZA...............................................................16
3.3 PERMITIR LA EXPRESIÓN DE SUS SENTIMIENTOS.............................................................16
3.4 ACEPTAR Y ASUMIR LAS EMOCIONES QUE EL PACIENTE GENERA EN SÍ MISMOS...........16
4 Bibliografía...............................................................................................................................19
OBJETIVOS
Conocer el estado emocional de los pacientes de VIH/SIDA y lo que esto conlleva
para su acompañamiento por parte del personal de enfermería.
Plantear herramientas para el manejo y acompañamiento de pacientes de
VIH/SIDA en el hospital Tomás Uribe Uribe por parte del personal de enfermería.
Crear conciencia en el personal de enfermería que se dedica a acompañar a éstos
pacientes para desempeñar mejor su labor profesional.
INTRODUCCION
Toda persona en el desempeño de su profesión pone en funcionamiento todo sus
capacidades cognitivas, emocionales y afectivas. Pero existen algunas
profesiones que exigen más de las emociones y afectos puesto que se encuentran
con personas que están exaltadas en las de ellos. El personal de enfermería se
relaciona con personas que están así, especialmente con los pacientes infectados
de VIH/SIDA; por tanto, es el encuentro de una persona que está en una situación
emocional inestable por su realidad y un personal que está con unas emociones y
miedos frente a él.
Atender a un paciente con VIH/SIDA tiene dos puntos a trabajar, lo que vive el
paciente y lo que vive el que atiende al paciente.
En la manera como se aborde el paciente así serán los resultados para continuar
con el tratamiento. El personal de enfermería debe tener y hacerse una autocrítica
frente a su postura y su actitud ante un paciente de VIH/SIDA. El paciente debe
ser visto como ser humano y como persona y el personal de enfermería debe
verse a sí mismo como alguien que está predispuesto y tiene muchos miedos y
mitos, pero que quizá también quien sea el único que pueda aportarle afecto y
presencia a un paciente de VIH/SIDA.
1 MARCO TEÓRICO
Para poder plantear una propuesta de cómo abordar un paciente de VIH/SIDA es
necesario saber que éstos pacientes presentan no sólo una enfermedad física
igual a cualquier otro paciente en la atención hospitalaria sino también una
realidad emocional dura y difícil por la cual están pasando; veamos:
Todo ser humano tiene emociones las cuales le hacen expresar su vida. Muchos
de ellos dependiendo de su formación familiar las tienen más desarrolladas que
otros. Estas emociones a lo largo de la vida van madurando y se van expresando
de una manera más profunda dependiendo del grado de madurez que la persona
vaya alcanzando. Todo paciente de cualquier enfermedad pero especialmente el
de VIH/SIDA tiene un equilibrio emocional alterado desde el mismo momento en
que se entera de su contagio. Pero no sólo él sino todo el entorno en que él se
encuentra.
Muchas personas a las que se les diagnostica el VIH, especialmente por el
estigma asociado a esta enfermedad, reciben el diagnóstico como una sentencia
de muerte que, cuanto menos, les ocasiona importantes desequilibrios en su vida
personal. Los cambios físicos y psicológicos de una persona infectada afectan
severamente a la calidad de vida de los pacientes debido a la idiosincrasia de esto
enfermedad (Davis, 2004) Además, el padecer una enfermedad transmisible y
asintomática durante un periodo de tiempo, no sólo supone una limitación y fuente
permanente de malestar psicológico para las personas afectadas que, sin sentirse
enfermas, han de seguir determinadas pautas no sólo para evitar infectar a otras
personas sino también para revisar su proyecto de vida
Las reacciones de cualquier enfermo del VHI/SIDA varían según el momento en
que esté de la enfermedad y su edad, veamos algunas de las principales
reacciones dentro del proceso de la enfermedad.
En la revisión de la literatura se señalan los siguientes aspectos psicológicos
manifestados por los pacientes con VIH: baja autoestima, miedo a perder el
atractivo físico e hipocondría (Morin, Charles y Malyon, 1984); negación, ira,
aceptación, resignación y preparación para la muerte (Nichols, 1983) expresando
una evolución similar a la que se produce en los enfermos terminales (Kim y
Rickman, 1988; Levenson, 1988); somatización, síntomas obsesivo-compulsivos
(Bruce y Stevens, 1992; Krikorían, Kay y Liang, 1995); reaparición de conflictos
sobre la orientación homosexual y exacerbación de la homofobia (Ross y Rosser,
1988); disminución de la concentración y pérdida de memoria (Naber ct al., 1989;
King, 1989; Ayers, Abrams, Newell y Friedrich, 1989; Kermani, Borod, Brown y'I\
umell, 1985); trastorno de personalidad antisocial, deseo sexual hipoactivo (Green,
1994); abuso del alcohol (Pace, Brown, Rundell, Paolucci et al., 1990); problemas
de sueño, desmoralización, uso excesivo de sedantes (Martin y Dean, 1993),
consumo de drogas, etc.1
De igual forma el paciente presenta una reacción de ansiedad ante el VIH/SIDA,
esto es esperable y prácticamente inevitable en todos los casos ya que, se trata
de un mecanismo de adaptación de la persona a su nuevo contexto. La función de
la ansiedad es la de preparar al afectado para que se mantenga alerta y activado
ante las situaciones amenazantes que va a vivir en su proceso de enfermedad
(exámenes médicos, hospitalizaciones, tratamiento farmacológico, notificación a
los allegados, entablar relaciones consigo misma y con persona de su agrado,
1 Citado en http://e-spacio.uned.es:8080/fedora/get/bibliuned:Psicopat-2006-E709E48F-2443-0939-4383-1CDAD32B9C52/PDF el dia 9 de septiembre de 2011 pag 23
etc). Otros importantes cuadros clínicos que tienen como base la ansiedad y la
depresión generada por la infección del VIH son las somatizaciones y la
hipocondría (Ballester, 2005). Frente a ésta manifestación se debe acompañar a la
persona para que no caiga en la desesperación y el desconsuelo.
Los pacientes seropositivos somatizan muchos síntomas o tienen la creencia de
que están enfermos como consecuencia del malestar psicológico que conlleva
saberse portador del VIH. 2La hipocondría relacionada con el SIDA no sólo la
padecen los portadores del VIH que permanecen asintomáticos sino, también la
población general, las personas que practican en contacto estrecho con los
seropositivos (familiares, amigos y personal sanitario). En este caso hacemos un
énfasis en las personas del personal sanitario del hospital Tomás Uribe Uribe
donde se entra en contacto con los pacientes de VIH/SIDA especialmente los
indigentes que acuden con esta enfermedad. Los pacientes que reciben el
resultado de la enfermedad y por diferentes motivos tienen preocupaciones y
miedos en ocasiones excesivos, exagerados e irracionales sobre su salud que
persisten a pesar de la información y explicaciones dadas por personal cualificado,
las pruebas del VIH realizadas y los exámenes médicos efectuados.
Es frecuente observar conductas de autoobservación e hipervigilancia sobre
cualquier cambio en sus organismos que pueda ser interpretado como efecto de la
infección y no sólo en ellos sino también en el personal médico.
Por tanto para un manejo más adecuado del paciente con VHI/SIDA, el personal
de enfermería debe tener en cuenta dos aspectos fundamentales veamos.
2 ACTITUDES FRENTE AL PACIENTE
2.1 LA PERSONA CON VIH/SIDA ES UN SER HUMANO.
Como lo describimos anteriormente esta persona presenta un alto nivel de
sufrimiento, angustia, ira y desesperación. Tiene que soportar la incomprensión, el
2 Ibid pag 84
rechazo, el aislamiento, la soledad y ataques a su dignidad personal. Depresión y
ansiedad. No debe agravársele la condición del paciente. Es un ser humano y
debe vérsele así. No es un criminal, ni un animal, ni un objeto. Es una persona con
todo lo que esto implica.
2.2 TENER UNA ACTITUD RESPETUOSA, NO CRÍTICA NI ENJUICIADORA.
Verlo como persona significa que cada uno del personal sanitario debe hacerse
consciente y revisar la posición personal y prejuicios ante los grupos de riesgo a
los que pertenezca el paciente, a fin de poder sentirse cómodo y empático con él,
mostrando un interés sincero y evitando un posible maltrato inconsciente.
2.3 PROPORCIONAR UN TRATO CALIDO, COMPRENSIVO Y RECEPTIVO.
El paciente teme ser rechazado y herido en su dignidad personal. De por sí el
paciente a sí mismo puede estar autorechazándose no sólo negando la
enfermedad sino también negándose a sí mismo como ser humano,
autoflagelándose y despreciándose en lo que está viviendo. De ahí que para
muchos pacientes la enfermera puede ser la única persona que conozca su
situación y con quien puede compartirla.
2.4 NO PRIVAR AL PACIENTE DEL CONTACTO FISICO, MANTENGA UNA CERCANIA ÓPTIMA.
Revise sus propios temores de contagio, hay que matar los prejuicios y
preconceptos y mitos que se tengan de la enfermedad, para eso hay que buscar
una información veraz y realista sobre las situaciones de riesgo para evitar poner
barreras y distancias innecesarias y perjudiciales para el paciente, ya que éstas
incrementan su sentimiento de aislamiento, rechazo o repulsión. Un contacto
ocasional, un saludo o una palmada en el hombro no contagian, pero si fortalecen
la autoestima del paciente. Esto no significa que no haya que seguir los patrones y
protocolos de bioseguridad como el manejo de desechos sanitarios, transfusiones
sanguíneas, pruebas de sangre etc. Al conocer y seguir los protocolos se puede
hacer conciencia de que al paciente se le puede tocar y ofrecerle contacto físico.
2.5 PROPORCIONAR GARANTIAS DE ANONIMATO Y CONFIDENCIALIDAD.
El paciente ha tenido que vivir ocultando su enfermedad para sobrevivir
socialmente. Una de las mayores ansiedades que despierta la enfermedad es la
pérdida de su privacía e intimidad. Lo que el paciente le cuente hay que
mantenerlo en confidencialidad. La intimidad del paciente hay que respetarla y hay
que valorarla. Si usted falta a la confidencialidad lo expone a la vergüenza, al
rechazo y a que se cierre y no vuelva a confiar en nadie.
2.6 ESCUCHAR Y RECIBIR LAS EMOCIONES DEL PACIENTE.
Una de sus necesidades prioritarias es poder comunicarse afectivamente. El
compartir los sentimientos intensos diluye sus efectos negativos. Hay que
escucharlos y esta atentos a sus expresiones. Pero también la enfermera debe
remitir a un profesional de la salud mental teniendo en cuenta los programas de la
institución para el manejo de estos pacientes. Por otra parte hay que buscar los
programas de bienestar laboral que la institución realiza. Y si para la enfermera lo
que lo que ha recibido ha sido muy fuerte y está afectando su vida personal y
profesional debe buscar el proceso de atención primaria con el médico general
para las remisiones al especialista.
2.7 HAY QUE DARSE TIEMPO PARA RESPONDER LAS PREGUNTAS Y DUDAS
La ansiedad, el temor y la confusión dificultan que el paciente asimile la
información. Hay que tener paciencia y permita que formule las mismas preguntas
una y otra vez. Las preguntas que hacen también son un modo de defenderse
contra la incertidumbre. Hay que explicarle el por qué, para qué, y cómo de cada
procedimiento clínico. Respóndale con franqueza. Pero si no tiene la respuesta a
primera mano pídele un tiempo para investigar y poder responderle claramente; no
invente por salir del paso.
2.8 ACEPTE LA IRA DEL PACIENTE.
El enfermo de VIH/SIDA siente mucha ira que proyecta a cualquier persona
relacionada con él, en especial, hacia el personal de salud que lo frustra en su
búsqueda de respuestas y esperanzas. Compréndala y no la tome como algo
personal.
2.9 PERMITA LA NEGACIÓN Y LA ESPERANZA.
Habrá momentos en los que el paciente no acepte su condición ni su enfermedad;
si esto no interfiere seriamente con su salud o la de terceros no lo obligue a mirar
su cruda realidad. El necesita negar transitoriamente para protegerse mentalmente
y disminuir su sufrimiento. Hay que darle tiempo, cuando esté más fortalecido
volverá a enfrentar su situación. No hay que forzar al paciente a asumir de una su
realidad y a culpabilizarlo por su situación.
2.10 SI EL PACIENTE HABLA DE LA MUERTE, ESCUCHELO.
Toda persona seropositiva, bien sea infectada por el VIH o enfermo, se ve
enfrentada a la inminencia de su muerte. Aunque para todos es un tema
angustiante, hay que permitirle que hable de ello, escúchelo. No lo evada ni le dé
falsos consuelos o esperanzas; el paciente se sentirá incomprendido y aislado
emocionalmente.
2.11 ATENTOS CON EL ENTORNO.
No sólo es la realidad del trabajo entre el paciente y el personal de enfermería
puesto que también pueden existir ciertos factores ambientales que favorecen
situaciones problemáticas que influyen en todos los pacientes, pero de manera
especial en los más susceptibles pudiendo motivar reacciones desproporcionadas
en cada visita. No llegar a las carreras a visitarlo, no gritar en voz fuerte a los
demás pacientes. No hablar en secreto con los demás compañeros delante del
enfermo. No hacer bromas frente al enfermo sobre la enfermedad.
En la medida que estos factores se puedan corregirlos, la calidad de la relación en
la consulta puede mejorar.
2.12 TIEMPO DE ESPERA
El tiempo excesivo de espera para cualquier paciente lo irrita pero en el caso de
un paciente con VIH/SIDA a veces después de haberse apresurado a llegar
puntual, o dificultades habituales de comunicación en el centro. (Saber pedir
perdón aunque no sea nuestra culpa, los pacientes lo olvidan enseguida si ven
que se les tiene en cuenta). Además, intentar solucionar esta situación.
2.13 INTERRUPCIONES CUANDO LA ENFERMERA ESTÉ CON EL PACIENTE.
Interrupciones frecuentes cuando se está atendiendo o escuchándolo pueden
violentar la intimidad del paciente y ponerlo a la defensiva. La actitud de escucha
atenta puede restaurar el equilibrio perdido, pero debe acompañarse de otras
medidas.
2.14 LA BUROCRACIA DEL SISTEMA DE SALUD
Fallos reiterados en cuestiones burocráticas. Los profesionales no pueden
encogerse de hombros aunque no sea un fallo personal. Se debe manifestar el
mayor interés posible y en ocasiones suplir las deficiencias mediante llamadas
telefónicas u otras actividades.
Las sugerencias de los pacientes y los defectos observados por ellos al personal,
son una buena herramienta para mejorar las condiciones ambientales.
2.15 EL PERFIL PROFESIONAL PARA ATENDER A UN PACIENTE.
En todos los supuestos que se han mencionado anteriormente en relación con el
profesional, que pueden ser frecuentes, se debe pensar que cuando estás con el
paciente los intereses se deben centrar en él sin dejar traslucir si se está triste,
cansado, disgustado, o simplemente no se encuentra bien.
La prisa que lleva a veces al tener otros quehaceres puede conducir a eludir
responsabilidades derivando en exceso, o a estar pensando en lo que se tiene
que hacer a continuación y pasar por alto algún detalle importante de lo que dijo o
sintió el paciente.
Ante un temperamento difícil, el profesional tiene que hacer esfuerzos para
dominarse si el paciente dice algo ofensivo o chocante; considerar todo como un
síntoma más de la enfermedad y esto no puede ofender a nadie. Incluso
demostrar amabilidad dentro de la manera de ser de cada cual. De ahí la
importancia de estar con una buena disponibilidad emocional.
Ser un profesional que no genera ideales fantásticos en la persona, no inventar
irrealidades que hacen del paciente alguien fuera de la realidad concreta que vive.
2.16 CUIDADOS ESPECIALES PARA EL PACIENTE VIH/SIDA
2.17 MANTENER EL ROL PROFESIONAL.
Hay que mantener una presencia afectiva y efectiva con el paciente. Pero también
hay que tener una sana distancia. Que el paciente siempre sienta que está con
alguien cercano y afectuoso pero no crea en su interior falsas expectativas para
que él se confunda emocionalmente y surjan en él sentimientos amorosos frente al
profesional. Esta distancia también le ayuda al profesional para que se involucre
emocionalmente con el paciente pero no se pierda en emociones que lo lleven al
maternalismo o paternalismo. En síntesis debe ser asertivo y coherente
2.18 ALIENTAR A BUSCAR AYUDA PSICOLÓGICA ESPECIALIZADA.
El paciente con VIH/SIDA no sólo sufre de una enfermedad mortal sino que vive
una serie de situaciones y sentimientos agobiantes y desestabilizadores. No todos
los profesionales de la salud mental trabajan con personas enfrentadas a una
enfermedad terminal, pero tanto en el sector oficial como en el privado hay
profesionales dispuestos a prestar ayuda al paciente, su familia o compañeros.
Pero el personal que atiende al paciente de VIH/SIDA también se le debe brindar
apoyo psicológico aún cuando el personal de Salud, en su experiencia profesional
ha enfrentado el cuidado de pacientes con diferentes enfermedades graves y/o
terminales, el trabajo con pacientes que sufren SIDA representa una carga
emocional especial por el tipo de vivencias que conlleva.
De ahí que cuando usted como enfermera cuida un paciente VIH/SIDA debe tener
en cuenta que:
Se enfrenta a una enfermedad un tanto nueva, poco conocida, atemorizante
y estigmatizada que le plantea un reto profesional y especialmente
personal.
Está en contacto físico y emocional con personas homosexuales,
drogadictas, promiscua, prostitutas o simplemente personas que han
llevado una vida normal pero por cualquier motivo están contagiadas etc.
Que le pueden producir rechazo por su estilo de vida, por sus convicciones
religiosas, por experiencias de su vida personal o familiar pero tiene que
hacer un esfuerzo para atenderlas.
Estos pacientes pueden despertarle hostilidad e ira por sentir que de alguna
manera se han buscado su enfermedad y son responsables de ella o que
han contribuido al contagio y su diseminación.
La enfermedad le despierta temor de ser contagiado accidentalmente y le
produce preocupaciones sobre su propia salud. Pero si usted sigue todo el
protocolo de bioseguridad sus miedos pueden ser aminorados.
Está cuidando pacientes que sufren un gran dolor físico y emocional, ante
el cual usted se siente impotente e inadecuado para aliviar sus
padecimientos.
Muchos pacientes se encuentran en una situación de aislamiento y
abandono por la familia y amigos, en una gran soledad, que le pueden
despertar a usted sentimientos de compasión, dolor y tristeza; y como
pueden demandarle más atención, cuidado y ayuda, usted, a su vez, puede
sentirse incapaz. Es normal que se sienta incapaz, recuerde que usted
acompaña pero no soluciona el problema de raíz.
Algunos pacientes descargan con usted la ira que la situación les produce y
pueden agredirlo directamente, en una forma pasiva llamando su atención
ante situaciones sin mayor importancia, exigencias, poca colaboración, etc.
Lo cual es difícil de manejar y puede ser sentido como un ataque o rechazo
personal.
La mayoría de los pacientes son jóvenes, llenos de vitalidad, proyectos e
ilusiones que quedan truncados abruptamente. La muerte de una persona
joven es más impactante y difícil de aceptar.
Se debe tener en cuenta que el personal de enfermería confronta al paciente de
VIH/SIDA con su propia realidad puesto que el hecho de enfrentarse a una
permanente frustración y sentimientos de fracaso por la pérdida de sus pacientes
o por el trabajo con personas de diagnóstico sin esperanzas, los coloca en la
realidad de que también es mortal y despierta temores ante la propia muerte.
Estos sentimientos de hostilidad, miedo, desesperanza, impotencia, tristeza y
dolor conducen al personal de enfermería a trabajar bajo tensión emocional,
ansiedad, angustia, dolor y depresión que pueden manifestarse tanto en el trato
con los pacientes como en las actividades fuera del trabajo.
3 ACTITUD FRENTE A SÍ MISMO
Para esto se hacen las siguientes recomendaciones para disminuir la tensión
emocional del personal de salud que atiende a pacientes con VIH/SIDA y así
cuando enfrente a un paciente con las recomendaciones dadas anteriormente
pueda realizar su trabajo a cabalidad y sin generar un problema más frente a la
situación que vive el paciente y vive el personal:
3.1 INFORMACIÓN CLARA, OPORTUNA Y ACTUALIZADA.
Obtenga información realista sobre la enfermedad, formas de contagio y medidas
de prevención. La ansiedad y el temor al contagio no disminuyen a la primera
instancia; se requiere reforzar periódicamente tales conocimientos y tenerse la
oportunidad de discutir las dudas, esto es muy importante puesto que cada día
salen nuevos enfoques y nuevos descubrimientos que ayudan a ver la enfermedad
con nuevos ojos y por ende al paciente con una nueva actitud.
3.2 GRUPO DE APOYO O PERSONA DE CONFIANZA.
Tenga un grupo de apoyo en el cual usted pueda ventilar y compartir las
experiencias y sentimientos recientes. Eso no significa ventilar la realidad del
paciente en la intimidad que él le planteo sino más bien en lo que suscita en su
interior dicha realidad. Puede hacerse periódicamente. No hay que temer lo que
pensarán los demás, todos se afectan de una u otra forma, con los pacientes de
VIH/SIDA. Si no puede contar con reuniones de equipo de trabajo, busque una
persona amplia y receptiva o consulte con los profesionales de salud mental para
discutir y descargar sus emociones.
3.3 PERMITIR LA EXPRESIÓN DE SUS SENTIMIENTOS.
Trate de comprender y manejar su hostilidad o ira. Acepte el dolor que le produce
un paciente y la tristeza que le despierta su muerte. Permítase llorar. No se culpe
ni se sienta débil por sus reacciones; son normales. Busque estímulos y
actividades gratificantes en su vida fuera del trabajo.
3.4 ACEPTAR Y ASUMIR LAS EMOCIONES QUE EL PACIENTE GENERA EN SÍ MISMOS
Por último se debe tener en cuenta que los profesionales como seres humanos
tienen también una propia vulnerabilidad y, por tanto, los pacientes pueden
despertar en emociones que, a veces, pueden ser realmente intensas. Tales
emociones inciden en la objetividad, y a través de ello, en la actitud y capacidad
diagnóstica y terapéutica, lo que influye en el resultado de la labor profesional.
Obviar esta realidad universal puede hacer que el profesional se sienta solo,
culpable, avergonzado, frustrado o resentido.
Ojo pero no es querer evitar sentir tales emociones, sino de ser conscientes de su
existencia y aceptarlas como justificables o comprensibles. Sólo a partir de
entonces se podrá analizar y, por tanto, tratar de mejorar la situación. Si se cae
en lástima no se hace una labor objetiva, pero si se cae en desprecio no habrá
compromiso real con el paciente, esto quiere decir que el profesional debe tener
claro que, ante todo, sus sentimientos y su actitud hacia el paciente debe ser
positiva, es decir, debe siempre basarse en el trato respetuoso, digno, amable y
bien intencionado. Si el profesional no consigue orientarse en esa dirección, es
preferible que transfiera el cuidado del enfermo a otro colega, si esto le sucede en
un porcentaje significativo de pacientes, el análisis de la situación debe ser más
profundo y global y debe buscar ayuda profesional.
CONCLUSIONES
Un paciente de VIH/SIDA debe ser tratado siempre como un ser humano, este es
la principal base teórica que debe mover el trabajo de cualquier profesional de
enfermería.
Para atender a este paciente hay que verlo como una persona, pero a la vez como
un paciente especial debido a las implicancias que trae su enfermedad y lo que
ésta conlleva. La estigmación de la enfermedad. Las causas por las cuales se
contagio, la realidad que vive el paciente, su estilo de vida. Las emociones que
ésta genera.
Hay que tener en cuenta que es una realidad emocional que hay que acompañar;
esa es la principal tarea del profesional en enfermería, acompañar
emocionalmente al paciente y para esto se dan una serie de herramientas que
tienen en cuenta la realidad compleja que está viviendo el seropositivo.
Mantener una sana confidencialidad de lo que el paciente revela de su intimidad y
todo lo que él está viviendo manteniendo un perfil profesional respetuoso y
ubicado frente a lo que éste vive.
Tal realidad debe tener en cuenta lo que representa esta enfermedad y las
repercusiones que conlleva el tenerla; tanto en lo afectivo personal como en lo
social y más grave aún en lo físico pues es una enfermedad que aún no tiene cura
conocida.
De igual manera también el personal debe estar atento a revisar constantemente
su actitud y su situación frente a sí mismo con respecto de la atención de un
paciente de VIH/SIDA
El personal de enfermería debe estar atento a mirar cómo se involucra con éstos
pacientes y estar atentos a su realidad personal revisando los prejuicios, miedos y
temores que frente al SIDA tiene. Es una presencia de escucha, afectuosa,
efectiva, atenta, respetuosa pero por sobre todo sincera.
El personal de enfermería en todo este proceso de acompañamiento debe estar
actualizándose frente a la enfermedad, en sus descubrimientos, nuevos
tratamientos, medicamentos etc.
El tratamiento que se le da a un paciente de VIH/SIDA debe tener en cuenta toda
la realidad de una enfermedad que involucra cuidados físicos como el manejo
de::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
El personal debe acompañar al paciente pero también debe dejarse acompañar
puesto que el involucrarse con esta clase de paciente y debido a la enfermedad
hace que él lo afecte de una manera u otra.
Se debe aceptar que todo esta realidad de una manera u otra impacta en la propia
realidad del enfermero y que a la larga le traerá consecuencias negativas si no
asume y conoce autoevaluándose en lo que se está viviendo.
En síntesis el acompañamiento y tratamiento de los enfermos del VIH/SIDA debe
tener en cuenta una amplia gama de realidades emocionales tanto en los
pacientes como en el personal de enfermería.
4 BibliografíaTERESA EDO y RAFAEL BALLESTER. (2006). Revista de Psicopatologia y Psicología Clinica. Revista de Psicopatologia y Psicología Clinica , 11, 120. INTERNET : Citado en http://espacio.uned.es:8080/fedora/get/bibliuned:Psicopat-2006-E709E48F-2443-0939-4383-1CDAD32B9C52/PDF el dia 9 de septiembre de 2011